Los huesos del 'pozo polaco' de la Ártico Expedición de Franklin de 1845 muestran evidencia de canibalismo
Forbes
Durante el apogeo de las redes de comercio marítimo entre Europa y el Nuevo Mundo, los exploradores fueron enviados por los líderes de su país para tratar de encontrar el Paso del Noroeste, una ruta marítima a través del Océano Ártico y alrededor de la costa norte de América del Norte. El más famoso de estos partidos de exploración fue el de Sir John Franklin, que zarpó de Inglaterra en mayo del 1845, pero nunca regresó. Los arqueólogos nuevos creen que han encontrado pruebas irrefutables de diversas etapas de canibalismo entre la tripulación.
Franklin salió con dos naves y 128 hombres. En septiembre de 1846, ambos barcos habían conseguido atrapado en el hielo de isla del Rey Guillermo, en Nunavut, al norte de Canadá. Palabra no llegó a Inglaterra hasta 1859, cuando otro explorador encontró una nota de la tripulación. Estaba fechada 25 de abril 1848 y dijo que Franklin había muerto el 11 de junio de 1847. La tripulación planea comenzar a caminar al día siguiente hacia el río Back. Ninguno de los miembros de la expedición hizo regresar con vida. Pueblos inuit reportados a otros exploradores que hubo canibalismo entre los miembros de la expedición, pero muchos rechazan estos informes hasta bioarqueólogos estudiaron los huesos de la travesía trágica.
El cuerpo del marinero capaz John Hartnell, un miembro de la tripulación de la expedición ártica dirigida por el capitán sir John Franklin en 1845, es visto enterrado en el suelo permafrost de la isla de Beechey, Nunavut, Canadá, 23 de septiembre de 1986. (Foto AP)
Numerosos esqueletos de los marineros de la expedición Franklin fueron recuperados en los años 1980 y 1990 de los sitios en isla del Rey Guillermo y Beechey Island por un equipo de arqueólogos dirigidos por Owen Beattie de la Universidad de Alberta. Los huesos del Rey Guillermo Island revelaron la primera evidencia de canibalismo: casi un tercio de todos los huesos encontrados tenía marcas de cuchillo de la eliminación carne. Estos eran probablemente los restos de las personas que se exponen para el río De vuelta en 1848.
Nuevas evidencias de canibalismo se ha encontrado en la expedición Franklin queda por Beattie y bioarqueólogo Simon Mays del histórico Inglaterra. En un artículo recientemente publicado en el International Journal of Osteoarchaeology, escriben sobre el patrón de la llamada de supervivencia o de hambre el canibalismo, que progresa en etapas: "Al principio, la carne se corta de un cadáver articulado, y los grupos de músculos grandes suelen ser objetivo. Si se necesitan más calorías, puede haber desmembramiento cadáver y, finalmente, el procesamiento de los huesos para extraer la grasa de las cavidades medulares y hueso esponjoso ".
Las marcas de cuchillo encontrado hace décadas por Beattie y sus colegas sugieren las primeras etapas de canibalismo, cuando la carne fue retirada de los cuerpos de la tripulación muerta del Franklin y consumido por los marineros que sobrevivieron. Esta nueva investigación, sin embargo, se hizo para averiguar si la tripulación de Franklin fueron rompiendo huesos humanos para obtener las calorías adicionales de la médula ósea en un último intento de sobrevivir. Por lo tanto, el artículo Mays y de Beattie es "el primero de su tipo para hacer frente a las diversas etapas de canibalismo," bioarqueólogo Sarah Schrader de la Universidad de California, Santa Cruz, quien no estuvo afiliada con este estudio, me dice.
Nota encontrado por el equipo de la expedición de Francis Leopold McClintock en un mojón en la isla del Rey Guillermo en 1859, que detalla el destino de la expedición Franklin. Escrito en un formulario estándar de Almirantazgo, hay dos mensajes visibles. (Dominio foto Pública a través de Wikimedia Commons)
Con el fin de averiguar si en etapa terminal canibalismo ocurrido, Mays y Beattie miraron tres esqueletos Franklin Expedición de pruebas de la quema, por patrones específicos de fracturas en los huesos, y la evidencia de "pulir olla", donde roto o cortado extremos óseos convertido sin problemas de ser lanzado en un metal o un recipiente de cerámica durante la cocción.
Ninguno de los huesos, los investigadores estudiaron fueron quemados, pero hubo algunas pruebas de romper, mientras que los huesos eran frescos. Sin embargo, no está claro si estos descansos fueron hechas por la gente inmediatamente después de la muerte o por animales que pisotean en ellos mucho más tarde.
Pero cuando Mays y Beattie encontraron pote pulido en dos huesos de la pierna, que sabían que había pruebas claras de que alguien hierve partes de los cuerpos de estos hombres por lo menos durante 20 minutos en una olla. Aún más interesante es que uno de los huesos con el crisol esmalte fue probablemente también reutilizados. Después de que se consumió su ósea, alguien utilizó el fragmento de hueso humano como una cuchara o un cuchillo para raspar más grasa desde el borde de la maceta.
Informantes inuit que retransmiten información años más tarde a otros exploradores dijeron que vieron huesos humanos rotos por su médula y luego hervidos. La expedición Franklin tenía acceso a grandes ollas de cobre, y que probablemente habría hecho incendios de madera recuperada de sus barcos atrapados, o de trozos de madera o algas. "Es muy raro que bioarqueólogos encuentran un contexto tan bien informada como este", dice Schrader. "Además de la evidencia del esqueleto de canibalismo, Mays y Beattie tienen informes de los inuit, documentación escrita, y artefactos."
Pruebas bioarqueológica de "pulir olla", junto con marcas de corte en los huesos humanos se han asentado el caso de canibalismo entre el 1845 Franklin Expedición. Como se informó a los inuit, los náufragos se vieron obligados a llevar a cabo una serie de prácticas caníbales en un intento de sobrevivir al duro ambiente.
Bosquejo de la isla Beechy, Nunavut, Canadá. Se encontraron numerosos huesos con evidencias de canibalismo aquí a finales del siglo 20, restos de la tripulación de Sir John Franklin de una 1845 expedición ártica. (Imagen extraída de la página 12 de El Paso del Noroeste, y los planes para la Búsqueda de Sir John Franklin Una revisión, por BROWN, John -.. FRGs original celebró y digitalizado por la Biblioteca Británica Imagen de dominio público tomada de Wikimedia Commons. .)
viernes, 10 de julio de 2015
jueves, 9 de julio de 2015
España: Zidane toma la isla Perejil
Cuando Zidane con el apoyo del Barcelona, recuperó la isla Perejil
Javier Sanz - Historias de la Historia
Antes de que Zidane recupere la isla Perejil, nos desplazaremos en el tiempo hasta el 11 de julio de 2002 cuando marinos de la Gendarmería marroquí ocuparon la isla Perejil, una pequeño islote deshabitado situado a once kilómetros de Ceuta y apenas doscientos metros de la costa de Marruecos. El Gobierno español pidió explicaciones y Rabat justificó la acción “para luchar contra la emigración ilegal y el tráfico de drogas“. A pesar de las recomendaciones de la OTAN y la UE que exigieron el retorno al “statu quo” anterior, en el que ambos países se abstenían de establecer cualquier asentamiento permanente en el islote, así como a desplegar cualquier símbolo de soberanía, Marruecos hizo caso omiso y España desplegó, como elemento de disuasión, parte de su flota en los puertos de Ceuta y Melilla. Como respuesta, Marruecos sustituyó a los gendarmes por seis soldados de Infantería de Marina y, además, convocó a los medios de comunicación internacionales para que comprobaran la situación real sobre el terreno. Esta acción, entendida por España como una nueva agresión, junto al posible impacto internacional de la visita de la prensa, hicieron que el presidente del Gobierno tomara la decisión de poner en marcha la Operación Romeo Sierra para recuperar el islote.
Isla Perejil
El 17 de julio, un comando de Operaciones Especiales de Tierra (Boinas Verdes) se trasladaron a la isla en helicópteros, detuvieron a los militares marroquíes, que fueron entregados a las autoridades de Marruecos por la frontera de Ceuta, e izaron la bandera de España. Tres días más tarde, España y Marruecos alcanzaron un acuerdo que suponía la vuelta al “statu quo” anterior al mes de julio, y los 75 legionarios desplegados en Perejil recogieron los bártulos.
Independientemente de todas las decisiones que se tomaron, que no me corresponde juzgar, me voy a centrar en el día 17… cuando Zidane, con el apoyo del Barcelona, recuperó Perejil. Así se desarrollaron los acontecimientos…
Así que, si algún día escucháis aquel mítico grito radiofónico en las tardes de domingo “Gooooooooool en las Gaunas“, ¡cuidado! Podría ser que hemos tomado Gibraltar.
Javier Sanz - Historias de la Historia
Antes de que Zidane recupere la isla Perejil, nos desplazaremos en el tiempo hasta el 11 de julio de 2002 cuando marinos de la Gendarmería marroquí ocuparon la isla Perejil, una pequeño islote deshabitado situado a once kilómetros de Ceuta y apenas doscientos metros de la costa de Marruecos. El Gobierno español pidió explicaciones y Rabat justificó la acción “para luchar contra la emigración ilegal y el tráfico de drogas“. A pesar de las recomendaciones de la OTAN y la UE que exigieron el retorno al “statu quo” anterior, en el que ambos países se abstenían de establecer cualquier asentamiento permanente en el islote, así como a desplegar cualquier símbolo de soberanía, Marruecos hizo caso omiso y España desplegó, como elemento de disuasión, parte de su flota en los puertos de Ceuta y Melilla. Como respuesta, Marruecos sustituyó a los gendarmes por seis soldados de Infantería de Marina y, además, convocó a los medios de comunicación internacionales para que comprobaran la situación real sobre el terreno. Esta acción, entendida por España como una nueva agresión, junto al posible impacto internacional de la visita de la prensa, hicieron que el presidente del Gobierno tomara la decisión de poner en marcha la Operación Romeo Sierra para recuperar el islote.
Isla Perejil
El 17 de julio, un comando de Operaciones Especiales de Tierra (Boinas Verdes) se trasladaron a la isla en helicópteros, detuvieron a los militares marroquíes, que fueron entregados a las autoridades de Marruecos por la frontera de Ceuta, e izaron la bandera de España. Tres días más tarde, España y Marruecos alcanzaron un acuerdo que suponía la vuelta al “statu quo” anterior al mes de julio, y los 75 legionarios desplegados en Perejil recogieron los bártulos.
Independientemente de todas las decisiones que se tomaron, que no me corresponde juzgar, me voy a centrar en el día 17… cuando Zidane, con el apoyo del Barcelona, recuperó Perejil. Así se desarrollaron los acontecimientos…
Mientras Hierro defiende sus espaldas, Zidane pasa al ataque y marca en el Bernabéu. Real Madrid y Barcelona mantendrán sus posiciones.Pero aquel 17 de julio no se celebró ningún partido de fútbol entre el Real Madrid y el Barcelona, ni tampoco Zidane y Hierro estaban en el Bernabéu, ni hubo jornada de liga… pero en algunos receptores ese fue el mensaje que se escuchó (o algo parecido). En concreto, se emitió desde el buque de asalto anfibio Castilla. A bordo viajaba el contralmirante Jesús María Bringas Andújar, jefe del puesto de mando avanzado en el teatro de operaciones, con la misión de coordinar las acciones navales, terrestres y aéreas. El mensaje que llegó a los integrantes de la Operación Romeo Sierra fue:
Mientras la Infantería de Marina (Hierro) defiende sus espaldas, el comando de Operaciones Especiales de Tierra (Zidane) pasa al ataque y toma Perejil (Bernabéu). El buque de asalto anfibio Castilla (Real Madrid) y la fragata Navarra (Barcelona) mantendrán sus posiciones.Alguien, muy futbolero y parece que seguidor del Real Madrid, decidió que los nombres en clave de las unidades y puntos estratégicos de aquella operación tendrían que ver con el mundo del fútbol. Otros nombres en clave: Ceuta (Camp Nou), Melilla (Mestalla), Gibraltar (Las Gaunas), Malaga (La Rosaleda), corbeta Cazadora (Real Murcia)… Siento no poder tener todos los nombres que figuraban en aquella carta náutica del Instituto Hidrográfico de la Marina donde se planificó toda la operación.
Así que, si algún día escucháis aquel mítico grito radiofónico en las tardes de domingo “Gooooooooool en las Gaunas“, ¡cuidado! Podría ser que hemos tomado Gibraltar.
miércoles, 8 de julio de 2015
Montoneros: El secuestro de los Born
El secuestro más caro de la historia
Arrasa en Argentina un libro sobre el cautiverio de los hermanos Born en 1975 a manos de Montoneros
CARLOS E. CUÉ - El País
Un secuestrador encapuchado somete a Jorge Born a un simulacro de juicio durante su cautiverio.
El secuestro más caro de la historia: 60 millones de dólares de 1975, unos 260 millones de hoy. O, dicho en euros, 232 millones. Un secuestrado, Jorge Born, que terminó siendo amigo y socio de su captor, Rodolfo Galimberti. Un dinero de la familia más rica de Argentina que sirvió para financiar a Montoneros, el grupo armado peronista que protagonizó los setenta y fue aniquilado por la dictadura militar. Un rescate que acabó en Cuba, nunca apareció del todo y sirvió en parte para costear la campaña de Carlos Saúl Menem, que en los noventa indultó a los líderes de Montoneros. Un episodio central de la historia trágica reciente de Argentina, con varios de sus protagonistas aún vivos y que pueden ser entrevistados. Con estos ingredientes, la periodista María O’Donnell está arrasando con su libro, Born (Sudamericana), sobre el secuestro a manos de Montoneros de los hermanos herederos del mayor imperio argentino. El libro es líder de ventas en el país desde que salió hace dos meses y va camino de superar los 120.000 ejemplares.
La operación fue espectacular. En menos de dos minutos, 15 montoneros desviaron el tráfico de la principal avenida de Buenos Aires, Libertador, simulando una obra en una tubería de gas, para acribillar a los escoltas y sacar de su coche a Jorge y Juan Born, de 39 y 40 años, llamados a dirigir Bunge y Born, el mayor imperio argentino de exportación de granos e industrias químicas, textiles y de alimentación. Eran ricos al modo argentino: amigos de los Rockefeller, en sus mansiones había muebles diseñados por Dalí y lámparas de Giacometti.
Su padre, Jorge Born II, se negaba a pagar el rescate de 100 millones de dólares. Ni siquiera contestaba a las llamadas. Los tuvieron durante nueve meses en una “cárcel del pueblo”, les sometieron a juicio por explotar a sus trabajadores y aprovecharse de sus enormes latifundios. Les grababan en vídeo barriendo su celda en calzoncillos para mostrar su poder sobre una de las grandes familias argentinas. En Montoneros también había hijos de la élite. Los hermanos Born fueron al mismo colegio, el Nacional de Buenos Aires, que Mario Firmenich, líder del grupo, que hoy vive como profesor universitario en Cataluña.
El rescate sirvió para financiar a Montoneros y la campaña del expresidente Menem
Jorge se mantuvo sereno y se convirtió, desde dentro de su zulo, en negociador del rescate. Logró bajarlo a 60 millones y convenció a su padre para que pagara. Le contó la realidad: que su hermano Juan estaba al borde de la locura. A Juan lo sacaron a los seis meses, cuando se pagó la mitad. Jorge aún seguiría tres meses más. Esta semana se han cumplido 40 años de su liberación y Jorge Born III, que mantuvo silencio y vivió en Brasil 18 años después del trauma, ha accedido a hablar con O’Donnell. Tiene 81 años y cuenta que su padre murió destruido por haber pagado ese dinero que sirvió para financiar la lucha armada. Y habla sin tapujos de su amistad con Galimberti en los noventa. “Él quería entrar en la alta sociedad y hacerlo vía Jorge Born era ideal. Yo quería recuperar mi plata”, explica.
Galimberti ayudó a Born: declaró en el juicio contra los herederos del banquero de los Montoneros, David Graiver, lo que sirvió para recuperar parte de los 60 millones. Otra parte llegó, según le explican a O’Donnell líderes montoneros, a la campaña de Menem, que presidió el país entre 1989 y 1999. El presidente los indultó, también a Firmenich, como hizo con los jefes de la dictadura.
O’Donnell, abrumada por el éxito, cree que se debe a que no se propuso contar los setenta (nació en ese año) sino una historia humana inagotable. Pero así, sin quererlo, ha logrado un relato periodístico de una época clave que hoy está más presente que nunca y es muy reivindicada por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Algunos de los protagonistas de esa lucha contra la dictadura, sobre todo sus hijos, tienen una notable presencia en el poder kirchnerista. Y hasta en su familia: Camilo, hijo de Fernando Vaca Narvaja, uno de los jefes montoneros que secuestraron a los Born, espera una niña con Florencia, la hija de la presidenta.
Arrasa en Argentina un libro sobre el cautiverio de los hermanos Born en 1975 a manos de Montoneros
CARLOS E. CUÉ - El País
Un secuestrador encapuchado somete a Jorge Born a un simulacro de juicio durante su cautiverio.
El secuestro más caro de la historia: 60 millones de dólares de 1975, unos 260 millones de hoy. O, dicho en euros, 232 millones. Un secuestrado, Jorge Born, que terminó siendo amigo y socio de su captor, Rodolfo Galimberti. Un dinero de la familia más rica de Argentina que sirvió para financiar a Montoneros, el grupo armado peronista que protagonizó los setenta y fue aniquilado por la dictadura militar. Un rescate que acabó en Cuba, nunca apareció del todo y sirvió en parte para costear la campaña de Carlos Saúl Menem, que en los noventa indultó a los líderes de Montoneros. Un episodio central de la historia trágica reciente de Argentina, con varios de sus protagonistas aún vivos y que pueden ser entrevistados. Con estos ingredientes, la periodista María O’Donnell está arrasando con su libro, Born (Sudamericana), sobre el secuestro a manos de Montoneros de los hermanos herederos del mayor imperio argentino. El libro es líder de ventas en el país desde que salió hace dos meses y va camino de superar los 120.000 ejemplares.
La operación fue espectacular. En menos de dos minutos, 15 montoneros desviaron el tráfico de la principal avenida de Buenos Aires, Libertador, simulando una obra en una tubería de gas, para acribillar a los escoltas y sacar de su coche a Jorge y Juan Born, de 39 y 40 años, llamados a dirigir Bunge y Born, el mayor imperio argentino de exportación de granos e industrias químicas, textiles y de alimentación. Eran ricos al modo argentino: amigos de los Rockefeller, en sus mansiones había muebles diseñados por Dalí y lámparas de Giacometti.
Su padre, Jorge Born II, se negaba a pagar el rescate de 100 millones de dólares. Ni siquiera contestaba a las llamadas. Los tuvieron durante nueve meses en una “cárcel del pueblo”, les sometieron a juicio por explotar a sus trabajadores y aprovecharse de sus enormes latifundios. Les grababan en vídeo barriendo su celda en calzoncillos para mostrar su poder sobre una de las grandes familias argentinas. En Montoneros también había hijos de la élite. Los hermanos Born fueron al mismo colegio, el Nacional de Buenos Aires, que Mario Firmenich, líder del grupo, que hoy vive como profesor universitario en Cataluña.
El rescate sirvió para financiar a Montoneros y la campaña del expresidente Menem
Jorge se mantuvo sereno y se convirtió, desde dentro de su zulo, en negociador del rescate. Logró bajarlo a 60 millones y convenció a su padre para que pagara. Le contó la realidad: que su hermano Juan estaba al borde de la locura. A Juan lo sacaron a los seis meses, cuando se pagó la mitad. Jorge aún seguiría tres meses más. Esta semana se han cumplido 40 años de su liberación y Jorge Born III, que mantuvo silencio y vivió en Brasil 18 años después del trauma, ha accedido a hablar con O’Donnell. Tiene 81 años y cuenta que su padre murió destruido por haber pagado ese dinero que sirvió para financiar la lucha armada. Y habla sin tapujos de su amistad con Galimberti en los noventa. “Él quería entrar en la alta sociedad y hacerlo vía Jorge Born era ideal. Yo quería recuperar mi plata”, explica.
Galimberti ayudó a Born: declaró en el juicio contra los herederos del banquero de los Montoneros, David Graiver, lo que sirvió para recuperar parte de los 60 millones. Otra parte llegó, según le explican a O’Donnell líderes montoneros, a la campaña de Menem, que presidió el país entre 1989 y 1999. El presidente los indultó, también a Firmenich, como hizo con los jefes de la dictadura.
O’Donnell, abrumada por el éxito, cree que se debe a que no se propuso contar los setenta (nació en ese año) sino una historia humana inagotable. Pero así, sin quererlo, ha logrado un relato periodístico de una época clave que hoy está más presente que nunca y es muy reivindicada por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Algunos de los protagonistas de esa lucha contra la dictadura, sobre todo sus hijos, tienen una notable presencia en el poder kirchnerista. Y hasta en su familia: Camilo, hijo de Fernando Vaca Narvaja, uno de los jefes montoneros que secuestraron a los Born, espera una niña con Florencia, la hija de la presidenta.
martes, 7 de julio de 2015
Argentina: El colgamiento de Álzaga por Rivadavia
El fusilamiento de Álzaga
El 6 de julio de 1812 a la una y media de la mañana, cayó prisionero don Martín de Álzaga. Media hora más tarde se firmó un auto disponiendo ejecutar la sentencia dictada en su contra. Bernardino Rivadavia llevó dicha sentencia a Juan Martín de Pueyrredon para que la firmase; éste se negó, invocando sus sentimientos humanitarios. El triunviro Rivadavia, al recibir esta negativa, procedió por sí solo en esta emergencia. Unas horas más tarde, el cuerpo fusilado del héroe de la Defensa de Buenos Aires pendía de la horca.
Martín de Álzaga había sido acusado de conspirar contra el Triunvirato y de liderar un complot de los españoles contra las autoridades revolucionarias.
El 6 de julio de 1812 a la una y media de la mañana, cayó prisionero don Martín de Álzaga. Media hora más tarde se firmó un auto disponiendo ejecutar la sentencia dictada en su contra. Bernardino Rivadavia llevó dicha sentencia a Juan Martín de Pueyrredon para que la firmase; éste se negó, invocando sus sentimientos humanitarios. El triunviro Rivadavia, al recibir esta negativa, procedió por sí solo en esta emergencia. Unas horas más tarde, el cuerpo fusilado del héroe de la Defensa de Buenos Aires pendía de la horca.
Martín de Álzaga había sido acusado de conspirar contra el Triunvirato y de liderar un complot de los españoles contra las autoridades revolucionarias.
lunes, 6 de julio de 2015
Presidente checo elogió a Hitler y se arrepiente
El presidente checo ofrece 4.000 euros por un texto que elogia a Hitler
Zeman busca un artículo supuestamente escrito por un periodista histórico
EFE Praga
El presidente de la República Checa, Milos Zeman, ha anunciado que pagará de su bolsillo 4.000 euros a quien encuentre un artículo del periodista Ferdinand Peroutka, considerado pionero del periodismo democrático checoslovaco, en el que elogia al dictador nazi Adolf Hitler, informaron hoy los medios checos.
Este es el último capítulo de una polémica que comenzó cuando Zeman criticó a principios de año, durante un discurso por el 70 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, la ambivalencia de la clase intelectual checoslovaca durante la ocupación nazi, y puso de ejemplo a Peroutka (1896-1978).
Zeman aseguró que había leído un artículo del periodista en el que afirmaba que "Hitler es un caballero", lo que ocasionó críticas de familiares de Peroutka e historiadores.
"Es importante que encontremos ese artículo porque lo he leído con mis propios ojos", ha declarado hoy el presidente, según recogen los medios checos.
La nieta del intelectual puso una demanda contra el Estado checo por las afirmaciones del presidente, pero Zeman, lejos de retractarse, dio de plazo a su equipo presidencial hasta finales de junio para documentar la actitud pronazi de Peroutka, que pasó toda la II Guerra Mundial en los campos de concentración alemanes de Dachau y Buchenwald por sus críticas al Tercer Reich.
Como su equipo no encontró pruebas bibliográficas para avalar la tesis de Zeman, este ha ofrecido a la ciudadanía una recompensa de 4.000 euros para encontrar el artículo que dice haber leído.
Peroukta formó parte con el escritor Karel Capek y otros intelectuales del prestigioso Grupo de los viernes, dirigió varias revistas y fue columnista del diario Lidové Noviny.
Tras la llegada de los comunistas al poder en 1948, Peroutka se exilió a EEUU. Considerado hasta ahora un modelo de independencia por criticar tanto al nazismo como al comunismo, el premio periodístico más prestigioso que se entrega en la República Checa lleva su nombre.
El País
Zeman busca un artículo supuestamente escrito por un periodista histórico
EFE Praga
El presidente de la República Checa, Milos Zeman, ha anunciado que pagará de su bolsillo 4.000 euros a quien encuentre un artículo del periodista Ferdinand Peroutka, considerado pionero del periodismo democrático checoslovaco, en el que elogia al dictador nazi Adolf Hitler, informaron hoy los medios checos.
Este es el último capítulo de una polémica que comenzó cuando Zeman criticó a principios de año, durante un discurso por el 70 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, la ambivalencia de la clase intelectual checoslovaca durante la ocupación nazi, y puso de ejemplo a Peroutka (1896-1978).
Zeman aseguró que había leído un artículo del periodista en el que afirmaba que "Hitler es un caballero", lo que ocasionó críticas de familiares de Peroutka e historiadores.
"Es importante que encontremos ese artículo porque lo he leído con mis propios ojos", ha declarado hoy el presidente, según recogen los medios checos.
La nieta del intelectual puso una demanda contra el Estado checo por las afirmaciones del presidente, pero Zeman, lejos de retractarse, dio de plazo a su equipo presidencial hasta finales de junio para documentar la actitud pronazi de Peroutka, que pasó toda la II Guerra Mundial en los campos de concentración alemanes de Dachau y Buchenwald por sus críticas al Tercer Reich.
Como su equipo no encontró pruebas bibliográficas para avalar la tesis de Zeman, este ha ofrecido a la ciudadanía una recompensa de 4.000 euros para encontrar el artículo que dice haber leído.
Peroukta formó parte con el escritor Karel Capek y otros intelectuales del prestigioso Grupo de los viernes, dirigió varias revistas y fue columnista del diario Lidové Noviny.
Tras la llegada de los comunistas al poder en 1948, Peroutka se exilió a EEUU. Considerado hasta ahora un modelo de independencia por criticar tanto al nazismo como al comunismo, el premio periodístico más prestigioso que se entrega en la República Checa lleva su nombre.
El País
domingo, 5 de julio de 2015
Peronismo: Cuando Perón se arrepintió de alentar a los Montoneros
Cinco advertencias de Perón a Montoneros que anticiparon el accionar de la Triple A
Un libro recién publicado compila 20 señales que Perón le fue enviando a la agrupación para demostrar una fuerte tesis: que la represión institucionalizada por López Rega tuvo antecedentes en el mismo General, y no sólo en el accionar de "el brujo". Aquí, cinco de ellas.
Mario Firmenich, Roberto Quieto y Andrés Framini. (Archivo Clarín)
Juan Brodersen - Clarín
Mucho había cambiado en la Argentina el día que Juan Domingo Perón volvió al país luego del exilio. La relación con Montoneros, actor clave en la repatriación del líder, se fue tensando cada vez más en el tironeo con la vieja guardia sindical que ostentaba el carnet vitalicio del movimiento peronista. El 17 de noviembre de 1972 el General se encontró con un país distinto, con niveles de violencia política actualizados a los tiempos que corrían. Y fue entonces cuando empezó a enviarle ciertos mensajes a aquellos jóvenes que habían posibilitado su propio regreso.
Perón y la Triple A, de Sergio Bufano y Lucrecia Teixidó, editorial Sudamericana, destaca "las 20 advertencias que Perón fue lanzando a Montoneros desde la vuelta al país hasta su muerte". La hipótesis del libro es contundente: la Alianza Anticomunista Argentina -conocida como la Triple A- no fue una creación aislada del entonces ministro de Bienestar Social, José López Rega, sino una concepción que ya estaba en la cabeza de Perón.
Leé cinco extractos de las advertencias más fuertes del líder del justicialismo a los Montoneros:
En ese, su primer discurso, tomó partido por quienes estaban en el palco oficial y dispararon sus armas contra los montoneros que intentaban copar la primera fila del palco. La advertencia fue explícita: "Los que ingenuamente piensan que pueden copar a nuestro Movimiento o tomar el poder que el pueblo ha reconquistado, se equivocan. Ninguna simulación o encubrimiento, por ingeniosos que sean, podrán engañar a un pueblo que ha sufrido lo que el nuestro. [...] Por eso, deseo advertir a los que tratan de infiltrarse en los estamentos populares o estatales, que por ese camino van mal". Montoneros había logrado una considerable participación en las administraciones nacionales y provinciales y a ellas se refería con el término infi ltración.
Los enemigos de afuera eran fácilmente identificables en su discurso: los imperialismos de uno y otro signo, los grandes monopolios internacionales, los capitales salvajes especuladores, entre otros. ¿Pero quiénes eran los enemigos de adentro? Faltaba identificarlos y Perón —un hombre astuto que sabía elegir las palabras— lo hizo expresamente para que no quedaran dudas: "Los peronistas tenemos que retornar a la conducción de nuestro Movimiento. Ponerlo en marcha y neutralizar a los que pretenden deformarlo desde abajo o desde arriba. Nosotros somos justicialistas. Levantamos una bandera tan distante de uno como de otro de los imperialismos dominantes [...] No hay nuevos rótulos que califiquen a nuestra doctrina ni a nuestra ideología".
La consigna de "patria socialista" coreada por Montoneros quedó al desnudo y el mensaje de Perón fue claro y directo a todos los argentinos.
Lee más: Los protagonistas del bombardeo del 55 cuentan por qué no pudieron matar a Perón
La frase "quizás en momentos justificada" con seguridad remitía al aliento que desde su exilio en España había otorgado a los movimientos armados, especialmente a Montoneros. Ahora, de regreso en la Argentina, se encontraba con que aquella "juventud maravillosa" no respondía a sus órdenes ni respetaba la voluntad de la mayoría de los ciudadanos que lo habían elegido en comicios irreprochables.
La reunión con los gobernadores fue a puertas cerradas y la palabra de Perón fue oficialmente entregada a los medios por la Secretaría de Prensa. No obstante, durante el cónclave, se distribuyó un documento reservado leído por Martiarena que, probablemente con la venia oficial, los gobernadores no titubearon en dar a conocer públicamente.
Inmediatamente fueron reproducidas por los diarios: "Los grupos o sectores que en cada lugar actúen invocando adhesión al peronismo y al general Perón deberán definirse públicamente en esta situación de guerra con los grupos marxistas y deberán participar activamente en las acciones que se planifiquen para llevar adelante esta lucha".
El asombro o la incredulidad de Montoneros ante esas afirmaciones fue expresado por el editorial de El Descamisado del 9 de octubre de 1973 que llevaba por título "Y esto, ¿qué es?"
Lee más: A 50 años del intento de retorno de Perón que se frustró en Río
La cruzada adquiría por momentos rasgos tragicómicos. La Policía Federal tomó por asalto un local al que califi caron como "centro de adoctrinamiento marxista" en Lanús, provincia de Buenos Aires, dirigido por Rodolfo Mattarollo y José Manuel Soriano, ambos redactores de la revista Nuevo Hombre. Oficialmente se informó que al llegar la policía los efectivos sorprendieron a unas veinte personas, "de ambos sexos, de 5 a 16 años de edad, que esperaban recibir las clases de adoctrinamiento". En el local se secuestraron retratos de Marx, Lenin y el Che Guevara que "adornaban el aula".
Algo más ambiguo fue su comentario siguiente: "Hay otros que quieren copar el gobierno violentamente porque creen que hay que poner sistemas más drásticos y duros, empezando a destruir muchas cosas. Son distintas maneras de pensar. Ellos compran armas y por intersticios entran sus armas; creen que un día podrán hacer algo. Yo lo dudo, pero... ellos están convencidos. Esa gente es la que conspira. En esto hay sectores de la ultraizquierda, pero también los hay de ultraderecha", dijo sin identificarlos.
Pero a continuación —retornando a la misma argumentación ya expresaba en otras ocasiones— el Presidente prefirió culpar a la izquierda. Sostuvo que había surgido en 1968 con la IV Internacional de París y estaba dispuesto a combatirla con la ley y la justicia: "Muchas veces me han dicho que creemos un 'batallón de la muerte' como el que tienen los brasileños, o que formemos una organización parapolicial para hacerle la guerrilla a la guerrilla. Pienso que esto no es posible ni conveniente".
Había que salir al paso de las versiones que sugerían tímidamente que el Estado estaba Vinculado y alentaba a los grupos de derecha a través del Ministerio de Bienestar Social dirigido por su secretario privado López Rega.
Allí realizó su última advertencia, que en verdad habría que denominar amenaza. En primer lugar, planteó su preocupación por el clima de violencia que existía en el país: "Ahora ya no se sabe quiénes son los que asaltan, quiénes los que roban. Algunos dicen que son políticos, otros dicen que son delincuentes. Yo creo que son todos delincuentes. [...] Pero ese proceso tenemos que encararlo y ya el gobierno lo va a encarar. Hasta ahora no hemos querido sumar a la violencia de ellos, la violencia nuestra. Pero, policialmente, se va a ir resolviendo ese problema, que es de la policía, dado que son delincuentes".
Y finalmente dijo lo que quería decir pero no debería haber dicho, porque su palabra, él lo sabía perfectamente, alimentaba a los peores demonios: "Desgraciadamente, la descomposición del hombre argentino, practicada sin medida durante tantos años, nos ha llevado a esto. [...] Tenemos que erradicarlo de una o de otra manera. Intentamos hacerlo pacíficamente con la ley. Pero si eso no fuera suficiente, tendríamos que emplear una represión un poco más fuerte y más violenta también".
Ese fue su último mensaje. Los sindicalistas obedecieron la orden y la represión, de una o de otra manera, se lanzó a la calle a sangre y fuego.
La fuente utilizada por el libro para citar los discursos es: Perón, Juan, 1973-1974, Todos sus discursos, mensajes y conferencias, vol. I, colección "La palabra y la obra de Juan D. Perón", Editorial de la Reconstrucción, Buenos Aires, 1974.
Un libro recién publicado compila 20 señales que Perón le fue enviando a la agrupación para demostrar una fuerte tesis: que la represión institucionalizada por López Rega tuvo antecedentes en el mismo General, y no sólo en el accionar de "el brujo". Aquí, cinco de ellas.
Mario Firmenich, Roberto Quieto y Andrés Framini. (Archivo Clarín)
Juan Brodersen - Clarín
Mucho había cambiado en la Argentina el día que Juan Domingo Perón volvió al país luego del exilio. La relación con Montoneros, actor clave en la repatriación del líder, se fue tensando cada vez más en el tironeo con la vieja guardia sindical que ostentaba el carnet vitalicio del movimiento peronista. El 17 de noviembre de 1972 el General se encontró con un país distinto, con niveles de violencia política actualizados a los tiempos que corrían. Y fue entonces cuando empezó a enviarle ciertos mensajes a aquellos jóvenes que habían posibilitado su propio regreso.
Perón y la Triple A, de Sergio Bufano y Lucrecia Teixidó, editorial Sudamericana, destaca "las 20 advertencias que Perón fue lanzando a Montoneros desde la vuelta al país hasta su muerte". La hipótesis del libro es contundente: la Alianza Anticomunista Argentina -conocida como la Triple A- no fue una creación aislada del entonces ministro de Bienestar Social, José López Rega, sino una concepción que ya estaba en la cabeza de Perón.
Leé cinco extractos de las advertencias más fuertes del líder del justicialismo a los Montoneros:
I. Mantener a Montoneros lejos del Estado
Consciente de que el pedido de cordura y madurez solicitado desde España había caído en saco roto, y que la solicitud de mantenerse "dentro del mayor orden y tranquilidad" durante el acto de recibimiento terminó con numerosos muertos y heridos, Perón hizo una advertencia, la primera de las veinte que lanzó desde su llegada hasta el día de su muerte. Fue el 21 de junio de 1973, al día siguiente de su arribo a la Argentina y después de haber sido informado de los sucesos ocurridos en Ezeiza y de quiénes conformaban los dos bandos que participaron.En ese, su primer discurso, tomó partido por quienes estaban en el palco oficial y dispararon sus armas contra los montoneros que intentaban copar la primera fila del palco. La advertencia fue explícita: "Los que ingenuamente piensan que pueden copar a nuestro Movimiento o tomar el poder que el pueblo ha reconquistado, se equivocan. Ninguna simulación o encubrimiento, por ingeniosos que sean, podrán engañar a un pueblo que ha sufrido lo que el nuestro. [...] Por eso, deseo advertir a los que tratan de infiltrarse en los estamentos populares o estatales, que por ese camino van mal". Montoneros había logrado una considerable participación en las administraciones nacionales y provinciales y a ellas se refería con el término infi ltración.
Los enemigos de afuera eran fácilmente identificables en su discurso: los imperialismos de uno y otro signo, los grandes monopolios internacionales, los capitales salvajes especuladores, entre otros. ¿Pero quiénes eran los enemigos de adentro? Faltaba identificarlos y Perón —un hombre astuto que sabía elegir las palabras— lo hizo expresamente para que no quedaran dudas: "Los peronistas tenemos que retornar a la conducción de nuestro Movimiento. Ponerlo en marcha y neutralizar a los que pretenden deformarlo desde abajo o desde arriba. Nosotros somos justicialistas. Levantamos una bandera tan distante de uno como de otro de los imperialismos dominantes [...] No hay nuevos rótulos que califiquen a nuestra doctrina ni a nuestra ideología".
La consigna de "patria socialista" coreada por Montoneros quedó al desnudo y el mensaje de Perón fue claro y directo a todos los argentinos.
Lee más: Los protagonistas del bombardeo del 55 cuentan por qué no pudieron matar a Perón
II. Ni yanquis ni marxistas, peronistas
El 1° de octubre Perón pronunció un discurso ante los gobernadores de todo el país. Perón comenzó su discurso afirmando que "el asesinato del secretario de la Confederación General del Trabajo (José Ignacio Rucci) no es sino la culminación de una descomposición política, que los hechos han venido acumulando a lo largo de una enconada lucha, que influyó sobre algunos sectores de nuestra juventud, quizás en momentos justificada, pero que hoy amenaza con tomar caminos que divergen totalmente de los intereses esenciales de la República Argentina por los cuales nosotros hemos de luchar a la altura de la responsabilidad que tenemos".La frase "quizás en momentos justificada" con seguridad remitía al aliento que desde su exilio en España había otorgado a los movimientos armados, especialmente a Montoneros. Ahora, de regreso en la Argentina, se encontraba con que aquella "juventud maravillosa" no respondía a sus órdenes ni respetaba la voluntad de la mayoría de los ciudadanos que lo habían elegido en comicios irreprochables.
La reunión con los gobernadores fue a puertas cerradas y la palabra de Perón fue oficialmente entregada a los medios por la Secretaría de Prensa. No obstante, durante el cónclave, se distribuyó un documento reservado leído por Martiarena que, probablemente con la venia oficial, los gobernadores no titubearon en dar a conocer públicamente.
Inmediatamente fueron reproducidas por los diarios: "Los grupos o sectores que en cada lugar actúen invocando adhesión al peronismo y al general Perón deberán definirse públicamente en esta situación de guerra con los grupos marxistas y deberán participar activamente en las acciones que se planifiquen para llevar adelante esta lucha".
El asombro o la incredulidad de Montoneros ante esas afirmaciones fue expresado por el editorial de El Descamisado del 9 de octubre de 1973 que llevaba por título "Y esto, ¿qué es?"
Lee más: A 50 años del intento de retorno de Perón que se frustró en Río
III. Marx, Lenin y el Che, afuera
Finalmente, llegó el día esperado. El 12 de octubre el general Juan Domingo Perón asumió la Presidencia de la Nación por tercera vez en la historia luego de dieciocho años de exilio. La tensión y los enfrentamientos entre las diferentes organizaciones en el seno del movimiento peronista se profundizaba día a día y en todos los terrenos. Las exigencias de ortodoxia e higienismo ideológico se extendían como una mancha ominosa sobre el territorio nacional. No importaban las declamaciones de lealtad a Perón por parte de gobernadores y funcionarios.La cruzada adquiría por momentos rasgos tragicómicos. La Policía Federal tomó por asalto un local al que califi caron como "centro de adoctrinamiento marxista" en Lanús, provincia de Buenos Aires, dirigido por Rodolfo Mattarollo y José Manuel Soriano, ambos redactores de la revista Nuevo Hombre. Oficialmente se informó que al llegar la policía los efectivos sorprendieron a unas veinte personas, "de ambos sexos, de 5 a 16 años de edad, que esperaban recibir las clases de adoctrinamiento". En el local se secuestraron retratos de Marx, Lenin y el Che Guevara que "adornaban el aula".
IV. Las armas y López Rega
Era tan evidente el apoyo que recibían los grupos derechistas por parte del Estado, que en esa reunión con los periodistas, Perón se preocupó por desligar a su gobierno de la acción violenta. Para ello comentó que le habían sugerido crear batallones de la muerte como los que funcionaban en Brasil, para eliminar a los violentos; pero que él desistió de la idea: "Hay hombres que siguen pensando como antes, que es mejor pelear que ponerse a trabajar. [...] Y esos ya no están en la contra, ahora son recontras como dicen los muchachos".Algo más ambiguo fue su comentario siguiente: "Hay otros que quieren copar el gobierno violentamente porque creen que hay que poner sistemas más drásticos y duros, empezando a destruir muchas cosas. Son distintas maneras de pensar. Ellos compran armas y por intersticios entran sus armas; creen que un día podrán hacer algo. Yo lo dudo, pero... ellos están convencidos. Esa gente es la que conspira. En esto hay sectores de la ultraizquierda, pero también los hay de ultraderecha", dijo sin identificarlos.
Pero a continuación —retornando a la misma argumentación ya expresaba en otras ocasiones— el Presidente prefirió culpar a la izquierda. Sostuvo que había surgido en 1968 con la IV Internacional de París y estaba dispuesto a combatirla con la ley y la justicia: "Muchas veces me han dicho que creemos un 'batallón de la muerte' como el que tienen los brasileños, o que formemos una organización parapolicial para hacerle la guerrilla a la guerrilla. Pienso que esto no es posible ni conveniente".
Había que salir al paso de las versiones que sugerían tímidamente que el Estado estaba Vinculado y alentaba a los grupos de derecha a través del Ministerio de Bienestar Social dirigido por su secretario privado López Rega.
V. De la advertencia a la amenaza
El 17 de junio, dos semanas antes de su muerte, el presidente mantuvo la última reunión política pública, y fue con los dirigentes de la CGT que concurrieron preocupados por las versiones que circulaban sobre su salud. Inquietos, veían con temor un desenlace que podía dejarlos en manos de una mujer a la que ellos habían considerado únicamente como esposa de su líder. Los espantaba la posibilidad de una sucesión que transmitiera la responsabilidad del aparato de Estado a Isabel Perón. No solo a ellos, sino a la mayoría de los argentinos.Allí realizó su última advertencia, que en verdad habría que denominar amenaza. En primer lugar, planteó su preocupación por el clima de violencia que existía en el país: "Ahora ya no se sabe quiénes son los que asaltan, quiénes los que roban. Algunos dicen que son políticos, otros dicen que son delincuentes. Yo creo que son todos delincuentes. [...] Pero ese proceso tenemos que encararlo y ya el gobierno lo va a encarar. Hasta ahora no hemos querido sumar a la violencia de ellos, la violencia nuestra. Pero, policialmente, se va a ir resolviendo ese problema, que es de la policía, dado que son delincuentes".
Y finalmente dijo lo que quería decir pero no debería haber dicho, porque su palabra, él lo sabía perfectamente, alimentaba a los peores demonios: "Desgraciadamente, la descomposición del hombre argentino, practicada sin medida durante tantos años, nos ha llevado a esto. [...] Tenemos que erradicarlo de una o de otra manera. Intentamos hacerlo pacíficamente con la ley. Pero si eso no fuera suficiente, tendríamos que emplear una represión un poco más fuerte y más violenta también".
Ese fue su último mensaje. Los sindicalistas obedecieron la orden y la represión, de una o de otra manera, se lanzó a la calle a sangre y fuego.
La fuente utilizada por el libro para citar los discursos es: Perón, Juan, 1973-1974, Todos sus discursos, mensajes y conferencias, vol. I, colección "La palabra y la obra de Juan D. Perón", Editorial de la Reconstrucción, Buenos Aires, 1974.
sábado, 4 de julio de 2015
Cuba: Cómo el cubano Guevara terminó siendo lo que fue
Cómo Ernesto acabó siendo Che Guevara
El documental ‘La huella’ de Jorge Denti repasa el viaje que cambió la vida del mito
CRÍTICA | La huella del doctor Ernesto Guevara. Por J. OCAÑA
TOMMASO KOCH - El País
Ernesto Guevara, en un fotograma de 'La huella'.
¿Quién no conoce al Che Guevara? Su espíritu rebelde todavía enamora a muchos soñadores. Su mirada seduce en las camisetas de medio mundo. Y sus luchas ocupan, con luces y sombras, los manuales de historia. Sin embargo, pocos saben quién fue Ernesto. Es decir, cómo ese médico argentino sediento de conocimiento acabó siendo el icono inmortal que lideró en los cincuenta la revolución cubana. Convencido de ello, el cineasta Jorge Denti (Buenos Aires, 1943) ha tratado de colmar esta laguna. Su remedio es un documental que se titula La huella del doctor Ernesto Guevara y se estrena hoy en España.
Al fin y al cabo, Denti se lo debía al propio padre del mito. “En una cena, en el Festival de La Habana, me dijo que le gustaría que se hiciera una película que le perteneciera a Ernesto. No algo del Che, que ya le pertenece al mundo”, relata el director. Denti se tomó la misión tan en serio como para volcarse durante décadas en el intento. Él mismo, en el fondo, sufría el hechizo del Che: “Recuerdo leer un día en un periódico ‘Ernesto Guevara ha tomado La Habana’ y quedarme impresionado. Cada 10 años se me ocurre algún proyecto sobre él”.
La huella del doctor Ernesto Guevara narra su segundo gran viaje por América Latina, entre 1953 y 1954, el mismo que ya filmó Walter Salles en Diarios de la motocicleta. Denti, sin embargo, sustituye la ficción por la realidad: la aventura avanza gracias al relato de los amigos y familiares de Guevara, mientras una voz en off lee de vez en cuando alguna carta que el joven intercambiaba con su madre, su hermana o su gran amiga Tita Infante.
LA HUELLA del Doctor Ernesto Guevara Trailer 2-SD from Luis Angel Bellaba on Vimeo.
.
“Es una historia para jóvenes narrada por octogenarios”, remata Denti. Así, el retrato del Che es pintado por Carlos Calica Ferrer, su gran amigo de infancia, Alberto Granado, quien compartió con él viajes e ideales, o Juan Martín Guevara, hermano del icono. “Es un investigador que sale a ver los males del continente. La clave es su pasión por conocer el mundo”, agrega Denti. En La huella, apenas se entrevén Fidel Castro y la venidera revolución cubana. No se habla del Guevara que viajó a despertar África o de su captura y ejecución en Bolivia. Lo que se descubre es el prólogo del icono.
Ernesto Guevara tenía 25 años cuando, el 7 de julio de 1953, cogió un tren con Calica rumbo a Bolivia y a un destino extraordinario. A la sazón, había estudiado y descartado Ingeniería y soñaba con especializarse en alergología en París. Denti cree que la apuesta por la medicina tenía que ver con “sus propios males”, del asma al fallecimiento de su abuela. Estudiante perezoso, Guevara compensaba con su inteligencia y su cultura. “A los 15 años ya lo había leído todo. Podía hablar con cierto conocimiento de cualquiera”, asevera Denti. Entre los intereses de aquel viajero estaban también la poesía y la Guerra Civil española, gracias a las misivas y las crónicas de su tío, enviado a cubrir el conflicto.
“La chica boliviana que trabajaba en su casa le habló de su país. Él conocía Bolivia cuando viajó allí”, asegura Denti. Sin embargo, el periplo le enseñó a Guevara muchas cosas que no sabía. En La Paz se asomó a la revolución que a la sazón combatía el Movimiento Nacionalista Revolucionario; descubrió sus virtudes y sus defectos, como el estilo elitista de algunos de sus líderes. Vio, en palabras de Denti, que “no era la revolución que él quería”.
De ahí, Guevara y Calica pasaron a Perú. El joven mostraba ya entonces una pulsión que caracterizaría tanto ese viaje como su vida. “Yo quiero unir mis destinos a los de los pobres del mundo”, lo resumía él mismo. Por eso, no se limitaba a curar a los leprosos en Lima sino que dormía y jugaba al fútbol con ellos. Y por eso, tras pisar Ecuador, Panamá, Honduras y El Salvador, se lanzó a Guatemala, a ver con sus ojos la joven revolución que allí se gestaba. “Va, entrega, pelea, sufre”, sintetiza Denti. Le dolió, sobre todo, el golpe de Estado que Washington apoyó para defender los intereses en el país de la empresa United Fruit, dañada por la reforma agraria del gobierno.
“Era latinoamericanista”, lo define Denti. En esto, cineasta y guerrillero se parecen. Y en unos cuantos aspectos más: Denti ha filmado varios conflictos, hecho películas en la clandestinidad y apostado siempre por un cine social. “Las películas no pueden hacer una revolución, pero sí acompañarla”, reza. El director habla con la misma pasión y cariño de su Argentina o de México –donde vive desde hace 30 años-. Se indigna por el abandono que padece Haití y se emociona al recordar cuándo entró en Managua, cámara en mano, al lado de los sandinistas que echaron de Nicaragua al dictador Somoza. El cineasta se muestra preocupado por la “grave polarización izquierda-derecha” que padece hoy América Latina, aunque celebra que sus pueblos estén “más unidos”.
Otro panorama, a su modo de ver, respecto a una quincena de años atrás. A la sazón, en torno a 1997, Denti quiso rodar Un fuerte abrazo para todos, un filme de ficción que siguiera el viaje de Ernesto Guevara, lo llevara a nuestros días y demostrara como los mismos problemas seguían en pie. “Hice 12 o 14 versiones del guion, dos veces la preproducción. Vendí mi casa para hacer la película”, relata Denti. Sin embargo, el filme no encontró financiación en América Latina y nunca se rodó. Un proyecto soñado que se quedó en utopía. Suena a una revolución.
El documental ‘La huella’ de Jorge Denti repasa el viaje que cambió la vida del mito
CRÍTICA | La huella del doctor Ernesto Guevara. Por J. OCAÑA
TOMMASO KOCH - El País
Ernesto Guevara, en un fotograma de 'La huella'.
¿Quién no conoce al Che Guevara? Su espíritu rebelde todavía enamora a muchos soñadores. Su mirada seduce en las camisetas de medio mundo. Y sus luchas ocupan, con luces y sombras, los manuales de historia. Sin embargo, pocos saben quién fue Ernesto. Es decir, cómo ese médico argentino sediento de conocimiento acabó siendo el icono inmortal que lideró en los cincuenta la revolución cubana. Convencido de ello, el cineasta Jorge Denti (Buenos Aires, 1943) ha tratado de colmar esta laguna. Su remedio es un documental que se titula La huella del doctor Ernesto Guevara y se estrena hoy en España.
Al fin y al cabo, Denti se lo debía al propio padre del mito. “En una cena, en el Festival de La Habana, me dijo que le gustaría que se hiciera una película que le perteneciera a Ernesto. No algo del Che, que ya le pertenece al mundo”, relata el director. Denti se tomó la misión tan en serio como para volcarse durante décadas en el intento. Él mismo, en el fondo, sufría el hechizo del Che: “Recuerdo leer un día en un periódico ‘Ernesto Guevara ha tomado La Habana’ y quedarme impresionado. Cada 10 años se me ocurre algún proyecto sobre él”.
La huella del doctor Ernesto Guevara narra su segundo gran viaje por América Latina, entre 1953 y 1954, el mismo que ya filmó Walter Salles en Diarios de la motocicleta. Denti, sin embargo, sustituye la ficción por la realidad: la aventura avanza gracias al relato de los amigos y familiares de Guevara, mientras una voz en off lee de vez en cuando alguna carta que el joven intercambiaba con su madre, su hermana o su gran amiga Tita Infante.
LA HUELLA del Doctor Ernesto Guevara Trailer 2-SD from Luis Angel Bellaba on Vimeo.
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“Es una historia para jóvenes narrada por octogenarios”, remata Denti. Así, el retrato del Che es pintado por Carlos Calica Ferrer, su gran amigo de infancia, Alberto Granado, quien compartió con él viajes e ideales, o Juan Martín Guevara, hermano del icono. “Es un investigador que sale a ver los males del continente. La clave es su pasión por conocer el mundo”, agrega Denti. En La huella, apenas se entrevén Fidel Castro y la venidera revolución cubana. No se habla del Guevara que viajó a despertar África o de su captura y ejecución en Bolivia. Lo que se descubre es el prólogo del icono.
Ernesto Guevara tenía 25 años cuando, el 7 de julio de 1953, cogió un tren con Calica rumbo a Bolivia y a un destino extraordinario. A la sazón, había estudiado y descartado Ingeniería y soñaba con especializarse en alergología en París. Denti cree que la apuesta por la medicina tenía que ver con “sus propios males”, del asma al fallecimiento de su abuela. Estudiante perezoso, Guevara compensaba con su inteligencia y su cultura. “A los 15 años ya lo había leído todo. Podía hablar con cierto conocimiento de cualquiera”, asevera Denti. Entre los intereses de aquel viajero estaban también la poesía y la Guerra Civil española, gracias a las misivas y las crónicas de su tío, enviado a cubrir el conflicto.
“La chica boliviana que trabajaba en su casa le habló de su país. Él conocía Bolivia cuando viajó allí”, asegura Denti. Sin embargo, el periplo le enseñó a Guevara muchas cosas que no sabía. En La Paz se asomó a la revolución que a la sazón combatía el Movimiento Nacionalista Revolucionario; descubrió sus virtudes y sus defectos, como el estilo elitista de algunos de sus líderes. Vio, en palabras de Denti, que “no era la revolución que él quería”.
De ahí, Guevara y Calica pasaron a Perú. El joven mostraba ya entonces una pulsión que caracterizaría tanto ese viaje como su vida. “Yo quiero unir mis destinos a los de los pobres del mundo”, lo resumía él mismo. Por eso, no se limitaba a curar a los leprosos en Lima sino que dormía y jugaba al fútbol con ellos. Y por eso, tras pisar Ecuador, Panamá, Honduras y El Salvador, se lanzó a Guatemala, a ver con sus ojos la joven revolución que allí se gestaba. “Va, entrega, pelea, sufre”, sintetiza Denti. Le dolió, sobre todo, el golpe de Estado que Washington apoyó para defender los intereses en el país de la empresa United Fruit, dañada por la reforma agraria del gobierno.
“Era latinoamericanista”, lo define Denti. En esto, cineasta y guerrillero se parecen. Y en unos cuantos aspectos más: Denti ha filmado varios conflictos, hecho películas en la clandestinidad y apostado siempre por un cine social. “Las películas no pueden hacer una revolución, pero sí acompañarla”, reza. El director habla con la misma pasión y cariño de su Argentina o de México –donde vive desde hace 30 años-. Se indigna por el abandono que padece Haití y se emociona al recordar cuándo entró en Managua, cámara en mano, al lado de los sandinistas que echaron de Nicaragua al dictador Somoza. El cineasta se muestra preocupado por la “grave polarización izquierda-derecha” que padece hoy América Latina, aunque celebra que sus pueblos estén “más unidos”.
Otro panorama, a su modo de ver, respecto a una quincena de años atrás. A la sazón, en torno a 1997, Denti quiso rodar Un fuerte abrazo para todos, un filme de ficción que siguiera el viaje de Ernesto Guevara, lo llevara a nuestros días y demostrara como los mismos problemas seguían en pie. “Hice 12 o 14 versiones del guion, dos veces la preproducción. Vendí mi casa para hacer la película”, relata Denti. Sin embargo, el filme no encontró financiación en América Latina y nunca se rodó. Un proyecto soñado que se quedó en utopía. Suena a una revolución.
viernes, 3 de julio de 2015
SGM: Un bunker oculto de la Armada Imperial Japonesa
Bunker secreto de la marina de guerra de Japón da visión de los últimos días de la Segunda Guerra Mundial
Por Associated Press - The New York Post
YOKOHAMA, Japón - en una colina con vistas a un campo de atletismo, donde los estudiantes de secundaria juegan voleibol, una entrada discreta lleva por un polvoriento terreno resbaladizo - y aparentemente atrás en el tiempo - a la sede de la Armada Imperial secreto de Japón en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial.
Aquí, los líderes de la marina de guerra de Japón hicieron planes para las batallas más feroces, incluidos los del Golfo de Leyte, Iwo Jima y Okinawa desde finales de 1944 hasta el final de la guerra en agosto de 1945. Ellos sabían cuando pilotos kamikaze se estrelló a la muerte cuando las señales de sus aviones se detuvieron. Lloraron cuando monitoreados cables de los oficiales a bordo del acorazado Yamato famoso, ya que fue objeto de un intenso fuego de Estados Unidos y se hundió en el sur de Japón.
Modal de disparo
Periodistas pie cerca del edificio de Keio Senior High School, que fue una vez parcialmente utilizado por la Armada Imperial de Japón, en Yokohama.
Foto: AP
Hoy en día, los túneles de hormigón, áridos sientan en silencio debajo de una escuela secundaria y el campus universitario, en gran parte intacta y desconocido, de vez en cuando la visita de visitas guiadas para los alumnos. La escuela les abrió a los medios de comunicación por primera vez esta semana para concienciar a la población del lugar y la historia trágica que representa, en el año 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial.
Modal de disparo
Takeshi Akuzawa, subdirector de Keio Senior High School, lleva un recorrido por los túneles subterráneos utilizados por la Armada Imperial.
Foto: AP
"Es una herencia negativa que los humanos hizo. Es el legado de los perpetradores ", dijo Takeshi Akuzawa, subdirector de Keio Senior High School, quien acompañó la gira de medios el martes. "Imagínense la enorme cantidad de gente que tuvo que morir en el último año de la guerra debido a sus operaciones."
Los túneles en forma de U invertida son un recordatorio silencioso de un momento en que se enviaron los estudiantes y muchos otros a la guerra, muchos a la muerte, a las órdenes que emanaban de este bunker bajo una escuela.
Los expertos dicen que el significado de dicha guerra sigue va en aumento, sobre todo en aquella época se desvanece de la memoria, y en medio de una resistencia creciente entre algunos japoneses que mirar el lado negativo de la historia.
Una de las mejores universidades japonesas, Keio, arrendó el sitio para la Armada en 1944 en virtud de una orden del Ministerio de Educación, después de que se redactaron y enviaron al campo de batalla a miles de maestros, el personal y los estudiantes, dejando el campus prácticamente vacío. En la tierra, la armada mandó de un dormitorio, corriendo al centro de mando subterráneo siempre que los Estados Unidos B-29 bombarderos volaron sobre.
Campus de Hiyoshi de Keio, al sur de Tokio, en Yokohama, se eligió al parecer debido a su relativa proximidad a la base naval de Yokosuka tanto y cuartel general en Tokio. El campus colina también era adecuado para una instalación subterránea.
La construcción de los túneles subterráneos comenzó en julio de 1944, la movilización de tropas y trabajadores forzados coreanos. Un espacio para el comandante en jefe Adm. Soemu Toyota y departamentos clave estaban en marcha y funcionando en pocos meses.
Universidad de Keio abrió los túneles a los medios de comunicación por primera vez para dar a conocer el sitio y la historia trágica que representa.
AP
Sólo en la habitación del jefe del comandante, el cemento en las paredes se suavizó, el suelo estaba cubierto de tatami y había una puerta. Se subió arriba y hacia abajo 126 escaleras entre los dos centros de comando - por encima y por debajo del suelo. Su habitación estaba un poco elevado para que el suelo se quedó seco, y había incluso un inodoro.
El centro de mando del túnel también tenía los conductos de ventilación, una sala de baterías, el almacenamiento de alimentos con amplio stock de sake, además de descifrar y departamentos de cable y comunicaciones. Las marcas en el techo permanecen desde donde las luces del techo colgaban.
Las condiciones para las que llevan la guerra en contraste con los de la gente común, que se escondieron en pequeños refugios de barro como bombas incendiarias llovieron del cielo, dijo Akuzawa.
Hisanao Oshima, que estaba allí de febrero a mayo de 1945, como parte de un código Morse monitoreo tripulación comunicaciones, todavía no puede olvidar los momentos cuando perdió las señales de los combatientes del kamikaze. "El sonido se detiene, y eso significa que se estrelló. No puedo conseguir que fuera de mi cabeza ", dijo en una entrevista con la cadena pública NHK.
Este sitio debe ser preservado ", por lo que podemos decir que es la prueba de por qué no debemos hacer la guerra nunca más", dijo Oshima.
Japón también construyó la sede de metro Matsushiro Imperial en el centro de Japón por el entonces emperador Hirohito y el Ejército Imperial y funcionarios clave del gobierno, mientras se preparaban para una posible guerra terrestre con los estadounidenses, a pesar de que uno nunca se utilizó.
Permanece aún existen cientos de hangares, túneles y otros en tiempos de guerra en Japón, pero muchos han sido abandonados como el interés ha decaído. Un sentimiento creciente entre algunos conservadores favorece la eliminación de dichos restos, si se les ve que retrata la historia negativa.
Las secciones de los túneles de la marina en Keio fueron dañados en un proyecto de desarrollo hace unos años, lo que llevó a expertos y voluntarios para pedir más apoyo de la ciudad para preservar el sitio.
Akuzawa dijo que lo que le pareció más como maestro fue el hecho de que la universidad fue utilizado como un centro de mando guerra para enviar a los estudiantes al campo de batalla. A la Universidad de Keio gradúan a sí mismo, que no sabía acerca de los túneles hasta que comenzó a enseñar en la escuela secundaria.
"Me siento conmovido emocionalmente cuando pienso en aquellos estudiantes enviados a la guerra eran igual que estos muchachos", dijo.
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