domingo, 30 de diciembre de 2018

Fusil militar: Minié (Francia)


Fusil Minié




Fusil Minié M1851 del Ejército francés

Fusil Minié Enfield Modelo 1853 del Ejército Británico

Fusil Minié Springfield Modelo 1861, el más usado durante la Guerra de Secesión

El Vereinsgewehr 1857 de Württemberg, Baden y Hesse

El fusil Lorenz austriáco


Tipo Fusil de avancarga
País de origen  Francia

Historia de servicio

Operadores  Francia
 Costa Rica
 Estados Unidos
 Estados Confederados de América
 Imperio austríaco
 Imperio del Brasil
 Imperio del Japón
 Perú
 Prusia
 Reino de las Dos Sicilias
 Reino Unido
Guerras Guerra de Crimea
Campaña Nacional de 1856-1857
Rebelión de los Cipayos
Rebelión Taiping
Segunda Guerra de la Independencia Italiana
Guerra austro-prusiana
Guerra de Secesión
Segunda intervención francesa en México
Guerra Boshin
Guerra del Pacífico
Guerra de la Triple Alianza

Historia de producción

Diseñador Claude-Étienne Minié
Diseñada 1849

Especificaciones

Peso 4,8 kg
Longitud del cañón 958 mm

Munición Bala Minié
Calibre 18 mm
Sistema de disparo Llave de percusión
Cadencia de tiro depende del usuario, aprox. 2-3 disparos/minuto
Alcance efectivo 550 m
Alcance máximo 918 m
Cargador baqueta


El fusil Minié era un fusil de avancarga francés de mediados del siglo XIX, cuyo diseño influyó el desarrollo de varios fusiles similares. Fue adoptado en 1849 tras la invención de la bala Minié en 1847 por el Capitán Claude-Étienne Minié de los Chasseurs d'Orléans del Ejército francés y Henri-Gustave Delvigne. La bala fue diseñada para permitir una rápida recarga del fusil, una innovación que difundió el empleo masivo de esta arma en combate. Fue desarrollado luego de las dificultades que tuvo el Ejército francés en el norte de África, donde habitualmente era atacado desde grandes distancias gracias a las espingardas artesanales, pero con cañones largos, de los argelinos.

Funcionamiento


Varios tipos de balas Minié.

Un diseño de bala Minié de Harpers Ferry, Virginia Occidental, 1855.

El fusil Minié empleaba una baqueta cóncava para atacar la bala sin dañar su forma.

Entrenando con el fusil Minié durante la Guerra de Secesión, 1863. La descripción dice: "Enseñando a los reclutas negros el empleo del fusil Minié".

Las grandes balas del fusil Minié producían enormes heridas.

El fusil Minié empleaba una bala cilindro-cónica de plomo blando, ligeramente más pequeña que el diámetro del cañón, con tres estrías externas llenas de grasa y una depresión cónica en su base. Al ser disparada, el gas en expansión presionaba con fuerza la base de la bala, deformándola para encajar en las estrías del ánima del cañón. Esto producía rotación para una mayor precisión, un mejor sello para una velocidad constante y un mayor alcance, además de eliminar los residuos en el cañón.

Antes de esta innovación, el mosquete era la única arma práctica. Las armas con ánima estriada habían sido empleadas desde el Renacimiento, pero necesitaban empujar a martillazos la munición dentro del cañón, produciendo considerables problemas de limpieza. El sistema de varilla (de breve existencia) empleaba una varilla dentro de la recámara, que deformaba la bala contra las paredes del cañón al ser atacada con la baqueta. Pero este sistema era muy problemático para limpiarse, especialmente con las pólvoras de la época.

El fusil Minié francés tenía una llave de percusión y pesaba 4,8 kg. Teniendo una precisión razonable hasta 550 m, estaba equipado con alza y punto de mira para apuntar efectivamente. Su bala podía penetrar 10 cm de madera de pino blanda a 918 m. La bala con base hueca tenía un calibre de 17,8 mm y pesaba 32,4 g.

Una prueba llevada a cabo en Vincennes en 1849, demostró que la bala era capaz de penetrar dos tablas de madera de álamo con un espesor de 16,93 mm cada una y separadas por 51 cm, a 14 m. Los soldados de la época esparcieron los rumores que la bala podía atravesar a un soldado y su mochila, además de matar a cualquiera que estuviera detrás de éste a 1.100 m e incluso matar a 15 personas puestas en fila.

Este fusil fue empleado de forma limitada en la Guerra de Crimea y fue la principal arma de Infantería en la Guerra de Secesión. El gran calibre de estas balas fácilmente deformables (13-18 mm) combinado con la alta velocidad de rotación producían terribles heridas.

Empleo


Soldado francés parado junto a su fusil Minié M1851.

El fusil Enfield Pattern 1851 Minié fue empleado por el Ejército británico desde 1851 hasta 1855. El sistema Minié además fue empleado por varios fabricantes de armas, tales como Springfield Armory (con su Springfield Modelo 1861, el fusil más empleado en la Guerra de Secesión) y la Royal Small Arms Factory de Enfield (con su Enfield Modelo 1853).

Los fusiles Minié también fueron ampliamente utilizados en Japón durante la Guerra Boshin (1868-1869), donde tuvieron un importante papel en inclinar la balanza en contra de las fuerzas del Shogunato Tokugawa en batallas tales como la de Toba-Fushimi.

Obsolescencia

El fusil Minié se volvió obsoleto en 1866, desde la Segunda Intervención Francesa en México, ya que el ejército francés, equipado con esta arma, empezó a tener desventajas contra los mexicanos (partidarios de Benito Juárez) que estaban equipándose con armas de repetición como las carabinas Winchester (llamadas carabinas Henry) y los fusiles Spencer, también de repetición. Estas armas eran adquiridas en Estados Unidos, y provocaron considerables bajas a los franceses. En la Batalla de Sadowa, los austríacos, equipados con este tipo de fusil, fueron derrotados por los prusianos que tenían fusiles de cerrojo Dreyse. En Francia, los fusiles Minié existentes fueron modificados para emplear un mecanismo de retrocarga que se parecía a una tabaquera, por lo que fueron conocidos como fusiles Tabatière. Al poco tiempo, el fusil de cerrojo Chassepot fue adoptado por el ejército francés.


Wikipedia

sábado, 29 de diciembre de 2018

Crisis del Beagle: Cómo lo vivió la sociedad argentina

En pie de guerra con Chile: ¿Cómo lo vivió la sociedad argentina?

Autor: Diego Istúriz | La Tercera




Cuatro historiadores argentinos rememoran los días más difíciles de un conflicto inesperado.

Primero reinó la indiferencia. Luego la incredulidad. Por último el temor. A fines de 1978, el clima social en Argentina fue cambiando a medida que la guerra con Chile por las tres islas (Nueva, Picton y Lennox) al sur del canal de Beagle iba convirtiéndose en una posibilidad concreta. Quienes vivieron aquellos días de tensión aseguran que la hipótesis del encuentro armado resultaba inadmisible para una parte mayoritaria de la población argentina.

 Sin embargo, el régimen militar de Jorge Rafael Videla no estaba dispuesto a aceptar el laudo británico de 1977 que reconocía la soberanía de Chile sobre el archipiélago. A partir de ese fallo, la tirantez entre ambos gobiernos comenzó a crecer, pese a los reiterados intentos por acercar posiciones. Así fue como el choque, lentamente, se convirtió en el único camino posible. Con las tropas listas y una fecha fijada para el ataque argentino, nada parecía evitar el peor final.

“No sé si existe en la historia el caso de otra guerra que haya sido cancelada a último minuto. Lo que sucedió fue verdaderamente milagroso. Quizás la creencias religiosas de Videla tuvieron peso cuando recibió la indicación del Vaticano para frenar sus planes”, recuerda el escritor e historiador Pacho O´Donnell, quien vivió el pleito desde España, exiliado. “Mientas tanto, la sociedad argentina se dividía entre el repudio a la batalla por unas islas que nadie conocía y el impulso de la glándula patriótica para defender el territorio nacional”, añade.

El historiador Luis Alberto Romero, nacido en Buenos Aires, reconstruye aquellas horas cargadas de incertidumbre. “A fines de 1978, el Beagle era un tema de conversación en las calles. No recuerdo haber escuchado algún comentario favorable ni brotes de entusiasmo nacionalista. Sólo había miedo ante la irresponsabilidad de los militares, sobre todo por la independencia de algunos jefes como el general Luciano Benjamín Menéndez. Por eso la mediación papal del 23 de diciembre fue recibida con gran alivio”, recuerda.

Una patrullera trasandina en el canal Beagle.

¿Por qué la disputa generó un rechazo casi absoluto, en contraste con el fervor popular de la guerra de Malvinas, en 1982? Romero explica que los argentinos tienen “una sensibilidad profunda sobre Malvinas y una idea más genérica sobre otras cuestiones limítrofes, las cuales parecen más técnicas que entrañables. Los sentimientos de hostilidad hacia Chile, a mi parecer, son mínimos e irrelevantes. La paranoia nacionalista de nuestra sociedad se concentra en Malvinas”.

El autor del libro De Chapultepec al Beagle: política exterior argentina 1945-1980, Archibaldo Lanús, considera que la pelea por las islas del Beagle no merecía llegar a tales extremos. Se trataba, según su perspectiva, de un problema acotado, sujeto a interpretaciones, mientras que “la sociedad estaba abiertamente en contra de una posible guerra con un pueblo hermano”. Lanús asegura que la cúpula del poder militar apeló a un problema externo para exaltar el patriotismo y reforzar su rol de liderazgo político.

El historiador Isidoro Ruiz Moreno agrega un matiz. A su entender existía un sector del pueblo argentino que aceptaba la hostilidad (él mismo tenía esa posición), no porque tuviera simpatía por la guerra, sino por considerar injusto el laudo arbitral de 1977 que confirmaba la soberanía de Chile sobre las islas.

Noviembre de 1984: la paz final

Luego de la mediación papal y del cese del periodo más álgido del conflicto, el poder militar en Argentina comenzó un proceso de severo desgaste que culminó en la derrota de Malvinas en manos de Gran Bretaña. La restauración democrática comenzaría en 1983 con la llegada Raúl Alfonsín, el mandatario que convocó un plebiscito nacional para que la sociedad se pronunciara sobre el Tratado de Paz y Amistad firmado ese año con Chile.

Augusto Pinochet con Rafael Videla, el 30 de enero de 1978.

Los resultados fueron abrumadores. La reprobación social de 1978 fue revalidada por el 80% de la ciudadanía argentina que votó a favor del tratado. Un sector de la oposición política (encabezada por el Partido Justicialista, que en aquel entonces enfrentaba al gobierno radical de Alfonsín) instó a votar en contra, pero más de 10 millones de argentinos fueron terminantes. Así fue como la discusión territorial fue definitivamente zanjada.

viernes, 28 de diciembre de 2018

PGM: Los protagonistas del cuento de Navidad se encuentra más tarde

Los protagonistas del cuento de Navidad de la II Guerra Mundial se reunieron 50 años más tarde


Javier Sanz —  Historias de la Historia



Hasta en mitad de un sangrienta guerra se puede producir el milagro de la Navidad. Tras el desembarco de Normandía, Operación Overlord, la ofensiva aliada sufrió un importante revés cuando las fuerzas aerotransportadas británicas intentaron tomar el puente de Arnhem (Holanda) un mes más tarde. Hitler decidió lanzar una ofensiva en el Frente Occidental para estabilizarlo y poder centrarse en el Oriental, donde el Ejército Rojo empujaba con mucha fuerza.

El mes de diciembre de 1944, los alemanes lanzaron la ofensiva de las Árdenas (Bélgica). Los panzer sembraron el caos en las filas aliadas capturando a miles de prisioneros y dejando a muchas unidades aisladas en medio de los bosques. Tres soldados estadounidenses, uno de ellos herido, se encontraron perdidos en medio de un bosque que no conocían, con la nieve hasta las rodillas y sin apenas visibilidad por la niebla. Vagaron durante horas buscando a su Unidad pero lo único que encontraron fue una casita de cuento con la chimenea humeante… era la víspera de la Navidad. En la casa se encontraban un niño de 12 años, Fritz Vincken, y su madre preparando la cena. Les pidieron ayuda y la madre les dejó pasar ofreciéndoles comida y un fuego para calentarse, a sabiendas de que dar cobijo a los aliados estaba penado con el fusilamiento. Cuando la madre estaba curándole las heridas al soldado estadounidense, asaltaron la casa cuatro soldados alemanes. Todos cogieron las armas y comenzaron a gritar, durante unos instantes parecía que aquello sería una matanza a quemarropa… hasta que la madre se interpuso entre los dos grupos y les pidió que bajasen las armas. Hubo unos momentos de silencio e indecisión pero al final todos accedieron. Los alemanes no estaban mucho mejor que los estadounidenses y buscaban un refugio para pasar la gélida noche. Al final, todos compartieron la cena y el calor del hogar. A la mañana siguiente, cuando el herido ya estaba mucho mejor, los soldados alemanes les llevaron hasta las líneas de los aliados y se despidieron.



Tras la publicación de la historia de Fritz Vincken en una revista americana y un documental en televisión, la familia de un soldado americano que había luchado en las Árdenas se puso en contacto con el canal de TV… su padre llevaba años contando esa historia. En enero de 1996, Fritz se trasladó hasta Maryland para conocer a Ralph Blank. El encuentro fue muy emotivo…


Tu madre me salvó la vida – dijo Ralph


Ralph Blank y Fritz Vincken

Con vuestro permiso, el blog se va a tomar unas vacaciones hasta el 30 de diciembre -más o menos-.

jueves, 27 de diciembre de 2018

PGM: La tregua de Navidad de 1914

Villancicos, fútbol y chocolates: la historia de la tregua de Navidad entre ingleses y alemanes durante la Primera Guerra Mundial



Por Adrián Pignatelli |  Infobae


 


Cuando ese 24 de diciembre de 1914 la Compañía A del Primero de Norfolk llegó a la zona de trincheras, en Flandes, reinaba una extraña quietud. No hicieron más que alistarse, cuando del lado alemán el canto de villancicos rompió el silencio.

Los aliados entonces vieron, a través de la niebla que los separaban de las filas enemigas, que los alemanes se habían esforzado en decorar como pudieron, sus trincheras y habían armado precarios árboles de Navidad.

Habían recibido -gentileza del Káiser- raciones extra de salchichas, pan y licor. Por su parte, a los británicos les habían repartido pequeñas latas que contenían un paquete de cigarrillos, papel y lápiz, una tarjeta navideña y un retrato de la Princesa María.

Del lado británico también comenzaron a cantar, y así llegó la mañana del 25. Recién al mediodía la niebla reinante se esfumó, y fue cuando desde las trincheras alemanas se escuchó: "Vengan para acá, no les dispararemos".

Con recelo, unos pocos comenzaron a salir, y los alemanes hicieron lo mismo. Al principio sólo dos o tres se animaron y grande fue la sorpresa de los británicos cuando los alemanes, hablando en inglés, les deseaban una feliz navidad, a la par que estrechaban sus manos.

Cuando intuyeron que no había peligro, todos los soldados salieron y repitieron los saludos. Un soldado inglés, A. Wyatt se asombró que muchos soldados alemanes fueran personas mayores. "Pueden ser nuestros padres", escribiría a la familia.



Compartieron chocolates y cigarrillos. Los "tommys" y los "fritz" (cómo se los llamaban a los ingleses y alemanes, respectivamente) intercambiaron bebidas, cigarrillos, comida y hasta periódicos. Dicen que los alemanes buscaban pan blanco ya que el que consumían, el negro, era incomible.

En otro lugar, los británicos escucharon cómo un alemán cantaba, en perfecto británico, "Annie Laurie", una vieja canción escocesa. "¡Canta otra!", le pedían.

Aprovecharon a enterrar a sus muertos y se ayudaron mutuamente en esa triste tarea. Un capellán escocés rezó las honras fúnebres y hasta llegó a leer el salmo 23 –"El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar…"-en inglés y en alemán.

De pronto, alguien apareció con una pelota de fútbol y terminaron jugando un partido en la misma tierra en la que se continuarían matando. Jugaron durante una hora, sin referí y con el suelo patinoso por el hielo. No recuerdan el resultado, aseguran que se respetaron las reglas, que no contaban los goles, pero que por un rato se olvidaron de la guerra.

La escena descrita no fue la única sino que, con matices, se repitió a lo largo del frente, algunas por horas y otras duraron hasta el Año Nuevo. En algunos casos, los partidos fueron jugados entre soldados de la misma nacionalidad y en otros casos no, en puntos como Ypres, St Yvon, Flandes, Armentiéres, Lille, Vimy, en un frente que prácticamente se estancaría hasta 1918.

Fue una tregua espontánea, no oficial, condenada por los altos mandos, que terminantemente prohibían confraternizar con el enemigo. Hasta el pedido del propio Papa Benedicto XV del 8 de diciembre de aplicar una tregua en Navidad no había sido tomada en cuenta. Historiadores relataron que los franceses llegaron a penar con el fusilamiento estos actos y que soldados alemanes fueron enviados castigados al frente oriental.

Esta tregua quedó simbolizada a través de un par de esculturas, una en Gran Bretaña , la que eterniza a dos soldados, uno inglés y otro alemán y en el medio, una pelota de fútbol. Se llama "All together now" y es obra de Andy Edwards de Stoke. Y otra fue inaugurada en Bélgica cuando se cumplió el centenario del inicio de la Gran Guerra.

En aquellos días, un soldado alemán escribiría a su familia: "Qué maravilloso y qué extraño al mismo tiempo. Al fin de cuentas, debajo de los uniformes éramos todos iguales".

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Metralletas: Lanchesters en la Royal Navy

En la estación del Lejano Oriente con la ametralladora grande y resistente de la Royal Navy

En 1965, los navegantes del HMS 'Barrosa' empacaron las duras Lanchesters.





Matthew Moss | War is Boring


Las fotografías de esta historia fueron tomadas durante el despliegue de 1965-1966 en la estación de Extremo Oriente por el destructor de la Royal Navy HMS Barrosa.

Barrosa fue parte de un grupo de trabajo que apoyó las operaciones británicas en Borneo durante la confrontación entre Indonesia y Malasia, una guerra no declarada a lo largo de la frontera entre Indonesia y el este de Malasia que surgió de la oposición anterior a la creación de este último.

Los marineros tenían la tarea de llevar a cabo patrullas de detención y registro de embarcaciones locales que sospechaban que habían traficado con armas y equipo a los insurgentes respaldados por Indonesia. En la costa del norte de Borneo y en el oeste de Malasia, Barrosa detuvo embarcaciones en el mar, mientras que grupos de marineros usaban pequeñas embarcaciones para patrullar las aguas costeras.


Las fiestas de embarque del HMS Barrosa se preparan para buscar barcos nativos en busca de armas ilícitas. Tenga en cuenta el marinero que cubre la tripulación con su Lanchester. 

El arma principal de los marineros fue la Lanchester, una ametralladora de la época previa incluso a la Segunda Guerra Mundial. Producido por Sterling, el Lanchester fue una copia del MP 28 / II de Bergmann. Inicialmente, la Royal Air Force y la Royal Navy utilizaron el arma. La RAF finalmente pasó todas las 80,000 armas a la Armada.

El Lanchester fue nombrado por George Lanchester, el ingeniero que supervisó su producción. Era un arma grande, bien construida pero voluminosa. Caro de producir a £ 14 por arma, pronto fue superado por el más barato Sten.

A pesar de esto, el Lanchester sobrevivió al Sten en el servicio británico. La Royal Navy finalmente los declaró obsoletos en 1978.

martes, 25 de diciembre de 2018

Grecia antigua: Armamento y mando en combate

Homero: Armamento y mando




El artículo militar más distintivo e inusual mencionado en la Ilíada es el casco de colmillo de jabalí de los micénicos. Nunca se había visto nada parecido a nadie que viviera cuando se escribió la Ilíada en el siglo VIII; era un auténtico artefacto de la edad de bronce, descrito en la Ilíada tal como se habría visto en la edad de bronce, pero que ya no está disponible para que el poeta lo vea por sí mismo. Por lo tanto, la descripción del casco debe haber sido transmitida por tradición oral desde la edad de bronce. Se fabricó principalmente entre 1570 y 1430 aC, pero aún se usaba doscientos años después.

Los colmillos de los jabalíes no eran fáciles de conseguir, y muchos eran necesarios para hacer un solo casco; solo los aristócratas podían permitirse el lujo de ir a cazar jabalíes con la frecuencia suficiente para reunir el número de colmillos necesarios para hacer un casco. El casco de colmillo de un jabalí era un artículo muy caro y, una vez hecho, se convirtió en un tesoro familiar. Homero lo confirma; El casco de colmillo del jabalí que pertenece a Meriones fue robado de Boeotia por Autolycus, entregado por Autolycus a Amphidamas of Kythera, y luego por él a Molos, el padre de Meriones. Cuando Meriones se lo dio a Odiseo, era una reliquia invaluable. Solo unos pocos guerreros aristocráticos hubieran podido costear estos cascos; no fueron exportados, y debieron haber sido encargados por príncipes específicos, que probablemente debían suministrar los colmillos de trofeos ellos mismos. El casco se convirtió en un alarde visual de la destreza del portador como un cazador.

La moda para hacer los cascos de colmillo de jabalí había terminado mucho antes de la guerra de Troya, pero, sorprendentemente, todavía había algunos en circulación, doscientos años después. Para entonces, debían ser reliquias de valor incalculables, cuyos orígenes se habían perdido en el pasado mítico, y estos son exactamente los términos en los que Homero los describe.

El soldado de pie micénico no habría tenido nada tan elaborado como el casco de colmillo del jabalí, ni siquiera el casco de bronce en forma de cono que llevaban otros guerreros de élite. Los soldados más comunes en el momento de la Guerra de Troya probablemente llevaban simples cascos de cuero. Estos tenían una cresta prominente; estaban hechos de dos piezas de cuero cosidas para hacer que la quilla pasara por encima de la cabeza. Algunos cascos de cuero pueden haber tenido discos o placas de bronce cosidos: eso es lo que se nos muestra en el Jarrón de los Guerreros.

Los cascos de bronce con forma de cono o de bala estaban a veces decorados con plumas de pelo de caballo que brotaban de la corona. Una representación de marfil del casco de colmillo de un jabalí muestra que también tenía un zócalo para una pluma. Schliemann encontró los restos de dos cascos de bronce en Troya. Aunque sus partes inferiores se habían desintegrado, las crestas corroídas habían sobrevivido lo suficientemente bien como para que él pudiera reconstruirlas. Se hicieron en dos piezas, una fija permanentemente a la corona del casco, la otra, sosteniendo la pluma de pelo de caballo, unida a ella con un alfiler; El penacho era desmontable.



En la Ilíada, leemos sobre héroes en duelo con lanzas, y aunque las espadas estaban definitivamente en uso, todos los lanceros tendrían una espada corta a su lado para pelear mano a mano, la lanza de empuje todavía era el arma elegida. Algunas de estas lanzas con cabeza de bronce eran muy largas y debían requerir mucho entrenamiento y práctica para manejarlas con eficacia. A Héctor se le describe como empuñando una lanza con ‘once antebrazos largos’.

Homero nos da relativamente poco sobre tácticas o la naturaleza del comando. Los generales conferidos en diversos puntos durante la guerra. Se nos dice que al principio, los líderes troyanos se reunieron fuera de la casa de Priam para discutir la estrategia. Escuchamos que cuando los troyanos estaban en desorden, después de haber llegado a los barcos griegos, el troyano Polydamas persuadió a un Hector testarudo para que retrocediera:

Llama al mejor de nuestros capitanes aquí, este terreno seguro.

Entonces todos podemos caer y planear bien nuestras tácticas.

Héctor vio el sentido en esto, le dijo a Poliamas que reuniera a los capitanes:

Me dirijo a este nuevo asalto,

Pronto regresaré, una vez que les haya dado órdenes claras.

Aun así, lo que siguió parece poco más coordinado que lo que sucedió antes, ya que Héctor se ubicó entre los barcos en busca de sus capitanes y se detuvo para enfurecerse con su hermano París. La respuesta de París en efecto reafirma el espíritu de mando prevaleciente. Enfatizó que todos los troyanos estaban "justo detrás" de Héctor y que no los encontraría "cortos de coraje". No hay ninguna estrategia aquí, solo una inyección de adrenalina. Esto corre paralelo a las cuentas del comportamiento de Ramesses en la Batalla de Kadesh. En lugar de dar órdenes específicas y racionales, inspiró valor con el ejemplo y gritó aliento inspirador: "¡Anímense, mis soldados! ¡Ves mi victoria! Amon es mi protector y su mano está conmigo ".
Sin embargo, hay un indicio de que aunque los comandantes en jefe solo gritaban generalidades inspiradoras, los generales dieron instrucciones más específicas. En un momento dado, Agamenón recorrió a sus generales, dando una charla a ellos y a sus tropas, primero los dos Ajaxes, luego Néstor, y así sucesivamente. Después de que Agamenón había pasado, Néstor dio órdenes más específicas a sus unidades de combate, cada una de ellas bajo capitanes (Pelagón, Alastor, Chromius, Haemon y Bias), quienes eran responsables de cumplir las órdenes tácticas de Néstor.

El ataque de los troyanos a las naves hizo que Agamenón perdiera los nervios; Varios líderes resultaron heridos y se rompió el muro defensivo. Fue Néstor quien reunió a los generales griegos para discutir tácticas. Agamenón abogó por el retiro. Ulises cuestionó la calidad del liderazgo y le dijo a Agamenón sin rodeos: "Tú eres el desastre". Ojalá hubieras mandado a otro ejército ".

También escuchamos a través del Dolon scout Dolon que Hector, el comandante en jefe de Trojan, discutió los planes para la batalla del día siguiente durante las reuniones nocturnas. Los griegos celebraron reuniones similares; en algunos de ellos, Agamenón, el comandante en jefe griego, presentó ideas que los otros líderes griegos desaprobaron, y él estaba listo para dar marcha atrás. Estos "consejos nocturnos" son muy creíbles.

Sin embargo, Homero proporciona poca información sobre tácticas durante las batallas. Oímos de los dos ejércitos chocando y chocando; Oímos que los griegos a veces avanzan hacia las murallas de Troya y son golpeados de regreso a su campamento en otros. Mucho se deja a la fuerza bruta, el coraje y la oportunidad. Hay poca información sobre el comando, aparte del ocasional grito de aliento. Las élites guerreras se representan como si tomaran toda la iniciativa en la lucha cuerpo a cuerpo, pero no hay una descripción de generales u otros oficiales que den órdenes para que el resto de los guerreros avancen o retrocedan, o adopten una formación específica. El soldado general se describe como avanzando o retrocediendo, pero moviéndose como en una marea en lugar de instrucciones u órdenes de los oficiales. Si esta es la forma en que se lucharon las batallas, sin que se dieran órdenes una vez que se unieron, los comandantes estaban usando sus ejércitos como instrumentos contundentes, y, de ser así, podría explicar por qué los griegos tardaron mucho tiempo en alcanzar su objetivo. Parece que fue solo en los momentos de calma en la lucha que los comandantes pudieron conferir y decidieron los cambios de táctica.

Solo hay una ocasión, cuando las cosas iban muy mal para los griegos, cuando se tomó una decisión, evidentemente revolucionaria, de que los comandantes debían recorrer el campo de batalla y animar e inspirar a los guerreros en lugar de perderse de la mano. lucha. Esto es una mirada hacia adelante a un estilo posterior de comando; finalmente, los generales verían batallas desde puntos de vista para obtener una visión general y enviarían oficiales al campo de batalla con instrucciones.

Lo que Homero describe, las hazañas de un puñado de héroes, sería más apropiado para una incursión a pequeña escala en la que tal vez unos cien hombres podrían actuar de forma totalmente individual. Pero la gran cantidad de personas involucradas, los 130,000 guerreros micénicos implicados en la Ilíada, significa que los comandantes habrían sido empleados de manera mucho más útil para guiar y dirigir a sus tropas. Si, de hecho, una vez comenzada la batalla, hubiera un movimiento incoherente de lucha cuerpo a cuerpo, el estilo de lucha habría sido similar al que los romanos encontraron cuando invadieron Gran Bretaña; de hecho, puede ser que el uso de carros y gritos de insultos durante la revuelta de Boudiccan fuera una mirada retrospectiva a esta forma anterior de lucha de la edad de bronce. Sospecho que los héroes guerreros de hecho lideraron, alentaron y dirigieron a los de sus compatriotas que estaban al alcance del oído, de modo que hubiera habido parches de acción coordinada, oasis de acción intencional (o temeraria) dentro del combate general.

Lo que falta en el Ciclo Épico es cualquier crédito por los esfuerzos, las hazañas y los logros de la gran cantidad de soldados ordinarios involucrados. Los relatos oficiales egipcios de la Batalla de Kadesh elogiaron las hazañas heroicas de Ramsés, quienes superaron enormes probabilidades por sí solos. Fue Ramsés quien encargó la historia y estuvo en condiciones de inflar su contribución personal a la batalla, a menudo a expensas de la de sus propios ejércitos. Después de Troya, fueron los oficiales micénicos los que encargaron a los poetas y bardos, y este hecho sociopolítico es suficiente para explicar el muy alto perfil que los héroes principescos adquirieron en el registro del ciclo épico de la guerra. Los bardos simplemente se jactaban de sus patrocinadores e inevitablemente inflaban las partes que desempeñaban en las acciones individuales y el resultado de la batalla.

Weapons and Warfare

lunes, 24 de diciembre de 2018

Segunda guerra holando-británica y el rol de Escocia

Guerra contra los holandeses

Weapons and Warfare



Bruce Von Stetina - "El segundo día de la batalla de cuatro días de 1666" Batalla de la segunda guerra angloholandesa.

La consecuencia para Escocia de su participación en las Guerras Civiles fue una década de ocupación de los cromwellianos, un yugo que no se levantó hasta la Restauración de Carlos II en 1660. Los corsarios escoceses no estaban fuera del negocio, simplemente estaban descansando; El estallido de la Segunda Guerra Holandesa en marzo de 1665 fue para anunciar el comienzo de una verdadera edad de oro del saqueo. Los preparativos se habían iniciado en el otoño anterior, a medida que aumentaban las tensiones y se reclutaba a unos 500 escoceses para el servicio naval, muchos de los cuales perdieron la vida cuando Londres estalló en Gravesend. Desde el principio, los asaltantes holandeses estuvieron activos en el Mar del Norte y restringieron severamente la libre circulación de comerciantes. Se estableció una guarnición en Shetland para vigilar el Sound of Bressay, que ahora asume un mayor valor estratégico con la Royal Navy al mando de las rutas del Canal. A medida que se profundizaron las hostilidades, los corsarios escoceses, instigados por un enfoque "flexible" de las cortes del Almirantazgo, disfrutaron de una bonanza. Leith estaba llena de premios. Las "lanchas flotantes" holandesas, los "hukers" y los mercaderes holandeses, los antiguos cazaban en las rutas marítimas de Noruega, donde cargaban con madera.

Una de las "estrellas" en ascenso de la industria del corsario fue William Hamilton de Dundee, maestro de los Rothes de 22 armas. Recogió no menos de 22 premios, el más valioso de los cuales, Charity, cargado de pieles, obtuvo unos £ 4,000 escoceses, una suma muy apreciable. Irónicamente, el brote de peste que afectó a Londres en los últimos meses de 1665 y cerró el puerto, vinculado a una peste similar que se extendió por Flandes, agudizó el hambre de los dueños y amos escoceses. Hamilton comenzó su primer crucero en marzo de 1666 y disfrutó de una serie de éxitos inmediatos. Su segundo crucero comenzó en junio, cuando consiguió diez premios más, incluida la recuperación de una fragata escocesa Morton de Wemyss, que el enemigo había tomado anteriormente. A fines de junio o principios de julio, Rothes estaba navegando como parte de un escuadrón de cuatro escoceses y se involucró en una acción brusca contra una flotilla holandesa superior, cuatro de los cuales fueron capturados y el resto fue visto con pérdidas. Hamilton fue reportado muerto pero, de hecho, sobrevivió. Muy agraviado por las depredaciones de los escoceses, los holandeses enviaron a tres hombres de guerra para bloquear el Forth. Hamilton se unió a John Brown de Leith y John Aitchison de Pittenweem, cuando se embarcó para montar un desafío. Se produjo una acción más enérgica y, aunque los corsarios escoceses dieron buena cuenta de sí mismos, los holandeses demostraron ser demasiado fuertes para vencerlos.

Esto fue solo un comienzo. Los holandeses se vieron gravemente afectados por la audacia de los corsarios y su comercio se vio muy afectado. En consecuencia, el 29/30 de abril de 1667 montaron una redada en vigor contra el Forth. Una veintena de velas entraron en Leith Road la noche del 30; tres hombres de guerra ingleses estaban a menos de dos millas, pero permanecieron inactivos ". . . Los capitanes están penosamente borrachos. . . 'Burntisland fue bombardeado, pero los fuertes respondieron con un fuerte fuego y los atacantes no pudieron obtener ninguna ventaja. Los locales volaron a las armas y surgió el regimiento de Dalziell. Los magistrados de Leith hundieron uno de los premios de Hamilton como un barco de bloque y montaron armas, suficientes para frustrar el intento del enemigo de enviar una nave de fuego. Los atacantes no lograron nada y, a principios de mayo, Hamilton estaba de nuevo activo, eliminando un buque de guerra de 30 cañones. Rothes no fue de ninguna manera el único corsario activo. Gideon Murray, quien fue el capitán del

Thistle of Leith, de 16 cañones, obtuvo 17 premios; John Brown, también de Leith con Lamb (16 cañones), anotó hasta diez. Otros que lograron capturas notables fueron James Bennet (Barbara), William Gedd (Good Fortune), James Alexander (Lesley), George Cheyne y Andrew Smeaton.

Tan pronto como partieron los holandeses, se produjo una nueva alarma, el 29 de mayo, cuando el sonido de los disparos navales disparó la alarma y los ciudadanos de Leith se apresuraron nuevamente a las armas, se hundió una nueva nave de bloqueo y las armas fueron tripuladas. Afortunadamente, este fue un pánico totalmente falso. Los recién llegados eran un escuadrón inglés bajo el mando de Sir Jeremy Smith, que descargaron su artillería para mantener la estación en la niebla. Las naves de Smith ya se habían encontrado con un convoy enemigo y se habían llevado 14 premios y seguían aumentando su puntuación de la manera más impresionante. El auge en la construcción de buques de guerra trajo un beneficio adicional, creando un mercado para la madera. El omnipresente Pett compró pino del norte de Escocia, y un empresario emprendedor de Edimburgo, Patrick Lyell, se estableció como corredor de la madera y los cordajes tomados como carga de premio. Cuando el Tratado de Breda, sellado el 21 de julio de 1667, puso fin a las hostilidades, se terminó la bonanza, pero los corsarios escoceses traían premios hasta prácticamente el momento de la firma. El Capitán Archer del Joseph de 6 cañones de Newcastle upon Tyne, que viajaba bajo una comisión escocesa, trajo una serie de grandes premios, ¡y el Capitán Wood de Berwick anotó ocho!

La paz resultó ser un interludio. La rivalidad entre Inglaterra y las Provincias Unidas era demasiado convincente. En abril de 1672, los tambores sonaban de nuevo, y el rey necesitaba marineros escoceses una vez más. El duque de Lennox, en su calidad de almirante de Escocia, estaba facultado para emitir cartas de marca. No había escasez de compradores y, dentro de una semana, se estaban habilitando una cantidad de alcaparras. Tan popular era la noción de corsario que muchos marineros de Newcastle se apresuraban al norte para buscar comisiones fuera de Escocia. Sobrevive un registro fascinante, que detalla la adquisición y el equipamiento de Lyon, de Dundee, capitaneado por Thomas Lyell y con el Conde de Kinghorn como principal accionista. La compraron en Leith por unas £ 2,700. Cinco de sus grandes armas fueron compradas por una suma adicional de £ 496, y los propietarios incurrieron en el gasto adicional de acondicionamiento, nuevas velas de lona y tachuelas, aparejos y cordeles, un nuevo barco y reparaciones de la bomba. Se tuvo que contratar una tripulación y los víveres: carne de res, cerdo, galletas, pescado seco, cerveza y sal. El capitán disfrutó de algunos suministros adicionales de licor y tabaco. El artillero maestro, sus necesidades más prácticas, necesitaba pólvora y tiro, papel para cartuchos, esponjas, un nuevo cucharón de cobre. También se compraron pistolas giratorias y una cantidad de armas pequeñas. Los costos totales superaron los £ 6,000 escoceses, un desembolso sustancial, y Lyon no partió en su primer crucero hasta el 10 de junio.
Como inversión, pronto demostró su valía y regresó con dos preciosos premios, motivo de cierta celebración, a pesar de que los asuntos tortuosos y costosos de los procedimientos judiciales se avecinaban. La guerra fue el presagio de una cosecha madura para la corte del Almirantazgo, y Susan Mowat calcula que los rendimientos durante 1672 fueron realmente atractivos, con el Juez Almirante recogiendo unos £ 12,000 escoceses, un dividendo muy aceptable para uno que no se había aventurado ni de cuello ni ¡bolso! Para los propietarios de Lyon, su segundo crucero, que comenzó el 11 de septiembre, fue sustancialmente menos gratificante. Ella había sufrido algunos daños menores en su viaje inicial, pero ahora estaba atravesada por la tormenta y encallada en la costa de Escandinavia. Su rescate y reparación fueron prolongados, y finalmente llegó cojeando a su casa sin nada que mostrar para su crucero, aparte de los costos significativos. Fue vendida en el curso del verano siguiente con una pérdida considerable. El corsario fue, en todos los sentidos, una empresa de alto riesgo.

Otro inversionista en este juego de altas apuestas fue el mismo Lennox. El Lord Almirante era dueño de su propia fragata, Speedwell, y su capitán era el experimentado Richard Borthwick, uno que había aprendido su oficio en el conflicto anterior. Somos afortunados en que una cantidad de su teniente, la correspondencia de Charles Whittington, sobrevive. Speedwell zarpó de Harwich el 27 de abril, navegando con otra fragata, Portland. El duque de Lennox estaba a bordo del otro barco, pero los barcos pronto se separaron y Speedwell dio caza a una flotilla de botes. Como registra Whittington:

Nos separamos de ellos en el extremo este del Dogger [Banco], persiguiendo a un dogger en la noche, y a la mañana siguiente vimos remolcar grandes botes, que perdimos en la niebla. Al día siguiente vimos diez botes voladores desde St. Tuball, los cuales perseguimos hasta el jueves, viernes y sábado, y tomamos seis. . .

Este fue un comienzo muy alentador; Mientras navegaba desde Leith en junio, la fragata se llevó dos premios más. A fines del verano, estaba activa frente a la costa holandesa, tomando un banco de embarcaciones pequeñas y llevando a otros a tierra. Esto fue después de que ella causó un poco de molestia en Newcastle, donde su pandilla de prensa había estado activa. A pesar de que golpeó la costa holandesa, causó mucha alarma y provocó la furia impotente de la milicia, el empeoramiento del clima y la presencia de varios hombres de guerra holandeses le negaron capturas valiosas. Speedwell emprendió un nuevo crucero en el otoño, sufriendo mucho por el mal tiempo, como reflejan las cartas de Whittington. Mientras golpeaba las duras aguas del Mar del Norte, perdió a su dueño. Lennox se había caído por la borda y se había ahogado. El tiempo de Speedwell como corsario escocés estaba por terminar. La muerte del duque causó una pausa, ya que las comisiones que había emitido ahora habían caducado y tuvieron que ser validadas temporalmente por el Lord Canciller. En marzo de 1673, el hermano del rey, James, duque de York, el futuro James II, fue nombrado Alto Almirante, aunque esto no despejó de inmediato el retraso. Los días de Halcyon estaban llegando a su fin. Se tomaron muchos premios, pero la facilidad de acomodación de la ley escocesa se había ajustado para reflejar el examen más detenido de la práctica inglesa. Más y más casos fueron "manchados": los capitanes no lograron establecer su caso y los buques capturados no recibieron premios legales.

Si los corsarios, a fines del siglo xvn, estaban disfrutando de una especie de auge comercial, el resto del país no. Los tiempos eran difíciles; Escocia seguía siendo una pequeña nación en los márgenes de Europa. La restauración y la amenaza a la independencia religiosa habían provocado una reacción de los miembros más extremistas de Kirk. En primer lugar, el abortivo Pentland Rising de 1666, luego la serie de disturbios y represión centrada en el sudoeste y conocida como "el momento de la muerte". Después de los nuevos trastornos políticos de la "Revolución Gloriosa", con una economía más pequeña y exportaciones limitadas, las desventajas exacerbadas por una serie de malas cosechas en la década de 1690, prevaleció un clima de recesión e incertidumbre en Escocia. Incluso los corsarios encontraron la guerra con Francia después de 1689 no mucho para su gusto. Algunos premios se tendrían en la costa oeste, pero los días de gloria habían desaparecido. Una de las soluciones propuestas fue la defendida por William Paterson, fundador del Banco de Inglaterra: la creación de una colonia comercial en el istmo de Panamá.

domingo, 23 de diciembre de 2018

La guerra en la Antigüedad: Armas y estrategias

Guerra en eras prehistóricas a 600 A.C.




Los principales elementos de la guerra fueron básicamente los mismos en 3500 b. do. mi. como lo fueron en 600 c. e., aunque el tamaño de los ejércitos y el alcance de las guerras aumentaron significativamente con el tiempo. Las técnicas y las tecnologías pueden haber mejorado, pero todas las guerras involucraban a los combatientes en la lucha cuerpo a cuerpo, generalmente con espadas y lanzas, y luchas a larga distancia usando arcos y flechas, en la guerra de asedio y en combates de caballería. La siguiente es una breve lista de algunas técnicas y tecnologías de guerra que mostraron avances en el período.



Caballería. El caballo entró en el campo de batalla tirando de carros cuando los indoeuropeos se mudaron de su tierra natal en la encrucijada de Europa y Asia Central. Fue una innovación notable. Se sabía que Sumer había utilizado carros tirados por burros un poco antes (3000 aC), pero los hititas indoeuropeos (1400 aC) llevaban carros de caballos en el corazón de Sumer sin ningún desafío.

El siguiente avance después de la caballería se convirtió en un componente importante en la guerra fue la invención del estribo por los nómadas de Asia alrededor de 300 b. do. mi. Casi al mismo tiempo, los nómadas hunos clavaron una herradura de metal en las pezuñas de sus animales. Con estos inventos, los caballos podían ir más lejos y más rápido y los jinetes obtenían un control total sobre sus monturas.

India fue la primera tierra en usar elefantes en la batalla. Alejandro Magno se encontró por primera vez con el elefante de guerra en la India. Más tarde los romanos los apreciaron mucho. Pero los elefantes no se adaptaron bien al frío. Cuando Hannibal invadió Italia, solo un elefante sobrevivió a la marcha a través de los Alpes.





Infantería y armas de hierro.
El caballo no hizo a la infantería obsoleta. Las mejoras en proporcionar protección para los soldados de infantería vinieron con el uso del escudo de Sumer (2500 a. C. e.). En los días de Alejandro Magno, toda una compañía de guerreros marchaba hacia la batalla unidos por escudos para formar una pared móvil. Esta formación se denomina "falange". Los soldados ciudadanos comunes podían aprender la coordinación y la disciplina involucradas con la falange, y este esprit de corps continuó en la vida cívica y la interacción social. En la antigua Grecia, una dinámica de gobierno participativo surgió de esta expectativa de responsabilidad en el campo de batalla. Cuando se combinó con las nuevas oportunidades de Atenas en el mar, la aristocracia basada en la caballería dio paso a la democracia basada en la infantería y la armada. La armadura corporal individual, utilizada con el escudo, protege a los soldados en la batalla. Por 250 b. do. mi. los chinos habían desarrollado una armadura corporal hecha de placas de metal. La idea de "caballeros en armadura brillante" haciendo batalla campal es una fantasía de la Edad Media, ya que el hierro era simplemente demasiado pesado y valioso para el uso a gran escala. Los partos (c 250 d e) afirmaron que sus caballos comían alfalfa de la montaña iraní y eran lo suficientemente fuertes como para llevar a sus guerreros con armadura completa (aunque la mayoría no eran de hierro).

Los invasores hititas inauguraron la Edad de Hierro con armas de hierro reemplazando a las de bronce. Por 1000 b. do. mi. el hierro era común para las armas en todo el mundo mediterráneo y se extendió a China después de 500 b. do. mi. Incluso los celtas se habían convertido en expertos en la fundición y usaron hierro forjado en el campo de batalla en 750 b. do. mi.



Asedios y Arqueros. Los asirios, los guerreros más temidos del Cercano Oriente, se destacaron en tecnologías y organizaciones de guerra (extensa policía secreta, propaganda), creando un imperio unido y duradero en las ciudades estado de Mesopotamia. Cuando avanzaron contra las murallas y las puertas de las ciudades, los asirios usaron arietes y máquinas de asedio que infundieron terror en los corazones de los habitantes. Cuando sus soldados marcharon fuera de las murallas de la ciudad antes de la batalla, los asirios corretearían alrededor con sus plataformas de arqueros impulsadas por cuadrigas y cortarían a sus desafortunados oponentes. Durante 500 años las técnicas de sitiar las ciudades no cambiaron mucho, hasta que los romanos inventaron la catapulta en 500 b. do. e., que arrojó piedras y bolas de fuego llameantes contra las defensas de sus enemigos.

El arco y la flecha se encontraban entre las primeras armas primitivas utilizadas en todo el mundo. Para los griegos de la Ilíada, el arco y la flecha eran despreciados y considerados afeminados en comparación con el combate cuerpo a cuerpo, la verdadera prueba de los héroes. Los persas de Jerjes (490 aC e) y los romanos de Marco Aurelio (170 aC) utilizaron arqueros con gran ventaja, ya que sus flechas ennegrecían los cielos antes de la carga de su infantería y caballería. Los chinos encontraron formas de perfeccionar el objetivo y el poder con la ballesta; más tarde, el arco compuesto se originó entre las tribus nómadas de las estepas asiáticas. Ambos eran más precisos y poderosos que el simple arco.




Marinas. En el siglo XIV b. do. e., los aqueos (griegos) y otros se llevaron al mar. Por 1200 b. do. mi. se libró la primera batalla naval conocida: los Pueblos del Mar Mediterráneo contra los egipcios. Asiria e India tuvieron naves de navegación marítima a principios del 700 s b. do. mi. Además de los fenicios y posiblemente los etruscos, los atenienses fueron uno de los primeros estados en convertir a los navegantes en su sostén. De ellos, el uso de la nave trirreme (una nave con tres filas de remos) adquirió una importancia decisiva en la guerra. Atenas sobrevivió controlando los mares. Las armadas se volvieron cada vez más importantes a medida que las civilizaciones aumentaban sus contactos comerciales y sociales. Sin embargo, en su mayor parte, los buques fueron utilizados para el transporte de carga, incursiones y exploración. En la guerra, tenían un papel limitado. Por lo tanto, los nativos de Oceanía utilizaron su marinería en lugares colonizadores como Hawai y las Islas de Pascua, y los fenicios exploraron Gran Bretaña y rodearon el Cuerno de África.


Weapons and Warfare