domingo, 13 de junio de 2021

SGM: El increíble combate entre el carguero corsario Kormoran y el crucero HMAS Sidney

Batalla entre “HMAS Sidney” y “Kormoran”

Eurasia 1945




La batalla entre los cruceros HMAS Sidney y Kormoran fue uno de los encuentros navales más sorprendentes de la Segunda Guerra Mundial. Librado tan sólo unos días antes del inicio de la Guerra del Pacífico contra Japón, el enfrentamiento transcurrió de manera desigual porque un simple corsario camuflado alemán atacó por sorpresa y hundió con relativa facilidad a un crucero de línea australiano, una proeza casi imposible de realizar, aunque si por algo el incidente se volvería famoso sería por convertirse en uno de los episodios militares más polémicos de la Historia de Australia.

Preludio

La jornada del 11 de Noviembre de 1941, aproximadamente un mes antes del estallido de la Guerra del Pacífico, el crucero HMAS Sidney de la Marina Real Australiana (Royal Australian Navy) al mando del capitán Joseph Burnett abandonó el puerto de Freemantle para ofrecer escolta al carguero australiano SS Zeelandia que viajaba en dirección Malasia. A los seis días del viaje, el 17 de Noviembre, la nave transfirió su cometido de protección al crucero británico HMS Durban, por lo que después de ser el transporte relevado, el buque australiano dio media vuelta y emprendió el retorno hacia el litoral occidental de Australia.


Mapa de Australia. En un cuadrado rojo el lugar de la batalla entre el Kormoran y el HMAS Sidney.

El crucero australiano HMAS Sidney había sido botado en 1934 como un barco de “Clase Leander” que desplazaba 8.940 toneladas a plena carga y que poseía unas medidas de 147 metros de longitud, 14 metros de ancho y 5 metros de calado, así como un blindaje consistente en 76 milímetros en la cintura y 55 milímetros en otras partes sensibles. Se trataba de una nave con capacidad para albergar a 590 tripulantes entre 33 oficiales y 557 marineros, más un armamento comprendido en ocho cañones pesados de 150 milímetros en torretas dobles (dos a proa y dos a popa), doce piezas menores de 100 milímetros (seis a babor y estribor), veintitrés ametralladoras defensivas y antiaéreas (doce Vickers Mk III de 13 milímetros, nueve Lewis de 7’7 milímetros y dos Vickers de 7’7 milímetros), ocho tubos lanzatorpedos de 533 milímetros en dos plataformas cuádruples y una catapulta con grúa para un hidroavión de reconocimiento Supermarine Walrus.

Dos días más tarde del viaje de regreso del HMAS Sidney, el miércoles 19 de Noviembre, el corsario alemán Kormoran que cubría la misma ruta estando al mando del capitán Theodor Detmers, se encontraba patrullando el oeste de Australia con apariencia de carguero holandés bajo el falso nombre de Straat Malaka. Lamentablemente después de 352 de haber estado navegando sin pausa, el buque no había tenido suerte porque sólo se había anotado el hundimiento de 11 cargueros enemigos debido a que tanto en el Océano Pacífico como en el Océano Índico existían una cantidad menor de mercantes en dirección a los puertos del Imperio Británico.

El Kormoran era un carguero construido en los Astilleros de Kiel bajo la denominación de “Crucero de Interferencia Comercial”, ya que se le diseñó con apariencia de mercante civil pero con un arsenal militar camuflado con mamparos. Con unas medidas de 164 metros de longitud, 20 metros de ancho y 8 metros de calado, desplazaba 8.736 toneladas y una tripulación compuesta por 399 almas contando 36 oficiales, 359 marineros y 4 lavanderos chinos (estos últimos enrolados del mercante SS Eurylochus hundido por la nave), además de poseer un arsenal consistente en seis piezas pesadas de 150 milímetros, dos cañones ligeros de 37 milímetros, cinco antiaéreos de 5 milímetros, dos tubos lanzatorpedos dobles de 533 milímetros y 360 minas acuáticas, así dos hidroaviones de reconocimiento Arado Ar 196.

Batalla del Kormoran contra el HMAS Sidney

A las 16:00 horas de la tarde del 19 de Noviembre de 1941, un vigía del mástil del corsario Kormoran divisió lo que parecía ser la silueta de un barco en la línea del horizonte, justo cuando la nave se encontraba navegando a unas 150 millas náuticas de la costa australiana de Carnarvon, no muy lejos de la Isla de Dirk Hartog y la Bahía de los Tiburones. Inmediatamente el marinero bajó a la cámara de los oficiales en el puente, donde nada más informar al capitán Theodor Detmers del descubrimiento, éste dejó el café que estaba bebiendo y observó a través de sus prismáticos para distinguir un buque al que erróneamente confundió con un carguero enemigo, motivo por el cual ordenó “zafarrancho de combate”.

Cuando el Kormoran viró el rumbo 260º hacia el misterioso barco, el crucero HMAS Sidney que era en realidad el objetivo del alemán, también aceleró los nudos hacia el corsario germano hasta situarse ambos a una distancia de 7 millas sobre las 17:00 horas. En ese instante el capitán Theodor Detmers que ya pudo observar mejor a su oponente, entró en pánico al comprobar que la nave en verdad se trataba de un crucero de la Marina Real Australiana y no un mercante, por lo acto seguido intentó corregir el error dando la vuelta y mostrando la popa a su rival, aunque con tan mala suerte que el corsario sufrió una avería al recalentarse uno de los cuatro cilindros del motor, siendo reducida su velocidad de los 18 a los 14 nudos.


Corsario alemán camuflado Kormoran.

El HMAS Sidney que todavía no sospechaba del Kormoran, se aproximó hacia la nave con la intención de hacer una inspección rutinaria a aquel supuesto carguero holandés denominado falsamente como Straat Malaka. A sabiendas el capitán Theodor Detmers de que jamás podría escapar de su perseguidor, optó por intentar engañar a los australianos simulando que sus tripulantes eran marinos civiles con escasa experiencia en alta mar. Así fue como tras emitir el HMAS Sidney la señal de identificación “NNJ”, los marineros germanos intentaron ganar tiempo mostrándose torpes a la hora de izar las banderas en orden erróneo, desenrollar mal las telas o enviar un mensaje equivocado a su rival con las siglas “PKQI”. A las única señales que el navío respondió con sentido fue que se dirigía en dirección a Batavia, por aquel entonces la capital de las Indias Orientales Holandesas. A pesar de las extrañas evidencias y de que el capitán Joseph Burnett comenzó a impacientarse porque ordenó a la dotación de la artillería pesada ocupar sus puestos y al hidroavión calentar motores en la catapulta, el resto del personal de marinería cometió el error de permanecer a la espera, sin movilizarse y estando en una actitud completamente relajada mientras charlaban y se apoyaban sobre las barandillas.

La última señal izada por el HMAS Sidney al supuesto carguero Straat Malaka fueron las siglas “IK” que obviamente la tripulación del Kormoran desconocía, algo que obligó al capitán Theodor Detmers a actuar cuanto antes porque sabía que ya no tendría más oportunidades. Afortunadamente todo el teatro organizado por sus marineros había funcionado porque de manera negligente el crucero australiano se había situado en paralelo a tan sólo 1.500 metros del corsario, ofreciendo un blanco claro y fácil, sin obviar con que la distancia era tan reducida que incluso una nave tan poco artillada como el Kormoran tendría altas posibilidades de echar a pique a un buque de guerra tan poderoso como el HMAS Sidney.

Inesperadamente a las 17:30 horas, el Kormoran arrió del mástil la bandera de Holanda e izó la cruz gamada del Tercer Reich, al mismo tiempo en que abría sus compuertas y mamparos asomando sus poderosos cañones de 150 milímetros. Apenas sin otorgar a los australianos tiempo para reaccionar, el Kormoran efectuó sus dos primeros disparos que erraron en el blanco porque el primer proyectil cayó demasiado corto y el segundo levantó un géiser de agua por detrás del buque enemigo. No obstante, nada más producirse las tres siguientes salvas, dos de los proyectiles alcanzaron al HMAS Sidney con la consiguiente destrucción del puente y la dirección de tiro de proa, aunque éste último respondió con una andanada de 150 milímetros que falló porque las cabezas detonaron sobre la superficie del mar. Acto seguido, la artillería secundaria de 37 milímetros del Kormoran barrió la cubierta del crucero rival, mientras sus piezas antiaéreas de 20 milímetros y la dotación de las ametralladoras acribillaron con cientos de balas a unos indefensos y sorprendidos marineros australianos que fueron fácilmente masacrados sin poder acudir a sus puestos. De hecho pronto un proyectil desprendió al hidroavión de su plataforma, cuyo combustible se desparramó por el casco y originó un incendio que fue imposible de controlar, además de recibir la nave australiana dos torpedos, uno de los cuales impactó bajo la línea de flotación causando una inundación parcial en la proa. Como la situación se volvió desesperada, el HMAS Sidney intentó embestir al Kormoran inútilmente porque la punta pasó de largo junto a su popa, momento en que los germanos aprovecharon para lanzar nuevos fogonazos que inutilizaron la Torreta A e hicieron saltar por los aires la Torreta B. La única respuesta efectiva del HMAS Sidney durante todo el encuentro fue disparar cuatro torpedos contra el corsario que no acertaron, aunque al menos una salva de los cañones pulverizó a los generadores de energía, lo que supuso un golpe mortal para Kormoran.

Crucero australiano HMAS Sidney.

A las 18:35 horas del atardecer, tanto el Kormoran como el HMAS Sidney rompieron el contacto y se alejaron después de haber encajado el crucero australiano un total de 450 proyectiles y el corsario alemán unos 50 impactos. Aunque ambos buques continuaron viéndose durante aproximadamente una hora y media, a las 20:00 horas de la noche, los vigías del Kormoran comprobaron como la silueta del HMAS Sidney y los resplandores de las llamas desaparecían finalmente por detrás de la línea del horizonte. Después de aquel último avistamiento de su rival y pese a que los alemanes todavía no podían saberlo, el crucero australiano se hundió de manera misteriosa sin registrarse un sólo superviviente, ya que perdieron la vida la totalidad de los 645 marineros, incluyendo el capitán Joseph Burnett.

Polémica

Avanzada la noche del 19 de Noviembre de 1941, el capitán Theodor Detmers realizó una evaluación de daños en el Kormoran para descubrir que las averías de propulsión estaban rotas de manera irrecuperable, que existía un incendio en la sala de máquinas y que varios compartimentos habían sido inundados, además de haber 20 miembros de la tripulación muertos y otros 40 heridos. A pesar de que en cualquier otra circunstancia la nave hubiese sido salvable, al encontrarse tan lejos de un puerto amigo por estar en aguas de Australia, los germanos no tuvieron más remedio que decretar la evacuación. Así fue como cinco botes y varias lanchas de goma fueron echadas al agua (una de éstas volcaría con varios heridos que se ahogaron con la consiguiente cifra de 82 fallecidos desde el inicio de la batalla) hasta que se sacó con vida a 320 tripulantes entre los que había 317 alemanes y 3 cocineros chinos, antes de que a las 24:00 horas el Kormoran fuese minado por sus propios marineros con cargas de demolición en las bodegas, siendo finalmente explosionado y hundido a las 00:20 horas del 20 de Noviembre.

La mañana del 20 de Noviembre de 1941, las autoridades portuarias de Freemantle comenzaron a preocuparse cuando no vieron aparecer a la hora prevista al crucero HMAS Sidney. Al día siguiente, el 21, los peores temores parecieron confirmarse porque la nave tampoco se presentó, exactamente igual que la jornada de 22, por lo que finalmente el 23 se decretó el estado de alarma en los cuarteles militares y en las instalaciones navales. Al cabo de veinticuatro horas de ser declarada la emergencia, el transatlántico RMS Aquitania recogió del agua a una balsa de goma cargada con 26 náufragos alemanes que relataron haberse enfrentado cinco días atrás contra un crucero enemigo. El mismo testimonio aportaron los supervivientes germanos de una segunda lancha encontrada por el petrolero SS trocas el 25, así como nuevos tripulantes del Kormoran que a bordo de otras dos balsas desembarcaron en dos grupos de 57 y 46 marineros sobre la costa norte de Carnarvon. A raíz del curso que estaban tomando los acontecimientos y la falta de noticias fiables, el Gobierno de Sidney oficializó la censura en la prensa y la radio, al mismo tiempo en que se montaba un operativo de búsqueda y rescate con varios escuadrones de hidroaviones y una escuadra naval conformada por el crucero holandés Tromp y seis mercantes recién requisados al oeste de Australia. Entre estos buques estuvo el carguero SS Yandra que acogió a un bote con 73 alemanes el 27 de Noviembre, así como el barco auxiliar HMS Koolinda que hizo lo propio con otros 31 náufragos germanos y el mercante SS Centaur con los últimos 61, incluyendo el capitán Theodor Detmers.


Supervivientes en las balsas del Kormoran.

Con la captura de los supervivientes del Kormoran, las autoridades procedieron a los interrogatorios para ofrecer todos la misma versión consistente en que el día 19 se habían enfrentado a un crucero de bandera australiana del que habían conseguido escapar, pero nadie había visto hundirse. Según tales testimonios que parecían coincidir, los investigadores australianos no comprendieron como el HMAS Sidney en casi dos horas no había efectuado ninguna llamada de socorro por radio ni sus oficiales habían puesto en marcha una operación de evacuación, eso sin contar con que ni un sólo marinero se hubiese arrojado al agua para salvar la vida o simplemente que no se hubieran encontrado restos físicos de la nave como mamparos, salvavidas o cadáveres flotando. De hecho, un cuerpo hallado unos meses más tarde en la Isla de Navidad pareció proceder del crucero, aunque su avanzado estado en descomposición y su imposible identificación, impidieron clarificar si se trataba de un veterano del HMAS Sidney. Ante la falta de pruebas concluyentes y después de casi medio año de búsqueda infructuosa, el 30 de Junio de 1942, el Primer Ministro John Curtin anunció triste y abatido que el crucero HMAS Sidney, una de las joyas de la Marina Real Australiana, había resultado hundido y ningún miembro de la tripulación había sobrevivido.

La noticia de la desaparición y hundimiento del HMAS Sidney fue uno de los mayores golpes morales encajados por Australia durante la Segunda Guerra Mundial, similar en polémica a la carnicería vivida en la Batalla de Gallípoli durante la Primera Guerra Mundial. Desde ese instante muchos en el país comenzaron a buscar culpables y solicitaron que rodasen cabezas en los departamentos, ya fuese por los retrasos en la búsqueda de supervivientes o por el silencio en la prensa durante varios meses. De igual manera algunos se inventaron extrañas teorías asegurando que los marineros del Kormoran habían asesinado a los tripulantes del HMAS Sidney y se habían desecho posteriormente de los cuerpos, e incluso que un submarino japonés que pasaba por la zona había hecho desaparecer a los náufragos australianos (algo imposible porque Japón entró en la Guerra del Pacífico dos semanas después).

Terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945, las presiones por buscar culpables llevaron a que el capitán Theodor Detmers, condecorado en ausencia mientras se hallaba en cautividad con la Cruz de Hierro por el propio Adolf Hitler, fue retenido bajo la falsa acusación de haber ordenado asesinar a los tripulantes del HMAS Sidney. Afortunadamente y después de dos años de deliberaciones acerca de si juzgarle o no, la justicia australiana dictaminó su liberación en 1947 y su inmediata repatriación a Alemania. A pesar de todo, el capitán Theodor Detmers seguiría siendo injustamente señalado hasta su fallecimiento en 1976, sobretodo cuando inesperadamente después de más de treinta años apareció una vieja balsa a la deriva del HMAS Sidney, la cual se hallaba repleta de agujeros que en un principio creyeron ser de bala, aunque al final se confirmó que eran de impactos de metralla propia de la batalla (desmontándose una vez más la teoría del crimen). De hecho después de una última comisión de investigación, en 1997 el Parlamento Australiano cerró el caso con un denso informe de nueve volúmenes en el que se afirmaba que los 317 alemanes hechos prisioneros en 1941 eran inocentes.

Al entrar el siglo XXI, el 17 de Marzo de 2008, un equipo científico con robots oceánicos descubrieron el pecio del corsario alemán Kormoran al oeste de Australia, antes de que once horas más tarde, al fin hallasen los restos del crucero australiano HMAS Sidney. Al día siguiente del acontecimiento, el 18 de Marzo, el Primer Ministro Kevin Rudd comunicó al mundo que el crucero HMAS Sidney había sido encontrado después de 67 años de larga búsqueda. Gracias a este descubrimiento y a los daños observados sobre la estructura de la nave, se pudo comprobar que el hundimiento respondía a su particular enfrentamiento contra el Kormoran, aunque aquello no aclaró la extraña desaparición de todos sus tripulantes, lo que convirtió a este caso en uno de los sucesos navales más misteriosos de la Segunda Guerra Mundial.

Bibliografía:

  • -Eduardo Raboso García-Baquero, La Última Presa del Kormoran, Revista Española de Historia Militar Nº15, (2001), p.112-115
  • -Golden Jubilee, Royal Australian Navy. 1911-1961, “Our Naval Heritage”, Department of the Royal Australian Navy (1961), p.15
  • -http://en.wikipedia.org/wiki/Battle_between_HMAS_Sydney_and_German_auxiliary_cruiser_Kormoran

viernes, 11 de junio de 2021

Guerra de Secesión: El espionaje durante el conflicto (1/2)

Espionaje de la Guerra Civil Americana

Parte I || Parte II
W&W



Sentados: R. William Moore y Allan Pinkerton. De pie: George H. Bangs, John C. Babcock y Augustus K. Littlefield

El problema de los periodistas que "espiaban" a los ejércitos continuó durante la Guerra Civil estadounidense (1860-1865). Hasta 150 corresponsales de guerra siguieron al Ejército de la Unión, junto con fotógrafos y artistas, al servicio de los grandes diarios del Norte. La guerra se informaba más rápido que en cualquier otro momento de la historia y con mucho más detalle. Los movimientos de tropas, los planes y las órdenes de batalla se comunicaron a un público hambriento de noticias en su país. También se convirtieron en una de las principales fuentes de información del Ejército Confederado. Los periódicos de Washington y Baltimore llegaban al escritorio del presidente confederado Jefferson Davis a las 24 horas de haber sido impresos, mientras que los de Nueva York y Filadelfia llegaban un día después.

Se intentó limitar el daño, con resultados a veces ridículos. El 2 de agosto de 1861, el general McClellan hizo que los corresponsales de Washington aceptaran no divulgar información sensible sin el permiso del comandante general. Dos meses más tarde, el secretario de Guerra Simon Cameron le dio felizmente al New York Tribune una orden completa del análisis de las fuerzas de la Unión en Missouri y Kentucky. En 1862, un intento del Departamento de Guerra de introducir la censura del telégrafo encontró hostilidad y la administración de Lincoln fue acusada de utilizar la seguridad como excusa para sofocar el debate público sobre el desarrollo de la guerra.

El problema parece haberse vuelto menos agudo después de que se requirió que los periodistas presentaran sus informes a los alguaciles antes de presentarlos. El general William T. Sherman, un hombre con poco tiempo para los reporteros, fue un paso más allá e insistió en que los corresponsales eran "aceptables" para él antes de que se les permitiera trabajar en el frente. En 1864, la prensa cooperó mejor y la famosa "marcha hacia el mar" de Sherman se llevó a cabo sin que se informara. El problema parece haber sido unilateral. Mientras que los comandantes de la Unión estaban frustrados por la presencia de periodistas en el frente, los confederados los excluyeron del frente por completo. La necesidad de una censura estricta parece haber sido mejor comprendida por los pocos periódicos del sur que siguieron funcionando durante la guerra.

Una de las figuras del servicio secreto más pintorescas de la Guerra Civil estadounidense fue Allan Pinkerton (1819-1894), el fundador de origen escocés de la agencia de detectives que lleva su nombre. Famoso por la protección de los ferrocarriles y por perseguir a desesperados tan notorios como James Gang, Wild Bunch y Butch Cassidy, el logotipo de la empresa era un ojo que todo lo ve con el lema "nunca dormimos", de ahí la expresión "detective privado".

En enero de 1861, Samuel Felton, presidente del ferrocarril de Filadelfia, Wilmington y Baltimore, contrató a la agencia Pinkerton para proteger a su empresa del sabotaje de simpatizantes secesionistas en el área de Baltimore. Pinkerton aceptó el contrato y tomó a seis de sus agentes para infiltrarse en los secesionistas. Junto a Pinkerton estaba el detective Timothy Webster, un policía de la ciudad de Nueva York nacido en Inglaterra y sin duda el principal hombre encubierto de la agencia. Webster se hizo pasar por simpatizante del sur y se enlistó en una tropa de caballería rebelde formada para resistir la "agresión yanqui". Otro agente, Harry Davies, ya estaba familiarizado con muchos de los principales secesionistas, ya que había vivido anteriormente en el sur. Fue Davies quien descubrió por primera vez un complot para asesinar al presidente electo Abraham Lincoln (1809-1885).

El decimosexto presidente de la Unión, Lincoln, había sido elegido el 6 de noviembre de 1860. Aunque fue catalogado como "Abe honrado", muchos vieron que ganar la presidencia era similar a la llegada del Anticristo. En Baltimore, un excitante barbero italiano en el hotel Barnum llamado Cypriano Fernandina formó una conspiración para asesinar a Lincoln. Los motivos del italiano no están claros, excepto para decir que muchos de sus mejores clientes eran secesionistas. Según Davies, Fernandina había convocado una votación secreta en la que se habían elegido ocho asesinos. Antes de su investidura en marzo, el presidente electo republicano tuvo que viajar a Washington en tren, siguiendo un horario publicitado. Cuando se detuvo en Baltimore, estallaría una pelea para desviar la atención de la policía de Lincoln y los asesinos atacarían. Al enterarse de esta trama, Pinkerton fue directamente a Filadelfia para consultar con Felton.

Mientras tanto, Lincoln había dejado su casa en Springfield, Illinois, el 11 de febrero. Llegó a Filadelfia el 21 de febrero y le presentaron a Pinkerton, quien describió el complot. Le tomó un poco de esfuerzo convencer a Lincoln de que alguien estaba dispuesto a asesinarlo, pero finalmente se le ocurrió la idea y estuvo de acuerdo en que Pinkerton debería hacer arreglos para su transporte seguro a Washington. Desviándose del horario, Lincoln dejó una cena en Harrisburg temprano y abordó un tren especial provisto por Felton. Para evitar que los espías secesionistas transmitieran detalles de su salida no programada, Pinkerton hizo cortar las líneas telegráficas. En Filadelfia, Lincoln se unió al tren nocturno a Washington. A lo largo de la ruta entre Filadelfia y Washington, Pinkerton y Felton colocaron a hombres confiables que se hacían pasar por miembros de una banda de trabajadores que blanqueaban puentes de ferrocarril aparentemente en un intento de hacerlos a prueba de fuego. A estos hombres se les entregaron linternas para señalar que el tren tenía un paso seguro por su sector.

A lo largo del viaje, Lincoln se hizo pasar por un inválido que viajaba con su hermana, un papel que interpretó Kate Warne. Warne, agente de Pinkerton desde 1856, es reconocida como la primera detective privada de Estados Unidos. Pinkerton afirmó que Warne se le acercó queriendo ser detective, pero otros piensan que Warne estaba buscando trabajo como secretaria. Aunque no hubo vacantes, Pinkerton la contrató de todos modos porque le gustó mucho. Luego se convirtió en la amante de Pinkerton y se haría pasar por su esposa en ciertas misiones.

El presidente electo llegó a Washington ileso y cuando los conspiradores se dieron cuenta de que habían perdido su oportunidad, se desvanecieron. Muchos creían que toda la conspiración de Baltimore fue un truco diseñado por el propio Pinkerton. Pinkerton era un buen hombre de negocios. Si le pagaron para descubrir conspiraciones, entonces encontró conspiraciones. Si las conspiraciones se magnificaron para asegurar que el cliente sintiera que estaba obteniendo una buena relación calidad-precio, bueno… los negocios son los negocios, como dicen.

Después de que se dispararon los primeros disparos de la guerra, Pinkerton volvió a ofrecerle a Lincoln sus servicios. El detective fue invitado a Washington y le pidió consejo para tratar con simpatizantes del sur, pero no le dieron el contrato que buscaba. En cambio, se le pidió a Pinkerton que formara un servicio secreto para el ejército del general McClellan, que comandaba el Departamento Militar de Ohio. Al instalarse en Cincinnati y utilizar el alias de E. J. Allen, Pinkerton envió a sus agentes a la Confederación en nombre de McClellan.

Haciéndose pasar por un caballero de Georgia, Webster fue el primer agente en moverse hacia el sur, en dirección a Memphis. Incluso Pinkerton se unió al acto y cruzó el Ohio. Tuvo un escape afortunado cuando un barbero alemán de Chicago lo reconoció, pero no lo denunció. Otro de los ingleses de Pinkerton, Pryce Lewis, partió en junio de 1861, viajando a través de la Confederación como turista neutral. Cerca de Charleston fue detenido e interrogado por un coronel Patton. Abuelo del general George S. Patton, el coronel confederado estaba tan seguro de las credenciales de Lewis que lo llevó a recorrer las fortificaciones que comandaba.

El 22 de julio de 1861, McClellan recibió el mando del Ejército del Potomac y se le encargó la protección de Washington. Inmediatamente invitó a Pinkerton a seguir con su servicio secreto. La necesidad más urgente en ese momento era un servicio de contraespionaje, ya que tanto Baltimore como Washington estaban llenos de espías y partidarios rebeldes. Mientras Pinkerton envió a Webster y al agente Carrie Lawton a Baltimore para infiltrarse en las células rebeldes, se concentró en atrapar al principal espía rebelde en Washington. Muchos suponían que este agente, incluido el Subsecretario de Guerra Thomas Scott, era la viuda de la alta sociedad con buenas conexiones políticas Rose O’Neal Greenhow (1817-1864).

Greenhow había sido reclutado como espía al comienzo de la guerra por el graduado de West Point Thomas Jordan, un oficial estadounidense que se unió al personal del general confederado Beauregard. Antes de irse de Washington, Jordan le proporcionó a Greenhow un cifrado simple e instrucciones para comunicarse con él usando su alias: Thomas J. Rayford. En julio de 1861 logró un importante golpe cuando envió una copia de las órdenes del general de la Unión McDowell para el Ejército del Potomac, que debía avanzar hacia Virginia. Prevenido, el general Beauregard causó al ejército de la Unión una vergonzosa derrota en Bull Run el 21 de julio.

Pinkerton puso a Greenhow y sus contactos bajo estrecha vigilancia. Según todos los informes, Greenhow intentó sin éxito mover los hilos con amigos del gobierno para que se cancelara a Pinkerton. Luego, una lluviosa tarde de agosto, Pinkerton y tres agentes, incluido Pryce Lewis, siguieron a un oficial hasta la casa de Greenhow. Cuando se encendió una luz en el piso de arriba, Pinkerton hizo que sus hombres formaran una pirámide humana con él en la cúspide. Al echar un vistazo a la habitación, Pinkerton vio al joven oficial entregándole un mapa a Greenhow y lo escuchó dar instrucciones sobre cómo leerlo. Luego los dos entraron en una habitación trasera, donde Greenhow sin duda favoreció al traidor con una recompensa. Una hora más tarde, el oficial salió de la casa de Greenhow con un beso. Pinkerton hizo arrestar al oficial y, cuando se enfrentó a las pruebas, más tarde se suicidó en su celda. Mientras tanto, se veía una lista embarazosa de figuras prominentes yendo y viniendo de la casa de Greenhow, incluido el ex presidente James Buchanan.

Después de haber escuchado lo suficiente, Scott ordenó el arresto de Greenhow. El día del arresto, encontraron a Greenhow en su salón leyendo un libro. Mientras Pryce Lewis la vigilaba, Pinkerton registró la casa y recuperó un increíble tesoro de documentos clasificados de la Unión, incluidos planos de las defensas y fortificaciones de Washington. El premio entre ellos fue el diario de Greenhow, que detallaba todo el alcance de la red de espías confederados. En términos de contraespionaje, el hallazgo no tuvo precio. Dio los nombres de los contactos de Greenhow, sus informantes y los medios para enviar mensajes a la Confederación; se produjeron numerosos arrestos. En un momento de la búsqueda, Greenhow apuntó a Lewis con una pistola, pero no la amartilló correctamente. De lo contrario, el único problema real provino de su hija de ocho años, que se escondió en un árbol fuera de la propiedad y llamó una advertencia a cualquiera que ella reconociera que se acercaba a la casa: "¡Mamá ha sido arrestada!

Con Greenhow bajo custodia, surgió el problema de qué hacer con ella. Estaba demasiado bien conectada y era demasiado famosa para enviarla a la horca, pero la cantidad de soldados prominentes, políticos, banqueros, etc., involucrados en esta conspiración hizo que su presencia resultara sumamente embarazosa para el presidente Lincoln. Este problema se agravó cuando Greenhow continuó enviando mensajes a Richmond desde la cárcel, incluido un relato poco halagador de cómo Pinkerton la había arrestado. Al final, después de un juicio, Greenhow fue enviada a Richmond, donde continuó con su estilo de vida de celebridad. Más tarde fue enviada en misión a Londres, donde tuvo una audiencia con la reina Victoria y a París, donde fue recibida en la corte de Napoleón III. Después de escribir sus memorias, regresó a la Confederación en 1864 sobre el corredor del bloqueo Cóndor. Perseguido por una cañonera Union, Condor encalló y Greenhow se ahogó.

Mientras Pinkerton había estado ocupado con Greenhow, Timothy Webster se había hecho un nombre entre los confederados y sus acólitos de Maryland. Trabajando hasta ahora encubierto, Webster fue arrestado por un detective federal que creía que era un espía confederado. Webster no podía esperar mejores credenciales para mantener su tapadera. Mientras estaba detenido, se reunió con Pinkerton, quien organizó su "escape" mientras lo trasladaban a Fort McHenry para su internamiento. Los guardias cuidadosamente seleccionados incluso dispararon después de que Webster escapó, todo para darle más credibilidad al agente. Al llegar a una casa franca en Baltimore, Webster se había convertido en un héroe de la causa. Incluso cuando un hombre lo denunció después de ver a Webster con Pinkerton, el agente de la Unión simplemente le dio un puñetazo en la mandíbula y lo llamó maldito mentiroso.

Desde Baltimore hasta Richmond, parecía que Webster tenía el control de la Confederación. Sus informes de inteligencia detrás de las líneas enemigas fueron exhaustivos y precisos. Instalado en un hotel de primera en Richmond, Webster era tan creíble que el Secretario de Guerra Confederado le confió sus cartas personales para que las enviara a Baltimore. Esto, por supuesto, permitió a Pinkerton leer las cartas, lo que condujo a varios arrestos de alto perfil.

En apoyo de Webster, otros agentes de Pinkerton fueron enviados al sur, incluido John Scobell, un ex esclavo de Mississippi reclutado para la agencia en el otoño de 1861. Scobell desempeñó una variedad de roles, a veces haciéndose pasar por cocinero o trabajador, otras veces actuando como un sirviente de Webster o Carrie Lawton. Otro de sus medios para obtener inteligencia fue a través de su membresía en la Liga Legal. Se trataba de una organización afroamericana secreta en el sur, cuyos miembros a menudo ayudaban a Scobell proporcionando mensajeros para llevar su información a través de las fronteras de la Unión.

Sin embargo, cuando la guerra entró en su segundo año y McClellan estaba planeando otra ofensiva, Webster comenzó a sufrir enfermedades provocadas por su constante exposición a los elementos. Después de sentir los efectos del reumatismo mientras acompañaba a Carrie Lawton en una misión a Richmond, Webster se enfermó gravemente y dejó de informar. Desesperado por noticias en vísperas de la nueva ofensiva, Pinkerton cometió el error cardinal de los espías. Se impacientó.

Cuando Pinkerton le pidió a Pryce Lewis que reemplazara a Webster, el inglés se opuso a la idea y rechazó la asignación. Luego, cuando Pinkerton lo convenció de lo contrario, le dijo a Lewis que otro agente, John Scully, se uniría a él. Su tapadera sería como contrabandistas que llevan una carta a Webster desde Baltimore. Fue un plan mal concebido.

En la tarde del 27 de febrero de 1862, los dos espías de la Unión estaban en la cama de enfermo de Webster cuando el detective confederado Capitán Sam McCubbin entró en la habitación sólo para comprobar el progreso de Webster. La sensación de alivio fue sólo temporal, ya que McCubbin fue seguido por el hijo de un exsenador, a quien Lewis y Scully habían protegido después de que Pinkerton ordenó que arrestaran a su familia. Antes de que tuvieran la oportunidad de escapar, Lewis y Scully fueron capturados y llevados ante el general Winder, jefe de la policía secreta confederada, quien sospechaba que ambos eran espías.

miércoles, 9 de junio de 2021

Biografía: Konstantin Eduardovich Tsiolkovsky, padre de la cosmonáutica rusoviética

Konstantin Eduardovich Tsiolkovsky

W&W


Tsiolkovsky

Konstantin Eduardovich Tsiolkovsky nació el 17 de septiembre de 1857 en el pueblo ruso de Izhevskoye, en la provincia rural de Ryazan, a ciento veinte millas (195 km) al sureste de Moscú. Cuando era niño, estaba lleno de energía y mostraba una ansiosa búsqueda de conocimiento. Pero a los diez años contrajo escarlatina, lo que lo dejó con un grave problema de sordera por el resto de su vida. Konstantin llamó a su madre la chispa de la familia y la que lo guió para hacer frente a su discapacidad. Su temprana muerte en 1870, cuando él solo tenía trece años, fue un obstáculo muy desafortunado para sus años de desarrollo.

Poco después, Konstantin abandonó la escuela. De modo que los años de 1868 a 1871 marcaron un período comprensiblemente frustrante en la vida del joven adolescente. Primero con la discapacidad y luego con la pérdida de su madre, se aisló del mundo circundante. Sin embargo, a los catorce años, se despertó y su apetito por la autoeducación se aceleró repentinamente.

Al padre de Tsiolkovsky, Eduard, se le debe dar crédito por mantener unida a la familia y hacer lo que pudo con medios limitados. Silvicultor de profesión, perdió su trabajo en 1867 y luego se convirtió en empleado. Aunque no fue particularmente exitoso en sus profesiones, fue un hombre de gran integridad, dedicado a sus hijos y un creyente en el trabajo arduo. El joven Tsiolkovsky tomó los rasgos positivos de sus padres y aplicó su propia mente brillante, especialmente al ansia por las matemáticas, la física, la astronomía, la química y las creaciones mecánicas.

En 1874, cuando Konstantin tenía dieciséis años, Eduard lo envió a Moscú para que estudiara por su cuenta con la esperanza de que esto lo llevara a ingresar a una escuela técnica. Recibía un salario de hambre, pero sus necesidades eran pocas y el deseo de aprender mucho. Continuó superando su discapacidad, pasando sus días en la reconocida Biblioteca Nacional Rumyantsev y profundizando en libros sobre matemáticas y ciencias. También se hizo amigo de un influyente y excéntrico filósofo de la época llamado Nikolai Fyodorov.

Fyodorov era conocido por ser mentor de jóvenes pobres en bibliotecas, estudiantes como Tsiolkovsky. Fyodorov creía en una filosofía conocida como "cosmismo" ruso, que defendía que se podía encontrar un tipo de inmortalidad humana y salvación viajando al cosmos: el espacio exterior y sus lunas, planetas y estrellas. Los seres humanos no iban a morir de forma permanente, sino a ser reconstituidos en otro tipo de forma de vida y asentarse en todo el universo. Los vuelos espaciales y la tecnología avanzada fueron los inquilinos clave de la filosofía. Así que fue durante este período cuando Konstantin estuvo expuesto por primera vez a visiones de exploración espacial. En años posteriores diría que los escritos de Julio Verne también fueron una inspiración.

Después de tres años en Moscú, Konstantin regresó a su ciudad natal como tutor. En 1879, aprobó el examen requerido para convertirse en maestro, y al año siguiente ocupó un puesto de profesor de matemáticas y ciencias en la provincia de Borovsk. Allí continuó sus lecturas, comenzó algunos experimentos en un laboratorio doméstico y comenzó a registrar sus hallazgos de manera metódica. Pero sus cavilaciones, cálculos y bosquejos en ese momento se referían a una amplia variedad de problemas científicos. Todavía no mencionaba cohetes ni vuelos espaciales.

Tsiolkovsky siempre demostraría ser un excelente maestro; era alguien que podía presentar material a sus estudiantes con entusiasmo. Incorporó los últimos métodos de enseñanza y creyó en la experimentación práctica para acompañar la teoría y el trabajo con libros.

Durante su tiempo en Borovsk, se casó con Varvara Sokolova, a quien había conocido durante sus años en Moscú. Ella demostraría ser una defensora incondicional de su trabajo durante su vida juntos. Tendrían siete hijos, aunque trágicamente cuatro de estos descendientes morirían durante la adolescencia.

En 1881, a los veinticuatro años, Konstantin envió un informe sobre la teoría cinética de los gases a la Sociedad de Física y Química de San Petersburgo. Si bien sus hallazgos no fueron trascendentales y, de hecho, ya habían sido formulados por otros, los estimados científicos allí vieron que tenía potencial.

Luego, en 1883, escribió una obra corta, más una entrada de diario larga e inédita en ese momento, titulada "Espacio libre". En él, demostró una verdadera comprensión del principio de obtener movimiento en el vacío del espacio mediante el método de reacción. También describió conceptos de vida en el espacio y gravedad cero, dibujó un diseño primitivo de una nave espacial y propuso un giroscopio para estabilizar un vehículo volador.

Tsiolkovsky pasó los siguientes quince años probando la física y las matemáticas de sus diversas teorías, y todo el tiempo se hizo algo más conocido en Rusia a través de la publicación de artículos en periódicos y sus contactos con la Sociedad. Pero tenía muchos intereses científicos en esta etapa de la vida. Construyó un túnel de viento, que se cree que fue el primero de Rusia, y exploró temas como la resistencia del aire y los dirigibles (dirigibles o zepelines).

En 1892, Konstantin obtuvo un puesto de profesor superior en la ciudad provincial de Kaluga, a la que se mudó, viviendo allí el resto de su vida. La casa en la que finalmente residió con su familia tenía un taller en el piso de arriba. Durante su tiempo libre y entre sus tornos hechos a mano, túnel de viento, herramientas y máquinas variadas, teorizó y experimentó con sus inventos.

En 1898, publicó una investigación sobre la resistencia del aire en una revista científica. Debido al interés generado, Konstantin presentó una solicitud de financiación en 1899 a la Academia Imperial de Ciencias para apoyar nuevos esfuerzos en este campo. La Academia le otorgó algunos fondos menores para continuar sus estudios. Fue durante estos últimos años del siglo XIX que Tsiolkovsky decidió también centrar más su atención en la solución de los problemas del cohete, el proceso de reacción y el vuelo en el espacio.

Las notas de Konstantin muestran que, de 1898 a 1903, desarrolló su famosa ecuación matemática (o fórmula) la "ecuación del cohete", que describe la aceleración del cohete en términos de (1) la velocidad del gas que sale de la boquilla del motor y (2) ) la masa decreciente que tiene un cohete después del despegue debido al consumo de propulsores. Mientras que otros en el siglo XIX habían derivado la ecuación básica y la habían utilizado en el análisis de las trayectorias de vuelo de varios objetos, incluidos los cohetes, Tsiolkovsky fue el primero en describir y analizar a fondo todos los aspectos de esta fórmula fundamental de los cohetes. Sus notas también revelan que se convenció de que solo los propulsores líquidos, y ninguna de las combinaciones de pólvoras conocidas, podrían proporcionar el empuje necesario para lanzar un vehículo tipo cohete fuera de la atmósfera.

Resumió sus hallazgos y los envió a la revista rusa Naootchnoe Obozreniye (Scientific Review). En 1903, el trabajo de Konstantin se publicaría en un artículo titulado "Investigación de los espacios mundiales mediante vehículos reactivos".

Este artículo fue realmente significativo, ya que Tsiolkovsky describió la ecuación de su cohete y el cohete de reacción como el vehículo necesario para viajar hacia y en el espacio. El vehículo que propuso para la misión fue alargado para producir poca resistencia aerodinámica, mezcló y encendió sus propulsores juntos en una cámara de combustión y tenía un compartimiento para pasajeros. Se refirió a las etapas múltiples según sea necesario para llegar al espacio, y también a los propulsores hidrógeno líquido y oxígeno líquido como la combinación más poderosa. Continuó proporcionando cálculos matemáticos detallados sobre la velocidad de escape requerida que su cohete propulsor líquido tendría que lograr para liberarse de la fuerza gravitacional de la Tierra. Todo esto fue material pionero para la época. Sergei Korolev, en años posteriores, también le daría crédito a Tsiolkovsky por estas ideas: un cono abocinado para la boquilla del cohete, una cámara de combustión a la que se suministraban los propulsores mediante bombas y previendo la necesidad de enfriamiento regenerativo.

Después del artículo, los hallazgos de Tsiolkovsky no recibieron mucho reconocimiento. Konstantin más tarde culparía de esta falta de publicidad temprana a que era un científico autodidacta, que trabajaba en la ciudad provincial de Kaluga.Esto fue en un momento en que la ciencia estaba controlada por lo que él llamó las camarillas zaristas en las principales ciudades rusas de Moscú y St. San Petersburgo. Había verdad en sus acusaciones. Desanimado por intentar publicar la teoría de los cohetes, durante la primera década del siglo XX se centró en mejorar sus diseños de dirigibles y resolver problemas en la creciente ciencia de la aeronáutica.

Sin embargo, él y su trabajo espacial no pasaban totalmente desapercibidos. En 1912, una revista aeronáutica rusa volvió a publicar el artículo de 1903, haciendo que Tsiolkovsky ampliara funciones como la resistencia del aire y las presiones atmosféricas en el cohete. Dos años más tarde, publicó un suplemento en el que detallaba los tipos de propulsores para usar con los motores de los cohetes, además de explorar más a fondo los viajes espaciales. Estas publicaciones encajan muy bien con un notable aumento de interés prerrevolucionario en todo tipo de fuga entre la población rusa. Los entusiastas buscaban especialmente las obras de ciencia popular y ficción espacial.

La Primera Guerra Mundial estalló en agosto de 1914, abrumando a todos los demás eventos. A los cincuenta y seis años, Tsiolkovsky era demasiado mayor para ser considerado para el servicio activo en el ejército. A lo largo de los años de guerra, Konstantin, el genio, continuó en Kaluga, enseñando a sus alumnos durante el día y, después de la escuela, investigando y teorizando sobre sus diversos intereses. En lo que respecta a los cohetes y la exploración espacial, escribió novelas de ciencia ficción, artículos técnicos y panfletos cortos, no solo para intentar popularizar estos temas, sino para complementar sus magros ingresos.

Pero su falta de éxito en obtener un reconocimiento científico más generalizado en realidad lo llevó a estados de depresión y abstinencia alrededor de 1916. Los factores que contribuyeron también fueron el bajo salario de maestro y la imposibilidad de obtener una financiación constante para sus experimentos.

La Revolución Bolchevique en 1917, y la consiguiente agitación que duró hasta la formación de la Unión Soviética a fines de 1922 produjo un caos que no mejoró la mayor parte del trabajo científico. La batalla a muerte entre los restos del régimen zarista (ejércitos blancos) y los bolcheviques (rojos) traería tanto aspectos positivos como negativos a la suerte de Tsiolkovsky.

Por el lado positivo, Konstantin se benefició de varias iniciativas. En 1918, el sistema escolar renovado del nuevo régimen resultó en una mejor oportunidad de enseñanza. También comenzó a recibir una pequeña pensión de educación local.

La era revolucionaria había producido una sed entre las masas de nuevas ideas, ciencia y tecnología, toda una reacción al descarte del sistema primitivo de los zares. Había esperanza de llevar una vida mejor. Las ideas de Tsiolkovsky sobre el espacio y la aeronáutica coincidían muy bien con los nuevos temas y sueños. La demanda de sus talentos llevaría a Konstantin a dar conferencias sobre cohetes y vuelos aéreos en universidades locales, lo que aumentaría el reconocimiento de su nombre.

En julio de 1918, los bolcheviques establecieron una Academia Socialista de Estudios Sociales como centro para promover las ideas marxistas. Una de las políticas de la Academia era ser más igualitario en cuanto a quién podía ingresar a sus filas. Este estándar atrajo de inmediato a Tsiolkovsky, quien sin educación formal, siempre se había sentido rechazado por las élites de la Academia Imperial.

En agosto de 1918, Konstantin envió una carta a la nueva Academia Socialista promoviendo sus ideas. La iniciativa fue principalmente un intento de obtener apoyo monetario para su trabajo. Nunca ha habido ninguna prueba de que Tsiolkovsky fuera políticamente activo; era ante todo un científico y teórico puro que simplemente buscaba una fuente de financiación. Poco después, sería elegido como miembro menor de la organización para el reconocimiento de sus logros. Incluso comenzó a recibir un estipendio mensual por este honor.

Pero en 1919, la revolución demostró la confusión que podría traer a la vida de las personas. La iniciativa de Konstantin para la Academia dio un giro desastroso cuando el dinero comenzó a agotarse y él se quejó en voz alta; así cayó en desgracia. Luego se vería expulsado de la organización en julio de 1919, muy probablemente por no ser lo suficientemente político en sus puntos de vista.

La fortuna de Tsiolkovsky siguió cayendo en picado. Sería arrestado en noviembre de 1919 por la policía secreta soviética y sorprendentemente encarcelado en la famosa prisión de Lubianka en Moscú, acusado de ser un espía de los rusos blancos. Recibió una sentencia de un año a un campo de trabajo. Afortunadamente, un funcionario de alto nivel intervino y ordenó su liberación mientras aún estaba en Moscú, dictaminando que un ex asociado de Tsiolkovsky era inestable y había hecho cargos falsos. Pero Konstantin apenas sobrevivió a toda la terrible experiencia, tambaleándose por la enorme ciudad después de su liberación aturdido. Finalmente encontró el camino a una estación de tren y regresó a Kaluga.

El año 1921 marcó el comienzo de la Nueva Política Económica (NEP) en Rusia; este es un término utilizado por los bolcheviques para designar las políticas que se intentaron desde 1921 hasta 1927 para rejuvenecer el estado de cosas generalmente patético. Uno de los inquilinos de la NEP fue tratar de mejorar la vida de los científicos. Con su constante promoción de cohetes y vuelos espaciales, dirigibles y aeronáutica en general, Konstantin encontraría ayuda bajo esta política.

El Consejo de Comisarios del Pueblo le votó una pequeña pensión del gobierno por sus trabajos de por vida. Sumado a su pensión de educación local, esta nueva pensión a nivel estatal significaba que podía retirarse de la enseñanza y dedicarse verdaderamente a la investigación y la creatividad de la escritura. Recibiría estos beneficios el resto de su vida, aunque de manera irregular. Otro problema fue que las dos pensiones realmente no representaban mucho. Los problemas de dinero siempre plagaron a Konstantin, hasta sus últimos años.

Pero la vida de Tsiolkovsky había comenzado un camino ascendente a principios de la década de 1920. Con su retiro de la escuela, pudo concentrarse en el cosmos, y su sincronización fue perfecta, ya que durante la década de 1920, un número significativo de personas abrazaron los cohetes y los viajes espaciales.

Los dos principales promotores de los temas, en la Unión Soviética, fueron el profesor de física y editor de revistas populares, Iakov I. Perel’man, y otro profesor e historiador espacial llamado Nikolai Alexsevitch Rynin. Ambos hombres se inspiraron en las ideas de Tsiolkovsky, estuvieron en contacto con él y, como parte de sus publicaciones, convirtieron las teorías y minucias técnicas del genio en obras populares para las masas.

De esta popularización del espacio surgiría una red informal de creyentes, que luego proporcionaron fondos para los esfuerzos de escritura de Tsiolkovsky. Estas fuentes de dinero permitieron la publicación y difusión de sus prolíficas obras durante la década.

En octubre de 1923, Konstantin llamó la atención cuando el periódico del gobierno central Investiia publicó un breve artículo de un autor anónimo que elogiaba el libro recién publicado Die Rakete zu den Planetenräumen (El cohete al espacio interplanetario) de Hermann Oberth. Se elogió al alemán por su soberbia escritura en lo que respecta a la teoría de los cohetes y los vuelos espaciales. Tsiolkovsky no recibió mención ni crédito alguno en la pieza.

Esta indignidad impulsó a escritores populares como Perel'man a correr en defensa de Tsiolkovsky, señalando en una serie de artículos la prioridad de la "Investigación" de 1903. Konstantin se encontró entonces, en la última fase de su vida, con un reconocimiento que nunca imaginó. Él personalmente quedó atrapado en la ola; estaba motivado para asegurar el lugar que le correspondía en la historia espacial y de los cohetes.

Comenzó por convencer a algunos asociados para que lo ayudaran a volver a publicar una versión actualizada de su trabajo de 1903 con el nuevo título "Un cohete al espacio cósmico". En 1924, el folleto de treinta y dos páginas se distribuyó principalmente en Moscú y resultó muy popular entre los entusiastas del espacio.

El interés significativo de Rusia por los cohetes y los viajes espaciales en la década de 1920 se puso de manifiesto en una serie de exposiciones patrocinadas por la Sección Interplanetaria de la Sociedad de Inventores de Moscú en 1927. Las exposiciones incluían exposiciones sobre Julio Verne, Robert Goddard, Oberth y, por supuesto, el héroe local Tsiolkovsky.


Un modelo de la nave espacial inspirada en Tsiolkovky que llevaría a los humanos a la Luna en la película soviética de 1936, Cosmic Voyage.

Durante los últimos ocho años de su vida, Konstantin interpretó el papel del viejo sabio y respetado "sabio cohete" que residía en su puesto de avanzada de Kaluga, en contacto y héroe de una nueva generación de cohetes rusos. A finales de la década de 1920 y principios de la de 1930, los entusiastas del recién formado Laboratorio de Dinámica de Gas de Leningrado (San Petersburgo) y el Grupo para el Estudio de los Motores de Reacción en Moscú lo buscaron en busca de asesoramiento, los dos grupos históricos que formaron la organización básica pilares de la cohetería moderna rusa.

Tsiolkovsky era una “leyenda viviente” y todavía publicaba de manera voluminosa, pero llegando al final físico. Sus trabajos en años posteriores incluyen The Reaction Engine (1927-28), A New Airplane (1928), Jet-propelled Airplane (1929), The Theory of the Jet-Engine (1930-34), The Maximum Speed ​​of a Rocket ( 1931-1933) y un volumen masivo sobre cohetes de varias etapas titulado Space Rocket Trains (1924-1934).

A principios de la década de 1930, Konstantin recibió un nivel de reconocimiento aún mayor cuando el estado estalinista lo adoptó como un héroe nacional y padre fundador de la cosmonáutica. Fue honrado como un ejemplo de un científico que había luchado contra la adversidad y podía sobresalir en el sistema socialista. El estado también decidió finalmente comenzar a patrocinar su trabajo.

Aquí se inserta una historia muy interesante sobre los orígenes del término cosmonautique ("cosmonáutica" equivale a "astronáutica"). En noviembre de 1933, el término en sí fue introducido por primera vez por Ary Sternfeld en su manuscrito "Initiation à la Cosmonautique" (Introducción a la Cosmonautica). Sternfeld era originario de Polonia, estudió y vivió en Francia en la década de 1920 y principios de la de 1930, luego emigró a la Unión Soviética, atraído por los ideales socialistas del país, en 1935. Mientras aún vivía en París en 1934, había sido galardonado con el REP- Premio Hirsch por su manuscrito. En la Unión Soviética, se vería relegado en su mayor parte a trabajar en su campo de experiencia de la cosmonáutica en soledad, con sus logros recibiendo casi ningún reconocimiento por el resto de su vida.

En 1932, el Partido Comunista otorgó a Tsiolkovsky la Orden de la Bandera Roja del Trabajo, y su exigua pensión se duplicó. Mostraría su agradecimiento al legar todos sus papeles y trabajos personales al estado y al partido. En 1935, Konstantin fue invitado a dar el discurso principal en el Desfile del Primero de Mayo en Moscú. Demasiado frágil y enfermo para asistir, grabó un mensaje que se transmitió por la Plaza Roja mientras aviones y dirigibles volaban en formación, toda una presentación de lo más dramática.

La aclamación tardía de Tsiolkovsky se produjo a pesar de la disminución del interés de la población por el espacio a mediados de la década de 1930. El liderazgo soviético había dirigido un giro hacia un cohete más práctico, todo debido a las preocupaciones muy reales asociadas con la llegada al poder de Hitler y los nazis en Alemania.

El visionario Tsiolkovsky murió a los setenta y ocho años el 19 de septiembre de 1935 y se le han otorgado los siguientes créditos:

  • El primer individuo que analizó a fondo la función de reacción en relación con los cohetes lanzados al espacio exterior y el uso del cohete dentro del espacio / vacío.
  • Avanzó la ecuación del cohete para su uso con vuelos espaciales.
  • Produjo cálculos matemáticos innovadores, como demostrar que se requería una velocidad de escape muy alta para que un vehículo saliera de la atmósfera terrestre.
  • Obtuvo el título de “Padre de la Cosmonáutica” en Rusia.

La Unión Soviética mitificó a Tsiolkovsky al final de su vida, luego dejó que su legado se deslizara tras su muerte durante dos décadas. Pero con los lanzamientos de satélites en 1957 coincidiendo con el centenario del año del nacimiento del distinguido científico, su vida y sus logros se celebraron una vez más.

martes, 8 de junio de 2021

Entonces... quiénes fueron los escitas?

Escitas

Weapons and Warfare


 

Desde el siglo VIII al II a. C., los escitas representaron la potencia militar más aterradora de Asia, derrotando a grandes ejércitos y dominando partes sustanciales de lo que ahora es Rusia, Azerbaiyán, Ucrania, Kazajstán y las llanuras euroasiáticas. Estos nómadas en guerra eran bien conocidos en todo el continente por su feroz valentía y sus innovadoras tácticas en el campo de batalla. Sin embargo, debido a que los escitas no tenían lenguaje escrito, la mayor parte de lo que se sabe de ellos proviene de las grabaciones del historiador griego Herodoto del siglo V a. C. Es solo a través de hallazgos arqueológicos modernos que finalmente se están verificando las aparentemente increíbles afirmaciones de Herodoto sobre las prácticas de guerra escitas.

Aunque los escitas no domesticaron al caballo, fueron de los primeros en adaptar su forma de vida a su alrededor. Como pueblo pastoril nómada, esto les permitió cubrir mayores distancias con mayor rapidez. Desde las estepas rusas, se cree que los escitas llegaron hasta las fronteras de Egipto a caballo. Durante sus viajes, se encontraron y derrotaron a varios pueblos diferentes y, finalmente, extendieron su territorio por gran parte de Europa del Este y Asia Central.

Según la creencia común, los escitas aparecieron por primera vez en el mapa del mundo en 750 a. C. como un grupo pastoral nómada asentado entre los Cárpatos y el río Don. Sin embargo, el primer registro escrito real de la actividad escita se ve en los textos asirios de principios del siglo VII, cuando el rey escita Partatua se casó con una princesa asiria en 674 tras una victoria de los escitas sobre los asirios. Posteriormente, en 653, los escitas invadieron el Imperio Medean, donde continuaron ejerciendo influencia hasta 626, cuando los Medes los derrotaron. Sin embargo, los medos se unieron a los escitas en 612 para capturar Nínive y destruir el imperio asirio antes de expulsar a los escitas al norte del Cáucaso a finales del siglo VII. Los escitas continuaron fortaleciéndose con el tiempo, incluso logrando repeler al ejército persa (el más grande del mundo en ese momento) bajo el mando del rey Darío el Grande cuando los persas invadieron en 514. Herodoto escribió sobre esta destacada victoria escita cuando los observó en el quinto siglo. Más tarde, en 360, el rey Ateas unió a todas las tribus y expandió su territorio hasta la frontera con Macedonia. No fue mucho más tarde, sin embargo, cuando el poder de los escitas comenzó a declinar después de perder una guerra contra Felipe II de Macedonia en 339. Sin embargo, los escitas lograron continuar ejerciendo el poder suficiente para derrotar tanto a un general de Alejandro Magno en 330 como a los caucásicos. en el 310 a. C., antes de que los celtas y los sármatas (que llevaban mucho tiempo invadiendo el territorio escita) destruyeran el reino de los escitas en el 225 a. C. Durante sus muchas campañas, los escitas se ganaron la reputación de guerreros brutales y feroces. Su destreza militar se demostró una y otra vez mediante el uso de armas innovadoras y tácticas de campo de batalla.



Los escitas eran principalmente arqueros y casi exclusivamente jinetes. Eran arqueros a caballo en una época en que otros ejércitos dependían principalmente de soldados de infantería y carros. De hecho, los escitas eran a menudo la primera caballería que muchos soldados habían visto en combate. Esto, en combinación con los tatuajes de cuerpo completo, dio a los escitas una apariencia feroz y aterradora que aterrorizó a la gente de las tierras que invadieron. Incluso cuando la fuerza opuesta no huyó por miedo, los escitas demostraron ser una fuerza intimidante; aparecieron y desaparecieron demasiado rápido para cualquier tipo de ataque de infantería exitoso. Los escitas, por su parte, aprovecharon al máximo sus recursos militares. Los escitas se convirtieron en maestros del tiro con arco a caballo, e incluso aprendieron a disparar hacia atrás mientras iban a caballo. “Las tácticas de los escitas eran avanzar sobre un enemigo disparando ráfagas de flechas. Se lanzarían hacia adelante como para atacar, pero en el último instante se alejarían y lanzarían una nueva andanada de flechas sobre las nalgas de sus caballos en retirada, dejando así al enemigo envuelto en polvo en desorden. (Kuzych) Este tipo de guerra de guerrillas era muy común entre los escitas. Y como eran nómadas, tenían la ventaja de combinar tácticas de tierra arrasada con sus ataques de guerrilla para mantener al enemigo a distancia y minar sus recursos mientras los escitas se alejaban más. Al luchar contra ejércitos más pequeños, podrían ser mucho más directamente agresivos, primero desorganizando a sus oponentes atacándolos con flechas, luego lanzando jabalinas y dardos antes de cargar con una lanza y armas cuerpo a cuerpo cuando las líneas enemigas comenzaran a romperse. Gracias a una disciplina firme y una gran habilidad, “la caballería escita logró mantener su cohesión después de romper las líneas enemigas; reagrupados en el fragor de la batalla; y decidió el día con una segunda carga en otra dirección en un segundo cuerpo del enemigo. Muy pocos ejércitos de la antigüedad fueron capaces de realizar esa maniobra ". (Cernenko 32)

El valor del arco compuesto utilizado por los escitas no se puede exagerar. Su rigidez y potencia permitieron que las flechas alcanzaran una distancia de hasta 200 yardas con una precisión notable. Por esta razón, los escitas pudieron utilizar eficazmente el tiro con arco tanto en la caza como en la guerra. Desafortunadamente, los materiales utilizados para fabricar arcos (madera, hueso y tendones de animales) se deterioran fácilmente, por lo que se han encontrado muy pocos restos de arcos. Las flechas que los acompañaban les fue mejor, ya que estaban hechas de bronce, hierro o hueso, según la fecha. Los guerreros guardaban tanto el arco como hasta 75 flechas en un preciado gorytos, o estuche de arco, que nunca estaba lejos de su lado.

Sin embargo, como se mencionó anteriormente, los arcos y flechas no eran las únicas armas utilizadas por los escitas. Emplearon lanzas, espadas largas de dos filos, espadas cortas conocidas como akinakes, hachas de batalla de hoja estrecha, picos de guerra, dagas, mazas y dardos pesados. La mayoría de estos podrían lanzarse o usarse en combate cuerpo a cuerpo con el enemigo.

La armadura escita por lo general consistía en corseles de cuero cubiertos con "escamas de pez" de bronce o hierro superpuestas que protegían el pecho y los hombros. A los escitas también se les atribuye el desarrollo de la cota de malla, pero su uso no era común entre los guerreros, ya que era caro y difícil de producir. Los cascos escitas evolucionaron desde gorras de cuero puntiagudas hasta gorras de cuero cubiertas de escamas hasta cascos de bronce ajustados. En cuanto a las cubiertas para las piernas, a los escitas se les atribuye la invención de los pantalones como se los conoce hoy en día. Para los ávidos jinetes, los pantalones ajustados ofrecían protección para las piernas, ya que en ese momento solo existían los tipos más rudimentarios de sillas de montar. También se incluía normalmente una armadura de pierna chapada en metal, aunque variaba en estilo. Los escudos que llevaban eran únicos en estilo y decoración. Aunque los guerreros ordinarios preferían los escudos ligeros, el ejemplo clásico de los escudos escita se ve en los que llevan los soldados de caballería de alto rango: una base de madera cubierta con escamas de hierro. Las escamas de hierro a veces pueden ser reemplazadas por una sola placa de hierro circular. Sobre el hierro, es común, sobre todo entre los nobles, ver ornamentos de oro.

Los escitas tenían acceso al oro a través de sus parientes en las montañas de Altas. Usaron este oro como adorno para sus ropas, caballos y armas. A menudo se veía brillando como una cubierta para sus gorytos, una empuñadura para su espada y un mango para su hacha de batalla. Se grabaron intrincados tallados en las planchas de oro que cubrían sus objetos más preciados. Dado que los escitas eran nómadas, sus preciadas posesiones (ropas, caballos y armas) eran transportables y estaban decoradas de forma elaborada. Los escitas tallaron figuras de animales, pero también mezclaron la fantasía con la realidad para crear el “estilo animal escita” de la obra de arte. A veces, los escitas incluso encargaban a los griegos que trabajaran en oro para ellos. Esto generalmente resultaba en la recreación increíblemente detallada de escenas de batalla completas hechas completamente en oro reluciente.

Además, si la vista de guerreros completamente tatuados brillando con oro mientras avanzaban rápidamente a caballo no era suficiente para enviar al enemigo a gritar en la dirección opuesta, siempre existía la reputación de escitas. Su práctica de guerra era bien conocida por todos y se registra mejor en las Historias de Herodoto. Herodoto escribe primero sobre su disgusto por la victoria asegurada de los escitas en la guerra. En particular, cuestiona “el mecanismo mediante el cual hacen imposible que el enemigo que los invade escape a la destrucción, mientras que ellos mismos están completamente fuera de su alcance. . . ¿Cómo pueden dejar de ser invencibles, e incluso inexpugnables? " En cuanto a sus costumbres en la batalla, Herodoto describe a los escitas como guerreros salvajes y sedientos de sangre. Escribe que los soldados escitas bebieron la sangre del primer hombre que mataron en la batalla. Luego cortaron todas las cabezas de los que mataron y se las llevaron al rey. A continuación, le arrancaron el cuero cabelludo y cortaron el cuero cabelludo limpio de carne, para usarlo como servilleta. Un guerrero colgaría los cueros cabelludos de las riendas de su caballo o les haría una capa. Algunos despellejarían el brazo del cadáver de su enemigo y cubrirían sus aljabas. Otros irían tan lejos como para desollar todo el cuerpo del cadáver y llevárselo a dondequiera que cabalgaran. Con respecto a los cadáveres de sus enemigos más detestados (o parientes con los que han estado peleando), los escitas a menudo transformaban sus cráneos en vasos para beber y los usaban socialmente.

Está claro, entonces, que los escitas eran guerreros brutales que representaban una amenaza significativa para los pueblos de su tiempo. Su uso creativo de armas y tácticas de campo de batalla no tradicionales les valió tanto victorias como reputaciones que durarían más.


Referencias:

lunes, 7 de junio de 2021

De los productores de la Sputnik V ahora viene: Clonemos a los guerreros escitas


Rusia intentará clonar un ejército de guerreros escita de 3.000 años de antigüedad

Buena suerte con eso.
Por Caroline Delbert || Popular Mechanics


  • El ministro de Defensa de Rusia sugirió que quiere clonar un grupo de antiguos guerreros.
  • Eso va a ser complicado. Hasta la fecha, no ha habido clones humanos y las probabilidades son bajas incluso para los clones no humanos.
  • La legalidad de la clonación es turbia debido a los usos médicos de tipos específicos de clonación.

Cuando tiene un trabajo como Ministro de Defensa de Rusia, presumiblemente tiene que ser audaz y pensar fuera de la caja para proteger a su país de los avances del enemigo. Y con su última idea estratégica, la clonación de todo un ejército de guerreros antiguos, Sergei Shoigu ciertamente está dando un gran giro.
 
En una sesión en línea de la Sociedad Geográfica Rusa el mes pasado, Shoigu, un aliado cercano del presidente ruso Vladimir Putin, sugirió usar el ADN de guerreros escitas de 3.000 años para potencialmente devolverlos a la vida. Sí, en serio.

Primero, algunos antecedentes: el pueblo escita, que originalmente vino del Irán actual, eran nómadas que viajaron por Eurasia entre los siglos IX y II a.C., construyendo un poderoso imperio que duró varios siglos antes de ser finalmente eliminado por los competidores. Hace dos décadas, los arqueólogos descubrieron los restos bien conservados de los soldados en un kurgan, o túmulo funerario, en la región de Tuva en Siberia.

Debido a la posición de Tuva en el sur de Siberia, gran parte es permafrost, es decir, una forma de suelo o césped que siempre permanece congelado. Es aquí donde la saga de los guerreros escita se vuelve compleja, porque el suelo helado conserva la materia biológica mejor que otros tipos de suelo. El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, lo sabe mejor que nadie, porque es de Tuva.

"Por supuesto, nos gustaría mucho encontrar la materia orgánica y creo que entienden lo que seguiría", dijo Shoigu a la Sociedad Geográfica Rusa. “Sería posible sacar algo de eso, si no Dolly the Sheep. En general, será muy interesante ”.

Shoigu sugirió sutilmente pasar por algún tipo de proceso de clonación humana. Pero, ¿es eso posible?

Hasta la fecha, nadie ha clonado a un ser humano. Pero los científicos han ejecutado con éxito la clonación terapéutica de tipos individuales de células y otros trabajos específicos de edición de genes y, por supuesto, hay ejemplos de alto perfil de clonación de animales bastante complejos. A principios de este año, por ejemplo, los científicos clonaron por primera vez una especie estadounidense en peligro de extinción: un hurón de patas negras cuyo donante ha estado muerto durante más de 30 años.

Entonces, ¿por qué los humanos todavía están fuera del menú?

Culpe a un problema técnico con la forma más común de clonación, que se llama transferencia nuclear. En este proceso, una célula somática (como una célula de la piel o de un órgano, con un propósito específico establecido en el cuerpo) tiene su núcleo cuidadosamente extraído, y este núcleo se deposita en un ovocito u óvulo, con su núcleo extraído cuidadosamente. Es como una plantilla en blanco esperando que se cambie un nuevo núcleo.


La clonación humana se topa con obstáculos del mundo real, tanto legal como científicamente.
Imágenes Gremlin

"Desde una perspectiva técnica, la clonación de humanos y otros primates es más difícil que en otros mamíferos", dice el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en su sitio web:

“Una razón es que dos proteínas esenciales para la división celular, conocidas como proteínas del huso, están ubicadas muy cerca de los cromosomas en los huevos de primates. En consecuencia, la extracción del núcleo del óvulo para dejar espacio para el núcleo del donante también elimina las proteínas del huso, lo que interfiere con la división celular ".

Es posible que recuerde las proteínas del huso de sus diagramas de mitosis en biología de la escuela secundaria. Y aunque hay una forma relativamente fácil de solucionar este problema, es casi discutible cuando la clonación de seres humanos se considera extremadamente tabú en la mayor parte del mundo. En algunos lugares, también es explícitamente ilegal.

Curiosamente, Estados Unidos no ha prohibido la edición genética de embriones. Pero los NIH no financian la investigación sobre la práctica, y lugares como las clínicas in vitro no pueden realizar ninguna manipulación de embriones que no sea aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. Bajo ninguna circunstancia.

Ese ejemplo comienza a ilustrar por qué el problema es tan complejo, porque gran parte de la medicina genética de vanguardia está caminando hasta la línea sin cruzarla. Hacer leyes que aborden la clonación total de embriones humanos, entonces, requiere un rompecabezas de un lenguaje cuidadoso que no descarte este tipo de clonación terapéutica.


El ministro de defensa ruso, Sergei Shoigu, quiere clonar guerreros escita.
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Pero digamos que Rusia ignora toda legalidad a favor de los grandes planes de Shoigu. En ese caso, los científicos tendrían que desarrollar una forma de extraer el núcleo humano sin dañar la célula sin posibilidad de reparación.

Los científicos han clonado ciertos monos, por lo que los primates están al menos hipotéticamente todavía en la mezcla, a pesar de las proteínas del huso. Pero la tasa de éxito, incluso para clones que no son primates, ya es muy baja.

Los escitas eran poderosos guerreros y talentosos jinetes, pero los científicos —o el Kremlin— deben monitorear cuidadosamente una versión clonada de un bebé de un guerrero adulto fallecido para detectar enfermedades y otros problemas prosaicos de la infancia. ¿Quién criará a estos niños? ¿Quién será legalmente responsable de su bienestar?

Shoigu puede imaginar una futura raza de luchadores extremadamente capaces, pero ... eso está al menos a 20 años de distancia, con un lanzamiento de moneda adicional sobre la naturaleza contra la crianza. Después de todo, los guerreros escitas no tenían plomería, y mucho menos teléfonos inteligentes. Este es un mundo completamente nuevo.