lunes, 9 de mayo de 2022

Biografía: Artur Gorgey

ARTÚR GÖRGEY

Weapons and Warfare




Artúr Görgey pintado por Miklós Barabás



Görgey, Artur (1818-1916) Oficial militar húngaro, comandante general del ejército húngaro Honvéd durante la revolución de 1848-1849




Hijo de un noble empobrecido, inició sus estudios militares en la escuela de zapadores a los 14 años; a los 21 años fue ascendido a teniente de guardaespaldas; en 1842 se convirtió en primer teniente de caballería. Después de su licenciamiento en 1845, estudió química en la Universidad de Praga. Cuando los acontecimientos revolucionarios de marzo de 1848 dieron un giro repentino hacia la independencia de Hungría del dominio de los Habsburgo, ofreció sus servicios al nuevo gobierno. El 13 de junio fue ascendido a capitán y un mes después a mayor. En noviembre, el Comité de Defensa Nacional del parlamento húngaro, por recomendación de LÁJOS KOSSUTH, lo ascendió a general. Ese invierno dejó su huella empleando rápidas maniobras contra el ejército invasor de los Habsburgo y con su habilidad logró demoler la línea enemiga con fuego de artillería concentrado. Políticamente, sin embargo,promovió el compromiso con los Habsburgo, un camino que favoreció los intereses de la nobleza media a la que pertenecía frente a la alta aristocracia que poseía inmensas propiedades y ejercía una influencia política dominante. Desafió la orden de Kossuth de enfrentarse al enemigo en una batalla abierta y, en un pronunciamiento en Vác en enero de 1849, anunció que estaba dispuesto a comprometerse. Al hacerlo, se aisló del Comité de Defensa Nacional y ese invierno actuó de forma independiente. En la primavera, la realidad militar lo obligó a unirse a un ejército en el Alto Tisza, que actuó en concierto con el Comité de Defensa. Después de espectaculares éxitos militares esa primavera, hizo causa común con el partido por la paz y se colocó en abierta oposición a Kossuth y los radicales que luchaban por una ruptura completa con los Habsburgo.Su puesto obtuvo suficiente apoyo para ser nombrado ministro de Defensa del 7 de mayo al 14 de julio. Volvió a entrar en el campo después de que el ejército ruso, al que el nuevo emperador FRANCIS JOSÉ había invitado para ayudar a sofocar el levantamiento húngaro, invadió el país. Al darse cuenta de las abrumadoras probabilidades en contra de sus fuerzas, el 13 de agosto, en la ciudad de Világos, se rindió incondicionalmente al ejército ruso. Durante las fuertes represalias que siguieron, fue un candidato principal para ser juzgado por traición pero, por intercesión del zar Nicolás I, se salvó y se exilió a Klagenfurt en Austria.Al darse cuenta de las abrumadoras probabilidades en contra de sus fuerzas, el 13 de agosto, en la ciudad de Világos, se rindió incondicionalmente al ejército ruso. Durante las fuertes represalias que siguieron, fue un candidato principal para ser juzgado por traición pero, por intercesión del zar Nicolás I, se salvó y se exilió a Klagenfurt en Austria.Al darse cuenta de las abrumadoras probabilidades en contra de sus fuerzas, el 13 de agosto, en la ciudad de Világos, se rindió incondicionalmente al ejército ruso. Durante las fuertes represalias que siguieron, fue uno de los principales candidatos para ser juzgado por traición pero, por intercesión del zar Nicolás I, se salvó y se exilió a Klagenfurt en Austria.

domingo, 8 de mayo de 2022

Guerra contra la Subversión: El olvido sistemático de los zurdos de las víctimas que provocaron

La política de la Memoria olvida a las víctimas de Montoneros

La historia es más importante que la memoria, que siempre es parcial y favorece a un grupo de víctimas pero no a otros
La bomba vietnamita en el comedor de la policía y el ataque de Montoneros

Cada libro tiene su propia costura, un trabajo interior que va enhebrando la historia principal. Hay una técnica, pero es, en buena medida, artesanal porque, por ejemplo, requiere fuentes directas apropiadas. Una de las dificultades para escribir Masacre en el comedor fue que los parientes de los muertos no querían hablar.

Esta reticencia puede parecer una paradoja en un país que se ha ocupado tanto de las víctimas de la dictadura desde el retorno a la democracia, pero no lo es tanto cuando vemos el desamparo reservado para quienes cayeron del otro lado, a causa de la guerrilla.

No es que hayan sido dos situaciones iguales o parangonables, aclaro rápido para eludir el reflejo argumental de la teoría de los dos demonios. Ni uno, ni dos, ni cien demonios: solo me importan los hechos periodísticos; esas teorías se las regalo a quienes quieren llevar agua a su molino pues creo que han sido creadas para justificar sus posiciones de poder. Si es uno, aplauden a la guerrilla; si son dos, equiparan la guerrilla a los militares; si son más, favorecen a la dictadura.

Lo cierto es que cuando comencé a investigar para escribir mi último libro encontré que ni los heridos —hubo ciento diez— ni los parientes de los veintitrés muertos —fue el atentado más sangriento de los 70— querían hablar conmigo.

Me llamó la atención: pensaba que podría acceder a ellos con una cierta facilidad dado que nadie había escrito nada sobre la tragedia que les había tocado vivir: se habían quedado sin padres, sin madres, sin maridos, sin esposas, sin hermanos, y suponía que estarían muy deseosos de hablar.

La cúpula criminal de Montoneros con Firmenich a la cabeza

No fue así. Es que uno sale a investigar con una serie de prejuicios y luego la realidad lo va acomodando. Me había ocurrido, por ejemplo, con Operación Primicia, en 2009: siendo un ataque guerrillero contra un cuartel en 1975, en plena democracia peronista, supuse que el Ejército me mostraría de buen grado su investigación sobre el intento de copamiento, pero estábamos en la democracia kirchnerista y en el Edificio Libertador nunca encontraron ese expediente. Al final, fue la justicia federal en Formosa, seguramente bajo la influencia del eterno gobernador Gildo Insfrán, la que me facilitó el expediente clave, justo lo que pensaba que no iría a suceder.

Al principio de la investigación para Masacre en el comedor no entendía bien por qué las víctimas y sus parientes se negaban a hablar. Me costó bastante tiempo que se abrieran. Terminé de comprender aquella reticencia inicial en estos días en los que algunas hijas de las víctimas fatales explicaron qué sentían en la Legislatura porteña y en la Feria del Libro.

Liliana Tejedo era agente de la Policía Federal y estaba almorzando con su madre, la cabo Elsa Gazpio. Se salvó porque la cedió su lugar a una amiga de su mamá. Ambas murieron

Comprendí cómo el abrumador relato kirchnerista sobre los 70 los había acostumbrado al silencio y a la oscuridad. Los hijos de los muertos en el comedor policial prefirieron durante años callar sus tristes historias, convencidos de que muy pocos los escucharían y de que unos cuantos los recriminarían.

“Creo que no soportaría que alguien me contestara, por ejemplo: ´Los militares hicieron cosas horribles¨. ¡Mi mamá no tenía nada que ver; era una pobre trabajadora, que cumplía tareas administrativas y ni siquiera portaba armas!”, me dijo Liliana Tejedo, hija única de la cabo Elba Gazpio.

Una suerte del “por algo habrá sido” que afligía a los parientes de las víctimas de los militares, pero al revés, aunque con el mismo objetivo: negar a los otros los derechos humanos más elementales.

Josefina Melucci de Cepeda, con su familia, en sus últimas vacaciones en Córdoba

Alejandra Cepeda, hija de Josefina Melucci de Cepeda, la única persona civil que murió en el estrago, contó que nunca pudo comprender cómo fue que, de pronto, se quedó sin mamá a los once años y tuvo que hacerse cargo, junto con su papá, de su hermano de diez y su hermanita de cinco.

Josefina trabajaba en YPF; imaginemos si hubiera muerto del otro lado, víctima de los militares, la policía o algún grupo paraestatal; seguramente, hoy sería honrada con placas de todo tipo en la sede central de la empresa estatal, en Puerto Madero, al igual que sus hijos y demás parientes.

Gloria Paulik, hija del sargento Juan Paulik, sostuvo que recién pudo hacer el duelo varios años después, cuando, con su mamá y sus cuatro hermanos, tuvieron que cambiar los restos de lugar en el cementerio ya que, como tenía solo diez años, no había podido asistir al velatorio en el Departamento Central de la Policía Federal.

Son historias mínimas, de víctimas de jóvenes y no tan jóvenes que seguramente tenían buenos ideales, pero que mataron sin piedad a un grupo de personas indefensas mientras comían los platos buenos, baratos y abundantes del comedor policial, el viernes 2 de julio de 1976. Con una bomba vietnamita, que, de por sí, es siempre la firma de un acto terrorista.

El documento de identidad de la cabo Elsa Gazpio, destruido por las esquirlas de la bomba vietnamita. Ella murió en el acto, decapitada

¿Por qué estos familiares han sido condenados a desaparecer del escenario público? ¿Por qué no han podido contarnos todo lo que sufrieron? ¿Por qué no los hemos podido escuchar?

Creo que la respuesta es que hemos elegido la memoria a la historia. La consigna oficial, asimilada por el peronismo con sus distintas partituras, pero también por el no peronismo —los radicales, la Coalición Cívica, el Pro—, es muy clara: Memoria, Verdad y Justicia.

Pero la memoria es siempre parcial, recordamos lo que más nos conmociona y no siempre en orden cronológico. En cambio, la historia es coral, necesita el testimonio de otros, y siempre respeta las fechas. La memoria pretende recordar, pero la historia aspira a la objetividad y establece los hechos con precisión.

Lo dijo de un modo insuperable el experto búlgaro francés Tzvetan Todorov en 2010 luego de una visita al Parque de la Memoria: “La Historia nos ayuda a salir de la ilusión maniquea en la que a menudo nos encierra la memoria: la división de la humanidad en dos compartimentos estancos, buenos y malos, víctimas y verdugos, inocentes y culpables”.

Y relativizó el argumento sobre el idealismo de los jóvenes revolucionarios: “No hay que olvidar que la inmensa mayoría de los crímenes colectivos fueron cometidos en nombre del bien, la justicia y la felicidad para todos. Las causas nobles no disculpan los actos innobles”.

Al someter la historia a la memoria, la política entregó los 70 a un grupo con intereses particulares: los organismos de Derechos Humanos y sus aliados kirchneristas.

Parafraseando al Bill Clinton de la campaña de 1992, podríamos decir: “Es la historia, estúpido”.

*Periodista, autor de Masacre en el comedor.





sábado, 7 de mayo de 2022

Buenos Aires desde el aire: Fotografías entre 1925 y 1928

Buenos Aires entre 1925 y 1928


Estas fotos aéreas de la ciudad fueron tomadas por los fotógrafos Juan Bautista Borra y Enrique Broszeit entre 1925 y 1928.
Ambos tomaban estas fotos desde aviones biplanos, abiertos con antiparras, ropa de calle y pañuelo.
No contaban con muchos elementos de navegación, ni comunicación de radio, ni pronósticos climáticos, ni siquiera paracaídas.
Las cámaras eran grandes, pesadas y no tenían estabilizadores.
Para tomar fotos del suelo, el piloto debía virar el avión ,para lograr que la cámara apunte abajo.




viernes, 6 de mayo de 2022

Bizancio: La guardia Varega, los Vikingos bizantinos



La guardia Varega: Los berserkers del Imperio bizantino

Ancient Origins


La historia de los Varegos continúa en toda su plenitud bajo la forma de la Guardia Varega, un destacado y selecto cuerpo armado Bizantino que surge en el siglo X. Compuesta en un principio por guerreros que hasta entonces se habían dedicado al pillaje, la Guardia Varega sobrevivió hasta los siglos XIII o XIV como escolta de élite personal del Emperador Bizantino. Ataviados con armaduras para la batalla, túnicas azules y capas de un rojo intenso y portando hachas de guerra altas como un hombre recubiertas de oro, los brillantes colores de la Guardia Varega no eclipsaban su terrible y furioso poder Berserk, que desencadenaban contra todo aquél que supusiera una amenaza para su líder Bizantino. Los Berserkers eran antiguos guerreros Nórdicos que combatían como frenéticas e incontroladas tropas de choque y que, una vez en el campo de batalla, se mostraban tan furiosos que “ni el fuego ni el acero” les amedrentaban.



Mucho de lo que sabemos hoy sobre la Guardia Varega nos ha llegado a través de los siglos de la pluma de eruditos como la Princesa Ana Comnena, hija del Emperador Alejo I, y Miguel Psellos, monje de Constantinopla—habiendo escrito ambos sus crónicas en el siglo XI. Se cree que la Guardia Varega se creó alrededor del año 874 en el que un tratado entre los Rus y el Imperio Bizantino estipuló que los Rus debían enviar guerreros para ayudar al Imperio en caso de necesidad.

Aunque en un principio eran reclutados forzosamente, finalmente acabaron siendo voluntarios, sin duda en parte para asegurarse de que los Varegos no se rebelarían contra sus nuevos jefes Bizantinos. De cualquier manera, no resultaba difícil hacer que estos guerreros extranjeros trabajaran para el Imperio, ya que era de todos bien conocido que el Imperio trataba a los Varegos mucho más generosamente que los líderes de los Rus, que tendían a retener los pagos a sus guerreros y a ignorar las promesas de tierras y honores.


Retrato de la Princesa Ana Comnena. Autor y fecha desconocidos. (pinterest.com)

Fue el Emperador Basilio II, también conocido como Basilio Bulgaróctono, quien en verdad condujo a los Varegos a la vanguardia de la cultura Bizantina en el siglo X. Nacido de estirpe Macedonia, Basilio II reinó del 976 al 1025, y se le recuerda en gran medida por haber estabilizado el este del imperio frente a amenazas extranjeras. Esta estabilización, sin embargo, se debió en gran parte al auxilio de los Varegos, cedidos al emperador por Vladimiro I del Rus de Kiev, y fundamentándose esta alianza por el matrimonio entre Vladimiro y la propia hermana de Basilio, Ana. Gracias a este enlace, las fuerzas Varegas se convirtieron en una unidad intercambiable entre los Rus y el Imperio Bizantino, y uno y otro se mantuvieron extraordinariamente unidos mientras existió el Imperio. Fue así como los Varegos fueron Cristianizados (ver 1ª parte del artículo). Parte del acuerdo de Basilio con Vladimiro en el que se permitía a éste casarse con su hermana era que Vladimiro debía aceptar la religión de Ana. De este modo, Vladimiro fue bautizado y los Rus cristianizados poco más tarde.

Inicialmente, la Guardia Varega era utilizada como fuerza de combate auxiliar en escaramuzas entre Bizancio y algunos de sus enemigos orientales. Sin embargo, como demuestra la historia, con usurpadores como el tocayo de Basilio II, Basilio I, los protectores naturales de la ciudad y el Emperador podían fácilmente ser persuadidos a reconsiderar sus lealtades.

De este modo el Emperador Basilio II acabó confiando más en los Varegos que en su propia gente, y en consecuencia les asignó un papel más importante en sus fuerzas armadas. La Princesa Ana llega a observar en su obra Alexiada, que los Varegos eran conocidos por su excepcional lealtad al emperador en el trono. (afirmando esto en referencia al propio ascenso al trono Bizantino de su padre). Con el paso del tiempo, se convirtieron en la guardia personal del mismísimo emperador: una fuerza de élite compacta que permanecía junto al emperador en todo momento. Acompañándole a fiestas y festivales, actividades religiosas y asuntos privados, la Guardia se mantenía en las cercanías del emperador y su familia a todas horas. Eran los guardianes de sus aposentos por las noches, y guarnecían el propio palacio imperial para asegurar su proximidad en todo momento, yendo tan lejos como para acompañar al emperador en las ilustres asambleas para garantizar su protección y proteger su huida en caso necesario.

Basilio II era conocido como el Matador de Búlgaros. Aquí le vemos con su armadura completa en el Campamento Georgiano, 1020. (pinterest.com)

En un corto espacio de tiempo, se convirtió en un prestigioso empeño convertirse en uno de los aguerridos defensores del emperador. Aunque inicialmente compuesta por descendientes de Escandinavos, la Guardia Varega amplió con el paso de los años sus filas con otros pueblos, británicos en su mayoría: Anglosajones, Irlandeses, Escoceses, etc. Se impuso una cuota de ingreso a los voluntarios para formar parte del cuerpo que iba de siete a dieciséis libras de oro, que a menudo se pagaban en forma de préstamo concedido por el propio emperador. Los guerreros rápidamente conseguían abonar su deuda gracias al generoso salario que recibían por sus servicios, además del botín que se les permitía conservar después de sus victorias en batallas decisivas. Es más, el autor moderno Magnar Enoksen llega a afirmar que, al morir el Emperador Bizantino, era costumbre entre los Varegos saquear el tesoro del palacio siguiendo un antiguo rito Nórdico. Este acto hacía aún más ricos a estos guerreros, y al verlos jactarse de su riqueza ante sus familias, muchos otros Escandinavos se sentían ansiosos por pagar la cuota de entrada para pasar a formar parte de la Guardia Varega.

Los berserkers del Imperio Bizantino, la Guardia Varega, permitieron que el nombre de los Vikingos perdurase hasta bien entrados los siglos XIII y XIV como protectores y guerreros del imperio oriental. Podría decirse que sin la Guardia Varega la suerte del Imperio Bizantino hubiera sido sin duda totalmente diferente.

La sólida protección que proporcionaba este cuerpo de élite a los emperadores bizantinos sin duda les ayudó a evitar despiadadas luchas internas y desanimó a posibles usurpadores, tan frecuentes en el Imperio Romano que les precedió. Si bien esta defensa finalmente tocó a su fin con el sitio de Constantinopla durante la Cuarta Cruzada en el año 1204, los Varegos sobrevivieron de largo a sus ancestros vikingos como un eficiente cuerpo de élite, influyente, rico y poderoso.

La caída de Constantinopla in 1453. Mehmed II y su Ejército Otomano se aproximan a Constantinopla con una gigantesca bombarda, obra de Fausto Zonaro. (Wikipedia)

Imagen de portada: La poderosa Guardia varega del ejército bizantino en plena batalla. (zumaworld.blogspot.com)

jueves, 5 de mayo de 2022

SGM: La defensa de Tallin

Defensa de Tallin

Pablo Neumann
Revista Militar


Defensores de Tallin


Tallin - una ciudad y puerto con una rica historia, la capital de Estonia, siempre ha sido un importante centro político, económico y cultural de Rusia, y desde 1940 también ha sido la base principal de la Flota Báltica Bandera Roja de la URSS. Pero no sólo estos factores determinaron su enorme importancia estratégica. Había otro factor que ya jugaba un papel importante en la situación que se había desarrollado en el Báltico en 1914-1917, y que se repitió en el verano de 1941 y exigió que el mando soviético y las fuerzas del Frente Noroccidental hicieran todo lo posible. esfuerzo por defender la ciudad hasta la última oportunidad: era la ubicación geográfica de Tallin a la entrada del Golfo de Finlandia. Tallin era, en sentido figurado, la llave que cerraba las puertas marítimas a Leningrado, ubicada a 340 km al este, que, a su vez, era el principal objetivo estratégico de la ofensiva del Grupo de Ejércitos Norte.. Al mismo tiempo, Tallin era el centro, y con la pérdida de Liepaja y Riga, el único punto de abastecimiento de las tropas que defendían la península de Hanko, las islas Moonsund y los submarinos que operaban en el mar Báltico. Sin él, no podría haber dudas sobre las acciones de la flota en alta mar o los ataques aéreos en Berlín. Y la defensa de Hanko y las Islas Moonsund perdería todo sentido.

Ambas partes en conflicto entendieron el significado militar de Tallin. Tallin debe ser defendida por todos los medios, decidió Stalin a mediados de julio. Este tema no se discutió específicamente en el Cuartel General, pero estaba claro que todos estaban de acuerdo con la opinión de Stalin: tanto en el Cuartel General como en el Alto Mando de la Dirección Noroeste, encabezado por el Mariscal Kliment Voroshilov. Los alemanes, a su vez, inmediatamente después de la captura de Riga por las fuerzas del 18. ° Ejército, desarrollaron una ofensiva hacia el norte con la tarea de ocupar Estonia y Tallin y, por lo tanto, privar a la flota soviética de apoyo en las costas del Mar Báltico. y obligándolo a autodestruirse o rendirse.

El peligro se cernía sobre Tallin ya a mediados de julio de 1941, cuando el 8º ejército del mayor general Ilya Lyubovtsev, golpeado en la batalla, detuvo con gran dificultad al enemigo en la línea Pärnu - Tartu - lago Peipus. En la segunda quincena de julio, los alemanes lograron penetrar las defensas soviéticas en la región de Maryamaa, desde donde solo quedaban entre 60 y 70 kilómetros hasta Tallin. Después de varios días de sangrientos contraataques, reforzados por un asalto anfibio a Virtsu, los alemanes lograron retroceder hasta una línea a 100-120 kilómetros de Tallin. Pero el mando alemán reforzó su agrupación en Estonia con tres divisiones de infantería del Grupo de Ejércitos Norte , retiradas de la dirección de Novgorod, y el 22 de julio, el 18.º Ejército reanudó su ofensiva a lo largo de todo el frente desde Pärnu hasta el lago Peipsi, apuntando a la unión entre el cuerpo del 8º Ejército.

A fines de julio, el comando alemán se enfrentó a otra división de infantería en las batallas y, finalmente, el 2 de agosto, después de una lucha tenaz, los alemanes lograron romper las defensas soviéticas y el 7 de agosto llegaron al Golfo de Finlandia en el área entre la península de Yuminda y la ciudad de Kunda. El 8º Ejército soviético, desde el 2 de agosto bajo el mando del Teniente General Pyotr Pshennikov, se dividió en dos partes: el 11º Cuerpo, que defendía el istmo entre el lago Peipus y el Golfo de Finlandia, y el 10º Cuerpo, que, junto con las fuerzas La Flota Báltica y las milicias lucharon en las lejanas afueras de Tallin, desde Virtsu en el oeste, en la entrada del Estrecho de Moonsund, hasta el pueblo de Järvakandi y más al norte hasta Kehra en las costas del Golfo de Finlandia.


 
Construcción de fortificaciones defensivas en las afueras de Tallin

En la propia Tallin y en sus cercanías, hubo una febril preparación para la defensa. Incluso antes de la guerra en los alrededores de Tallin, a orillas del golfo de Finlandia, se instalaron varias baterías de artillería costera para proteger la base del mar y varias baterías antiaéreas para protegerse de los ataques aéreos, pero no se prestó especial atención a la construcción. de fortificaciones desde el lado de tierra, ya que nadie de esta dirección no esperaba ninguna amenaza. En el transcurso de la guerra, fue necesario recuperar rápidamente el tiempo perdido, pero no hubo suficientes fuerzas, fondos y, sobre todo, tiempo para crear fortificaciones fuertes y duraderas.

La preparación de la defensa de la propia Tallin comenzó en los primeros días de julio con la creación de un perímetro de fortificaciones de campo, con un radio de 40 kilómetros desde la ciudad, pero la construcción de fortificaciones alrededor de la propia Tallin no comenzó hasta mediados del siglo mes, cuando no había duda de que las tropas alemanas romperían las defensas y se acercarían a la ciudad.

Se construyeron tres líneas de defensa en tres semanas: la primera corría a una distancia de 9 a 12 km de la ciudad y constaba de 7 nodos de defensa que bloqueaban todas las carreteras y vías férreas que conducían a Tallin. Cada uno de estos nodos, de hecho, era una pequeña área fortificada con artillería y ametralladoras, refugios, trincheras de perfil completo y zanjas antitanques, gubias antitanques y erizos, y los accesos a ellos estaban minados. Los nodos estaban conectados por trincheras, zanjas antitanque y alambre de púas. En el terreno frente a la línea principal de defensa, se construyó una línea intermedia a partir de varias barreras antipersonal y antitanque. La segunda línea de defensa ya directa de Tallin pasó por las afueras de la ciudad, y la tercera, construida principalmente a partir de barricadas callejeras, se organizó en el centro de la ciudad, alrededor del puerto.

Cuando las tropas alemanas llegaron a Tallin el 9 de agosto, aún no se había completado la construcción de las tres líneas de defensa. Además, las fortificaciones difícilmente podrían llamarse fortificaciones permanentes, pero al menos podían desplegar la defensa de la ciudad. Mucho peor fue la situación con las fuerzas que se suponía que lo llevarían a cabo. Luchando continuamente, el 10º Cuerpo del 8º Ejército el 9 de agosto constaba de solo 10.898 personas. El comandante de la flota báltica, el vicealmirante Vladimir Tributs, sugirió el 13 de agosto que el Stavka transfiriera 20.000 soldados y artillería de la península de Hanko a Tallin, pero su propuesta fue rechazada. Luego comenzó la formación de destacamentos de infantería de marina entre las tripulaciones de los buques de guerra, unidades costeras y de retaguardia. Estas fuerzas se complementaron con algunos voluntarios civiles.

Como parte de los preparativos para la defensa de Tallin, también se inició el desmantelamiento y exportación por mar a Leningrado de los equipos y materiales más valiosos. En julio y la primera quincena de agosto se transportaron mercancías por valor de 600 millones de rublos. En agosto, tras la ruptura de las comunicaciones terrestres, parte del tren flotante se destinó a la evacuación de heridos. Entre el 12 y el 25 de agosto, 5.100 heridos fueron evacuados a Kronstadt y la evacuación se llevó a cabo bajo una fuerte cobertura de dragaminas y cazadores de mar.

Los preparativos para la defensa hicieron necesario resolver numerosos problemas en todos los niveles de la administración militar y civil que afectan la capacidad de servicio del comando, lo cual fue una tarea muy difícil, ya que el liderazgo soviético no tenía experiencia al respecto, y la defensa de Tallin se convirtió en una compleja operación tierra-mar que involucra a todas las ramas de la administración militar y civil. El comandante de la base naval era, en virtud de su cargo oficial, el Vicealmirante Tributs, quien reportaba directamente al Mariscal Voroshilov. Todas las fuerzas navales estaban subordinadas a Tributs, pero las fuerzas terrestres jugarían el papel principal en la defensa de la base.

E inmediatamente surgió un problema: ¿quién debería comandar la defensa? ¿Comandante del ejército o de la marina?

El problema se resolvió solo el 17 de agosto, cuando el 10. ° Cuerpo fue reasignado a Tributs, y el comandante del cuerpo, el general de división Ivan Nikolaev, fue nombrado su adjunto para la defensa terrestre. Nikolaev estaba directamente subordinado al comandante de la defensa terrestre de la base naval, el mayor general Gavriil Zashikhin, quien al mismo tiempo era el comandante de la defensa aérea de Tallin. Zashikhin estaba subordinado a todas las partes de la defensa costera, artillería antiaérea y costera, así como a la artillería naval incluida en el sistema de defensa terrestre de la base. Al mismo tiempo, el Comisariado del Pueblo de la Armada consideró la posibilidad de trasladar el puesto de mando principal de la Flota Báltica de Tallin a Luga u otra zona por temor a que la presencia del comandante de la flota y su participación personal en la operación defensiva pudiera afectar negativamente a las acciones de la flota báltica en su conjunto.

Otros preparativos previeron la mejora del sistema de uso de artillería costera y naval en la defensa terrestre de la base. El liderazgo del trabajo se confió al artillero insignia de la sede de la Flota Báltica, el capitán de primer rango Nikolai Feldman, quien se convirtió en el adjunto de artillería naval de Zashikhin. Feldman recibió dos asistentes: para la artillería costera, el coronel Mikhail Skorodumov, y para la artillería antiaérea, el coronel Maxim Sivodedov. Bajo la dirección de estos tres especialistas, se desarrolló un plan para el uso de artillería costera, naval y antiaérea con un cronograma claro para la prioridad de introducir armas de combate de diferentes calibres, distintivos de llamada condicionales para llamar fuego, sistemas de disparo, etc. Se asignaron y designaron nueve puestos de tiro para barcos, que se designaron como boyas, teniendo una referencia topográfica de la zona. .

Cada una de esas posiciones tenía un pasaporte especial, que indicaba el sector de tiro, los datos calculados de los objetivos numerados, el esquema de comunicación y el procedimiento para llamar al fuego. Gracias a tal entrenamiento, fue posible cambiar rápidamente los barcos en posiciones de tiro. Un buque que salía de un puesto de tiro para hacerse a la mar o realizar otras acciones fuera de la base debía entregar el pasaporte en el puesto de mando, donde el Capitán Feldman lo entregaba a una de las baterías de costa o al artillero insignia del Ligero. Destacamento de Fuerzas para traslado a la nave de reemplazo. La efectividad de la artillería estuvo asegurada por 12 puestos de observación y corrección, de los cuales 5 eran móviles, ubicados entre las agrupaciones de unidades terrestres. Además, se asignaron hidroaviones MBR-2 para reconocimiento en interés de la artillería y ajuste de su fuego.y luchadores.

Durante la preparación de la defensa de Tallin, un sistema de cortinas de humo para instalaciones terrestres, un puerto, baterías costeras y barcos en posiciones de fuego, un plan para minar el puerto y una incursión, así como un plan para socavar ciertos objetos en caso la base se rindió, también se desarrollaron. En definitiva, se ha trabajado mucho en varios temas de la defensa de la ciudad y el puerto, incluso teniendo en cuenta la experiencia adquirida en la defensa de Liepaja.

Para la defensa de Tallin, se asignaron fuerzas de flota bastante significativas, que consisten en barcos con base en la propia Tallin y en el área de las islas Moonsund. La unidad más grande fue el crucero Kirov con 9 cañones de 180 mm y 8 cañones de 100 mm. Barcos fuertes fueron los líderes de "Leningrado" y "Minsk" con la artillería principal de 5 cañones de calibre 130 mm. Las fuerzas ligeras consistían en nueve destructores: "Severo" , "Afilado" , "Rápido" , "Glorioso" y "Orgulloso" con artillería de 4 cañones de calibre 130 mm, "Artem" , "Volodarsky" y "Yakov Sverdlov" , cada uno con 4 cañones de calibre 100 mm, y "Kalinin" , armado con 5 cañones de calibre 100 mm. Los cañoneros "Moskva" , "Amgun" y M-8 participaron en el apoyo de artillería.con artillería, dos cañones de 100 mm. Así, la artillería naval que apoyaba a las fuerzas terrestres constaba de 70 piezas de artillería pesada y media, incluidos 9 cañones de 180 mm, 30 cañones de 130 mm y 31 cañones de 100 mm. La artillería de pequeño calibre constaba de 20 cañones de 75 mm y 44 cañones antiaéreos de 37 mm.

  Arma de defensa costera

La artillería costera constaba de dos divisiones y dos baterías separadas, juntas 9 baterías ubicadas a lo largo de la costa y en las islas de la Bahía de Tallin. En la isla de Naissaar (Nargen), que custodiaba la entrada a la bahía, había dos baterías de cañones de 152 mm y una batería de cañones de 100 mm. En la isla de Aegna (Wulf), frente a la costa este de la bahía, también había tres baterías, solo una constaba de 4 cañones calibre 305 mm, una de 4 cañones calibre 152 mm y la tercera de 4 cañones calibre 100 mm. Se instaló una batería de cañones de 100 mm al oeste de Tallin y dos (una de 152 mm y otra de 100 mm) en la península de Viimsi al este del puerto. En total, se ubicaron 36 cañones en el área de la bahía de Tallin, de los cuales 4 eran de calibre 305 mm, 12 de calibre 152 mm y 20 de calibre 100 mm.

La artillería antiaérea se ubicó de manera que, además de los objetivos aéreos, también alcanzaran objetivos terrestres. La base de Tallin tenía 26 baterías de artillería antiaérea en tres regimientos, en conjunto 120 cañones antiaéreos de calibre mediano y pequeño de 76 a 37 mm. La defensa de la base también involucró una batería naval de artillería ferroviaria (compuesta por tres cañones de 130 mm en plataformas ferroviarias) y dos trenes blindados improvisados ​​basados ​​en trenes de vía estrecha, convertidos para transportar 7 cañones con un calibre de 100 a 37 mm. . En total, la artillería de la Base Naval de Tallin disponía de más de 200 cañones de calibre 305 a 76 mm y 74 cañones de calibre 45 a 37 mm. La artillería del 10º Cuerpo constaba de 64 cañones con un calibre de 152 a 37 mm.

Pero la aviación ubicada en el área de Tallin constaba de solo 36 aviones, de los cuales 10 bombarderos, 18 cazas y 8 aviones de reconocimiento. Tenían su base en las penínsulas de Viimsi y Paljassaare, donde se equiparon pistas sin pavimentar para ellos.

 
La defensa de Tallin comenzó el 7 de agosto de 1941, cuando las tropas alemanas llegaron a la costa del Golfo de Finlandia y dividieron al 8º Ejército soviético en dos partes, privando así a Tallin de las comunicaciones terrestres con el resto del país. Desde ese día, la ciudad y sus suburbios se han convertido en un área fortificada, completamente rodeada por tierra y dependiendo del abastecimiento o la evacuación solo por mar.

Pero nadie pensó en la evacuación todavía. Todo lo contrario: el 10.º Cuerpo contraatacaba constantemente, tratando de restablecer el contacto con la agrupación oriental del 8.º Ejército. El primer contraataque del 7 de agosto desde la región de Aegviidu fue rechazado. La segunda, reforzada por unidades de la Infantería de Marina, se inició el 9 de agosto. Una batería ferroviaria participó en las batallas, que fue servida por artilleros de baterías costeras bajo el mando del Capitán Prokofy Zhivoder. Desde el lado del mar, las unidades de contraataque fueron apoyadas por el fuego de sus armas por un destacamento bajo el mando de un capitán de segundo rango Neon Antonov, formado por las cañoneras "Moscú" y "Amgun".. Partes del 10º Cuerpo también recibieron apoyo de aviación de los aeródromos de Tallin. Los intensos combates a lo largo de la carretera de Narva continuaron durante cinco días. Durante los primeros tres días, los contraataques lograron hacer retroceder al enemigo entre 12 y 22 km, pero el 12 de agosto el frente se congeló y los repetidos contraataques no dieron ningún resultado, y el 14 de agosto el 10. ° Cuerpo se puso a la defensiva. La línea del frente alrededor de Tallin ese día se extendía por 180 km.

En los días que siguieron, la intensidad de los combates disminuyó. Los alemanes formaron sus fuerzas y tomaron posiciones convenientes para el próximo asalto a la ciudad. El mando del 10º Cuerpo soviético trató de utilizar el respiro en la lucha para fortalecer sus posiciones, pero las tropas estaban exhaustas y la reposición de las pérdidas era casi imposible. Los batallones tenían que defenderse en secciones de 10 a 12 km de largo, y las brechas entre los batallones, dependiendo del terreno, podían ser de 5 a 8 km de ancho. El comando trató de tapar estos vacíos con destacamentos de la infantería de marina y milicias.
 
Uno de los trenes blindados de vía estrecha en la estación del puerto de Tallin

La artillería ferroviaria brindó una ayuda invaluable a las unidades activas. En el sitio de la 16ª división a lo largo del ferrocarril Tallinn-Tapa, una batería ferroviaria marina operaba bajo la cobertura de un destacamento de infantería de marina, el coronel Ivan Kostikov. Con salidas audaces, el destacamento desorganizó las formaciones de batalla y las comunicaciones de la 61ª división alemana que avanzaba allí. En el área del área de Rapla, dos trenes blindados improvisados ​​que operaban a lo largo del ferrocarril de vía estrecha apoyaron partes de la 10.ª división soviética con su fuego de artillería e incluso asaltaron la retaguardia de la 217.ª división alemana, interrumpiendo su avance. Pero, a pesar de los éxitos individuales y las pérdidas infligidas al enemigo, la defensa soviética no pudo evitar el asalto alemán a Tallin.

En la noche del 19 de agosto, los alemanes comenzaron una preparación de artillería masiva y, en la madrugada del 20 de agosto, lanzaron una ofensiva general. Se desarrollaron intensos combates a lo largo de todo el perímetro del frente alrededor de Tallin, pero se produjeron combates especialmente obstinados en el sector oriental del frente, donde la 254.a división alemana asestó el golpe principal. Los dos regimientos de la 22ª división soviética que defendían allí con gran dificultad retuvieron a las superiores fuerzas enemigas, apoyados por tanques y fuego de artillería pesada. En el sector sureste del frente, la 217ª división alemana realizó un ataque auxiliar. Y allí, desde las primeras horas de la ofensiva, se desarrollaron obstinadas batallas. Se debilitaron por la noche, pero desde la mañana del 21 de agosto, los alemanes llevaron a cabo ataque tras ataque. Y aunque los alemanes sufrieron grandes pérdidas al mismo tiempo, pudieron traer más y más unidades nuevas a la batalla y avanzar gradualmente. El comando alemán fijó el 24 de agosto como la última fecha para la captura de Tallin, y las tropas alemanas a toda costa, sin mirar hacia atrás en las pérdidas, buscaron romper las defensas soviéticas. En la noche del 21 de agosto, las últimas unidades de la infantería de marina y el 1.er regimiento de fusileros de trabajo de Estonia bajo el mando del capitán Mikhail Pasternak se introdujeron en la batalla en la dirección del ataque principal.

Los alemanes llegaron a la línea de la primera línea de defensa el 22 de agosto. Estallaron luchas por los centros de defensa fortificados. Los alemanes lanzaron todos sus tanques, artillería y aviones al ataque, y del lado soviético participó toda la artillería antiaérea, costera y naval. La artillería antiaérea apoyó a las unidades defensoras con fuego directo, destruyó tanques y detuvo a la infantería con andanadas de fuego. Durante los combates, algunas baterías de la primera línea de defensa fueron rodeadas, pero no dejaron de disparar en previsión de contraataques de los defensores.

Ese día, ni un solo nudo de defensa cayó en manos de los alemanes. De las fuerzas de la flota, el crucero Kirov fue el primero en entrar en la batalla ; luego, la 334ª batería costera de cañones de 305 mm suprimió la artillería enemiga de largo alcance en el sector este del frente en pocos minutos.

Continuará...

Fuentes y literatura:

  • N. G. Kuznetsov. En las flotas, alerta de combate . Editorial Militar, 1971.
  • V. M. Krylov. La Flota Báltica de la Bandera Roja en la Gran Guerra Patriótica del Pueblo Soviético, 1941-1945 , V. 1: 10.º cuerpo de fusileros en defensa de Tallin . Nauka, 1990.
  • V. F. Tributos. Los países bálticos están luchando . Editorial Militar, 1985.
  • P. N. Pospelov y otros Historia de la Gran Guerra Patriótica de la Unión Soviética, 1941–1945. en 6 volúmenes, Vol. 2. Military Publishing, 1961. 

martes, 3 de mayo de 2022

Patagonia: La expedición de Musters

A 130 años de su muerte: George Chaworth Musters, viajero patagónico

Río Negro






¿Fue espía inglés? Varias opiniones y análisis de su largo viaje desde Punta Arenas (Chile) hasta Carmen de Patagones involucran a respetados autores hasta llegar a "considerar que era un verdadero deportista y explorador en el sentido más amplio de la palabra"; "sólo podemos aventurar una hipótesis acerca de la existencia de una misión especial del Almirantazgo británico para el reconocimiento del interior de la Patagonia y, lo que parecería más verosímil, de tanteo del espíritu de los indígenas con respecto a la Corona insular" (sic, Rey Balmaceda, R. C., 1976).

George Chaworth Musters nació casualmente en Italia (13/2/1841) pero de padres ingleses de clase acomodada y quedó huérfano a temprana edad. Tíos marinos influyeron en su mirada al mar desde pequeño y tuvo al velero "Algiers" como escuela inicial; escaló grados en la Marina inglesa. Su tío Robert Hammond había formado parte de la tripulación del "Beagle" que con Fitz-Roy navegó por la América del Sur. Eso y tal vez otras lecturas afines -Darwin por caso- animan a pensar en su decisión exploratoria por la Patagonia. Omitimos detalles dada la índole de esta nota, pero el salto marítimo en nuestro sur fue de Malvinas a Punta Arenas, donde comenzó la gran aventura terrestre que duró más de un año y que obliga a análisis profundos. Aun así, éstos parecieran no convencer sobre el propósito principal del peligroso paseo acompañado en gran parte por caciques tehuelches y sus tolderos que narró en "At home with the patagonians. A year's wanderings over untrodden ground from the straits of Magellan to the Río Negro", editado en Londres en 1871 y traducido al castellano en 1911 como "Vida entre los patagones".

De su escrito surge que en marzo de 1869, estando en Malvinas (Stanley), obtuvo una carta de recomendación del gobernador británico Jorge M. Dean para Luis Piedra Buena -a quien consideraba su amigo, instalado en isla Pavón, en la desembocadura del río Santa Cruz-, que podría facilitar su misión y trato con los tehuelches: "Los informes que me habían dado sobre el carácter tehuelche y sobre la deleitosa diversión de la caza del guanaco... me hicieron ansiar más que nunca la realización de ese plan y, como conocía medianamente el español, lengua que muchos de los indios saben bien, me parecía posible cruzar sin peligro el país en compañía de algunas de las partidas errantes de indígenas". "Armado así de credenciales, y pertrechado con una manta de piel de guanaco, un lazo y una boleadora, aproveché el ofrecimiento de un pasaje hasta el estrecho que me hizo un amigo que se dirigía a la costa occidental". A caballo y acompañado llegó a la isla Pavón, donde Piedra Buena no se encontraba.

Fueron apareciendo en escena el cacique Casimiro, padre de San Slick y Orkeke: "Mucho me impresionó el porte grave y solemne de éste. Ante su estatura de seis pies cabales y su proporcionada musculatura, nadie habría sospechado que el hombre había cumplido ya sus 60 años; y, cuando saltaba sobre su caballo en pelo, o dirigía la caza, desplegaba una agilidad y una resistencia iguales a la de cualquier otro más joven. Su abundante cabello negro estaba levemente veteado de gris, y sus ojos brillantes e inteligentes, su nariz aguileña y sus labios delgados y firmes eran muy diferentes de lo que, según la idea corriente, son las facciones patagónicas; una frente achatada afeaba un poco la expresión de su rostro, que, sin embargo, era seria y meditativa, y a veces notablemente intelectual... Aunque era particularmente limpio en sus ropas y aseado en sus costumbres, era víctima, como todos los indios, de los parásitos" (sic). Escribió que una noche le dijo: "¡Musters, los piojos no duermen nunca!". Sin duda, descripción con especial relieve del famoso cacique.



En Pavón se inició la parte más interesante del recorrido acompañado por los caciques, sus familias y otros aborígenes de la parcialidad aóni-ken que hablaban el aóni-aish "lengua que sería entonces la aprendida por Musters". La amistad entre ellos se fue incorporando y el marino inglés llegó a compartir toldos itinerantes, describiendo a Casimiro en otra estampa de su libro: "Cuando no estaba ebrio, este hombre era vivo e inteligente, astuto y político. Sus extensas vinculaciones con todos los jefes, inclusive Reuque y Callfucurá, le daban mucha influencia. Era también obrero diestro en varias artes indígenas, como la de hacer monturas, pipas, espuelas, lazos y otras prendas. Era muy corpulento, de seis pies cabales de estatura".

Luego de Pavón, la caravana de más de doscientos hombres, mujeres y niños apuntó a la cordillera y en el paraje Yaiken-Kaimak se hizo presente la caza: vio un guanaco y "lo boleé con una boleadora para avestruz". El inglés se iba mimetizando en el quehacer tehuelche y hasta se bañaba diariamente en un arroyo cercano. En aquel campamento surgió una inquietud nada tranquilizante: prepararse "para el caso de que encontráramos a los tehuelches del norte en guerra con los araucanos manzaneros". Se hicieron presentes tehuelches del norte con Hinchel a la cabeza y se celebró un gran parlamento: "Casimiro había tratado de inducirme a que hiciera de capitanejo... por nuestra parte se desplegó orgullosamente la bandera de Buenos Aires, mientras los del norte hacían flamear una bandera blanca". Hubo variadas arengas y finalmente "se resolvió elegir a Casimiro jefe principal de los tehuelches", lo que hizo a Musters deducir "que las relaciones entre los tehuelches y tsonecas de la Patagonia y los indios araucanos de Las Manzanas no habían tenido antes, de ninguna manera, un carácter pacífico", teniendo en cuenta -por caso- que el padre de Casimiro había sido muerto por los araucanos. Allí se les incorporaron "unos setenta u ochenta hombres, con mujeres y criaturas", la mayoría "jóvenes de sangre pampa o pampa tehuelche" cuyo jefe se llamaba Jackechan o Juan (Chiquichano), "un indio muy inteligente que hablaba corrientemente el español, el pampa y el tehuelche".



Musters escribió después en su libro que en el largo viaje participaba de los acontecimientos aborígenes, como nacimientos, la entrada en la pubertad de las niñas con una ceremonia especial, uniones matrimoniales (para decirlo de alguna manera), ritos funerarios, religión, caza, bebidas, fumar, etcétera, y en Teckel (enero de 1870) "estaba muy al tanto del género de vida y las costumbres de los tehuelches, que me consideraban uno de ellos". Luego, en el campamento de Carge-kaik recibieron la visita del hijo de Quintuhual, hubo festejo y Musters se vistió con "traje completo de plumas de avestruz y cinturón de campanillas y debidamente pintado" para delicia de los nativos. Visitaron los toldos de Quintuhual y en Diplaik se enteraron de los propósitos de Calfucurá, que los incitaba a unirse para "hacer la guerra a Buenos Aires", entendida como malones a Bahía Blanca, lo que no fue aceptado.

Más tarde tuvo lugar la visita al paraje Geylun y, cruzando el Limay, el encuentro con Inacayal y Sayhueque (Cheoeque escribió Musters) ya en "Las Manzanas": "Hombre de aspecto inteligente, como de 35 años de edad, bien vestido con poncho de tela azul, sombrero y botas de potro... este cacique tenía plena conciencia de su alta posición y de su poder; su cara redonda y jovial, cuya tez, más oscura que la de sus súbditos, había heredado de su madre tehuelche". En el toldo lucía "la bandera de Casimiro, esto es, la bandera de la Confederación Argentina". Hubo una gran fiesta y abundante aguardiente, pero con las armas guardadas, y en otro parlamento se ratificaron el no malonero de Calfucurá y la defensa de Patagones.

Reiniciaron el viaje. Meta: Patagones; fueron recorriendo lo que hoy es la Línea Sur rionegrina. Musters, Orkeke, Casimiro, Quintuhual, Crime, Meña y otros tehuelches. La toponimia incorporó a Margensho (Maquinchao), Trinita (Treneta) y Valcheta. Desde la actual Maquinchao, el marino inglés con dos acompañantes se despidió de la larga comitiva adelantando la llegada a Patagones. Llevaba carta para el comandante Murga, jefe del fuerte. Cruzaron el río Negro y "haciendo a un lado la manta india, volví a ponerme el traje de un inglés de la época, saco de cazador". Cerca de San Xavier (Javier) tuvo contacto con los hermanos Linares, "indios mansos", y con los estancieros Kincaid, Alexander Fraser y Grenfell.

Llegado a Patagones se entrevistó con Pablo Piedra Buena, hermano de Luis; el doctor Jorge Humble y la familia galesa de Morris Humphreys -todo bien narrado y detallado en su escrito- y mantuvo una especial entrevista con el comandante Julián Murga. Recibió a Casimiro, Orkeke y sus tribus. Recorrió la zona y escribió valiosos pormenores de El Carmen. Tomó pasaje en el vapor "Patagonia" -completando su propósito- y como encalló en la "barra" siguió con la goleta "Choelechoel". Llegó a Patagones el 26 de mayo de 1870 tras recorrer más de 2.700 kilómetros y después dio "a luz el más famoso escrito etnográfico, topográfico y de otros temas para su tiempo. Una hazaña que no fue repetida y de gran valor documental. Anduvo por otras partes del mundo y concretó varias publicaciones más. La aventura patagónica fue premiada con un reloj de oro por la Royal Geographical Society. Se retiró de la Marina británica con el grado de capitán de fragata" y se casó con descendiente de ingleses.

Vivió varios años en Bolivia y falleció el 25 de enero de 1879, hace 130 años. Varios puntos de la geografía patagónica llevan su nombre.



HÉCTOR PÉREZ MORANDO (*)

(*) Periodista. Investigador de historia patagónica

Bibliografía y fuentes principales: Musters, G. C.: "Vida", trad. (1964); Rey Balmaceda, E. C.: "Geografía histórica" (1976); Daus F. A.: "Prólogo" (1976). Fontana, L. J.: Rev. A. A. "Recordando" (1887). Pérez Morando, H.: "El inglés", R. N. (2000). Ygobone, A. D.: "Viajeros" (1977) y "Paladines" (1950). Llarás Samitier, A.: "Historia", A. A. (1953). Archivo del diario "Río Negro", Biblioteca Patagónica y otros.