Recrean una histórica batalla de la Primera Guerra Mundial
El Correo
Los miembros de un club militar histórico recrearon la batalla de Tannenberg en los campos de Szkotowo, al norte de Polonia, reviviendo el enfrentamiento entre los soldados del imperio ruso y el alemán en los inicios de la Primera Guerra Mundial.
viernes, 8 de agosto de 2014
jueves, 7 de agosto de 2014
Cine: El cadete San Martín retratado por la televisión española
EL CADETE JOSE DE SAN MARTIN
Magnifica visión española de los años 60 de nuestro Libertador
Serie producida por TVE, emitida a finales de los años sesenta. El personaje de San Martín surge en el minuto 16.
La acción se centra en las aventuras de un joven recién llegado a la península desde una provincia de ultramar, durante los acontecimientos habidos en España en los últimos años del reinado de Carlos IV, que coinciden con la invasión napoleónica; de esta manera, a lo largo de trece capítulos pudimos conocer hechos tan significativos como el Motín de Aranjuez, la Conjura de El Escorial, el secuestro de la familia real y su posterior traición en Bayona y el alzamiento del Dos de Mayo, entre otros, desfilando por la pantalla personajes históricos tales como rey Carlos IV y la reina María Luisa, su favorito Godoy, la Duquesa de Alba y don Francisco de Goya, los capitanes Luis Daoiz y Pedro Velarde, Manuela Malasaña, Molina "el Cerrajero" y los sorprendentemente bien tratados Simón Bolivar, José de San Martín y el príncipe de Asturias.
Magnifica visión española de los años 60 de nuestro Libertador
Serie producida por TVE, emitida a finales de los años sesenta. El personaje de San Martín surge en el minuto 16.
La acción se centra en las aventuras de un joven recién llegado a la península desde una provincia de ultramar, durante los acontecimientos habidos en España en los últimos años del reinado de Carlos IV, que coinciden con la invasión napoleónica; de esta manera, a lo largo de trece capítulos pudimos conocer hechos tan significativos como el Motín de Aranjuez, la Conjura de El Escorial, el secuestro de la familia real y su posterior traición en Bayona y el alzamiento del Dos de Mayo, entre otros, desfilando por la pantalla personajes históricos tales como rey Carlos IV y la reina María Luisa, su favorito Godoy, la Duquesa de Alba y don Francisco de Goya, los capitanes Luis Daoiz y Pedro Velarde, Manuela Malasaña, Molina "el Cerrajero" y los sorprendentemente bien tratados Simón Bolivar, José de San Martín y el príncipe de Asturias.
miércoles, 6 de agosto de 2014
Biografía: Santiago de Liniers, un héroe francés en las invasiones inglesas
Santiago de Liniers, de virrey a estanciero
Por Roberto L. Elissalde
Para LA NACION
La actuación de don Santiago de Liniers, durante la primera invasión británica en 1806, lo catapultó a los más altos cargos y a la admiración popular, pero también le impidió, en medio de otros problemas, retirarse, como era su deseo, a una isla del delta del Paraná. Deseaba obtener de la corona el beneficio de una de esas tierras tan fértiles y dedicarse a trabajarlas.
Don Santiago logró su cometido, pero en otra región. Alejado de la función pública, se trasladó a Córdoba en 1809, donde se instaló con su numerosa familia. Conoció la estancia de don Victorino Rodríguez en Alta Gracia, que había sido una de las estancias de los jesuitas. Sabía que era una de las predilectas de los padres fundadores y cuando la conoció a pesar de los muchos elogios que había oído sobre la propiedad y del estado de abandono en que se encontraba, le pareció muy superior a lo que pensaba.
Enamorado del paisaje, decidió intentar hacerse propietario de esas tierras, lo que concretó en la escritura firmada hace dos siglos ante el notario Diego Olmos de Aguilera, el 3 de febrero de 1810, en la suma de 11.000 pesos, con facilidades de pago. Sin duda, era un excelente negocio, ya que construir todos los edificios no se podría hacer con menos de 150.000 pesos.
Inmediatamente, Liniers empezó a interiorizarse de las ventajas y las tareas del campo, a las que sin duda estaba aficionado. Le informó a su apoderado en Buenos Aires, don Francisco A. de Letamendi que las tierras por las abundantes aguas facilitaban "poner alfalfares para engordes de reses, que bien sabe Ud. pastarán en los meses de octubre, noviembre y diciembre en términos que se sacan de 10 a 12 pesos de un novillo, solamente en la carne".
Observó también el pingüe precio del trigo y que diariamente podía remitir 8 a 10 carretas de leña al pueblo, que le daban buenas utilidades; además de la siembra de maíz y el arroz, todo beneficiado por el abundante regadío.
Durante su estancia en las Misiones como gobernador había conocido el cultivo del algodón, y creía que también podía darse en esa propiedad. Todas estas reflexiones a Letamendi las escribió a cinco días de haber comprado la propiedad, con esta frase como colofón: "Ya me ve Ud. hecho un labrador y que he colgado la espada para empuñar el arado".
Pocos días después volvía a informar a su amigo, los beneficios del famoso tajamar, la posibilidad de desviar uno de los manantiales con el trabajo de dos peones a medio jornal; además de los arreglos en la casa habitación, de tirar dos paredes interiores para hacer una sala y un comedor, construir una cocina, ya que hasta entonces se cocinaba en un galpón de paja, poner vidrios en las ventanas, etcétera. También lamentaba no tener cerca a Valentín, un maestro mayor carpintero para ayudarlo en la construcción de algunos instrumentos de labranza.
También le pedía a Letamendi que le remitiera toda clase de semillas, particularmente de remolachas, zanahorias, cebollas blancas, apio, perejil, melones, ajíes; toda clase de lechuga, rabanitos, coliflor, brócoli y cuantas semillas pudiera encontrar. Sin duda, pensaba hacer un establecimiento modelo, con una gran huerta para satisfacer las necesidades de la familia. Con buen criterio, pensaba don Santiago que si la tierra no daba lo suficiente como renta, seguramente con el trabajo la familia no iba a pasar necesidades, ya que la subsistencia con los productos de la tierra estaba en buena parte garantizada.
Los sucesos de mayo de 1810 en Buenos Aires, sacaron a don Santiago de su tranquilidad y encabezó la contrarrevolución en Córdoba, en la que ofrendó su vida. A su muerte, la propiedad quedó largos años abandonada; en 1820 pasó a manos de un nuevo propietario, don José Manuel Solares, y años después a sus parientes, los Lozada. De alguna manera, a través del tiempo, esa estancia se conservó en poder de una familia hasta que en 1969 fue expropiado el edificio y convertido desde 1977 en Museo de la Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers. El 2 de diciembre de 2000, la Unesco junto a otras propiedades de los jesuitas en Córdoba la declaró patrimonio de la humanidad.
A doscientos años de la compra de ese solar, las autoridades del museo y su personal, con verdadera devoción conservan el ámbito en que don Santiago de Liniers pasó los últimos meses de su vida. De seguro está presente aquella frase que escribió el virrey cuando se convirtió en estanciero: "Por mí solo amarrado me sacan de Alta Gracia, ya no quiero más guerra que con las perdices, patos y vizcachas". No la pudo cumplir porque, como afirmó uno de sus contemporáneos, "nació con sangre francesa, murió de corazón español". .
martes, 5 de agosto de 2014
lunes, 4 de agosto de 2014
Patagonia: Sobre la colonización de Tierra del Fuego
De Castores y Colonizadores
Tierra del Fuego está plagada de castores, un animal que no es autóctono de la región. Dicen que por el año 1946 el Ministerio de Marina dejó escapar 25 parejas de castores con el fin de generar la industria peletera dado que aquí no había especies que pudieran cubrir tal necesidad. Sin embargo, la intención de mantener controlado el índice de natalidad de los castores fracasó.
Rápidamente los animales se familiarizaron con el lugar. Se dispersaron por los cursos de agua hasta colonizar la región. Hoy es común ver perfectos diques construidos por los castores en los arroyos de la provincia. De allí, obtienen su alimento. Para más no tienen depredadores. Han modificado notablemente el ecosistema de la isla hasta tal punto que en Chile se permite cazarlos. La legislatura de la provincia de Tierra del Fuego nombró a esta especie como “dañina y perjudicial para el ecosistema de la región”.
Mucha similitud tiene el castor con el hombre blanco que llegó para civilizar estas tierras. Los shelknam llamaban a Monseñor Fagnano, el “capitán bueno”. Fue de los pocos hombres blancos que se propuso ayudar a nuestros indios. En 1897 creó la Misión Salesiana en Río Grande, a pocos kilómetros del cabo Santo Domingo. Allí, se encargaría de enseñarles a los shelknam el arte de la hilandería. Puso un aserradero, construyó caminos y museos. Instaló el telégrafo y luego el teléfono. Sin embargo, con la llegada de misioneros salesianos y de hombres blancos a colonizar y explotar la isla, los territorios que antes eran el libre hogar de estos cazadores nómadas, fueron cercados. Muchos indios rompieron las cercas, cazaron y comieron la carne de las ovejas, a las que llamaban "guanaco chico" o "guanaco blanco". El contacto permanente con el hombre blanco tuvo devastadoras consecuencias para esta etnia, pues además de transmitirles enfermedades contagiosas, los desplazaron de sus territorios de caza. También construyeron capillas para evangelizarlos a la fuerza.
Antes de tal intrusión, dicen que los shelknam tenían su propia religión. Adoraban al sol y la luna, a los cuales llamaban Kreen y Krenn. Creían en un ser supremo que castigaba la maldad. Temáukel era la denominación de una gran entidad sobrenatural que mantenía ordenado al mundo, aunque la deidad creadora del orbe era llamada Kénos o Quénos. Se pintaban los cuerpos como rito de iniciación a los más jóvenes y se valían de chamanes para curar enfermedades y ayudarles a los cazadores en su arte. Creo que el hombre blanco debió consultarle a los indios si querían ser evangelizados a la fuerza.
El gringo blanco, en su ambición irrefrenable y, con el afán de quedarse con estas tierras, llevaba a los indios a la punta alta del cabo Domingo, les daban de beber alcohol como una manera de llegar al concilio cuando éstos intentaban rebelarse ante las imposiciones ajenas. Luego, una vez que estaban totalmente borrachos, abrían fuego contra los indefensos onas. Uno a uno caían desde lo alto del cabo, una distancia fatal cercana a los noventa metros. Los aguiluchos se hacían con los hígados de los indios. Cuando la marea subía, los peces terminaban de devorarlos. Murray, Popper, Maclennan, entre otros, fueron los encargados de acribillar a nuestros olvidados onas.
Para más, alrededor de 1846, en el otro extremo de nuestra isla, el capitán Fitz Roy, descubridor del Canal de Beagle, tuvo un maravilloso plan.
Quería llevarse algunos yámanas para Inglaterra con dos objetivos: Por un lado intentaba demostrarle a los reyes de su país los hallazgos de su ardua empresa y lo fácil que era manipular a aquellos indios para apoderarse del confín de la tierra. Por otro lado, estaba ansioso por enseñarle esos especímenes salvajes a su amigo Charles Darwin, naturalista en ascenso. Entonces, sólo tuvo que tomar por la fuerza a cuatro rehenes, a cuatro yámanas. Los engrilló a la proa del barco y les puso nombres anglosajones. A partir de aquel día ellos serían: Jimmy Button, FuegiaBasket, York Minster y BoatMemory. Una vez que el Beagle, comandado por Fitz Roy, se hubo alejado de tierras fueguinas, liberaron a los indios y comenzaron sutilmente a “civilizarlos”. Ellos permanecían acurrucados en la proa del barco, sentían una y otra vez la mirada acerada de los marinos. Sentían el agua del mar golpear contra los rostros invadidos de tristeza. Si bien estaban acostumbrados al clima hostil, necesitaban la grasa de foca con la que untaban sus cuerpos para combatir el frío o tal vez la piel del animal para guarecerse de las temperaturas bajo cero.
Necesitaban eso y mucho más. Necesitaban a su familia, su geografía, sus raíces, sus nombres. Ahora se habían transformado en simios destinados a los experimentos del hombre blanco. Así fueron acribillando a nuestros indios, así, poco a poco, se quedaron con nuestras tierras.
Malvinas es el corolario de aquella invasión comenzada muchos años atrás.
Por Francisco Cappellotti, abogado, escritor. Autor de la novela “Matar a Borges”, publicada por Editorial Planeta.
Tiempo Fueguino
domingo, 3 de agosto de 2014
Un minuto de silencio por la revuelta del gheto de Varsovia
sábado, 2 de agosto de 2014
Terrorismo: El atentado a Paula Lambruschini
El atentado a Paula Lambruschini y Margarita Obarrio de Vila - Ricardo Álvarez
Las compañeras de colegio de Paula relataron “Es muy difícil definir su personalidad. Detrás de sus ojos tímidos encontrábamos muchas ganas de vivir, de divertirse. (…)Tenía sus particularidades: un perfume característico, preferencia por las galletitas de chocolate, mantener siempre, a pesar de la moda, su pelo lacio y usar jeans. De repente, todo terminó. Un estruendo, sirenas, vacío inmenso…”
Aquel 1 de agosto de 1978, aproximadamente a las 01:40 hs. de la madrugada, una bomba de gran poder estalló en un edificio ubicado en Pacheco de Melo entre Ayacucho y Junín de la ciudad de Bs. As., en el barrio de la Recoleta, contiguo al que vivía el Alte. Armando Lambruschini. explotó la bomba en el edificio de Pacheco de Melo 1957, en el que vivía el vicealmirante Armando Lambruschini, jefe del Estado Mayor de la Armada. Los terroristas de Montoneros alquilaron un departamento lindero al de la familia Lambruschini, y ahí dejaron la bomba que estalló cuando la familia dormía. La pared del dormitorio de Paula Lambruschini, de 15 años, era la que colindaba con el departamento en donde fue dejada la bomba de 25 Kg. de nitroglicerina. Ella murió, así como una de sus vecinas: Margot Obarrio de Villa.
El Sr. Ricardo Alvarez sufrió heridas de tal consideración que lo tuvieron internado por muchísimo tiempo, y sufrió heridas inenarrables. Dicho edificio aledaño al de la familia Lambruschini quedó destruido en sus cuatro primeros pisos y hubo que derribarlo. Murió Paula Lambruschini de 15 años y con ella, murieron también la Sra. Margarita Obarrio de Vila y Ricardo Álvarez. Quien puso la bomba fue la madre del actual diputado Wado De Pedro. Aún no se ha hecho justicia con estas víctimas.
Las compañeras de colegio de Paula relataron “Es muy difícil definir su personalidad. Detrás de sus ojos tímidos encontrábamos muchas ganas de vivir, de divertirse. (…)Tenía sus particularidades: un perfume característico, preferencia por las galletitas de chocolate, mantener siempre, a pesar de la moda, su pelo lacio y usar jeans. De repente, todo terminó. Un estruendo, sirenas, vacío inmenso…”
Aquel 1 de agosto de 1978, aproximadamente a las 01:40 hs. de la madrugada, una bomba de gran poder estalló en un edificio ubicado en Pacheco de Melo entre Ayacucho y Junín de la ciudad de Bs. As., en el barrio de la Recoleta, contiguo al que vivía el Alte. Armando Lambruschini. explotó la bomba en el edificio de Pacheco de Melo 1957, en el que vivía el vicealmirante Armando Lambruschini, jefe del Estado Mayor de la Armada. Los terroristas de Montoneros alquilaron un departamento lindero al de la familia Lambruschini, y ahí dejaron la bomba que estalló cuando la familia dormía. La pared del dormitorio de Paula Lambruschini, de 15 años, era la que colindaba con el departamento en donde fue dejada la bomba de 25 Kg. de nitroglicerina. Ella murió, así como una de sus vecinas: Margot Obarrio de Villa.
El Sr. Ricardo Alvarez sufrió heridas de tal consideración que lo tuvieron internado por muchísimo tiempo, y sufrió heridas inenarrables. Dicho edificio aledaño al de la familia Lambruschini quedó destruido en sus cuatro primeros pisos y hubo que derribarlo. Murió Paula Lambruschini de 15 años y con ella, murieron también la Sra. Margarita Obarrio de Vila y Ricardo Álvarez. Quien puso la bomba fue la madre del actual diputado Wado De Pedro. Aún no se ha hecho justicia con estas víctimas.
viernes, 1 de agosto de 2014
Según un agente ruso, Hitler huyó a Sudamérica
Un ex agente ruso afirma que Hitler huyó a Sudamérica
History Channel
La teoría según la cual el cruel dictador alemán Adolf Hitler no se suicidó en su bunker junto a su esposa cuando la derrota ya era inevitable, tal como lo marca la historia oficial, sino que logró huir y luego trasladarse de incógnito a algún rincón de Sudamérica, no es nueva, pero recibe ahora, según informa el portal World News Daily Report, un importante espaldarazo: un libro escrito por quien habría sido agente secreto de la KGB, la agencia de inteligencia soviética, durante la segunda guerra mundial. El ruso Dimitri Boryslev describe como Hitler escapó junto a un buen grupo de oficiales nazis de alto rango en un submarino que los llevó a distintos puntos del sur del continente americano.
Esta versión se suma a la inquietud por la aparición reciente de archivos desclasificados del FBI en los que se confirma que su director, Edgard Hoover, tenía datos vinculados a una posible huida de Hitler a Argentina, Paraguay o Brasil. No son pocos los autores que sostienen que Hitler se recluyó en la Argentina, más precisamente en la Provincia de Córdoba, hasta su muerte; hay incluso fotos que refuerzan esta hipótesis. Según Boryslev, el hecho de que el cadáver del dictador nunca fue encontrado es sabido desde hace décadas en Rusia, aunque no de forma masiva. El propio Stalin estaba convencido de que Hitler había escapado, y al recibir el escepticismo de los líderes de occidente al respecto, no hizo más que reforzar sus sospechas sobre un pacto entre el tirano alemán y las potencias occidentales: él habría salvado su vida en el más hermético secreto, a cambio de tecnología armamentística. El supuesto cráneo de Hitler, por su parte, fue sometido a análisis por cuenta de un forense independiente, quien determinó que en realidad corresponderían a Hermann Lündeft, un pariente del Führer. Todo esto se suma al caso de Otto Gunshe, asistente personal de Hitler, quien revelaba en su diario personal que diría la verdad sobre la muerte del líder, pero antes de que esto suceda apareció muerto en el baño de su casa, por causas jamás esclarecidas. Nuevas voces que van apareciendo, con el correr de los años, y profundizan la sospecha de que la vida y muerte de Hitler son heridas que el mundo aún no ha cicatrizado.
FUENTE E IMÁGENES
Misteryplanet; WorldNews
DailyReport; LaCapital
History Channel
La teoría según la cual el cruel dictador alemán Adolf Hitler no se suicidó en su bunker junto a su esposa cuando la derrota ya era inevitable, tal como lo marca la historia oficial, sino que logró huir y luego trasladarse de incógnito a algún rincón de Sudamérica, no es nueva, pero recibe ahora, según informa el portal World News Daily Report, un importante espaldarazo: un libro escrito por quien habría sido agente secreto de la KGB, la agencia de inteligencia soviética, durante la segunda guerra mundial. El ruso Dimitri Boryslev describe como Hitler escapó junto a un buen grupo de oficiales nazis de alto rango en un submarino que los llevó a distintos puntos del sur del continente americano.
Esta versión se suma a la inquietud por la aparición reciente de archivos desclasificados del FBI en los que se confirma que su director, Edgard Hoover, tenía datos vinculados a una posible huida de Hitler a Argentina, Paraguay o Brasil. No son pocos los autores que sostienen que Hitler se recluyó en la Argentina, más precisamente en la Provincia de Córdoba, hasta su muerte; hay incluso fotos que refuerzan esta hipótesis. Según Boryslev, el hecho de que el cadáver del dictador nunca fue encontrado es sabido desde hace décadas en Rusia, aunque no de forma masiva. El propio Stalin estaba convencido de que Hitler había escapado, y al recibir el escepticismo de los líderes de occidente al respecto, no hizo más que reforzar sus sospechas sobre un pacto entre el tirano alemán y las potencias occidentales: él habría salvado su vida en el más hermético secreto, a cambio de tecnología armamentística. El supuesto cráneo de Hitler, por su parte, fue sometido a análisis por cuenta de un forense independiente, quien determinó que en realidad corresponderían a Hermann Lündeft, un pariente del Führer. Todo esto se suma al caso de Otto Gunshe, asistente personal de Hitler, quien revelaba en su diario personal que diría la verdad sobre la muerte del líder, pero antes de que esto suceda apareció muerto en el baño de su casa, por causas jamás esclarecidas. Nuevas voces que van apareciendo, con el correr de los años, y profundizan la sospecha de que la vida y muerte de Hitler son heridas que el mundo aún no ha cicatrizado.
FUENTE E IMÁGENES
Misteryplanet; WorldNews
DailyReport; LaCapital
Suscribirse a:
Entradas (Atom)