martes, 15 de octubre de 2013

Diplomacia argentina: Las relaciones con Brasil en los 60s

Década de 1960

Las relaciones con Brasil
Por cierto, el acercamiento que iniciaron los gobiernos de Janio Quadros y Arturo Frondizi -manifestado en el Acuerdo de Uruguayana- se interrumpió durante la gestión de Illia, debido a la adopción de una política “universalista” y “latinoamericanista”, que, retomando la tradición del yrigoyenismo era reacia a la formación de bloques parciales dentro de la región o al concepto de “integración selectiva” manejado por el desarrollismo frondizista. (1)
No obstante, de ambos lados las relaciones trataron de mantenerse cordiales, tratando de superar las divergencias e incluso alcanzando la cooperación en algunos asuntos espinosos. A poco de iniciado el gobierno de Illia, en noviembre de 1963, el presidente brasileño Joao Goulart envió un mensaje a su nuevo colega, señalando “la solidaridad del gobierno de Brasil por la defensa de la soberanía nacional” asumida por las autoridades argentinas con motivo de la anulación de los contratos petroleros. Por cierto, este mensaje de Goulart provocó el descontento del bloque del radicalismo intransigente en el Congreso, ya demasiado sensibilizado con este tema como para tolerar comentarios del país vecino. Así, los diputados Juan C. Achiary y Julio Fernández Mendy, presentaron en la Cámara Baja un proyecto de declaración que expresaba

Cita:
1º - Su protesta ante la indebida intromisión por parte del gobierno de los Estados Unidos del Brasil en los asuntos internos de la República Argentina, con referencia a la anulación de los contratos petroleros, medida que es calificada insólitamente por ese gobierno como una “...defensa de la soberanía nacional”.
2º - Su desagrado ante la actitud pasiva del Poder Ejecutivo ante un acto que viola el principio básico de la soberanía nacional y que debió merecer un inmediato y categórico rechazo.
(...) Sin entrar aquí al análisis de las consecuencias que para el país implica la inauguración de una aventurada política petrolera, actos de tal naturaleza no sólo constituyen una intromisión en asuntos que en nada competen a otros gobiernos, sino que comprometen seriamente las relaciones amistosas entre ambos países, basadas en reglas permanentes que hacen al respeto mutuo y a la soberanía de cada Estado. (2)


En la reunión de la CECLA en Alta Gracia, se registraron divergencias de enfoque entre el gobierno argentino y el brasileño respecto del Acuerdo General de Tarifas y Comercio (GATT). Mientras para la Argentina el acuerdo sobre comercio internacional no había funcionado de manera idónea, pero resultaba un instrumento aprovechable siempre que se le añadieran órganos complementarios, autónomos y ejecutivos, Brasil optaba por la necesidad de su abolición. No obstante, la mayoría de los miembros de la Conferencia optaron por la tesis argentina, más moderada. (3) 
Ante la caída de Goulart y la asunción de Ramiro Mazzilli como presidente provisional, en abril de 1964, el gobierno argentino acusó recibo de la nota formal de las autoridades brasileñas -lo cual implicaba la continuidad de las relaciones-. El gobierno de Illia adoptaba así una actitud conciliadora, fiel al principio de no intervención en los asuntos de otro país. El ministro de Defensa del gobierno de Illia, Leopoldo Suárez, a fin de aventar los fantasmas de los sectores nacionalistas respecto de un posible asilo político de Goulart en territorio argentino, señaló la inexistencia de problemas en la frontera o de un pedido de asilo por parte de Goulart. Por su parte, el ministro del Interior argentino, Juan Palmero, intentó desmentir versiones sobre la presencia de Goulart en la ciudad correntina de Santo Tomé. Pero estas declaraciones oficiales no fueron suficientes para despejar los resquemores de los sectores nacionalistas. Al mismo tiempo que tuvieron lugar las declaraciones del titular de Defensa, las fuerzas de la Subprefectura Nacional Marítima reforzaron su personal y su armamento del lado argentino del puente Paso de los Libres, a fin de evitar posibles infiltraciones de Goulart u otros elementos “populista-marxistas” en territorio argentino. Por su parte, la llamada Federación Argentina de Entidades Democráticas Anticomunistas (FAEDA) dio a conocer un comunicado en el que exhortaba al gobierno de Illia a “intensificar esfuerzos” a fin de evitar “la conquista de América Latina por los rojos”. (4) 
Por cierto, las posiciones asumidas por los gobiernos de Buenos Aires y Brasilia fueron opuestas en el caso de la crisis dominicana. Mientras el presidente Illia decidió no enviar tropas a la República Dominicana en apoyo de la posición norteamericana -factor que lo enfrentó al comandante en jefe del ejército, general Juan Carlos Onganía, un firme partidario de la intervención-, el gobierno del general Castelo Branco no sólo envió tropas a Santo Domingo sino que uno de sus generales, Panasco Alvim, recibió formalmente el mando de las mismas. (5) 
A principios de agosto de 1964, el canciller argentino Zavala Ortiz realizó un viaje a Brasil. Allí suscribió con su colega brasileño, Vasco Leitao da Cunha, una Declaración Conjunta en la que ambos reafirmaron: a) la mutua decisión de intensificar las relaciones bilaterales en los campos político, económico y cultural; b) la mutua defensa, en los planos nacional, continental y global, de los principios de libertad, democracia, autodeterminación de los pueblos, soberanía de las naciones e independencia y desarrollo económico de los pueblos; c) el compromiso de ambas partes por promover y fortalecer la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC); por acrecentar la coordinación de los países latinoamericanos a través de las instituciones del grupo informal latinoamericano, creado en ocasión de la UNCTAD I en Ginebra así como de actualizar la Carta de Alta Gracia; y por estimular entre sí y con otros países de la región a través de los organismos internacionales “fórmulas que contribuyan al desarrollo económico, social y cultural y al afianzamiento de la democracia en los países de América y del mundo”. (6) 
Asimismo, Zavala Ortiz y da Cunha suscribieron un Comunicado Conjunto que, como la declaración conjunta mencionada en el párrafo anterior, tan sólo enumeraba un conjunto de buenas intenciones entre ambos gobiernos: a) concertar un nuevo acuerdo de trigo; b) coordinar esfuerzos para controlar la importación y exportación de café; c) intercambiar información en materia de legislación sobre transporte marítimo; d) intercambiar impresiones sobre la Ronda Kennedy del GATT; y d) la participación argentina en el cuarto centenario de la fundación de Río de Janeiro a celebrarse en 1965. (7) 
Un nuevo encuentro a nivel de cancilleres, con declaración conjunta incluida, tuvo lugar durante la visita a Buenos Aires del titular de Itamaraty, que se llevó a cabo entre el 19 y el 23 de abril de 1965. De acuerdo con la interpretación que el diario Jornal do Brasil otorgó al texto de la declaración conjunta, ésta no fue más allá de una mera enumeración de coincidencias verbales entre Zavala Ortiz y da Cunha: la necesidad de “fortalecer y agilizar” el sistema interamericano; de “fortalecer” la ALALC “con miras a la construcción de un mercado común latinoamericano”; la creación a futuro de una Comisión Argentino-Brasileña de coordinación para atender lo referente al comercio bilateral y los problemas derivados de la complementación económica, y la creación de una comisión empresarial privada argentino-brasileña que debía funcionar en forma paralela a la comisión citada anteriormente. (8) 
El caso más importante de cooperación bilateral se produjo en ocasión del aterrizaje de Juan Domingo Perón en Río de Janeiro a principios de diciembre de 1964, en el marco de su frustrado retorno a la Argentina desde el exilio madrileño. Las autoridades brasileñas le comunicaron a Perón que era persona no grata en Brasil, y que no podría continuar viaje ni permanecer allí. De acuerdo con declaraciones de Itamaraty, el gobierno brasileño decidió interrumpir el viaje del líder justicialista a la Argentina “en atención a un pedido” del gobierno argentino. Por su parte, la Cancillería argentina negó cualquier intervención de las autoridades de Buenos Aires en la decisión adoptada por el gobierno de Brasilia. (9) Lo propio hizo Ricardo Illia, hermano y secretario del presidente, quien sostuvo que el último no deseaba estorbar la vuelta de Perón a la Argentina y que no tenía nada que ver con lo ocurrido en Brasil. (10) 

 
Miguel Ángel Zavala Ortiz 

Sin embargo, si bien el presidente Illia, movido por sus convicciones democráticas, pudo no haber tenido parte en el intento por evitar la concreción del “Operativo Retorno”, lo cierto es que el canciller Zavala Ortiz tomó cartas en el asunto. Años después, en una entrevista que Antonio Castello le efectuara al propio Zavala Ortiz en 1982, éste reconoció haber realizado gestiones ante el gobierno de Brasil a través del embajador argentino en Brasilia para frenar el regreso de Perón, al señalar lo siguiente: 

Cita:
En cierto modo el gobierno nacional llegó a tener información muy concreta sobre la existencia de la preparación de dos golpes de estado. Uno, de los peronistas que querían el regreso de Perón para dar el golpe para su reposición en el gobierno. El otro era el que esperaba que viniese Perón para que el Ejército y la población reaccionaran con un golpe de estado pretextando la presencia de Perón en el país. De tal modo que Perón resultaba el factor común entre dos golpes encontrados (...) En consecuencia yo hice una gestión ante el gobierno de Brasil a través de nuestro embajador en ese país y las razones que di y la credibilidad absoluta que había hacia nuestra palabra en ese tiempo, no solamente en Brasil sino en muchos países, hizo que a pesar de lo inusitado del pedido, inclusive de la hora en que se tuvo que formular porque fue en la madrugada del viaje, estando el presidente del Brasil, el mariscal Castelo Branco, y el ministro de Relaciones Exteriores, Vasco da Cunha, ya en sus reposos domiciliarios. Dieron su aprobación el presidente y la cancillería del Brasil para que se detuviera el vuelo de Perón por aquello, que es un principio internacional, que los países deben evitar que con su anuencia o sin su anuencia, pero con su intervención pueda causarse daño peligroso a un país amigo. Es así como Brasil pudo justificar perfectamente su situación y no hubo quejas por su actitud. Ni Perón siquiera las formuló. Parece que él venía un poco traído por la fuerza, por compromisos con ciertos amigos que hacían de esto una cuestión fundamental, pero lo significativo es que Perón no hizo ninguna diligencia para proseguir el viaje, no insistió ante el gobierno del Brasil para hacerle rectificar su conducta y al mismo tiempo declaró que él no venía a producir un golpe, que venía a evitarlo (...) (11)


De acuerdo con el testimonio del propio Illia en una entrevista que le efectuara el historiador norteamericano Joseph Page en 1978, el entonces primer mandatario, al enterarse de que el “Operativo Retorno” dejaba de ser una amenaza para convertirse en una realidad, dejó en manos de sus ministros la resolución de un asunto en el que deseaba tener el menor perfil posible, pero en el que también prefería la permanencia de Perón en Madrid. Así, el canciller Zavala Ortiz, pero también los militares decidieron activar una serie de gestiones destinadas a que las autoridades brasileñas abortaran el “Operativo Retorno”. (12) 

 
Gral. Juan Carlos Onganía 

También se dio un entendimiento en el plano de las relaciones militares, cuyas respectivas cúpulas estaban seriamente preocupadas acerca del peligro de infiltración castro-comunista en la región. No podemos dejar de mencionar al respecto las declaraciones del entonces comandante en jefe del ejército argentino, teniente general Juan Carlos Onganía, respecto de la conformación de una alianza militar con sus colegas brasileños para combatir el comunismo. Si bien, según Castello, no hubo en realidad planes secretos ni intentos por parte del titular del ejército argentino por coordinar acciones con Brasil en el marco de la “doctrina de la seguridad nacional”, no podemos dejar de citar estas declaraciones, por dos razones. En primer lugar, por el efecto adverso que tuvieron tanto en Brasil como en la Argentina, lo cual era de por sí un indicio de la existencia de fuertes divergencias entre ambos gobiernos y del predominio de hipótesis de conflicto alimentadas por los sectores nacionalistas civiles y militares argentinos y brasileños, factor que abortaba cualquier posibilidad de acercamiento bilateral. En segundo lugar, por el valor profético de estas declaraciones, que adelantaban lo que sucedería años después durante los años del Proceso militar argentino: la cooperación argentino-brasileña en el marco de la “Operación Cóndor” para la lucha contra la subversión. 
Las polémicas declaraciones de Onganía fueron efectuadas en el contexto de su viaje a Brasilia en agosto de 1965, ocasión en la que el titular del ejército argentino sostuvo la necesidad de “actuar unidos” contra “nuestro enemigo”, tras ser condecorado por el ministro de Guerra brasileño, general Arthur Costa e Silva. A su regreso, el 31 de dicho mes, Onganía volvió a referirse al tema en los siguientes términos: 

Cita:
Hemos comprobado en España y Brasil ansiedad coincidente con la nuestra para que los ejércitos tomen los contactos necesarios para resguardar efectivamente, y ante cualquier contingencia, la unidad existente en el espíritu de nuestros pueblos. El Ejército argentino está dispuesto a ese acercamiento mayor, como imperativo de la solidez que merecen los fundamentos de nuestra nacionalidad y al de agrupar fuerzas para oponerse al comunismo. A este enemigo tenaz, fluido, sinuoso, no lo persuadiremos ni retardaremos con el sonido de la retórica que tiene la confesión de los errores cometidos, ni con la citación de medidas de enmienda en un utópico clima de convivencia pacífica. La referencia a esta necesidad de la hora, hecha durante mi visita a Brasil, no agregó sugerencias sobre la disolución de la O.E.A., sobre la creación de fuerzas interamericanas, ni sobre la disolución de las fronteras normales en procura de fronteras ideológicas; fue más simple y concreta la sugerencia: unirnos estrechamente en base al conocimiento de cuáles son nuestras intenciones y cuáles nuestros medios para llevarlos a cabo y enfrentar con eficacia el enemigo en la forma y lugar que se presente. (13)


Las declaraciones de Onganía provocaron la reacción de la prensa brasileña y del ministro de Guerra de ese país, general Arthur Costa e Silva, quien negó la existencia de un pacto entre él y Onganía, (14) a pesar de que los diarios brasileños dejaron flotando en el aire la duda sobre si existió en realidad un pacto tácito. (15) 
Desde la perspectiva de la embajada norteamericana, las declaraciones del entonces comandante en jefe del ejército en Brasil evidenciaron su creciente poder, al mismo tiempo que la progresiva debilidad del gobierno de Illia. Además, demostraron la preocupación de Onganía por establecer una fuerza interamericana para combatir el comunismo, a la vez que reflejó su falta de fe en la OEA. De acuerdo con el informe de la embajada norteamericana al Departamento de Estado, la presentación de la política exterior por parte del titular del ejército argentino, en términos de la “frontera ideológica” en un país extranjero, llevó a la gente a preguntarse si el general estaba hablando por el ministro de Relaciones Exteriores o en realidad lo estaba desafiando. El usualmente taciturno Onganía parecía abandonar su bajo perfil y estar interesado en crear una nueva imagen para sí mismo en el exterior. (16) 
Finalmente, en el Congreso argentino, hubo senadores y diputados opositores que solicitaron informes al poder Ejecutivo sobre las declaraciones del entonces comandante en jefe del ejército, quien, ante el clima interno provocado por sus dichos, prefirió seguir la actitud de su colega brasileño y negar la existencia del hipotético pacto. (17) 

 
José Sette Cámara Filho 

Por último, cabe mencionar que los gobiernos de la Argentina y Brasil asumieron una posición coincidente en el Tercer período de sesiones de la Comisión Preparatoria para la Desnuclearización de América Latina (COPREDAL), que se llevó a cabo en abril de 1966 en la ciudad de México. En dicho cónclave, tanto el representante argentino, Luis Santiago Sanz, como su colega brasileño, José Sette Cámara, sostuvieron que el paso de desnuclearizar la región sólo podía darse con “garantías”. En palabras del representante argentino, estas garantías debían resguardar “la seguridad en la inviolabilidad del hemisferio, pues no debe dejarse supeditado al destino de los pueblos los designios imprevisibles de otros países”. (18) 
Por su parte, Sette Cámara coincidió plenamente con los conceptos vertidos por Sanz, sosteniendo que 

Cita:
Brasil no comprende (...) por qué se propone de antemano conferir al futuro órgano “un cheque en blanco” para negociar en nombre de cada una de las partes contratantes sobre una cuestión de tanta importancia como es la proscripción de armas y dispositivos nucleares del hemisferio.
Hay que obtener una garantía de parte de las potencias atómicas, redactada de manera que le asegure carácter de obligación jurídica, en el sentido que se respetará la neutralidad nuclear del hemisferio (...) (19)



NOTAS 

Miguel Angel Scenna, Argentina-Brasil. Cuatro siglos de rivalidad, Buenos Aires, La Bastilla, 1975, pp. 363-364, no duda en hablar de un distanciamiento en las relaciones con Brasil durante la gestión de Illia.

Proyecto de declaración de los diputados Achiary y Fernández Mendy, Cámara de Diputados de la nación, Reunión 2º, Diciembre 11 de 1963, cit. en Congreso Nacional, Diario de sesiones de la Cámara de Diputados año 1963, Tomo 1, op. cit., pp. 791-792. Ver también “¿Intromisión brasileña? Proyecto de dos diputados por el mensaje enviado por Goulart”, Clarín, 27 de noviembre de 1963, p. 14.

“Alta Gracia: A pesar de varios esquemas habrá unidad política de Latinoamérica”, Clarín, 4 de marzo de 1964, pp. 12-13.

Sobre la caída de Joao Goulart en Brasil y su repercusión en la Argentina ver los siguientes editoriales: “Atentamente siguióse en esta Capital el curso de la crisis. Tras una prolongada reunión en la Casa de Gobierno negóse que haya pedidos de asilo”, La Prensa, 2 de abril de 1964, pp. 1 y 3; “Repercusión en los círculos locales”, La Prensa, 3 de abril de 1964, pp. 1 y 3; ”Virtual continuidad de las relaciones entre nuestro país y el nuevo gobierno del Brasil”, La Nación, 4 de abril de 1964, pp. 1-2.

M.A. Scenna, Argentina-Brasil..., op. cit., pp. 373-374.

Texto de la declaración conjunta de los cancilleres argentino y brasileño, citado en “La declaración de Argentina y Brasil”, La Nación, 6 de agosto de 1964, pp. 1 y 3. Ver también “Misión al Brasil. La sonrisa distraída y la alocada premura”, Primera Plana, Nº 92, 11 de agosto de 1964, pp. 14-15.

Texto del comunicado conjunto de los cancilleres argentino y brasileño citado en “Comunicado argentino-brasileño”, La Nación, 8 de agosto de 1964, p. 1.

Según editorial del Jornal do Brasil de Río de Janeiro del 24 de abril de 1965, citado por La Nación del 25 de abril de 1965, en su editorial “Coincidencia entre Brasil y la Argentina”, pp. 1 y 2, no cabía esperar del encuentro entre los cancilleres Zavala Ortiz y da Cunha “cambios de profundidad en la filosofía de la política interamericana” y calificaba como “lamentable” que no se sacara al sistema interamericano del “plano más o menos académico en que se halla, con el objeto de darle un impulso de renovación y eficiencia capaz de inaugurar una época realmente creadora en el campo de las relaciones entre las repúblicas latinoamericanas” Sin embargo, a diferencia del pesimismo del Jornal do Brasil, el matutino argentino La Nación, en su editorial “La visita del canciller brasileño” del 25 de abril de 1965, p. 6, hacía un balance positivo de la visita de da Cunha.

P. Sánchez, op. cit., pp. 71-72.

R.A. Potash, op. cit., p.207, nota 50.

A.E. Castello, op. cit., pp. 142-143, nota 5.

J. Page, op. cit., p. 160 y p. 324, nota 43. Ver asimismo el trabajo de M.A. Scenna, Argentina-Brasil..., op. cit., pp. 372-373, quien sostiene que el canciller Zavala Ortiz hizo gestiones diplomáticas destinadas a evitar que las autoridades de Brasilia permitieran el descenso de Perón en territorio brasileño como escala de su “Operativo Retorno” a la Argentina.

Declaraciones de Onganía en Brasil, citadas en “Onganía considera conveniente la unidad de la Argentina y Brasil”, La Nación, 1º de septiembre de 1965, pp. 1 y 16, y en A.E. Castello, op. cit., pp. 203-204. Sobre esta tema ver también los trabajos de P. Sánchez, op. cit., p. 110, y de M.A. Verone, op. cit., pp. 61-62. Consultar asimismo el análisis de las declaraciones de Onganía en el editorial “¿Quién manda?”, por Mariano Grondona, Primera Plana, Nº 148, 7 al 13 de septiembre de 1965, p. 7.

Ver declaraciones de Costa e Silva en los siguientes editoriales: “No existe pacto militar con Brasil”, La Nación, 7 de septiembre de 1965, pp. 1 y 2; “El país. Onganía: reacciones y alarmas”, op. cit., y “El país. El nuevo Onganía”, apartado “El Ejército y la comunidad”, Primera Plana, Nº 150, 21 al 27 de septiembre de 1965, p. 12; y en A.E. Castello, op. cit., p. 204.

Tanto el conservador O Globo, como los diarios opositores Ultima Hora y Correio da Manha hablan de un acuerdo tácito y de una potencial alianza militar entre los jefes militares argentino y brasileño para una posible acción conjunta contra la infiltración del castrismo. Ver opiniones de los diarios brasileños, citadas en “Hay acuerdo tácito, dicen en Brasil”, La Nación, 6 de septiembre de 1965, p. 2.

Embajada en Buenos Aires al Departamento de Estado, 11 de septiembre de 1965, NARA, 59, Central Foreign Policy Files 1964-66, Box 1606, File DEF Def. Aff. ARG.

Ver al respecto “Negó Onganía el acuerdo con el Brasil”, La Nación, 8 de septiembre de 1965, p. 3 y A.E. Castello, op. cit., p. 105.

“La Argentina pide garantías para un pacto. Es el de desnuclearización en países de la América Latina”, La Nación, 21 de abril de 1966, pp. 1 y 2.

Declaraciones de Sette Cámara en “La Argentina pide garantías para un pacto...”, op. cit. 


www.argentina-rree.com

domingo, 13 de octubre de 2013

Argentina: Perón y los nazis

Perón y la tercera posición: ¿Un cuarto Reich? 



Este documental de History Channel fue censurado (prohibido) en Argentina y parte de Sudamérica. La gran mayoría del pueblo argentino, ignora la historia contada en este video. Solo algunas pocas personas de aquella época, tienen un vago recuerdo de los sucesos.

sábado, 12 de octubre de 2013

SGM: La vida de los Tigres Voladores

Estas magníficas fotos en color muestran como lucía China en la víspera del comunismo
HARRISON JACOBS

En 1941, antes de que Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial, 300 jóvenes estadounidenses fueron entrenados en secreto para combatir la fuerza aérea japonesa en China. El grupo voluntario americano de la fuerza aérea china, apodado los Tigres Voladores, estaba formado por los pilotos procedentes del Ejército, la Armada y la Infantería de Marina de EE.UU.

En los días posteriores a Pearl Harbor , el grupo pasó a capturar la imaginación del público, tanto en China y los Estados Unidos con sus tácticas audaces y aviones distintivos pintados con dientes de tiburón .

Los miembros de la escuadra (el más prominente, William L. Dibble y H. Allen Larsen) tuvieron una enorme colección de fotografías en color que representan a la nación la adopción de nuevos modos urbanos y modernos de vida, junto con las prácticas rurales del pasado.

Las fotos, tomadas de 1944-1945, representan una serie de ciudades en el sur de China, incluyendo Kunming, Chengdu, Chongqing y Hangzhou.


H. Allen Larsen se encuentra al lado de un Curtiss P40 Warhawk, aviones insignia de los Tigres Voladores", en la Base de la Fuerza Aérea en Kunming, una ciudad en el suroeste de China. (William L. Dibble)

Trabajadores del Ejército construyen la pista del aeropuerto de Kunming.

Una puerta de la ciudad de Kunming .

Un joven espera a que la ropa a secar fuera de los cuarteles militares de EE.UU. en Kunming.

La puerta Huguo en Kunming.

Un arco en la provincia de Yunnan en el suroeste de China.

Un granjero chino se sienta en un cochecito en el suroeste de China.

Una calle llena de gente en Chongqing, la ciudad más grande en el interior de China.

Carros llenos de viajes arena el camino de tierra a la Base de la Fuerza Aérea en Chongqing .

Soldados chinos caminando sobre un puente en las afueras de Chongqing .

Esta es la 14ª base de la Fuerza Aérea del Ejército de EE.UU. en Chongqing.

Business Insider

viernes, 11 de octubre de 2013

Guerra de Secesión: Maravillosas fotos a color del conflicto

Increíbles fotos de la Guerra Civil estadounidense vueltas gloriosamente al color


Que la fotografía en color no se haya inventado hasta la década de 1930, no ha impedido que un grupo activo de Redditors busquen cambiar el pasado. En el Colorized History Subreddit, Redditors usan la manipulación de fotos para añadir colores a imágenes en blanco y negro históricas.

Dos de los usuarios más prolíficos, Mads Dahl Madsen y Jordania J. Lloyd (han comenzado ya DynaChrome, una agencia de restauración de imagen digital), han hecho a la historia de Estados Unidos un favor a una gran cantidad de las fotografías de la Guerra Civil disponibles en la Biblioteca del Congreso y convertirlas en color de aspecto realista y hermoso.

Como la fotografía no fue inventado sino hasta mediados de 1800, la Guerra Civil fue una de las primeras guerras en ser capturada en película (la primera fue la Guerra de Crimea). Fotógrafos famosos como Matthew Brady y su aprendiz Andrew Gardner hicieron el deber de capturar trágica guerra del país para la posteridad, con una variedad de retratos de oficiales y soldados y escenas de la vida cotidiana así como las consecuencias de las batallas. En ese momento, las cámaras no eran capaces de capturar con precisión el movimiento por lo que hay pocas, o ninguna, foto de batallas reales en acción.

Esta foto muestra el presidente Ulysses S. Grant (en la foto en el centro, en aquel momento un teniente general), su amigo el general de brigada John Rawlins (a la izquierda) y un teniente coronel desconocido en 1865.


El capitán Cunningham de la Unión posa junto a la tienda de mando en Bealeton, Virginia, 1863. Cunningham fue un miembro del personal general de brigada Thomas F. Meagher , que mandó un contingente principalmente irlandesa durante la Guerra Civil.

Esta foto de Matthew Brady, el más famoso fotógrafo de la guerra civil, retrata a tres presos confederados en Gettysburg , Pensilvania en 1863.

Esta foto de Andrew Gardner, aprendiz originario de Brady, representa al coronel de la Unión James H. Childs (en el centro, de pie) y varios otros oficiales en Westover Landing, Virginia en 1862. Childs fue muerto más tarde en la batalla de Antietam, el día más sangriento en la historia estadounidense. 22.717 soldados fueron muertos, heridos o desaparecidos en un solo combate.

Este es el general Ambrose Burnside, el comandante del ejército de la Unión del Potomac. Él es mejor conocido por dirigir al ejército a una aplastante derrota en la batalla de Fredericksburg y por su vello facial distintivo, que más tarde se conoció como el, lo has adivinado, patilla.

Esta fotografía de Andrew Gardner, aprendiz originario de Brady, representa al personal del general de brigada Andrew Porter en 1862. George Custer (de la famosa batalla de Little Bighorn) se muestra recostado al lado de un perro a la derecha. El personal de Andrew Porter con George A. Custer recostado al lado de un perro, 1862

Este es un retrato del general William Tecumseh Sherman de civil. Durante la famosa "Marcha hacia el Mar" de Sherman, el ejército de la Unión destruyó casi todo a su paso, sea militar o civil, en su camino a Savannah, Georgia
William Tecumseh Sherman, el primer "general moderno", visto en la ropa de civiles

El general confederado Robert E. Lee en su hogar ancestral en Arlington (ahora el cementerio nacional) menos de una semana después de haberse rendido. 


Business Insider

jueves, 10 de octubre de 2013

Siglo XIX: La USS Intrepid y la repatriación libia

Los esfuerzos para repatriar a la tripulación del Intrepid se aceleran con los acontecimientos en Libia 
Escrito por: Eric Tegler 


"Voladura de la nave de fuego Intrepid comandado por el Capitán Somers en el puerto de Trípoli, en la noche de Sept 4. 1804" grabado de línea contemporánea. Texto en el original, por debajo de la línea del título, dice: "Antes de que el Intrepid se hubiera ganado su situación Destinada fue abordado súbitamente por 100 tripolitanos, cuando el galante Somers y Héroes de su partida, Lieuts Wadsworth e Israel y 10 hombres más, se observaron rodeados por cinco lanchas cañoneras, y sin perspectivas de Escape, determinaron a la vez que preferían la muerte y la destrucción del enemigo, el cautiverio y la esclavitud una tortura, una cerilla para capacitar a que conduce directamente a la Santa Bárbara, que a la vez voló toda por los aires. " U.S. Naval History and Heritage Command  


"Desde los salones de Moctezuma a las costas de Trípoli" va la letra del himno del Cuerpo de Marines de EE.UU.. Las costas de Trípoli, Libia, una vez más en las noticias, pero no ha habido casi ningún informe de los 13 estadounidenses que fueron dejaron en fosas comunes hace más de dos siglos. Son los hombres de la USS Intrepid, perdido en una acción durante las Guerras de Berbería, un conflicto que en importante medida dio lugar a la Marina de los Estados Unidos. 

Los infames piratas berberiscos de los estados del norte de África de Trípoli, Marruecos, Argelia, Túnez y amenazaron a buques mercantes en el Mediterráneo durante los siglos 18 y 19, capturando buques, exigiendo rescate por la devolución de los buques y la tripulación y posteriormente "tributos" monetarios para su paso seguro. Los barcos mercantes estadounidenses estuvieron bajo la protección de la Royal Navy hasta la Revolución, y de la Marina francesa hasta el Tratado de París, se hicieron vulnerable en la década de 1780. Con una incipiente Marina de los EE.UU., América pagó los tributos de Berbería hasta que Thomas Jefferson revirtió la política en 1803, ordenando a un "escuadrón de observación" que protegiera a los buques americanos de Túnez, Trípoli y Argel. 

El Comodoro Edward Preble ordenó a la goleta Vixen y la fragata Philadelphia con el bloqueo del puerto de Trípoli. Durante la persecución de un buque de Trípoli, la Philadelphia encalló y fue capturada, su comandante, William Bainbridge, y la tripulación capturados. Para evitar el uso de Philadelphia está en manos de Trípoli, el teniente Stephen Decatur llevó a cabo un audaz asalto en febrero de 1804. Haciéndose pasar por piratas con un buque capturado por Trípoli, el Intrepid, Decatur y una tripulación de 80 lograron amarrar al lado de Filadelfia, sorprender a la tripulación de Trípoli, la puso en llamas y volvieron a la Intrepid. 


"La quema de la fragata Philadelphia en el puerto de Trípoli, 16 de febrero de 1804" Óleo sobre lienzo, 60 "por 42", por Edward Moran (1829-1901), firmado y fechado por el artista de 1897. Representa el USS Philadelfia, previamente capturados por la tripolitanos, en llamas después de que fue abordado y prendieron fuego por una parte de los dirigidos por el teniente ketch Intrepid Stephen Decatur. Pintura en los EE.UU. Colección Museo de la Academia Naval. Regalo de Pablo E. Sutro de 1940. al U.S. Naval History and Heritage Command  

El éxito de Decatur inspiró a una nueva incursión para destruir buques de guerra de Trípoli e influenciar la liberación de prisioneros de la Philadelphia. En la noche del 3 de septiembre de 1804, el capitán Richard Somers y una tripulación de 12 del Intrepid, cargaron con siete toneladas de explosivos, en el puerto, planificando ir a tierra al centro de la ciudad, encender las mechas de los explosivos y escapar. En cambio, la embarcación fue detectada por los tripolitanos, fueron enfrentados a tiros, y explotando y matando a su comandante y la tripulación. 

Sus restos arrojados a la costa y el Pasha de Trípoli (rey) Yusuf Karamanli habría ordenado que sus cadáveres fuesen arrastrados por las calles para luego alimentar a una jauría de perros salvajes, mientras que los prisioneros de guerra de la Philadelphia se vieron obligados a observar. Los restos de la tripulación, que incluía el segundo al mando el teniente Henry Wadsworth, tío de Henry Wadsworth Longfellow, fueron enterrados en un hoyo en la playa. 

"Ahí es donde permanecieron hasta mediados del siglo 20, cuando algunos fueron trasladados a un cementerio protestante", dice Michael Caputo. "¿Por qué, no lo sé, pero sólo cinco de los 13 fueron trasladados al cementerio bajo una piedra de donde el sitio de la tumba original." 

Caputo ha participado en el proyecto de Intrepid (Intrepidproject.org) desde 2004, cuando escuchó por primera vez la historia de la misión malograda por motivos de negocios en Somers Point, Nueva Jersey La ciudad lleva el nombre del padre, el capitán de Intrepid, un coronel de la guerra revolucionaria que trabajó con George Washington. 

La familia Somers solicitó la repatriación de la tripulación del Intrepid inmediatamente después de las Guerras de Berbería y durante dos siglos después. Sin embargo se les negó en varias ocasiones por el Departamento de Estado y de la Marina, que tiene una tradición de dejar a los caídos en los lugares en que se encuentren, como lo demuestra el USS Arizona y las playas de Normandía. 

"Por supuesto que ninguno de aquellos hombres desfilaron por las calles de alimento a los perros salvajes y luego enterrados en una fosa común", señala Caputo. 

Un artículo escrito sobre el Intrepid en la década de 1970 para la revista The American Legion revivió el esfuerzo de repatriación, a la que la ciudad de Somers Point se unió, pero no se avanzó. Al involucrarse en el año 2004, Caputo sugirió una estrategia diferente. 

"Me dijo, que esta negociación de una familia a familia. Póngase en contacto con la familia Gaddafi como la familia Somers y dígales: "Queremos a nuestros hombres de vuelta. Nosotros lo hicimos y nos encontramos con un éxito inmediato. " 

Las negociaciones con la Fundación de la familia Gaddafi y Saif al-Islam Gaddafi progresaron hasta el punto donde los arqueólogos de Libia, que antes desconocían el sitio de la tumba original en la playa, excavaron allí y confirmaron los restos óseos a través de pruebas y botón de bronce. 

Así como los miembros de la familia Caputo y Somers iban a bordo de aviones de Trípoli en 2007, Israel entró en el Líbano, y las negociaciones quedaron en suspenso y el impulso posteriormente se perdió, en parte debido a la oposición inexplicable del Departamento de Estado de los EE.UU. 

El 10 de marzo de este año, el grupo de Intrepid recibió una llamada del congresista Mike Rogers-R Michigan, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara. Rogers había estado en Libia en 2004 como miembro del comité de Inteligencia y se llevó aparte a una función de la embajada en Trípoli y fue a ver al pequeño grupo de militares enterrados en el cementerio protestante. Él visitó y se convirtió en devoto en devolver a los hombres. 

Rogers se reunió con la familia Somers y  representantes cívicos de Somers Point en abril y presentó una enmienda a la Ley de Autorización de Defensa Nacional (HR 1497) que ordena la repatriación de la tripulación del Intrepid. El NDAA y la modificación Rogers pasó el jueves, 26 de mayo y el proyecto completo se encuentra ahora ante el Senado. 

"Esta enmienda ha traído estos señores más cerca de su casa que [ellos] habían dejado hace 207 años", dice Michale Caputo, aunque con algunas reservas. 

Lo hace porque el Senado es conocido por la purga deenmiendasdel NDAA para su negociación fuera de plazo o encajonamiento. La Enmienda Intrepid está por lo tanto en peligro. La Legión Americana y el Henry Wadsworth Longfellow Estate se han unido al proyecto de Intrepid, instando a los miembros ponerse en contacto con senadores para defender la enmienda. El proyecto de Intrepid se ha comprometido a recaudar fondos privados para la repatriación, que podría seguir adelante cuando las hostilidades en Libia cesar. El Senado actuará en el NDAA a mediados de junio. 

"Cuando haya cese de las hostilidades vamos a tener una ventana de oportunidad para repatriar los restos", observa Caputo. "Sabemos exactamente dónde están. Pero creemos que la ventana puede ser breve. Es por eso que la aprobación del proyecto ya la espera de un cese de hostilidades es muy importante. " 

Defense Media Network

miércoles, 9 de octubre de 2013

SGM: Una animación sobre la evolución diaria del conflicto

Los colores de la Segunda Guerra Mundial


Este video muestra la evolución de las líneas del frente del Teatro europeo de la Segunda Guerra Mundial, todos los días desde la invasión alemana de Polonia hasta la rendición de Alemania.


martes, 8 de octubre de 2013

Generales: Võ Nguyên Giáp, libertador del Vietnam

Võ Nguyên Giáp


El general Giáp en 2008.

General
Años de servicio 1926 - 1981
Lealtad Vietnam
Participó en Guerra de Indochina, Guerra de Vietnam y Conflicto Sino-Vietnamita
Nacimiento 25 de agosto de 1911 (102 años) en An Xa, Indochina - Ciudad Ho Chi Min, 4 de Octubre de 2013

Võ Nguyên Giáp fue un militar vietnamita nacido el 25 de agosto de 1911 en An Xa, provincia de Quảng Bình. Era hijo de un campesino que, aunque carecía de tierras, sabía leer y escribir y luchó toda su vida contra el régimen colonialista impuesto a su país.

Revolucionario
Comenzó su vida política en el movimiento estudiantil en 1926 e ingresó en organizaciones clandestinas por la independencia de Vietnam. Cuando estudiaba en la Universidad de Hanói en 1933 conoció a Dang Xuan Khu, que más adelante adoptaría el seudónimo de Trường Chinh, quien lo convenció de ingresar al Partido Comunista de Indochina, que más adelante se fraccionaría en tres partidos comunistas (uno camboyano, otro laosiano y el vietnamita).
En 1938 se casó con la tailandesa Dang Thi Quang. En 1939 publicó su primer libro, conjuntamente con Tru'ó'ng Chinh, titulado La cuestión campesina.

Guerrillero perseguido
En septiembre de 1939, tras la prohibición del Partido Comunista, Giáp se trasladó a China donde conoció a Ho Chi Minh con el que trabajó por la independencia de su país y al que siempre se mantuvo muy fiel y leal.[1]
La policía francesa detuvo a su esposa y a su cuñada utilizándolas como rehenes para presionar a Giáp y lograr que se entregara. La represión fue feroz: su cuñada fue guillotinada y su mujer condenada a cadena perpetua, muriendo en la prisión después de tres años a causa de las brutales torturas. Los verdugos galos también asesinaron a su hijo recién nacido, a su padre, a dos hermanas y a otros familiares.
Participó en la conferencia de Chingsi en mayo de 1941 en la cual se formó el Frente de Liberación de Vietnam cuyo nombre abreviado se pronuncia, en vietnamita, Viet Minh.[2]
A finales de ese año Giáp se trasladó a las montañas de Vietnam para crear los primeros grupos guerrilleros. Allí estableció una alianza con Chu Van Tan, dirigente del Tho, un grupo guerrillero de una minoría nacional de Vietnam del noreste. En las navidades de 1944 capturó un puesto militar francés, tras haber formado los primeros batallones de sus fuerzas armadas. A mediados de 1945 tenía ya unos 10.000 hombres bajo su mando y pudo pasar a la ofensiva contra los japoneses que habían invadido el país.

Giáp y Ho.

La lucha contra los franceses
Tras el triunfo de la insurrección general de agosto de 1945, y la proclamación en septiembre de la independencia de la República Democrática de Vietnam, Giáp quedó como comandante en jefe del ejército popular.
Comenzada de nuevo la guerra en diciembre de 1946 tras el bombardeo de Haiphon por la escuadra francesa, se replegó a China hasta que en octubre de 1950 ocupó la zona montañosa fronteriza, gracias a la posesión de una retaguardia segura tras el triunfo de Mao Zedong. A partir de entonces, la guerrilla se generalizó por Vietnam y Laos, aunque siempre consideró que sólo la formación de un auténtico ejército podría derrotar a las fuerzas coloniales.
Giáp dio varios pasos en esa dirección y el 25 de julio de 1948 lanzó un ataque contra los puestos de Phu Tong Hoa al sur de la Ruta Colonial 4. Los vietnamitas tomaron por sorpresa a los franceses y cargaron sobre ellos con su superioridad numérica llevándose a varios soldados franceses, entre ellos a su oficial superior. Pese a estas ventajas la artillería del Viet Minh fue destruida por los hombres a las órdenes de Francia. A continuación los ataques fueron primero contenidos, aunque esa misma noche los asiáticos habían perdido fuerza y el alférez Belarot, oficial al mando de las fuerzas francesas, ordenó un contraataque que terminó por desarticular la ofensiva vietnamita. Se ordenó retirada dejando más de 200 vietminhs muertos.[3]
Tras una derrota como esa, donde tenía muchas bazas para ganar y no lo logró, Giáp quedó consternado por la derrota y comenzó a planificar las siguientes acciones.[3]

Cao Bang
La primera gran victoria la logró en la Batalla de Cao Bang dentro de la Operación Hong-Phong [2]. El 18 de septiembre de 1950 lanza a unos 10 000 hombres contra Dong-Khá, defendida por 2000 soldados franceses y 3500 marroquíes que no ofrecieron demasiada resistencia. Al mes siguiente destruye la columna que descendía desde Cao Bang y la de refuerzo que había ascendido por la Ruta Colonial 4 para recuperar Dong-Khá y permitir una retirada segura. Los galos no consiguieron ni una cosa ni la otra, además tuvieron que abandonar Lang Son y destruir 1 300 toneladas de material y municiones.[4]
Pero Giáp no era todavía un buen táctico, ni siquiera un buen estratega y tuvo que cosechar aún serias derrotas, siendo la más dura de todas la sufrida en la Vinh Yen, donde la pericia del general Jean-Marie De Lattre de Tassigny y su mejor dominio de las nuevas armas, como el napalm, causaron una fuerte derrota, con la destrucción de varias de las unidades vietnamitas que le costó a Giáp meses recomponer.[5]
Sin embargo Giáp ha sido considerado en varias ocasiones como un hombre paciente6 y en diciembre de 1952 lo demostró al eludir el enfrentamiento contra las tropas coloniales lanzadas en la Operación Lorena y obligarlos a perseguir a su dos divisiones por terreno selvático donde le tendieron varias emboscadas. El material capturado por los franceses no significó una dura pérdida y pudo mantener al grueso de sus fuerzas a salvo.[4]

Điện Biên Phủ
A finales de 1953 Giáp aceptó el reto francés de una batalla definitiva en Điện Biên Phủ, en la que, tras 55 días de asedio y la toma del aeropuerto, la guarnición francesa cayó el 7 de mayo de 1954.[7]
Las autoridades francesas consideraban que Điện Biên Phủ era una fortaleza de primer orden capaz de resistir cualquier asalto, pero el éxito vietnamita radicó en el plan de Giáp de "un ataque y un avance más lentos, pero más seguros... atacar para vencer, no atacar sino cuando se tiene la certeza de la victoria". En vez de un ataque de envergadura en poco tiempo, los vienamitas ejecutaron entonces una campaña a mayor plazo, que comprendió una serie de ataques contra puntos fortificados que se sucedieron hasta la derrota total de los franceses y la captura de su Estado Mayor por los vietnamitas.[8]

Dos héroes. En 1957, el presidente vietnamita Ho Chi Minh (de blanco) encabeza una columna que pasa revista a una unidad armada. A su lado, Vo Nguyen Giap. - Fotografía Diario Clarín 




Điện Biên Phủ fue uno de los escasos episodios en que, en el período de los siglos XIX y XX que abarca desde el bloqueo francés del Río de la Plata hasta la victoria de los afganos sobre los ingleses en su retirada de Kabul, un pueblo agredido y con una economía agrícola relativamente primitiva lograba derrotar al ejército de una de las grandes potencias, sostenido por una industria bélica de alta tecnología.[9]



Võ Nguyên Giáp, fecha desconocida

Ministro de Defensa
Tras la Conferencia de Ginebra, que daría de nuevo la independencia a los cuatro estados de la antigua colonia, Vietnam quedó dividido y el sur siguió bajo la influencia de la antigua potencia colonial y la dependencia de la asistencia militar y conducción política de 30 000 asesores enviados por Estados Unidos. Giáp se convirtió en ministro de Defensa de Vietnam del Norte, donde comenzó una revolución socialista.
Desde su cargo transformó el Vietminh en las Fuerzas Armadas de la República Democrática de Vietnam y prosiguió los contactos con China, Corea del Norte y especialmente con la URSS para lograr el armamento y entrenamiento necesario para llevar a cabo la anexión de la República de Vietnam. Sobre todo con la ayuda de la URSS levantó una pequeña, pero efectiva Fuerza Aérea,[10] un fortísimo ejército de tierra (especializado en lucha guerrillera) y una pequeña Armada.
En 1959, dirigido por el Vietcong o Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur, estalló un levantamiento simultáneo contra el gobierno pro-estadounidense de Vgo Dinh Diem, lo que se considera la Segunda Guerra de Indochina o guerra de Vietnam. Giáp comenzó a mandar suministros y fuerzas hacia el Sur en apoyo del Vietcong y entre los dos hicieron retroceder al ARNV hasta lograr abarcar extensas zonas rurales, movilizar a miles de personas y tomar el poder en muchas aldeas.
Los primeros asesores estadounidenses murieron en Vietnam cuando el 8 de julio de 1959 el Vietcong atacó una base militar en Bien Hoa al noreste de Saigón.[6] Los asesores enviados desde Estados Unidos confirmaron la impresión de que el ARVN no podía ganar aquella guerra por muchos medios y material que les enviasen y, antes o después, sería derrotado.
Por su parte Giáp y el Politburó de Hanoi propugnaron por llevar el peso de la guerra desde el Norte.[6]

Contra Estados Unidos
Estados Unidos envío miles de soldados pare reforzar a sus 60.000 asesores que ya servían en Vietnam del Sur, llegando a superar medio millón de efectivos en 1969. Los norteamericanos fueron desplegados principalmente en los alrededores de Saigón, en la base de Đà Nẵng, en la Zona Desmilitarizada y las Tierras Altas Centrales, a la vez que bombardeaban el Norte.
Giáp organizó la defensa del Norte y al mismo tiempo que dirigía las operaciones en el Sur contra el ejército sudvietnamita y norteamericano. Cuando los estadounidenses lograron cortar los suministros enviados por mar amplió la Ruta Ho Chi Minh.
Como en la lucha contra los franceses, el General probó el enfrentamiento directo con el Ejército de los Estados Unidos y también cosechó una seria derrota durante la Batalla del valle de Ia Drang.11 Sin embargo, supo aprender del error y desde entonces trató de rehuir el combate directo de grandes formaciones contra la potencia de fuego norteamericana, al mismo tiempo que acumuló hombres y armas durante dos años para lanzar una gran ofensiva.[6]
En 1968 realizó dos de sus acciones más controvertidas y según sus enemigos, dañinas para sus fuerzas. El Sitio de Khe Sanh y la Ofensiva del Tet, ambos supuestos fracasos. Sin embargo Giáp consiguió convertir la derrota militar de la Ofensiva en un éxito político, al demostrar a los norteamericanos que todas sus victorias y sus dos años de participación en el conflicto no habían debilitado a los comunistas, al tiempo mostrarles que se enfrentaban a una guerra interminable. Tanto es así, que unos meses después Giáp lanzó la llamada Ofensiva del Mini Tet.[6]
En 1972 Giáp organizó la llamada Ofensiva de Pascua con la esperanza del que el ARNV se desmoronara. Aunque en algunos casos así fue, en otros las tropas del Sur aguantaron como una roca, la presidencia de Saigón cambió a parte de la corrupta cúpula militar por oficiales competentes y los aviones y barcos de Estados Unidos detuvieron el avance en los momento más álgido. Por otra parte Giáp no supo utilizar los numerosos carros de combate para lograr un avance sistemático y terminó perdiéndolos ante el fuego enemigo. Tampoco pensó en concentrar sus fuerzas sobre un punto para partir Vietnam del Sur en dos, lo que le hubiera concedido un gran ventaja o incluso la victoria[6] anticipada.
Después de la aparente derrota militar, pese a lograr una clara mejora en la posición estratégica, la persona del ministro de Defensa pareció perder autoridad. Poco se sabe de las reacciones dentro del Politburó norvietnamita ni si la derrota de Pascua fue una causa o no; pero, después de 1972 la figura de Giáp comenzó a quedar eclipsada por la de su protegido, el general Van Tien Dung, quien comandó la Ofensiva de Primavera de 55 días de duración y la toma de Saigón el 30 de abril de 1975.

La invasión de Camboya
La invasión de la Kampuchea Democrática supuso la vuelta de Giáp a los primeros puestos de la escena política vietnamita y, a la larga, su caída en desgracia.
En 1978, menos de tres años después de tomar el poder los Khemeres Rojos, Giáp dirigió la invasión de Camboya. En menos de 20 días la totalidad del país era controlada por las fuerzas de Hanoi. El General nuevamente había llevado a sus hombres a la victoria; bien es verdad que la negligencia de los dirigentes camboyanos, encabezados por Pol Pot, más acostumbrados a exterminar a sus propios compatriotas que a luchar con ejércitos motivados, se lo puso muy fácil. La invasión se hizo por varios motivos: ciertamente la Kampuchea del Arka podía ser una pequeña amenaza, pero amenaza después de todo, para el recién unificado Vietnam; también se ha postulado el deseo del país asiático por controlar toda la península de Indochina.[6]

Incursión de China
El 17 de enero de 1979, 86.000 soldados chinos atacaron en tres frentes diferentes del norte vietnamita. Se dirigieron hacia las provincias de Cao Bang, Loa Cai y Lang, reforzados por carros de combate y más soldados hasta totalizar 200.000.[12] Los chinos lograron ocupar Lang Son el 5 de marzo, pero la resistencia vietnamita fue mucho mayor de lo esperado y las tropas chinas se retiraron tras sufrir más de 20 mil bajas, 6.954 muertos y 14.800 heridos.[13]

Sin cargos

En cualquier caso Giáp apostó fuerte por la lucha política prolongada. Esta lucha le supuso finalmente su caída en desgracia. Võ Nguyên Giáp fue expulsado del Ministerio de Defensa en 1980 y del politburó en 1981.[6]
Giáp también ha sobresalido como escritor, especialmente de temas militares y guerra de guerrillas.
En julio de 1992, le concedieron la orden de la Estrella del Oro, el honor más alto del Vietnam socialista.
En 2009 participó de las protestas contra los grandes proyectos mineros para la explotación de bauxita en Vietnam y sus efectos sociales y ambientales.[14]

Valoración
Si a Ho Chi Minh se le atribuye el mérito ideológico de sus victorias contra japoneses, franceses y estadounidenses; de Giáp es el mérito militar con ejemplos como:

  • La estrategia de guerra prolongada desplegada frente a un enemigo muy poderoso[15] (en forma similar a Mao).
  • La concepción y práctica de combinar el despliegue de las fuerzas políticas de masas con las fuerzas militares[16] y la transformación de unas en otras; así como de la combinación de fuerzas armadas locales y regionales, con el ejército; de las guerrillas y milicias locales, con las tropas regulares; de la guerra de guerrillas con las insurrecciones urbanas; de la guerra de movimientos y de posiciones, con insurrecciones generales (como la de agosto de 1945 contra los japones17 y las de la primavera de 1975 contra el gobierno Thieu, instalado por Estados Unidos[18]); de la guerra campesina con la política obrera; y de la guerra de liberación nacional, con la lucha social por la tierra[19] y el socialismo.
  • La organización del Viet Minh de una fuerza guerrillera a un ejército capaz de medirse con la famosa Legión Extranjera y tomar cualquier posición pese a fuertes bajas.[20]
  • La vuelta a la guerrilla cuando era necesario, reconvirtiendo al EVN en una fuerza casi irregular de la que se ha dicho que tratar de inmovilizar al Ejército de Vietnam del Norte era como intentar sacar sangre de una piedra.[6]
  • La motivación tan grande que lograba imprimirle a sus soldados, valga el ejemplo de los tatuajes en el pecho de muchos de ellos con la frase nací en el Norte para morir en el Sur.[6]
  • La adaptación de las células guerrilleras a 3 hombres que se apoyaban y se daban ánimos mutuamente.[21]
  • Su modo de vida, relativamente sencillo, que transmitía a sus oficiales y que hacía que los soldados aguantasen mejor las penalidades de la Ruta Ho Chi Minh o la vida en los túneles. Muy alejado de los ostentosos y corruptos modos de muchos oficiales survietnamitas.[6]
  • Giáp y su método de lucha, se convirtió en fuente de inspiración para muchos o todos los movimientos guerrilleros de los años 70 y 80 como el Frente Polisario en el Sáhara Occidental contra Marruecos,[22] aunque muy pocos de ellos han logrado los éxitos obtenidos por el general vietnamita.



Un genio de la logística
Sin duda es mérito del General el haber podido mover desmontadas por la selva, armar y suministrar munición a cientos de pesadas piezas de artillería, para convertir a la maravilla del ingenio militar francés en una ratonera, para sorpresa y asombro de todos.[2]
Además de lograr emplazar todas sus piezas de tal forma que no pudieron ser encontradas, convertir en inútil el empleo del napalm,[5] mantenerlas operativas pese a las lluvias monzónicas[7] y abatir muchos cazas cuando salieron a destruirlas.[23] Y todo eso sobre colinas, entre la selva y a miles de kilómetros de sus fuentes de suministros.

Un estratega mejorable
Varios errores y fallos indican que como estratega Giáp no era tan sobresaliente como lo era en el campo de la logística.

  • En la Batalla del delta del río Rojo no tuvo en cuenta la superioridad de medios, especialmente aéreos, con que contaban los franceses; en la guerra contemporánea se argumenta comúnmente que quien controla el cielo controla la tierra, y en este caso el comentario fue acertado.
  • En la Ofensiva de Pascua no supo cómo mover y utilizar los carros de combate de que disponía para romper el frente enemigo y permitir a la infantería avanzar, misión para la que fueron ideados los tanques.24 En Lon Son habían logrado tomar todas las posiciones de las Boinas Verdes, pero años después no supo emplearlos y perdió con ellos la posibilidad de una gran victoria, gran cantidad de aquellas armas y mucho hombres. Además se limitó a lanzar oleadas humanas una tras otra hasta quedarse sin hombres sin darse cuenta que esa estrategia solo conducía a la pérdida de vidas humanas frente a la potencia de fuego de los barcos y aviones estadounidenses.
  • La victoria de la Ofensiva de Primavera en 1975 es explicable sin embargo por los fundamentos de la estrategia del Ministro de Defensa Giáp: las fuerzas armadas regionales ligadas a sólidas organizaciones de masas se habían reforzado constantemente en campos y ciudades y estuvieron listas para unirse a las fuerzas regulares para la ofensiva militar y la insurrección,[25] que liquidaron definitivamente las tropas de Thieu y causaron la huida de todos los asesores y apoyos estadounidenses.

Un pésimo táctico
En el campo de batalla es donde Giáp contaba con menos aptitudes.
Muchas veces se limitaba a ordenar carga tras carga con poca consideración por el número de hombres que pudiera perder con tan simple táctica. Esta fue una de las razones que le causó la derrota en la Batalla de Phu Tong Hog.
Más claramente se vio el desinterés por la vida de sus hombres en la Batalla de Điện Biên Phủ, donde tuvo que pedir una tregua de varias horas a los franceses para retirar los cadáveres que cubrían las colinas de Beatriz. A punto estuvo de perder el control sobre sus hombres, que se sublevaban ante una muerte cierta o se entregaban a los franceses pese a ir ganando y saber lo que les pasaría si eran descubiertos por los suyos.[5] Aunque Giáp reconocería años después sentirse aliviado por no tener que enviar cargas masivas,[7] como querían sus aliados chinos, lo cierto es que hasta que no fue consciente del peligro en que actuaban sus hombres no comenzó a cavar zanjas con las que pudieran avanzar sin ser barridos por las ametralladoras coloniales.
Este punto, la utilización "inmisericorde" de sus hombre para derrotar a sus enemigos, es también fruto de controversia. Se le reconoce su paciencia y concienzuda preparación de casi todas las grandes actuaciones que realizaba; sin embargo en la Ofensiva del Tet perdió muchísimos hombres contra ejércitos netamente superiores, inferioridad de la que era consciente. Es más, aun conociendo que los estadounidenses contraatacarían con hombres y helicópteros, mando al Vietcong resistir en las posiciones tomadas, lo que resultó demoledor contra aquella fuerza, que quedó prácticamente aniquilada. Este punto abre la duda de si fue una imprudencia o error de Giáp, o una estratagema seguida para librarse de una fuerza independiente de su mando y con base en el Sur [6]
También sus enemigos le atribuyen a él o a la cúpula dirigente de Hanoi, a la que pertenecía, crímenes de lesa humanidad como las matanzas de Hué, que se llevaron a cabo durante la Ofensiva del Tet, que fueron claramente planificadas y pacientemente llevas a cabo contra los representantes de la autoridad survietnamita que habían asesinado a miles de simpatizantes del Vietcong.
Pese a esas características, el general Võ Nguyên Giáp es considerado un héroe en su país y en muchos países, porque logró derrotar en toda la línea al ejército más poderosos del mundo, modelo que trataron de imitar posteriormente muchos líderes guerrilleros de formación comunista en todo el Mundo, casi siempre sin éxito.
Falleció el 4 de octubre de 2013.

Notas y referencias

1. David Solar, Ocaso Francés en Indochina, nº 62 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, diciembre de 2003
2. a b Peter Batty, Visiones de la guerra. La batalla de Dien Bien Fu, editor Margaret Harris, Pamplona, IVS (Internacional Video Sistemas), D.L., 1990
3. a b Varios, La Ruta de la Muerte, fascículo 2 de Cuerpos de Elite, Editorial Delta, Barcelona, 1986, ISBN 84-7598-184-4
4. a b Varios, Crónica del siglo XX, Plaza & Janés Editores, Barcelona, 1986, ISBN 84-01-60298-X
5. a b c David Solar, Dien Bien Phu, el Mundo en Vilo, nº 67 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, mayo de 2005
6. a b c d e f g h i j k l Varios, Nam, Crónica de la guerra de Vietnam, 1988, Editorial Planeta-De Agostini, Barcelona, ISBN 84-396-0755-6.
7. a b c Varios, Artilleros de Giáp, fascículo 90 de Cuerpos de Elite, Editorial Delta, Barcelona, 1986, ISBN 84-395-0337-7
8. General Giap 1971 Guerra del pueblo, ejército del pueblo. México D.F.: Serie popular Era, p.p. 170-176.
9. Anne de Courcy, El imperio humillado, nº 37 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, noviembre de 2001
10. Varios, Guía ilustrada de guerra aérea sobre Vietnam II - Tecnología militar, Ediciones Orby, Barcelona, 1986, ISBN 84-7634-712-X
11. Varios, 1º de Caballería: Vietnam, nº 9 de Cuerpos de Élite, Barcelona, Planeta de Agostini, 1986, ISBN 84-7598-185-2
12. ChinaDefense.com - The Political History of Sino-Vietnamese War of 1979, and the Chinese Concept of Active Defense
13. Work summary on counter strike (1979-1987); The rear services of Chinese Kunming Military Region.
14. Restrepo, Iván 2009 "La nueva gran batalla de Vo Nguyen Giap"; La Jornada, 13 de julio de 2009.
15. general Giap 1971 Op.cit. p.p.35, 55-57.
16. Giap, Vo Nguyen y Van Tieu Dung 1976 "Conjugar las fuerzas de las masas con las del ejército"; El arte de la guerra revolucionaria. Bogotá: Ediciones Futuro, p.p. 51-53.
17. General Giap 1971 Op. cit. p.p. 78-92.
18. Giap, V.G. y V.T. Dung 1976 Op.cit. p.p. 42
19. General Giap 1971 Op.cit. p.39
20. Varios, Irregulares, capítulo 12 de Soldados, BBC, Londres, 1984
21. On Guerrilla Warfare
22. David Solar, Sin Solución. Sáhara, 30 años de conflicto, nº 89 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, marzo de 2006
23. Varios, Aviación, capítulo 7 de Soldados, BBC, Londres, 1984
24. Varios, El carro de combate, capítulo 5 de Soldados, BBC, Londres, 1984
25. Giap V.G. y V.T. Dung 1976 Op.cit. p. 49.


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