viernes, 5 de mayo de 2017

Cuba: La Guerra de los 10 Años

Guerra de los Diez Años
Wikipedia


Voluntarios españoles embarcándose para la guerra en Cuba, Barcelona, 1870

La Guerra de los Diez Años, también conocida como Guerra de Cuba (en España) o Guerra Grande (1868-1878), fue la primera guerra de independencia cubana contra las fuerzas reales españolas. La guerra comenzó con el Grito de Yara, en la noche del 9 al 10 de octubre de 1868, en la finca La Demajagua, en Manzanillo que pertenecía a Carlos Manuel de Céspedes.

Terminó diez años más tarde con la Paz de Zanjón o Pacto de Zanjón, donde se establece la capitulación del Ejército Independentista Cubano frente a las tropas españolas. Este acuerdo no garantizaba ninguno de los dos objetivos fundamentales de dicha guerra: la independencia de Cuba y la abolición de la esclavitud.

Antecedentes

Las "leyes especiales" prometidas en la Constitución española de 1837 nunca se promulgaron por lo que la isla de Cuba siguió regida por un Capitán General que ejercía un poder prácticamente absoluto, generalmente en favor de los grandes propietarios de las plantaciones esclavistas de caña de azúcar —la llamada "sacarocracia"—, por ejemplo, tolerando la entrada clandestina de medio millón de esclavos procedentes de África entre 1820 y 1873. Ese estado de cosas se mantuvo hasta que apareció un nuevo grupo de propietarios ligados al comercio y a las empresas tabaqueras, en su mayoría emigrantes españoles de primera o segunda generación. Los gobiernos de la Unión Liberal del general O'Donnell formaron una comisión para estudiar las reformas que se debían aplicar en Cuba pero no llegó a ninguna conclusión. En ese contexto es en el que se produjo el Grito de Yara que inició la primera guerra de la independencia cubana.7



Causas de la guerra

Causas económicas

  • Cuba estaba siendo afectada por las crisis económicas de los años 1857 y 1866.
  • Las regiones occidental y oriental tenían diferente situación económica. La región occidental era más desarrollada, tenía más esclavos, mayor producción y más facilidades de comercio que la zona oriental. Esto hacía que muchos hacendados orientales se arruinaran.
  • España imponía altos impuestos y tributos sin consultar con los habitantes de la isla.
  • España sostenía un rígido control comercial que afectaba enormemente a la economía en la isla.
  • España utilizaba los fondos extraídos de la isla para asuntos ajenos al interés cubano, como financiar grandes desembolsos armamentísticos (más de la tercera parte del presupuesto nacional), desarrollar la colonia de Fernando Poo y otros. Estos gastos se hacían en un momento que se necesitaba un fuerte proyecto inversionista para modernizar la industria azucarera, lo cual empeoraba la situación de la colonia.
  • La comprensión de la necesidad de introducir el trabajo asalariado como única vía para hacer avanzar la industria azucarera, algo poco dado en las colonias españolas.

Causas políticas


Gobierno Provisional, 1869. Figuerola, Sagasta, Ruiz Zorrilla, Prim, Serrano, Topete, López Ayala, Romero Ortiz y Lorenzana (foto de J. Laurent).

La revolución española de 1868, La Gloriosa, fue precedida por una amplia conspiración vinculada a los intereses de los criollos reformistas cubanos, emparentados con lo generales Serrano y Dulce.8 Pero la Gloriosa fue también el detonante de la revolución en Cuba, donde el ambiente estaba preparado psicológicamente desde el abandono de Santo Domingo en 1865 y la Guerra de Secesión Estadounidense. Sin embargo, la revuelta no fue encabezada por negros esclavos o libertos, sino por personajes de las clases medias. Acontecimiento que no habían previsto los criollos reformistas.9

  • España negaba a los cubanos el derecho de reunión como no fuera bajo la supervisión de un jefe militar.
  • No existía la libertad de prensa.
  • Era ilegal formar partidos políticos.
  • Fracaso de la junta de información de 1867 y con esto la agudización de las contradicciones colonia-metrópoli unido a la maduración de un pensamiento independentista con figuras como Félix Varela, José Antonio Saco y otros.

La Guerra

La insurrección independentista comenzó el 10 de octubre de 1868 con el llamado Grito de Yara pronunciado por el hacendado Carlos Manuel de Céspedes en su propiedad del oriente de la isla llamada La Demajagua, un ingenio pequeño, anticuado, pobre e hipotecado por deudas. Previamente Céspedes había liberado a sus esclavos. Sin embargo el grito de Yara no fue secundado por los hacendados del occidente de la isla, mucho más próspero que el oriente. Por su parte el "partido español" optó por enfrentarse tanto a los insurrectos como a los representantes del gobierno metropolitano que tras la revolución de 1868 pretendía introducir ciertas reformas en la isla, "por más que este programa liberalizador hubiese de ser, por fuerza, harto moderado, si pensamos que el poder estaba en manos de hombres como [los generales] Serrano o Dulce, asociados por sus respectivos matrimonios a la riqueza azucarera cubana".12



Embarque de los voluntarios para Cuba en el puerto de Cádiz, grabado de Severini en El Museo Universal, noviembre de 1869.

Así pues, la guerra comienza cuando Céspedes pone en libertad a sus esclavos y lee la Declaración de Independencia (o Manifiesto del 10 de octubre, como también se le conoce), el 10 de octubre de 1868. En este documento Céspedes explica las causas de la guerra y sus objetivos.

Esta guerra tuvo un carácter antiesclavista,13 anticolonialista y de liberación nacional. Además, desde el punto de vista cultural ayudó a que el sentimiento de nacionalismo se afianzara. Se luchó por el progreso de la economía y sociedad, por lo que tuvo un carácter contracultural.

El hito militar más relevante fue la toma de Bayamo por parte de los insurgentes, ciudad que posteriormente incendiarían. Cuando los generales enviados desde la península para combatirles, como el conde de Valmaseda o Valeriano Weyler, utilizaron la política de la tierra quemada, que ya habían usado en Santo Domingo, para dejar sin apoyos ni recursos a la guerrilla insurgente, Céspedes respondió con la misma política y ordenó la destrucción de las plantaciones de caña —«las llamas [habían de ser] los faros de nuestra libertad», afirmó— y a pedir que se sublevase a las dotaciones de esclavos —«Cuba libre es incompatible con Cuba esclavista»—. Este programa político, a pesar de que contemplaba la abolición de forma gradual e indemnizando a los propietarios, fue rechazado por los propietarios azucareros del occidente de la isla y por la burguesía de La Habana de origen metropolitano.14


Voluntarios de La Habana, de Valeriano Domínguez Bécquer, en La Ilustración de Madrid.

El Gobierno Provisional de 1868-1871 envió a Cuba al general Domingo Dulce como nuevo capitán general para iniciara ciertas reformas que pusieran fin a la sublevación, pero se encontró con la radical oposición de la alta burguesía de La Habana, que controlaba el comercio, la banca, la producción de tabaco, las navieras y otras actividades fundamentales, y que contaba con el apoyo armado de los «batallones de voluntarios del comercio».

El citado "partido peninsular" o "partido español" es el que se hizo dueño de la isla, logrando no sólo echar a Dulce sino a la mayoría de los funcionarios nombrados por los gobiernos del Sexenio Democrático. Es posible incluso que este grupo estuviera detrás del asesinato del general Juan Prim, presidente del gobierno español, que parecía dispuesto a negociar con los insurgentes, y que también fuera uno de los promotores de la Restauración borbónica en España ya que ayudó a financiar el pronunciamiento del general Arsenio Martínez Campos que el 29 de diciembre de 1874 puso fin a la Primera República Española seguramente por medio de José Cánovas del Castillo, directivo del Banco Español en la Isla de Cuba y hermano de jefe del partido alfonsino, Antonio Cánovas del Castillo.

Que la guerra durara diez años a pesar de los medios con que contaban los que se oponían a los insurgentes independentistas se debió, según Josep Fontana, a la "escasa capacidad de la metrópoli, que hubo de ver cómo se perdía la tercera parte de los soldados llevados a la isla, vestidos con malos uniformes, mal alimentados y pésimamente preparados, de modo que un 90 por 100 de los que murieron lo hicieron en hospitales y por causas naturales".15

La ofensiva de la metrópoli: la "españolización" de la isla

España, al margen de su ofensiva militar, emprendió una ofensiva paralela, la civil. Para ello, incrementó el número de contingentes de inmigrantes españoles hacia Cuba, con el objeto de "Españolizar" la isla.

Del año 1868 a 1880, llegaron a Cuba 382.476 españoles, y para el año 1898, cuando Cuba logra su independencia, eran 960.682, de los cuales 449.287 eran civiles y 511.395 eran militares.16

Población española llegada a Cuba

AñoCivilesMilitares
186815.0357.044
186914.00526.200
187013.69814.131
187111.88017.819
187215.0458.613
187314.47511.995
187414.97812.163
187514.61619.419
187612.22033.688
187710.08017.818
187810.7839.266
187915.10926.323
188012.0554.018
Total173.979208.497


Cronología

10-10-1868: levantamiento de la Demajagua, en Oriente, encabezado por Céspedes, quien lanza su Manifiesto del 10 de Octubre.
11-10-1868: ataque a Yara, primer combate de la guerra.
20-10-1868: ataque y toma de Bayamo, composición de la letra del Himno Nacional en Bayamo.
4-11-1868: primera carga al machete en Pinos de Baire.
4-11-1868: levantamiento de las Clavellinas, en Camagüey.
26-11-1868: reunión de Las Minas.
27-12-1868: desembarco de la expedición del Galvanic.
Enero de 1869: acciones de los voluntarios en La Habana.
11-01-1869: incendio de Bayamo.
07-02-1869: levantamiento de Las Villas, en el Cafetal González.
10-04-1869: asamblea de Guaímaro, constitución de la República de Cuba en Armas. Elección de Céspedes como primer presidente de dicha república.
10-04-1869: incendio de Guáimaro.
11-05-1869: desembarco de la expedición del Perrit.
13-05-1869: desembarco de la expedición de El Salvador.
1869: José Martí publica los periódicos Diablo Cojuelo y Patria Libre, donde incluye el poema «Abdala».
29-12-1869: desembarco de la expedición del Anna.
31-12-1869: desembarco de la expedición del Hornet.
06-02-1870: renuncia de Thomas Jordan al cargo de General en Jefe del Ejército Libertador de Cuba.
24/25-05-1870: desembarco de la expedición del Upton.
17-08-1870: fusilamiento del Mayor general Perucho Figueredo, compositor del Himno Nacional.
15-01-1871: deportación de Martí a España.
Abril de 1871: las autoridades españolas dan inicio a la construcción de la Trocha de Júcaro a Morón, con el objetivo de frenar el avance de las fuerzas independentistas cubanas.
Julio de 1871: inicio de la Invasión a Guantánamo.
04-08-1871: combate del Cafetal La Indiana.
08-10-1871: rescate de Sanguily.
1871: se publica la obra de Martí El presidio político en Cuba.
27-11-1871 fusilamiento de los Ocho Estudiantes de Medicina en La Habana.
1873: se publica La República Española ante la Revolución Cubana.
11-05-1873: muerte en combate del Mayor general Agramonte en Jimaguayú.
27-10-1873: destitución de Céspedes en Bijagual, le sucede en el cargo Salvador Cisneros Betancourt.
31-10-1873: captura en aguas internacionales de la expedición del Virginius.
09-11-1873: combate de La Sacra.
02-12-1873: combate de Palo Seco.
10/11-02-1874: combate del Naranjo.
27-02-1874: muerte en combate de Céspedes en San Lorenzo.
15/19-03-1874: batalla de las Guásimas.
Abril de 1874: ataque al fuerte Cascorro, muerte en combate del Teniente coronel Miguel Maceo.
05-09-1874: captura del Mayor general Calixto García en San Antonio de Baja.
06-05-1875: cruce de la Trocha e inicio de la Invasión a Las Villas.
17-04-1875: sedición de Lagunas de Varona, protagonizada por el general Vicente García González.
29-06-1875: renuncia de Salvador Cisneros Betancourt a la presidencia de la República en Armas, presionado por la sedición antes mencionada. Es sucedido por el coronel Juan Bautista Spotorno, quien promulga el decreto que lleva su nombre (Decreto Spotorno), castigando con pena de muerte a todo cubano que apoye iniciativas de paz sin independencia.
29-03-1876: Spotorno es sucedido en el cargo de presidente de la república por Tomás Estrada Palma.
04-08-1876: muerte en combate del brigadier Henry Reeve en Yaguaramas.
23/26-09-1876: toma e incendio de Las Tunas por el general Vicente García.
Octubre de 1876: fracaso de la Invasión a Las Villas. Gómez se retira del territorio.
22-02-1877: fallece en el exilio en Nueva York el vicepresidente de la República en Armas Francisco Vicente Aguilera, sin haber podido lograr sus objetivos de recaudar fondos para ayudar a los insurrectos en Cuba.
11-05-1877: sedición de Santa Rita, nuevamente protagonizada por Vicente García.
05-07-1877: carta del Mayor general Antonio Maceo al Mayor general Vicente García.
17-09-1877: sedición del Cantón de Holguín, protagonizada por José Enrique Collado.
19-10-1877: el presidente Estrada Palma es capturado por tropas españolas, encerrado en prisiones habaneras y deportado a España. Le sucede interinamente en el cargo su vicepresidente, el general Francisco Javier de Céspedes, hermano de Carlos Manuel de Céspedes.
13-12-1877: el general Vicente García sucede a Francisco Javier de Céspedes en la presidencia de la república.
04-02-1878: combate de Juan Mulato.
07/09-02-78: combate de San Ulpiano.
08-02-1878: autodisolución de la Cámara de representantes de la República de Cuba en Armas.
10-02-1878: firma del Pacto del Zanjón.
15-03-1878: protesta de Baraguá, encabezada por los hermanos Maceo.
Marzo de 1878: designación del Mayor general Manuel de Jesús Calvar como presidente provisional de la República en Armas.
Durante el año 1878: Continuación de la guerra en Oriente por los oficiales protestantes de Baraguá, con rendiciones escalonadas en mayo, junio, septiembre y octubre.
15-04-1879: protesta del Jarao, 22 km al sudeste de Sancti Spiritus, Las Villas, protagonizada por el brigadier Ramón Leocadio Bonachea, uno de los últimos oficiales cubanos protestantes en capitular.

Causas del fracaso

Regionalismo: Las tropas se negaban a salir de su zona de combate y residencia de sus familias , lo que provocaba una desigualdad en el desarrollo de la guerra.
Indisciplinas militares: En esta etapa se realizaron dos sediciones:“Lagunas de Varona” y “Santa Rita” las dos protagonizadas por Vicente García, en la región de Las Tunas; en ellas el militar pedía cambios tan drásticos como la renuncia del presidente. Posteriormente, también estalló un movimiento secesionista entre los independentistas cubanos de la región de Holguín, el cual minó, aún más, a las debilitadas tropas cubanas.
Contradicciones entre el gobierno independentista y el Ejército Libertador: El gbierno cívico-militar de la República de Cuba en Armas intervenía excesivamente en las decisiones de los altos mandos militares del ejército mambí.
Falta de unidad: El desacuerdo entre los diferentes mandos de la guerra causó un desequilibrio entre el poder militar y el civil, lo que ya se venía manifestando desde la asamblea de Guáimaro, donde no quedaron claras las facultades de cada poder.
Caudillismo: Se desarrolló entre determinados jefes militares independentistas un cierto espíritu mesiánico, lo cual los llevó a desobedecer a sus superiores.
Escasez de recursos y prolongamiento excesivo de la contienda: No se logró hacer una guerra rápida y eficaz, por lo que las tropas quedaron exhaustas y en una situación deplorable.
Cese de las expediciones de ayuda del exterior: Durante los últimos años de la guerra dejaron de arrivar a la isla expediciones de patriotas con armas y municiones de refuerzo, lo cual aisló a los mambises y los dejó sin recursos para continuar.
Traición de algunos jefes a la causa independentista: Varios jefes militares y políticos (fundamentalmente del Camagüey y algunos de Las Villas) se pasaron al bando español hacia finales de la guerra, motivados algunos por sobornos y otros por cansancio. Cabe destacar el caso de Juan Bautista Spotorno, presidente del gobierno independentista (1875-1876), quien sería uno de los principales cabecillas del Partido Autonomista (de marcados tintes anti-independentistas) luego del Pacto del Zanjón.

jueves, 4 de mayo de 2017

SGM: Polonia reescribe la Historia con autoindulgencia

Polonia reescribe su historia de la II Guerra Mundial
Un instituto oficial publica una lista con casi 9.000 guardias de Auschwitz, casi todos alemanes, que siembra dudas entre los historiadores

GUILLERMO ALTARES - El País


Guardias de la SS en el campo nazi de Auschwitz.

¿Se puede ser víctima y verdugo en un mismo conflicto? Polonia se enfrenta desde hace años a ese dilema: fue uno de los países que más sufrió en la Segunda Guerra Mundial, pero, a la vez, ciudadanos polacos cometieron actos atroces contra judíos durante el conflicto. Sin embargo, los historiadores que han tratado de sacarlos a la luz se han enfrentado a duras campañas, incluso a problemas legales, desde la llegada al poder del Gobierno ultraconservador de Ley y Justicia (PiS). El Instituto Polaco de la Memoria Nacional (INR), promovido desde el Estado, difundió  recientemente en su web los nombres de casi 9.000 guardias que trabajaron en el campo de exterminio nazi de Auschwitz. La lista ha sido bien recibida por historiadores y juristas, que consideran que representa una oportunidad para señalar y perseguir a los perpetradores, pero también ha generado ciertas dudas sobre las motivaciones políticas que esconde.


"Las autoridades polacas están llevando a cabo una política histórica radical, que tanto dentro como fuera del país presenta una visión muy idealizada del pasado nacional", explica el historiador Jan Grabowski. Polaco exiliado durante la dictadura comunista, hijo de un superviviente del Holocausto, profesor de la Universidad de Ottawa (Canadá) y uno de los grandes historiadores del exterminio, Grabowski ha publicado un libro sobre el antisemitismo en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, Caza de judíos. Traición y asesinato en la Polonia ocupada por los nazis, traducido a varios idiomas y que recibió en 2014 el premio Internacional del Yad Vashem, institución oficial israelí constituida en memoria de las víctimas del Holocausto.

La positiva recepción internacional de su ensayo, sobre todo en Alemania, provocó un aluvión de críticas por parte de la web ultraconservadora Fronda.pl, contra la que ganó una querella por difamación. Ese mismo medio calificó de “antipolaca” la película Ida, ganadora del Oscar en 2015, que también trataba el antisemitismo en la Polonia ocupada por los nazis. Jan T. Gross, profesor de la universidad estadounidense de Princeton y gran pionero en el estudio del antisemitismo polaco con su libro Vecinos, padeció también una ofensiva desde el Gobierno –con amenazas de querellas por parte del fiscal general incluidas– por haber escrito que “los polacos mataron más judíos que alemanes durante la guerra”.

“De acuerdo con un número interminable de declaraciones, conferencias y publicaciones apoyadas por las autoridades polacas, la principal característica de esa sociedad durante el Holocausto fue la ayuda que proporcionaron a sus conciudadanos, judíos perseguidos. Eso es, naturalmente, totalmente falso”, prosigue Grabowski desde Ottawa en una entrevista por correo electrónico. "En Polonia existía muy poca simpatía hacia los judíos que estaban siendo asesinados en masa, y la gente que se arriesgó a ocultarlos se enfrentaba ante todo a una posible denuncia por parte de sus vecinos".

Preguntado sobre si los historiadores que tratan estos asuntos sensibles pueden acabar siendo perseguidos en Polonia, respondió: “Todavía no, pero el Parlamento está tramitando una ley sobre la historia que impondrá penas de hasta tres años de prisión a quienes se atrevan a sostener que la sociedad polaca fue cómplice con la Shoah". Esta norma prevé también la persecución de aquellos que utilicen la expresión "campos de exterminio polacos" en vez de "campos de exterminio nazis en Polonia". Históricamente, no hay duda de que la segunda expresión es la correcta, porque los polacos no tuvieron nada que ver ni con la instalación ni con el funcionamiento de estos campos de la muerte. Sin embargo, el debate no está en torno a lo que ocurrió en los seis campos de exterminio nazis en Polonia –Chelmno, Belzec, Sobibor, Treblinka, Auschwitz-Birkenau (parte del complejo de Auschwitz) y Majdanek–, sino a lo que ocurrió fuera de ellos, que es lo que narran Gross o Grabowski en sus obras.

Cazas de judíos

En Caza de judíos, el historiador asentado en Canadá se basa en documentos de diferentes archivos que recogen procesos en los que se juzgaron casos de crímenes antisemitas durante la ocupación, perpetrados por ciudadanos polacos. Narra también lo que se conoció como Judenjagd, o Cazas de judíos, cometidas casi siempre por polacos, en las que participaron desde bomberos hasta campesinos. Según Grabowski, fueron asesinados así más de 200.000 judíos.

Para muchos observadores, la publicación de la lista de guardias de Auschwitz se enmarca en esta polémica porque la inmensa mayoría de los nombres que aparecen en ella son alemanes. En cambio, según el Instituto Polaco de la Memoria Nacional, el objetivo es señalar a los culpables del peor centro de la muerte del Holocausto, en el que fueron asesinadas 1,1 millones de personas, la inmensa mayoría judíos, y subrayar el fracaso de la justicia internacional en la persecución de los crímenes nazis. "Hemos publicado la lista más amplia y creíble con datos de los SS que trabajaron en Auschwitz, que incluye 8.502 nombres de guardias. Han sido necesarios años de investigación", señalan fuentes del Instituto. “El sistema internacional de justicia ha fracasado en la persecución de los crímenes que se cometieron en Auschwitz. La mayoría de los culpables nunca fueron procesados”.

En cuanto al hecho de que todos los nombres que aparecen en la lista sean alemanes, las mismas fuentes responden: “Todos los guardias de las SS eran alemanes y sus orígenes y familias eran comprobados por una oficina especial, responsable de la pureza racial de las SS en la Alemania nazi".

Efraim Zuroff, uno de los últimos cazadores de nazis, responsable de la oficina en Jerusalén del Centro Simon Wiesenthal, afirma: “En principio, es positivo que se haya difundido la lista, aunque el motivo real es aparentemente político y forma parte de una campaña del Gobierno polaco para enfatizar que Auschwitz era un campo nazi, no polaco, y que no sirvió allí ningún polaco”. Zuroff asegura que, efectivamente, la mayoría de los guardias de Auschwitz eran alemanes, aunque también había Volksdeutsche, personas de origen alemán que vivían en Europa del Este. La lista, recalca, es importante desde un punto de vista penal, porque una legislación alemana reciente decreta que el solo hecho de haber trabajado en un campo de exterminio es un delito en sí, cuando antes había que demostrar que se hubiese participado en crímenes concretos.

En otras palabras, antes había que demostrar con testigos y documentos que habían cometido asesinatos, ahora basta con demostrar que estuvieron en Auschwitz. En cualquier caso, tanto la lista como la polémica llegan muy tarde para los verdugos, la mayoría de los cuales han muerto sin haber sido procesados, y sobre todo para las víctimas de uno de los periodos más negros de la historia de la humanidad, que nunca acaba de cerrarse.

miércoles, 3 de mayo de 2017

GYK: Rusia devuelve un tanque israelí capturado

Israel reemplazará tanque siendo devuelto por Rusia
George Winston - WHO



Uno de los tanques israelíes capturados M48 por el ejército egipcio durante la guerra de Yom Kippur en 1973 Wrightbus / CC-BY-3.0


En 1982, las fuerzas sirias se apoderaron de un tanque de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) durante la Primera Guerra del Líbano. El tanque de Magach, basado en el tanque estadounidense M48 Patton, ha sido exhibido en el museo de tanques Kubinka cerca de Moscú. El presidente ruso Vladimir Putin ha decidido devolver el tanque a Israel.

"Agradezco al presidente ruso Vladimir Putin por acceder a mi pedido de regresar a Israel el tanque de la Batalla del Sultán Yacoub", dijo el primer ministro Benjamin Netanyahu en un comunicado publicado en el sitio web de su oficina.

Netanyahu señala lo importante que esto es para las familias de tres soldados de las FDI que desaparecieron durante la guerra. El secretario de prensa del primer ministro dijo que Israel proporcionará un tanque del mismo modelo a Rusia para su exhibición en la exposición.

"Para las familias de MIAs Zechariah Baumel, Zvi Feldman y Yehuda Katz, no ha habido nada para recordar a los muchachos y no hay tumba para visitar desde hace 34 años. El tanque es la única evidencia de la batalla y ahora está regresando a Israel gracias a la respuesta del Presidente Putin a mi petición ", dijo Netanyahu.

Netanyahu visitó Moscú para conmemorar el 25 aniversario del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Israel y Rusia.

Los tanques Magach están basados ​​en los tanques American M48 y M60 Patton. Magach 1, 2, 3 y 5 se basan en tanques M48; Magach 6 y 7 se basan en tanques M60. Fueron vendidas a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) por Alemania Occidental y más tarde por Estados Unidos, durante los años sesenta y setenta.

Varias decenas de tanques jordanos M48, capturados intactos durante la Guerra de los Seis Días de 1967, también fueron puestos en servicio, agregando a los 150 de Israel ya en servicio en ese momento.

Después de la guerra de 1967, se hicieron varias modificaciones para mejorar el tanque hasta el nivel M48A3, resultando con el Magach 3. Estas modificaciones incluyeron la sustitución del cañón original de 90 mm por el cañón de 105 mm L7 británico, bajando el perfil de la torre de mando, Y el reemplazo del motor de gasolina inflamable y débil con un diesel de 750 caballos de fuerza.

Desde los años 80 y 90, los Magachs han sido gradualmente reemplazados por tanques Merkava como el tanque de combate principal de Israel. Sin embargo, la gran mayoría del cuerpo blindado de las FDI continuó formando variantes Magach hasta la década de 1990, y el tanque fue continuamente mejorado durante este tiempo. Para 2006, todos los Magachs en unidades regulares habían sido reemplazados por Merkavas.

martes, 2 de mayo de 2017

Colonialismo: El legado actual de fronteras del Imperio Británico

Fronteras de la fantasía
The Economist





Las fronteras disputadas son una causa y un síntoma de las tensiones entre los grandes vecinos del sur de Asia. Cuando el poder colonial, Gran Bretaña, se retiró de la India dejó un legado peligroso de fronteras descuidadas o arbitrariamente dibujadas. Las tensiones entre la India y China flare de vez en cuando, especialmente a lo largo de la frontera del extremo noreste de la India, a lo largo del estado de Arunachal Pradesh. En los últimos años los funcionarios chinos han llevado a llamar a parte de la misma zona "Tíbet del Sur", a la furia de la India, ya que parece implicar una reclamación china sobre el territorio. El fracaso en acordar la frontera precisa, y luego demarcarla, asegura que los desacuerdos futuros puedan volver a estallar. Pakistán, también, está acosado por fronteras difíciles. Afganistán, al norte, ha sido durante mucho tiempo un vecino hostil. Esto se debe en gran medida a que Afganistán se niega a reconocer la frontera, conocida como la línea de Durand, entre los países atraídos por los británicos.

Sin embargo, lo más polémico de todos son las fronteras en Cachemira, donde Pakistán, India y China tienen demandas competitivas. En el momento de la independencia, en 1947, estaba claro que muchos musulmanes indios estaban decididos a romper con la India de mayoría hindú. Correspondió a un funcionario británico, que no sabía nada de la región, trazar una línea divisoria entre territorio que se convertiría en Pakistán e India. Pakistán recibió zonas dominadas por musulmanes en el lejano noroeste, además de territorio en el este (que obtuvo la independencia como Bangladesh en 1971). Se dijo a los gobernantes de algunas áreas en disputa, notablemente Cachemira, que eligieran a qué país se unirían.

Mientras los gobernantes hindúes de Cachemira prevaricaron, con la esperanza de convertirse de algún modo en un país independiente, los líderes de Pakistán decidieron forzar el asunto. Dado que Cachemira era (y es) un territorio de mayoría musulmana, Pakistán se sintió justificado al ver a jefes de guerra Pushtun cargar en el noroeste de Pakistán, a fines de 1947, para tomar el control de Cachemira. En respuesta, la India, al parecer invitada por los gobernantes de Cachemira, desplegó su ejército nacional y detuvo a los invasores tomando Srinagar, la capital de Cachemira, situada en el valle de Cachemira, la parte más codiciada del territorio. La línea de control resultante, en general, sigue siendo la frontera internacional de facto dentro de Cachemira y, en efecto, es aceptada por Paksitan y la India. Un gran número de soldados indios y paquistaníes permanecen en Cachemira hoy, ya que ambos países profesan ser la autoridad legítima para el resto de Cachemira. Para complicar las cosas, China también ha extendido su influencia y control sobre partes de Cachemira, en gran parte con el apoyo de Pakistán, un aliado.

lunes, 1 de mayo de 2017

Guerra de Vietnam: El incidente del Mayaguez (1/2)

Incidente de Mayaguez, la última batalla de la guerra de Vietnam, 3 infantes de marina fueron dejados detrás y ejecutados

Nikola Budanovic - WHO


Vigilancia aérea que muestra dos cañoneras duras del Khmer durante la toma inicial del SS Mayagüez. Por la fuerza aérea de los EEUU - public domain,

Cuando un violento régimen Khmer Rojo bajo el liderazgo de Pol Pot derrocó al gobierno de la República Khmer, respaldado por los EE.UU., Camboya estaba en el estado de emergencia. Un mes después de que los jemeres rojos tomaron el poder, ocurrió un incidente con un buque mercante estadounidense, el SS Mayagüez. El SS Mayagüez era un buque portacontenedores, que trabajaba para el ejército estadounidense.

El Mayagüez llevaba 107 contenedores de carga rutinaria, 77 contenedores de carga gubernamental y militar y 90 contenedores vacíos, todos asegurados por 5 millones de dólares. El Khmer Rouge nunca inspeccionó los contenedores, y el contenido exacto no se había revelado, pero los Mayagüez habían cargado contenedores de la Embajada de los Estados Unidos en Saigón nueve días antes de la caída de Saigón. El capitán tenía un sobre del gobierno de los Estados Unidos sólo para ser abierto en circunstancias especiales, que él destruyó.

El 12 de mayo de 1975, el barco estaba en camino a Tailandia, navegando dentro de las 12 millas náuticas de la costa de Camboya. El recién declarado régimen afirmó que se encontraban en las aguas territoriales camboyanas, a pesar de que los EE.UU. reconoció sólo tres millas náuticas frente a la costa de Camboya como el agua bajo la soberanía de los Jemeres Rojos. Los jemeres rojos asaltaron el barco con barcos rápidos. Dispararon varias rondas de ametralladoras y una granada propulsada por cohetes que se consideraron tiros de advertencia.

El capitán Miller, que estaba a cargo de la Mayaguez envió un SOS y detuvo el barco. Los jemeres rojos abordaron y obligaron al capitán a cambiar su rumbo y fondear en la isla Poulo Wai, bajo control camboyano. Los camboyanos insistieron en que el capitán debería proceder a Ream en el continente camboyano, pero debido a un mal funcionamiento del radar en la nave, se vieron obligados a permanecer en Poulo Wai. Mientras tanto, los estadounidenses estaban indignados, y la administración del Presidente Ford ya estaba preparando una misión de rescate. Las heridas de la guerra de Vietnam todavía estaban crudas, y el público exigió una reacción rápida.


Vigilancia aérea que muestra dos cañoneras duras de Khmer durante la toma inicial del SS Mayagüez. Por la fuerza aérea de los EEUU, 

En la madrugada del 13 de mayo, el barco estaba situado en la isla de Poulo Wai por aviones P-3 Orion que fueron designados para encontrar el buque desaparecido. Dos F-4 Phantoms dispararon tiros de advertencia cerca de la nave, añadiendo tensión a la ya turbulenta situación. El general John J. Burns, que era el jefe de la misión de rescate, reunió una fuerza de tarea de elementos de la III Fuerza Anfibia Marina estacionada en Filipinas y la 3ª División de Marines de Okinawa. A ellos se sumaron nueve helicópteros MH-53 "Jolly Green".

Mientras el ejército estadounidense estaba preparando planes de rescate y lanzándolos al presidente Ford, a la espera de su aprobación, los jemeres rojos evacuaron a la tripulación del Mayagüez a través de barcos de pesca y se dirigieron a Kampong Som. Esto resultó ser una mala idea, porque, en ese momento, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos había establecido un control completo sobre el área, con órdenes de disparar a cualquier buque camboyano que se acercaba. Después de que el avión de los Estados Unidos hundiera uno de los barcos rápidos del Khmer Rouge, informaron de nuevo, diciendo que un barco de pesca llevaba aproximadamente 40 caucásicos.

De inmediato se determinó que los caucásicos eran, de hecho, la tripulación de Mayagüez. El barco pesquero procedió a Kampong Som, llevando a los rehenes, pero a su llegada, un oficial camboyano en Kampong Som se negó a recibirlos por temor a la retribución estadounidense. La tripulación, custodiada por un puñado de soldados Khmer Rouge bajo el liderazgo de Sa Mean, continuó hasta la isla de Koh Rong Sanloem.

Estados Unidos estaba convencido de que los prisioneros debían haber sido llevados a Koh Tang, una gran isla frente a las costas de Camboya. Planeaban lanzar su asalto de rescate principal allí. General Burns quería apoderarse simultáneamente de la nave y de los prisioneros. En la mañana del 15 de mayo, el barco fue asaltado por un grupo de infantes de marina, después de su bombardeo con gases lacrimógenos. Finalmente se llegó a la conclusión de que el barco estaba vacío y que ninguno de los tripulantes quedaba a bordo.

Mientras tanto, el desembarco en Koh Tang comenzó. Debido a la falta de datos de inteligencia, el número de jemeres rojos en la isla fueron gravemente subestimados, lo que resultó en una carnicería. Había dos zonas designadas de la gota en la isla - DLZ del este y DLZ del oeste. La resistencia era feroz en ambos. El Ejército de Estados Unidos esperaba un personal de 20-30 soldados Khmer Rouge, mal equipados y mal motivados para enfrentar a los Marines. En su lugar, su comité de bienvenida era más que un componente de 100 hombres, y el batallón estaba equipado con armas AA y RPGs.

domingo, 30 de abril de 2017

PGM: El inventor de gas venenoso que la pasó muy mal por ello



Para el químico judío que inventó armas químicas, las consecuencias fueron terribles
La lluvia con su esposa y su familia fue trágica

Josh O'Connor | Timeline





Un ataque de gas alemán contra los soldados durante la Primera Guerra Mundial. Fechado 1914. (Archivo de historia universal / UIG vía Getty Images)

La niebla de color verde amarillento fluía hacia las tropas argelinas francesas en sus trincheras. Pensando que era humo para enmascarar un asalto alemán, los oficiales ordenaron a los hombres que se pusieran de pie y prepararan sus armas. Pero cuando la cegadora nube verde se derramó en sus trincheras, se dieron cuenta de que algo estaba horriblemente equivocado.
"El cloro se chamuscó los ojos y quemó el revestimiento de sus bronquios, causando ceguera, tos, náuseas violentas, dolor de cabeza y dolor en el pecho", escribe el historiador Jonathan Tucker. "Cientos de soldados se derrumbaron en agonía, sus insignias de plata y hebillas de inmediato empañado negro verdoso por el gas corrosivo."
Los argelinos corrieron aterrorizados, llegando a las trincheras británicas poco antes de que la ola de gas llegara allí, también.
"Claramente algo terrible estaba pasando", escribió el soldado británico Anthony Hossak en su diario. "¿Qué era? Los oficiales y los oficiales del Estado Mayor también se quedaron mirando la escena, atónitos y aturdidos; Porque en la brisa del norte llegó un olor acre y nauseabundo que hizo cosquillas en la garganta y nos hizo brillar los ojos.
La noche del jueves 22 de abril de 1915, marcó el comienzo del capítulo más horrible de la Primera Guerra Mundial: la "Guerra de los Químicos". La Convención de La Haya, que Alemania había firmado, prohibía los agentes químicos en la batalla. Pero el tabú se había roto. Los químicos británicos, franceses y americanos rápidamente comenzaron a desarrollar armas de gas propias.
El producto químico utilizado por primera vez en Ypres era el gas de cloro, o fosgeno. Fue la creación de Fritz Haber, un químico judío alemán que se convertiría en el "padre de la guerra química". No hay ninguna figura más polémica o paradójica en la química.


Profesor Fritz Haber en Berlín en 1919. (Agencia de Prensa Tópica / Getty Images)

En 1908, Haber había descubierto un método para crear amoniaco en un laboratorio, para su uso como fertilizante. Fue un descubrimiento crucialmente importante. El fertilizante aumentó enormemente la producción de la cosecha, pero hasta ese punto el amoníaco solo podía ser cosechado de fuentes limitadas y de origen natural como las excretas de los pájaros. Haber ganaría el Premio Nobel de Química de 1918 por la síntesis de amoníaco, considerada como la innovación tecnológica más importante del siglo XX. Se salvó a miles de millones de personas de hambre y todavía ayuda a alimentar a una mitad estimada de la población mundial de hoy.
Pero el proceso también podría utilizarse para fabricar explosivos. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, Haber, un patriota ferviente, se puso un uniforme y se volvió a la investigación de armas para ayudar a los alemanes ganar.
Después de que los militares le pidieran que experimentara con gases lacrimógenos, Haber descubrió el fosgeno.
El general Erich von Falkenhayn, el principal comandante militar de Alemania, consideró el gas como "poco equívoco", pero ordenó su uso en Ypres con la esperanza de una victoria rápida .
Su subordinado en Ypres, el general Berthold von Deimling, escribió: «Debo confesar que la comisión de envenenamiento del enemigo, tal como uno envenena a las ratas, me golpeó como cualquier soldado sencillo: me repugnaba». Pero siguió a Falkenhayn No obstante. Haber supervisó la liberación del mismo fosgeno.
Después del ataque de gas, la esposa de Haber, Clara, estaba horrorizada. También fue una brillante química, la primera mujer en obtener un doctorado en química de la Universidad de Breslau. Pero después de casarse con Haber, la carrera de Clara fue ensillada con las responsabilidades de ama de casa y más tarde, madre. Ella trató de continuar su investigación y hablar compromisos, pero se enfadó al descubrir que el público pensaba que Haber había escrito sus discursos para ella. Clara también se resentía de los frecuentes viajes y charlatanería de Haber.


(L) Una sección microscópica de pulmón humano congestionada por envenenamiento por fosgeno. / (R) Clara Immerwahr era una opositora vocal de su trabajo de maridos. (Wikimedia)

Antimilitarista, Clara denunció públicamente a su marido por pervertir los ideales de la ciencia. Ella llamó a su investigación de gas venenoso "un signo de barbarie, corrompiendo la misma disciplina que debería traer nuevos conocimientos a la vida". Haber dijo en privado que sus declaraciones equivalían a traición.
Pocas noches después del ataque de Ypres, en la noche del 1 de mayo, Clara se enfrentó a Haber y discutieron amargamente. Después de la medianoche, Clara se acercó a la funda de su marido y retiró su revólver de servicio. Salió y se disparó en el corazón.
A la mañana siguiente, Haber partió hacia el frente oriental para supervisar la primera liberación de gas venenoso en las tropas rusas. Dejó atrás a su hijo, de sólo 13 años, que había descubierto el cadáver de su madre.
A pesar de los ataques públicos de Haber contra Clara, fue atormentado por su suicidio.
"Escucho en mi corazón las palabras que la pobre mujer dijo una vez", escribió en una carta poco después. "Veo su cabeza saliendo de órdenes y telegramas, y sufro."
Después de que los aliados aprendieron a defenderse contra el gas de cloro con máscaras y pañuelos empapados en soluciones, Haber desarrolló otro gas para eludir esas defensas. La mostaza de nitrógeno fue absorbida a través de la piel. Las máscaras eran inútiles, e incluso la ropa completa no protegía contra ella. Los síntomas pueden aparecer 10 o más horas después de la exposición. Y eran horribles. Incurables ampollas irrumpieron en la piel. Los soldados que inhalaron tardaron semanas en morir dolorosamente, tosiendo sangre. Con su olor ajo y palidez amarilla, el "gas mostaza" se hizo infame a las tropas como el "rey de los gases de guerra".


Soldados austriacos con máscaras de gas, atrincherados en el frente occidental. (Colección de Hulton-Deutsch / Corbis vía las imágenes de Getty)

Después de la guerra, Haber centró su investigación en los pesticidas. Pero cuando los nazis tomaron el poder en los años 30, el sentimiento antijudío creció. A principios de 1933, a Haber se le prohibió entrar en su laboratorio. El portero le dijo: "El judío Haber no está permitido aquí." Haber huyó del país. Murió en un ataque al corazón en 1934 en Suiza.
Pero su historia no terminó allí. Los químicos alemanes comenzaron a experimentar con uno de los pesticidas que Haber había desarrollado.
"De los legados de Haber, este fue el más amargo", afirma la BBC Chris Bowlby. "Para esta investigación se desarrolló más tarde en el proceso de Zyklon, utilizado por los nazis para asesinar a millones de personas en sus campos de exterminio, incluida su propia familia extensa".
En química, sin embargo, todo tiene una segunda vida. Haber tendría un tiro final en la redención.
Mientras la Segunda Guerra Mundial se alzaba, los investigadores de la escuela de medicina de Yale comenzaron a estudiar formas de combatir el gas mostaza. Se dieron cuenta de que sus víctimas tenían sorprendentemente bajos recuentos de glóbulos blancos y teorizaron que la mostaza nitrogenada mataba células blancas de sangre. Por cierto, los cánceres de glóbulos blancos están entre los más agresivos. Los médicos teorizaron que el asesino podría ser una cura.
Efectivamente, cuando inyectaron mostaza de nitrógeno en un hombre con linfoma avanzado, rápidamente y radicalmente redujo el tamaño de su cáncer. La mostaza de nitrógeno se convirtió en la base de la quimioterapia, y todavía se utiliza para combatir ciertos tipos de cáncer.

sábado, 29 de abril de 2017

SGM: El nazi (otro más) que vivió en Argentina y murió en Paraguay

La asombrosa historia del criminal nazi que acabó bajo el bisturí de estudiantes de medicina paraguayos
Eduard Roschmann, alias Federico Wegener, vivió en Argentina y murió en Paraguay después de una larga fuga y con un periodista pisándole los talones. El tercer capítulo de los nazis que se escondieron en Sudamérica, en la pluma y el recuerdo de Alfredo Serra
Por Alfredo Serra | Especial para Infobae




Eduard Roschmann, comandante del campo de concentración en la capital de Letonia y responsable de la muerte de 40.000 judíos, terminó en una morgue paraguaya como objeto de estudio de aprendices de medicina

"En los ómnibus que oficiaban como cámaras de gas, Roschmann había ordenado pintar en los vidrios las figuras de seres humanos sonriendo. El que los veía pensaba, tal vez, que era gente feliz camino a su weekend. Pero en ese mismo momento, morían asfixiados adentro". (Frederick Forsyth, testimonio de 1977)

De cuantos sucesos extraños me ha deparado mi oficio, éste es el mayor. En 1972, Forsyth escribió uno de sus grandes best-sellers: "Odessa", basado en la organización del mismo nombre que protegió a criminales nazis del derrotado Tercer Reich. Eligió como protagonista a Eduard Roschmann, un SS que huyó de Alemania sin dejar rastros.


La primera mitad del libro es real: una biografía del SS hasta su desaparición. La segunda, ficción: un periodista lo busca para vengarse porque Roschmann asesinó a su padre. Pero esa segunda parte -la real- es la que yo investigué hasta su muerte siguiendo cada uno de sus pasos. Completé lo que para Forsyth hubiera sido imposible…

Lo que sigue es la exacta verdad.


Eduard Roschmann también fue protagonista de la novela best seller “Odessa”, del británico Frederick Forsyth, y del film del mismo nombre

Casi todos los pasajeros que iban en el ómnibus sonreían. Casi todos. El único gesto hosco, huidizo, era el del hombre del asiento número 23 -izquierda, ventanilla-: un hombre gordo, de cara roja y espeso bigote negro. A las ocho en punto de la noche del 6 de julio de 1977, el ómnibus de la compañía La Internacional -gris, con los colores de la bandera paraguaya pintados a lo largo- salió de Buenos Aires rumbo a Puerto Falcón, a 15 kilómetros de Asunción del Paraguay.

Un cuarto de hora antes, el hombre había llegado en un taxi a la estación terminal, jadeante, y se había desplomado en su asiento. Vestía pantalón negro, saco sport gris muy grueso, camisa blanca, corbata azul, y un sombrero brilloso por el uso y algo echado hacia delante le tapaba la cara. Mientras aseguraba su equipaje, su compañero de asiento bajó la vista: el hombre, a pesar de su sombrero y de su severa ropa, llevaba zapatillas deportivas blancas. Más tarde, en la primera parada, cuando el hombre bajó para tomar un café, su compañero de asiento notó que rengueaba.

A lo largo del viaje, el hombre se mantuvo despierto. Mientras pudo se sumergió en las páginas de un libro escrito en alemán. Cuando el chofer apagó las luces, guardó el libro en uno de los bolsillos de su saco y se quedó inmóvil, con los ojos fijos en el vidrio, como si quisiera descifrar el paisaje borrado por la noche.

El ómnibus llegó a Puerto Falcón el 7 de julio a las tres de la tarde. Asunción gemía bajo 32 grados y 90 de humedad. Unas nubes oscuras con borde violeta estaban a punto de estallar en diluvio.

El hombre bajó del ómnibus y se mezcló entre la gente, en la ruidosa terminal Brújula: una confusa geografía en la esquina de Presidente Franco y Colón. Adormilado, entró a una de las casas de cambio y metió un billete de 100 dólares por el hueco abierto en el vidrio blindado de la ventanilla. El empleado le dio 11.300 guaraníes.


Eduard Roschmann, “el carnicero de Riga”, vivió en Olivos, Buenos Aires, con documentos argentinos a nombre de Federico Wegener

A las tres y veinte se sentó en una mesa de la Pez Mar, una antigua taberna, y pidió una gaseosa de cualquier marca, "pero bien helada", exigió. Le sirvieron Guaraná, y se la tomó de un golpe. Mientras pagaba le preguntó al mozo si conocía alguna pensión tranquila. El mozo anotó en una servilleta: "Señora Ríos, Iturbe 859".

A las cuatro de la tarde, Juana Echagüe de Ríos, flaca, morena, de 65 años, tomaba tereré en el ancho patio de su pensión de la calle Iturbe, sentada en un sillón de mimbre, cuando un taxi celeste frenó delante de la puerta. El hombre, con el pesado saco colgado del brazo, cruzó el angosto pasillo de entrada y saludó. Juana Echagüe lo miró de arriba abajo: un hábito que después de cuarenta años de oficio le bastaba para aprobar o rechazar al cliente.

-Necesito una pieza. ¿Tiene algo?

-Tengo.

-¿Cuál es el precio?

-Cuatrocientos guaraníes por día con pensión completa.

Aceptó sin mirar siquiera el lugar. Pagó diez días por adelantado. Puso su cédula de identidad en la rugosa mano de la mujer y se hundió en la pieza: un cuadrado de cinco por cinco pintado de rosa furioso, con puerta y ventana verdes, cinco camas de una plaza (una, coronada por un enorme mosquitero), dos roperos que conocieron tiempos mejores y una mesa cubierta por hule deshilachado, albergue de botellas de vino vacías, fruta, remedios y revistas deshojadas.


El hombre no abrió la valija. Colgó el sombrero en un clavo y se tiró en la cama. Sus cuatro compañeros dormían la siesta con los pies desnudos y la cara tapada con revistas. Cuando se despertaron los saludó apenas con un gesto. Los cuatro eran chinos y sólo hablaban chino. Esa noche, mientras devoraba un guiso de fideos en la mesa común, instalada en el patio, se enteró de que los chinos trabajaban como vendedores ambulantes.

En los días que siguieron, Juana Echagüe trató de arrancarle algunas confesiones. Inútil. Se estrelló contra un pétreo silencio. Pero, como una araña en su tela, la dueña de la pensión esperaba su oportunidad. "En algún momento –pensaba–, este hombre me contará su historia". Acaso con la complicidad de la noche, o el café, que tanto le gustaba.


Eduard Roschmann era austríaco y había nacido en 1908. Pero, según el documento argentino, se llamaba Federico Wegener, y era un checo nacido en junio de 1914 (Nazis en las sombras, Atlántida)

Pero el hombre no se rendía. Se levantaba al amanecer. Desayunaba -pan, manteca, dulce, mucho café- y volvía a la miserable pieza. No se levantaba de la cama ni siquiera cuando limpiaban. Respiraba con dificultad y se agitaba por nada. Leía revistas (siempre las mismas), y el libro escrito en alemán. No hablaba por teléfono ni recibía llamadas. Jamás le llegó una carta. Una vez, ella lo sorprendió mientras quemaba en el baño una de las revistas que guardaba debajo del colchón…

A la hora del almuerzo se sentaba, puntual, en la cabecera. Oía la charla de todos, pero no abría la boca. Comía con avidez. Casi con ferocidad. Con el último bocado volvía a la pieza. Salía otra vez para tomar la merienda y esperaba en la cama, alumbrado por una lámpara sin pantalla, las palmadas que anunciaban la comida de la noche. Aceptaba cualquier menú. Luego, vuelta a la cama. No intentaba hablar con los chinos ni los chinos se esforzaban por hablar con él. Vivían juntos. Los unía la promiscuidad. Pero no había entre ellos siquiera una precaria forma de comunicación.

El día número diez, la dueña de la pensión le preguntó a quemarropa qué hacía en Asunción. El hombre le dijo que había ido a visitar a una amiga alemana, pero que no podía encontrarla. Ella advirtió que mentía: nunca había salido de la pensión… Pero aprovechó la brecha para preguntarle algunas cosas más.

El hombre le dijo que nació en Checoslovaquia. Hablaba con fuerte acento alemán y no entendía bien el español. Había que repetirle frases, ya que preguntaba con muletillas: "¿Cómo dice? ¿Dice usted?". También reveló no tener familia y trabajar como empleado. Pero el undécimo día rompió la reclusión.

Salió a las cinco de la tarde y volvió tres horas después con un paquete en la mano. Un pantalón que compró en la casa Monarca, en pleno centro, y que pagó 1.500 guaraníes. Cuando la dueña estaba a punto de darse por vencida empezaron a suceder cosas extrañas.

El día decimoquinto, por la mañana, uno de los chinos abandonó la pensión. Una hora después ocupó la cama libre un uruguayo joven, de pobrísimo aspecto. Al otro día, cuando Juana asomó su cabeza para anunciar que el desayuno estaba servido descubrió que el uruguayo había desaparecido. En ese momento, su enigmático cliente salía del baño.

-Me robó. El uruguayo me robó cinco mil guaraníes y dos camisas.

-Ya mismo llamo a la policía.

-No, por favor. No llame a nadie. No importa.

Ella insistió. Y por primera vez, el hombre perdió la calma.

–¡La policía no! ¡La policía no! ¡Deje todo como está!


El terrible hacinamiento en los campos de concentración. Así dormían los prisioneros judíos del régimen nazi (Archivo)

Tres días más tarde empezó el final de la historia. La noche del 25 de julio comió con brutalidad. Después del postre -dos enormes pedazos de mamón en almíbar- rechazó el café, dijo que estaba muy fatigado y se acostó vestido. A las seis de la mañana del otro día, uno de los chinos se despertó sobresaltado por unos ronquidos.

Saltó de la cama. El hombre estaba violeta. Tenía los ojos abiertos, y su boca dejaba escapar algo parecido a la espuma. Los gritos del chino alertaron a toda la pensión.

Epifanio Ríos, hijo de la dueña, salió a la calle y llamó un taxi. Lo envolvieron en una frazada, lo metieron en el taxi y lo llevaron al Hospital de Clínicas, a unos tres kilómetros del centro. Félix Motta, uno de los médicos residentes, ordenó que lo internaran en la sala B de la primera cátedra de Clínica Médica: un rectángulo de quince por siete casi centenario y recién pintado de verde claro. Lo acostaron en la cama número 16, debajo de una repisa llena de flores de material plástico.

Motta, después de revisarlo, informó que estaba en coma. Sin embargo, no murió. Resistió ese día, el otro, el tercero. Los médicos le hicieron una traqueotomía.

El primer día de agosto se levantó de la cama. El 4 pidió permiso para volver a la pensión y sacar su equipaje. Tomó un taxi en la puerta del hospital, entró en la pensión, hizo su valija en cinco minutos y se despidió de la dueña.

-¿No va a volver?

-No sé. Pero me espera un tratamiento muy largo. No vale la pena que pierda un cliente por guardarme la pieza…

Al otro día, 5 de agosto, la enfermera Mirtha Rodríguez no lo encontró en su cama. Temprano, mezclado entre los otros enfermos y las visitas, bajó por la escalera (la sala B está en el primer piso), atravesó el enorme patio y salió a la calle. Volvió cinco horas después. Le preguntaron adónde había ido, pero se encerró en un terco silencio: como en sus días en la pensión.

El día 10 a las siete de la mañana, la misma enfermera se acercó a la cama 16 con el termómetro en la mano. El hombre tenía los ojos abiertos. El brazo derecho colgaba fuera de la cama. La sábana, retorcida, dejaba sus pies al descubierto. Pies mutilados. Un solo dedo en el derecho y cuatro en el izquierdo.


A Roschmann le faltaba un dedo del izquierdo y tres del derecho, amputados después de su fuga por la nieve tras el suicidio de Hitler (Nazis en las sombras, Atlántida)

Estaba muerto. Hora del final: 0.45. Causa: infarto de miocardio. Cerca de la medianoche del mismo día 10, uno de los secretarios de redacción del diario ABC Color revisaba las últimas pruebas de la edición. Sonó el teléfono. Una voz de una mujer dijo: "Esta mañana murió un hombre en el Hospital de Clínicas, Federico Wegener. Investiguen. Ese hombre es Eduard Roschmann, el criminal de guerra".

Una hora más tarde, la morgue del Hospital de Clínicas se iluminó con el resplandor de los flashes. Federico Wegener, el pensionista silencioso de la calle Iturbe, estaba sobre una gastada mesa de mármol. Su cara, su bigote, las cicatrices de su cuerpo, sus pies mutilados, eran pistas. Pero no definitivas.

Al amanecer del 11 de agosto, el comisario de la primera sección de Asunción revisó todos los papeles del muerto. Entre ellos, una libreta de enrolamiento argentina número 8209470 a nombre de Federico Wegener, nacido el 21 de junio de 1914 en Eger, Sudeti, Checoslovaquia. Y una cédula de identidad argentina, Policía Federal, número 7.550.943, del 9 de noviembre de 1967. Fecha de entrada a la Argentina: 2 de octubre de 1948.

"No es Roschmann. Alguien murió por él", dijo Simón Wiesenthal en su bunker: el Centro de Documentación Judía de Viena. Acababa de recibir un cable con la noticia de la muerte de Federico Wegener. Con esa misma frase empezó, dos horas más tarde, esta conversación telefónica con él.

-Insisto. No es Roschmann. Alguien murió por él. La organización es tan grande que puede disponer de cadáveres de reemplazo. Según mis informantes, Roschmann está en Bolivia.

-Pero hay muchas coincidencias, Wisenthal. Los dedos de los pies cortados, por ejemplo.

-Sí, lo leí en un cable. Eso me confunde. No tengo ese dato.

-Sin embargo, Forsyth asegura que sí. (Nota: un mes antes, el escritor le dijo a una enviada especial que Roschmann perdió los dedos de los pies por congelamiento. A fines del invierno de 1948, mientras lo llevaban detenido de Graz a Dacha, saltó del tren por la ventanilla del baño. Había mucha nieve, y caminó varios kilómetros hasta una población. Se le congelaron los pies. La gangrena obligó a un médico a cortarle los dedos).

-¿Qué archivos consultó Forsyth para lograr sacar esos datos?

-Los archivos británicos.

-Entonces es posible que sea Roschmann. Mi ficha sobre él no es demasiado completa.


Roschmann en la camilla de la morgue de Asunción, Paraguay. Murió en julio de 1977 de un ataque al corazón. Nadie sabía su nombre: era un NN (Nazis en las sombras, Atlántida)

Emilio Wolf es un fiambrero próspero. Su negocio, La Alemana número 1, está en la calle Yegros, centro de Asunción. Cuando vio la fotografía de Wegener en los diarios no pudo reprimir el grito: "Ese hombre es Roschmann! No puedo equivocarme. Si lo hubiera encontrado por la calle, yo mismo lo habría matado!

Ese mismo día lo entrevistó un periodista del ABC Color. Y veinticuatro horas después, siete balas se clavaron en el frente de la fiambrería. Crucé la calle -yo vivía en el hotel de enfrente-.

-¿Qué pasó?

-Lo que tenía que pasar. Ayer, después de la nota en el diario, recibí cuarenta amenazas de muerte. Pero no le tengo miedo ni a un batallón de nazis.

-¿Por qué está tan seguro de que el muerto es Roschmann?

-Estuve en siete campos de concentración. En tres estuvo Roschmann. Pasaron muchos años. Pero cuando alguien te da una paliza todos los días, no te olvidás de él aunque engorde, se quede pelado o se haga cirugía estética. La mirada de su fotografía es la misma del hombre que gozaba castigando a los prisioneros con un látigo de alambre.

Doce del mediodía del sábado 13 en Asunción. Estoy a punto de partir. Bajo la luz agónica de una lámpara, sobre una mesa de mármol, veo por última vez el cadáver de Federico Wegener o Eduardo Roschmann. Afuera, 160 estudiantes del primer curso de Anatomía ríen, hablan, cantan. Salgo. Uno de ellos me pregunta.

-¿Nadie reclamó el cadáver?

-Nadie.

-Qué bien.

-¿Por qué?

-Somos futuros médicos. Necesitamos cadáveres para estudiar, y no tenemos muchos. Podemos usar su cuerpo para las clases prácticas.

En 1944, ese hombre que está tapado con una lona verde sobre una mesa de mármol, mandó a la muerte a 80 mil judíos. Y ahora, mediodía del sábado, es apenas un despojo que espera el bisturí.

Su fuga duró 34 días: su infierno privado. No lo alcanzó el castigo: extradición, juicio, condena, horca. Caso cerrado. Me voy. Lo último que veo y oigo es un grupo de muchachos con guardapolvo blanco celebrando la llegada de un cadáver sin dueño. Como un acto de justicia. Como una sinfonía.

viernes, 28 de abril de 2017

Conflictos americanos: La guerra de las 100 horas (parte 3)

La Guerra de las 100 Horas (Parte 3) 
por Mario A. Overall | 20-Apr-04 

Parte 1 | Parte 2 | Parte 3

4. Inicio de las Hostilidades (14 de Julio) 
Increíblemente, casi todas las operaciones militares de la Guerra de las Cien Horas están envueltas en la polémica. El conflicto aún genera largas y encarnizadas discusiones, casi todas ellas sobre si realmente se produjo tal o cual bombardeo, o ésta o aquella misión. Para empeorar más las cosas para los historiadores que pretenden estudiar el conflicto, la tradicional fuente de información en éstos casos La Prensa local- no puede tomarse en cuenta, pues tanto en Honduras como en El Salvador, los medios de información estaban fungiendo como entes de propaganda. 



En todo caso, para fines de este estudio nos basaremos en los escasos partes militares de ambos ejércitos y en documentos del departamento de estado de los Estados Unidos para tratar de esclarecer lo que realmente sucedió, tratando de ahondar un poco en las inconsistencias de manera que podamos dilucidar los hechos. También echaremos mano de los datos vertidos en largas discusiones sostenidas en el Foro del website de la Sociedad Histórica de la Aviación Latinoamericana (www.laahs.com) en las cuales participaron historiadores de las Fuerzas Aéreas de Honduras y El Salvador. Finalmente, también tomaremos información de varios libros que se publicaron al respecto, de donde trataremos de dejar fuera el patriotismo, la diatriba épica y los sentimientos nacionalistas, los cuales, a veces, nos hacen perder la perspectiva de los hechos. Con esa aclaración hecha, procederemos a analizar el primer día de la guerra: 14 de Julio de 1969. 

El Alto Mando Salvadoreño había fijado el Día D de la campaña contra Honduras para el 14 de Julio de 1969. La acción inicial a ejecutarse estaría a cargo de la FAS y sería un bombardeo sobre el aeropuerto de Toncontín, en Tegucigalpa, sede del cuartel general de la FAH. Simultáneamente se lanzarían ataques aéreos a las poblaciones de Catacamas, San Pedro Sula, Valladolid, Nueva Ocotepeque, San Marcos Ocotepeque, Santa Rosa de Copán, Nacaome, Amapala, Quipure, Yoro, Guarita, Jinigual, La Labor y La Virtud. En la operación estarían involucrados todos los aviones de la FAS y catorce aviones civiles, los cuales también serían utilizados como bombarderos, pues se les había equipado con dispositivos - construidos por mecánicos de la FAS - que permitían lanzar morteros de 60 y 81mm. 

A falta de aviones de bombardeo, se instalarían rieles de carga en el piso de los transportes C-47 Salvadoreños con el objeto de facilitar el lanzamiento de bombas por la puerta lateral, convirtiendo dichos aviones en bombarderos improvisados. Tal práctica se convertiría en algo común en ambas Fuerzas Aéreas durante la guerra, ya que como veremos más adelante, la FAH también utilizaría éste singular método. 

Los aviones Salvadoreños empezaron a salir del aeropuerto internacional de Ilopango en San Salvador en donde se ubicaba el cuartel general de la Fuerza Aérea- antes de las 17:00 horas, de manera que pudieran atacar los blancos asignados aún con suficiente luz, y escapar protegidos por la obscuridad luego de haber efectuado la misión. La hora H estaba fijada para las 18:10, hora en que los primeros aviones deberían estar sobre sus blancos asignados. 

El C-47 FAS-104 , tripulado por los mayores Jorge Domínguez y Fidel Fernández, apoyados por los sargentos Miguel Tónchez y Miguel Jiménez, llega a Toncontín con nueve minutos de retraso, y sin mayores preámbulos, empieza a lanzar su carga explosiva sobre el aeropuerto. Las bombas de 100 libras son deslizadas, una por una, sobre los rieles fijados al piso hasta la puerta de carga, en donde uno de los sargentos las empuja hacia el vacío. Se escuchan las primeras explosiones, al tiempo que las luces de Tegucigalpa se extinguen. Hay fuego antiaéreo tratando de derribar al C-47 que vuela a 8 mil pies, pero éste logra evadirlo en la obscuridad. Los escoltas del FAS-104, dos Cavalier Mustang armados con bombas, despegan de Ilopango minutos después de que el C-47 lo hiciera, sin embargo y por razones que se desconocen, no llegan hasta Toncontín, prefiriendo arrojar sus bombas en las aldeas de Jalteva, El Suyatal, y Guaimaca. Igual sucede con otro C-47 que, habiendo sido enviado a Toncontín, bombardea Catacamas. 

En la base de La Mesa, San Pedro Sula, la noticia del ataque a Tegucigalpa se riega como pólvora. Los pilotos son alertados y poco después cuatro F4U y un T-28 despegan en busca de aviones Salvadoreños que pudieran estar aproximándose a la base. Sin embargo, la búsqueda, que se había extendido hasta las inmediaciones de la población del Cañaveral, resulta infructuosa. Por su parte, los cinco FG-1D Salvadoreños que tenían la misión de atacar La Mesa, inexplicablemente lanzan sus bombas sobre Santa Rosa de Copán y Nueva Ocotepeque, para luego regresar a territorio Salvadoreño. Por qué bombardean esos sitios es uno de los misterios más grandes de la guerra. Algunos historiadores especulan que los pilotos perdieron el rumbo hacia La Mesa, mientras que otros hablan de que había mal tiempo lo que les impidió continuar (No obstante los reportes Meteorológicos de la época dicen que el clima fue excelente durante todo el mes de Julio, al menos sobre las áreas de operaciones), y otros más dicen que los pilotos simplemente confundieron el blanco por errores de navegación y por el desconocimiento del terreno. 



Mientras eso sucedía, el resto de aviones civiles Salvadoreños lograba atacar las posiciones que se les habían designado, pudiendo regresar a su país sin mayores consecuencias. Es de hacer notar que, salvo los Cavalier Mustang, todos los aviones Salvadoreños regresarían a los aeródromos de dispersión en lugar de hacerlo a Ilopango. 

Poco antes del anochecer el alto mando de la FAS se entera que uno de los Cavalier Mustang, específicamente el TF-51D FAS-400 piloteado por el Capitán Benjamín Trabanino Santos, se ha visto forzado a aterrizar en el aeropuerto La Aurora, Guatemala, a causa de una supuesta emergencia. No se sabe a ciencia cierta cual era el blanco que el Capitán Trabanino debía atacar, pero de haber sido Nueva Ocotepeque, lo cual es improbable pues ningún Cavalier Mustang atacó ó fue visto en el sector ese día, no se puede explicar el motivo por el cual haya volado hasta la Ciudad de Guatemala, a casi 146 millas náuticas de distancia, para solventar la emergencia; máxime cuando le quedaba más cerca Ilopango, su base de operaciones. En todo caso, esto implicaba que el avión sería internado en Guatemala siguiendo los estatutos internacionales, y sería devuelto hasta el final de la guerra, dejando a la FAS con un avión y un piloto menos. 

Como era de esperarse, el ataque de la aviación Salvadoreña toma completamente por sorpresa a los Hondureños. Salvo un reporte de avistamiento de dos Cavalier Mustang en dirección de Tegucigalpa, enviado tardíamente desde Marcala, la FAH no supo que los Salvadoreños iniciaban los ataques, y no fue sino hasta que se escucharon las explosiones de las bombas soltadas por el C-47 FAS-104 sobre Toncontín, que se tomaron las primeras medidas de defensa. Esto se debió básicamente a que a pesar de la situación imperante entre los dos países a finales de Junio y principios de Julio, el gobierno Hondureño nunca pensó que El Salvador se le viniese encima y por lo mismo no se había ordenado un estado de alerta, que en la FAH significaba despegar en menos 5 minutos. 

Los F4Us y T-28s Hondureños tenían varios días de estar realizando patrullajes a lo largo de la frontera con El Salvador, pero para la tarde del 14 de Julio, los aviones ya estaban en tierra, y para empeorar las cosas, esa misma tarde el Comandante de la FAH, Coronel Enrique Soto Cano, había autorizado a sus pilotos para que fueran a sus casas a cambiarse de ropa y ver a sus familias después de varios días de ausencia. 

En todo caso, luego del bombardeo del C-47 Salvadoreño a Toncontín, cuatro F4U Hondureños despegan en su búsqueda, pero la obscuridad les impide ubicarlo. Durante el regreso a la base, uno de los F4U por poco y se sale de la pista luego de aterrizar, mientras que otro resulta con daños en su hélice debido a que toca tierra bruscamente. Es de hacer notar que Toncontín, en esa época, no tenía luces en su pista, por lo que no estaban autorizadas las operaciones nocturnas. 

Más tarde, luego de una inspección a la base y el aeropuerto de Toncontín, se determina que las bombas Salvadoreñas habían errado el blanco por completo, cayendo algunas en una montaña despoblada al Sur del aeropuerto, otras más en las inmediaciones de la colonia San José, cerca de Comayagüela, y las últimas en las cercanías de la colonia 15 de Septiembre. En resumen, no se reportaban daños materiales en el aeropuerto. Informes similares se reciben desde todas las áreas bombardeadas. 

Al final de cuentas, el masivo ataque Salvadoreño ha tenido más valor psicológico que táctico, ya que a pesar de su excelente planificación, se dejan de lado los objetivos que cualquier otra arma aérea hubiera atacado, en éste caso en particular: la refinería de Puerto Cortés y las instalaciones de almacenamiento de combustible de aviación en Toncontín, esto sin mencionar el 40% de los aviones de la FAH estacionados en La Mesa, San Pedro Sula. Por increíble que parezca, las FAS había preferido atacar once poblaciones entre ellas tres aldeas- sin ningún valor estratégico ó táctico, donde se producen daños insignificantes que en el gran esquema de las cosas, son irrelevantes totalmente. Así mismo, no se comprende por qué el ataque sobre Toncontín fue tan débil y tan mal ejecutado. 

Por su parte, el Ejército Salvadoreño entraba también en acción luego del ataque sorpresivo de la FAS a Honduras, de manera que el primer Teatro de Operaciones en activarse sería el de Oriente TOO- ubicado en la zona de El Amatillo, muy cerca del Golfo de Fonseca. La misión de las tropas que integraban el TOO era cruzar el río Goascorán y avanzar hasta tomar Nacaome, en el departamento Hondureño de Choluteca. Para el efecto, los batallones IV, V y XI, apoyados por piezas de artillería empiezan a atacar las posiciones del Agrupamiento Táctico Apolo 1 del Ejército de Honduras. Dicho agrupamiento estaba conformado por el Batallón de Infantería No. 11 La Trinidad y el Batallón 1 de Infantería, ambos distribuidos en las poblaciones de Amapala, San Lorenzo, Alianza, Goascorán, Aramecina y Caridad, con su centro de mando en Nacaome. 
En contraste, las tropas Salvadoreñas en los Teatros de Operaciones Norte y de Chalatenango TON y TACH respectivamente- no atacarían ese día, pero si debían movilizarse a sus ubicaciones asignadas previo a avanzar hacia sus objetivos en Honduras, que en éste caso eran Nueva Ocotepeque la cual debÃ-a ser tomada por las tropas del TON y los territorios al norte de Chalatenango, que debían ser ocupados por el TOCH. Involucrados en estas operaciones estaban los batallones de Infantería I, VIII y la denominada Fuerza Expedicionaria de la Guardia Nacional. 

Haciéndole frente a estas tropas Salvadoreñas, el Alto Mando Hondureño ubicaba el Batallón 10 de Infantería Coronel José Joaquín Rivera en Marcala, con sus unidades distribuidas en San Antonio del Norte, Mercedes de Oriente, San Sebastián Estancia y Sabanetas. Así mismo, otras columnas del Ejército Hondureño eran desplegadas a la Zona de Nueva Ocotepeque, en directa oposición a las tropas Salvadoreñas que conformaban el TON. 

En Tegucigalpa, pasaría algún tiempo para que el Alto Mando Hondureño saliera de su estupor y organizara una retaliación luego del sorpresivo ataque aéreo. La autorización para atacar El Salvador vendría del presidente López Arellano a eso de las 23:00 horas. Trabajo le había costado al Coronel Enrique Soto Cano, comandante de la Fuerza Aérea, convencer al presidente y al Estado Mayor sobre la necesidad de devolver el golpe, pero tierra adentro, en el mismo corazón de El Salvador. Desde el punto de vista del Coronel Soto Cano, era de importancia capital el realizar ataques contundentes contra bases de la FAS y destruir sus aviones en tierra, esto con el fin de obtener desde el inicio la superioridad aérea. Así mismo, consideraba que se debían atacar y destruir los depósitos de combustible Salvadoreños y así limitar el accionar de su Ejército. 

Por increíble que parezca, el presidente López Arellano y su Estado Mayor, integrado casi en su totalidad por oficiales de infantería, pensaban que sólo se trataba de una simple incursión aérea, y que por lo mismo no era merecedora de una respuesta Hondureña. Consideraban que al realizar ataques contundentes sobre El Salvador, la FAH podía comprometer sus recursos, que en todo caso, debían ser usados en darle apoyo a las tropas en los distintos frentes. También el Ministro de Relaciones Exteriores de Honduras, señor Virgilio Carias, aconsejaba no realizar el ataque aéreo a El Salvador, sugiriendo en cambio que sólo se limitaran a repeler una posible invasión dentro de territorio Hondureño, esto con el objetivo de solicitar por vía diplomática el cese de las hostilidades y buscar que la OEA declarara a El Salvador como el agresor. 

De hecho, el mismo Coronel Soto Cano, en declaraciones hechas durante una entrevista que le realizara el personal del Museo del Aire de Honduras recientemente, confiesa que llegó al extremo de discutir -en voz alta- con el Presidente y el Alto Mando, sobre la conveniencia de realizar los ataques estratégicos dentro de El Salvador para detener cualquier posible invasión.



Fuente: Fuerzas Militares Dominicanas