martes, 13 de diciembre de 2016

Terrorismo: La Guardería, Cuba colabora con criminales argentinos

La Guardería: historia de los hijos de la "Contraofensiva" montonera
Claudia Peiró - Infobae

Entre 1979 y 1983, los militantes de la organización que regresaban clandestinos a la Argentina dejaban a sus niños en La Habana, Cuba. Un documental de Virginia Croatto reconstruye esa insólita experiencia


Niños en la guardería montonera en La Habana, Cuba (c.1980). Vestidos con el impresentable uniforme revolucionario con el que adoctrinan a los niños en la dictadura cubana

La Guardería es una película hondamente emotiva porque lo que cuenta es real y los protagonistas son niños; o más bien adultos que recuerdan hoy aquello que vivieron como niños. El documental, ópera prima de Virginia Croatto, está actualmente en cartel.

Su directora es también parte de la trama. Ella misma vivió en la Guardería montonera de La Habana entre 1980 y 1983. Su madre, Susana Brardinelli, era la encargada del lugar.


Virginia Croatto, la directora del film, junto a su madre, en la guardería montonera en La Habana

Entre 1979 y 1983 varias decenas de niños, hijos de miembros de Montoneros, vivieron en esa guardería al cuidado de otros cuadros de la organización, a la espera del azaroso regreso de sus padres. Croatto reconstruye esa historia a través del recuerdo que sus compañeritos, hoy adultos y padres a su vez, tienen de aquellos años. La Guardería suple bien la penuria de material gráfico –sólo hay algunas pocas fotos de aquella casa que funcionó como hogar para los hijos de los montoneros que volvían en la llamada Contraofensiva-, combinando imágenes de Buenos Aires y La Habana, de época y actuales, y, sobre todo, dibujos infantiles y objetos que reconstruyen aquel mundo según la óptica infantil de los habitantes de La Guardería, cuyas edades iban de los pocos meses hasta los 11 o 12 años.


La Guardería combina testimonios con animaciones que recrean un clima infantil

Estéticamente, la película es impecable. Y es inevitable no conmoverse con la inocencia que trasuntan algunos recuerdos: "Queríamos inventar una máquina que devolviera la vida", dice una de las protagonistas, con la voz quebrada.

"Sabíamos que cuando los padres se iban podían no volver", reconoce otra. Recuerdan que no usaban la palabra "desaparecido", sino "caído": "Cayó" podía significar que había muerto o había sido ilegalmente secuestrado lo que, lamentablemente, auguraba un fatídico destino en la gran mayoría de los casos.

El documental se enhebra con grabaciones de conversaciones y canciones infantiles (hechas en cassettes, la tecnología de ese tiempo; ver video a continuación) y con la lectura en off de las cartas de los padres hablándoles a sus niños de sus ideales, del mundo más justo que les quieren brindar y por el cual luchan, de que esa militancia es el mejor legado que les dejan; cartas-despedidas, cartas-testamento... "Ahora mi mamá está desaparecida como la tuya", les anuncia una de ellas a los demás, con esa naturalidad con la cual los niños toman la vida. Pero, admiten hoy, "todo el tiempo estaba eso de felicidad y tristeza".


Como Benjamín Ávila en la excelente Infancia clandestina, Virginia Croatto eligió contar –sin juzgar- desde el punto de vista infantil ese mundo tan peculiar, de niños dejados por padres que parten a la lucha, que les prometen volver, pero no les ocultan los riesgos; de hecho algunos de ellos ya eran huérfanos, como la propia realizadora de la película, cuyo padre, Armando Croatto, había muerto en un enfrentamiento junto a otro jefe montonero, Horacio Mendizábal, el 19 de septiembre de 1979, en Munro.

Cuando empezó a preparar este documental –hace varios años ya que fue un viaje largo, como suele suceder con temas que tienen que ver con la propia, dolorosa, experiencia- Croatto expresó en alguna entrevista el temor a una lectura "peligrosa" del film, la de que sus padres fuesen criticados por esa decisión de dejar a los hijos para venir a Argentina, "sin entender el contexto de ese momento".

No hay duda de que transmitir el clima de una época a quien no la vivió es lo más difícil, el mayor desafío de cualquier relato del pasado. En estos ex niños de la guardería montonera se nota un esfuerzo de comprensión de lo que hicieron sus padres. Aunque aparece el reproche, incluso la pregunta sobre por qué tener hijos en semejante contexto, no se ve rencor en ellos, al menos en los que aparecen en la película.

Pero, a más de 30 años de esos episodios –y esta reflexión excede a La Guardería, desde ya, puesto que la película no se propone eso-, es inaceptable la ausencia de reflexión autocrítica por parte de los sobrevivientes de aquella generación en torno a una política de la que estos niños y muchos otros fueron víctimas.

Los apellidos de estos chicos –Perdía, Yager, Olmedo, Zverko, Binstock, Montoto Raverta- remiten a uno de los episodios más oscuros de la historia montonera.


Un grupo de niños en la guardería de La Habana con sus cuidadores

"Creo que la Contraofensiva fue un error", dice Virginia Croatto, que hoy tiene 39 años. Pero fue mucho más que eso. Fue un crimen, una operación suicida por la cual la conducción montonera envió al país a los escasos cuadros que habían sobrevivido a la masacre de los años 1976/77. Luego del golpe de Estado, la organización Montoneros no modificó su riesgoso funcionamiento ni hizo nada por preservar la vida de sus militantes –pese a las advertencias y propuestas formuladas por algunas corrientes internas, en particular la que representaba Rodolfo Walsh-. Mario Firmenich y otros jefes se pusieron a salvo en el exterior. Desde allí, profundizaron aún más el delirio y decidieron lanzar una "contraofensiva" consistente en operaciones militares de espectacularidad. Esa propuesta provocó, en febrero de 1979, una primera escisión en la organización, liderada por Rodolfo Galimberti y Juan Gelman, que salvó la vida de varios cuadros. Pero la conducción montonera siguió adelante, utilizando el influjo que aún tenía sobre tantos militantes que sentían culpa por haber sobrevivido –"la organización era la Iglesia", escribió por ejemplo José Amorim, uno de los fundadores de Montoneros, describiendo muy bien la clase de compromiso que se establecía y por qué era tan difícil romperlo- para enviarlos de vuelta al país a una muerte casi segura. Los militares conocían de antemano la identidad de las personas que iban a volver al país. La madre de dos de los protagonistas de La Guardería, Mónica Pinus de Binstock, desapareció en el mismo vuelo de regreso al país.

En la primera oleada de la contraofensiva, en 1979, cayeron unos 40 militantes. Pese a ello, se organizó una segunda. Esta vez, la mayoría de los cuadros ni siquiera logró ingresar al país. Los estaban esperando en la frontera. Y los que pudieron entrar, fueron capturados poco después: los esperaban en depósito de muebles donde guardaban las armas. La conducción montonera sabía que varios de esos escondites ya habían caído y pese a ello no modificó los planes. El saldo fatal fue de 80 en total.


En las dos contraofensivas montoneras (1979 y 1980) cayeron 80 militantes

"En la contraofensiva no murieron más de 20 o 22 compañeros", mintió sin embargo años después, en 2003, Mario Firmenich en una entrevista con Cristina Zuker (hermana de uno de los caídos en esa operación). Y cuando ella le rebatió ese número, la réplica fue canalla: "¿Y qué? Nosotros nunca tuvimos la voluntad de dejar de luchar. ¿Y en el '76, en el '77? Caían siete compañeros por día. La contraofensiva es un juego de niños al lado de eso".

Cuando en 2003, el juez Claudio Bonadío quiso investigar la responsabilidad de los jefes montoneros en las caídas en la Contraofensiva, y encarceló a Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía y pidió la captura de Firmenich (que estaba en Barcelona), los organismos de derechos humanos y los familiares de las víctimas se abroquelaron en su defensa, lo que habla a las claras de la dificultad para aceptar la dolorosa verdad sobre esos hechos: la connivencia, la colusión, entre la política de la cúpula montonera y la represión ilegal.

Para los niños del documental de Croatto, Firmenich, Perdía y Vaca Narvaja eran los "tíos" que los visitaban en La Guardería....


Firmenich (centro) y Vaca Narvaja (al fondo con bigote), en la guardería montonera, con los niños a cuyos padres habían enviado a una operación casi suicida. Enorme asco.

Cristina Zuker también recogió el testimonio de Elvio Vitali, ex militante montonero, ya fallecido: "Se jugaba mucho con la culpa de los compañeros que estaban en el exilio en relación con los que estaban muertos; todas marranadas que fueron planificadas por la conducción. La contraofensiva estaba toda infiltrada, todos sabían que nadie tenía chance de sobrevivir, que era una muerte anunciada. No había ningún tipo de explicación sensata, racional, para lo que hicieron."

LA CONTRAOFENSIVA SÓLO SIRVIÓ PARA AUMENTAR LA YA ABULTADA LISTA DE MUERTOS DE MONTONEROS

Una claridad que no es la de los cuadros supérstites de la organización hoy que prefieren refugiarse en la exaltación acrítica de aquel pasado, para eludir la reflexión sobre sus propios errores y responsabilidad. No es fácil aceptar que el sacrificio de tantos cuadros fue en vano. Que la Contraofensiva solo sirvió para aumentar la ya abultada lista de muertos de la organización, entre ellos, muchos de los padres de los niños de La Guardería.

Algo de esa desazón asoma en el film cuando sus protagonistas evocan un regreso que no fue al país que les habían contado, sino uno en el que, en la transición de la dictadura a la democracia, no podían hablar abiertamente de sus padres y de su lucha.

"Un concepto clave para nosotros fue que los grandes no nos mintieran. Se explicaba todo –recordó Virginia Croatto en una entrevista-. Como para que lo entienda un chico, pero siempre con la verdad. Para los más pequeños, era algo que se acercaba a los términos de La vida es bella, o sea algo más fantasioso, o entre la realidad y la imaginación. Para los más grandes, era una explicación más real".


La guardería montonera funcionó en La Habana entre 1979 y 1983

Y es cierto que nada es peor que la mentira. Pero la verdad que les dijeron de niños está enmarcada en ese mismo delirio del que hablaba Vitali y es tan ajena a la realidad como si fuese una mentira.

"(En Cuba) era como si estuviéramos resistiendo en el País de Nunca Jamás para volver algún día al paraíso", recuerda Virginia Croatto. "Había como un cuentito que en Cuba creíamos que era real".


Virginia Croatto, directora del film documental La Guardería, otra víctima de Montoneros

Perón decía que las organizaciones no valen por su número sino por la calidad de sus dirigentes. Escuchando a estos ex niños evocar hoy a sus padres, es inevitable sentir indignación ante tanto coraje y desprendimiento inescrupulosamente manipulados e inútilmente sacrificados.

"Uno quisiera que ciertas cosas no hubiesen pasado", dice uno de los protagonistas. Y es el sentimiento que le queda también a cualquiera que se vuelque al repaso de esos episodios con honestidad intelectual.

LA DE MONTONEROS EN LA HABANA DEBE HABER SIDO LA GUARDERÍA MÁS CARA DEL MUNDO

Queda para la historia del disparate –pero de esto no puede responsabilizarse a Virginia Croatto- la reacción de algunos comentaristas –periodistas militantes- que ven esta guardería en La Habana como una expresión de "la solidaridad del Estado cubano con aquellos luchadores antidictatoriales". "Los cubanos fueron muy generosos", se llegó a decir. Además de que está ampliamente probado el alineamiento internacional de Cuba con la dictadura argentina –por orden de Moscú- (ver: En 1976 Fidel Castro abandonó al hermano del "Che" Guevara mientras el Vaticano pedía por él) la de los montoneros en La Habana debe ser la guardería más cara del mundo, si se considera que el régimen castrista se quedó con varios millones de dólares 30 dicen algunos- del botín montonero. Varios países "capitalistas" recibieron a muchos más exiliados argentinos que Cuba, y lo hicieron gratis.


Armando Croatto, un completo irresponsable, carne de cañón de la llamada Contraofensiva montonera

lunes, 12 de diciembre de 2016

Guerra Antisubversiva: La genial contrainteligencia destroza la "Contraofensiva" montonera

Archivos secretos de la dictadura revelan su alto conocimiento de los planes de Montoneros
Estos documentos, que Infobae publica por 1ª vez, se usarán en el juicio por la “Contraofensiva” de 1979-80 porque en ellos se admite la captura de desaparecidos, pero a la vez muestran un modus operandi de los jefes guerrilleros funcional a la represión
Por Claudia Peiró - Infobae



Documentos que serán usados en el juicio por la Contraofensiva

En 1979, cuando la dictadura había casi completado el exterminio de las organizaciones guerrilleras en el país, la conducción de Montoneros, que se había exiliado a fines del 76 para preservarse, decidió lanzar lo que llamó una "Contraofensiva", para lo cual reagrupó a los militantes que habían sobrevivido a la represión y que estaban dispersos en distintos países, México, España, Brasil, etc.

Pese a tratarse de una operación clandestina, el anuncio fue público y el reclutamiento también. "Si querés volver al país a combatir la dictadura, dejá tu nombre en la urna", fue la frase final de una reunión en un club de Madrid, en tiempos en que la militancia en esas organizaciones costaba la vida.

El archivo al que Infobae tuvo acceso evidencia el detallado conocimiento que tenía la dictadura tanto de la situación interna de la organización, como de sus planes, metodología, blancos posibles de los atentados que pensaban cometer y, más grave aún, la identidad de la mayoría de sus cuadros.
 Los documentos incriminan a los represores; revelan detenciones de personas hoy desaparecidas. Pero también la trama de una larga cadena de caídas anunciadas
Los documentos, desde ya, son autoincriminantes para los represores, puesto que revelan detenciones de personas que hoy están desaparecidas. Pero leerlos es como sumergirse en la trama de una larga cadena de caídas anunciadas que la conducción de Montoneros pudo evitar pero por el contrario casi pareció fomentar.

Cuando en agosto de 2003 el juez Claudio Bonadío detuvo a los jefes montoneros Roberto Perdía y Fernando Vaca Narvaja y pidió la captura de Mario Firmenich (estaba en Barcelona donde Interpol no lo pudo hallar) por considerarlos "partícipes necesarios" del secuestro de varios de sus militantes en aquella Contraofensiva, los organismos de derechos humanos pusieron el grito en el cielo ante una iniciativa que contradecía su relato. El aire de los tiempos hizo que esa causa se cerrara pronto.


Información sobre los planes de la organización Montoneros

Pero los documentos que aquí se publican sustentan algo que en aquel momento dijo el juez: que esos "jefes" no tomaron todos "los recaudos necesarios para que sus decisiones no fueran funcionales a la estructura ilegal de la represión". Las capturas de los militantes enrolados en la Contraofensiva les fueron servidas en bandeja a los militares. El número ascendió a más de 80, en tiempos en que la organización no superaba los 400 efectivos en total.
 Firmenich desde Nicaragua decide que la Contraofensiva debe continuar 3 meses más; lo que dio lugar a la caída de algunos de sus cuadros
En enero de 1980, la primera etapa de la Contraofensiva había concluido -con muchas bajas- y la segunda –que acabaría igual- estaba en curso. En un informe de la DIPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires), del 30 de enero de ese año, hay un párrafo muy significativo: "…existe una división a nivel cúpula de la BDT [N. de la R: Banda de Delincuentes Terroristas] Montoneros: una de las ramas mantiene la línea que la lucha armada en la Argentina no debía continuar, sino que volcarían los cuadros a la actividad política exclusivamente (…). El otro sector se pronuncia por la lucha armada con la convicción que la contraofensiva debe continuar en la Argentina, ratificando estos conceptos el DT [N.de la R: Delincuente Terrorista] FIRMENICH desde Nicaragua. Es así que este dirigente envía cuadros conformados en el exterior de TEI y TEA [N. de la R: Tropas Especiales de Infantería y Tropas Especiales de Agitación, según la  nomenclatura militarista adoptada por el grupo], los que debían operar solamente tres meses, pero luego decide que su accionar debe continuar tres meses más; lo que dio lugar a que se produjera la caída de algunos de sus cuadros (muertes y detenciones)".

Un poco más atrás en el tiempo, el 20 de septiembre de 1979, un parte de Inteligencia de la Prefectura Naval Argentina, dice: "Se ha tomado conocimiento de que esta organización ha formado las TEA (Tropas Especiales de Agitación) (que) serán integradas por militantes que han ingresado al país, junto a otros que habían quedado en la Rep. Argentina 'desenganchados'. Se sabe (que) ha constituido asimismo las TIE [N. de la R: por TEI, Tropas Especiales de Infantería]". El informe incluye los nombres de los jefes de las TEA en Córdoba, Litoral y Capital Federal: Manuel Quintana, "Gervacio" (sic) y Ernesto Ferrer.

También hay un listado de los miembros de Montoneros, entre 191 y 243 (dentro del país). Fuera del país, se estima un número entre 222/243. "TOTAL APRECIADO EN LA BDT: 413/491", concluye el informe.

Listado de miembros de la organización




En un parte posterior se dice que la conducción "avala como correcta y positiva la 'maniobra de la contraofensiva' (y) estima que tuvo tres grandes aciertos: dividió a los campos enfrentados (oligarquía-trabajadores y pueblo), señaló que es la clase obrera quien debe conducir la lucha por la liberación nacional y, por último, que es la BDT quien debe conducir a aquella". En síntesis, se dicen "satisfechos" con lo logrado y "aunque el costo fue elevado, de lo que culpan a la disidencia de (Rodolfo) Galimberti [N.de la R. de febrero de 1979], los resultados lo justifican".

"A pesar de las bajas sufridas –agrega el informe-, pérdidas de material y escaso rédito obtenido durante 1979, nuevamente ingresarán militantes, durante el transcurso del presente año".

En septiembre del 79, los militares sabían que "actualmente en el País, habría dos grupos de Tropas Especiales de Infantería (TEI), cada uno compuesto por 11/12 delincuentes terroristas". Y agrega. "Se pudo determinar que una de las TEI estaría liderada por el DT HECTOR PEDRO PARDO (a) ALCIDES (…) presumiéndose que opera en el Gran Buenos Aires. La otra TEI estaría encabezada por el DT MIGUEL OLMEDO, con jurisdicción en Capital Federal".

En otro informe del mismo mes se revela la estructura de una de las TEA, con los nombres legales de sus integrantes ("Teniente RICARDO DANIEL SANTILLI (NG) 'PABLO', ARGUELLO (NG) 'SUBTENIENTE ADRIANA' Y ANGELA A SALOMONE (NG) 'MILICIANA EVA O NEGRA"). Se agrega la trayectoria y descripción física de unos 14 miembros de las TEA.

Estructura de los grupos que operan en la Contraofensiva



En otro parte de Inteligencia del mismo mes, se lee: "Se tiene conocimiento de que la BDS MONTONEROS se encuentra abocada al entrenamiento intensivo de pequeños pelotones de combate para la realización de  acciones subversivas en nuestro país". Ese entrenamiento se estaría realizando "en Palestina [sic, probablemente en referencia al Líbano] y en Cuba". "Las precitadas acciones tendrían su comienzo en el corriente mes y para ellos los grupos de marras ingresarían a nuestro país por diferentes medios y lugares (preferentemente por Brasil, Paraguay y Bolivia)".

Los militares conocen el nombre legal y la falsa identidad del responsable de la base de documentación en Brasil: José Alberto Vitar y Julio César Celia, respectivamente. "Ha viajado a Bolivia, donde se lo vigila para detectar los contactos que realice, para luego proceder en consecuencia", dice el parte.

Información sobre las TEA, Tropas Especiales de Agitación de Montoneros



La primera etapa de la Contraofensiva tuvo lugar en 1979 y en ella cayeron varios cuadros de la organización, algunos históricos, como María Antonia Berger (sobreviviente de los fusilamientos de Trelew), Armando Croatto, Horacio Mendizábal, Guillermo Amarilla y otros.

Operación Guardamuebles

El 27 de diciembre de 1979 tiene lugar un incendio en un guardamuebles en la calle Conde 2400, Capital Federal, dejando al descubierto un escondite de armas montoneras y una metodología, que llevará a la detección de muchos otros depósitos similares.

El incendio y el hallazgo fueron reportados por los diarios. Pero ni la conducción "estratégica" (Firmenich) ni la "operativa" (Perdía) tomaron recaudos. Los militantes fueron a retirar los pertrechos depositados.

Los militares montaron el "Operativo Guardamuebles", por el cual detectaron varios depósitos más y emboscaron a sus dueños. La orden fue relevar las empresas del rubro allí donde saben que actuará la "BDT" -Capital y Gran Buenos Aires, Córdoba, etc.- y ordenan controlar especialmente los depósitos realizados de octubre a diciembre (1979), tener en cuenta que los guerrilleros depositan pocos elementos, que las armas, explosivos y demás objetos están ocultos en sillas tapizadas, sillones, bafles, termotanques, televisores, etc. que la estadía fue pagada por adelantado y generalmente hasta febrero, que las cosas son traídas directamente por el cliente y no por flete. Y advierten que por lo general "el depositante" utiliza DNI. Esto es porque su uso no estaba tan difundido como hoy y las cédulas de identidad eran más difíciles de falsificar.

Referencia al incendio en un guardamuebles y a la posición de Firmenich (ver último párrafo)



La Operación Guardamuebles tendrá una eficacia casi del cien por cien. En solo 3 días, del 27 al 29 de febrero, detienen a diez militantes de la segunda ola de la contraofensiva, apenas ingresados al país, entre ellos, Ricardo Zucker (hijo del actor Marcos Zucker). Los arrestos siguen hasta mayo, completando un total de 20, porque los militares montan emboscadas en las citas de control.

Bajas producidas por el Operativo Guardamuebles



La mayoría de los caídos en este grupo eran personas que habían sobrevivido a la primera ola de la Contraofensiva, en 1979, pero fueron enviados nuevamente al país. Entre ellos, había una adolescente, Verónica Cabilla, de 16 años. Está desaparecida.

La Operación Guardamuebles –dice un informe "estrictamente confidencial y secreto", de marzo del 80- permitió saber que Montoneros retomaría sus actividades ese mes, que los "miembros de la BDT" ingresarían "desde el exterior", aprovechando el "caudal turístico veraniego", que no usarían vuelos intercontinentales porque los aeropuertos eran demasiado controlados para "sus pasaportes apócrifos". "Las vías de ingreso (serían) Brasil, por cualquiera de sus fronteras, Paraguay, por todas sus fronteras terrestres, Chile, en particular por Mendoza y Bariloche, y Uruguay, (sólo para) los elementos no muy conocidos en Capital Federal".

Lógicamente, esas fronteras serán especialmente vigiladas. Es la "Operación Murciélago".

En febrero del 80, una pareja de cuadros de la Organización es secuestrada al intentar ingresar al país por Mendoza. Sigue el arresto de otro, en el aeropuerto de la misma provincia. Eso les permite "neutralizar" -según el siniestro eufemismo utilizado- a otros 5 cuadros, casi todos del área de Prensa. El 9 de septiembre del 80 "neutralizan" a otro militante con grado de Tte 1º, en Punta de Vacas, Mendoza, por el cual llegan a otros dos.

Información sobre la preparación de los cuadros que regresaban al país


La conducción montonera llama "deserciones" a los desacuerdos políticos. El documento cita el caso de Manuel López (NG Alberto), ex jefe del TEI n°1 que se niega a cumplir la orden que le da Roberto Perdía de volver al país en desacuerdo con la evaluación de la primera etapa de la Contraofensiva y la posibilidad de seguir, "a raíz de las bajas sufridas en el año anterior y de no haberse logrado suficiente repercusión de masas".

Pese a todo, "para la segunda maniobra de la contraofensiva, en particular en los meses de marzo, abril y mayo, (…) funcionará el grupo TEI a asentarse en la zona norte del gran Buenos Aires, a cargo de (NG) CHINO".

El objetivo es producir atentados importantes, uno antes del 24 de marzo, contra algún alto funcionario del gobierno. Incluye la lista: "JUAN ANTONIO NICHOLSON, subsecretario de Coordinación económica, MARCOS RAUL FIRPO, de la Sociedad Rural, RICARDO GRUNEISSEN, del grupo empresarial ASTRA, EDUARDO BRAUN CASTILLO, empresario, ARTURO ACEVEDO, del grupo Acindar,…" etcétera.

Operación Murciélago



Un segundo informe de Inteligencia de Prefectura, del 11 de abril de 1980 dice: "La CN [Conducción Nacional] de la BDT persiste en su 'contraofensiva', pero advierte que "esto encuentra serias dificultades en su implementación", debido a la "rígida posición sustentada por el DT FIRMENICH", la "presión de las FFAA", la "disconformidad de 'cuadros' de conducción media y de nivel TEI y TEA por el balance de la 'ofensiva estratégica' que no arroja los resultados esperados", el "temor de los 'cuadros' TEI y TEA de ingresar al país por las caídas sufridas".

Pero la conducción de la organización desoyó todas las advertencias y tildó de desertores a los críticos. La Contraofensiva se detuvo sólo cuando ya no quedaban cuadros para enviar al país.


Ampliación de la conducción de Montoneros


El juicio

La larga etapa –seis años- de instrucción de la causa por las desapariciones en el marco de la Contraofensiva ha concluido y ha sido elevada a juicio oral. El doctor Pablo Llonto, abogado de más de treinta familias querellantes en esta causa, teme que el juicio no comience pronto porque el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín donde se tramita la causa está saturado de expedientes.

El abogado santacruceño Rafael Flores, que representa uno solo de los casos, el de Gervasio Martín Guadix, a quien conoció, también se muestra escéptico respecto de que el juicio se efectivice pronto. "Es el drama de la lentitud de los procesos en Argentina. Los expedientes no caben físicamente en los locales del Tribunal. Los jefes de inteligencia del Batallón 601 son personas de 80 años. No me causa gracia juzgar a personas de esa edad". Guadix, entonces de 26 años, fue secuestrado en Capital en agosto de 1980 y asesinado en Paso de los Libres en diciembre de ese mismo año, en un hecho que quiso ser presentado burdamente como un suicidio.

Acerca de la posibilidad de que los jefes montoneros sean citados, Llonto es categórico. Considera que la iniciativa de Bonadío fue un delirio y que plantear alguna responsabilidad de la conducción montonera en lo sucedido equivale a culpar a las víctimas. El abogado va incluso más allá y defiende toda la actuación de Montoneros, comparando la Contraofensiva con la resistencia de las Madres de Plaza de Mayo y la de la CGT.

Otra es la opinión de Flores. "La Contraofensiva fue un error gravísimo y no me detengo en otras posibilidades no porque no las piense sino porque no tengo pruebas. Lo que pasó es tremendamente triste, porque era gente valiosa, honesta, capaz. Más allá del disparate, las víctimas eran personas convencidas de que había que luchar. Pero, como decía aquel jefe de policía de Napoleón, Fouché, 'en política, algo peor que un crimen es una equivocación".

Informe Especial de Inteligencia 02/80

domingo, 11 de diciembre de 2016

SGM: Operación Reservist en África del Norte (1/2)

Operation Reservist: Cuando los aliados fueron aniquilados por los soldados franceses de Vichy

Nikola Budanovic - War History Online


Soldados estadounidenses desembarcan cerca de Argel.

Después de la caída de Francia durante la Segunda Guerra Mundial, se estableció un régimen títere, con su centro administrativo en la ciudad de Vichy, declarándose el Gobierno de Francia de Vichy. El ejército colonial francés no estaba aliado con el Eje, pero se oponían a cualquier intento de los Aliados de apoderarse de cualquier parte del Imperio francés. Los Aliados necesitaban usar el territorio francés en el norte de África para asegurarlo contra las potencias del Eje y también para ayudarles a derrotar a Afrika Korps.

La campaña de los aliados en el norte de África francesa se puso en marcha con el lanzamiento de la antorcha de la operación en gran escala, el 8 de noviembre de 1942. Una de las operaciones que participaron en la invasión aliada fue la Operación Reservista - ataque directo al puerto del puerto de Argelia De Orán, bajo control francés de Vichy.


La Operación Reservist fue parte de la Operación Torch. No es el Equipo de Trabajo del Centro, lugar de destino de la Operación Reservist.

Sería el acto final de una operación naval y de aterrizaje combinada mucho más compleja en la costa mediterránea de Argelia. El objetivo era neutralizar la defensa costera y rodear la ciudad de Orán, cortándola así de las tropas de refuerzo de otros puestos avanzados del interior. La división de Orán era 10.025 fuerte, pero las tropas fueron dispersadas alrededor de la zona. Además de asegurar el puerto, el objetivo era capturar unos 31 buques de guerra franceses (la mayoría de ellos no funcionales) estacionados en el puerto.

La ciudad fue defendida por cañones costeros pesados ​​de 7.6 y 9.4 pulgadas y guarnecida con 4.000 tripulantes navales, incluyendo los equipos antiaéreos.

En la víspera del 8 de noviembre, se reunieron las condiciones para iniciar la Operación Reservista con las tres playas de Arzew, Mersa Bou Zedjar y Les Andalouses, al este y al oeste de la ciudad. Ellos fueron establecidos para aterrizar desde el HMS Walney, que, junto con el HMS Hartland estaba allí para proporcionar apoyo de artillería.


Puerto de Orán. En la Operación RESERVIST, los cortadores británicos Walney y Hartland llevaron a cientos de soldados estadounidenses a las defensas francesas antes del amanecer del 8 de noviembre. La entrada del puerto es visible en el centro superior de esta fotografía, tomada seis meses después.

Los Aliados estaban completamente seguros de que el elemento de sorpresa les daría la ventaja que necesitaban para asumir rápidamente la ciudad con poca o ninguna resistencia. También contaron con la rendición de los franceses, ya que los Aliados con la ayuda del general Charles De Gaulle del Ejército Libre francés estaban en un proceso de asimilación de las fuerzas de Vichy en sus propias filas a través de la propaganda y la persuasión.

La Fuerza de Tarea de Comando puso en marcha un grupo de aterrizaje formado por 393 hombres alistados en el 3er Batallón, 6to Regimiento de Infantería Blindada, que se unió con una unidad especial anti-sabotaje que debía desembarcar a través de canoas. La operación fue conducida por el capitán Frederic T. Peters, que era un oficial jubilado de la marina de Britsh. Él se ofreció para esta misión y fue colocado a bordo del en el HMS Walney.


El capitán Frederick Thornton Peters, HMS WALNEY, otorgó a la Cruz Victoria por su parte en la operación RESERVIST, un intento de capturar Puerto de Orán, Argelia y evitar que fuera puesto en acción por su guarnición francesa de Vichy durante los desembarcos aliados en el norte de África, 8 de noviembre de 1942.

La operación no pudo haber comenzado en peor momento - el 8 de noviembre, a las 2.45 de la mañana, justo después de que los franceses sonaran la alarma general y estuvieran ansiosos por enfrentar a sus oponentes. El grupo de trabajo recibió órdenes de disparar sólo si era necesario, porque aún contaban con la rendición de los defensores.

Pero los franceses hicieron lo contrario de lo que se esperaba. Dispararon proyectiles en dirección al HMS Walney, dañándolo gravemente mientras el barco intentaba cargar el extremo oriental del puerto. Pasó a través de la línea de tiro costera que cambió su atención en el HMS Hartland, siguiendo detrás. Al llegar al puerto, Walney encontró un destructor francés.



HMS Walney

Walney trató de atacar al destructor, sólo lo raspó y los franceses dispararon sus armas a la cubierta de los barcos aliados, llenos de soldados esperando para desembarcar, causando muchas bajas. Después de este encuentro, el HMS Walney trató de maniobrar hacia el oeste, pero se enfrentó con el fuego pesado desde la costa. Los fuegos ardieron. Las municiones se encendieron.

Las armas del barco estaban fuera de acción. Todos menos uno de los oficiales del puente habían sido asesinados. Las valerosas tropas y su comandante, el coronel Marshall, mantuvieron fuego de armas pequeñas, algunas hasta que cayeron y otras hasta que finalmente recibieron órdenes, gritó de hombre a hombre, para abandonar el barco. En última instancia HMS Walney fue abandonado y dejó semi-sumergido en el extremo oeste del puerto.

sábado, 10 de diciembre de 2016

SGM: Raras fotos soviéticas



Fotos raras de la Segunda Guerra Mundial desde el lado soviético
Por James Estrin - New York Times


Trasladando un herido

Arthur Bondar esperaba los veranos de la infancia cuando viajaba entre sus abuelas, que vivían en diferentes zonas rurales de Ucrania. Recorrió el campo recolectando champiñones y pescando, y por la noche escuchó sus historias sobre la Segunda Guerra Mundial, cuando los nazis las presionaron para trabajar esclavos. Él creció tan fascinado por la experiencia de guerra de Ucrania que cuando se convirtió en un fotógrafo, pasó años documentando esa generación de veteranos ucranianos y rusos.

"Considero a toda la generación de más edad que pasó por la Segunda Guerra Mundial, como mis abuelas, a ser héroes de esa generación", dijo.

A principios de este año, el Sr. Bondar escuchó que la familia de un fotógrafo de guerra soviético estaba vendiendo sus negativos. El fotógrafo Valery Faminsky había trabajado para el ejército soviético y mantuvo sus negativos de Ucrania y Alemania meticulosamente archivados hasta su muerte en 2011. El Sr. Bondar había visto muchos libros y varias exposiciones de la Segunda Guerra Mundial fotografía pero nunca había oído hablar de Mr. Faminsky.


Suburbios de Berlín. Mayo 1945. Crédito Valery Faminsky / Cortesía de Arthur Bondar

Se puso en contacto con la familia, y cuando vio los negativos, el Sr. Bondar se dio cuenta de que había tropezado con una importante reserva de imágenes de la Segunda Guerra Mundial hecha desde el lado soviético. El precio que la familia pedía era alto -más de lo que el Sr. Bondar podía permitirse como fotógrafo independiente-, pero tomó el dinero que había hecho de un libro sobre Chernobyl y adquirió el archivo.

"Miré a través de los negativos y me di cuenta de que tenía en mis manos un gran pedazo de historia que era en su mayoría desconocido para la gente común, incluso los ciudadanos de los antiguos EE.UU.", dijo. "Tuvimos tanta propaganda desde la Segunda Guerra Mundial, pero aquí vi una mirada íntima de Faminsky. Estaba puramente interesado en las personas de ambos lados de las barricadas de la Segunda Guerra Mundial ".


Soldados alemanes y húngaros heridos en el territorio de la 35ta batería costera, en la orilla del Mar Negro en Crimea. 13 de mayo de 1944. Crédito Valery Faminsky / Cortesía de Arthur Bondar

La mayoría de las imágenes soviéticas más conocidas de la guerra fueron utilizadas como propaganda, para glorificar las victorias del Ejército Rojo. A menudo se organizaron. Las imágenes del Sr. Faminsky son en su mayor parte sin barniz y no glorifican la guerra, dijo Bondar, de 33 años, pero enfocada en el costo humano y "la vida real de soldados y personas comunes".

La familia del Sr. Faminsky tenía una autobiografía de dos páginas que él dictó poco antes de su muerte. Él dijo que él nació en Moscú en 1914 y que sus padres ambos sirvieron en el ejército rojo de 1918 hasta el final de la guerra civil. Comenzó a fotografiar y trabajar en un cuarto oscuro como un adolescente, se unió al ejército en 1941 y fotografió para la policía secreta soviética en la ciudad de Kemerovo.

Después de convertirse en fotógrafo de personal en el Museo Médico Militar del Ejército Rojo en Moscú, pronto fue enviado al frente de Belarús para documentar los primeros auxilios y el tratamiento médico de soldaduras heridas. Fotografió a menudo en las líneas de frente, incluso en Crimea y en toda Polonia. Él se centró a menudo en la atención médica para los soldados y los civiles dañados.


Soldados alemanes cautivos. Cabo de Chersoneso, Crimea. Mayo 1944.Credit Valery Faminsky / Cortesía de Arthur Bondar

"Cuando grabo durante la guerra regresé al hospital más cercano para desarrollar todos mis negativos y lo envié a Moscú lo antes posible", escribió el Sr. Faminsky. "En algún momento fui enviado de regreso a Moscú y de allí fue a otros lugares en la línea de frente de la Segunda Guerra Mundial."

En mayo de 1945, fotografió el asalto final del ejército rojo sobre Berlín y envió grabados al Museo Médico Militar del Ejército Rojo. Pero él meticulosamente organizó y guardó los negativos, raramente compartiéndolos con cualquier persona.

El Sr. Bondar dice que las personas de todas las partes de la guerra se beneficiarían al ver las imágenes de Mr. Faminsky.



Limpieza de las calles de Berlín, cerca de las murallas del Reichstag. Mayo 1945. Crédito Valery Faminsky / Cortesía de Arthur Bondar

"Los alemanes deben ver sus fotos del fin de la guerra en Berlín, pero los rusos y los ucranianos también necesitan verlo, porque nunca estudiamos nada de nuestro pasado que hicimos mal", dijo Bondar, quien creció en su mayoría en Ucrania y ahora vive en Moscú con su esposa rusa, el fotógrafo Oksana Yushko.

"Los alemanes aprenden sobre los nazis y el Holocausto en la escuela, pero sólo miramos lo que hicimos lo mejor", agregó.

El Sr. Bondar ha empezado a escanear muchos de los aspectos negativos del Sr. Faminsky desde el final de la guerra en Berlín, pero todavía tiene que ordenar gran parte del trabajo desde Crimea.

"Apenas se puede imaginar que Berlín fuera así", dijo. "Los recuerdos de la gente son tan cortos y olvidamos el valor de la paz tan rápido. Tal vez estas fotos ayudarán a recordar a la gente de que antes de la próxima guerra comienza. "

viernes, 9 de diciembre de 2016

Guerra del Pacífico: La química diluyó el rol del guano


La Química derrotó a los vencedores de la Guerra del Guano y el Salitre
Javier Sanz - Historias de la Historia


Mediados-finales del siglo XIX. La población europea se enfrentaba, acaso por primera vez, a los presagios de la teoría de Malthus que venía a decir que la producción de alimentos no aumentaría en la misma proporción que la población, lo que quería decir que, de hecho, habría a corto plazo graves problemas de abastecimiento de productos básicos. Los campos del Viejo Mundo estaban agotados después de décadas de sobreexplotación y erosión. Fueron los británicos, a partir de la década de 1840, los que descubrieron las magníficas propiedades fertilizantes del Guano y en esa época comenzó la explotación a gran escala de tan preciado abono desde Perú:

los alcatraces y las gaviotas, alimentados por los fabulosos cardúmenes de las corrientes que lamen las riberas, habían ido acumulando en las islas y los islotes, desde tiempos inmemoriales, grandes montañas de excrementos ricos en nitrógeno, amoníaco, fosfatos y sales alcalinas.

Chincha (Perú) – Las islas del guano

Una década después, la química agrícola vino a descubrir que eran aún mayores las bondades del Salitre y su uso en Europa como abono se popularizó, proveniente, en forma de nitrato de soda, de las salitreras peruanas y bolivianas: Tarapacá y Antofagasta, respectivamente:

Gracias al salitre y al guano, que yacían en las costas del Pacífico casi al alcance de los barcos que venían a buscarlos, el fantasma del hambre se alejó de Europa.
Hasta entonces, la oligarquía limeña había prosperado gracias a la Plata de Potosí (les suena al expresión “esto vale un potosí”); a partir este momento pasaron a florecer gracias a los excrementos de pájaro y al “grumo blanco y brillante de las salitreras”. Y allí estuvieron los británicos, en sustitución de los españoles, para hacerse con el negocio: los créditos que el estado pedía -como consecuencia del derroche despilfarrador en el que se había instalado-, hipotecando su porvenir, estaban en manos inglesas. En 1868 el tema se agravó definitivamente cuando los gastos y deudas del estado superaron con creces los ingresos que generaban las exportaciones (¿a que también le suena esta situación?). Para terminar de liarla, los depósitos de guano se utilizaron como garantía de pago, lo que de hecho generó la pérdida de soberanía sobre los recursos naturales. Mientras, los obreros padecían unas condiciones laborales y vitales rayanas en la esclavitud.

Según cuenta Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina, publicado en 1971 y reeditado posteriormente en numerosas ocasiones, “la explotación del salitre rápidamente se extendió a la provincia boliviana de Antofagasta, aunque el negocio no era boliviano, sino peruano y, sobre todo, chileno”. El gobierno de Bolivia pretendió aplicar un impuesto a las explotadoras y exportadoras de salitre ubicadas en su territorio y fue entonces cuando el ejércido chileno invadió la provincia y ya nunca se marchó de allí. Quizá sepan que Bolivia es en único país de América (junto al ninguneado Paraguay) que no tiene salida al mar. Antes de 1879, fecha de comienzo de la Guerra del Guano y del Salitre, también llamada Guerra del Pacífico, esto no era así. En aquel conflicto Chile se anexionó una serie de territorios costeros y desde entonces Bolivia viene periódicamente reclamando lo que fue suyo o, al menos, un corredor que le dé salida natural al mar. Como supondrán, Chile y Perú no quieren ni oir hablar del tema.


Guerra del Guano y el Salitre

Perú y Bolivia sufrieron a partir de entonces una sangría cuyas consecuencias todavía padecen, en parte por la pérdida de sus principales recursos naturales. Pero ¿qué pasó con los vencedores de aquel conflicto, los chilenos?

Al comenzar el conflicto los ingresos de Chile dependían en un 5% del salitre y el yodo. Una década después la cifra ascendía a más de la mitad, matoritariamente provenientes de la explotación de los recursos que obtenían de los territorios recién conquistados. Y, como quizá hayan sospechado, las inversiones inglesas en la región se triplicaron hasta convertir la región del salitre en “una factoría británica”. Mientras chilenos, bolivianos y peruanos peleaban entre ellos, los británicos se apoderaban de esa próspera industria sin haber desembolsado ni un penique, pues la financiación la proporcionaron gustosamente los propios bancos chilenos.



En 1890 Chile ya destinaba las tres cuartas partes de sus exportaciones a Inglaterra y recibía de ella la mitad de sus importaciones, mayor dependencia comercial incluso que con la India colonial. Con esa aparente bonanza, el presidente Balmaceda afrontó un ambicioso plan de progreso para el país: desarrollo industrial, obras públicas, educación… y, consciente de su dependencia de Inglaterra, cerró el grifo a la expansión territorial británica en el país. En 1891 estalló la guerra civil (sí, amigos; Chile también tuvo su guerra civil) y ya imaginarán a qué bando apoyaron los británicos y quién resultó derrotado. Como informó el embajador británico a la urbe:

No es ningún secreto que para la comunidad británica es una satisfacción la caída de Balmaceda, cuyo triunfo habría implicado serios perjuicios a los intereses comerciales británicos.
Así que las empresas británicas afianzaron y ampliaron sus dominios, mientras los planes reformadores del gobierno derrocado se vinieron abajo. Y la prosperidad de las explotaciones salitreras no sirvió para el desarrollo local, sino para acrecentar las desigualdades y las deformaciones estructurales de su economía.

Y aquí es cuando entran en escena los químicos Fritz Haber y Carl Bosch, prusiano y alemán, respectivamente. Ellos fueron los responsables del desarrollo, patente y comercialización del proceso Haber-Bosch, que, básicamente, consiste en obtener nitrógeno del aire y producir amoníaco a nivel industrial que, al oxidarse, forma nitritos y nitratos, esenciales en la producción de fertilizantes. Este proceso no tiene competencia actualmente en este ámbito. Ambos recibieron el Premio Nobel de Química, Haber en 1918 y Bosch en 1931. La consecuencia evidente fue el derrumbe progresivo pero inexorable de la econonía chilena en las décadas siguientes, excesivamente dependiente del comercio del salitre, que dejó de ser materia prima fundamental a nivel mundial en la producción de abonos y fertilizantes.

Así es como la química acabó por derrotar a los vencedores de esa otra Guerra del Pacífico.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Guerra del Paraguay: Batalla de Acayuazá (1868)

Batalla de Acayuazá



Batalla de Acayuazá – 18 de julio de 1868

Guerra del Paraguay. Sofocada la revolución del interior y ya de regreso la mayor parte de los cuerpos retirados del frente para combatirla, aumentaba aún más en los argentinos el deseo de que se aceleren las operaciones. Quienes venían de la guerra civil, anhelaban volver definitivamente a sus hogares. Había que desplegar todo el empuje y el valor de aquellos cuerpos prematuramente envejecidos por las penurias de casi tres años de campaña, para poner fin a la contienda. Así pensaban los que se aprestaban a participar en las operaciones sobre la fortaleza de Humaitá.

Sin embargo el mariscal Francisco Solano López levantaba nuevas fortificaciones sobre el Timbó, que podían tornar dificultoso lograr el objetivo. De ahí que en mayo de 1868, argentinos y brasileños desplegaran sus fuerzas para cerrar el cerco y obstaculizar los trabajos de apuntalamiento. El mando aliado designó al frente de las tropas argentinas allí destacadas a Ignacio Rivas. Como se sabe, el general se pintaba solo para los ataques vigorosos y no escatimaba la vida de sus hombres ni la propia existencia cuando le ordenaban tomar una posición. Y pidió como jefe de estado mayor al coronel Miguel Martínez de Hoz, otro arriesgado.

En un ataque a la bayoneta, el 5 de línea, con este último al frente, ocupó el 30 de mayo de 1868 una batería de importancia táctica que protegía con sus fuegos a Humaitá. Un mes y medio más tarde, Rivas decidió realizar un reconocimiento sobre un reducto artillado construido por el coronel Caballero. Para efectuar la operación, el grueso de los sus efectivos debían ocupar uno de los puentes situados sobre el río Acayuazá, con el fin de permitir que una guerrilla lo cruzara y realizara dicha tarea. Martínez de Hoz partió con su batallón; con el Cazadores de la Rioja, comandado por el teniente coronel Gaspar Campos, y con otros dos cuerpos brasileños. Además llevaba como elemento de choque una partida formada por 40 hombres escogidos.

Desde la ocupación de Andaí por parte de los aliados, fueron hostigados permanentemente por los paraguayos, y se produjeron diariamente tiroteos y refriegas entre las tropas.
Los paraguayos habían construido en reducto a media distancia entre las posiciones de las tropas, al que llamaron Reducto-Corá, defendido por 200 hombres de caballería desmontada, conocidos con el nombre de Acá-Morotí (cabeza blanca), por el sombreo blanco que usaban. Al mando de las topas paraguayas estaba el entonces coronel Bernardino Caballero, mientras que al mando de los aliados estaba el general Ignacio Rivas, quien se propuso tomar el reducto.

Por su parte el coronel Caballero, el 17 de julio de 1868 se propuso preparar una celada a las tropas aliadas que diariamente solían recorrer el campo, y a tal objeto ordena que al día siguiente, los Acá-Morotí al mando del capitán Melitón Taboada, se escondieran en el monte a la vera del camino que solían recorrer los aliados. Cuando apareciesen, debían los paraguayos salirles al cruce, y tiroteándose con ellos, simular la fuga para tratar de arrastrarlos tras sí hacia el reducto.

Era el 18 de julio. Los aliados marchaban en columnas paralelas: los brasileños por el monte y los argentinos por la costa. Estos últimos, al llegar al puente, arrollaron a los paraguayos, que fingían dispersarse para obligarlos a entrar el propio terreno. Martínez de Hoz y Campos se dejaron llevar por su temeridad indómita y se pusieron al frente de la guerrilla, que se lanzó en persecución de manera desenfrenada. Los Cazadores de la Rioja habían quedado sobre el puente, sin tener quien los mandara, y los brasileños estaban lejos. Pasaron así por el punto en que estaba oculto el capitán paraguayo Taboada, sin advertir su presencia. El Reducto Corá no daba señales de vida. Cuando los dos jefes advirtieron la maniobra era tarde. De pronto la artillería lanzó sobre los aliados una furiosa andanada. Martínez de Hoz despachó a su ayudante con un pedido de refuerzos al general Rivas, le ordenó a Campos que tratase de desplegar una compañía de su batallón y se dispuso a vender cara la vida. El coronel y sus hombres fueron rodeados y acribillados a bayonetazos y lanzazos, pues no quisieron rendirse por más que el Cnl. Bernardino Caballero, admirado por la presencia de ánimo de su adversario lo invitó a deponer las armas.


Mientras tanto las tropas brasileñas huyeron siendo acuchilladas por la espalda hasta las proximidades de Andaí.

Campos llegó al puente, tomó la bandera de su unidad, la hizo flamear por última vez con el fin de que la contemplasen sus soldados, y la arrojó al río para que no la tomase el enemigo. De inmediato volvió con algunos de sus hombres al lugar en que expiraba Martínez de Hoz y, tras resistirse con furia, fue tomado prisionero. Al saber lo ocurrido, el mariscal López dispuso que se lo condujera a San Fernando con los demás sobrevivientes. El gallardo jefe argentino corrió después la suerte del ejército paraguayo, sufrió con él sus penurias y privaciones, pero mereció siempre los respetos debidos por parte del enemigo. Enfermó gravemente de disentería en la retirada al Pikisyry y falleció en Itá Ybaté el 12 de setiembre cuando tenía sólo 37 años. El coronel Bernardino Caballero le asistió en sus últimos momentos y recibió de sus manos algunas reliquias para los suyos, que entregó después de la guerra.

Humaitá cayó, finalmente, el 5 de agosto de 1868, y pareció que se aproximaba el fin de la guerra. Pero faltaba más de un año de esfuerzos y sacrificios para que argentinos, brasileños y orientales pudieran regresar a sus respectivas patrias.

Fuentes
De Marco, Muguel A. – La Guerra del Paraguay – Buenos Aires (2003)
O’Leary, Juan E. – El Centauro de Ybycui – París (1929)

Revisionistas
Wikipedia

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Guerra Antisubversiva: Una carta para una hermana desaparecida

Conmovedora carta del hermano de una desaparecida
Prensa Republicana


Hace 40 años desaparecía Julia Elena…Por Santiago Lozano

Hace 40 años…………..como pasa el tiempo, fue la ultima vez que vimos a mi hermana Julia Elena, salio ese día a sus trabajo en un Juzgado Comercial de Callao, yo estaba terminando 5° año de la secundaria. Un cruce rápido con el cafe del desayuno, no muchas palabras, habíamos discutido por Vietnam el día anterior, ella defendiendo la revolución y yo condenando el genocidio de los comunistas de Hanoi.




En la agenda de Julia ya había muchos vacíos de montoneros “cipayos comunistas procastristas, prosovieticos” caídos, y recuerdo que alguna discusión tuvimos.
Pero ese día desapareció.
Una lucha incansable de papá y mamá buscándola, a ella o sus restos mortales, aceptando la terrible guerra civil que los terroristas habían iniciado hacía ya años.
De alguna forma mi espíritu y conciencia liberal conservador desperto en esos años con fuerza, me alejo de amistades que considere frívolas, que hoy miro atrás y entiendo esa bifurcación de los que prefieren no ocuparse de la república y la democracia”.
En esos años sufrí 2 detenciones y cada vez “pesaba” ser hermano de una desaparecida.
Años después vi “Missing” my no dormí por varios días.
Admiro y amo a mis padres que jamás se resintieron, odiaron, siguieron adelante intentando sonreír cada día, ocultarnos su dolor y llanto muchos años.
Al revés los K con su mentira, su falsa justiciera, revivieron odios, engendraron una historia falsa. Mamá ya estaba sola y en silencio volvió a revivir su dolor y destrozo su salud. Pero ella no dejo de sonreír y ocuparse de los vivos, de vivir en paz y con amor.
Un día me dí cuenta de lo enorme de su amor y su fe, de su paz. También de como hay algo dentro de cada madre increíble, un vinculo a sus hijos, será que los llevaron en la panza, que el parto es de ellas, que es de una fuerza y amor que como hombre admiro.
Y vi en la lucha de años de Papá por saber y llegar a una paz, si la puede haber, su amor de padre, marido, y por la justicia.
40 años de la desaparición de Julia pegan…………….pegan, pegan mucho,
Pasaron y aun pasan muchas cosas.
Hoy especialmente deseo que haya paz y reconciliación, que cese el odio y la falsa justicia, la tuerta. Aun en sus errores Julia quería una sociedad más justa, y no hay justicia cuando se juzga a los agredidos, que más allá de sus excesos y atrocidades no empezaron la guerra civil, la enfrentaron.1 O se juzga a todos o nos amnistiamos todos.
Los que tenemos heridas necesitamos paz para curarlas. Los que salieron sin heridas necesitan que no los contamine una época de guerras atroces lanzadas en nombre de una supuesta revolución que prometía mucho y solo dio gulags, islas prisión como Cuba de los Castro, genocidios, y todo ello generó una reacción igualmente violenta.
Nada devolverá la vida a Julia, ni aliviará el dolor que pasaron Papá y Mamá. Ni el de muchos miles más de un lado y del otro, Tal vez solo tal vez ayude a terminar una dolorosa historia, y un escandoloso negociado de la izquierda.

martes, 6 de diciembre de 2016

Esparta: La derrota de Esfacteria

Los espartanos nunca se rindieron, hasta esta batalla

William Mclaughlin - War History Online




A menudo se dice que los guerreros espartanos nunca se retiraron y nunca se rindieron. Lucharían hasta la muerte, no importa las probabilidades, y fueron entrenados para hacerlo desde una edad temprana. Sin embargo, hay al menos una clara excepción.

La lucha titánica que fue la guerra del Peloponeso vio la rendición de la clase más elite de los espartanos. En la batalla de Sphacteria, los espartanos no sólo perdieron una fuerza de infantería ligera, sino que fueron forzados a una rendición vergonzosa que cambió la dinámica de la guerra.

La guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta fue una larga guerra con múltiples cambios de impulso y un montón de lados de cambio. La estrategia espartana era simple: invadir el territorio ateniense del Ática, destruir tierras de cultivo y amenazar a Atenas misma. Debería haber sido una táctica simple y eficaz considerando los impresionantes soldados de Esparta. Los atenienses tenían una estrategia basada en su imponente armada que los envió por toda Grecia.




Unos cuantos años después de la guerra, en 425 AEC, los Espartanos lanzaron un asalto anfibio contra la fortaleza ateniense de Pilos. Pilos tenía un puerto natural, protegido por la larga isla de Sphacteria. También se encontraba en el Peloponeso, controlado principalmente por espartanos, y por lo tanto era importante para los espartanos expulsar a los atenienses.

En un tipo raro de asalto para el mundo antiguo, los espartanos desembarcaron sus trirremes en la orilla cerca de la ciudad fortificada y lanzaron un ataque anfibio. Los atenienses tuvieron la suerte de contar con el talento general, Demóstenes, que fue capaz de reunir a los defensores precisamente donde eran necesarios. Incluso los poderosos espartanos no podían atravesar la playa.


A pesar de la superioridad de la infantería espartana, los atenienses fueron capaces de cumplir con las naves, ya que aterrizó incluso las probabilidades.

Después de más de un día de asaltos fallidos, la armada ateniense apareció. Después de una confusa batalla naval / terrestre, los espartanos superados en número se retiraron a la estrecha isla de Sphacteria. En este punto, los espartanos enviaron embajadores para negociar mientras los atenienses se apoderaron de los barcos espartanos para encadenar el ejército derrotado en Sphacteria.

La larga serie de negociaciones terminó en última instancia y los atenienses, que sólo habían estado sosteniendo a los barcos espartanos bajo la premisa de negociaciones justas, se negaron a devolverlos y comenzaron a asediar la isla que tenía a los 440 espartanos. 120 de este grupo eran los Spartiates, la clase más alta de espartanos, completando la formación más rigurosa y convirtiéndose en la clase dominante de la ciudad.

Resultó que los atenienses tenían más dificultades para abastecerse que los espartanos. El agua dulce ateniense era terriblemente escasa y tenían una fortaleza solitaria en el Peloponeso dominado por espartanos, dificultando el suministro de alimentos. Los espartanos tenían un montón de barcos de suministro a través de deslizamiento. Algunas personas incluso nadaron a la isla con bolsas de comida, nadando bajo el agua para evitar el bloqueo ateniense.



Los generales atenienses sabían que debían atacar o que los espartanos esfingianos acabarían escapando. Los atenienses tenían varios miles de hombres, en su mayoría infantería ligera, pero se enfrentaron al mejor de los hombres de combate espartanos. Al lanzar sus ataques al sur, a ambos lados de la larga isla, los atenienses tomaron a los espartanos por sorpresa. Incluso los remeros de la flota tomaron a las orillas con cualquier arma que pudieran agarrar.

Esta gran fuerza era suficiente para llenar el estrecho ancho de la isla. Los espartanos estaban preparados para lanzar un contraataque, confiando en que podrían ganar el día contra cualquier número de infantería ligera. Después de todo, los espartanos estaban acostumbrados a suprimir brutalmente los levantamientos regulares de esclavos de Helot. Esta vez, sin embargo, los escaramuzadores sostenían los diversos puntos altos de la isla.

Batalla de las sphacterias


Cada vez que los espartanos trataban de atacarlos, fueron recibidos por un aluvión de flechas, jabalinas y eslingas. El bombardeo fue tan intenso que muchos Spartans fueron asesinados, incluido su general. Los espartanos no tuvieron más remedio que retirarse al extremo norte de la isla. Aquí tenían una posición elevada, con varios descensos irregulares a la orilla.

Aquí la batalla alcanzó otro punto muerto. Los espartanos ya no atacaron y permitieron que la infantería ligera los desgastara y los atenienses no se atrevieron a arriesgarse a un asalto cuesta arriba. Un comandante ateniense se ofreció voluntariamente para llevar a un grupo de hombres escogidos a escabullir el paso más peligroso para atacar el corazón del campo espartano. Los espartanos no consideraron que alguien intentara este acercamiento así que dejaron a este lado sin vigilancia.


La vista hacia las ruinas de Pylos desde el extremo norte de Sphacteria. Aquí los espartanos hicieron su última parada antes de que las tropas ligeras escalaran los acantilados para alcanzarlos.

Una vez lanzado el ataque simultáneo, los espartanos no podían hacer nada. El asalto de los acantilados los había tomado por sorpresa tanto que los otros atenienses pudieron asaltar la colina. Los espartanos rodeados y condenados hicieron lo que ningún otro antes de ellos había hecho; Arrojaron sus escudos y pidieron términos.

Los comandantes atenienses suspendieron el ataque final antes de que se hicieran demasiados daños, ya que tenían sus propios sueños salvajes de conseguir algunos verdaderos prisioneros espartanos.


Un ejemplo de una de las tropas más ligeras que contribuyó significativamente a la victoria ateniense. Las tropas ligeras a menudo fueron despedidas en batallas hasta el punto de que algunos historiadores antiguos dieron sólo números de infantería pesada para una batalla. Después de Sphacteria, comandantes como Felipe dieron a las tropas ligeras mayor énfasis.

Múltiples heraldos viajaban de Esparta de un lado a otro mientras el grupo rodeado buscaba el consejo de su ciudad natal. Después de mucho debate, Esparta envió a sus hombres un mensaje diciéndoles que debían decidir su propio destino, siempre y cuando no fuera deshonroso. Después de mucha deliberación, los Spartans atrapados decidieron entregarse.

La decisión sacudió a todo el mundo griego. Atenas había logrado forzar a los Espartanos, los Spartiates, a rendirse. Los atenienses utilizaron a los prisioneros como rehenes, amenazando con matarlos si los espartanos invadían el Ática. Esto llevó a los atenienses a ser especialmente agresivos en los próximos años. Esta oscilación de poder equilibraría una guerra que continuaría y continuaría durante otros 21 años.


La guerra fue ganada irónicamente por los espartanos después de que ganó una aplastante victoria naval sobre los atenienses marítimos. La reputación de los espartanos se humedeció por la rendición en Sphacteria, pero recuperaron el respeto de sus compatriotas durante el resto de la guerra.

Por William McLaughlin para la historia de la guerra en línea