viernes, 7 de julio de 2023

Cuba: Castro inicia su criminal camino hacia el marxismo-leninismo

 

“Soy marxista”: el día que Fidel Castro traicionó su promesa de democracia y el divorcio por carta del Che Guevara

El 8 de enero de 1959, hace 64 años, el líder revolucionario cubano entró triunfante en La Habana. La vergonzosa huida de Fulgencio Batista y la extorsión de Trujillo. La amenaza del Che a los Estados Unidos. El desengaño de la hermana de Fidel. Y el alineamiento con la Unión Soviética que decepcionó al mundo

 

El 8 de enero de 1959, a sesenta y cuatro años de la entrada triunfal de Fidel Castro en La Habana para instaurar secretamente una dictadura comunista que perdura hasta hoy

El dictador cubana Fulgencio Batista no podía permanecer más en el poder porque todo su entorno estaba viciado. Tenía un ejército casi intacto de 40.000 efectivos pero los altos mandos no querían combatir contra unos pocos cientos de guerrilleros. Fidel Castro tenía la iniciativa militar y cada semana recibía más apoyo económico o “tributos” de los empresarios industriales, hombres de negocios y terratenientes (como harían años más tarde el PRT-ERP y Montoneros en la Argentina). Era el suicidio colectivo de una clase dirigente. Stanley Ross en su trabajo “Nos equivocamos con Cuba”, American Weekly del 12 de junio de 1960, sostiene: “El arma secreta de Fidel Castro fue el dinero: increíbles millones de dólares con los que compró ‘victorias’. Compró regimientos enteros de oficiales de Batista y en una ocasión hasta adquirió por 650.000 dólares en efectivo todo un tren armado, con tanques, cañones, municiones, jeeps y 500 hombres”.

Miércoles, 31 de diciembre de 1958: los instantes previos a la partida del dictador Fulgencio Batista, sus familiares, y sus más íntimos, no fueron como se contó más tarde en las películas de Hollywood. La recepción de Año Nuevo no se llevó a cabo en un hotel-casino de lujo. Como todos los años, Batista solía citar, mediante tarjeta RSVP, a numerosos invitados a esperar la llegada del Año Nuevo en los salones del Cuartel de Columbia (hoy Ciudad Escolar Libertad) defendido por un amplio murallón con torretas para soldados cada 20 metros. Esta vez la lista de invitados no pasaba de setenta, es lo que contó el embajador estadounidense Earl E. T. Smith con precisos detalles. La atmósfera era tensa y se podía observar que tanto el secretario privado del dueño de casa (Andrés Domingo) y el Ministro de Estado, Gonzalo Güell, caminaban entre las mesas aferrados a grandes sobres de papel manila. Pocos sabían que adentro estaban los pasaportes. Batista se paseó entre los presentes y saludaba a cada uno de los invitados con una palabra agradable. Gran parte de la recepción se la pasó en el hall de entrada, con sus íntimos, y en un cuarto adyacente donde recibía informes de la situación que le entregaban los jefes militares. A eso de la una de la mañana la señora Marta Fernández Miranda de Batista abandonó el salón anunciando que se iba a cambiar de vestido porque sentía frío. Minutos más tarde los invitados comenzaron a abandonar la fiesta y se despedían del dueño de casa con “hasta mañana Presidente”, sin sospechar la mayoría que no lo verían más. Cerca de las dos de la madrugada Fulgencio Batista renunció y se designó un gobierno provisional presidido por Carlos Piedra, un veterano juez de la Corte de Justicia.

Fulgencio Batista y su esposa en el Palacio Presidencial de La Habana

Seguidamente, Batista, su esposa, su hijo Jorge y altos integrantes de su régimen se dirigieron al aeropuerto militar de Columbia, en cuya pista esperaban tres aviones DC-4 del Ejército de Cuba, conducidos por pilotos de Cubana de Aviación. Los pilotos no sabían a quiénes esperaban, ni su misión, hasta que vieron llegar la caravana de unos 30 automóviles con Batista a la cabeza. Los pilotos conocieron el plan de vuelo cuando estuvieron en el aire. Batista no pudo ir a Daytona Beach como quería, tampoco a España. Se tuvo que contentar con aterrizar en Ciudad Trujillo, República Dominicana. Todo fue poco planificado, era una huida. El embajador play boy dominicano Porfirio Rubirosa, yerno de Trujillo, le contó a Smith que su gobierno desconocía el destino de Batista. Fue como un “aquí estoy”.

A las 8 de la mañana Ranfis Trujillo, primogénito de El Benefactor, recibió a los fugados en la Base Militar San Isidro. La caravana de la derrota estaba compuesta por el ex presidente, sus familiares, su servicio doméstico, generales, almirantes, embajadores, agentes policiales. Fueron llevados a la embajada cubana donde Batista habló telefónicamente con Leónidas R. Trujillo. Los Batista y sus 25 valijas, más sus empleadas domésticas, estuvieron dos semanas en el Palacio Presidencial. Nada fue gratis: el ex Secretario de Prensa del dictador cubano, Enrique Porras, detalló que Batista le debía dinero a Trujillo por compras previas de armamentos, que debió abonar antes de salir de Ciudad Trujillo (República Dominicana): 600.000 dólares de armamentos; 800.000 dólares por pago pendiente al traficante de armas americano y 2.500.000 de dólares para dejarlo salir de Santo Domingo. Después de pagar dichas cantidades, Trujillo exigió un millón más, lo que retrasó en 24 horas su salida de la isla mientras conseguía la cantidad reclamada.

En los primeros instantes del 1° de enero de 1959, a unos kilómetros del Cuartel de Columbia, el clima del Nuevo Año era diferente. Otros aires se respiraban en la residencia y el jardín del presidente del Tribunal de Cuentas. Mujeres de largo, algunos hombres con smoking de saco piel de tiburón, otros de traje blanco… nada de guayaberas. Un muy moderno equipo de sonido vibraba a todo volumen obligando a varias parejas a formar un trencito que se mecía. Desde la calle se escuchaba la voz de un argentino que recitaba, acompañado por unos fabulosos instrumentos de viento y un coro:

“Lola con tu indiferencia a mí corazón lo vas a matar

Sabes muy bien que se está muriendo por ti.

Sin tu querer sé que dejará de latir

Lola, ay Lolita Lola, conmigo vas a acabar.”

jueves, 6 de julio de 2023

Argentina: Buscan penar a los que discutan la versión peronista de la guerra antisubversiva

La trampa del “negacionismo” como herramienta de persecución

En su último acto, Cristina Kirchner dijo que Argentina necesita una “ley de negacionismo” para castigar a quienes nieguen o minimicen los crímenes de lesa humanidad. Pero, ¿qué es ser negacionista?


Por Nicolás Marquez || Infobae






En el reciente acto electoralista encabezado por Cristina Kirchner y Sergio Massa en el predio de la Ex Esma, la condenada Vicepresidente en su discurso le exigió a su personal subalterno que se sancione una ley que castigue con cárcel al “negacionismo”, es decir a todo aquel que dude, cuestione, investigue o contradiga las versiones impuestas de parte de los partidarios del terrorismo y la guerrilla marxista, acerca de lo supuestamente sucedido en los año 70´en Argentina.

Acto seguido, con estricta obediencia e inmediatez, la Diputada Carolina Moisés (a quien le pagamos el sueldo no para que imponga censuras a parcialidades discrepantes sino para que trabaje en aras del bien común), emitió un Proyecto de Ley que castiga con prisión de hasta dos años a todo aquel que cuestione o ponga en duda la existencia de delitos de “Lesa Humanidad”, “Genocidio” y afines que según su arbitraria y subjetiva lectura, se produjeron durante nuestro pasado reciente, contrariando la Libertad de Expresión obrante en los artículos 14 y 32 de la Constitución Nacional, además de numerosos Tratados Internacionales previstos e incorporados en el artículo 75 inc. 22 de la misma (entre ellos el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos -artículos 19 y 20-, la Convención Americana sobre Derechos Humanos -artículo 13-, la Declaración Universal de Derechos Humanos -artículo 19- y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre -artículo 4).

Vamos por partes.

El “genocidio” conforme lo establece el Tratado Internacional de Roma citado en el proyecto de ley en cuestión, es definido en su artículo sexto como: “cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”. Extremos que en los años 70´ no ocurrieron en absoluto, puesto que de lo que aquí se trató fue de repeler la agresión desatada y declarada de parte de organizaciones guerrilleras y terroristas que, apañadas por la Cuba castrista buscaron tomar el poder del Estado atentando contra el orden constituido, y la consiguiente reacción fue estatal contra los integrantes de estas mismas estructuras agresoras y no por las causas tipificadas en la definición precitada.

A su vez el delito de “Lesa Humanidad” (artículo séptimo de la normativa antedicha) consiste en lo siguiente: “se entenderá por ´crimen de lesa humanidad´ cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque”. Algo que tampoco ocurrió, porque la respuesta de las FFAA. no se dieron contra “población civil” sino contra “población combatiente”, es decir contra elementos orgánicos de armazones guerrilleros e irregulares. Tal como lo determinó la mismísima justicia alfonsinista en 1985, hoy frívolamente reivindicada a raíz del polémico y sesgado filme protagonizado recientemente por el actor Ricardo Darín (largometraje titulado “Argentina 1985″).

En síntesis. Como ya conocemos hasta el hartazgo, el relato kirchnerista (no sin en el aval de mucho periodismo cómplice y políticos bienpensantes que “juegan” en la “oposición”) nos dice que durante los años setenta la Argentina padeció un “terrorismo de Estado” en el cual las Fuerzas Armadas (“los genocidas” según el léxico hegemónico) asesinaron por alegre deporte a 30 mil adolescentes bienhechores, por el pecado de portar estos últimos propósitos caritativos, impulsos samaritanos, pretensiones amorosas y sentimientos altruistas. Y de sancionarse el proyecto inconstitucional de ley en curso, todo aquel que disienta con el insistente mantra oficial será castigado por la represión estatal.

Pero la verdad histórica, numérica y jurídica nos dice otra cosa.

Aunque la información general divulgada sobre el juicio a la Junta Militar sea poco conocida (el filme al que hicimos alusión tampoco ayuda en nada al respecto), en el cuestionado veredicto se determinó que en nuestro país no hubo “lesa humanidad” o “genocidio” sino que “el fenómeno se correspondió con el concepto de guerra revolucionaria»; «algunos de los hechos de esa guerra interna habrían justificado la aplicación de la pena de muerte contemplada en el Código de Justicia Militar...»; «...no hay entonces delincuentes políticos, sino enemigos de guerra, pues ambas partes son bélicamente iguales»; «...como se desprende de lo hasta aquí expresado, debemos admitir que en nuestro país sí hubo una guerra interna, iniciada por las organizaciones terroristas contra las instituciones de su propio Estado”.

Vale decir que según la famosa Sentencia (ratificada luego por la Corte Suprema dependiente del Presidente Raúl Alfonsín), nuestro país vivió una guerra, motivo por el cual las definiciones falsas de “genocidio” o “lesa humanidad” no sólo no caben, sino que dichas tipificaciones legales en el Derecho Argentino no existían al momento de producidos los hechos en disputa, sino que fueron introducidos en nuestra normativa casi 30 años después de acontecida la contienda bélica: enero del 2001 (durante el Gobierno del Presidente Fernando de la Rúa), por ende dichas categorías se tornan inaplicables tanto en los hechos como en el derecho (conforme artículo 18 de la CN.).




Vale decir que el fallo no sólo afirma la existencia de situación de guerra, sino que niega la existencia de “genocidio” o “lesa humanidad”. Sin dejar pasar además que es también la sentencia de marras la que agrega que las huestes del terrorismo y la subversión (fundamentalmente de ERP y Montoneros) cometieron 21667 atentados terroristas en el marco de una intensa década (-1969/79-), equivalente a un atentado cada cuatro horas (seis por día), ataques que entre otras cosas comprendieron 5052 colocaciones de bombas, 1748 secuestros y 1501 homicidios de parte de dichas organizaciones, cuya cantidad de integrantes según el idolatrado fallo en cuestión contaban con 25 mil efectivos: huelga decir que el 52% de los crímenes cometidos por la subversión fue durante la democracia peronista, la cual gobernó entre mayo de 1973 a marzo de 1976.

Todo lo dicho sin contabilizar que fue el propio Presidente Juan Perón (el fundador del mismo partido que hoy detenta el poder) el que creó y organizó en 1973 a la banda Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), en el afán de combatir ilegalmente a la guerrilla, y que de este modo dicha organización supo ser autora de 487 homicidios en democracia. A lo expuesto cabe sumar que fue en febrero y octubre del año siguiente (1975), cuando ese mismo gobierno (a la sazón capitaneado por Isabel Perón puesto que su esposo Juan Perón había fenecido) el que dictaminó y decretó a las Fuerzas Armadas entrar en Operaciones de Combate (famosos decretos que ordenaban taxativamente “aniquilar el accionar de los elementos subversivos”), motivo por el cual se llevaron a cabo y se avalaron en el período peronista previo al 24 de marzo de 1976 el siguiente número de desapariciones: 908. Coeficiente luego confirmado en la primera versión del texto “Nunca Más”, suscripto por el organismo estatal Conadep (Comisión Nacional de Desaparición de Personas).

¿Es “negacionismo”, “crimen de Lesa Humanidad” o “apología del delito” entonces cantar la marcha peronista? Es decir saludar al partido creador de la AAA (con medio millar de muertos a cuestas) y responsable de casi mil desapariciones? ¿Es “negacionismo” o “crimen de lesa humanidad” afirmar que Argentina vivió una guerra tal como sentencia el fallo alfonsinista juzgatorio de la Junta de Comandantes? ¿Entonces deberían ir presos los jueces que en los años 80´ conformaron dicho tribunal especial por Decreto de Alfonsín? Finalmente: ¿es “negacionismo” o crimen de “lesa humanidad” admitir que durante el último gobierno militar la cifra de desaparecidos no fue de 30 mil sino 6447 (datos confirmados en 2015 durante el gobierno de Cristina Kirchner por intermedio de su Secretaría de DDHH)? ¿Deberían ir presos los funcionarios de dicha Secretaría kirchnerista por informar un número casi cinco veces más bajo que el ficcionariamente difundido? ¿Cómo puede el Estado establecer formalmente una cifra y a la vez obligar a los ciudadanos a mentir con otro número –bajo pena de cárcel- el cuál contradice lo informado por el propio Estado?

¿No incurren en aviesa inmoralidad, ilegalidad e inconstitucionalidad los detentadores del poder parlamentario que se arrogan la potestad de determinar qué y cómo tenemos que pensar o expresarnos los ciudadanos bajo amenaza de punición estatal? ¿Ellos son los que tienen la potestad de determinar qué es la “verdad” y encarcelar a los que “disientan” con el sesgado catecismo de cuño “bonafinista”?

Para más datos y perdón por la autorreferencia, uno de mis últimos libros publicados y titulado “La Guerra Civil Argentina, las mentiras que oculta la corrección política” (año 2020, BsAs. Unión Editorial), es un texto abiertamente NEGACIONISTA porque a lo largo de 304 páginas y 400 documentos y citas bibliográficas cuestiona y desmiente el sinfín de embustes instaurados por las facciones supérstites del terrorismo derrotado y sus voceros colaterales: ¿qué mejor que debatirlos públicamente y contrastar esos datos en sano espíritu para que el oyente o lector interesado pueda escuchar puntos de vista varios y así salga enriquecido tras obtener su propio criterio? ¿O es más “inclusivo” someter al cadalso a todo aquel que ofrezca un paradigma alternativo ante la prepotencia estatal? ¿Acaso tienen pánico los dueños de la versión oficial de que “su” relato quede diezmado y expuesto al desnudo al ser contrarrestado por enfoques insumisos?

De convalidarse este injustísimo disparate legislativo (verdadero delito de opinión), dejo sentado de que en lo personal no se necesitarán pruebas para aprisionarme. Ratifico todo cuanto haya escrito y documentado en la materia. Quien esto escribe (Nicolás Márquez, DNI 24243291, nacido el 22/04/1975, argentino), se declara culpable ahora mismo.

miércoles, 5 de julio de 2023

Finlandia: Camuflando los caminos para que no sean observados

Ruta camuflada en Finlandia durante la SGM: Los árboles son cruzados por ramas atadas de modo que las torres de observación del enemigo soviético no puedan observar los caminos.

lunes, 3 de julio de 2023

Invasión a España: El asedio de Cádiz

Bastión de España: el asedio de Cádiz y la guerra en España

Por Anthony C. Marco || Small Wars Journal



Tifón de Napoleón:


El emperador tuvo suficiente. Después de presenciar la humillante derrota del general Pierre Dupont en Bailén, que resultó en más de 17.635 prisioneros de guerra franceses, y la calamidad del general Junot en Vimeiro, Napoleón sabía que la situación en la Península requería su mando. Para rectificar la situación francesa, el emperador francés reunió aproximadamente 200.000 hombres para su campaña a través del río Ebro. Cuando Napoleón reanudó la guerra en España el 7 de noviembre , las fuerzas españolas se derrumbaron bajo el peso de la ofensiva. [2]En tres semanas cayó Madrid y los ejércitos españoles se retiraron en todas direcciones. Mientras sus mariscales perseguían a los españoles, Napoleón centró su atención en el general Sir John Moore y su relativamente insignificante fuerza británica. Desafortunadamente para el emperador, Moore se le escapó de las manos en La Coruña y la aniquilación completa de los ejércitos españoles quedó incompleta; sin embargo, Napoleón, en gran parte satisfecho con los acontecimientos de reversión desde su segunda invasión y el espectro de un resurgimiento de Austria, desvió su atención de la península. [3] La guerra continuó rugiendo y expandiéndose a medida que los británicos, portugueses y españoles intentaban constantemente arrebatarle el control de Iberia a los ejércitos franceses que avanzaban. Los franceses pronto descubrieron que en lugares como Cádiz, al borde de su imperio, no les esperaba nada más que la muerte y la derrota.


Figura 1, Orange, Maurice. “El general Dupont entrega su ejército a los españoles en Bailén y el evento que rompió el mito de la invencibilidad napoleónica”, óleo sobre lienzo, 1906, In Life of Napoleon Bonaparte , de William M. Sloane, Nueva York, https://commons. wikimedia.org/wiki/File:Orange-Capitulation_at_Bailen.jpg.

A medida que la guerra se expandía en 1809, las fuerzas anglo-portuguesas bajo el mando de Sir Arthur Wellesley establecieron un largo récord de batalla al hacer retroceder la invasión de Portugal por parte de Soult y entregar a los franceses una dura derrota en Talavera. [4] A pesar de tales éxitos, Wellesley, ahora vizconde de Wellington, se sintió obligado a retirar su ejército a Portugal para la próxima ronda de ofensivas francesas. Mientras tanto, los españoles vacilaron y sufrieron más reveses militares. En Ocaña, el general español Juan Carlos de Areizaga sufrió una seria derrota ante los 34.000 hombres del mariscal Édouard Mortier y el general Horace Sébastiani; El historiador napoleónico Charles Esdaile acentúa el impacto de la batalla señalando que “[selló] el destino de Andalucía”. [5]

A raíz de la derrota, Areizaga se retiró a Andalucía y consolidó las formaciones que quedaban alrededor de Sevilla con el Ejército de Extremadura del Duque de Albuquerque; sin embargo, solo pudieron concentrar 25.000 hombres en cualquier punto, mientras intentaban defender los pasos de montaña de Sierra Morena que se extienden por la frontera de Andalucía de 150 millas. Esdaile afirma que los efectos combinados de la retirada de Wellington y la paliza sufrida por Areizaga hicieron perder la iniciativa operativa a los franceses, lo que les proporcionó la oportunidad de invadir Andalucía y apoderarse de Cádiz. [6]Con un ataque francés inminente, Wellington expresó a su enlace en Andalucía, el general de división Sir Samuel Whittingham, la importancia estratégica de Cádiz; sin embargo, sugirió que los españoles deberían llevar a cabo la defensa sin la participación de las fuerzas terrestres británicas, mientras que la Royal Navy permanecía en espera para ofrecer ayuda. [7] Dadas las circunstancias, la evaluación de Wellington de las fuerzas españolas en Andalucía tiene muy en cuenta su historial militar después de Ocaña. La posición de Wellington sigue siendo comprensible ya que su enfoque estaba en la defensa de Portugal.

Figura 2, Lawrence, Thomas, "Arthur Wellesley, 1 st Duke of Wellington (1769-1852)", óleo sobre lienzo, 1815-16, en Aspley House Collection, Londres, https://en.wikipedia.org/wiki/ Archivo:Sir_Arthur_Wellesley,_1er_Duque_de_Wellington.png.

Con el nuevo año, los franceses acumularon 62.000 hombres al mando del mariscal Jean-de-Dieu Soult divididos en tres comandos independientes: I Cuerpo al mando del mariscal Victor, IV Cuerpo al mando del general Sébastiani y V Cuerpo al mando del mariscal Mortier. En una carta a su cuñado, Whittingham ofreció una evaluación sombría que decía: "Me temo que Andalucía se perderá". [8] El 19 de enero , el ejército de Soult marchó hacia el sur y atravesó Sierra Morena en dos días con una escasa pérdida de 500 hombres. [9]Poco pudieron hacer los españoles para frustrar el ataque francés, ya que las legiones de Soult concentraron sus esfuerzos en capturar la ciudad de Sevilla, cien millas al sur: la sede de la Junta Suprema en España. Operando bajo el supuesto de que la oposición española se evaporaría, el liderazgo francés se volvió cada vez más cauteloso sobre Sevilla, mientras que, como señaló el historiador napoleónico Charles Oman, “Cádiz parecía un asunto secundario en este momento”. [10] Wellington, sin embargo, se mantuvo optimista y expresó al Secretario de Estado, el Conde de Liverpool, "Cádiz posiblemente aún resista, y la Junta Central puede continuar existiendo en esa ciudad". [11]Wellington permaneció preparado para enviar un destacamento a Cádiz por orden de Lord Castlereagh, pero Wellington esperó noticias del plenipotenciario de Gran Bretaña ante la Junta Suprema, el Sr. John H. Frere. [12]



Figura 3, Gros, Antoine-Jean, “Claude-Victor Perrin, duc de Bellune, márchal de France (1764-1841)”, óleo sobre lienzo, 1807, en la colección del Palacio de Versalles, Versalles, https://commons.wikimedia .org/wiki/File:Claude-Victor_Perrin.jpg.


Los días 23 y 24 de enero la Junta abandona Sevilla y se traslada a Cádiz; sin embargo, Cádiz quedó completamente expuesta con poco más que una milicia local para defenderla. [13] La desesperación de la situación obligó al Sr. Frere a escribir al Comandante del puesto británico en Gibraltar, Sir Colin Campbell. Frere pidió refuerzos y dijo: "Sin las tropas británicas, este lugar caerá". [14] Afortunadamente, Colin fue receptivo e inmediatamente envió al general de brigada William Bowes con 1000 hombres para complementar las defensas de la ciudad. [15] Una vez que Wellington se enteró del deterioro de las circunstancias en Andalucía por Frere, envió rápidamente al mayor general William Stewart con dos compañías de artillería, la 79Regimientos 87º , 94º y 2º Batallón , 2.100 hombres en total, a Cádiz. [16] Mientras los británicos hacían preparativos rápidos para reforzar Cádiz, la ciudad permaneció abierta. Los franceses tenían la oportunidad de apoderarse de la ciudad indefensa, pero permanecieron obsesionados con Sevilla cuando el Ejército de Extremadura de Albuquerque tomó la decisión crucial de marchar 260 millas hacia Cádiz. [17] Sólo después de marchar a Sevilla el 1 de febrero , José envió a Víctor tras Albuquerque, pero ya era demasiado tarde; Albuquerque llegó a Cádiz el 4 de febrero con 11.000 hombres tras una fatigosa marcha forzada. [18]Según el Contraalmirante Purvis a bordo del HMS Atlas, “los ánimos de los habitantes de Cádiz estaban muy elevados con la llegada del Ejército del Duque de Albuquerque”. [19] A pesar de la celebración, la vanguardia de Víctor llegó a la distancia de un cañón de Cádiz al día siguiente, el asedio finalmente comenzó. [20]

Mientras los españoles organizaban su defensa, los británicos, empleando el poder de la Royal Navy, desembarcaron con éxito el destacamento de Bowes el día 7 y la fuerza de Stewart el día 11 : elevando la guarnición total a aproximadamente 14.000 efectivos. [21] Aunque los franceses eran dueños de Andalucía, la vital ciudad de Cádiz evitaría su captura. Las implicaciones estratégicas de la situación francesa se hicieron evidentes cuando se prepararon para un asedio extenso.

Cádiz:

Cádiz se situó como la tercera ciudad más grande de España en 1810 con una población de más de 75.000 habitantes y un importante puerto de aguas profundas capaz de sostener una importante fuerza terrestre. El miembro del parlamento británico (MP) William Jacob, durante su visita a Cádiz, comentó sobre la infraestructura altamente urbana de la ciudad que incluía innumerables caminos pavimentados y casas “magníficas” a lo largo de cada calle; señaló además la falta de sombra debido a una cantidad mínima de árboles, pero afirma que la ubicación junto al mar de la ciudad proporciona una brisa suficiente. [22]El mar no solo actuó como un efecto refrescante para los vecinos de Cádiz, sino que sirvió como línea viva durante el asedio. En sus memorias, el General de División Sir Thomas Graham acentuó este punto, señalando que “la toma de Cádiz [francesa] y la Isla de León con sus puertos y lugar fortificado, habría sido un golpe fatal a la causa patriótica”. [23]El puerto de Cádiz comunicaba directamente la ciudad con la Marina Real, que continuamente reforzaba y reabastecía la guarnición de la ciudad durante el asedio. Para los británicos, la ubicación funcionó como otra base de operaciones para utilizar como trampolín para expediciones y operaciones en toda la región. El secretario Liverpool consideró a Cádiz vital para continuar la resistencia en España y expresó este sentimiento a Wellington, “con Cádiz y Gibraltar en nuestras manos, y las de su oficina [Portugal], el continente aún puede mantenerse”. [24]

El vuelo de la Junta Central de Sevilla a Cádiz influyó enormemente en el cálculo estratégico de Gran Bretaña. Los británicos consideraron que el poder de gobierno ejecutivo de la Junta era esencial para mantener el control de las fuerzas españolas en la Península, al mismo tiempo que servía como un símbolo continuo de resistencia para los ejércitos y las guerrillas en el campo. [25] La decisión de Gran Bretaña de preservar la Junta, que se transformó en el Consejo de Regencia de España, poseía motivos ocultos, que se referían al liderazgo del general Francisco Javier Castaños . [26] Liverpool articuló a Wellington que debido a la predisposición de Castaños hacia la "conexión británica", se puede confiar en él para cooperar con los británicos en lugar de protestar por sus decisiones. [27]En general, los británicos consideraron que Cádiz era estratégicamente valiosa, pero sin sus características geográficas ventajosas, los británicos probablemente no habrían considerado preservar la ciudad.


Figura 4, Vallejo, José Mariano, “Sitio de Cádiz, entre 1810 y 1812,”
Mapa, 1850, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:SitiodeCadiz.jpg.

Durante una correspondencia con el almirante Richard Keats durante el sitio de Cádiz, Wellington declaró: "Soy tan firmemente de la opinión de que no se puede realizar ningún ataque serio en Cádiz". [28]La evaluación de Wellington tuvo en cuenta las características geográficas de Cádiz que hacían que el sitio fuera ideal para defender. La ciudad en sí se encontraba al final de un delgado istmo conectado a la Isla de León que abrazaba el continente español a lo largo del canal de agua salada del Río Santi Petri. La Isla de León se extendía aproximadamente 7,4 millas en su punto más largo a lo largo del Río Santi Petri y se extendía aproximadamente 2,9 millas de ancho. El Río Santi Petri permaneció inundado por densas marchas de sal que restringieron el movimiento a través de él. Para amplificar el impacto hidrológico, Albuquerque destruyó el único puente que cruza el Río Santi Petri en Zuazo. Además, la Isla de León poseía varias baterías que se extendían a lo largo del Río Santi Petri, que dominaban cualquier posible punto de cruce. Si los franceses lograran vadear el Río Santi Petri y ocupar la Isla de León, lucharían inmensamente tratando de cruzar el istmo de Cádiz, que contenía un tramo de dos millas de solo un cuarto de milla de ancho. Intentar asaltar la ciudad en un espacio tan reducido habría sido un suicidio.[29]

Sin embargo, el puerto interior de Cádiz seguía siendo vulnerable. Al otro lado de la ciudad hacia el norte, el Trocadero Spit sobresalía hacia el puerto, que contenía tres fortificaciones: Fuerte San José, Matagorda y Fuerte San Luis. El Matagorda, que yacía en las marismas frente a la lengua, se encontraba a sólo tres cuartos de milla de distancia de las fortificaciones controladas por los españoles en Puntales, en la península de Cádiz. Si estaban ocupadas, estas posiciones brindaron a los franceses la oportunidad de bombardear la península y apuntar a las rutas marítimas que conducían a Cádiz, por lo que los británicos y españoles destruyeron los fuertes. La disposición geográfica de Cádiz descalificó en gran medida un asalto terrestre directo en el istmo, y los franceses carecían de las capacidades navales para intentar un desembarco marítimo, lo que les dejó con una opción viable: un asedio. [30]

El asedio:

El final de la campaña de iluminación de la Andalucía francesa marcó un cambio rápido hacia las operaciones de asedio. Como era de esperar, Víctor buscó un asalto rápido a través del río Río Santi Petri y pronto se dio cuenta de la inutilidad de tal ataque contra las formidables posiciones españolas junto con las condiciones de marisma salada del río. [31] El 24 de marzo llegó Graham para tomar el mando de Cádiz por tiempo indefinido. [32]A su llegada, buscó ampliar la guarnición y fortalecer las defensas en la Isla de León con un sistema de reductos para disuadir aún más un ataque francés. Alternativamente, Victor y sus ingenieros percibieron Trocadero Spit como el lugar ideal para establecer una serie de baterías para bombardear la ciudad. Sin embargo, británicos y españoles reevaluaron el valor de Fort Matagorda y optaron por volver a ocuparlo con una compañía del 94º Regimiento de Infantería; Para fortalecer el fuerte, la guarnición de Cádiz transportó cañones de gran calibre a través del puerto interior en preparación para el ataque inminente. Los franceses, que buscaban la captura del fuerte, prepararon seis baterías con cuarenta cañones para bombardear a la mísera guarnición británica. [33]Cuando los cañones franceses lanzaron sus salvas iniciales contra el fuerte en ruinas el 2 de mayo , los defensores sufrieron mucho. El soldado Joseph Donaldson de la 94 capta la masacre: “El primer hombre muerto era un marinero. Toda su cara fue arrastrada… Me había agachado para tomar una nueva presa cuando una bala de cañón me quitó la gorra de forraje de la cabeza y golpeó al hombre que estaba detrás de mí, y él cayó para no levantarse más”. [34] Mientras el cañón francés disparaba a un ritmo acelerado, cuerpos y miembros sin vida yacían esparcidos por todo el fuerte con bajas que ascendían a 68 de 140. Los británicos reconocieron la futilidad de su posición y abandonaron el fuerte, cediendo el derecho a los franceses. que ocuparon apresuradamente y se dispusieron a bombardear Cádiz. [35]

Bajo Graham, la guarnición en Cádiz creció lentamente a medida que refuerzos adicionales llegaban a la ciudad para disgusto de Víctor. Para el verano, más de 30.000 soldados guarnecían Cádiz: una ventaja numérica sobre los 20.000 hombres de Víctor. A mediados de mayo, comenzaron las operaciones de asedio a gran escala, pero el bombardeo francés desde Trocadero Spit resultó ineficaz. Alcála Galiano, residente en Cádiz, explicó que el fuego francés se produjo "muy pocas veces" y "causó pocos daños y al final se les tomó poca atención más que para convertirlos en objeto de humor". [36]El asedio continuó pero tuvo poco efecto ya que la guarnición permaneció continuamente reabastecida por la Royal Navy; sin embargo, con las condiciones cada vez más opresivas asociadas con el clima de finales de primavera y verano, los asaltantes franceses sufrieron terriblemente. Antoine Fée, un farmacéutico del personal de Victor, registró las temperaturas de finales de mayo en “40 grados centígrados a la sombra”; contó además que “los arroyos se secan, las plantas se marchitan y los animales mueren de asfixia”. [37]Debido a la posición geográfica de Cádiz, Fee atribuyó los casos episódicos de temperaturas extremas al viento Solano que se origina en el desierto del Sahara y sopla a través de Marruecos hasta Cádiz. Las temperaturas extremas infligieron varias bajas a los franceses que no eran de combate como resultado del agotamiento por calor, pero la escasez de alimentos acreditada a la falta de búsqueda de alimento magnificó aún más el recuento de bajas de Victor. La escasez de provisiones, el intenso calor y los pantanos que rodeaban las líneas de asedio provocaron varios casos de enfermedad según Fee. Para aumentar los problemas de los franceses, sufrieron la falta de correo, lo que desplomó aún más la moral. [38]



Figura 5, “Thomas Graham, Lord Lynedoch”, Retrato, 1880, en Thomas Graham, Lord Lynedoch de Alexander M. Delavoye , https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Thomas_Graham_Lord_Lynedoch.jpg.

Mientras tanto, Cádiz siguió con su vida como de costumbre, excepto por el ligero inconveniente de una bala de cañón ocasional. Para ilustrar la normalidad de la vida en Cádiz durante el asedio, cuenta Jacob, “se ve a las damas bebiendo agua helada, y los caballeros se dedican a fumar puros”. [39] Como un hecho casi diario, la ópera española permaneció abierta con una audiencia repleta que consistía en hombres uniformados. Jacob también habla de los mercados de Cádiz que permanecieron “excesivamente llenos”. [40]Como lo ilustró Jacob, el asedio francés actuó como poco más que un inconveniente y probablemente impulsó la economía local con la presencia de miles de soldados británicos y españoles. Con Cádiz firmemente en posesión de británicos y españoles, una brutal guerra de guerrillas preocupó a decenas de miles de franceses en toda Andalucía. [41] Los franceses, que sufrían inmensamente por un punto muerto frente a Cádiz y una guerra de guerrillas que se intensificaba, se enfrentaron a la perspectiva de una salida desde Cádiz.


Figura 6, Lejune, Louis-Fran çois, “Battle of Chiclana, 5th March 1811,” Oil on Canvas, 1812, In Palace of Versailles Collection, Versailles, https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Battle_of_Chiclana .jpg

Después de aproximadamente un año de asedio, Graham preparó una fuerza expedicionaria capaz de desafiar a Víctor, quien probó y empujó cada vez más las defensas a lo largo del Río Santi Petri. Al recibir refuerzos adicionales de Sicilia, Graham poseía 6.000 soldados en vísperas de su ofensiva; para su expedición, planeó tomar 4.000 tropas británicas y 7.000 españoles al mando del general Manuel Lapeña y desembarcar en Tarifa a lo largo del Estrecho de Gibraltar. [42] Una semana después del desembarco en Tarifa, los angloespañoles marcharon hacia Cádiz para enfrentarse al ejército de Víctor. Durante las primeras horas del 5 de marzo , los británicos y españoles llegaron a una colina prominente conocida coloquialmente como Barossa Ridge y esperaron la llegada de la fuerza de Victor. [43]Estalló un furioso enfrentamiento entre los dos ejércitos, pero los británicos devastaron cada uno de los ataques de Víctor, que produjeron más de 3.000 bajas francesas, incluido el jefe de personal de Víctor y un águila. Los angloespañoles sufrieron 1.200 bajas en comparación, pero, según Graham, Lapeña vaciló y se negó a perseguir a los franceses que huían debido a la "cobardía". [44] El relato de Graham está respaldado por Wellington, quien audazmente afirmó: “[los británicos] habrían levantado el sitio de Cádiz si los españoles hubieran hecho algún esfuerzo por ayudar”. [45]

El ejército anglo-español volvió a Cádiz y el sitio continuó; sin embargo, tras su desastrosa actuación, los franceses carecían de los medios y la voluntad para llevar a cabo el asedio de manera efectiva. Con campañas cada vez más importantes que perseguir y Cádiz firmemente en manos anglo-españolas, Wellington llamó a Graham para que sirviera como comandante de división en su ejército. El asedio continuó durante otro año y medio, pero permaneció en gran parte sin incidentes con bombardeos y salidas ocasionales. Dado que los franceses reconocieron la inutilidad de capturar Cádiz, su enfoque en apoderarse de la ciudad disminuyó a medida que ocurrían campañas importantes en otros lugares. Debido al éxito de la campaña de verano de 1812 de Wellington y la victoria en Salamanca, los franceses finalmente levantaron el sitio el 24 de agosto de 1812 y se retiraron de Andalucía. [46]

Análisis de Cádiz:

Sin duda, mantener el control de Cádiz resultó ser esencial para el éxito angloespañol en la Península en su conjunto. Cádiz no solo sirvió como refugio para la Junta Suprema de España, sino también como la persistencia de un órgano de gobierno en España que sirvió para coordinar los esfuerzos españoles en toda la Península. Es importante destacar que Cádiz actuó como un importante centro de transporte de suministros y tropas para los británicos a través del Teatro Mediterráneo; sin Cádiz, Gibraltar, que carecía de la capacidad naval de Cádiz, probablemente se habría visto abrumado. Desde la perspectiva de Liverpool y del liderazgo civil británico en Londres, Cádiz ocupaba un mayor nivel de importancia que Lisboa. El Liverpool consideró a Cádiz un punto de reserva vital para reanudar la guerra en la Península en caso de éxito francés en Portugal.[47]

Mientras tanto, los franceses calcularon mal la importancia de Cádiz cuando no lograron capturar la ciudad. Procedieron a subestimar la geografía de Cádiz, lo que les dejó en total desventaja. Wellington incluso le expresó al almirante Keats que Cádiz era "inexpugnable" y que los franceses probablemente no capturarían la ciudad. Los franceses no podían vadear el río Santi Petri sin grandes pérdidas y, de ser así, habrían sido masacrados a lo largo del cuello de botella de una milla de largo del istmo. Para las operaciones de asedio, la única posición razonable para sus baterías era Trocadero Spit, que resultó ineficaz de todos modos. En general, los franceses poco podían hacer más que acordonar los accesos terrestres de Cádiz y evitar que la creciente guarnición angloespañola irrumpiera a través de sus líneas de asedio. Más importante, el sitio de Cádiz coincidió con la invasión de Portugal por Massena. Los resultados de la campaña de Massena serían decisivos para la guerra. Mientras persistió el asedio de Cádiz, 20.000 hombres del Victor's Corps sufrieron desgaste debido al calor opresivo y la exposición a enfermedades letales, mientras permanecían relativamente inactivos. Wellington estaba profundamente preocupado de que los franceses abandonaran el asedio y trasladaran el Cuerpo de Víctor a Portugal después de la Batalla de Bussaco. Al resistir en Cádiz, la guarnición anglo-española eliminó efectivamente a 20.000 o más hombres de Portugal, lo que podría haber tenido graves consecuencias para Wellington. 000 hombres del Victor's Corps sufrieron desgaste debido al calor opresivo y la exposición a enfermedades letales, mientras permanecían relativamente inactivos. Wellington estaba profundamente preocupado de que los franceses abandonaran el asedio y trasladaran el Cuerpo de Víctor a Portugal después de la Batalla de Bussaco. Al resistir en Cádiz, la guarnición anglo-española eliminó efectivamente a 20.000 o más hombres de Portugal, lo que podría haber tenido graves consecuencias para Wellington. 000 hombres del Victor's Corps sufrieron desgaste debido al calor opresivo y la exposición a enfermedades letales, mientras permanecían relativamente inactivos. Wellington estaba profundamente preocupado de que los franceses abandonaran el asedio y trasladaran el Cuerpo de Víctor a Portugal después de la Batalla de Bussaco. Al resistir en Cádiz, la guarnición anglo-española eliminó efectivamente a 20.000 o más hombres de Portugal, lo que podría haber tenido graves consecuencias para Wellington.[48]

Conclusión:

El asedio de Cádiz, que duró aproximadamente dos años y medio, sirvió como símbolo del desafío angloespañol tras una serie de catastróficas derrotas españolas en los primeros días de 1810. Siempre considerado importante por cualquiera de los bandos, el valor de Cádiz rápidamente se convirtió en evidente cuando el duque de Albuquerque condujo su fatídica marcha hacia la ciudad. Una vez que Albuquerque ocupó Cádiz, las exhaustas tropas de Víctor, después de semanas de campaña, no pudieron hacer nada más que asediar una posición anglo-española superior, lo que significó agonía y miseria para miles de soldados franceses en el duro clima alrededor de Cádiz. Con miles de franceses comprometidos con el asedio, las consecuencias para la defensa de Portugal por parte de Wellington y toda la guerra en la península solo pueden imaginarse si el extremo sur de España no se mantiene.





Citas de imágenes:




















[1] Charles J. Esdaile, Puestoavanzado del imperio: la ocupación napoleónica de Andalucía, 1810-1812(Norman: University of Oklahoma Press, 2012) 13.


[2] Charles J. Esdaile,The Peninsular War: A New History(Nueva York: Palgrave Macmillan, 2003) 83; David G. Chandler,Las campañas de Napoleón: la mente y el método del soldado más grande de la historia(Nueva York: Schribner, 1966) 630-633.


[3] Ibíd., 664.


[4] Esdaile,La Guerra Peninsular: Una Nueva Historia, 213.


[5] Charles MA Oman,Una historia de la guerra peninsular: vol. III sept.-dic. 1810 OcañaCádiz Bussaco Torres Vedras(Oxford: Clarendon Press, 1908) 96; Esdaile, Puestoavanzado del imperio: la ocupación napoleónica de Andalucía, 1810-1812, 8. Las fuerzas de Areizaga superaban en número a las francesas con más de 51.000 hombres, lo que ilustra la calamidad de su derrota.


[6] Omán,Historia de la Guerra Peninsular,III:112; Esdaile,Avanzada del Imperio: La ocupación napoleónica de Andalucía, 1810-1812, 6-7.


[7] Wellesley a Whittingham, 22 de enero de 1809, Arthur Wellesley,primerduque de Wellington,The Dispatches of Field Mashal, duque de Wellington: durante sus diversas campañas en la India, Dinamarca, Portugal, España, los Países Bajos y Francia, de 1799 a 1818, vol. 5 (Seleccionado y arreglado por Walter Wood. Nueva York: EP Dutton & Co., 1902) 374-375.


[8] Whittingham a su cuñado, 22 de enero de 1810, Sir Samuel Ford Whittingham,A Memoir of the Services of Lieutenant-General Sir Samuel Ford Whittingham(2ªed. Editado por Ferdinand Whittingham. Londres: Longmans, Green, And Co., 1868) 110. Whittingham acompañó a Albuquerque en el campo.


[9] Esdaile,Avanzada del Imperio: La ocupación napoleónica de Andalucía, 1810-1812, 27.


[10] Omán,Historia de la Guerra Peninsular,III:135.


[11] Wellesley a Liverpool, 31 de enero de 1810, Wellesley,The Dispatches of Field Mashal the Duke of Wellington, V:466.


[12] Ibíd. Lord Castlereagh proporcionó esta guía a Wellington la primavera anterior en caso de que Cádiz estuviera bajo amenaza.


[13] Omán,Historia de la Guerra Peninsular,III:138.


[14] Jason R. Musteen,Refugio de Nelson: Gibraltar en la era de Napoleón(Annapolis: Naval Institute Press, 2011) 108.


[15] Ibíd.


[16] Wellesley a Stewart, 5 de febrero de 1810, Wellesley,The Dispatches of Field Mashal the Duke of Wellington, V:473.


[17] Whittingham a su cuñado, 22 de enero de 1810, Sir Samuel Ford Whittingham,A Memoir of the Services of Lieutenant-General Sir Samuel Ford Whittingham, 110,


[18] Richard Humble,Alguaciles peninsulares de Napoleón(Nueva York: Taplinger Publishing Company, 1974) 119; Musteen,Refugio de Nelson: Gibraltar en la era de Napoleón, 108.


[19] Almirante John Child Purvis a Robert Banks Jenkinson, Lord Liverpool, 2 de febrero de 1810, Liverpool Papers, Add. MS 38244, ss. 192-196, Biblioteca Británica, Londres; microfilm:The Papers of Lord Liverpool, (Papeles de los Primeros Ministros de Gran Bretaña, Serie 3) (Brighton, Reino Unido: Harvester Microform, 1983) Carrete 7. Purvis comandó un escuadrón a bordo del HMS Atlas. Su escuadrón llegó a Cádiz antes de que llegaran los franceses y ayudó a proteger la flota española de cualquier posible amenaza francesa.


[20] Omán,Historia de la Guerra Peninsular,III:145.


[21] Musteen,Refugio de Nelson: Gibraltar en la era de Napoleón, 108.


[22] Esdaile, Puestoavanzado del imperio: la ocupación napoleónica de Andalucía, 1810-1812, 5; Charles J. Esdaile,Peninsular Eyewitnesses: The Experience of War in Spain and Portugal 1808-1813(South Yorkshire: Pen & Sword Military, 2008) 127. Además de ser diputado conservador en la Cámara de los Comunes, Jacobs y su hermano participaba en el comercio del lino.


[23] Sir Thomas Graham,1.er barón de Lynedoch,Memoriasdel general Lord Lynedoch (2.ªed. Editada por John Murray Graham. Edimburgo y Londres: William Blackwood and Sons, 1877) 98.


[24] Liverpool to Wellesley, 13 de febrero de 1810, Liverpool Papers, Add. MS 38244, ss. 199-201, Biblioteca Británica, Londres; microfilme:The Papers of Lord Liverpool, (Documentos de los Primeros Ministros de Gran Bretaña, Serie 3) (Brighton, Reino Unido: Harvester Microform, 1983) Carrete 7.


[25] Charles J. Esdaile,Fighting Napoleon: Guerrillas, Bandits, and Adventurers in Spain 1808-1814(New Haven y Londres: Yale University Press, 2004) 50-52.


[26] Esdaile,Outpost of Empire: The Napoleonic Occupation of Andalucía, 1810-1812, 413. El Consejo de Regencia finalmente impulsó la creación de la Constitución Española de 1812.


[27] Liverpool to Wellesley, 13 de febrero de 1810, Liverpool Papers, Add. MS 38244, ss. 199-201, Biblioteca Británica, Londres; microfilme:The Papers of Lord Liverpool, (Documentos de los Primeros Ministros de Gran Bretaña, Serie 3) (Brighton, Reino Unido: Harvester Microform, 1983) Carrete 7.


[28] Wellesley a Keats, 2 de agosto de 1810,The Dispatches of Field Mashal the Duke of Wellington, VI:607. [28] Antes de su mando naval fuera de Cádiz, el almirante Keats participó en la desastrosa campaña de Walcheren, que lo dejó enfermo y debilitado durante sus últimos años.


[29] Omán,Historia de la Guerra Peninsular,III:145-147.


[30] Ibíd., III: 145-147.


[31] Musteen,Refugio de Nelson: Gibraltar en la era de Napoleón, 109.


[32] Graham,Memorias del General Lord Lynedoch, 102.


[33] Omán,Historia de la Guerra Peninsular,III:319-320; Esdaile,Peninsular Eyewitnesses: The Experience of War in Spain and Portugal 1808-1813, 132. El soldado Joseph Donaldson de la 94afirmóla presencia de 20 cañones y 10 morteros. El número real de piezas de artillería francesa probablemente oscile entre 30 y 40.


[34] Esdaile,Peninsular Eyewitnesses: The Experience of War in Spain and Portugal 1808-1813, 132. Curiosamente, el soldado Donaldson nació en Glasgow y se escapó de casa para unirse al ejército con solo 16 años en 1809. Dentro del año , Donaldson se encontró soportando las pruebas y tribulaciones del combate en Matagorda.


[35] Omán,Historia de la Guerra Peninsular,III:320.


[36] Esdaile,Testigos oculares peninsulares: La experiencia de la guerra en España y Portugal 1808-1813, 133.


[37] Ibíd., 133.


[38] Ibíd., 133-135. 40 grados centígrados equivalen a 104 grados farenheight.


[39] Esdaile,Testigos oculares peninsulares: La experiencia de la guerra en España y Portugal 1808-1813, 134.


[40] Esdaile,Testigos oculares peninsulares: La experiencia de la guerra en España y Portugal 1808-1813, 134.


[41] Esdaile,Fighting Napoleon: Guerrillas, Bandits, and Adventurers in Spain 1808-1814, 50-52.


[42] Graham,Memorias del General Lord Lynedoch, 106-107.


[43] Graham a Liverpool, 6 de marzo de 18111, Sir Arthur Wellesley,primerduque de Wellington,The Dispatches of Field Mashal, duque de Wellington: durante sus diversas campañas en la India, Dinamarca, Portugal, España, los Países Bajos y Francia , de 1799 a 1818. (Seleccionado y arreglado por Walter Wood. Nueva York: EP Dutton & Co., 1902) 247-248. El Jefe de Estado Mayor de Víctor era el General Bellegarde, y el águila capturada pertenecía al 8ºRegimientoFrancés, que fue incautado por los Royal Irish Fusiliers.


[44] Graham,Memorias del General Lord Lynedoch, 106-107.


[45] Wellesley a Graham, 25 de marzo de 1811, Wellesley,The Dispatches of Field Mashal, el duque de Wellington: durante sus diversas campañas en la India, Dinamarca, Portugal, España, los Países Bajos y Francia, de 1799 a 1818, seleccionado y arreglado: 248-250. El registro histórico corrobora en gran medida las acusaciones de Graham y Wellington contra Lapeña.


[46] Graham,Memorias del General Lord Lynedoch, 118; Wellesley a Liverpool, 23 de noviembre de 1812, Wellesley,The Dispatches of Field Mashal, el duque de Wellington: durante sus diversas campañas en la India, Dinamarca, Portugal, España, los Países Bajos y Francia, de 1799 a 1818, seleccionado y arreglado: 336 .


[47] Joshua Moon,La guerra de dos frentes de Wellington: las campañas peninsulares, en casa y en el extranjero, 1808-1814(Norman: University of Oklahoma Press, 2011) 64-65; Wellesley a Graham, 2 de agosto de 1810, Wellesley,The Dispatches of Field Mashal the Duke of Wellington, VI: 300.


[48] Wellesley a Liverpool, 3 de noviembre de 1810, Wellesley,The Dispatches of Field Mashal the Duke of Wellington, VI:552; Ibid., Wellesley to Keats, 2 de agosto de 1810, Wellesley,The Dispatches of Field Mashal the Duke of Wellington, VI: 607.





domingo, 2 de julio de 2023

SGM: Italianos escapan hacia las cumbres más altas de África

 

¿Recuerdas cuando tres prisioneros de guerra aburridos escaparon del campamento y escalaron el segundo pico más alto de África?


Madeline Hiltz, War History Online



(Crédito de la foto: Hdahlmo commonswiki/ Wikimedia Commons a través de CC BY-SA 3.0)

En términos generales, cuando los prisioneros de guerra traman un plan para escapar de su confinamiento, su mayor temor es que los atrapen y los arrojen de vuelta al campo. Planear escapar y luego regresar parece un plan de acción completamente trastornado. Sin embargo, en 1943, eso es exactamente lo que hicieron tres prisioneros de guerra italianos, después de escalar la segunda montaña más alta de África.

Se trama un plan de escape (y regreso)

En 1942, el prisionero de guerra italiano Felice Benuzzi estaba prisionero en el Campamento 354, cerca de Nanyuki, Kenia. Las condiciones en el campamento no eran terribles, pero Benuzzi estaba extremadamente aburrido. Un día, vislumbró el monte Kenia a través de las nubes. Desde ese momento, supo que tenía que escalar esa montaña.
Vista noroeste del Monte Kenia, que inspiró a Felice Benuzzi a escapar del Campamento 354. (Crédito de la foto: David Shapinsky / Wikimedia Commons CC BY-SA 2.0)

Felice Benuzzi nació en Viena, Austria, el 16 de noviembre de 1910. Creció en Trieste, escalando los Alpes Julianos y los Dolomitas. En 1938, después de estudiar derecho en la Universidad de Roma, Benuzzi decidió ingresar al Servicio Colonial Italiano y fue enviado a Etiopía como oficial colonial. Estaba estacionado en la ciudad capital de Etiopía, Addis Abeba, cuando una ofensiva del ejército británico se desplazó hacia el este de África. Fue internado en el campo de prisioneros de guerra británico 354 en 1941.

Aunque Benuzzi era montañero, el Monte Kenia fue el primer pico de 17,000 pies que vio en su vida. Más tarde escribió sobre cómo permaneció "hechizado" durante horas después de verlo, y agregó: "Definitivamente me había enamorado".

Se juntan los suministros

Lento pero seguro, a Benuzzi se le ocurrió un plan de acción. Debido a que estaba en un campo de prisioneros de guerra , tenía recursos mínimos para su ascenso. Escribió a su familia en Italia, pidiéndoles que le enviaran botas y ropa abrigada de lana. Dejó de fumar y pudo hacer trueques con sus cigarrillos extra para conseguir otros artículos necesarios.

Benuzzi también recorrió la basura del campamento en busca de artículos utilizables y acumuló galletas, chocolate y frutas secas de los paquetes que recibió. También usó martillos robados del taller del campamento para crear picahielos e hizo sus crampones con pedazos rescatados de montones de basura. Para los mapas, Benuzzi solo tenía los dibujos que había hecho de la montaña y una etiqueta de una lata de comida.


Monte Kenia. (Crédito de la foto: Hdahlmo-commonswiki / Wikimedia Commons CC BY 2.5)

El montañero se dio cuenta de que necesitaba reclutar a otros prisioneros para que se unieran a él. El primer individuo al que se acercó fue su compañero de litera, Giovanni “Giuàn” Balletto, quien era médico y compañero montañero. El segundo era un hombre llamado Vincenzo “Enzo” Barsotti, que nunca había escalado una montaña. Sin embargo, fue reclutado porque se pensaba que estaba "loco como un sombrerero", y lo que se necesitaba era gente "loca".

Ahora que Benuzzi tenía su equipo y suministros, lo único que quedaba por hacer era averiguar cómo escapar del campamento. A Balletto le habían dado una pequeña parcela de tierra en la huerta del campamento, donde cultivaba tomates y otras verduras. Había construido un pequeño cobertizo para herramientas en esta parcela de tierra, donde los tres escaladores comenzaron gradualmente a mover equipos y suministros.

El acceso al jardín se realizaba a través de una puerta cerrada que estaba abierta a los presos que mostraban un pase de jardín. Solo Balletto tenía un pase, y los hombres tendrían que atravesar esta puerta por la noche. Lo que realmente necesitaban para escapar era la llave de la puerta del jardín.


Los picos centrales del Monte Kenia son tapones volcánicos que han resistido la erosión glacial.
(Crédito de la foto: Chris 73 / Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0)

Intentaron hacerse con la llave varias veces. Un fatídico día, Benuzzi tropezó con un documento dejado descuidadamente en el escritorio del oficial del recinto. Pudo hacer varias impresiones en un trozo de alquitrán e hizo que un mecánico prisionero cortara la llave en función de las impresiones. El equipo trató de abrir la puerta con su nueva llave, pero, para su consternación, no funcionó. Finalmente, después de hacer muchos ajustes y engrasar la llave, el equipo abrió con éxito la puerta.

Su fuga estaba prevista para el 24 de enero de 1943.

Un gran escape, seguido de un regreso al campamento.

En la noche de su fuga, los tres hombres lograron salir fácilmente del jardín y abandonaron el campamento sin ser vistos. Sin embargo, el trío todavía tenía mucho camino por recorrer antes de llegar al Monte Kenia. Durante los días siguientes, viajaron de noche (y luego durante el día) a través de los bosques tropicales en las laderas, antes de llegar a la cresta noroeste de la montaña.


Batian Peak, el pico más alto del Monte Kenia con 5.199 metros.
(Crédito de la foto: Archivos de Bristol / Getty Images)

Contra todo pronóstico, el trío comenzó a escalar el Monte Kenia y estableció un campamento base a 14,000 pies. Benuzzi y Balletto intentaron escalar Batian Peak , el pico más alto de la montaña, pero una tormenta de nieve los obligó a regresar al campamento base. Se tomaron un día para descansar y luego intentaron escalar el tercer pico más alto, Point Lenana, que se encuentra a 16,355 pies.

Increíblemente, Benuzzi y Balletto escalaron con éxito el Punto Lenana, donde plantaron una bandera italiana casera y dejaron un mensaje en una botella. Luego se dieron la vuelta, regresaron al campamento base para buscar a Barsotti y bajaron la montaña.


Point Lenana, el tercer pico más alto del Monte Kenia. (Crédito de la foto: Chris 73 / Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0)

Los tres prisioneros de guerra italianos regresaron al Campo 354 dieciocho días después de su fuga. Después de regresar, fueron condenados a 28 días de confinamiento solitario. Sin embargo, su sentencia se redujo a solo siete días, ya que el comandante del campo quedó impresionado por su “esfuerzo deportivo”.

En 1946, Benuzzi regresó a Italia. Más tarde publicó un libro sobre la escalada de 1943, titulado No Picnic on Mount Kenya . Falleció en Roma en julio de 1988.


Madeline Hiltz

Maddy Hiltz es alguien que ama todo lo relacionado con la historia. Recibió su Licenciatura en Artes en Historia y su Maestría en Artes en Historia, ambas de la Universidad de Western Ontario en Canadá. Su tesis examinó la educación menstrual en la Inglaterra victoriana. Le apasiona la princesa Diana, el Titanic, los Romanov y Egipto, entre otras cosas.

En su tiempo libre, a Maddy le encanta jugar voleibol, correr, caminar y andar en bicicleta, aunque cuando quiere estar floja le encanta leer un buen thriller. ¡Le encanta pasar tiempo de calidad con sus amigos, su familia y su cachorro Luna!