lunes, 15 de octubre de 2018

Chile: Operación Albania... CNI elimina a terroristas del FPMR

Operación Albania



Operación Albania
Lugar Chile
Blanco(s) miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez
Fecha 15 de junio de 1987
Tipo de ataque Eliminación
Arma(s) Fusiles M-16
Muertos 12
Heridos 0
Perpetrador(es) Central Nacional de Informaciones
Motivación Antiterrorismo





La Operación Albania o "Matanza de Corpus Christi"1​ se produjo entre los días 15 y 16 de junio de 1987, en Chile. En ella doce miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) murieron a manos de agentes de la Central Nacional de Informaciones (CNI). Estos hechos fueron presentados por las autoridades como un supuesto "enfrentamiento".


Antecedentes


El germen de la Operación Albania se origina por la preocupación de los aparatos de seguridad chilenos tras el atentado contra Augusto Pinochet y avanza gracias al trabajo cada vez más consistente de seguimiento que había localizado a buena parte de la plana mayor del FPMR en Santiago, hacia comienzos de 1987. En junio de ese mismo año la Dirección Nacional del FPMR había fijado una importante reunión de sus máximos líderes. Era la oportunidad que esperaba la CNI para atrapar a la mayor cantidad de líderes del Frente de una sola vez.

Gran parte de los datos de la CNI llegaban gracias a la información obtenida tras los fracasos de la internación de armas de Carrizal Bajo y el atentado a Augusto Pinochet en el Cajón del Maipo, ocurridas meses antes, operaciones en las que decenas de frentistas y militantes del Partido Comunista de Chile (PCCh) cayeron detenidos.

Gracias a este trabajo de inteligencia, la CNI tuvo claridad respecto de las personas que debían ser detenidas y, eventualmente, abatidas, iniciando a principios de 1987 una exhaustiva ronda de seguimientos y puntos fijos sobre importantes miembros del FPMR.

Uno de los logros más importantes de esta labor fue la identificación de José Joaquín Valenzuela Levi, quien con el nombre de "Ernesto" comandó el fallido atentado a Pinochet.[cita requerida] En los ficheros de la CNI, Valenzuela era llamado "Rapa Nui", debido a que fue visto por primera vez saliendo de una vivienda en una calle con ese nombre. Por su parte, Ignacio Recaredo Valenzuela era "Chaqueta de cuero", por la vestimenta que usaba al momento de su primera detección.

Álvaro Corbalán, jefe del estamento operativo de la CNI obtuvo del entonces director de la institución, el general Hugo Salas Wenzel, la orden para que efectivos de todas las brigadas a su cargo procedieran, apoyados por la Unidad Antiterrorista del Ejército y por funcionarios de Investigaciones. De acuerdo con la confesión posterior de Corbalán, la orden de Salas Wenzel implicaba acabar con la vida de todos los frentistas que fueran detenidos.1​ Es decir, "reventar" definitivamente al FPMR, según la jerga de esos días.

 Según consta en el primer documento de los 30 tomos del expediente, el mismo 15 de junio el fiscal militar Luis Acevedo había autorizado todas las detenciones y allanamientos.



La Muerte de Ignacio Valenzuela


Ignacio Recaredo Valenzuela Pohorecky era seguido desde marzo de 1987. Era un destacado ingeniero y académico, en la vida pública. En la privada era uno de los seis más altos oficiales del Frente, para esa época. Reconocido por su arrojo, la CNI sabía que había participado en el asalto a una armería y se había enfrentado a funcionarios de seguridad en varias ocasiones.

El 15 de junio de 1987 la CNI ya esperaba afuera de su casa, en la remodelación San Borja, desde cerca de las 6 de la mañana. Luego de abandonar su domicilio Valenzuela fue seguido durante horas, hasta que alrededor del mediodía fue finalmente abatido en la calle Alhué, de la comuna de Las Condes, por disparos de agentes de la CNI efectuados desde un furgón a unos 25 metros de distancia. Recibió tres impactos, uno de ellos en el tórax, que le resultó mortal; otro en el glúteo y el tercero en el pie. Además, un árbol tras el que se refugió registró cuatro impactos y la casa por donde él iba pasando también sufrió balazos. Valenzuela estaba a escasos 30 metros de la casa de su madre, cuando fue interceptado, según el relato judicial de René Valdovinos, uno de los agentes de la CNI que actuó en ese operativo.


"Lo teníamos rodeado y estábamos armados. Honestamente pensé que se iba a rendir frente a esa desventaja en que se encontraba, lo que no hizo y al contrario, tomó la pistola con la intención de repeler la detención y por lo tanto todos disparamos en su contra y varios disparos a la vez, cayendo éste al suelo"
René Valdovinos, Agente de la CNI

La CNI informó en su momento que Valenzuela portaba una pistola y una granada. Pero los testigos afirmaron que no iba armado y que solo atinó a darse vuelta, por lo cual le dispararon en un glúteo y en un pie. Los testigos señalaron que minutos antes de los hechos fueron advertidos de que iban a producirse disparos y que debían alejarse del lugar.

El 9 de noviembre de 2000, el ex agente de la CNI Manuel Morales Acevedo agregó un nuevo antecedente que fue crucial para entender lo que realmente ocurrió.

"Si bien la misión era detener a este sujeto, el intentó sacar un arma, la tomó y hubo que disparar en su contra y el arma efectivamente la portaba el sujeto, sin perjuicio que para darle mayor efectividad se le cargó, colocándole entre sus ropas una granada "
Manuel Morales, Agente de la CNI

La muerte de Patricio Acosta


Ese mismo 15 de junio, seis horas más tarde, otro numeroso grupo de agentes copó el lado poniente de la calle Varas Mena, en San Joaquín. Los agentes acechaban a "Jirafales", como le decían por su altura a Patricio Acosta Castro, un importante oficial del FPMR. Según los numerosos testimonios disponibles en el expediente judicial, ese día la mencionada calle estaba siendo vigilada por sujetos que se desplazaban en automóviles, algo que los vecinos habían notado que sucedía desde hacía una semana.

Esa tarde, Acosta salió de su casa cerca de las 18.00. Ya era férreamente seguido. Los vecinos declararon que solían verlo solo, y que lo único que sabían de él era que tenía un hijo y era profesor. De lo que vino después todos los agentes, casi sin excepción, inculpan al agente de la CNI.
"Alrededor de las 18:00 a 19:00 salió de esa casa un individuo alto, de bigotes y que por las características físicas correspondía el sujeto a quien se buscaba, por lo que lo segui hasta Santa Rosa, desde donde éste se devolvió hacia la casa y lo seguí a pie. Se me ordenó detenerlo, pero yo no podía hacer esa detención solo, por la gran contextura física del sujeto. Es del caso que, mientras lo seguía, a cierta distancia observé que en sentido contrario venía el capitán Zúñiga con otros agentes, por lo que pensé que ellos iban a proceder a la detención. Sin embargo, en un momento dado y cuando el sujeto se encontraba más o menos a unos cinco metros de distancia de mi, el capitán Zúñiga le disparó de improviso a unos siete metros de distancia y éste cayo al suelo. Luego sentí dos disparos y me di cuenta que allí se había cometido una embarrada"
Juan Jorquera, Agente de la CNI

Según testimonios de testigos, la víctima cayó arrodillada. Entonces lo rodearon alrededor de ocho sujetos, entre ellos Zuñiga. Ya reducido, en vez de ser llevado a un centro asistencial, Acosta fue acribillado. El propio Zuñiga le disparó en la cabeza, mientras otro lo remató con una ráfaga de metralleta. Una vez muerto, un agente de la CNI le puso en sus manos un revólver y un gorro pasamontañas. En esa posición lo filmaron y le sacaron varias fotografías. Esta versión, de que Zuñiga le disparó cuando ya estaba muerto, fue confirmada por al menos tres agentes de la CNI, entre ellos quién era su subalterno, Jorge Vargas Bories.


Las muertes de Calle Varas Mena


Esa misma noche, agentes de la policía civil llegaron hasta el inmueble de calle Varas Mena 417, uno de los varios que a las 23.00 de esa noche la CNI decidió allanar. Allí se produjo el primer y único enfrentamiento reconocido por todos.

En el interior de la vivienda, que era utilizada como casa de seguridad y centro de instrucción, había cerca de una docena de combatientes del FPMR. Quien hacía las veces de dueña de casa era Cecilia Valdés, que estaba acompañada de su hijo, de dos años. La supuesta pareja de Cecilia era el oficial del Frente Juan Waldemar Henríquez. Esa noche dentro de la casa ya se sabía de la muerte de Ignacio Recaredo Valenzuela y, más aún, de Patricio Acosta a pocas cuadras del lugar.

Cerca de la medianoche la casa fue finalmente copada por los agentes de la CNI, dando lugar a un intenso tiroteo entre las fuerzas de seguridad y los dos frentistas que cubrieron la retirada de sus compañeros desde el interior, Juan Waldemar Henríquez y Wilson Henríquez Gallegos.

Paralelamente una decena de rodriguistas escapaba en medio de la balacera. Desde los techos de la casa los dos frentistas encargados de la cobertura del grupo respondían el ataque policial con sus armas. En un momento dado la techumbre cedió y Juan Waldemar Henríquez, ingeniero de 28 años, cayó herido al interior de una vivienda vecina. Luego ingresaron los policías al inmueble encontrándolo tendido en el piso, y a esas alturas sin ofrecer resistencia. Sin embargo, fue rematado por ráfagas de disparos en el mismo lugar. Algunos testigos señalaron que Henríquez se había rendido y que estaba con los brazos en alto cuando fue ultimado.

Con la muerte de Juan Waldemar Henríquez, no se acabaron las escaramuzas. En el caso de su compañero Wilson Henríquez, este fue rodeado por agentes de la CNI, en el patio de otra casa, donde se había refugiado. En breves momentos fue apresado, golpeado, y luego fusilado, registrando su cuerpo, según el protocolo de autopsia, 21 orificios de bala.

Entre los que escaparon por los techos de las casas vecinas, para luego ser capturados, se encontraban Cecilia Valdés, Santiago Montenegro y Héctor Figueroa. Este último era intensamente buscado por su participación en el atentado a Augusto Pinochet en 1986.

La muerte de Julio Guerra Olivares


Casi simultáneamente a los sucesos de Varas Mena, otro centenar de agentes y policías, rodeó el dúplex 213, del block 33 de la Villa Olímpica, en Ñuñoa. Allí Julio Guerra Olivares, conocido al interior del FPMR como "Guido", arrendaba una pieza a Sonia Hinojosa. Estaba clandestino desde su participación como fusilero en el atentado a Augusto Pinochet, en septiembre de 1986.[cita requerida]

Eran alrededor de las 00:00 y el agente de la CNI Iván Cifuentes procedió a forzar la puerta del departamento. El oficial de la CNI decidió lanzar al interior del dúplex una bomba lacrimógena militar. Mientras esperaban a que Guerra saliera, llegó otro equipo de seguridad. Acto seguido el agente Fernando Burgos, valiéndose de una máscara antigas, llegó hasta el baño del segundo piso donde Guerra se encontraba refugiado. El frentista fue inmediatamente abatido por cuatro disparos del agente. Posteriormente el cuerpo fue rematado por otro agente y dejado en el borde de una escalera.

La autopsia de Julio Guerra demostró que tenía disparos a corta distancia, siempre de arriba hacia abajo y de atrás hacia adelante. Dos de ellos en los ojos. Además se comprobó que el frentista no estaba armado.

Las muertes de Calle Pedro Donoso


El último capítulo de la Operación Albania se escribió en un abandonado inmueble de la calle Pedro Donoso, en la comuna de Recoleta. Esa noche aún faltaba decidir el destino de siete frentistas que aguardaban detenidos en el cuartel de calle Borgoño. Álvaro Corbalán, declaró en el expediente del caso que le pidió instrucciones al director de la CNI, general Hugo Salas Wenzel, de qué hacer con los detenidos.

"Y se me comunica por parte del general Salas Wenzel que no cabian posibilidades con respecto de aquellos que resultaron ser importantes dentro del Frente y por lo tanto había que eliminarlos "
Álvaro Corbalán
En los calabozos de Borgoño estaban quiénes eran considerados importantes al interior del FPMR como José Joaquín Valenzuela Levi, el “comandante Ernesto” y Esther Cabrera Hinojosa. Pero también se encontraban Ricardo Rivera Silva, Ricardo Silva Soto, Manuel Valencia Calderón, Elizabeth Escobar Mondaca y Patricia Quiroz Nilo, dirigentes que no tenían gran relevancia para los agentes. Todos habían sido detenidos en las horas previas. Según el expediente judicial, Álvaro Corbalán le ordenó al agente Iván Quiroz que eligiera a cinco oficiales para que se hicieran responsables de juntar a su gente para llevar a cabo la eliminación de los siete detenidos.

La madrugada del 16 de junio de 1987, los detenidos fueron trasladados en caravana a la casa deshabitada de calle Pedro Donoso 582, que la CNI ya tenía identificada. El mayor Álvaro Corbalán había encargado al capitán Francisco Zúñiga elegir el lugar donde los frentistas serían acribillados. Luego de meditarlo, el oficial optó por el inmueble deshabitado del cual la CNI sospechaba que en ocasiones funcionaba como una casa de seguridad frentista.

Según versiones de vecinos de la casa de calle Pedro Donoso las personas que esa noche llegaron detenidas estaban descalzas, con los brazos atados atrás de la espalda, amarrados y con la vista vendada. El sargento Ivan Quiroz y el capitán Francisco Zúñiga fueron encomendados para designar a parejas de oficiales que ejecutarían a cada uno de los siete frentistas detenidos.

La misma CNI calculó que esa noche había cerca de un centenar de agentes, carabineros y detectives dentro y fuera de la casa. La orden para que los efectivos asignados a cada víctima percutieran sus armas se dio lanzando un ladrillo al techo, mientras el resto de los agentes disparó al aire y gritó para dar a los vecinos la idea de un enfrentamiento. Alrededor de las 5:30 h, los siete frentistas fueron acribillados. Después, según varios agentes, entró en acción el capitán Francisco Zúñiga, quien procedió a rematar a cada una de las víctimas.

En el primer dormitorio quedaron los cuerpos de Ricardo Rivera Silva, con cinco impactos recibidos a mediana distancia, y de José Joaquín Valenzuela Levi, con 16, efectuados a corta distancia. En el primer pasillo fue muerto Manuel Valencia Calderón, con 14 disparos hechos desde unos tres metros, en ráfaga. Del informe balístico y de la autopsia se concluye que fue colocado al final de este pasillo, donde había una puerta abierta, y fusilado.

El cuerpo de Ester Cabrera Hinojosa, con cinco impactos de bala, fue encontrado en el interior de la cocina. En ese lugar no hay huellas de disparos. Del análisis de los peritajes se concluye que la víctima fue fusilada en un pasillo lateral y que, posteriormente, su cuerpo fue dejado en la cocina.

El cuerpo de Ricardo Silva Soto presentaba 10 impactos de bala. De acuerdo con los informes periciales, fue baleado dentro del segundo dormitorio y rematado en el suelo, según revelan varios impactos en el piso de la pieza. Un detalle significativo de que no hubo enfrentamientos es el hecho de que Ricardo Silva presentaba heridas de bala en las palmas de sus dos manos, en un intento instintivo de protegerse, desde el suelo, de las balas con que finalmente lo mataron.

Muy cerca del cuerpo de Ricardo Silva fue encontrado el de Elizabeth Escobar Mondaca, con 13 impactos de bala, 10 de los cuales fueron efectuados a muy corta distancia, según la autopsia. La joven, igual que Ricardo Silva, fue baleada primero dentro del segundo dormitorio y, posteriormente, rematada a menos de un metro de distancia, con varias ráfagas, contra un muro de una habitación deshabitada. El cuerpo de Patricia Quiroz Nilo apareció al fondo del extenso pasillo interior de la casa de Pedro Donoso y presentaba 11 impactos de bala.

Un policía que estuvo en todos los lugares donde murieron las personas en la Operación Albania, declaró en el proceso que todos los sitios del suceso estaban profundamente alterados y que al llegar a ellos los impactos de bala en los muros habían sido removidos. También declaró que "todas las armas de las víctimas estaban colocadas en la mano izquierda".

Fallo Judicial


Estos hechos fueron investigados en el proceso judicial rol No. 39.122-87.

El 28 de enero de 2005 el ministro en visita Hugo Dolmestch condenó en primera instancia a cadena perpetua al ex director de la CNI Hugo Salas Wenzel, por los asesinatos cometidos en el marco de la llamada Operación Albania. Asimismo, sentenció a quince años de prisión al ex jefe operativo de ese disuelto organismo Álvaro Corbalán, y a diez años al ex oficial de Carabineros Iván Quiroz, quien fue pieza clave de esta operación.1​ Este último permaneció prófugo de la justicia desde el momento de conocerse el fallo de última instancia, en septiembre de 2007, siendo apresado por la policía el día 23 de enero de 2008 en Concepción, e ingresado al día siguiente en la Cárcel de Punta Peuco.2​3​

En el fallo dictado por el ministro en visita se señaló que Salas Wenzel fue condenado a la pena de presidio perpetuo como co-autor de los delitos de homicidio simple de los doce frentistas muertos en junio de 1987.


Wikipedia

domingo, 14 de octubre de 2018

SGM: Matanza y tregua en el Rapido italiano

 A principios de 1944, los hombres de la 36ª División de Infantería defienden una posición que domina el río Rapido.

Un encuentro sorprendente en Rapido



Por Duane Schultz
History Net

    Los brutales combates cerca del río Rapido en Italia provocaron tremendas bajas estadounidenses y un gesto inesperado del enemigo.


Bond, de 23 años, era un teniente recién comisionado recién salido de la Escuela de Candidatos a Oficiales; una maravilla de 90 días, como los llamaron los soldados. Se había unido a la 36ª División de Infantería, conocida como T-Patchers, un grupo de la Guardia Nacional de Texas, la noche anterior a atacar a los alemanes en sus defensas de concreto y acero en el extremo del Rapido a la sombra de Monte Cassino. Sus superiores le dijeron que era demasiado nuevo para ser asignado a comandar una unidad, que solo se interpondría en el camino, y así Bond observó y esperó.

Durante los siguientes tres días, vio a sus compañeros soldados tratar de cruzar el río tres veces, solo para ser golpeados una y otra vez. La mayoría de las tropas nunca cruzaron, y entre los que sí lo hicieron, pocos regresaron. Los que sobrevivieron nunca lo olvidaron. En 1999, más de medio siglo después, el soldado Bill Hartung del 36. ° dijo que "sentía que me había convertido en un anciano de la noche a la mañana". Sé que nunca más fui la misma persona ... Las pesadillas hacen que parezca que todo sucedió ayer ".

El teniente general Mark W. Clark había planeado el cruce del Rapido como una distracción destinada a engañar a los alemanes para que pensaran que era un ataque importante para que desviaran sus tropas de Anzio, donde las fuerzas aliadas lanzarían un asalto anfibio. Los hombres de la 36.ª división de infantería habían estado en combate durante meses soportando grandes bajas, y el lugar donde Clark había elegido cruzar el río era la sección más defendida de la línea alemana.

"Todos los que tenían alguna experiencia sabían, este no es el lugar para cruzar el río", dijo un sargento. "Tuvimos la sensación de que estábamos siendo sacrificados, una sensación de que no podíamos ganar". Tenía razón.

Cuando terminó la operación, casi la mitad de los 4.000 hombres de la 36ª batalla cerca del Rapido fueron asesinados, heridos o capturados. El lado alemán, en cambio, tuvo 64 muertos y 179 heridos.

Tras el fallido cruce, el teniente Bond recibió el mando de lo que quedaba de un batallón de morteros, apenas 46 hombres de los 200 que habían ido a la batalla. Su primera tarea fue establecer un puesto de observación a proa detrás de un seto cercano. Enviado solo, armado solo con su pistola .45, un par de binoculares y una radio, debía vigilar el lado alemán del río e informar cualquier movimiento.

Al principio fue tranquilo. De repente, aparecieron soldados alemanes, acercándose lentamente a la orilla del río. "Venían hacia nosotros", escribió Bond más tarde. Observó cómo las tropas enemigas caminaban casualmente, ocasionalmente agachándose para examinar algo en el suelo.


Durante una tregua de dos horas, los alemanes permitieron que los porteadores de arena y los soldados del 36. ° (aquí unos días antes) recogieran a sus muertos y heridos. (Archivos Nacionales)

Comunicó por radio a su comandante del batallón para informar sobre la presencia alemana, pero se sorprendió cuando ningún estadounidense abrió fuego contra el enemigo, ahora a plena vista. "Me sorprendió ver cuántos de ellos se estaban exponiendo", dijo Bond, "y no pude entender por qué nadie les disparó".

Luego sonó su teléfono y un comandante frenético del batallón le dijo que no dejara que nadie abriera fuego. Los alemanes, dijo, habían ofrecido una tregua de dos horas para permitir que los estadounidenses recogieran a sus heridos y muertos. Fue un giro inusual de los acontecimientos en esa etapa de los combates en Italia, pero hubo tantas bajas estadounidenses en el lado alemán del río que los alemanes aparentemente necesitaron despejar la zona. Incluso en el clima helado, los cadáveres pronto comenzarían a oler. Los alemanes probablemente también vieron potencial de propaganda en la oferta: un oficial alemán fue visto detrás del alambre de púas filmando la operación.

Poco tiempo después, el capitán David Kaplan, un médico del ejército de 30 años de Iowa, y el soldado Arnold Fleishman, un intérprete de 20 años de Queens, Nueva York, ambos ondeando banderas de la Cruz Roja, remaban al otro lado del río en una barco de goma con fugas. Pero los alemanes que habían estado vagando por el campo de batalla habían desaparecido.

"Cuando llegamos al otro lado", dijo el Capitán Kaplan, "vimos una gran llanura llena de cuerpos diseminados de [nuestros] muertos. No había un alma viviente a la vista, pero teníamos la sensación de que estábamos bajo observación ".

Aproximadamente 800 yardas más adelante, vieron una línea de alambre de púas y decidieron dirigirse a eso. Los hombres se movieron con cuidado, manteniéndose en los bordes de los cráteres de la concha, con la esperanza de que los proyectiles explotaran ya en las minas cercanas. Cuando finalmente llegaron al cable, todavía no había soldados enemigos.

"Agitamos la bandera de la Cruz Roja en todas las direcciones y tintineamos el cable y de repente apareció un alemán", recordó Kaplan. Era un oficial bien vestido y hablaba en alemán con Fleishman, felicitando a los privados por la fluidez con que hablaba el idioma.

Luego hizo la pregunta que Fleishman había estado temiendo: ¿dónde había aprendido tan buen alemán? "En la escuela", respondió el privado, omitiendo deliberadamente mencionar que había crecido en Alemania y que era uno de los judíos afortunados que había huido a los Estados Unidos antes de la guerra. Fleishman pensó que era mejor no revelar eso.

Los tres hombres llegaron rápidamente a un acuerdo sobre los términos de una tregua. Los estadounidenses se fueron a su lado del río y regresaron con unos 75 médicos del ejército y cargadores de basura. Para evitar malentendidos, la fiesta llevaba grandes toallas blancas sobre las que se pintaban cruces rojas con yodo.

Cuando los portadores de la camada recuperaron a sus hombres, más alemanes salieron a observar desde detrás de su alambre de púas, pero de acuerdo con el acuerdo de tregua, ninguno de los bandos estaba armado. Los estadounidenses supieron que los alemanes ya habían llevado a varios estadounidenses heridos a los hospitales de campaña para recibir tratamiento, pero admitieron que podría haber algunos soldados que se habían perdido. Además, los portadores de la camada tuvieron que lidiar con los soldados muertos cuyos cuerpos debieron ser llevados cerca de la costa para su posible recuperación en un momento posterior.

Los alemanes se ofrecieron a ayudar a los estadounidenses en su búsqueda. No había aparente enojo u hostilidad mientras los enemigos trabajaban hombro con hombro, conversando lo mejor que podían, a pesar de la barrera del idioma. Algunos de los hombres sacaron fotos de sus familias. Algunos incluso se dieron la mano.

El cabo Zeb Sunday sacó un paquete de cigarrillos Lucky Strike y le ofreció uno a un soldado alemán, que gentilmente lo aceptó. Ellos comenzaron una conversación. "Hablaba muy bien inglés", recordó el domingo. "Tenía un hermano en Brooklyn llamado Heinz. Parecía ser gente común como [nosotros]. Él solo estaba haciendo su trabajo ".

Algunos de los alemanes le dijeron a los estadounidenses cuánto admiraban su valentía al intentar cruzar el río en contra de tan abrumadoras probabilidades. "Sus hombres lucharon con gran determinación y coraje", dijo uno. Otros dijeron que estaban sorprendidos de que los oficiales estadounidenses hubieran elegido un lugar tan fortificado en el río para cruzarlo. Los soldados estuvieron de acuerdo en que no podrían haber elegido un lugar peor para lanzar un ataque.

Un oficial alemán, elegantemente vestido y con un bastón arrogante, se acercó al comandante Ted Andrews. Dijo en un inglés impecable: "Ustedes muchachos ciertamente no conducen cruces de ríos como me enseñaron en Leavenworth". El oficial había sido un estudiante en el Colegio de Comando y Estado Mayor del Ejército de EE. UU. Antes de la guerra. "Tenía razón", señaló Andrews. "Nunca conduciría un cruce de ríos de esa manera".

Entre los cuerpos que cubrían el campo de batalla, los grupos de búsqueda encontraron a cuatro soldados estadounidenses heridos aún con vida. Uno era un médico del ejército. Cuando los cargadores de literas lo levantaron del suelo y lo colocaron en una camilla, él dijo: "¡Miren! Tengo servicio de mucama No puedes vencer este campo de batalla ".

Otro herido, un observador avanzado que tenía la mitad de su cara arrancada, había estado entrando y saliendo de la conciencia durante tres días. Recordó cómo, durante la batalla, algunos soldados estadounidenses lo habían encontrado pero supusieron que estaba muerto. Trató de hablar o mover un brazo o una pierna, pero no pudo. Vio a los portadores de la camada mirándolo, sacudiendo la cabeza y alejándose. Los alemanes también pasaron junto a él. Pero luego, durante la tregua, los portadores de la camada notaron que el rigor mortis, una rigidez en los músculos que ocurre después de la muerte, no se había establecido. Lo trajeron de vuelta al otro lado del río a un lugar seguro. Tomaría múltiples cirugías reconstructivas para restaurar su rostro a casi normalidad.

Pero los equipos de búsqueda echaron de menos a otro que apenas estaba vivo. El sargento Charlie Rummel había estado tendido en el suelo desde la batalla con ambas piernas rotas: "Pude escuchar cómo se me agrietaban los huesos cada vez que me movía. Mi pierna derecha estaba tan destrozada que no pude quitarme el botín, porque estaba apuntando hacia atrás. "Rummel se había arrastrado dolorosamente de una trinchera a otra buscando en los cuerpos de los muertos por paquetes de sulfa para verter. en sus heridas, y buscar cualquier comida que pueda encontrar. "Estaba constantemente frío y mojado. Cada agujero en el que gateé estaba lleno de agua ". Soldados alemanes más tarde descubrieron a Rummel y lo llevaron de vuelta a su hospital de campaña; ambas piernas tuvieron que ser amputadas.


Después de que los heridos fueron rescatados y la tregua terminó, tanto los alemanes como los estadounidenses parecían reacios a reanudar las peleas. Musitó un sargento: "La guerra es algo gracioso". (Archivos Nacionales)

Al final de la tregua, el equipo estadounidense había traído de vuelta a los cuatro hombres heridos y había transportado 60 muertos a través del río para su identificación y entierro. Pero no hubo tiempo suficiente para llevarlos a todos. El teniente coronel Andrew Price recordó: "Una pila de 80 cuerpos se amontonó a lo largo del banco para ser recuperada más tarde; estos habían recibido impactos directos de proyectiles de mortero mientras estaban de pie en sus agujeros de combate y no tenían cabezas, hombros o brazos. Fueron difíciles de identificar ".

Entonces llegó el momento de partir y decir adiós a los enemigos que acababan de conocer. "Sargento, será bueno", dijo un capitán alemán al primer sargento Enoch Perry. "Bueno, voy a hacerlo", respondió Perry, "y espero que esto se termine". "Yo también", fue la respuesta, "estoy listo para salir de aquí".

"La guerra es algo divertido", dijo el sargento Sammy Petty después de que la tregua terminó. "Tienes a estas personas peleándose entre sí. Se matarán el uno al otro. Luego bajan y dan la mano, el mejor de los amigos. Y cinco minutos después, intentarás matarlo o intentará matarte ".

Sin embargo, no fue así.

El teniente Harold Bond vio al último soldado estadounidense regresar al otro lado del río con su toalla blanca pintada con la cruz manchada de yodo.

"La tregua terminó oficialmente", escribió el teniente en sus memorias casi 20 años después, "pero nadie comenzó a disparar cuando se hizo de noche. Todo el frente permaneció en silencio hasta que oscureció. Todo el mundo parecía reacio a romper la corta paz, cuando los alemanes habían dirigido a los estadounidenses a los lugares donde estaban sus camaradas ... Entonces, como si a ambos lados se les hubiera dicho que comenzaran a funcionar de nuevo, los cañones grandes comenzaron a disparar ".

sábado, 13 de octubre de 2018

La caída del Muro de Berlín y la reactivación del tratado de Versalles


¿Por qué el día que cayó el muro de Berlín se activó el Tratado de Versalles?

Las deudas de guerra y el milagro económico de Alemania 





Javier Sanz | El Economista

En octubre de 2010, Angela Merkel abonaba el último pago correspondiente a las reparaciones de guerra que los países vencedores impusieron a Alemania tras su rendición en la Primera Guerra Mundial... Y todo por la letra pequeña.

Tras la Conferencia de Paz de París de 1919, que ponía fin a la Gran Guerra, y el posterior Tratado de Versalles, Alemania perdía 70.000 kilómetros cuadrados del territorio que ocupaba antes de la guerra, se quedaba sin sus colonias, que pasaron a manos del Reino Unido y Francia, su ejército se redujo a 100.000 hombres y tuvo prohibido fabricar cualquier tipo de material de guerra.

Además, tuvo que asumir la responsabilidad y culpabilidad de la guerra, se le impusieron las llamadas reparaciones de guerra, se excluyó a Alemania de la recién creada Sociedad de Naciones... Alemania quedó asfixiada por aquel tratado.

¿Quién iba a pensar en 1953, en plena Guerra Fría, que las dos Alemanias se reunificarían?

Todas estas circunstancias crearon el caldo de cultivo perfecto para que el mesías de turno vendiese su discurso. A esto habría que añadir la errónea medida tomada por el gobierno alemán para financiar las reparaciones de guerra, cuando emitieron grandes cantidades de dinero sin ningún tipo de control, lo que que produjo un incremento brutal de los precios.

Por ejemplo, el billete de metro pasó de 0,10 marcos en 1918 a 150 millones en los años 20; el sello más caro era el de 4 marcos y en 1923 era de 50.000 millones... Se emitían nuevos billetes con un valor nominal de millones, pero la verdad es que valía más el papel en el que se imprimían. En aquellos años no era raro ver a los niños jugando a hacer castillos con fajos de billetes o utilizarlos para encender la calefacción.

Y si el trasfondo económico era terrible, el social y político no era mucho mejor. Liberales, socialistas y comunistas crearon la llamada República de Weimar con mimbres demasiado quebradizos, con acuerdos de extraños compañeros de cama cogidos con hilos, lo que la dejaba expuesta a golpes de Estado a diestro y siniestro.

En medio de este caos social y político y una terrible crisis económica con casi 6 millones de parados, aparece Hitler, un líder mesiánico con un enorme poder de sugestión, ofreciendo revisar las condiciones del tratado para dejar de pagar las reparaciones de guerra, restablecer el prestigio de un ejército abatido y humillado, recuperar el nivel de empleo y el crecimiento económico anterior a la Gran Guerra, una sociedad sin clases en la que todos tuviesen las mismas oportunidades...

Con mucha gente pensando únicamente en echarse un mendrugo de pan a la boca, no es de extrañar que los alemanes se sintieran atraídos por aquel modelo de sociedad donde el bien común se anteponía al interés particular... El resto es ya de sobras conocido.

Reunidos en Londres en 1953, los aliados condonaron una buena parte de la deuda alemana

A las viejas deudas heredadas de la Gran Guerra, se añadían después las impuestas tras la Segunda Guerra Mundial. Aquella situación era completamente insostenible y la deuda imposible de pagar, pero todo cambió gracias a la Guerra Fría y la división de Alemania en 1949 en la República Federal Alemana (RFA, Alemania Occidental) y la República Democrática Alemana (RDA, Alemania Oriental). El Bloque Occidental entendió que necesitaba una RFA fuerte para que hiciese las veces de tapón frente al empuje comunista, y para ello debían aligerar su deuda.

Reunidos en Londres en 1953, los principales acreedores (EEUU, Gran Bretaña y Francia) decidieron condonar una parte importante de la deuda, además de convencer al resto de acreedores de que también lo hiciesen, y reestructuraron el resto para hacerla más llevadera. En aquella reestructuración hubo una partida (los intereses de las reparaciones de la Primera Guerra Mundial) cuyo pago quedó en suspenso y que cayó en el olvido porque muchos pensaron que nunca se daría el requisito impuesto para abonarla: la unificación de Alemania. ¿Quién iba a pensar en 1953, en plena Guerra Fría, que las dos Alemanias se reunificarían?

En 1989, con la caída del Muro de Berlín y la posterior reunificación en 1990, terminó la suspensión de aquel pago y Alemania debió hacer frente a una deuda olvidada de unos 3.000 millones de euros procedentes de los intereses de las reparaciones impuestas en el Tratado de Versalles.

viernes, 12 de octubre de 2018

SGM: Las deudas griegas a Alemania...¿o es al revés?

'Préstamo' 'robado' de los nazis del banco griego: ¿Alemania lo pagará?


Grecia le debe a Alemania miles de millones de euros. ¿O es al revés? Más de siete décadas después del final de la Segunda Guerra Mundial, Atenas y Berlín siguen enfrentándose a los costos incurridos durante la ocupación nazi de Grecia.

DW



Soldados alemanes levantan bandera nazi en la Acrópolis

El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, viajó a Grecia el miércoles para una visita de estado, donde se reunirá con su homólogo griego, Prokopis Pavlopoulos. Las conversaciones incluirán temas que incluyen el surgimiento del país de la crisis de la deuda y el desempleo juvenil en curso, pero un tema aún más antiguo que podría surgir es el de la demanda de Grecia por las reparaciones alemanas de la Segunda Guerra Mundial.

Si bien Alemania ha mantenido el tema como cerrado, será difícil evitarlo. Steinmeier comenzará su viaje con una visita al antiguo campo de concentración Haidari, operado por los nazis en un suburbio de Atenas durante la ocupación del Eje de Grecia en el Mundo. La segunda guerra

Historia torturada

En mayo de 1941, la Alemania nazi invadió Grecia y levantó la bandera con la esvástica en la Acrópolis de Atenas. La Wehrmacht ocupó el país hasta 1944, con tropas merodeando y saqueando ciudades en toda la península. Las consecuencias económicas de la guerra y los años de ocupación han sido motivo de controversia desde entonces.

Grecia siente que estaba en desventaja en las negociaciones internacionales de reparación después del final de la guerra. En 2015, una comisión de expertos encargada por el parlamento griego a determinar el alcance de esa desventaja determinó que las pérdidas y los daños totalizaron al menos 289 mil millones de euros (333 mil millones de dólares). Ahora, sus cálculos ascienden a 332 mil millones de euros, así como el pago de un "préstamo" que los nazis tomaron por la fuerza del Banco de Grecia.

Préstamos forzosos para los ocupantes.

El daño causado durante la guerra, incluida la destrucción, el saqueo y el asesinato, es uno de los problemas. De conformidad con un acuerdo de 1960, el gobierno alemán pagó 115 millones de marcos fiscales en pagos de reparación a las víctimas griegas del régimen nazi. Se consideró que la suma cubría todas las demandas de daños individuales.


Grecia ocupada: los soldados alemanes "se ayudan" para siempre

Pero el otro tema es un préstamo que Grecia se vio obligada a otorgar a Alemania. En 1942, la Alemania nazi obligó al banco nacional griego a pagar un préstamo sin intereses por una suma de 476 millones de Reichsmarks. Los nazis utilizaron el dinero para financiar el "costo de ocupación" de Grecia, así como las operaciones militares. El préstamo nunca fue devuelto. Un comité griego ha llegado a la conclusión de que Alemania todavía le debe a Grecia unos € 11 mil millones ($ 12.48 mil millones).

Si bien la línea oficial del gobierno alemán ha sido durante mucho tiempo rechazar tales demandas e insistir en que las reclamaciones griegas ya han sido compensadas en pagos de reparación anteriores, hay voces bien posicionadas en el gobierno alemán que dicen lo contrario. Gregor Gysi, un rostro prominente del partido de izquierda de oposición, acompaña a Steinmeier en la visita de estado. "Me pesa que la Grecia ocupada estaba obligada por el régimen nazi a otorgar un préstamo obligatorio", dijo al grupo de medios Funke. "En mi opinión, la República Federal de Alemania aún es responsable de este préstamo. Por razones legales, políticas y morales, Alemania debería pagar el préstamo y ofrecer negociaciones sobre los intereses".

Paz, pero no hay tratado?


La primera conferencia sobre reparaciones, en París en el otoño de 1945, le otorgó a Grecia un porcentaje de los pagos de reparación de Alemania por daños durante la Segunda Guerra Mundial. Atenas recibió beneficios no monetarios por un valor de hasta € 2 mil millones.

En el Acuerdo de la deuda de Londres de 1953, los aliados occidentales no solo pospusieron la solución de nuevas demandas de reparación hasta la firma de un acuerdo de paz, sino que también otorgaron a Alemania una reducción de la deuda.

Sin embargo, nunca hubo un tratado de paz oficial después de la Segunda Guerra Mundial. En cambio, el Acuerdo Two Plus Four sobre el acuerdo final con respecto a lo que entonces eran Alemania Oriental y Occidental entró en vigencia en 1990. Grecia reconoció el acuerdo y no prevé más pagos de reparación.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, en la Feria Internacional de Comercio de Tesalónica en septiembre de 2018 (foto-alianza / AP Photo / G. Papanikos)

El primer ministro griego, Alexis Tsipras, calificó el pago alemán de reparaciones como una "obligación histórica".

Nueva deuda, nuevos problemas.

Mientras que el tema de las reparaciones ha permanecido durante mucho tiempo bajo la superficie de la discusión internacional, la crisis económica de Grecia ha vuelto a enfocar el tema a medida que Atenas busca formas de pagar sus cuentas.

En 2010, Atenas se vio obligada a pedir ayuda a la UE para prevenir la bancarrota estatal. Grecia recibió alrededor de € 274 mil millones en préstamos, de los cuales cerca de 65 mil millones provinieron de Alemania.

Incluso antes de que asumiera el cargo en 2015, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, había presionado para cargar la deuda del país contra los pagos de reparación alemanes. Algunos expertos legales griegos dicen que podría ser un modelo factible. Aunque su argumento principal se limita al reembolso del préstamo forzado, no a las reparaciones como tales, la mayoría de los expertos internacionales han descartado la posibilidad de nuevas negociaciones de pago más de 70 años después de que termine la guerra.

jueves, 11 de octubre de 2018

Guerra del Paraguay: La última diana de Tuyutí

La última diana




Revisionistas

En la noche del 24 de mayo de 1866, el silencio que sigue a las grandes tempestades, reinaba en los campos de Tuyutí.

Durante el día no había cesado de bramar el cañón; se combatió fieramente por ambos bandos, y tanto aliados como paraguayos, en tal acción guerrera dieron muestras de que la bizarría y el valor eran inherentes cualidades de sus férreos ánimos, como lo demostraban los miles de cuerpos que yacían, ya alcanzados por las mortíferas balas, ya atravesados por las agudas puntas de las bayonetas.


Entre aquéllos, mortalmente herido, encontrábase el viejo Gómez, trompa del 6 de Línea…

De esa no se salvaba… Esto era lo que pensaba el veterano, notando que apenas le permitía respirar la bala que en su pecho se alojara en momentos de marchar al frente de sus camaradas tocando al ataque.

Apoyado sobre su codo vagaba su desfalleciente mirada en torno suyo… Buscaba el clarín que de la mano se le desprendiera al caer; pero si muchos quejidos pudo oír, nada logró entrever, en la oscuridad de la noche.

Tanteó a sus costados, sin dar con el codiciado objeto, arrastróse después penosamente hacia un punto que a varios pasos de distancia brillaba con metálicos reflejos, mas un grito ahogado le interrumpió al encontrar lo que tanto ansiaba no perder.

- ¿Quién es el animal que me ha golpeado la cabeza…? – murmuró luego una lastimera voz- Casualmente donde recibí la bala.

- Perdóname, fue sin querer. Buscaba mi corneta- le contestó Gómez cayendo nuevamente desfallecido por el esfuerzo, mas besando entonces la amada compañera de su ruda vida, trozo de metal, sin mayor valía para cualquier otro, pero para él inapreciable reliquia como antes lo fuera para su padre.

Era su única familia en el mundo, y mientras continuaba besándola cariñosamente, recordaba cuan ilimitado respeto le profesaba en su niñez, cuando el autor de sus días ejecutaba en ella marciales aires militares y como más tarde al ser heredada por él, prosiguiendo la tradición en el hogar de los Gómez, la convertía en su más mimada joya, engalanándola con los lujosos cordones de seda que tanta envidia causaban en sus compañeros de la banda lisa.

La voz del herido a quien había molestado le sacó de las meditaciones en que estaba embebido.

- ¿De qué regimiento sos?

- Del 6 de Línea…

- Entonces semos del mesmo…? Hemos de ser amigos y p’cha con la balita! No me deja hablar.

- Soy el corneta Gómez…

- ¡No digo…! Pero, quien t’iba a conocer con esa voz de cabrito recién nacido! Yo soy el tambor Garrido…. hasta dentro de un rato, porque no tardaré en cantar pa’l carnero…

- Crés Garrido que falta mucho pa amanecer? – le preguntó el trompa al reconocerlo y sin atender lo que decía. -¡Si pudiéramos, aunque sea un momento ver el sol del 25!

- Ché hermano, me parece que no! Ya nos han tocao silencio…

- ¡Suerte perra! ¡Si al menos juera 26…!

Calló el bravo milico y apesadumbrado con la idea de morir sin haber contemplado una vez más siguiera, el sol de la fecha que tan amorosamente recuerda todo argentino, masculló entre dientes una enérgica interjección criolla.

Pasaban las horas.

De pronto Gómez abrió desmesuradamente los ojos queriendo imprimir doble intensidad visual a su mortecina mirada. Pensó primeramente sufrir una ilusión, pero pronto no le cupo duda…¡Vislumbraba la sonrosada luz de la aurora!…

Sacudió a Garrido que permanecía inmóvil con el brazo sobre la cara y le señaló lleno de emoción, con su extendida diestra, la rojiza mancha.

- ¡Ya clarea !- murmuró al oído de su amigo.

- ¡Gracias a Dios! ¡Andamos con suerte!

Lanzaron un suspiro de gratitud y con infantil alegría, olvidando sus dolores, vieron aparecer la aurora del 25 de Mayo.

- ¡Si pudiéramos saludarlo con la diana de otros años!… ¿Qué te parece?… Prepará el tambor…

- Aquí lo tengo al lao, pero no sé si podré mover las manos… En fin, vamos a ver… Sentémonos…

Y el sol iluminó de lleno el rostro de aquellos bravos, que rindieron la vida entonando la última diana…



Miguel Jaunsarás

miércoles, 10 de octubre de 2018

Biografía: Los secretos de Fernando VII

Los secretos inconfesables de un rey


Jorge Fernández Díaz comenzó Pensándolo bien leyendo un artículo desopilante de Alfredo Serra que revela el secreto más inconfesable del Rey Fernando VII de España.
Jorge Fernández Díaz


Fernando VII de España (1784–1833) fue un rey desdichado. En sus apenas 48 años de vida cargó con varios estigmas. El primero, y no sólo a juzgar por los retratos de la época, cuyos pintores acaso hayan sido piadosos o temerosos pero no pudieron disimular demasiado… su apabullante fealdad.



Según la madre de María Antonia de Nápoles, su primera esposa –se casaron en 1802, a los 18 años de él–: “Mi hija lloró de desesperación al verlo por primera vez. Su aspecto era horrible. De toscas facciones, pesaba más de cien kilos, su voz era aflautada, y su carácter, de una insoportable apatía”.

Con problemas de alcoba desde la primera noche, Don Fernando le escribió una tajante carta al Papa pidiéndole la anulación del matrimonio “por negarse Doña María Antonia a su consumación”.

El segundo estigma fueron sus motes. Se lo llamó Fernando VII el Deseado, luego modificado por el pueblo como el Indeseado, y también el Felón (infiel, traidor), por sus muchas intrigas a dos puntas…

Rey por primera vez entre marzo y mayo de 1808 –una de las coronas más breves de la historia–, y luego de la expulsión del monarca intruso José I Bonaparte, desde 1814 hasta su muerte. Con mérito en la penúltima etapa.

Entre 1820 y 1823 abolió los privilegios de clase y la Inquisición, y ordenó un nuevo Código Penal. Pero en los últimos diez años justificó aquello de el Felón: tornó al absolutismo, suprimió la Constitución, y restableció todas las instituciones, excepto la Inquisición.

Su primer matrimonio duró apenas cuatro años –1802 a 1806–, y sin hijos. El segundo, más breve aún (dos años), con María Isabel de Braganza, y también sin descendencia. El tercero (1819 a 1829), con María Josefa Amalia de Sajonia, cero herederos. Recién en el último, con María Cristina de Borbón–Dos Sicilias (1829 a 1933), dos hijas: Isabel y Luisa Fernanda.

Y he aquí el tercer estigma…

Cuentan la historia y la leyenda que su segunda esposa, María Isabel de Braganza, en la mismísima noche de bodas, huyó de la alcoba marital a los gritos, al ver el colosal pene de Don Fernando. Sí. Un miembro que el escritor e historiador francés Prosper Merimeé, que lo vio (se ignora porqué, y en que circunstancias…), describió así:

–Fino como una barra de lacre en la base, tan gordo como un puño en su punta, y tan largo como un taco de billar.

Estigma y enigma tienen explicación. Don Fernando VII de España sufría –¡que no gozaba, pardiez!– de macrosomía genital: una deformación capaz desarrollar el pene hasta un largo de treinta centímetros. Ese fenómeno determinó su desdicha matrimonial: su sucesión de esposas que se negaban a soportar el previsible dolor y huían –en lo posible– del llamado “deber conyugal”.

Pero un rey sin descendencia fue siempre un problema de Estado. De modo que los médicos de la Corte idearon y construyeron una almohada o almohadón redondo, con un orificio en el medio, para que Su Majestad insertara allí su miembro antes de la penetración. Una barrera contra el sufrimiento, y a favor del placer. Y en su cuarto matrimonio… ¡llegaron las herederas!

En este caso fue estéril dilucidar –como se discute vana y eternamente– si el tamaño importa o no importa. La respuesta desesperada del rey y su última esposa, que aceptó la enmienda del almohadón, fue ¡síii! Un pedido de socorro.

martes, 9 de octubre de 2018

Asesinato: El asesinato de Indira con una Sterling copiada

Asesinos indios usaron una copia popular de un arma británica para matar a su primer ministro

Miles de personas murieron en los disturbios posteriores



Matthew Moss | War is Boring


En la parte superior, una ametralladora 1A.

El 31 de octubre de 1984, la primera ministra india Indira Gandhi fue asesinada a tiros por dos de sus guardaespaldas, Satwant Singh y Beant Singh, ambos sijs que buscaban venganza por el trato de Gandhi con el líder religioso militante Sikh Jarnail Singh Bhindranwale y sus seguidores.

Gandhi había ordenado la Operación Estrella Azul, el asalto del Ejército Indio del Templo Sikh Dorado en Amritsar, a principios de junio de 1984. El objetivo de la operación era capturar Bhindranwale. Se intensificó. Bhindranwale y muchos Sikhs fueron asesinados.

Esto causó una gran indignación entre la comunidad sij de la India. Satwant Singh y Beant Singh, ambos miembros del grupo de trabajo especial de la Oficina de Inteligencia de la India para la protección del primer ministro, tramaron venganza. Estaban armados con una carabina de máquina 1A y un revólver calibre .38.

Gandhi recibió un disparo mientras caminaba por el jardín de su residencia en Nueva Delhi en camino a una entrevista de televisión con Peter Ustinov. Cuando se acercó a una puerta custodiada por los dos guardaespaldas, Beant Singh dio un paso adelante y disparó tres balas desde su 38, golpeando a Gandhi en el abdomen. Satwant Singh luego vació su revista completa de 30 rondas de 1A en el primer ministro.


Arriba - Indira Gandhi.

El 1A es una copia india de la ametralladora británica L2A3 / Mk4 Sterling. Sterling acordó una licencia de producción con la India a principios de la década de 1960, firmando un contrato de £ 16,000 para producir las primeras 60,000 armas de fuego y proporcionar los dibujos técnicos y las herramientas para que India fabrique las armas. En los últimos 50 años, las fábricas de armas pequeñas de la India han producido alrededor de un millón de carabinas mecánicas de 1A, muchas más incluso que Sterling.

Según los informes, el primer ministro murió casi instantáneamente, aunque otras fuentes sugieren que murió más tarde en el hospital. Sus asesinos arrojaron sus armas y fueron arrestados. Fueron llevados a un cuarto de guardia, donde en una lucha subsiguiente por una de las armas de su captor, Beant Singh fue asesinado por una ráfaga de fuego de otro Sterling hecho en la India.

Tras el asesinato, India fue barrida por una ola de disturbios anti-sijs. Miles murieron. Satwant Singh fue sentenciado a muerte y ahorcado en enero de 1989. La Operación Blue Star y el asesinato siguen siendo eventos profundamente decisivos.

lunes, 8 de octubre de 2018

Guerra de Vietnam: Drogas para el rendimiento de los soldados

Las drogas que construyeron un súper soldado

Durante la Guerra de Vietnam, los militares de EE. UU. impusieron speed, esteroides y analgésicos a los militares para ayudarles a manejar el combate prolongado.


Lukasz Kamienski  | The Atlantic



Soldados en Vietnam en 1966

Algunos historiadores llaman a Vietnam la "última guerra moderna", otros la "primera guerra posmoderna". De cualquier manera, era irregular: Vietnam no era una guerra convencional con las líneas de frente, las retaguardias, el enemigo movilizando sus fuerzas para un ataque o un territorio para ser conquistado y ocupado. En cambio, fue un conflicto sin forma en el que no se aplicaron los principios estratégicos y tácticos anteriores. Los Vietcong estaban luchando de una manera inesperada, sorprendente y engañosa para negar los puntos fuertes de los estadounidenses y explotar sus debilidades, haciendo que la Guerra de Vietnam sea quizás el mejor ejemplo de guerra asimétrica del siglo XX.

El conflicto también se distinguió de otra manera: con el tiempo, llegó a conocerse como la primera "guerra farmacológica", llamada así porque el nivel de consumo de sustancias psicoactivas por parte del personal militar no tenía precedentes en la historia estadounidense. El filósofo británico Nick Land describió acertadamente la Guerra de Vietnam como "un punto decisivo de intersección entre la farmacología y la tecnología de la violencia".

Desde la Segunda Guerra Mundial, poca investigación había determinado si la anfetamina tenía un impacto positivo en el rendimiento de los soldados, sin embargo, el ejército estadounidense facilitó rápidamente sus tropas en Vietnam. Las "píldoras Pep" generalmente se distribuían a hombres que salían para misiones de reconocimiento de largo alcance y emboscadas. La instrucción estándar del ejército (20 miligramos de dextroanfetamina durante 48 horas de preparación para el combate) rara vez se siguió; se emitieron dosis de anfetamina, como dijo un veterano, "como caramelos", sin prestar atención a la dosis recomendada o la frecuencia de administración. En 1971, un informe del Comité Selecto sobre Delincuencia de la Cámara reveló que de 1966 a 1969, las fuerzas armadas habían utilizado 225 millones de tabletas de estimulantes, la mayoría Dexedrine (dextroanfetamina), un derivado de anfetamina que es casi dos veces más fuerte que la Benzedrine utilizada en la segunda Guerra Mundial. El consumo anual de Dexedrine por persona fue de 21.1 píldoras en la armada, 17.5 en la fuerza aérea y 13.8 en el ejército.

"Teníamos las mejores anfetaminas disponibles y fueron suministradas por el gobierno de los EE. UU.", Dijo Elton Manzione, miembro de un pelotón de reconocimiento de largo alcance (o Lurp). Recordó una descripción que había escuchado de un comando de la armada, que dijo que las drogas "te daban una sensación de bravuconería además de mantenerte despierto". Cada vista y sonido se intensificó. Estabas conectado a todo esto y en ocasiones te sentías realmente invulnerable ". Soldados en unidades que se infiltraron en Laos para una misión de cuatro días recibieron un botiquín que contenía, entre otros artículos, 12 tabletas de Darvon (un calmante suave), 24 tabletas de codeína (un analgésico opioide), y seis pastillas de Dexedrine. Antes de partir para una larga y exigente expedición, los miembros de unidades especiales también recibieron inyecciones de esteroides.

La investigación ha encontrado que el 3,2 por ciento de los soldados que llegaron a Vietnam eran grandes consumidores de anfetaminas; sin embargo, después de un año de implementación, esta tasa aumentó a 5.2 por ciento. En resumen, la administración de estimulantes por parte de los militares contribuyó a la difusión de los hábitos de drogas que a veces tuvieron consecuencias trágicas, ya que la anfetamina, como aseguraban muchos veteranos, aumentaba tanto la agresividad como el estado de alerta. Algunos recordaban que cuando el efecto de la velocidad se desvanecía, estaban tan irritados que tenían ganas de dispararle a "niños en la calle".
Las sustancias psicoactivas se emitieron no solo para impulsar a los luchadores, sino también para reducir el impacto dañino del combate en su psique. Con el fin de evitar las crisis nerviosas de los soldados por el estrés de combate, el Departamento de Defensa empleó sedantes y neurolépticos. En general, escribe David Grossman en su libro On Killing, Vietnam fue "la primera guerra en la que se dirigieron las fuerzas de la farmacología moderna para empoderar al soldado del campo de batalla". Por primera vez en la historia militar, la prescripción de fármacos antipsicóticos potentes La clorpromazina, fabricada por GlaxoSmithKline bajo la marca Thorazine, se convirtió en rutina. El uso masivo de psicofarmacología y el despliegue de un gran número de psiquiatras militares ayudan a explicar la tasa de trauma de combate sin precedentes registrada en tiempo de guerra: mientras que la tasa de crisis mentales entre los soldados estadounidenses fue del 10 por ciento durante la Segunda Guerra Mundial (101 casos por 1,000) tropas) y el 4 por ciento en la Guerra de Corea (37 casos por cada 1.000 soldados), en Vietnam cayó a solo el 1 por ciento (12 casos por cada 1.000 soldados).

Este resultado, sin embargo, fue corto de miras. Simplemente aliviando los síntomas de los soldados, los medicamentos antipsicóticos y los narcóticos trajeron un alivio inmediato pero temporal. Las drogas que se toman sin una psicoterapia adecuada solo mitigan, suprimen o congelan los problemas que permanecen profundamente arraigados en la psique. Años después, esos problemas pueden explotar inesperadamente con una fuerza multiplicada.

Los intoxicantes no eliminan las causas del estrés. En cambio, observa Grossman, ellos hacen "lo que la insulina hace para un diabético: tratan los síntomas, pero la enfermedad todavía está allí". Precisamente por eso, en comparación con guerras anteriores, muy pocos soldados en Vietnam necesitaron evacuación médica debido a los combates. Desglose de estrés. Sin embargo, por la misma razón, las fuerzas armadas contribuyeron al brote sin precedentes de TEPT entre los veteranos después del conflicto. Esto resultó, en gran medida, del uso imprudente de productos farmacéuticos y medicamentos. Se desconoce el número exacto de veteranos de Vietnam que sufrieron de TEPT, pero las estimaciones oscilan entre 400,000 y 1,5 millones. De acuerdo con el Estudio Nacional de Reajuste de Veteranos de Vietnam publicado en 1990, hasta el 15.2 por ciento de los soldados que experimentaron combates en el sudeste asiático sufrieron de TEPT.

En su libro Flashback, Penny Coleman cita a un psicólogo militar que dice que si se administran drogas mientras se sigue experimentando el factor estresante, se detendrá o sustituirá el desarrollo de mecanismos de afrontamiento eficaces, lo que resulta en un aumento del trauma a largo plazo del estrés. Lo que sucedió en Vietnam es el equivalente moral de darle a un soldado un anestésico local para una herida de bala y luego enviarlo de nuevo al combate.