domingo, 5 de agosto de 2018

Biografía: José María Bulnes Yanquetruz

José María Bulnes Yanquetruz





 Cacique José María Bulnes Yanquetruz (1831-1858)

Nació en la provincia de Buenos Aires, en 1831, hijo del cacique Cheuqueta. A los seis años de edad, fue tomado prisionero por los pehuenches del norte, y seguramente vendido llegó a Chillán para formar parte de la servidumbre de algún potentado local (¿General Manuel Bulnes?) que se preocupó de darle instrucción. Aprendió a leer y escribir de manera rudimentaria y conoció las costumbres del pueblo.

En 1850, repitió la proeza de su padre dándose a la fuga. Logró reclutar una partida de guerreros, quizá mocetones que estuvieron a las órdenes de su progenitor con los que cometió una serie de tropelías por Patagones y Bahía Blanca.

Luego de aumentar las filas de su escuadrón, optó por incorporarse a las huestes de Calfucurá. Su alianza no fue duradera. Adquirió gran ascendiente, y tomó como mujer a una de sus hijas llamada Mashal. Durante la época en que estuvo al lado suyo participó activamente en las campañas depredatorias. Temeroso aquél de su combatividad y talento, urdió trama para eliminarlo, pero Yanquetruz consiguió ponerse a salvo con su gente yendo a ocupar el territorio de sus mayores.

Al sur del río Limay venció a una parcialidad de patagones, que dominó aliándose de inmediato con ellos. Reforzadas sus tropas, atacaron a Calfucurá, quien los derrotó, obligándolos a retirarse a sus lares, y ambos jefes quedaron más enemistados que nunca.

Después de la caída de Juan Manuel de Rosas buscó la amistad del cristiano, pero sin conseguirla mayormente. A fines de 1854 o 1855, atacó a Calfucurá, el que ya actuaba a favor de Urquiza, en Salinas Grandes, consiguiendo arrebatarle crecida cantidad de hacienda que comerció en Patagones con la autorización del comandante Julián Murga.

Desvinculado de Calfucurá, por estar distanciado, realizó por su cuenta varios ataques sucesivos a Patagones en el postrer año.

Combate de San Antonio de Iraola


El 8 de septiembre de 1855, Yanquetruz y sus hombres invadieron campos y poblados en la zona donde hoy se ubican, entre otras, las ciudades de Juárez, Chillar y Tandil; ante tal situación, el general Hornos, acantonado en Azul, ordenó al teniente coronel Nicanor Otamendi que, con 124 soldados, marchara en auxilio de las poblaciones en peligro. El 12 de septiembre, el escuadrón llegó a la estancia San Antonio de Iraola (actual Partido de Benito Juárez)

Al parecer, tanto Yanquetruz mismo como la indiada en general tenían mucho respeto por el teniente coronel Otamendi y, como se dirigían en esa dirección, le mandó a su lenguaraz (traductor), a los efectos de convencerlo de que lo dejara pasar sin entrar en combate, ya que arreaba, como producto de sus correrías, 20.000 animales robados, amén de algunas cautivas, con el propósito de venderlos en Chile. Otamendi aprisionó al lenguaraz, ante lo cual la indiada, enardecida, se lanzó contra sus tropas.

Al amanecer del 13 de septiembre, y después de algunas escaramuzas, advirtiendo que no sería posible enfrentar a 2.500 indios de lanza en campo abierto, el teniente coronel y sus hombres se abroquelaron en un corral de palo a pique de la estancia mencionada, comenzando un combate desesperado. Otamendi resolvió atacar, abriendo el fuego con un pequeño cañón y disparos de carabinas; a la ca­beza de sus soldados fue el primero en cargar contra el enemigo cayendo muerto en la puerta del corral. Los indios echaron pie a tierra y llevaron un ataque formidable con sus lanzas y boleadoras en medio de una gritería infernal, que hizo espantar a la caballada encerrada, lo que motivó que los animales pisotearan a los defensores.



Batalla de San Antonio de Iraola


Los soldados, entorpecidos por su propia caballada, resistían el ataque de oleadas de indios, los cuales desmontaban y echaban por delante sus caballerías, para protegerse de las balas de los defensores. Tras más de dos horas de lucha, los pocos soldados de Otamendi que aún se encontraban vivos, incluyendo los heridos, se reunieron en círculo alrededor de su jefe y del glorioso estandarte celeste y blanco, peleando cuerpo a cuerpo y cayendo uno a uno, sin dar ni pedir piedad. Cuando el humo de la pólvora y el polvo de la caballada se disipó, sólo se sintió el grito victorioso de la indiada degollando a los enemigos heridos.

En el lugar, yacían los cuerpos de 124 soldados, así como los de más de 300 indios, amontonados en inmediaciones del corral. Sólo quedaron vivos un corneta de alrededor de 15 años, herido levemente, a quien Yanquetruz llevó a Chile con él, pues le gustaba oír tocar ese instrumento, así como un soldado de apellido Roldán (gravemente herido, con 7 lanzazos en el cuerpo), quien fue encontrado por una patrulla de la división Azul y llevado a esa localidad, donde médicos militares le salvaron la vida.

Aún calientes los cuerpos del teniente coronel Otamendi y sus 124 soldados muertos en combate, el capitanejo Yanquetruz, ebrio de poder y ginebra, se pavoneaba de la victoria en las tolderías del cacique Calfucurá, arengando a la indiada manifestándole que las cautivas cristianas iban a ser entregadas a ese jefe indio, previo sometimiento de las mismas, y que él se iría a Valdivia por el Camino de los Chilenos, a fin de negociar la hacienda robada con comerciantes de ese país, que eran sus únicos amigos.

Firma del tratado de paz


Durante los siguientes meses de 1855, Yanquetruz continuó maloneando por la zona de Tandil, Lobería y La Tinta, robando hacienda, asaltando estancias, secuestrando cautivas y matando a cualquier colono y/o soldado que tratara de impedir su obra maléfica.

Relevado Julián Murga, lo reemplazó el comandante Benito Villar, en octubre de ese año, quien no tardó en trabar amistad con Yanquetruz, logrando pocos meses después su alianza, sin reticencias, alentado sobre todo, por su resolución de aniquilar el poderío de Calfucurá con la ayuda de milicianos bien armados.

El gobernador Pastor S. Obligado, interesado en evitar los malones, y asegurar un refuerzo serio para la lucha contra Calfucurá, le remitió en 1856, dos cartas en las que le hizo ofertas tentadoras. Por su parte, el coronel Villar comisionó al capitán Pablo Morón, de Guardias Nacionales y al teniente Morando para que sirvieran de enlace entre los caudillos indios y las autoridades.

Con el ánimo dispuesto para celebrar la paz y alianza ofensiva y defensiva contra las tribus enemigas del Estado, Yanquetruz llegó a Patagones el 13 de abril de 1857, para entrevistarse con el coronel Villar. Terminadas las ceremonias protocolares en la Comandancia, se embarcó en el vapor “Belisario” para dirigirse a Buenos Aires a fin de ratificar y firmar el tratado de paz y alianza, recomendado a Mitre por el Juez de Paz, Manuel B. Alvarez.

El 14 de mayo de 1857, el gobierno de la provincia de Buenos Aires firma un tratado de paz con el capitanejo Yanquetruz, donde se le reconoce el grado militar (teniente coronel), sueldo y cargo, así como uso del uniforme.

Invitado de honor a Buenos Aires, es recibido personalmente por el gobernador Obligado. Entre muchos agasajos y banquetes que tuvo, fue convidado, con su comitiva, a una función de gala en el teatro Colón, donde se les brindó la ópera “Il Trovatore”; Yanquetruz no sólo se durmió en la butaca de tan respetable Coliseo, sino que, embebido en alcohol, dejaba escapar todo tipo de gases de naturaleza humana ante lo más encumbrado de la sociedad porteña. También fue invitado a una fiesta en una residencia particular

El 19 de mayo de 1857, en el acto de asunción del nuevo gobernador, Valentín Alsina, Yanquetruz estuvo a su lado, presidiendo la festividad y la parada militar correspondiente. Con el gobernador saliente, recorrió la ciudad de Buenos Aires a caballo, acompañado por su séquito.

Estuvo en los festejos del aniversario de la Revolución de Mayo, y el 26 se embarcó en una lujosa goleta en el puerto de Buenos Aires, con rumbo a Carmen de Patagones (donde se encontraban sus toldos y casi siempre realizaba sus correrías), siendo despedido por el gobernador en ejercicio, funcionarios de turno, políticos y la banda del Ejército tocando marchas acordes con el “emocionante momento”.

Llanquetruz, indudablemente, era el más talentoso entre sus pares, porque “sin haber estudiado en la Escuela Superior de Guerra, ni derecho internacional y sin ser un estadista –como dice el doctor Vignati- supo comportarse a la altura de cualquiera de ellos con rasgos bien perfilados”.

Apenas llegado a Patagones se entregó a los excesos y desarreglos del alcohol. Reconvenido seriamente por el coronel Villar, prometió abstenerse de beber para cumplir sus compromisos. Finalmente cambió su comportamiento y se situó en Valcheta interesado en formar un establecimiento.

En 1858, arribaron a Patagones, Yanquetruz y su primo Sayhueque, con otros capitanejos, animados de las mejores disposiciones de obediencia al gobierno, lo que exasperaba a Calfucurá. A pesar de ello, mantenían relaciones diplomáticas, ya sea por correspondencia o por emisarios.

Guardó mucha afición por el alcohol, y una vez ebrio, le daba por pelear. En uno de esos entreveros, el 28 de octubre de 1858, fue muerto de una puñalada por la espalda, en la pulpería de Luis Silva, frente a la plaza de Bahía Blanca, por el capitán de Guardias Nacionales Jacinto Méndez.

Al conocer su trágico fin, Calfucurá y sus huestes olvidaron todos los resquemores y no pensaron más que en vengar en él la muerte de uno de los suyos. Con ese fin organizaron prontamente una expedición formidable que saqueó el pueblo de Bahía Blanca, el 19 de mayo de 1859, último malón, donde Calfucurá salió mal parado.

El viajero y cronista Augusto Guinnard no ocultó su admiración por el cacique, y según él, la destreza y valentía de Yanquetruz eran tan relevantes que lo convirtieron “en una especie de personaje que los españoles (seguramente debería decir argentinos) procuraron atraerse a toda costa”.

El explorador Guillermo Cox, informa que Yanquetruz no era alto, pero tenía su imponencia; su rostro, aunque feo, expresaba audacia y franqueza; magnífico en su indumentaria, casi siempre vestía casaca fina, sombrero claro, chiripá azul y calzoncillos bordados. Y jamás se desprendía del sable, cuya empuñadura y vaina era de plata maciza, como los estribos, el freno, las cabezadas y otras prendas de su apero. Y les complacía que los mocetones de su escolta fueran así, igualmente ostentosos”.

A su vez, George G. Musters, que anduvo por Patagones en 1870, lo cita en su obra, titulándolo poderoso cacique, y dice que logró concluir los antiguos feudos, y unir bajo su mando a los indios de ellos. Era alto ( a diferencia de lo que expone Cox), musculoso, de serio y grave continente, de agilidad felina, tenía músculo de acero, ha escrito un contemporáneo, Sánchez Ceschi. Presumía de elegante.

Por último el doctor Vignati, ha expresado: “Llanquetruz no era un indio vulgar; era capaz de elevarse a especulaciones intelectuales de orden étnico –la influencia telúrica es tan violenta en él como en otros de mayor prosapia- que, por disparatadas y pueriles que sean, muestran un cerebro que pensaba en algo más que en satisfacciones materiales como lo hacían sus connacionales. Llegó a exponer tesis propia relativa al parentesco que vinculaba a los alemanes con los habitantes norpatagónicos”. Posteriormente agrega: “no era un hombre vulgar”.


Fuente


Cutolo, Vicente Osvaldo – Nuevo diccionario biográfico argentino – Buenos Aires (1985).

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.

Pérez, Daniel Eduardo – Nicanor Otamendi, el héroe de San Antonio de Iraola.

Portal www.revisionistas.com.ar

Torti, Enrique – El escuadrón inmolado – La Nueva Provincia (Bahía Blanca).

Vignati, Milcíades A. – Un capítulo de etno-historia norpatagónica – Buenos Aires (1972).

sábado, 4 de agosto de 2018

Guerra Hispano-Norteamericana: Las fosas comunes de soldados españoles

Fosas comunes de soldados españoles: la herida abierta de la Guerra de Cuba

Un enterramiento colectivo con 102 repatriados que fallecieron tras regresar enfermos en 1898 permanece olvidado en Puerto Real (Cádiz)
Israel Viana
ABC



Una fosa común con 102 soldados españoles olvidada en Puerto Real, Cádiz, es una de las pocas heridas de la Guerra de Cuba que España mantiene abiertas. Sus cadáveres fueron arrojados en una zanja junto al cementerio de San Roque, apenas unos días después de regresar moribundos a la patria, a finales de 1898, tras la pérdida de nuestras últimas colonias en ultramar.

«Este enterramiento colectivo es el ejemplo más claro de que la desinformación por parte del Gobierno con respecto a los repatriados de Cuba fue total. De los 104 soldados que murieron en el lazareto del Fuerte de San Luis, 102 terminaron en esa fosa común sin que ninguna de sus familias recibiera información alguna de que su padre, hijo o hermano había regresado enfermo a Puerto Real. Allí fueron lanzados sin más», explica el historiador gaditano Manuel Izco, autor de «Soldados en el olvido».

Para Guillermo Cervera Govantes –bisnieto del famoso almirante Cervera, héroe de la Guerra de Cuba y ministro de la Marina entre 1892 y 1893– estamos ante la punta del iceberg del drama que vivieron los 158.492 repatriados que, según el estudio de Jordi Maluquer de Montes, recibió España entre 1895 y 1899. «Los de Puerto Real fueron los peor parados. Al Estado le fue materialmente imposible atenderlos a todos. El país estaba arruinado, era una nación moral y materialmente vencida. La mala conciencia por provocar semejante desastre llevó a las autoridades a abandonar a su suerte a estos soldados al llegar a casa», cuenta a ABC este capitán de fragata retirado, que se puso en contacto con Izco para intentar sacar del olvido a estas víctimas y que se les coloque (de momento sin éxito) un monumento funerario próximo a la fosa.

«Espectros»


Cádiz fue uno de los primeros lugares de España en conocer la magnitud humana del desastre. Su puerto fue de los que más barcos recibió, con todos aquellos militares exhaustos y agonizantes. «Héroes enfermos que marchitaron infructuosamente su juventud por la patria», aseguraba entonces «Blanco y Negro». También atracaron en Vigo, Santander, Cartagena, Barcelona, Málaga, Valencia o La Coruña. «La Ilustración Americana y Española» calificaba a los pasajeros del vapor que llegó a esta última ciudad el 23 de agosto de 1898 de «espectros». «Sus cuerpos flácidos y escuetos cubiertos con andrajos les daban un aspecto repugnante hasta el horror y tristísimo hasta hacer derramar las lágrimas», comentaba el diario. Habían muerto 96 pasajeros durante el viaje. El 85% de ellos, a causa de tres enfermedades: disentería, diarrea crónica y paludismo.

«A través de los archivos de la Guardia Civil descubrí que mucha gente se enteró del paradero de sus familiares tarde y mal. Hubo incluso peticiones de pensiones por parte de viudas hasta 1910, cuyos maridos no habían regresado de Cuba. Muchas madres se enteraron años después de que sus hijos habían muerto de fiebre amarilla. Otros familiares tampoco pudieron cobrar la pensión porque nunca supieron qué les había pasado a sus parientes. El Gobierno tuvo mucho interés de que esto no trascendiera a la opinión pública y echó tierra encima», defiende el arqueólogo aragonés Javier Navarro, que ha conseguido identificar a los más de 58.000 muertos que produjo la guerra tras una investigación de diez años que publicará en 2019. Y revela que más de cincuenta familias se han puesto en contacto con su asociación, «Regreso con Honor», en búsqueda de información sobre el paradero de aquellos abuelos y bisabuelos que se marcharon a luchar a Cuba y nunca más volvieron a saber de ellos.

Según la información del Archivo Histórico Nacional, entre febrero de 1896 y noviembre de 1898, se contabilizaron 10.995 soldados repatriados inútiles y 33.808 enfermos. Siguieron llegando hasta bien entrado 1899, en un viaje de regreso que era una auténtica tortura. Se le llamó «La flota silenciosa». Dos semanas de travesía apretados en los barcos de la Compañía Transatlántica sin apenas comida ni bebida, mezclados sanos y enfermos y sin apenas asistencia sanitaria. La realidad de la guerra no podía ocultarse en sus cuerpos demacrados. Ya no había representantes políticos dándoles la bienvenida en el puerto. La sociedad pasó de la orgullosa exaltación patriótica de las despedidas a la más absoluta tristeza. «Lo que nosotros vimos no eran cien soldados, sino cien cadáveres en el más lastimoso estado», relataba desde Jaén «El Diario Católico» el 29 de septiembre de 1898.

Cádiz: 15 muertos al día


La mayoría de ellos iban a parar a los lazaretos, donde intentarían conservar la vida durante las terribles cuarentenas. El objetivo: evitar la extensión de las epidemias por tierra firme. «En los libros de sepultura del cementerio de Puerto Real y en los certificados de defunción del registro civil pude comprobar que, algunos días, morían 14 o 15 personas en el lazareto del Fuerte de San Luis. A veces fallecían dos soldados en la misma cama en menos de 24 horas. Llegaba uno, moría, colocaban rápidamente a otro en su lugar, y fallecía también. La mortalidad en las primeras semanas fue tremenda. Tuvo que ser algo esperpéntico, con decenas de chavales muriendo en cuestión de horas tras llegar de Cuba», explica el historiador gaditano, que ha averiguado los nombres y las causas de defunción de todos los cadáveres enterrados en la fosa común, la mayoría menores de 23 años que sucumbieron a la disentería y al «catarro intestinal». Los restantes, a causa de otras enfermedades traídas de Cuba, como el paludismo, la caquexia o la disentería.

Los supervivientes sufrieron otro calvario: el de su reinserción social y laboral en una España en ruinas. «Muchos llegaron inválidos, sin posibilidad de recuperar sus trabajos en el campo. Volvían a la pobreza y el Gobierno no supo darles respuesta», afirma Navarro sobre los jóvenes españoles de clase baja que nutrieron el Ejército, al no disponer de las 1.500 pesetas que costaba librarse de ir a la guerra. Esto perjudicó a las economías familiares más pobres, cuyos repatriados tuvieron que soportar duras condiciones de vida: niveles de empleo enfermizos, salarios deficientes y problemas de vivienda, alimentación, sanidad y educación. Muchos se vieron abocados a la indigencia, según defienden Juan Pablo Fusi y Jordi Palafox en «1818-1996. El Desafío a la Modernidad», donde hablan, incluso, de las leyes dictadas para evitar que estos pidieran limosna en las calles.

Un infierno que ya anticipó el escritor Vicente Blasco Ibáñez en su artículo «El rebaño gris», publicado dos semanas después de comenzar la guerra: «Si quedan inválidos, pueden aprender a tocar la guitarra para pedir caridad a cualquiera de esas familias enriquecidas en Cuba. Es posible que les arrojen dos céntimos desde sus carruajes». Y lo constató en otro texto de enero de 1899: «Esos infelices españoles son las únicas víctimas de las locuras patrioteras y de los errores gubernamentales, pues continúan siendo víctimas al poner el pie en la Península. Pero no por desdichas nacionales inevitables, sino por olvidos voluntarios».


Soldados españoles en Cuba, en una image de 1895 - ABC
«Es injusto que haya soldados españoles muertos olvidados en Cuba»

Javier Navarro lleva dos décadas buscando otras fosas comunes en Cuba con soldados españoles muertos durante la guerra de finales del siglo XIX. Ha localizado cinco –algunas por confirmar y excavar– y ha realizado una base de datos con los nombres de la mayoría de ellos y las causas de su fallecimiento. «Me pareció una injusticia histórica que estos caídos en combate por España estuvieran olvidados en un lugar desconocido de la isla como si fueran alimañas», reconoce.

Su interés comenzó en 1998, cuando decidió que quería recuperar los restos de 150 muertos de la batalla naval de Santiago de Cuba, pertenecientes a la escuadra del almirante Cervera. «Los periódicos de la época decían que fueron enterrados en una fosa en forma de pozo en las playas de Nima Nima y Juan González. Durante cuatro años realicé allí prospecciones, sondeos y otras pruebas con la ayuda del Ministerio de Defensa español y las instituciones cubanas. Luego nos cortaron la financiación y la búsqueda quedó inconclusa», explica el también presidente de la asociación Regreso con Honor.

Aunque la mayoría de los muertos españoles de Cuba fallecieron a causa de enfermedades (más del 90%), una parte quedó sepultada en el campo de batalla o en estas fosas. Este investigador ha localizado algunas, como la ubicada en el cementerio de Manzanillo: un total de 142 cadáveres procedentes de las batallas de Peralejo, Cacao, Melones y los Indios. «Se encuentran allí abandonados, sin nombres, con un echadizo de hormigón encima», asegura.

Cerca de Cruces hay otra con 66 españoles más caídos en la famosa Batalla de Mal Tiempo, el 15 de diciembre de 1895. Y otra en el Campamento de San Juan, donde fueron a parar en condiciones «insalubres» los heridos de, entre otras, la Batalla de Caney. «Allí murieron como moscas y fueron enterrados juntos. La prensa hablaba de 700 cadáveres que habrían intentado ser incinerados sin éxito por las lluvias. La cifra parece un poco exagerada, tendríamos que confirmarlo», comenta. La última fosa estaría en Camagüey, con 250 muertos en la batalla de las Guásimas de 1874. «Se supone que fueron quemados. Hace siete años unos investigadores cubanos me dijeron que habían encontrado el pozo donde se encuentran, pero también habría que excavarlo».

viernes, 3 de agosto de 2018

US Army: Los equipos de operaciones extrasensoriales

El ejército de EE. UU. tenía una unidad completa de espías psíquicos

El proyecto resultó ser un, ejem, dolor de cabeza para el liderazgo del servicio

Joseph Trevithick | War History Online



Esta historia apareció originalmente el 27 de agosto de 2016.

El 15 de septiembre de 1995, el jefe de personal del ejército, general Gordon Sullivan, se reunió con un coronel de la agencia de vigilancia más importante del servicio, así como con otro coronel que había trabajado como psicólogo en el Comando de Inteligencia y Seguridad del Ejército.

La reunión cubrió un tema delicado y luego aún secreto: las llamadas "actividades de percepción extrasensorial" o ESPA.

Lo que realmente estaban discutiendo eran los experimentos del Ejército que involucraban a una unidad entera de espías psíquicos. El liderazgo de la rama de combate terrestre quería saber exactamente qué estaba pasando para poder hacer una declaración pública precisa.




En julio de 1995, una mujer había enviado una carta angustiosa al Secretario del Ejército Togo West, Jr. quejándose de los efectos negativos de la "guerra psíquica". El mes siguiente, el periodista y autor Jim Schnabel escribió un detallado artículo sobre los estudios del Ejército para el London Independent.

"El jefe de personal desconocía realmente Grill Flame y su historia", escribió más tarde el oficial del inspector general en un informe clasificado, usando el nombre oficial del código para el proyecto. "El jefe de personal me ha pedido que supervise los acontecimientos relacionados con Grill Flame y lo asesoremos en consecuencia".

War Is Boring obtuvo este informe y otros documentos relacionados a través de la Ley de Libertad de Información. Citando preocupaciones sobre la privacidad, los censores redactaron los nombres de los oficiales, así como el nombre de la mujer que escribió la carta.

Lo que el coronel descubrió -y otros en el Ejército ya lo habían documentado- fue que el proyecto había irritado durante mucho tiempo a la sección de combate terrestre. Y eso es ponerlo a la ligera.
Arriba: las tropas del Ejército de EE. UU. Practican la inteligencia humana tradicional. En la parte superior, un sistema experimental que vincula el cerebro de un soldado con una computadora. Fotos del ejército de los EE. UU.

Aunque rara vez publicitan el hecho, el Pentágono, las agencias de inteligencia de los EE. UU. Y las agencias de aplicación de la ley nunca se han apartado de lo paranormal o pseudocientífico. Los beneficios potenciales de los psíquicos, médiums, telequinesis y otras técnicas similares son inmensos, si realmente funcionan.

Durante la Guerra de Vietnam, las tropas estadounidenses trataron de encontrar túneles del Viet Cong con cañas de brujas. Los investigadores del contratista de defensa HRB Singer criticaron el escepticismo de la práctica ancestral como "algo académica" y dijeron, dada la importancia de la misión, que "se puede restar importancia al rigor científico, si es necesario".

En la década de 1970, los estadounidenses se enfrentaron al fantasma omnipresente de la aniquilación nuclear, así como a la creciente amenaza del terrorismo internacional. Algunos en Washington estaban dispuestos a tener ideas radicales.

¿Qué pasaría si los agentes de inteligencia pudieran "ver" en los búnkeres soviéticos desde la habitación de un hotel fuera de Washington, DC? ¿Qué pasaría si pudieran predecir un bombardeo o un secuestro de un avión?

En octubre de 1978, el mayor general Edmund Thompson, entonces el oficial de inteligencia más importante del ejército, ordenó que el Comando de Inteligencia y Seguridad investigara ESPA. Los especialistas en inteligencia del Ejército formaron un equipo después de peinar sus unidades y llamar a otras agencias. Seis años antes, la Agencia Central de Inteligencia había estudiado conceptos similares con la ayuda del grupo de expertos del Instituto de Investigación de Stanford.

"Motivados por la idea de que los soviéticos podrían desarrollar capacidades en esta área, las personalidades clave de la comunidad de inteligencia estaban decididas a explorar la utilidad potencial de los fenómenos psíquicos", explicó una visión general secreta del proyecto en diciembre de 1995. Grill Flame solo se aplicó a la porción del Ejército de lo que en esencia era un conjunto de experimentos del Pentágono.

Todo el proyecto fue altamente clasificado. Thompson inicialmente le había dicho literalmente a sus subordinados qué hacer en lugar de escribir algo.

Los espías de la rama de combate terrestre aparentemente sintieron que los estudios eran lo suficientemente prometedores como para seguir adelante. Aún así, el proyecto probablemente habría muerto sin el interés de un colorido grupo de personajes, incluido Thompson.

Preocupado por los propios esfuerzos paranormales del Kremlin, el general también era un verdadero creyente. "Nunca me gustó entrar en debates con los escépticos, porque si no creías que la visión remota era real, no habías hecho tu tarea", dijo Thompson, según el libro de Schnabel Visores remotos: La historia secreta de los espías psíquicos de Estados Unidos. .


Maj. Gen. Edmund Thompson, a la izquierda. A la derecha, Maj. Gen. Albert Stubblebine III. Fotos del ejército de los EE. UU.

Grill Flame se enfocó principalmente en entrenar y perfeccionar las habilidades de los televidentes remotos. La esperanza era que estas personas pudieran describir detalles confidenciales sobre equipos e instalaciones enemigas sin tener que salir de Estados Unidos.

"En resumen, implicó ubicar a un individuo en un ambiente oscuro y controlado, descenderlo en un trance autohipnótico y hacer que describa vocalmente las imágenes y otras impresiones que se le vinieron a la mente", según el resumen. "En un contexto de inteligencia, al sujeto se le daría algunos parámetros de un área objetivo o una pregunta de inteligencia y la verbalización del sujeto sería monitoreada de cerca".

En 1981, Thompson obtuvo un aliado importante cuando el general de división Albert Stubblebine III se hizo cargo del Comando de Inteligencia y Seguridad. Los dos oficiales compartieron un entusiasmo por las ideas no convencionales.

Cuando Thompson se fue a un puesto en la Agencia de Inteligencia de Defensa, le dio a Stubblebine el control total de Grill Flame. En septiembre de 1981, el ejército se levantó una unidad formal para manejar el proyecto.

La rama de combate terrestre enterró el Destacamento G en el Grupo de Operaciones del Ejército. Esta unidad de sonido banal maneja la misión de inteligencia humana del servicio: el negocio de salir a juntar información importante de otras personas.

Al principio, el personal del equipo incluía un total de cinco personas, tres soldados y dos civiles, incluida una secretaria de la oficina, según una instrucción ahora desclasificada que detalla la creación de la unidad. Todo lo que hicieron fue sobre una base de "necesidad de saber".
En todo el Pentágono, los televidentes a distancia recibieron inteligencia y otras tareas para poner a prueba sus habilidades. Grill Flame y el propio proyecto de la Agencia de Inteligencia de Defensa, apodado Sun Streak, intentaron encontrar el paradero exacto del líder libio Muammar Gaddafi antes de que aviones estadounidenses bombardearon su país en 1986, según el libro de Schnabel.

Tres años después, intentaron localizar a Manuel Noriega después de que las tropas estadounidenses persiguieran al dictador panameño desde su residencia. El Pentágono llamó a los espías psíquicos para tratar de averiguar si realmente había prisioneros de guerra estadounidenses en Vietnam, Laos o Camboya.



Pero a pesar de todos estos esfuerzos, el Ejército en particular se había agriado rápidamente en la idea. Para los principales líderes del servicio, los resultados no fueron concluyentes y los jugadores resultaron embarazosamente erráticos.

Después de hacerse cargo del comando de inteligencia principal del Ejército, Stubblebine había comenzado a promover una serie de ideas pseudocientíficas más allá de la visión remota. Se hizo famoso por llevar a otros oficiales a "fiestas de doblar cucharadas".

En estos eventos, los psíquicos y los telekinentics que se describían a sí mismos torcían los cubiertos en formas asombrosas. En las décadas de 1970 y 1980, individuos como Uri Geller, nacido en Israel, cautivó a audiencias de televisión estadounidenses y extranjeras con demostraciones similares.

"La clave de todo esto no tiene nada que ver con doblar metal", dijo Stubblebine, con una serie de cucharas dobladas y tenedores frente a él, al periodista Jon Ronson en una entrevista para su documental de 2001 The Secret Rulers of the World. "¿Qué tiene que ver con eso, señor, misericordia, si puedo hacer eso con mi mente, qué más puedo hacer?"

El general intentó "energizar" a las tropas de las Fuerzas Especiales del Ejército con estas ideas, pero las encontró despectivas. Finalmente les persuadió para darles la oportunidad a las técnicas diciéndoles que algún día podrían matar gente con sus mentes, una historia que Ronson describió más adelante en su libro The Men Who Stare At Goats.

Según Ronson, la Agencia Central de Inteligencia envió un psicólogo para evaluar la competencia de Stubblebine. En el proceso, el Dr. Ray Hyman entrevistó al sucesor del oficial, el mayor general Harry Soyster.

"Le pregunté si lo habían obligado a ir a una fiesta de doblado de cucharas y me dijo: 'Oh, sí'", le dijo Hyman a Ronson en otra entrevista para su documental. "Él dijo: 'Bueno, las cucharas se doblan, pero no pude ver ninguna aplicación militar, así que no pensé mucho en eso'".


Un soldado de inteligencia militar habla con niños en Afganistán. Foto del ejército de los EE. UU.

Cuando Soyster se hizo cargo en 1986, trabajó para reducir Grill Flame y proyectos similares. El general insistió en que el trabajo de su comando era "escuchar a los malos hablar entre ellos, atrapar espías [y] tomar fotos", según una revisión histórica oficial del Ejército, un individuo privado obtenido a través de la Ley de Libertad de Información y enviado al Sitio web GovernmentAttic.org.

Aún así, en Washington, miembros del Congreso de ideas afines mantuvieron vivo a Grill Flame y programas relacionados. En particular, el senador de Rhode Island Claiborne Pell, mejor conocido por las becas universitarias federales que llevan su nombre, fue un ferviente partidario de los experimentos paranormales.

"Pell y su personal fueron en gran medida instrumentales para mantener la financiación viva para este esfuerzo, incluso cuando el escepticismo se estaba construyendo a finales de los 80 y 90", según el organismo de vigilancia del ejército. En 1987, el legislador intentó llamar la atención sobre una "brecha de percepción extrasensorial" con Moscú al invitar a Geller a doblar cucharas para sus colegas.

Después del truco, la revista Time lo apodó "Senador Oddball". Los líderes del ejército y otros en Washington no estaban encantados con estas asociaciones.

Además de estas cuestiones de relaciones públicas, el ejército parecía tener preocupaciones sobre la ética de las actividades de Grill Flame. Ya en febrero de 1981, Thompson "recomendó ... continuar asegurando que todos los problemas legales / médicos de uso humano se cumplan antes de llevar a cabo cualquier nueva iniciativa [Grill Flame]".

Una cantidad de antiguos televidentes remotos y otros participantes en proyectos psíquicos desarrollaron enfermedades físicas y mentales o síntomas de los mismos. Si bien las teorías de la conspiración y la especulación son rampantes, es difícil decir si alguno de estos problemas estaba directamente relacionado con los proyectos.

"¿Habían estado viviendo demasiado en el borde chamánico de las cosas?", Se preguntó Joseph McMoneagle, uno de los televidentes remotos del Ejército que finalmente sufrió un ataque al corazón, esto según el libro de Schnabel. "¿El acto de ver a distancia, o incluso estar cerca de un visor remoto, produce algún tipo de efecto peligroso en el sistema nervioso humano o el sistema inmunitario?"

A pesar de su experiencia, McMoneagle continúa practicando y promoviendo la técnica. En una revisión de uno de sus libros, Reader's Digest llamó al ex soldado del ejército "el televidente más famoso de los Estados Unidos".

"Lo que es cierto es que el Ejército ... participó en esto en gran medida y resultaron algunos episodios vergonzosos", señaló el inspector general en su análisis. "La exageración de los medios puede herir claramente el nombre [del Comando de Inteligencia y Seguridad]".

Y mientras el coronel del inspector general cavaba en los antecedentes del proyecto como Sullivan le había preguntado, no podía encontrar casos en los que un televidente hubiera producido resultados reales.

La evaluación final fue que Grill Flame había sido "más humo que sustancia".

Mientras investigaba su documental y su libro posterior, Ronson describió las afirmaciones de visión remota y otras técnicas psíquicas que regresaban después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en la ciudad de Nueva York y Washington, DC Pero seis años antes, la opinión del Ejército era fuerte y clara que toda la idea había sido más problemática de lo que valía.

jueves, 2 de agosto de 2018

Entreguerra: Las guerras aéreas en el Lejano Oriente

 
Ki-27s japoneses se enfrentan a I-15s soviéticos sobre los cielos de Nomonhan 

Preludio a la guerra

Ciel de Gloire


Las operaciones de las fuerzas aéreas japonesas en Manchuria y China constituyeron una experiencia de combate de gran valor, que se aprovecharon del Pacífico y el Lejano Oriente desde 1941. Los norteamericanos, los holandeses y los británicos, que evaluaron esta superioridad de Japón, pagaron caro por su falta de previsión.



La proyección del Japón imperial, directamente del universo medieval de samurai y shogun, en el espacio industrial y tecnológico del siglo XX fue un acontecimiento extraordinario. Los japoneses entendieron que podían competir con los logros técnicos de Europa y los Estados Unidos solo adoptando los métodos de ocidennal. A mediados de la década de 1930, la flota japonesa (Kaigun) era la tercera más grande del mundo y tenía los mejores portaaviones en servicio. El ejército japonés (Rikugun) era numeroso, organizado en divisiones, en el oeste, y especialmente bien armado. No había una fuerza aérea autónoma como tal. Las unidades aéreas básicas eran el Batallón Aéreo del Ejército (Hikodaitai) y el Grupo Aéreo Naval (Kokutai), cada uno controlado por su propio servicio. Entre estos servicios había una hostilidad continua y casi ninguna cooperación. Las dos aviaciones que se organizaron antes de la Primera Guerra Mundial en los modelos francés y británico, su avión tenía el mismo origen. Pero en la década de 1920, las compañías japonesas como Mitsubishi, Nakajima, Yokosuka, Kawasaki y otros comenzaron a producir aviones y motores. El hecho de que estos aviones y motores se inspiraran en gran medida en modelos occidentales llevó a la creencia de que los japoneses solo podían hacer buenas copias. La realidad era diferente. En gran medida, los constructores japoneses demostraron ser innovadores talentosos.


Mitsubishi Ki-1 del 2do Hikoshudan

La casta militar japonesa, que en muchos aspectos se parecía a los junkers de la Alemania imperial en el siglo diecinueve, ejerció una influencia considerable sobre el gobierno, mientras que respetaba religiosamente a la persona del Emperador. Ambicioso y agresivo, sus objetivos políticos lo enfrentaban regularmente contra sucesivos líderes civiles. El imperio estaba creciendo, los conflictos con China y Rusia le permitían a Japón ganar un punto de apoyo en sus territorios. La mayor parte de Sakhalin se le cedió, mientras que Formosa (T'ai-wan) pasó bajo su control en 1895; Corea fue anexada en 1910, y después del armisticio de 1918, grandes áreas del Pacífico, incluyendo las Marianas (excepto Guam), las Islas Marshall y las Islas Caroline, fueron puestos bajo Mandato japonés.

Japón solo tenía una debilidad. Su industria, totalmente dependiente en el exterior para su suministro de petróleo crudo, debía importar una gran parte de sus materias primas: mineral de hierro, bauxita, estaño, caucho. Además, la población del imperio, que excedía los cien millones, también necesitaba alimentos importados y, en primer lugar, arroz. Por lo tanto, al igual que el Reino Unido, Japón era una nación altamente desarrollada y altamente industrializada dependiente del comercio exterior, y como resultado tenía una inmensa armada mercante y una poderosa flota de guerra.

Guerra en China y Manchuria

Los servicios aéreos del ejército y la marina japoneses hicieron su primera experiencia de combate en 1931, y participaron en una sucesión de incidentes y escaramuzas que conducirían a la guerra con China en 1937. El sabotaje de un ferrocarril cerca de Mukden, Manchuria, el 18 de septiembre de 1931, sirvió de pretexto para la invasión japonesa. Caminando desde Port Arthur, cruzando la península de Laoting, las tropas japonesas capturaron todo el territorio manchú en cinco semanas y establecieron un gobierno títere chino a la cabeza del estado, renombrado como Manchukuo. Las fuerzas terrestres fueron apoyadas por los cazas Nieuport 29 y Salmson 2 Chutai del 6º Hikosentai en Pyongyang, Corea. Unidades del 4 al 7 de Hikosentai (equipados con tipos Mitsubishi 2MB1 97 y Kawasaki KDA-2 tipo 88) fueron enviados a Japón refuerzo para formar el núcleo de Hikotai Kanto-Gun (cuerpo aéreo del ejército región de Kanto). No había resistencia en el aire, por lo que las unidades se dedicaban exclusivamente a bombardeos y operaciones de reconocimiento táctico. La aviación militar china estaba de hecho en un estado de debilidad y desorganización que no podía actuar con eficacia.Si la conquista de Manchuria siguió siendo el área reservada de la aviación del ejército, las formaciones de la aviación naval entraron en acción por primera vez durante el ataque a Shanghai el 28 de enero de 1932, cuando el tipo Kawanishi E5K1 90 basados ​​en el Notoro se lanzaron en las posiciones chinas. La fuerza naval de superficie pronto se dio cuenta del portaaviones Kaga Hosho y, a partir de los cuales pesaba el l Kokusentai con sus cazas Nakajima AH1N1 Tipo 3 y el ataque con aviones del Mitsubishi 2MT1-4 Tipo 13. Estas unidades efectuaron misiones de apoyo que su hizo posible enfrentar a los cazas chinos por primera vez. Sobre el terreno, el ejército chino XIX luchó tenazmente hasta el punto de que no fue hasta que el refuerzo de las tropas japonesas que Shanghai cayó finalmente, el 4 de marzo de 1932. Se firmó un armisticio, Chiang Kai-shek comprometían a poner fin el boicot comercial que estaba en la raíz del enfrentamiento. Los siguientes cinco años estuvieron marcados por las reformas de Chang Kai-tchek. Las fuerzas armadas fueron aumentadas, las industrias desarrolladas y los "señores de la guerra" se criaron. La larga guerra civil entre los nacionalistas de Chang Kaishek y los comunistas de Mao Tse-tung fue interrumpida en diciembre de 1936 como resultado de un acuerdo laborioso. La renovada estabilidad y el creciente poder de China despertaron la ansiedad de los líderes japoneses, que trataron de sentar las bases de un imperio económico centrado en su archipiélago y llamaron a convertirse en la mayor área de riqueza y prosperidad de Asia. Este. Chang y la República de China se interponían en su camino, era necesario eliminarlos. El pretexto para lanzar una guerra general fue proporcionado por una escaramuza en el puente Marco Polo en Beijing el 7 de julio de 1937.

Guerra en los cielos chinos




A mediados de 1937, el ejército japonés contaba con unos 300,000 asiduos, reforzado por 150,000 soldados manchúes y mongoles bajo la supervisión japonesa. En Japón, había dos millones de reservistas bien entrenados. Las fuerzas terrestres fueron reforzados por una poderosa flota de guerra, no menos poderosa marina mercante y la aviación notablemente eficaz agrupar cuarenta y nueve Chutai Ejército (500 aviones) y veintinueve (más de 400 dispositivos terrestres o Buntai vehículo). La fuerza aérea de Manchuria envió seis Chutai del 12, 15 y 16 Hikosentai en el área de Beijing. De Formosa, Japón y Corea llegaron veintitrés Chutai como refuerzo. El equipo utilizado (240 en total) fueron Kawasaki Ki-10 Tipo 95 (cazas) Kawasaki Ki-3 93 (bombarbiers luz) Mitsubishi Ki-1 de tipo 93 (bombarderos pesados) y Nakajima Ki-4 Tipo 94 (avión de reconocimiento). Los líderes del ejército japonés organizaron dos ofensivas conjuntas, uno dirigido al sur de Beijing a Soochow, y el otro hacia el noroeste de Shanghai a Nanjing, la sede del gobierno de Chang Kai-Chek. Son las 8 de agosto de, 1937 tuvo lugar el desembarco en Shanghai, con el apoyo de la flota de aviones y III (264) soportado por el Hosho, la Ryujo y Kaga. Desde bases en Kyushu y Taiwán, flotas de la aviación naval y Kisarazu Kanoya, bombarderos equipados Mitsubishi Tipo 96 G3M1, redadas effectuèrent a gran escala sobre Nanjing Yangtze, Soochow, Han-k'ou, Anqing y Nanchang, China Central.

A pesar de su superioridad en el aire, los japoneses enfrentaron dificultades en el terreno. Shanghai no cayó hasta el 8 de noviembre de 1937; Nanking fue tomada el 13 de diciembre, pero en el norte, una severa resistencia china detuvo el avance japonés sobre el río Amarillo. En 1938 de enero de los japoneses, que había reanudado la ofensiva en Soochow, fueron aplastados a Taierchwang por las fuerzas del general Li Tsung-yen, perdiendo un total de cerca de veinte mil hombres. Una vez reagrupados, las tropas japonesas tomaron Soutcheou en mayo, pero tuvieron que dejar de perseguir su ofensiva cuando los chinos desbordaron el río Amarillo. En el sur, el impulso hacia Han-k'ou condujo a la caída de la ciudad el 25 de octubre de 1938. aterrizajes anfibios en el puerto de Hongay, al noreste de Hong Kong, permitió a los japoneses para apoderarse de Cantón, octubre. La división aérea constituida temporalmente por el ejército japonés en China incluía el 1. °, 3. ° y 7. ° Hikodan bajo el mando del teniente general Eijii Ebashi. Cada brigada estaba dividida en varios grupos y escuadrones. Entre los empleados electrodomésticos, cazas Nakajima Ki-27b de tipo 97, el Mitsubishi Ki-15 Tipo 97 (reconocimiento), el bombardero ligero Mitsubishi Ki-30 Tipo 98 y el bimotor Mitsubishi Ki-21 Modelo 97, un bombardero pesado que acababa entrar al servicio, representa un progreso definido. Pero las pérdidas continuaron aumentando. De hecho, la pequeña fuerza aérea china, que se benefició de la asistencia efectiva de asesores Claire L. Chennault, estaba equipado con cazas soviéticos Polikarpov I-15, I-153 e I-16 y bombarderos Tupolev SB 2 (más una variedad de modelos franceses y americanos).

Incapaz de vencer a China sobre el campo de batalla, Japón estableció un bloqueo económico, garantizando el control de un número de puertos como Foochow y la inversión de la isla de Hai-nan, frente a la costa al sur. Las rutas de suministro de Chang Kai-shek se limita así a la línea de ferrocarril Haiphong (Indochina francesa) - Nanking, la pequeña carretera, parte de Yangon, y pasaron Lashio (Birmania montaña), y finalmente a la Burma Road, que atravesaba la provincia de Yunnan hasta Koven-ming. En ese momento, la sede de Chang estaba en Chong-k'ing, en las montañas del noreste de China.



El incidente de Nomonhan 

Sin embargo, las relaciones con la Unión Soviética se deterioraron después de la ocupación de la ciudad fortificada de Changkoufeng en la frontera soviético-manchú en 1938. Este fue un incidente aislado en el valle de Khalka en el sur. En Nomonhan, un tema polémico de la frontera entre la Unión Soviética y Manchukuo, fue lo que desencadenó una guerra no declarada entre las fuerzas japonesas locales y el primero grupo de ejércitos soviéticos del general Zhukov, y los enfrentamientos violentos entre el aire de las dos aviaciones El segundo Hikoshudan inmediatamente envió cuatro Chutai desde Ki 27 y Ki-30 a Hailar en el área de Nomonhan. Los soviéticos respondieron enviando grandes fuerzas aéreas bajo el mando del general Smushkevich en Sappabaiz usualmente del tipo I-15bis, I-16 e I-153s.. La batalla aérea se extendió rápidamente por la meseta, y la primera gran batalla tuvo lugar el 27 de mayo. En el momento del acuerdo de alto el fuego soviético-japonés del 16 de septiembre de 1939,


Polikarpov I-153 soviético participante del incidente de Nomohan

Preparándose para la guerra en el Sur

El éxito en Europa por Alemania en Francia, los Países Bajos y el Reino Unido en mayo-junio de 1940 arrojó una luz completamente nueva en el proyecto japonés para crear una "esfera de co-prosperidad" centrada en el archipiélago japonés . Las tropas imperiales desembarcaron en Haiphong a fines de junio, y los franceses no tuvieron más opción que inclinarse. Churchill se vio obligado a aceptar el cierre de la carretera de Birmania, a petición de Japón, y el 29 de agosto de 1940, Francia aceptó el establecimiento de bases aéreas japonesas en la región de Hanoi (al norte de Indochina), desde donde se pueden lanzar ataques en Tchong-k'ing. Quedó claro, con la firma del Pacto Tripartito el 27 de septiembre, que Japón había elegido ponerse del lado de los enemigos de Inglaterra, una política confirmada por el pacto de no agresión que firmó con la Unión Soviética sobre 13 abril de 1941. los japoneses quería colocar debajo de sus partes yugo del sudeste asiático (Malasia, Borneo, Java y las Filipinas) por una simple razón: sin petróleo crudo, no hay minerales, ni arroz, Japón nunca podría soportar una guerra contra China mientras defiende, al mismo tiempo, sus fronteras contra las incursiones soviéticas (el archipiélago importó el 90% de su petróleo de los Estados Unidos y las Indias Orientales Holandesas). Las medidas restrictivas ya se habían reducido las reservas estratégicas de cincuenta y un millones de barriles en 1939 a cuarenta millones en 1941, el presidente Franklin D. Roosevelt dio el golpe de gracia mediante la congelación de los activos japoneses en los EE.UU., en represalia en contra de la instalación de bases aéreas aéreas y navales en el sur de Indochina, desde donde los bombarderos podrían amenazar el bastión británico de Singapur. Así, el Emperador y el Estado Mayor General se prepararon para un conflicto, que consideraron inevitable, en el sudeste de Asia: un conflicto con los estadounidenses, los británicos y los holandeses.

En sus preparativos para la guerra, el ejército y la marina japoneses (bajo el mando del almirante Isoroku Yamamoto) previeron una campaña de tres fases. Al principio, la guerra debía comenzar con seis operaciones simultáneas:
  • Un ataque aéreo masivo en Pearl Harbor para paralizar la Flota del Pacífico de los Estados Unidos;
  • La ocupación de Siam, con el objetivo de establecer bases aéreas allí;
  • Desembarcos en Singora, Siam meridional y Kota Bahru, en el norte de Malasia, para prepararse para Singapur;
  • Ataques aéreos contra Luzón (Filipinas), para diezmar la fuerza aérea estadounidense del Lejano Oriente como preludio de la invasión de Luzón y Mindanao;
  • La eliminación de Hong Kong; Por último,
  • La ocupación de Guam y Wake Island, para cortar las comunicaciones estadounidenses.

En una segunda fase, las operaciones se llevarían a cabo
  • El archipiélago de Bismarck (Nueva Bretaña y Nueva Irlanda), con la instalación de una importante base aérea y naval en Rabaul;
  • Malasia sería conquistada, y Singapur pronto ocupó; entonces los japoneses aprovecharían
  • Aeródromos en el sur de Birmania; Por último,
  • Una gran ofensiva se lanzaría al sur, en dos frentes, hacia Java, a través de Borneo y las Célebes.

La tercera fase involucraría
  • La captura de Java por asaltos simultáneos desde el este y el oeste,
  • La ocupación total de Birmania, así como
  • La instalación de bases en Sumatra y en las Islas Andamán y Nicobar, conduce al Océano Índico.

Todas las acciones planeadas tomarían de cincuenta a cien días, el ataque se lanzaría el 8 de diciembre de 1941. El plan fue aprobado oficialmente el 5 de noviembre. Esta fue probablemente la empresa más ambiciosa, audaz y más grande jamás considerada en la historia militar. Para diciembre de 1941, los Aliados tenían una fuerza aérea de 1284 aviones en el Hemisferio Oriental, muchos de los cuales estaban en proceso de ser abrumados:
  • 385 aeronaves de la Armada de los EE. UU. Y de la Marina de los EE. UU. Tenían su base en Hawai y la Flota
  • 24 en Midway y Wake Island,
  • 180 en las Filipinas.
  • La RAF tenía 330 aviones en el Lejano Oriente, la mayoría con base en Malasia y Birmania, a los que se agregaron
  • 165 aviones de la Real Fuerza Aérea Australiana dispersos en Australia, Malasia, Ambon, Rabaul y las Indias Orientales.
  • El Cuerpo Aéreo del Ejército de las Indias Holandesas Reales alineó 200 aviones, incluyendo Curtiss Hawk 75A-7s, Brewster B-339Ds (Buffalo) y bombarderos Martin 139W-H2.

Tendrían que lidiar con fuerzas tomadas de
  • 2,951 aviones de primera línea del ejército y la marina japoneses.


El poder japonés

El personal asignado por el ejército de las operaciones en el sudeste de Asia se acercan a 750 aviones: 550 aviones tercera Hikoshudan (basado en Saigón, en previsión de la invasión de Siam y Malasia) y 175 de la quinta Hikoshudan ( en Formosa, por la invasión de Luzón). La tercera consistió Hikoshudan tercera Hikodan (27a, 59a, 70a y 90, Hikosentai), el séptimo Hikodan (12º, 60º, 64º y 98º Hikosentai), el 12 Hikodan (1PT e Hikosentai), y los días 15, 21 y 83º Dokuritsu Hikotai. El nuevo Nakajima Ki-43 (tipo de combate 1 ejército) había fortalecido la larga Ki27b, mientras que los nuevos modelos de entrar en servicio, como Kawanishi Ki-48 y Mitsubishi Ki-46. China siguió siendo el l Hikodan, con 50 aviones, Manchuria y Sajalín segundo Hikoshudan, con 450 aviones, y, finalmente, en el propio archipiélago en l Hikoshudan, con 50 cazas Ki-27b de la 4ª, 5ª y 13ª Sentai . Había 1200 aparatos de reemplazo y entrenamiento.

La flota japonesa era para asegurar el dominio de los mares durante las operaciones, mientras que su propia aviación interviene Hawai, la isla Wake, en el bombardeo de Luzón y Davao cobertura aérea del sector y en la lucha acción preventiva contra las unidades de la Royal Navy con sede en Singapur. El buque insignia de la Aviación Naval fue el, Koku-Kantai, vicealmirante Nagumo Chuichi, con portaaviones Kaga y Akagi (primera Kokusentai), Soryu e Hiryu (segunda Kokusentai), el Ryujo y el más nuevo y Zuikaku Shokaku (5º Kokusentai). Para la operación en Hawai, solamente l, 2 y 5 Kokusentai fueron a tomar medidas con los cazas Mitsubishi A6M2 (Tipo 21 azul marino), bombarderos en picado Aichi D3A1 (Tipo 99 Navy) y Nakajima B5N2 (Tipo 97 de la Armada), bombarderos de torpedos basados ​​en portaaviones: 414 aviones.

El 3 ° Kokusentai, con los portaaviones Hosho y Zuiho, se unió a la 11. ° flota. Con la excepción de las unidades de la flota de aire 24a instalados en tierra dependía de la 11-Koku Kantai, vicealmirante Nishizo Tsukuhara. Las flotas 21 y 23 de la aviación naval se encuentran en Formosa, listo para intervenir en Luzón, mientras estaba en los campos de aviación cerca de Saigón, listo para el ataque de la flota británica, la flotilla 22 contra el Almirante Sadaichi Matsanuga con 96 bombardero Mitsubishi G3M2 y desprendimiento bombardero Mitsubishi G4M1. La Aviación terrestre (de G3M2, G4M1, A6M2 y algunos aviones de reconocimiento Mitsubishi C5M2) era alrededor de 600 aviones: 300 para 21 y 23 flotillas, 150 a 22, y 150 para el día 24, basado en Marshall. El 4º Kokusentai tenía 50 aviones en las islas Palau y en pequeños portaaviones. Aichi E13A1 hidroaviones de reconocimiento, así como E8N2 Nakajima y Kawanishi E7K2 fueron asignados a diferentes flotas.

En general, el equipo de aviación del ejército y aeronaval japonesa era buena, incluso en el caso excepcional del caza Mitsubishi A6M2 Zero y el Ki-46. Los pilotos y tripulaciones habían ido más allá de la experiencia del fuego en diez años de luchas y guerras; muchos de ellos registraron un promedio de seiscientas a ochocientas horas de combate y todos eran de alto nivel. El Hurricane en el Pacífico y el Lejano Oriente fue un buen ejemplo del uso de la aviación como arma ofensiva.

Mientras tanto, el personal japonés superior forjó planes que iban a permitir a Japón para conquistar en pocos meses, gran parte del Pacífico y para establecer una "esfera de co-prosperidad". La primera fase de este plan fue la aniquilación de la flota estadounidense con base en Pearl Harbor.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Roca, el constructor


Julio Argentino Roca, el constructor del Estado nacional


Promovió la inmigración y durante su gobierno el país modernizó la ganadería y desarrolló industrias.





Por Roberto Azaretto - Miembro de número de la Academia Argentina de la Historia

En historia no hay que analizar los hechos del pasado con los valores del presente, ni juzgar, si comprender. Calificar como genocida a Roca es banalizar la palabra y muestra una supina ignorancia sobre el problema de la frontera.

Roca es el constructor del Estado argentino. No solo le debemos la ocupación del espacio, con el avance sobre los territorios al sur de la ruta ocho y del Chaco y la presencia en la Antártida, sino también la extensión de los ferrocarriles, entre ellos el que llegó a Mendoza, puertos, obras sanitarias, hospitales, miles de escuelas, obras de riego.

Roca promovió la ley 1420 que en poco tiempo terminó con el analfabetismo. Logró en su primera presidencia que Chile reconociera a la Cordillera de los Andes como límite y en la segunda la solución pacífica del conflicto por los estrechos. Fue el que dotó al país de la primera flota de mar y modernizó el ejército con la escuela superior de guerra y el servicio militar.

Roca en su segunda presidencia encargó a Bialet Massé el primer estudio sobre la situación de los trabajadores argentinos, que dio lugar, a la propuesta del Código del Trabajo enviado al Congreso en 1904, más avanzado que la legislación social posterior, e incluso, del peronismo. Fundó la primera Caja de Jubilaciones para los empleados estatales.

Intentó reformar la educación secundaria para convertir parte de los bachilleratos en escuelas industriales, agrícolas y comerciales. Quiso otorgar la ciudadanía a los inmigrantes arraigados en el país, con hijos o propiedades en este suelo y designó, en su segunda presidencia, a dos hijos de inmigrantes como ministros, Pablo Ricchieri y Osvaldo Magnasco.

Inició la diplomacia presidencial con la reunión en el estrecho de Magallanes con el presidente chileno Errázuriz y el intercambio de visitas con el presidente del Brasil, Campos Salles.

Promovió la inmigración y durante su gobierno el país modernizó la ganadería, desarrolló la industria frigorífica, la vitivinicultura y la azucarera, los primeros talleres metalúrgicos y se expandió la agricultura.

Siempre estuvo contra los golpes y revoluciones y la conquista del desierto fue el resultado de un plan por él meditado pero debatido y aprobado en el Congreso Nacional.

El problema de la frontera sur se agudizó cuando oficiales realistas de Chile se aliaron con las tribus araucanas que atacaban pueblos de Buenos Aires al grito de viva Fernando VII. A partir de allí se montó un negocio de robo de ganado para vender en Chile junto con los cautivos.

En sesenta años hubo más de 5 mil muertos en las tropas del gobierno y unos 10 mil entre los indios. En la campaña de Roca las tribus sufrieron unas mil doscientas bajas.

En la campaña de Juan Manuel de Rosas fueron tres mil, porque don Juan Manuel dio la orden de fusilar a los indios chilenos prisioneros.

martes, 31 de julio de 2018

Comunismo: Los intentos de asesinato de Zhukov por parte de Stalin

Encuentro cercano de Jorgito Zhukov con los asesinos enviados por Stalin

El héroe de guerra soviético apenas logró salir de la década de 1930


Robert Beckhusen | War is Boring



A partir de 1936, el dictador soviético Joseph Stalin se propuso asesinar deliberadamente a 700,000 personas en la Gran Purga, un acto de asesinato en masa que "constituyó una forma de gobierno" en sí mismo, como explicó el biógrafo de Stalin Stephen Kotkin.

Las fuerzas armadas no fueron perdonadas. Las purgas barrieron el cuerpo de oficiales, incluidos 154 comandantes de división, de 186 en total, y dieron como resultado las ejecuciones de NKVD de varios de los pensadores militares más innovadores y superiores del país, incluido Mikhail Tukhachevsky, quien se vio obligado a firmar una confesión bajo tortura antes de su asesinato. Miles de oficiales fueron ejecutados.

Georgy Zhukov, entonces un comandante de caballería, escapó de las purgas y se convirtió en uno de los líderes militares soviéticos más veteranos, un héroe de guerra y uno de los generales más conocidos y respetados en la historia moderna: implementando la teoría de "operaciones profundas". "En el frente oriental que Tukhachevsky había sido pionero en el diseño.

Zhukov también fue una vez marcado para la muerte.

"Los necesarios documentos fatales fueron preparados sobre mí; aparentemente ya eran suficientes, alguien en algún lugar corría con un maletín en el que yacían ", dijo Zhukov durante una entrevista en 1971, según la biografía del mariscal de 1971 de Otto Preston Chaney.

La pregunta, que es difícil de responder, es cómo Zhukov evitó ser barrido en las purgas durante los días más oscuros de la década de 1930. En sus memorias, Zhukov recordó varias llamadas cercanas y entrevistas con comisarios políticos.

Uno de esos comisarios, el posterior mariscal Filipp Golikov, interrogó a Zhukov en 1937 tras el arresto de Danil Serdich, comandante del Tercer Cuerpo de Caballería. Zhukov estaba listo para reemplazar a Serdich, lo que equivale a un ascenso. Cuando Golikov le preguntó a Zhukov sobre sus impresiones sobre Serdich, Zhukov contestó que consideraba al general purgado como un patriota y entre "los comunistas más honestos".

Chaney recordó:

Golikov se puso de pie y, "poniéndose rojo hasta las orejas", dijo: "¿Y no es peligroso para un futuro comandante de cuerpo elogiar a un enemigo del pueblo?" Zhukov respondió que no sabía por qué estas personas habían sido arrestadas y creía que se había cometido algún tipo de error. Desde el tono hostil de Golikov, parecía que había tomado una decisión. Hurgando en su voluminoso archivo, leyó un artículo durante unos cinco minutos y luego dijo: "Aquí, en los despachos de [NA] Yung, el comisario del Tercer Cuerpo de Caballería, se informó que usted era bruscamente rudo en el trato de los subordinados. comandantes y trabajadores políticos y que a veces subestimas el papel y la importancia de los trabajadores políticos. ¿Es eso cierto?"





Arriba - Zhukov con el líder comunista mongol Khorloogiin Choibalsan en 1939, y el general soviético Filipp Golikov. En la cima - Stalin y Zhukov. Fotos de estado soviético

Emitir acusaciones sobre el desempeño de los oficiales políticos era una acusación seria. Zhukov respondió diestramente, atacando a los trabajadores políticos comunistas como si no fueran lo suficientemente ... comunistas. Estos oficiales "se ocuparon de la demagogia cuando debieron demostrar constancia y persistencia bolchevique", dijo Zhukov.

No lastimó a Zhukov que Yung, el comisario del Tercer Cuerpo de Caballería, fuera purgado varias semanas más tarde, esencialmente invalidando sus propios informes críticos de Zhukov, que estaba privado de satisfacción por la merecida de Yung.

Pero en la loca paranoia del período, los informes de Yung retrasaron la promoción de Zhukov. Esto ofrece una explicación de por qué Zhukov sobrevivió a las purgas. Si hubiera sido promovido antes, sus posibilidades de ser purgado hubieran sido mayores, ya que cuanto mayor sea el rango, más probable es que caiga en la mira de Stalin y el NKVD.

Era típico de las purgas de Stalin que cuanto más cerca estaba del centro del poder, mayor era el riesgo.

Sin embargo, hubo algunos momentos de miedo por venir una vez que Zhukov se hizo cargo del Cuerpo en julio de 1937. Respaldó y salvó a un comandante divisional, V. Ye. Belokoskov, de una muerte segura como el general era amigo de varios oficiales que habían sido purgados. Beloksokov se convertiría en un importante oficial de logística durante la Segunda Guerra Mundial.

Zhukov luego tomó el mando del Sexto Cuerpo de cosacos después de su general, Ye. I. Goryachev, se suicidó mientras estaba bajo sospecha debido a sus vínculos con Serdich, entre otros oficiales purgados.

Luego, mientras estaba al mando del Sexto Cuerpo de cosacos, el superior inmediato de Zhukov: el comandante del ejército I.P. Belov - fue arrestado y fusilado. En una retorcida ironía, Belov había denunciado anteriormente a algunos de sus antiguos camaradas, incluido el pionero Tukachevsky.

En este punto, es probable que Zhukov fuera el siguiente con Belov fuera de escena. El futuro mariscal escuchó rumores de eso.

Sin embargo, en 1938, con intensas escaramuzas fronterizas con Japón sobre Mongolia, el alto mando soviético ordenó a Zhukov que tomara el mando del Primer Grupo de Ejércitos de Mongolia soviético, que conduciría a la victoria sobre Japón en la Batalla de Khalkhin Gol en un primer ejemplo de guerra armada soviética masiva. Al regresar a Moscú, el Kremlin otorgó al general ahora favorecido el Héroe de la Unión Soviética, la distinción más alta del país.

La paranoia de la era estalinista permaneció como una nube oscura sobre su cabeza. Zhukov tenía una bolsa preparada de artículos personales en caso de que fuera arrestado hasta 1957, según Chaney, cuatro años después de la muerte de Stalin. Nunca lo necesitó, aunque el Comité Central del Partido Comunista lo empujó a la jubilación forzada el mismo año, cuando Nikita Khrushchev consolidó el poder.

En la jubilación, Pres. de los EE. UU. Dwight Eisenhower, un amigo de Zhukov, envió al viejo mariscal un bolso de aparejos de pesca.

lunes, 30 de julio de 2018

Comunismo: 45 cosas que aprendí en un gulag

Cuarenta y cinco cosas que aprendí en el Gulag

Por Varlam Shalamov
The Paris Review



Durante quince años el escritor Varlam Shalamov fue encarcelado en el Gulag por participar en "actividades trotskistas contrarrevolucionarias". Soportó seis de esos años esclavizado en las minas de oro de Kolyma, uno de los lugares más fríos y hostiles de la tierra. Mientras esperaba la sentencia, uno de sus cuentos fue publicado en una revista titulada Literary Contemporary. Fue liberado en 1951, y de 1954 a 1973 trabajó en Kolyma Stories, una obra maestra de la literatura disidente soviética que ha sido recientemente traducida al inglés y publicada por New York Review Books Classics esta semana. Shalamov afirmó no haber aprendido nada en Kolyma, excepto cómo mover una carretilla cargada. Pero uno de sus escritos fragmentarios, fechado en 1961, nos dice más.

1. La extrema fragilidad de la cultura humana, la civilización. Un hombre se convierte en una bestia en tres semanas, con trabajo pesado, frío, hambre y palizas.

2. El principal medio para depravar el alma es el frío. Es de suponer que en los campamentos de Asia Central la gente aguantó más tiempo, porque allí hacía más calor.

3. Me di cuenta de que la amistad, la camaradería, nunca surgirían en condiciones realmente difíciles y que amenazan la vida. La amistad surge en condiciones difíciles pero soportables (en el hospital, pero no en la cara del pit).

4. Me di cuenta de que la sensación que un hombre conserva por más tiempo es la ira. Sólo hay carne suficiente en un hombre hambriento para la ira: todo lo demás lo deja indiferente.

5. Me di cuenta de que las "victorias" de Stalin se debían a que mataba a inocentes: una organización del décimo del tamaño habría barrido a Stalin en dos días.

6. Me di cuenta de que los humanos eran humanos porque eran físicamente más fuertes y se aferraban a la vida que ningún otro animal: ningún caballo puede sobrevivir en el extremo norte.

7. Vi que el único grupo de personas capaz de preservar un mínimo de humanidad en condiciones de inanición y abuso eran los creyentes religiosos, los sectarios (casi todos) y la mayoría de los sacerdotes.

8. Los trabajadores del partido y los militares son los primeros en derrumbarse y lo hacen más fácilmente.

9. Vi lo que un argumento de peso para el intelectual es la bofetada más común en la cara.

10. La gente común distingue a sus jefes por lo duro que los golpean sus jefes, con qué entusiasmo los golpean sus jefes.

11. Las palizas son casi totalmente efectivas como argumento (método número tres).

12. Descubrí por parte de expertos la verdad acerca de cómo se configuran los misteriosos ensayos de programas.

13. Entendí por qué los presos escuchan noticias políticas (arrestos, etcétera) antes que el mundo exterior.

14. Descubrí que la "vid" de la prisión (y el campamento) nunca es solo una "vid".

15. Me di cuenta de que uno puede vivir de la ira.

16. Me di cuenta de que uno puede vivir de la indiferencia.

17. Entendí por qué las personas no viven de la esperanza, no hay ninguna esperanza. Tampoco pueden sobrevivir por medio del libre albedrío, ¿qué libre albedrío existe? Viven por instinto, un sentimiento de autoconservación, sobre la misma base que un árbol, una piedra, un animal.

18. Estoy orgulloso de haber decidido desde el principio, en 1937, que nunca sería un capataz si mi libertad pudiera conducir a la muerte de otro hombre, si mi libertad tuviera que servir a los patrones oprimiendo a otras personas, prisioneros como yo.

19. Tanto mi fuerza física como mi fuerza espiritual resultaron ser más fuertes de lo que pensé en esta gran prueba, y estoy orgulloso de que nunca vendí a nadie, nunca envié a alguien a la muerte ni a otra sentencia, y nunca denuncié a nadie.

20. Estoy orgulloso de que nunca escribí una solicitud oficial hasta 1955.

21. Vi la llamada amnistía de Beria donde tuvo lugar, y fue un espectáculo digno de ver.

22. Vi que las mujeres son más dignas y abnegadas que los hombres: en Kolyma no hubo casos de un marido que siguiera a su esposa. Pero vendrían esposas, muchos de ellos (Faina Rabinovich, la esposa de Krivoshei).

23. Vi familias norteñas increíbles (trabajadores de contrato libre y ex prisioneros) con cartas "para esposos y esposas legítimos", etcétera.

24. Vi "los primeros Rockefeller", los millonarios del inframundo. Escuché sus confesiones.

25. Vi hombres haciendo trabajos forzados, así como numerosas personas de "contingentes" D, B, etc., "Berlag".

26. Me di cuenta de que puedes lograr un gran momento en el hospital, una transferencia, pero solo arriesgando tu vida, recibiendo golpes, aguantando la incomunicación en hielo.

27. Vi confinamiento solitario en hielo, cortado de una roca, y pasé una noche en él.

28. La pasión por el poder, poder matar a voluntad, es genial, desde los jefes superiores hasta los guardias de base (Seroshapka y hombres similares).

29. El impulso incontrolable de los rusos por denunciar y quejarse.

30. Descubrí que el mundo no debería dividirse en personas buenas y malas, sino en cobardes y no cobardes. El noventa y cinco por ciento de los cobardes son capaces de las cosas más viles, letales, a la menor amenaza.

31. Estoy convencido de que los campamentos -todos ellos- son una escuela negativa; ni siquiera puedes pasar una hora en uno sin ser depravado. Los campos nunca dieron, y nunca pudieron dar, a nadie nada positivo. Los campamentos actúan depravando a todos, prisioneros y trabajadores de contrato libre por igual.

32. Cada provincia tenía sus propios campamentos, en cada sitio de construcción. Millones, decenas de millones de prisioneros.

33. Las represiones no solo afectan a la capa superior, sino a todas las capas de la sociedad: en cualquier aldea, en cualquier fábrica, en cualquier familia donde haya parientes o amigos reprimidos.

34. Considero el mejor período de mi vida los meses que pasé en una celda en la prisión de Butyrki, donde logré fortalecer el espíritu de los débiles, y donde todos hablaban libremente.

35. Aprendí a "planear" mi vida un día antes, no más.

36. Me di cuenta de que los ladrones no eran humanos.

37. Me di cuenta de que no había delincuentes en los campamentos, que las personas que estaban a tu lado (y que estarían a tu lado al día siguiente) estaban dentro de los límites de la ley y no los habían traspasado.

38. Me di cuenta de lo terrible que es la autoestima de un niño o un joven: es mejor robar que preguntar. Esa autoestima y jactancia es lo que hace que los niños se hundan hasta el fondo.

39. En mi vida las mujeres no han jugado un papel importante: el campamento es la razón.

40. Conocer a la gente es inútil, porque no puedo cambiar mi actitud hacia ningún sinvergüenza.

41. Las personas a las que odian todos: los guardias, los compañeros presos, son los últimos en las filas, los que se retrasan, los enfermos, los débiles, los que no pueden correr cuando la temperatura es inferior a cero.

42. Entendí qué es el poder y qué es un hombre con un rifle.

43. Comprendí que las escalas habían sido desplazadas y que este desplazamiento era lo más típico de los campos.

44. Entendí que pasar de la condición de prisionero a la condición de hombre libre es muy difícil, casi imposible sin un largo período de amortización.

45. Entendí que un escritor tiene que ser extranjero en las preguntas que está tratando, y si conoce bien su material, escribirá de tal manera que nadie lo entenderá.

domingo, 29 de julio de 2018

Nazismo: Cómo abusó de la democracia

 ¿Cómo ganaron los nazis el poder en Alemania?


Joseph Goebbels habla en un mitin nazi. CreditCorbis, a través de Getty Images


Por Timothy Snyder | The New York Times





LA MUERTE DE LA DEMOCRACIA
El ascenso de Hitler al poder y la caída de la República de Weimar
Por Benjamin Carter Hett
Ilustrado. 280 pp. Henry Holt & Company. $ 30.

Preguntamos sobre el ascenso de los nazis desde lo que creemos que es una gran distancia. Damos por sentado que los alemanes de la década de 1930 eran bastante diferentes de nosotros mismos, y que nuestra consideración de sus errores solo confirmará nuestra superioridad. Ocurre justo lo contrario. Aunque Benjamin Carter Hett no hace comparaciones entre Alemania entonces y los Estados Unidos ahora en "La muerte de la democracia", su estudio extremadamente fino sobre el fin del gobierno constitucional en Alemania, disuelve esas suposiciones reconfortantes. No está discutiendo una guerra en la que los alemanes eran enemigos ni describe las atrocidades que estamos seguros de que nunca podríamos cometer. Presenta el ascenso de Hitler como un elemento del colapso de una república frente a los dilemas de la globalización con instrumentos imperfectos y líderes defectuosos. Con una prosa cuidada y una excelente beca, con finos esbozos de individuos y discusiones concisas sobre instituciones y economía, nos acerca estos eventos.

Los nazis, en la cuenta de Hett, eran sobre todo "un movimiento nacionalista de protesta contra la globalización". Incluso antes de que la Gran Depresión trajo un enorme desempleo a Alemania, el capricho de la economía global ofreció una oportunidad a los políticos que tenían respuestas simples. En su programa de 1920, los nazis proclamaron que "los miembros de naciones extranjeras (no ciudadanos) deben ser expulsados ​​de Alemania". Luego vendría la autarquía: los alemanes conquistarían el territorio que necesitaban para ser autosuficientes, y luego crearían su propia economía en aislamiento de la del resto del mundo. Como dijo Goebbels, "queremos construir un muro, un muro de protección". Hitler sostuvo que las vicisitudes de la globalización no eran el resultado de fuerzas económicas, sino de una conspiración internacional judía.
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Hett, profesor de historia en Hunter College y el Graduate Center de City University de Nueva York, describe con sensibilidad una crisis moral que precedió a una catástrofe moral. Si a los judíos se los responsabiliza por lo que sucedió en Alemania, entonces los alemanes fueron víctimas y sus acciones siempre a la defensiva. La irresponsabilidad política surgió del desafortunado ejemplo del presidente Paul von Hindenburg. Él era famoso como el vencedor en una batalla en el frente oriental de la Primera Guerra Mundial, a pesar de que el crédito no era totalmente merecido. Hindenburg no pudo enfrentar la realidad de la derrota en el frente occidental en 1918, y así difundió la mentira de que el ejército alemán había sido "apuñalado en la espalda" por judíos y socialistas. Esta debilidad moral de un hombre irradiaba hacia afuera. Una vez que Hindenburg ganó las elecciones presidenciales de 1925, Alemania quedó atrapada por su hipersensibilidad a una reputación que no resistiría el escrutinio. Creía que solo él podía salvar a Alemania, pero no se mostraría dispuesto a hacerlo, por temor a dañar su imagen. Sin la ficción fundadora de Hindenburg y sus extrañas posturas, es poco probable que Hitler haya llegado al poder.
Como demuestra hábilmente Hett, los nazis fueron los grandes artistas de ficción de victimización. Hitler, que había servido con judíos alemanes en la guerra, difundió la idea de que los judíos habían sido el enemigo interno, y propuso que el ejército alemán habría ganado si algunos de ellos hubieran sido asesinados a gaseamiento. Goebbels hizo que las tropas de asalto nazis atacaran a los izquierdistas precisamente para poder afirmar que los nazis fueron víctimas de la violencia comunista. Hitler creía en decir mentiras tan grandes que su misma escala dejaba un poco de credibilidad. El programa Nazi previó que los periódicos servirían al "bien general" en lugar de informar, y prometió "guerra legal" contra los opositores que difunden información que no les gustó. Se opusieron a lo que llamaron "el sistema" al rechazar su base en el mundo fáctico. Los alemanes no eran individuos racionales con intereses, según el razonamiento, sino miembros de una tribu que quería seguir a un líder (Führer).

Mucho de esto era familiar del fascismo italiano, pero el intento de Hitler de imitar la marcha de Mussolini hacia Roma fracasó. Cuando Hitler intentó un golpe de estado en 1924, él y los nazis fueron derrotados fácilmente y fue sentenciado a prisión, donde escribió "Mein Kampf". En la cuenta de Hett, el ascenso electoral de los nazis a fines de la década de 1920 y principios de la de 1930 tuvo menos que ver con sus ideas particulares y más con una apertura en el espectro político. Los nazis llenaron un vacío entre el electorado católico del Partido del Centro y una clase trabajadora que votó Socialista o Comunista. Sus principales constituyentes, indica Hett, eran protestantes del campo o de pequeños pueblos que se sentían víctimas de la globalización.

¿Los nazis llegaron al poder a través de elecciones democráticas? En Alemania en la década de 1930, como en otras partes, las elecciones continuaron incluso cuando su significado cambió. El hecho de que los nazis usaran la violencia para intimidar a otros significaba que las elecciones no eran libres en el sentido normal. Y el sistema fue manipulado a su favor por hombres en el poder que no tenían ningún uso para la democracia o para los demócratas. Los nazis no fueron de ninguna manera siervos de la industria alemana o del ejército alemán, pero, como Hett sostiene, tanto los hombres de negocios como los oficiales formaron lobbies a fines de la década de 1920 que pretendían romper la república y su bastión, los socialdemócratas. Tienden a confundir sus intereses particulares en salarios más bajos y mayores gastos militares con los de la nación alemana en su conjunto. Esto facilitó ver a los socialdemócratas como extranjeros y hostiles.



En un libro con el mismo título, "Cómo mueren las democracias", los politólogos Daniel Ziblatt y Steven Levitsky han argumentado recientemente que los asesinos de la democracia comienzan por usar la ley en contra de sí mismos. Las Constituciones se rompen cuando los líderes mal motivados exponen deliberadamente sus vulnerabilidades. Ciertamente este fue el caso en Alemania en 1930. El presidente Hindenburg estaba técnicamente dentro de sus derechos de disolver el Reichstag, nombrar un nuevo canciller y gobernar por decreto. Sin embargo, al convertir lo que se suponía que era una situación excepcional en la regla, transformó al gobierno alemán en una camarilla enemistada desconectada de la sociedad. Los gobiernos que dependen del presidente no tenían motivos para pensar creativamente sobre la política, a pesar de la Gran Depresión. Los votantes fluyeron a ambos extremos, a los comunistas y aún más a los nazis. Los nazis aprovecharon una oportunidad creada por personas que podrían destruir una república sin tener la imaginación para ver qué viene después.

Cuando se convocaron las elecciones en 1932, el propósito no era confirmar la democracia sino derribar la república. Hindenburg y sus consejeros vieron a los nazis como un grupo capaz de crear una mayoría para la derecha. Las elecciones fueron una "solución" a una crisis falsa que había sido, como lo expresa Hett, "fabricada por un ala derecha política que quería excluir a más de la mitad de la población de la representación política y rechazaba incluso el compromiso más leve". Al campamento del presidente le ocurre que los nazis harían tan bien como lo hicieron, o que su líder escaparía a su control. Y así los esquemas irresponsables de los conservadores se dieron cuenta de los sueños violentos de los nazis. Los nazis ganaron el 37 por ciento de los votos, y Hitler se convirtió en canciller en enero de 1933. Unas semanas más tarde, utilizó el pretexto del incendio del Reichstag para aprobar un acto habilitante que en efecto reemplazó a la constitución.

Hindenburg murió en 1934 creyendo que había salvado a Alemania y su propia reputación. De hecho, él había creado las condiciones para el gran horror de los tiempos modernos. El libro de Hett está dirigido implícitamente a los conservadores. En lugar de preguntar cómo la izquierda pudo haber actuado para detener a Hitler, él cierra su libro al considerar a los conservadores alemanes que ayudaron al ascenso de Hitler, luego cambiaron de opinión y conspiraron contra él. Tras el reciente trabajo de Rainer Orth, Hett dice que la Noche de los Cuchillos Largos, la purga de sangre de junio de 1934, fue dirigida principalmente contra estos oponentes de derecha.

Las conclusiones para los conservadores de hoy emergen claramente: No rompa las reglas que mantienen unida a una república, porque algún día necesitarán orden. Y no destruyas a los oponentes que respetan esas reglas, porque un día las echarás de menos.