jueves, 14 de abril de 2016
Egipto Antiguo: El asesinato de Ramses III
La ciencia revela increíbles detalles del violento asesinato del faraón Ramses III
Son lamentablemente corrientes las noticias sobre brutales asesinatos; lo extraordinario de esta es que el salvaje crimen se cometió hace varios miles de años.
Así es: corre el año 1155 a.C., en el Imperio Nuevo de Egipto. Varias personas rodean al faraón Ramsés III; una de ellas lo ataca con un cuchillo por la espalda, el resto lo ultima de frente, con hachas o espadas, hiriendo su cuello.
Tiempo después, los embalsamadores del Imperio intentan borrar los signos del brutal ataque mediante prótesis y cirugías estéticas. Pero el ocultamiento no dura por siempre: los investigadores Zahi Hawass y Sahar Saleem de la Universidad de El Cairo, en Egipto, reconstruyen el asesinato de Ramsés III mediante el uso de tecnología avanzada, en pleno siglo XXI.
Las conclusiones, publicadas en el libro “Scanning the Pharaohs: CT Imaging of the New Kingdom Royal Mummies”, indican que el asesinato fue llevado a cabo por varias personas, y que hubo varias armas involucradas en su violenta muerte.
History Channel
miércoles, 13 de abril de 2016
Subversión: Cuando la mierda castrista volvió a traicionar a los Guevara
En 1976 Fidel Castro abandonó al hermano del "Che" Guevara mientras el Vaticano pedía por él
Por: Claudia Peiró - Infobae
Juan Martín Guevara fue detenido al volver de Cuba. Los Castro, aliados de Videla, no movieron un dedo por él. En cambio el nuncio Pío Laghi, delegado papal, intercedió ante el general Harguindeguy
Ernesto Guevara y su hermano menor Juan Martín (derecha) en La Habana
"Ir por lana y salir trasquilado". Es el refrán que viene a la mente cuando se piensa en la intencionalidad de quienes reclaman a gritos la desclasificación de archivos de la Santa Sede con el claro propósito de instalar la sospecha de complicidad con la represión ilegal.
Pero el reclamo de aperturas y desclasificaciones, insistentemente formulado por notorios representantes y voceros de las ONG de derechos humanos, está por fin siendo escuchado. Y no queda claro que se trate de una buena noticia para el relato setentista. El resultado amenaza con no ser en absoluto concurrente con la lectura en boga en estos años acerca de lo que fue el Proceso y de quiénes fueron sus valedores internos y externos.
Juan Martín Guevara de la Serna, nacido en 1943, es el hermano menor de Ernesto Guevara. En el año 1974, decidió mudarse a La Habana con su esposa e hijos. Tiempo después regresó a la Argentina, solo.
La familia Guevara en Mar del Plata. Año 1945. Juan Martín Guevara es el niño en brazos de su padre. Al lado, su hermano Ernesto.
Su hijo mayor, Martín Guevara, cuenta en un libro autobiográfico el dolor que sintió al enterarse un día en La Habana de que su padre estaba preso a miles de kilómetros de distancia. Tenía por entonces doce años. Un día, tuvo la oportunidad de ver a Fidel Castro. Lleno de ilusión, le pidió a quien entonces veía tan poderoso como un Papá Noel, que hiciera algo para sacar a su padre de prisión. Fidel le dijo que sí y Martín se sintió feliz y esperanzado.
Pero Fidel Castro no sólo no reclamó jamás la liberación de Juan Martín Guevara sino que fue un aliado activo de la dictadura de Jorge Videla, por la simple razón de que se lo ordenaron los soviéticos.
En la Cuba de aquellos años, no se llamaba dictadura al régimen argentino. La versión oficial -la única, como en todo régimen totalitario- era que en el país del Che todo estaba de maravillas.
La Junta Militar que el 24 de marzo de 1976 derrocó al gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón se convirtió en principal proveedora de cereales a la Unión Soviética; esa asociación económica, que se volvió vital para Moscú cuando en 1979 Estados Unidos decretó un embargo por la invasión a Afganistán, fue transmitida a todos los países satélites de la Unión Soviética, incluida Cuba.
Martín Guevara padeció ese alineamiento en carne propia. Fidel no aprovechó la sociedad con Videla para hacer liberar a su padre. Pero además, en la escuela cubana, sus compañeritos de clase no entendían por qué estaba exiliado de un país en el cual no pasaba nada.
Martín, hijo de Juan Martín Guevara y sobrino del Che, en su exilio cubano
-Porque hay dictadura -les explicaba él.
-No puede ser. ¿En tu país? No pasa nada.
"Mis amigos –contaría Martín Guevara años después- no sabían por qué estábamos exiliados en Cuba y lo dudaban cuando yo se los explicaba. Daba la sensación de que no teníamos (en Argentina) un gobierno lo suficientemente malo como para exiliarnos, ni como para que mi padre estuviese preso ocho años y medio, ni como para que hubiese más que el doble de la cantidad de muertos que en Chile".
No sólo el niño que era Martín sufría por esta situación: "Vi lágrimas en los ojos de hombres duros –recordó también-, de militantes de organizaciones de izquierda argentinas, que estaban en Cuba, aceptando las migajas de un exilio en absoluto silencio. Lágrimas cuando, al esperar una declaración en el tribunal de la ONU por los derechos humanos, Fidel a través de sus enviados, bajo apercibimiento de la URSS, calló, haciéndose cómplice histórico de semejante villanía".
Cada vez que el tema de la sistemática violación de los derechos humanos en la Argentina era evocado en Naciones Unidas –es decir, todos los años- para debatir si se enviaba o no una comisión de inspección, La Habana votaba en contra y se ocupaba además de conseguir otros apoyos para la dictadura argentina entre los demás países miembros del grupo llamado de No Alineados. Moscú fue de este modo el principal sostén internacional de la dictadura de Videla y Cuba la ejecutora de ese respaldo.
Fidel Castro se alineó con Moscú en la defensa de la dictadura de Jorge Videla en los foros internacionales
Reuters
Eso explica que Fidel, en sus interminables discursos de cada 1ª de enero –aniversario de la Revolución Cubana-, al llegar el capítulo internacional, momento en que hacía el panegírico de la lucha de los pueblos del mundo contra la opresión imperialista, condenaba a todas las dictaduras que rodeaban a la Argentina –Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil, Bolivia- sin mencionar jamás a la Patria de quien según él había sido uno de sus mejores amigos, el Che.
"El gobierno de la URSS -decía Martín Guevara-, sin reparar demasiado en los miles de militantes de izquierdas que se encontraban en campos de concentración, torturados salvajemente y luego arrojados desde aviones al Río de La Plata, manda a colocar la medalla de Lenin en la pechera de altos mandos militares argentinos, por contribuir a la causa de la Patria de los proletarios".
Todo esto no impide que los mismos sectores –fuerzas progresistas y familiares de desaparecidos- que consideraron ofensiva la presencia de Barack Obama en el país en el aniversario del golpe, hayan viajado durante todos estos años a Cuba para fotografiarse con Fidel Castro.
Dos mierdas: Estela de Carlotto con Fidel Castro
Ahora llega desde Roma la noticia de que el hermano del Che Guevara figura en las listas que Pío Laghi, representante del Vaticano en la Argentina durante los años de la dictadura, presentó alguna vez al general Albano Harguindeguy, ministro del Interior de Videla, intercediendo por él y por esos otros prisioneros políticos.
Como alguna vez el propio cardenal Jorge Bergoglio, también Pío Laghi (fallecido en enero de 2009) fue blanco de las sospechas y acusaciones de los sobrevivientes de las organizaciones armadas hoy reciclados como luchadores por los derechos humanos que, sin el menor atisbo de autocrítica por su propia contribución al golpe y a la masacre de sus camaradas, se dedican a señalar supuestas complicidades de todas las instituciones con las que por ideología no comulgan, a la vez que hacen silencio sobre la responsabilidad de sus aliados.
Juan Martín Guevara de la Serna, el preso político por el cual Fidel nunca reclamó
El listado presentado por Pío Laghi figura en los archivos vaticanos con el nº Nº 1510/76, tiene fecha del 13 de agosto de 1976 e incluye a personas que se encontraban detenidas en distintas cárceles del país, como Villa Devoto, Coronda, Mercedes, Resistencia, Sierra Chica y La Plata.
Además de Juan Martín Guevara, entonces de 32 años, Pío Laghi también pedía a las autoridades por la suerte de un sacerdote, Elías Musse, de Jorge Vázquez, diplomático y ex funcionario del gobierno depuesto, de varios científicos y técnicos de la Comisión de Energía Atómica detenidos el 28 de marzo de 1976, entre otros.
Si bien la gestión no tuvo como resultado la liberación de Guevara, que dejará la cárcel recién en 1983, hay una cosa cierta: los prisioneros por los cuales había interés de gobiernos o entidades extranjeras tenían más chances de no pasarla tan mal; por ejemplo, de no ser retirados clandestinamente de una prisión y fusilados en un simulacro de fuga, como sucedió en tantos casos.
Los archivos desclasificados vienen con sorpresas. Cabe esperar que quienes hoy exigen a voz en cuello poder acceder a esos archivos, tengan la honestidad intelectual de retractarse cuando los documentos contradigan su relato.
Otras dos mierdas: Hebe de Bonafini con Fidel Castro
cpeiro@infobae.com
Por: Claudia Peiró - Infobae
Juan Martín Guevara fue detenido al volver de Cuba. Los Castro, aliados de Videla, no movieron un dedo por él. En cambio el nuncio Pío Laghi, delegado papal, intercedió ante el general Harguindeguy
Ernesto Guevara y su hermano menor Juan Martín (derecha) en La Habana
"Ir por lana y salir trasquilado". Es el refrán que viene a la mente cuando se piensa en la intencionalidad de quienes reclaman a gritos la desclasificación de archivos de la Santa Sede con el claro propósito de instalar la sospecha de complicidad con la represión ilegal.
Pero el reclamo de aperturas y desclasificaciones, insistentemente formulado por notorios representantes y voceros de las ONG de derechos humanos, está por fin siendo escuchado. Y no queda claro que se trate de una buena noticia para el relato setentista. El resultado amenaza con no ser en absoluto concurrente con la lectura en boga en estos años acerca de lo que fue el Proceso y de quiénes fueron sus valedores internos y externos.
Juan Martín Guevara de la Serna, nacido en 1943, es el hermano menor de Ernesto Guevara. En el año 1974, decidió mudarse a La Habana con su esposa e hijos. Tiempo después regresó a la Argentina, solo.
La familia Guevara en Mar del Plata. Año 1945. Juan Martín Guevara es el niño en brazos de su padre. Al lado, su hermano Ernesto.
Su hijo mayor, Martín Guevara, cuenta en un libro autobiográfico el dolor que sintió al enterarse un día en La Habana de que su padre estaba preso a miles de kilómetros de distancia. Tenía por entonces doce años. Un día, tuvo la oportunidad de ver a Fidel Castro. Lleno de ilusión, le pidió a quien entonces veía tan poderoso como un Papá Noel, que hiciera algo para sacar a su padre de prisión. Fidel le dijo que sí y Martín se sintió feliz y esperanzado.
EN LA CUBA DE AQUELLOS AÑOS, NO SE LLAMABA DICTADURA AL RÉGIMEN ARGENTINO
Pero Fidel Castro no sólo no reclamó jamás la liberación de Juan Martín Guevara sino que fue un aliado activo de la dictadura de Jorge Videla, por la simple razón de que se lo ordenaron los soviéticos.
En la Cuba de aquellos años, no se llamaba dictadura al régimen argentino. La versión oficial -la única, como en todo régimen totalitario- era que en el país del Che todo estaba de maravillas.
La Junta Militar que el 24 de marzo de 1976 derrocó al gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón se convirtió en principal proveedora de cereales a la Unión Soviética; esa asociación económica, que se volvió vital para Moscú cuando en 1979 Estados Unidos decretó un embargo por la invasión a Afganistán, fue transmitida a todos los países satélites de la Unión Soviética, incluida Cuba.
Martín Guevara padeció ese alineamiento en carne propia. Fidel no aprovechó la sociedad con Videla para hacer liberar a su padre. Pero además, en la escuela cubana, sus compañeritos de clase no entendían por qué estaba exiliado de un país en el cual no pasaba nada.
Martín, hijo de Juan Martín Guevara y sobrino del Che, en su exilio cubano
-Porque hay dictadura -les explicaba él.
-No puede ser. ¿En tu país? No pasa nada.
"Mis amigos –contaría Martín Guevara años después- no sabían por qué estábamos exiliados en Cuba y lo dudaban cuando yo se los explicaba. Daba la sensación de que no teníamos (en Argentina) un gobierno lo suficientemente malo como para exiliarnos, ni como para que mi padre estuviese preso ocho años y medio, ni como para que hubiese más que el doble de la cantidad de muertos que en Chile".
MOSCÚ FUE EL PRINCIPAL SOSTÉN INTERNACIONAL DE LA DICTADURA DE VIDELA Y CUBA LA EJECUTORA DE ESE RESPALDO
No sólo el niño que era Martín sufría por esta situación: "Vi lágrimas en los ojos de hombres duros –recordó también-, de militantes de organizaciones de izquierda argentinas, que estaban en Cuba, aceptando las migajas de un exilio en absoluto silencio. Lágrimas cuando, al esperar una declaración en el tribunal de la ONU por los derechos humanos, Fidel a través de sus enviados, bajo apercibimiento de la URSS, calló, haciéndose cómplice histórico de semejante villanía".
Cada vez que el tema de la sistemática violación de los derechos humanos en la Argentina era evocado en Naciones Unidas –es decir, todos los años- para debatir si se enviaba o no una comisión de inspección, La Habana votaba en contra y se ocupaba además de conseguir otros apoyos para la dictadura argentina entre los demás países miembros del grupo llamado de No Alineados. Moscú fue de este modo el principal sostén internacional de la dictadura de Videla y Cuba la ejecutora de ese respaldo.
Fidel Castro se alineó con Moscú en la defensa de la dictadura de Jorge Videla en los foros internacionales
Reuters
Eso explica que Fidel, en sus interminables discursos de cada 1ª de enero –aniversario de la Revolución Cubana-, al llegar el capítulo internacional, momento en que hacía el panegírico de la lucha de los pueblos del mundo contra la opresión imperialista, condenaba a todas las dictaduras que rodeaban a la Argentina –Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil, Bolivia- sin mencionar jamás a la Patria de quien según él había sido uno de sus mejores amigos, el Che.
"El gobierno de la URSS -decía Martín Guevara-, sin reparar demasiado en los miles de militantes de izquierdas que se encontraban en campos de concentración, torturados salvajemente y luego arrojados desde aviones al Río de La Plata, manda a colocar la medalla de Lenin en la pechera de altos mandos militares argentinos, por contribuir a la causa de la Patria de los proletarios".
LOS MISMOS QUE CONSIDERAN OFENSIVA LA PRESENCIA DE OBAMA EN ARGENTINA VAN A CUBA A ABRAZARSE CON FIDEL
Todo esto no impide que los mismos sectores –fuerzas progresistas y familiares de desaparecidos- que consideraron ofensiva la presencia de Barack Obama en el país en el aniversario del golpe, hayan viajado durante todos estos años a Cuba para fotografiarse con Fidel Castro.
Dos mierdas: Estela de Carlotto con Fidel Castro
Los archivos vienen con sorpresas
Ahora llega desde Roma la noticia de que el hermano del Che Guevara figura en las listas que Pío Laghi, representante del Vaticano en la Argentina durante los años de la dictadura, presentó alguna vez al general Albano Harguindeguy, ministro del Interior de Videla, intercediendo por él y por esos otros prisioneros políticos.
Como alguna vez el propio cardenal Jorge Bergoglio, también Pío Laghi (fallecido en enero de 2009) fue blanco de las sospechas y acusaciones de los sobrevivientes de las organizaciones armadas hoy reciclados como luchadores por los derechos humanos que, sin el menor atisbo de autocrítica por su propia contribución al golpe y a la masacre de sus camaradas, se dedican a señalar supuestas complicidades de todas las instituciones con las que por ideología no comulgan, a la vez que hacen silencio sobre la responsabilidad de sus aliados.
Juan Martín Guevara de la Serna, el preso político por el cual Fidel nunca reclamó
El listado presentado por Pío Laghi figura en los archivos vaticanos con el nº Nº 1510/76, tiene fecha del 13 de agosto de 1976 e incluye a personas que se encontraban detenidas en distintas cárceles del país, como Villa Devoto, Coronda, Mercedes, Resistencia, Sierra Chica y La Plata.
Además de Juan Martín Guevara, entonces de 32 años, Pío Laghi también pedía a las autoridades por la suerte de un sacerdote, Elías Musse, de Jorge Vázquez, diplomático y ex funcionario del gobierno depuesto, de varios científicos y técnicos de la Comisión de Energía Atómica detenidos el 28 de marzo de 1976, entre otros.
CABE ESPERAR QUE SE RETRACTEN CUANDO LOS DOCUMENTOS DESMIENTAN SU RELATO
Si bien la gestión no tuvo como resultado la liberación de Guevara, que dejará la cárcel recién en 1983, hay una cosa cierta: los prisioneros por los cuales había interés de gobiernos o entidades extranjeras tenían más chances de no pasarla tan mal; por ejemplo, de no ser retirados clandestinamente de una prisión y fusilados en un simulacro de fuga, como sucedió en tantos casos.
Los archivos desclasificados vienen con sorpresas. Cabe esperar que quienes hoy exigen a voz en cuello poder acceder a esos archivos, tengan la honestidad intelectual de retractarse cuando los documentos contradigan su relato.
Otras dos mierdas: Hebe de Bonafini con Fidel Castro
cpeiro@infobae.com
martes, 12 de abril de 2016
Aonikenk y Araucanos, argentinos y extranjeros
La Mentira Mapuche y la verdad Tehuelche
La Verdad Tehuelche y la Gran Mentira Mapuche
Este paradigma de la Nación Argentina es denostado por una campaña intencional que pretende disolver los verdaderos valores de la argentinidad. Lamentablemente la ignorancia histórica hace que muchos honestos ciudadanos se presten a colaborar con esta aviesa campaña.
El General Julio Argentino Roca:
El General Roca no encabezó una campaña privada en 1879. Fue como Comandante en Jefe del Ejército Nacional a cumplir la misión que Avellaneda, presidente de la Nación Argentina, elegido por el pueblo, le había asignado. Y esa campaña estuvo destinada a integrar, a incorporar de hecho a la geografía argentina, prácticamente la mitad de los territorios históricamente nuestros, y que estaban bajo el poder tiránico del malón Araucano, cuyos frutos más notables eran el robo de ganado, de mujeres y la provocación de incendios.
Los Araucanos, tal como su nombre lo indica, eran 'originarios' de Chile, más precisamente de la región de Arauco.
Bandera Mapuche
Enciclopedia Salvat - Diccionario - Editado en Barcelona - 1972:
MAPUCHE: Adj.- Natural de Arauco - Perteneciente a esta Provincia de Chile.
Masculino - Idioma de los araucanos.
TEHUELCHE: Adj. y sust. - Dícese de un individuo de un pueblo amerindio cazador, que, con otros grupos, integró la llamada "Cultura de las Pampas" en Argentina y Uruguay. Exterminados en gran parte por los conquistadores españoles y los araucanos, quedan reducidos núcleos en Tierra del Fuego.
Los araucanos, que hoy se hacen denominar Mapuches, llegaron a la Argentina allá por 1830, catorce años después de nuestra Declaración de la Independencia, es decir, cuando la Nación Argentina era ya independiente y soberana. Por lo tanto, fueron invasores. El primer grupo de invasores los constituyeron aproximadamente unos 100 indígenas capitaneados por Yanquetruz. Se afincaron en Neuquén y desde allí se fueron extendiendo hacia el sur y el norte.
El verdadero genocidio lo cometieron los Araucanos cuando aniquilaron a los Guenenaken, también llamados genéricamente Tehuelches, que eran los auténticos 'aborígenes originarios' de la Patagonia norte.
Actualmente como argentinos tienen todos los derechos al igual que los demás argentinos, pero no a intentar falsear la historia y pretender que les devuelvan tierras que nunca les pertenecieron, de las que NO SON "PUEBLO ORIGINARIO", sino que fueron sus invasores.
Ya para el año 1879, las tropas de Calfucurá eran poderosas, y lo prueba el hecho de que ganaron las primeras batallas contra el Ejército Nacional que emprendió la Reconquista de esas tierras usurpadas.
Ambos bandos contaban con fusiles Rémington y carabinas “Rolling Block”, mod. 1866, 11mm. Los araucanos los traían de su país, de Chile, a donde se los vendían los ingleses a cambio del ganado argentino robado en los malones. Prueba de ello, es que la columna del Ejército Nacional comandada por el Gral. Villegas tenía como objetivo clausurar y controlar los pasos andinos por donde les llegaban a los araucanos los Rémington y el abastecimiento de municiones.
Carabina Rémington llamada vulgarmente “Tercerola”
Los indígenas araucanos eran tradicionalmente muy guerreros. Recordemos que en los primeros tiempos de la conquista española asolaron varias importantes ciudades en Chile que los chilenos tardaron siglos en reconquistar. Los araucanos, en el año 1250 subieron hacia el norte y destruyeron el Imperio de Tiahuanaco. Este Imperio era mayor y mucho más civilizado que el posterior Imperio de los Incas que comenzó luego en el año 1280.
El uso actual del término "Mapuche" y las falsas reivindicaciones de estos son maniobras disolventes y disgregantes que practican políticos con minúscula en las últimas décadas con finalidades anti-nacionales, y para beneficio propio.
Bandera Tehuelche
Los denominados "Mapuches" son sólo ORIGINARIOS de la inventiva del Foreign Office Británico.
Ni Rosas o Roca los mencionan en la Campaña al Desierto, tampoco los historiadores, ni la famosa expedición a los Indios Ranqueles. Tampoco los menciona la Historia Oficial en las Provincias, ni en los Museos de Historia del Neuquén, de Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Mendoza, ni tampoco San Juan…
¿Desde cuándo han aparecido estos mapuches en escena? Su propia bandera es similar a la nueva Sud Africana, luego del apartheid. Utilizaron a Mandela, y ahora desean utilizar a un pueblo que no es originario de nada, sólo Tehuelches y Araucanos lo son.
Quede en claro que la expedición de Roca, resultó ser la primer guerra contra Chile y no una campaña contra el indio, como muchos pretenden hacerlo notar. A las pruebas me remito cuando sostengo que por entonces el 90% de la población chilena era indígena, que no es cosa menor. En síntesis, nuestro país defendía la soberanía sobre una Patagonia que los caciques deseaban y ellos... eran chilenos.
Hoy, todos los nacidos en el suelo patrio somos ARGENTINOS, y ya no caben falsas reivindicaciones indigenistas ni de pueblos originarios inexistentes. Desde comienzos del siglo XVI está presente la sangre hispana en todo el suelo argentino y los pueblos originarios de la Patagonia anteriores a esa fecha fueron las etnias TEHUELCHES, conformadas por distintos pueblos o 'tribus' como los Ranqueles, los Puelches, Guenenaken, Pampas, Pehuenches, Aónikenk, etc, etc, etc...
El invento "mapuche" data sólo del siglo XIX, insisto que hoy todos somos argentinos y nadie tiene ningún derecho a reivindicar etnias ni pueblos diferentes al argentino so pena de colaborar con los intentos Ingleses, Norteamericanos y otras yerbas para desmembrar y despotenciar a la Patria Argentina.
Este tema mapuche y su propaganda instalada que han hecho del indigenismo una cuestión de estado, es preciso comenzar a desbaratarla de raíz. Es más que evidente La Gran Mentira, ya que al hacerse llamar "Mapuches", pretenden ocultar o hacer pasar desapercibido su verdadero e invasor 'origen' Araucano, es decir, 'Natural de Arauco, Chile'. Y simultáneamente, intentan ocultar el genocidio Tehuelche a manos de los araucanos, como si estos últimos genocidas fueran otros, cuando se trata de ellos mismos. Y, lamentablemente, no sólo los políticos venales y periodistas pagados por el sistema, sirven de difusores de una mentira infame, sino que han caído en ella y no siempre por ingenuidad.
Obispos y Curas que fieles a sus posturas tercermundistas, impulsan como verdad de Perogrullo, dando así por sentadas todas y cada una de esas falacias.
Se llegó al extremo inconcebible de engañar al Santo Padre Juan Pablo II y al Papa Benedicto XVI cuando les hicieron decir que el gran santo Ceferino era Mapuche y no Tehuelche. Es difícil creer en la inocencia por desconocimiento de los Obispos patagónicos en esta maniobra vil, porque es dable suponer que si han llegado a cargos en esas instancias de la jerarquía eclesiástica, deben poseer una cultura general histórica de su Patria compatible con su rango.
Utilicemos en toda su plenitud este medio fantástico que la tecnología nos brinda, para revertir la opinión errada de muchos argentinos sobre temas de trascendencia como el que se trata.
En nuestro país, la comunidad Araucana que se hace llamar Mapuche aún no ha desarrollado acciones radicalizadas y violentas para hacerse de la posesión de tierras, pero en Chile -donde la población de etnia araucana es muy numerosa- ya han comenzado, a través de la vinculación con las F.A.R.C.
La Verdad Tehuelche y la Gran Mentira Mapuche
Este paradigma de la Nación Argentina es denostado por una campaña intencional que pretende disolver los verdaderos valores de la argentinidad. Lamentablemente la ignorancia histórica hace que muchos honestos ciudadanos se presten a colaborar con esta aviesa campaña.
El General Julio Argentino Roca:
El General Roca no encabezó una campaña privada en 1879. Fue como Comandante en Jefe del Ejército Nacional a cumplir la misión que Avellaneda, presidente de la Nación Argentina, elegido por el pueblo, le había asignado. Y esa campaña estuvo destinada a integrar, a incorporar de hecho a la geografía argentina, prácticamente la mitad de los territorios históricamente nuestros, y que estaban bajo el poder tiránico del malón Araucano, cuyos frutos más notables eran el robo de ganado, de mujeres y la provocación de incendios.
Los Araucanos, tal como su nombre lo indica, eran 'originarios' de Chile, más precisamente de la región de Arauco.
Bandera Mapuche
Enciclopedia Salvat - Diccionario - Editado en Barcelona - 1972:
MAPUCHE: Adj.- Natural de Arauco - Perteneciente a esta Provincia de Chile.
Masculino - Idioma de los araucanos.
TEHUELCHE: Adj. y sust. - Dícese de un individuo de un pueblo amerindio cazador, que, con otros grupos, integró la llamada "Cultura de las Pampas" en Argentina y Uruguay. Exterminados en gran parte por los conquistadores españoles y los araucanos, quedan reducidos núcleos en Tierra del Fuego.
Los araucanos, que hoy se hacen denominar Mapuches, llegaron a la Argentina allá por 1830, catorce años después de nuestra Declaración de la Independencia, es decir, cuando la Nación Argentina era ya independiente y soberana. Por lo tanto, fueron invasores. El primer grupo de invasores los constituyeron aproximadamente unos 100 indígenas capitaneados por Yanquetruz. Se afincaron en Neuquén y desde allí se fueron extendiendo hacia el sur y el norte.
El verdadero genocidio lo cometieron los Araucanos cuando aniquilaron a los Guenenaken, también llamados genéricamente Tehuelches, que eran los auténticos 'aborígenes originarios' de la Patagonia norte.
Actualmente como argentinos tienen todos los derechos al igual que los demás argentinos, pero no a intentar falsear la historia y pretender que les devuelvan tierras que nunca les pertenecieron, de las que NO SON "PUEBLO ORIGINARIO", sino que fueron sus invasores.
Ya para el año 1879, las tropas de Calfucurá eran poderosas, y lo prueba el hecho de que ganaron las primeras batallas contra el Ejército Nacional que emprendió la Reconquista de esas tierras usurpadas.
Ambos bandos contaban con fusiles Rémington y carabinas “Rolling Block”, mod. 1866, 11mm. Los araucanos los traían de su país, de Chile, a donde se los vendían los ingleses a cambio del ganado argentino robado en los malones. Prueba de ello, es que la columna del Ejército Nacional comandada por el Gral. Villegas tenía como objetivo clausurar y controlar los pasos andinos por donde les llegaban a los araucanos los Rémington y el abastecimiento de municiones.
Carabina Rémington llamada vulgarmente “Tercerola”
Los indígenas araucanos eran tradicionalmente muy guerreros. Recordemos que en los primeros tiempos de la conquista española asolaron varias importantes ciudades en Chile que los chilenos tardaron siglos en reconquistar. Los araucanos, en el año 1250 subieron hacia el norte y destruyeron el Imperio de Tiahuanaco. Este Imperio era mayor y mucho más civilizado que el posterior Imperio de los Incas que comenzó luego en el año 1280.
El uso actual del término "Mapuche" y las falsas reivindicaciones de estos son maniobras disolventes y disgregantes que practican políticos con minúscula en las últimas décadas con finalidades anti-nacionales, y para beneficio propio.
Araucanos y Tehuelches:
Bandera Tehuelche
Los denominados "Mapuches" son sólo ORIGINARIOS de la inventiva del Foreign Office Británico.
Ni Rosas o Roca los mencionan en la Campaña al Desierto, tampoco los historiadores, ni la famosa expedición a los Indios Ranqueles. Tampoco los menciona la Historia Oficial en las Provincias, ni en los Museos de Historia del Neuquén, de Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Mendoza, ni tampoco San Juan…
¿Desde cuándo han aparecido estos mapuches en escena? Su propia bandera es similar a la nueva Sud Africana, luego del apartheid. Utilizaron a Mandela, y ahora desean utilizar a un pueblo que no es originario de nada, sólo Tehuelches y Araucanos lo son.
Quede en claro que la expedición de Roca, resultó ser la primer guerra contra Chile y no una campaña contra el indio, como muchos pretenden hacerlo notar. A las pruebas me remito cuando sostengo que por entonces el 90% de la población chilena era indígena, que no es cosa menor. En síntesis, nuestro país defendía la soberanía sobre una Patagonia que los caciques deseaban y ellos... eran chilenos.
Hoy, todos los nacidos en el suelo patrio somos ARGENTINOS, y ya no caben falsas reivindicaciones indigenistas ni de pueblos originarios inexistentes. Desde comienzos del siglo XVI está presente la sangre hispana en todo el suelo argentino y los pueblos originarios de la Patagonia anteriores a esa fecha fueron las etnias TEHUELCHES, conformadas por distintos pueblos o 'tribus' como los Ranqueles, los Puelches, Guenenaken, Pampas, Pehuenches, Aónikenk, etc, etc, etc...
El invento "mapuche" data sólo del siglo XIX, insisto que hoy todos somos argentinos y nadie tiene ningún derecho a reivindicar etnias ni pueblos diferentes al argentino so pena de colaborar con los intentos Ingleses, Norteamericanos y otras yerbas para desmembrar y despotenciar a la Patria Argentina.
Este tema mapuche y su propaganda instalada que han hecho del indigenismo una cuestión de estado, es preciso comenzar a desbaratarla de raíz. Es más que evidente La Gran Mentira, ya que al hacerse llamar "Mapuches", pretenden ocultar o hacer pasar desapercibido su verdadero e invasor 'origen' Araucano, es decir, 'Natural de Arauco, Chile'. Y simultáneamente, intentan ocultar el genocidio Tehuelche a manos de los araucanos, como si estos últimos genocidas fueran otros, cuando se trata de ellos mismos. Y, lamentablemente, no sólo los políticos venales y periodistas pagados por el sistema, sirven de difusores de una mentira infame, sino que han caído en ella y no siempre por ingenuidad.
Obispos y Curas que fieles a sus posturas tercermundistas, impulsan como verdad de Perogrullo, dando así por sentadas todas y cada una de esas falacias.
Se llegó al extremo inconcebible de engañar al Santo Padre Juan Pablo II y al Papa Benedicto XVI cuando les hicieron decir que el gran santo Ceferino era Mapuche y no Tehuelche. Es difícil creer en la inocencia por desconocimiento de los Obispos patagónicos en esta maniobra vil, porque es dable suponer que si han llegado a cargos en esas instancias de la jerarquía eclesiástica, deben poseer una cultura general histórica de su Patria compatible con su rango.
Utilicemos en toda su plenitud este medio fantástico que la tecnología nos brinda, para revertir la opinión errada de muchos argentinos sobre temas de trascendencia como el que se trata.
En nuestro país, la comunidad Araucana que se hace llamar Mapuche aún no ha desarrollado acciones radicalizadas y violentas para hacerse de la posesión de tierras, pero en Chile -donde la población de etnia araucana es muy numerosa- ya han comenzado, a través de la vinculación con las F.A.R.C.
lunes, 11 de abril de 2016
PGM: Inventos que aún prevalecen
Estos 5 inventos que el uso diario se inventaron Durante la Primera Guerra Mundial
La Primera Guerra Mundial introdujo popularizó o algunos de los inventos más mortíferos del siglo 20 como el gas venenoso, tanques, pero también había un buen número de invenciones que a todas luces todavía son utilizados por los hombres modernos en la vida cotidiana.
Estas cosas ordinarias que se utiliza todos los días se inventaron durante la Primera Guerra Mundial.
The Vintage News
En realidad, las bolsitas de té se inventaron por accidente. En el té de principios del siglo 20 vino embalado en una bastante pesada y costosa box.Until Thomas Sullivan un té-operador estadounidense comenzó embalaje té en una bolsas de seda para ahorrar en gastos de envío, pero la gente malinterprete que esto era simplemente un paquete, por lo que puso todo el asunto en sus teteras, y así es como las bolsitas de té llegó a ser. Durante la guerra, algunos empresarios utilizarían la bolsa de té para enviar a los soldados, los alemanes los llamados "bombas de té." Las bolsitas de té modernas son generalmente hechas de fibra de papel. La bolsa de té de fibra de papel termosellada fue inventado por William Hermanson.
Foto Guerra Historia Online
La cremallera en realidad existía en el siglo 19, pero hasta la ropa del soldado del siglo 20 fueron sellados con botones, hasta que los militares U.S producido nuevos uniformes para sus tropas durante la Primera Guerra Mundial, y que tenía una cremallera. Esto resultó ser una idea fantástica, ya que protegía a las tropas contra el viento y la lluvia, y después de la Primera Guerra Mundial llegó la cremallera en la vida cotidiana.
Foto Guerra Historia Online
La comida era difícil de conseguir durante la guerra y después del invierno, durante 1916 y 1918 el hambre era más o menos una prominente situación. Konrad Adenauer, el primer canciller de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, fue todo un manitas y él hizo una salchicha de soja, que era más o menos genial. Por lo tanto, los vegetarianos hoy debe gracias Konrad Adenauer.
Sí, el establecimiento de los relojes una hora por delante era una idea que surgió durante la guerra, pero ¿por qué? En 1915 Alemania fue corto en combustible y para ahorrar luz artificial durante el otoño y primavera el gobierno dejó que el tiempo de ajustarse hacia delante en abril 1916. Empezando el 30 de abril de 1916, Alemania y su aliado de la Primera Guerra Mundial Austria-Hungría fueron los primeros en utilizar el horario de verano como una manera de conservar carbón en tiempos de guerra. Gran Bretaña, la mayor parte de sus aliados, y muchos neutrales europeos pronto siguieron su ejemplo. Rusia y algunos otros países esperaron hasta el próximo año y los Estados Unidos adoptaron en 1918.
En términos generales, el horario de verano se abandonó en los años después de la guerra (con algunas excepciones notables, entre ellos Canadá, el Reino Unido, Francia e Irlanda, por ejemplo). Sin embargo, fue traído por períodos de tiempo en muchos lugares diferentes durante las siguientes décadas, y por lo general durante la Segunda Guerra Mundial. Se llegó a ser ampliamente adoptada, sobre todo en América del Norte y Europa a partir de la década de 1970 como resultado de la crisis de 1970 la energía.
La Primera Guerra Mundial introdujo popularizó o algunos de los inventos más mortíferos del siglo 20 como el gas venenoso, tanques, pero también había un buen número de invenciones que a todas luces todavía son utilizados por los hombres modernos en la vida cotidiana.
Estas cosas ordinarias que se utiliza todos los días se inventaron durante la Primera Guerra Mundial.
The Vintage News
1.Saquitos de té
En realidad, las bolsitas de té se inventaron por accidente. En el té de principios del siglo 20 vino embalado en una bastante pesada y costosa box.Until Thomas Sullivan un té-operador estadounidense comenzó embalaje té en una bolsas de seda para ahorrar en gastos de envío, pero la gente malinterprete que esto era simplemente un paquete, por lo que puso todo el asunto en sus teteras, y así es como las bolsitas de té llegó a ser. Durante la guerra, algunos empresarios utilizarían la bolsa de té para enviar a los soldados, los alemanes los llamados "bombas de té." Las bolsitas de té modernas son generalmente hechas de fibra de papel. La bolsa de té de fibra de papel termosellada fue inventado por William Hermanson.
2. La cremallera
Foto Guerra Historia Online
La cremallera en realidad existía en el siglo 19, pero hasta la ropa del soldado del siglo 20 fueron sellados con botones, hasta que los militares U.S producido nuevos uniformes para sus tropas durante la Primera Guerra Mundial, y que tenía una cremallera. Esto resultó ser una idea fantástica, ya que protegía a las tropas contra el viento y la lluvia, y después de la Primera Guerra Mundial llegó la cremallera en la vida cotidiana.
3. Toallas sanitarias
Una firma U.S llamado Kimberly-Clark inventó un material llamado Cellucotton como una alternativa a los vendajes normales como Cellucotton ser más absorbente. Sin embargo, Cellucotton no era sólo útil para los soldados heridos, enfermeras encontraron otro uso de este material, y se inventaron las toallas sanitarias.4. Salchichas vegetarianas
Foto Guerra Historia Online
La comida era difícil de conseguir durante la guerra y después del invierno, durante 1916 y 1918 el hambre era más o menos una prominente situación. Konrad Adenauer, el primer canciller de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial, fue todo un manitas y él hizo una salchicha de soja, que era más o menos genial. Por lo tanto, los vegetarianos hoy debe gracias Konrad Adenauer.
5. Horario de verano
Sí, el establecimiento de los relojes una hora por delante era una idea que surgió durante la guerra, pero ¿por qué? En 1915 Alemania fue corto en combustible y para ahorrar luz artificial durante el otoño y primavera el gobierno dejó que el tiempo de ajustarse hacia delante en abril 1916. Empezando el 30 de abril de 1916, Alemania y su aliado de la Primera Guerra Mundial Austria-Hungría fueron los primeros en utilizar el horario de verano como una manera de conservar carbón en tiempos de guerra. Gran Bretaña, la mayor parte de sus aliados, y muchos neutrales europeos pronto siguieron su ejemplo. Rusia y algunos otros países esperaron hasta el próximo año y los Estados Unidos adoptaron en 1918.
En términos generales, el horario de verano se abandonó en los años después de la guerra (con algunas excepciones notables, entre ellos Canadá, el Reino Unido, Francia e Irlanda, por ejemplo). Sin embargo, fue traído por períodos de tiempo en muchos lugares diferentes durante las siguientes décadas, y por lo general durante la Segunda Guerra Mundial. Se llegó a ser ampliamente adoptada, sobre todo en América del Norte y Europa a partir de la década de 1970 como resultado de la crisis de 1970 la energía.
domingo, 10 de abril de 2016
Conquista de América: ¿Por qué los indios no enfermaban a los europeos?
Por qué los americanos aborígenes no diezmaron a los europeos con enfermedades
Emily Upton - Today I Found Out
La respuesta corta es que los europeos simplemente tenían sistemas inmunes más robustas. Varios factores contribuyeron a esto: en primer lugar, los europeos habían sido los cuidadores de animales domésticos desde hace miles de años, y tenía con el tiempo crecido inmune (un poco) a las enfermedades comunes que acompañaron a la domesticación de estas fuentes de alimentos. Nativos americanos, por el contrario, eran cazadores y recolectores en gran medida, e incluso en algunos casos de domesticación, se cree exposición fue limitada. Por ejemplo, como Jared Diamond, autor de Armas, gérmenes y acero estados,
En segundo lugar, los europeos vivían en zonas más densamente pobladas que los nativos americanos. Cuando tantos seres humanos conviven en espacios relativamente estrechos (en particular con la falta de buena, o cualquiera, sistemas de alcantarillado y similares), la enfermedad se propaga rápidamente con la población general continuamente estar más expuesto a numerosos patógenos. Los cuerpos de los europeos tuvieron que adaptarse para hacer frente a muchas de esas enfermedades, y para aquellos que sobrevivieron, sus sistemas inmunológicos prosperaron como resultado.
El tercer factor es el viaje y el intercambio. Los grupos de personas y animales se movía mucho en Europa y tenía interacciones particularmente a través de la guerra y el comercio, lo que resulta en la propagación de la enfermedad en todos los continentes y, finalmente, un cierto nivel de inmunidad para los sobrevivientes.
Todas estas cosas se tradujo en los europeos están expuestos regularmente a muchos más patógenos de los americanos nativos. Los sistemas inmunológicos de los europeos simplemente desarrollados para evitar lo peor de algunas de las enfermedades más desagradables que incapacitaron enteras poblaciones nativas americanas. Esa misma inmunidad les protegía de las enfermedades que los nativos americanos podría les han dado, o al menos hecho tan las nuevas enfermedades que encontraron no eran tan mortales.
Dicho esto, cabe señalar que los europeos fueron asesinados también comúnmente fuera a las enfermedades que trajeron al Nuevo Mundo. Es sólo que con el tiempo los que eran más susceptibles a estas enfermedades se extinguió y el sistema inmunológico de los supervivientes habían desarrollado hasta el punto en que la población en general no estaba normalmente en vías de desaparición en tasas en cualquier lugar cerca de un 95%, aunque los números eran a menudo todavía extrema para los estándares de hoy en día.
Pero, contrariamente a la creencia popular, no todo fue de un solo lado. Se cree que una enfermedad nativos americanos han resbalado a los barcos europeos y se embarcó hacia adelante a Europa haciendo un daño importante en el proceso. Esa enfermedad era la sífilis.
Colón "navegó el océano azul" en 1492. Sólo tres años después, en 1495, la primera epidemia de sífilis estalló entre los ejércitos en Italia en el cerco de Nápoles, aparentemente llevado por los soldados franceses que a su vez probablemente tiene la enfermedad de mercenarios españoles. Debido a la francesa popularmente extendiéndola, la sífilis fue inicialmente conocido como el "mal francés".
No era hasta hace muy poco cierto debate acerca de si o no la sífilis era en realidad una enfermedad "Nuevo Mundo", porque hay más de 50 esqueletos que se han encontrado con todas las características de la sífilis son la causa de la muerte y que una vez que se pensaba hasta la fecha tiempos precolombinos. Sin embargo, los avances en la tecnología de citas y una (2011) estudio completo reciente publicado en el Anuario de Antropología Física mirando a todos los esqueletos colocados muertes de esas personas después de que Colón regresó de las Américas.
La epidemia inicial de la sífilis se cree que ha matado a más de unos pocos millones de Euopeans ya que hizo sus rondas. Artista Albrecht Dürer comentó,
La enfermedad sigue siendo un problema en el siglo 20. Es causada por la bacteria Treponema pallidum, que puede atacar el sistema nervioso, el corazón, el cerebro y los órganos internos, causando una variedad de problemas de salud y, a veces, la muerte. Una cura no se desarrolló hasta la década de 1940 con el desarrollo de la penicilina.
Emily Upton - Today I Found Out
Greg H. pregunta: Las enfermedades de Europa acabaron con la mayoría de los indios, ¿por qué no los europeos también se hacen borrosos por las enfermedades de los Estados Unidos?Las estimaciones de muertes por enfermedades de los nativo-americano varían, aproximadamente 20-50 millones de personas se cree que han vivido en las Américas poco antes de que llegaran los europeos. Alrededor del 95% de ellos fueron asesinados por las enfermedades europeas. Entonces ¿por qué no 19 de cada 20 europeos mueren a causa de enfermedades nativos americanos?
La respuesta corta es que los europeos simplemente tenían sistemas inmunes más robustas. Varios factores contribuyeron a esto: en primer lugar, los europeos habían sido los cuidadores de animales domésticos desde hace miles de años, y tenía con el tiempo crecido inmune (un poco) a las enfermedades comunes que acompañaron a la domesticación de estas fuentes de alimentos. Nativos americanos, por el contrario, eran cazadores y recolectores en gran medida, e incluso en algunos casos de domesticación, se cree exposición fue limitada. Por ejemplo, como Jared Diamond, autor de Armas, gérmenes y acero estados,
Los incas tenían llamas, pero las llamas no son como las vacas y ovejas europeos. No son ordeñadas, no son mantenidos en grandes manadas, y no viven en graneros y cobertizos junto a los humanos. No hubo cambio significativo de gérmenes entre las llamas y las personas.
En segundo lugar, los europeos vivían en zonas más densamente pobladas que los nativos americanos. Cuando tantos seres humanos conviven en espacios relativamente estrechos (en particular con la falta de buena, o cualquiera, sistemas de alcantarillado y similares), la enfermedad se propaga rápidamente con la población general continuamente estar más expuesto a numerosos patógenos. Los cuerpos de los europeos tuvieron que adaptarse para hacer frente a muchas de esas enfermedades, y para aquellos que sobrevivieron, sus sistemas inmunológicos prosperaron como resultado.
El tercer factor es el viaje y el intercambio. Los grupos de personas y animales se movía mucho en Europa y tenía interacciones particularmente a través de la guerra y el comercio, lo que resulta en la propagación de la enfermedad en todos los continentes y, finalmente, un cierto nivel de inmunidad para los sobrevivientes.
Todas estas cosas se tradujo en los europeos están expuestos regularmente a muchos más patógenos de los americanos nativos. Los sistemas inmunológicos de los europeos simplemente desarrollados para evitar lo peor de algunas de las enfermedades más desagradables que incapacitaron enteras poblaciones nativas americanas. Esa misma inmunidad les protegía de las enfermedades que los nativos americanos podría les han dado, o al menos hecho tan las nuevas enfermedades que encontraron no eran tan mortales.
Dicho esto, cabe señalar que los europeos fueron asesinados también comúnmente fuera a las enfermedades que trajeron al Nuevo Mundo. Es sólo que con el tiempo los que eran más susceptibles a estas enfermedades se extinguió y el sistema inmunológico de los supervivientes habían desarrollado hasta el punto en que la población en general no estaba normalmente en vías de desaparición en tasas en cualquier lugar cerca de un 95%, aunque los números eran a menudo todavía extrema para los estándares de hoy en día.
Pero, contrariamente a la creencia popular, no todo fue de un solo lado. Se cree que una enfermedad nativos americanos han resbalado a los barcos europeos y se embarcó hacia adelante a Europa haciendo un daño importante en el proceso. Esa enfermedad era la sífilis.
Colón "navegó el océano azul" en 1492. Sólo tres años después, en 1495, la primera epidemia de sífilis estalló entre los ejércitos en Italia en el cerco de Nápoles, aparentemente llevado por los soldados franceses que a su vez probablemente tiene la enfermedad de mercenarios españoles. Debido a la francesa popularmente extendiéndola, la sífilis fue inicialmente conocido como el "mal francés".
No era hasta hace muy poco cierto debate acerca de si o no la sífilis era en realidad una enfermedad "Nuevo Mundo", porque hay más de 50 esqueletos que se han encontrado con todas las características de la sífilis son la causa de la muerte y que una vez que se pensaba hasta la fecha tiempos precolombinos. Sin embargo, los avances en la tecnología de citas y una (2011) estudio completo reciente publicado en el Anuario de Antropología Física mirando a todos los esqueletos colocados muertes de esas personas después de que Colón regresó de las Américas.
La epidemia inicial de la sífilis se cree que ha matado a más de unos pocos millones de Euopeans ya que hizo sus rondas. Artista Albrecht Dürer comentó,
Dios me libre de la enfermedad francesa. No sé de nada de lo que tengo tanto miedo ... Casi todo hombre tiene y se lo come tantos que mueren.
La enfermedad sigue siendo un problema en el siglo 20. Es causada por la bacteria Treponema pallidum, que puede atacar el sistema nervioso, el corazón, el cerebro y los órganos internos, causando una variedad de problemas de salud y, a veces, la muerte. Una cura no se desarrolló hasta la década de 1940 con el desarrollo de la penicilina.
sábado, 9 de abril de 2016
SGM: Canibalismo en un campo de concentración
Canibalismo en un campo nazi: el espeluznante testimonio de un sobreviviente
Un barracón femenino del campo de concentración de Bergen-BelsenUn barracón femenino del campo de concentración de Bergen-Belsen
Infobae
Británicos encerrados en campos de concentración nazis soportaron torturas por parte de la policía secreta del régimen de Hitler (Gestapo) e hicieron frente a un "extendido canibalismo" entre los prisioneros, según unos documentos escondidos cinco décadas.
Los Archivos Nacionales del Reino Unido publicaron este jueves 900 solicitudes para recibir ayuda económica que las víctimas británicas de la persecución nazi hicieron llegar al gobierno del país durante la década de los 60.
Uno de los documentos más llamativos es el de Harold Le Druillenec, único superviviente británico del campo de concentración de Bergen-Belsen, en Baja Sajonia (Alemania), que narró en su petición los horrores que vivió durante los diez meses que pasó bajo el régimen nazi.
"La ley de la jungla reinaba entre los prisioneros: por la noche o matabas o te mataban y durante el día el canibalismo se extendía", explicó.
Según sus notas, en Belsen "no había comida, ni agua y dormir era imposible", mientras que en el campo de Banter Weg (Hamburgo), donde también pasó un tiempo, "la tortura y el castigo" por medio de "golpes, ahogamientos y crucifixiones" era lo normal a toda hora.
En su solicitud, remarcó que sus experiencias lo dejaron "débil" y afectaron sus pulmones y su corazón, a lo que el gobierno británico reaccionó con una compensación de 1.853 libras, cerca de 30.000 hoy en día (38.000 euros).
En 1964, la República Federal de Alemania se comprometió a destinar al Reino Unido un millón de libras, lo que actualmente serían 17 millones (21 millones de euros), que el país debía compensar a todos los británicos que sufrieron la persecución del nazismo.
De las 4.000 personas que pidieron la ayuda, tan solo 1.015 fueron beneficiadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores, que la repartía según el tiempo pasado en un campo de concentración (un mínimo de tres meses) y el grado de discapacidad.
Una de las afectadas que no consiguieron una compensación económica fue la austríaca de origen Johanna Hill, quien perdió toda posibilidad de ser madre debido a las palizas de la Gestapo, por haber estado en prisión solo un mes y medio.
Uno de los supervivientes que escaparon del campo de Stalag Lutf III en 1944, Bertram "Jimmy" James, vio como su petición por haber estado encerrado en el campo de Sachsenhausen (Brandeburgo) era denegada por no haber llegado a padecer "los tratamientos inhumanos y degradantes" propios de un campo de concentración.
Para el gobierno británico que estudió el caso, las condiciones de Sachsenhausen "no eran de ninguna manera comparables" a las de otras campos.
Finalmente, después de que en 1968 se decidiera que las víctimas británicas de este campo de concentración también debían ser compensadas económicamente, James percibió 1.192 libras, unas 18.500 libras de hoy (23.000 euros).
Está previsto que para la primavera de 2017 vean la luz alrededor de otras 3.000 peticiones.
Un barracón femenino del campo de concentración de Bergen-BelsenUn barracón femenino del campo de concentración de Bergen-Belsen
Infobae
Británicos encerrados en campos de concentración nazis soportaron torturas por parte de la policía secreta del régimen de Hitler (Gestapo) e hicieron frente a un "extendido canibalismo" entre los prisioneros, según unos documentos escondidos cinco décadas.
Los Archivos Nacionales del Reino Unido publicaron este jueves 900 solicitudes para recibir ayuda económica que las víctimas británicas de la persecución nazi hicieron llegar al gobierno del país durante la década de los 60.
Uno de los documentos más llamativos es el de Harold Le Druillenec, único superviviente británico del campo de concentración de Bergen-Belsen, en Baja Sajonia (Alemania), que narró en su petición los horrores que vivió durante los diez meses que pasó bajo el régimen nazi.
"La ley de la jungla reinaba entre los prisioneros: por la noche o matabas o te mataban y durante el día el canibalismo se extendía", explicó.
Según sus notas, en Belsen "no había comida, ni agua y dormir era imposible", mientras que en el campo de Banter Weg (Hamburgo), donde también pasó un tiempo, "la tortura y el castigo" por medio de "golpes, ahogamientos y crucifixiones" era lo normal a toda hora.
En su solicitud, remarcó que sus experiencias lo dejaron "débil" y afectaron sus pulmones y su corazón, a lo que el gobierno británico reaccionó con una compensación de 1.853 libras, cerca de 30.000 hoy en día (38.000 euros).
En 1964, la República Federal de Alemania se comprometió a destinar al Reino Unido un millón de libras, lo que actualmente serían 17 millones (21 millones de euros), que el país debía compensar a todos los británicos que sufrieron la persecución del nazismo.
De las 4.000 personas que pidieron la ayuda, tan solo 1.015 fueron beneficiadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores, que la repartía según el tiempo pasado en un campo de concentración (un mínimo de tres meses) y el grado de discapacidad.
Una de las afectadas que no consiguieron una compensación económica fue la austríaca de origen Johanna Hill, quien perdió toda posibilidad de ser madre debido a las palizas de la Gestapo, por haber estado en prisión solo un mes y medio.
Uno de los supervivientes que escaparon del campo de Stalag Lutf III en 1944, Bertram "Jimmy" James, vio como su petición por haber estado encerrado en el campo de Sachsenhausen (Brandeburgo) era denegada por no haber llegado a padecer "los tratamientos inhumanos y degradantes" propios de un campo de concentración.
Para el gobierno británico que estudió el caso, las condiciones de Sachsenhausen "no eran de ninguna manera comparables" a las de otras campos.
Finalmente, después de que en 1968 se decidiera que las víctimas británicas de este campo de concentración también debían ser compensadas económicamente, James percibió 1.192 libras, unas 18.500 libras de hoy (23.000 euros).
Está previsto que para la primavera de 2017 vean la luz alrededor de otras 3.000 peticiones.
viernes, 8 de abril de 2016
Guerra contra la Subversión: La confensión de Harguindeguy
El día que Cox grabó a Harguindeguy
El duro diálogo off the record entre el periodista mencionado por Obama y el militar que luego sería condenado por asesinatos.
Por Gustavo Gonzalez | Perfil
TESTIMONIO. Antes de dejar el país en 1979, Cox se fotografió con su familia para protegerlos. |
Imagínense la Argentina de 1979. Ni siquiera era una guerra, era una masacre de Estado, más allá de la existencia del terrorismo privado. La dictadura controlaba las calles, las universidades, las empresas. Ya para entonces había miles de desaparecidos, aunque los medios y los periodistas permanecían mayoritariamente en silencio. Unos optaron por ser propagandistas del régimen. Los otros, por temer y callar. Lo mismo que hizo la mayor parte de la sociedad.
Ya se contaban también decenas de periodistas desaparecidos y asesinados. Además de casos notorios como los de Jacobo Timerman y Jorge Fontevecchia, detenidos en centros clandestinos y liberados después por la presión internacional.
Imagínense, entonces, en un país donde el slogan oficial era, literalmente, “El silencio es salud”, a un periodista ingresando al despacho del ministro del Interior en la Casa Rosada con el grabador encendido entre su ropa para grabar subrepticiamente una conversación.
Era junio de 1979, y el periodista, Robert Cox, director del Buenos Aires Herald. Su nombre era desconocido para todos, salvo para los familiares de los detenidos y desaparecidos. Y para la dictadura.
Los primeros lo veían como el jefe de un equipo de héroes (junto a James Neilson, Andrew Graham-Yooll y otros) que arriesgaban su vida informando día a día sobre nuevos casos y denuncias. Los familiares, como Nelva y Alberto Fontevecchia, sentían que si el nombre de su ser querido aparecía publicado en el Herald, había una chance de que esa persona fuera liberada.
Para los militares y civiles de la dictadura, en cambio, Bob era alguien peligroso, probablemente al servicio del comunismo internacional o de la Inteligencia yanqui, que para la sabiduría militar podía representar más o menos lo mismo.
Desde el primer día del golpe de Estado, hace cuarenta años, se lo habían advertido: estaba prohibido publicar sobre la represión ilegal. Pero Cox no lo entendió bien: un año después lo detuvieron ilegalmente para explicárselo en persona. También a él lo salvó la presión internacional, pero no quitó que después sufriera un atentado, y su esposa Maud, un intento de secuestro.
Así estaban las cosas aquel día de 1979, cuando después de una “conferencia de prensa” del ministro Albano Harguindeguy, en la Casa de Gobierno, Cox lo siguió a su despacho con el grabador encendido. Era el mismo militar que tras el fin de la dictadura sería responsabilizado por la desaparición de cientos de personas.
Los diálogos que a continuación se reproducen se pueden escuchar completos por primera vez en Perfil.com o leerse en el libro que escribió su hijo David, Guerra sucia, secretos sucios.
—¿Cómo anda, señor Cox? Lo felicito por los comentarios. Muy conmovedor. A veces se deja llevar por ese espíritu romántico inglés, ¿no?
—Sí. Es cierto.
—Pero esos artículos que publicó hoy... Nos da bastante duro.
—No es una cuestión personal. Hay sesenta periodistas desaparecidos.
—¿Sesenta? –preguntó Harguindeguy–. Hay algunos presos, gente que está metida en...
—No. Hay sesenta periodistas desaparecidos.
—¿Nada más que sesenta? –ironizó el general.
—Sesenta desaparecidos. Creo que hay que hacer algo...
—Bueno, pero lo que usted no sabe es que hay un montón de desaparecidos –retrucó Harguindeguy.
—(...) Usted tiene que ocuparse de resolver esto. Es un problema gravísimo. (...) ¿No podría ayudarme un poco?
—Lo estamos ayudando, Cox. ¿Qué le parece que es esto, si no? –dijo aludiendo a documentos sobre el escritorio de su despacho que supuestamente contenían los nombres de todos los asesinados.
—¡Eso es una mentira! –le respondió Cox, quien ya había visto de qué se trataban esos documentos.
—Escuche, yo no soy Jesucristo. No puedo decirle a Lázaro “levántate y anda”.
—¿Dónde está el coraje militar? (...) Corren rumores de que han desaparecido tres mil personas en la ciudad.
—Están locos, Cox.
—¿Cuántos han desaparecido hasta ahora?
El jerarca militar le dijo que estaba equivocado y que Estados Unidos había inventado la mayor parte de los casos para desacreditar al gobierno argentino. Si la embajada seguía presionando, él mismo saldría a decir que estaban mintiendo, le advirtió el general. Cox le mencionó los casos concretos del periodista Fernández Pondal y del diplomático Hidalgo Solá. Harguindeguy retrucó:
—Durante la Segunda Guerra Mundial los soldados norteamericanos encerraban a sus prisioneros en fortines y los mataban a todos con granadas...
Cox respondió que no había punto de comparación, y la conversación siguió hasta que el militar dijo que recibía cartas de todo el mundo por los desaparecidos y que iba a investigar para demostrar que todo era falso. Entonces el periodista terminó: “Las investigaciones sobre los desaparecidos son una burla”.
A pocos meses de aquel encuentro, antes de que terminara 1979, Cox y su familia debieron dejar el país después de que su pequeño hijo Peter recibiera una carta en la que los amenazaban con la muerte si no lo hacían. Cuando esta semana el presidente Obama recordó su nombre, lo que nos recordó es el símbolo de un pasado horrible cruzado de gestos heroicos y de silencios que todavía retumban.
El duro diálogo off the record entre el periodista mencionado por Obama y el militar que luego sería condenado por asesinatos.
Por Gustavo Gonzalez | Perfil
TESTIMONIO. Antes de dejar el país en 1979, Cox se fotografió con su familia para protegerlos. |
Imagínense la Argentina de 1979. Ni siquiera era una guerra, era una masacre de Estado, más allá de la existencia del terrorismo privado. La dictadura controlaba las calles, las universidades, las empresas. Ya para entonces había miles de desaparecidos, aunque los medios y los periodistas permanecían mayoritariamente en silencio. Unos optaron por ser propagandistas del régimen. Los otros, por temer y callar. Lo mismo que hizo la mayor parte de la sociedad.
Ya se contaban también decenas de periodistas desaparecidos y asesinados. Además de casos notorios como los de Jacobo Timerman y Jorge Fontevecchia, detenidos en centros clandestinos y liberados después por la presión internacional.
Imagínense, entonces, en un país donde el slogan oficial era, literalmente, “El silencio es salud”, a un periodista ingresando al despacho del ministro del Interior en la Casa Rosada con el grabador encendido entre su ropa para grabar subrepticiamente una conversación.
Era junio de 1979, y el periodista, Robert Cox, director del Buenos Aires Herald. Su nombre era desconocido para todos, salvo para los familiares de los detenidos y desaparecidos. Y para la dictadura.
Los primeros lo veían como el jefe de un equipo de héroes (junto a James Neilson, Andrew Graham-Yooll y otros) que arriesgaban su vida informando día a día sobre nuevos casos y denuncias. Los familiares, como Nelva y Alberto Fontevecchia, sentían que si el nombre de su ser querido aparecía publicado en el Herald, había una chance de que esa persona fuera liberada.
Para los militares y civiles de la dictadura, en cambio, Bob era alguien peligroso, probablemente al servicio del comunismo internacional o de la Inteligencia yanqui, que para la sabiduría militar podía representar más o menos lo mismo.
Desde el primer día del golpe de Estado, hace cuarenta años, se lo habían advertido: estaba prohibido publicar sobre la represión ilegal. Pero Cox no lo entendió bien: un año después lo detuvieron ilegalmente para explicárselo en persona. También a él lo salvó la presión internacional, pero no quitó que después sufriera un atentado, y su esposa Maud, un intento de secuestro.
Así estaban las cosas aquel día de 1979, cuando después de una “conferencia de prensa” del ministro Albano Harguindeguy, en la Casa de Gobierno, Cox lo siguió a su despacho con el grabador encendido. Era el mismo militar que tras el fin de la dictadura sería responsabilizado por la desaparición de cientos de personas.
Los diálogos que a continuación se reproducen se pueden escuchar completos por primera vez en Perfil.com o leerse en el libro que escribió su hijo David, Guerra sucia, secretos sucios.
—¿Cómo anda, señor Cox? Lo felicito por los comentarios. Muy conmovedor. A veces se deja llevar por ese espíritu romántico inglés, ¿no?
—Sí. Es cierto.
—Pero esos artículos que publicó hoy... Nos da bastante duro.
—No es una cuestión personal. Hay sesenta periodistas desaparecidos.
—¿Sesenta? –preguntó Harguindeguy–. Hay algunos presos, gente que está metida en...
—No. Hay sesenta periodistas desaparecidos.
—¿Nada más que sesenta? –ironizó el general.
—Sesenta desaparecidos. Creo que hay que hacer algo...
—Bueno, pero lo que usted no sabe es que hay un montón de desaparecidos –retrucó Harguindeguy.
—(...) Usted tiene que ocuparse de resolver esto. Es un problema gravísimo. (...) ¿No podría ayudarme un poco?
—Lo estamos ayudando, Cox. ¿Qué le parece que es esto, si no? –dijo aludiendo a documentos sobre el escritorio de su despacho que supuestamente contenían los nombres de todos los asesinados.
—¡Eso es una mentira! –le respondió Cox, quien ya había visto de qué se trataban esos documentos.
—Escuche, yo no soy Jesucristo. No puedo decirle a Lázaro “levántate y anda”.
—¿Dónde está el coraje militar? (...) Corren rumores de que han desaparecido tres mil personas en la ciudad.
—Están locos, Cox.
—¿Cuántos han desaparecido hasta ahora?
El jerarca militar le dijo que estaba equivocado y que Estados Unidos había inventado la mayor parte de los casos para desacreditar al gobierno argentino. Si la embajada seguía presionando, él mismo saldría a decir que estaban mintiendo, le advirtió el general. Cox le mencionó los casos concretos del periodista Fernández Pondal y del diplomático Hidalgo Solá. Harguindeguy retrucó:
—Durante la Segunda Guerra Mundial los soldados norteamericanos encerraban a sus prisioneros en fortines y los mataban a todos con granadas...
Cox respondió que no había punto de comparación, y la conversación siguió hasta que el militar dijo que recibía cartas de todo el mundo por los desaparecidos y que iba a investigar para demostrar que todo era falso. Entonces el periodista terminó: “Las investigaciones sobre los desaparecidos son una burla”.
A pocos meses de aquel encuentro, antes de que terminara 1979, Cox y su familia debieron dejar el país después de que su pequeño hijo Peter recibiera una carta en la que los amenazaban con la muerte si no lo hacían. Cuando esta semana el presidente Obama recordó su nombre, lo que nos recordó es el símbolo de un pasado horrible cruzado de gestos heroicos y de silencios que todavía retumban.
jueves, 7 de abril de 2016
Subversión: La detención de una copera
’Señora, está destituida‘
En La primera presidente, la historiadora María Sáenz Quesada realiza una profunda investigación sobre la vida de aquella mujer que, a partir de un encuentro con Perón, no se volvió a separar de su lado. Desarrolla diferentes e importantes momentos para ella y los argentinos, como sus años de exilio, el regreso a la Argentina, el último mandato del General y su breve presidencia, acompañada por el mítico José López Rega.
Por María Sáenz Quesada | Perfil
Guardaespaldas. Isabel con Jorge Videla y Emilio Massera en enero de 1976, meses antes del golpe militar que dejó muertos y desaparecidos.
Isabel llegó en helicóptero a mediodía del 23 de marzo a la Casa de Gobierno, almorzó y recibió a Norma López Rega, Lastiri, Vignes y Norma Kennedy. También la visitó un grupo de sindicalistas, encabezado por Lorenzo Miguel, quien volvió a mostrarse optimista: “La presidente no está dispuesta a irse, no se va ni pide descanso… pronto en los barrios y en la Plaza de Mayo se podrá ver que esta reacción nuestra tiene calor popular, no caeremos sin pena ni gloria”, pronosticó el metalúrgico.
Recuerda una funcionaria de la Cancillería, que concurrió a la Casa Rosada con motivo de un seminario de Naciones Unidas para América Latina sobre participación de la mujer en la vida pública, en la víspera del golpe: “La presidente nos recibió a Quijano, a mí y, por Naciones Unidas, a la secretaria general del tema de la mujer –que estaba interesada en conocer a una jefa de Estado mujer–. Nos sentamos. Isabel en la cabecera; no había traductor, de modo que hice de intérprete. Isabel pasó 45 minutos hablando de la situación de la mujer, como si no pasara nada. Parecía irrelevante para las circunstancias que se vivían. Pero ella cumplió con la entrevista con toda calma”.
“El 23 de marzo fue un día de esquizofrenia; por un lado, la noticia de que los tanques controlaban la avenida General Paz; por otro, una serie de actos protocolares. Había venido el alcalde de Moscú, alto personaje del Politburó, y en la recepción en la embajada soviética éste le preguntó al canciller si habría golpe, preocupado porque si se cerraba el aeropuerto no podría volver en fecha (como efectivamente ocurrió)”, recuerda el ex ministro Quijano, que ese día concurrió a la presentación de credenciales de dos nuevos embajadores.
El 23, el ministro Deheza tuvo dos reuniones con los comandantes, en las que repasaron la lista de exigencias que los jefes militares habían redactado como parte del intento de acuerdo del 5 de enero. Eran metas muy ambiciosas, un replanteo del gobierno desde el vamos más que una rectificación del plan económico, la política exterior y la indisciplina social. No obstante la tensión, se sintió aliviado porque al día siguiente tendría otra más con Videla, Massera y Agosti. “Esta noche no pasará nada”, le dijo a Julio González, a pesar de que el titular del vespertino La Razón decía: “La suerte está echada”.
“La tarde del 23 de marzo –escribe monseñor Laghi– la señora, según me ha confiado monseñor Galán, permaneció casi hasta la medianoche en la Casa Rosada, incluso para anticipar el saludo de cumpleaños de una colaboradora, Beatriz Galán, sobrina de monseñor”.
En los despachos de la Secretaría Privada y Técnica, los funcionarios se quedaron un rato más conversando con el intendente de Lanús, Manuel Quindimil, y unos diputados.
Pero el problema que los desvelaba era otro: desde el mes anterior, la presidente había dado órdenes muy estrictas de que hubiera disponible en caja una suma en efectivo de 16 millones de pesos ley, tomada de los gastos reservados.
El 22 de marzo la presidente recibió a su secretario a solas y le indicó que tuviese preparada esa suma sin darle ninguna explicación. Los trámites se hicieron y los millones llegaron puntualmente en la tarde del 23, en gruesos fajos del Banco Nación. Por eso, a la hora cero del 24 de marzo, antes de partir a Olivos en helicóptero, González habló con el subsecretario, doctor Noacco, y le indicó que en caso de producirse los acontecimientos que se temían, él debía retirar los fondos y entregarlos en una escribanía para restituirlos debidamente si la presidente no los disponía. (Así se hizo después por medio de la escribanía de Bernardino Montejano.)
A medianoche, Isabel, con el rostro tenso, el pelo recogido y un elegante traje beige, se retiró de la Casa de Gobierno a bordo de un helicóptero acompañada por González y por el jefe de la custodia. Al poco rato supieron en Presidencia que la máquina no había llegado a Olivos y casi enseguida el Ejército irrumpió en la Casa Rosada.
El general Villarreal había pasado sus vacaciones en La Falda. Al regreso, a principios de febrero, le informaron que se iba a Buenos Aires, al Estado Mayor, donde se haría cargo de la Jefatura de Personal. Dependería del general Viola, que había sido su jefe directo muchos años. “Villarreal –me dijo Viola en la primera charla–, si acá se produce la ruptura del orden constitucional empiece a pensar en los cambios que tendríamos que hacer a nivel superior de Ejército, si este general va a tal lado y este general puede ir a tal otro, quién lo reemplaza, y empiece a pensar que usted también se va a ir”. Unos días después el general Galtieri, subjefe del Estado Mayor, le indica: “Villarreal, a usted le va a tocar una tarea delicada; no la va a hacer solo, la va a hacer con el brigadier Lami Dozo de la Fuerza Aérea y el almirante Santamaría; tienen que entrar a planificar la detención de la señora de Perón y el lugar donde se la va a trasladar… No se apure, yo le voy a avisar en una semana o diez días”. Pero todavía sin saber fecha. Esta se supo después.
“En el destino de Isabel no intervino el nuncio, como algunos suponen. Nosotros analizamos algunas variantes. El Messidor, en Neuquén, que resultó elegido, tenía la suficiente lejanía como para que no hubiera por ahí una manifestación de apoyo a la señora, y reunía las condiciones de aislamiento y de seguridad. Al único miembro de la Iglesia a quien yo hablé fue monseñor Tortolo, obispo de Paraná y capellán castrense, dado que una de las ‘exigencias’ que teníamos nosotros era evitar el derramamiento de sangre y que le pasara algo a la señora de Perón. Cuando hablé con el jefe de Granaderos, cuya misión es defender al presidente de la Nación, éste dijo: ‘Yo lo lamento, mi general, pero voy a cumplir con mi misión’; le digo: ‘Usted cumpla con su misión pero facilíteme la mía en el sentido de que no tenga que matar soldados, si entramos a Olivos o a la Casa Rosada, y si usted me va a colocar granaderos con ametralladoras, no me los coloque ahí delante, colóquelos al costado…”.
Esta precaución se justificaba. En efecto, en el intento revolucionario del 16 de junio de 1955, el Regimiento de Granaderos había luchado con valor en un combate terrestre contra la Infantería de Marina para defender al presidente.
En otros derrocamientos de presidentes de facto, como Eduardo Lonardi, o constitucionales, los casos de Frondizi y de Illia, esto no se había repetido, pero existía el antecedente y quizá por esta razón el operativo fue modificado.
“El día antes recorrimos con Basilio Lami Dozo Campo de Mayo y el regimiento de Palermo, a ver qué tropa tendríamos a disposición, en la hipótesis de que la detención fuera en Casa de Gobierno o en Olivos. Cuando llego de la recorrida nos llama Viola, y me dice: ‘Vamos a intentar otra alternativa; si la señora se desplaza en helicóptero hasta Olivos, el piloto simulará un desperfecto y aterrizará en Aeroparque. Prepárense para esa emergencia. Estén a las 10 pm en Aeroparque y tendrán el personal necesario’.
”Teníamos a disposición un mayor del Regimiento de Patricios, personal de Marina y el jefe de turno de Aeroparque. Organizamos de qué manera se iba a proceder. Sabíamos que el su-boficial Rafael Luisi, jefe de la custodia presidencial, era muy buen tirador, un oficial estaba encargado de seguirlo desde un control apuntándolo con un FAL… Nos quedamos esperando que nos informaran y a las 12.45 pm nos llamaron y dijeron que el helicóptero había salido de la Casa de Gobierno.
”Las luces del Aeroparque estaban apagadas y además, previamente, el avión presidencial estaba preparado del otro lado de la pista. Sentimos el rateo del helicóptero como si tuviera una falla y el aterrizaje. El jefe de turno la invitó a la señora a bajar, pero el jefe de la custodia le dice: ‘Señora, no baje del helicóptero, esperemos aquí a que los autos vengan de Olivos’.
”El piloto les advirtió que el problema de turbinas implica riesgo de incendio. Entonces bajaron. Nosotros estábamos en el dormitorio del jefe de la base, hasta que el comodoro jefe nos dice que Isabel se encontraba en su despacho. Abren la puerta, ella estaba sentada, me presenté y presenté a Lami Dozo y a Santamaría. Julio González y Luisi estaban detenidos en otro lugar, y el edecán naval, apartado. Mientras pedían el avión presidencial, pasaron 45 minutos de conversación con ella”.
“Cuando entramos nosotros estaba sentada en la pose que tenía normalmente”, dice el general Villarreal; “la saludo, le presento a Lami Dozo y a Santamaría y le digo: ‘Señora, las Fuerzas Armadas han asumido el poder político de la Nación y usted queda destituida’. ‘Estoy preparada para que hagan conmigo lo que hayan resuelto’, dice. Temblaba, era un temblor en la barbilla. Le digo: ‘No, señora, quédese tranquila, la presencia nuestra acá obedece a garantizar su seguridad personal’. Entonces pregunta: ‘¿Y se puede saber qué van a hacer conmigo?’. ‘Señora, la vamos a trasladar a la residencia El Messidor’. ‘¿Y dónde queda eso?’. ‘En la provincia del Neuquén’. ‘Pero yo estoy con lo puesto’. ‘¿Qué es lo que desea que hagamos?’. ‘Que llamen a la gobernanta de Olivos para que me prepare’”.
Los protagonistas de esta escena estaban muy nerviosos. El capitán de navío se había olvidado de grabar la conversación, como estaba convenido, y el brigadier de avisar a la Junta que ya se había concretado el operativo para que se pusieran en marcha las otras detenciones. Cuando cada uno partió a informar, la presidente y Villarreal se quedaron solos: “En la conversación dice ella: ‘General, el general Perón me dijo siempre que confiara en el Ejército y ahora el Ejército me traiciona’. ‘Mire, señora, no es el Ejército el que la traiciona, son las Fuerzas Armadas que han decidido ante la situación que vive el país asumir el poder político, no lo tome como una traición del Ejército’. ‘Pero general, en este momento en que todo el sindicalismo, la CGT, se iban a poner detrás mío para combatir la subversión, ¿ustedes me hacen esto?, ¿ustedes no saben que tienen en el propio Ejército gente que está ligada a los movimientos subversivos?’. ‘Es probable, señora, es probable’. ‘No se equivoque, hasta tienen algún general que está’. ‘Yo lo desconozco, señora’. ‘¿Usted tiene hijos, general?’. ‘Sí, señora, tengo; por eso es que estoy con toda convicción en esto que estoy haciendo’. ‘Espero que no se arrepienta, porque van a correr ríos de sangre cuando la gente salga a las calles a defenderme’. ‘Bueno, señora, son enfoques personales; usted tiene el suyo, nosotros
el nuestro’”.
Isabel no perdió la calma en ningún momento. Pasada la cuestión inicial de los nervios, se tranquilizó y empezó a conversar. (...)
Salieron. (...) Ella se fue con lo puesto (...). En el vuelo, Isabel no aceptó tomar café por temor a que la envenenasen.
En La primera presidente, la historiadora María Sáenz Quesada realiza una profunda investigación sobre la vida de aquella mujer que, a partir de un encuentro con Perón, no se volvió a separar de su lado. Desarrolla diferentes e importantes momentos para ella y los argentinos, como sus años de exilio, el regreso a la Argentina, el último mandato del General y su breve presidencia, acompañada por el mítico José López Rega.
Por María Sáenz Quesada | Perfil
Guardaespaldas. Isabel con Jorge Videla y Emilio Massera en enero de 1976, meses antes del golpe militar que dejó muertos y desaparecidos.
Isabel llegó en helicóptero a mediodía del 23 de marzo a la Casa de Gobierno, almorzó y recibió a Norma López Rega, Lastiri, Vignes y Norma Kennedy. También la visitó un grupo de sindicalistas, encabezado por Lorenzo Miguel, quien volvió a mostrarse optimista: “La presidente no está dispuesta a irse, no se va ni pide descanso… pronto en los barrios y en la Plaza de Mayo se podrá ver que esta reacción nuestra tiene calor popular, no caeremos sin pena ni gloria”, pronosticó el metalúrgico.
Recuerda una funcionaria de la Cancillería, que concurrió a la Casa Rosada con motivo de un seminario de Naciones Unidas para América Latina sobre participación de la mujer en la vida pública, en la víspera del golpe: “La presidente nos recibió a Quijano, a mí y, por Naciones Unidas, a la secretaria general del tema de la mujer –que estaba interesada en conocer a una jefa de Estado mujer–. Nos sentamos. Isabel en la cabecera; no había traductor, de modo que hice de intérprete. Isabel pasó 45 minutos hablando de la situación de la mujer, como si no pasara nada. Parecía irrelevante para las circunstancias que se vivían. Pero ella cumplió con la entrevista con toda calma”.
“El 23 de marzo fue un día de esquizofrenia; por un lado, la noticia de que los tanques controlaban la avenida General Paz; por otro, una serie de actos protocolares. Había venido el alcalde de Moscú, alto personaje del Politburó, y en la recepción en la embajada soviética éste le preguntó al canciller si habría golpe, preocupado porque si se cerraba el aeropuerto no podría volver en fecha (como efectivamente ocurrió)”, recuerda el ex ministro Quijano, que ese día concurrió a la presentación de credenciales de dos nuevos embajadores.
El 23, el ministro Deheza tuvo dos reuniones con los comandantes, en las que repasaron la lista de exigencias que los jefes militares habían redactado como parte del intento de acuerdo del 5 de enero. Eran metas muy ambiciosas, un replanteo del gobierno desde el vamos más que una rectificación del plan económico, la política exterior y la indisciplina social. No obstante la tensión, se sintió aliviado porque al día siguiente tendría otra más con Videla, Massera y Agosti. “Esta noche no pasará nada”, le dijo a Julio González, a pesar de que el titular del vespertino La Razón decía: “La suerte está echada”.
“La tarde del 23 de marzo –escribe monseñor Laghi– la señora, según me ha confiado monseñor Galán, permaneció casi hasta la medianoche en la Casa Rosada, incluso para anticipar el saludo de cumpleaños de una colaboradora, Beatriz Galán, sobrina de monseñor”.
En los despachos de la Secretaría Privada y Técnica, los funcionarios se quedaron un rato más conversando con el intendente de Lanús, Manuel Quindimil, y unos diputados.
Pero el problema que los desvelaba era otro: desde el mes anterior, la presidente había dado órdenes muy estrictas de que hubiera disponible en caja una suma en efectivo de 16 millones de pesos ley, tomada de los gastos reservados.
El 22 de marzo la presidente recibió a su secretario a solas y le indicó que tuviese preparada esa suma sin darle ninguna explicación. Los trámites se hicieron y los millones llegaron puntualmente en la tarde del 23, en gruesos fajos del Banco Nación. Por eso, a la hora cero del 24 de marzo, antes de partir a Olivos en helicóptero, González habló con el subsecretario, doctor Noacco, y le indicó que en caso de producirse los acontecimientos que se temían, él debía retirar los fondos y entregarlos en una escribanía para restituirlos debidamente si la presidente no los disponía. (Así se hizo después por medio de la escribanía de Bernardino Montejano.)
A medianoche, Isabel, con el rostro tenso, el pelo recogido y un elegante traje beige, se retiró de la Casa de Gobierno a bordo de un helicóptero acompañada por González y por el jefe de la custodia. Al poco rato supieron en Presidencia que la máquina no había llegado a Olivos y casi enseguida el Ejército irrumpió en la Casa Rosada.
La captura
El operativo de detener a la presidente de la Nación se preparó cuidadosamente. Los comandantes habían sido advertidos por la interesada de que la tendrían que sacar por la fuerza de la Casa de Gobierno. La perspectiva no resultaba grata. Porque aunque secretamente la represión clandestina, en su metodología feroz, no discriminara entre varones y mujeres, era muy distinto arrestar a la presidente en el ejercicio del cargo. La opinión internacional miraría atentamente el procedimiento y la Iglesia se había constituido en garante de la integridad física de la señora.El general Villarreal había pasado sus vacaciones en La Falda. Al regreso, a principios de febrero, le informaron que se iba a Buenos Aires, al Estado Mayor, donde se haría cargo de la Jefatura de Personal. Dependería del general Viola, que había sido su jefe directo muchos años. “Villarreal –me dijo Viola en la primera charla–, si acá se produce la ruptura del orden constitucional empiece a pensar en los cambios que tendríamos que hacer a nivel superior de Ejército, si este general va a tal lado y este general puede ir a tal otro, quién lo reemplaza, y empiece a pensar que usted también se va a ir”. Unos días después el general Galtieri, subjefe del Estado Mayor, le indica: “Villarreal, a usted le va a tocar una tarea delicada; no la va a hacer solo, la va a hacer con el brigadier Lami Dozo de la Fuerza Aérea y el almirante Santamaría; tienen que entrar a planificar la detención de la señora de Perón y el lugar donde se la va a trasladar… No se apure, yo le voy a avisar en una semana o diez días”. Pero todavía sin saber fecha. Esta se supo después.
“En el destino de Isabel no intervino el nuncio, como algunos suponen. Nosotros analizamos algunas variantes. El Messidor, en Neuquén, que resultó elegido, tenía la suficiente lejanía como para que no hubiera por ahí una manifestación de apoyo a la señora, y reunía las condiciones de aislamiento y de seguridad. Al único miembro de la Iglesia a quien yo hablé fue monseñor Tortolo, obispo de Paraná y capellán castrense, dado que una de las ‘exigencias’ que teníamos nosotros era evitar el derramamiento de sangre y que le pasara algo a la señora de Perón. Cuando hablé con el jefe de Granaderos, cuya misión es defender al presidente de la Nación, éste dijo: ‘Yo lo lamento, mi general, pero voy a cumplir con mi misión’; le digo: ‘Usted cumpla con su misión pero facilíteme la mía en el sentido de que no tenga que matar soldados, si entramos a Olivos o a la Casa Rosada, y si usted me va a colocar granaderos con ametralladoras, no me los coloque ahí delante, colóquelos al costado…”.
Esta precaución se justificaba. En efecto, en el intento revolucionario del 16 de junio de 1955, el Regimiento de Granaderos había luchado con valor en un combate terrestre contra la Infantería de Marina para defender al presidente.
En otros derrocamientos de presidentes de facto, como Eduardo Lonardi, o constitucionales, los casos de Frondizi y de Illia, esto no se había repetido, pero existía el antecedente y quizá por esta razón el operativo fue modificado.
“El día antes recorrimos con Basilio Lami Dozo Campo de Mayo y el regimiento de Palermo, a ver qué tropa tendríamos a disposición, en la hipótesis de que la detención fuera en Casa de Gobierno o en Olivos. Cuando llego de la recorrida nos llama Viola, y me dice: ‘Vamos a intentar otra alternativa; si la señora se desplaza en helicóptero hasta Olivos, el piloto simulará un desperfecto y aterrizará en Aeroparque. Prepárense para esa emergencia. Estén a las 10 pm en Aeroparque y tendrán el personal necesario’.
”Teníamos a disposición un mayor del Regimiento de Patricios, personal de Marina y el jefe de turno de Aeroparque. Organizamos de qué manera se iba a proceder. Sabíamos que el su-boficial Rafael Luisi, jefe de la custodia presidencial, era muy buen tirador, un oficial estaba encargado de seguirlo desde un control apuntándolo con un FAL… Nos quedamos esperando que nos informaran y a las 12.45 pm nos llamaron y dijeron que el helicóptero había salido de la Casa de Gobierno.
”Las luces del Aeroparque estaban apagadas y además, previamente, el avión presidencial estaba preparado del otro lado de la pista. Sentimos el rateo del helicóptero como si tuviera una falla y el aterrizaje. El jefe de turno la invitó a la señora a bajar, pero el jefe de la custodia le dice: ‘Señora, no baje del helicóptero, esperemos aquí a que los autos vengan de Olivos’.
”El piloto les advirtió que el problema de turbinas implica riesgo de incendio. Entonces bajaron. Nosotros estábamos en el dormitorio del jefe de la base, hasta que el comodoro jefe nos dice que Isabel se encontraba en su despacho. Abren la puerta, ella estaba sentada, me presenté y presenté a Lami Dozo y a Santamaría. Julio González y Luisi estaban detenidos en otro lugar, y el edecán naval, apartado. Mientras pedían el avión presidencial, pasaron 45 minutos de conversación con ella”.
“Cuando entramos nosotros estaba sentada en la pose que tenía normalmente”, dice el general Villarreal; “la saludo, le presento a Lami Dozo y a Santamaría y le digo: ‘Señora, las Fuerzas Armadas han asumido el poder político de la Nación y usted queda destituida’. ‘Estoy preparada para que hagan conmigo lo que hayan resuelto’, dice. Temblaba, era un temblor en la barbilla. Le digo: ‘No, señora, quédese tranquila, la presencia nuestra acá obedece a garantizar su seguridad personal’. Entonces pregunta: ‘¿Y se puede saber qué van a hacer conmigo?’. ‘Señora, la vamos a trasladar a la residencia El Messidor’. ‘¿Y dónde queda eso?’. ‘En la provincia del Neuquén’. ‘Pero yo estoy con lo puesto’. ‘¿Qué es lo que desea que hagamos?’. ‘Que llamen a la gobernanta de Olivos para que me prepare’”.
Los protagonistas de esta escena estaban muy nerviosos. El capitán de navío se había olvidado de grabar la conversación, como estaba convenido, y el brigadier de avisar a la Junta que ya se había concretado el operativo para que se pusieran en marcha las otras detenciones. Cuando cada uno partió a informar, la presidente y Villarreal se quedaron solos: “En la conversación dice ella: ‘General, el general Perón me dijo siempre que confiara en el Ejército y ahora el Ejército me traiciona’. ‘Mire, señora, no es el Ejército el que la traiciona, son las Fuerzas Armadas que han decidido ante la situación que vive el país asumir el poder político, no lo tome como una traición del Ejército’. ‘Pero general, en este momento en que todo el sindicalismo, la CGT, se iban a poner detrás mío para combatir la subversión, ¿ustedes me hacen esto?, ¿ustedes no saben que tienen en el propio Ejército gente que está ligada a los movimientos subversivos?’. ‘Es probable, señora, es probable’. ‘No se equivoque, hasta tienen algún general que está’. ‘Yo lo desconozco, señora’. ‘¿Usted tiene hijos, general?’. ‘Sí, señora, tengo; por eso es que estoy con toda convicción en esto que estoy haciendo’. ‘Espero que no se arrepienta, porque van a correr ríos de sangre cuando la gente salga a las calles a defenderme’. ‘Bueno, señora, son enfoques personales; usted tiene el suyo, nosotros
el nuestro’”.
Isabel no perdió la calma en ningún momento. Pasada la cuestión inicial de los nervios, se tranquilizó y empezó a conversar. (...)
Salieron. (...) Ella se fue con lo puesto (...). En el vuelo, Isabel no aceptó tomar café por temor a que la envenenasen.
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