Empresario Nicolás Mihanovich
Argentina en la Memoriaotografía que retrata al empresario croata-argentino Nicolás Mihanovich (1846-1929), quien fuera el empresario naviero más importante de la Argentina, dominando el mercado en el Río de la Plata entre las décadas de 1880 y 1920. En octubre de 1900, la revista Caras y Caretas decía sobre el retratado: "El señor Mihanovich, que vino a estas playas sin otro capital que su actividad y su inteligencia, es un caso elocuente que puede presentarse a nuestras generaciones nuevas para animarlas a la acción".

Mihanovich nació el 21 de enero de 1846 en el pueblo de Doli, entonces parte del Reino de Dalmacia dentro del Imperio Austríaco, en el seno de una familia de marineros. A temprana edad comenzó a navegar por los mares Mediterráneo y Negro. Luego extendió sus viajes al Océano Atlántico, y en 1864, a los veinte años de edad, llegó al Río de la Plata, desembarcando en Montevideo como tripulante de la embarcación británica “City of Sydney”. En un primer momento se instaló en el Alto Paraná (Paraguay) y se dedicó al transporte fluvial, trasladando a las tropas del Ejército Aliado que participaban en la guerra de la Triple Alianza.


Para 1868 había reunido el suficiente capital y había emprendido el viaje para regresar a su pueblo natal, pero al parar en una hostería de Buenos Aires, administrada también por un croata, fue convencido de quedarse en la ciudad. En Buenos Aires conoció y comenzó a trabajar para la empresa de un genovés llamado Juan Bautista Lavarello, quien también se dedicaba al transporte fluvial. En esos tiempos el Río de la Plata tenía una ribera de muy poca profundidad, y debido a ello las embarcaciones tenían que anclarse a más de 300 metros de la costa, y las tripulaciones y cargas tenían que ser acercadas a la ciudad en botes o en carros tirados por animales. De tal forma, Mihanovich y Lavarello consiguieron un acuerdo con el gobierno nacional y comenzaron a encargarse del traslado de los pasajeros en ese corto recorrido, en el momento de las oleadas de inmigrantes europeos que llegaban al país.

Lavarello había vendido su barco y comprado un remolcador y seis embarcaciones menores, para comenzar a trabajar en el trasbordo de pasajeros y cargas de los buques de ultramar que fondeban en Buenos Aires pero al poco tiempo de comenzar con el negocio de traslado de pasajeros, fallece el 23 de mayo de 1869 debido a un accidente en el río cerca de las costas del Uruguay. Debido a esto, la viuda de Lavarello, la también genovesa Catalina Balestra, queda viuda con cuatro niños y con la compañía de su marido a cargo.

Balestra acude a Mihanovich para que se hiciera cargo del negocio y acuerdan una sociedad. En julio de 1872, al poco tiempo de esto, Mihanovich y Balestra contraen matrimonio, y con los años tendrían juntos seis hijos propios, sumados a los cuatro que ella ya tenía con Lavarello. Hacia 1875, Mihanovich había comprado la empresa Matti y Piera (quedandose con sus tres remolcadores: el Kate, el Jenny y el Buenos Aires), había comprado otro remolcador, el Feliz Esperanza y un nuevo vapor, el Rivadavia. Además para ese entonces se había quedado con el negocio de trasbordo de pasajeros a Buenos Aires, ya que le ofrecía a las autoridades estatales un precio más bajo por cada pasajeros transportado, a lo que sus competidores no pudieron reaccionar. También en esos años, Mihanovich trajo a la Argentina a dos de sus hermanos: Bartolomé de catorce años y Miguel de doce años.

Con estos nuevas embarcaciones, Mihanovich reunió una pequeña flota. Para progresar, no obstante, necesitaba capital, por lo que asoció a otros dos croatas, Gerónimo Zuanich y Octavio Cosulich, para crear la Nicolás Mihanovich y Cía., empresa de la que poseía el 50% de las acciones. Instalaron las oficinas en un estudio alquilado en Cangallo y 25 de Mayo, y Elías Lavarello, su hijastro, fue designado contador de la naviera. Con esos aportes, la empresa se planteó nuevos desafíos y, coincidiendo con la campaña de Roca al Desierto, adquirió el primer vapor de importancia, el Toro, de 600 toneladas, para iniciar un tráfico costero. Con el Toro la empresa transportaba pertrechos, víveres y elementos varios, en principio hasta Bahía Blanca, alcanzando luego Carmen de Patagones, Viedma y Rawson. Para esos años, Mihanovich se había convertido en una de las personas más ricas de la Argentina y también era el hombre fuerte de la colectividad austrohúngara en el país, fundando en 1878 la Sociedad Yugoslava de Socorros Mutuos.

El primer servicio de pasajeros brindado por La Mihanovich con un pequeño vapor, entre Buenos Aires y el Uruguay (a Colonia y Carmelo), comenzó a funcionar con regularidad en 1887. En esos años gobernaba el país Miguel Juárez Celman y para el año 1889, una gran crisis sacudiría la economía argentina y sus empresas. En la debacle, numerosas empresas medianas debieron desprenderse de sus activos para evitar la quiebra o cubrir sus obligaciones. Mihanovich, cuya posición seguía siendo sólida, al ejercer, entre otras actividades, el monopolio del control sanitario de inmigrantes, adquirió una importante cantidad de embarcaciones por mucho menos que su valor real.

A la par de sus principales competidores, las mensajerías del francés Saturnino Ribes y Domingo Giuliani, Mihanovich encargó nuevas embarcaciones al astillero escocés A. J. Inglis, que botó con nombres significativos: Austria y Dalmacia. Y en pocos años, gracias a su astucia, logró desembarazarse de sus rivales. La pulseada con Ribes se jugó, básicamente, en aguas del Paraná, donde navegaban lujosos vapores fluviales. El negocio del transporte de pasajeros -así como el de cargas de productos del Norte y el Noreste (azúcar, yerba, algodón, tanino) consistía en coordinar el transporte fluvial hasta Buenos Aires con el ferroviario, hasta el ingenio, el quebrachal o la plantación. Una de las empresas pioneras fue la británica Platense Flotilla Co., de los armadores “Paddy” Henderson y William Denny, que sucumbió en poco tiempo y permitió a Mihanovich comprar a precio de remate una verdadera armada conformada por 118 barcos en arrendamiento, de los cuales 37 eran vapores a rueda y 22, vapores a hélice.

La Platense había terminado en la bancarrota luego de competir con la empresa de Ribes de las formas más desleales. En 1910, La Nación comentaría aquella extraña situación, que se producía:

Después de algunas ventas y transacciones de las empresas fluviales, siempre tendientes a cerrarles el paso a los rivales, en 1896 Mihanovich entró en escena y adquirió a muy bajo costo La Platense Flotilla y el astillero Denny. Con una inversión de solo 92.000 libras dio un primer paso para ingresar en el trasporte fluvial, tarea que completó dos años después, cuando adquirió por 40.000 libras la flota de Giuliani. De ese modo, puso bajo bandera argentina toda la flota y ofreció a los tripulantes extranjeros continuar su labor en la nueva empresa, a la que convirtió en una sociedad colectiva. Los hermanos Elías, Luis y Juan Lavarello, y el resto de hijos e hijastros varones, se incorporaron en diversas funciones ejecutivas y de conducción. Para poner fin a una guerra inconveniente, Nicolás Mihanovich llegó a un entendimiento con Saturnino Ribes dividiendo los negocios: en adelante, él se reservaba el río Paraná, y las Mensajerías Fluviales del Plata tendrían la exclusividad sobre el Uruguay.

Un golpe de suerte sellaría entonces, y definitivamente, el futuro del croata. Poco después del “pacto”, Ribes falleció y sus herederos, en 1900, decidieron salir del negocio y vender la empresa. Mihanovich incorporó lo que constituía “una flota impresionante, de estupendos barcos de pasajeros”, de última generación. Aprovechando las disputas entre herederos, apuró la compra en 450.000 libras, la mitad de lo que la había valuado en vida su dueño. Completó la operación adquiriendo una serie de pequeñas empresas y unidades sueltas, y en poco tiempo se convirtió en el armador más poderoso de la Argentina, con el plus de ejercer, prácticamente, el monopolio del transporte fluvial.

Poco antes, había convertido su empresa en la Sociedad Anónima de Navegación Nicolás Mihanovich, a la que transfirió todo los bienes, equipos e inmuebles. Nicolás era presidente del nuevo consorcio; Elías Lavarello, su vicepresidente y el directorio se completaba con cuatro vocales: Juan y Luis Lavarello y Pedro y Nicolás Mihanovich (h). Carlos Lavarello asumió como jefe de los talleres de reparación, que eran tres: Riachuelo, Salto y Carmelo.

La primera década del nuevo siglo, en efecto, fue testigo de un impresionante desarrollo de la empresa, con la construcción de nuevos barcos en astilleros británicos, compras locales e internacionales. En un plano institucional y legal, el proceso fue acompañado por una nueva legislación que reservaba el cabotaje a los barcos de bandera nacional y, en 1905, a la fundación del Centro de Cabotaje Nacional que, con las sucesivas presidencias de don Nicolás y su hermano Miguel se convertiría en el Centro de Cabotaje y Marítimo Argentino. En 1910, con la decidida actuación del diputado Adolfo Saldías, se sancionó la ley de cabotaje 7049, que constituyó un hito de tenor proteccionista.

Al sancionarse la ley de cabotaje, el tráfico en el mar Argentino se incrementó y la empresa, dando especial importancia a ese sector, adquirió el carguero Centenario. En esas aguas existía una animada competencia: estaban los barcos de su hermano Miguel (que había constituido la empresa naviera "Sud América S.A."), los de la armadora alemana Hamburg Sud que representaba Antonio Delfino, la propia Armada Nacional (que recorría la costa con el Guardia Nacional, el Chaco y el Pampa) y La Anónima de José Menéndez Menéndez.

En 1908, la empresa ordenó la construcción de dos nuevos vapores de pasajeros, el Guarany y el Lambaré, con el objeto de mantener un servicio a Asunción incluso en épocas de bajante, y se consolidó el tramo “de la Costa Sud” con diversos barcos y cargueros (Sarmiento, Avellaneda, Pellegrini, Rawson), reforzando, además, el servicio de apoyo para la construcción de ferrocarriles en la Patagonia. En 1907 estableció un servicio de embarcaciones que remontaban el Río Paraná, llevando a visitantes a conocer las Cataratas del Iguazú. Dando comienzo con el turismo hacia esa zona del país. En 1909, la flota reunía 256 barcos y sumaba cerca de 70.000 toneladas.


Nicolás Mihanovich tenía iniciativas de otra índole. En 1905 mandó construir, por ejemplo, el Palace Hotel, levantado en Cangallo (actual Presidente Perón) y Leandro Alem. Era una lujosa y refinada residencia, con confitería en la terraza y salones plagados de mármoles y bronces, que alojaría nada menos que a la infanta Isabel de Borbón durante los festejos del Centenario. Los ingresos provenían de múltiples inversiones: intervino en la explotación del quebracho, en la producción y la exportación de cueros; participó en la fundación del frigorífico La Blanca; impulsó negocios con los ingenios azucareros salteños. También apoyó las nuevas colonias de inmigrantes, como la de los suizos, que fundaron Colonia Dalmacia en Formosa, en tierras de su hijo Pedro. En el campo social, continuó su gestión en la Mutual Austrohúngara y colaboró activamente con el recientemente fundado Patronato de la Infancia. Además fue director del Banco de Italia y del Río de la Plata, desde 1902 a 1915.


En 1909, la empresa se amplió bajo el nombre de “Sociedad Argentina de Navegación Mihanovich” para poder conseguir financiamiento de capitales extranjeros. Esta fue una compañía anglo-argentina con directorio en Londres y Buenos Aires, ambos presididos por Nicolás.

Por su trayectoria, el emperador austrohúngaro Francisco José I lo nombró cónsul honorario en 1899, al cual se sumó en 1913 el título de barón con derecho sucesorio. La Gran Guerra dejó a Mihanovich en una posición incómoda, debido a que su empresa jurídicamente era parte inglesa y a que él servía como diplomático de un país en guerra con el Reino Unido. Para empeorar la situación, habían muerto dos de sus hijos menores (Adolfo y Aquiles) por enfermedad y accidente, y también su esposa, Catalina; y dos hombres del equipo íntimo, Elías Lavarello y su hijo Bartolo, dejaron la empresa para instalarse en Génova, involucrados también en el negocio naviero.

En los dos primeros años de la contienda, por primera vez la empresa arrojó resultados negativos que motivaron serias disminuciones en los sueldos de los tripulantes, clausura de talleres y, a la vez, brindaron una oportunidad, ya que los países en conflicto pagaban por las embarcaciones precios muy superiores al valor real. Ambas cuestiones combinadas permitieron la recuperación financiera y, en 1916, el definitivo traspaso de la empresa a los capitales ingleses. The Argentine Navigation Company (Nicolás Mihanovich) Limited tenía, a fines de 1915, cerca de 5.000 empleados, muchos de ellos de origen dálmata, y una flota de 324 unidades, con 45 vapores de pasajeros y 27 vapores de carga, 70 remolcadores, lanchas, pontones y chatas, además de dos grúas flotantes y los talleres de reparación.

A la vez, Mihanovich extendía su imperio a los más diversos rubros, con participación accionaria en Campos y Quebrachales de Puerto Sastre, Grandes Molinos Porteños, Introductora de Productos Austrohúngaros, Banco de Italia y Río de la Plata, la Positiva, Frigorífico La Blanca y la Compañía de Seguros Riesgo y Vida, entre las más destacadas. En 1916, Mihanovich se retiró de la presidencia de ambos directorios de su empresa naviera, y a mediados de 1917 los Mihanovich y los Lavarello se desprendieron definitivamente de sus acciones, por un valor de 1.450.000 libras, siendo vendidas al argentino Alberto Dodero y al magnate británico Owen Phillips. La empresa fue, en adelante, enteramente inglesa, aunque durante años siguió llamándose The Argentine Navigation Company (Nicolás Mihanovich) Limited.

Una vez retirado, se distinguió también como filántropo. En su patria, modernizó su ciudad natal de Doli dotándola de servicios sanitarios, y de otras mejores edilicias, creando con su hermano Miguel allí una fundación. Mihanovich participó en todo tipo de obras sociales, formando parte del directorio del Patronato de la Infancia, de la Liga Argentina de la Tuberculosis, así como del centro naval, de la Sociedad de Educación Industrial y en el Edificio Otto Wulf, en el cual invirtió dinero. En 1925, participó de la colecta de la Unión Católica Popular Argentina, que llevó adelante una colecta para construir viviendas obreras. Resultado de ello es el Barrio Mihanovich, que se encuentra en Parque Avellaneda.

En 1925 financió la construcción del Edificio Mihanovich ubicado en el barrio de Retiro. Fue encargado a la compañía de dos compatriotas suyos, los Hermanos Bencich, la construcción de la torre que diseñaron los arquitectos Héctor Calvo, Arnoldo Jacobs y Rafael Giménez. Uno de sus últimos emprendimientos fue la financiación para la construcción del Edificio Bencich en el barrio de Retiro, cuyo arquitecto fue el reconocido Eduardo Le Monnier, que fuera terminado en 1929 pero que Nicolás no pudo llegar a verlo finalizado. Nicolás Mihanovich falleció en Buenos Aires, el 24 de junio de 1929, a los 83 años de edad.
