domingo, 19 de octubre de 2014

JAR: Su herencia innegable

El extenso legado del expresidente: Roca, un siglo después

El dos veces mandatario fue clave en la construcción del Estado argentino en múltiples aspectos, algunos poco difundidos.




Por Héctor Landolfi - Rio Negro

Una prioridad: la educación laica y gratuita para buena parte de la población. La infraestructura, especialmente los ferrocarriles, recibió un impulso decisivo. En lo social, el inicio del sistema de seguridad social y de jubilación estatales. Leyes laicas como la de registro y matrimonio civil lo enfrentaron con la Iglesia. A nivel internacional, los límites con Chile, la presencia en la Antártida y la Doctrina Drago, que impide el cobro de deudas mediante fuerza militar. Y la Campaña del Desierto, que selló un conflicto de 350 años y consolidó la soberanía nacional en la Patagonia.

El 19 de octubre de 1914 murió en Buenos Aires Julio Argentino Roca, el que fue dos veces presidente de la Nación y notable estratega militar. Le cupo la suerte de morir en su patria, la que ayudó a forjar con su espada y sus capacidades de estadista. Fortuna que no tuvieron San Martín, quien falleció en la lejana Francia, en un casi exilio; Rosas, en su forzado retiro británico y Sarmiento, en Paraguay, lejos de sus escuelas.

El país que Roca abandonaba en forma definitiva era muy diferente de aquel que sus ojos comenzaron a ver a partir del 17 de julio de 1843 en su Tucumán natal.

En los setenta y un años que duró su vida, la Argentina pasó de un estadio no demasiado diferente del de esa colonia que se había separado de España en 1810, a ser la sexta economía del mundo. Roca fue el constructor del Estado que produjo esa profunda transformación positiva.

Ese cambio gigantesco, que algunos argentinos ignoran y otros persisten en denostarlo desde una sesgada visión ideológica, fue adecuadamente percibido por el mundo desarrollado de entonces. Pronto, los centros de poder mundial dieron pasos concretos para conectarse con esa potencia emergente. Y la actividad cultural acompañó el crecimiento de ese poder.

En 1891 se inauguró el Teatro Odeón, el que se transformó, en el siglo XX, en un lugar donde se produjeron acontecimientos históricos de la cultura y la política argentinas. En su sala, en 1896, se realizó la primera proyección cinematográfica argentina, al año siguiente de la realizada por los hermanos Lumière, en París. Y en esa misma sala, en 1897, se realizó el congreso que decidió la candidatura del general Julio Argentino Roca a su segunda presidencia.

En 1893, la Alianza Francesa, la asociación cultural internacional más grande del mundo, se instaló en Buenos Aires. En 1905 se inauguró, con la actuación del famoso payaso norteamericano Frank Brown, el Teatro Coliseo. En 1920, Enrique Susini realizó desde el techo de ese teatro la primera transmisión radiofónica. A partir de 1908, el nuevo edificio del Colón recibió a los principales cantantes líricos europeos. Ese mismo año, María Guerrero inauguró el Avenida, epicentro del mejor arte lírico ibérico. Y fue la gran actriz española quien donó el Teatro Nacional Cervantes en 1921.

Ford, uno de los mayores fabricantes de autos, abrió en la Argentina en 1913 su segunda sucursal en el exterior. Y en 1914, Harrod's, la gran tienda inglesa, inauguró en Buenos Aires su primera y única casa fuera de Inglaterra.

El deporte, también, fue evidencia clara de ese país que crecía. Durante la segunda presidencia del general Roca -y aún después- se crearon los que serían los grandes clubes del fútbol argentino: River Plate, 1901; Racing, 1903; Independiente, 1904; Boca Juniors, 1905 y San Lorenzo, 1908.

El gran salto cualitativo

El impulso que Roca dio a la educación pública no tuvo precedentes ni emulaciones posteriores. El Consejo Pedagógico de 1882, donde se gestó la ley 1420, la más inclusiva y eficaz de las de enseñanza primaria; el Consejo Nacional de Educación en 1884; el "secundario", sobre el modelo del baccalauréat francés, el mejor del mundo en su momento; la "Ley Avellaneda", en 1885, sobre el funcionamiento de las universidades nacionales. Y para industrializar al país con gente propia, creó el Colegio Industrial de la Nación, Otto Krause, en 1899, en su segunda presidencia. Este virtuoso círculo educativo posibilitó que el hijo de un inmigrante analfabeto pudiera transformarse en un profesional y que la Argentina lograra índices de alfabetización ubicados entre los más altos del mundo. Ese nivel educativo y cultural es el que le permitió a la Argentina tener tres premios Nobel de ciencias: Houssay en 1947, Leloir en 1970 y Milstein en 1984.

El militar

Julio Argentino, nacido en el seno de una patricia pero modesta familia tucumana, siguió el mandato familiar de su padre, el coronel José Segundo Roca, y logró estudiar en el Colegio Nacional del Uruguay gracias a una beca que le otorgó Urquiza.

Con sólo dieciséis años, el jovencísimo subteniente de artillería Roca, tuvo su bautismo de fuego en la Batalla de Cepeda (1859) al mando de su batería y sirviendo en el Ejército de la Confederación Argentina. En Cepeda, Roca inicia una carrera militar que no conoce derrotas y le permite, en tres quinquenios, recibir las palmas del generalato a los 31 años. Las recibe del presidente Nicolás Avellaneda en el campo de batalla, luego de vencer a la revolución mitrista en las batallas de "La Verde" y "Santa Rosa" (1874). Y culmina su carrera en la Campaña del Desierto, el gran operativo militar que permitió consolidar la soberanía nacional en la Patagonia. El éxito de esta campaña fue ponderada por el mariscal Helmuth von Moltke, uno de los mayores estrategas alemanes, quien así se lo hizo saber a Miguel Cané, embajador en Berlín.

Roca fue militar, pero no militarista. En su discurso al Congreso de la Nación, al asumir su primera presidencia (1880) Roca anunciaba: "Consagraré a las reformas que son reclamadas en este ramo (ejército) mis mayores esfuerzos para evitar los peligros del militarismo, que es la supresión de la libertad...".

Hombre de fe

Roca fue persona creyente, pero no accedió al clericalismo. El 2 de junio de 1879 le comunicó al presidente Avellaneda la celebración de un tedeum en agradecimiento al éxito de la Campaña al Río Negro. Y finaliza el informe expresando: "En ninguna parte se siente uno tan cerca de Dios como en el desierto".

Cinco años más tarde, ya presidente, promulgó la ley 1420, cuya concepción laica de la enseñanza generó la crítica de la jerarquía católica.

La oposición de la Iglesia a la laicidad de esa norma legal fue expresada públicamente por el nuncio apostólico Luis Mattera. Ante este hecho y en vista del estatus diplomático del representante papal, Roca lo expulsa del país y rompe relaciones diplomáticas con el Vaticano (1884). Es a partir de entonces que el presidente obligó a los obispos a que en el juramento tradicional agregaran el de "Fidelidad a la Nación Argentina".

El civilista

El estro cívico roquista se proyecta en la ley que creó el Registro Civil, que permitió inscribir nacimientos, matrimonios y defunciones con independencia de su origen religioso. Y con el mismo criterio se modificó el Código Civil para permitir el matrimonio civil.

Durante su presidencia se sancionó el Código Penal y se ejerció por primera vez en el país la libertad de prensa. Se publicaron doscientos diarios, cien en la Capital Federal.

Salvo sus ministros de Guerra y Marina, Luis María Campos y Pablo Riccheri, que eran militares, sus ministros y colaboradores fueron civiles de elevado nivel intelectual. Recordaremos sólo algunos: Norberto Quirno Costa -su vicepresidente-, importante periodista y diplomático; Bernardo de Irigoyen, uno de los gestores del Acuerdo de San Nicolás, abolicionista de la pena de muerte y brillante intelectual; Joaquín V. González, historiador, filósofo, escritor, fundador de la Universidad de La Plata; Amancio Alcorta, músico, rector del Colegio Nacional de Buenos Aires; Luis María Drago, jurista eximio, creador de la única doctrina oficial argentina de Relaciones Exteriores, referida a deuda externa; José María Ramos Mejía, educador y médico brillante, creador de la Asistencia Pública de la Ciudad de Buenos Aires, hoy el SAME.

La guerra de los 350 años

Desde la llegada de Pedro de Mendoza a la orilla occidental del Río de la Plata (1536) hasta que Roca finaliza su Campaña al Desierto (1885) trascurrieron tres siglos y medio de una guerra intermitente. Esta enorme profundidad temporal contrasta frontalmente con la brevedad de la lucha en el mundo andino. Pizarro, en dos años, con 180 hombres y treinta caballos, derribó la formidable estructura política, militar y económica del imperio incaico.

Mientras la acción de Pizarro fue una clara invasión al imperio del Cuzco, el arribo de Pedro de Mendoza al estuario del Plata se aprecia como un contingente que se asentó en una llanura recorrida por tribus nómades que a nadie pertenecía. Este asentamiento era comparable, en buena medida, al efectuado por los galeses en el Chubut.

Durante estos tres siglos y medio, Buenos Aires se transformó y elevó su jerarquía. Pasó de ser la pariente lejana y pobre del imperio español, a constituirse en cabecera del Virreinato del Río de la Plata (1776) luego, en expulsora de los invasores ingleses, que la tornó en prestigiosa ciudad "Reconquistadora" (1808) y poco más tarde, y a partir de 1810, en el motor independentista de la dominación española. Proceso dado en el marco de una conflictividad intermitente con el indígena.

En la etapa independiente, el enfrentamiento con las tribus nómades no cedió, se acrecentó a medida que el malón araucano (mapuche) de origen trasandino se abalanzaba sobre el ganado vacuno y caballar que se criaba en la llanura argentina. A este enorme robo de ganado, las tribus araucanizadas agregaron la extracción de sal, efectuada de este lado de los Andes para venderla en Chile, país que carecía de ella.

Este persistente estado de guerra entre el indígena y las poblaciones cristianas culminó en el Malón Grande (1872). Seis mil indios de lanza araucanos (mapuches), al mando de Calfucurá, atacaron las poblaciones del sur de la provincia de Buenos Aires, incendiando casas y pueblos, matando a 400 pobladores, secuestrando a 500 mujeres y a niños para esclavizarlos, y robando 300.000 cabezas de ganado.

Si esta cifra de animales robados era la real, estaríamos ante el mayor rodeo -y el mayor pillaje de ganado- de la historia argentina y posiblemente del mundo. Su valor a precio de hoy rondaría los 90 millones de dólares y equivaldría a más de dos meses de transacciones comerciales en el Mercado de Hacienda de Liniers. Éste era el "pingüe negocio" al que se refería Roca y el que Calfucurá quería legar a sus descendientes al exclamar, momentos antes de su muerte: "No entregar Carhué al huinca". Carhue era la rastrillada principal por donde los araucanos (mapuches) pasaban a Chile el ganado robado en la Argentina. La magnitud del robo araucano de ganado torna ridículos los dichos de Osvaldo Bayer, quien afirma que la rapiña de animales por parte de los indígenas se debe a que éstos no tenían nada para comer.

La Campaña al Desierto puso fin a este estado de guerra y saqueo. Roca diseñó la tropa en relación con su oponente. Quitó al soldado la coraza de cuero que impuso Alsina y lo alivianó de enseres; suprimió la artillería y aumentó la caballada para otorgar mayor movilidad a sus soldados. Organizó un verdadero contra-malón, de acuerdo con lo aprendido en la Comandancia de Fronteras y lo asimilado en largas conversaciones mantenidas con el coronel Manuel Baigorria, oficial unitario de Paz que se pasó a los ranqueles, convivió veinte años con ellos y dirigió malones que se abatieron sobre pueblos gobernados por federales.

Los números concretos de la Campaña del Desierto revelan que el Ejército argentino movilizó 6.000 soldados acompañados de 800 indios amigos. En los enfrentamientos se produjeron 1.600 indios de pelea muertos o prisioneros y 10.500 prisioneros integrantes de la "chusma", el apoyo logístico del combatiente araucano constituido por sus mujeres e hijos. Si tenemos en cuenta que cada indio de pelea llevaba a su familia como apoyo logístico y el promedio histórico daba 4,1 a 4,2 personas de "chusma" por combatiente indígena, los 10.500 individuos de "chusma" detenidos corresponderían a 2.600 indios de pelea, lo que estaría revelando que al menos 1.000 combatientes araucanos se replegaron a la Araucanía chilena desde donde invadieron la Argentina.

Esta realidad la confirmó el general Villegas en su informe al general Viejobueno del 5 de mayo de 1883: "He creído de suma necesidad trazar una línea de defensa paralela a la cordillera a fin de evitar que los salvajes que habían sido arrojados de nuestro territorio no volvieran a pasar a él".

Los ideologizados historiadores actuales coinciden con estas cifras, pero ignoran a los caídos de nuestro Ejército, parecería que la muerte de los humildes y sacrificados soldados criollos no tiene derecho a que la historia la registre.

Las cifras expuestas, como el destino dado a los prisioneros, revelan que la acusación de "genocidio" con que se estigmatiza la Campaña al Desierto queda lejos de la realidad.

Los indígenas más reacios fueron confinados junto a sus jefes en la isla Martín García. El resto de los hombres fue ubicado en estancias bonaerenses y del Norte, y también en el Ejército. Las mujeres jóvenes fueron colocadas para el servicio doméstico en familias porteñas y de la provincia de Buenos Aires, destino mucho más amable que el de las cautivas cristianas del indígena.

La cruel realidad que soportaban estas mujeres en las tolderías está cabalmente descripta por José Hernández en la segunda parte de su Martín Fierro.

El resultado de la lucha como el trato dado a los prisioneros indígenas muestran una realidad sideralmente distinta de la admitida por Juan Manuel de Rosas en su testamento, quien declara que en su campaña al desierto de 1833, "se ultimaron a 50.000 indios y otros tantos se aprendieron". Los prisioneros indígenas detenidos en esa oportunidad fueron atacados criminalmente por los soldados de Rosas, como lo pudo comprobar Charles Darwin en su recorrida por nuestra llanura.

No puede dejar de señalarse que el kirchnerismo -y cierta izquierda ajada- encabeza el repertorio de las injustas paradojas históricas que involucran a Roca.

Mientras el gobierno realiza y promueve acciones contra el general tucumano que fue dos veces presidente de la Nación y consolidó la soberanía nacional en la Patagonia, simultáneamente, se enseñorea sobre el neuquino maná petrolífero y gasífero de Vaca Muerta; que no sería argentino si no fuera por la Campaña al Desierto.

La memoria de Roca sonreirá irónica -quizá, algo escéptica- al ver que sus desagradecidos detractores actuales estudiaron en la escuela pública por él creada; se curaron en hospitales generados en su gestión de gobierno; construyeron casa con crédito de fomento del Banco Hipotecario Nacional, que él fundó y se trasladaron en buenos ferrocarriles construidos durante su presidencia. Héctor Landolfi (*)

(*) Exdirectivo de la industria editorial argentina.

sábado, 18 de octubre de 2014

Conquista del desierto: Siguen rompiendo las pelotas los araucanos

“Ahora sí, la solución mapuche”

Rolando Hanglin
La Nación.com


Gracias a Dios misericordioso, la Facultad de Filosofía y Letras ha hecho una pausa en su paciente enseñanza de la filosofía, y otra pausa no menos valiosa en la docencia de las letras, para reparar en mi modesta columna periodística, que ha "repudiado".

No faltará algún insolente que se pregunte: "¿Y qué tiene que ver la Facultad de Filosofía y Letras con la columna de un periodista sobre la cuestión mapuche? ¡Es como si opinara el Instituto Nacional del Cine o la Cámara Argentina de la Construcción!".

No, señores. El bondadoso coscorrón que me aplicó la Facultad fue de gran utilidad para meditar sosegadamente sobre este asunto. Ahora sí puedo aportar a mis connacionales una propuesta realista sobre el tema que se viene debatiendo.

1) Concepto primordial. Las tierras pertenecen a sus pobladores originarios. Por ese motivo, las provincias de Santa Cruz, Chubut, Neuquén, Río Negro, La Pampa, Mendoza, San Juan, San Luis y Buenos Aires deben ser devueltas íntegramente a las comunidades mapuches, sus dueñas legítimas. Esto suma un 70 por ciento del territorio nacional.

2) Matices. ¿Cómo puede acreditarse que una persona pertenece a la etnia mapuche si no tiene apellido mapuche, ni habla la lengua mapuche? Tanto un detalle como el otro se deben al genocidio de Juan Manuel de Rosas, Facundo Quiroga, Julio Roca, Conrado Villegas, Lorenzo Vintter, el coronel Granada, Federico Rauch, Adolfo Alsina, Estanislao Zeballos, el Perito Moreno, Domingo Sarmiento y Emilio Mitre. Es decir: han bautizado por la fuerza a los aborígenes, obligándolos durante generaciones a hablar el castellano. De esta manera, sólo resta un modo de pertenecer a la etnia, que es "declarativo". En esta modalidad, pertenece a la nación mapuche todo aquel que se declara mapuche. Y listo. No importa si es argentino o chileno, ya que las repúblicas de Argentina y Chile son posteriores a la existencia de la etnia mapuche. No importa el apellido; es igual.

3) Ocupación. Podría objetarse que los mapuches, sumados a otras naciones históricas, nunca totalizaron más de 100.000 individuos. Mal podían ocupar, entonces, toda la Patagonia y la Pampa. A esto respondemos: ¿Ustedes cómo saben? ¿Los contaron? ¿Estaban en los Andes Patagónicos allá por el 1600? No. ¿Verdad? Entonces, a callar. Ellos son los dueños de la tierra. Ejercían la "ocupación invisible". En efecto, al tratarse de naciones nómades, que se trasladaban con sus toldos de un sitio a otro según la alternancia de sequías, cosechas, migración de la fauna e incluso malones (NdR: se desconoce el significado histórico de la palabra "malón" y el verbo "maloquear", posiblemente vinculado a la contemplación de la Cruz del Sur) ocupaban de manera "invisible" toda la Patagonia y la Pampa, en sentido lato. Potencialmente, estaban en todos los puntos de la región: se encontraban en Caleta Olivia pero también ocupaban Bariloche. Estaban en General Acha, pero también ocupaban Mar del Plata. De esta forma eran, y deben seguir siendo, los dueños de toda esta vasta zona. Donde están y donde no están.

4) Apellidos. Debido al etnocidio, los bellos apellidos de la tierra como Carripilum, Nahuelpán, Acha-Huentrú, Ancanamún, Inacayal, Epugner, Curru-huinca, Sayhueque o Nahuel-Payún han sido sustituidos por vulgares nombres cristianos como Almada, Peralta, Linares, Morales o Santillán. Corresponde entonces -y es lo que hacen aquellos que se declaran mapuches- volver a sustituirlos por otros, más propios de la tierra. En este caso, Nahuel. Que bien mirado es sólo un nombre y carece del sufijo totémico, pero eso es lo de menos. Casi todos los militantes, ahora, se llaman Nahuel, aunque en el DNI figure Antonucci, Sufraniazuk o Salvatierra.

Los caciques Amaranto Aigo (Aluminé) y Francisco Curruhuinca (Quila Quina) deberán cambiar, pues, sus nombres por el más sencillo y menos aristocrático Nahuel. En cuanto al monumento sito en Quila Quina, con una bandera argentina, una placa de bronce y en ella la siguiente inscripción: "De la Nación Argentina a sus Hijos Araucanos", que todos los 25 de mayo la comunidad Curru-huinca iza con gran emoción, se tachará la palabra "araucanos", reemplazándola por "originarios". Lo demás, queda. En efecto, "araucano" es el oriundo de Arauco, en Chile, y lo suprimimos por ser geográficamente discriminatorio.

5) Problemas remanentes. La nación ranquel es un caso especial, que debe ser considerado. Esta valiente comunidad, recordada por sus grandes jefes históricos Yanquetruz, Painé, Painé-Guor (Mariano Rosas) y Epugner o Epumer, es de antigua radicación en territorios de San Luis, La Pampa y Córdoba. Sus jefes y lanceros demostraron un coraje inigualable en los turbulentos años de las guerras interiores argentinas (1820-1890) con una particularidad. Numerosos jefes militares unitarios, derrotados en sus provincias, entre ellos los hermanos Juan, Francisco y Felipe Sáa (así como el coronel Manuel Baigorria) buscaron refugio en las tolderías ranquelinas. En las tierras de los blancos los esperaba el fusilamiento (o el degüello) de modo que entre los ranqueles se radicaron, se casaron y compartieron aventuras y desventuras.

De ahí que los dirigentes actuales de la provincia de San Luis, el gobernador Alberto Rodríguez Saá y el senador don Adolfo, sean parientes de la nobleza ranquelina. Se los considera descendientes del cacique Lanza Seca. Estos parentescos históricos de noble linaje han facilitado, sin duda, que la provincia de San Luis establezca acuerdos justos y progresistas con la nación ranquel. Pero, para que sean revalidados estos convenios, los ranqueles (o ranculches) deberán declararse mapuches. Con eso queda todo solucionado. ¡Que conste, es una excepción en homenaje a la noble historia de Yanquetruz y Painé!

A las antiguas naciones tehuelches del norte y sur (los gununa-kena y los aoniken) teniendo en cuenta que son poco numerosas porque no se han llevado bien con los mapuches, y estos los diezmaron enérgicamente, se les conceden como premio consuelo las localidades de Bahía Blanca, Río Cuarto, Bariloche y Villa La Angostura. Para ello deberán presentarse a reclamarlas.

En cuanto a las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones, más la de Santa Fe, serán entregadas a todos aquellos que se declaren miembros de la etnia guaraní, querandí, chaná, timbú o chorote. Chaco y Formosa quedan para los wichis, tobas, mocovíes y chiriguanos. Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y San Juan, para los que se declaren integrantes de la etnia colla. Córdoba para los comechingones, Santiago del Estero para los sanavirones, Tucumán para los lules y tonocotés. La ciudad de Buenos Aires puede ser compartida de modo equitativo por todos los pueblos originarios.

6) Acechanzas. Existe el peligro de que el imperio incaico se reconstituya y reclame nuestras provincias del Noroeste. Se le responderá que la soberanía originaria es anterior a la incaica, que recién se estableció en 1450. Otro peligro: el Reino de España podría reivindicar su gobierno sobre toda esta parte de América, pero también debe ser descartado por excesivamente moderno: nunca anterior a 1492, año de la primera invasión de Colón.

7) Interrogantes. ¿Qué hacer con los gringos, es decir los pobladores de origen europeo (o asiático) que se han adueñado de estas comarcas, multiplicándose de modo alucinante? ¿Qué hacer con un Alfredo De Angeli, un Litto Nebbia, un Alejandro Lerner, una Cecilia Roth, un Ricardo Alfonsín, un Chango Spasiuk,un Bruno Gelber, un Cristiano Rattazzi, un Fabián Giannola, un Tomás Abraham, un Ernesto Sábato, un Gabriel Batistuta, y otros 30 millones de argentinos blancos? Muy simple: pueden volver a sus países de origen o conchabarse como esquiladores, peones o puesteros en los campos de los señores Nahuel.

De este modo queda resuelto el tema, de manera razonable y justa. ¡Finalmente!

viernes, 17 de octubre de 2014

China: La revolución cultu-criminal y la estatua de Colón

LA REVOLUCIÓN CULTURAL CHINA
© Oscar Fernando Larrosa.

El Gran Salto Adelante.


A fines de la década del 50 Mao Tsé Tung lleva a cabo un proyecto de colectivización social con la idea de liderar el sistema comunista en competencia con la U.R.S.S.
El proceso de industrialización iniciado unos años antes les generaba dos problemas graves:
1°) La movilización de población rural a las industrias de las ciudades y
2°) El endeudamiento con la Unión Soviética que financiaba esta industrialización.



Entonces crea las comunas como unidades económicas autosuficientes donde desarrollaría proyectos de industria ligera aprovechando la gran masa laboral china.
Con esto pensaban superar en 15 años la capacidad de producción de acero del Reino Unido.
La idea del gobierno chino era industrializar el país y aumentar la producción agrícola haciendo uso del trabajo en masa, evitando así tener que importar maquinaria pesada. El efecto más visible desde el extranjero fue la campaña de creación de pequeños altos hornos en el patio de casa para la fundición de acero que se construyeron en cada comuna. En octubre de 1958 se informaba de la creación de un millón de éstos. Incluso en las fábricas, escuelas y hospitales los trabajadores cualificados abandonaban su trabajo para destinar parte de su tiempo a producir acero. Al mismo tiempo, los campesinos eran sujetos una colectivización obligatoria de manera análoga a la impuesta en la URSS en 1934. Decenas de millones de personas fueron obligadas a trabajar para producir acero en sus casas y además mantener la producción agrícola.
La mentalidad de hormiga del pueblo chino y el deseo de agradar al gran líder hizo que todas las comunas informaran supuestos logros que eran falsos mientras se sometía a la población a una explotación brutal. Pero jamás se les ocurrió entrenar a la gente para esos trabajos. El burócrata aquí o en China es un individuo que sabe que su supervivencia no depende de una gestión eficiente sino de agradar y obedecer al jefe.

Las consecuencias fueron desastrosas. El acero producido, al no hacerse en Altos Hornos ni con las aleaciones apropiadas era de pésima calidad y la producción agrícola  que era falsamente sobredimensionada se exportaba para cancelar deudas con la URSS.
Se produjo una hambruna que causó la muerte a más de treinta y dos millones de personas y el empobrecimiento general de la población rural. La dirigencia china totalmente confundida dejaba pudrirse las cosechas para producir acero inservible mientras su gente se moría de hambre. UNA DÉCADA GANADA.

La Gran Revolución Cultural.

A consecuencia de estos desastres económicos un ala del partido comunista chino liderado por Deng Xiao Ping comenzó a criticar duramente a Mao a través de editoriales e incluso de obras de teatro. El líder entendió que estaba perdiendo el poder y su respuesta fue la Gran Revolución Cultural Socialista.
Comenzó por criticar a los aliados de menos peso de sus enemigos y a tomar el control de los principales órganos de prensa del partido. En 1966 en una sesión plenaria del partido creó los GUARDIAS ROJOS, una agrupación juvenil fuertemente fanatizada cuya labor sería sostener la obediencia estricta a la figura de Mao y perseguir a todos los burgueses traidores a la patria socialista. La idea era borrar cualquier objeto, obra o idea que no calificara dentro de los parámetros de la pureza del ideal marxista. Dichos parámetros no estaban escritos pero habitaban en la mente del Gran Líder.

Si el Gran Salto Adelante produjo una masacre irracional entre la población rural, la Gran Revolución haría el mismo daño entre intelectuales, técnicos y dirigentes de las ciudades produciendo un enorme atraso en educación y tecnología, además de varios millones de muertos.
 En el IX Congreso del partido en 1969 se adoptó formalmente “el pensamiento de Mao como ideología oficial del Estado” que garantizaba la pureza ideológica del sistema.
Para entender esta época vale mencionar a un intelectual. En 2012 ganó el Premio Nóbel de Literatura el chino Guan Moye cuyo seudónimo es Moyan (que significa No Hables). Nacido durante este período, adoptó ese seudónimo porque eran las palabras que su madre le decía. No hables porque cualquier cosa que digas puede ser interpretada como un ataque al sistema. Tal era el nivel de represión física e ideológica que existía entonces.
Recién después de la muerte de Mao en 1976 y de la ejecución de sus principales seguidores se redujo un poco la presión sobre un pueblo que siempre vivió aterrorizado por su dirigencia.
Pero el método de Mao si bien era calamitoso para llevar adelante logros permanentes que beneficien a la sociedad, demostró en cambio ser muy bueno para concentrar el poder y mantener fieles y obedientes a la gran masa del pueblo combatiendo al capital.

Lo importante no son los resultados sino como se los presenta o mejor aún, como se los oculta.

Apostilla:

En la década del 80, luego de ver fracasar la mayoría de sus planes económicos, rayanos en el delirio; Fidel Castro lanza una especie de revolución cultural latinoamericana. Como en todas las chantadas marxistas, elige a un enemigo que no pueda defenderse. Así descubre que el causante de todos nuestros males es el impúdico y genocida Cristóbal Colón sin cuya intervención en la historia de América todos viviríamos felices, salvo por el pequeño detalle de que yo me llamo Larrosa y él, Castro.
Desde entonces circula esta payasada de achacarle los males a Don Cristóbal. De La Habana el virus se transfirió a Caracas y desde allí lo inocularon en Balcarce 50.
Es una buena manera de ocultar un elefante. Hablar de lo que pasó hace 500 años en lugar de ocuparse de los desastres, las matanzas y las hambrunas de hoy.





miércoles, 15 de octubre de 2014

G6D: Un análisis de Jauretche

ENSEÑANZAS DEL CONFLICTO ISRAELÍ 
Por Arturo Jauretche

En una nota publicada en "Azul y Blanco", que coincidió con la aparición de la desgraciada Ley de Hidrocarburos, sostuve que la coyuntura del conflicto árabe-israelí ofrecía una oportunidad para juzgar una estrategia propia en el problema del petróleo. Pero esto supone una concepción soberanista de la política y no una concepción ideológica, que es la habitual, hija de la falta de estrategia o, mejor dicho, de la aceptación de que la Argentina sólo puede realizar una política apendicular ya que sus motivaciones no son las de su propia concepción política, sino la de las grandes metrópolis que marcan alineamientos en función de sus intereses, encubiertos bajo la máscara ideológica.

Creo oportuno ahora, continuando ese pensamiento, mostrar cómo los acontecimientos del Cercano Oriente han variado la situación en esa neurálgica zona del abastecimiento petrolífero. Aparentemente la Unión Soviética en su respaldo a los países árabes ha perdido una partida. Vamos a analizar la nueva situación para ver quién efectivamente ha perdido. Para esto se hace necesario desentrañar un conjunto de situaciones.

Resulta evidente que la actitud de Egipto amenazando con la destrucción del Estado de Israel y con la guerra inmediata era un "bluff" de Nasser cuyo destinatario no era el aparente. De otra manera, resulta inexplicable la sorpresa y la inoperancia de los árabes ante la brusca y eficacísima operación de su adversario potencial. Nasser no creyó ni remotamente en la rápida reacción israelí, que le permitió colocarse como agredido, recogiendo en cambio todos los frutos de una efectiva agresión que aparece ampliamente justificada como acto defensivo. Israel recogió el "bluff", que simplemente tendía, con el pretexto de la guerra, a afirmar el predominio de Nasser y posiblemente terminar con la estructura feudal de Transjordania y la Arabia Saudita.

La derrota de los árabes importa aparentemente la derrota de la Unión Soviética en su política de apoyo a los mismos. Pero otra cosa ocurre si se considera en una perspectiva más amplia la situación del Cercano Oriente. Recordemos la actitud de los Estados Unidos en el anterior ataque al Canal de Suez conducido por Inglaterra, Francia e Israel. En ese momento Estados Unidos interviene decididamente para restablecer el statu quo. ¿Por qué Estados Unidos buscó el mantenimiento de ese equilibrio siendo que sus aparentes intereses y sus simpatías estaban mucho más cerca de Israel, de Francia y de Inglaterra? ¿Por qué, habiendo apoyado y promocionado el desarrollo de Israel, Estados Unidos se opuso a la expansión de su ahijado?



Es que para Estados Unidos, Israel es sólo un enclave en el Cercano Oriente y una cabecera de puente para el caso de una emergencia extrema que ponga en peligro el abastecimiento de petróleo. Su política tiende a la consolidación del Estado de Israel, pero no a la creación de una especie de Vietnam en el Cercano Oriente, pues un estado de conmoción permanente deterioraría la función abastecedora que sólo puede cumplirse de una manera práctica en la paz. Por consiguiente, Estados Unidos no podía desear, y mucho menos alentar, la alteración del statu quo, aunque fuera a favor de Israel, en cuanto implica la perspectiva que tenemos delante: un estado de guerra y convulsión que tenderá a hacerse endémico. Con este criterio actuó cuando el Canal de Suez.

En cambio, esto le puede convenir a Rusia por la misma razón que no le conviene a Estados Unidos. El primer fruto que recoge es la pérdida de posición de Nasser en el mundo árabe, y el alza paralela del predicamento de Siria y de Irak, que son los países árabes, cuya conducción sale valorizada del acontecimiento. Siria e Irak están más radicalizados que Egipto, y Rusia prefiere tratar con ellos, a negociar constantemente con un líder de inmenso prestigio que sólo es un aliado eventual que practica una política propia. Son mejores aliados por cuanto la influencia soviética puede hacerse valer en ellos con mucha más eficacia que en Egipto. Al mismo tiempo la declinación de Nasser y el fracaso de la "guerra santa" como instrumento de realización nacional para los árabes autoriza a suponer que, establecido un carácter de guerra permanente y convulsional —así sea fragmentaria— se producirá la rápida radicalización del movimiento pan-árabe. Una cosa es actuar sobre el mundo árabe a través de Nasser, que moverse sobre afinidades socialistas que abren la única perspectiva de lucha continuada, o de un estado de incertidumbre moteado de constantes episodios bélicos, que bastan para perturbar el suministro petrolífero.

Haciendo el balance resulta que Rusia obtiene como consecuencia de la victoria israelí la cesación del statu quo, que en el episodio de Suez había defendido Estados Unidos, y en el que no se hace necesaria su intervención directa para proteger su abastecimiento. Consigue al mismo tiempo el traspaso de la conducción del mundo árabe a manos mucho más afines con las suyas, Siria e Irak, y la deseada radicalización del mundo árabe como consecuencia necesaria. En cambio, Estados Unidos tiene que asistir a la ruptura del statu quo y a todos los efectos que se acaban de señalar que benefician a Rusia.

¿Qué gana, en cambio, con el triunfo israelí, que si bien amplía el enclave, subordina la política de Estados Unidos a la de este pequeño estado que lo arrastra a una situación que Estados Unidos no busca ni desea, como sería el tener que actuar directamente frente a las conmociones que se producen en el mundo árabe? El comando israelí apreció debidamente la situación. No sólo operó con rápida eficacia en la acción guerrera. También lo hizo en la acción política impidiendo con su rapidez la intervención apaciguadora de Estados Unidos, que resultó tan sorprendido como Nasser. Anotemos: entre los errores de Nasser que hay que sumar al "bluff" mal jugado sus declaraciones sobre la intervención de la aviación norteamericana e inglesa, que nada confirma, y que por el contrario ha servido aún más para debutar su prestigio.

Hay un episodio que la información telegráfica ha terminado por apagar y que sin embargo, tiene mucha importancia para la apreciación de los hechos. ¿Cómo se explica el vigoroso ataque a una unidad naval norteamericana donde se produjeron 30 muertos por la fuerza aérea israelí? La confusión es inadmisible, pues no pudo creer el comando israelí que se trataba de una nave egipcia de tal porte y que Egipto no tiene. Además el ataque fue continuado hasta el desmantelamiento de la nave. Pero todo se comprende a la luz de las versiones que identifican la nave norteamericana como un centro de comunicaciones emplazado precisamente para que los Estados Unidos pudieran actuar con rapidez en la emergencia, impidiendo que el juego israelí saliera de sus manos.

El C.I.A. ha noticiado que no se trata de un crucero sino del Liberty, nave supuestamente dedicada a estudios oceanógraficos que en su oportunidad anduvo en el Atlántico Sur. En realidad es un centro de comunicaciones dependiente del C.I.A. y al destruir sus medios el comando israelí se aseguró el tiempo necesario para evitar toda intervención mediadora de los Estados Unidos y de su flota marítima y aérea del Mediterráneo, pero especialmente evitó lo que en términos técnicos llaman el "jamming", que consiste en interferir comunicaciones mezclándolas, en una operación en que ha sido fundamental, según los datos suministrados, el sistema de comunicaciones entre las unidades motorizadas israelíes dirigidas por un gran especialista, Rabin. Así resulta inexacta la afirmación de Nasser de la intervención norteamericana en favor de los israelíes cuando el comando de éstos actuó precisamente con suma eficacia y con una desaprensión verdaderamente germánica, valga la humorada, para evitar la neutralización prosemita de los Estados Unidos. En este caso los semitas son los árabes, particularmente los árabes palestinos que en realidad no descienden de árabes sino de los campesinos judíos que permanecieron en Palestina después de la Diáspora, y que oportunamente se romanizaron, y luego se arabizaron.

Pero esta es otra historia que sería muy útil para poner en su lugar el disparateo racista.

Así la operación israelí cumple dos objetivos con toda eficacia: uno guerrero, que consiste en el aniquilamiento de su adversario. Otro político, que consiste en impedir la intervención del tercero que puede malograr aquél. Se ha visto que Rusia, tras la derrota de su ahijado árabe, gana posición en Medio Oriente, en cuanto la pierde Estados Unidos; también resulta claro que el ahijado de Estados Unidos juega su propia política al margen de su padrino, y contra la estrategia del mismo.

Arriesgadísima operación que revela en el comando israelí un conocimiento perfecto de la debilidad de Estados Unidos. ¿Cuál es la debilidad de Estados Unidos? Que por razones de política interna ni Johnson en particular, dentro del Partido Demócrata, ni los demócratas en conjunto, ni tampoco los republicanos pueden en este momento aplicar la política internacional de sus conveniencias, que es decir el restablecimiento del statu quo, pues hacerlo los llevaría a aparecer como amparando a los árabes, en cuyo caso quien condujera esa política sería electoralmente derrotado por la gravitación que la causa judía tiene dentro de los Estados Unidos a través de la prensa, el dinero y la colectividad israelita.

Es una situación parecida a la que Rusia tiene dentro de la estructura política de su partido internacional, el común que como consecuencia de este conflicto sufre la mayor de su historia. Con todo, Rusia ha jugado la carta, carta que sólo es posible con una unidad de conducción monolítica como la que emplea en su política internacional y que le permite perder contingentemente en unos aspectos para ganar en otros más permanentes. Estados Unidos no puede hacer lo mismo y esta es la dramática situación a que se ve abocado su gobierno. Tímidamente Johnson trata de ir paulatinamente restablecimiento de la anterior situación, pero no le será posible porque a su vez tiene que cuidar su situación electoral y las fuerzas internas que lo determinan y en las cuales gravita decisivamente la proyección norteamericana del Estado Israelí.

De tal manera, el coloso del Norte pierde el papel con director en el Cercano Oriente, que pasa a manos de la pequeña República de Israel, que no se resigna a funcionar como simple enclave de emergencia. Los acontecimientos tendrán que llevar a los Estados Unidos, no pudiendo retornar al statu quo, a tener que jugar detrás de la pequeña nación. Interesante experiencia que nos revela cómo una pequeña nación, jugando inteligentemente sobre las debilidades de un gran imperio, aprovechando las coyunturas, puede conducir a éste a servir su propia política. ¿Aprenderemos nosotros alguna vez a jugar nuestras cartas?

Estas reflexiones nos sirven para mostrar cómo una concepción nacional de la política permite a las pequeñas naciones utilizar las coyunturas de fricción para jugar su propio juego.

martes, 14 de octubre de 2014

SGM: La batalla de Moscú

Batalla de Moscú 

En noviembre de 1941, Rusia se encontraba en una situación desesperada. Hitler declaró que la guerra había sido ganada, y citó la evidencia: 2 millones de prisioneros soviéticos, 22.000 piezas de artillería confiscadas o rompieron, 18.000 tanques destruidos, 14.500 aviones derribados. El ejército alemán estaba a sólo 10 millas de distancia de Moscú, y los soviéticos tenían sólo 90.000 hombres y 150 tanques salieron a defenderlo. El mundo considera Moscú rinde como inevitable. Para animar a la gente, Stalin dio un desfile militar. Foto: Estas tropas entraron en la batalla directamente de la Plaza Roja (Moscú, Noviembre 7, 1941):


Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Los rusos entrenados perros que se ejecutan bajo los tanques alemanes en ataques suicidas. Foto: perros, envuelto en explosivos, están caminando en la batalla (Moscú, 1941):



En diciembre de 1941, la temperatura cayó a -35 C (-30 Fahrenheit), inusualmente bajo, incluso para Rusia. El ejército alemán no estaba preparado, y 130.000 casos de congelación debilitó sus tropas de primera línea:



Gracias a la decisión de Japón de no atacar a la URSS, divisiones frescas de Siberia - 1 millón de soldados y 1.000 tanques - se trasladó a Moscú, y los rusos atacaron contrarrevolución:



Tropas frescas y bien equipadas, empujaron a los exhaustos alemanes de vuelta por 100-200 km. Esta fue la primera gran derrota sufrida por el ejército alemán en la 2 ª Guerra Mundial, y la batalla más sangrienta hasta la fecha: 1 millón de soldados perdieron la vida en la batalla de Moscú. Foto: Soldados alemanes se rinden (Moscú, enero 1942):

lunes, 13 de octubre de 2014

Patagonia: Encuentran restos de indígenas y conquistadores

Extraordinario hallazgo Arqueológico en San Martín de los Andes, Provincia del Neuquén
Revela acerca de la relación entre los habitantes originarios y los conquistadores

En el cerro Newen Antu, llamado Pocahullo ubicado en la ladera oriental del valle de Lacar, en San Martín de los Andes se realizó uno de los hallazgos arqueológicos más sorprendentes de las últimas décadas. En la Patagonia, revela acerca de los primeros años de contacto entre los habitantes originarios y los conquistadores europeos.


Descubren restos arqueológicos en Patagonia. Foto: www.rionegro.com.ar

Antu y Cuyen, en el encuentro entre dos mundos

En el cerro Newen Antug, llamado Pocahullo (muchas gaviotas) en idioma mapudungun y bautizado luego como Comandante Díaz –ubicado en la ladera oriental del valle de Lacar, sobre el cordón Chapaleco, en San Martín de los Andes–, arqueólogos de la Fundación Azara, el Área de Arqueología y Etnohistoria de la Municipalidad de San Martín de los Andes y la Universidad Maimónides realizaron durante 2013 trabajos de rescate arqueológico con resultados sorprendentes.
Las pistas ya eran sólidas y, conociendo las características singulares del registro arqueológico que afloraba en el lugar, se prepararon con muchas expectativas. Un mes después de arduo y meticuloso trabajo de registro de evidencias de las prácticas cotidianas de las sociedades con forma de vida tradicional similar a la conocida en el ámbito valdiviano de ambas vertientes cordilleranas, ¡aparecieron ellos!, los protagonistas que vienen a acompañar a los arqueólogos para contar su historia. Es en ocasiones en que, con la suerte necesaria –por ejemplo, que se den las condiciones naturales o artificiales para la conservación de artefactos y materias primas de distintas características y composiciones–, las personas del pasado pueden dejarnos testimonios de su vida; algunos a partir de estructuras monumentales o artefactos de fina manufactura, y otros tal vez sin nada material más que sus propios huesos para dar testimonio de su paso por este mundo. Pero todos dejamos algo.
En el Newen Antug fueron sepultados un número de individuos aún no determinado, pero los investigadores de la Fundación Azara se centraron en dos de ellos, que conmemorativamente fueron llamados Antu y Cuyen (Sol y Luna). ¿Cuál es la singularidad de su historia? Pues, que además de legarnos un registro muy bien conservado de su vida y su muerte, nos dan testimonio de un momento histórico poco conocido arqueológicamente en la Patagonia, que es el “contacto entre dos mundos”.
Antu y Cuyen son adultos que compartieron la tremenda experiencia de sobrevivir a las poderosas razias del poderío español durante su sangrienta conquista del territorio indígena. Durante las primeras décadas del siglo XVI, caracterizado como de “guerra a muerte”, los mariscales del adelantado y gobernador Pedro de Valdivia castigaban la rebelión armada (guerra) o pacífica (falta o incumplimiento a los requerimientos) como delitos de lesa majestad. Fue así como durante estos primeros contactos, los más tempranos entre los dos mundos, los nativos capturados en combate e incluso los poblados enteros que conspiraban contra la autoridad real, se resistían al trabajo forzado o se negaban al pago de tributo al adelantado de turno, eran reunidos y mutilados en forma colectiva. Sus manos, narices y orejas formaban montículos de terror que materializaba el poder soberano, el castigo real de orden divino.


Hallazgo arqueológico en San Martín de Los Andes, Neuquén. Foto: www.rionegro.com.ar

Hallazgo arqueológico en el cerro Newen Antug, San Martín de Los Andes. Foto: www.rionegro.com.ar

El propósito de estas amputaciones masivas era causar terror, ya que los conquistadores esperaban que, luego de liberados, los nativos sobrevivieran lo suficiente como para mostrar o exhibir ante los demás el precio de su rebeldía o desobediencia. Un poco de suerte, mucha medicina tradicional y el cuidado social y familiar hicieron que personas como Antu y Cuyen sobrevivieran a amputaciones en sus extremidades superiores, al menos… Pero luego buscaron huir y refugiarse en el lugar más recóndito de su territorio habitual, donde no habían riquezas en oro y plata que alentaran a los codiciosos mercenarios, y por ende podían pasar desapercibidos, Eran los parias, sobrevivientes que se mantuvieron aislados del contacto con el mundo colonial todo lo posible, ya que su experiencia lo ameritaba. Vivieron en el Newen Antug, un lugar maravilloso donde, a pesar de sus limitaciones físicas, llevaron una vida plena, aunque siempre mirando hacia el occidente, a la expectativa de que humos o improvisadas embarcaciones sobre el lago Lacar anunciaran la presencia de “los otros”.
Las divisiones sexuales del trabajo parecen haberse perpetuado más a causa de sus castigos. Por ejemplo, Newen, quien fue enterrada con un niño, tenía un suntuoso ajuar de alfarería modelada y pintada, y molinos para procesar alimentos. Ella posiblemente cuidara y ayudara a sobrevivientes, ya que tenía todas sus extremidades. Antu no lleva muchas marcas, además de la aparente falta de su mano derecha, pero fue sepultado con delicadeza y su cuerpo adornado con almejas de agua dulce y ocre. Cuyen también fue adornada con ocre y almejas, pero además tenía aún su alisador de hueso de huemul en la cintura, y sobre su cabeza un jarro y un puco de cerámica pintado de rojo, junto a un pequeño recipiente que resultó ser una jarra reciclada de tipo Valdivia. Ella cuidó mucho sus pertenencias, reparándolas y reciclándolas. Pero Cuyen, además, les dio a los arqueólogos una señal que los conmueve y obliga a ser interlocutores de su voz para contar su historia: a ella también le faltan sus extremidades superiores. Algo que podría ser, arqueológicamente hablando, un tema de supervivencia diferencial de las partes del cuerpo a los agentes naturales destructivos o una practica funeraria. Esto significaría que las amputaciones observadas podrían ser post mortem, como parte de un ritual que desconocemos. Sin embargo, cuando ella mostró su rostro, no quedaron dudas… no solo sus amputaciones fueron en vida, sino que además el cuerpo de Cuyen sufrió muchas alteraciones para poder sobrellevar una vida sin manos. Su maxilar se proyecto hacia delante ya que su boca sustituyó a las manos; su dentadura parece una verdadera navaja suiza, con distintos sectores especializados en sujetar, gastar, modelar y cortar. Incluso presenta una separación o espacio entre los molares y la mandíbula que sugiere que llevaba cargas pesadas con su boca en forma habitual. Como consecuencia de ello, los cóndilos occipitales que articulan el cráneo con la columna vertebral están desviados y deformados, y varias de sus vértebras parecen haberse fusionado para soportar esa inusual relación entre equilibrio y peso. La vida de Cuyen no fue fácil. Al igual que Antu, creemos que fueron parte de esos sobrevivientes posteriormente automarginados, víctimas silenciosas de la forma en que el colonialismo español institucionalizó y materializó la base de su poder soberano durante las primeras décadas de su arribo.


Vista del Lago Lacar desde el llamado cerro Comandante Díaz (Newen Antug), San Martin de Los Andes.
Foto: www.lacardigital.com.ar

Actualmente se están por reiniciar las excavaciones en el yacimiento Newen Antug, mientras continúan los estudios etnohistóricos, arqueológicos, bioantropológicos, genéticos y físico-químicos. Se espera saber más sobre estos antepasados, en especial se busca confirmar –con medios científicos y técnicos, como dataciones absolutas– la relación entre las amputaciones en vida y la falta de objetos del mundo occidental, así como la correlación entre la vida y la muerte de estas personas y el sangriento período histórico que caracterizó a las segunda mitad del siglo XVI, con la nefasta “guerra a muerte” contra las poblaciones indígenas de la región.
Las excavaciones del yacimiento Newen Antug son dirigidas por el arqueólogo Alberto E. Pérez, investigador de la Fundación Azara y coordinador de Arqueología y Etnohistoria de la Municipalidad de San Martín de los Andes. Los trabajos fueron financiados por la Fundación Azara, el Área de Prehistoria de la Universidad de Burgos (España) y la Universidad Maimónides (Argentina), a través de dos subsidios consecutivos de la Agencia Española de Cooperación Internacional. La Fundación Azara planea iniciar en los próximos meses la creación del Museo Arqueológico Andino-Norpatagónico “Newen Antug” en San Martín de los Andes que tiene como objetivo contar aquella historia a través del relato que en su cuerpo llevan escritos Antu y Cuyen. En suma, darle voz a los sujetos subalternos del pasado para poder entender y respetar la historia de los actuales descendientes de estos hombres y mujeres, herederos de este rol subalterno, invisibilizados, sin historia o pasado que brinde testimonio de su presente y su futuro.
Los descubrimientos que los investigadores de la Fundación Azara están realizando desde hace casi una década en la región están obligando a reescribir una buena parte de la historia de los habitantes originarios de esta región de la Patagonia.


Hallazgo que confirman la existencia de sociedades originarias en San Martín de Los Andes, 2008.
Foto: www.prensa.sanmartindelosandes.gov.ar

Excavación arqueológica de la cultura pocahullo. Foto: www.culturapocahullo.blogspot.com.ar

Fuente: www.latitud2000.com
Cultura de Montaña

domingo, 12 de octubre de 2014

Cuba: Hace 47 años moría el terrorista Guevara

A 47 años de la muerte de un asesino inútil



Hace 47 años moría en su ley el terrorista Che Guevara en manos del Glorioso Ejército Boliviano. Valga una anécdota sobre Borges.

Borges cuenta en su Autobiografía que el día que murió este asesino deleznable, él estaba dando clase en la UBA como un día normal; de repente un energúmeno entra corriendo al aula interrumpiendo su clase. Ignorando a Borges se para en frente y de un grito, dice: "Las clases quedan interrumpidas por duelo: Ha muerto el Comandante Che Guevara". Sin alterarse Borges dice: "A la memoria del comandante no le afectará que termine con los 20 minutos de clase que faltan".
El energúmeno dice entonces:
-Es una orden. Las clases se suspenden por duelo.
-Venga a sacarme usted mismo del frente, ya que es tan guapo. -Dijo Borges.
El energúmeno, furioso, se retiró del aula y Borges continuó con su clase, pero como la llave de luz está afuera, el guevarista le cortó la luz al aula. Borges, que era ciego, siguió como si nada dando su clase, hasta que un alumno le advirtió lo que había pasado:
-Maestro, cortaron la luz.
Dijo entonces el autor de El Aleph:
-En previsión de este día he tomado la precaución de quedarme ciego.
Borges fue el único profesor de la UBA que no interrumpió las clases ignorando el duelo de ese asesino que acababa de morir.