martes, 8 de agosto de 2023

SGM: ¿Si Hitler sobrevivía la batalla de Berlin?

Hitler sobrevive a la batalla de Berlín


lunes, 7 de agosto de 2023

Venezuela: La Guerra Federal de 1859-1864

Guerra Federal



La Guerra Federal (también conocida como Guerra Larga, o Guerra de los Cinco Años) fue el enfrentamiento militar entre tendencias conservadoras y liberales en la Venezuela del siglo XIX. Está considerado el enfrentamiento bélico más largo y más costoso para Venezuela tras su independencia. Durante la guerra, los liberales eran conocidos con el nombre de federalistas ya que el federalismo y la autonomía de las provincias eran sus reivindicaciones principales.

La guerra federal no se extendió por todo el país. Los combates se desarrollaron principalmente en los Llanos venezolanos y secundariamente en los actuales estados Lara, Falcón, Carabobo y en algunas regiones del oriente



Antecedentes

La guerra fue desencadenada por la desintegración del orden estatal después de la caída del presidente José Tadeo Monagas durante la Revolución de Marzo de 1858, durante la cual la cooperación de conservadores y liberales solo superó brevemente su disgusto mutuo. Una conspiración antigubernamental liberal descubierta en agosto de 1858, a veces denominada La Galipanada por el pueblo de Galipán, fue ampliamente interpretada como un indicador de que los caudillos rivales habían comenzado a forjar coaliciones para la confrontación militar anticipada.

Desarrollo

1859

La Sampablera.

La Toma de Coro el 20 de febrero de 1859 fue el hecho que dio inicio a la Guerra Federal. El comandante Tirso Salaverría ocuparía el cuartel de Coro,en un ataque por sorpresa apoderándose de unos 900 fusil Minié, dando la señal para el levantamiento federalista. Al día siguiente lanzaría el Grito de la Federación. Luego en marzo desembarcaría en Coro Ezequiel Zamora junto a los demás líderes federales (excepto Juan Crisóstomo Falcón) que habían sido exiliados a las Antillas. Posteriormente se dio la Batalla de El Palito en la cual los federalistas ganaron 250 prisioneros, mucho material de guerra y suministros varios.

El gobierno central entraría en inestabilidad luego de que el presidente Julián Castro Contreras fuera depuesto por los conservadores liderado por Manuel Vicente de las Casas. Pedro Gual asume interinamente el poder para posteriormente dejarlo en manos del presidente electo Manuel Felipe de Tovar.

El primer enfrentamiento de importancia en la guerra fue la batalla de Santa Inés, el 10 de diciembre de 1859, saldándose con una victoria de los federales capitaneados por Ezequiel Zamora. Esta victoria permitió a Zamora asentar el dominio federal en los llanos venezolanos y preparar el avance de los liberales hacia el centro del país.

1860

Soldados federalistas en 1860.

En el marco de esta ofensiva liberal, las tropas de Zamora asediaron San Carlos en enero de 1860. El asedio se prolongó durante una semana, suponiendo la muerte del propio Ezequiel Zamora el 10 de enero y un elevado costo militar para los federales por lo que tuvieron que romper el sitio. Tras la muerte de Zamora, Juan Crisóstomo Falcón asumió el mando de las fuerzas insurgentes y comenzó el avance hacia la ciudad de Valencia con la intención de tomarla.

Sin embargo las tropas rebeldes estaban muy debilitadas tras el asedio de San Carlos a la vez que los conservadores comenzaban a recibir refuerzos, por lo que Falcón tuvo que evitar en varias ocasiones el combate con las tropas gubernamentales y desviarse hacia el estado Apure a esperar refuerzos de un contingente al mando del general Juan Antonio Sotillo.

Finalmente, el 17 de febrero de 1860 se produjo un enfrentamiento conocido como batalla de Coplé, resultando una victoria conservadora que el general gubernamental León de Febres Cordero no supo aprovechar. Los federales pudieron retirarse en buen orden pero con grandes daños. Tras esta derrota Falcón dividió a su ejército para ejecutar una guerra de guerrillas en las distintas partes del país mientras él marchaba primero a Colombia y luego a otros países del Caribe para conseguir apoyos y refuerzos. Sin embargo estas partidas guerrilleras no fueron efectivas y se encontraron en muchas ocasiones a merced de las persecuciones del ejército conservador en acción permanente contra los federalistas venezolanos de la Provincia de Portuguesa.

1861-1862

En junio de 1861 los federales son derrotados en la Batalla de Los Colorados. Pese a todo, en poco tiempo el ejército federal comienza a aumentar y a fortalecerse gracias a los refuerzos y pertrechos conseguidos por Juan Crisóstomo Falcón. Este vuelve a ingresar en Venezuela en julio de 1861 desplegando una intensa actividad militar.

El 22 de noviembre de 1861, un grupo de representantes de la oligarquía de Caracas entre los que destacan Pedro Gual y Manuel Felipe de Tovar, constituyen una comisión con el objeto de solicitar la intervención de Reino Unido para que pusiera orden entre el país alzado a cambio de entregarle la Guayana Esequiba a lo cual se opuso con firmeza el general José Antonio Páez quien ese mismo año es nombrado dictador del país.

Destrucción de las líneas del telégrafo durante la Guerra Federal.

Los federales consolidaron sus posiciones, permitiendo que sus unidades hicieran cada vez más avances contra las fuerzas gubernamentales. Las primeras negociaciones de paz tuvieron lugar en diciembre de 1861, pero no tuvieron éxito. Durante 1862 los federalistas obtuvieron varias victorias en Pureche, El Corubo, Mapararí y en la Batalla de Buchivacoa. En diciembre se sostendrán unas infructuosas negociaciones de paz.

Estancamiento y final

Carteles tras la victoria de los federalistas. En el medio: Juan Crisóstomo Falcón . Izquierda: Antonio Guzmán Blanco . Derecha: Guillermo Tell Villegas . Reverso: Manuel Ezequiel Bruzual, Guillermo Iribarren.

Mientras tanto, las tropas gubernamentales se vieron debilitadas por la larga guerra de guerrillas y la deserción de miles de soldados. Finalmente el desgaste civil y económico aunado a los avances finales de los federalistas que rodearon Coro en abril de 1863 y la Batalla de los Altos Mirandinos, obligaron a buscar una solución negociada, cuya consagración fue el Tratado de Coche en abril de 1863 entre el presidente José Antonio Páez y el general Falcón en nombre de los federalistas, que sellaron la victoria de los liberales. El 24 de diciembre de 1863, el Parlamento eligió presidente a Juan Crisóstomo Falcón.

Consecuencias

Ha sido hasta la fecha la mayor, la más costosa en pérdida de vidas humanas y más larga guerra civil en la historia de Venezuela. Murieron aproximadamente 300 000 personas en combates, de hambre o de enfermedades causadas por la guerra, en una época en la que el país tenía aproximadamente 1,5 millones de habitantes, además apenas tenía unos 40 años siendo independiente de España.

Para los campesinos, que formaban el grueso de las tropas insurgentes, casi nada cambió. Porque después de la muerte de Ezequiel Zamora, una coalición de terratenientes, burgueses urbanos y caudillos se hizo cargo del levantamiento. Zamora quería abolir la pena de muerte y garantizar el sufragio universal. Bajo Falcón, los liberales sacrificaron a sus propios intereses los fines por los que habían estado luchando los campesinos. José Loreto Arismendi dijo una vez que durante cinco años lucharon para reemplazar ladrones con ladrones, tiranos con tiranos. 

domingo, 6 de agosto de 2023

Bahía Blanca: La tierra del diablo

Bahía Blanca fue llamada "tierra del diablo"

La leyenda habla de una supuesta maldición que prometió enjaular a Bahía Blanca en un manto de extremos climáticos por siguientes mil años.



sábado, 5 de agosto de 2023

Guerra de desgaste: Operación Choque (1968)

Operación Choque



La Operación Choque ( en hebreo : מבצע הלם ) fue una operación de comando ejecutada el 31 de octubre de 1968 por paracaidistas israelíes. Los objetivos de la redada fueron el nuevo puente de Qena a 280 millas al sur de El Cairo , el puente de Nag Hammadi a 35 millas al oeste del tramo de Qena y la estación transformadora de Nag Hammadi cerca del puente. La estación proporcionaba electricidad a la zona y se describió como una estación de conmutación en una línea de alta tensión entre El Cairo y la presa de Asuán . [2]

Operación Shock
מבצע הלם
Parte de Guerra de Desgaste

Helicóptero Súper Frelón
Fecha 31 de octubre de 1968
Ubicación
Egipto
Resultado

1. Misión exitosa:

  • Puente de Qena irreparablemente dañado
  • Presa de Nag-Hammadi dañada
  • 7 de 9 transformadores destruidos
2. El bombardeo egipcio sobre las posiciones de las FDI a lo largo del canal de Suez se detuvo durante cuatro meses. [1]
beligerantes
 Israel  Egipto
Fortaleza
14 paracaidistas,
4 helicópteros Super-Frelon
Víctimas y pérdidas
Ninguno

Trasfondo

La Guerra de Desgaste entre Israel y Egipto duró de 1968 a 1970 y se libró a lo largo de las líneas de alto el fuego que terminaron con la Guerra de los Seis Días de 1967 .

Ambas partes tenían la intención de que la guerra de desgaste debilitara al otro tanto como fuera posible con la esperanza de obtener ventajas en las negociaciones posteriores. Egipto, en particular, buscó recuperar el territorio que había perdido en 1967. El líder de Egipto, Gamal Abdel Nasser , calculó que al librar una guerra de bajo grado contra Israel por el territorio que perdió en la Guerra de los Seis Días, la presión internacional obligaría a Israel a retirarse. Nasser también tenía la intención de reparar la humillación que él y Egipto habían sufrido en la guerra de 1967. Israel, por su parte, intentó solidificar su control sobre el Sinaí ya que algunos miembros del gabinete israelí y la Knesset creían que la Península debería anexarse ​​a Israel, un paso hacia el logro de la visión de un Gran Israel.

Planificación

En respuesta a dos bombardeos de artillería pesada realizados por el ejército egipcio en posiciones de las FDI a lo largo del Canal de Suez , que mataron a 25 soldados, las FDI iniciaron una larga serie de operaciones contra objetivos militares y estratégicos profundos en Egipto. La Operación Shock fue la primera que tuvo como objetivo la infraestructura eléctrica de Egipto.





viernes, 4 de agosto de 2023

Argentina: La vida del increíble estanciero Ramón Santamarina

De peón a dueño: la historia del inmigrante que legó 33 estancias a 12 de sus herederos, incluido el popular Uki Deane

Ramón Santamarina protagonizó una saga terrateniente que llegó a reunir 281.727 hectaréas en Buenos Aires; su lazo con Tandil y el influencer Uki Deane

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14deJuliode2022a las13:17

En la figura del estanciero Ramón Santamarina se encarna la historia de un país. La génesis de la Argentina “granero del mundo”, tierra de inagotables oportunidades. El hacendado llegó niño y huérfano, en 1840, y determinó su final ya anciano y rodeado de una inmensa familia en 1904.

En sus 77 años de vida, superó todo tipo de adversidades y construyó un imperio que lo colocó al final de sus días entre las 10 familias con más hectáreas de la provincia de Buenos Aires justo cuando el país rankeaba entre las grandes potencias del mundo. Algunos historiadores estimaron su herencia en $ 12,5 millones de la época. En tierras, solo en la provincia de Buenos Aires, reunió 33 establecimientos con un total de 281.727 hectáreas. Una regla de tres simple rápida y conservadora permite tasar a valores actuales esos suelos, presumiendo que son totalmente ganaderos, en más de US$ 420 millones. 

Ramón Santamarina no solo fue un prolífico empresario, también multiplicó su desendencia mediante dos matrimonios que le dieron 19 hijos, de los cuales 13 llegaron a la vida adulta. Excepto dos, José y Ángela, el resto de los hijos también engendraron y dieron vida a los Santamarina Gastañaga, Santamarina Terrero, Santamarina Acosta, Santamarina Alvear, Lezica Alvear Santamarina, Saguier Santamarina, Echagüe Santamarina, Avellaneda Santamarina, Pacheco Santamarina y Gándara Santamarina. Muchas de esas ramas familiares, integradas por más de 430 herederos en la quinta generación, aún conservan fracciones de las estancias que supo reunir el fundador en tan solo cuatro décadas, desde la primera compra en 1863.

Ramón Santamarina en 1863, a la edad de 36 años.

Las estancias de Ramón Santamarina

En 1860 Ramón Santamarina formó su hogar casándose con Ángela Alduncín, una joven vasca nacida en Tolosa, cuya familia estaba radicada en Tandil. A la par que venían sus primeros hijos, fue adquiriendo sus primeros campos. Ya era dueño de varios solares en el pueblo, en la calle General Pinto, se levantaría el Palace Hotel; otro en la calle San Martín, después almacén El Aguila, y un lote en el que luego aparecería la tienda Los Vascos, reconstruye con lujo de detalles los primeros pasos de gran propietario Yúyu Guzmán, en su obra “Grandes Estancieros y Estancias del Tandil Antiguo”. 

En 1863 Santamarina adquirió su primer campo, una fracción de 1575 hectáreas, a Facundo Piñero. Allí formó su primera estancia tandilense con el nombre “Dos Hermanos”. Algunos miembros de su descendencia creen que fue llamada de tal modo en homenaje a su hermana Dolores que se quedó en España. Otros, en cambio, creen que los “Dos Hermanos” serían sus pequeños hijos Ramón y José, ya nacidos al realizar la operación. Cualquiera sea el caso, ese establecimiento terminó en manos de los herederos de uno de sus más longevos descendientes: Antonio Santamarina Irasusta, fruto de su segundo matrimonio, con Ana Bautista Irasusta Alduncín, sobrina de su difunta primera esposa. 

En la obra de Andrea Reguera titulada “Patrón de estancias, Ramón Santamarina: una biografía de fortuna y poder en La Pampa”, la autora recopila el momento de cada compra, con nombre, ubicación y extensión de cada uno de los establecimientos que acumuló este potentado en tan solo cuatro décadas. 

Si bien, Santamarina hizo base en Tandil, entre los actuales partidos de Tres Arroyos y Laprida reunió la mayor cantidad de hectáreas. En el primero, sumó siete estancias con un total de 49.102 hectáreas a saber: Dos Anas (16.199), en 1873; San Jorge (13.023) y La Sarita (4049), en 1891; La Elena (2699), en 1892; La Laurita (5399), en 1895; Las Mercedes (5211), en 1898; y El Lucero con 2522 hectáreas, en 1900. A su vez, en Laprida, adquirió tres estancias: La Gloria (32.399), en 1871; Las Hermanas (10.799), en 1878; y Las Saladas (5399), en 1899. De ese modo, acumuló otras 48.597 hectáreas en ese partido. 

Ramón Santamarina compró prácticamente una estancia por año a lo largo de sus últimos 40 años de vida. En la última década, lo hizo también a través de la sociedad que creó junto a sus hijos mayores, Ramón (h) y José, al que luego se sumó Enrique: “Santamarina e Hijos”. La casa de ramos generales y consignaciones fundada en 1890, y aún vigente, fue de algún modo la continuadora de la empresa de transporte en carretas y almacenes que supo administrar este inmigrante español en sus primeros años en la Argentina. 

Volviendo a lo que fue su actuación como empresario de bienes raíces agropecuarios, Santamarina también sumó tres estancias en Necochea: San Alberto (15.622), en 1872; Arroyo Seco (6749) y El Carmen (12.747) en 1899. En Coronel Dorrego otras tres: Quequén Salado de 18.898 hectáreas y otros dos campos de 7424 y 6598 hectáreas, respectivamente, en 1900.

En Juárez, Sanamatina se hizo con cuatro estancias en la última década del Siglo XIX. La más importante por su extensión fue La Providencia con 10.870 hectáreas. Se sumaron San Ramón (3511), San José (8100) y La Elvira (5400). 

En Tandil, él y su descendencia levantaron las más exquisitas residencias camperas, muchas de ellas aún en pie y linderas al tejido urbano, como Indiana, Montiel, Bella Vista y Maryland. En los hechos, las tres estancias que constituyó en ese partido fueron la ya mencionada Dos Hermanos, que mediante diversas compras, llegó a sumar 10.367 hectáreas. Los Ángeles, adquirida en 1869 con 11.555 hectáreas y La Claudina, sumada justo el año previo a su muerte, con 2366 hectáreas adicionales en ese mismo partido. 

En Pehuajó, Sanamatina también sumó tres estancias: Curarú (9204), en 1900; Paysandú (5000) y La Anselma (5000), en 1903. 

En Lamadrid, San Arturo aportó 8100 hectáreas al patrimonio familiar desde 1879. En el partido de Coronel Vidal, adquirió 19.204 hectáreas, en una única operación, concretada en 1900. Antes, había sumado otras 8099 hectáreas en Magdalena, bajo el título de María Teresa. En Carmen de Areco, compró La Elvira (4493) en 1901. Finalmente, en el sur profundo de la provincia, Santamarina se hizo de tres estancias idénticas de 2024 hectáreas cada una entre Bahía Blanca y Patagones. 

Todas las tierras que Santamarina había adquirido para sí, bajo su propio nombre hasta 1890, y luego a través de su sociedad comercial en diversos partidos de la provincia de Buenos Aires y en otras provincias, fueron por compras hechas a particulares (174.056 hectáreas) y/o al Superior Gobierno de la Provincia de Buenos Aires (107.671 hectáreas). Según diversos historiadores, Santamarina compró tierras en un momento en que el Estado las transfería del dominio público al privado, pero también en un momento en que esas mismas tierras experimentaban continuos traspasos entre particulares. Es evidente que se trataba de tierras inseguras de frontera ya que en 1876 se registran los últimos malones indios. Es por eso los precios bajos que el Estado estaba traspasando a manos privadas, pero la fiebre expansiva de los años 1880 provocó aumentos especulativos en esos mismos valores debido al avance de la frontera, la incorporación de nuevas tierras al proceso productivo y al auge exportador de los productos agropecuarios sin descuidar la llegada progresiva del ferrocarril.

En su obra, Yuyú Guzmán también rescata que, en un momento, a Ramón Sanamatina le ofrecieron 112.000 hectáreas en Santiago del Estero y las compra. Sin embargo, todo ese imperio obligó al terrateniente a ir y venir entre los distintos establecimientos. Ya sin su presencia física en este plano, fueron 12 de sus 13 hijos adultos los que se repartieron junto a su última esposa las casi 150 leguas de tierra que llegó a reunir. Una de sus hijas, radicada desde joven en España, no obtuvo tierras. 

El origen de la fortuna de Santamarina en la Argentina

El niño Ramón Joaquín Manuel Cesáreo Santamarina y Velcarcel había nacido el 25 de febrero de 1827 en Orense, Galicia, España. Su madre era doña Manuela Valcarcel y Pereyra, descendiente de una familia rica de la Villa de Monforte de Lemos, cerca de Lugo y su padre, José García Santamarina y Varela, oriundo del pueblo de Padrón en la región de Santiago, también de familia noble. Su abuelo, Joaquín Santamarina, había ejercido improtantes cargos oficiales como delegado de las rentas reales de Orense, como Caballero de la Real Orden de San Hermenegildo y Juez de la Villa de Vigo. Su abuela paterna había sido Teresa Varela Rubio y Saavedra. Entonces, cómo es que el hijo de está respetada familia española termina huérfano en la América del Sur es lo que se resume en los siguientes párrafos.

José Santamarina y Varela, su padre, era un militar de carrera y llegó a ser Gentil hombre de la Cámara y Capitán General de la Guardia de Corps del Rey Fernando VII, cargo honorífico para el que tenía ser noble por los cuatro costados para integrar esas filas reales, asegura Yúyu Guzmán en la obra ya mencionada. Sin embargo, tantos honores no impidieron la infidelidad y el derroche. La vida cortesana comprometió su carrera y la fortuna de su esposa, por lo que al verse arruinado, decidió suicidarse en 1833. Eso no es todo. 

En una nota redactada hace más de medio siglo por Marcos Estrada se describe ese fatídico desenlace con lujos de detalles y que el propio Ramón vió con sus propios ojos. Después de pedirle perdón por sus faltas, José se disparó un tiro en la sien con una pistola y cayó muerto a los pies de este joven de tan solo seis años. Muy poco tiempo después moría de pena su madre y Ramón junto a su hermana Dolores pasan primero por el cuidado de diversos familiares hasta terminar en un asilo. Allí, un sacerdote identifica el potencial del joven y lo ayuda a escapar y embarcarse a la Argentina. 

Ramón Sanamatina llegó al país en 1840 siendo un adolscente de 13 años que primero trabajó en el puerto para luego ocuparse de algunas tareas en un café en el Mercado Viejo. Lo cierto, es que siempre, según Marcos Estrada, en una plaza frente a ese café paraban las carretas que hacían la travesía por los desiertos del país y es posible que desde ese puesto el joven Ramón conociera a los carreteros que iban y venían de Buenos Aires al lejano Tandil. No sé sabe con exactitud la fecha en que el joven Ramón Santamarina llegó a Tandil, pero seguramente lo hizo en carreta entre 1842 y 1846. Pronto, se enroló en el trabajo rural como peón de José Ramón Gómez, en la estancia San Ciriaco, hasta que después de ponerse al corriente de los trabajos rurales, adquirió su primera carreta que se transformó en flota y devino, con los años, en casas de ramos generales y estancias.  

Uki Deane de Álzaga, el chozno más popular de Ramón Santamarina

Hay una casi absoluta certeza que cuando, en 1872, Ramón Santamarina adquirió 4 leguas cuadradas en la región conocida como “De la Tinta”, en el actual partido de Juárez, en las últimas estribaciones del sistema de Tandilia hacia el sur, jamás imaginó que sus dominios quedarían reflejados en una red social como Instagram, a través de la popularidad que alcanzó uno de sus choznos: Disque Dee Deane "III" más conocido como @ukideane  

Tanto loma negra en Olavarría, como de la tinta en Juárez se refieren al tono más oscuro de algunos cerros que contienen cemento, la piedra de donde se obtiene este material de construcción. Ese campo que llegó a reunir alrededor de 10.000 hectáreas se llamó San José y lo heredó el hijo menor de Ramón llamado Jorge. Éste, nacido en 1891, se casó con María Elena Alvear, con quien tuvo dos hijos: Emilio Jorge y Helena Teresa, la abuela de Uki. 

El casco de “San José” se levantó sobre suelo elevado y pedregoso al punto tal que se dice que para hacer la plantación tuvieron que abrir hoyos, para poner los árboles, con dinamita. También se dice que Alfredo Fortabat, otrora dueño de Loma Negra, era muy amigo de Jorge Santamarina y le insistía para que le vendiera la parte serrana de la estancia. El interés de Fortabat residía en que sabía que esas sierras de Barker tenían componentes de las canteras de calizas que se explotan para abastecer su industria cementera. Finalmente, Santamarina cedió y vendió un fragmento de la estancia que, hoy, de todos modos conserva unas 9770 hectáreas en manos de tres nietos de Jorge: Mónica, Marcelo y Helena de Álzaga Santamarina. La primera no es otra que la ex presentadora televisiva de la mano primero de Antonio Gasalla y luego con su propio magazine “Hielo y Limón”, Mónica de Álzaga, madre del también popular influencer y emprendedor Uki Deane.

De hecho, el propio influencer pasó parte de la cuarentena estricta por la pandemia del Covid-19 en está estancia bonaerense adquirida por quien fuera su tatarabuelo hace 150 años.


miércoles, 2 de agosto de 2023

Buenos Aires: El terremoto de 1888

 

La madrugada que un terremoto hizo saltar de la cama a los porteños y un tsunami llegó a Uruguay

Al no tener montañas cerca, los porteños repiten que no puede haber sismos. Error. También puede ocurrir en lugares semi llanos. El 6 de junio de 1888, la “Falla del Río de la Plata” otorgó una leve muestra de su existencia a los rioplatenses


Plaza de Mayo

Los porteños -que hasta el gentilicio nos hemos apropiado indecorosamente, dado que en toda ciudad con puerto sus habitantes son porteños- entre las muchas cosas que nos jactamos es que nunca hubo terremotos en nuestra ciudad. Jamás. Repetimos como loritos: “…al no tener cerca montañas, la ciudad no tiene terremotos…”. Por supuesto, damos por hecho que en la provincia de Buenos Aires tampoco hay sismos, ni se pueden producir en el vecino Uruguay. Error.

Si bien los movimientos telúricos se dan mayoritariamente en lugares montañosos, también puede ocurrir en lugares semi llanos. De acá se desprende otro mito instalado y falso que nos refiere que la ciudad es totalmente plana, y no lo es en absoluto. La zona más elevada se encuentra en el barrio de Villa Devoto, ubicado en el oeste de la ciudad. El punto más alto de la ciudad es la esquina de avenida Francisco Beiró y avenida Chivilcoy, a 26,71 m. sobre el nivel del mar. Por ese motivo, en ese lugar se encuentra el imponente edificio del “depósito de gravitación de aguas de Villa Devoto”, que contiene 12 tanques de hierro de 6.000 m3 cada uno con una capacidad total de 72.300.000 litros.

El punto es que en la actual ciudad de Buenos Aires sí hubo terremotos. Y varios. Debajo del río color de león esconde la llamada “Falla del Río de la Plata”, que recorre la zona central del ancho río homónimo, y se interna en el Río Uruguay, que marca la frontera entre Uruguay y Argentina. Y el 6 de junio de 1888, la “falla” otorgó una leve muestra de su existencia a los rioplatenses.

Miguel Juárez Celman gobernaba la Argentina y el intendente de la Ciudad de Buenos Aires era Antonio F. Crespo. Vivían, en la urbe que se agigantaba, seiscientos mil habitantes aproximadamente. La ciudad muy lentamente dejaba de ser “la Gran aldea” para ir, poco a poco, convirtiéndose en una importante metrópoli. La recova de la Plaza de Mayo ya había caído en mayo de 1884. No existía aún la avenida de Mayo, y el Cabildo poseía su estructura original. Todavía se veían por las calles aguateros, escoberos, afiladores, y demás vendedores ambulantes de la época.


El Obelisco con su torre original que fue amputada en 1884, al crearse la Avenida de Mayo. Al mutilarse la parte izquierda del edificio, corría peligro de derrumbe

Las mujeres comenzaban a usar lo que se denominó el “polisón” (una suerte de armazón que se colocaba para abultar la zona trasera del vestido, debajo de la cintura) y los hombres cárdigan blanco y pantalones a rayas, todo de algodón. Las tiendas San Miguel (actual “Palacio San Miguel”, frente a la iglesia homónima) competían con sus vidrieras con la tienda fundada por el santiagueño Lorenzo Chaves y el inglés Alfredo Gath. La ciudad poseía un ritmo cuasi pueblerino, de siestas prolongadas y con muy poca gente por la calle. Lo más alto en ella eran los campanarios de las iglesias.

El martes 5 de junio fue muy frío, por demás. Y esa noche todos se fueron a dormir sin mayores novedades. Pero a las 00:20 del día miércoles 6 de junio se desató el caos en ambas orillas del Río de la Plata.

Es innegable que la Argentina y el Uruguay forman parte de un todo, somos hijos de una misma madre. Los porteños, los montevideanos y los habitantes de Colonia del Sacramento, lo primero que oyeron fueron las campanas de las iglesias sonando a deshora y de manera suave, y a los pocos segundos un sacudón los hizo saltar de sus camas, literalmente. Pero todavía no comprendían lo que ocurría. El piso se movía fuertemente. Un ruido sordo que provenía del subsuelo ensordecía a las personas. Era un terremoto.

El temblor se produjo a unos 30 kilómetros de profundidad del lecho del río. Con epicentro entre las ciudades de Colonia y Buenos Aires (34º36′0″ S, 57º 53′ 59″ O, a 30 km de profundidad), con una magnitud grado 5,5 de Richter y una duración de entre 45 y 58 segundos. Hubo réplicas a las 3.12 (la más fuerte y larga) y 5.10. Esta vez el epicentro se ubicó 15 kilómetros al Sur de Colonia del Sacramento y 41 kilómetros al este de Buenos Aires.


Río de la Plata (Archivo general de la Nación)

Con lo puesto, los vecinos salieron a los patios y a la calle. Vale recordar que prácticamente no había alumbrado público en las ciudades. Pero el sismo vino con otro regalo: un tsunami, el primero registrado en el Río de la Plata. Esto fue relatado por el diario La Lucha de Colonia, que expresó: “El vapor Saturno, que venía de la capital vecina (Buenos Aires) navegaba tranquilo por el centro del canal con más de 20 pies de agua cuando de pronto se detuvo como si tocara el fondo. El capitán hizo echar la sonda pero se encontró con que el barco, movido por una fuerza oculta, zarpaba por sí mismo de la varadura y seguía su camino”.

Desde Montevideo, que también sintió el sacudón, corresponsales del diario de “El municipio” de Rosario (Santa Fe) telegrafiaron lo siguiente: “Anoche a las 12:20 sintiese en ésta (ciudad) un fuerte temblor. Durante toda la fría madrugada numerosos grupos vagabundeaban por las calles temiendo se reprodujese nuevamente el fenómeno. Hubo un primer pulso no tan fuerte, luego un reposo y posteriormente un segundo y ya fuerte pulso que duró 58 segundos”


La Iglesia de la Piedad fue el único edificio de Buenos Aires que sufrió daños por el terremoto de 1888

Como comentamos anteriormente, la ciudad de Buenos Aires era pequeña. Pero el único registro de caída de mampostería que se tiene a mano ocurrió en el templo de Ntra. Sra. de la Piedad, ubicado en las actuales Paraná y Mitre. En dicho templo se estaban realizando refacciones y ampliaciones. El movimiento hizo que varios muros en construcción de dicho templo cayeran al piso. También sucedió una leve inclinación del campanario, que luego fue subsanada.

El diario uruguayo “La Tribuna Popular” publicó lo siguiente: “El maderamen de las casas crujía fuertemente, las lámparas se bamboleaban, los muebles se movían y los cuadros caían de las paredes. Se rompieron objetos de cristalería y se pudo ver porcelana saltando de los aparadores. Los habitantes han permanecido en vela parte de la noche, azorados a causa de un fortísimo temblor de tierra”.

Pero este no fue el primer sismo de la cuenca del Plata. El anterior se había producido el 9 de agosto de 1848 a las 18 horas y 35 minutos, con una duración aproximada de 5 segundos, acompañado de una serie de réplicas, la última el 11 de septiembre, con duraciones que oscilaron de entre 2 y 16 segundos, presumiendo que su epicentro pudo situarse en la cuenca de Punta del Este.


La costa de la ciudad de Buenos Aires en la época del terremoto. En primer plano las lavanderas. Detrás, la Aduana Taylor

Los movimientos telúricos siguieron ocurriendo en la cuenca del Río de la Plata. De ellos se tiene registro por la prensa, los libros y distintos observatorios sismológicos. En Uruguay ocurrieron el 27 de octubre de 1894, el 13 de junio de 1907 y el 17 de diciembre de 1920. El 26 de junio de 1988 a las 3:24 horas de la madrugada “ocurrió un evento que se dejó sentir en la zona de Punta del Este y Maldonado, causando cierto grado de alarma general”. La zona del epicentro se localizó en la costa este del Uruguay. El 10 de enero de 1990 a las 22:30 se produjo un sismo con una intensidad de 3 grados en la escala modificada de Mercalli. Afectó la localidad de La Paloma en el departamento de Durazno. A las 19:08 del 4 de octubre de 2014 el sismógrafo registró un movimiento en el departamento de Lavalleja, muchas personas lo percibieron y realizaron consultas a la policía. El 12 de enero de 2015 a las 17:22 se reportó un sismo y también un pequeño tsunami.

Los testimonios hablan de que mucha gente que estaba en la playa de Paso Carrasco notó que las aguas se retiraban y luego llegaba una masa de agua mayor a la común, aunque no produjera ninguna clase de daños. El 23 de marzo de 2016, a las 23.26 horas en la zona entre Punta de Lobos y Punta del Tigre, en la costa oeste de Montevideo se registró un evento muy localizado que se sintió desde el Cerro, al Este y hasta Santa Catalina. El 24 de noviembre de 2016 se registró un sismo cuyo epicentro se produjo cerca de la ciudad de Sauce (Canelones). Aunque el fenómeno impactó ayer a la población y despertó las consultas de cientos de personas. El 8 de mayo de 2021, se registró un terremoto en Montecoral, Departamento de Florida, en una zona que se sacudió hasta que los indicadores se clavaron en 4,4 en la escala, lo que significa que fue el segundo sismo más grande de la historia de la región desde aquel de 1888.

En esta orilla del río más ancho del mundo, también tuvimos nuestros episodios que todos recordamos, el 9 de agosto de 2016 ocurrió un evento de 3.9 grados en la escala de Richter, que fue sentido en la zona de Guaminí y también se produjo otro el 7 de noviembre de 2016, de magnitud 4.

El 30 de noviembre de 2018, a las 10:27 de la mañana, hubo un tercero, con epicentro a 32 km al sur de la ciudad y a 25 km de profundidad; y magnitud de 3,8 en la escala de Richter. Se sintió con fuerza en La Plata y la zona sur del Conurbano, que también repercutió en la Ciudad de Buenos Aires, informó el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES).

En noviembre de 2016, la facultad de ciencias de la universidad de la República de Uruguay, publicó un documento donde señala:

“El riesgo sísmico en la Cuenca del Plata no es nulo, como lo prueban registros históricos de sismos con intensidades bajas a moderadas. Merece destacarse el sismo ocurrido en 1888 que afectó a ambas costas del Río de La Plata, produjo daños de cierta significación y hasta un tsunami en las aguas del Río de La Plata. En esa época la población era escasa. La repetición de un sismo de estas características hoy día podría producir daños materiales y humanos de gran envergadura, si se considera el aumento exponencial de la población en ambas riberas, el enorme y variado cuadro de infraestructura y la falta de concientización pública… No obstante, la sismicidad de la Cuenca del Plata es virtualmente desconocida, en buena parte debido a la carencia de observatorios sismológicos en Uruguay (y en sus cercanías). Este desconocimiento implica que no puede evaluarse con precisión el riesgo sísmico real de la región así como la localización, extensión y actividad de las potenciales fallas activas. La instalación de la actual red de observatorios sismológicos en nuestro país permitirá comenzar a subsanar este déficit.”

Como hemos leído, a los porteños la madre naturaleza se encarga muy bien de movernos el piso, de vez en cuando, para que nos bajemos del caballo al cual nos hemos subido.


martes, 1 de agosto de 2023

La guerra y la evolución de la sanidad militar

The Walking Wounded: cómo la guerra y la atención médica avanzaron juntas a lo largo de los siglos





Por la bloguera invitada Helen Fraser para War History Online

No se puede negar que la guerra es responsable de un gran número de muertes y de una gran cantidad de heridas terribles. Históricamente, lo único que ha eliminado a más personas en menos tiempo que la guerra es la peste. Y es una cosa cerrada. Entonces es comprensible que la gente no tienda a asociar la guerra con la preservación de la vida.

Sin embargo, siendo la necesidad la madre de la invención, la guerra, tal vez paradójicamente, ha llevado a algunos de los mayores avances en medicina que el mundo jamás haya visto. Por lo tanto, si bien las guerras se han cobrado millones y millones de vidas humanas a lo largo de la historia, y han condenado aún más a una vida de dolor y sufrimiento, también (aunque quizás indirectamente) han salvado muchas vidas y curado a muchas personas. Aquí hay una breve exploración de las doctrinas extrañamente entrelazadas de la guerra y la medicina.

'En forma de lucha'

El antiguo griego Hipócrates, todavía reverenciado hoy como el 'padre de la medicina', dijo que "el que desee practicar la cirugía debe ir a la guerra". Tenía una buena razón para estas palabras.

Desde el comienzo de la guerra organizada, los líderes militares más astutos del mundo sabían que ganarían más batallas con tropas más en forma. Por lo tanto, los mejores comandantes militares emplearon médicos calificados para asegurarse de que sus tropas estuvieran libres de enfermedades y se recuperaran rápidamente de sus heridas. Esta fue una de las razones por las que los jóvenes pacíficos estaban ansiosos por unirse a las fuerzas de combate. En una era anterior a cosas como la atención médica universal y el seguro médico, los médicos civiles eran costosos (¡y sus métodos a menudo eran peores para usted que la enfermedad!).


Busto de Hipócrates visto en la decoración del Policlínico Stuyvesant, Manhattan, Ciudad de Nueva York. Tony Fischer –  CC BY 2.0

Cuando la vida era peligrosa y las enfermedades abundaban, el régimen saludable y la atención médica (relativamente) calificada disponible con una unidad militar en realidad les dio a muchos más posibilidades de supervivencia de las que podrían haber tenido como civiles. ¿Y los propios médicos? Bueno, se reconocía universalmente que los médicos antiguos eran mucho más hábiles que los médicos civiles. ¿Por qué? En parte porque la naturaleza militar de su empleo significaba que no podían intentar ganar dinero con charlatanerías (si un paciente moría, el médico con frecuencia no cobraba) y en parte porque el nivel rápido y concentrado de lesiones sufridas por las batallas les dio mucho de experiencia en lo que funcionó y lo que no, al menos en lo que respecta al cuidado de heridas. Además, la exposición a la carnicería de la batalla permitió una gran cantidad de conocimientos adquiridos horriblemente sobre la anatomía humana.

Anticipos de emergencia

 Florence Nightingale (centro) en un retrato de Jerry Barrett.

Históricamente, los avances más significativos en traumatología y medicina de urgencias han nacido de situaciones de combate. Éstas incluyen:

  • El torniquete, que limita el flujo de sangre a las extremidades heridas. Es casi seguro que esto fue inventado por los médicos del ejército romano, que deseaban realizar amputaciones sin arriesgar a que sus pacientes murieran desangrados.
  • La ligadura: un método para atar los extremos de las arterias cortadas para evitar que los pacientes mueran desangrados. Descubierto por Ambroise Pare en el sitio de Turín en 1537.
  • La ambulancia: inventada durante las Guerras Napoleónicas y avanzada durante la Guerra Civil Estadounidense y la Primera Guerra Mundial.
  • Los principios del control de gérmenes, el saneamiento hospitalario y la enfermería moderna, establecidos por Florence Nightingale durante la Guerra de Crimea.
  • Triaje: un método de evaluación rápida mediante el cual se prioriza a los pacientes de emergencia según la urgencia de su necesidad. Esto fue formalizado por el ejército francés durante la Primera Guerra Mundial.
  • Penicilina: si bien Alexander Fleming descubrió esta droga vital para el control de infecciones en tiempos de paz, fue solo durante la Segunda Guerra Mundial que salió de la oscuridad para tratar a los soldados enfermos y controlar las infecciones en los cuarteles.

Triunfos médicos modernos


El equipo médico militar moderno se prepara para trasladar una víctima simulada al helicóptero de evacuación durante un ejercicio de entrenamiento.
Medicina del Ejército – 
CC BY 2.0

Incluso hoy en día, la necesidad de la guerra continúa impulsando la tecnología médica. Los cirujanos que trabajan hoy en zonas de combate son mucho, mucho más capaces de salvar vidas a través de la cirugía que hace cinco años, a pesar de que las lesiones con las que se presentan no son menos graves.

Sus métodos son cada vez más rápidos, seguros y efectivos. En particular, la mayoría de los militares modernos hacen un uso eficiente de los escáneres de cuerpo completo y los ultrasonidos portátiles, lo que les permite localizar problemas internos con extrema rapidez y tomar decisiones quirúrgicas informadas en cuestión de segundos. Los escáneres de ultrasonido portátiles también permiten a los cirujanos identificar y anestesiar individualmente los nervios que transmiten el dolor, algo que tiene grandes implicaciones para el tratamiento del dolor crónico en todos los campos. Sin duda, la urgencia y la gran necesidad de curación en situaciones de combate seguirán impulsando nuestras tecnologías médicas mientras haya bajas de guerra.

Sin duda, la urgencia y la gran necesidad de curación en situaciones de combate seguirán impulsando nuestras tecnologías médicas mientras haya bajas de guerra.

Por Helen Fraser