Carta abierta de un sobreviviente de los 70 a un mito
Es necesario comenzar a demoler mitos y hablar honestamente sobre nuestro pasado, no sea cosa que terminemos repitiendo los mismos errores y nos encontremos en un futuro lamentando nuevas muertes de un enfrentamiento sin sentido que ha sido peligrosamente reavivado en los últimos años.
Por Marcelo Vagni | Infobae
El escritor y terrorista Rodolfo Walsh
Don Rodolfo, le cuento que la carta que usted escribió a la Junta Militar el 24 de marzo de 1977, al cumplirse un año del golpe militar, se ha vuelto muy conocida y hasta se enseña en los colegios secundarios. Esto, aunque usted no lo pueda creer, no es producto del triunfo de la revolución socialista. No. Muy por el contrario, aunque esto lo va a sorprender más aún, no sólo dicha revolución jamás triunfó en la Argentina, sino que hasta la mismísima Unión Soviética capituló y dejó de existir hace más de 25 años. En esta época, hasta Rusia y China son capitalistas. El Pacto de Varsovia se disolvió. El muro de Berlín fue derrumbado y Alemania se ha reunificado; obviamente la que dejó de existir fue Alemania Democrática. Contrariamente a la proclamada "irreversibilidad del proceso revolucionario mundial", el mundo finalmente no terminó siendo comunista. Aunque no pueda creerlo, hasta en Vietnam, que en la época de su muerte acababa de ganar la guerra contra Estados Unidos (1975), hoy están radicadas las multinacionales norteamericanas, y las zapatillas Nike, unas que usted no llegó a conocer pero que son tan importantes como las alemanas de las tres tiras, se fabrican allí.
Cuando usted escribió su famosa carta, yo tenía 16 años y me encontraba preso en la cárcel de Devoto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. La dictadura me había secuestrado, torturado y finalmente encarcelado. Fui secuestrado en mi casa el 19 de enero de 1977 y permanecí detenido hasta el 17 de junio del mismo año. Detenido desaparecido a los 15 años y puesto a disposición del PEN a los 16, me convertí en el preso político más joven de la historia argentina.
Pero, claro, eso lo logré gracias a que no le hice caso a usted y su hija, que promovían suicidarse para no "caer vivos", ya sea tomándose la pastilla de cianuro como su amigo Paco Urondo, según usted mismo relata, tiroteándose sin ninguna posibilidad de éxito como usted, o pegándose un tiro en la cabeza como su hija Vicki.
Como en esta época la verdad carece de mayor valoración y la gente dice cosas sin justificar de dónde las saca, un amigo, periodista como usted, me recomienda que ponga entre comillas a qué me refiero cuando opino de sus dichos, así que me tomaré este trabajo, aunque a mí particularmente me resulte tedioso.
Walsh: "Mi hija no estaba dispuesta a entregarse con vida. Era una decisión madurada, razonada… Llevaba siempre encima una pastilla de cianuro, la misma con la que se mató nuestro amigo Paco Urondo… He visto la escena con sus ojos… Me ha llegado el testimonio de uno de esos hombres, un conscripto… 'De pronto, dice el soldado, hubo silencio. La muchacha dejó la metralleta… Empezó a hablarnos en voz alta pero muy tranquila. No recuerdo todo lo que nos dijo. 'Ustedes no nos matan', dijo el hombre, 'nosotros elegimos morir'. Entonces se llevaron una pistola a la sien y se mataron enfrente de todos nosotros'".
Le tengo que decir que hace pocos días compré un diario en un quiosco que reproduce la carta que usted escribió a propósito de la muerte de su hija con el título de "Carta a mis amigos" y no puedo más que acompañarlo en el profundo dolor que este hecho debe producir. Terrible.
Pero, don Rodolfo, voy a tener que refutarlo en este punto de promover la conducta de no entregarse vivo y morir heroicamente suicidado que usted alienta en dicha carta.
Walsh: "Me he preguntado si mi hija, si todos los que mueren como ella tenían otro camino… Vicki pudo elegir otros caminos que eran distintos sin ser deshonrosos, pero el que eligió era el más justo, el más generoso, el más razonado".
¿Sabe qué, don Rodolfo? Yo tenía 15 años cuando caí preso, era militante, me torturaron, no canté a nadie, después fui preso, finalmente me liberaron, seguí mi vida. Tengo dos hijos, hice muchísimas cosas en mi vida y hasta fui feliz. Estoy acá escribiendo estas líneas a más de 40 años de mi detención a manos del Batallón 601 de Operaciones del Ejército. Mis hijos hermosos son prueba de lo que digo.
Suicidarme no era ni más justo ni más generoso, ni mucho menos razonado. No era mejor que me matase en el momento de la detención como usted proponía. Vivir siempre es mejor que morir. Lástima que usted jamás supo ni pudo decirle esto a los jóvenes, ya que usted es producto de una época en que se promovió la guerra, y su lamentable lógica e irremediable consecuencia: la muerte.
¿Sabe, don Rodolfo? Recientemente, llegando a casa, pasé por donde hoy funciona un espacio de derechos humanos en lo que fue un centro de detención clandestino, y allí un grupo de jóvenes, muy jóvenes, en un acto cortaban la calle y entonaban viejas consignas, tal vez hoy dichas de manera muy distinta a cuando se cantaban en su época. "Montoneros: patria o muerte" escuché nuevamente cantar a viva voz. Y me pregunté: ¿De la muerte de quién estarán hablando estos chicos? ¿De la de ellos mismos? ¿O de quienes piensan matar?
¿Será que los miles de militares y civiles asesinados por la guerrilla, que los millones de argentinos que vieron su vida alterada por estos sucesos y que los 30 mil desaparecidos que llegó a haber en la Argentina no han sido suficientes para que aprendamos la lección?
Haberme cruzado a los chicos cantando consignas de Montoneros y que pueda comprarse en un kiosco el periódico que reproduce su carta de apología del suicidio heroico con la misma facilidad con que se compra un helado en una heladería son dos hechos que me han decidido finalmente a escribirle estas líneas. No sea cosa que terminemos repitiendo los mismos errores y nos encontremos en un futuro lamentando las nuevas muertes de un enfrentamiento sin sentido que tiene que ser claramente condenado y que ha sido peligrosamente reavivado por el relato en los últimos años.
Para esto, don Rodolfo, disculpe, pero hay que empezar demoliendo mitos. Como el suyo, buscando una mirada que comprenda lo que nos pasó.
viernes, 26 de mayo de 2017
jueves, 25 de mayo de 2017
Conquista del Desierto: Un resumen magistral de Hanglin
Campaña del Desierto: una guerra no es un minué
A punto de cumplirse 140 años de la conquista militar, vale repasar los hechos recordando que es injusto evaluar a personas de otro tiempo con criterios de la actualidadPor Rolando Hanglin | Infobae
La campaña militar transcurrió desde 1878 hasta 1885
Por supuesto que en la campaña de 1879 se violaron los derechos humanos. También en la Revolución francesa, en la Revolución rusa, en la guerra de 1914 y en la Segunda Guerra Mundial, y por supuesto en la Revolución de Mayo: no olvidar las ejecuciones sin juicio de Santiago de Liniers y don Martín de Álzaga, héroes de la Reconquista.
Una guerra no es un minué. Se cometen atrocidades. Es injusto, por otra parte, evaluar a personas de otro tiempo con criterios de 2017. Pronto se cumplirán 140 años de la Conquista del Desierto, acabada el 24 de mayo de 1879. Pero, en realidad, el conflicto con los indios comenzó en el siglo XVI y se puede decir que concluyó hacia 1890. Imposible resumir tres siglos en estas líneas.
Recordemos que, a partir del siglo XVII, los historiadores y los antropólogos hablan de la araucanización de la pampa. Es decir, los araucanos de Chile, encerrados por la geografía, cruzaron los Andes para ganar espacio en la Argentina, donde abundaban los campos, los ganados salvajes y sólo encontraron la débil resistencia de los tehuelches. Los araucanos resultaron ser una raza militar, dotada de un lenguaje claro y fácil (el mapudungún) que fue adoptado desde La Pampa y San Luis hasta la Patagonia Austral. Hoy ya no quedan tehuelcheparlantes. Las tribus constituyeron una fusión de araucanos y tehuelches, con la lengua de los primeros y la vivienda de los segundos: el toldo nómade. El antropólogo Rodolfo Casamiquela señalaba, asombrado: "Los nietos de tehuelches se declaran mapuches" (!). Tanto el caballo como la vaca y el hierro fueron los aportes europeos a la indiada criolla. El proceso se afirmó cuando el chileno Juan Calfucurá (Piedra Azul) cruzó la cordillera, en 1830, con 200 hombres y atacó por sorpresa a los vorogas, originarios de Vorohué (Chile) pero instalados en Salinas Grandes (La Pampa), y pasó a degüello a sus jefes principales: Alón, Rondeado, Melín y varios otros. La tribu se sometió al temible Calfucurá y este fue proclamado, muy pronto, El Napoléon de las Pampas, y cacique general de la Confederación Indígena con asiento en Salinas Grandes.
Ahora bien, tras una guerra de tres siglos (con intervalos) que se presenten unos "mapuches" a reclamar porciones de territorio argentino es como si unos supuestos vikingos exigieran la devolución del Palacio de Buckingham de Inglaterra, por ser "originarios".
En 1855, el ejército araucano comandado por Juan Calfucurá, aliado de la Confederación Argentina, infligió dos duras derrotas al ejército porteño, la primera a Bartolomé Mitre, en la batalla de Sierra Chica, y luego en San Jacinto al general Manuel Hornos, que comandaba una fuerza de tres mil soldados bien armados: 18 oficiales y 250 soldados resultaron muertos.
El 5 de marzo de 1872, con un ejército estimado en seis mil combatientes, Calfucurá inició la llamada invasión grande a la provincia de Buenos Aires. Mandaba una fuerza integrada aproximadamente por sus 1.500 lanzas de escolta, sumando 1.500 aportadas por Pincén, mil argentinos de Neuquén y mil chilenos traídos por Alvarito. Sólo los ranqueles de Mariano Rosas se apartaron de su mando, aunque pelearon por su cuenta. De esta forma atacaron los pueblos de General Alvear, Veinticinco de Mayo y Nueve de Julio; resultaron muertos alrededor de 300 criollos, cautivos, 500 vecinos y robadas, 200 mil cabezas de ganado.
Los araucanos atacaban, así, durante décadas, asentamientos fronterizos, arreaban caballos y vacunos. Las mujeres capturadas eran retenidas por los guerreros o vendidas y los niños, ofrecidos por un rescate. El ganado robado se vendía a hacendados chilenos, que llegaron a instalar una población sobre el río Neuquén, llamada Malbarco, donde engordaban la hacienda antes de trasladarla a su país. Las autoridades chilenas consentían estas actividades.
Así describía el francés Alfredo Ebelot, constructor de la famosa zanja de Alsina, lo que era un malón o una invasión india: "A eso de las diez una nube de polvo nos anunció que llegaba la invasión. Pronto se distinguió el mugido de los vacunos y, cosa más inquietante, el balido de las ovejas. Catriel venía, pues, arriando sus propias ovejas y todas las que encontró en el camino. Serían unas treinta mil para servir de relleno viviente y cruzar la zanja. Durante cuatro horas vimos sucederse las selvas de lanzas y las inmensas tropas de vacas y de caballos. Había por lo menos 150 mil cabezas de ganado".
Más de mil colonos cautivos y un millón de cabezas de ganado, robadas, fueron el saldo de las incursiones indígenas entre 1868 y 1874.
En 1875, adelantaba Julio Roca su proyecto para resolver el problema indio: "A mi juicio, el mejor sistema para concluir con los indios, ya sea extinguiéndolos o arrojándolos al otro lado del río Negro, es el de la guerra ofensiva que fue seguida por Rosas, quien casi concluyó con ellos". Opinaba Roca sobre la zanja: "¡Qué disparate la zanja de Alsina! Y Avellaneda lo deja hacer. Es lo que se le ocurre a un pueblo débil e infantil: atajar con murallas a sus enemigos".
La guerra del Paraguay (1864-1868) postergó nuevamente el asunto frontera sur. Siguieron los ataques indígenas. Durante la guerra, en 1867, el Congreso Nacional sancionó la ley 215. A través de ella se declaró la frontera sur a la ribera de los ríos Negro y Neuquén, con encargo de entregar a las naciones indígenas todo lo necesario para su existencia fija y pacífica, para lo cual mandó darles territorios a convenir; permitió una expedición general contra aquellos grupos que resistieran a las autoridades argentinas, que serían expulsados más allá de la nueva línea de frontera; autorizó la adquisición de vapores para la exploración de los ríos, la formación de establecimientos militares en sus márgenes y el montaje de líneas de telégrafo. Con gratificaciones para los expedicionarios, mediante una ley especial. Esta decisión se aplicaría 12 años después, en 1879.
Sarmiento inició la modernización del equipamiento básico del ejército nacional, lo que resultó ser de fundamental importancia en la frontera sur, ya que reemplazó los antiguos fusiles y las carabinas de chispa por fusiles de retrocarga Remington y revólveres.
Cuando Nicolás Avellaneda asumió la presidencia, el cacique Manuel Namuncurá le ofreció la venta de cautivos a 40 pesos oro cada uno y, a cambio de no invadir y alimentar a su población y tribus amigas, pidió: "Cuarenta mil pesos oro, cuatro mil seiscientas vacas, seis mil yeguas, cien bueyes para trabajar, telas de seda, tabaco, vino, armas, cuatro uniformes de general, jabón, etcétera".
Adolfo Alsina, primer ministro de Guerra bajo la presidencia de Avellaneda, presentó al gobierno "un plan del Poder Ejecutivo contra el desierto, para poblarlo, y no contra los indios para destruirlos". Entonces se firmó la paz con el cacique Cipriano Catriel, que este último rompería corto tiempo después, cuando atacó junto a Manuel Namuncurá las localidades bonaerenses de Tres Arroyos, Tandil, Azul y otros pueblos y granjas en un ataque más sangriento que el de 1872. Las cifras hablan de cinco mil combatientes indígenas que arrasaron Azul, Olavarría y otros lugares vecinos, de trescientas mil cabezas de ganado, de 500 cautivos y de 200 colonos muertos. Habría que pagar rescate por los cautivos.
El ministro Adolfo Alsina dirigió la defensa de los poblados y las estancias; se concentró en la provincia de Buenos Aires. Respondió al ataque, haciendo avanzar la frontera argentina. Para proteger los territorios conquistados y evitar el transporte de ganado tomado, construyó la llamada zanja Alsina, en 1876, que era una trinchera de dos metros de profundidad y tres de ancho con un parapeto de un metro de alto por cuatro y medio de ancho. La zanja Alsina fue declarada por Argentina una nueva frontera interior con los dominios indígenas: 374 km entre Italó (en el sur de Córdoba) y Colonia Nueva Roma (al norte de Bahía Blanca). Además, Alsina ordenó la instalación de telégrafos para enlazar los fortines a lo largo de la frontera. La construcción de la zanja, al ser sólo una medida defensiva, no resolvía definitivamente el problema de los malones: fue duramente criticada por algunos sectores, partidarios de una acción militar más drástica. Incluyendo al propio Julio Roca.
Luego de los malones producidos en la segunda invasión grande, Estanislao Zeballos dijo que los indígenas se retiraron con un botín colosal de 300 mil animales y 500 cautivos, después de matar a 300 vecinos y quemar 40 casas.
El presidente Avellaneda resolvió la Expedición al Desierto, comandada por su segundo ministro de Guerra, el general Julio Argentino Roca, en estricto cumplimiento de la ley del 25 de agosto de 1867, demorada 12 años por las dificultades políticas y económicas del país. Decía la ley: "La presencia del indio impide el acceso al inmigrante que quiere trabajar". Para financiar la expedición, se cuadriculó la pampa en parcelas de diez mil hectáreas y se emitieron títulos por la suma de 400 pesos fuertes cada uno, que se vendieron en la Bolsa de Comercio. Aunque prohibieron la adquisición de dos o más parcelas contiguas, esta venta fue la base de muchas fortunas argentinas.
La ley, la expedición y la organización fueron discutidas en el Congreso y votadas democráticamente. Todo el país, sobre todo la población del campo, quería terminar con este martirio.
Acompañaron también enfermeros y auxiliares. Los indios prisioneros y los niños, las mujeres y los ancianos fueron examinados por sus dolencias, vacunados y muchos de ellos remitidos a diversos hospitales de la muy precaria Buenos Aires de esos días.
Se calcula que en el primer año de la Campaña del Desierto murieron 1300 indígenas en combate
Esta no fue una guerra entre cristianos y "mapuches". Por empezar, la palabra mapuche no figura ni una vez en la copiosa correspondencia de Calfucurá: ver la obra de Omar Lobos, que reproduce textualmente todas las cartas del astuto lonco, redactadas en general por su "escribano", el cautivo chileno Elías Valdez Sánchez, durante el período 1854-1873. Existió una gran fusión de tehuelches y araucanos, gobernada por los indios chilenos que bañaron con su idioma toda la toponimia argentina (desde Chapadmalal hasta Lihuel Calel).
-Tribu del cacique Manuel Quilchamal, tehuelches septentrionales cordilleranos.
-Tribu del cacique Catriel, tehuelches septentrionales araucanizados; vivían en la zona de Azul.
-Tribu del cacique Coliqueo, era el resto de los boroganos que se salvaron de la masacre de Masallé; se ubicaban en Los Toldos. Antes, los Toldos de Coliqueo.
-Tribu del cacique Tracaleu, araucanos.
-Tribu del cacique Marcelo Nahuel, araucanos.
-Tribu del cacique Juan Salpú, tehuelches septentrionales.
-Tribu del cacique principal Manuel Baigorrita, ranqueles; con sus tolderías en Poitahué.
-Tribu del cacique principal Epumer Rosas (o Epugner Guorr), ranqueles; con sus tolderías en Leubucó.
-Tribu del cacique Reumay-Curá.
-Tribu del cacique Pincén.
Terminada la guerra, el 24 de mayo de 1880, así era el campo de detención de Valcheta según un colono galés: "En esa reducción creo que se encontraba la mayoría de los indios de la Patagonia (…). Estaban cercados por alambre tejido de gran altura. En ese patio, los indios deambulaban, trataban de reconocernos. Ellos sabían que éramos galeses del Valle del Chubut. Algunos, aferrados al alambre con sus grandes manos huesudas y resecas por el viento, intentaban hacerse entender hablando un poco en castellano y un poco en galés: 'poco bara chiñor, poco bara chiñor' (un poco de pan, señor)".
Durante este tiempo, los prisioneros fueron trasladados masivamente a la isla Martín García, y luego recluidos en el Hotel de Inmigrantes. El Gobierno dispuso que los niños y las mujeres fueran entregados para trabajar como sirvientes de familias porteñas. El diario El Nacional dio cuenta así: "Entrega de indios. Los miércoles y los viernes se efectuará la entrega de indios y chinas a las familias de esta ciudad, por medio de la Sociedad de Beneficencia".
Un suelto en el mismo diario, 1884: "La desesperación y el llanto no cesan. Se les quitan sus hijos a las madres para regalarlos ahí mismo, a pesar de los gritos, los alaridos y las súplicas que, hincadas y con los brazos al cielo, emiten las mujeres indias. En aquel marco humano unos se tapan la cara, otros miran resignadamente al suelo, la madre aprieta contra su seno al hijo de sus entrañas y el padre se cruza por delante para defender a su familia".
En cuanto al genocidio, es un término acuñado en 1945, que no se concebía en el 1800. En realidad, tampoco estamos muy seguros de que se condene hoy, salvo en los discursos. El desgarrador destino de los indios fue el mismo que ellos procuraban a los cautivos cristianos.
Lo que Roca logró, finalmente, concluyendo la obra de Rosas, Alsina y muchos otros, fue acabar con los asaltos a pueblos indefensos. La tierra fértil quedó disponible. En menos de 25 años, la Argentina era conocida como el granero del mundo. También se evitó la consolidación de un Estado tapón de matriz araucana, que pudo terminar en manos chilenas o británicas. Es decir, fue propiamente una ocupación del territorio argentino, en la que no hubo combates sino batidas. Y la Patagonia dejó de ser res nullius o 'tierra de nadie', tentación para las potencias.
Pero decía la verdad el cacique Mariano Rosas cuando, ante las promesas de paz de Lucio V. Mansilla, respondía: "Ustedes, los blancos, en cuanto puedan nos van a matar a todos. Nos han dado vicios para que no haya malones: aguardiente, vino, tabaco, yerba, azúcar… pero no nos enseñaron a trabajar".
Verdad: en las raciones de los caciques figuraban mazos de naipes, acordeones, vino carlón y pañuelos de colores, pero no pidieron (y nadie les dio) ni semillas, ni un arado, ni una pala.
Ahora bien, tras una guerra de tres siglos (con intervalos) que se presenten unos "mapuches" a reclamar porciones de territorio argentino es como si unos supuestos vikingos exigieran la devolución del Palacio de Buckingham de Inglaterra, por ser "originarios".
El 5 de marzo de 1872, con un ejército estimado en seis mil combatientes, Calfucurá inició la llamada invasión grande a la provincia de Buenos Aires. Mandaba una fuerza integrada aproximadamente por sus 1.500 lanzas de escolta, sumando 1.500 aportadas por Pincén, mil argentinos de Neuquén y mil chilenos traídos por Alvarito. Sólo los ranqueles de Mariano Rosas se apartaron de su mando, aunque pelearon por su cuenta. De esta forma atacaron los pueblos de General Alvear, Veinticinco de Mayo y Nueve de Julio; resultaron muertos alrededor de 300 criollos, cautivos, 500 vecinos y robadas, 200 mil cabezas de ganado.
Los araucanos atacaban, así, durante décadas, asentamientos fronterizos, arreaban caballos y vacunos. Las mujeres capturadas eran retenidas por los guerreros o vendidas y los niños, ofrecidos por un rescate. El ganado robado se vendía a hacendados chilenos, que llegaron a instalar una población sobre el río Neuquén, llamada Malbarco, donde engordaban la hacienda antes de trasladarla a su país. Las autoridades chilenas consentían estas actividades.
Así describía el francés Alfredo Ebelot, constructor de la famosa zanja de Alsina, lo que era un malón o una invasión india: "A eso de las diez una nube de polvo nos anunció que llegaba la invasión. Pronto se distinguió el mugido de los vacunos y, cosa más inquietante, el balido de las ovejas. Catriel venía, pues, arriando sus propias ovejas y todas las que encontró en el camino. Serían unas treinta mil para servir de relleno viviente y cruzar la zanja. Durante cuatro horas vimos sucederse las selvas de lanzas y las inmensas tropas de vacas y de caballos. Había por lo menos 150 mil cabezas de ganado".
Más de mil colonos cautivos y un millón de cabezas de ganado, robadas, fueron el saldo de las incursiones indígenas entre 1868 y 1874.
En 1875, adelantaba Julio Roca su proyecto para resolver el problema indio: "A mi juicio, el mejor sistema para concluir con los indios, ya sea extinguiéndolos o arrojándolos al otro lado del río Negro, es el de la guerra ofensiva que fue seguida por Rosas, quien casi concluyó con ellos". Opinaba Roca sobre la zanja: "¡Qué disparate la zanja de Alsina! Y Avellaneda lo deja hacer. Es lo que se le ocurre a un pueblo débil e infantil: atajar con murallas a sus enemigos".
La guerra del Paraguay (1864-1868) postergó nuevamente el asunto frontera sur. Siguieron los ataques indígenas. Durante la guerra, en 1867, el Congreso Nacional sancionó la ley 215. A través de ella se declaró la frontera sur a la ribera de los ríos Negro y Neuquén, con encargo de entregar a las naciones indígenas todo lo necesario para su existencia fija y pacífica, para lo cual mandó darles territorios a convenir; permitió una expedición general contra aquellos grupos que resistieran a las autoridades argentinas, que serían expulsados más allá de la nueva línea de frontera; autorizó la adquisición de vapores para la exploración de los ríos, la formación de establecimientos militares en sus márgenes y el montaje de líneas de telégrafo. Con gratificaciones para los expedicionarios, mediante una ley especial. Esta decisión se aplicaría 12 años después, en 1879.
Sarmiento inició la modernización del equipamiento básico del ejército nacional, lo que resultó ser de fundamental importancia en la frontera sur, ya que reemplazó los antiguos fusiles y las carabinas de chispa por fusiles de retrocarga Remington y revólveres.
Cuando Nicolás Avellaneda asumió la presidencia, el cacique Manuel Namuncurá le ofreció la venta de cautivos a 40 pesos oro cada uno y, a cambio de no invadir y alimentar a su población y tribus amigas, pidió: "Cuarenta mil pesos oro, cuatro mil seiscientas vacas, seis mil yeguas, cien bueyes para trabajar, telas de seda, tabaco, vino, armas, cuatro uniformes de general, jabón, etcétera".
Adolfo Alsina, primer ministro de Guerra bajo la presidencia de Avellaneda, presentó al gobierno "un plan del Poder Ejecutivo contra el desierto, para poblarlo, y no contra los indios para destruirlos". Entonces se firmó la paz con el cacique Cipriano Catriel, que este último rompería corto tiempo después, cuando atacó junto a Manuel Namuncurá las localidades bonaerenses de Tres Arroyos, Tandil, Azul y otros pueblos y granjas en un ataque más sangriento que el de 1872. Las cifras hablan de cinco mil combatientes indígenas que arrasaron Azul, Olavarría y otros lugares vecinos, de trescientas mil cabezas de ganado, de 500 cautivos y de 200 colonos muertos. Habría que pagar rescate por los cautivos.
El ministro Adolfo Alsina dirigió la defensa de los poblados y las estancias; se concentró en la provincia de Buenos Aires. Respondió al ataque, haciendo avanzar la frontera argentina. Para proteger los territorios conquistados y evitar el transporte de ganado tomado, construyó la llamada zanja Alsina, en 1876, que era una trinchera de dos metros de profundidad y tres de ancho con un parapeto de un metro de alto por cuatro y medio de ancho. La zanja Alsina fue declarada por Argentina una nueva frontera interior con los dominios indígenas: 374 km entre Italó (en el sur de Córdoba) y Colonia Nueva Roma (al norte de Bahía Blanca). Además, Alsina ordenó la instalación de telégrafos para enlazar los fortines a lo largo de la frontera. La construcción de la zanja, al ser sólo una medida defensiva, no resolvía definitivamente el problema de los malones: fue duramente criticada por algunos sectores, partidarios de una acción militar más drástica. Incluyendo al propio Julio Roca.
En cuanto al genocidio, es un término acuñado en 1945, que no se concebía en el 1800. En realidad, tampoco estamos muy seguros de que se condene hoy, salvo en los discursos. El desgarrador destino de los indios fue el mismo que ellos procuraban a los cautivos cristianos.
Luego de los malones producidos en la segunda invasión grande, Estanislao Zeballos dijo que los indígenas se retiraron con un botín colosal de 300 mil animales y 500 cautivos, después de matar a 300 vecinos y quemar 40 casas.
El presidente Avellaneda resolvió la Expedición al Desierto, comandada por su segundo ministro de Guerra, el general Julio Argentino Roca, en estricto cumplimiento de la ley del 25 de agosto de 1867, demorada 12 años por las dificultades políticas y económicas del país. Decía la ley: "La presencia del indio impide el acceso al inmigrante que quiere trabajar". Para financiar la expedición, se cuadriculó la pampa en parcelas de diez mil hectáreas y se emitieron títulos por la suma de 400 pesos fuertes cada uno, que se vendieron en la Bolsa de Comercio. Aunque prohibieron la adquisición de dos o más parcelas contiguas, esta venta fue la base de muchas fortunas argentinas.
La ley, la expedición y la organización fueron discutidas en el Congreso y votadas democráticamente. Todo el país, sobre todo la población del campo, quería terminar con este martirio.
Acompañaron también enfermeros y auxiliares. Los indios prisioneros y los niños, las mujeres y los ancianos fueron examinados por sus dolencias, vacunados y muchos de ellos remitidos a diversos hospitales de la muy precaria Buenos Aires de esos días.
Se calcula que en el primer año de la Campaña del Desierto murieron 1300 indígenas en combate
Esta no fue una guerra entre cristianos y "mapuches". Por empezar, la palabra mapuche no figura ni una vez en la copiosa correspondencia de Calfucurá: ver la obra de Omar Lobos, que reproduce textualmente todas las cartas del astuto lonco, redactadas en general por su "escribano", el cautivo chileno Elías Valdez Sánchez, durante el período 1854-1873. Existió una gran fusión de tehuelches y araucanos, gobernada por los indios chilenos que bañaron con su idioma toda la toponimia argentina (desde Chapadmalal hasta Lihuel Calel).
Integraron las tropas argentinas:
-Tribu del cacique Juan Sacamata, tehuelches septentrionales. En 1906, el gobierno argentino, en reconocimiento a su colaboración, les otorgó un territorio de seis mil hectáreas al norte del lago Musters, en el valle de Sarmiento.-Tribu del cacique Manuel Quilchamal, tehuelches septentrionales cordilleranos.
-Tribu del cacique Catriel, tehuelches septentrionales araucanizados; vivían en la zona de Azul.
-Tribu del cacique Coliqueo, era el resto de los boroganos que se salvaron de la masacre de Masallé; se ubicaban en Los Toldos. Antes, los Toldos de Coliqueo.
Actuaron contra nuestro país:
-Tribu del cacique Tracaleu, araucanos.
-Tribu del cacique Marcelo Nahuel, araucanos.
-Tribu del cacique Juan Salpú, tehuelches septentrionales.
-Tribu del cacique principal Manuel Baigorrita, ranqueles; con sus tolderías en Poitahué.
-Tribu del cacique principal Epumer Rosas (o Epugner Guorr), ranqueles; con sus tolderías en Leubucó.
-Tribu del cacique Reumay-Curá.
-Tribu del cacique Pincén.
Terminada la guerra, el 24 de mayo de 1880, así era el campo de detención de Valcheta según un colono galés: "En esa reducción creo que se encontraba la mayoría de los indios de la Patagonia (…). Estaban cercados por alambre tejido de gran altura. En ese patio, los indios deambulaban, trataban de reconocernos. Ellos sabían que éramos galeses del Valle del Chubut. Algunos, aferrados al alambre con sus grandes manos huesudas y resecas por el viento, intentaban hacerse entender hablando un poco en castellano y un poco en galés: 'poco bara chiñor, poco bara chiñor' (un poco de pan, señor)".
Durante este tiempo, los prisioneros fueron trasladados masivamente a la isla Martín García, y luego recluidos en el Hotel de Inmigrantes. El Gobierno dispuso que los niños y las mujeres fueran entregados para trabajar como sirvientes de familias porteñas. El diario El Nacional dio cuenta así: "Entrega de indios. Los miércoles y los viernes se efectuará la entrega de indios y chinas a las familias de esta ciudad, por medio de la Sociedad de Beneficencia".
Un suelto en el mismo diario, 1884: "La desesperación y el llanto no cesan. Se les quitan sus hijos a las madres para regalarlos ahí mismo, a pesar de los gritos, los alaridos y las súplicas que, hincadas y con los brazos al cielo, emiten las mujeres indias. En aquel marco humano unos se tapan la cara, otros miran resignadamente al suelo, la madre aprieta contra su seno al hijo de sus entrañas y el padre se cruza por delante para defender a su familia".
En cuanto al genocidio, es un término acuñado en 1945, que no se concebía en el 1800. En realidad, tampoco estamos muy seguros de que se condene hoy, salvo en los discursos. El desgarrador destino de los indios fue el mismo que ellos procuraban a los cautivos cristianos.
Lo que Roca logró, finalmente, concluyendo la obra de Rosas, Alsina y muchos otros, fue acabar con los asaltos a pueblos indefensos. La tierra fértil quedó disponible. En menos de 25 años, la Argentina era conocida como el granero del mundo. También se evitó la consolidación de un Estado tapón de matriz araucana, que pudo terminar en manos chilenas o británicas. Es decir, fue propiamente una ocupación del territorio argentino, en la que no hubo combates sino batidas. Y la Patagonia dejó de ser res nullius o 'tierra de nadie', tentación para las potencias.
Pero decía la verdad el cacique Mariano Rosas cuando, ante las promesas de paz de Lucio V. Mansilla, respondía: "Ustedes, los blancos, en cuanto puedan nos van a matar a todos. Nos han dado vicios para que no haya malones: aguardiente, vino, tabaco, yerba, azúcar… pero no nos enseñaron a trabajar".
Verdad: en las raciones de los caciques figuraban mazos de naipes, acordeones, vino carlón y pañuelos de colores, pero no pidieron (y nadie les dio) ni semillas, ni un arado, ni una pala.
Ahora bien, tras una guerra de tres siglos (con intervalos) que se presenten unos "mapuches" a reclamar porciones de territorio argentino es como si unos supuestos vikingos exigieran la devolución del Palacio de Buckingham de Inglaterra, por ser "originarios".
miércoles, 24 de mayo de 2017
Uruguay: El horror de los últimos charrúas en Francia
Los últimos charrúas. Infamia a la francesa
Javier Sanz — Historias de la Historia
Lunes 25 de Febrero de 1833, Puerto de Montevideo
La chalupa abandona el viejo muelle de madera, con la última carga de pasajeros y equipaje. A golpe de remos cruza las aguas quietas de la bahía hacia el brick francés Phaeton, fondeado a poca distancia de la costa. Entre los pasajeros, Françoise De Curel, un exmilitar francés que había instalado un centro de enseñanza en Montevideo; consignados como equipaje, cuatro charrúas: el cacique Vaimaca Perú, el chamán Senaqué, el joven guerrero Tacuabé y su mujer, Guyunusa, embarazada de pocos meses.
Casi dos años antes, los cuatro habían llegado a Montevideo en calidad de prisioneros, luego de la masacre de Salsipuedes. Poco tiempo después, De Curel comenzó las gestiones para que el presidente de la joven república, el mismo General Fructuoso Rivera que había pergeñado el exterminio de la nación charrúa, se los cediera para llevarlos a Francia. De Curel sostenía que sus objetivos eran puramente científicos, aunque la realidad era otra. A Rivera, en realidad, lo mismo le daba; De Curel le ofrecía una buena excusa para quitárselos de encima, le dio su autorización redactando una hipócrita declaración que consignaba que los charrúas viajaban con él de forma voluntaria y que estaban dispuestos a permanecer con él en París durante un tiempo, a cambio de que se les proporcionara los medios necesarios para su subsistencia.
Martes 7 de Mayo de 1833, Puerto de Saint-Malo, Francia
El Phaeton toca puerto después de casi setenta días de travesía. Los cuatro “especímenes” se apiñan sobre el muelle de madera, demacrados y asustados, mientras su “propietario” francés hace los arreglos necesarios para trasladarlos a París. Una vez allí, manda imprimir folletos que promocionan la llegada a Francia de “…cuatro individuos que ofrecen vivientes modelos de la construcción física y los caracteres morales[…] Ellos representan los verdaderos tipos de la tercera raza de hombres, la raza cobriza”. El novel especulador del espectáculo arrienda una casa en el nº 19 de la Rue Chaussé D’Antin en donde la insólita “exposición” abre al público el 19 de junio, en el horario de 15 a 18 hs. Los asistentes debían abonar 5 francos para ver a los “salvajes”, aunque la escasa concurrencia obliga a De Curel a rebajar la entrada a solamente 2 francos por persona.
Viernes 12 de Julio de 1833, París
Luego de casi un mes de ser exhibidos como “objetos curiosos” traídos desde la salvaje América, los charrúas son sometidos a un desusado experimento, esta vez a cargo de la Academia de las Ciencias Morales. Varios músicos de la Orquesta del Conservatorio de París dan un concierto a la vista de los cuatro desterrados para que los académicos “estudien” su reacción a la música, como si de exóticos animales se tratara. Para sorpresa de todos, los “salvajes” muestran una gran sensibilidad ante la pieza interpretada, en especial ante los instrumentos de viento. En particular, son los dos hombres mayores, Senaqué y Vaimaca, quienes salen de su normal apatía y reaccionan más visiblemente ante la melodía.
Sin embargo, otros estudios a los que fueron sometidos no fueron tan delicados, ni sus conclusiones tan “humanas”. Uno de ellos, que consistió en tomar las medidas físicas de los cuatro charrúas, concluyó que el cráneo de los indígenas tenía las mismas medidas que las de muchos criminales guillotinados en Francia. Método científico, lo llamaron.
Domingo 22 de Julio de 1833, París
Senaqué, el más viejo de los cuatro, el “hombre que cura”, el chamán de su clan, se ha pasado los últimos días de cara a la pared, en un rincón, quejándose en su rústico español: “Pobre Senaqué, pobre Senaqué”. Hace días que no prueba bocado y se debilita poco a poco. Los académicos del Museo de Historia Natural resuelven internarlo en un sanatorio para intentar que recobre la salud. El dinero necesario para ello saldrá del fondo destinado al “tratamiento de animales raros”. Pero todo es inútil. Desvastado por la tristeza y por la angustia, agobiado por el encierro y debilitado por el ayuno, el viejo charrúa muere el 26 de julio, poco más de 5 meses después de haber sido arrancado de su tierra. El Museo de historia Natural se hace cargo de su cuerpo: se le quitan los órganos internos para estudiarlos, algunos de los cuales terminan siendo embalsamados. Con su piel se construye un “moulage” de tamaño natural, relleno de paja, aunque sus rasgos son “europeizados”: se le coloca cabello más corto y prolijamente peinado hacia atrás, y se le agregan unos ridículos bigotes sin tener en cuenta que los charrúas eran lampiños. Semejante obra de arte es catalogada con el número N-673. Ni este infame maniquí, ni ninguno de los órganos embalsamados de Senaqué salieron jamás de los sótanos del museo para ser expuestos en las vitrinas del museo. Hoy en día, no hay rastro de ellos.
Moulage de Senaque
Viernes 13 de Setiembre de 1833, París
El cacique Vaimaca Perú sobrevivió a su compañero apenas un mes y medio, y murió consumido por los mismos males que se llevaron su viejo amigo. Sus restos corrieron una suerte similar a los de Senaqué. Apenas muerto se realiza un vaciado en yeso de su cráneo, en base al cual se realiza un busto de gran fidelidad en cuanto a los rasgos se refiere. El resto de su cuerpo es objeto de diversos estudios y análisis; se emplean distintos trozos de su piel para un estudio de suma importancia: ¡determinar la cantidad de glándulas sebáceas y de folículos pilosos que tenía! El cráneo, por su parte, es trepanado y luego serrado para estudiar el cerebro. Su esqueleto se conservó y fue cedido más tarde al Museo del Hombre de París.
Vaimaca
Viernes 20 de Setiembre de 1833, París
Frente a una nutrida concurrencia de curiosos y médicos, que acudieron a observar el parto como si de un raro espectáculo se tratase, Guyunusa, auxiliada por Tacuabé, da a luz a la hija de ambos. Hay indicios de que pudieran haberla llamado Micaela. El parto de silla –en cuclillas– tan común entre muchas etnias indígenas, no tuvo contratiempos y la pequeña charrúa se sumó a sus padres en su indigno destierro. Asombrados, los asistentes comprueban que el llanto de la recién nacida “es en todo similar al de nuestros niños”. Pero la opinión pública iba a jugar su papel en este drama. En principio, los parisinos veían el espectáculo montado por De Curel como una simple curiosidad venida de ultramar. Pero a medida que los charrúas morían, y que los detalles de su confinamiento se conocían, la indignación le fue ganando espacio a la curiosidad. Las protestan fueron creciendo y agravándose, hasta que De Curel es denunciado a la Policía y huyó de París… pero no solo.
Con su “mercancía” a cuestas, De Curel viaja a su ciudad natal, Lyon, donde se desprende rápidamente de los charrúas vendiéndoselos a un empresario circense que los incorpora a su espectáculo. A efectos promocionales, le cambia el nombre a Tacuabé, llamándolo Jean Soulasol, “el Hércules de los Hércules”
Martes 22 de Julio de 1834
Sin embargo, el negocio no fue tal para el hombre del circo. Poco después de llegar a Lyon, Guyunusa muere de tuberculosis en el Hospital Hotel Dieu de Lyon. En su caso, no esperaron a que muriese para raparla y hacer el vaciado en yeso de su cabeza. El busto resultante es aún más vívido que el de Vaimaca. Su cuerpo fue sepultado en una fosa común. Luego de la muerte de su compañera, el joven Tacuabé se las arregla para huir del circo llevando consigo a su pequeña hija de diez meses de edad. A partir de allí su rastro se pierde, y las especulaciones sobre su destino son fundamentalmente dos:
La primera, sostiene que Tacuabé y la pequeña, carentes de defensas naturales ante la enfermedad, habrían debido contagiarse de la tuberculosis que mató a Guyunusa, y habrían muerto poco después.
La segunda, quizás más romántica, dice que Tacuabé, eximio domador de caballos, pudo haberse ganado la vida en el medio rural francés, sobreviviendo junto a su hija.
Guyunasa
En 1950, un pequeño artículo aparecido en un periódico de Lyon, sostenía que una familia radicada en la zona decía tener ancestros charrúas. Actualmente, todavía existe una calleja en esa ciudad que se conoce con el nombre de “Camino del Indio”, y la leyenda popular sostiene que se llama de esa forma porque una vez se vio un indio caminando por ese sendero, llevando una pequeña en brazos.
Javier Sanz — Historias de la Historia
Lunes 25 de Febrero de 1833, Puerto de Montevideo
La chalupa abandona el viejo muelle de madera, con la última carga de pasajeros y equipaje. A golpe de remos cruza las aguas quietas de la bahía hacia el brick francés Phaeton, fondeado a poca distancia de la costa. Entre los pasajeros, Françoise De Curel, un exmilitar francés que había instalado un centro de enseñanza en Montevideo; consignados como equipaje, cuatro charrúas: el cacique Vaimaca Perú, el chamán Senaqué, el joven guerrero Tacuabé y su mujer, Guyunusa, embarazada de pocos meses.
Casi dos años antes, los cuatro habían llegado a Montevideo en calidad de prisioneros, luego de la masacre de Salsipuedes. Poco tiempo después, De Curel comenzó las gestiones para que el presidente de la joven república, el mismo General Fructuoso Rivera que había pergeñado el exterminio de la nación charrúa, se los cediera para llevarlos a Francia. De Curel sostenía que sus objetivos eran puramente científicos, aunque la realidad era otra. A Rivera, en realidad, lo mismo le daba; De Curel le ofrecía una buena excusa para quitárselos de encima, le dio su autorización redactando una hipócrita declaración que consignaba que los charrúas viajaban con él de forma voluntaria y que estaban dispuestos a permanecer con él en París durante un tiempo, a cambio de que se les proporcionara los medios necesarios para su subsistencia.
Martes 7 de Mayo de 1833, Puerto de Saint-Malo, Francia
El Phaeton toca puerto después de casi setenta días de travesía. Los cuatro “especímenes” se apiñan sobre el muelle de madera, demacrados y asustados, mientras su “propietario” francés hace los arreglos necesarios para trasladarlos a París. Una vez allí, manda imprimir folletos que promocionan la llegada a Francia de “…cuatro individuos que ofrecen vivientes modelos de la construcción física y los caracteres morales[…] Ellos representan los verdaderos tipos de la tercera raza de hombres, la raza cobriza”. El novel especulador del espectáculo arrienda una casa en el nº 19 de la Rue Chaussé D’Antin en donde la insólita “exposición” abre al público el 19 de junio, en el horario de 15 a 18 hs. Los asistentes debían abonar 5 francos para ver a los “salvajes”, aunque la escasa concurrencia obliga a De Curel a rebajar la entrada a solamente 2 francos por persona.
Viernes 12 de Julio de 1833, París
Luego de casi un mes de ser exhibidos como “objetos curiosos” traídos desde la salvaje América, los charrúas son sometidos a un desusado experimento, esta vez a cargo de la Academia de las Ciencias Morales. Varios músicos de la Orquesta del Conservatorio de París dan un concierto a la vista de los cuatro desterrados para que los académicos “estudien” su reacción a la música, como si de exóticos animales se tratara. Para sorpresa de todos, los “salvajes” muestran una gran sensibilidad ante la pieza interpretada, en especial ante los instrumentos de viento. En particular, son los dos hombres mayores, Senaqué y Vaimaca, quienes salen de su normal apatía y reaccionan más visiblemente ante la melodía.
Sin embargo, otros estudios a los que fueron sometidos no fueron tan delicados, ni sus conclusiones tan “humanas”. Uno de ellos, que consistió en tomar las medidas físicas de los cuatro charrúas, concluyó que el cráneo de los indígenas tenía las mismas medidas que las de muchos criminales guillotinados en Francia. Método científico, lo llamaron.
Domingo 22 de Julio de 1833, París
Senaqué, el más viejo de los cuatro, el “hombre que cura”, el chamán de su clan, se ha pasado los últimos días de cara a la pared, en un rincón, quejándose en su rústico español: “Pobre Senaqué, pobre Senaqué”. Hace días que no prueba bocado y se debilita poco a poco. Los académicos del Museo de Historia Natural resuelven internarlo en un sanatorio para intentar que recobre la salud. El dinero necesario para ello saldrá del fondo destinado al “tratamiento de animales raros”. Pero todo es inútil. Desvastado por la tristeza y por la angustia, agobiado por el encierro y debilitado por el ayuno, el viejo charrúa muere el 26 de julio, poco más de 5 meses después de haber sido arrancado de su tierra. El Museo de historia Natural se hace cargo de su cuerpo: se le quitan los órganos internos para estudiarlos, algunos de los cuales terminan siendo embalsamados. Con su piel se construye un “moulage” de tamaño natural, relleno de paja, aunque sus rasgos son “europeizados”: se le coloca cabello más corto y prolijamente peinado hacia atrás, y se le agregan unos ridículos bigotes sin tener en cuenta que los charrúas eran lampiños. Semejante obra de arte es catalogada con el número N-673. Ni este infame maniquí, ni ninguno de los órganos embalsamados de Senaqué salieron jamás de los sótanos del museo para ser expuestos en las vitrinas del museo. Hoy en día, no hay rastro de ellos.
Moulage de Senaque
Viernes 13 de Setiembre de 1833, París
El cacique Vaimaca Perú sobrevivió a su compañero apenas un mes y medio, y murió consumido por los mismos males que se llevaron su viejo amigo. Sus restos corrieron una suerte similar a los de Senaqué. Apenas muerto se realiza un vaciado en yeso de su cráneo, en base al cual se realiza un busto de gran fidelidad en cuanto a los rasgos se refiere. El resto de su cuerpo es objeto de diversos estudios y análisis; se emplean distintos trozos de su piel para un estudio de suma importancia: ¡determinar la cantidad de glándulas sebáceas y de folículos pilosos que tenía! El cráneo, por su parte, es trepanado y luego serrado para estudiar el cerebro. Su esqueleto se conservó y fue cedido más tarde al Museo del Hombre de París.
Vaimaca
Viernes 20 de Setiembre de 1833, París
Frente a una nutrida concurrencia de curiosos y médicos, que acudieron a observar el parto como si de un raro espectáculo se tratase, Guyunusa, auxiliada por Tacuabé, da a luz a la hija de ambos. Hay indicios de que pudieran haberla llamado Micaela. El parto de silla –en cuclillas– tan común entre muchas etnias indígenas, no tuvo contratiempos y la pequeña charrúa se sumó a sus padres en su indigno destierro. Asombrados, los asistentes comprueban que el llanto de la recién nacida “es en todo similar al de nuestros niños”. Pero la opinión pública iba a jugar su papel en este drama. En principio, los parisinos veían el espectáculo montado por De Curel como una simple curiosidad venida de ultramar. Pero a medida que los charrúas morían, y que los detalles de su confinamiento se conocían, la indignación le fue ganando espacio a la curiosidad. Las protestan fueron creciendo y agravándose, hasta que De Curel es denunciado a la Policía y huyó de París… pero no solo.
Con su “mercancía” a cuestas, De Curel viaja a su ciudad natal, Lyon, donde se desprende rápidamente de los charrúas vendiéndoselos a un empresario circense que los incorpora a su espectáculo. A efectos promocionales, le cambia el nombre a Tacuabé, llamándolo Jean Soulasol, “el Hércules de los Hércules”
Martes 22 de Julio de 1834
Sin embargo, el negocio no fue tal para el hombre del circo. Poco después de llegar a Lyon, Guyunusa muere de tuberculosis en el Hospital Hotel Dieu de Lyon. En su caso, no esperaron a que muriese para raparla y hacer el vaciado en yeso de su cabeza. El busto resultante es aún más vívido que el de Vaimaca. Su cuerpo fue sepultado en una fosa común. Luego de la muerte de su compañera, el joven Tacuabé se las arregla para huir del circo llevando consigo a su pequeña hija de diez meses de edad. A partir de allí su rastro se pierde, y las especulaciones sobre su destino son fundamentalmente dos:
La primera, sostiene que Tacuabé y la pequeña, carentes de defensas naturales ante la enfermedad, habrían debido contagiarse de la tuberculosis que mató a Guyunusa, y habrían muerto poco después.
La segunda, quizás más romántica, dice que Tacuabé, eximio domador de caballos, pudo haberse ganado la vida en el medio rural francés, sobreviviendo junto a su hija.
Guyunasa
En 1950, un pequeño artículo aparecido en un periódico de Lyon, sostenía que una familia radicada en la zona decía tener ancestros charrúas. Actualmente, todavía existe una calleja en esa ciudad que se conoce con el nombre de “Camino del Indio”, y la leyenda popular sostiene que se llama de esa forma porque una vez se vio un indio caminando por ese sendero, llevando una pequeña en brazos.
martes, 23 de mayo de 2017
G6D: 50 años de la victoria israelí
Seis días de guerra, 50 años de ocupación
Israel sigue ocupando tierras palestinas 50 años después de su guerra de seis días
Israel se ha vuelto poderoso y rico, pero no ha encontrado la paz con los palestinos-ni con sí mismo, dice Anton La Guardia
The Economist
EN EL PRINCIPIO destruyeron la fuerza aérea de Egipto en el suelo y derribaron los aviones de Jordania, Irak y Siria. Eso fue el lunes. Luego rompieron las masivas defensas de Egipto en el Sinaí. Eso fue el martes. Luego, tomaron la antigua ciudad de Jerusalén y oraron. Eso fue miércoles. Luego llegaron al Canal de Suez. Eso fue jueves. Ascendieron los Altos del Golán. Eso fue viernes. Luego tomaron los picos que daban a la llanura de Damasco. Por la noche, el mundo declaró un alto el fuego. Eso fue sábado. Y el séptimo día descansaron los soldados de Israel.
En sólo seis días de lucha en junio de 1967, Israel creó un nuevo Oriente Medio. Tan rápida y repentina fue su victoria sobre los ejércitos árabes circundantes que algunos vieron la mano de Dios. Muchos habían temido otro Holocausto. En cambio, Israel se convirtió en el mayor poder de la región. El himno de Naomi Shemer, "Jerusalén de Oro", adquirió nuevas líneas después de la guerra: "Hemos regresado a las cisternas / Al mercado y al mercado / Un shofar llama al Monte del Templo en el Viejo Ciudad."
Este es un año de grandes aniversarios en Israel: 120 años desde el Primer Congreso Sionista en Basilea; 100 años desde que la Declaración Balfour prometió a los judíos un hogar nacional; Y 70 años desde que la ONU propuso dividir Palestina en un estado judío y un estado árabe. Pero la conmemoración del medio siglo desde la guerra de seis días será la más intensa.
Este informe especial examinará el legado de ese conflicto. Los territorios que Israel capturó son el tema definitorio de su política y sus relaciones con el mundo; También están en el corazón de los sueños palestinos de la independencia. La guerra de seis días fue la última victoria militar absoluta para Israel y el inicio de una transición de las guerras existenciales contra los Estados árabes, que siempre ganó, para enervar las campañas contra las milicias no estatales que nunca podría borrar. La amenaza de invasión a través de sus fronteras ha desaparecido, pero la violencia dentro de ellos es incesante.
En 1967 las armas occidentales golpearon decisivamente a los soviéticos. Mientras Estados Unidos se alía firmemente con Israel, las divisiones de la guerra fría superaron el conflicto árabe-israelí. Y cuando Charles de Gaulle cambió de lado para alinear a Francia con los árabes en 1968, prohibiendo las ventas de armas a Israel (especialmente de los jets Mirage), sin querer sentó las bases para la floreciente industria de alta tecnología de Israel. Hoy en día es Francia quien compra aviones no tripulados desde Israel.
El asediado refugio de los judíos se convirtió en un mini-imperio, gobernando a millones de palestinos. Fue, en muchos aspectos, una conquista improvisada, "El Imperio Accidental" (el título de un libro de Gershom Gorenberg), pero que ha sufrido. La guerra despertó el irredentismo palestino y el fanatismo israelí, y añadió el intratable poder de la religión a las fuerzas del nacionalismo. El muro que dividió Jerusalén se ha ido, pero Israel ha erigido muchas más barreras que atomizan a la sociedad palestina. Los israelíes se han enriquecido, lo que hace que la miseria de los palestinos sea aún más inquietante. Al unir la antigua tierra de Israel, la victoria ha dividido al pueblo de Israel y ha dilapidado su democracia.
Los viejos soldados israelíes todavía cuentan sus historias de la guerra día a día, colina por cuesta. Reuven Gal era comandante de pelotón en la Brigada de Jerusalén, una unidad de reservistas de la ciudad que lucharon al alcance de sus hogares. Después de una batalla para controlar la sede de la ONU el día anterior, el Sr. Gal recuerda avanzar al amanecer del 7 de junio hacia las trincheras jordanas en la colina de Jebel Abu Ghneim. Para su alivio la posición había sido abandonada. Mientras sus hombres descansaban, oyó la señal de radio de Motta Gur, comandante de los paracaidistas que habían entrado en la ciudad amurallada: "Har habayit beyadeinu" (el Monte del Templo está en nuestras manos). A su alrededor, soldados endurecidos lloraban ante la noticia.
Después de la guerra, los israelíes amaban caminar en las antiguas colinas, redescubriendo Hebrón, Elí, Shiloh y más; Para el Sr. Gal, los judíos "se emborracharon" con euforia al tomar las tierras de su ascendencia bíblica. Y él pensó que después de tal derrota los árabes tendrían que demandar para la paz. Se rompe en una canción de la época: "Mañana, cuando el ejército quitarse sus uniformes / Todo esto vendrá mañana, si no hoy / Y si no mañana, entonces al día siguiente."
Pero la paz no llegó. Cada generación de israelíes debe todavía ponerse el uniforme y prepararse para luchar. El Sr. Gal se convirtió en el principal psicólogo del ejército y más tarde en un alto funcionario de seguridad nacional. "Poco sabemos lo que esta victoria militar traería", reflexiona. "Las celebraciones fueron el comienzo de la tragedia de la ocupación. Ha tenido un tremendo impacto en nuestra moralidad, democracia, las almas de nuestros hijos y la pureza de las armas [la moralidad del uso de la fuerza] ".
Los palestinos, por su parte, hablan de su consternación de cómo las tropas jordanas abandonaron la Ciudad Vieja de Jerusalén con apenas una pelea y de su sorpresa al descubrir que los vehículos blindados que rumbo a la ciudad no eran refuerzos iraquíes sino israelíes. En el borde del barrio judío de la ciudad amurallada, Abu Munir al-Mughrabi vive en un pequeño apartamento de un dormitorio que es un museo provisional a la pérdida de la Jerusalén árabe. En su pared de fotos de la ciudad, uno lo muestra como un joven de 25 años con un traje, de pie en medio de los escombros de su barrio, el Barrio de Mughrabi. Fue demolido por Israel inmediatamente después de la captura de la Ciudad Vieja, convirtiendo el callejón frente al Muro Occidental, el lugar más importante de la oración judía, en la amplia plaza que es hoy. Él levanta su mapa dibujado a mano de los edificios desaparecidos y una lista de las 138 familias que fueron despejadas.
Abu Munir había estado en Ammán cuando estalló la guerra. Se deslizó de nuevo a través de la frontera para llegar a Jerusalén justo cuando su casa estaba siendo derribada. Durante un tiempo contrabandeó gente de y hacia Jordania. También contrabandeó armas para Fatah, luego un movimiento militante ascendente, y pasó tiempo en la cárcel.
Su historia ilustra un cambio de mentalidad por parte de los palestinos. En la guerra de 1947-48, cuando Israel fue establecido, los palestinos huyeron o fueron expulsados en masa. Cientos de pueblos fueron destruidos. Por el contrario, en 1967 la mayoría se quedó. "Tuvimos suerte de que fuimos derrotados tan rápido y tan masivamente", dice Ali Jarbawi, ahora profesor de ciencias políticas en Birzeit, una universidad palestina en Cisjordania. "Israel no tuvo tiempo de echarnos."
También hubo algunos beneficios inesperados: los palestinos de la Ribera Occidental, que habían sido anexados por Jordania, renovaron los lazos con los palestinos de Haifa y Jaffa, que habían formado parte de Israel después de 1948; Y de Gaza, que había sido ocupada por Egipto. "El sentimiento nacional palestino resurgió debido a la ocupación", dice Jarbawi.
Ese sentimiento estalló con la primera intifada palestina en 1987. Hasta entonces los palestinos bajo el dominio israelí habían permanecido en su mayoría plácidos, mientras que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), dedicada a la expulsión de Israel por la fuerza, llevó a cabo Ataques transfronterizos desde el extranjero. La lucha armada fue, en su mayor parte, un fracaso. La OLP perdió una guerra civil contra el rey Hussein de Jordania en 1970; Emprendió una campaña de terrorismo internacional, incluida la masacre de atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Munich de 1972; Ayudó a precipitar la guerra civil en el Líbano en 1975; Y fue desalojado a Túnez después de la invasión de Israel de 1982.
Por el contrario, la intifada estuvo marcada principalmente por enfrentamientos de lanzamiento de piedras. Desechó la ilusión de que Israel podría mantener los territorios ocupados a un costo pequeño. Los acuerdos de Oslo de 1993 establecieron una Autoridad Palestina autónoma bajo la dirección de Yasser Arafat, el líder de la OLP, que regresó triunfalmente en julio de 1994. Los extremistas de ambos bandos se propusieron destruir el trato con una violencia sin precedentes. Un colono judío mató a 29 palestinos en oración en Hebrón en 1994. Hamas y la Yihad Islámica, ambas facciones islamistas, se embarcaron en una campaña de atentados suicidas. En 1995 un judío de la derecha asesinó al primer ministro, Yitzhak Rabin.
La segunda intifada, precipitada por el fracaso de las conversaciones de paz en Camp David en 2000, involucró armas y bombas. Arafat a menudo parecía tolerar, o incluso alentar, a los militantes. Los israelíes retiraron unilateralmente del Líbano en 2000 y de Gaza en 2005 (después de la muerte de Arafat), y tampoco trajeron paz: Israel luchó contra Hamas y Hizbullah (una milicia libanesa chiíta), que dispararon numerosos cohetes contra Israel.
Para la mayoría de los palestinos, el acuerdo de Oslo trajo una ocupación peor: más derramamiento de sangre, división interna, pérdida de tierras para los colonos y fragmentación territorial. Los palestinos en estos días viven como refugiados en el mundo árabe; En una prisión abierta en la Franja de Gaza dirigida por Hamas; En un mosaico de enclaves autónomos aislados en Cisjordania dirigidos por la facción nacionalista Fatah; Como "residentes" descuidados de Israel en Jerusalén; Y como ciudadanos de segunda clase que luchan por la igualdad en las fronteras de Israel antes de 1967.
El caos en Oriente Medio desde los levantamientos árabes de 2011 ha endurecido la convicción de Israel de que es demasiado arriesgado abandonar más tierras: ¿qué pasa si Hamas o el Estado Islámico (IS) se apoderan de las colinas de Cisjordania con vistas a las zonas más pobladas de Israel? Israel estuvo cerca de regresar los Altos del Golán en conversaciones de paz con Siria. Ahora que las milicias como Hizbullah, al-Qaeda e IS se han implantado en la frontera, muchos israelíes están agradecidos porque las negociaciones fracasaron. Por su parte, los palestinos sienten que su causa ha sido abandonada por los árabes que en otro tiempo lo tuvieron.
Los encuestadores dicen que la oposición a la idea de paz basada en la creación de un estado palestino junto a Israel es más fuerte entre los jóvenes de ambos lados, los de 18 a 24 años. Sus padres pudieron haber conocido una época sin barreras internas y relaciones cordiales, aunque desiguales, entre árabes y judíos. Hoy en día la mayoría de los jóvenes israelíes y palestinos tienen poco contacto.
La vida en Israel, segura detrás de la pared de seguridad y la mental que dice que "no hay socio para la paz", es más cómoda de lo que ha sido durante la mayor parte de la corta vida del país. La seguridad ha mejorado, por ahora. La economía está en auge. Y a medida que su política se vuelve más chauvinista, su sociedad se abre de otras maneras. Los ciudadanos árabes de Israel, que vivieron bajo la ley marcial hasta 1966, se están integrando cada vez más económicamente. En Jerusalén, algunos judíos y árabes se desafían en el backgammon y bailan el dabke palestino. La música israelí está redescubriendo los ritmos y tonos del Oriente. El ejército da la bienvenida a mujeres y gays, a pesar de las objeciones de algunos rabinos. Los viejos conflictos sobre la observancia del sábado son, en su mayor parte, cosa del pasado. Incluso en Jerusalén, han surgido islas de secularismo.
Visita las playas o los pulsantes bares de Tel Aviv, comiendo gambas tailandesas no kosher, discutiendo el último algoritmo y viendo la hermosa juventud a la deriva, y te imaginas en California. Cincuenta años después de 1967, se ha vuelto demasiado fácil para Israel olvidar que, a un corto trayecto en coche, la ocupación de los palestinos se ha vuelto casi permanente.
Israel sigue ocupando tierras palestinas 50 años después de su guerra de seis días
Israel se ha vuelto poderoso y rico, pero no ha encontrado la paz con los palestinos-ni con sí mismo, dice Anton La Guardia
The Economist
EN EL PRINCIPIO destruyeron la fuerza aérea de Egipto en el suelo y derribaron los aviones de Jordania, Irak y Siria. Eso fue el lunes. Luego rompieron las masivas defensas de Egipto en el Sinaí. Eso fue el martes. Luego, tomaron la antigua ciudad de Jerusalén y oraron. Eso fue miércoles. Luego llegaron al Canal de Suez. Eso fue jueves. Ascendieron los Altos del Golán. Eso fue viernes. Luego tomaron los picos que daban a la llanura de Damasco. Por la noche, el mundo declaró un alto el fuego. Eso fue sábado. Y el séptimo día descansaron los soldados de Israel.
En sólo seis días de lucha en junio de 1967, Israel creó un nuevo Oriente Medio. Tan rápida y repentina fue su victoria sobre los ejércitos árabes circundantes que algunos vieron la mano de Dios. Muchos habían temido otro Holocausto. En cambio, Israel se convirtió en el mayor poder de la región. El himno de Naomi Shemer, "Jerusalén de Oro", adquirió nuevas líneas después de la guerra: "Hemos regresado a las cisternas / Al mercado y al mercado / Un shofar llama al Monte del Templo en el Viejo Ciudad."
Este es un año de grandes aniversarios en Israel: 120 años desde el Primer Congreso Sionista en Basilea; 100 años desde que la Declaración Balfour prometió a los judíos un hogar nacional; Y 70 años desde que la ONU propuso dividir Palestina en un estado judío y un estado árabe. Pero la conmemoración del medio siglo desde la guerra de seis días será la más intensa.
Este informe especial examinará el legado de ese conflicto. Los territorios que Israel capturó son el tema definitorio de su política y sus relaciones con el mundo; También están en el corazón de los sueños palestinos de la independencia. La guerra de seis días fue la última victoria militar absoluta para Israel y el inicio de una transición de las guerras existenciales contra los Estados árabes, que siempre ganó, para enervar las campañas contra las milicias no estatales que nunca podría borrar. La amenaza de invasión a través de sus fronteras ha desaparecido, pero la violencia dentro de ellos es incesante.
En 1967 las armas occidentales golpearon decisivamente a los soviéticos. Mientras Estados Unidos se alía firmemente con Israel, las divisiones de la guerra fría superaron el conflicto árabe-israelí. Y cuando Charles de Gaulle cambió de lado para alinear a Francia con los árabes en 1968, prohibiendo las ventas de armas a Israel (especialmente de los jets Mirage), sin querer sentó las bases para la floreciente industria de alta tecnología de Israel. Hoy en día es Francia quien compra aviones no tripulados desde Israel.
El asediado refugio de los judíos se convirtió en un mini-imperio, gobernando a millones de palestinos. Fue, en muchos aspectos, una conquista improvisada, "El Imperio Accidental" (el título de un libro de Gershom Gorenberg), pero que ha sufrido. La guerra despertó el irredentismo palestino y el fanatismo israelí, y añadió el intratable poder de la religión a las fuerzas del nacionalismo. El muro que dividió Jerusalén se ha ido, pero Israel ha erigido muchas más barreras que atomizan a la sociedad palestina. Los israelíes se han enriquecido, lo que hace que la miseria de los palestinos sea aún más inquietante. Al unir la antigua tierra de Israel, la victoria ha dividido al pueblo de Israel y ha dilapidado su democracia.
Casamiento a la fuerza
Ese embriagador día de junio de 1967, cuando Levi Eshkol, entonces primer ministro de Israel, escuchó noticias de la captura de Jerusalén, dijo a los colegas del partido: "Nos han dado una buena dote, pero viene con una novia que no nos gusta. Sus palabras resultaron más prescientes de lo que él imaginaba.Los viejos soldados israelíes todavía cuentan sus historias de la guerra día a día, colina por cuesta. Reuven Gal era comandante de pelotón en la Brigada de Jerusalén, una unidad de reservistas de la ciudad que lucharon al alcance de sus hogares. Después de una batalla para controlar la sede de la ONU el día anterior, el Sr. Gal recuerda avanzar al amanecer del 7 de junio hacia las trincheras jordanas en la colina de Jebel Abu Ghneim. Para su alivio la posición había sido abandonada. Mientras sus hombres descansaban, oyó la señal de radio de Motta Gur, comandante de los paracaidistas que habían entrado en la ciudad amurallada: "Har habayit beyadeinu" (el Monte del Templo está en nuestras manos). A su alrededor, soldados endurecidos lloraban ante la noticia.
Después de la guerra, los israelíes amaban caminar en las antiguas colinas, redescubriendo Hebrón, Elí, Shiloh y más; Para el Sr. Gal, los judíos "se emborracharon" con euforia al tomar las tierras de su ascendencia bíblica. Y él pensó que después de tal derrota los árabes tendrían que demandar para la paz. Se rompe en una canción de la época: "Mañana, cuando el ejército quitarse sus uniformes / Todo esto vendrá mañana, si no hoy / Y si no mañana, entonces al día siguiente."
Pero la paz no llegó. Cada generación de israelíes debe todavía ponerse el uniforme y prepararse para luchar. El Sr. Gal se convirtió en el principal psicólogo del ejército y más tarde en un alto funcionario de seguridad nacional. "Poco sabemos lo que esta victoria militar traería", reflexiona. "Las celebraciones fueron el comienzo de la tragedia de la ocupación. Ha tenido un tremendo impacto en nuestra moralidad, democracia, las almas de nuestros hijos y la pureza de las armas [la moralidad del uso de la fuerza] ".
Los palestinos, por su parte, hablan de su consternación de cómo las tropas jordanas abandonaron la Ciudad Vieja de Jerusalén con apenas una pelea y de su sorpresa al descubrir que los vehículos blindados que rumbo a la ciudad no eran refuerzos iraquíes sino israelíes. En el borde del barrio judío de la ciudad amurallada, Abu Munir al-Mughrabi vive en un pequeño apartamento de un dormitorio que es un museo provisional a la pérdida de la Jerusalén árabe. En su pared de fotos de la ciudad, uno lo muestra como un joven de 25 años con un traje, de pie en medio de los escombros de su barrio, el Barrio de Mughrabi. Fue demolido por Israel inmediatamente después de la captura de la Ciudad Vieja, convirtiendo el callejón frente al Muro Occidental, el lugar más importante de la oración judía, en la amplia plaza que es hoy. Él levanta su mapa dibujado a mano de los edificios desaparecidos y una lista de las 138 familias que fueron despejadas.
Abu Munir había estado en Ammán cuando estalló la guerra. Se deslizó de nuevo a través de la frontera para llegar a Jerusalén justo cuando su casa estaba siendo derribada. Durante un tiempo contrabandeó gente de y hacia Jordania. También contrabandeó armas para Fatah, luego un movimiento militante ascendente, y pasó tiempo en la cárcel.
Su historia ilustra un cambio de mentalidad por parte de los palestinos. En la guerra de 1947-48, cuando Israel fue establecido, los palestinos huyeron o fueron expulsados en masa. Cientos de pueblos fueron destruidos. Por el contrario, en 1967 la mayoría se quedó. "Tuvimos suerte de que fuimos derrotados tan rápido y tan masivamente", dice Ali Jarbawi, ahora profesor de ciencias políticas en Birzeit, una universidad palestina en Cisjordania. "Israel no tuvo tiempo de echarnos."
También hubo algunos beneficios inesperados: los palestinos de la Ribera Occidental, que habían sido anexados por Jordania, renovaron los lazos con los palestinos de Haifa y Jaffa, que habían formado parte de Israel después de 1948; Y de Gaza, que había sido ocupada por Egipto. "El sentimiento nacional palestino resurgió debido a la ocupación", dice Jarbawi.
Ese sentimiento estalló con la primera intifada palestina en 1987. Hasta entonces los palestinos bajo el dominio israelí habían permanecido en su mayoría plácidos, mientras que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), dedicada a la expulsión de Israel por la fuerza, llevó a cabo Ataques transfronterizos desde el extranjero. La lucha armada fue, en su mayor parte, un fracaso. La OLP perdió una guerra civil contra el rey Hussein de Jordania en 1970; Emprendió una campaña de terrorismo internacional, incluida la masacre de atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Munich de 1972; Ayudó a precipitar la guerra civil en el Líbano en 1975; Y fue desalojado a Túnez después de la invasión de Israel de 1982.
Por el contrario, la intifada estuvo marcada principalmente por enfrentamientos de lanzamiento de piedras. Desechó la ilusión de que Israel podría mantener los territorios ocupados a un costo pequeño. Los acuerdos de Oslo de 1993 establecieron una Autoridad Palestina autónoma bajo la dirección de Yasser Arafat, el líder de la OLP, que regresó triunfalmente en julio de 1994. Los extremistas de ambos bandos se propusieron destruir el trato con una violencia sin precedentes. Un colono judío mató a 29 palestinos en oración en Hebrón en 1994. Hamas y la Yihad Islámica, ambas facciones islamistas, se embarcaron en una campaña de atentados suicidas. En 1995 un judío de la derecha asesinó al primer ministro, Yitzhak Rabin.
La segunda intifada, precipitada por el fracaso de las conversaciones de paz en Camp David en 2000, involucró armas y bombas. Arafat a menudo parecía tolerar, o incluso alentar, a los militantes. Los israelíes retiraron unilateralmente del Líbano en 2000 y de Gaza en 2005 (después de la muerte de Arafat), y tampoco trajeron paz: Israel luchó contra Hamas y Hizbullah (una milicia libanesa chiíta), que dispararon numerosos cohetes contra Israel.
Las décadas del "proceso de paz" trajeron mucho proceso y poca paz. Para los israelíes, tierra para la paz se convirtió en tierra para los suicidas-bombas y cohetesLas décadas del "proceso de paz" trajeron mucho proceso y poca paz. Para los israelíes, la tierra para la paz se convirtió en tierra para los suicidas-bombas y cohetes. "La mayoría de la gente siente que la ocupación ya no es nuestra culpa", dice Yossi Klein Halevi del Shalom Hartman Institute, un grupo de expertos. "Salí de la primera intifada como votante laborista. Pero la segunda intifada me movió hacia la derecha ".
Para la mayoría de los palestinos, el acuerdo de Oslo trajo una ocupación peor: más derramamiento de sangre, división interna, pérdida de tierras para los colonos y fragmentación territorial. Los palestinos en estos días viven como refugiados en el mundo árabe; En una prisión abierta en la Franja de Gaza dirigida por Hamas; En un mosaico de enclaves autónomos aislados en Cisjordania dirigidos por la facción nacionalista Fatah; Como "residentes" descuidados de Israel en Jerusalén; Y como ciudadanos de segunda clase que luchan por la igualdad en las fronteras de Israel antes de 1967.
El caos en Oriente Medio desde los levantamientos árabes de 2011 ha endurecido la convicción de Israel de que es demasiado arriesgado abandonar más tierras: ¿qué pasa si Hamas o el Estado Islámico (IS) se apoderan de las colinas de Cisjordania con vistas a las zonas más pobladas de Israel? Israel estuvo cerca de regresar los Altos del Golán en conversaciones de paz con Siria. Ahora que las milicias como Hizbullah, al-Qaeda e IS se han implantado en la frontera, muchos israelíes están agradecidos porque las negociaciones fracasaron. Por su parte, los palestinos sienten que su causa ha sido abandonada por los árabes que en otro tiempo lo tuvieron.
Los encuestadores dicen que la oposición a la idea de paz basada en la creación de un estado palestino junto a Israel es más fuerte entre los jóvenes de ambos lados, los de 18 a 24 años. Sus padres pudieron haber conocido una época sin barreras internas y relaciones cordiales, aunque desiguales, entre árabes y judíos. Hoy en día la mayoría de los jóvenes israelíes y palestinos tienen poco contacto.
La vida en Israel, segura detrás de la pared de seguridad y la mental que dice que "no hay socio para la paz", es más cómoda de lo que ha sido durante la mayor parte de la corta vida del país. La seguridad ha mejorado, por ahora. La economía está en auge. Y a medida que su política se vuelve más chauvinista, su sociedad se abre de otras maneras. Los ciudadanos árabes de Israel, que vivieron bajo la ley marcial hasta 1966, se están integrando cada vez más económicamente. En Jerusalén, algunos judíos y árabes se desafían en el backgammon y bailan el dabke palestino. La música israelí está redescubriendo los ritmos y tonos del Oriente. El ejército da la bienvenida a mujeres y gays, a pesar de las objeciones de algunos rabinos. Los viejos conflictos sobre la observancia del sábado son, en su mayor parte, cosa del pasado. Incluso en Jerusalén, han surgido islas de secularismo.
Visita las playas o los pulsantes bares de Tel Aviv, comiendo gambas tailandesas no kosher, discutiendo el último algoritmo y viendo la hermosa juventud a la deriva, y te imaginas en California. Cincuenta años después de 1967, se ha vuelto demasiado fácil para Israel olvidar que, a un corto trayecto en coche, la ocupación de los palestinos se ha vuelto casi permanente.
lunes, 22 de mayo de 2017
Uruguay: La masacre de Salsipuedes
Salsipuedes, una traición y una masacre
Historias de la Historia
Venado, el cacique charrúa, le tendió amistosamente al general Rivera el cuchillo que éste le había pedido para picar su tabaco. Sin embargo, el militar reaccionó inesperadamente; se echó hacia atrás, fingiendo sorpresa, y en el mismo movimiento desenfundó su revólver y le disparó. Esa fue la señal que el resto de sus tropas, unos mil doscientos hombres, estaba aguardando para comenzar el ataque sobre los poco más de cuatrocientos indígenas charrúas –entre hombres, mujeres y niños– que se habían reunido en las riberas del arroyo Salsipuedes, era el 11 de abril de 1831.
Fructuoso Rivera
El General Fructuoso Rivera, primer presidente electo de la novel República Oriental del Uruguay, llevaba algunos meses planeando en secreto esa acción militar. Impulsado y presionado por los hacendados y terratenientes del noroeste del territorio, que denunciaban la presencia de los grupos seminómadas de indígenas en “sus” campos, Rivera decidió, a principios de 1831, poner punto final al “problema charrúa”. Y la suya sería una solución drástica y definitiva.
Aprovechándose de la larga relación de camaradería y respeto que mantenía con la nación charrúa, alimentada por cientos de campamentos y tolderías compartidos durante las luchas revolucionarias, Rivera convocó a todos los caciques charrúas para incorporarse a una nueva campaña militar que supuestamente comandaría contra el sur de Brasil, con el objetivo de recuperar ganado y repartirlo posteriormente entre quienes participaran de la expedición. Confiados, los caciques acudieron a su llamada, llevando consigo a sus guerreros, sus mujeres y sus niños, tal como era su costumbre, bien conocida por Rivera. En resumen, la nación charrúa entera respondía a la llamada de su viejo amigo, Don Frutos. El general Rivera, gran conocedor de la zona (baqueano), escogió el lugar de la emboscada con sumo cuidado. Sacó a los charrúas de la región de sierras y montes en las que se habían establecido y los citó en un lugar llano, que no ofrecía escondites naturales donde pudieran guarecerse. Así, recibió y agasajó a los charrúas en ese lugar con abundante comida y bebida, y dio la señal de atacar cuando estaban completamente desprevenidos.
Sólo unos pocos lograron escapar y perderse en los campos, evitando la muerte y la captura. Los que llegaron a Montevideo fueron repartidos entre los habitantes de la capital como servidumbre, desmembrando las familias charrúas según la conveniencia de sus nuevos “amos”, perdieron rápidamente su identidad cultural, sus tradiciones y su forma de vida. Por lo tanto, la solución final ideada por el general Fructuoso Rivera para el “problema charrúa” fue realmente efectiva. En 1833, el viejo cacique Vaimaca Pirú, su curandero Senaqué, el guerrero Tacuabé y la india Guyunusa fueron vendidos a un empresario francés que los embarcó rumbo a París para exhibirlos como objetos exóticos. Los cuatro son conocidos como Los Últimos Charrúas.
Durante más de 150 años, la historiografía oficial del Uruguay sostuvo que la etnia charrúa se había extinguido completamente. Sin embargo, en la década de 1990 se comenzaron a realizar estudios históricos y genéticos que comprobaron que un gran número de personas, sobre todo en las zonas Norte y Noreste del Uruguay y en las zonas limítrofes de Brasil y de Argentina, tienen ancestros charrúas en su árbol genealógico. Hoy en día, el 11 de abril es celebrado en Uruguay como el Día de la Nación Charrúa y se organiza una cabalgata hasta el lugar de la matanza donde se realiza un homenaje en honor a los caídos.
Colaboración de Pablo Petrides
Historias de la Historia
Venado, el cacique charrúa, le tendió amistosamente al general Rivera el cuchillo que éste le había pedido para picar su tabaco. Sin embargo, el militar reaccionó inesperadamente; se echó hacia atrás, fingiendo sorpresa, y en el mismo movimiento desenfundó su revólver y le disparó. Esa fue la señal que el resto de sus tropas, unos mil doscientos hombres, estaba aguardando para comenzar el ataque sobre los poco más de cuatrocientos indígenas charrúas –entre hombres, mujeres y niños– que se habían reunido en las riberas del arroyo Salsipuedes, era el 11 de abril de 1831.
Fructuoso Rivera
El General Fructuoso Rivera, primer presidente electo de la novel República Oriental del Uruguay, llevaba algunos meses planeando en secreto esa acción militar. Impulsado y presionado por los hacendados y terratenientes del noroeste del territorio, que denunciaban la presencia de los grupos seminómadas de indígenas en “sus” campos, Rivera decidió, a principios de 1831, poner punto final al “problema charrúa”. Y la suya sería una solución drástica y definitiva.
– Mirá, Don Frutos… ¡Tus soldados matando amigos!A poco de comenzada la operación, otro de los caciques charrúas llamado Vaimaca Pirú, le increpó así a su viejo conocido, el General, por el inesperado ataque que su gente estaba sufriendo.
Aprovechándose de la larga relación de camaradería y respeto que mantenía con la nación charrúa, alimentada por cientos de campamentos y tolderías compartidos durante las luchas revolucionarias, Rivera convocó a todos los caciques charrúas para incorporarse a una nueva campaña militar que supuestamente comandaría contra el sur de Brasil, con el objetivo de recuperar ganado y repartirlo posteriormente entre quienes participaran de la expedición. Confiados, los caciques acudieron a su llamada, llevando consigo a sus guerreros, sus mujeres y sus niños, tal como era su costumbre, bien conocida por Rivera. En resumen, la nación charrúa entera respondía a la llamada de su viejo amigo, Don Frutos. El general Rivera, gran conocedor de la zona (baqueano), escogió el lugar de la emboscada con sumo cuidado. Sacó a los charrúas de la región de sierras y montes en las que se habían establecido y los citó en un lugar llano, que no ofrecía escondites naturales donde pudieran guarecerse. Así, recibió y agasajó a los charrúas en ese lugar con abundante comida y bebida, y dio la señal de atacar cuando estaban completamente desprevenidos.
Después de agotados todos los recursos de prudencia y humanidad, para atraer a la obediencia y a la vida tranquila y regular a las indómitas tribus charrúas […] Se decidió poner en ejecución el único medio que ya restaba, de sujetarlos por la fuerza […] Fueron en consecuencia atacados y destruidos, quedando en el campo más de 40 cadáveres enemigos y el resto con 300 y más almas en poder de la división de operaciones.Ese fue el comunicado oficial que el presidente Rivera envió al presidente del Senado al día siguiente de la matanza. Sin embargo, las cifras reales fueron otras; entre los charrúas muertos en el lugar de la emboscada, los que lograron escapar y fueron asesinados durante los meses siguientes, y los que murieron tras ser hechos prisioneros durante la larga marcha de más de 400 kilómetros a pie hasta Montevideo… más de la mitad de la nación charrúa fue aniquilada como consecuencia de la acción militar de Rivera en Salsipuedes.
Sólo unos pocos lograron escapar y perderse en los campos, evitando la muerte y la captura. Los que llegaron a Montevideo fueron repartidos entre los habitantes de la capital como servidumbre, desmembrando las familias charrúas según la conveniencia de sus nuevos “amos”, perdieron rápidamente su identidad cultural, sus tradiciones y su forma de vida. Por lo tanto, la solución final ideada por el general Fructuoso Rivera para el “problema charrúa” fue realmente efectiva. En 1833, el viejo cacique Vaimaca Pirú, su curandero Senaqué, el guerrero Tacuabé y la india Guyunusa fueron vendidos a un empresario francés que los embarcó rumbo a París para exhibirlos como objetos exóticos. Los cuatro son conocidos como Los Últimos Charrúas.
Durante más de 150 años, la historiografía oficial del Uruguay sostuvo que la etnia charrúa se había extinguido completamente. Sin embargo, en la década de 1990 se comenzaron a realizar estudios históricos y genéticos que comprobaron que un gran número de personas, sobre todo en las zonas Norte y Noreste del Uruguay y en las zonas limítrofes de Brasil y de Argentina, tienen ancestros charrúas en su árbol genealógico. Hoy en día, el 11 de abril es celebrado en Uruguay como el Día de la Nación Charrúa y se organiza una cabalgata hasta el lugar de la matanza donde se realiza un homenaje en honor a los caídos.
Colaboración de Pablo Petrides
domingo, 21 de mayo de 2017
SGM: Operación Nordwind - Parte 1
Operación Nordwind 1945:
La última ofensiva occidental de Hitler
Parte 1
Orígenes de la batalla
Avance del 6to Grupo de Ejército hacia el Rin, 14 de Noviembre a 16 de Diciembre, 1944
En las últimas horas de la víspera del Año Nuevo de 1944, la Wehrmacht lanzó la Operación Nordwind, la última ofensiva alemana de la Segunda Guerra Mundial en el oeste. Fue un intento de explotar los trastornos causados por la ofensiva más al norte de las Ardenas en Bélgica. Cuando Tercer Ejército de Patton desplazó dos de sus cuerpos para aliviar Bastogne, el vecino Séptimo Ejército de los EE.UU. se vio obligado a ampliar su frente de batalla. Esto presenta la Wehrmacht con una rara oportunidad para masificar sus fuerzas contra las debilitadas defensas de los aliados. En juego estaba Alsacia, una región fronteriza que había sido una manzana de la discordia entre Francia y Alemania durante el siglo pasado. Tomado de Francia por Alemania a raíz de la guerra franco-prusiana de 1870, regresó a Francia después de la Primera Guerra Mundial en 1918, sólo para ser retomado por Alemania después de 1940 la derrota de Francia.
El destino de Alsacia no era de particular interés para Eisenhower y las fuerzas anglo-estadounidenses en el noroeste de Europa, y los planes iniciales eran simplemente retirar el Séptimo Ejército de los EE.UU. a posiciones más defendibles en los Vosgos hasta que el concurso de las Ardenas más importante fue reiterada. Sin embargo, la pérdida de la capital alsaciana de Estrasburgo era completamente inaceptable para De Gaulle y las fuerzas francesas libres, dando lugar a una tormenta política que obligó a un replanteamiento de los planes aliados para hacer frente a los ataques alemanes. Hitler vio Alsacia como el último recordatorio tangible de la gran victoria de Alemania en 1940 y Estrasburgo era el símbolo del control alemán en la orilla oeste del Rin, que insistió en que la ciudad se repetirá. El fracaso de la ofensiva de las Ardenas convenció a Hitler de que algunos nueva táctica tuvo que emplearse al tratar con los aliados. En lugar de una gran única ofensiva, Hitler decidió poner en marcha una serie de pequeñas ofensivas secuenciales. Como resultado, algunos comandantes alemanes llamaron a la campaña de Alsacia como "ofensivas Sylwester" siguiendo el nombre de los centro-europeos para las celebraciones del Año Nuevo.
La primera ofensiva Nordwind emanó de la ciudad fronteriza fortificada de Bitche, pero avanzó poco enfrentando una rígida resistencia de las fuerzas americanas. El grito de batalla de las unidades de EE.UU. se convirtió en "¡No hay Ardenas en Bitche!" se quitó el Rin cerca de la zona de Estrasburgo para reforzar el sector de Bitche, proporcionando a los comandantes locales alemanes con una nueva oportunidad temporal. Una operación de cruce apresurado del río se representó en Gambsheim y la cabeza de puente se amplió gradualmente frente a una oposición estadounidense débil. En vista del fracaso de la ofensiva inicial Nordwind alrededor de Bitche, Hitler cambió el enfoque de la operación de Alsacia más al este hacia Hagenau, tratando de unir las dos fuerzas de ataque y empujando al Ejército de los EE.UU. fuera de la Renania. Esto condujo a una serie de batallas de tanques muy violentas a mediados de enero en torno a los pueblos de Hatten-Rittershoffen y Herrlisheim, que agotó los dos lados. Un experimentado comandante alemán de Panzer más tarde llamó a estos batallas de invierno las más feroces que nunca se lucharon en el frente occidental.
Cuando el Ejército Rojo lanzó su largamente retrasada ofensiva en el centro de Alemania el 14 de enero, las posibilidades de nuevas ofensivas de la Wehrmacht en Alsacia llegaron a su fin. las unidades Panzer fueron trasladados al Frente Oriental, y unidades de infantería alemanas comenzaron a establecer posiciones defensivas. Con la Wehrmacht agotada y debilitada, fue el turno aliados para la acción. Un bolsillo grande de las tropas alemanas fue atrapado en la orilla oeste del Rin, cerca de Colmar, y Eisenhower insistió en que el bolsillo de Colmar fuese erradicada. El 1ere Armée no tenía la fuerza para hacerlo rápidamente, así que a finales de enero, de otras divisiones estadounidenses fueron trasladados en Alsacia desde el frente Ardenas. En dos semanas de enfrentamientos invierno feroz, el ejército alemán XIX fue derrotado y sus sobrevivientes se retiraron sobre el Rhin.
La campaña de enero 1945 de Alsacia fatalmente dañó a un ejército de campaña alemán y debilitó a un segundo. Esto se convirtió sorprendentemente claro en marzo de 1945, cuando la campaña de blitzkrieg del Ejército de los EE.UU. aplastó al Heeresgruppe G (Grupo de Ejércitos G) en el Sarre-Palatinado, más tarde conocido como la "Carrera de ratas del Rin." La obliteración de la Wehrmacht agotó los ejércitos del sur y fue la causa fundamental del avance espectacular de Patton por el sur de Alemania en abril y mayo de 1945.
Civiles alsacianos regresan a las ruinas de la aldea de Mittelwihr en las laderas orientales de los Altos Vosgos después de la eliminación de la bolsa de Colmar, en febrero de 1945. El destrozado PzKpfw IV/70 (A) fue probablemente de Brigada Panzer-106, que luchó en las batallas finales. (NARA)
El escenario estratégico
A finales del otoño de 1944, las fuerzas aliadas en el Teatro de Operaciones Europeo (ETO) se componía de tres grupos de ejército: el 21er Grupo de Ejércitos británico-canadiense de Montgomery en los Países Bajos, el 12do Grupo de Ejército americano al mando de Bradley desde Bélgica a Lorena, y el 6to Grupo de Ejércitos franco-americanos de Devers en Alsacia. De los tres grupos de ejército, Eisenhower otorgaba prioridad a los dos más septentrional, los de Montgomery y Bradley. La inclusión de la sexta Grupo de Ejército de Devers a la estructura de la fuerza había llegado más tarde que los otros dos, y era una fuente importante de fricción entre Washington y Londres. El general George C. Marshall, el jefe de personal de EE.UU., había insistido en que el teatro del Mediterráneo restar importancia después de la captura de Roma en junio de 1944, y que los recursos sean liberados para su uso en Francia. Churchill siguió impulsando aún más las operaciones aliadas en el Mediterráneo, pero Washington tuvo la última palabra. Como resultado, el Séptimo Ejército de EE.UU. y el 1eré Armée francés organizaron una invasión del sur de Francia el 15 de agosto de 1944 a las claras la Wehrmacht en el sur, oeste y centro de Francia. El éxito de la Operación Dragoon fue más allá de las expectativas más optimistas de sus planificadores, la liberación de dos tercios de Francia en una campaña relámpago de un mes, que destruyó la mitad de Heeresgruppe G de la Wehrmacht en el proceso. A mediados de septiembre, el Séptimo Ejército de EE.UU. se reunió con Tercer Ejército de Patton, cerca de Dijon, la creación de un sólido frente aliado del Mar del Norte hasta el Mediterráneo.
La crisis de abastecimiento aliadas a finales de septiembre 1944 detuvo al sexto Grupo de Ejércitos de Devers y dio al Heeresgruppe G una pausa breve para reconstruir sus defensas en Alsacia. A mediados de octubre de 1944, Heeresgruppe G incluyó tres ejércitos de campaña, con 17 divisiones, las tropas de 500.000, y 40.000 caballos. La conducta de los combates en Alsacia fue moldeada por su geografía, especialmente en su terreno montañoso. La cordillera de los Vosgos corría de norte a sur a lo largo del río Rin, la creación de una formidable barrera natural que nunca se había superado con éxito por un ejército en los tiempos modernos. El Alto Vosgos se extendía desde la frontera suiza, cerca de Belfort hacia el norte a lo largo del Rin hasta elevaciones de más de 5.000 pies (1.524 m) antes de moderar gradualmente cerca de Estrasburgo y la brecha de Saverne. En este punto, que la transición a los Vosgos baja. Los componentes francés y americano de la Comisión de sexto Devers Ejército cada uno tenía sus propias asignaciones. Armée De Lattre de Leré se le asignó la tarea de penetrar en la llanura de Alsacia a través de las tierras bajas de la brecha de Belfort, un enfoque tan evidente que la Wehrmacht firmemente defendido. Séptima Mayor General del Ejército de EE.UU. de Patch se le dio la tarea de superar la prohibición de los Vosgos alto desde el oeste, ya sea a las montañas oa través de varios pasos clave. Con el fin de bloquear el avance aliado, la Wehrmacht inició un amplio programa de fortificación en septiembre de 1944 a partir de la Vor-Vogesenstellung en las estribaciones de los Vosgos y el Vogesenstellung principal en los Vosgos sí mismos.
Una vez 6 º Ejército Grupo se reforzó con el resto de sus fuerzas de los puertos del sur de Francia, reanudó la ofensiva a principios de octubre. Los franceses 2e Cuerpo de ejército intentó eludir las principales defensas alemanas en la brecha de Belfort con una penetración de los puertos de montaña en el norte de su hombro, pero el ataque no fue del todo satisfactoria debido a un vigoroso contraataque alemán y dificultades tanto en el terreno y el tiempo de otoño lluviosa. El VI Cuerpo americano inició la Operación Dogface, un intento de empujar a través de las defensas alemanas en las estribaciones de los Vosgos se acerca Bruyeres antes de que pudieran consolidar. Una batalla de desgaste se produjo en las montañas boscosas. Incluso si las batallas de octubre no se tradujo en un avance, el Sexto Grupo de Ejércitos habían posicionado para una nueva ofensiva. En la vecina Lorena, Tercer Ejército de Patton se reanuda sus ataques hacia Metz el 8 de noviembre, que fue el detonante de la ofensiva del sexto grupo del ejército que comenzó el 13 de noviembre. El mal tiempo proporcionan pocas oportunidades para el apoyo aéreo de los aliados, y el 6 º Grupo de Ejércitos no disfrutan de una ventaja significativa en la fuerza de infantería en la Wehrmacht.
En el sur, los franceses Leré Cuerpo de ejército atacó a más de las tierras bajas de la brecha de Belfort hacia Mulhouse, y en la cara de algunas de las más rígidas defensas alemanas de 85 años. AK (LXXXV Armée Korps). Los franceses 2e Cuerpo de ejército se dirigió contra los Vosgos 4. LK (IV Luftwaffe Korps) hacia Colmar. Heeresgruppe G estaba seguro acerca de los planes franceses, con AOK 19 (Armeeoberkommando 19) Comandante General der Infanterie Wiese argumentando que los franceses que la unidad principal directamente a la fortificada brecha de Belfort, mientras que el comandante del grupo del ejército, el general Balck, argumentó que los franceses atacaban más de los Vosgos hacia Colmar. los esfuerzos franceses engaño sugirió que el enfoque de los Vosgos y cuando el ataque se produjo un día después de una tormenta de nieve el 14 de noviembre las defensas alemanas en la brecha de Belfort se vieron sorprendidos por la ferocidad del ataque francés. Después de asegurar una penetración modesta, los tanques de la División de Blindee Lere (1 ª División Blindada) comenzó a correr por el Rin cerca de la frontera suiza con la infantería colonial francés, la ampliación de la brecha. patrullas de plomo tanque de llegar al río el 19 de noviembre, las primeras tropas aliadas para hacerlo. contraataque alemán el 22/23 de noviembre no logró detener el avance francés. El ataque francés se prolongó hasta el 28 de noviembre un poco por debajo de sus objetivos, pero con la brecha de Belfort en sus manos y liberó las ciudades de Mulhouse y Belfort.
En el centro, el VI Cuerpo de los EE.UU. penetró los Altos Vosgos a través del paso Salles detrás de Selestat y lograron una segunda penetración hacia Estrasburgo a través del paso Hantz. En menos de dos semanas de lucha, la infantería logró abrumar a las defensas alemanas de montaña, desembocando en la parte oriental de la cordillera. En el norte, Haislip XV del Cuerpo penetraron en la brecha de Saverne y tierra a través de importantes defensas alemanas. Al llegar a Saverne el 22 de noviembre, Haislip desatado su fuerza de explotación, los franceses 2e División Blindee, que corrió agresivamente para Estrasburgo. La audacia del ataque de tanques franceses que se encuentran las defensas preparadas Estrasburgo y la capital alsaciana cayó el 23 de noviembre. La Wehrmacht intentó contraatacar golpeando Cuerpo XV en el flanco con el Panzer-Lehr-Division, pero este esfuerzo se vio obstaculizado por una pronta intervención por parte del vecino 3er Ejército de Patton envíando un comando de combate de la 4ª División Blindada en la refriega que paralizó el ataque de Panzer.
Los hombres de la 398a infantería, 100a División moverse por el bosque cerca de Raon I'Etape durante los combates de las montañas del Alto Vosgos de noviembre 17,1944. Esta unidad de recién llegados tiene el uniforme de campaña después de estilo basado en la chaqueta de campo M1943 (NARA)
Formaciones de ingenieros de la Wehrmacht comenzaron a crear el cinturón defensivo de Vor-Vogesenstellung en septiembre de 1944 para bloquear los principales pasos de montaña de los Vosgos. En la prisa por crear estas defensas, armas de 88mm destinadas a la cazacarros Jagdpanther se ajustaron a campo improvisado en montes y colocadas como defensas estáticas para cubrir las áreas clave, como este cañón colocada cerca de Phalsbourg en la brecha de Saverne. (NARA)
El 1ere Armée fue el primer ejército aliado con un pie firme en el Rhin. Aquí, un .50 cal. equipo pesado de ametralladora es visto en acción en Huningue a lo largo del Rin, en el cruce de las fronteras francesas, alemanas y suizas al norte de Basilea en noviembre 30,1944. (NARA)
Fin de Primera Parte
La última ofensiva occidental de Hitler
Parte 1
Orígenes de la batalla
Avance del 6to Grupo de Ejército hacia el Rin, 14 de Noviembre a 16 de Diciembre, 1944
En las últimas horas de la víspera del Año Nuevo de 1944, la Wehrmacht lanzó la Operación Nordwind, la última ofensiva alemana de la Segunda Guerra Mundial en el oeste. Fue un intento de explotar los trastornos causados por la ofensiva más al norte de las Ardenas en Bélgica. Cuando Tercer Ejército de Patton desplazó dos de sus cuerpos para aliviar Bastogne, el vecino Séptimo Ejército de los EE.UU. se vio obligado a ampliar su frente de batalla. Esto presenta la Wehrmacht con una rara oportunidad para masificar sus fuerzas contra las debilitadas defensas de los aliados. En juego estaba Alsacia, una región fronteriza que había sido una manzana de la discordia entre Francia y Alemania durante el siglo pasado. Tomado de Francia por Alemania a raíz de la guerra franco-prusiana de 1870, regresó a Francia después de la Primera Guerra Mundial en 1918, sólo para ser retomado por Alemania después de 1940 la derrota de Francia.
El destino de Alsacia no era de particular interés para Eisenhower y las fuerzas anglo-estadounidenses en el noroeste de Europa, y los planes iniciales eran simplemente retirar el Séptimo Ejército de los EE.UU. a posiciones más defendibles en los Vosgos hasta que el concurso de las Ardenas más importante fue reiterada. Sin embargo, la pérdida de la capital alsaciana de Estrasburgo era completamente inaceptable para De Gaulle y las fuerzas francesas libres, dando lugar a una tormenta política que obligó a un replanteamiento de los planes aliados para hacer frente a los ataques alemanes. Hitler vio Alsacia como el último recordatorio tangible de la gran victoria de Alemania en 1940 y Estrasburgo era el símbolo del control alemán en la orilla oeste del Rin, que insistió en que la ciudad se repetirá. El fracaso de la ofensiva de las Ardenas convenció a Hitler de que algunos nueva táctica tuvo que emplearse al tratar con los aliados. En lugar de una gran única ofensiva, Hitler decidió poner en marcha una serie de pequeñas ofensivas secuenciales. Como resultado, algunos comandantes alemanes llamaron a la campaña de Alsacia como "ofensivas Sylwester" siguiendo el nombre de los centro-europeos para las celebraciones del Año Nuevo.
La primera ofensiva Nordwind emanó de la ciudad fronteriza fortificada de Bitche, pero avanzó poco enfrentando una rígida resistencia de las fuerzas americanas. El grito de batalla de las unidades de EE.UU. se convirtió en "¡No hay Ardenas en Bitche!" se quitó el Rin cerca de la zona de Estrasburgo para reforzar el sector de Bitche, proporcionando a los comandantes locales alemanes con una nueva oportunidad temporal. Una operación de cruce apresurado del río se representó en Gambsheim y la cabeza de puente se amplió gradualmente frente a una oposición estadounidense débil. En vista del fracaso de la ofensiva inicial Nordwind alrededor de Bitche, Hitler cambió el enfoque de la operación de Alsacia más al este hacia Hagenau, tratando de unir las dos fuerzas de ataque y empujando al Ejército de los EE.UU. fuera de la Renania. Esto condujo a una serie de batallas de tanques muy violentas a mediados de enero en torno a los pueblos de Hatten-Rittershoffen y Herrlisheim, que agotó los dos lados. Un experimentado comandante alemán de Panzer más tarde llamó a estos batallas de invierno las más feroces que nunca se lucharon en el frente occidental.
Cuando el Ejército Rojo lanzó su largamente retrasada ofensiva en el centro de Alemania el 14 de enero, las posibilidades de nuevas ofensivas de la Wehrmacht en Alsacia llegaron a su fin. las unidades Panzer fueron trasladados al Frente Oriental, y unidades de infantería alemanas comenzaron a establecer posiciones defensivas. Con la Wehrmacht agotada y debilitada, fue el turno aliados para la acción. Un bolsillo grande de las tropas alemanas fue atrapado en la orilla oeste del Rin, cerca de Colmar, y Eisenhower insistió en que el bolsillo de Colmar fuese erradicada. El 1ere Armée no tenía la fuerza para hacerlo rápidamente, así que a finales de enero, de otras divisiones estadounidenses fueron trasladados en Alsacia desde el frente Ardenas. En dos semanas de enfrentamientos invierno feroz, el ejército alemán XIX fue derrotado y sus sobrevivientes se retiraron sobre el Rhin.
La campaña de enero 1945 de Alsacia fatalmente dañó a un ejército de campaña alemán y debilitó a un segundo. Esto se convirtió sorprendentemente claro en marzo de 1945, cuando la campaña de blitzkrieg del Ejército de los EE.UU. aplastó al Heeresgruppe G (Grupo de Ejércitos G) en el Sarre-Palatinado, más tarde conocido como la "Carrera de ratas del Rin." La obliteración de la Wehrmacht agotó los ejércitos del sur y fue la causa fundamental del avance espectacular de Patton por el sur de Alemania en abril y mayo de 1945.
Civiles alsacianos regresan a las ruinas de la aldea de Mittelwihr en las laderas orientales de los Altos Vosgos después de la eliminación de la bolsa de Colmar, en febrero de 1945. El destrozado PzKpfw IV/70 (A) fue probablemente de Brigada Panzer-106, que luchó en las batallas finales. (NARA)
El escenario estratégico
A finales del otoño de 1944, las fuerzas aliadas en el Teatro de Operaciones Europeo (ETO) se componía de tres grupos de ejército: el 21er Grupo de Ejércitos británico-canadiense de Montgomery en los Países Bajos, el 12do Grupo de Ejército americano al mando de Bradley desde Bélgica a Lorena, y el 6to Grupo de Ejércitos franco-americanos de Devers en Alsacia. De los tres grupos de ejército, Eisenhower otorgaba prioridad a los dos más septentrional, los de Montgomery y Bradley. La inclusión de la sexta Grupo de Ejército de Devers a la estructura de la fuerza había llegado más tarde que los otros dos, y era una fuente importante de fricción entre Washington y Londres. El general George C. Marshall, el jefe de personal de EE.UU., había insistido en que el teatro del Mediterráneo restar importancia después de la captura de Roma en junio de 1944, y que los recursos sean liberados para su uso en Francia. Churchill siguió impulsando aún más las operaciones aliadas en el Mediterráneo, pero Washington tuvo la última palabra. Como resultado, el Séptimo Ejército de EE.UU. y el 1eré Armée francés organizaron una invasión del sur de Francia el 15 de agosto de 1944 a las claras la Wehrmacht en el sur, oeste y centro de Francia. El éxito de la Operación Dragoon fue más allá de las expectativas más optimistas de sus planificadores, la liberación de dos tercios de Francia en una campaña relámpago de un mes, que destruyó la mitad de Heeresgruppe G de la Wehrmacht en el proceso. A mediados de septiembre, el Séptimo Ejército de EE.UU. se reunió con Tercer Ejército de Patton, cerca de Dijon, la creación de un sólido frente aliado del Mar del Norte hasta el Mediterráneo.
La crisis de abastecimiento aliadas a finales de septiembre 1944 detuvo al sexto Grupo de Ejércitos de Devers y dio al Heeresgruppe G una pausa breve para reconstruir sus defensas en Alsacia. A mediados de octubre de 1944, Heeresgruppe G incluyó tres ejércitos de campaña, con 17 divisiones, las tropas de 500.000, y 40.000 caballos. La conducta de los combates en Alsacia fue moldeada por su geografía, especialmente en su terreno montañoso. La cordillera de los Vosgos corría de norte a sur a lo largo del río Rin, la creación de una formidable barrera natural que nunca se había superado con éxito por un ejército en los tiempos modernos. El Alto Vosgos se extendía desde la frontera suiza, cerca de Belfort hacia el norte a lo largo del Rin hasta elevaciones de más de 5.000 pies (1.524 m) antes de moderar gradualmente cerca de Estrasburgo y la brecha de Saverne. En este punto, que la transición a los Vosgos baja. Los componentes francés y americano de la Comisión de sexto Devers Ejército cada uno tenía sus propias asignaciones. Armée De Lattre de Leré se le asignó la tarea de penetrar en la llanura de Alsacia a través de las tierras bajas de la brecha de Belfort, un enfoque tan evidente que la Wehrmacht firmemente defendido. Séptima Mayor General del Ejército de EE.UU. de Patch se le dio la tarea de superar la prohibición de los Vosgos alto desde el oeste, ya sea a las montañas oa través de varios pasos clave. Con el fin de bloquear el avance aliado, la Wehrmacht inició un amplio programa de fortificación en septiembre de 1944 a partir de la Vor-Vogesenstellung en las estribaciones de los Vosgos y el Vogesenstellung principal en los Vosgos sí mismos.
Una vez 6 º Ejército Grupo se reforzó con el resto de sus fuerzas de los puertos del sur de Francia, reanudó la ofensiva a principios de octubre. Los franceses 2e Cuerpo de ejército intentó eludir las principales defensas alemanas en la brecha de Belfort con una penetración de los puertos de montaña en el norte de su hombro, pero el ataque no fue del todo satisfactoria debido a un vigoroso contraataque alemán y dificultades tanto en el terreno y el tiempo de otoño lluviosa. El VI Cuerpo americano inició la Operación Dogface, un intento de empujar a través de las defensas alemanas en las estribaciones de los Vosgos se acerca Bruyeres antes de que pudieran consolidar. Una batalla de desgaste se produjo en las montañas boscosas. Incluso si las batallas de octubre no se tradujo en un avance, el Sexto Grupo de Ejércitos habían posicionado para una nueva ofensiva. En la vecina Lorena, Tercer Ejército de Patton se reanuda sus ataques hacia Metz el 8 de noviembre, que fue el detonante de la ofensiva del sexto grupo del ejército que comenzó el 13 de noviembre. El mal tiempo proporcionan pocas oportunidades para el apoyo aéreo de los aliados, y el 6 º Grupo de Ejércitos no disfrutan de una ventaja significativa en la fuerza de infantería en la Wehrmacht.
En el sur, los franceses Leré Cuerpo de ejército atacó a más de las tierras bajas de la brecha de Belfort hacia Mulhouse, y en la cara de algunas de las más rígidas defensas alemanas de 85 años. AK (LXXXV Armée Korps). Los franceses 2e Cuerpo de ejército se dirigió contra los Vosgos 4. LK (IV Luftwaffe Korps) hacia Colmar. Heeresgruppe G estaba seguro acerca de los planes franceses, con AOK 19 (Armeeoberkommando 19) Comandante General der Infanterie Wiese argumentando que los franceses que la unidad principal directamente a la fortificada brecha de Belfort, mientras que el comandante del grupo del ejército, el general Balck, argumentó que los franceses atacaban más de los Vosgos hacia Colmar. los esfuerzos franceses engaño sugirió que el enfoque de los Vosgos y cuando el ataque se produjo un día después de una tormenta de nieve el 14 de noviembre las defensas alemanas en la brecha de Belfort se vieron sorprendidos por la ferocidad del ataque francés. Después de asegurar una penetración modesta, los tanques de la División de Blindee Lere (1 ª División Blindada) comenzó a correr por el Rin cerca de la frontera suiza con la infantería colonial francés, la ampliación de la brecha. patrullas de plomo tanque de llegar al río el 19 de noviembre, las primeras tropas aliadas para hacerlo. contraataque alemán el 22/23 de noviembre no logró detener el avance francés. El ataque francés se prolongó hasta el 28 de noviembre un poco por debajo de sus objetivos, pero con la brecha de Belfort en sus manos y liberó las ciudades de Mulhouse y Belfort.
En el centro, el VI Cuerpo de los EE.UU. penetró los Altos Vosgos a través del paso Salles detrás de Selestat y lograron una segunda penetración hacia Estrasburgo a través del paso Hantz. En menos de dos semanas de lucha, la infantería logró abrumar a las defensas alemanas de montaña, desembocando en la parte oriental de la cordillera. En el norte, Haislip XV del Cuerpo penetraron en la brecha de Saverne y tierra a través de importantes defensas alemanas. Al llegar a Saverne el 22 de noviembre, Haislip desatado su fuerza de explotación, los franceses 2e División Blindee, que corrió agresivamente para Estrasburgo. La audacia del ataque de tanques franceses que se encuentran las defensas preparadas Estrasburgo y la capital alsaciana cayó el 23 de noviembre. La Wehrmacht intentó contraatacar golpeando Cuerpo XV en el flanco con el Panzer-Lehr-Division, pero este esfuerzo se vio obstaculizado por una pronta intervención por parte del vecino 3er Ejército de Patton envíando un comando de combate de la 4ª División Blindada en la refriega que paralizó el ataque de Panzer.
Los hombres de la 398a infantería, 100a División moverse por el bosque cerca de Raon I'Etape durante los combates de las montañas del Alto Vosgos de noviembre 17,1944. Esta unidad de recién llegados tiene el uniforme de campaña después de estilo basado en la chaqueta de campo M1943 (NARA)
Formaciones de ingenieros de la Wehrmacht comenzaron a crear el cinturón defensivo de Vor-Vogesenstellung en septiembre de 1944 para bloquear los principales pasos de montaña de los Vosgos. En la prisa por crear estas defensas, armas de 88mm destinadas a la cazacarros Jagdpanther se ajustaron a campo improvisado en montes y colocadas como defensas estáticas para cubrir las áreas clave, como este cañón colocada cerca de Phalsbourg en la brecha de Saverne. (NARA)
El 1ere Armée fue el primer ejército aliado con un pie firme en el Rhin. Aquí, un .50 cal. equipo pesado de ametralladora es visto en acción en Huningue a lo largo del Rin, en el cruce de las fronteras francesas, alemanas y suizas al norte de Basilea en noviembre 30,1944. (NARA)
Fin de Primera Parte
sábado, 20 de mayo de 2017
La política más barata fija la historia en Argentina
Vidal promulgó la ley que fija en 30.000 la cifra de desaparecidos
El gobierno bonaerense puso en vigencia la incorporación de las expresiones "30.000 desaparecidos" y " Dictadura Cívico-Militar" en las comunicaciones oficiales que aborden el tema. La norma había sido votada en marzo luego de una serie de polémicas surgidas en el oficialismo.
Por Urgente 24
Vidal promulgó la ley que fija en 30.000 la cifra de desaparecidosLa ley fue aprobada en marzo y fue una iniciativa del senador peronista Daría Díaz Pérez, a partir de una seguidilla de polémicas en cuanto al número de desaparecidos.
El gobierno de la provincia de Buenos Aires puso este viernes en vigencia la ley que fija en 30.000 el número de desaparecidos durante el último gobierno de facto y, además, impone el término " Dictadura Cívico-Militar" cada vez que se haga alusión a ello en las comunicaciones oficiales.
Dichas expresiones deben ser incluidas "de manera permanente en las publicaciones, ediciones gráficas y/o audiovisuales y en los actos públicos de gobierno, de los tres poderes" indica el primer artículo de la ley, que fue promulgada este viernes con su publicación en el Boletín Oficial bonaerense.
Tales términos deben figurar en las comunicaciones oficiales "cada vez que se haga referencia al accionar genocida en nuestro país, durante el 24 de marzo de 1976 al 9 de diciembre de 1983", dice el texto de la legislación
La ley fue aprobada en marzo y fue una iniciativa del senador peronista Darío Díaz Pérez, a partir de una seguidilla de polémicas en cuanto al número de desaparecidos.
La controversia había resurgido con declaraciones del exfuncionario porteño Darío Lopérfido y del jefe de la Aduana, Juan José Gómez Centurión. Hasta el mismo Mauricio Macri dijo que no tenía "ni idea" sobre cuál era la cifra de desaparecidos, además de intentar correr el feriado del 24 de Marzo.
En ese marco, con el repudio de la organizaciones vinculadas a las víctimas de represión ilegal, se impulsó una ley "anti-negacionista".
Tal como informó Urgente24 en abril, lejos de alimentar la polémica, la gobernadora María Eugenia Vidal resolvió no vetar la ley. Cabe destacar que la mandataria tiene mejor relación con Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo, que la que tiene la Casa Rosada.
El tema sobre los desaparecidos y la última dictadura reapareció nuevamente con fuerza en los últimos días cuando la Corte Suprema le reconoció el beneficio del 2x1. Las organizaciones de Derechos Humanos vincularon al Gobierno con la decisión y lo enmarcaron junto con los otros antecedentes.
El gobierno bonaerense puso en vigencia la incorporación de las expresiones "30.000 desaparecidos" y " Dictadura Cívico-Militar" en las comunicaciones oficiales que aborden el tema. La norma había sido votada en marzo luego de una serie de polémicas surgidas en el oficialismo.
Por Urgente 24
Vidal promulgó la ley que fija en 30.000 la cifra de desaparecidosLa ley fue aprobada en marzo y fue una iniciativa del senador peronista Daría Díaz Pérez, a partir de una seguidilla de polémicas en cuanto al número de desaparecidos.
El gobierno de la provincia de Buenos Aires puso este viernes en vigencia la ley que fija en 30.000 el número de desaparecidos durante el último gobierno de facto y, además, impone el término " Dictadura Cívico-Militar" cada vez que se haga alusión a ello en las comunicaciones oficiales.
Dichas expresiones deben ser incluidas "de manera permanente en las publicaciones, ediciones gráficas y/o audiovisuales y en los actos públicos de gobierno, de los tres poderes" indica el primer artículo de la ley, que fue promulgada este viernes con su publicación en el Boletín Oficial bonaerense.
Tales términos deben figurar en las comunicaciones oficiales "cada vez que se haga referencia al accionar genocida en nuestro país, durante el 24 de marzo de 1976 al 9 de diciembre de 1983", dice el texto de la legislación
La ley fue aprobada en marzo y fue una iniciativa del senador peronista Darío Díaz Pérez, a partir de una seguidilla de polémicas en cuanto al número de desaparecidos.
La controversia había resurgido con declaraciones del exfuncionario porteño Darío Lopérfido y del jefe de la Aduana, Juan José Gómez Centurión. Hasta el mismo Mauricio Macri dijo que no tenía "ni idea" sobre cuál era la cifra de desaparecidos, además de intentar correr el feriado del 24 de Marzo.
En ese marco, con el repudio de la organizaciones vinculadas a las víctimas de represión ilegal, se impulsó una ley "anti-negacionista".
Tal como informó Urgente24 en abril, lejos de alimentar la polémica, la gobernadora María Eugenia Vidal resolvió no vetar la ley. Cabe destacar que la mandataria tiene mejor relación con Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo, que la que tiene la Casa Rosada.
El tema sobre los desaparecidos y la última dictadura reapareció nuevamente con fuerza en los últimos días cuando la Corte Suprema le reconoció el beneficio del 2x1. Las organizaciones de Derechos Humanos vincularon al Gobierno con la decisión y lo enmarcaron junto con los otros antecedentes.
viernes, 19 de mayo de 2017
Roma: ¿Y si Arabia hubiese sido romana?
¿Y si Arabia hubiese sido una provincia romana?
JAVIER SANZ — Historias de la Historia
Pues no es tan descabellado el asunto, y cerca estuvo de serlo. Los geógrafos romanos dividieron la península arábiga en tres grandes territorios poco definidos más allá del llamado Limes Arabicus: la Arabia Petrea, el antiguo reino de los nabateos que ocupaba aproximadamente la actual Jordania, el Sinaí y el sur de Siria, que fue anexionado por el Cornelio Palma en tiempos de Trajano como provincia romana hasta que el empuje del Islam se la arrebató a Bizancio en el 635; la Arabia Deserta, insondable e inhóspito centro de la península habitado por tribus nómadas, y la Arabia Felix, extremo suroeste de la península equiparable en dimensiones a los actuales Yemen y Omán y presunto lugar donde estuvo ubicado el legendario reino de Saba que aparece mencionado en la Biblia.
Nos centraremos en este último territorio, la Arabia Felix, el más atractivo para la implacable codicia romana. Ya los viajeros griegos llamaban a aquel territorio “la fértil arabia” (εὐδαιμονία), por influencia del semítico oriundo y-m-n que significaba fértil, debido a la fecundidad de aquel rincón costero y montañoso de la península arábiga donde sí que llovía regularmente, había ríos irregulares y agua potable y era punto inevitable de paso y peaje en el comercio marítimo de especias provenientes del Lejano Oriente. Además del monopolio de la canela índica, en aquellas tierras agrestes se producía incienso (tan demandado en todos los templos de la Ecúmene y bien pagado por los comerciantes) y un pequeño fruto que al tostarlo servía como bebida estimulante. Todavía hoy se toma café con el nombre del puerto árabe desde donde se exportaba: Moca.
Ante aquel halo de riqueza no tardarían en asomarse las urracas. No hubo personas más codiciosas en toda la Antigüedad clásica que los gobernadores provinciales romanos, aquellos pretores que sabían que su mandato fuera de Roma era efímero y el beneficio inmenso si se tenía pocos escrúpulos. Corría el año 26 a.C. Cleopatra y Marco Antonio llevaban muertos cuatro años y el primer gobernador romano de Egipto, el poeta y amigo personal de Augusto, Gayo Cornelio Galo, había sido depuesto por pasarse esquilmando la provincia de Egipto; en su lugar ejerció la pretura Aelio Galo, hombre de oscuro pasado y ningún logro militar previo digno de mención.
Parece ser que por orden directa del princeps, el prefecto Aelio Galo emprendió una “exploración armada” desde su residencia de Alejandría hacia Arabia Felix. Dion Casio y Plinio el Viejo dan noticia de la misma, así como de la gran amistad del prefecto con un geógrafo griego al que había conocido durante su pretura y que, al final, sería el único que sacase provecho de aquella expedición: hablamos de Estrabón. Aquel griego curioso ya lo había acompañado hasta la frontera sur de la provincia, Asuán, recorriendo el Nilo y sus territorios y, a sabiendas de su afán de describir hasta el último rincón de la Ecúmene, bien pudo ser uno de los inductores de esta arriesgada incursión en tierras incógnitas, ricas y presuntamente hostiles.
La expedición empezó mal, y lo que mal empieza, peor acaba. Aelio Galo confió en un guía nabateo de dudosa reputación llamado Sylleus que desde el principio de la campaña los hizo atravesar un territorio desértico y abrasado por el sol y con poca agua con la que abrevar bestias y sofocar la sed. Como le pasaría a la Armada española siglos después, Galo fue derrotado por los elementos antes de lanzar un solo pilum a los jinetes árabes. Después de seis meses de padecimientos inenarrables tratando de alcanzar esos tesoros que custodiaba la inmensa Arabia, hostigado por los jinetes y el clima severo del desierto por igual, el prefecto decidió volver a Alejandría. Había perdido dos terceras partes de sus tropas en el intento. Quizá a causa de este descalabro monumental, poco tiempo después fue destituido como gobernador de Egipto, cargo que le fue adjudicado a un mejor militar y amigo íntimo de Augusto, Gayo Petronio, el futuro vencedor de Meroe… Pero esa es otra historia.
JAVIER SANZ — Historias de la Historia
Pues no es tan descabellado el asunto, y cerca estuvo de serlo. Los geógrafos romanos dividieron la península arábiga en tres grandes territorios poco definidos más allá del llamado Limes Arabicus: la Arabia Petrea, el antiguo reino de los nabateos que ocupaba aproximadamente la actual Jordania, el Sinaí y el sur de Siria, que fue anexionado por el Cornelio Palma en tiempos de Trajano como provincia romana hasta que el empuje del Islam se la arrebató a Bizancio en el 635; la Arabia Deserta, insondable e inhóspito centro de la península habitado por tribus nómadas, y la Arabia Felix, extremo suroeste de la península equiparable en dimensiones a los actuales Yemen y Omán y presunto lugar donde estuvo ubicado el legendario reino de Saba que aparece mencionado en la Biblia.
Nos centraremos en este último territorio, la Arabia Felix, el más atractivo para la implacable codicia romana. Ya los viajeros griegos llamaban a aquel territorio “la fértil arabia” (εὐδαιμονία), por influencia del semítico oriundo y-m-n que significaba fértil, debido a la fecundidad de aquel rincón costero y montañoso de la península arábiga donde sí que llovía regularmente, había ríos irregulares y agua potable y era punto inevitable de paso y peaje en el comercio marítimo de especias provenientes del Lejano Oriente. Además del monopolio de la canela índica, en aquellas tierras agrestes se producía incienso (tan demandado en todos los templos de la Ecúmene y bien pagado por los comerciantes) y un pequeño fruto que al tostarlo servía como bebida estimulante. Todavía hoy se toma café con el nombre del puerto árabe desde donde se exportaba: Moca.
Ante aquel halo de riqueza no tardarían en asomarse las urracas. No hubo personas más codiciosas en toda la Antigüedad clásica que los gobernadores provinciales romanos, aquellos pretores que sabían que su mandato fuera de Roma era efímero y el beneficio inmenso si se tenía pocos escrúpulos. Corría el año 26 a.C. Cleopatra y Marco Antonio llevaban muertos cuatro años y el primer gobernador romano de Egipto, el poeta y amigo personal de Augusto, Gayo Cornelio Galo, había sido depuesto por pasarse esquilmando la provincia de Egipto; en su lugar ejerció la pretura Aelio Galo, hombre de oscuro pasado y ningún logro militar previo digno de mención.
Parece ser que por orden directa del princeps, el prefecto Aelio Galo emprendió una “exploración armada” desde su residencia de Alejandría hacia Arabia Felix. Dion Casio y Plinio el Viejo dan noticia de la misma, así como de la gran amistad del prefecto con un geógrafo griego al que había conocido durante su pretura y que, al final, sería el único que sacase provecho de aquella expedición: hablamos de Estrabón. Aquel griego curioso ya lo había acompañado hasta la frontera sur de la provincia, Asuán, recorriendo el Nilo y sus territorios y, a sabiendas de su afán de describir hasta el último rincón de la Ecúmene, bien pudo ser uno de los inductores de esta arriesgada incursión en tierras incógnitas, ricas y presuntamente hostiles.
La expedición empezó mal, y lo que mal empieza, peor acaba. Aelio Galo confió en un guía nabateo de dudosa reputación llamado Sylleus que desde el principio de la campaña los hizo atravesar un territorio desértico y abrasado por el sol y con poca agua con la que abrevar bestias y sofocar la sed. Como le pasaría a la Armada española siglos después, Galo fue derrotado por los elementos antes de lanzar un solo pilum a los jinetes árabes. Después de seis meses de padecimientos inenarrables tratando de alcanzar esos tesoros que custodiaba la inmensa Arabia, hostigado por los jinetes y el clima severo del desierto por igual, el prefecto decidió volver a Alejandría. Había perdido dos terceras partes de sus tropas en el intento. Quizá a causa de este descalabro monumental, poco tiempo después fue destituido como gobernador de Egipto, cargo que le fue adjudicado a un mejor militar y amigo íntimo de Augusto, Gayo Petronio, el futuro vencedor de Meroe… Pero esa es otra historia.
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