lunes, 10 de febrero de 2014

PGM: La entrada de UK fue "error más grande en la historia moderna"


La entrada de Gran Bretaña en la primera guerra mundial fue "error más grande en la historia moderna"
El historiador Niall Ferguson dice que Gran Bretaña podría haber vivido con victoria alemana y debería haberse quedado fuera de la guerra

Maev Kennedy
The Guardian 


Niall Ferguson

Niall Ferguson dijo que los argumentos sobre el honor resonaban ahora como en 1914 ", pero se puede pagar un precio demasiado alto por defender la noción de honor '. Fotografía : Christian Sinibaldi para The Guardian
Gran Bretaña podría haber vivido con una victoria alemana en la primera guerra mundial, y debería haberse quedado al margen del conflicto en 1914, según el historiador Niall Ferguson, quien calificó la intervención como "el error más grande en la historia moderna. "

En una entrevista con la BBC History Magazine, Ferguson dijo que había habido la amenaza inmediata a Gran Bretaña, que podría haber enfrentado a una Europa dominada por Alemania en una fecha posterior en sus propios términos, en lugar de apresurarse en bruto, lo que llevó a los costos catastróficos.

" Gran Bretaña podría de hecho haber vivido con una victoria alemana. Es más, habría sido en los intereses de Gran Bretaña para no quedarse fuera en 1914, " dijo antes de un documental basado en su libro The Pity of War, que se proyectará por parte de BBC2 de la temporada del centenario de la emisora.

El Profesor Laurence Tisch Una de historia en la Universidad de Harvard rechazó la idea Que Gran Bretaña se vio obligado a actuar en 1914 para asegurar sus fronteras y los puertos del Canal. "Este argumento, que es muy seductora, tiene un defecto masivo en ella, Gran Bretaña tolerado Que Que es exactamente esa situación ocurre Cuando Napoleón invadió el continente europeo, y no se enviará de inmediato las fuerzas terrestres a Europa. No fue sino hasta la guerra peninsular que Gran Bretaña realmente desplegado fuerzas terrestres contra Napoleón. estratégicamente lo tanto, si el Reino Unido no había ido a la guerra en 1914, todavía habría tenido la opción de intervenir más tarde, justo como lo había hecho la opción de intervenir después de las guerras revolucionarias habían estado en marcha por algún equipo ".

Era notable, dijo, de que Gran Bretaña intervino en tierras tan temprano en el año 1914 cuando nada preparada.

"Creación de un ejército más o menos a partir de cero y luego enviarlo al combate contra los alemanes era una receta para pérdidas desastrosas. Y si uno se pregunta si esta era la mejor manera para el Reino Unido para hacer frente al desafío planteado por la Alemania imperial, mi respuesta es a.

"Incluso si Alemania hubiera derrotado Francia y Rusia, que habría tenido un desafío bastante masivo en sus manos tratando de ejecutar la nueva Europa dominada por Alemania y se habría mantenido significativamente más débil que el imperio británico en términos navales y financieros. Teniendo en cuenta los archivos de recursos que gran Bretaña tenía disponible en 1914, la estrategia mejor habría sido esperar y hacer frente al desafío alemán posterior Cuando gran Bretaña podría responder en sus propios términos, aprovechando su mayor capacidad naval y financiera ".

Los comentarios son ciertos para avivar las llamas del debate suscitado por el secretario de Educación, Michael Gove, acerca de si el papel de Gran Bretaña en la guerra debe ser visto el coraje heroico o un error monumental.

Gove, en un artículo en el Daily Mail, atacó " izquierdistas académicos muy feliz de alimentar Esos mitos atacando papel de Gran Bretaña en el conflicto ", y denunció la representación Blackadder de la guerra como " una serie de errores catastróficos perpetrado por un fuera- élite de toque ".

Ferguson es inequívoco : " No debemos pensar en esto la gran victoria o algún crimen espantoso, pero cuanto más el error más grande en la historia moderna. "

Y continuó: "El costo, permítanme hacer hincapié, de la primera guerra mundial para Gran Bretaña fue catastrófica, y se dejó el imperio británico al final de todo esto en un estado muy debilitado... Tenía una gran deuda acumulada, el costo de los cuales capacidad militar muy limitada de Gran Bretaña a lo largo del período de entreguerras Luego estaba la pérdida de mano de obra -. aristocrática Esos no todos solo los oficiales, pero los muchos, muchos, muchos trabajadores calificados que murieron o fueron incapacitados permanentemente en la guerra.

"Necesitamos, por supuesto, a sentir simpatía por los hombres como mi abuelo que lucharon en la primera guerra mundial, ya que sus sufrimientos eran apenas imaginables. El número de muertos, que fue mayor que la segunda guerra mundial, era la cola lo más doloroso Gran Bretaña tiene alguna vez ha experimentado en la guerra ".

Sin embargo, agregó, pepinillos también sienten consternación Que los líderes, no sólo de Inglaterra, sino de los Estados europeos, podría haber tomado decisiones Que dado lugar a un masacre tan espantosa.

" Los argumentos sobre el honor hoy, por supuesto, resuenan Como Ellos resonaron en el año 1914, pero se puede pagar un precio demasiado alto por defender la noción de honor, y creo que al final lo hizo Gran Bretaña. "

Reconoce Que si Gran Bretaña se había levantado en 1914 habría incumplido los compromisos de defender la neutralidad de Bélgica. ? " ¿Pero sabe qué realismo en la política exterior tiene una larga y distinguida tradición, sobre todo en Gran Bretaña -. De lo contrario que los franceses nunca se quejan de " pérfida Albión " Para Gran Bretaña En última instancia, habría sido mucho mejor haber pensado en términos de lo nacional intereses y no en términos del tratado de fecha ".

Ferguson, el ajeno a la controversia, es poco probable que preocuparse de ser atacados por sus opiniones. El año pasado se las arregló para provocar una fila enorme sobre el economista muerto hace mucho tiempo cuando sugirió Que John Maynard Keynes tenía en juego en el futuro, porque él era gay y sin hijos - aunque él se disculpó más tarde, llamando a su discurso " estúpido y falto de tacto ".

domingo, 9 de febrero de 2014

Guerra mexicano-estadounidense: El México grande vive todavía

El antiguo México vive todavía
THE ECONOMIST reproducido por Business Insider



El 2 de febrero de 1848, después de una guerra corta y unilateral, México acordó ceder más de la mitad de su territorio a los Estados Unidos. Un área que cubre la mayor parte de la actual Arizona, California, Nevada, Nuevo México y Utah, además de partes de otros estados, fueron entregadas a Gringolandia. El estado rebelde de Texas, que había declarado su independencia de México en 1836, fue reconocido como el suelo americano también. Pero un siglo y medio después, las comunidades han demostrado ser más duraderos que las fronteras. Los condados con la mayor concentración de mexicanos (según la definición de la etnicidad, lugar de la ciudadanía) se superponen estrechamente con el área que pertenecía a México antes de que los gringos tomaran esa gran tierra en 1848. Algunos son recién llegados, mientras que otros tienen sus raíces en el mapa mucho antes de que se vuelve a dibujar. Ellos no saltaron la frontera - sino que la frontera les dio un salto a ellos.


sábado, 8 de febrero de 2014

PGM: El Batallón de Mujeres de la Muerte de Rusia


Batallón de mujeres de la muerte

Con motivo de reforzar y motivar con su ejemplo a las decaídas filas rusas, durante la Primera Guerra Mundial, el Ministro de Guerra Aleksandr Fiódorovich Kérenski acordó la formación del Batallón de Mujeres de la Muerte.

Este batallón femenino se fundó en Mayo de 1917 y estaba comandado por Maria Leontievna Bochkareva.

Ésta ya había formado parte de diversas unidades de composición mixta, siendo condecorada por sus servicios.

Componían el citado batallón unas 2.500 mujeres, de entre 13 y 25 años. El grupo fue destinado al frente oriental y formó parte del 525 regimiento durante la ofensiva de junio de 1917 contra el ejército alemán.




La Primera Guerra Mundial

viernes, 7 de febrero de 2014

GCE: El error la bandera republicana

Por qué la bandera tricolor de la República «constituyó un grave error»
Por Javier Nart - ABC

El general republicano Vicente Rojo afirma en un artículo inédito que era sectaria y que divide estúpidamente a los españoles


En el Congreso de los Diputados se conserva esta bandera bicolor de la milicia de Cabezas de Buey de 1813


En este país, al que algunos nos empeñamos en seguir llamando España, se produce un fenómeno tan significativo como sorprendente: un símbolo que debería ser común, la bandera de España, se ha convertido en bandería entre los que exhiben con orgullo la rojigualda (derechistas) y los que exhiben la tricolor republicana (izquierdistas).

España es un viejo país, pero a diferencia de todas las naciones (incluso las más modernas), las manifestaciones denominadas «progresistas» se hacen bajo las banderas de los partidos, de las Comunidades Autónomas (aunque algunas inventadas ayer mismo)… o, en el mejor de los casos, con la tricolor republicana.

Así, exhibir la rojigualda resultaría «cosa de derechas»… no de todos los españoles. Al respecto, desde el exilio, un español escribió:

«La cuestión de la bandera es uno de los motivos que estúpidamente dividen a los españoles y que tiene su origen en la conducta mezquinamente partidaria de nuestros políticos.»

»El cambio de la Bandera hecho por la República constituyó un grave error:»

»1º.-Porque no respondía a una aspiración nacional ni siquiera popular. La Bandera Republicana era desconocida por la inmensa mayoría de los españoles.»

»2º.-Porque se reemplazaba una bandera nacional por una bandera partidaria y con ello se dividía a España.»

»3º.-Porque no era necesario y consecuentemente solo podía producir complicaciones como ha sucedido.»

»La bandera (rojigualda) que teníamos los españoles no era monárquica sino nacional. La bandera de los Borbones fue blanca; la bandera real era un guión morado.»

»En cambio la bandera bicolor como enseña nacional fue creada por las Cortes españolas en plena efusión de liberalismo, constitucionalismo y democracia. Se tomaron colores españoles que venía usando tradicionalmente la Marina de guerra que dieron tono a los guiones reales de los Reyes Católicos (rojo) y de Carlos I (amarillo); que eran también los colores de una enseña tradicional en Aragón, Cataluña y Valencia.»

»El pueblo no anhelaba incorporar a la bandera el color morado de Castilla. No podía anhelarlo porque la masa del pueblo español ignoraba que el morado fuese el color de Castilla (...).»

»Los republicanos de la 1ª República quisieron introducir su bandera partidaria y crearon la bandera llamada republicana. Esta no llegó a tener estado oficial y ni siquiera se popularizó. Nació, según Castelar (último Presidente de la I República), en la Universidad de Barcelona, fundiendo tres colores de tres facultades. No pudo pues tener esa bandera un origen más arbitrario. Por eso no llegó a ser bandera oficial, ni nacional, ni popular. Los primeros republicanos, más sensatos que los segundos, no impusieron el cambio.»

»Ni inconmovible, ni imperdurable ni eterna es la bandera tricolor porque no ha nacido del pueblo sino de una minoría sectaria.»

»No crearon pues un símbolo nacional que ya estaba creado con ese carácter sino uno de lucha partidario, haciendo prevalecer a las ideas de Nación y Patria las de República.»

»Hoy los españoles están divididos en torno a dos banderas: tal es el fruto de aquel error (...).»

»Hay un manifiesto artificio. La injusticia de las persecuciones nada tiene que ver con los colores de la bandera de España. Algunos se apoderaron del grito de ¡Viva España! y se colgaron en sitio bien visible un crucifijo para proceder en nombre de Dios y no por eso los españoles debemos dejar de gritar ¡Viva España! ni los que sean católicos o sean protestantes deben renegar de la moral cristiana.»



Vicente Rojo

Nuestros progres tildarán este texto de reaccionario o incluso fascistoide. Les aclararé quien es el autor: el que fuera Jefe de Estado Mayor del Ejército Popular de la República, condecorado con la Placa Laureada de Madrid (máxima distinción militar otorgada únicamente en cuatro ocasiones). Se trata del Teniente General Vicente Rojo. Un hombre honrado. Un militar ejemplar. Un español orgulloso de serlo y que en este artículo reflejó no solo su sentimiento sino su conocimiento de la realidad histórica.

Recordemos que la Constitución gaditana de 1812 (ese revolucionario texto que estableció la soberanía nacional, la igualdad entre los españoles y los principios básicos del Estado moderno) creó una unidad cívica para defenderla: la Milicia Nacional.

Constitución de Cádiz

Pues bien, la bandera de esa Milicia Nacional fue la rojiguada, 23 años antes que la estableciera el Decreto de Isabel II. Esa fue también la bandera nacional de la I República presidida, entre otros, por dos ilustres catalanes, Pi i Margall y Estanislao Figueras. Y con esa bandera se envolvió a su muerte el cuerpo de su tercer Presidente, Nicolás Salmerón… uno de los responsables, ¡¡lo que son las cosas!!, de Solidaridad Catalana.


Rojo recuerda el discurso de Azaña como ministro de la Guerra

El hecho nacional tiene un fuerte componente sentimental, incluso irracional. Así, sentimos como propios hechos ajenos tales como las victorias de Alonso en automovilismo (aunque no sepamos conducir) o de la «roja» (aunque no nos guste el fútbol).

No tengo un criterio idolátrico de la enseña nacional. Pero todas las sociedades precisan de símbolos de unión. Y por ello envidio profundamente el respeto que, por ejemplo, en el sur de Estados Unidos se tiene por su bandera (la de la barra y estrellas)… a la que sus antepasados combatieron en la terrible Guerra de Secesión.

Asombra el grado de analfabetismo histórico, de sectarismo primario, de ceguera política de nuestros próceres que estúpidamente acomplejados desde 1975 por nuestra historia, bandera e himno, también tiraron por la borda los criterios básicos de comunidad civil: la educación, la lengua y la bandera. Pero «con la bandera del color morado se efectuó la represión de Octubre de 1934. La bandera rojigualda es la bandera de España y España no son los reaccionarios», afirmó Santiago Carrillo el 23/4/77, Secretario General del PC, partido que fue el gran referente antifranquista (en realidad el único operativo).

El nacionalismo disgregador, digámoslo claramente, el separatismo, se fundamenta sobre tres pilares: «escuela, lengua y bandera». Palabras de Jordi Pujol de hace 30 años, no proféticas sino programáticas. Y de las que nadie se enteró o quiso enterarse.

Y, ¿qué quieren que les diga?, yo, como Azaña, como Vicente Rojo, como Juan Martín «el Empecinado», como Estanislao Figueres, como Unamuno, como Prieto y Besteiro, como tantos otros olvidados o no leídos, pienso y creo en una sociedad con todos, en una familia común que me empecino en seguir llamando España.

Y cuya bandera, no de la Monarquía ni de los reaccionarios, sino de los españoles, es la rojigualda.



Rojo: Liberal, católico y patriota

Vicente Rojo recibe el encargo de defender Madrid en 1936, cuando las tropas franquistas iban a tomar la ciudad. Su éxito le hizo cobrar cada vez mayor relevancia. Católico, liberal y patriota, mantuvo su lealtad a la República, a pesar de que, como recuerda Jorge Martínez Reverte, no le gustaban nada los desórdenes. Belchite, Brunete, la Batalla del Ebro, son lugares donde demostró su genio militar. Pronto probó, sin embargo, las fricciones con los nacionalismos. El presidente José Antonio Aguirre se empeñó, contra su criterio, en mandar el ejército en el País Vasco. La Generalitat permitía a la CNT en Aragón hacer lo que le diera la gana. Para Rojo, profesional y patriota, eso minaba el esfuerzo de guerra.
En 1939 se exilia, primero en Francia y después en Buenos Aires y Bolivia. De Argentina saldrá en 1943, envuelto en el ostracismo del exilio español, después del escándalo que causaron sus críticas del papel de los nacionalistas, cuando Aguirre llegaba a Buenos Aires. Una oferta boliviana en 1943 le permite enseñar en la Cátedra de Historia Militar en Cochabamba (de este periodo es el texto que reseñamos).
Enfermo, regresa a España, donde es condenado a cadena perpetua, interdicción civil e inhabilitación absoluta. Recibe un indulto para el primer cargo, pero se le mantienen los otros dos. Hasta 1966, año de su muerte, vive en Madrid, escribiendo en esa «muerte civil» a que Franco le había condenado.

jueves, 6 de febrero de 2014

JAR: Cuando el Chubut quiso ser británico (1/2)

Cuando el Chubut quiso ser británico
Primera Parte

Escribe: Juan Carlos Serqueiros



"He buscado llevar a aquellos confines de la República, en momentos en que esperamos trazar las líneas definitivas de fronteras internacionales tan discutidas, la demostración más clara de que la distancia no los aleja de las garantías y de la protección del gobierno general." (Julio A. Roca, Mensaje Presidencial al Congreso, mayo de 1899)


Al asumir el 12 de octubre de 1898 la presidencia de la Nación por segunda vez, Julio A. Roca debía atender con premura un asunto que no admitía dilaciones: el conflicto limítrofe con Chile (otro, una vez más y van...). Con una eficaz e inteligente política exterior, prudente y a la vez no exenta de firmeza, sorteó el escollo.
El Zorro no era solamente un extraordinario militar -de los mejores de entre los nuestros-; era un astuto político con unas notables amplitud de miras y cabal comprensión de la realidad mundial. Perspicazmente había dicho: "Se quiere iniciar para la América el sistema de la paz armada, que consume a las naciones europeas las cuales, como los caballeros de la Edad Media, no pueden moverse casi bajo el peso de sus armas". El milico dejaba  paso al estadista y la metáfora que había empleado era por demás ilustrativa: él era consciente del poder disuasorio de un buen ejército y una importante armada; pero también se daba perfecta cuenta de los desastrosos efectos que tenía la carrera armamentista en la economía de las naciones. La situación financiera de nuestro país era asfixiante (ver en este ENLACE mi artículo Una mitad del país contra la otra. Cuarta parte: la deuda externa). Había que asegurar la paz; ya sea en lo inmediato por medio de la diplomacia o ya sea en el futuro una vez concluída (y ganada) la guerra que parecía avecinarse. No en vano había declarado por junio de 1898 antes de ser proclamado presidente: "Soy partidario de la paz, pero siempre que se haga decorosamente. Si contra nuestra voluntad y propósitos la guerra viniese, no nos tomará desprevenidos". Y después, cuando a mediados de 1900 las cosas se pusieron bravas y el conflicto parecía inminente, le enrostró al ministro chileno Carlos Concha Subercaseaux: "Si Chile construye un acorazado; nosotros construiremos dos".
Alcanzada prácticamente la paridad en cuanto a poderío naval con el vecino país merced al equipamiento realizado durante el gobierno de Uriburu, ni bien recibido del cargo Roca inició con su par chileno Federico Errázuriz Echaurren un intercambio epistolar que culminó en el acuerdo de someter el asunto a una comisión bilateral integrada por cinco delegados por cada país (que después fracasaría en su -escasa, por cierto- voluntad de entenderse; debido a lo cual se recurrió al arbitraje norteamericano), tras lo cual el Zorro invitó al chileno a sellar la paz con un encuentro a realizarse en Punta Arenas, convite que el mandatario trasandino aceptó.
Roca había dejado trascender en su diario Tribuna que se proponía encarar su proyectado viaje al sur. Inmediatamente La Nación, de Mitre (que como de costumbre, divorciada de los intereses argentinos, no entendía -ni quería entender- nada), en su edición del 2 de enero de 1899 expresó su disconformidad minimizando la importancia de la Patagonia y argumentando que era bueno propender al progreso y desarrollo de su territorio “mientras no se los haga gravitar excesivamente sobre el erario público”. Por su parte, el diario La Prensa lo acusaba de planear el viaje "como si se tratara de una excursión íntima a sus estancias". Es que se le criticaba que mientras el presidente chileno había formado una "brillante" y numerosa comitiva para la ocasión; la suya estaría integrada por tres diputados: Benito Carrasco, Eleazar Garzón y Mariano de Vedia; dos edecanes: por supuesto, el coronel Artemio Gramajo, amigo inseparable, leal y consecuente de Roca, y el mayor Constantino Raybaud; el ministro de Marina (cartera flamante creada en la última reforma constitucional del año anterior, en la cual el Zorro había sido convencional), comodoro Martín Rivadavia; y el ministro de Relaciones Exteriores, Amancio Alcorta (que viajaría por cuerda separada en otro barco). "Cuatro gatos", consignó Caras y Caretas que se había sumado al coro de reproches y dibujaba al presidente chileno de frac, galera en mano, a bordo de un imponente buque de guerra y acompañado de un nutrido séquito todos vestidos con sus mejores galas; y a Roca, de traje y sombrero comunes, en un barquito junto a cuatro gatos. Y al pie la leyenda: "Mientras el uno estiva / cien personas o más, según los datos, / fleta el otro, por toda comitiva, / tan sólo cuatro gatos":


 
La crítica era injusta y además exagerada hasta rozar la mendacidad: Roca no viajó en un barquito cualunque sino en el acorazado Belgrano de 6.840 toneladas adquirido dos años antes durante el gobierno de Uriburu. Y la cortedad de la comitiva que había designado tenía más que justificados motivos:

  1. El Zorro no quería darle a la ocasión un carácter excesivamente protocolar y de enorme trascendencia, antes bien, quería que en la Argentina la ciudadanía lo considerara como un asunto cuasi secreto de extrema relevancia y le otorgara a su participación la condición de clave (lo cual es lógico en cualquier político que se precie de tal), pero a la vez; que en Chile se lo percibiera como una reunión informal de dos mandatarios que amistosamente ponían todo de sí en pro de la paz entre sus dos países (y de paso, evidenciar ante los chilenos la importancia relativa que le adjudicaba al hecho, algo así como cuando una persona de alta posición y fortuna visita a otra de inferior condición social y no sobrada de recursos económicos: va con cierta informalidad, mientras que el dueño de casa se pone encima lo mejor que tiene y exhibe un boato que quizá después deba lamentar por lo inútilmente dispendioso).
  2. Viajó en el Belgrano pues quería ostentar ante la comitiva trasandina el poderoso acorazado recientemente adquirido, pero además, lo hizo pilotar por el mismísimo ministro de Marina, comodoro Martín Rivadavia, navegando por el peligroso canal de Beagle. Era un tiro por elevación a los chilenos, como diciéndoles: "¿Vieron? En nuestra Argentina el ministro de Marina no es un burócrata de escritorio; es un consumado marino capaz de conducir personalmente con gran pericia y arrojo un buque de guerra a través de aguas desconocidas. Y este presidente de los argentinos, que es general del ejército, no luce sus entorchados por haberlos obtenido en algún pasillo; sino que ganó cada uno de sus ascensos en los campos de batalla". La Nación criticó mucho ese aspecto y puso que "(el viaje presidencial) resulta así una exploración por tierras lejanas, desconocidas y aisladas del mundo", y que "han ocurrido sucesos de toda magnitud que podían haber reclamado la presencia o la comunicación con el primer mandatario, y sin embargo éste andaba extraviado en los desiertos del sur de la república". No era cierto; nada había pasado y además el país no estaba acéfalo pues había quedado  a cargo del Ejecutivo el vicepresidente Norberto Quirno Costa  (que era mitrista y a quien no debe haberle gustado nada el ninguneo). Por su parte,  Félix Luna sostuvo la opinión de que se trató de una "compadrada". Un yerro (uno más) del autor de Soy Roca, que con eso no hizo más que evidenciar el no haber sido capaz de interpretar ni comprender la índole del Zorro, quien estaba lejísimos de incurrir en "compadradas"; ese suyo de llegar a Punta Arenas navegando por el Beagle, fue un acto de fría intencionalidad y estudiado cálculo, como todos los que producía.
  3. Lo escaso de la comitiva y lo de mandar a Alcorta en otro barco y por otra ruta, era porque no quería exponer ni al ministro ni a los legisladores a riesgos que él sí estaba dispuesto a afrontar como presidente de la Nación (otro mensaje que no fue comprendido por la prensa, pero bueno, era como pedirle a un nene de primer grado que desarrolle el teorema de Pitágoras).

También viajaron con el presidente corresponsales de los diarios, entre ellos Roberto Payró por La Nación, que sería a la postre el que más interesantes crónicas haría.
Roca pidió al Congreso la autorización para el viaje, y delegó el mando en Quirno Costa. Caras y Caretas lo ilustraba así:




El 20 de enero Roca, después de clausurar las sesiones extraordinarias del Congreso, viajó por tren a Bahía Blanca, abordando allí el acorazado Belgrano para dirigirse a Punta Arenas. Por su parte, Errázuriz lo hizo en el O'Higgins. Se encontraron el 15 de febrero de 1899 en lo que se dio en llamar el "Abrazo del Estrecho", que se muestra en la fotografía que oficia de portada de este artículo.
 Con su proverbial astucia, Roca no descansó sólo en el pacifismo (evidente, por otra parte) de su colega chileno; también se preocupó por estrechar vínculos con el presidente uruguayo Juan Cuestas, y muy especialmente con el brasilero: Manuel Ferraz de Campos Salles. Los belicistas de Chile (contrarios a Errázuriz y que no eran pocos, dicho sea de paso) se toparon así con la evidencia de que en una eventual guerra con la Argentina, no podrían contar con la ayuda de Brasil ni de Uruguay.
Pero no había sido, o por lo menos, no había sido solamente para confraternizar con Errázuriz y resolver el conflicto con nuestro expansionista vecino que el Zorro había emprendido tan largo y peligroso viaje; había cuestiones internas tanto o más graves aún que las externas, que reclamaban su urgente atención.
Por ejemplo, el Times de Londres había publicado poco antes una nota periodística en la cual afirmaba que los colonos galeses que habitaban el Chubut argentino habían solicitado a la corona británica el protectorado sobre esa región, o bien la ayuda para erigirla en nación independiente; tal como veremos en la segunda parte de este artículo.

Esa vieja cultura frita

miércoles, 5 de febrero de 2014

Guerra contra la Subversión: La "noche de los jóvenes terroristas"

LA MENTIRA DE LA NOCHE DE LOS LAPICES 
de Nuestra Historia, 

“La noche de los lápices”, dogma setentista ineludiblemente conmemorado en los ámbitos educativos año tras año, es dable entonces efectuar un riguroso análisis que al tiempo que nos aleje de la estrafalaria historieta, nos aproxime a la verdad histórica. 

En efecto, el mito de un simpático grupo de inquietos adolescentes que bregaban por una inocente y solidaria rebaja del boleto estudiantil, siendo sus travesuras más osadas dejarse el pelo largo y pronunciar consignas a favor de los pobres. 

Por estas y no otras razones, los intolerantes militares los secuestraron, torturaron y por último los mataron a todos menos a uno de ellos, Pablo Díaz, quien sobrevivió para luego contarnos a nosotros lo presuntamente ocurrido. Con este maniqueísmo desmesurado y rayano en lo grotesco, el filme de Olivera se constituyó en un clásico del cine argentino, sin que prácticamente nadie se atreviera a contrastarlo. 

Vale destacar que el peso específico del mito de tal envergadura, que además de proyectarse la cinta de La noche de los lápices en todos los institutos educativos todos los 16 de septiembre (día en que hipotéticamente sucedieron estos hechos), increíblemente la legislación nos impone: “Instrúyase en la provincia de Buenos Aires el 16 de septiembre de 1976 como día de los derechos del estudiante Secundario”. 
Asimismo para esta fecha los alumnos deberán practicar con sus profesores extensos “debates” (que de debates no tienen nada puesto que hay un discurso único e incuestionable) y charlas referidas al acontecimiento. Inclusive existe una canción alusiva compuesta por el cantautor canario Rogelio Botanz, que entre otros desvaríos dice: “Desde entonces, saco punta a la memoria, con crayones, a colores, te dibujo una canción, que es un corazón con su flechita y Claudia y Pablo, a cada lado, para siempre un mismo amor. Claudia, sabrás… desde entonces San Silvestre es el patrón de recordar y cada noche de los lápices escribe una vez más en la cola de un cometa: ‘¿DONDE ESTÁN?’”. No debiera extrañarnos si el extravagante “Piti” Álvarez o los rústicos “Pibes Chorros” en su próximo single lucran también con la memoria de “los chicos de la noche de los lápices”. ¡El setentismo es un mercado de infinitas posibilidades! 

Empero, lo cierto es que la versión oficial de La noche de los lápices se asemeja más a una novela del galán Pablo Echarri que a un suceso histórico. En rigor, al parecer ni Pablo Díaz fue el único sobreviviente, ni el grupo de estudiantes que fueran detenidos por las fuerzas del orden eran muchachos inofensivos que tan sólo pedían una rebaja en el boleto estudiantil. 

Miles y miles de jóvenes participaron de aquellas manifestaciones que tuvieron lugar un año antes de las detenciones (en 1975), por lo que resulta absurdo creer que las Fuerzas Armadas y sus aceitados aparatos de inteligencia hayan podido detectar a tan sólo diez de ellos y con un año de dilación. Entonces es dable preguntarse: ¿Por qué algunos fueron detenidos y otros no? ¿La lucha por el boleto estudiantil, como reza el mito, fue la causa del trágico destino de estos jóvenes? 

Con destacable honestidad y efectuando un homenaje respetuoso a su hermana caída en la guerra revolucionaria, más precisamente en el hecho que estamos analizando, el ex montonero Jorge Falcone (hermano de María Claudia, la co-protagonista del filme), señala que: “Mi hermana no era una chica ingenua que peleaba por el boleto estudiantil. Ella era toda una militante convencida […]. Ni María Claudia ni yo militábamos por moda. Nuestra casa fue una escuela de lucha. […] La construcción ideológica de María Falcone y de quien les habla no fue libresca. […] Nadie nos usó ni nadie nos pagó. No fuimos perejiles como dice la película de Héctor Olivera…fuimos a la conquista de la vida o la muerte”. 
Dejando constancia de las razones reales de la detención de su hermana, Jorge Falcone agrega que “en el departamento donde cayó mi hermana se guardaba el arsenal de la UES de La Plata. Mi hermana no cayó solamente por el boleto secundario… La compañera María Clara era su responsable. No se agarraron a los tiros con el pelotón que las fue a buscar por no hacer mierda a los vecinos en un edificio de departamentos. No porque no querían o no podían”. 

El ex guerrillero adiciona también una anécdota importante sobre el estreno del falsario filme: “Cuando se dio la película, yo fui llevado en andas con Pablo Díaz, el sobreviviente, del cine al Obelisco. Allí dije que mi hermana estaba en la clandestinidad con documento trucho, que respondía a una orgánica nacional revolucionaria. Eso puso a todos nerviosos. No querían escuchar esas cosas”. Finalmente, por si dudas quedaran, Falcone sentencia: “Mi hermana no era una Caperucita Roja a la que se tragó el lobo […]. Era una militante revolucionaria. […] Era miliciana. El miliciano era un tipo que podía revolear una molotov en un acto relámpago… También podían hacer una acción de apoyo a un acto militar de mayor envergadura”. Y al respecto, ejemplifica: “Como cuando participamos en una serie de actos relámpago que sirvieron de cerco (nos enteramos después) en agosto del `75 para el hundimiento de la Fragata Santísima Trinidad”. ¿No sería más lógico pensar que Claudia pudo haber sido detenida por haber participado de este atentado terrorista y por poseer en su hogar un arsenal de guerra de la UES en lugar de ser perseguida por una insulsa manifestación estudiantil? 

El 15 de septiembre de 1998 el diario de tendencia marxista Página 12 sorprendía a todos haciendo un reportaje a Emilce Moler, una de las “jóvenes sensibles” vinculadas a los sucesos de La noche de los lápices. La nota fue relevante principalmente porque quedaba en evidencia la falacia de que Pablo Díaz era el único sobreviviente, puesto que Moler dejaba constancia de que Gustavo Calloti (otro de los involucrados) vive en Francia y otra joven también protagonista del hecho, Patricia Miranda, en La Plata. 

Por otro lado, la reporteada explicaba que “no fue exclusivamente la lucha por el boleto, eso era un objetivo superfluo que fue utilizado buscando reivindicar la militancia. […] No creo que a mí me detuvieran por el boleto. La lucha fue en el año 75, además no secuestraron a miles de estudiantes que participaban en ella”. 

En otro medio gráfico, Moler denuncia que “en la sociedad quedó instalado que había sido la marcha por el boleto estudiantil, pero el problema era que militábamos y con eso relaciono nuestra detención”. 
Es necesario destacar que cuando la entrevistada habla de militar, se refiere a militancia en la UES, es decir, en una fachada del terrorismo montonero. Prosigue Moler: “El boleto había sido un motivo claro para organizarnos, pero ocurrió en el `75. Fue mucho antes de nuestras detenciones”. Sobre la cantidad de sobrevivientes, expresa contundente: “Siempre fui fiel al relato de que éramos cuatro los sobrevivientes”. En lo que respecta al supuesto único sobreviviente Pablo Díaz, presentado en el embustero filme como un cariñoso adolescente de inmaculados sentimientos, en rigor de verdad formaba parte del aparato terrorista del PRT-ERP, ya que “militaba en el Frente Estudiantil de la subversión de la JG (Juventud Guevarista), rama que englobaba activistas del PRT-ERP inscriptos en institutos educacionales, de donde se extrajeron primordialmente renovadas camadas terroristas. 

Fue de esa militancia castro-guevarista (es decir marxista-leninista) nunca desmentida y ahora reafirmada por el propio interesado, que el casi veinteañero Díaz (un poco grande para estudiante secundario) resultó detenido entre 1976 y 1980”. Algunos años después, y ya siendo no tan joven, “Pablo Alejandro Díaz hizo conocer su filiación al grupo terrorista MTP (Movimiento Todos por la Patria), prolongación del ERP, comandado por el asesino Enrique Gorriarán Merlo, que en 1989 asesinara a diez soldados e hiriera y mutilara a otros sesenta durante el ataque terrorista al Regimiento 3 de Infantería Mecanizado ‘General Belgrano, en La Tablada”. 

Las pruebas están a la vista y son brindadas por los propios protagonistas del difundido suceso: la historia oficial de La noche de los lápices no es más que una patraña, una total y completa ficción. En efecto, miente cuando dice que hubo un solo sobreviviente, dado que cuatro de los implicados, para la dicha popular, viven según quedó documentado; y miente cuando sostiene que fueron perseguidos tan sólo por “bregar por el boleto estudiantil”, cuando sus propios protagonistas afirman lo contrario: fueron detenidos por formar parte de estructuras vinculadas al terrorismo subversivo. 

A efectos de evitar malas interpretaciones por parte del lector, vale aclarar que los métodos para combatir al terrorismo fueron insitadosn por el peronismo en democracia (con la Triple A primero y con los decretos de aniquilamiento después) y que continuaron empleando las Fuerzas Armadas luego de marzo de 1976. 

La falaz versión oficial de “La noche de los lápices”, lejos de ser un aporte a la memoria de los caídos en el acontecimiento, no constituye más que una grotesca burla y rotunda falta de respeto (SEGÚN ALLEGADOS A LOS PROPIOS PROTAGONISTAS) contra estos jóvenes combatientes que cayeron en la guerra revolucionaria que sus organizaciones guerrilleras le declararon al pueblo argentino en los años `70. 

Por VERONIKA SHEEHAN 
Licenciada en Historia Militar 
Analista de Política Exterior y Magister en Defensa y Derecho Internacional. 
Encabeza las causas de La Tablada y Malvinas.

lunes, 3 de febrero de 2014

Perón: La asfixia cultural del peronismo


El culto a la personalidad durante Perón




En el segundo gobierno peronista se desató el proceso de glorificación de Perón y Evita desde el primer grado inferior de las escuelas. Se adoctrinaba políticamente a los chicos a través de las lecturas escolares.

Los alumnos debían aprender a leer en páginas que decían:

“Perón. Perón. Eva. Evita. Evita mira a la nena. El nene mira a Evita”.

“Vi a Eva. Ave. Uva. Viva. Vivo. Veo. Vía. Eva. Eva. Evita. Evita. Perón. Perón. Sara y su esposo son peronistas. Votaron a Perón. Esa dama es Evita (dibujo). Era tierna y dadivosa. Dio su ayuda a todos. Nadie la olvidará. Perón nos dio y nos dará más. El Libertador General San Martín (dibujo). El Libertador General Perón (dibujo)” 

“Gloriosa Casa de Tucumán (dibujo). En ella se juró el 9 de julio de 1816 la independencia política. El 9 de julio de 1947 la independencia económica. Nuestra gratitud a los patriotas de 1816 y de 1947. Día de los trabajadores. Primero de Mayo. Fiesta del trabajo. Los trabajadores argentinos festejan en ese día los triunfos obtenidos durante el gobierno del general Perón".

“Perón nos ama (dibujo). Nos ama a todos. Por eso lo amamos. ¡Viva Perón! Esta es Evita (dibujo). ¡Nos amó tanto! El general Perón es el genial gobernante de la Nueva Argentina (dibujo). Sus tareas comienzan al amanecer y no se terminan hasta la noche.”

“Evita ama a los nenes (dibujo). Los nenes y las nenas aman a Eva. ¡Viva Evita! ¡Viva! ¡Viva! Perón es el Líder (dibujo). Todos aman a Perón. Todos cantan: ¡Viva Perón! ¡Viva el Líder! ¡Viva! ¡Viva la bandera argentina! (dibujo) ¡Viva el general Perón! (dibujo).”.

Al analizar aquellos libros infantiles, dice el investigador Emilio J. Corbiére: “La propaganda del peronismo en los textos escolares fue bochornosa, especialmente después del fallecimiento de Eva Perón. El culto a la personalidad se acrecentó a medida que las contradicciones entre gobierno y oposición se generalizaban, y hubo libros de texto que salieron en septiembre de 1955, en el mes del derrocamiento de Perón, que de manera porfiada defendían y exaltaban hasta el paroxismo los logros del gobierno justicialista”.

(Cit. en 'HISTORIA DEL PERONISMO', Hugo Gambini, y 'PERÓN', John Page).