Proclama del fracasado gobernador británico
POR GUILLERMO CARR BERRESFORD, MAYOR GENERAL, COMANDANTE EN JEFE DE LAS FUERZAS
de Su Majestad Británica, empleadas en la Costa del Este de la América del Sur y Gobernador de Bueno-Ayres y todas sus dependencias.
Hallándome la Ciudad de Bueno-Ayres y sus dependencias sujetas ahora a Su Majestad Británica por la energía de las Armas de S. M., el Mayor General con el objeto de establecer una perfecta confianza en la liberalidad y rectitud del gobierno de S. M., y tranquilizar los ánimos de todos los habitantes que están al presente en la Ciudad, y de aquellos que se ausentaron de las calamidades generales de guerra, se cree en el indispensable proclamar, sin perder un momento de tiempo, "Que es la más grata intención de S. M. que la gente de Bueno-Ayres y cualquiera de las Provincias del Río de la Plata, que voluntariamente entraren en su obediencia, gocen enteramente de la Religión Católica Romana que ha profesado todo el tiempo de su existencia."
Que los Tribunales de justicia continúen el ejercicio de sus funciones en todos los casos de procedimientos Civiles y Criminales, si refiriéndose al Mayor General, o a los Gobernadores de S. M. y en anteriores ocasiones, en donde el conocimiento del Mayor General sea necesario.
Toda propiedad privada de cualquier clase o descripción recibirá la más amplia protección, y todo lo que pueda pedirse por las tropas y aún para víveres y demás, se hará por medio de compra al justo precio.
Por consiguiente, todos los sacerdotes, al Ilmo. Sr. Obispo; sus Curas; y otros Ordenes Eclesiásticas, Fundaciones, Colegios, Xefes de las Corporaciones, y Mayores, Alcaldes de Ciudad y Barrios, Oficiales de justicia y otros Ministros públicos quedan encargados de continuar el ejercicio de sus respectivos cargos, según el uso antiguo y costumbre.
El Mayor General luego recabará el hacer saber a interino que el pueblo que ahora es súbdito obediente de S. M. se que daría en adelante sin alteración a sus leyes civiles, en el libre ejercicio de su Religión, en el goce tranquilo de su propiedad, y en la posesión segura de todos los derechos y privilegios que son compatibles con la soberanía de S. M. y las circunstancias actuales del País.
El establecimiento de un Gobierno Británico liberal, en Bueno-Ayres será altamente beneficioso para todas las clases de personas. Abrirá al comercio de todas las naciones el puerto más ventajoso de la América del Sud, y asegurará la prosperidad de las Provincias interiores, facilitando el libre intercambio de sus productos naturales, removiendo todas las trabas que en el día las impiden.
La fuerza actual que ha sido destinada para la protección del País contra sus enemigos es tal que no deja duda sobre la seguridad pública, y otra más poderosa, compuesta de tropas de línea y marinas, se espera prontamente para sostener el Gobierno establecido, con el objeto de hacer completamente eficaces sus saludables propósitos.
Los habitantes del Río de la Plata y todos los otros que no pertenezcan a esta parte del mundo serán tratados de la manera más noble, sin ninguna distinción de Nación, y no será interrumpido su comercio, ni impedido por pasaportes u otra formalidad alguna.
Habiéndose conducido el Mayor General sobre algunos de los actos anteriores más muy gravosos a las empresas comerciantes se abstendrá de poner en ejecución todas las ordenanzas que se han dado recientemente sobre tales artículos, hasta obtener más instrucciones del Gobierno de Su Majestad Británica. Dado en esta Fortaleza a veinte y ocho de Junio del mil ochocientos seis.
Dios guarde al Rey de la Gran Bretaña.
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