domingo, 24 de marzo de 2019

Guerra contra la Subversión: Juzgan a exitosa operación de contrainteligencia

Discursos infiltrados en novelas de Andrea del Boca y atentados contra empresarios y funcionarios: a 40 años de la "Contraofensiva" de Montoneros

Este martes empieza el juicio de lesa humanidad “Contraofensiva Montonera” con 9 represores sentados en el banquillo. Se trata de privaciones ilegales de la libertad, tormentos y asesinatos contra 94 víctimas entre 1979 y 1980. Los casos más resonantes y la palabra de los protagonistas sobre uno de los hechos más controvertidos de la lucha política de los ´70
Por Juan Manuel Mannarino | Infobae




Mario Firmenich en el documental Resistir

De barba tupida, mate en mano, el líder montonero Mario Firmenich mira fijamente a la cámara, en París, y dice:

-Nuestro pueblo sabe luchar en las más variadas circunstancias. El objetivo es hacer retroceder a la dictadura. Exigimos se llame a elecciones y la única opción para el triunfo es armar un Frente Nacional.

Es 1978 y el fragmento forma parte de "Resistir", una suerte de larga entrevista en formato documental elaborado por la cúpula montonera desde el exilio, con textos de Juan Gelman y dirigida por Jorge Cedrón.

El llamado de Firmenich por una "resistencia del pueblo argentino" era, en definitiva, parte de una nueva estrategia política: la Contraofensiva Montonera.

El diagnóstico político de Montoneros había sido que los militares, tras más de tres años de feroz represión, estaban enfrentando una crisis de legitimidad social.

Fue entonces cuando la cúpula resolvió que integrantes que se encontraban exiliados, y otros que estaban aún dentro del país, fueran reclutados para una nueva tarea. La orden circuló en un documento interno: "Efectuar acciones directas y propagandísticas en Argentina entre 1979 y 1980".

Pero el servicio de inteligencia del Ejército siguió sus movimientos y emprendió un plan de acción para neutralizar la misión. Cerca de 600 militantes montoneros se sumaron a la Contraofensiva y muchos sortearon la represión, aunque otra buena parte de ellos fueron secuestrados, torturados y asesinados. Otros continúan desaparecidos.

Pasaron 40 años de esos hechos y el martes próximo, en el Tribunal Oral Federal N° 1 de San Martín, empezará el juicio por "Contraofensiva Montonera", como se la denomina en el expediente. En el banquillo habrá 9 represores, acusados de privación ilegítima de la libertad, tormentos y asesinatos contra 94 víctimas. Y los delitos fueron caratulados como crímenes de lesa humanidad "por haberse cometido en el contexto de un plan sistemático de represión desde el aparato estatal".

Volver para no morir

Para concretar la Contraofensiva, el autodenominado Ejército Montonero planeó que sus miembros más activos se agruparan en dos unidades: las TEI –Tropas Especiales de Infantería-, un grupo comando entrenado en el sur del Líbano "destinado a efectuar operaciones armadas en el país"; y las TEA –Tropas Especiales de Agitación, Prensa y Adoctrinamiento-, que estaban consignadas a tareas de propaganda.


“La Contraofensiva es una etapa de la guerrilla revolucionaria china, inspirada en escritos de Mao Tse-Tung, y Montoneros la adopta”, dice el historiador Hernán Confino

El historiador Hernán Confino hizo su tesis de doctorado sobre este tema y piensa que fue la última jugada de Montoneros en su estrategia por ser un partido de vanguardia. "La Contraofensiva es una etapa de la guerrilla revolucionaria china, inspirada en escritos de Mao Tse-Tung, y Montoneros la adopta", explica a Infobae.

Para Confino es imposible entender la Contraofensiva sin entender lo que sucedía en el exilio. "La jerarquía montonera estaba exiliada y hace una convocatoria a partir del '78 en sus centros políticos de México y España. Luego empezó la etapa de entrenamiento, que sucedió en Oriente por arreglos con la Organización para la Liberación de Palestina".

La propaganda consistía en la distribución de volantes y folletos y, sobre todo, en interferir clandestinamente las señales de televisión con mayor rating, como las novelas donde actuaba Andrea del Boca y partidos de la Copa Libertadores.

Mientras los televidentes estaban sentados en el sillón de sus casas, de pronto la transmisión se cortaba y sonaba la marcha peronista con discursos de los líderes montoneros. "Se buscaba derribar el relato de la dictadura, que decía que la lucha contra la subversión había sido un éxito rotundo. La Contraofensiva, en este sentido, es el último intento de Montoneros por irrumpir en la sociedad y decir 'acá estamos activos, no morimos, y los vamos a encauzar en el camino de la liberación'".


La cúpula de Montoneros

El primer tramo de la Contraofensiva Montonera fue un fracaso: se tradujo en la detención de la mayoría de los militantes que habían intentado reorganizarse dentro del país. La conducción evaluó los siguientes pasos. Se decidió que los que irían a ingresar al país debían aprovechar el caudal turístico veraniego a través de los pasos fronterizos de Brasil, Paraguay, Chile (por Mendoza y Bariloche) y Uruguay.

La segunda camada logró infiltrarse en el país con mayor éxito. Allí se desarrolla la principal actividad de agitación y propaganda, logran distribuir el libro Montoneros, el camino de la liberación y los militantes empiezan a tener reuniones con delegados sindicales para convocar a marchas y huelgas. También se planifican las acciones armadas.


Firmenich y Vaca Narvaja

Un eufórico Firmenich habla desde Nicaragua, al calor de la Revolución Sandinista: "El triunfo de la ofensiva del Frente Sandinista de Liberación Nacional es también el triunfo de la Contraofensiva Popular que se acaba de iniciar en nuestra patria"..

A fines del '79, el objetivo militar de Montoneros fue atacar a miembros del gabinete económico de José Alfredo Martínez de Hoz. Sin embargo, los atentados contra los funcionarios Juan Alemann y Guillermo Klein no prosperaron como sí el del empresario Francisco Pío Soldati, a quien matan a fuego de ametralladora.


El atentado y muerte del empresario Francisco Soldati

Fue el último acto: en 1980, Montoneros abandona la lucha armada.

"La Contraofensiva marcó el final del proyecto montonero, incluso hubo disidencias internas –analiza el historiador Hernán Confino-. Eso no implica que haya sido una locura de sus jefes sino que fue parte de los repertorios de acción política de Montoneros, no olvidemos que en 1976 arma un partido leninista. Quizás sea mejor entenderlo desde las palabras del líder Roberto Perdía, que dijo algo así como 'dimos con el diagnóstico, pero no con las recetas'. Lo que hay, en todo caso, es una derrota. Y una certeza: el aparato represivo de la dictadura seguía firme".

Los casos

Según la fiscal Gabriela Sosti, el juicio que arranca el martes marcará un antes y un después en la interpretación histórica.

"En primer lugar, es repensar el mito de la Contraofensiva, porque hay una opinión social amañada en considerarla como un delirio –dice en diálogo con Infobae-. El universo de víctimas no alcanza solamente a asesinados o desaparecidos sino que tendremos testigos que fueron sobrevivientes y una gran prueba documental que acredita la organización ágil y efectiva de la estructura de inteligencia de la dictadura en pos del exterminio. El otro mito a derribar es que, hacia 1980, la dictadura había aflojado en su faz represiva y eso no es cierto".


Bajas terroristas en combate: Antonio Tovo Cervigne, Norma Valentinuzzi Sretter, Margarita Gimenez Vich, Lorenzo Viñas Gigli, Hugo Alvarez Vocouber, Ana Weisen Miklawski, Sara Zermoglio Bailon y Ricardo López Zuker

Uno de los casos más significativos es el Noemí Gianneti de Molfino, que fue secuestrada en Perú y asesinada en Madrid. En la noche del 17 de junio de 1980, tres de los miembros de Montoneros que habían sido secuestrados en Lima por el Batallón de Inteligencia 601 del Ejército argentino fueron entregados por la Policía de Inteligencia peruana en el puesto fronterizo de Desaguadero, Bolivia. Noemí tenía 55 años, seis hijos militantes, y estaba temporariamente en Lima, como parte de una red de apoyo a Montoneros. Entre su secuestro -ocurrido ese día en Perú- y su asesinato -en un hotel de Madrid el 21 de julio de 1980- hay una trama de articulaciones entre las fuerzas armadas y los gobiernos de Argentina, Perú, y España.

"Queremos saber quiénes la mataron, pero también quiénes encubrieron el crimen", dice su hijo Gustavo Molfino, querellante en la causa. El terrorismo de Estado azotó a su familia desde tiempo antes de la muerte de la madre. Uno de los principales desvelos de Noemí era que en octubre de 1979 una patota militar había secuestrado a su hija Marcela Molfino y a su marido Guillermo Amarilla, militantes de Montoneros que también habían participado de la Contraofensiva, de quienes no había tenido más noticias. Marcela estaba embarazada de un mes al momento de su secuestro. En 2009 las Abuelas de Plaza de Mayo recuperaron a su hijo, Guillermo Amarilla Molfino, el nieto restituido 98.


Así paga el Diablo a quienes le sirven: Antonio Pared Vaio, Enrique Pecoraro, Mónica Pinus, Sara Ponti, Carlos Piccoli y Ricardo López Zucker

Noemí Molfino había sido una de las organizadoras de una red de protección de militantes montoneros en el exterior, como parte de la Contraofensiva. Tras su secuestro fue llevada a Madrid, en el marco de una campaña de propaganda de la dictadura que buscaba desacreditar las denuncias de desapariciones en Argentina. Sin embargo, la envenenaron en un hotel de la capital española. En la puerta de la habitación sus asesinos habían colocado el cartel de "No molestar".


Bien muertos: Angela Salomone Zárate, Ricardo Santilli Pariani, Diana Schatz, Juan Carlos Silva Ríos, Mirta Simonetti Olmos, Susana Solimano Ibarra, Julio Suárez Coria y Bernardo Tolchinsky Brenman

Otra de las historias resonantes es la de Mónica Pinus de Binstock. A fines de los '70, la pareja de militantes montoneros compuesta por Mónica Pinus y Edgardo Binstock vivían exiliados en Cuba. Él era el responsable del jardín de infantes que cuidaba a los hijos de los militantes montoneros –el documental "La guardería", dirigido por Virginia Croatto, hija del militante montonero Armando Croatto, que participó de la Contraofensiva y fue asesinado en 1979, ilustra ese período-. Ella estaba a cargo de los bebés. Entonces la cúpula de Montoneros les ordenó que viajaran a Brasil como parte de la Contraofensiva. A Mónica la secuestraron en Brasil cuando volvía al país, en 1980, y continúa desaparecida.

"Teníamos ciertas dudas del operativo, pero nos debíamos a la organización y por otro lado veíamos que la dictadura estaba en crisis con los primeros paros del '79 y asfixiada por la presión internacional. Además estaba la lucha del sandinismo en Nicaragua", recuerda ahora Edgardo Binstock, a la espera del juicio.

Tras la estadía en Cuba, Binstock fue el primero en arribar a Brasil. Mónica viajó con Horacio Domingo Campiglia, otro líder de la organización. Cuando se bajaron fueron sorprendidos por militares brasileños. Los separaron del resto de los pasajeros y, aunque se resistieron, los entregaron a represores del Batallón 601. Los subieron a otro avión con destino a Argentina. El plan represivo había resultado un éxito de logística.


Lo peor de una generación: Salvador Privitera Pritella, Jorge Quiroga Zilli, Julio Ramírez Olmos, María Raverta Gorostiaga, Adriana Riveiro Donadio, Matilde Rodríguez Suárez, Patricia Ronco Sánchez y Orlando Farías Ruiz

A los detenidos de Contraofensiva los trasladaron hacia Campo de Mayo, que funcionó como un centro de exterminio. Allí estuvieron junto con otras 40 personas secuestradas.

Según los datos del Equipo de Antropología Forense, la dictadura mató a más de 80 militantes –entre asesinados y desaparecidos- que habían regresado para participar de la Contraofensiva, entre 1979 y 1980. Mónica Pinus fue una de ellas.

Y de las historias con operativos menos cinematográficos pero que curiosamente fue llevada a la pantalla gigante, está la de Benjamín Ávila, que dirigió "Infancia Clandestina" basándose en su propia historia. Hijo de una madre en pareja con un alto mando montonero, Horacio Mendizábal, él era un niño cuando volvió con ellos a la Argentina para la llamada Contraofensiva: su madre fue desaparecida, la pareja de ella asesinada, su hermano menor apropiado y él criado por su padre en Tucumán.

Los victoriosos juzgados

"Si hoy fuera mediados de 1980, habría unas 48 personas para indagar y no sólo 9, porque todos los que integraban las estructuras de plana mayor estarían con vida", dice el abogado Pablo Llonto, representante de la querella.

Los represores imputados fueron parte de la jerarquía del Ejército: Jorge Apa, ex Jefe de la División Inteligencia "Subversiva Terrorista" dependiente del Departamento Interior de la Jefatura II de Inteligencia; Roberto Dambrosi, ex Jefe de la Compañía de Actividades Psicológicas del Batallón de Inteligencia 601; Raúl Pascual Muñoz, ex Jefe del Departamento Personal (G1) del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares; Jorge Bano, ex Jefe de la División Operaciones del Departamento de Inteligencia (G2) del Comando de Institutos Militares; Eduardo Aschieri, ex Jefe de la División Planes del Departamento de Inteligencia (G2) del Comando de Institutos Militares; Carlos Casuccio, ex Segundo Jefe del Destacamento 201 de Inteligencia del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares; Luis Firpo, ex Jefe de la Central Contrainteligencia y Jefe de la División Seguridad del Batallón de Inteligencia 601;  Marcelo Cinto Courtaux, ex Jefe de la Primera Sección de Ejecución perteneciente al Destacamento 201 de Inteligencia del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares; y Alberto Sotomayor, ex Jefe de la Segunda Sección de Ejecución perteneciente al Destacamento 201 de Inteligencia del Comando de Institutos Militares. Los dos últimos habían estado prófugos durante años.


“La Contraofensiva tuvo que ver con una etapa de la resistencia a la dictadura. Sólo el 20 por ciento fueron acciones armadas. De más de 600 personas que participaron, sólo pudieron agarrar a 100, aunque de las que secuestraron hubo poca sobrevivencia. La brutalidad de la dictadura fue total”, dice Llonto abogado de las víctimas

Según Llonto, es un parte pequeña de un conjunto mayor de autores directos e indirectos tanto del Ejército como de las policías Federal y de la provincia de Buenos Aires.

Hay dos casos de niños apropiados durante la Contraofensiva, incluso, que se trataron en otros expedientes. "Éste es el primer juicio y ya hay otras instrucciones encaminadas. Cabe aclarar que en 2007 el juez Ariel Lijo había dictado 9 perpetuas contra represores, en un juicio escrito, pero ésta es la primera vez que se hace un juicio oral, con una causa global que es un desprendimiento de la Megacausa de Campo de Mayo".

La querella menciona un documento que permite conocer cómo el Ejército concentró su acción en la Contraofensiva: el relato del represor Eduardo Francisco Stigliano.

En un reclamo administrativo, el militar narró cómo le ordenaban matar a los prisioneros, inyectarles una droga mortal y envolver los cuerpos en nylon para ser arrojados al río. A partir de ese testimonio se reconstruyó de qué manera operaba la Sección de Operaciones Especiales de Campo de Mayo, que participó en la represión de la Contraofensiva.

La expectativa de los familiares –que durante décadas encabezaron una investigación con un trabajo exhaustivo- es que no sólo haya justicia y reparación para las víctimas sino que se corra el velo de lo realmente significó la Contraofensiva Montonera.

"Cuando el juez Claudio Bonadio ordenó la detención de Perdía, Firmenich y Vaca Narvaja, se instaló la teoría de que la conducción fue responsable de la muerte de los militantes –afirma Llonto-. Eso fue una paparruchada que la justicia misma rechazó. La Contraofensiva tuvo que ver con una etapa de la resistencia a la dictadura. Sólo el 20 por ciento fueron acciones armadas. De más de 600 personas que participaron, sólo pudieron agarrar a 100, aunque de las que secuestraron hubo poca sobrevivencia. La brutalidad de la dictadura fue total".

sábado, 23 de marzo de 2019

Buenos Aires: Visiones de un general británico en 1906

Buenos Aires en 1906, bajo la mirada de un general inglés


Daniel Balmaceda | La Nación







La Argentina de comienzos del siglo XX despertaba interés en los extranjeros. Para muchos, se encaminaba a ser potencia mundial. Aun lejos de parecer un paraíso en aspectos sociales y económicos, atraía grupos de inmigrantes que confiaban en su propia dedicación al trabajo y sacrificio personal para apuntar a un mejor destino que el que avizoraban en sus países de origen.

Pero también estaban los turistas (también llamados excursionistas), es decir, los que visitaban el país en viaje de placer. Entre ellos, el general Alexander Bruce Tulloch, un prestigioso militar británico que paseó por Brasil, la Argentina y Chile, a mediados de 1906. La casualidad hizo que este soldado inglés arribara a Buenos Aires cuando se cumplían cien años de la invasión de Beresford. Impresionado por la ciudad, a su regreso a Londres, dio una conferencia en el Royal United Services Institute (RUSI), entidad en donde aún se debaten cuestiones de defensa, seguridad y estrategia.


Alexander Bruce Tulloch, el militar que visitó la Argentina en 1906, cien años después de las Invasiones Inglesas, y quedó maravillado. Fuente: Archivo

Bajo el título "La República Argentina y sus vecinas", la exposición no abordó esos tópicos, pero dejó varias impresiones sobre aquella Buenos Aires de 1906 que conoció en su viaje.
Acerca del puerto (nuestro Puerto Madero), dijo:

Los diques de Buenos Aires, en los que entran todos los vapores, son la primera prueba tangible de la riqueza y prosperidad extraordinarias de la Argentina. Hay cuatro grandes diques en fila, paralelos a la línea del estuario, que se comunican entre sí y también, en los extremos, con el agua libre. Dos filas de vapores, y a veces tres, están amarrados a lo largo y a ambos lados de los diques. Los grandes depósitos en los muelles están provistos de todos los aparatos modernos para la carga y descarga de las mercaderías. Pero estas operaciones, o la administración del puerto, no se hacen con suficiente rapidez, porque, de otra manera, no habría allí semejante cantidad de vapores esperando el turno de cargar o descargar.

La Iglesia de San Ignacio, a metros de la Plaza de Mayo. Una reliquia de Buenos Aires, con el reloj que originalmente se instaló en la torre del Cabildo. Fuente: Archivo


Las calles de Buenos Aires también merecieron su comentario:

Al trasladarse en carruaje del vapor al hotel, se forja uno la idea de lo realmente magnífica que es la ciudad con su millón de habitantes. Después de comer, salí a dar un paseo a pie por la calle Florida, en la que estaba situado el hotel. El espectáculo era sencillamente sorprendente. No sólo estaba esa calle provista de luces eléctricas de arco, con soportes aéreos que atraviesan la calzada, sino que las tiendas y sus vidrieras estaban profusamente iluminadas también; y esas tiendas habrían hecho honor, por cierto, a la Rue de Rivoli parisina.

Algunas de las calles principales, asfaltadas en toda su extensión, están libres de las líneas de tranvías eléctricos, que forman una inmensa red de comunicaciones en toda la ciudad y sus suburbios. Aunque la mayor parte de las líneas de tranvías de la Argentina, así como las de ferrocarriles son de capital inglés, la fuerza eléctrica está en manos de un sindicato alemán. Los grandes edificios de los bancos, llenos de empleados y de clientes que entran y salen, dan también una idea de la prosperidad mercantil de la Argentina.

El general Tulloch hizo una curiosa aclaración: "Debo decir que, en todo tiempo que estuve en la República Argentina nunca vi un ebrio en las calles, y solo una media docena de mendigos, aparte de los discapacitados que frecuentan las aceras de la gran arteria principal, la Avenida de Mayo". En cuanto al hotel (cuyo nombre no ha brindado), aclaró que "las piezas y el servicio eran excelentes: pero la cocina o despensa era susceptible de mejoras". Y agregó: "En la Avenida de Mayo, la gente sentada por la tarde en los aceras casi le hace creer a uno que está en París y no en Buenos Aires".

Conceptos acerca de la población:

En la capital argentina los hombres y las mujeres son de raza europea, en lo que esta ciudad se diferencia de Río de Janeiro. Desde hace un tiempo, están llegando al país, grandes multitudes de inmigrantes del norte de Italia y corpulentos vascos de España y algunos de Francia. El año pasado su numero fue de 134.000 almas; entre ellos había 10.000 rusos y 7000 sirios. Gente fuerte, frugal y dura para el trabajo, que formará con el tiempo, una raza particularmente fina de argentinos. Un sitio tan bueno como cualquier otro para apreciar los habitantes de Buenos Aires es un asiento en el plaza de Palermo, el Hyde Park de Buenos Aires, desde el que puede observarse la fila de los carruajes que pasan.


En las estadísticas de todos los años, el Jardín Zoológico de Palermo figuraba entre los paseos públicos más visitados de la ciudad. Fuente: Archivo 

Opinión acerca de la mujer argentina:

Los carruajes no vuelven de Palermo a la ciudad sino muy tarde; pero como el resplandor de las luces eléctricas ilumina las calles entonces tanto como si fuera de día, uno puede apreciar allí, no solo la belleza fisonómica de las damas, sino también sus finos vestidos y sus joyas. Juzgando por estos dos últimos detalles, se diría que en Buenos Aires un hombre casado tiene que ser también un hombre rico.


Sin ser majestuosa a los ojos del visitante, la Catedral Metropolitana era muy concurrida en los Tedeum y en los aniversarios relacionados con San Martín. Fuente: Archivo

Pero el mejor sitio para tener oportunidad de admirar a las bellas argentinas de ojos pardos, de las que con razón puede decirse: "¡verlas y morir!", es la Ópera. Desgraciada o afortunadamente para mí tal vez, la Ópera no estaba abierta cuando llegué a Buenos Aires [se refiere al Teatro Colón que estaba en el tramo final de su construcción y recién abriría sus puertas en 1908]. No solo se dice que el edificio es, en su género, el tercero del mundo, sino que las damas, y sus perfectos trajes parisienses y sus joyas, dejan en la sombra a nuestro Covent Garden.

Durante los meses de verano, una gran parte de los habitantes pudientes de Buenos Aires, con sus esposas e hijas, se trasladan a una aristocrática estación veraniega llamada Mar de Plata, donde hay hoteles de primera clase y donde la gente joven, con sus bailes, sus partidas de recreo y otros entretenimientos por el estilo, pasan, como mis amigas americanas dicen, "un buen rato".
Acerca de la buena producción del país, señaló:

No se tiene idea en Inglaterra de lo mucho que dependemos de la República Argentina en materia de provisión de carne fresca. Ese país nos envió el año pasado 262.023 toneladas de carne vacuna congelada, por valor de 3.812.376 libras esterlinas y 1.7.692 toneladas de carnero congelado: por valor de 2.567.322, libras esterlinas, lo que hace un total de 6.379.698 libras esterlinas. En el mismo período, el valor de la carne recibida de Australia fue: buey, 239.740 libras y carnero 4.152.761 libras; total, libras 4.392.501. También los Estados Unidos envían menos carne fresca a Inglaterra que la República Argentina. Las cosechas de toda clase de cereales son maravillosas. En un campo de avena recogí una paja tan gruesa como mi dedo meñique.
El turista inglés también le dijo a sus compatriotas:

A no haber sido por la incapacidad completa de un general inglés que causó una terrible derrota al ejército británico, ese espléndido país sería ahora, no en teoría, sino positivamente, una parte del imperio británico. Aun cuando fuimos vergonzosamente batidos en 1806, cuando quisimos quitar Buenos Aires a los españoles, y las banderas de regimiento y reales que nos tomaron entonces pueden verse todavía en la iglesia principal de esa ciudad [se refiere a la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, conocida como Santo Domingo, situada en el barrio de Monserrat], cuya torre presenta, clavadas en ella algo que se dice que son balas de los cañones ingleses [en realidad fueron disparadas por los defensores], no hay gente más respetada y mejor considerada allí que la inglesa, cuyo número es de veinte mil almas.


La torre de Santo Domingo, a la que hace referencia el visitante británico. Por error, el disertante sostenía que las balas que dañaron la torre habían sido disparadas por los ingleses. Fuente: Archivo


Tulloch recomendó a su audiencia británica que en cuanto surgieran los primeros fríos, lo mejor que podrían hacer era tomar un barco y llegar al puerto de Buenos Aires. Así eran los tiempos en que parte del mundo miraba a la Argentina con admiración.

Por: Daniel Balmaceda

viernes, 22 de marzo de 2019

Rusia Imperial: La evolución de las fuerzas armadas durante el siglo 19

Las fuerzas militares rusas de la era imperial

Russian Armed Forces 1700-1917




Captura de Azov por Robert Kerr Porter. Pedro se para en primer plano, al mando de sus tropas.


Medido por grandes resultados, el establecimiento militar imperial ruso evolucionó a través de dos etapas distintas. Desde la era de Pedro el Grande hasta el reinado de Alejandro III, el ejército y la armada rusos lucharon, pidieron prestado e innovaron para obtener más éxitos que fracasos. Con la gran excepción de la Guerra de Crimea, las fuerzas navales y terrestres rusas superaron en gran medida los desafíos y contradicciones inherentes en diversas circunstancias y múltiples enemigos para extender y defender los límites del imperio. Sin embargo, en la época de Nicolás II, importantes fallas en el liderazgo y la adaptación generaron los tipos de desastres repetitivos y la desafección fundamental que excedían la capacidad de recuperación de los militares.

El ejército del siglo XVIII

El ejército y la armada rusos imperiales debían sus orígenes a Pedro I, aunque no tanto para el ejército como para la marina. Las raíces más profundas del ejército se encuentran claramente en el precedente de los moscovitas, especialmente con los nuevos regimientos de formación extranjera inspirados en Europa del zar Alexei Mikhailovich. El Gran Reformador respiró transformando energía e intensidad en estos y otros precedentes para formar un ejército regular permanente que para 1725 contaba con 112,000 soldados en dos guardias, dos granaderos, cuarenta y dos infantería y treinta y tres regimientos de dragones, con artillería de apoyo y auxiliares. Para servir a este establecimiento, también diseñó mecanismos administrativos, financieros y logísticos, junto con una estructura de rango racional y un reclutamiento sistemático de oficiales y soldados. Con una mezcla de extranjeros, el cuerpo de oficiales provenía principalmente de la nobleza rusa, mientras que los soldados provenían de los impuestos de reclutamiento contra la población campesina.


Flota de Pedro el Grande (1909) de Eugene Lanceray.


Aunque la fuerza de pie de Peter debía mucho al precedente europeo, su ejército divergió de los patrones convencionales para incorporar impuestos de caballería irregulares, especialmente cosacos, y para desarrollar un arte militar que enfatizaba la flexibilidad y la practicidad para combatir tanto a los enemigos convencionales del norte de Europa como a los adversarios menos convencionales de la estepa. Después del éxito mixto contra los tártaros y turcos en Azov en 1695-1696, y después de un revés severo en Narva (1700) contra los suecos al comienzo de la Gran Guerra del Norte, el ejército de Peter logró importantes victorias en Dorpat (1704), Lesnaya ( 1708), y Poltava (1709). Después de una abrupta pérdida en 1711 de los turcos en el río Pruth, Peter persiguió a sus adversarios suecos hasta que llegaron a un acuerdo en Nystadt en 1721. Posteriormente, Peter viajó a la cuenca del Caspio, donde a principios de la década de 1720 su Cuerpo Inferior (o Sur) Hizo campaña hasta el sur de Persia.

Después de la muerte de Peter, las fortunas del ejército disminuyeron y aumentaron, y gran parte de su desarrollo se caracterizó por el aspecto del legado petrino que parecía más político y apropiado para el tiempo y las circunstancias. Bajo la emperatriz Anna Ioannovna, el ejército llegó a reflejar un fuerte sesgo en la organización y las tácticas europeas, especialmente prusianas, un sesgo que durante la década de 1730 contribuyó a la derrota y la indecisión contra los tártaros y los turcos. Bajo la emperatriz Elizabeth Petrovna, el ejército revirtió parcialmente el precedente de Petrine, pero mantuvo un carácter europeo lo suficientemente fuerte como para rendirse cuentas en la Guerra de los Siete Años. Aunque en 1761 el péndulo de organización militar bajo Pedro III volvió a inclinarse breve y decisivamente a favor de los modelos inspirados en Prussian, un golpe de palacio en favor de su esposa, que se convirtió en la emperatriz Catalina II, dio paso a un largo período de renovado desarrollo militar. Durante el reinado de Catalina, el ejército libró dos grandes guerras contra Turquía y sus aliados de la estepa para emerger como la fuerza terrestre más grande de Europa. Tres comandantes fueron especialmente responsables de llevar el poder militar ruso contra los esquivos adversarios del sur. Dos, Peter Alexandrovich Rumyantsev y Alexander Vasilievich Suvorov, eran veteranos de la Guerra de los Siete Años, mientras que el tercero, Grigory Alexandrovich Potemkin, era un comandante y administrador de gran intelecto, influencia y talento organizativo.


Retrato ecuestre de Catalina II de Rusia (1729-1796) - Catalina II de Rusia en Uniforme de guardia de vida en el caballo Brillante, por Vigilius Eriksen

Durante la Primera Guerra Turca de Catalina (1768-1774), Rumyantsev empleó con éxito tácticas flexibles y simplificó la organización militar rusa para obtener importantes victorias en Larga y Kagul (ambas en 1770). Suvorov, mientras tanto, derrotó a la Confederación Polaca de Bar, luego de 1774 hizo campaña en la estepa de Crimea y Nogai. Al mismo tiempo, las formaciones regulares del ejército desempeñaron un papel importante en la supresión de la rebelión de Pugachev (1773-1775). Durante la Segunda Guerra Turca de Catalina (1787-1792), Potemkin emergió como el empresario de la victoria final sobre el Porte para la hegemonía sobre el litoral norte del Mar Negro, mientras que Suvorov emergió como tal vez el comandante de campo ruso más talentoso de todos los tiempos. Potemkin entendió de forma inherente el valor de las fuerzas de caballería irregulares en el sur, y tomó medidas para regularizar el servicio de cosacos y someterlos más plenamente a la autoridad militar rusa, o, en su defecto, a abolir a los anfitriones cosacos recalcitrantes. Siguiendo el precedente de Rumyantsev, también aligeró y multiplicó el número de infantería ligera y las formaciones de caballería ligera, al tiempo que enfatizó la utilidad y la practicidad en el taladro y en los equipos. En el campo, Suvorov refinó aún más las innovaciones tácticas de Rumyantsev para enfatizar "velocidad, evaluación, ataque". Los éxitos en el campo de batalla de Suvorov, junto con la conquista de Ochakov (1788) e Izmail (1790) e importantes salidas en todo el Danubio, llevaron a Rusia a Jassy (1792) en condiciones favorables. Incluso mientras la guerra se desarrollaba en el sur, el ejército en el norte una vez más derrotó a Suecia (1788-1790), luego en 1793-1794 invadió una Polonia rebelde, preparando el escenario para su tercera partición.


Vasily Surikov. Tropas rusas bajo Suvorov cruzando los Alpes. 1899. Óleo sobre lienzo. El Museo Ruso, San Petersburgo, Rusia

Bajo Pablo I, el ejército se burló de la imposición de la autoridad monárquica directa, sobre todo porque trajo otra breve alianza con los modelos militares prusianos. Suvorov fue desterrado temporalmente, pero más tarde fue llamado a liderar las fuerzas rusas en el norte de Italia como parte de la Segunda Coalición contra la Francia revolucionaria. En 1799, a pesar de la interferencia de Austria, Suvorov expulsó a los franceses del campo, y luego liberó a sus fuerzas de Italia a través de los Alpes. El siglo XVIII cerró con el ejército una característica fuertemente arraigada del poder imperial ruso, una fuerza a tener en cuenta tanto en las llanuras de Europa como en las estepas de Eurasia.

La armada del siglo XVIII

En contraste con el ejército, el precedente de los moscovitas proporcionó escasa inspiración para la Armada Imperial de Rusia, cuyos orígenes se encuentran claramente en Pedro el Grande. Enamorado del mar y de los barcos de vela, Peter tomó prestado tecnología y experiencia extranjeras para crear fuerzas navales tanto en el Mar de Azov como en el Báltico. Aunque la marina rusa siempre seguiría siendo "el segundo brazo" de una potencia esencialmente continental, las fuerzas marítimas figuraron prominentemente en los éxitos militares de Peter. Tanto en el sur como en el norte, sus flotas de galeras apoyaron al ejército en operaciones fluviales y costeras, y luego obtuvieron importantes victorias en el Báltico sobre los suecos, especialmente en Gangut / Hanko (1714). Peter también desarrolló una capacidad de navegación en aguas abiertas, de modo que para 1724 su Flota Báltica contaba con 34 barcos de línea, además de numerosas galeras y auxiliares. Flotillas más pequeñas navegaban los mares Blanco y Caspio.


Batalla de los estrechos de Chios (preludio a la batalla de Chesma) 5 de julio (24 de junio) de 1770 por Ivan Aivazovsky. 1848

Más dependiente que el ejército del sustento y mantenimiento rigurosos y regulares, la Armada Imperial de Rusia después de Pedro languideció hasta la era de Catalina II. Nombró a su hijo almirante general, revitalizó la Flota del Báltico y más tarde estableció Sebastopol como base para la flota del Mar Negro emergente. En 1770, durante la Primera Guerra Turca de la Emperatriz, un escuadrón del Almirante Alexei Grigorievich Orlov derrotó decisivamente a los turcos en Chesme. Durante la Segunda Guerra Turca, una flota rudimentaria del Mar Negro, bajo el mando del almirante Fyedor Fyedorovich Ushakov, con frecuencia operaba de forma independiente y en apoyo directo de las fuerzas terrestres. La misma cooperación tierra-mar se mantuvo en el Báltico, donde la flota de Vasily Yakovlevich Chichagov también terminó con las pretensiones navales suecas. Mientras tanto, en 1799 el almirante Ushakov obtuvo una serie de victorias en el Mediterráneo sobre los franceses, antes de que los rusos se retiraran de la Segunda Coalición.

El ejército y la armada en la primera mitad del siglo XIX

A principios de siglo, Alejandro I heredó un ejército considerable e inasequible, muchos de cuyos comandantes eran veteranos experimentados. Después de instituir una serie de reformas administrativas modestas para la eficiencia y la economía, incluida la creación de un verdadero Ministerio de Guerra, el Zar en 1805 se sumergió en las guerras de la Tercera Coalición. A pesar de toda su experiencia y flexibilidad, los rusos con o sin el beneficio de los aliados contra Napoleón sufrieron una serie de reveses o estancamientos, entre ellos Austerlitz (1805), Eylau (1807) y Friedland (1807). Después de que Tilsit Peace obtuviera cinco años de descanso, Grand Armée de Napoleón invadió Rusia en 1812. Tras una retirada rusa en el interior, Mikhail Illarionovich Kutuzov en septiembre dio una batalla indecisa en Borodino, seguida de otra retirada al sureste que descubrió Moscú. Cuando los franceses abandonaron Moscú en octubre, Kutuzov lo persiguió, reforzado por enjambres de partisanos y cosacos, quienes, junto con el hambre y el frío severo, hostigaron a la Gran Armada. En 1813, el ejército ruso luchó en Alemania, y en 1814 participó en la victoria de la coalición en Leipzig, seguida de una entrada de combate en Francia y la ocupación de París.

La finalización exitosa de las guerras napoleónicas todavía dejó a Alejandro I con un establecimiento militar demasiado grande e inasequible, pero ahora con la adición de elementos desafectos dentro del cuerpo de oficiales. Mientras que algunos oficiales gentry formaron sociedades secretas para defender las causas revolucionarias, el zar experimentó con el establecimiento de tropas establecidas, o colonias militares, para reducir los costos de mantenimiento. Aunque estas colonias fueron en muchos aspectos solo una extensión de la experiencia del siglo anterior con los colonos militares en la frontera, su aplicación generalizada generó mucho descontento. Después de la muerte de Alejandro I, los disturbios y la conspiración llevaron a un intento de golpe militar en diciembre de 1825.


Flota rusa del mar negro en una revista naval

El zar Nicolás reprimió enérgicamente la llamada rebelión decembrista y luego impuso un orden en el suelo del desfile. Su ejército permanente creció hasta alcanzar el millón de efectivos, pero su sistema de reclutamiento obsoleto y su infraestructura de apoyo tradicional eventualmente se mostraron incapaces de enfrentar los desafíos de la modernización militar. Superficialmente, el ejército era un modelo de rutina predecible y disciplina severa, pero sus defectos inherentes, incluyendo armas anticuadas, incapacidad para una rápida expansión y falta de movilidad estratégica, llevaron inexorablemente a la derrota de Crimea. El ejército fue capaz de someter a los insurrectos militares polacos (1830-1831) y los revolucionarios húngaros (1848), y combatir con éxito a persas y turcos (1826-1828, 1828-1829), pero en el campo quedó rezagado con respecto a sus homólogos europeos más modernos. Luchando desde 1854 hasta 1856 contra una coalición aliada en Crimea, los rusos sufrieron la derrota en Alma, las fuertes pérdidas en Balaklava y Inkerman, y la humillación de la rendición en Sebastopol. Solo la experiencia de la guerra prolongada en el Cáucaso (1801-1864) proporcionó un antídoto no convencional a la "paradomanía" convencional de San Petersburgo, que había inspirado tan a fondo la derrota de Crimea. Así, las montañas reemplazaron a la estepa como el polo sur en una versión actualizada de la dialéctica del norte del siglo anterior.


Defensores de Sebastopol - Vasily Igorevich Nesterenko (1967, Rusia, Pavlograd)

Durante la primera mitad del siglo XIX, la marina también experimentó su propia versión de la misma dialéctica. Durante un breve período, la marina rusa bajo el Almirante Dmity Nikolayevich Senyavin hostigó a las fuerzas turcas en el Egeo, pero después de Tilsit, la Marina Real Británica gobernó tanto en el Báltico como en el Mediterráneo. En 1827, los rusos se unieron a los británicos y franceses para golpear a los turcos en Navarino, pero en el norte, la Flota Báltica, al igual que el establecimiento militar de San Petersburgo, pronto degeneró en una fuerza de desfile imperial. Solo en el Mar Negro, donde las unidades apoyaban regularmente a las fuerzas terrestres rusas en el Cáucaso, la Marina revelaba cualquier visión táctica y operativa sostenida. Sin embargo, este logro pronto resultó contraproducente, ya que la victoria naval rusa en 1853 sobre los turcos en Sinope atrajo a los británicos y franceses a la causa turca, preparando así el escenario para la intervención aliada en Crimea. Durante la Guerra de Crimea, los buques aliados accionados por vapor y por tornillo atacaron a voluntad tanto en el norte como en el sur, revelando así el atraso esencial de la marina de guerra rusa.

El ejército y la armada durante la segunda mitad del siglo XIX

La era de las Grandes Reformas de Alejandro II marcó un hito importante para ambos servicios. En una serie de reformas entre 1861 y 1874, el Ministro de Guerra Dmitry Alexeyevich Milyutin creó los cimientos para una verdadera fuerza de tierra basada en cuadros y reservas. Facilitó la introducción de una obligación de servicio universal, y se rearmó, se volvió a equipar y se volvió a desplegar el ejército para enfrentar la amenaza emergente de Alemania y austro-húngara en la frontera occidental del Imperio. En 1863-1864, el ejército una vez más reprimió una rebelión polaca, mientras que en las décadas de 1860 y 1870, pequeñas fuerzas móviles figuraron en extensas conquistas militares en Asia Central. La guerra también estalló con Turquía en 1877-1878, durante la cual el ejército, a pesar de un inicio irregular, un liderazgo de campo inconsistente y las deficiencias en la logística y el apoyo médico, se desempeñó bien, especialmente en una campaña decisiva en el teatro europeo al sur de la cordillera de los Balcanes. . Circunstancias similares se regían en el teatro de Transcausus, donde el ejército superó los reveses iniciales para apoderarse de Kars y llevar la campaña a Asia Menor.

Después de la guerra de 1877-1878, las prioridades de planificación y despliegue vincularon al ejército más estrechamente con la frontera militar occidental y especialmente con los despliegues en tiempos de paz en la Polonia rusa. Con considerable dificultad, Alejandro III presidió una modernización de la fuerza limitada que presenció la adopción de armas de pólvora sin humo y los cambios en el tamaño y la estructura de la fuerza que mantuvieron al ejército en términos casi iguales con sus dos adversarios potenciales más significativos, la Alemania imperial y Austria-Hungría. Al mismo tiempo, el fin de siglo trajo nuevos compromisos militares extensos al Lejano Oriente, tanto para proteger los intereses imperiales en expansión como para participar en la supresión de la Rebelión Boxer (1900).


Ejército y marina rusos 1904-1905

Los mismos desafíos de la modernización de la fuerza y ​​las diversas responsabilidades acosaban a la armada, tal vez más que al ejército. Durante los años 1860 y 1870, la marina hizo la difícil transición de navegar a vapor, pero posteriormente tuvo que lidiar con requisitos geoestratégicos cada vez más diversos que exigían la retención de las fuerzas navales en al menos cuatro teatros (Báltico, Norte, Mar Negro y Pacífico), Ninguno de los cuales se apoyaban mutuamente. Simultáneamente, el Almirantazgo ruso lidió con cuestiones de rol e identidad, considerando si la misión principal de la marina en la guerra consistía en la defensa de las costas y el comercio o en el logro de la verdadera supremacía del "agua azul" en la tradición de Alfred Thayer Mahan y su naval ruso discipulos No obstante, en 1898, Rusia poseía la tercera armada más grande de Europa (diecinueve naves capitales y más de cincuenta cruceros), principalmente gracias a los programas de construcción de buques de Alejandro III.

El ejército y la armada de Nicolás II

Bajo el último zar de Rusia, el ejército pasó de la derrota al desastre y la desesperación. Inicialmente comprometido y dividido por una nueva dicotomía entre el Lejano Oriente y la frontera militar europea, al ejército le fue mal en la guerra ruso-japonesa de 1904-1905. La mala visión estratégica y aún peor la ejecución en el campo de batalla en una guerra del litoral del Lejano Oriente trajo la derrota porque Rusia no pudo aprovechar sus abrumadores recursos. Mientras que la marina cedió tempranamente la iniciativa y el comando del mar a los japoneses, las acumulaciones de la fuerza terrestre rusa a través de vastas distancias fueron lentas. El ayudante general Alexei Nikolayevich Kuropatkin y sus subordinados carecían de la capacidad para combatir acciones de demora de expertos o para dominar las complejidades de los compromisos de reuniones que se convirtieron en batallas y operaciones principales. Atado a una línea de comunicaciones de 8 mil kilómetros, el ejército marchó a través de una serie de reveses desde las orillas del Yalu (mayo de 1904) hasta los alrededores de Mukden (febrero-marzo de 1905). Aunque la guarnición en Port Arthur conservó la capacidad de resistir, la rendición prematura de la fortaleza a principios de 1905 simplemente se sumó a la humillación rusa.

A la armada rusa imperial le fue aún peor. A excepción de Stepan Osipovich Makarov, quien fue asesinado temprano, los almirantes rusos en el Lejano Oriente presentaron una imagen de indolencia e incompetencia. El escuadrón ruso del Pacífico en Port Arthur realizó varias incursiones a medias, y luego fue embotellado en su base por el almirante Togo, hasta finales de 1904, cuando la artillería de asedio japonesa golpeó al escuadrón en pedazos. Cuando el zar envió a su Flota Báltica (rebautizada con el Segundo Escuadrón del Pacífico) al Lejano Oriente, fue presa de los japoneses en Tsushima (mayo de 1905) en una batalla naval de aniquilación. En total, el zar perdió quince barcos capitales en el Lejano Oriente, la columna vertebral de dos flotas de batalla.

Los años entre 1905 y 1914 fueron testigos de renovación y reconstrucción, ninguno de los cuales fue suficiente para preparar al ejército y la armada del zar para la Primera Guerra Mundial. La derrota del Lejano Oriente alimentó los fuegos de la Revolución de 1905, y ambos servicios fueron testigos de motines dentro de sus filas. Una vez que los disidentes fueron eliminados, las tropas del ejército en pie fueron empleadas generosamente hasta 1907 para reprimir el desorden popular. Para 1910, la estabilidad y las mejores condiciones económicas permitieron al Ministro de Guerra del Ayudante General Vladimir Alexandrovich Sukhomlinov emprender reformas limitadas en la estructura de reclutamiento, organización, despliegue, armamento y suministro del ejército. Se podría haber hecho más, pero la marina desvió preciosos fondos para programas ambiciosos de construcción naval para restaurar el poder y el prestigio del segundo brazo. El objetivo general era preparar a Rusia para la guerra con la Triple Alianza. La obsesión con la amenaza frente a la frontera militar occidental eliminó gradualmente las dicotomías anteriores y subsumió todas las demás prioridades estratégicas.



El estallido de las hostilidades en 1914 llegó demasiado pronto para que varios proyectos de reforma y reconstrucción tuvieran éxito. Nuevamente, los rusos sufrieron de un alcance estratégico y redujeron demasiado sus recursos militares y navales. Además, los líderes militares no lograron establecer vínculos sólidos entre el diseño y la aplicación, entre los medios y los objetivos, y entre las tropas y sus instancias de comando. Estas y otras deficiencias, que incluyen un sistema logístico inadecuado y la incapacidad del régimen para movilizar al frente interno para apoyar al frente de combate, resultaron desastrosas. Así, los rusos movilizaron con éxito a 3,9 millones de soldados para una corta guerra de aniquilación militar, pero los primeros desastres en Prusia Oriental en Tannenberg y los Lagos de Masuria, junto con una ofensiva estancada en Galicia, condujeron inexorablemente a una prolongada guerra de desgaste y agotamiento. En 1915, cuando la presión ofensiva alemana hizo que el Comando Supremo ruso acortara su frente en la Polonia rusa, la retirada se convirtió en una derrota costosa. Una de las pocas notas positivas llegó en 1916, cuando el Frente Sudoeste de Rusia, bajo el mando del general Alexei Alexeyevich Brusilov, lanzó quizás la ofensiva más exitosa de toda la guerra en todos sus frentes. Mientras tanto, una marina que todavía no se recuperó completamente de 1904-1905 generalmente cumplió con sus funciones de apoyo requeridas. En el Báltico, colocó campos de minas y protegió los enfoques de Petrogrado. En el Mar Negro, después de las dificultades iniciales con las unidades alemanas que servían bajo los colores turcos, la flota tuvo un buen desempeño en una serie de operaciones de apoyo y operaciones anfibias.


El Sikorsky Il'ya Muromets de la era de la Primera Guerra Mundial, el primer bombardero pesado con 4 motores

En última instancia, una combinación de sangrado aparentemente interminable, cansancio de la guerra, ineficiencia gubernamental y la ineptitud política del régimen facilitaron la propagación del sentimiento pacifista y revolucionario tanto en el ejército como en la marina. A principios de 1917, se había establecido suficiente malestar para hacer que ambos servicios fueran incapaces de una lealtad constante o de operaciones de combate sostenidas y efectivas. Al final, ni el ejército ni la armada ofrecieron pruebas contra los enemigos internos y externos del zar.

jueves, 21 de marzo de 2019

Guerra del Paraguay: El conflicto más sangriento de la historia latinoamericana

Guerra de la Triple Alianza, (1864-1870)

Weapons and Warfare





La guerra más larga y violenta de Sudamérica. La guerra comenzó en noviembre de 1864, cuando Brasil se entrometió en los asuntos internos de Uruguay, una acción que provocó una respuesta inmediata del dictador belicoso de Paraguay, el presidente del mariscal Francisco Solano López. López estaba convencido de que el dominio brasileño de Uruguay alteraría el equilibrio de poder en la región y reaccionó bloqueando el río Paraguay e invadiendo la provincia brasileña de Matto Grosso. No contento con Brasil como enemigo, provocó a Argentina al cruzar la Provincia de Missiones para atacar a Brasil desde el oeste. El 1 de mayo de 1865, en respuesta a los ataques de López, Argentina, Brasil y Uruguay formaron una alianza y declararon la guerra a Paraguay. Los embates iniciales de Paraguay en Brasil y Argentina pronto se vieron frustrados, y López se vio obligado a defenderse por el resto del conflicto. Aunque ampliamente superado en número, el ejército de Paraguay era moderno y bien disciplinado.

López comenzó a enviar grupos de asalto de 100 a 200 hombres a través de la Paraña para hostigar a los campos aliados. Después de algunas semanas de estos ataques, a mediados de abril, los paraguayos hicieron un importante intento en canoa por recuperar una posición de batería en un banco de arena en Itapiru; esto fue rechazado, y de la fuerza de asalto inicial de 800 personas, solo 300 regresaron a sus líneas. Después de este éxito, los Aliados comenzaron una importante operación de cruce de ríos cerca de la confluencia de los ríos Paraguay y Paraña, y comenzó la invasión de Paraguay.

Durante un período de dos semanas, un ejército de 57,000 tropas aliadas (42,000 de infantería y 15,000 de caballería) fue transportado a través del Río Paraña en dos olas principales. Los cruces fueron apoyados por guardias de hierro de la Armada brasileña y, a pesar de algunos ataques paraguayos, toda la operación transcurrió sin problemas significativos. Esto fue algo así como un milagro logístico para los estándares del día: durante la guerra en general, los soldados de ambos ejércitos fueron transportados, alimentados y abastecidos muy mal. Todo el sistema logístico todavía estaba basado en caballos, con trenes que apenas se usaban para el transporte de tropas y solo por los paraguayos. De las cuentas de los participantes sabemos que uniformes, armas y municiones. se suministraron de forma irregular, y solo los brasileños lograrían una mejora gradual de su sistema de suministro antes del final de la guerra.




El retiro paraguayo se detuvo en Estero Bellaco, donde tenían los dos ríos Paraguay y Paraña protegiendo sus flancos derecho e izquierdo. En los márgenes de las vías fluviales, un terreno carrizal de lagunas, marismas y bancos de arena estaba dominado aquí y allá por hummocks y acantilados altos, desde los cuales la artillería podía disparar contra la infantería que luchaba en el lodo de abajo. En Estero Bellaco, el 2 de mayo, el General José E. Díaz con unos 6,000 paraguayos atacó a unos 8,000 soldados aliados, y en particular a la vanguardia, compuesta principalmente por los uruguayos de Gen Flores. Los batallones de infantería uruguayos formaron plazas defensivas y repelieron a los atacantes; Los paraguayos perdieron 2,300 hombres, pero la vanguardia aliada fue más o menos destruida. Después de esta acción de castigo, los Aliados se movieron una corta distancia hacia el norte hasta el área alrededor de Tuyuti, donde construyeron un inmenso campamento parcialmente defendido con atrincheramientos y fortificaciones de campo.

López ahora reunió a todas las tropas a su disposición, incluidos sus mejores regimientos de caballería y batallones de infantería; esta fuerza de alrededor de 24,000 veteranos fue la mejor que Paraguay ha desplegado nunca. El plan de López era simple: un ataque general sorpresa contra las posiciones aliadas, con cuatro columnas de ataque cada una liderada por la caballería. Los más de 35,000 soldados aliados en los campos (cerca de 22,000 brasileños, 11,800 argentinos y 1,200 uruguayos u “Orientales”) se estaban reorganizando para un mayor avance en Paraguay.

La primera batalla de Tuyuti comenzó en la mañana del 24 de mayo de 1866, cuando las columnas de ataque fueron ordenadas (de derecha a izquierda) por Gen Barrios, Col Díaz, Col Marco y Gen Resquin. La primera columna que avanzó fue la de Marco, apuntando al centro del ejército aliado; después de haber derrotado a la principal infantería uruguaya, fue rechazado por las brigadas brasileñas, en parte gracias a la protección inteligente de la artillería del Maj Emilio Mallet con una gran zanja húmeda. La columna de Díaz atacó a la derecha de Marco, donde tuvo que dividirse para pasar alrededor de una laguna. Al golpear a los aliados en el centro de la izquierda, fue derrotado por la mayoría de los uruguayos y por las unidades brasileñas traídas de la reserva, y fue completamente destruida. El gancho retrasado del general Barrios en el flanco izquierdo aliado barrió las pocas unidades brasileñas en su camino y casi llegó a los campos antes de ser contrarrestado por la caballería de la reserva brasileña. Las columnas pesadas de caballería de Gen Resquin atacaron a los argentinos en el ala derecha aliada. Una cuenta declara que la caballería argentina fue derrotada cuando lucharon desmontados; cualquiera que sea la verdad de eso, la infantería argentina ciertamente formó plazas y rechazó a la caballería paraguaya con gran pérdida. Los paraguayos presionaron sus ataques con valentía, pero fueron rechazados gradualmente y, en algunos casos, rodeados de contraataques aliados, antes de abandonar el campo.


Batalla de Tuyutí

La batalla más importante de la guerra, en Tuyuti el 24 de mayo de 1866, fue la más grande jamás peleada en suelo sudamericano, involucrando a unos 24,000 paraguayos contra 35,000 tropas aliadas. Las cifras de siniestros son aproximadas y, dada la atención médica rudimentaria disponible, los números enumerados para heridos sin duda ocultan muchas muertes adicionales. Sin embargo, con estas reservas, Tuyuti probablemente le costó a Paraguay unas 13,000 víctimas (casi el 55 por ciento), de las cuales al menos la mitad murió, y los Aliados alrededor de 2,400 muertos y 3,000 heridos (cerca del 15 por ciento), una proporción combinada de bajas del 31 por ciento de Los comprometidos en ambos lados. Para poner esas cifras en contexto: en "Bloody Antietam", en septiembre de 1862, los Confederados sufrieron alrededor del 30.4 por ciento de bajas y los Federales alrededor del 17.7 por ciento, dando una proporción combinada de 22.7 por ciento.

Después de pérdidas tan severas e insustituibles en este "Waterloo sudamericano", los paraguayos nunca más pudieron organizar una gran operación ofensiva contra los Aliados con alguna posibilidad de victoria. Su derrota final fue simplemente una cuestión de tiempo, sin importar la determinación con la que López defendió el territorio nacional. Comenzó a retirarse lentamente, y emborronó la búsqueda de los aliados el 18 de julio en Boqueron. Aquí quizás 6.000 paraguayos bajo el Gen Elizardo Aquino atacaron a un número similar de argentinos y uruguayos liderados por el Gen argentino León de Pallejas; las bajas fueron muy pesadas en ambos bandos, y ambos comandantes fueron asesinados. Al reanudar su retirada, los paraguayos construyeron baterías fortificadas en muchos puntos estratégicos; cuando los aliados los alcanzaron, los defendieron obstinadamente antes de que los sobrevivientes intentaran escapar. Un ejemplo típico fue el fuerte en Curuzu, atacado del 1 al 3 de septiembre; apoyados por disparos navales, unos 8,000 soldados brasileños y 1,000 argentinos fueron desembarcados y tomaron el fuerte de 2,500 defensores. El costo incluyó al buque de guerra brasileño Río de Janeiro, que se hundió después de golpear dos minas paraguayas.

Curupayti

Las tácticas paraguayas fueron reivindicadas espectacularmente el 22 de septiembre de 1866, cuando unos 17,000 soldados aliados atacaron a 5,000 paraguayos defendiendo una doble línea defensiva de baterías fortificadas ancladas en la ribera alta del Río Paraguay en Curupayti. Hubo una discusión entre los comandantes brasileños y argentinos sobre el plan de ataque y, a pesar de apoyar el fuego de los barcos brasileños, los asaltos aliados fueron rechazados con terribles pérdidas. Los paraguayos habían concentrado 50 piezas de artillería y siete batallones de infantería para defender la posición; después de atravesar la primera línea, la infantería aliada quedó atrapada en un terreno bajo y abierto bajo los cañones de la segunda línea dominante, y fue asesinada. Los paraguayos perdieron sólo 92 muertos; Las bajas aliadas fueron reportadas como 4,000 muertos, con un número aún mayor de heridos y abandonados cuando los Aliados retrocedieron. Las tropas argentinas sufrieron particularmente mal, y sus sobrevivientes recordaron la acción como mal planeada y condenada desde el principio. Esta derrota aseguró que la guerra duraría quizás un año más de lo necesario. Una larga pausa en las operaciones activas seguiría antes de que los Aliados pudieran reanudar la guerra de maniobras.

Después de esta costosa y desmoralizante derrota, el ejército aliado tuvo que reagruparse y reorganizarse durante muchos meses durante los cuales permaneció acampado alrededor de Tuyuti, aunque continuaron las sondas menores, las incursiones y el bombardeo de los objetivos del río. Este largo período de inactividad vio la propagación de enfermedades en todos los campos, causando miles de muertes, particularmente entre los argentinos y uruguayos. A principios de 1867, el presidente Mitre de Argentina y el presidente Flores de Uruguay se vieron obligados a regresar a sus capitales para enfrentar a la oposición interna, y el mando aliado supremo pasó en febrero al general brasileño Luis Alves de Lima e Silva (más tarde creado duque de Caxias) Hasta que Mitre regresó en agosto de 1867.

Desde su nombramiento como comandante del ejército brasileño en octubre de 1866, Caxias comenzó a instituir reformas que mejoraron notablemente su calidad; reemplazó a los oficiales inadecuados, supervisó el reentrenamiento y el reequipamiento y mejoró, al menos en cierta medida, el sistema de suministro y los cuerpos médicos crónicamente inadecuados. A fines de julio de 1867, un diplomático británico informó que el ejército tenía 5,000-6,000 enfermos, pero 45,000 brasileños, 7,000-8,000 argentinos y 1,000 uruguayos en el campo. Cada mes llegaba un flujo constante de aproximadamente 2,000 refuerzos para mantener estos números.

Lopéz usó este período para concentrar sus últimas tropas alrededor de su cuartel general y la principal fortaleza del río en Humaita, y para reclutar nuevos soldados de la milicia. Esto no parece haber tenido resultados impresionantes, según el mismo corresponsal británico, GZ Gould: sus informantes le dijeron que de un total de 20,000 soldados paraguayos, solo 12,000 en el mejor de los casos eran de calidad adecuada, el resto eran ancianos, inválidos y niños. Desde los 12 años de edad. Aunque los paraguayos habían capturado previamente un número de rifles Minié, la mayoría todavía llevaba pedernales de ánima lisa. El ejército carecía de caballos, y los que tenían estaban en malas condiciones.



Durante la segunda mitad de 1867, los Aliados quedaron básicamente paralizados por el formidable obstáculo de la gran fortaleza de Humaita, que era el corazón de la defensa de López. Después de volver a reanudar el comando aliado en general, Mitre se mostró a favor de un viaje directo por el río llevado y apoyado por la armada brasileña, pero los comandantes brasileños no estaban dispuestos a arriesgar buques de guerra y transportes de tropas contra la poderosa artillería de Humaita. Construido en un magnífico sitio defensivo al mando de una pronunciada curva en S del Río Paraguay, este "Sebastopol paraguayo" era un extenso complejo de bastiones y casamatas de piedra que montan 114 piezas de artillería distribuidas en 12 baterías, la mayoría de ellas dominando los estrechos protegidos por tres Cadenas de barreras, dos líneas de minas explosivas y una estacada de chicane. Antes de intentar forzar este pasaje, los brasileños insistieron en operaciones terrestres alrededor del flanco izquierdo de los paraguayos, para cortar las líneas de comunicación y suministro de la fortaleza desde Asunción. Durante un período de relativa inactividad en noviembre de 1867, los paraguayos lanzaron un ataque contra los campamentos atrincherados Aliados en Tuyuti. Aunque esto logró algunas penetraciones, fue numéricamente demasiado débil para tener éxito, y fue rechazado después de que cada lado sufriera unas 2,400 bajas.
En enero de 1868, el presidente Mitre se vio obligado a regresar una vez más a Buenos Aires para tratar con los opositores políticos. Caxias fue nombrado definitivamente comandante en jefe aliado, obteniendo la libertad de conducir la campaña según su propia visión. Aisló a Humaita por operaciones en sus aproximaciones terrestres, y el 19 de febrero su flota se movió río arriba. Los acorazados bombardearon las baterías, y después de algunos contratiempos y una gran cantidad de daños forzaron un pasaje; algunos luego hicieron el gesto de humear hasta llegar a Asunción. Alarmado, el vicepresidente Domingo Sánchez ordenó la evacuación del gobierno paraguayo de Asunción a Luque, y en las próximas semanas muchos otros ciudadanos también huirían de la capital. Aunque siempre se requería una batalla para hacerlo, la flota brasileña ahora podía pasar de Humaita, bombardear y aterrizar tropas.

Cortada por todos lados y quedándose sin comida y municiones, la guarnición de Humaita finalmente se rindió el 24 de julio de 1868. En septiembre, López abandonó una línea defensiva a lo largo del Río Tebicuary y volvió a acercarse a la capital. Su ingeniero británico George Thompson construyó una línea defensiva fortificada a 22 millas (35 km) al sur de Asunción, que se extiende desde las fuertes baterías del río en Angostura, a lo largo del arroyo Pikysyry y 6 millas (10 km) hacia el este, hacia los pantanos de la Laguna Ypoa. Mientras tanto, los aliados avanzaron hacia el norte por el río Paraguay, acompañados por la flota brasileña, continuaron lenta pero constantemente.

Para diciembre de 1868, la línea Pikysyry, suministrada desde Villeta, estaba en manos de unas 12,000 tropas paraguayas con 85 cañones; En lugar de intentar ataques frontales, Caxias mostró su talento. Envió una parte fuerte de su fuerza a través de la orilla oeste; Pídales que construyeran una carretera de “pana” de madera por algunos kilómetros a través de las marismas para llevarlos al norte; y el 4 de diciembre los envió de vuelta a la orilla este de San Antonio, muy por detrás de la línea defensiva paraguaya. Caxias luego dirigió su ejército hacia el sur, derrotando en detalle a las mucho más débiles fuerzas paraguayas del Gen Bernardino Caballero en Ytororo el 6 y Avay el 12 de diciembre. El 24 de diciembre, López rechazó los términos de rendición ofrecidos por los Aliados y huyó a Cerro León. Después de otra victoria aliada en Ypacarai el día de Navidad, López lideró personalmente 10,000 hombres contra más del doble que muchos aliados en un ataque sin esperanzas en Lomas Valentinas (Yta-Ibate) el 27 de diciembre.

El 1 de enero de 1869, las tropas brasileñas entraron en Asunción, que fue completamente ocupada el 5 y sometida a saqueos. Dos semanas después, Caxias renunció a su mando, aparentemente debido a su mala salud; parece haber argumentado en contra de gastar más vidas y fondos persiguiendo a López hasta el amargo final, pero para el emperador Pedro II esto ahora era un asunto personal.

El ejército paraguayo se retiró al noreste, pero fue derrotado en las batallas en Caacupé y Piribebuy el 15 de agosto de 1869. La victoria aliada en Piribebuy bajo el Conde d’Eu, Gaston Luis Felipe d'Orleans, destruyó al ejército paraguayo como una fuerza de combate efectiva. Sin embargo, López fue capaz de reunir los restos de su fuerza y ​​librar la guerra de guerrillas desde el norte. El 1 de marzo de 1870, una unidad de caballería brasileña acorraló al presidente del mariscal Francisco Solano López y su banda en el cerro Cora. López y su hijo fueron asesinados, y la guerra terminó.

La guerra demostró la capacidad de las repúblicas latinoamericanas para librar una guerra moderna en gran escala. Paraguay exhibió extraordinarios recursos, improvisando según fue necesario, construyendo barcos y armamentos con sus propios recursos y continuando la guerra en las circunstancias más adversas. Brasil y Argentina organizaron grandes ejércitos y resolvieron problemas de comandos aliados.

La guerra devastó a Paraguay, que perdió entre el 8,6 y el 18,5 por ciento de su población, así como el 38 por ciento de su territorio nacional. Además, la vibrante economía de la preguerra de Paraguay fue destruida y el país se hundió en un período de inestabilidad política. Sin embargo, Argentina logró importantes ganancias territoriales con relativamente poca perturbación de su economía o estabilidad política. El impacto de la guerra en Brasil fue mixto: se ganó territorio y los militares obtuvieron un nuevo respeto, pero el costo de la guerra en vidas y fondos brasileños fue alto.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Entreguerra: La inmigración rusa a la Alemania de Weimar

La emigración rusa en Alemania - Post 1917





Weapons and Warfare

Muchos emigrantes rusos abandonaron Alemania en 1933, o poco después; entre ellos estaban Simon Dubnov, Grigorii Landau, Semen Frank, Leonid Pasternak, Roman Gul 'y Vladimir Nabokov. Muchos otros confiaron en el anti-bolchevismo del nuevo régimen y no lo rechazaron hasta mucho más tarde, como fue el caso con los filósofos Ivan Il’in y Boris Vysheslavtsev. Un buen número ofreció sus servicios como nacionalsocialistas rusos a varias organizaciones del nuevo orden, no siempre para su satisfacción, ya que el Tercer Reich consideraba a los emigrantes como lamentos y intrigantes, un grupo egoísta que necesitaba ser observado y ponerse en línea. Pero muchos de ellos colaboraron con las autoridades nazis hasta el amargo final, mientras que decenas de los que alguna vez buscaron refugio en Berlín fueron luego perseguidos y asesinados en toda Europa: este fue el destino de Mikhail Gorlin y Raisa Bloch en París. , y de Simon Dubnov en Riga, por nombrar solo tres.

Para la mayoría de los emigrantes, el inicio del gobierno nazi significaba simplemente que la vida continuaba, con actividades comunitarias, funciones, bailes, aniversarios, búsqueda de empleo y cosas por el estilo. Incluso los judíos rusos en Berlín ignoraban por mucho tiempo la gravedad de su situación. En 1936, la “Oficina de intermediarios rusos” se reconstituyó bajo la dirección del general Biskupskii, sobre todo, para clasificar a las organizaciones de emigrantes rivales. También significaba que tenía que aceptar una serie de directivas lingüísticas, como las emitidas después de la firma del Pacto Molotov-Ribbentrop en agosto de 1939 y la invasión de Polonia, en virtud de las cuales tenían que aceptar que el pacto era totalmente de interés. del pueblo ruso.

El decisivo punto de inflexión no llegó, por supuesto, hasta el inicio de la invasión alemana de la Unión Soviética el 22 de junio de 1941. Ahora, muchos emigrantes se vieron con la oportunidad de regresar a sus hogares y de cambiar el eslogan de los "anti-bolcheviques". lucha por los hechos, junto con la Wehrmacht, la SS y las Unidades Especiales.

Un buen número de emigrantes colaboraron con los alemanes para trabajar hacia este objetivo. Los emigrantes rusos en los países ocupados por la Wehrmacht informaron a las oficinas intermediarias rusas en París, Varsovia y Bruselas, prestaron juramento de lealtad al Tercer Reich (como lo hicieron los generales Golovin, Kusonskii y von Lampe) y luego informaron a sus unidades, aunque sospechoso. o miembros no cooperativos de la comunidad emigrante fueron acosados ​​y, a veces, incluso encarcelados. La actitud de las autoridades alemanas hacia los emigrantes era, sin embargo, inconsistente y ambivalente: por un lado, se necesitaba a los emigrantes, por otro lado, se los consideraba poco confiables. Después de todo, era la consigna de Hitler que "nadie más que alemanes debería serlo". El despliegue de emigrantes rusos estaba, por lo tanto, sujeto a varias limitaciones: los emigrantes de la primera generación y los antiguos miembros del Ejército Rojo tenían dificultades para ponerse de acuerdo sobre las cosas, algunas organizaciones alemanas tenían una gran sospecha de los "rusos" como tal, mientras que los planes opuestos de los alemanes carecían de uniformidad. La idea de formar un Ejército de Liberación de Rusia bajo el mando del general Andrei Vlasov, que había sido capturado en julio de 1942, se pospuso una y otra vez debido a la ansiedad alemana por armar a extranjeros, y no se desplegó hasta la primavera de 1945. Emigrantes de los años de entreguerras se unió al ejército Vlasov y a la Wehrmacht como traductores, especialistas y comandantes de las unidades voluntarias rusas; unos 1.500 emigrantes rusos de Francia se unieron a la Wehrmacht, mientras que ca. 1.200 de Alemania le fueron asignados como traductores. Como medida de precaución, se reunieron listas de expertos emigrantes que podrían participar en la administración y reconstrucción de los territorios ocupados. Cientos de emigrantes rusos, ucranianos, georgianos y otros trabajaron como traductores en el Ministerio del Reich para los Territorios Orientales Ocupados, las Organizaciones Todt y Speer, en la contrainteligencia alemana y en el Ministerio de Propaganda del Reich. Oficiales superiores de la emigración rusa blanca (los generales Arkhangel'skii, von Lampe, Dragomirov, Golovin, Kreiter, cosacos atramas Abramov, Balabin y Shkuro) se unieron al movimiento Vlasov, al igual que representantes de nuevas organizaciones que solo se habían formado en el exilio, pero Esto tampoco carecía de problemas, ya que la sospechosa Gestapo seguía los pasos de los emigrantes.

Algunos de los principales representantes de la emigración que colaboraron con la Wehrmacht fueron capturados después de la victoria del Ejército Rojo en el Este, deportados y juzgados en Moscú o Jarkov, y posteriormente ejecutados. Los que pudieron huir a las zonas occidentales de Alemania después de la guerra desaparecieron en la segunda ola de refugiados.

martes, 19 de marzo de 2019

Esclavismo: El ADN de las pipas de tabaco revela el pasado

Qué revela el ADN oculto en una pipa de tabaco de plantación 

Los arqueólogos han comenzado a buscar datos genéticos dentro de objetos ordinarios como tuberías, que pueden contener saliva de siglos de antigüedad.

SARAH ZHANG | The Atlantic



Varios fragmentos de tubo de arcilla.

Fragmentos de pipa de tabaco encontrados en Belvoir. Son extremadamente comunes en los sitios arqueológicos del siglo XIX. DMOT SHA
Lo bueno de las pipas de tabaco, según Julie Schablitsky, es que son difíciles de encontrar. Eran omnipresentes en los siglos XVII, XVIII y XIX, hasta el punto, dice ella, que "donde quiera que haya personas durante este período histórico, encontrará estas pipas de arcilla en el suelo". Y donde estas personas quedaron rotas Las pipas de tabaco, también estaban dejando sin saberlo su ADN.

Tradicionalmente, el estudio arqueológico del ADN se ha centrado en restos humanos como huesos y dientes. Pero los genetistas ahora pueden extraer ADN oculto dentro de objetos comunes, incluidas las pipas de tabaco, que pueden contener saliva de siglos de antigüedad. Schablitsky, arqueóloga de la Administración de Carreteras del Estado de Maryland, y sus colaboradores analizaron recientemente el ADN de una de esas tuberías del siglo XIX, descubiertas en los barrios de esclavos de una plantación de Maryland llamada Belvoir.

El ADN mostró que una mujer había usado la tubería y su ascendencia genética más cercana a las personas que viven hoy en Sierra Leona. Probablemente estaba esclavizada en la plantación.



Schablitsky tuvo la idea de analizar el ADN en la tubería de hablar con los descendientes de personas esclavizadas en Belvoir. Cuando su equipo encontró los barrios de esclavos en 2014, se pusieron en contacto con un historiador que se especializa en la historia afroamericana local y que difundió la noticia. La noticia finalmente llegó a Shelley Evans, una maestra de escuela retirada de la ciudad de Baltimore. Ella había encontrado registros de su antepasado Thomas Burley, un hombre libre, que había comprado a su esposa e hija como esclavas en Belvoir. "Mi tercera bisabuela, ella vivió aquí", dice Evans. "Ella nació allí. Su mamá y su papá también tenían que haber estado allí ”. La tubería podría haber pertenecido a uno de sus antepasados.


Un marcador histórico para Belvoir, que se asoció con la familia de Francis Scott Key (Shelley Evans)


Excavaciones en Belvoir, que muestran el piso de ladrillos de los barrios de esclavos (MDOT HSA)

Así que mientras excavaban los cuarteles de los esclavos, Schablitsky y su equipo recolectaron fragmentos de tubería, usando pinzas esterilizadas para prevenir la contaminación. Se enfocaron particularmente en las tuberías, porque la arcilla es porosa, lo que significa que el ADN en la saliva puede penetrar fácilmente en el interior. En contraste, el ADN solo se asienta en la superficie de artefactos metálicos como arpas de mandíbulas o tenedores, y es poco probable que esté presente después de décadas en el suelo.

Schablitsky envió cuatro muestras de tuberías a un antiguo laboratorio de ADN de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Uno de los cuatro produjo suficiente ADN para un análisis posterior. Desafortunadamente, el ADN todavía estaba demasiado degradado para vincularse a individuos vivos hoy. Pero el laboratorio de Illinois se puso en contacto con Hannes Schroeder en la Universidad de Copenhague, quien se especializa en trabajar con ADN antiguo y degradado.


La pipa de tabaco de la que se extrajo el ADN de una mujer (MDOT HSA)


El laboratorio de Schroeder utiliza algoritmos para comparar el material genético de muestras antiguas con el de las poblaciones de referencia modernas de todo el mundo. Anteriormente había utilizado el ADN para rastrear los orígenes de las personas esclavizadas enterradas en la isla caribeña de Saint Martin. Un documento de 2015 conectó a estas personas con grupos de habla bantú en Camerún y otros en los actuales Nigeria y Ghana.

Schroeder aplicó las mismas técnicas al ADN tomado de la tubería en Belvoir. De las poblaciones de referencia africanas, la mujer en Belvoir era más similar a la gente de Mende en Sierra Leona.

Investigaciones recientes sobre el ADN antiguo han invertido artefactos con un nuevo significado. El ADN en la tubería de arcilla, por ejemplo, contiene un registro del comercio transatlántico de esclavos. "Empiezas con una pequeña pieza insignificante de pipa de tabaco y terminas hablando de uno de los eventos más significativos de la historia de los Estados Unidos", dice Schroeder.


Descendientes de Thomas Burley, quien liberó a su esposa e hijo de Belvoir. De izquierda a derecha: Shelley Evans, Erica Jones, Wanda Watts (Shelley Evans)

Dada la ubicuidad de las pipas de tabaco, Schablitsky espera que otros arqueólogos comiencen a utilizarlas como una fuente de ADN antiguo para llenar los vacíos en la historia. Pocos registros existen, por ejemplo, de dónde exactamente vinieron los esclavos en África. Podrías imaginar un registro alternativo escrito en el ADN dentro de tubos de arcilla que salpican el paisaje. Theresa Singleton, profesora de la Universidad de Syracuse que estudia la arqueología de la esclavitud, dijo que el descubrimiento en Belvoir es una "gran promesa" para futuras investigaciones, pero el costo del análisis de ADN puede ponerlo fuera del alcance de algunos arqueólogos.

Otra limitación es que los genetistas históricamente han tomado muestras de relativamente pocos africanos. "La base de datos de referencia para los africanos y también para la diáspora sigue siendo muy débil", dice Fatimah Jackson, bióloga de la Universidad de Howard. (Jackson está colaborando con Schroeder en otro proyecto, pero no participó en este.) Por ejemplo, la mujer que fuma en la pipa en Belvoir se parece más a la gente de Mende en la base de datos de referencia existente, pero podría estar más relacionada con otro grupo. cuyo ADN ni siquiera está en la base de datos. La única forma de saber es salir y recoger más muestras. Este problema se agrava por el hecho de que las personas en África son más diversas genéticamente que en otros continentes. Genetistas como Jackson están trabajando actualmente para diversificar los conjuntos de datos de referencia, pero es un problema que aún afecta a la investigación genética y las pruebas de ADN del consumidor, como las ofrecidas por 23andMe y AncestryDNA.

En 2018, cuatro años después de la excavación de Belvoir, los arqueólogos descubrieron que, después de todo, no podían estar limitados al ADN de la pipa de tabaco. A pocos pasos de los barrios de esclavos hay un cementerio con tantas personas como docenas. El equipo arqueológico preguntó a los descendientes, incluido Evans, si querían probar el ADN en los huesos enterrados allí. "Espero que eso suceda", dice Evans. Sus antepasados ​​pueden ser enterrados allí. La mujer que fumó la pipa puede ser enterrada allí.

lunes, 18 de marzo de 2019

Argentina: Mapa de la Conquista del Desierto

Mapa de las fronteras y Conquista del Desierto


Líneas de Fronteras y Conquista del Desierto (1744-1883). Trazado de acuerdo a los datos históricos de la época. Buenos Aires, 1934. Mapoteca I-V.