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martes, 23 de diciembre de 2025

EA: Obús Schneider em 1939

Obús Schneider Cal 105mm L17,8 Modelo 1928 del EA




Foto de un Obús Schneider Cal 105mm L17,8 Modelo 1928 con el armón de munición a un costado abierto abriendo fuego, con Cadetes de la Batería de Artillería hipomóvil del Colegio Militar de la Nación, durante las maniobras finales del año – Año: 1939.
(Créditos a quien corresponda)

lunes, 22 de diciembre de 2025

Guerra del Paraguay: Batalla de Humaitá

Batalla de Humaitá

Revisionistas






Batalla de Humaitá – 18 de febrero de 1868

Guerra de la Triple Alianza. Marcos Paz, vicepresidente de la República Argentina, había muerto en Buenos Aires por la epidemia de cólera que traída del frente de guerra, se propagó como una maldición durante el verano de 1867-68. La verdad es que los brasileños – dueños casi únicos de la guerra, pues solamente del Imperio llegaban refuerzos y armas – se pusieron serios con Mitre después del feo desastre de Tuyú-Cué y le impusieron volverse a Buenos Aires. Constitucionalmente no era necesaria su presencia, no obstante la muerte de Paz, porque el gabinete desempeñaba sus funciones (no había ley de acefalía) y faltaban escasamente ocho meses para la conclusión del período presidencial. Pero Brasil quería apresurar la conclusión de la guerra.

Alejado Mitre (para no volver más), las perspectivas fueron más risueñas para Brasil: Caxias volvió a tomar el mando en jefe. Tal vez no había leído a Federico II, pero llevaba a Mitre la ventaja de ganar batallas.

Sin el general en jefe todo resultaría fácil. El 19 de enero el almirante Inácio fuerza el paso de Humaitá; el 24 dos monitores brasileños llegan hasta Asunción y bombardean la capital paraguaya. Dominado el río por los brasileños, no le era posible al mariscal mantener las fortificaciones de Humaitá y Curupaytí, y el 10 de marzo hizo el repliegue del grueso de su ejército por el camino del Chaco. Apenas dejó cuatro mil hombres de Humaitá para cubrir la retirada. En canoas, chatas y jangadas, los diezmados paraguayos que han defendido hasta más allá del heroísmo la línea de Curupaytí y Humaitá, cruzan el río Paraguay, y por el Chaco toman rumbo norte: en Monte Lindo vuelven a atravesar el río y acampan finalmente en San Fernando. Esa operación resulta un alarde de conducción y valor: es todo un ejército con sus bagajes y armas, heridos y enfermos, evacuando una posición comprometida y en presencia del enemigo. Dos veces cruzaron el río sin que “la escuadra de Brasil se diera por enterada de la doble y audaz maniobra”, dice Arturo Bray.

El coronel Martínez quedó en Humaitá como cebo para inmovilizar al ejército aliado. Pero ya la fortaleza inexpugnable carecía de objeto. El julio recibe la orden de abandonarla con sus pocos efectivos clavando los 180 cañones que no pueden transportarse. Pero el impaciente mariscal Osorio quiere darse la satisfacción de tomarla por las armas y ataca con 8.000 soldados. Martínez hará en Humaitá y con Osorio la misma defensa de Díaz en Curupaytí y ante Mitre: lo deja acercar hasta las primeras líneas y allí lo envuelve en la metralla de su fuego de artillería. Muy cara pagaría Osorio la pretensión de entrar en Humaitá tras un ataque; finalmente se vio obligado a desistir y ordenar la retirada. Fue Humaitá la última gran victoria paraguaya. Pero más afortunado que Mitre, Osorio ha dado a tiempo la orden de retirada y consigue salvar gran parte de sus efectivos. Los cambá (negros brasileños) entrarían en Humaitá y en Curupaytí solamente después de que el último paraguayo las hubiera evacuado el 24 de julio. El 23 a la noche, Martínez ha hecho salir por el río a los efectivos postreros, hombres y mujeres. El 24 al amanecer los brasileños izan la bandera imperial en la ya legendaria fortaleza; poco antes lo habían hecho en Curupaytí. No es feliz la retirada de Martínez a través del Chaco. Los heroicos defensores de la fortaleza han debido sacrificarse para proteger el repliegue del grueso del ejército; van por el Chaco hostilizados por fuerzas muy superiores, ametrallados desde el río por la escuadra. Inácio y Osorio quisieran vengar en Martínez el respeto que le han tenido a Humaitá durante tres años. Finalmente la diezmada guarnición queda encerrada en Isla Poi; logra resistir durante diez días y debe rendirse agobiada por el hambre y el número. Se rinden así los últimos paraguayos que quedaban en ese teatro de guerra. Conmovido, el general Gelly y Obes, hace desfilar a los nuestros “ante los grandes héroes de la epopeya americana”. Hermoso ejemplo que nos debe llenar de orgullo.

Un paraguayo no puede rendirse, aunque la inanición le impida moverse y la falta de municiones no le permita contestar el fuego enemigo. Solano López, ya convertido en el frenético “soldado de la gloria y el infortunio” que dice Bray, es implacable con quienes no demuestran tener su mismo temple. Es imposible ganar la guerra y no han sido prósperas las gestiones de una paz honrosa. Por lo tanto el solo camino que queda a los paraguayos es la muerte; dar al mundo una lección de coraje guaraní.

El coronel Martínez se había conducido como un héroe en su defensa de Humaitá y en su imposible retirada por el Chaco. Pero se había rendido. No importa que contara con mil doscientos hombres y mujeres sin más uniforme que un calzón desgarrado, un quepí, sin pólvora para su fusil de chispa, ni alimentos, frente a tropas veinte veces superiores. Pero el mariscal se había rendido y eso no le era permitido a un paraguayo: la palabra “rendición” había sido borrada del léxico. López declara traidor al defensor de Humaitá.

Los tres años de guerra injusta y desproporcionada han hecho del atildado Francisco Solano una verdadera fiera: está resuelto a morir con su patria y no comprende ni perdona otra conducta. Ni a sus amigos ni a sus jefes más capaces ni a su misma madre y hermanos. Ante todo está Paraguay y por él sacrificará sus afectos más caros. No es la suya una conducta “humanitaria”, seguro; pero López no es en aquella agonía un ser humano sometido a la moral corriente. Es el símbolo mismo de un Paraguay que quiere morir de pie; un jaguar de la selva acosado sin tregua por sus batidores.

En esa última etapa de la guerra nacerá la versión del monstruo, del tirano sanguinario, del gran teratólogo, que alimentaría medio siglo de liberalismo paraguayo. Se le imputaron hechos terribles y no todo fue leyenda urdida por el enemigo. Hay cosas que estremecen, pero pongámonos en la tierra y en el tiempo para juzgarlos; en ese Paraguay de fines de la guerra envuelto en un halo de tragedia. Pensemos en los miles de paraguayos muertos en los combates por defender su tierra o caídos de inanición o de peste en la retaguardia. Sólo así puede juzgarse ese conductor que no puede perdonar a quienes manifiestan flaqueza, hablen de rendirse o tengan simplemente otro pensamiento que no sea morir en la guerra. Para comprenderlo hay que tener un corazón como el de los paraguayos y un alma lacerada por la inminencia de la derrota de la patria. Porque ocurrirán ahora cosas espantosas: el fusilamiento del obispo Palacios, los azotes y el fusilamiento de la esposa de Martínez, la muerte de los hermanos de López, acusados de conspiración; la prisión y los azotes de sus hermanos y hasta de su misma madre. En la atmósfera de tragedia, se yergue la figura del mariscal implacable, convencido de que a los paraguayos, con él a la cabeza, sólo les queda disputar palmo a palmo el querido suelo o morir.

Fuente

Bray, Arturo – Solano López Soldado de la Gloria y el Infortunio, Asunción  (1984)

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado

Portal www.revisionistas.com.ar

Rosa, José María – La Guerra del Paraguay y las Montoneras Argentinas, Buenos Aires (1985)

Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar


domingo, 21 de diciembre de 2025

Crisis del Beagle: Asalto blindado a Punta Arenas (v 1.5)


Avance blindado de M4 Sherman del EA sobre la región de Cabeza de Mar

Asalto blindado a Punta Arenas

Por Esteban McLaren



El 22 de diciembre de 1978, conocido como el Día D, se habrían iniciado de manera coordinada a lo largo de las fronteras con Chile diversas acciones militares dentro del marco de la operación Soberanía. Es muy difícil determinar con certeza cuál de todas las acciones planificadas hubiera iniciado propiamente la guerra, pero está claro que habría sido un asalto simultáneo en, al menos, cuatro frentes. El foco principal habría sido la batalla naval y el desembarco en el canal de Beagle, donde la Infantería de Marina de la Armada de la República Argentina (IMARA) intentaría desembarcar parte de sus tropas en las islas Lennox, Nueva (ya ocupada por tropas del Cuerpo de Infantería de Marina chileno, CIM) y Picton, mientras otras tropas buscarían ocupar el resto de la isla. Este frente será objeto de análisis futuro. Sincronizadamente, existiría una avance terrestre en el frente Austral partiendo desde Río Gallegos (con potencial segundo linea de avance desde Rospentek Aike) con objetivo final Punta Arenas. El propósito de este artículo es ensayar un escenario de historia alternativa. La guerra nunca ocurrió, pero ¿cómo hubiese ocurrido si Argentina no aceptaba la mediación papal? Ese será nuestro punto de divergencia con la historia real. Apelemos a la racionalidad y la prospectiva en un ejercicio que siempre será incompleto y cuyo resultado final pertenece a otro espacio-tiempo.


Inicio del asalto a posiciones chilenas en la frontera con el monte Aymond de fondo.




Contexto y desarrollo de la invasión

En el invierno austral de 1978, la tensión entre Argentina y Chile por la disputa del canal Beagle alcanza su punto más álgido. Es la madrugada del 21 de diciembre cuando las tropas argentinas, apostadas en Río Gallegos, Rospentek y otras localidades fronterizas, reciben la orden de iniciar la invasión de Chile. Desde julio, las fuerzas chilenas han estado preparándose para este enfrentamiento, conscientes de que la diplomacia puede no ser suficiente para resolver el conflicto.



Las Fuerzas Argentinas

Argentina moviliza una formidable fuerza, incluyendo la 1ª División de Infantería, reforzada por elementos de la XI Brigada de Infantería Mecanizada y la IX Brigada de Infantería. La X Brigada de Infantería Mecanizada se despliega en Río Gallegos, lista para cruzar la frontera. Todas las unidades se encontrarían reforzadas en la medida de las circunstancias. En el aire, los aviones de combate A-4 Skyhawk, Mirage Dagger y Nesher y se sabe que también estaban estacionados (hasta un máximo de 14) F-86 Sabre (que ya habían violado el espacio aéreo chileno semanas antes) están listos para proporcionar apoyo aéreo, mientras que la armada argentina, con sus destructores y fragatas, patrulla las aguas cercanas.

Fuerzas Argentinas:

  •  V Cuerpo de Ejército —general José Antonio Vaquero—. Misión asignada: Ofensiva estratégica a partir de las 24:00 (H+2), partiendo desde Santa Cruz, con el objetivo, probable, de conquistar Puerto Natales y Punta Arenas. Luego, apoyaría al Cuerpo de Ejército III en su avance por Puyehue hacia Chile, cortando las comunicaciones de la zona central con el sur del territorio chileno.
  • 1ª División de Infantería (con elementos de la XI Brigada de Infantería Mecanizada y la IX Brigada de Infantería)
  • X Brigada de Infantería Mecanizada (con sede en Río Gallegos)
  • XI Brigada de Infantería Mecanizada
  • Gendarmería Nacional Argentina: Fuerzas de guardias de frontera
  • Fuerzas Aéreas con aviones de combate A-4 Skyhawk, F-86-F Sabre y Mirage III
  • Fuerzas Navales: la IMARA junto a los T-28 Fennec en casi 20 unidades se encontraban en la isla de Tierra del Fuego.



Combate urbano en el Barrio 18 de Septiembre, Punta Arenas

La Defensa Chilena

En respuesta, Chile ha posicionado a su III División de Ejército en Punta Arenas, reforzada por la 4ª Brigada Acorazada "Coraceros" y la 6ª División de Ejército, con elementos de la 5ª Brigada de Infantería. El general encargado de la defensa de la región magallánica, general  Nilo Floody Buxton, siempre expresó que en esta fase los guardias fronterizos (Carabineros) sería su tropa de elección. La Fuerza Aérea de Chile, equipada con aviones 12 A-37 Dragonfly y 6 Hawker Hunter, está en alerta máxima, y la marina chilena, con sus buques y submarino, está lista para interceptar cualquier avance naval argentino.

Fuerzas Chilenas:

  • III División de Ejército (con sede en Punta Arenas)
  • 4ª Brigada Acorazada "Coraceros"
  • 6ª División de Ejército (con elementos de la 5ª Brigada de Infantería)
  • Carabineros: Guardia fronteriza que en este frente tuvo una importancia desmedida debido al conocimiento de la frontera. El general a cargo de la defensa de Punta Arenas recalcó siempre su importancia en la defensa pero como toda policía militarizada no era infantería propiamente dicha y su único "enfrentamiento" con fuerzas argentinas la había dejado muy mal parada. Ver más abajo.
  • Fuerza Aérea de Chile con aviones de combate Hawker Hunter y A-37
  • Fuerzas Navales (CIM abocados a las islas del canal)


El caso de los Carabineros como soldados

Una cuestión que rara vez ha sido discutida con la atención que merece —y que parece haber obsesionado únicamente al autor— es la elección por parte de Chile de emplear a los Carabineros de Chile (CC) como fuerza de infantería o incluso como infantería mecanizada durante el conflicto del Beagle. Esta decisión resulta especialmente llamativa si se considera la naturaleza institucional de los Carabineros: según su propia definición, se trata de una fuerza policial nacional con funciones de seguridad interna y control fronterizo, lo que los convierte en una institución híbrida pero esencialmente policial. Su rol equivale, en el caso argentino, a una combinación de tres fuerzas: la Policía Federal, las policías provinciales y la Gendarmería Nacional Argentina (GNA), esta última sí constituida como fuerza de seguridad militarizada con responsabilidad en zonas fronterizas. En este marco, cualquier comparación razonable entre CC y fuerzas armadas o militares debiera tener fuertes reservas conceptuales.

Durante la escalada del conflicto por el canal Beagle, la responsabilidad de la defensa de la Región de Magallanes —cuya capital es Punta Arenas— recayó en el general Ernesto Floody Buxton. Figura singular, de ascendencia británica, piel clara y modales que sus simpatizantes consideraban carismáticos, Floody destacó por declaraciones públicas tan polémicas como desafortunadas, tanto en contenido como en forma. Resulta sorprendente que un oficial de su rango afirmara reiteradamente en medios de comunicación chilenos que, de ser necesario, enfrentaría un eventual conflicto armado exclusivamente con "tropas" de los Carabineros. Esta afirmación, lejos de ser anecdótica, ha sido corroborada por múltiples testimonios y registros documentales.

El problema de fondo reside en la planificación militar implícita en dicha decisión. Desde posiciones como Monte Aymond, en la frontera, era evidente el despliegue de medios blindados argentinos, lo cual sugería que, en caso de hostilidades, Argentina optaría por una ofensiva mecanizada de alta intensidad. En este contexto, surge una duda legítima y profundamente preocupante: ¿esperaba realmente el general Floody contener un avance blindado con efectivos policiales sin formación en doctrina de guerra convencional, ni entrenamiento en combate como infantería ligera ni mecanizada?

La lógica militar más elemental cuestiona esa disposición. ¿Qué experiencia previa tenían los Carabineros en enfrentamientos de alta intensidad? ¿Qué lógica táctica respaldaba esta elección? No solo es difícil imaginar un dispositivo militar argentino que, por ejemplo, colocara a la GNA en la primera línea de un asalto sobre Punta Arenas, sino que incluso en una situación de contraofensiva sería altamente improbable delegar en una fuerza policial militarizada la contención de tropas enemigas.

Y sin embargo, eso parece haber sido exactamente el enfoque chileno. Las justificaciones oficiales aludieron al uso de los Carabineros como elementos de retaguardia —para tareas como control de prisioneros de guerra y vigilancia de zonas civiles—, pero la evidencia empírica desmiente dicha explicación. Carabineros fueron trasladados en vuelos nocturnos de LAN Chile hacia Magallanes, con el objetivo de no alertar a la inteligencia argentina, y fueron desplegados directamente en el frente. Si bien había recibido una capacitación de pocas semanas en la escuela de infantería, su preparación adicional era sólo esa. Fotografías y relatos contemporáneos los ubican armados con lanzacohetes antitanques en Cabeza de Mar, y otros registros documentan su traslado desde Chabunco hasta El Porvenir, en plena Isla Grande de Tierra del Fuego, posiciones todas dentro del teatro inmediato de operaciones.



Este despliegue no solo contradice la versión oficial, sino que pone en evidencia una alarmante falta de criterio estratégico. Lejos de tratarse de un recurso extraordinario ante una urgencia logística o táctica, el uso de CC como vanguardia militar refleja una desorganización doctrinaria grave y, en última instancia, una visión anacrónica de la guerra moderna por parte del alto mando chileno. La defensa de la región más austral del país quedó supeditada a una fuerza inadecuada para el tipo de combate que se perfilaba. Si se asume, además, que los mismos Carabineros se habían rendido casi sin resistencia en el incidente de Lago del Desierto años antes, la decisión no solo es cuestionable, sino abiertamente irresponsable.  Es cierto que a la guerra se va con lo que se tiene, pero ¿no había otra infantería del ECh para emplear en su lugar?



Rutas de invasión

Las fuerzas argentinas planifican su avance hacia Punta Arenas utilizando dos rutas principales. La ruta norte, partiendo de Río Gallegos, cruza la frontera a través de Monte Aymond, siguiendo la Ruta CH-255 hacia el sur hasta Punta Arenas. Este camino, aunque relativamente plano, presenta desafíos naturales como ríos y colinas que pueden ralentizar el avance.


La ruta alternativa, partiendo de Rospentek, cruza la frontera siguiendo la Ruta CH-40 y luego se dirige hacia el sur por la Ruta CH-9 hasta Punta Arenas. Este camino es más difícil, con terreno montañoso y boscoso que complicará el avance de las formaciones blindadas.

1) Ruta Principal Norte:

  • Punto de inicio: Río Gallegos
  • Puntos principales: Avanzar a través del paso fronterizo de Monte Aymond, siguiendo la Ruta CH-255 hacia el sur hasta Punta Arenas.
  • Características: Terreno relativamente plano pero con posibles barreras naturales como ríos y colinas. 
  • Lugar abierto en muchas secciones para una batalla de blindados y el despliegue de fuerzas en línea, cuña o V.






2) Ruta Alternativa Oeste:

  • Punto de inicio: Rospentek
  • Puntos principales: Cruce fronterizo de la Ruta CH-40, luego seguir hacia el sur por la Ruta CH-9 hasta Punta Arenas.
  • Iniciaría con la captura y aseguramiento de Puerto Natales, lugar de acumulación de fuerzas chilenas.
  • Características: Terreno montañoso y boscoso, más difícil para el avance de grandes formaciones blindadas. Lugar apto para emboscadas.
  • Los puentes a lo largo de la ruta serían volados (Puente Rubens, Río Pendiente, por ejemplo) con la consecuente necesidad de equipos de ingenieros.
  • Poco apto para formaciones blindadas amplias (sólo columnas o diamante)



Estas son las tropas de Regimiento de Caballería Nº5 Lanceros chilenos dispuestos a defender Puerto Natales. Iban a enfrentar una avanzada blindada argentina con caballería a sangre, estilo polaco. No es broma.


Población chilena en la Patagonia argentina

En su crónica "Cuando el río no era turbio", Ramón Arriagada relata la estrecha relación entre los trabajadores chilenos, principalmente chilotes, y el mineral de Río Turbio en Argentina durante las décadas de 1950 y 1970. Según el censo de 1970, Puerto Natales tenía 13.675 habitantes, de los cuales 2.800 trabajaban en el mineral. Para 1976, alrededor de 600 mineros chilenos se desplazaban por turnos, usando Natales como ciudad dormitorio debido a la falta de viviendas en Río Turbio.

Arriagada cita al escritor Nicasio Tangol, quien destacaba que los chilotes fueron fundamentales en la forja de la Patagonia. En 1961, el diario El Austral reportó que el mineral producía 500 toneladas diarias y empleaba a 1.200 mineros, en su mayoría chilenos-chilotes. Además, cerca de 1.800 trabajadores se desempeñaban en la superficie, de los cuales el 80% también eran chilenos. Otros 600 chilenos trabajaron en la construcción de la línea férrea de 270 kilómetros entre Río Turbio y Río Gallegos, y para 1951, ya había 1.200 mineros laborando en el yacimiento.

El autor destaca cómo la migración chilota hacia la Patagonia se incrementó, especialmente después del terremoto y maremoto de 1960, y cómo el conflicto fronterizo de 1978 entre Chile y Argentina marcó un cambio, cuando los mineros chilenos fueron reemplazados por obreros del norte argentino, bolivianos y paraguayos.

En su crónica "Sueños de Carbón", Arriagada aborda el accidente de la mina en 2004, que dejó 14 muertos, y cómo los mineros jubilados de Natales, que trabajaron en Río Turbio, sobreviven con pensiones miserables y deben cruzar la frontera para recibir atención médica, ya que no tienen acceso a previsión social en Chile, lo que los convierte en parias en su propio país. (El Tirapiedras)

De estos desplazamientos poblacionales, totalmente soberanos de la República Argentina, se quejaría el general chileno Floody asociándolo con un acto bélico. No es broma.



Ambas rutas convergen en la Laguna Cabeza de Mar donde, de partir de dos fuerzas de invasión de coordinadas, podrían agruparse y proseguir a Punta Arenas. El camino a Punta Arenas por la CH-9 es una ruta costera muy vulnerable a ataques aéreos y emboscadas o ataques tipo hit-and-run. La ruta dirige la fuerza al núcleo de poder militar regional chileno: la base aérea de Chabunco y, enfrente, el cuartel general de la III División del Ejército.

Líneas defensivas chilenas

Chile habría adoptado una estrategia de defensa en profundidad, declarado por el general a cargo de división de ejército (Teatro de Operaciones Austral). La primera línea de defensa podría ya estar situado en Monte Aymond y sus alrededores, bien en la frontera. Esa línea era, por las pocas fotos recopiladas, un rejunto de pozos de zorro y trincheras, con soldados mal armados. Sin dudas carne de cañón para ir debilitando el avance.

Cuando se produce una penetración como esta, la teoría de guerra nos hace pensar en tres fases a seguir por quién enfrenta a la misma:

  1. Contención: Contener la penetración al terreno. Es decir que la misma sea detenida o ralentizada y no pueda moverse más en penetración (en términos generales).
  2. Flanqueo: Comenzar a desplazar fuerzas a los “flancos” de la penetración, básicamente al sector de los mismos próximo al lugar donde se inició la penetración. Esto para simultáneamente operar sobre esos flancos de forma de “estrangular” al mismo, cortando así la comunicación del enemigo con su retaguardia  
  3. Aniquilación: Destrucción en detalle de las tropas que fueron cercadas (muerte o captura)

Aquí, las tropas chilenas habrían construido posiciones avanzadas para ralentizar el avance enemigo. Cañones antitanque y artillería de campaña tradicional, no en cantidad ni en variedad, es observada en las fotos y documentales. Probablemente el mejor armamento trasandino en esta fase era el despliegue de minas antitanque. Una segunda línea de defensa se encontraría en San Gregorio, con fortificaciones, campos minados y trincheras listas para resistir un asalto. De allí hasta la capital regional, diversos puntos podrían estar fortificados La defensa final está alrededor de Punta Arenas, donde se concentran las tropas, artillería de largo alcance y las mejores defensas antitanque.



Observe debajo la "línea Maginot" que habían desarrollado los estrategas chilenos. Simples trincheras y pozos de zorro. El soldado en primera línea utiliza un viejo rifle a cerrojo Máuser 1909 de la Primera Guerra Mundial.

Foto de un "pozo de zorro" con un infante chileno armado con un fusil a cerrojo Máuser cerca de Monte Aymond


La defensa en profundidad chilena probablemente incluiría:

  • Primera línea de defensa: Posiciones avanzadas en Monte Aymond y zonas aledañas.
  • Segunda línea de defensa: Fortificaciones y trincheras alrededor de San Gregorio por la CH-40 y emboscadas desde zonas boscosas desde Laguna Arauco hasta Primavera. Trincheras en Laguna Cabeza de Mar (Arancia Clavel y Bulnes Serrano, 2017:164). A todos los puentes se les instaló cargas  explosivas, se adelantaron unidades de caballería armadas con cohetes antiblindaje y se prepararon campos de tiro nocturno debidamente “jalonados” y pintados para evitar confusiones.  (AC&BS, 2017: 141)
  • Defensa final: Fortificaciones y tropas concentradas en las cercanías de Punta Arenas, incluyendo artillería de largo alcance y defensas antitanque (escasas y antiguas en el inventario del ECh de ese período). Muchos civiles colaboraron activamente en la movilización. Así, gran parte de los vehículos y maquinaria pesada que se usó en la construcción  de  trincheras, refugios, puestos de vigilancia y zanjas antiblindados, fue facilitada por empresarios de la zona. A su vez, los estancieros pusieron a disposición de los uniformados galpones donde  alojar a las tropas y almacenar equipos y pertrechos. (AC&BS, 2017: 114)

Se debe prestar atención a que este escenario tiene diversos condimentos que fueron emergiendo con el paso del tiempo. Por ejemplo, las fuerzas chilenas carecían de minas antitanque y la munición era escasa. Los soldados de las primera línea de defensa fueron puestos para ser carne de cañón, con sólo 80 cartuchos de armamento sin reposición. Muchos, tal vez demasiados, indicadores marcaban que Chile estaba muy, pero muy mal preparados para una guerra.



El estancamiento del avance

El avance argentino se enfrenta a su primera gran prueba en San Gregorio, donde las defensas chilenas estarían bien preparadas y el terreno favorecía a los defensores. Aquí, el avance se ralentizaría considerablemente, convirtiéndose en una batalla de desgaste. La zona aparentemente más fortificada era el camino en la zona de laguna de Cabeza de Mar.

Desde Rospentek, se deben superar los ataques de desgaste y el montaje de puentes en los cursos de río donde se hayan volado los puentes. Una vez unido a las fuerzas desde Río Gallegos debieran reagruparse y evaluar los daños y la reorganización del avance.

Regimiento Blindado No. 5 "Punta Arenas", desplegado en 1978 en la región Magallánica. Avanza el Destacamento Escorpión, en tanques M-41 y carros M-113

Contrarrestando la defensa chilena

Para superar este obstáculo, Argentina podría desplegar la XI Brigada de Infantería Mecanizada para penetrar y desorganizar las defensas iniciales. La artillería argentina bombardearía las posiciones chilenas, mientras que las unidades aerotransportadas y la aviación realizan maniobras de flanqueo y proporcionan apoyo aéreo crucial.

  • La XI Brigada de Infantería Mecanizada debe penetrar y desorganizar las defensas iniciales.
  • Fuerzas de Artillería para bombardear posiciones defensivas.
  • Unidades Aerotransportadas y Aviación para flanqueo y apoyo aéreo.
  • La base aérea Chabunco debía ser inutilizada para el éxito del avance.



Soldados trasandinos disparando el fusil SIG en servicio

Asalto aerotransportado a Punta Arenas

En el marco de este conflicto, las fuerzas argentinas planificó un audaz asalto aerotransportado a Punta Arenas. Los objetivos principales de este asalto incluyen capturar el aeropuerto Presidente Carlos Ibáñez del Campo, asegurando una cabeza de puente vital para el flujo continuo de tropas y suministros. También se enfocaría en destruir las instalaciones de comando y control chilenas para desorganizar sus defensas y tomar el puerto y las principales instalaciones logísticas, cortando así los suministros y refuerzos enemigos. Esto podría conseguirse a posteriori de un ataque ABA (Airbase Attack) sorpresa de la Fuerza Aérea Argentina con A-4 Skyhawk y BAC Canberra en la Hora H+2 de la invasión.

Objetivos principales:

  • Capturar el aeropuerto Presidente Carlos Ibáñez del Campo para asegurar una cabeza de puente y permitir el flujo continuo de tropas y suministros.
  • Destruir instalaciones de comando y control para desorganizar las fuerzas chilenas.
  • Tomar el puerto y principales instalaciones logísticas para cortar suministros y refuerzos.


Entrada a Punta Arenas

Los blindados y la infantería mecanizada argentinas se movilizarían rápidamente por la Ruta 9, avanzando con una precisión letal. Los vehículos blindados adoptarían formaciones en línea para maximizar la potencia de fuego frontal, mientras que las unidades de infantería seguirían de cerca, listas para desembarcar y asegurar las calles. Una columna secundaria avanzaría por la carretera Y-505, flanqueando a las defensas chilenas y dividiendo su atención.

Objetivos en la ciudad

El Puerto de Punta Arenas era uno de los principales objetivos. Para el momento del asalto terrestre debiera analizarse el estado efectivo del aeropuerto debido a que probablemente ya se encontrara deshabilitado por un ataque aéreo inicial de la Fuerza Aérea Argentina (caso analizado en este enlace) Controlar el puerto permitiría a las fuerzas argentinas asegurar una línea de suministros vital y recibir refuerzos marítimos. Comandos especializados y unidades de infantería mecanizada fueron desplegados para tomar los muelles y las instalaciones portuarias, enfrentándose a una feroz resistencia chilena.

El Aeropuerto Presidente Carlos Ibáñez del Campo y su anexo, la base aérea Chabunco también serían cruciales. Controlar el aeropuerto garantizaría una cabeza de puente aérea, permitiendo el transporte continuo de tropas y suministros. Las unidades aerotransportadas y de asalto rápido argentinas, ya familiarizadas con el terreno desde su operación en Chabunco, se lanzarían en una ofensiva rápida para asegurar las pistas y neutralizar cualquier resistencia. Existiría una alta probabilidad de voladura de pistas e instalaciones para su negación de uso para los incursores. Era completamente esperable que antes de caer en poder de tropas argentinas, los locales volaran todas las instalaciones cruciales para su operación.

Los edificios gubernamentales y de comunicaciones serían igualmente estratégicos. Fuerzas forjadas en el combate argentinas se infiltrarían en el centro de la ciudad para capturar la Intendencia de Magallanes y el cuartel de la policía, buscando desorganizar las defensas chilenas y establecer el control administrativo. Sin dudas esta serían las escenas más salvajes imaginables en toda la campaña debido a la propia naturaleza del combate urbano.



La captura de Punta Arenas

Resistencia urbana

A medida que las tropas argentinas se adentraban en Punta Arenas, se encontrarían con una tenaz resistencia en varios puntos clave. El Área del Centro Cívico, con sus edificios gubernamentales y comerciales, sin dudas se convertiría en un campo de batalla. Las tropas chilenas, atrincheradas en edificios, ofrecerían una defensa organizada, ralentizando el avance argentino.

En el Barrio 18 de Septiembre, un denso barrio residencial de casas mayormente de madera, las fuerzas chilenas adoptarían tácticas de guerrilla urbana. Emboscadas, francotiradores y barricadas improvisadas hicieron que cada calle y cada casa se convirtieran en un punto de resistencia. Los combates se intensificaron, con las tropas argentinas luchando casa por casa para despejar el área. También resultaría un área muy fácil de destruir con fuego debido a la preeminencia de madera en su construcción.


Entrada de tanques al barrio 18 de Septiembre

La zona industrial al norte de la ciudad también podría ser un foco de resistencia. Las defensas chilenas, utilizando equipos industriales y vehículos pesados como barricadas, convertirían a fábricas y almacenes en fortificaciones improvisadas. Las tropas argentinas deberían plantear el despliegue de unidades de asalto especializadas para superar estas defensas.


Soldados trasandinos armados con fusil SIG desfilando

Estrategias argentinas

Para contrarrestar la resistencia chilena, las fuerzas argentinas desplegaron una combinación de tácticas y recursos. El uso de la artillería y el apoyo aéreo sería crucial para debilitar las defensas antes del asalto terrestre. Bombardeos precisos desorganizaron las líneas chilenas, facilitando el avance de las unidades terrestres.


Paracaidistas de la Compañía Leopardo del Regimiento de Infantería Aerotransportada 2 "General Balcarce", Ejército Argentino, Ushuaia, Noviembre de 1978

Las operaciones de comandos (Halcón 8 recién creado) y paracaidistas jugarían un papel fundamental. Unidades de élite infiltraron la ciudad para neutralizar puntos estratégicos, capturando objetivos clave rápidamente y con el menor número de bajas posibles. Estos comandos realizarían ataques quirúrgicos contra las defensas chilenas, facilitando el avance de las fuerzas principales.


La guerra urbana se convertiría en el escenario principal. Patrullas mecanizadas, equipos de asalto y unidades especializadas en combate urbano avanzarían sistemáticamente, enfrentándose a una resistencia feroz pero logrando asegurar áreas clave. La coordinación y la comunicación serían esenciales para mantener el impulso del avance.

Control de población y estabilización

Finalmente, para mantener el control de la ciudad y evitar actos de sabotaje, las fuerzas argentinas establecerían puntos de control y patrullas regulares. La presencia constante de tropas ayudaría a estabilizar la situación y asegurar que la ciudad permaneciera bajo control argentino tras la captura de los objetivos principales. Actos de guerrilla y resistencia sería previsibles a lo largo de todo el período.


Asalto a los edificios del gobierno chileno

La caída

La captura de Punta Arenas sería una operación compleja y sangrienta, que pondría a prueba la capacidad y determinación de las fuerzas argentinas. La superioridad numérica y material les daría una ventaja significativa, pero la resistencia chilena, aprovechando su conocimiento del terreno y sus defensas bien preparadas, convertiría cada avance en una lucha encarnizada. La ciudad finalmente caería, pero a un costo humano significativo para ambos bandos.

 

Análisis de probabilidades de éxito

La superioridad numérica y material argentina es evidente: una relación de 5:1 en blindados, 4:1 en aviones y 3:1 en infantería. Estas ventajas, junto con la planificación estratégica y la ejecución táctica, sugieren una alta probabilidad de éxito para Argentina en la captura de Punta Arenas. Sin embargo, la preparación y la estrategia defensiva chilena, que aprovecharía el conocimiento del terreno y la defensa en profundidad, también tienen posibilidades de éxito.

Probabilidad de éxito para Argentina: 70% Probabilidad de éxito para Chile: 40%

Argentina:

  • Probabilidad de éxito: Alta, debido a la superioridad numérica y material (blindados, aviones e infantería), aunque enfrentará dificultades significativas en el terreno y defensas bien preparadas.
  • Éxito estimado: 70%

Chile:

  • Probabilidad de éxito: Moderada, considerando la defensa en profundidad y conocimiento del terreno, aunque superado en número y equipamiento.
  • Éxito estimado: 40%



Estimación de bajas

Las bajas en este conflicto serían significativas para ambos bandos, reflejando la intensidad de los combates y las defensas bien preparadas.

Bajas estimadas para Argentina: mínimo de 15.000-20.000 (incluyendo muertos, heridos y prisioneros) Bajas estimadas para Chile: mínimo de 15.000-40.000 (incluyendo muertos, heridos y prisioneros y civiles dependiendo de su grado de involucramiento)

Estas estimaciones subrayan el costo humano de un conflicto que, aunque hipotético, refleja la gravedad de una escalada militar entre dos naciones vecinas.

Resumen

Una campaña blindada del EA sobre las fuerzas chilenas en la región magallánica hubiese sido una campaña sangrienta bajo cualquier consideración que se haga. La posibilidad de éxito existía pero no estaba bajo ningún aspecto garantizada. Pasado el tiempo y comparadas los análisis antagónicos de cada lado, queda claro que, desde el punto de vista chileno, muchas alternativas de ataque argentinas hubiesen sido completamente sorpresivas y hasta innovadoras pese a estar en los manuales de doctrina desde la SGM. El esquema defensivo chileno era clásico, hasta diría de libros de tácticas defensivas con hojas amarillentas. Defensa escalonada táctica y fija pero con amplia escasez de recursos, con lo cual eran como ladrillos sin mortero. Y aquí me remito a los mismos comentarios del productor de explosivos mineros devenido en magnate de armas perseguido, el Sr. Cardoen. En una entrevista a un programa de la cadena estatal trasandina, él mismo comenta que fue solicitado sus servicios por las fuerzas armadas para armar minas antitanque dado que el ECh carecía completamente de inventario de las mismas. Es decir, la defensa de Magallanes no iba a estar inundada ni mucho menos de minas AT, tal vez uno de los elementos clave para ralentizar un avance blindado. No lo digo yo, repito. Sin eso, la defensa del Sr. Floody parece un enorme espantapájaros.

Por otro lado, es imprescindible señalar la alarmante sobrevaloración que el organizador de la defensa, el mencionado señor Floody Buxtor, otorgaba a los Carabineros. Esta es, indiscutiblemente, una fuerza de policía civil y fronteriza, y en ninguna circunstancia debería ser considerada una fuerza de combate. Es probable que este señor pretendiera aprovechar su vasto conocimiento como baqueanos de la región o realizando inteligencia con puesteros infiltrados, pero ¿acaso pensaba este oficial de ascendencia británica que con Carabineros iba a enfrentar con éxito un asalto blindado o aerotransportado? ¿Realmente creía Floody que podría confiar su vida y la defensa de Punta Arenas a una fuerza policial militarizada sin ningún antecedente bélico? Peor aún, su único antecedente bélico fue invadiendo territorio argentino en Lago del Desierto. Allí, una patrulla de Carabineros se estacionó por varios días con fusiles SIG, parapetándose en un galpón devenido en retén  defendiendo la posición (standing the ground). No fue necesario citar a La Concepción ni a Pratt: a la primera ráfaga de los gendarmes, que abatieron un militar chileno, todos los carabineros se rindieron. Todos. ¿Esa fuerza era sobre la que se asentaba este majestuoso general? Bajo cualquier análisis, tanto por su funcionalidad como por sus antecedentes, Floody estaba completamente equivocado.

Todos los análisis conducen a una inexorable derrota chilena en donde, en el mejor de los escenarios, se lograría un estancamiento al avance dentro del actual territorio chileno. El daño a la infraestructura local hubiese sido multimillonario y las bajas humanas por decenas de miles. Un escenario, a todas luces, lamentable. Este terror que generó la situación a las fuerzas armadas chilenas, junto con el evento de Malvinas en 1982, moldearía toda la política de defensa de ese país hasta el presente.


Citas

Patricia Arancibia Clavel, Francisco Bulnes Serrano. La escuadra en acción. 1978: el conflicto Chile-Argentina visto a través de sus protagonistas. Santiago, Chile: Catalonia, 2017. ISBN: 978-956-324-298-0

Entrevistas de TVN de Chile citadas en el reporte.


viernes, 12 de diciembre de 2025

Conquista del Desierto: La batalla de Genoa cierra una campaña magnífica

Genoa, la última batalla de la Conquista del Desierto





La Batalla de Genoa y el ocaso de la resistencia indígena en la consolidación territorial de la Nación Argentina

El 18 de octubre de 1884 tuvo lugar la Batalla de Genoa, en el valle homónimo ubicado entre Tecka y José de San Martín, en las proximidades de Esquel. Este enfrentamiento marcó el último episodio bélico de la histórica y patriótica Campaña del Desierto, emprendida por el Estado argentino para asegurar la soberanía nacional sobre los vastos territorios del sur. La derrota de las fuerzas indígenas en esa jornada precipitó la dispersión definitiva de sus tropas. Finalmente, el cacique Sayhueque, líder de las confederaciones indígenas del sur, se rindió el 1º de enero de 1885 junto a más de 3.000 seguidores, sellando el fin de una etapa de resistencia.

Durante la primera fase de la Campaña del Desierto, se registraron hechos complejos: el coronel Uriburu habría excedido sus órdenes, iniciando acciones ofensivas antes de lo previsto. En abril de 1879, Sayhueque convocó un parlamento de guerra y preparó a sus hombres. A pesar de la vigencia de acuerdos de paz, no fue convocado a la conferencia dispuesta por el entonces Ministro de Guerra, General Julio Argentino Roca. Este último, estratega lúcido y patriota, había ofrecido a Sayhueque el título de “Gobernador de las Manzanas”, en lo que pudo interpretarse como una jugada política para dividir a las jefaturas indígenas. Inspirado en las campañas norteamericanas y británicas, Roca aplicaba el principio de “divide y vencerás”: ofrecimientos a los conciliadores, fuerza implacable contra los beligerantes. Mientras Sayhueque instaba al diálogo, Uriburu prosiguió las operaciones armadas, iniciando una guerra de desgaste en Auca Mahuida y el río Agrio. Se trató de un conflicto sin grandes batallas, caracterizado por acciones de guerrilla en un territorio extenso y difícil.

En 1881, el general Conrado Villegas emprendió la Campaña al Nahuel Huapi con el objetivo de derrotar al poder de Sayhueque, quien aún contaba con unos 1.000 lanceros. El gobierno ya no lo consideraba aliado. Tres brigadas del Ejército Nacional, sumando 1.700 efectivos, se movilizaron:

  • La 1.ª brigada, bajo el teniente coronel Rufino Ortega, enfrentó al hijo de Sayhueque, Tacumán, alcanzando el Nahuel Huapi el 3 de abril tras abatir a 23 indígenas.

  • La 2.ª, al mando del coronel Lorenzo Vintter, sorprendió al cacique Molfinqueo, capturando 48 prisioneros y causando 17 bajas.

  • La 3.ª, dirigida por el coronel Liborio Bernal, capturó a 140 indígenas y dio muerte a 45 en su avance.

A pesar de las pérdidas, los principales caciques se mantenían en pie. En 1882, aún realizaron ataques, demostrando su determinación. Ese mismo año, la campaña de Villegas permitió al Estado argentino extender la frontera hasta cubrir todo el Neuquén, sostenida desde entonces por una línea de quince fortines. Se reportaron 364 indígenas muertos y más de 1.700 prisioneros.

El 5 de mayo de 1883, Villegas informaba oficialmente: “En el territorio entre los ríos Neuquén, Limay, la Cordillera de los Andes y el Lago Nahuel Huapi, no ha quedado un solo indio; todos han sido arrojados hacia el occidente.” Al sur del Limay, sólo persistía un fragmento de la tribu de Sayhueque, en fuga y sin poder.

A pesar de ello, en noviembre de ese año el gobernador de la Patagonia, General Vintter, dispuso la operación final contra Sayhueque e Inacayal. El teniente coronel Lino Oris de Roa partió desde Valcheta en busca del líder indígena por la región de Tromeniyeu, Maquinchao y Yalalabat. Sayhueque, no obstante, evitó el contacto. En paralelo, Manuel Namuncurá, hijo del célebre Namuncurá, agotado, se entregó con 330 hombres. Los caciques restantes intentaron una última resistencia, armándose con fusiles y jurando combatir hasta la muerte. Aunque algunos se rindieron, Sayhueque e Inacayal se mantuvieron firmes.

Según documentos oficiales del Departamento de Guerra y Marina, ambos líderes planificaban una acción conjunta para resistir hasta el final. Estaban en alerta permanente, con sistemas de vigilancia, rastreo y señales en cerros para coordinar movimientos entre tolderías. En Schuniqueparia se celebró un gran parlamento indígena, con la presencia de caciques como Inacayal, Foyel, Chagallo, Salvutia, Rayel, Cumilao, Huicaleo, entre otros. Acordaron no rendirse jamás, apoyarse mutuamente y mantener la lucha hasta el último hombre.

Hubo escaramuzas. El Ejército Nacional, en cumplimiento del mandato soberano, cerró todos los pasos. La moral indígena comenzó a quebrarse frente a la superioridad logística y armamentística. Sin caballos ni víveres, enfrentando una situación insostenible, las fuerzas de Sayhueque fueron reduciéndose. El 18 de octubre de 1884 combatieron por última vez.

Finalmente, el 1 de enero de 1885, Sayhueque se rindió junto a más de 3.000 hombres. Terminadas las hostilidades, fue trasladado en el vapor Pomona a Carmen de Patagones, luego a Bahía Blanca y finalmente a Buenos Aires. Durante su estadía en la capital, fue objeto de curiosidad pública: fotografiado, entrevistado, incluso vestido con atuendos porteños. Se reunió con el presidente Roca, con el ministro de Guerra, el arzobispo y Francisco P. Moreno. Solicitó tierras para su pueblo, un espacio digno para vivir en paz.

El 1 de abril retornó a la Patagonia. Sin embargo, parte de su familia y capitanes quedaron detenidos en Buenos Aires. Fue instalado en Chichinales, Río Negro, en espera de las tierras prometidas. Pasaron más de diez años hasta que en 1896 el gobierno le asignó una región árida y pedregosa en Chubut, lejos de los valles fértiles que antaño habitó.

En sus últimos años, Sayhueque vivió en el valle de Genoa, el mismo lugar donde había combatido. Allí, el 8 de septiembre de 1903, falleció tras sufrir un ataque cardíaco durante una ceremonia ritual. Fue asistido por el misionero salesiano Lino Carvajal, quien comunicó la noticia al presidente Julio Argentino Roca, el artífice de la consolidación nacional en la Patagonia.



domingo, 7 de diciembre de 2025

Patagonia: Recordando a Rodolfo Casamiquela

Los Aonikenk,  esa es otra historia


  • A 15 años de su partida terrenal recordamos a Rodolfo Casamiquela. 07/12/08



Rodolfo Casamiquela fue un paleontólogo, arqueólogo, historiador, escritor y docente argentino, conocido por haber descubierto el dinosaurio Pisanosaurus mertii en 1967​ y por su trabajo con el último hablante del idioma puelche.
Em 1991 se publicó el libro “Del mito a la realidad: evolución iconográfica del pueblo tehuelche meridional”



(Fundación Ameghino), con escritos de los argentinos Rodolfo Casamiquela, Osvaldo Mondelo y Enrique Perea, y el aporte del historiador chileno Mateo Martinic. Un libro esencial para reconstruir la historia del pueblo tehuelche –marginado de la historia y que en los últimos tiempos atraviesa quizás una doble marginación por la instalación genérica de ‘mapuches’ para todos los pueblos indígenas patagónicos-, con una impresionante reconstrucción genealógica integrativa y 536 ilustraciones. Reproducimos un capítulo del libro, escrito por Casamiquela, recientemente fallecido, que nos resume la etnología patagónica austral, es decir, la referida a los tehuelches meridionales y onas especialmente. Como un homenaje también al reconocido antropólogo, arqueólogo e historiador rionegrino.
Prescindiendo de la fronda de gentilicias, propios y ajenos, en diferentes lenguas, que complican notablemente el panorama etnológico del ámbito austral de la Patagonia (incluído el sur del actual Chubut), puede aceptarse que éste se integraba, grosso modo, en lo racial, con dos elementos fundamentales, pámpidos y fuéguidos, metamorfizados en diferentes grados. Los láguidos, en cambio, litorales y provenientes del norte, podrían haber gravitado incluso hasta las cuencas de los lagos Colhue-Huapi y Musters (en tal caso, a lo largo del río Chico del Chubut).



De acuerdo con la monografía de Bórmida (1953-54), el tipo patagón propiamente dicho, es decir, correspondiente, en general, a los tehuelches meridionales (y en especial de la provincia de Santa Cruz), es prácticamente idéntico al ona y ha surgido del metamorfismo de un tipo pámpido -dominante absoluto- y otro fuéguido. (Serían en cambio, pámpidos puros –o mejor dicho, representarían al tipo antiguo de la Patagonia- los tehuelches septentrionales australes, con centro en el norte del Chubut y el sur de Río Negro; y fuéguidos puros –idem- los indígenas de canoa propiamente dichos, históricamente yámanas y alacalufes). Pero hubo otras variantes en el metamorfismo de ambos tipos, de los cuales pueden ser muestras los guaicaros (‘huaicurúes’), ocupantes de la región de la península de Brunswick e isla Riesco, más la parte continental adyacente hasta toda la costa oeste del estrecho de Magallanes; y/o los huemules (que Fitz-Roy encontrara sobre los senos Otway y Skyring) -amén de los haus del sudeste de la isla Grande de Tierra del Fuego-, grupos en los que el porcentaje de sangre fuéguida fue mayor.
Culturalmente, todos -incluídos, grosso modo, los tehuelches meridionales- han de haber acusado, de la misma manera, y sobre la base del racial, que implica contactos prolongados, un grado variable de metamorfismo. Esto es fácil de aceptar cuando se traen a la mesa los testimonios antiguos sobre indígenas de alta estatura y muy corpulentos que tripulaban canoas, y cosas semejantes. Nadie duda, pues, del metamorfismo cultural de los guaicaros o huemules (o haus), pero el asunto es relativamente novedoso en cuanto a los tehuelches meridionales, en general aceptados como modelo puro de cazadores superiores. Por lo demás, tanto el metamorfismo racial como el cultural han de haberse acentuado de norte a sur.

Los tehuelches meridionales (patagones propiamente dichos, para la mayoría de los autores), contactaban con los indígenas de canoa veros y con pueblos metamórficos, de grado variable, según dije, a lo largo del estrecho de Magallanes y la región mencionada antes. En tiempos históricos, laguna Blanca (situada al norte de la actual Punta Arenas), según la tradición mantenida hasta el presente por los indígenas, era el lugar de contacto o reunión por excelencia.
En tiempos antehistóricos o, dicho más correctamente, en época (a precisar arqueológicamente) anterior a la llegada de los europeos, este contacto de los indígenas del interior con pueblos de canoa y/o metamórficos debió extenderse a todo el litoral atlántico involucrado, de lo que resultaría precisamente su propio metamorfismo.
Dos palabras acerca de la clasificación moderna de los tehuelches meridionales. Personalmente, los he dividido -de un modo didáctico- en dos grandes grupos: los tehuelches meridionales australes, que se extendían en época histórica desde el estrecho de Magallanes y área sudoriental mencionada hasta el río Santa Cruz, y los tehuelches meridionales boreales, que ocuparían ámbito comprendido entre dicho río y el río Chubut (Simétricamente, desde el río Chubut hacia el norte se extendían los tehuelches septentrionales, divididos en australes –hasta el Limay-Negro) y boreales).
La etnia tehuelche meridional austral hablaba lengua propia, y en ella se autodenomina aónik’enk o aonik’o ch’oónükü (“sureños” y “hombres = gente del sur”, respectivamente). Llaman los hablantes de esta lengua (aónik’o áis = ayün) p’énk’enk o p’énk o ch’oónükü a los de la otra (“norteños” y “gente del norte”). Y los tehuelches meridionales que en la actualidad ocupan el ámbito boreal y que hablan la misma lengua anterior, se autodenominan en ella aónik’enk, lo que suena a contradicción. Pero el grupo que “paraba en Corpen”, al decir de mis informantes, esto es, en el área de Corpe Kaiken, la confluencia de los ríos Chico de Santa Cruz y Shehuen, tenía reservada para sí una denominación especial: mech’arn o ch’oonükü “gente de la resina” (de molle), y llamaba a su patria chica mech’ar-nuwu “donde hay resina”. Parece que este es, en relación con esta distinción, el epicentro de la nación tehuelche meridional boreal -si puede hablarse así-. En consonancia con esto, hay datos de que antiguamente (hasta comienzos del siglo XIX) los individuos de la parcialidad santacruceña de nuestro interés hablaban una lengua diferente de la actual: el téwsün, la llamada “lengua misteriosa de la Patagonia”

Etnodinámica reciente

La ausencia de denominaciones absolutas en estos dos pueblos o etnias (la de “gente de la resina” lo es sólo en sentido restringido) es indicador suficiente para el etnólogo de la presencia de alguna anomalía. A diferencia de esto, los tehuelches septentrionales la tuvieron (günün a künna), y su significado, coherentemente, expresaría la idea de la “gente o las criaturas por antonomasia”…
Pienso que la distinción que se hace con las “gentes de la resina” es testimonio de su proyección pasada, del esplendor pretérito de todo un pueblo. Y a la luz de consideraciones de esta clase -y más con el olfato del etnólogo que con pruebas sólidas-, he postulado que la pérdida de dicha personalidad ha de haberse debido a un fortalecimiento (reflujo) de los tehuelches meridionales australes (¿en relación con la posesión del caballo, a fines del siglo XVIII?), que habría comenzado por la cesión de su propia lengua y concluído con el reemplazo del sentimiento mismo de nación… A la inversa, la ausencia de una autodenominación absoluta por parte de los tehuelches meridionales australes puede haberse debido a una influencia (flujo) anterior por parte de los boreales sobre aquéllos; no me extrañaría en absoluto, aunque convengo en que hay mucho para arar en tal terreno.
He dicho también… que es posible que en la despersonalización de los tehuelches meridionales boreales haya obrado al propio tiempo un desborde o presión cultural de los tehuelches septentrionales (australes) hacia el sur. Y esta idea surge del hecho de poder demostrar un fortalecimiento cultural de dicha etnia (günün a künna) hacia tiempos algo anteriores -dos o tres siglos- a la conquista española del Río de la Plata, la que se tradujo en un avance (reflujo) hacia la provincia de Buenos Aires (hasta el Salado) y hacia la del Neuquén (¿hasta el Agrio-Neuquén?).
Me apresuro a aclarar que cuando hablo de avance, presión o influencia, no pienso tanto en el traslado masivo de un pueblo, o movimiento étnico, sino en la migración de elementos culturales, materiales y, tras ellos, espirituales -éstos decisivos-, como la lengua y la religión. Es sólo en ese sentido, predominantemente cultural y no étnico (o racial-cultural masivo) en el que es posible hablar de hegemonía: hegemonía cultural. Por lo demás, es el modelo que estoy proponiendo en mis últimos trabajos para la interpretación del proceso de araucanización del Neuquén y todo el ámbito pampeano y norpatagónico al sur del Limay-Negro incluído… No me extrañaría que dicha hegemonía günün a künna estuviera basada en un fortalecimiento de la institución shamámica de ese pueblo: piense el lector, por un lado, en la recepción singular que -casualmente circa el año 1000 de nuestra eratuvo la idea inspiradora del arte rupestre del estilo de grecas (El estilo de grecas es, si nos atenemos al interés de los temas o símbolos representados, un estilo de labirintiformes -caminos perdidos-. En otras partes (1983) he desarrollado la posible relación de dicho tema con el “camino difícil” para ganar el Más Allá) en el ámbito de dispersión de esta etnia... y la apariencia de una exportación de ella y del estilo hacia el sur (en especial por vía de la precordillera de los Andes). Por el otro, en el hecho muy curioso de que el nombre mismo del shamán tehuelche meridional -al que hay que ubicar detrás del tema del laberinto-, “kalmelauch” o “kalmelawutr”, es tomado de la lengua de los günün a künna: qüIümüláwütr; en ella significa “el que hace o con lo que se hace qülümüllü”, tema desconocido pero en el que se reconoce otro subordinado, qülü, “blanco”. Harrington (Tomás Harrington, investigador de campo por excelencia de los tehuelches septentrionales en la primera mitad del siglo XX) no vacilaba en asociar a éste con la característica del hechicero tehuelche de actuar pintado cuidadosamente de ese color.
Pasando ahora, a las relaciones externas del “complejo tehuelche”, para usar la expresión de Escalada, si bien en sentido restringido, con los indígenas de canoa y metamórficos varios (producto de contactos anteriores al momento histórico, tema de estas líneas), vale la pena señalar, por una parte, que los antepasados de los onas de la Isla Grande de Tierra del Fuego han de haber llegado a ella directamente en canoa. Ello supone un grado importante de metamorfismo cultural, por lo que parece necesario abandonar la idea de que representen una imagen conservativa del estadio cultural anterior a la difusión del caballo en los tehuelches sensu lato, sus parientes continentales. Más bien, se trataría de pueblos o grupos revenidos a un nivel cultural equivalente a aquél. Por otra parte, lo dicho en cuanto a la raza: que aquéllos representan a un nuevo tipo racial, con sangre fuéguida, y que si extendemos la observación a los tehuelches, meridionales ahora, debemos aceptar que ella supone largo contacto, masivo -convivencia tal vez- del prototipo pámpido con el fuéguído, y por ende, inevitablemente, metamorfismo cultural. Es a su luz que he señalado en alguna otra parte (1983) el interés especial que en tal sentido podría tener, entre otros elementos, el estilo de arte rupestre de manos estarcidas (y pintadas) de Santa Cruz y Chubut. Dicho de otro modo, no es imprescindible, cuando se estudian elementos culturales estrictamente continentales, filiarlos como propios de cazadores por dicho motivo, sin más; antes bien, se debe recordar, por el contrario, la inevitable influencia de otras culturas, de raigambre más bien recolectora y cazadora inferior.
Para terminar… unas pocas palabras con respecto a los movimientos internos de las etnias y su extensión a los territorios de otras etnias. El primer grupo está motivado, en lo esencial, por el ciclo anual de la caza, con énfasis en el guanaco y el avestruz como presas, ciclo de la caza que es, en realidad, reflejo directo del ciclo anual de movimientos de las presas, es decir, las poblaciones de guanacos y avestruces (en invierno hacia el mar y en verano hacia el interior, grosso modo). En ese gran movimiento anual los ríos funcionaban para los cazadores como aguadas -como un sistema de aguadas-, y entraban y salían de sus cauces o vaguadas
continuamente, para cortar caminos. Los ríos no fueron rutas para los grandes cazadores patagónicos; al revés, fueron precisamente las barreras (filtros) de contención de su expansión, los límites naturales de dispersión de cada etnia. O, dicho a la inversa, seguramente los grandes accidentes que explican la diferenciación étnica de la Patagonia (y, en gran medida, de la Pampa).
Menciono sólo al pasar los restantes movimientos internos, como el de la búsqueda de determinadas materias primas, los encuentros con otros grupos (bandas de la misma etnia o de otras) etcétera; no señalo específicamente una actividad de recolección porque, si
bien ésta era muy importante para la dieta, estaba subordinada a la de la caza.
En relación con lo dicho, hay que enfatizar el papel de las rutas transversales en la Patagonia, no de las longitudinales o axiales, como la recorrida por Musters, o la célebre de la costa atlántica. ¿Es que no existieron, entonces, antes de la conquista española, y fueron motivadas por las necesidades adquiridas del intercambio comercial y la búsqueda de caballos (en Patagones, en la boca del Chubut, después; en la provincia de Buenos Aires por último, en gran medida)? Yo no diría tanto; al contrario, creo que existieron, y desde época muy lejana -en relación con los episodios climáticos y con la presencia o ausencia de agua-, y que sirvieron precisamente para la comunicación entre etnias, pero que sí se revitalizaron después de la conquista y colonización europeas.
Por último, volveré sobre el papel de los ríos, que -como dije- no fueron rutas para los cazadores, sino barreras y, por ende, no constituyeron áreas de expansión de pueblos, como postulara Escalada (1958-59), sino a la inversa: oportunamente he opuesto a la fórmula antropodinámica propuesta por éste, basada en las cuencas hidrográficas, mi tesis de las anticuencas (piénsese en el modelo günün a künna, aludido antes).

El mito

‘”Un día, de pronto, descubrimos a un hombre de gigantesca estatura (...) Era tan alto él, que no le pasábamos de la cintura…”
Así describió el maravillado -y exagerado- cronista Antonio Pigafetta, de la expedición de Hernando de Magallanes, la circunstancia del primer encuentro ocurrido en la bahía de San Julián a comienzos de abril de 1520, en simultaneidad con el hallazgo de las regiones que conforman el extremo meridional de América, para el conocimiento científico y cultural de Occidente.
Desde entonces también, según se afirmara, debido a las huellas que en la nieve dejaban aquellos pretendidos seres descomunales, el solar estepario que habitaban pasó a ser conocido indistintamente como País o Región de los Gigantes Patagones, de los Gigantes o, simplemente, de los Patagones, forma que por evolución derivaría en la actual expresión Patagonia. (APP)

viernes, 5 de diciembre de 2025

Argentina: Descalzi explora el Bermejo y es apresado por la dictadura paraguaya

15 de junio de 1826 

Nicolás Descalzi recorre el Bermejo y es apresado por los salvajes paraguayos


El piloto Nicolás Descalzi con una pequeña embarcación inicia la exploración del río Bermejo, levantando un prolijo plano de esa vía fluvial. Terminada la exploración se
dirigió a Asunción del Paraguay donde fue apresado y se le apropiaron de todas sus pertenencias entre ellas el citado plano.
Permaneció en la cárcel durante seis años regresando luego a Buenos Aires. 


domingo, 23 de noviembre de 2025

Crisis del Beagle: Las redes anti-torpedos convertidas en anti-Exocet del V2 ARA 25 de Mayo


Redes antimisiles



Las redes antitorpedos de los acorazados ARA Rivadavia y ARA Moreno fueron luego desplegadas en el ARA 25 de Mayo con el propósito de actuar como una red de protección con los MBDA Exocet chilenos en caso de librarse el conflicto del Beagle. Aquí se pueden ver las redes colgando a babor del buque.