Aquí está la evidencia de que los rusos han desarrollado viaje en el tiempo
Por David K. Li - New York Post
Aquí hay evidencia de que los rusos han desarrollado viaje en el tiempo
¿Él no será un "Ruso" a su tumba en ningún momento pronto!
Una tira de tres fotografías rebotó alrededor ciberespacio el Martes, mostrando una fotografía reciente de Vladimir Putin junto a otros dos clips - uno de 1920 y otro de 1941 - que muestran soldados rusos que llevan un extraño parecido con el líder ruso.
Los teóricos de la conspiración afirman que la conclusión es obvia: Putin es inmortal - o por lo menos es un viajero del tiempo místico que ha estado sirviendo al pueblo ruso durante siglos.
"De hecho, los partidarios de la tesis de que Putin es todopoderoso e inmortal han lanzado una historia que su presidente es una criatura mítica que reside en nuestro planeta durante cientos, si no miles de años", según Disclose.tv.
Y hay otra teoría que vincula a nuez Putin notorio líder de Transilvania del siglo 15 el príncipe Vlad II - también conocido como el Conde Drácula.
"¿Está Vladimir Putin de alguna manera relacionada con la otra famosa Vladimir - Vlad Drácula", según el sitio de noticias Report24UK.info. "Una serie de fotos que circulan hoy en día parecen sugerir que el líder ruso ha estado vivo durante un tiempo muy largo."
Para el registro - o al menos como Moscú tendría todos crean - Putin nació Vladimir Vladimirovich Putin en San Petersburgo el 7 de octubre de 1952, teniendo 63 años.
miércoles, 16 de diciembre de 2015
martes, 15 de diciembre de 2015
Prehistoria: Crimen involuntario de Miguelón
El primer crimen conocido fue un homicidio involuntario
Javier Sanz - Historias de la Historia
El primer crimen conocido de la Historia o, mejor dicho, de la Prehistoria, porque ocurrió hace 400.000 años en nuestro país, fue un homicidio involuntario. Ocurrió en la Sima de los Huesos, el fecundo yacimiento de fósiles humanos de la sierra de Atapuerca (Burgos), cuna de nuestros antepasados más remotos. La víctima fue Miguelón (también conocido como Cráneo nº5 de Homo heidelbergensis) Con probabilidad este prehistórico humano, un varón de unos treinta y tantos años, fue agredido con una piedra por un congénere.
Miguelón
Dicha agresión le aplastó el hueso maxilar del rostro y afectó a un alvéolo dentario, con posterior rotura de una pieza dental que se infectó y derivó en septicemia, una infección de la sangre causada por bacterias en el torrente sanguíneo. Se trata de una infección grave y potencialmente mortal que empeora de manera muy rápida, y en última instancia fue la causa de la muerte.
La Sima de los Huesos tiene el privilegio de ser el lugar que mayor acumulación de fósiles humanos del mundo concentra. Alberga unos 2.000 restos de una treintena de individuos (Homo heidelbergensis) que murieron hace unos 400.000 años. Los huesos que se han encontrado en esta sima son preneandertales y descendientes del europeo más antiguo encontrado hasta la fecha, el Homo antecesor, descubierto en otro yacimiento de Atapuerca, la Gran Dolina. El propio Juan Luis Arsuaga, uno de los directores de las excavaciones de Atapuerca, cree que la Sima de los Huesos pudo ser incluso el primer cementerio de la historia.
Resulta llamativo el elevado porcentaje de episodios de canibalismo y masacre que se daban durante la Prehistoria. Además de en Atapuerca, en otro yacimiento de enorme interés de la península ibérica, El Sidrón (Asturias), se tiene constancia de ello ¿Por qué? Nuestros antepasados homínidos y las especies afines, como el Homo heidelbergensis y el Homo neanderthalensis, veían a sus congéneres como un recurso cárnico y buscaban su médula y cerebro, sobre todo en épocas de escasez. Eso, sin descartar algún tipo de canibalismo ritual que, al menos en los neandertales, se asociaba a los ceremoniales mortuorios. En el Homo Sapiens no se han documentado ingestas de colegas, aunque sí perpetraban otras masacres…
Colaboración de Javier Ramos (Lugares con Historia)
Ilustración: Quo
Javier Sanz - Historias de la Historia
El primer crimen conocido de la Historia o, mejor dicho, de la Prehistoria, porque ocurrió hace 400.000 años en nuestro país, fue un homicidio involuntario. Ocurrió en la Sima de los Huesos, el fecundo yacimiento de fósiles humanos de la sierra de Atapuerca (Burgos), cuna de nuestros antepasados más remotos. La víctima fue Miguelón (también conocido como Cráneo nº5 de Homo heidelbergensis) Con probabilidad este prehistórico humano, un varón de unos treinta y tantos años, fue agredido con una piedra por un congénere.
Miguelón
Dicha agresión le aplastó el hueso maxilar del rostro y afectó a un alvéolo dentario, con posterior rotura de una pieza dental que se infectó y derivó en septicemia, una infección de la sangre causada por bacterias en el torrente sanguíneo. Se trata de una infección grave y potencialmente mortal que empeora de manera muy rápida, y en última instancia fue la causa de la muerte.
La Sima de los Huesos tiene el privilegio de ser el lugar que mayor acumulación de fósiles humanos del mundo concentra. Alberga unos 2.000 restos de una treintena de individuos (Homo heidelbergensis) que murieron hace unos 400.000 años. Los huesos que se han encontrado en esta sima son preneandertales y descendientes del europeo más antiguo encontrado hasta la fecha, el Homo antecesor, descubierto en otro yacimiento de Atapuerca, la Gran Dolina. El propio Juan Luis Arsuaga, uno de los directores de las excavaciones de Atapuerca, cree que la Sima de los Huesos pudo ser incluso el primer cementerio de la historia.
Resulta llamativo el elevado porcentaje de episodios de canibalismo y masacre que se daban durante la Prehistoria. Además de en Atapuerca, en otro yacimiento de enorme interés de la península ibérica, El Sidrón (Asturias), se tiene constancia de ello ¿Por qué? Nuestros antepasados homínidos y las especies afines, como el Homo heidelbergensis y el Homo neanderthalensis, veían a sus congéneres como un recurso cárnico y buscaban su médula y cerebro, sobre todo en épocas de escasez. Eso, sin descartar algún tipo de canibalismo ritual que, al menos en los neandertales, se asociaba a los ceremoniales mortuorios. En el Homo Sapiens no se han documentado ingestas de colegas, aunque sí perpetraban otras masacres…
Colaboración de Javier Ramos (Lugares con Historia)
Ilustración: Quo
lunes, 14 de diciembre de 2015
PGM: Recordando Verdún un siglo después
Batalla de Verdún Recordado Casi 100 años después de su inicio
War History Online
Durante la Primera Guerra Mundial, la batalla de Verdún llevó más de 300.000 vidas de más de 300 días. El área en el bosque francés, donde tuvo lugar la batalla todavía está lleno de los restos de los que lucharon allí hace casi 100 años.
La batalla de Verdún tuvo lugar en 1916 y fue la batalla solo más largo de la historia militar. En el momento en que terminó a favor de los franceses toda la zona (más grande que París) había sido diezmada.
Llegó a ser conocido como "Zona Roja' y una vez que la guerra había terminado fue dejado abandonado y por la naturaleza para crecer sobre la batalla que una vez que había estado allí.
Hoy en día, el suelo del bosque está todavía cubierto de cientos de artefactos explosivos sin detonar, alambre de púas, los venenos y los restos de los soldados que murieron allí. Muchas áreas de bosque han tenido que ser acordonada en forma permanente ya que muchas armas peligrosas mantienen siendo descubiertos por los lugareños y los agricultores locales.
Visitar el bosque de hoy, es difícil decir que la batalla devastadora había tenido lugar allí, a excepción de los restos peligrosos que se encuentran debajo de las hojas muertas en el suelo.
Los grupos de trabajo se envían a las zonas acordonadas en los intentos de limpiar el bosque de proyectiles y armas peligrosas casi 100 años después de la batalla tuvo lugar.
En algunas zonas, los matorrales y árboles nunca han vuelto a crecer debido a los niveles letales de los venenos que se usaron allí.
También está cargado de zanjas y agujeros excavados por los soldados donde podían esconderse de los bombardeos y de defenderse contra el enemigo.
La batalla fue una verdadera prueba de valor para los franceses como los alemanes trataron a sangrar ellos no seca dejando hasta por 10 meses.
La batalla comenzó cuando los alemanes atacaron la ciudad de Verdún, cerca de la frontera con Bélgica. 140.000 soldados alemanes fueron desplegados para el ataque inicial, junto con alrededor de 1.000 armas de devastar la ciudad, informa el Mail Online.
Un soldado francés escribió que toda la ciudad y se había convertido en un volcán, sin salida a causa de los cuerpos de los muertos.
War History Online
Durante la Primera Guerra Mundial, la batalla de Verdún llevó más de 300.000 vidas de más de 300 días. El área en el bosque francés, donde tuvo lugar la batalla todavía está lleno de los restos de los que lucharon allí hace casi 100 años.
La batalla de Verdún tuvo lugar en 1916 y fue la batalla solo más largo de la historia militar. En el momento en que terminó a favor de los franceses toda la zona (más grande que París) había sido diezmada.
Llegó a ser conocido como "Zona Roja' y una vez que la guerra había terminado fue dejado abandonado y por la naturaleza para crecer sobre la batalla que una vez que había estado allí.
Hoy en día, el suelo del bosque está todavía cubierto de cientos de artefactos explosivos sin detonar, alambre de púas, los venenos y los restos de los soldados que murieron allí. Muchas áreas de bosque han tenido que ser acordonada en forma permanente ya que muchas armas peligrosas mantienen siendo descubiertos por los lugareños y los agricultores locales.
Visitar el bosque de hoy, es difícil decir que la batalla devastadora había tenido lugar allí, a excepción de los restos peligrosos que se encuentran debajo de las hojas muertas en el suelo.
Los grupos de trabajo se envían a las zonas acordonadas en los intentos de limpiar el bosque de proyectiles y armas peligrosas casi 100 años después de la batalla tuvo lugar.
En algunas zonas, los matorrales y árboles nunca han vuelto a crecer debido a los niveles letales de los venenos que se usaron allí.
También está cargado de zanjas y agujeros excavados por los soldados donde podían esconderse de los bombardeos y de defenderse contra el enemigo.
La batalla fue una verdadera prueba de valor para los franceses como los alemanes trataron a sangrar ellos no seca dejando hasta por 10 meses.
La batalla comenzó cuando los alemanes atacaron la ciudad de Verdún, cerca de la frontera con Bélgica. 140.000 soldados alemanes fueron desplegados para el ataque inicial, junto con alrededor de 1.000 armas de devastar la ciudad, informa el Mail Online.
Un soldado francés escribió que toda la ciudad y se había convertido en un volcán, sin salida a causa de los cuerpos de los muertos.
domingo, 13 de diciembre de 2015
Japón: "El Último Samurái" fue francés
EL ÚLTIMO SAMURÁI, LA VERDADERA HISTORIA
JAVIER SANZ — Historias de la Historia
Esta es la verdadera historia en la que está inspirada la película “El último samurái” (2003), protagonizada por Tom Cruise y dirigida por Edward Zwick. Tom Cruise interpreta a Nathan Algren, un soldado del ejército de los EEUU que llega a Japón en la Restauración Meiji, un período de transición que puso fin al Shogunato Tokugawa. Los clanes, señores feudales (daimyos), samuráis y shogunes gobernaron Japón durante años, pero fueron desplazados y relegados por la modernidad y la industria de Occidente. La figura del Emperador existía en dicha época del Shogunato, si bien estaba relegada a un discreto segundo plano. Sería pues, desde la Restauración Meiji hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando el Emperador cobraría protagonismo.
Aunque aparentemente Japón había estado aislado del mundo durante un largo tiempo, dicho aislamiento (Sakoku) nunca fue completo. El contacto con europeos, tales como portugueses y españoles, ya se había producido años antes a través de misioneros y comerciantes (“namban” o “bárbaros del sur” era el nombre que los japoneses dieron a españoles y portugueses). Otros hechos ocurridos en Asia, como la invasión japonesa de Corea y su fin a manos del almirante Yi Sun Sin con sus barcos tortuga en Noryang o años antes las dos invasiones mongolas de Kublai Khan en las que Japón se salvó gracias a las tempestades y fuertes vientos (de ahí la palabra kamikaze o “viento divino“), demuestran que Japón no estaba tan aislado y que sí estaba en los mapas. Sería el comodoro Perry el que tendría un papel relevante en la apertura de Japón a Occidente con la firma del Tratado de Kanagawa en 1854. Nathan, en realidad, está inspirado en un personaje histórico que vivió en dicha época, pero no era un norteamericano sino el francés Jules Brunet.
Jules Brunet
Brunet nació en Belfort, en el Este de Francia, en 1838. En 1857 se graduó en la Escuela Politécnica de París en la especialidad de artillería. Entre 1862-1867 participó en la segunda intervención francesa de México bajo las órdenes de Napoleón III, donde Brunet destacó por su valentía recibiendo la Légion d’Honneur. Sería en 1867 cuando Brunet llegaría a Yokohama como miembro de la primera misión militar francesa en Japón. Su tarea como miembro de dicha misión era formar e instruir a las fuerzas de élite del Shogún Tokugawa Yoshinobu. Durante dicha misión, Brunet quedó fascinado por las tradiciones y por la cultura japonesa, pero como pasa también en la película era un periodo de inestabilidad política. En 1868 el Emperador Meiji se hizo oficialmente con el poder, poder que había ostentado el Shogún desde hacía 600 años. El Emperador fue respaldado y apoyado por multitud de clanes, pero el Shogún no reconoció al Emperador… y comenzó una guerra civil (Boshin) que enfrentó a la facción aperturista, liderada por el Emperador, contra el Shogún y los partidarios de la tradición.
Las tropas imperiales marcharon a Edo, donde el embajador francés Léon Roches elaboró un plan para defender la ciudad, pero en el último momento el Shogún decidió dejarlo a un lado y sus tropas fueron derrotadas el 29 de marzo de 1868 en la batalla de Koshu-Katsunama. Dos meses más tarde, Edo capitulaba y Yoshinobu se rendía. Unos pocos hombres del Shogún, entre los que se encontraban Brunet y cuatro oficiales franceses, lograron escapar con la ayuda del almirante Enomoto Takeaki, leal al Shogunato Tokugawa, a la isla Ezo al norte de Japón (actual Hokkaidō). El 3 de septiembre de 1868, Edo pasó a denominarse Tokyo y el Emperador Meiji se estableció en la que, desde ese momento, será la capital de Japón. Napoleón III declaró la neutralidad de Francia. Sin embargo, Brunet y los oficiales decidieron abandonar la misión del ejército francés y unirse a Takeaki con la esperanza de reagrupar las tropas y poder contraatacar. Con Jules Brunet al mando, los rebeldes sitiaron y capturaron el fuerte de Goryokaku, en manos de las tropas imperiales. Seguirían otras victorias hasta conquistar Hakodate, donde el 15 de diciembre de 1868 se proclamó la República de Ezo, nombrándose presidente a Enomoto Takeaki. Francia y otras naciones europeas reaccionaron reconociendo la República de Ezo (la única en la historia de Japón).
Proclamación de la República
En marzo de 1869, cerca de 10.000 hombres del ejército Imperial llegaron a Ezo, donde Brunet, los cuatro oficiales franceses (Fortant, Marlin, Cazeneuve y Bouffier) y unos 3.000 hombres de la República protagonizan una épica resistencia. Finalmente, la superioridad numérica pudo con el entusiasmo de los partidarios del Shogunato y fueron derrotados en mayo de 1869. Cuando cayó el fuerte de Goryokaku, sólo había una guarnición 800 hombres de la República de Ezo frente a 8.000 del ejército Imperial… era el fin de 600 años de Shogunato y de la aventura japonesa de Jules Brunet. Abandonó Japón rumbo a Francia, donde a pesar de ser recibido como un héroe fue juzgado por desobedecer las órdenes de permanecer al margen. Aún así, pudo continuar su carrera miliar alcanzando el rango de general.
A pesar de lo hecho por Brunet, la colaboración franco-japonesa continuó en la Restauración Meiji: otras dos misiones llegaron a Japón en 1872 y 1884 con el objetivo de modernizar el ejército japonés. Dos oficiales franceses fueron los primeros occidentales en ser aceptados en un prestigioso dojo y practicar las artes marciales japonesas. En 1886, al ingeniero Louis Emile-Bertin se le encomendó la construcción de la primera Armada moderna japonesa, llegando a convertirse en íntimo amigo del Emperador. En 1919, ingenieros franceses supervisaron la creación de la primera fuerza de aviación japonesa.
Hoy en día, el nombre de Jules Brunet ha caído casi en el olvido en Francia, pero los japoneses aún recuerdan al soldado francés que luchó junto a los últimos samuráis.
JAVIER SANZ — Historias de la Historia
Esta es la verdadera historia en la que está inspirada la película “El último samurái” (2003), protagonizada por Tom Cruise y dirigida por Edward Zwick. Tom Cruise interpreta a Nathan Algren, un soldado del ejército de los EEUU que llega a Japón en la Restauración Meiji, un período de transición que puso fin al Shogunato Tokugawa. Los clanes, señores feudales (daimyos), samuráis y shogunes gobernaron Japón durante años, pero fueron desplazados y relegados por la modernidad y la industria de Occidente. La figura del Emperador existía en dicha época del Shogunato, si bien estaba relegada a un discreto segundo plano. Sería pues, desde la Restauración Meiji hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando el Emperador cobraría protagonismo.
Aunque aparentemente Japón había estado aislado del mundo durante un largo tiempo, dicho aislamiento (Sakoku) nunca fue completo. El contacto con europeos, tales como portugueses y españoles, ya se había producido años antes a través de misioneros y comerciantes (“namban” o “bárbaros del sur” era el nombre que los japoneses dieron a españoles y portugueses). Otros hechos ocurridos en Asia, como la invasión japonesa de Corea y su fin a manos del almirante Yi Sun Sin con sus barcos tortuga en Noryang o años antes las dos invasiones mongolas de Kublai Khan en las que Japón se salvó gracias a las tempestades y fuertes vientos (de ahí la palabra kamikaze o “viento divino“), demuestran que Japón no estaba tan aislado y que sí estaba en los mapas. Sería el comodoro Perry el que tendría un papel relevante en la apertura de Japón a Occidente con la firma del Tratado de Kanagawa en 1854. Nathan, en realidad, está inspirado en un personaje histórico que vivió en dicha época, pero no era un norteamericano sino el francés Jules Brunet.
Jules Brunet
Brunet nació en Belfort, en el Este de Francia, en 1838. En 1857 se graduó en la Escuela Politécnica de París en la especialidad de artillería. Entre 1862-1867 participó en la segunda intervención francesa de México bajo las órdenes de Napoleón III, donde Brunet destacó por su valentía recibiendo la Légion d’Honneur. Sería en 1867 cuando Brunet llegaría a Yokohama como miembro de la primera misión militar francesa en Japón. Su tarea como miembro de dicha misión era formar e instruir a las fuerzas de élite del Shogún Tokugawa Yoshinobu. Durante dicha misión, Brunet quedó fascinado por las tradiciones y por la cultura japonesa, pero como pasa también en la película era un periodo de inestabilidad política. En 1868 el Emperador Meiji se hizo oficialmente con el poder, poder que había ostentado el Shogún desde hacía 600 años. El Emperador fue respaldado y apoyado por multitud de clanes, pero el Shogún no reconoció al Emperador… y comenzó una guerra civil (Boshin) que enfrentó a la facción aperturista, liderada por el Emperador, contra el Shogún y los partidarios de la tradición.
Las tropas imperiales marcharon a Edo, donde el embajador francés Léon Roches elaboró un plan para defender la ciudad, pero en el último momento el Shogún decidió dejarlo a un lado y sus tropas fueron derrotadas el 29 de marzo de 1868 en la batalla de Koshu-Katsunama. Dos meses más tarde, Edo capitulaba y Yoshinobu se rendía. Unos pocos hombres del Shogún, entre los que se encontraban Brunet y cuatro oficiales franceses, lograron escapar con la ayuda del almirante Enomoto Takeaki, leal al Shogunato Tokugawa, a la isla Ezo al norte de Japón (actual Hokkaidō). El 3 de septiembre de 1868, Edo pasó a denominarse Tokyo y el Emperador Meiji se estableció en la que, desde ese momento, será la capital de Japón. Napoleón III declaró la neutralidad de Francia. Sin embargo, Brunet y los oficiales decidieron abandonar la misión del ejército francés y unirse a Takeaki con la esperanza de reagrupar las tropas y poder contraatacar. Con Jules Brunet al mando, los rebeldes sitiaron y capturaron el fuerte de Goryokaku, en manos de las tropas imperiales. Seguirían otras victorias hasta conquistar Hakodate, donde el 15 de diciembre de 1868 se proclamó la República de Ezo, nombrándose presidente a Enomoto Takeaki. Francia y otras naciones europeas reaccionaron reconociendo la República de Ezo (la única en la historia de Japón).
Proclamación de la República
En marzo de 1869, cerca de 10.000 hombres del ejército Imperial llegaron a Ezo, donde Brunet, los cuatro oficiales franceses (Fortant, Marlin, Cazeneuve y Bouffier) y unos 3.000 hombres de la República protagonizan una épica resistencia. Finalmente, la superioridad numérica pudo con el entusiasmo de los partidarios del Shogunato y fueron derrotados en mayo de 1869. Cuando cayó el fuerte de Goryokaku, sólo había una guarnición 800 hombres de la República de Ezo frente a 8.000 del ejército Imperial… era el fin de 600 años de Shogunato y de la aventura japonesa de Jules Brunet. Abandonó Japón rumbo a Francia, donde a pesar de ser recibido como un héroe fue juzgado por desobedecer las órdenes de permanecer al margen. Aún así, pudo continuar su carrera miliar alcanzando el rango de general.
A pesar de lo hecho por Brunet, la colaboración franco-japonesa continuó en la Restauración Meiji: otras dos misiones llegaron a Japón en 1872 y 1884 con el objetivo de modernizar el ejército japonés. Dos oficiales franceses fueron los primeros occidentales en ser aceptados en un prestigioso dojo y practicar las artes marciales japonesas. En 1886, al ingeniero Louis Emile-Bertin se le encomendó la construcción de la primera Armada moderna japonesa, llegando a convertirse en íntimo amigo del Emperador. En 1919, ingenieros franceses supervisaron la creación de la primera fuerza de aviación japonesa.
Hoy en día, el nombre de Jules Brunet ha caído casi en el olvido en Francia, pero los japoneses aún recuerdan al soldado francés que luchó junto a los últimos samuráis.
sábado, 12 de diciembre de 2015
El galeón San José y su historia
Tres siglos de leyenda salen a flote
Diez años de vida y 307 de leyenda acompañan al mítico galeón español 'San José'
El hallazgo del galeón ‘San José’ se convierte en un secreto de Estado
WINSTON MANRIQUE SABOGAL - El País
Diez años de vida y 307 de leyenda acompañan al mítico galeón español San José. Su historia es la de uno de los naufragios más importantes del mundo, cargado de tesoros americanos, drama humano y político y lleno de fantasía. Ocurrió en mitad de la guerra de sucesión de la corona española que ostentaba Felipe V. Y fue hundido por culpa de esa batalla de poder europea. El navío bajó a la oscuridad del mar la tarde del viernes 8 de junio de 1708. Otro viernes, el 27 de noviembre, un radar de la armada colombiana detectó el pecio, y el viernes pasado el presidente de Colombia sacó la noticia a la luz.
Tres siglos de historia emergieron. El galeón zarpó de Cartagena de Indias rumbo a Cádiz cargado con unas 200 toneladas de oro (¿11 millones de monedas?), plata, piedras preciosas y múltiples tesoros americanos. Su misión no era la de cualquier otro navío procedente de las Indias para España. Esta vez, el objetivo era crucial: dar oxígeno económico y enriquecer las arcas de la corona española, aliada con Francia, cercada por Inglaterra, Países Bajos, Portugal y Alemania que consideraban que el sucesor de Carlos II debía ser de la Casa de los Habsburgo. Temían otro poder como el que había ostentado Carlos I de España y V de Alemania, en el siglo XVI.
A comienzos del siglo XVIII, el mar Caribe estaba surcado por piratas y salpicado de naves inglesas que impedían la ruta de embarcaciones de las Indias hacia España. Aquel viernes de junio por la tarde el almirante José Fernández de Santillán, (conde de Casa Alegre) y comandante del San José, dio la orden de partir con una flotilla de 20 naves y 600 personas (hombres, mujeres y niños. 400 pasajeros y 200 tripulantes).
Pasadas las coralinas Islas del Rosario, y adentrado en un mar de múltiples colores, el galeón fue atacado y hundido por el capitán del buque inglés Expedition, al mando del comodoro Charles Wager.
Terminaban diez años de vida de este galeón de guerra, construido en 1698. El San José transportaba la carga de Perú y Ecuador, acumulada de los seis años que llevaba la guerra de sucesión. En Panamá se detuvo en Portobelo, en el mes de mayo de 1708, luego pasó a Cartagena donde terminó de completar la ambicionada remeza.
Pero el 8 de junio, el San José se fue a pique para dar paso a la leyenda. Se dice que por cada baúl de tesoros tenía otros dos en piedras, y que solo el capitán Fernández y el comandante de la guarnición de Cartagena sabían el verdadero contenido.
La historia pasó de generación en generación entre los caribeños colombianos, y entró por el centro del país, río Magdalena arriba, por sus más de 1.500 kilómetros que era por donde irrumpía la civilización. Su historia está en libros y obras de ficción. Incluso, la rescató Gabriel García Márquez como un episodio clave de El amor en los tiempos del cólera, donde las aguas de la realidad y la ficción son una sola.
En los años 80 el San José resucitó cuando una empresa de caza tesoros inició su búsqueda. Después de varios litigios, el gobierno colombiano tomó las riendas del proyecto. Ahora lo ha encontrado sin dar muchos detalles de su contenido, para convertirlo en secreto de estado. “Es uno de los yacimientos más importantes de la historia de la arqueología sumergida”, según el presidente Juan Manuel Santos.
No se sabe aún el estado real del galeón. Si se podrá sacar a flote, o no. Cuentan que está intacto, apoyado en uno de sus costados. Unos cañones sobre el fondo marino y unas vasijas de cerámica es lo único que se ha visto. Dentro estaría el oro, la plata y las piedras preciosas con las cuales se buscaba apuntalar el trono de Felipe V.
Diez años de vida y 307 de leyenda acompañan al mítico galeón español 'San José'
El hallazgo del galeón ‘San José’ se convierte en un secreto de Estado
WINSTON MANRIQUE SABOGAL - El País
Diez años de vida y 307 de leyenda acompañan al mítico galeón español San José. Su historia es la de uno de los naufragios más importantes del mundo, cargado de tesoros americanos, drama humano y político y lleno de fantasía. Ocurrió en mitad de la guerra de sucesión de la corona española que ostentaba Felipe V. Y fue hundido por culpa de esa batalla de poder europea. El navío bajó a la oscuridad del mar la tarde del viernes 8 de junio de 1708. Otro viernes, el 27 de noviembre, un radar de la armada colombiana detectó el pecio, y el viernes pasado el presidente de Colombia sacó la noticia a la luz.
Tres siglos de historia emergieron. El galeón zarpó de Cartagena de Indias rumbo a Cádiz cargado con unas 200 toneladas de oro (¿11 millones de monedas?), plata, piedras preciosas y múltiples tesoros americanos. Su misión no era la de cualquier otro navío procedente de las Indias para España. Esta vez, el objetivo era crucial: dar oxígeno económico y enriquecer las arcas de la corona española, aliada con Francia, cercada por Inglaterra, Países Bajos, Portugal y Alemania que consideraban que el sucesor de Carlos II debía ser de la Casa de los Habsburgo. Temían otro poder como el que había ostentado Carlos I de España y V de Alemania, en el siglo XVI.
A comienzos del siglo XVIII, el mar Caribe estaba surcado por piratas y salpicado de naves inglesas que impedían la ruta de embarcaciones de las Indias hacia España. Aquel viernes de junio por la tarde el almirante José Fernández de Santillán, (conde de Casa Alegre) y comandante del San José, dio la orden de partir con una flotilla de 20 naves y 600 personas (hombres, mujeres y niños. 400 pasajeros y 200 tripulantes).
Pasadas las coralinas Islas del Rosario, y adentrado en un mar de múltiples colores, el galeón fue atacado y hundido por el capitán del buque inglés Expedition, al mando del comodoro Charles Wager.
Se dice que por cada baúl de tesoros tenía otros dos en piedras, y que solo el capitán Fernández y el comandante de la guarnición de Cartagena sabían el verdadero contenidoEl combate empezó al atardecer, 30 cañones de entre 10 y 18 libras, fabricados en bronce con las asas en forma de delfín, propios de la corona española, defendían el navío cuando, de repente, el fuego cruzado fue silenciado por una explosión en el San José…Una columna de llamas y humo se elevó a medida que el galeón buscaba el fondo del mar con su anhelado tesoro dentro: un botín, dicen, de entre cinco mil y diez mil millones de dólares. Un tesoro procedente de lo que hoy es Perú, Ecuador y Colombia. Solo sobrevivieron once personas.
Terminaban diez años de vida de este galeón de guerra, construido en 1698. El San José transportaba la carga de Perú y Ecuador, acumulada de los seis años que llevaba la guerra de sucesión. En Panamá se detuvo en Portobelo, en el mes de mayo de 1708, luego pasó a Cartagena donde terminó de completar la ambicionada remeza.
Pero el 8 de junio, el San José se fue a pique para dar paso a la leyenda. Se dice que por cada baúl de tesoros tenía otros dos en piedras, y que solo el capitán Fernández y el comandante de la guarnición de Cartagena sabían el verdadero contenido.
La historia pasó de generación en generación entre los caribeños colombianos, y entró por el centro del país, río Magdalena arriba, por sus más de 1.500 kilómetros que era por donde irrumpía la civilización. Su historia está en libros y obras de ficción. Incluso, la rescató Gabriel García Márquez como un episodio clave de El amor en los tiempos del cólera, donde las aguas de la realidad y la ficción son una sola.
En los años 80 el San José resucitó cuando una empresa de caza tesoros inició su búsqueda. Después de varios litigios, el gobierno colombiano tomó las riendas del proyecto. Ahora lo ha encontrado sin dar muchos detalles de su contenido, para convertirlo en secreto de estado. “Es uno de los yacimientos más importantes de la historia de la arqueología sumergida”, según el presidente Juan Manuel Santos.
No se sabe aún el estado real del galeón. Si se podrá sacar a flote, o no. Cuentan que está intacto, apoyado en uno de sus costados. Unos cañones sobre el fondo marino y unas vasijas de cerámica es lo único que se ha visto. Dentro estaría el oro, la plata y las piedras preciosas con las cuales se buscaba apuntalar el trono de Felipe V.
viernes, 11 de diciembre de 2015
SGM: El horror de ser judío en Alemania Nazi
El crudo relato de una mujer que sobrevivió a la Alemania nazi y se refugió en Argentina
Cuando Clara Mann tenía 9 años, su familia escapó del gobierno de Hitler. "Nos pusieron una J roja en el pasaporte para que todos supieran que éramos judíos", dice. Hoy, a los 88, recuerda el asedio que tuvo en su colegio, la triste despedida de sus amigas y el volver a empezar en un país lejano.
Clarín
El horror nazi, en primera persona.
Clara con su viejo pasaporte con una J roja: los nazis ponían esa marca para que todos supieran que eran judíos.
Camila Guisado
Tiene nueve años. La alumbra una lámpara a querosén y, sentada sobre una cama de paja, intenta leer el diccionario alemán-español que le dio su papá. Pasaron casi ocho décadas de aquella noche que Clara Mann recuerda con tanta nitidez como si la volviera a vivir. Hoy, a los 88, en vez de un diccionario sostiene en sus manos el pasaporte alemán que una noche le sellaron en la Aduana Argentina, cuando llegó junto a su familia escapando del nazismo.
"Antes de subirnos al tren en Alemania, nos pusieron una 'J' roja en el pasaporte, para que todos supieran que éramos judíos. A los que viajaban nos separaban entre hombres y mujeres, y nos desnudaban para revisar que no nos lleváramos nada. Así nos tenían dos horas", cuenta desde una silla de plástico en los jardines del Hogar Hirsch, de San Miguel, donde hoy vive, pinta, borda, hace natación y narra la historia de su vida.
"Con mi familia vivíamos en un pueblo alemán que quedaba cerca de la frontera con Francia, donde el nazismo se sufría aún más que en las ciudades grandes. Para terminar de comprender lo que pasaba nos juntábamos de noche en la casa de unos amigos judíos a escuchar una radio francesa, la única que contaba la verdad", relata.
Una foto de su infancia.
El horror que se vivía en Alemania sería, poco después, conocido en todo el mundo. "En 1936, ya con tres años de Hitler en el poder, ingresó a mi colegio un profesor nazi. En mi escuela quedábamos sólo tres alumnos judíos. Este profesor formó una juventud hitleriana y les enseñó a odiarnos simplemente por ser judíos. La mayoría de mis compañeros se unió, sólo unos pocos nos fueron fieles, aunque tampoco podíamos hablar o jugar con ellos porque si nos veían juntos los castigaban. No pude aguantar este hostigamiento y dejé de ir al colegio", cuenta la abuela, reviviendo con palabras a esa niña atemorizada que aún lleva bajo su piel.
"Mis papás decidieron volver a mandarme al colegio de mi pueblo, pero las agresiones contra nosotros eran cada vez peores. Una tarde llegué a mi casa con las manos marcadas porque un profesor me había dado diez golpes en cada una con un señalador", detalla y se acaricia las muñecas, como si todavía llevara esas marcas.
"Mi mamá no quiso que dejara de estudiar, yo tampoco, porque me encanta aprender. Pero cuando los insultos y la persecución empezaron a provenir también de los maestros, decidió hablar con el director. La respuesta que recibió fue más que suficiente para sacarnos de ese colegio. El director le dijo que si volvía a quejarse, iba a tirarla por las escaleras", repasa Clara.
Y agrega mientras despliega un caminito de tela que lleva bordadas sus iniciales y 1938, el año en que llegó a la Argentina: "Mi mamá empezó a enseñarme por su cuenta. Me explicaba cómo escribir, leer, bordar y hacer las tareas de la casa para ayudarla. Bordábamos juntas, hay un lienzo que empezamos en Alemania y terminamos aquí".
En el Hogar de San Miguel donde vive.
"Al problema del colegio se sumó que mi papá ya no vendía nada en su negocio porque la gente no quería comprarles a los judíos. Y empezamos a recibir maltratos de nuestros propios vecinos, que una noche vinieron a mi casa a gritarnos canciones nazis. No nos quedó otra opción que huir, primero hacia París, donde nos esperaban familiares de mi mamá y unos amigos", prosigue con una mirada que revive el dolor de dejar su hogar y las pocas amistades que le quedaban.
Confusión y tristeza. Eso sentía Clara mientras se despedía de sus amigas la noche anterior a subirse al tren que los llevaría desde su pueblo, Steinbach am Glan, a París, donde los ayudarían a embarcarse rumbo a la Argentina. "Teníamos que vernos de noche, nadie podía saber que éramos amigas, porque ellas eran cristianas y yo, judía", afirma.
"Después, tuve que despedirme de nuestros amigos y familiares en Francia, todavía tengo la imagen de ellos saludándonos en la costa", expresa con la voz quebrada y el corazón en aquellas despedidas.
Durante el viaje a Buenos Aires, se enteraron de la Noche de los Cristales Rotos. "Cuando los nazis destrozaron negocios de judíos y sinagogas, agradecíamos haber salido a tiempo y salvarnos, al mismo tiempo que sufríamos por nuestros familiares que fallecieron en campos de concentración", dice y aprieta los labios.
Ya en suelo argentino, la familia Mann fue recibida por otros parientes que habían escapado antes que ellos.
"Cuando llegamos era todo tan nuevo para nosotros. Hablaban un idioma que no entendíamos y con mi hermano intentábamos leer un diccionario de diez tomos que había comprado mi papá para poder hablar algo de español", rememora.
"Vivimos en unos terrenos que nos dio la Asociación Judía de Colonización en Entre Ríos, hasta que vine a Buenos Aires a estudiar Enfermería. Luego fui a la Asociación Filantrópica Israelita, que hoy tiene el Hogar Hirsch, para aprender a cuidar chicos y trabajar de niñera, hasta que conocí a mi marido Enrique en una sinagoga. Con él estuve casada 60 años, hasta que falleció", sostiene y sus ojos, que supieron estar empañados al recordar el pasado, ahora brillan al hablar del amor que siente todavía por su esposo.
Decorada con retratos de sus dos hijos, nietos y bisnietos, en su habitación Clara atesora su historia. Sobre la mesa, tiene una agenda donde anota sus actividades. "En el hogar hago talleres de literatura, pintura y aquagym", destaca mientras busca fotos de su infancia alemana. Conoce exactamente el orden en el que guarda aquellas fotografías que permanecen intactas, como sus recuerdos.
Clarín Zonales
Cuando Clara Mann tenía 9 años, su familia escapó del gobierno de Hitler. "Nos pusieron una J roja en el pasaporte para que todos supieran que éramos judíos", dice. Hoy, a los 88, recuerda el asedio que tuvo en su colegio, la triste despedida de sus amigas y el volver a empezar en un país lejano.
Clarín
El horror nazi, en primera persona.
Clara con su viejo pasaporte con una J roja: los nazis ponían esa marca para que todos supieran que eran judíos.
Camila Guisado
Tiene nueve años. La alumbra una lámpara a querosén y, sentada sobre una cama de paja, intenta leer el diccionario alemán-español que le dio su papá. Pasaron casi ocho décadas de aquella noche que Clara Mann recuerda con tanta nitidez como si la volviera a vivir. Hoy, a los 88, en vez de un diccionario sostiene en sus manos el pasaporte alemán que una noche le sellaron en la Aduana Argentina, cuando llegó junto a su familia escapando del nazismo.
"Antes de subirnos al tren en Alemania, nos pusieron una 'J' roja en el pasaporte, para que todos supieran que éramos judíos. A los que viajaban nos separaban entre hombres y mujeres, y nos desnudaban para revisar que no nos lleváramos nada. Así nos tenían dos horas", cuenta desde una silla de plástico en los jardines del Hogar Hirsch, de San Miguel, donde hoy vive, pinta, borda, hace natación y narra la historia de su vida.
"Con mi familia vivíamos en un pueblo alemán que quedaba cerca de la frontera con Francia, donde el nazismo se sufría aún más que en las ciudades grandes. Para terminar de comprender lo que pasaba nos juntábamos de noche en la casa de unos amigos judíos a escuchar una radio francesa, la única que contaba la verdad", relata.
Una foto de su infancia.
El horror que se vivía en Alemania sería, poco después, conocido en todo el mundo. "En 1936, ya con tres años de Hitler en el poder, ingresó a mi colegio un profesor nazi. En mi escuela quedábamos sólo tres alumnos judíos. Este profesor formó una juventud hitleriana y les enseñó a odiarnos simplemente por ser judíos. La mayoría de mis compañeros se unió, sólo unos pocos nos fueron fieles, aunque tampoco podíamos hablar o jugar con ellos porque si nos veían juntos los castigaban. No pude aguantar este hostigamiento y dejé de ir al colegio", cuenta la abuela, reviviendo con palabras a esa niña atemorizada que aún lleva bajo su piel.
"Mis papás decidieron volver a mandarme al colegio de mi pueblo, pero las agresiones contra nosotros eran cada vez peores. Una tarde llegué a mi casa con las manos marcadas porque un profesor me había dado diez golpes en cada una con un señalador", detalla y se acaricia las muñecas, como si todavía llevara esas marcas.
"Mi mamá no quiso que dejara de estudiar, yo tampoco, porque me encanta aprender. Pero cuando los insultos y la persecución empezaron a provenir también de los maestros, decidió hablar con el director. La respuesta que recibió fue más que suficiente para sacarnos de ese colegio. El director le dijo que si volvía a quejarse, iba a tirarla por las escaleras", repasa Clara.
Y agrega mientras despliega un caminito de tela que lleva bordadas sus iniciales y 1938, el año en que llegó a la Argentina: "Mi mamá empezó a enseñarme por su cuenta. Me explicaba cómo escribir, leer, bordar y hacer las tareas de la casa para ayudarla. Bordábamos juntas, hay un lienzo que empezamos en Alemania y terminamos aquí".
En el Hogar de San Miguel donde vive.
"Al problema del colegio se sumó que mi papá ya no vendía nada en su negocio porque la gente no quería comprarles a los judíos. Y empezamos a recibir maltratos de nuestros propios vecinos, que una noche vinieron a mi casa a gritarnos canciones nazis. No nos quedó otra opción que huir, primero hacia París, donde nos esperaban familiares de mi mamá y unos amigos", prosigue con una mirada que revive el dolor de dejar su hogar y las pocas amistades que le quedaban.
Confusión y tristeza. Eso sentía Clara mientras se despedía de sus amigas la noche anterior a subirse al tren que los llevaría desde su pueblo, Steinbach am Glan, a París, donde los ayudarían a embarcarse rumbo a la Argentina. "Teníamos que vernos de noche, nadie podía saber que éramos amigas, porque ellas eran cristianas y yo, judía", afirma.
"Después, tuve que despedirme de nuestros amigos y familiares en Francia, todavía tengo la imagen de ellos saludándonos en la costa", expresa con la voz quebrada y el corazón en aquellas despedidas.
Durante el viaje a Buenos Aires, se enteraron de la Noche de los Cristales Rotos. "Cuando los nazis destrozaron negocios de judíos y sinagogas, agradecíamos haber salido a tiempo y salvarnos, al mismo tiempo que sufríamos por nuestros familiares que fallecieron en campos de concentración", dice y aprieta los labios.
Ya en suelo argentino, la familia Mann fue recibida por otros parientes que habían escapado antes que ellos.
"Cuando llegamos era todo tan nuevo para nosotros. Hablaban un idioma que no entendíamos y con mi hermano intentábamos leer un diccionario de diez tomos que había comprado mi papá para poder hablar algo de español", rememora.
"Vivimos en unos terrenos que nos dio la Asociación Judía de Colonización en Entre Ríos, hasta que vine a Buenos Aires a estudiar Enfermería. Luego fui a la Asociación Filantrópica Israelita, que hoy tiene el Hogar Hirsch, para aprender a cuidar chicos y trabajar de niñera, hasta que conocí a mi marido Enrique en una sinagoga. Con él estuve casada 60 años, hasta que falleció", sostiene y sus ojos, que supieron estar empañados al recordar el pasado, ahora brillan al hablar del amor que siente todavía por su esposo.
Decorada con retratos de sus dos hijos, nietos y bisnietos, en su habitación Clara atesora su historia. Sobre la mesa, tiene una agenda donde anota sus actividades. "En el hogar hago talleres de literatura, pintura y aquagym", destaca mientras busca fotos de su infancia alemana. Conoce exactamente el orden en el que guarda aquellas fotografías que permanecen intactas, como sus recuerdos.
Clarín Zonales
jueves, 10 de diciembre de 2015
Sahara español: El fin del Imperio
Huida del Sáhara. La última traición del Imperio español
El historiador José Luis Rodríguez publica 'Agonía, traición, huida', la historia de cómo los políticos españoles regalaron el Sáhara a Marruecos mientras Franco agonizaba
La Marcha Verde se aproxima a la frontera española.
DANIEL ARJONA - El Confidencial
Aquella tarde de octubre de 1975 el gobernador general del Sáhara Español, Federico Gómez de Salazar, recibió un sobre anónimo en su residencia. Al abrirlo con despreocupación encontró cuatro plumas en su interior, símbolo universal de cobardía militar desde la publicación, a finales del siglo XIX, de la novela 'Las cuatro plumas', de A.E.W. Mason. Con el rostro demudado, y según los testigos, el general sólo logró exclamar: “¿Por qué a mí?”
Era “un mensaje tan malévolo como injusto”, afirma José Luis Rodríguez Jiménez, historiador y autor de ‘Agonía, traición, huida. El final del Sáhara español’ (Crítica, 2015), el libro en el que narra los últimos estertores del Imperio español en África cuarenta años después de la Marcha Verde. A fin de cuentas, Gómez Salazar evacuaba los territorios españoles por orden de unos políticos incapaces de reaccionar pendientes de la agonía del dictador.
Tropas nómadas. Fondo Antonio Bustamante
La huida atolondrada del Sáhara español nunca fue explicada, tuvo desagradables consecuencias económicas, diplomáticas y militares para nuestro país, afectó dramáticamente a los saharauis que vivían en aquel territorio y todavía soporta hoy un pesado manto de silencio que veta el acceso de sus principales documentos y archivos a los historiadores. "Es una situación anómala por varias razones", explica Rodríguez a El Confidencial."De entrada porque para los archivos españoles sigue rigiendo una ley de la dictadura, la Ley de Secretos Oficiales de 1968 que ningún gobierno democrático se ha atrevido a cambiar. Y así lo ocurrido en el Sáhara o Guinea permanece como Materia Reservada cuarenta años después. Yo pedí permiso para consultar el archivo de Presidencia con el fin de consultar las actas de los consejos de ministros y me lo denegaron".
Vista aérea de los cuarteles de Smara
El 6 de noviembre de 1975, 350.000 marroquíes concentrados en Tarfaya iniciaron, en coches y a pie a través del pedregoso desierto, la Marcha Verde en dirección a El Aaiún, capital de la provincia colonial española donde los milicianos saharauis del Frente Polisario comenzaban a movilizarse para resistir. Entres ambos, las desorientadas tropas españolas incapaces de manejar la inteligente maniobra "pacífica" ideada por el monarca Hasán II para lograr su retirada definitiva. ¿La guerra anduvo cerca?
Recibimiento en el aeropuerto de El Aaiún a las autoridades españolas
Nada resultó obvio en todo aquel desastre. José Luis Rodríguez relata el papelón de los diplomáticos españoles en Naciones Unidas que trabajaron por una desconolización que legara el territorio a manos saharauis hasta el último momento, hasta que sonó el teléfono y desde España les ordenaron que no insistieran más en el tema. Las élites políticas españolas barrían así a toda prisa los problemas exteriores para centrarse en el misterioso horizonte que estaba a punto de abrirse a la muerte de Franco.
Y España no sólamente no descolonizó sino que entregó el territorio y lo perdió todo. "Fue una doble dejación de responsabilidad", denuncia Rodríguez: "de la diplomacia y de la economía. Porque España había metido mucho dinero en el Sáhara en los años 60 y 70, en sanidad, educación, carreteras, minas, etc. Cuando los ingleses se marchaban de un país firmaban siempre convenios de colaboración con ese país que les beneficiaban. Nosotros se lo regalamos todo a Marruecos".
Clase de árabe en el Colegio Menor de la Sección Femenina
'Agonía, traición, huida' no sólo brinda gran historia, también ofrece al lector todo un botín de experiencias personales de los protagonistas que vivieron aquellos meses finales de 1975. El 6 de noviembre, cuando la "marabunta" -como la bautizaron los españoles- de hombres, mujeres y niños acampaba en el desierto con sus banderas rojas tras penetrar más de tres kilómetros en tierrras saharauis, el soldado médico Cornella escribe a su familia. Relata cómo la muchedumbre abraza a los soldados españoles y reza a Alá, y se muestra alborozado de vivir y fotografiar tamaña "aventura". "La cosa va bien", escribe. Pero una sorpresiva posdata cierra su misiva:
"Última hora. Los de la Agrupación de Tropas Nómadas han embarcado este mediodía hacia Canarias. La retirada ha empezado".
El historiador José Luis Rodríguez publica 'Agonía, traición, huida', la historia de cómo los políticos españoles regalaron el Sáhara a Marruecos mientras Franco agonizaba
La Marcha Verde se aproxima a la frontera española.
DANIEL ARJONA - El Confidencial
Aquella tarde de octubre de 1975 el gobernador general del Sáhara Español, Federico Gómez de Salazar, recibió un sobre anónimo en su residencia. Al abrirlo con despreocupación encontró cuatro plumas en su interior, símbolo universal de cobardía militar desde la publicación, a finales del siglo XIX, de la novela 'Las cuatro plumas', de A.E.W. Mason. Con el rostro demudado, y según los testigos, el general sólo logró exclamar: “¿Por qué a mí?”
Era “un mensaje tan malévolo como injusto”, afirma José Luis Rodríguez Jiménez, historiador y autor de ‘Agonía, traición, huida. El final del Sáhara español’ (Crítica, 2015), el libro en el que narra los últimos estertores del Imperio español en África cuarenta años después de la Marcha Verde. A fin de cuentas, Gómez Salazar evacuaba los territorios españoles por orden de unos políticos incapaces de reaccionar pendientes de la agonía del dictador.
Tropas nómadas. Fondo Antonio Bustamante
La huida atolondrada del Sáhara español nunca fue explicada, tuvo desagradables consecuencias económicas, diplomáticas y militares para nuestro país, afectó dramáticamente a los saharauis que vivían en aquel territorio y todavía soporta hoy un pesado manto de silencio que veta el acceso de sus principales documentos y archivos a los historiadores. "Es una situación anómala por varias razones", explica Rodríguez a El Confidencial."De entrada porque para los archivos españoles sigue rigiendo una ley de la dictadura, la Ley de Secretos Oficiales de 1968 que ningún gobierno democrático se ha atrevido a cambiar. Y así lo ocurrido en el Sáhara o Guinea permanece como Materia Reservada cuarenta años después. Yo pedí permiso para consultar el archivo de Presidencia con el fin de consultar las actas de los consejos de ministros y me lo denegaron".
El Gobierno tiene miedo de molestar a Marruecos y por eso no permite el acceso a los archivos¿Qué intereses dificultan la investigación de aquellos lejanos hechos? "Numerosos", responde Rodríguez: "Primero, el Gobierno actual tiene miedo de molestar a Marruecos. Segundo, también temen que salga a la luz lo tremendamente mal que lo hizo el ejecutivo de entonces y en qué situación deja hoy a nuestro país: España se comprometió a descolonizar y nunca lo hizo. Y en tercer lugar se me ocurre que, de la dictadura a la democracia, las sagas continúan y los hijos y nietos de aquellos que tomaron las decisiones entonces detentan en la actualidad responsabilidades políticas y militares. Y prefieren que no se hable del asunto".
Vista aérea de los cuarteles de Smara
El 6 de noviembre de 1975, 350.000 marroquíes concentrados en Tarfaya iniciaron, en coches y a pie a través del pedregoso desierto, la Marcha Verde en dirección a El Aaiún, capital de la provincia colonial española donde los milicianos saharauis del Frente Polisario comenzaban a movilizarse para resistir. Entres ambos, las desorientadas tropas españolas incapaces de manejar la inteligente maniobra "pacífica" ideada por el monarca Hasán II para lograr su retirada definitiva. ¿La guerra anduvo cerca?
El conflicto bélico fue la excusa de una parte de los políticos franquistas para largarse del Sáhara"Que pudiera haber un conflicto bélico fue la excusa de una parte de los políticos franquistas para largarse de allí. Marruecos había situado en el 75 divisiones militrares en la frontera norte de la colonia española. Pero lo cierto es que hubiera sido muy raro que el país norteafricano atacase debido a su manifiesta inferioridad militar, palpable en tierra y abismal en mar y aire. Hasan II no era tonto, al contrario. Era un diplomático muy hábil que jugó la carta de la voluntad marroquí de apropiarse el Sáhara, de no cejar en el empeño contando con que los españoles estaban a otra cosa".
Recibimiento en el aeropuerto de El Aaiún a las autoridades españolas
Nada resultó obvio en todo aquel desastre. José Luis Rodríguez relata el papelón de los diplomáticos españoles en Naciones Unidas que trabajaron por una desconolización que legara el territorio a manos saharauis hasta el último momento, hasta que sonó el teléfono y desde España les ordenaron que no insistieran más en el tema. Las élites políticas españolas barrían así a toda prisa los problemas exteriores para centrarse en el misterioso horizonte que estaba a punto de abrirse a la muerte de Franco.
Y España no sólamente no descolonizó sino que entregó el territorio y lo perdió todo. "Fue una doble dejación de responsabilidad", denuncia Rodríguez: "de la diplomacia y de la economía. Porque España había metido mucho dinero en el Sáhara en los años 60 y 70, en sanidad, educación, carreteras, minas, etc. Cuando los ingleses se marchaban de un país firmaban siempre convenios de colaboración con ese país que les beneficiaban. Nosotros se lo regalamos todo a Marruecos".
Clase de árabe en el Colegio Menor de la Sección Femenina
'Agonía, traición, huida' no sólo brinda gran historia, también ofrece al lector todo un botín de experiencias personales de los protagonistas que vivieron aquellos meses finales de 1975. El 6 de noviembre, cuando la "marabunta" -como la bautizaron los españoles- de hombres, mujeres y niños acampaba en el desierto con sus banderas rojas tras penetrar más de tres kilómetros en tierrras saharauis, el soldado médico Cornella escribe a su familia. Relata cómo la muchedumbre abraza a los soldados españoles y reza a Alá, y se muestra alborozado de vivir y fotografiar tamaña "aventura". "La cosa va bien", escribe. Pero una sorpresiva posdata cierra su misiva:
"Última hora. Los de la Agrupación de Tropas Nómadas han embarcado este mediodía hacia Canarias. La retirada ha empezado".
miércoles, 9 de diciembre de 2015
SGM: Los crímenes de la Luftwaffe en la invasión a Polonia
Pintado en la estructura de un Ju 52 alemán reza: "Gente, combustible, bombas o pan - llevamos la muerte de Polonia." El Blitzkrieg del 1ro. de Septiembre de 1939 claramente mostró que esto no fue un simple slogan de propaganda... (Foto: Wojna obronna Polski 1939, KAW 1979. )
Polonia 1939 - Diario de las atrocidades de la Luftwaffe
Escrito por Dariusz Tyminski y Grzegorz Slizewski .
Al contrario de los mitos difundidos en los cuentos populares de la PGM, no todos los pilotos de caza de la SGM fueron "honorables Caballeros del Aire". Entre las muchas razones de esto estuvo la naturaleza human, la disciplina de los pilotos o la falta de ella, y lo "impersonal" de la guerra mecanizada. Los pilotos de un poderoso avión fueron en esencia removidos de ver a un piloto enemigo siendo cortado a la mitad por armas de gran calibre o explotando por balas de cañón. Los pilotos bombarderos raramente podían ver la masacre que provocan cuando su carga alcanzaba sus blancos.
Se encuentra bien documentado que algunos pilotos aliados e incluso algunos ases dispararon a pilotos del Eje incluso cuando éstos se encontraban descendiendo indefensos en un paracaídas y del otro lado también, pilotos del Eje disparando a pilotos aliados. Algunos pilotos polacos buscaron una cruel venganza luego de Septiembre de 1939. El piloto de la Brigada de Persecución (123. Eskadra), Soldado Eugeniusz Nowakiewicz combatió en la campaña de Francia de 1940 en la sección polaca del Groupe de Chasse II/7, liderado por el Tte. Wladyslaw Goettel. El 4 de Junio de 1940, en el área de Besancou, Nowakiewicz atacó exitosamente a un He 111 y luego del derribo disparó sobre la tripulación alemana sobreviviente. El 15 de Junio de 1940, en el área de Caumont-Toinville, Nowakiewicz otra vez atacó a un bombardero enemigo, un Do 17 esta vez. Dos tripulantes alemanes se lanzaron en paracaídas, pero el piloto polaco mató a uno de ellos en el aire y el segundo fue "compartido" con pilotos franceses luego que el tripulante tocara tierra.
En una instancia posterior, un as americano de ascendencia polaca de la Novena Fuerza Aérea derribó a un as alemán en un Me 262 de la Luftwaffe destruyendo su jet. Cuando el piloto americano aterrizó el jefe del escuadrón destruyó el film de su foto-ametralladora. En una reunión previa a un vuelo, el comandante de escuadrón preguntó al piloto (su familia había sido aniquilada por alemanes) por qué lo había hecho. El piloto explicó que esos pilotos eran experten, la creme de la creme de la Luftwaffe. Y si no eran asesinados, ellos simplemente reaparecerían al otro día en otro caza, para matar más pilotos americanos.
El tono para la guerra total contra civiles indefensos y personal militar fue claramente delineado ...
1 Septiembre 1939, 4:50 - 5:30 a.m., ciudad de Wielun. Esa mañana, pese a la completa ausencia de instalaciones militares en la ciudad, y con las cercanas tropas polacas de la 28va División de Infantería situadas al sudoeste de Wielun, los bombarderos alemanes del I./KG76 (4. Luftflotte), comandados por el Oblt. Walter Sigel, brutalmente bombardeó el centro de la ciudad. Luego de arrojar las bombas, los pilotos de la Luftwaffe dispararon sobre los temerosos civiles que escapaban. Tres olas de bombardeo, totalizando 120 aviones tomaron parte en el ataque, lanzando más de 70 toneladas de bombas. El efecto del raid fue el asesinato de más de 1200 civiles, provocando heridas a miles más (la población de la ciudad era de cerca de 16,000 habitantes), y la destrucción del 70% de los edificios de la ciudad.
Están aquellos que argumentan que los miembros de la Luftwaffe llevaron los códigos de comportamiento profesional militar a aquellos utilizados por los "Caballeros del Aire" de la PGM. Sin embargo, cualquier de dichos argumentos contradice las experiencias de muchos pilotos polacos, cuyas experiencias personales son descritas a continuación.
Como ejemplo, el 1 de Septiembre de 1939, en el área de Modlin, cerca de las 16:30 , pilotos de la Brigada de Persecución polaca encontraron a un grupo de cuarenta bombarderos alemanes escoltados por veintes cazas Bf 109 y Bf 110. Durante el combate, el Tte. Aleksander Gabszewicz fue forzado a tirarse en paracaídas. Mientras colgaba de su paracaídas, Gabszewicz fue ametrallado por un Bf 110. El Tte. Segundo Tadeusz Sawicz, quien volaba en las cercanías, atacó al avión alemán y otro piloto polaco, Wladyslaw Kiedrzynski voló haciendo espiral alrededor del indefenso Gabszewicz hasta que éste llegó al suelo.
En la misma batalla, pilotos del 123. Fighter Eskadrille, volando obsoletos cazas PZL P.7a, fueron sorprendidos por Bf 110's del I/LG1 (comandante Mayor Grabmann había sido herido esa mañana, por lo que la unidad estaba al comando del para ese momento Hauptmann Schleif). El Cap. Mieczyslaw Olszewski, comandante del 123, fue rápidamente derribado y muerto, su P.7 se estrelló cerca de Legionow. Otros tres pilotos fueron derribados, y se lanzaron en paracaídas: Tte.Seg. Stanislaw Czternastek, Tte.Seg. Feliks Szyszka y el cadete Antoni Danek. Sólo Czternastek llegó a salvo a tierra: Szyszka y Danek fueron atacados en el aire. Ametrallado por un caza alemán, Danek aterrizó sin heridas. Szyszka no tuvo tanta suerte, sufrió 16 heridas. Fue transportado por civiles a un hospital. Durante el combate del 1 de Septiembre de 1939, I.(Z)/LG 1 escoltó a los He 111s del KG 27 y LG 1 contra el aeropuerto de Varsovia. Los Bf 110s reclamaron cazas 5 PZL derribados - 3 por el Hauptmann Fritz Schleif, uno por el Suboficial Sturm y otro por el Suboficial Lauffs.
2 de Septiembre de 1939, cerca de las 16:00, área de Lodz. Ocho cazas PZL del III/6 Escuadrón se encuentran contra 23 Bf 110's del I./ZG76. En la batalla, el Tte.Seg. Jan Dzwonek fue derribado. Colgando de su paracaídas, fue atacado dos veces por un Bf 110. Aparentemente, el pilot de la Luftwaffe se encontraba tan ocupado atacando al indefenso de Dzwonek, que el Soldado Jan Malinowski, volando un obsoleto caza P.7, derribó al avión alemán sin problemas.
3 de Septiembre de 1939, cerca de 10:00 AM seis PZL P-11c de la 112. Eskadra Mysliwska (Escuadrilla de Caza), liderada por el comandante del III/1 Dywizjon (Escuadrón) Cap. Zdzislaw Krasnodebski despegó para repeler a cazas Bf 110. En un duro combate sobre la ciudad de Wyszkow, Krasnodebski fue forzado a tirarse en paracaídas. El piloto alemán que lo derribó, apuntó sus armas para rematar a la víctima, acertándole a Krasnodebski mientras lentamente planeaba en su paracaídas. Pero el Tte. Arsen Cebrzynski observó este repase macabro y el piloto de la Luftwaffe pronto se convirtió a su vez en víctima. El Tte. Barents, un veterano de la "Legión Condor", se arrojó en paracaídas sin problemas, y se convirtió en un POW.
Ese mismo día, el 3 de Septiembre de 1939, la 26ta. Obserwation Escadrille fue evacuada de Malachowo al aeródromo de Balice. El Soldado Franciszek Ciepinski, volando un desarmado RWD-8 sobre el río Wisla, fue atacado por tres Bf 109s. Logró maniobrar para estrellar/aterrizar el dañado avión sobre la vera del río, saltó del cockpit, encontrándose ahora él mismo siendo blanco de los cazas. Los alemanes querían más que una mera victoria aérea y empezaron a cazar al piloto con repases de ametrallamiento. Antes que Ciepinski pudiera alcanzar la seguridad de un bosque fue herido en un pierna.
6 de Septiembre de 1939, atardecer. Un solitario PZL P.23 "Karas" del 34. Reconn Escadrille despegó en patrulla, en el área de Warta-Sieradz-Zdunska Wola. La tripulación consistía de: Tte. Edmund Gorecki (observador), Soldado Marian Pingot (piloto) y Soldado Jan Wilkowski (artillero). Durante su vuelta a la base, sobre la villa de Borecznia cerca de la ciudad de Kolo, ellos volaban a 1500 metros de altitud. Repentinamente fueron atacados por cuatro Bf 109's. El "Karas" empezó a arder. El soldado Pingot fue muerto en el avión, pero el Tte. Gorecki continuó volando hasta que estuvo por debajo de los 1000 metros. Cuando se tiró en paracaídas los "Messers" abrieron fuego y lo mataron en el aire. El soldado Wilkowski atestiguó este acto, y dado que se lanzó sólo en el último momento, a sólo 300 metros, salió vivo aunque con las piernas severamente dañadas.
11 de Septiembre de 1939. La 53ra Observer Escadrille movilizada del área de Kaluszyn a Brzesc, sobre el río Bug. En formación volaban dos aviones "Czapla" y un solitario RWD-8. Cerca de cinco kilómetros al oeste de Biala Podlaska los tres aviones fueron atacados por aviones bimotores de la Luftwaffe. El RWD-8 se vino abajo y su tripulación, Tte.Seg. Stanislaw Hudowicz y el Tte. Seg. Oskar Sobol fueron muertos. Un avión "Czapla", pilotado por el Tte. Stanislaw Waszkiewicz fue forzado a aterrizar y luego dos veces bombardeado (!) y ametrallado en tierra.
13 de Septiembre de 1939, el pueblo de Frampol, con un a población de 3000, y sin blancos industriales o militares, ni defensores del ejército polaco, fue prácticamente aniquilada por un bombardeo de práctica de la Luftwaffe. En la opinión del analista de la Luftwaffe, Harry Hohnewald: "Frampol fue elegida como un objeto experimental, porque los bombardeo de práctica, volando a baja velocidad, no eran amenazados por artillería antiaérea. Del mismo modo, la municipalidad centralmente ubicada en el pueblo la convertía en un punto de orientación ideal para las tripulaciones. Observamos la posibilidad de orientación gracias a signos visibles, y también el tamaño de la villa, que garantizaba que las bombas cayeran de todos modos sobre Frampol. Por un lado, esto haría que la prueba se notarán los efectos de la prueba, por otro lado, confirmaría la eficiencia de las bombas utilizadas." (extracto del libro de Wolfgang Schreyer, "Eyes on the sky.")
Pequeña ciudad de Frampol antes (izquierda) y después (derecha) de un bombardeo de práctica de la Luftwaffe. Las fotos son probablemente documentos de la Luftwaffe.
Fotos de Frampol recientes. La reconstruyeron aunque el diseño de las calles fue cambiado.
WW Aces Stories (c)
Traducción: Walter Uriarte
http://www.frampol.lubelskie.pl
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