jueves, 3 de julio de 2014

Conquista del desierto: El último malón a Bahía Blanca


19 de Mayo 
El último malón a Bahía Blanca
La madrugada del 19 de mayo de 1859 Bahía Blanca fue invadida por tres mil lanzas del cacique Calfucurá, en lo que significó el último gran malón.

Oscar Fernando Larrosa (h)

Se supone que este malón [táctica de incursión mapuche a poblaciones colonizadoras] fue llevado a cabo por Calfucurá debido a la muerte de su yerno Yanquetruz poco tiempo antes en una pulpería de Bahía Blanca.


Fortaleza Protectora Argentina

El viejo cacique Yanquetruz era famoso por sus tropelías, asesinatos, robo de cautivas y de ganado que luego vendía en Chile. Para tener una leve idea del negocio de estos verdaderos piratas de la Pampa cabe consignar que cuatro años antes en un malón sobre la zona de Tandil arreó 20.000 vacas y decenas de cautivas dejando un tendal de paisanos muertos.

Hacia 1857 firmó un tratado de paz con el Ejército prometiendo no volver a malonear pero era famoso por sus borracheras salvajes en las siempre terminaba asesinando a alguien.
En una de estas borracheras, en la pulpería de Silva frente a la Fortaleza Protectora Argentina en Bahía Blanca armó una trifulca y fue muerto a cuchilladas por el oficial de Guardias Nacionales Jacinto Méndez.


La vuelta del malón. Angel Della Valle.

Calfucurá detestaba a Yanquetruz y varias veces se habían enfrentado y traicionado mutuamente pero su muerte le daba la excusa para atacar y conquistar la Fortaleza de Bahía Blanca.

 La madrugada del 19 de mayo de 1859 Calfucurá con sus capitanejos Guayquil, Antelef y 3.000 indios de batalla entraron por el bañado de Giménez (actual Parque de Mayo) y rodearon el Fuerte.
Un vecino, el “Gallego” Mora dio el aviso del ataque pero el jefe del Fuerte se limitó a encerrarse con parte de la población en la fortificación. Gran parte de la indiada atacó e incendió la pulpería de Francisco Iturra robando todo el alcohol que encontraron y dedicándose a celebrar el seguro triunfo, emborrachándose.


Bahía Blanca hacia 1860

Una rápida defensa por parte del comandante Juan Charlone de la Legión Italiana y de los Guardias Nacionales frente a la pulpería de Iturra sorprendió a la indiada y terminó desbaratando el ataque luego de varias horas de combate.

 El resultado final fue de unos 200 indios muertos que fueron quemados en una pira en la plaza por el coronel José Orquera, jefe de la Fortaleza. El resto de la indiada se retiró varios kilómetros y se dedicaron a comer asado con algunas vacas que lograron escamotear.

Yanquetruz
Fue el último malón a Bahía Blanca realizado por los “pueblos originarios” que eran en realidad bandas de saqueadores que comerciaban en Chile todo lo que le robaban aquí a quienes trabajaban para civilizar esta tierra.

 Estos son algunos testimonios de la gente que vivió esa noche terrible:

E relato de Bernardo Mordeglia, Vecino.

"Era una noche serena y sin viento, pero muy fría, cuando llegó la noticia, traída al pueblo por unos soldados y un señor Mora, de que se produciría una invasión de indios malones. Pero se le hizo poco caso (...) Eran las 5 de la mañana cuando el grito asesino de Calfucurá alentó a casi tres mil indios a que tomen el pueblo".

Tras mencionar que los indios saquearon el local de Iturra y se emborracharon, hecho que a su entender salvó a la ciudad, dijo Mordeglia que tras una heroica resistencia los atacantes decidieron retirarse.

"A las 9 de la noche, las indiadas estaban asando carne con cuero en el Saladillo, carne bárbaramente robada en Bahía Blanca. En el pueblo todo era luto, llanto, desolación y terror".

El testimonio de Andrea Laborda de Mora , Esposa de quien diera aviso del malón.

"(...)Donde la lucha tomó proporciones de un verdadero encarnizamiento, fue en la esquina de las calles Zelarrayán y 19 de Mayo.
"Esa misma mañana y una vez tranquilizada la población, el comandante Orquera que se concretó a cuidar el fortín donde estábamos refugiados, ordenó se recogieranl os cadáveres de los indios y los hizo amontonar en la hoy plaza Rivadavia. A medio día los toques del clarín anunciaban novedad y el vecindario acudió al cuartel.
¿Qué ocurría? Una gran fogata ardía en la plaza y sobre ella, los cadáveres indígenas ultimados por la furia de un jefe bárbaro".

miércoles, 2 de julio de 2014

La batalla de Puente Alsina


Sangre en el Riachuelo
Este mes se cumplieron 134 años de la Batalla de Puente Alsina, una tragedia argentina.



Histórico. Una imagen del Puente Alsina sobre el Riachuelo a fines del siglo XIX, cuando era de madera. Allí se enfrentaron nacionales y bonaerenses.

Eduardo Parise

En las letras de muchos tangos, el Puente Alsina y sus alrededores suelen aparecer como paisaje ambiental de duelos entre guapos que, cuchillo en mano, disputaban el amor de una mujer o bien el predominio territorial. Pero hace 134 años aquella zona del barrio de Pompeya fue el escenario de un enfrentamiento entre argentinos, donde los muertos y heridos se contaron de a miles. Ocurrió en junio de 1880, cuando fuerzas que respondían al presidente Nicolás Avellaneda pelearon contra las lideradas por el gobernador bonaerense Carlos Tejedor, una verdadera tragedia.

En la superficie, la disputa se centraba en que Avellaneda quería que la ciudad de Buenos Aires fuera declarada como Capital Federal, algo a lo que se oponían los bonaerenses, ya que la ciudad era la capital provincial. Pero había otro trasfondo: la pelea por quién sería el nuevo Presidente. Las elecciones fueron en abril y Julio Argentino Roca (entonces ministro de Guerra y Marina del presidente) derrotó a Tejedor. Desde ese momento, el enfrentamiento resultó inevitable.

Ya hacía un tiempo que Tejedor había promovido la creación de milicias organizadas en batallones que tenían nombres como “Rifleros”, “Tiradores voluntarios de San Telmo” o “Ciudadanos armados”. Esos grupos civiles se entrenaban en el Tiro Nacional, que estaba en Palermo. Tras el resultado electoral adverso, Tejedor los movilizó y los hizo desfilar por la ciudad. Ante eso, Avellaneda acusó a Buenos Aires de sedición, dejó la ciudad e instaló la sede del gobierno en el vecino pueblo de Belgrano. El primer combate ocurrió en Olivera, cerca de Mercedes. Pero el 21 de junio de 1880, los dos ejércitos se enfrentaron en Puente Alsina.

Al mando de los nacionales estuvo el coronel Eduardo Racedo; por los provinciales, el coronel José Inocencio Arias. Fue una batalla brutal que empezó a las 4 de la mañana. Y no sólo se intercambiaron balas (había fusiles Mauser y Remington) sino que también hubo cargas de caballería y lucha cuerpo a cuerpo a sable y bayoneta. La disputa por el dominio del puente fue a sangre y fuego. Hasta se dispararon con cañones Krupp, una de las piezas de artillería más modernas de la época, que se fabricaban en la ciudad alemana de Essen. Tras varias horas de lucha los provinciales resistieron el embate desde un lugar al que se conocía como “la casa del palomar”. Dicen que en ese choque hubo 1.200 muertos. Y que a media mañana de ese día trágico, el puente estaba cubierto de cadáveres de soldados y de caballos, que después fueron arrojados al Riachuelo.

Como no le enviaron refuerzos, al mediodía Arias ordenó el repliegue hacia la zona de los Corrales Viejos (el actual Parque Patricios), donde hubo un nuevo combate, tanto o más violento que el anterior. El lugar clave fue el actual cruce de Caseros y La Rioja, donde estaba la sede de la Comisaría de los Corrales. Cuentan que también allí hubo más de mil muertos, además de cientos de heridos.

Ante esta situación, el 23 de junio Tejedor designó al general Bartolomé Mitre para negociar con Avellaneda. Así se logró una amplia amnistía para los sublevados. Tejedor renunció y la gobernación quedó a cargo del vice José María Moreno. El 20 de septiembre se sancionó la ley que declaraba a Buenos Aires como Capital Federal de la República. Y menos de un mes más tarde Roca asumía como Presidente. Mientras tanto, Dardo Rocha (el nuevo gobernador bonaerense) elegía a la ciudad de Ensenada como capital provisoria de la provincia y convocaba al ingeniero Pedro Benoit para diseñar la nueva ciudad que pasaría a ser la capital del distrito. Aquella ciudad se llamaría La Plata y su fundación oficial quedaría registrada el 19 de noviembre de 1882. Pero esa es otra historia.


Clarín

martes, 1 de julio de 2014

Roma: Las horcas caudinas


LAS HORCAS CAUDINAS.
Son un símbolo histórico de la humillación y la vergüenza que castiga a los gobernantes irresponsables, ignorantes y soberbios.




En el año 321 A.C durante la segunda guerra samnita contra Roma el jefe samnita Cayo Poncio se aprovechó de la soberbia e ignorancia de los cónsules romanos tendiéndoles una trampa que los dejó en ridículo y fue una mancha en la historia de Roma.

 El comandante Cayo Poncio mandó algunos de sus soldados vestidos como pastores a hacer correr el rumor de que los samnitas habían sitiado a la colonia romana de Lucera y que estaba a punto de caer, en la ciudad  de Calatia donde había un ejército romano de 50.000 hombres. Los cónsules romanos  Espurio Póstumio Albino (un nombre mal predestinado para el desastre) y Tito Calvino, decidieron sin mayores previsiones movilizar a las tropas para defender a Lucera.
El camino más rápido para llegar era a través del desfiladero de las Horcas Caudinas, terreno desconocido para los romanos. Por ese estrecho valle de los Apeninos rodeado de altas paredes rocosas internaron a un ejército de 50.000 hombres superando un primer paso del desfiladero pero cuando accedieron a un segundo paso aún mas estrecho lo encontraron bloqueado por una gigantesca barricada de troncos y piedras. Al intentar retroceder se enfrentaron al grueso del ejército samnita que les cerraba el paso. Una verdadera ratonera en la que solo cabía rendirse o perecer.
El jefe samnita los tenía a su merced pero mandó a consultar a su padre el rey Herenio quien le respondió que los romanos debían ser puestos en libertad rápidamente después de ser desarmados. Poncio rechazó este consejo y volvió a mandar otra carta a su padre, quien esta vez le respondió que los romanos debían ser ejecutados hasta el último hombre. Sorprendidos por dos consejos tan contradictorios, los samnitas reclamaron la presencia de Herenio para que se explicara; una vez presente, el anciano les respondió que si dejaban libres a los romanos tras desarmarlos, podrían obtener el respeto y aun la amistad de Roma; aunque si ejecutaban a todos los romanos, entonces Roma sería tan débil que no constituiría una amenaza durante muchos años. Su hijo le preguntó si no existía una alternativa intermedia, a lo que Herenio respondió que sería una completa locura, ya que dejaría a los romanos deseosos de venganza sin haber sido debilitados.

 Cayo Poncio decidió desoír los consejos de su padre y liberar a los romanos desarmados pero imponiéndoles una condición humillante: Todos los soldados y oficiales fueron desarmados y despojados de sus vestimentas y, únicamente vestidos con una túnica, fueron obligados a pasar de uno en uno por debajo de una lanza horizontal dispuesta sobre otras dos clavadas en el suelo, que obligaban a los romanos a inclinarse para pasarlas. De este episodio, también llamado "el paso bajo el yugo", nació la expresión pasar bajo el yugo o pasar por las horcas caudinas, que significa el tener que aceptar irremediablemente una situación deshonrosa. A su vez las condiciones de rendición exigían la entrega de varias poblaciones fronterizas, como Fregelas, Terentino y Satrico, la evacuación de los colonos romanos de Lucera y del valle del río Liris, la retirada de todas las posiciones que mantenían en el Samnio y una tregua de cinco años. Para garantizar que el Senado romano ratificara el acuerdo alcanzado, Poncio envió a los dos cónsules a Roma para que informaran del mismo, a la vez que retenía a 600 caballeros romanos como prenda del acuerdo.
 Para Roma significó una de las peores vergüenzas de su historia debida a la imprudencia y soberbia de sus cónsules quienes fueron despreciados por todo el pueblo romano.

Me interesó rescatar este hecho histórico porque desde hace años nosotros sufrimos las derrotas y humillaciones que generan la soberbia, ignorancia, pereza, imprudencia, corrupción e irresponsabilidad de nuestros gobernantes y la estupidez de quienes alegremente los votan. Alguna vez deberemos hacerlos pasar por la humillación de las Horcas Caudinas; a sus seguidores por el yugo del desprecio y la humillación y a los gobernantes por el yugo de los barrotes carcelarios.

lunes, 30 de junio de 2014

PGM: El automóvil en el que murió el archiduque


El destino del coche en el que empezó la I Guerra Mundial
J. F. A.JFALONSO - ABC

El asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo el 28 de junio de 1914 llevó a la guerra. Un siglo después, Viena se llena de exposiciones sobre aquellos hechos


El coche en el que viajaba el archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, el 28 de junio de 1914

El uniforme de general de caballería que llevaba el archiduque Francisco Fernando

La camiseta mancha de sangre de Francisco Fernando

El espectacular interior del Museo de Historia Militar


Fue la mañana del 28 de junio de 1914. La comitiva del archiduque Francisco Fernando de Austria viajó en tren de Ilidža hacia Sarajevo, y allí se repartió en seis coches. El heredero al trono del Imperio Austrohúngaro subió a un Gräf & Stift descapotable, donde también viajaba su esposa Sofía, la Duquesa de Hohenberg. Fueron un día tensión y, al cabo, pánico. Primero las granadas, que no lograron su objetivo. Más tarde, los disparos. La muerte. El principio de la I Guerra Mundial.

Aquel coche, junto a otros objetos personales de Francisco Fernando, se exponen en el Museo de Historia Militar de Viena (Heeresgeschichtliches Museum), un lugar imprescindible (e impresionante) para los aficionados a la historia y a las curiosidades de la guerra. Todavía impresiona ver la camiseta manchada de sangre que llevaba puesta el 28 de junio 1914. O su uniforme de general de caballería. Y, por supuesto, las pistolas utilizadas aquella mañana.

El Gräf & Stift Double Phaeton fue producido, a partir de 1907, por la marca de automóviles austriaca Gräf & Stift (en principio, era un taller propiedad de los hermanos Karl, Franz y Heinrich Gräf). El coche que nos ocupa era una limusina de 4 cilindros, 5,8 litros y 32 cv., a la que en alguna ocasión se la ha llamado el Rolls Royce de Austria. Tras el magnicidio, el automóvil pasó por diferentes manos, con una curiosa «leyenda urbana» de «coche maldito» que ha crecido en internet sin más pruebas. La realidad es que lo terminó comprando el Gobierno de Austria. Y que, sí, se salvó de los borbardeos de la Segunda Guerra Mundial.

El Museo de la Historia del Ejército [abierto todos los días de 9.00 a 17.00 horas, 6 euros] retrata en diferentes plantas y espacios la vida y milagros del ejército austriaco desde el siglo XVI, y sus más destacadas intervenciones. La Guerra de los 30 años, el enfrentamiento contra los Otomanos, las Guerras Napoleonicas, el atentado contra Francisco Fernando, la Segunda Guerra Mundial... El espacio dedicado a la I Guerra Mundial y sus antecedentes se ha mejorado y ampliado con motivo del centenario de aquellos hechos, en una zona de exposición reabierta a partir de este fin de semana.

De puertas afuera, el edificio tiene el aspecto de una fortaleza, llamativo por sí solo. Fue en su momento el arsenal de Viena. El edificio combina varios estilos arquitectonicos, y fue construido por orden de Francisco Jose I entre 1850 al 1856. Al principio fue un recinto militar, pero el 21 de mayo de 1891 abrió como lo que es hoy: el Museo de Historia Militar, uno de los más importantes del mundo en su especialidad.

domingo, 29 de junio de 2014

PGM: Las casualidades del asesinato del Archiduque

La chapuza con la que estalló la primera Guerra Mundial
Un insólito cúmulo de casualidades permitió a Gavrilo Princip asesinar al archiduque en Sarajevo hace ahora 100 años
El País


Esquina de Sarajevo en la que Gavrilo Princip disparó contra el archiduque. / ELVIS BARUKCIC (AFP)

Nunca un cúmulo de casualidades tan insólito ha tenido unas consecuencias tan pavorosas. Las posibilidades de que Gavrilo Princip desatase en Sarajevo con dos disparos una guerra mundial, un atentado del que se cumplen 100 años este sábado, eran mínimas pero ocurrió. “Era un don nadie, que sin embargo lo cambió todo”, explica Tim Butcher, un escritor de viajes británico que acaba de publicar un ensayo sobre Princip, The trigger. Hunting the assassin who brought the world to war (El gatillo. En busca del asesino que llevó al mundo a la guerra). La mayoría de los historiadores coinciden en que, sin aquel magnicidio, la Primera Guerra Mundial, la catástrofe de la que surgen todas las demás catástrofes del siglo XX, no habría estallado. Sin embargo, este joven serbio de Bosnia de 19 años, un tirador sin experiencia, mató al archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio Austrohúngaro, del que Bosnia era entonces una remota provincia, y a su esposa, Sofía, después de encontrarse con ellos por casualidad: ni el asesino ni sus víctimas tenían previsto estar en el sitio en el que se cruzaron. Con dos certeros e improbables disparos, destruyó el mundo tal y como se conocía hasta entonces.


El archiduque con su esposa en Sarajevo el 28 de junio de 2014. / REUTERS

“El atentado de Sarajevo es un suceso de consecuencias mundiales, una especie de Zona Cero de la época”, explica el escritor bosnio residente en Francia Velibor Colic, autor de un relato borgiano del magnicidio, Sarajevo omnibus (Gallimard). “Fue un complot muy bien organizado pero a la vez muy caótico, en el que el azar jugó el papel principal. Fue un vaudeville, una tragicomedia cuyas consecuencias, desgraciadamente, conocemos todos”. Butcher asegura sobre el improbable protagonista del mayor magnicidio de la historia (sólo comparable al asesinato de Kennedy en Dallas en 1963, en el que también hubo una comitiva, un coche descubierto y un debate nunca acabado sobre los responsables últimos): “No dejó descendientes directos, porque murió muy joven. Provenía de una familia extremadamente pobre, de siervos, que debían entregar sus ganancias al señor feudal. Seis de sus hermanos murieron. Cien años después, cuando conocí a sus familiares, seguían hablando de la pobreza".

El asesino se encontró ante el convoy en el que viajaban los príncipes frente a la pastelería Moritz Schiller, que ahora alberga un museo sobre el magnicidio. Princip estaba allí por casualidad pero, lo que es más grave, el archiduque y su esposa, también. La leyenda dice que el asesino se estaba comiendo un emparedado pero, como tantos otros detalles de aquella mañana, no está confirmado porque muchos documentos se perdieron a lo largo de las guerras que asolaron Europa desde entonces. Se sabe que formaba parte de un complot para llevar a cabo el magnicidio que, en aquel momento parecía haber fracasado tras un intento fallido y después de que tres terrorista no se atreviesen a utilizar las bombas y las pistolas que llevaban. De repente se topó de bruces con la comitiva regia y decidió disparar.

Contra toda la lógica, pese a haber sufrido un atentado fallido esa misma mañana, Francisco Fernando decidió continuar con su visita a Sarajevo como si nada ocurriese y formase parte de las costumbres locales lanzar una bomba contra el coche en el que viajaba el heredero de un imperio. La lógica indicaba que el ataque no era una casualidad entre otras cosas porque la visita tenía lugar en una fecha de enorme contenido simbólico: los serbios celebran su día nacional el 28 de junio, San Vito, cuando perdieron su independencia frente a los turcos en batalla del campo de los mirlos en 1389, en Kosovo. La escritora Rebecca West, autora del gran libro de viajes sobre los Balcanes, Cordero negro, halcón gris, escribió en los años treinta tras entrevistarse en Sarajevo con varios testigos del magnicidio: “Nadie trabajó tanto para que el atentado tuviese éxito como las propias víctimas”.

Tras la visita prevista al Ayuntamiento, el gobernador de Bosnia, Oskar Potiorek, convenció al archiduque para acortar y cambiar el recorrido, evitando las estrechas calles del centro de Sarajevo. Pero a nadie se le ocurrió informar al conductor. Cuando se dieron cuenta del error, la comitiva real se detuvo en mitad del camino con el propósito de cambiar de rumbo: hubo que empujar el coche a mano porque carecía de marcha atrás. La parada tuvo lugar ante la pastelería Moritz Schiller, aunque podía haber ocurrido en cualquier otro lugar. Pero, justo ahí, un joven armado que tal vez estaba allí para comerse un sándwich se encontró con un blanco perfecto, se subió al alero del coche y cumplió la misión para la que se había conjurado con otros siete Jóvenes Bosnios, por orden de una misteriosa y letal organización de Belgrado, la Mano Negra (el grado de participación del Gobierno serbio sigue siendo un misterio, aunque está claro que las armas venían de Serbia). La princesa Sofía murió casi inmediatamente, el archiduque Francisco Fernando media hora después. Eran las 11 de la mañana y el siglo XX acababa de empezar. Treinta y siete días después, estallaba la Primera Guerra Mundial.


Gavrilo Princip, en una imagen sin fecha. / AFP

El historiador Christopher Clark, autor de Sonámbulos, el más influyente ensayo de todos los publicados este año del centenario, insiste en el aspecto casual y pone sobre la mesa una idea muy inquietante dada la dimensión del desastre que se avecinaba (la desaparición de cuatro imperios, la Revolución Rusa, el cambio de las fronteras mundiales, el nacimiento del fascismo y el nazismo, otra Guerra Mundial, el Holocausto...): si Gavrilo Princip llega a fallar, Francisco Fernando, que no era un belicista, hubiese evitado la guerra. Sin embargo, Tim Butcher, que ha pasado años investigando la figura de Princip y que ha recorrido Bosnia en busca de sus huellas, tiene una visión muy diferente, no de la chapuza de aquella mañana, pero sí de lo que el asesino representaba. “Encarna el principal cambio que surgió con el siglo XX: la era de los jóvenes, de la gente que no tenía voz y que de repente la tuvo. En aquellos años surgieron los nacionalismos violentos en Irlanda, en Palestina, en lo que sería Yugoslavia. Es una figura que cobra sentido en medio de todas estas fuerzas que estaban estallando entonces”. Enmarca el asesinato de Sarajevo dentro de la lucha de los eslavos del sur por tener un país, que se llamaría Yugoslavia hasta que los mismos nacionalismos lo destruyeron, y dentro de las revoluciones europeas de 1848, la Comuna de París en 1870, la rebelión de los jóvenes turcos en 1908... El asesinato fue una casualidad, pero la guerra era algo que llevaba un siglo forjándose. La primera mañana del siglo XX fue una larga digestión del pasado.

sábado, 28 de junio de 2014

PGM: A 100 años del inicio de la conflagración

Los serbios y los Habsburgo 
The Economist


Archiduque Franz Ferdinand y su mujer dejando el ayuntamiento, unos momentos antes de que fueran asesinados 

El 4 de julio de 1914, The Economist publicó este artículo en respuesta al asesinato el 28 de junio del archiduque Franz Ferdinand

La tarde del martes el primer ministro se trasladó: "Que un humilde Dirección presentará a Su Majestad para expresar la indignación y profunda preocupación con que esta Asamblea se ha enterado del asesinato de su Alteza Imperial y Real el Archiduque Francisco Fernando y de su consorte, y a orar a Su Majestad que lo hará él gentilmente complace expresar a su Majestad Imperial y Real el emperador de Austria y rey de Hungría por parte de esta Cámara, sus fieles Commons, su aborrecimiento del crimen y su profunda simpatía por el Imperial y Familia Real y con los Gobiernos y pueblos de la Monarquía Dual ". Para el tributo de la indignación y la simpatía expresada en términos elocuentes por el Sr. Sr. Bonar Law Asquith y hubo consenso universal en la Cámara de los Comunes. Es un acto cobarde, y cualquier sociedad que aplaude que merece perecer.

Vivimos en una época en que los fundamentos mismos de la sociedad se ven amenazados en casi todos los países de una conspiración secreta de la delincuencia, incendios y asesinatos cuando se emplean como armas políticas por los instrumentos miserables y medio tonto de organizaciones que se arrogan altisonante nombres, y persuadir a jóvenes entusiastas que el fin justifica los medios, y que los asesinatos más cobardes y sanguinarios son hazañas heroicas, dignas de ser cantadas con las obras de Harmodio o Brutus. Veneno, el puñal, el revólver, la bomba, todos éstos se emplean con ferocidad imparcial contra los que por nacimiento o por elección están destinados a presidir los destinos de las naciones. A veces, sin duda, estos actos representan una falta de protesta frenética contra un arte de gobernar que somete a naciones enteras a la tiranía de los soldados y la policía. Pero el juego sucio es siempre falta, y no hay ninguna señal de discriminar la justicia en este tipo de enfermedad criminal. Lincoln en 1865, Garfield y el zar Alejandro III en 1881, el presidente Carnot en 1894, el rey Humberto de Italia en 1900, el presidente McKinley en 1901, el rey Carlos I de Portugal en 1908, el rey Jorge de Grecia en Salónica marzo 1913, y ahora el heredero al trono de los Habsburgo no son más que una pequeña muestra de una larga lista de atrocidades en las que sólo una mente enfermiza puede rastrear las reivindicaciones de libertad.

Fue el domingo en Sarajevo después de una visita a las maniobras de Bosnia que el archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona austro-húngara, y su esposa, la duquesa de Hohenberg, fueron abatidos a tiros por un asesino. Bien podría decir el venerable emperador Francisco José, "de nada me salvé." Este delito se presenta como la culminación de la larga serie de terribles incidentes que constituyen la trágica historia de su casa. La historia es bastante simple. A pesar de las advertencias de los peligros del Archiduque decidido a asistir a las maniobras militares de Bosnia, y llegó a Sarajevo con su esposa el miércoles de la semana pasada. Pasó dos días en las montañas de la inspección de las tropas; Mientras tanto duquesa fue agasajado en la capital. El domingo por la mañana el par archiducal condujo a través de las concurridas calles de Sarajevo para recibir una dirección en el Ayuntamiento. Antes de llegar a él, una bomba fue lanzada contra su automóvil. El Archiduque warded apagado con su brazo; rebotó en la carretera y explotó violentamente, hiriendo a los cuatro miembros de su suite en el segundo coche, uno de ellos gravemente, así como unas 20 personas en la multitud. El hombre que lanzó la bomba, una impresora Servian llamado Cabrinovitch, fue capturado por la policía, que con cierta dificultad lo salvaron de la furia de la multitud. Media hora transcurrió en el Ayuntamiento, y el partido Real luego se alejó en dirección al hospital para interesarse por el aide-de-camp heridos. En su camino, en el cruce de las calles Franz Joseph y Rudolf, una serie de disparos de pistola se disparó desde detrás de una casa. Dos de ellos tomó al instante fatal efecto; el archiduque fue mortalmente herido en la mejilla, y la archiduquesa, que había tratado de proteger a él, recibió un disparo en el cuerpo y se hundió inconsciente en sus brazos. En el momento en el coche llegó al hospital dos estaban muertos.

El asesino, un estudiante serbio de 19 años de edad, Gavro Prinzip por nombre, negó haber tenido cómplices, pero no se encontró a pocos metros de la escena de su crimen una segunda bomba sin explotar; y se están acumulando pruebas de que una parcela, en el fondo establecido, con muchos cómplices, se había formado para asesinar al archiduque. Al ser interrogado, Prinzip sentenció al Servian Nacionalista había tenido la intención de largo para matar a una persona eminente, mientras Cabrinovitch, un compositor, de 21 años de edad, dijo que había recibido la bomba de los anarquistas de Belgrado. Por lo tanto la causa del nacionalismo en los Balcanes ha añadido otra de la larga lista de atrocidades horribles que han marcado la lucha por Macedonia.

A primera vista, el motivo político es difícil de entender, por las simpatías del Archiduque con los eslavos, sobre todo con los croatas católicos, eran tan notoria que se pensó que su acceso al trono para anunciar un conflicto con los magiares; y tal conflicto fácilmente podría haber roto la monarquía dual, cuya base se encuentra presente en un pacto entre los alemanes y los magiares con el apoyo de los polacos, y constantemente amenazada por la agitación y descontento entre los checos en el Norte, los rutenos, los rumanos, los eslavos del sur, y los irredentistas italianos. Pero la idea de que se supone que el archiduque Francisco Fernando de haber representado, elaborado sin duda en parte por los jesuitas y en parte de los cuarteles, fue la erección de un reino católico eslavo del sur, tomado principalmente de Hungría, y entre ellos Croacia, Dalmacia y Bosnia , lo que habría convertido el doble en una monarquía "juicio". A una solución de este tipo la servios, perteneciente por la religión a la Iglesia Griega, y utilizando el alfabeto griego, se opuso amargamente. Sus correligionarios son numerosos en el sur de Hungría, y forman por encima de un tercio de la población de Bosnia. Hablan el mismo idioma que el bosnio musulmán y croata católico, y su objetivo es una mayor Servia, que se extenderá desde el litoral Adriático hasta la costa mediterránea. Todas esas hermosas tierras de la Corona de Austria donde se hablan varios dialectos de esta lengua se destinan, a sus ojos, para formar un solo reino, un Servia ortodoxa, gobernada desde Belgrado. Es esta noción, sin duda, que gira en el cerebro de un loco criminal, lo que explica la tragedia de Sarajevo.

A pesar de que no nos olvidemos de que la muerte, y sobre todo una muerte como esta, es una barra natural para nada como la crítica amarga, sería falso y absurdo pretender que el carácter político de finales del archiduque fue uno que dominaba la confianza o prometió interna y paz externa a la monarquía de los Habsburgo. Por el contrario, una de las principales razones para temer la muerte del viejo emperador era la ansiedad sobre lo que podría suceder cuando las riendas del poder cayó en manos de su sucesor. Cabe recordar que cuando los italianos estaban en guerra en Trípoli a finales del Archiduque realizó maniobras amenazadoras en la frontera, y se le atribuye el diseño, de la que fue retenido por el conde Aehrenthal y el emperador, de marchar a Italia para aplastar a la secular monarquía y restaurar la autoridad papal. Ya nos hemos referido al odio y la sospecha con la que sus simpatías clericales y eslavos fueron considerados por los estadistas magiares. Y es que su influencia deplorable que la expansión naval y militar bajo el cual la solvencia financiera de la monarquía dual está desapareciendo rápidamente sobre todo debe atribuirse. Él era, sin duda, en su carácter privado valiente y simpático; pero los que lo conocían bien se alarmaron por una obstinación irracional y auto-se extraña rayado con fines débiles y vacilantes. En su heredero El sentido de la responsabilidad, extraído de larga y dolorosa experiencia, tan marcada en el venerable emperador de Austria estaba ausente, y bien puede ser que la nueva sucesión es más probable que mantenga juntos los elementos compuestos y discordantes del reino de los Habsburgo .

jueves, 26 de junio de 2014

PGM: Uniformes alemanes

Uniformes alemanes de la PGM
















Imágenes reales de Soldados Alemanes en la I Guerra Mundial





Surtido de 12 cartones de cigarrillos mostrando diferentes escenas de la vida militar en el Ejército Alemán en la I Guerra Mundial





Estos soldados alemanes están usando el estilo más viejo y ceremonial de cascos Pickelhaube que resultaron demasiado costosos para su fabricación y el carecían de valor alguno en las trincheras durante la guerra.




Pickelhaube. El casco fue fabricado como un modelo de 1915 con todos los accesorios de acero Feldgrau. Aunque la gran mayoría de los cascos estaban sin marcar, este ejemplo ha mareado Ejército Korps "BA X" marcas de las que son visibles en la parte superior del cráneo del interior y también en la parte trasera de la visera.