miércoles, 21 de febrero de 2018

Argentina: Mitre y sus lecciones

Por qué Mitre es nuestro contemporáneo

A más de 100 años de su muerte, sus ideas sobre el Estado, la ley, los ciudadanos, los derechos y la libertad están presentes en nuestros debates públicos

Rogelio Alaniz || LA NACION


E l 19 de enero de 1906 moría Bartolomé Mitre y, según los biógrafos, sus últimas palabras fueron "no me embalsamen". No me constan los motivos prácticos o teóricos de ese pedido, pero en términos históricos y políticos Mitre no está embalsamado. El hombre que hizo de la historia y la política la razón decisiva de su existencia no podría permitirse la licencia de renunciar a seguir gravitando con sus ideas.

Como Sarmiento, como Alberdi, con quienes sostuvo tantas coincidencias y tantas disidencias, Mitre mantiene una rigurosa actualidad. Sus ideas, sus proyectos, incluso sus esperanzas, están presentes en nuestros debates públicos, en nuestras diferencias, en nuestros dilemas. La nación, el Estado, la ley, las libertades, son temas en los que Mitre siempre tiene algo para decirnos.



Primera lección. Creyó en este país y nos enseñó a creer en él. Imposible pensar la política, ayer y hoy, sin esa fe laica que Mitre tuvo en la Argentina y en los argentinos. Esa convicción provenía de su mirada histórica, de esa lucidez para transformar la historia en conciencia histórica, como escribió José Luis Romero. La nación forjada en la crisis y pensada como el alma misma de la política. Y la historia nacional como un fragmento de la historia universal.

Segunda lección. La condición necesaria para hacer posible este destino es la sabiduría política, esa combinación virtuosa de teoría y práctica, inspiración y raciocinio. Fue exigente consigo mismo y con sus contemporáneos, pero en el vértigo de una crisis profunda escribió este consejo que hoy merecería estar presente en la memoria de todo político: "Debemos tomar a la Argentina tal cual la han hecho Dios y los hombres, para que los hombres con la ayuda de Dios la vayamos mejorando".

Tercera lección. Nunca se dejó subyugar por las utopías, pero nunca renunció a las esperanzas. Pensó la política con los pies plantados en la realidad y con los ojos mirando hacia las cumbres. Aceptó los rigores de lo posible, pero jamás perdió de vista que sin reformas materiales y culturales no hay reformas políticas perdurables. "Un pueblo pobre no puede ser libre; un pueblo sin instituciones no puede tener idea de sus derechos y deberes; un pueblo con malos códigos no puede tener una buena constitución; un pueblo con un mal sistema de hacienda no puede tener un buen sistema político; un pueblo que no goce de bienestar es en vano que tenga escrito en un papel sus libertades". ¿Se entiende por qué es nuestro contemporáneo?

Cuarta lección. En tiempos de faccionalismos, refriegas y turbulencias, apostó al acuerdo, al entendimiento y a la educación. No desconocía el conflicto y lo asumió con coraje, pero su talento se desplegaba forjando los grandes acuerdos porque "de estos males todos somos responsables y solidarios". Creía en los estadistas, pero rechazaba la noción del líder providencial. Detestaba la demagogia en todas sus manifestaciones: "Nunca he gobernado con los gritos de la calle -advirtió-, pero he consultado los movimientos de opinión".

Estaba convencido de que la educación contribuía de manera decisiva a la perfección moral e intelectual de los pueblos. "El número de analfabetos debería estar escrito en las paredes del Congreso para quitar el sueño de los legisladores", escribió. Hoy podría exigirse algo parecido.

Quinta lección. Fue, como le gustaba decir, un hombre de principios, es decir, de ideas y convicciones, pero esos principios nunca fueron dogmas. Fue un liberal de medios y de fines. Su liberalismo se confundía con la moderación, pero también con la curiosidad y el asombro. Siempre fue un político que en los momentos de crisis dijo lo que pensaba y siempre creyó que la política no podía reducirse a consignas esterilizantes. El liberalismo de Mitre se sostenía en la certeza de que la realidad siempre es más rica, más estimulante que las ideologías. Como dirigente definía lo fundamental, pero luego dejaba abiertas zonas amplias de ambigüedades para que la vida se encargara de dibujar los últimos trazos.

Sus convicciones moderadas le ganaron enemigos históricos. Los fascistas y los católicos integristas no le perdonan la república liberal; los izquierdistas no le perdonan la república burguesa. En ambos casos, lo que no le disculpan es su condición de liberal en el sentido más noble de la palabra.

Sexta lección. El historiador Hugh Trevor-Roper escribió que "los mejores políticos son aquellos que han estudiado la historia, y los mejores historiadores son los que han participado en política". Pensamiento ajustado estrictamente para Mitre. Fue un historiador exigente y un político eficaz que percibió las señales del pasado, captó las luces del futuro y supo de las decisiones cotidianas que se deben tomar todos los días, decisiones que exigían ese "golpe de vista" que permite comprender en la confusa y vertiginosa complejidad de lo real aquello que corresponde hacer en cada instante.

Esa inspiración provenía de su sensibilidad, de su experiencia en el trato con los hombres, pero se apoyaba en una reflexión rigurosa acerca de las tareas a realizar para constituir un sistema de poder. Mitre pudo equivocarse, pero en todas las circunstancias siempre supo dónde estaba parado y, sobre todo, siempre supo lo que deseaba para la Argentina. Ese sentido histórico de lo real, esa certeza acerca de lo que se debe hacer en cada momento, ese talento para establecer diagnósticos adecuados y soluciones posibles, es lo que distingue al político de todos los tiempos.

Séptima lección. Su vida propiamente dicha. Ese trajinar cotidiano entre las borrascas de la política, los rigores de la investigación y los imponderables íntimos de la existencia. También en estos planos Mitre tiene algo que decirnos. Tradujo la Divina Comedia; fue el primer historiador argentino; escribió poemas, novelas y ensayos. Sus artículos en los diarios fueron un modelo de reflexión y criterio. José Hernández le dedicó La vuelta de Martín Fierro.

Fue austero por temperamento y por convicción. El lujo, la riqueza y la ostentación le eran indiferentes. Era serio y formal, comprensivo y tolerante. Prefería la soledad a las multitudes, el estudio a la disipación. La victoria o la derrota no alteraban su estado de ánimo. Era valiente, pero no se ufanaba de su coraje; asumía los riesgos como si no le importaran las consecuencias. Como los héroes de Hemingway, cultivaba la elegancia en el sufrimiento y, como los personajes de Borges, crecía en la derrota. En su prolongada vida política conoció las victorias y las derrotas; los arrullos del poder y sus ingratitudes. En todas las circunstancias, nunca dejó de ser Mitre: algo taciturno y melancólico, valiente sin fanfarronería, inteligente sin ostentación. Octavio Amadeo lo recuerda en sus últimos años, "con su barba rala y el chambergo, parecía un viejo pescador escandinavo escapado de la tempestad". De esas tempestades Mitre sabía mucho.

martes, 20 de febrero de 2018

Guerra de Vietnam: Evasión y escape en una alocada misión

Sin dejar a ningún hombre atrás, Bennie Adkins se perdió el helicóptero de evacuación y ayudó a un equipo a evadir la captura en las selvas de Vietnam durante más de 48 horas.

Jeff Edwards || War History Online



Para ser completamente honesto, uno no puede estar seguro de cómo escribir un título para las acciones de la Medalla de Honor mostradas por el sargento de comando comandante Bennie Adkins. Hubo sus frecuentes viajes fuera del perímetro durante un extenso asalto norvietnamita, su única dotación de mortero para reforzar la defensa, llevar heridos al helicóptero de evacuación bajo francotiradores pesados, el combate cuerpo a cuerpo y luego perderse la evacuación final. helicóptero porque se negó a dejar a los heridos lo resume todo.

A pesar de que estas acciones tuvieron lugar durante un combate durante varios días, se estima que Adkins ha matado a más de 170 enemigos, pero notablemente se iría de esta batalla con solo la Cruz del Servicio Distinguido. Sin embargo, cuando se realizó una revisión subsecuente de las adjudicaciones décadas más tarde, se convirtió en una obviedad que estas acciones estaban muy por encima del llamado del deber, incluso para uno que lucha por su propia supervivencia.

De mecanógrafo a operaciones especiales

Bennie Adkins nació en 1934 en la pequeña ciudad de Waurika, Oklahoma. Por su propia admisión, Adkins originalmente no se propuso una carrera en el ejército. Había probado suerte en la universidad, pero con todas las chicas guapas alrededor, como él lo describió, no le estaba yendo tan bien. Abandonó la universidad en 1956, lo que virtualmente aseguró su próximo draft el mismo año. Sin embargo, Adkins parecía tomar con toda naturalidad al Ejército y sintió como si hubiera encontrado su vocación.

Curiosamente, el currículum de este guerrero de élite comenzaría con él como oficinista asignado a una unidad de guarnición en Alemania. Más tarde fue transferido a la segunda división de infantería donde se ofreció como voluntario para las fuerzas especiales después de recibir entrenamiento aerotransportado.

Adkins iba a servir más de 13 años con varios grupos de fuerzas especiales y tres giras no consecutivas en Vietnam. Su primera gira tuvo lugar en 1963, es segunda en 1966, y su final en 1971. Y aunque sin duda sirvió honorablemente en las tres, nos centraremos en 1966 y específicamente en solo 72 horas. Adkins estaba sirviendo con el 5 ° grupo de Fuerzas Especiales en el Campamento "A Shau" en el Valle de A Sau.

El campamento estaba en una ubicación estratégica cerca del Sendero de Ho Chi Minh y se usaba para entrenar a miembros vietnamitas del Grupo de Defensa Irregular Civil. Como resultado, en realidad solo había aproximadamente 15 o más fuerzas especiales estadounidenses defendiendo el campamento respaldado por unos pocos cientos del CIDG.


Entrenamiento de la unidad CIDG

Sin embargo, en la mañana del 9 de marzo de 1966, una fuerza norvietnamita de más de 2.000 atacó el campamento en masa y le correspondería a Adkins igualar las probabilidades un poco. Luego, un sargento de primera clase, Adkins corrió a través del pesado volumen de fuego enemigo hacia una posición de mortero para asegurarse de que el fuego efectivo cayera sobre la fuerza de asalto. A pesar de recibir heridas él mismo de morteros enemigos bien ubicados, Adkins continuó con la valiente defensa hasta que no hubo más morteros para disparar.

Al recibir la noticia de que algunos de sus compañeros soldados resultaron heridos en el centro del campamento, desafiaron a los enemigos con armas pesadas y fuego de francotiradores para rescatar a los soldados heridos y los arrastraron a cubrirse. La situación empeoró cuando los miembros sudvietnamitas del CIDG desertaron durante la lucha y comenzaron a disparar contra los estadounidenses. En este punto, Adkins salió del campamento durante el asalto y disparó al enemigo para ayudar a cubrir la evacuación de un compañero herido.

Luego, cuando una caída de reabastecimiento crítica aterrizó fuera del campamento, Adkins una vez más salió del cable para recuperarlo. Y este fue solo el primer día.

Escape y Evasión

La mañana siguiente del 10 de marzo, el ataque principal fue lanzado por los norvietnamitas con la intención de invadir el campamento. En cuestión de horas, se encontró a sí mismo como un hombre manejando el tubo de mortero luchando contra oleada tras oleada del enemigo. A medida que la situación se tornaba sombría, Adkins y varios de los soldados restantes se retiraron al búnker de comunicaciones para tomar una posición final.

Al correr peligrosamente bajo en municiones, finalmente se les dio la orden de evacuar el campamento y Adkins ayudó a cavar a través de la parte posterior del búnker para poder escapar. Después de destruir el equipo de inteligencia y medicamentos, Adkins ayudó a llevar a los heridos al punto de extracción a pesar de tener 18 heridas separadas en su propio cuerpo.

Y mientras las tropas vietnamitas del sur inundaron los helicópteros de evacuación, Adkins y su grupo de combatientes se movieron mucho más despacio mientras insistían en llevar a los heridos. Mientras el fuego pesado continuaba entrando en los helicópteros de evacuación, Adkins fue informado de que el último pájaro se había ido.

A pesar de haber soportado 36 horas de una dura batalla, el liderazgo del Sargento Primera Clase Adkins sería requerido una vez más. Durante las siguientes 48 horas, Adkins condujo a su grupo de hombres a través de las junglas de Vietnam en un intento por mantenerse vivo y evadir la captura.

Dos días después, el 12 de marzo, Adkins y los hombres que estaban con él finalmente fueron evacuados en helicóptero y, al menos esta semana, la lucha finalmente había terminado. Se estima que Adkins mató entre 135 y 175 enemigos durante la batalla para defender el campamento y evadir la captura posterior.

El comandante del Campamento A Shau, el Capitán John Blair, dejaría constancia de lo siguiente: "Sgt. La contribución de 1st Class Adkin a la defensa del campo y la posterior recuperación de los supervivientes fue muy superior y más allá de lo exigido por el deber ".

Una recompensa retrasada

Por sus acciones de esa semana, el sargento First Class Adkins recibió la Cruz de Servicio Distinguido que se ubica justo detrás de la Medalla de Honor en términos o prioridad. Algunos argumentarían que la naturaleza secreta del trabajo de Adkins y las controversias que a menudo rodeaban al CIDG provocaron un premio menor para asegurar una menor publicidad.

Sin embargo, una investigación de 2002 que examinó a los destinatarios de la Cruz del Servicio Distinguido identificaría a dos docenas cuya gallardía impulsaría una mejora, y el primero en esa lista fue Benny Adkins.


Bennie Adkins recibiendo la Medalla de Honor

En 2014, Benny Atkins recibió el honor militar más alto de la nación a la temprana edad de 80. Afortunadamente para el estudiante de historia, la concesión retrasada de la Medalla de Honor nos brinda una oportunidad renovada de ver uno de los mejores ejemplos de luchas de guerra. han salido de la Guerra de Vietnam. Es difícil señalar un acto específico cometido por Adkins durante los días de lucha que se destacan sobre el otro.

Pero si fuera posible que un soldado recibiera una medalla de honor por cada día individual de combate en una batalla, el comandante de comando Adkins podría lucir algunos de ellos.

lunes, 19 de febrero de 2018

SGM: La red Gehlen (Parte 3)

La Red Gehlen 

(Última Parte) 

Son utilizados todos los medios, inclusive el chantaje. En este juego, Gehlen se muestra un enemigo temible. Sin embargo, le serán necesarios toda su perspicacia, su seguridad, su tenacidad, su maquiavelismo, para afrontar y convencer al Estado Mayor norteamericano. 
«A lo largo de este período –cuenta Gehlen en sus Memorias-, informé a mis colaboradores, hasta entonces ignorantes de mis intenciones, del proyecto que había concebido, es decir, volver a crear un servicio de información concerniente a los países del Este, en territorio alemán, con el apoyo de los norteamericanos. Jamás he olvidado el escepticismo y la estupefacción con que reaccionaron algunos de ellos. Solamente su buena educación y su confianza en mí, les impidieron decirme claramente que pensaban que mis sueños eran insensatos. Cuando, al final de 1945, llegamos a discutir con nuestros anfitriones norteamericanos estas mismas proposiciones, las mismas no fueron consideradas descabelladas. Simplemente, se nos aclaró que sería preciso esperar un apaciguamiento de la intensa hostilidad de la opinión pública hacia Alemania y también una mayor escisión entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Una acción prematura, se nos dijo, podría engendrar las más molestas consecuencias en el dominio de la política interior y exterior de Norteamérica». 
Al final de ásperas y laboriosas discusiones tiene lugar un acuerdo. El proyecto que presenta Gehlen a las autoridades norteamericanas es aprobado. Se apoya en cuatro puntos fundamentales: 

  1. La nueva organización Gehlen será independiente de los servicios de información norteamericanos. Constituirá un aparato autónomo bajo la dirección exclusiva del antiguo jefe del F.H.O. Todo el personal, y especialmente los directivos, serán alemanes. 
  2. Ninguna acción será, directa o indirectamente, contraria a los «intereses alemanes», intereses de los que sólo Gehlen será el juez. 
  3. El día en que Alemania recobre su soberanía y tenga un gobierno independiente, la organización será inmediatamente puesta al servicio del nuevo Estado. 
  4. La organización será utilizada por los norteamericanos únicamente en acciones antisoviéticas, para proporcionar informaciones sobre la U.R.S.S. y los países satélites del bloque comunista. 
Estas exigencias pueden parecer exorbitantes por parte del jefe del antiguo F.H.O.; por parte, en última instancia, de un prisionero de guerra. Sin embargo, los norteamericanos aceptan las condiciones del general Gehlen. Se comprometen a proporcionarle los medios financieros y materiales necesarios para su empresa. La organización Gehlen va a ser pronto puesta a punto. Bajo la protección de los Estados Unidos, va a desencadenarse la más amplia operación de recuperación de S.S. y de miembros de la Gestapo, de los antiguos de la Abwehr y del R.S.H.A. 
«Puede constatarse –me ha aclarado Erich Sauber- que la Red Gehlen fue una de las mejores de la posguerra. Algunos S.S., y entre los más comprometidos, se contentaron con desaparecer durante algún tiempo, para luego reaparecer... ¡en el interior de los servicios de Gehlen!» 
El 9 de Julio de 1946, Gehlen y sus oficiales vuelven a su patria. En Nüremberg termina el proceso de los criminales de guerra nazis. Los norteamericanos asignan el campo de Oberursel, que servía a la Luftwaffe durante la guerra, como lugar de residencia de la futura organización de Gehlen. 

Oberursel 
 
 
El general Edwin Luther Sibert lo utiliza como centro de interrogatorios de los prisioneros de guerra. Rodean el campo altas verjas de alambradas. ¡Qué maravilloso camuflaje! Un centro de reclutamiento de antiguos miembros de la Gestapo y de oficiales de la Abwehr instalado en un campo de prisioneros, y ¡con buena custodia norteamericana! La primera tarea de Gehlen consiste en recuperar a sus colaboradores dispersos por los campos de Mannheim, Wiesbaden y otros lugares. Todos estos hombres han adquirido, durante la guerra, una sólida experiencia sobre asuntos soviéticos. Entre los primeros que llegan está su antiguo adjunto, Gerhard Wessel, que acude en su ayuda. Pero Gehlen tiene todavía un obstáculo por superar: desembarazarse de Baun, que está a punto de poner en marcha una organización competidora. Esta disidencia inquieta aún más a Gehlen por el hecho de que hay numerosos S.S. que se están enrolando en la organización Baun, para escapar de las persecuciones de los aliados. Por otra parte, Baun, el jefe del grupo Walli, dispone de un rasgo importante: continúa estando en contacto permanente por radio con los «ejércitos antisoviéticos», que se baten detrás de lo que Churchill llamó en seguida el «telón de acero» (conocido también como «cortina de hierro»). En Ucrania, y sobretodo en los países bálticos, los hombres de Baun continúan al lado de los guerrilleros nacionalistas y utilizan sus radioemisoras. Pero los informes que se transmiten presentan poco interés desde el punto de vista de la inteligencia, aparte de la satisfacción de saber que los comunistas están en dificultades. Gehlen hace sopesar a Sibert la pobreza de las informaciones proporcionadas por Baun. Los norteamericanos empiezan a impacientarse y Baun tiene que reconocer que no puede hacerlo mejor. El astuto Gehlen aprovecha entonces la situación para anunciar a Washington que tiene la posibilidad de enviar agentes secretos a territorio soviético y de infiltrar otros en el sector ruso de Berlín-Este. Lentamente, pero con seguridad, Gehlen consigue anular a Baun y recuperar para sí la pequeña red que él ha constituido. El número de veteranos del F.H.O. es, sin embargo, insuficiente a los ojos de Gehlen para formar la organización que proyecta. En medio del caos que reina en Alemania, encontrar, enrolar e instruir a especialistas del espionaje no es una tarea fácil. Por supuesto, en los campos de prisioneros abundan antiguos miembros de la Abwehr, del R.S.H.A., del SD (Sicherheitsdienst – Policía del Estado) y de la Gestapo, que continúan siendo interrogados y que son frecuentemente acusados de crímenes de guerra. Cientos de «candidatos en potencia» se pudren en los campos de Moosburg y de Landshut, en Baviera. Gehlen consigue obtener la lista de estos «interesantes» prisioneros. Cuando se lo comunica al general Sibert, este se queda desconcertado. ¿Cómo convencer a los oficiales de información, venidos expresamente de Estados Unidos para interrogar a estos prisioneros, para que abandonen sus misiones? Además hay otra dificultad. Gehlen ha firmado un acuerdo con los norteamericanos, según el cual no emplearía ni S.S. ni miembros de la Gestapo. En realidad, en los meses siguientes, con nombres y papeles falsos, serán muchos los que se incorporen a la red Gehlen. Para hacer funcionar a su nueva organización, éste necesita buenos especialistas. ¡Ni hablar, piensa Gehlen, de prescindir de tales «profesionales»! En un principio, para dar prueba de buena voluntad y de honestidad, Gehlen enrola a hombres procedentes de la Abwehr. He aquí algunas de sus adquisiciones: está primero el coronel Rohleder. Tiene detrás de él más de veinte años de carrera cuando se convierte en jefe del servicio de contraespionaje III-F de la Abwehr. Sospechoso de colaboración en el atentado contra Hitler, Rohleder es detenido por la Gestapo en 1944. Gehlen hace de este acontecimiento un argumento de peso para empujar a los norteamericanos a liberarlo. En cuanto a su homólogo en los Países Bajos, el teniente coronel Hermann Giskes, obtiene su reputación por el éxito de la «Operación Nordpol» que pone en práctica. «Después de haber interceptado y “devuelto” un comunicado enviado a Holanda por los ingleses, sin que nadie se percatara –cuenta Gilles Perrault-, el coronel Giskes desorientó a Londres de tal manera que una decena de agentes holandeses y una cantidad apreciable de pertrechos, que habían sido lanzados en paracaídas, fueron recibidos y atrapados por los alemanes en lugar de los miembros de la resistencia que esperaban encontrar». Giskes, como Rohleder, se enrola en la organización Gehlen. Jefe primero de la sección de Brême, es encargado en 1959 de la «subversión» en los países situados detrás de la cortina de hierro. 
Desde los más conocidos hasta los más oscuros, desde el simple suboficial al general, son numerosos los oficiales de la ex organización Canaris que van a alimentar la red Gehlen. Por ejemplo, el jefe de batallón Kramer, que se ha formado en la famosa «Legión Cóndor» enviada por Hitler para apoyar a Franco durante la guerra civil en España. Kramer era amigo personal de uno de los jefes del O.K.W., el general Alfred Jodl, y del jefe del Frente del Trabajo del IIIer Reich, Robert Ley. Gehlen, que sabe emplear las capacidades de sus hombres, va a nombrarle responsable del sector español. Entre las personalidades que figuran en el fichero de Gehlen está un hombre rígido, de estilo prusiano y moral rigurosa: el coronel Oscar Reile, considerado como el más eminente especialista en Francia. 

Oscar Reile 
 
Su mayor éxito fue el desmantelamiento de la red interaliada, que supuso la detención de setenta miembros de la Resistencia. La organización de esta red se apoyaba en dos personas: el capitán polaco Roman Czerniawski y una joven mujer, Mathilde Carré, apodada «La Chatte». Los prisioneros fueron encarcelados en Fresnes, con vistas a ser enviados ante un tribunal de guerra, pero el coronel Reile tuvo la idea de que ambos podían ser «devueltos» y, tras intentarlo, logró reclutar para la Abwehr a ambos jefes de la Resistencia. 
Los hombres que busca Gehlen para enriquecer su nueva organización deben ser ante todo técnicos calificados. Así descubre especialistas como operadores de radio, fotógrafos, expertos en criptografía, traductores, geógrafos, economistas. ¡Mejor si han pertenecido a la Abwehr o al S.D.: su formación está asegurada! Tal es el caso de Gottherd Gebauer, silesiano de origen, como Gehlen, que hizo toda la guerra como oficial de la Abwehr en Polonia. Es destinado, pues, a la sección «polaca» de la organización, donde sus colegas le dan el nombre de «Marzipan-Schweinchen» (cerdito de mazapán). El coronel Otto Wagner, alias «Doctor Delius», se encuentra también entre los eminentes especialistas descubiertos por Gehlen. Amigo íntimo del almirante Canaris, el Doctor Delius ocupó, a partir de 1941, las funciones de jefe de la Abwehr en Bulgaria. Desde su despacho en Sofía tejió una red de espionaje que cubrió todo el país e incluso el norte de Grecia. Un personaje pintoresco se añade a los miembros de esta sección: el ex coronel Nikolai Kostov, antiguo jefe de los servicios secretos bajo el rey Simeón. Otro especialista de esta región es recuperado por Gehlen después de la guerra: el comandante Josef Selmayr. Antiguo residente de la Abwehr en Eslovaquia, trabajó con el F.H.O., donde dirigía el sector de los Balcanes. Gehlen le confió, después de la guerra, la responsabilidad del espionaje en Checoslovaquia y en Yugoslavia. Tiempo después se convirtió en jefe de contraespionaje militar en la Alemania federal. En materia de infiltración, la red Gehlen ha recibido después de la guerra a otros dos hombres particularmente destacables, el capitán Karl Edmund Gartenfeld, alias «Erhard» o «Schoffer» y Wilhelm Ahlrichs. Estos dos antiguos oficiales de la Abwehr están especializados en hacer pasar a sus espías, en plena guerra, a través de las fronteras rusa, inglesa y norteamericana. Desde su organización, todavía en formación, Gehlen juzga que el objetivo más urgente es enviar numerosos agentes a los países ocupados por las tropas soviéticas. El momento es especialmente oportuno: en toda la Europa Central los servicios gubernamentales y administrativos están desorganizados. El hallazgo de Gartengeld y Ahlrichs es un verdadero suceso. Gartenfeld comandaba, durante los dos primeros años de la guerra, una escuadrilla de la Luftwaffe que ejecutó en Inglaterra 17 misiones de espionaje y sabotaje. En el curso de estas peligrosas misiones, él piloteaba personalmente su avión con enormes riesgos. En 1942 su escuadrilla fue enviada al frente del Este para efectuar diversos espionajes en las líneas soviéticas. Gehlen está orgulloso de haberlo recuperado. Sabe de su valor porque ha tenido que recurrir a él para lanzar pertrechos en paracaídas a sus agentes del F.H.O. sobre suelo ruso. Ahlrichs tiene también una brillante hoja de servicios. Ha realizado con éxito peligrosas operaciones de sabotaje en la costa este de los Estados Unidos. Pero Ahlrichs es famoso sobre todo por haber conseguido infiltrar en Norteamérica numerosos agentes nazis. El fue el organizador más destacado de la «Operación Pastorius», en el curso de la cual dos equipos de agentes, llegados en submarinos, desembarcaron en las costas de Florida. 
Dentro de la red Gehlen, los oficiales alemanes que habían pertenecido a los diferentes servicios de la Abwehr eran mayoría: un sesenta por ciento aproximadamente. Muchos se adaptaron sin dificultades, no siempre en la misma organización, sino en organismos colaboradores. Así, Richard Gerken, capitán de la Abwehr, conocido muy bien por la resistencia holandesa, fue destinado como director de gabinete en la B.J.V. (Bundesamt für Verfassungsschutz – Comisión de Protección de la Constitución), organismo de contraespionaje civil, equivalente a la Dirección de Seguridad del territorio francés. Gerken escribió a propósito de sus actividades: «El modelo que hemos adoptado para formar esta comisión de control ha sido calcado sobre la organización del antiguo servicio Ausland de la Abwehr, es decir, el conjunto de los servicios militares de la Abwehr, que dirigía el almirante Canaris». Numerosos hombres se sirvieron de la red Gehlen para desarrollar una brillante carrera en diferentes ministerios y puestos gubernamentales de la Alemania Federal. El capitán de fragata Alexander Cillarius, antiguo jefe de la Abwehr en Finlandia y Estonia, llegó a ser consejero permanente en el Ministerio de Asuntos Extranjeros para las cuestiones escandinavas. El conde Adeelmann von Adelmannsfelden fue secretario de legación. Ernst Günther Mohr, embajador en Buenos Aires. El doctor Wilhelm Otto, cónsul en Houston. Todos, antes y durante la Segunda Guerra Mundial, eran hombres de confianza de la Abwehr. Algunos fueron, inclusive, condecorados con la medalla al mérito militar por los servicios prestados en el marco de su actividad de espionaje. Todos fueron recuperados por Gehlen. Las actuales comisiones científicas alemanas de estudios sobre la Europa del Este reúnen distinguidos profesores que, después de la guerra, continuaron su servicio bajo la dirección del general Gehlen. El paso por la red Gehlen equivalía a una «rehabilitación». Los profesores Markert, Mehneit, Oberländer y muchos otros fueron reconvertidos de esta manera. Este es el caso del doctor en Filosofía y Teología Hans Koch. El doctor Koch es un viejo experto en información. Agente de los servicios de espionaje austrohúngaros durante la Primera Guerra Mundial, se pone después del «Anschluss» («anexión», o «unión política» de Austria dentro de la Alemania nazi en 1938), a disposición del Estado nazi y se incorpora a la Abwehr. 

Anschluss 
 

Participa entonces activamente en la preparación de los planes de invasión de Polonia y Rusia. Koch se incorpora a la red Gehlen y, a partir de 1954, dirige el Instituto de Europa del Este en Munich. «La Comisión de Estudios sobre Europa del Este –declara-, con su equipo de investigadores, periodistas y agregados militares, ha reemplazado a una media docena de puestos diplomáticos en estos países». El puesto de Director del Instituto de Historia de Europa del Este en Tübingen es ocupado también por un antiguo miembro de la Abwehr, el profesor Wernet Markert. Otro antiguo oficial de la Abwehr era, igualmente, el profesor Klaus Mehneit. Alcanzó el cargo de titular de la cátedra de Ciencias Políticas en la Escuela Técnica Superior de Aix-la-Chapelle, de redactor jefe de cinco publicaciones sobre la Europa oriental y de consejero del ministro de Asuntos Exteriores para los países del Este. 
Para contrapesar, en su organización, la presencia de hombres con un pasado político dudoso y con una hoja penal recargada, Gehlen tiene la idea de llamar a los brillantes generales de la Wehrmacht. Los norteamericanos están encantados de que éste enrole a oficiales superiores. Su simple ingreso a la red Gehlen los absuelve de todas las acciones que hayan podido cometer durante la guerra. 
-De hecho –señala Erich Sauber-, la apariencia de rectitud que presentó la Abwehr al final de la guerra no fue más que un engaño. En 1936 fue firmada, en efecto, una convención de diez artículos entre la Abwehr y la Gestapo, fijando los límites de sus respectivas actividades, pero implicando un apoyo recíproco. En 1944 las pautas antisoviéticas y anticomunistas fueron adoptadas de común acuerdo por los oficiales de la Abwehr y los del S.D. También en 1944 Hitler ordena que la dirección de todos los servicios secretos se ponga en manos del Reichsführer S.S. Heinrich Himmler. De este modo, los «caballeros» de la Abwehr han pertenecido, en un momento dado, a las S.S. Pero no hay que engañarse: los métodos de acción durante la guerra no diferían demasiado. Este es el razonamiento que ha hecho Gehlen al contratar, también, a los S.S. o a los de la Gestapo. Para estos hombres no se trata siempre de rehacer sus vidas en el primer momento de la posguerra, sino de esconderse. Entrar en la organización Gehlen, equivale a asegurarse la impunidad. Provistos de papeles falsos, ocupando una función «responsable» en una organización respaldada por los norteamericanos, están provisionalmente protegidos- 
-La red Gehlen –explica Erich Sauber- ha sido puesta en pie para luchar contra el comunismo. Ahora bien, desde el principio, Gehlen ha querido ensanchar el campo de acción de su organización y crear secciones encargadas de obtener información en las demás regiones del planeta. África del Norte, Oriente Medio, América latina, son de este modo inundadas por agentes de Gehlen. Le sirven de pantalla sociedades de importación-exportación que son creadas a tal efecto- 
En medio de esta reunión prodigiosa de individuos que constituyen la organización Gehlen se destaca una figura muy singular: el doctor Wilhelm Höttl. 

Wilhelm Höttl 
 
Perseguidor de judíos, falsificador, espía, Höttl es el hombre clave del final de la guerra. Conoce el escondite del llamado «tesoro nazi» y todas las redes de evasión. Hombre de confianza de Kaltenbrunner, Schellenberg, Himmler, Eichmann, Skorzeny, se halla entre el número de los jóvenes del IIIer Reich que, al acabar la guerra, tenía apenas treinta años y estaba dispuesto a todo para salvar la cabeza. Austríaco, doctor en historia a la edad de 22 años, en 1940, como miembro de las S.S., es uno de los más jóvenes agentes de información. En 1944 llega a Hungría con las fuerzas de ocupación alemanas y juega un papel de primer plano como jefe de los servicios de seguridad. Dirige la deportación de miles de judíos y de miembros de la resistencia húngara. El 10 de Agosto de 1944 está en Estrasburgo. Enviado por Himmler a la conferencia del Hotel Maison-Rouge, es encargado de dar a conocer las consignas del Reichsführer, para la organización del Cuarto Reich, a los representantes de la industria, de la banca y de la administración nazis. Se encuentra aquí al emisario de Martin Borman, el Standartenführer Walter Rauff. Ambos hombres van a organizar las redes de evasión de los jefes nazis, preparar su camuflaje, repartir capitales, prever la creación de sociedades alemanas en el extranjero. Considerado criminal de guerra por los húngaros, consigue salir indemne de la aventura hitleriana. Testigo de cargo en el proceso de Nüremberg, denuncia a todos los torturadores de la Gestapo, ¡sus antiguos colaboradores! Inmediatamente es contratado por el C.I.C. norteamericano y se instala en Austria. Organiza en pocas semanas la red Höttl. Antiguos miembros del S.D., de las Waffen S.S. y oficiales de la Wehrmacht, acuden pronto a Bad Ausse, donde Höttl ha instalado su cuartel general. El grupo se encarga primero del contraespionaje en la región ocupada por las tropas norteamericanas y del espionaje en la zona rusa. El despacho del C.I.C. en Salzburgo proporciona los medios financieros y materiales. Höttl vuelve a tomar contacto con sus «amigos» que han quedado en Hungría y las informaciones llegan a diario a Salzburgo. 
Gehlen, que está interesado en Höttl por ser un especialista en cuestiones húngaras, le envía como emisario, para convencerlo de ingresar en su organización, a uno de sus amigos, el barón Harry Mast (también llamado conde Bobby). Los tratos con Höttl terminan en la integración pura y simple de la red Höttl en la de Gehlen. Los hombres de Höttl continúan reuniendo informaciones procedentes de Austria y Hungría y Höttl las transmite a la central de Munich. 
La red Gehlen fue fundamental en el espionaje y contraespionaje sobre los países que conformaban el Pacto de Varsovia. Gehlen proporcionaba la inteligencia y la O.S.S. y la C.I.A. proveían de todo aquello que precisaban para ejecutar su trabajo: dinero, equipos, transportes, armas. 
Entre los éxitos obtenidos por la red Gehlen se puede mencionar la «Operación Sunrise» por medio de la cual consiguió infiltrar más de 5.000 espías en los países del Este. Todos estos hombres, que fueron entrenados por el general S.S. Burckhardt, continuaron sus operaciones hasta el año 1956, hasta que finalmente fueron exterminados por la KGB. Habían colaborado en Ucrania con el líder nacionalista Stepan Bandera. 

Stepan Bandera 
 
Otro éxito trascendental fue la infiltración, en un puesto de jerarquía, de su agente Walter Gramash, como Director del Departamento de Flotas y Puertos de Alemania Oriental. Este agente transmitió información secreta a Munich durante siete años. Gehlen, asimismo, proporcionó información precisa sobre el emplazamiento de misiles soviéticos con cabezas nucleares; trabajó en colaboración y brindó apoyo a organizaciones nacionalistas clandestinas como «Guardia de Hierro» en Rumania o la «Ustashe» en Yugoslavia; llevó adelante la «Operación Rusty» de contraespionaje contra organizaciones de alemanes disidentes. La red Gehlen tuvo éxito también al descubrir y desarticular la «Unidad de Asesinatos SMERSH» (organización soviética que se había encargado de hallar y eliminar informantes y dobles agentes enemigos); como así también en la construcción del llamado «Túnel de Berlín» el cual fue excavado por debajo del Muro de Berlín para poder interceptar y escuchar todas las comunicaciones soviéticas y de Alemania del Este. 
Pero también es cierto que la organización de Gehlen reclutó a miles de alemanes ex miembros de las S.S. y la Gestapo, que eran buscados por crímenes de guerra, y les proporcionó identidades falsas, pasaportes, historiales adulterados, dinero y hasta puestos de trabajo. Gran parte de esos hombres hallaron refugio en Chile, Argentina y Paraguay. Cuando la Guerra Fría entró en su momento más crítico, toda exigencia inicial de no emplear ex miembros de la Gestapo o las S.S. fue olvidada y hombres como James Angleton (que llegaría a Jefe de Inteligencia de la C.I.A.) fue la persona encargada de elaborar y facilitar las identidades falsas. Precisamente, cuando la C.I.A. fue creada se nombró como su primer Director a Allen Welsh Dulles. Se afirma que fue Gehlen quien le proporcionó a Dulles los «lineamientos generales» de cómo debía organizarse una nueva agencia de inteligencia. 
En Abril de 1956, la red Gehlen fue reubicada al servicio de Alemania Federal con el nombre de B.N.D. (Bundesnachrichtendienst – Servicio Federal de Información). 

B.N.D. 
 
Gehlen conservó su alto cargo en la inteligencia alemana y fue ascendido a Teniente General de la Bundeswehr (las nuevas fuerzas armadas de Alemania). 

Emblema Bundeswehr 
 
En 1968 se vió obligado a renunciar como consecuencia del escándalo político que se generó al descubrirse que un oficial de alta jerarquía del B.N.D., Heinz Halfe, era un agente doble al servicio de la K.G.B.
A partir de su retiro, Reinhardt Gehlen llevó una vida tranquila, sin mayor trascendencia pública, hasta que falleció el 8 de Junio de 1979.
Por toda su trayectoria, es considerado una auténtica leyenda en el mundo de los servicios de información.
 

Reinhardt Gehlen en su vejez 
 


Fuente: Los grandes enigmas del IIIer Reich

domingo, 18 de febrero de 2018

SGM: Los B-17s de Pearl Harbor



Trampas en el Pacífico

Por Steve Birdsall • AVIATION HISTORY MAGAZINE


La historia de los B-17 que llegaron a Hawai durante el ataque japonés ha sido contada muchas veces, pero ¿qué les pasó?

El 7 de diciembre de 1941, 12 B-17 desarmados en su camino para reforzar Filipinas llegaron a Oahu para encontrar Pearl Harbor y Hickam Field bajo ataque.

Seis, liderados por el comandante Truman Landon, pertenecían al 38 ° Escuadrón de Reconocimiento del Grupo de Bombardeo. Dos de ellos, Landon's 41-2413 y 41-2408 piloteados por el teniente Karl Barthelmess, eran flamantes B-17E. Los otros cuatro eran obsoletos B-17Cs que nunca volverían a ver el combate. Los siguientes fueron seis B-17Es del Escuadrón de Reconocimiento 88º, 7º Grupo de Bombarderos, liderado por el Capitán Richard Carmichael en 41-2429.

Carmichael decidió volar al noreste, "justo en el suelo", y probar Bellows Field. En Bellows se encontró con más caos, y en Kaneohe y Wheeler también. Con pocas opciones, se volvió hacia el viento, bajó el tren de aterrizaje y las aletas y, en un lugar cercano, arrastró la Fortaleza Voladora hacia la pista de aterrizaje de la corta franja auxiliar en Haleiwa. El teniente Harold Chaffin había aterrizado allí cinco minutos antes en 41-2430. Los tenientes Robert Thacker en 41-2432, Harry Brandon en 41-2433 y David Rawls en 41-2434 desafiaron al fuego japonés y amigo para aterrizar en Hickam. El teniente Robert Ramsey, copiloto de Brandon, recordó que "los dos países los dispararon". El teniente Frank Bostrom en 41-2416 aterrizó en un campo de golf en Kahuku. Un B-17C fue destruido en el aterrizaje y otro dañado irreparablemente, pero los ocho B-17Es y dos B-17Cs estaban a salvo cuando la Marina emitió órdenes de "dejar de disparar contra los B-17 que intentan aterrizar en Hickam".


Aloha! B-17E 41-2408 (primer plano) llega a una escena de carnicería en Hickam Field el 7 de diciembre de 1941. (Archivos Nacionales)

Con todas las razones para esperar que los japoneses estarían de vuelta, probablemente con una fuerza de invasión, el movimiento a Filipinas se pospuso indefinidamente. Los 10 bombarderos fueron requisados ​​por la Fuerza Aérea de Hawai y puestos a trabajar patrullando las aguas circundantes. Como una precaución adicional, Brig. El general Jacob Rudolph emitió una orden el 10 de diciembre para pintar en exceso los B-17 para "mezclarse" con "el área en la que se dispersaron". Más tarde notó que "la falta de colores adecuados impide obtener el color deseado", pero no proporcionó más explicación. El trabajo fue llevado a cabo apresuradamente, presumiblemente por o bajo la supervisión de la Sección de Acabado de Depósitos de Aire de Hawai. Había un patrón básico y todos los planos sobrepintados eran similares, pero no dos eran idénticos. Los colores, elegidos puramente para proteger a los bombarderos en el suelo, parecen haber sido tonos de óxido, arena, azul grisáceo, el color gris oliva anterior y los restos de color verde oliva oscuro aplicados de fábrica. Se enmascararon los bloques de datos y se agregaron números de llamada de radio a las colas.

El general de brigada Clarence Tinker respaldó el programa de camuflaje cuando llegó para tomar el mando de la Fuerza Aérea de Hawai el 18 de diciembre, pero solo tres días después dos oficiales relativamente jóvenes, el teniente comandante de la Armada. Frank O'Beirne de Patrol Wing Two y el mayor de la Fuerza Aérea de Hawai, Ernest Moore, acordaron un compromiso para ayudar con la identificación de la aeronave. Los roundels centrados en el rojo se mostrarían en las alas superior e inferior de babor y de estribor, así como en los lados del fuselaje, con 13 rayas rojas y blancas alternas pintadas en los timones. No se sabe en qué medida las marcas más brillantes y audaces contribuyeron a la conclusión del programa, pero para entonces el camuflaje único adornaba al menos 20 B-17Es, incluidas las ocho llegadas el 7 de diciembre.

A medida que la amenaza de ataque retrocedía, los B-17 patrullaban rutinariamente el océano alrededor de Hawai. En la tarde del 3 de enero de 1942, el 23 ° comandante del Escuadrón de Bombarderos, el comandante LaVerne Saunders, volando 429, bombardeó un par de submarinos sumergidos sin resultado y perdió el contacto después de una persecución de 40 minutos. Al día siguiente, el teniente Ralph Wanderer reportó en el 433 un enemigo a menos de 600 millas de distancia, pero escapó bajo las olas.

En la madrugada del 16 de enero, seis B-17Es de los grupos 5 y 11 Bomb despegaron de Hickam. Su misión era proporcionar un reconocimiento de largo alcance para el grupo de trabajo de Enterprise, mientras que eran pioneros en una ruta a través del Pacífico Sur. Tres eran del escuadrón 23: el capitán George Blakey en 429, el teniente Francis Seeburger en 432 y Wanderer en 433. Durante la operación de dos semanas experimentaron todas las complicaciones que obstaculizarían las unidades aliadas que operan desde bases avanzadas en los próximos meses. Después de 433 desarrolló un problema con el no. 3 motor que desafió todos los esfuerzos para repararlo, el avión y la tripulación tuvieron que ser dejados en Fiji cuando los demás regresaron a Hawai el 30 de enero.

El Comando Sur de Bombarderos nació cuando la Marina "deseó" una docena de B-17 para brindar apoyo al portaaviones Lexington y la Task Force 11 en el área de Nueva Caledonia. Seis de las tripulaciones elegidas habían llegado a Hawai el 7 de diciembre, y cinco de los pilotos de comando, Carmichael, Bostrom, Chaffin, Rawls y Thacker, recuperaron el avión que habían volado desde tierra firme. La excepción fue Brandon, cuyo 433 todavía estaba sentado en Fiji. Él tomó 408.

Salieron de Hawai el 10 de febrero y estuvieron en Nandi, Fiji, antes del Día de San Valentín. El 17 de febrero, los seis bombarderos se dirigieron a Nueva Caledonia con la intención de volar a Townsville, Australia, al día siguiente. Con el mal tiempo pronosticado en esa zona, Carmichael eligió dirigir las Fortalezas Voladoras hacia Brisbane, también en la costa australiana, pero hacia el sur.



41-2434 voló un equipo de la fuerza aérea australiana a Ohakea, Nueva Zelanda, en julio de 1942. (Museo de la Fuerza Aérea de Nueva Zelanda)

Sus seis B-17 aterrizaron de forma segura en la pista de aterrizaje de Grass en Archerfield, donde la desgracia, bajo la apariencia de un civil DC-3, llegó esa noche. El avión perdió tracción en la pista de aterrizaje mojada y se estrelló contra el bombardero de Chaffin, dañando el ala de estribor, el fuselaje y la cola. Nadie resultó herido, pero quedaron 430 en Archerfield cuando los otros volaron a Amberley al día siguiente, y luego a Townsville el 20 de febrero.

Una misión planificada a Rabaul, la gran base japonesa en Nueva Bretaña, se pospuso, por lo que los B-17 se volaron 400 millas hacia el interior a Cloncurry como medida de precaución. Regresaron a Townsville el 22 de febrero, donde las cosas volvieron a ir mal. Rawls rodó en 416 en la oscuridad, y su remolino no. 4 hélice masticada a través de la punta del ala del puerto 434. Carmichael en 429 y Brandon en 408 estaban en el aire alrededor de la medianoche y llegaron a Rabaul cubierto de nubes a primera hora de la mañana, pero los Zeros defensores estaban listos y le dieron una cálida bienvenida a Brandon. Su no. 3 motor se incendió, y dos de sus tripulantes resultaron heridos. Brandon regresó a Port Moresby, la base avanzada en Nueva Guinea, se quedó sin combustible antes de despejar la pista. Carmichael llevó a los dos hombres heridos a Townsville para recibir atención médica, y Brandon trajo a 408 y al resto de su tripulación al día siguiente.

El 434 de Rawls fue reparado de la noche a la mañana con partes de 416. El 430 de Chaffin, con una sección de ala exterior "nueva" rescatada de un B-17 menos afortunado, pasó un salto de prueba el 3 de marzo. Bostrom permaneció en Townsville, donde todas las esperanzas la reparación fue abandonada dos meses más tarde cuando partes del bombardero fueron enviadas al sur a Melbourne. Como el historiador del escuadrón señaló secamente: "Si Melbourne no puede obtener partes, ¿qué vamos a hacer? Los barcos están descargados allí, no aquí ".

El 14 de marzo, la orden de Carmichael fue designada oficialmente 40 ° Escuadrón de Reconocimiento, 19 ° Grupo de Bombardeo, y regresó al control del Ejército. Unos días más tarde, el capitán William Lewis en 429 y Chaffin en 408 participaron en el rescate del general Douglas MacArthur, su familia y su personal de Filipinas.

Las audaces rayas del timón ya habían desaparecido cuando el historiador del escuadrón notó el 4 de abril que las marcas en los B-17 habían sido modificadas: "Ahora el símbolo es una estrella blanca sin el punto rojo .... Los japoneses han cambiado nuestras ideas sobre el rojo. "El 22 de abril, el 40 fue redesignado como el Escuadrón de Bombardeo 435. ° y el Mayor William Lewis asumió el mando.

Durante la Batalla del Mar de Coral del 4 al 8 de mayo, el bombardeo de la 435ª fue muy decepcionante, pero su incansable reconocimiento resultó invaluable. Los equipos estaban cansados ​​de perros, y la tragedia se evitó por poco tiempo el 11 de mayo cuando el teniente James Gibb en 432 chocó con otro B-17 durante una infructuosa búsqueda de un portaaviones lisiado. Ambos aterrizaron de manera segura, el bombardero de Gibb con una cola destrozada.

Los 433 del escuadrón 23 habían estado en Fiji a la espera de un nuevo motor desde enero. Sufrió más indignidades en febrero cuando los tripulantes de Carmichael se sirvieron a sí mismos para todo lo que necesitaban, incluidos cinco hombres alistados de la tripulación de Wanderer. Finalmente regresó a Hawai el 21 de marzo, reanudó las patrullas aéreas y las misiones de entrenamiento hasta el 30 de abril, cuando el capitán Richard Stepp aterrizó en Bellows Field, arrancando la sección de artillero de la cola. Nombrada Miss Fit (aunque no se sabe si el nombre fue realmente pintado en el avión), algunos la consideraron una "maldición B-17".

El teniente James Van Haur voló 413 a Midway con el 431er Escuadrón el 31 de mayo, pero regresó de una misión de búsqueda al día siguiente con problemas de motor. Después de que todos los intentos de reparación fallaron, Van Haur voló de regreso a Hawaii con tres motores y no tomó parte en la Batalla de Midway.

Cuando el 11 ° Grupo de Bombarderos se mudó al sur de las Nuevas Hébridas en julio de 1942 para apoyar la campaña de Guadalcanal, ni 413 ni Miss Fit fueron con ellos.

 A fines de julio de 1942, el ahora Tte coronel Carmichael asumió el mando del 19º grupo de bombarderos reorganizado, y los escuadrones 28º, 30º y 93º se establecieron en Mareeba, Australia, a unas tres horas en avión desde Port Moresby. El 435.o permaneció en Townsville, aunque el avión más viejo del escuadrón fue transferido a las otras unidades.

Durante los meses anteriores, los viejos B-17 y tripulaciones habían sufrido muchos percances pero no habían muerto. Eso cambió el 7 de agosto, cuando el Capitán 93 del Escuadrón Harl Pease Jr. fue derribado por Zeros sobre Rabaul en 429. Pease y gunner Sargento Chester Czechowski se lanzaron en paracaídas desde el B-17 condenado, pero fueron rápidamente capturados y encarcelados, solo para ser ejecutado dos meses después. Pease recibió póstumamente la Medalla de Honor.


El sobreviviente de Pearl Harbor, 41-2408 (derecha) y 41-2421, participó en un audaz ataque desde Filipinas en abril de 1942, luciendo su nueva pintura de camuflaje "Hawaiian Air Depot". (E.P. Stevens / IHRA)

El 16 de agosto, el comandante Dean Hoevet, comandante del 30 ° escuadrón, estaba probando un nuevo método de lanzamiento de bengalas frente a la costa australiana en el 434 cuando se incendió y se estrelló. "El avión estaba cerca de la playa, con el extremo de la cola sobresaliendo del agua", recordó el capellán William Taggart. "Fue imposible mover la Fortaleza Voladora para que pudiéramos buscar a los que podrían estar encarcelados bajo el naufragio". Doce hombres estaban a bordo de la Fortaleza, pero solo se recuperaron seis cuerpos.

Habían circulado rumores de que el 19 se sentiría aliviado, y nuevos aviones y tripulaciones habían llegado a Australia. En septiembre de 408 se asignó a la 21 ª Tropa de escuadrón de transporte, y en octubre de 430 y 432 fueron relegados a volar tripulaciones de ida y vuelta a Sydney.

Como resultado de la política de los "Aliados en Europa" y otros factores, los planificadores militares de EE. UU. Decidieron que no se enviarían nuevos B-17 al Pacífico después de octubre de 1942. El plan era finalmente reemplazarlos con los Liberadores B-24, pero Mientras tanto, había una brecha que llenar. Así que después de que el día 19 se fue a casa, 408, 430 y 432 fueron revisados ​​y modificados, volviendo a la acción con el 43er Grupo de Bombarderos. En el camino, 430 fue llamado Naughty but Nice y 432 se convirtió en The Last Straw.

Travieso pero agradable tuvo un escape estrecho durante la batalla del mar de Bismarck en marzo de 1943, cuando el teniente James Easter fue mortalmente herido por un ataque de caza. Afortunadamente, su inexperto copiloto, el teniente Russell Emerick, pudo llevar al terrorista de regreso a la base avanzada de Dobodura. La suerte del viejo B-17 finalmente se agotó en la madrugada del 26 de junio sobre Rabaul cuando un Nakajima J1N1-Ckai "Irving", un luchador nocturno improvisado, lo derribó. Solo el navegante, el teniente José Holguin, sobrevivió tanto al derribo como a su posterior interrogatorio por parte del notorio Kempei Tai.

De una manera u otra, el 11 ° Grupo había perdido más de una docena de Flying Fortresses desde que se mudó a las Nuevas Hébridas. Como resultado, el 18 de octubre, Miss Fit se unió al 26 ° Escuadrón del grupo como reemplazo.

Cinco días después, una patrulla antisubmarina rutinaria estalló en un duelo feroz cuando
433 se encontró con un hidroavión Kawanishi H6K4 "Mavis" de cuatro motores que atacaba a un PBY-5A Catalina. El corresponsal de guerra Ira Wolfert estaba a bordo (ver recuadro, P. 27) e informó que los pilotos, los tenientes Edwin Loberg y Bernays Thurston, sometieron al viejo terrorista a una serie de maniobras que lo "sacudieron y ondularon como una falda". en un vendaval. "Durante la batalla, el navegante teniente Robert Spitzer y el bombardero teniente Robert Mitchell resultaron heridos. Finalmente, después de 44 minutos de caos devastador, el Mavis estaba abajo, flotando en un charco de combustible ardiente. Takeshi Shimoyamada y su tripulación perecieron.

Loberg regresó a Espiritu Santo a última hora de la tarde. Spitzer solo estaba levemente herido, pero Mitchell era lo suficientemente serio como para ser enviado a Nueva Zelanda en el USS Solace. La señorita Fit volvió al aire al día siguiente con el teniente William Kyes y su tripulación.

El 25 de octubre, Loberg estaba volando 433 en una misión contra buques de guerra japoneses cuando un proyectil de 5 pulgadas atravesó un elevador sin explotar. Loberg llevó a la señorita Fit a Efate al día siguiente, instaló un nuevo estabilizador horizontal y un elevador, voló de regreso a Espiritu Santo el 27 de octubre y completó una misión de búsqueda en el avión a la mañana siguiente.

El 10 de diciembre, el 31er Escuadrón de Bombarderos pidió prestado 433 para una misión fotográfica solitaria a Kahili en Bougainville. Zeros interceptó a la señorita Fit y el capitán Carlyle Coleman fue asesinado por una sola bala en el ojo. Los artilleros del B-17 derribaron a uno de los combatientes atacantes.

En algún momento durante las semanas posteriores a la batalla de Midway, 413 habían sido gravemente dañados en un accidente. El coronel Ansel Dekle, del Hawaiian Air Depot, informó que estaba "destinado al montón de basura" hasta que "los chicos de HAD" asumieron la tarea de reparación. Aunque sacrificó su sección de cola vertical a un nuevo B-17F que pasaba por Hawaii en su camino a Australia en agosto, el trabajo finalmente se completó, y el renacido B-17E se unió al 42º Escuadrón de Bombarderos como reemplazo el 26 de diciembre.

Dos días después, 413 fue uno de una docena de 5. ° y 11. ° grupo B-17 enviados a Port Moresby para ataques coordinados con la Quinta Fuerza Aérea, regresando a Guadalcanal el 5 de enero de 1943. El capitán Glenn Sorenson voló al bombardero en misiones para dejar suministros a Tropas estadounidenses que combaten japoneses atrincherados en las colinas y crestas en la zona del río Matanikau de Guadalcanal el 14 de enero. Cuando el 11. ° Grupo de Bombarderos regresó a Hawai, los veteranos 413 y 433 que viajaban con mucho éxito pasaron al 31 ° Escuadrón del 5 ° Grupo de Bombarderos.


La última misión de The Last Straw con el 43rd Bomb Group fue un ataque a Lae el 8 de septiembre de 1943. (David Vincent Collection)

En la noche del 20 de marzo, una misión simple pero audaz tomó forma cuando nueve B-17, incluido el Capitán William Kyes en la señorita Fit, se unieron a nueve B-24 para atacar el aeródromo de Kahili. Su misión era atraer la atención de los reflectores, los artilleros antiaéreos y los luchadores nocturnos, mientras que TBF Avengers se deslizaba a 1.500 pies de distancia para llegar al cercano Shortland Harbor. La operación fue programada con precisión para que cada vuelo sobre Kahili durante nueve minutos, y fue extremadamente exitoso. La noche siguiente se realizó una misión "prácticamente idéntica". El comandante Francis Brady, piloto de 413, comentó: "El hecho de que hayamos sacado 18 aviones de los 18 sin ningún repuesto es algo que, me atrevo a decir, no ha sucedido con los nuevos equipos, y mucho menos con las viejas pilas de basura que estamos usando".

Una semana más tarde, Brady voló al otro veterano del escuadrón, 433, a Espiritu Santo para reparar los bastidores defectuosos. Él escribió en su diario: "No es de extrañar que no funcione bien. Ha tenido más de 1400 horas de combate y ha sido disparado 12 veces además de perder la cola al aterrizar dos veces ... .En el camino a casa perdimos el motor # 3 a una hora de Guadalcanal. Realmente una bolsa de pernos ".

Los antiguos B-17 continuaron sus misiones de reconocimiento y hostigamiento durante los meses siguientes. El 15 de junio, todos fueron transferidos al 23er Escuadrón cuando el 31 se convirtió a Libertadores. A fines de agosto, 433 habían sido eliminados de los registros del Escuadrón 23, pero 413 siguieron en pie. Su última misión conocida fue un reconocimiento meteorológico de Espiritu Santo el 12 de septiembre. El terrorista regresó a Hawai en 1944 y fue condenado allí en 1945.

Para noviembre de 1943, la transición del 43er Bomb Group al B-24 estaba completa, y 408 y The Last Straw estaban entre los 12 B-17 veteranos modificados para usar como transportes armados. Con las torres de bolas retiradas y los contenedores de acero con bisagras instalados en las bahías de bombas, desempeñaron un papel importante en las operaciones de Admiralties y Hollandia. El 16 de mayo de 1944, el Grupo 433 Troop Carrier envió 432 a Townsville Air Depot para su reparación; The Last Straw nunca regresó, desapareciendo de los registros después de ser declarado obsoleto en enero de 1945. El 317. ° Grupo de Tropas Carrier no muestra un registro de 408 después de mediados de 1944, y fue condenado en Australia ese mismo año.

Y luego hubo una: la señorita Fit, la terrorista supuestamente asesinada, regresó a los EE. UU. En 1944 y se desempeñó como entrenadora, primero en Florida y finalmente en la escuela de artillería flexible en Yuma, Arizona. El último superviviente de Pearl Harbor B- 17Es, 433 fue desechado en Albuquerque, NM, en 1945.

sábado, 17 de febrero de 2018

Primera invasión a Afganistán: A 29 años de la campaña

A 29 años del fin de la intervención militar de la Unión Soviética en Afganistán que terminó en derrota y el auge de los talibanes

El 15 de febrero de 1989 Moscú retiró a sus últimas tropas tras reconocer la derrota diez años después de iniciada la guerra. En los años posteriores el país entró en un conflicto civil que se saldó en 1996 con la llegada al poder del grupo extremista


Infobae


Dos soldados soviéticos fuman y se molestan con el fotógrafo, en un puesto de control del aeropuerto de Kabul en 1989

Hace exactamente 29 años la Unión Soviética (URSS) retiró sus últimos soldados de Afganistán tras una década de brutales combates que terminaron en derrota, fortalecieron al grupo extremista de los talibanes y contribuyeron a la caída del gigante comunista casi tres años después.

Las tropas de Moscú habían llegado al país a fines de 1979 y en apoyo del gobierno comunista de Babrak Karmal en Kabul, y de inmediato se vieron envueltas en una ola de protestas y levantamientos en su contra de parte de los afganos organizados principalmente en numerosos movimientos islamistas.


Un técnico de la fuerza aérea soviética descarta en 1989 los cartuchos vacíos de bengalas usadas por los aviones para desviar los misiles antiaéreos guiados por calor


En total, la URSS llegó a sostener una fuerza de unos 100.000 soldados (600.000 participaron en toda la guerra) que reprimieron con violencia a los civiles que creían vinculados a los muyahidines (combatientes de la yihad islámica), lo cual sólo potenció la resistencia en su contra.

La guerra atrajo la atención del mundo y los rebeldes comenzaron a recibir ayuda de los adversarios de los soviéticos: Estados Unidos, China, Pakistán e incluso Irán.


Un cañón antiaéreo operado por muyahidines en la provincia de Paktia, 1986

Se cree un millón de civiles perdieron la vida en una década de conflicto, además de 90.000 muyahidines, 18.000 tropas afganas leales al régimen en Kabul y unos 15.000 soldados soviéticos.

Cuando el 15 de febrero de 1989 Moscú finalmente reconoció la derrota en su objetivo de controlar el país y retiró a sus últimos tropas, el país derivó en una terrible guerra civil que sentó las bases para que los talibanes ("los estudiantes", en pastún), surgidos como un movimiento político ente los muyahidines, tomaran el poder en 1996 autoproclamándose el "Emirato Islámico de Afganistán".


La tripulación de un tanque soviético T-62 observa la destrucción sobre una aldea afgana en la región de Salang

La historia siguiente es más cercana. En 2001 Estados Unidos y sus aliados en la OTAN invadieron y derrocaron al grupo extremista, reavivando la guerra civil que desde entonces sigue sembrando la muerte y destrucción en el país centroasiático.


Un ícono de la guerra: el misil antiaéreo guiado por calor Stinger que los servicios de inteligencia de Estados Unidos proveyeron a los muyahidines. Esta arma les permitió derribar numerosas aeronaves militares soviéticas, especialmente helicópteros


El presidente de los Estados Unidos en ese entonces, Ronald Reagan, recibe a rebeldes afganos en la Casa Blanca en 1982 (Ronald Reagan Presidential Library)


Rebeldes afganos celebran el derribo de un helicóptero Mil Mi-8 de transporte de tropas


Anticuados cazas de fabricación soviética Mig-17 de la fuerza aérea afgana en 1980, en la provincia de Kandahar


Afganos en la cárcel de Pulicharkhi para prisioneros políticos, en Kabul, en enero de 1980 poco después de la llegada al poder de Babrak Karmal


Un grupo de muyahidines en la ciudad de Herat en 1980. En primer plano figura un ex capitán del ejército afgano que desertó para luchar contra los soviéticos


Soldados soviéticos se preparan para cambiar de posición en 1988 (AP)


Una columna de tanques T-62 a mediados de la década de 1980 (AFP)


Otro símbolo de la guerra: el helicóptero de ataque Mil Mi-24 “Hind” protege un convoy que llevaba combustible y comida a Kabul en 1989 (AP)


Veteranos del conflicto y familiares colocan flores en el monumento a los soldados soviéticos caídos en la guerra, el 15 de febrero de 2018 en Kiev, Ucrania