miércoles, 13 de marzo de 2019

Egipto Antiguo: Nekau II enfrenta a Babilonia

Nekau II Wahemibre (610-595 aC): confrontación con Babilonia


Weapons and Warfare




El último faraón egipcio de algún significado (sin contar los "faraones" durante el período ptolemaico), fue el segundo gobernante de la dinastía XXVI, la última dinastía nativa del antiguo Egipto.

Dinastía en Sais

Sais fue originalmente uno de los pequeños reinos de los clientes asirios en el bajo Egipto, pero se vio favorecido por los demás, y Necho I murió lealmente luchando por Asiria contra los kushitas. Cuando los asirios se retiraron de Egipto en la década de 650, Sais asumió el control bajo Psamtik I. Según Herodotos, la casta guerrera egipcia nativa comprendía, como máximo, 250,000 Calasiries y 160,000 Hermotybies, apoyados por concesiones de tierras. 1,000 de cada uno sirvieron como guardaespaldas reales, cada hombre sirvió durante un año en una base de rotación, durante la cual recibió, además de su concesión de tierras existente, una ración diaria de pan, carne y vino. Sin embargo, se utilizaron un número creciente de mercenarios griegos, el contingente inicial posiblemente fue enviado por Gyges of Lydia para ayudar a Psamtik. La infantería egipcia saítica se formó en cuerpos densos separados de lanceros y arqueros. Los carros se habían vuelto más pesados ​​que en el Nuevo Reino y más adecuados para la acción de choque, y la caballería se había hecho cargo de escaramuzas y exploraciones.

NEKAU II (reinó 610-595 aC).

Faraón de la Dinastía 26, hijo de Psamtik I. Poco después de su adhesión, Nekau continuó la campaña iniciada por Psamtik I en Asia occidental. El libro bíblico de los reyes (2 Reyes 23: 29-35) registra la interferencia de Nekau en los asuntos de Judá y el inmenso poder que pudo ejercer en Asia occidental. Dirigiendo a su ejército en ayuda de Ashur-uballit II, rey de Asiria, Nekau mató a Josías de Judá en el camino en la batalla de Megiddo (609 aC). Josías fue sucedido por su hijo Joacaz, pero tres meses después, Nekau lo reemplazó por su hermano Joacim. Joacaz fue llevado a Egipto y Judá forzado a pagar tributo. El colapso del imperio asirio había creado un vacío de poder en Asia occidental, y Nekau claramente trató de aprovecharse de esto. En el 606 aC, el ejército egipcio sitió a Kimuhu, cerca de Carchemish; A finales del mismo año, las fuerzas babilónicas fueron derrotadas en Quramati. Sin embargo, los egipcios fueron derrotados por los babilonios, liderados por el príncipe heredero Nabucodonosor en Carchemish en 605. Luego derrotaron a un segundo ejército egipcio en Hamath.

La muerte de Nabopolassar y la adhesión de Nabucodonosor II trajeron un breve respiro para Egipto, mientras que el nuevo rey consolidó su poder en Babilonia. Nabucodonosor lanzó su ataque a Egipto en el 601 aC Hubo una batalla cerca de la fortaleza de Migdol, pero hubo muchas bajas en ambos lados y los babilonios se retiraron. Nekau siguió la retirada de Babilonia y pudo recuperar Gaza. Tras el enfrentamiento, Nekau dedicó su armadura al templo de Apolo en Didyma, en la costa jónica de Asia Menor. Parece probable que Nekau haya empleado mercenarios de esta región. La actividad continua de los ejércitos babilónicos en Asia occidental disuadió a Nekau de otras campañas.


NEKAU II


En la última parte de su reinado, Nekau probablemente lanzó una expedición contra Kush. Una inscripción fragmentaria de Aswan se refiere a una flota que navega hacia Nubia. Solo se puede especular que los reyes kushitas se habían aprovechado de las ambiciones asiáticas de Nekau para avanzar hacia la Baja Nubia, o incluso el Alto Egipto. Además de algunas campañas de seguimiento de su sucesor, Psamtik II, el reinado de Nekau marca el intento final de los faraones de la Dinastía 26 para reconstruir el antiguo imperio e influencia de Egipto en Asia occidental. Los éxitos considerables de Nekau fueron finalmente frustrados por la superioridad militar de los babilonios. Se supone que Nekau también ha encargado una flota fenicia para circunnavegar África. Otros intereses navales se muestran al cortar el canal a lo largo del Wadi Tumilat hasta el Mar Rojo. El canal, que podría no haberse completado, agregó otra defensa en la frontera oriental, con la fortaleza en Tell elMaskhuta. El canal fue ampliado por Darío I.

Enfrentamiento con Babilonia

El apoyo a Asiria y la expansión a Palestina continuó durante el reinado de Nekau II, el hijo y sucesor de Psamtik I. Por lo tanto, Nekau II marchó hacia el norte para ayudar a sus aliados asirios y para extender el control egipcio sobre el Levante. En el 605 aC, los egipcios lucharon y extendieron su control en Siria, pero fueron derrotados en la batalla de Carchemish por los babilonios. El gobernante de Babilonia, Nabucodonosor II (604-562 aC) impidió que Egipto obtuviera el control sobre el Levante y Egipto estaba restringido a sus propias fronteras. Las fuerzas babilónicas se hicieron con el dominio de Hamath, los Estados arameos / Damasco, los filisteos y todos los reyes de Asia occidental se convirtieron en vasallos babilónicos (incluida Judá durante tres años, 603-601; cf. 2 Reyes 24: 1). En su cuarto año (601/600), Nabucodonosor invadió Egipto, pero su ejército fue aplastado cerca de Migdol por Nekau II, quien ocupó Gaza (Herodoto, II, 159; cf. Jer. 47: 1b) y persuadió al rey de Judea para que se rebelara. En su séptimo año, Nabucodonosor hizo campaña contra Judá y conquistó Jerusalén en marzo de 597, nombrando a Sedequías como rey. En ese momento Nekau había evacuado Gaza. Cuando Josías, rey del reino de Judá (Mamlekhet Yehuda), trató de detener el avance del ejército egipcio, lo mataron en una batalla en Megiddo en 609 a. Sin embargo, no hay ninguna mención de este evento en las fuentes asirias y egipcias. Los relatos bíblicos (II Reyes 23: 29-30; II Crónicas 35: 20-5) mencionan el intento de Josías, rey de Judá, de estar en el camino de un avance egipcio al Eufrates. Los ejércitos de combate se encontraron en Megiddo. Como resultado, en el 609 aC, Josías fue asesinado y su ejército fue derrotado. El hijo de Josías, Joacaz, sucedió a su padre en el trono, sin embargo, tres meses después, Nekau II lo reemplazó por otro hijo de Josías de la línea davídica, su hermano Joacim (su nombre del trono) o Eliaquim (608-598 aC), quien se convirtió en un leal vasallo egipcio y luego Nekau II llevó cautivo a Jehoahaz a Egipto y Judá le rindió tributo a Egipto.

Cuando los babilonios atacaron la frontera oriental egipcia, el rey de Judá, Joacim, se convirtió en vasallo de Babilonia, sin embargo, los babilonios nunca lograron conquistar Egipto y se retiraron. Según la Crónica babilónica, a fines del año 610 aC, el rey de Asiria, Ashur-uballit II (611-?), Con el apoyo del ejército egipcio, dejó a Harran en Siria antes de la llegada de las fuerzas del rey babilonio Nabopolassar (626- 605 aC). El apoyo del egipcio fue probablemente enviado al final del reinado de Psamtik I. En el 609 aC, el rey asirio Ashur-uballit II retomó a Harran a través del apoyo egipcio. Los egipcios podrían haber tenido la supremacía sobre Fenicia y el Líbano. Durante su reinado, Nekau II probablemente mantuvo un control general sobre el sudeste de Asia desde la costa fenicia hasta Carchemish en el norte sobre el Eufrates, que mostró algunos rastros de la ocupación egipcia, incluida Judá. Después de la retirada de los asirios del Levante, Egipto se hizo cargo. En 609 aC, el ejército egipcio derrotó a las fuerzas babilónicas. En el 606 aC, un ejército egipcio asedió y ocupó a Kimuhu, al sur de Carchemish en Siria, con su guarnición babilónica y, más tarde en el año, la fuerza egipcia cruzó el Eufrates y derrotó al ejército babilónico en la ciudad de Quramati, al sur de Kimuhu y al este de Éufrates. Según la Crónica babilónica, el príncipe heredero de Babilonia, Nabucodonosor, destruyó al ejército egipcio. En 605 aC, Nebuchadnezzar II (604-562 aC) derrotó al ejército egipcio en Carchemish y destruyó a otro en Hamath. Como resultado, Nekau II abandonó Asia Menor y los babilonios tomaron el poder. Nabopolassar atacó la frontera del este de Egipto. Hay una carta de un gobernante de una ciudad fenicia que busca la ayuda del rey de Egipto contra los babilonios. Según Babylonian, The Chronicle, en diciembre de 601 / enero de 600 aC. Nabucodonosor II atacó la frontera oriental de Egipto, pero se vio obligado a retirarse a su casa. Sin embargo, no hubo un claro ganador en el campo de batalla. Heródoto (Libro II: 159) registra una campaña de Nekau II en la que obtuvo una victoria sobre Magdolos y capturó Kadytis (¿probablemente Gaza?), Sin fijar lugares ni fechas. En Judá, el rey Joacim murió antes de la invasión babilónica de Jerusalén el 16 de marzo de 597 aC, y su joven hijo Joaquín fue llevado cautivo a Babilonia y reemplazado por el tío de Joacim, Sedequías.

martes, 12 de marzo de 2019

Esclavismo: Fort Mose, lugar español libre de esclavos en Florida

Fort Mose, el santuario español donde los esclavos fugitivos de EEUU fueron libres


Javier Sanz — Historias de la Historia



San Agustín (Florida) es el asentamiento europeo más antiguo ocupado hoy en día en la parte continental del actual territorio de los EEUU. Fue fundado por Pedro Menéndez de Avilés el 28 de agosto de 1565, y no por motivos coloniales o económicos, sino militares. España ubicó un contingente militar para atajar los ataque de los piratas. En 1568 recibió al visita de Francis Drake, al servicio de la corona inglesa, que arrasó gran parte del asentamiento pero no consiguió echar a los españoles. En mayor o menor intensidad, los ataques de los piratas se repetían periódicamente pero nunca consiguieron su objetivo.

En 1687 llegaron a San Agustín once esclavos negros (ocho hombres, dos mujeres y un niño) huidos de los colonias inglesas. Solicitaron asilo a las autoridades españolas y se lo concedieron a cambio de bautizarse y colaborar en la construcción del Castillo de San Marcos -incluso recibieron una paga por el trabajo-. Se corrió la voz entre los esclavos y muchos se jugaron la vida para escapar de la esclavitud y llegar al santuario de la libertad. A todo esto contribuyó que en 1693 el rey Carlos II de España decretó que todos los esclavos fugitivos que alcanzasen Florida fuesen liberados… si se convertían al catolicismo y cumplían cuatro años al servicio de la corona española luchando con la milicia. En 1738, el gobernador de la Florida, el vasco Manuel de Montiano, les permitió establecer un asentamiento a unos tres kilómetros de San Agustín al que llamaron Gracia Real de Santa Teresa de Mosé –Fort Mose-. Aquel lugar se convirtió en el primer asentamiento legal de negros libres en el actual territorio de los EEUU.



Fort Mose estaba formado por 20 barracones y un iglesia protegidos por un muro perimetral alrededor del que se situaban los campos de cultivo. Su población, de unas 100 personas, la formaban hombres nacidos libres en África y llevados al continente como esclavos que habían conseguido escapar de las colonias británicas, junto con sus mujeres, también esclavas fugitivas, y sus hijos nacidos ya en libertad. Al frente del fuerte, que gozaba de gran autonomía respecto de San Agustín, estaba un africano bautizado como Francisco Menéndez. Como los esclavos libertos estaban obligados a permanecer cuatro años en la milicia, Fort Mose se convirtió en un bastión defensivo de San Agustín en la frontera norte. Después de algunas escaramuzas británicas que lograron repeler sin problemas, en 1740 el general James Oglethorpe atacó el fuerte con un ejército muy numeroso ante el que Francisco Menéndez y sus hombres apenas pudieron oponer resitencia. Recibieron la orden de abandonar el fuerte y refugiarse en San Agustín… los británicos tomaron Fort Mose. Poco tiempo les duró la alegría a los ingleses, porque los milicianos, apoyados por tropas españolas, lograron recuperar el fuerte en pocos días.



Durante más de 20 años estuvieron llegando esclavos fugitivos y repeliendo nuevas incursiones británicas, hasta que… todo se perdió en 1763. Por cuestión de un tratado de paz, en este caso el de París tras la Guerra de los Siete Años, que no son más que mercadillos del trueque, España cedía la Florida a los británicos -es verdad que, a cambio, conseguimos la Luisiana francesa que volvimos a perder en 1800-. Tanto Fort Mose como San Agustín fueron abandonados y la mayoría de esclavos libres y españoles se establecieron en la isla de Cuba. Se volvió a recuperar en 1783, tras derrotar a los ingleses en la batalla de Pensacola donde participaron milicianos y españoles, alguno incluso con sus hijos nacidos en el exilio cubano, que 20 años atrás tuvieron que abandonar el emplazamiento. Florida retornó oficialmente a manos españolas pero ya nadie volvió a las ruinas de Fort Mosé para reconstruirlo. Definitivamente, en 1821, España vendía Florida a los EEUU por 5 millones de dólares que deben estar con el oro de Moscú.

En 1994 el Estado de Florida compró los terrenos de este reducto de libertad -unos 23 acres- y declaró la zona de interés histórico: Fort Mose Historic State Park.

lunes, 11 de marzo de 2019

SGM: Las torretas subterráneas de la línea Maginot


Torretas utilizadas en la Línea Maginot

Weapons and Warfare



Se utilizaron seis tipos de torretas en la Línea Maginot, en diferentes tamaños y estilos. Las torretas oscilaron entre 1,98 m de diámetro para la torreta de ametralladora y 4 m para la torreta M1933 ​​de 75 mm para dos cañones. Los morteros de fuego curvos de 135 mm y 81 mm alojados. La torreta de brazos mixtos era una torreta de cañón M1905 de 75 mm restaurada que quedó de la Primera Guerra Mundial.

A mediados de la década de 1920, el alto mando francés nombró un nuevo conjunto de comisiones para estudiar las futuras defensas de la frontera francesa en el norte y en los Alpes: la Comisión de Defensa del Territorio (CDT), la Comisión de Defensa de la Frontera. (CDF) y Commission d'Organisation des Régions Fortifiées (CORF). El CDF fue el principal decisor. Compuesto por expertos en ingeniería y artillería, se reunió en múltiples ocasiones para debatir sobre la naturaleza de las fortificaciones que se construirán y para decidir qué tipo de piezas de artillería e infantería se instalarán en los fuertes.

La remoción de cañones de 75 mm de las casamatas que flanquean en Verdún condujo a la disminución de la funcionalidad de los fuertes. Se convirtió en una política de la CDF y, posteriormente, de la CORF (encargada de implementar las ideas de la CDF) para crear casamatas y torretas que no pudieran usarse fuera de las fortalezas. Por lo tanto, la pieza y el sobre en el que se colocó debían ser indivisibles. Esto incluía tanto el tubo del cañón como el carro. Las nuevas fortalezas fueron diseñadas para asegurar el flanco de los intervalos con cañones de casamata; Cañones de largo alcance y cañón corto en torretas retráctiles para acción frontal; y morteros pesados ​​de mediano alcance para golpear áreas ocultas del fuego directo. Los fuertes mantendrían a raya a las tropas de infantería y los zapadores con morteros, ametralladoras y rifles automáticos.




El cañón M1897 de 75 mm se seleccionó como el obús de cañón básico para la protección de flanqueo. Se seleccionó una versión reducida del cañón (con el cañón cortado a 30 cm de longitud) para su instalación en la torreta M1933 ​​de 75 mm. Se modificó para adaptarse a un nuevo carro, se fijó con un mecanismo de freno hidráulico para darle un retroceso más corto en el espacio cerrado, y una junta de rótula en el extremo del cañón para que se ajustara perfectamente en la estructura. Para cubrir el terreno que no pudo ser alcanzado por el obús de cañón de mayor alcance, los franceses también desarrollaron la torreta de cañón 75R32, un mortero con un cañón aún más corto. Finalmente, el mortero pesado M1932 Lance-Bombe de 135 mm no tuvo precedentes en la historia de la artillería francesa. La FCD propuso el concepto de un lanzador de bombas, como un mortero de trinchera, en una torreta retráctil para defender un espacio de 3.000 a 4.000 m desde los accesos al fuerte.

En general, las torretas blindadas de la Línea Maginot se construyeron siguiendo los mismos principios que los modelos anteriores. Las armas estaban protegidas por una gruesa tapa de acero dentro de las paredes de acero. Este cilindro, llamado compartimiento del cañón, descansaba sobre un tubo giratorio que estaba conectado en su base a un brazo de equilibrio y un contrapeso. La torreta fue construida para funcionar con energía eléctrica, pero estaba equipada con un sistema manual de respaldo. Las carcasas se almacenaron adyacentes a la torreta y se elevaron hasta el compartimiento del cañón en un elevador eléctrico. Las carcasas gastadas cayeron fuera de la recámara del cañón en una rampa que las llevó al piso inferior del bloque donde se recuperaron y reutilizaron. Cada torreta fue colocada en un pozo de concreto y protegida por una gruesa capa de concreto reforzado. Los bloques de la torreta estaban ubicados en la superficie y conectados por una combinación de escalera o ascensor / escalera al nivel inferior de la fortaleza subterránea, el ouvrage. Los bloques de la torreta funcionaron eficientemente con un equipo altamente capacitado para operar las armas, que fueron rápidos para disparar y altamente precisos.

Linea Maginot 1940

En al menos un aspecto, la Línea Maginot demostró ser un éxito estratégico no calificado. Los franceses lo crearon con varios objetivos importantes en mente, como canalizar el empuje inicial de la Wehrmacht hacia Bélgica, manteniendo así la lucha inicial contra el suelo francés. La Línea logró este objetivo, aunque los franceses carecían de las fuerzas blindadas móviles necesarias para explotarlo y asestar un golpe de gracia al avance alemán.

El alto mando alemán, u OKW, reconoció a Francia como el próximo objetivo después de Polonia. Vencida en 1939 por los ataques nazis desde el oeste y las incursiones soviéticas desde el este, Polonia proporcionó un excelente campo de pruebas para las tácticas de Blitzkrieg. La lucha allí también puso de relieve la debilidad de ciertos sistemas de armas alemanes como los tanques Panzer I y II. La producción, por lo tanto, cambió a Panzer III y Panzer IV más efectivos.

La invasión de Polonia llevó a Gran Bretaña y Francia a declarar la guerra a Alemania, comenzando la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, ninguna de las dos naciones decidió hacer lo siguiente, sin embargo, dejando a Hitler con la iniciativa. La conquista de Francia y el uso de esa conquista como un trampolín para forzar a los británicos a retirarse de la guerra (la solución preferida de Hitler, ya que esperaba una alianza con los ingleses) o invadir la "Isla Cazada" siguió como el siguiente paso lógico en la lucha.

El OKW inicialmente creyó que ninguna invasión de Francia podría aspirar a tener éxito antes de 1942. Sin embargo, un calendario muy acelerado fue posible gracias al poder del transporte moderno y la acción paracaidista para lanzar una ofensiva rápida y exitosa, el tipo de campaña que se observa en los alemanes. Las conquistas del rayo de Dinamarca y Noruega.
Como lo predijeron los franceses, los alemanes entraron a Holanda y Bélgica por primera vez el 10 de mayo de 1940, con la intención de rebasar la Línea Maginot y alejar a sus fuerzas defensoras hacia el norte. Un ejército francés al mando de Henri Giraud se movilizó para apoyar a los Países Bajos, pero el "nuevo estilo" de guerra de la Wehrmacht le impidió cumplir su objetivo de vincularse con la principal fuerza militar holandesa. Los alemanes utilizaron paracaidistas, la élite de los saltamontes de las caídas, para abrir una cuña detrás de las líneas enemigas, evitando que los franceses y los holandeses se unieran, y la concentración principal del ejército holandés retrocedió hacia el norte, mientras que las fuerzas francesas de Giraud se retiraron hacia el sur. Cuando el bombardeo alemán incendió Rotterdam, Holanda se rindió el 14 de mayo de 1940, después de lo cual los alemanes enviaron camiones de bomberos para ayudar a detener el incendio.

La Wehrmacht también golpeó más rápidamente de lo que anticipaban sus enemigos en Bélgica. Las tropas en planeador tomaron la principal fortaleza belga en unas pocas horas el 11 de mayo, y Fallschirmjager tomó puentes clave del río, una vez más ejerciendo un poderoso control sobre el campo de batalla y cortando gran parte del potencial de maniobra táctica y estratégica de los Aliados. No obstante, el general francés Georges Blanchard dirigió al Primer Ejército hacia adelante, y en dos batallas con tanques, logró detener a los alemanes temporalmente, pero los acontecimientos en otros lugares demostraron la ruina de la defensa francesa.

En lugar de lanzar el peso principal de su ataque a Bélgica, donde sabían que los franceses los esperaban, o contra la poderosa Línea Maginot, la Wehrmacht envió un empuje mortal a través del Bosque de las Ardenas. Los franceses consideraron que las Ardenas eran prácticamente infranqueables para los tanques, como lo había sido durante la Primera Guerra Mundial, pero los tanques avanzados de finales de la década de 1930 negociaron el terreno boscoso y suave con poca dificultad. Los franceses abandonaron las Ardenas como una brecha frondosa en su "armadura" nacional, un punto débil estrecho pero crucial entre la Línea Maginot y los ejércitos que apoyan a Bélgica.

Mientras que los franceses concentraron su atención en Bélgica, 1.222 tanques, otros 400 vehículos y 134.000 hombres bajo el famoso general Panzer Heinz Guderian avanzaron constantemente por los caminos laberínticos de las Ardenas. Al llegar al río Meuse en Sedan el 13 de mayo, los alemanes atacaron de inmediato a través del río. Los aturdidos defensores franceses, que manejaban bunkers pequeños y aislados en lugar de enormes arriates, se encontraron bajo un torrente de fuego y acero arrojado desde el cielo por 1.000 aviones de la Luftwaffe, incluidos los temidos bombarderos Stuka, mientras que los ingenieros alemanes forzaron un cruce. Pequeños grupos de soldados de la Wehrmacht se cruzaron de inmediato en botes de goma para destruir los búnkeres, como relató un sargento Rubarth, que pronto será receptor de la Cruz de Hierro por sus acciones al tomar no menos de siete de estas estructuras: "Yo aterrizo con mi bote de goma cerca de un búnker fuerte y pequeño, y junto con el cabo Podszus de Lance lo pusieron fuera de acción. ... Aprovechamos el próximo bunker desde la parte trasera. Disparo una carga explosiva. En un momento, la fuerza de la detonación arranca la parte trasera del bunker. Aprovechamos la oportunidad y atacamos a los ocupantes con granadas de mano. Después de una breve pelea, aparece una bandera blanca. ... Alentados por esto, nos lanzamos contra dos bunkers pequeños adicionales "(Jackson, 2004, 44-45).

Los franceses no pudieron contraatacar con éxito esta penetración, y en 48 horas, las unidades blindadas alemanas se habían hundido en el territorio francés hacia el oeste. Muchas divisiones francesas en el área, conformadas por unidades de segunda clase compuestas por tropas de reserva y jubilados, entraron en pánico y huyeron sin disparar un tiro.

Los franceses formaron una línea defensiva más profundo en el campo bajo el General Maxime Weygand. Aquí, los franceses se dieron una mejor cuenta de sí mismos, luchando con inmenso coraje a pesar de su falta de esperanza hasta los ataques concentrados de la infantería Wehrmacht bien equipada y altamente agresiva, la profunda penetración de los ataques Panzer y el implacable bombardeo de la Luftwaffe. Que se replieguen. "Las palabras de un soldado alemán proporcionan un resumen apropiado de los acontecimientos después del 5 de junio cuando el ejército francés luchaba contra probabilidades de tres a uno en la Línea Weygand: 'En las ruinas de las aldeas, los franceses resistieron al último hombre ... Aquí En el Aisne, los regimientos franceses estaban decididos a defender hasta el último camino hacia el corazón de Francia, en una batalla que decidiría el destino de su país. El poilu había cumplido con su deber ”(Sumner, 1998, 4).

Después de todo lo que había pasado para construirlo, la Línea Maginot solo vio acción después de estos desastres iniciales. Con los británicos en plena retirada de Dunkirk y los Panzer avanzando hacia París, los alemanes se sintieron lo suficientemente seguros como para intentar reducir la Línea Maginot en su flanco. El primer encuentro con la Línea Maginot involucró cuatro pequeños cargamentos en el extremo occidental de las fortificaciones, conocidas como la "Extensión de la Línea Maginot". Los alemanes atacaron el más occidental de estos desde el 17 al 18 de mayo después de un bombardeo preliminar que aniquilaba el tanque antitanque Defensas y enredos de alambre de púas. En una posición pequeña y relativamente débil, armada solo con cañones de 25 mm y ametralladoras, "La Ferte" aún resistía lo más vigorosamente posible. Los ingenieros de combate alemanes utilizaron cargas explosivas y cañones de 88 mm para abrir varias torres de la oleada, después de lo cual arrojaron cargas dentro. El fuego de retorno cesó a fines del 18 de mayo, y cuando los alemanes ingresaron cautelosamente a la ouvrage en la mañana del 19 de mayo, encontraron a aproximadamente 100 defensores muertos pero casi todos sin heridas; aparentemente se habían asfixiado cuando falló el sistema de ventilación del ouvrage. Su comandante, el teniente Bourguignon, solicitó repetidamente a sus superiores a través de la radio permiso para evacuar debido a los incendios incontrolados en la fortificación, pero el comando francés se negó a escucharlo y los soldados franceses se quedaron dormidos durante la noche.

Después de este espantoso fracaso, los comandantes del sector francés, que no deseaban sacrificar en vano a más hombres, ordenaron que se evacuaran los otros tres ouvrages de la extensión de la Línea Maginot, pero los acontecimientos superaron a los defensores franceses antes de que pudieran cumplir con estas órdenes.

El empuje alemán inicial superó a la ciudad de Maubeuge y sus defensas, pero el OKW encargó a las unidades siguientes que tomaran la ciudad a fines de mayo, a pesar de los emplazamientos franceses que la defendían. Las defensas Maginot en el área consistían en cuatro ouvrages, llamados Bersillies, Sarts, La Salmagne y Boussois, intercalados con 7 casamatas de intervalo, 13 casemates formando una línea de 6 millas en el Bosque Mormal y varios pequeños edificios de bloques. La 101 División de Infantería de Fortaleza francesa ocupó estas posiciones, apoyada por baterías de artillería de 120 mm y 155 mm.

La 5ª División Panzer y las 8ª y 28ª Divisiones de Infantería del Ejército alemán avanzaron para tomar estas defensas el 18 de mayo, y aunque estaban fuertemente superadas, los defensores franceses lucharon valientemente, sujetando a las fuerzas alemanas durante cuatro días antes de que la Wehrmacht finalmente los venciera. . “Boussois fue el primero en ser atacado el 18 de mayo. A pesar de que sus cañones de 25 mm no eran rival para los cañones alemanes de 150 mm y el mortal Flak de 88 mm, el pequeño fuerte se resistió a los juegos. El 20 de mayo, [...] La torreta de armas mixtas del Bloque 2 en Boussois sufrió algunos daños y no pudo retraerse, pero se reparó en plena noche. El 21 de mayo, el poderoso intervalo de casamata de Heronfontaine repelió un asalto alemán con su torreta de armas mixtas "(Kaufmann, 2006, 162).

Los alemanes golpearon las posiciones francesas con poderosos morteros, incluidos los morteros de 210 mm, y repitieron los ataques de los bombarderos Stuka, pero el cemento y el acero resistieron estos ataques y los franceses siguieron luchando. Los alemanes finalmente redujeron las casamatas al atacarlas desde su lado ciego y usando cañones de 88 mm en blanco. Esto dañó los sistemas de ventilación lo suficiente como para que los franceses se rindieran para evitar la muerte por asfixia.

Mientras tanto, los cuatro petit ouvrages demostraron ser más duros para romper. Los alemanes finalmente forzaron su evacuación o rendición mediante el uso de cargas de demolición, disparos de cañón de 88 mm dirigidos directamente a disparos y lanzallamas. Las tropas de la Wehrmacht encontraron la necesidad de colocar enormes pantallas de humo para que pudieran acercarse a los emplazamientos a través de terreno abierto para presentar cargos.

El 22 de mayo, los alemanes intentaron la reducción de Fort Boussois. Su primer ataque al amanecer llegó al dolor cuando su fuego de artillería de apoyo se quedó corto y mató o hirió a un gran número de tropas atacantes, obligándoles a retroceder. Más tarde en la mañana, un bombardeo de artillería forzó a los franceses a retraer sus torretas eclipsantes en sus pozos, reduciendo el fuego defensivo lo suficiente como para que los ingenieros de combate alemanes se subieran a la cima del ouvrage. Ubicando los conductos del sistema de ventilación, los alemanes lanzaron cargas explosivas, destruyendo los sistemas de purificación de aire. Ante una muerte lenta pero inevitable por asfixia, los valientes defensores franceses se rindieron al mediodía.
Esa tarde, también cayó el ouvrage La Salmagne. Las rondas de humo permitieron a los ingenieros de combate alemanes escalar sobre ella. Estos hombres usaron hachas para destruir muchas de las ametralladoras que sobresalían de los disparos y comenzaron a buscar los conductos de ventilación. Los franceses, sabiendo que el juego había terminado, se rindieron antes de que su ventilación fallara. Los franceses evacuaron sus últimas posiciones el 23 de mayo, pero la pelea de Maubeuge había demostrado la dureza de incluso pequeñas oleadas y casamatas contra las armas más pesadas de la era.

La lenta y gradual reducción de la Línea Maginot continuó, aunque los alemanes concentraron la mayor parte de sus esfuerzos en otro lugar por un tiempo. La Wehrmacht llevó unas cuantas casamatas aquí y un pequeño petro allí, pero en general se contentaron con dejar la línea por un tiempo. Esto cambió el 14 de junio cuando la Wehrmacht lanzó la Operación Tigre contra Sarre Gap. Esta sección relativamente débilmente defendida de la Línea Maginot se encontraba entre las dos secciones modernas y masivamente fortificadas de la línea que custodiaba la frontera desde Suiza hasta las Ardenas. Esta ofensiva hacia el sur planeaba perforar la brecha, defendida solo por casas de bloques y diques en lugar de una línea continua de ouvrages, con 11 divisiones de infantería contra 5 regimientos franceses, más apoyo aéreo de Luftwaffe y una fuerza de apoyo colosal de 1,000 piezas de artillería.

Los alemanes comenzaron su ataque con vastos bombardeos de artillería, seguidos de grandes ataques de infantería y vehículos. Sin embargo, los defensores franceses de la brecha de Sarre se defendieron ferozmente. Los bloques, a pesar de su pequeño tamaño, aprovecharon los campos de fuego entrelazados para cortar a los atacantes alemanes. Los franceses también abrieron las puertas a las "zonas de inundación" preparadas, llenando con agua del río áreas enteras del frente y, por lo tanto, impidiendo aún más el avance alemán. La artillería francesa pre-avistada golpeó a la Wehrmacht con un bombardeo letalmente preciso.

El comandante alemán, von Witzleben, casi declaró una retirada total al anochecer del 14 de junio, ya que los franceses habían rechazado la mayoría de sus ataques con grandes pérdidas y las pocas ganancias aparecieron tácticamente insignificantes. Sin embargo, una patrulla alemana en el Bosque Kalmerich capturó a un mensajero francés que llevaba una orden de retirada, lo que convenció a Witzleben de ordenar otro ataque a la mañana siguiente. Los franceses, cayendo al amparo de la oscuridad, se vieron superados por una nueva ofensiva alemana a la mañana siguiente. Una vez más, los soldados franceses detuvieron los números inmensamente superiores de los alemanes al usar las posiciones defensivas más lejos de la frontera como un multiplicador de fuerza. En la noche del 15, sin embargo, se retiraron rápidamente, permitiendo un avance alemán sin oposición en el Sarre Gap el 16 de junio. En este punto, los alemanes habían roto en dos las defensas restantes de la Línea Maginot.

A pesar del avance en la brecha de Sarre, las mitades de Metz y Lauter de la línea Maginot permanecieron invictas. Masivamente fortificado y fuertemente armado, el sistema de fortalezas sobrevivió fácilmente a la pérdida de la sección Sarre en su centro y continuó obstaculizando los despliegues de tropas alemanas a través de la frontera.

Los alemanes lanzaron la Operación Little Bear, un cruce del Rin en otro punto débil en la Línea Maginot, el 15 de junio. 400 piezas de artillería destruyeron muchas pequeñas casamatas y búnkeres, pero las cargas demostraron ser inmunes, como de costumbre, tanto al fuego de artillería como al bombardeo de Stuka. Para el 16 de junio, los franceses se retiraron de sus posiciones en la orilla del río, pero lo hicieron solo para ocupar posiciones aún más difíciles en las montañas de los Vosgos, limitando el efecto de Little Bear y dejando la Línea Maginot aún esencialmente intacta y lista para el combate. Esta situación no cambió hasta después del armisticio el 25 de junio de 1940.

Nada destaca el hecho de que la Línea Maginot podría haber resultado decisiva si hubiera sido mejor apoyada y utilizada como base para contraataques agresivos basados ​​en comandos flexibles, en gran parte independientes, que la realidad de que sus defensores fueron los últimos soldados franceses en rendirse. “[E] uando el armisticio entró en vigor, las principales fortificaciones de la Línea Maginot todavía estaban intactas y eran capaces de continuar la lucha. Aunque el combate activo había terminado, varios comandantes de la fortaleza se negaron a admitir la derrota. Permaneciendo desafiantes, se rindieron solo después de ser ordenados por Gén. Georges, y luego sólo bajo protesta. A principios de julio, una semana después de que el resto del ejército francés depositara las armas, la última fortaleza fue entregada por su tripulación a la Wehrmacht ”(Romanych, 2010, 90).

Irónicamente, el sistema de fortalezas cuyo nombre se ha convertido en sinónimo de una estrategia defensiva inspirada en el miedo fue en realidad el último bastión desafiante de Francia durante la conquista nazi de 1940. Aunque este desafío seguía siendo en gran parte simbólico, la chispa final del espíritu de lucha francés se encendió. Un momento en la Línea Maginot.

domingo, 10 de marzo de 2019

SGM: Bosque alemán revela (más) atrocidades nazis

Bosque alemán revela pistas sobre víctimas asesinadas por los nazis

DW


En el centro de Alemania se han excavado zapatos, un peine y botones de prisioneros en su mayoría polacos y rusos masacrados por tropas nazis. Los equipos forenses han identificado solo a 14 de las 208 personas asesinadas allí en 1945.


Artefactos incluyendo zapatos, botones y cuencos.


Historiadores y arqueólogos de la región de Westfalia-Lippe (LWL) de Alemania presentaron el viernes 400 artefactos excavados en los últimos meses en tres sitios rurales donde, en marzo de 1945, las tropas alemanas mataron a tiros a trabajadores forzados.

Las tropas estadounidenses que avanzaban posteriormente dirigieron a los partidarios nazis a exhumar cuerpos en dos sitios forestales en la región de Arnsberg / Sauerland para los cementerios.


La información anónima de un informante a fines de 1946 llevó a un tercer sitio, donde los cuerpos se habían ocultado bajo un corral de vacas.

Últimos momentos forenses 'reconstruidos'

El jefe regional de Westfalia-Lippe, Matthias Löb, dijo el viernes que el trabajo de su personal, asistido por voluntarios equipados con detectores de metales, había dado pistas forenses sobre los últimos momentos de las víctimas, incluidas las balas alojadas en los suelos forestales que marcan los intentos aparentes de las víctimas para escapar.



"Estos asesinatos son parte de nuestra historia que debemos reconocer", dijo Löb, y agregó que el proyecto también buscó frustrar la actual minimización de la extrema derecha del pasado nazi de Alemania.

Tres grupos ejecutados

El general de la SS Hans Kammler ordenó a los escuadrones de su División für Vergeltung (División de Reprisal) que ejecuten a tres grupos de trabajadores forzados polacos y rusos durante tres días.

El arqueólogo de LWL Manuel Zeiler dijo que el enfoque "interdisciplinario y sistemático" del equipo había sido "único" entre las investigaciones de los sitios de crímenes de la era nazi en Alemania, siete décadas después de la Segunda Guerra Mundial.

400 artefactos encontrados

Muchos de los 400 artefactos fueron encontrados en suelos forestales en el valle de Langenbach, cerca de la ciudad de Warstein, dijo el historiador de LWL Marcus Weidner, agregando que los artículos descubiertos incluían zapatos, botones de colores, perlas, un libro de oraciones y un léxico en polaco, cubiertos y fragmentos de textiles. .

Al reconstruir los eventos en ese sitio, el LWL dijo que a 71 víctimas, entre ellas 60 mujeres, un niño y 10 hombres, aparentemente se les ordenó dejar sus escasas posesiones en el borde de un camino forestal antes de ser asesinadas a tiros en un acantilado.

El dinero robado de ellos terminó en la caja de efectivo de la división.

Se encontraron proyectiles diseminados por todo el bosque circundante. Los asesinos dejaron espadas, dijo el LWL.

Consecuencias de la atrocidad documentadas por los estadounidenses



Botones y cuentas fueron descubiertos en el sitio de la masacre.

En un segundo sitio, en Suttrop, cerca de Warstein, los trabajadores se vieron obligados a cavar trincheras dispuestas en forma de zigzag, en las cuales 57 personas fueron asesinadas a tiros por las tropas nazis, que se dice que forman parte de los soldados de la Waffen-SS y la Wehrmacht.

Más tarde, los estadounidenses ordenaron exhumaciones, convocaron a la población local y filmaron las consecuencias de la atrocidad. Los registros de la entonces 95 División de Infantería de los EE. UU. Sobre Warstein se guardan en el Archivo Eisenhower de los EE. UU.

"Hace poco recibí una llamada de una anciana que estaba involucrada en la operación", dijo Weidner a la emisora ​​pública regional WDR.

"Y, en la literatura hay muchos relatos de personas que aún recuerdan las escenas, los olores, que están fuertemente grabados en sus mentes".

Armonica, monedas sovieticas

El tercer sitio reexaminado desde el año pasado hasta enero de 2019 mostró una armónica, un estuche para gafas y un peine, dijo el LWL, así como monedas y una cuchara soviéticas.

En ese sitio, Eversberg, cerca de la ciudad de Meschede, las tropas nazis detonaron morteros para hacer una cavidad, en la que dispararon a 80 personas y luego ocultaron a las víctimas bajo el corral.

El consejo dado a las fuerzas del sector militar británico en noviembre de 1946 hizo que esos restos se exhumaran en 1947 y se colocaran junto a otros restos en el cementerio Fulmecke de Meschede, que pronto será renovado.


Solo 14 identificados


Weidner dijo que solo 14 de las 208 víctimas habían sido identificadas, gracias en parte a la investigación realizada en el extranjero.

El último trabajo ofreció la oportunidad de vincular a las víctimas con los posibles descendientes y superar la reticencia del pasado al descubrir "quién fue asesinado a tiros aquí", dijo Weidner a WDR.

El régimen de Hitler reclutó a más de 13 millones de personas como trabajadores forzados, muchos de los cuales trabajaron como esclavos como parte de la acumulación de armas en los nazis.

LWL es un conglomerado regional que administra escuelas, clínicas y museos que atienden a nueve ciudades y 18 condados en la franja oriental del estado de Renania del Norte-Westfalia.

ipj / sms (dpa, KNA)

sábado, 9 de marzo de 2019

Guerra de Secesión: Las heridas relucientes de los soldados


El misterio de las relucientes heridas de la guerra civil

Trisha Leigh Zeigenhorn | Did you know?




En 1862, en la batalla de Shiloh en Tennessee, cientos de hombres heridos cayeron y no pudieron levantarse. Debido a la batalla y la falta de recursos médicos, muchos sufrieron durante días en el suelo húmedo, frío y fangoso. Y mientras yacían allí (presumiblemente en agonía), algunos de ellos notaron que sus heridas comenzaron a brillar en un azul verdoso débil.

Una vez que los soldados se reunieron y fueron trasladados a un hospital del ejército, el misterio creció: los hombres que habían notado la tenue luz (ya que se llamaban Angel's Glow) resultaron ser mucho más propensos a recuperarse que los hombres cuyas heridas no brillaron en la oscuridad. .


Crédito de la foto: HistoryNet

El misterio de Angel's Glow se mantuvo hasta 2001, cuando Bill Martin, aficionado a la Guerra Civil de 17 años, visitó el campo de batalla de Shiloh con su madre. Allí se enteraron de la leyenda del brillo de Ángel, y su madre, microbióloga, comentó que la bacteria del suelo que estudió, Photorhabdus luminescens, es bioluminiscente, lo que significa que emite su propia luz.

Al enterarse de que el brillo de las bacterias es azul, su hijo se preguntó si podría haber sido la fuente del misterioso resplandor del ángel. Su madre alentó a Bill y su amigo Jonathan Curtis a abordar la pregunta para la feria de ciencias de su escuela.
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Mientras investigaban, quedaron perplejos cuando se enteraron de que la temperatura del cuerpo humano es demasiado alta para albergar a las bacterias brillantes, pero, después de enterarse de que los días de pasar los soldados en el suelo frío con poca o ninguna protección habrían reducido la temperatura de sus cuerpos. , siguieron adelante.

Los niños aprendieron que la bacteria P. luminescens vive dentro de pequeños gusanos parásitos llamados nematodos que se introducen en las larvas de insectos en el suelo, donde luego vomitan las bacterias brillantes. El vómito libera sustancias químicas que matan no solo las larvas, sino también cualquier otro microorganismo que vive dentro de ellas.


Crédito de la foto: Kids Discover

Y con eso, los chicos resolvieron el misterio. Se imaginaron que los hombres, tendidos en el suelo frío, tenían tierra contaminada en sus heridas. Los nematodos vomitaron las bacterias brillantes, que mataron a las otras bacterias (más dañinas) que infectaban los wills abiertos. Las bacterias brillantes funcionaban como un antibiótico, la razón por la que estos soldados tenían muchas más probabilidades de sobrevivir.

Proyecto de ciencia bastante genial, si me preguntas. Mucho mejor que el volcán de bicarbonato de soda o, más popular últimamente, el proyecto científico sobre cuánto estrés causa un proyecto científico a la familia promedio.

viernes, 8 de marzo de 2019

Virreinato del Río de la Plata: La destrucción de las reducciones jesuíticas

Destrucción de las Reducciones Jesuíticas

Revisionistas




Ruinas de San Ignacio Miní, Pcia. de Misiones, Argentina

La situación social, religiosa y económica de las misiones jesuíticas era buena, cuando fueron desterrados los jesuitas en 1767-1768. Ponemos esta doble fecha, porque, si bien es cierto que, desde julio de 1767, estaban enterados los jesuitas que habían de abandonar sus Reducciones, quedaron al frente de las mismas hasta agosto de 1768. Valiéndose de estos largos meses para predisponer el ánimo de los indios a recibir a los Curas y Administradores que habrían de reemplazarles en nombre del Rey.

El día 16 de agosto de 1768, después de haber hecho su cura, con anterioridad, un minucioso inventario de todas las existencias, se presentó en San Ignacio el primer administrador civil y el primer Cura que no era de la Compañía de Jesús, para hacerse cargo de la reducción. Ignacio Sánchez era el nombre del primero, y fray Domingo Maciel era el del segundo. Así ése como su compañero, fray Bonifacio Ortiz, eran religiosos de la Orden de Predicadores. En posesión ambos de sus respectivos cargos, el civil y económico el uno, y el religioso el otro, “como a las dos de la tarde de ese día -declaraba después el comisionado del gobierno, Francisco Pérez de Saravia- le hice saber al P. Raimundo de Toledo, al P. Miguel López y al P. Segismundo Baur, del Orden de la Compañía, la real Pragmática sanción, en presencia del Cabildo de este pueblo, y afirmaron los expresados regulares quedar entendidos de todo su contenido, e inmediatamente los entregué al cabo de granaderos, Jorge Sigle, para que, con seis hombres de escolta, los conduzca con su equipaje a la balsa que está prevenida, siguiendo la navegación por este río Paraná, sin arribar a puerto alguno, hasta el del pueblo de Itapuá, en donde los entregará al ayudante mayor, don Juan de Berlanga o el oficial que estuviese en aquel puesto, tomando recibo, con el que deberá satisfacer su comisión”.

Francisco Javier Bravo publicó, el texto del Inventario del Pueblo de San Ignacio Miní, y en él puede verse una detallada reseña de lo que había en la Iglesia y Sacristía, así en plata labrada como en ornamentos, y lo que había en la Casa de los Padres, y en las oficinas, como en la platería, herrería, barrilería, carpintería, etc. y lo que había en los almacenes o depósitos de los productos del pueblo.

En la descripción de lo que había en la iglesia hallamos estos datos: Una iglesia de tres naves con media naranja, en todo cumplida, toda pintada y a trechos dorada, con su púlpito dorado, con cuatro confesionarios, los dos con adornos de esculturas, y los otros dos de obra común. Su altar mayor con su retablo grande dorado. Al lado derecho de dicha iglesia tres altares: el primero de la Resurrección del Señor, con su retablo dorado; el segundo de San José, con retablo menor, medio dorado; y el tercero del mismo Santo, sin retablo.

Al lado izquierdo, tres altares: el primero de la Asunción de Nuestra Señora, con su retablo grande dorado; el segundo de San Juan Nepomuceno, con su retablo menor, medio dorado, y el tercero de Santa Teresa, sin retablo.

La capilla del baptisterio con su altar y retablo medio dorado, y pila bautismal, una de piedra y otra de estaño.

La sacristía y contrasacristía, y en ellas y en la iglesia, los retablos, las estatuas, cuadros, láminas, ornamentos, plata labrada y demás adornos y utensilios del servicio de la iglesia que siguen:

Plata labrada.
Custodia sobredorada, con varios esmaltes y piedras entrefinas.
Un copón con dos casquillos dorados por dentro.
Doce cálices, dorados los seis.
Una Sacra chapeada, y en ella varias imágenes de Santos, sacadas a buril, y sobredoradas, con las palabras de la consagración, Gloria y Credo grabadas y doradas, con su respectiva tabla, en forma de águila.
Dos lavabos en forma de águila.
Dos atriles chapeados.
Dos incensarios con dos navetas.
Seis blandones, etc.

En la Sala de Música se hallaron muchos papeles de cantar, cuatro arpas, siete rabeles, cinco bajones; rabelón, uno; chirimías, seis; clarinetes, tres; espineta, una; vihuelas, dos. Y allí también se encontraron los vestidos de cabildantes y danzantes: Casaca, cuarenta y cinco; chupas, cuarenta y cinco; calzones, cuarenta y cinco; corbatas, cuarenta y cinco; zapatos, noventa y seis pares.

Sombreros, cuarenta y cinco; medias de seda y de toda suerte, veinte y nueve pares; vestidos enteros de ángel, ocho; de húngaros, seis; sus turbantes, quince.

En los almacenes había de todo, desde yerba mate, cuya existencia era de más de 600 arrobas, y algodón, del que había 3.650 arrobas, hasta hierro (33 arrobas) y plomo (22 arrobas). Véanse algunos rubros de esta parte de los inventarios:

Cera de Castilla, diez y siete arrobas y dos libras.
Hilo de seda, dos libras, dos onzas. Hilo de Castilla, dos libras doce onzas.
Cera de la tierra, seis arrobas, quince libras.
Clavazón de hierro, doce arrobas.
Hilo de plata, dos libras seis onzas y media.
Hilo de oro, una libra, doce onzas y media.
Alambre de hierro, una arroba diez y ocho libras.
De metal amarillo, un rollito.
Escarchado de metal amarillo, una libra doce onzas.
Hebillas de zapatos, diez pares de estaño.
Item, papel, cien cuadernillos.
Mapas viejos, siete.
Incienso de Castilla, tres arrobas veinte libras.
Lacre, tres libras cuatro onzas.
Cedazos, esto es, tela de cedazos, veinticinco varas y una cuarta en tres pedazos.
Tela de plata, diez y nueve varas y media.
Terciopelo, siete varas.
Glase ya cortado para casullas en cuatro pedazos, tres de ellos de a vara y de un geme cada uno, y el cuarto de palmo y medio y todo colorado.
Tisú, tres varas.
Persiana colorada, veinte y cinco varas, y una cuarta.
Persiana blanca, tiene diez y nueve varas, y un geme.
Damasco azul, nueve varas y un geme.
Damasco morado, doce varas, menos un geme.
Damasco colorado, cinco varas y media.
Media persiana morada, diez y ocho varas y poco menos de media.
Raso colorado, setenta y tres varas.
Raso azul, diez y ocho varas.
Media persiana blanca, siete varas.
Raso morado, doce varas.
Raso verde, treinta y seis varas, un geme.
Encajes finos, tres piezas.
Item, otra pieza de lo mismo, siete varas
Item, otro rollo de lo mismo con cuarenta y seis varas y tres cuartas.

Por lo que toca a los ganados existentes en la estancia, se estableció en conformidad con un censo realizado en mayo de 1767, que había:

Vacas: 33.400
Caballos: 1.409
Mulas mansas: 283
Mulas chúcaras: 385
Yeguas mansas: 382
Yegua cría de burras: 222
Ovejas: 7.356

Los Curas que sucedieron a los jesuitas fueron religiosos de la Orden de Santo Domingo. Al padre Bonifacio Ortiz, que fue el primero que reemplazó a los jesuitas, en agosto de 1768, sucedió en 1771 fray Domingo Maciel, como Párroco, y fray Lorenzo Villalba, como ayudante. Fue confirmado en ese puesto fray Maciel en 1775, y fray Juan López sucedió a fray Villalba. En 1779 y en 1783 seguía fray Maciel al frente del pueblo, siendo sus ayudantes fray Faustino Céspedes en el primero de esos dos años, y fray Francisco Pera en el segundo de ellos. En 1787 fray Juan Tomás Soler remplazó a Fray Maciel y no tenía acompañante alguno.

Desde 1791 dejaron los Padres Dominicos de señalar Párroco para San Ignacio. Cada año fueron estos religiosos teniendo menos pueblos a su cargo. De diez, que tuvieron a su cargo en 1771, sólo tenían tres en 1803, que fueron las Reducciones de Yapeyú, San Carlos y Mártires, y en 1811 tenían aún a su cargo la postrera de estas reducciones, pero sin proveerla de Párroco. En 1815 y 1819 no se nombran Curas algunos para las mismas, como puede verse en las actas de los capítulos celebrados en esos años.

Es que desde la salida de los jesuitas, en agosto de 1768, los pueblos de Misiones, entre ellos San Ignacio Miní, fueron decayendo lenta pero constantemente. Los religiosos, que sucedieron a los Padres de la Compañía de Jesús, por más buena que sea su voluntad, desconocían el idioma de los indios y, lo que era aún más grave, desconocían la pedagogía a usarse con ellos. Los administradores, comenzando por Ignacio Sánchez dilapidaron los bienes de la comunidad.

Por lo que toca en particular a la Reducción de San Ignacio Miní, existe un documento del estado en que se hallaba en 1801 ese pueblo, otrora tan próspero y tan poblado. Dicho documento está suscripto a 31 de abril de ese año, y en el pueblo mismo de San Ignacio Miní, por Joaquín de Soria, gobernador, a la sazón, de los Treinta Pueblos, y va dirigido al Administrador Andrés de los Ríos. “Ordeno y mando al citado administrador que, sin desatender el cuidado de las estancias, y cuidado de la Chacarería, por ser estos dos ramos el principal nervio en que está vinculada la subsistencia de los naturales, ponga toda la aplicación y esmero en la reedificación de las cuadras caídas, composición de las que amenazan ruina, principalmente el templo y el segundo patio del colegio, en la mayor parte se halla destruido, y en la conservación y buen estado de servicio, en que se ven algunos edificios. Averigüe el paradero de muchas familias prófugas, cuya restitución al pueblo procurará por los medios más suaves, prometiéndoles a todos la indulgencia del castigo, para que, de este modo, vuelvan y se haga la Comunidad de ésta con más brazos para el cultivo de los terrenos”.

Esto ordenaba Joaquín de Soria, en tiempo del gobernador Lázaro de Ribera, y se refiere principalmente a los edificios, pero dos años antes, en 1788, el predecesor inmediato de Ribera, el gobernador Joaquín Alós, había expuesto y ponderado el estado de decadencia y de miseria que aquejaba a los otrora opulentos y prósperos pueblos misioneros, y con referencia particularmente a San Ignacio Miní, manifestaba que “esta falta (de ropa) ha puesto a los más de ellos en estado miserable e indecente a la vista”. No eran los de San Ignacio Miní una excepción ya que “muchos de los de San Ignacio Guazú se hallan andrajosos y desnudos la mayor parte de los párvulos”. Y en Itapuá vio él mismo el “lastimoso espectáculo” que presentaban “a mi vista”, los más de sus moradores.

Estando los pueblos en este abandono religioso, material y económico, nada extraño es que la población de los mismos fuera, cada día, más escasa hasta reducirse a una insignificancia. Lo curioso es que no obstante tantas exacciones y abusos, de parte de tantos administradores, y no obstante tanto descuido y apatía por parte de no pocos Curas, siguieran los indígenas fieles a su vida de Comunidad, desde 1767 hasta 1810, pero fue, a partir de 1816 y para resistir la invasión lusitana sobre la Banda Oriental, que organizó el general Artigas con sus ejércitos, uno de los cuales, al mando del indio Andrés Guacurarí, del pueblo misionero de San Borja y comúnmente conocido con el nombre de Andresito y debía operar en el Alto Perú, obedeciendo órdenes superiores, se empeñó en apoderarse de los cinco pueblos del Paraná, entre ellos San Ignacio, que estaban dominados por Francia.

Artigas sostenía que, por el tratado de 1811, correspondían esos pueblos a la llamada Liga de Provincias, de las que era él el protector, y aunque Andresito tomó sin mayores dificultades la Reducción de Candelaria, que era la más defendida, le costó no poco apoderarse de Santa Ana, de Loreto, de San Ignacio y de Corpus.

Dominaba Andresito estas reducciones, cuando José Gaspar Rodríguez de Francia determinó destruirlas a fin de no dejar a su enemigo, ni fuentes de recursos, ni recintos defensorios. Así lo hizo en el decurso de 1817. El destrozo unas veces, los incendios, otras veces, destruyeron o dejaron maltrechos a todos los pueblos misioneros. Algunos, como Yapeyú, totalmente arrasados; otros como San Ignacio Miní, destartalados o en ruinas. Lo impresionante y conmovedor es el hecho de que todavía en 1846 había indígenas que moraban junto a los muros de lo que fue otrora la Reducción de San Ignacio Miní.

Esta quedó olvidada en medio de las bravías selvas que la rodeaban hasta que, en los postreros años del siglo XIX, llegó hasta sus solitarias ruinas el agrónomo Juan Queirel y, en dos folletos, intitulado el uno “Misiones”, publicado en 1901, comunicó a los estudiosos una noticia comprensiva y objetiva de lo que eran entonces las ruinas de San Ignacio Miní.

“Mi permanencia en esta localidad –escribió Queirel- donde he delineado un centro agrícola, que hará renacer de sus cenizas al incendiado y arruinado pueblo de San Ignacio Miní, me ha permitido visitar con alguna detención las interesantes ruinas de dicho pueblo, que, como bien se deja ver por ellas, fue una de las más importantes y prósperas reducciones.

Por propia satisfacción he recorrido las ruinas, midiendo y observando; y después de muchas horas, así empleadas, he podido levantar el plano adjunto. Por temor de inventar, he puesto en él solamente lo que hay en el terreno. Asimismo ciertos lienzos de pared que represento por una línea seguida, no son de hecho sino escombros diseminados que, en vez de guiar, confunden sobre la verdadera dirección que tuvieron las antiguas hileras de casas, cuartos, etc.

Hay que saber que las ruinas están entre un monte espeso y salvaje (con muchos naranjos) en que los árboles, lianas y demás plantas han tomado por asalto, casas, iglesia, colegio, etc.

Los pueblos de las misiones argentinas fueron, como es sabido, incendiados y destruidos, unos por los portugueses, otros por los paraguayos, y por eso sus ruinas están en mucho peor estado que las de las Misiones brasileñas y paraguayas, en las cuales se conservaban edificios completos, que son aún habitados, como en Villa Encarnación sucede.

No obstante que, en estas últimas ruinas, se puede estudiar mejor las antigüedades jesuíticas, yo he creído útil hurgar en las ruinas que tenía a mi alcance, aunque más no fuera, que para confirmar las descripciones antiguas.

Aún en el estado en que se encuentra aquel viejo pueblo en escombros, es muy interesante.

Si de mí dependiera, esas ruinas, esas piedras labradas y esculpidas, que representan el arte de los jesuitas, y la atención, la perseverancia y el sudor de millares de Guaraníes; esas piedras que han escuchado tantos cánticos, tantas plegarias cristianas, pronunciadas en una lengua primitiva, que han asistido a tantas escenas de una civilización única en la historia. Si de mí dependiera, lo repito, esas ruinas serían respetadas, cuidadas, conservadas, para que fueran, como dice Juan Bautista Ambrosetti, un atractivo más de Misiones, y no el menor, un punto de cita para los turistas futuros”.

La Reduccion Jesuítica San Ignacio Miní, junto con las de Nuestra Señora de Loreto, Santa Ana y Santa María la Mayor (ubicadas en la Argentina) fueron declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1984.

Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Furlong, Guillermo – Las Misiones y sus pueblos - Buenos Aires (1971).
Portal www.revisionistas.com.ar
Todo es Historia – Mayo de 1971

jueves, 7 de marzo de 2019

China Imperial: Las lecciones de la rebelión Boxer

La rebelión Boxer: Más lecciones de la derrota

Weapons and Warfare





En la primavera de 1900, el Boxer Rising estalló. Dirigida por una sociedad secreta chamánica dedicada a las artes marciales tradicionales, la revuelta se dirigió contra los extranjeros, especialmente los misioneros, quienes, en el interior de China, fueron vistos como socavando e insultando las creencias y prácticas chinas. Tan espontáneo como el Indian Mutiny de 1857, el Rising atrajo a una multitud de chinos descontentos, incluidos campesinos y soldados retirados del servicio, contrabandistas, e incluso algunos funcionarios y miembros de la familia.

La rebelión Boxer reveló el ingenio de la resistencia de la gente común, así como el profundo resentimiento popular de la presencia extranjera en China y las presiones que ejercen sobre los funcionarios locales. Pocos chinos alguna vez vieron a un hombre blanco, pero sus vidas se vieron profundamente afectadas por los nuevos hechos creados por los extranjeros en China: la sujeción a los ciclos económicos mundiales, por ejemplo, que dejaron a la gente sin trabajo.

Un país cuyo nivel de vida era superior al de Europa antes de 1800 se había convertido constantemente a lo largo del siglo XIX en un gigante indefenso ante los misioneros, empresarios, diplomáticos y soldados occidentales. Las deudas e indemnizaciones extranjeras suponen una carga abrumadora para el tesoro nacional. El gobierno tuvo que pedir muchos préstamos para el intento más pequeño de modernización; incluso el ferrocarril, un símbolo del progreso en todas partes, solo sirvió para empujar a China a que se endeudara a la vez que abría gran parte del interior de China a las tropas extranjeras.

Los Boxers reflejaron una ira pública a fuego lento al romper las vías del tren. Cuando los ataques de los boxeadores a occidentales y chinos convertidos al cristianismo se extendieron a Beijing en junio de 1900, las potencias occidentales protestaron ante la emperatriz viuda, quien calculó que podía usar a los boxeadores contra los occidentales y deshacerse de China por completo. La decisión reflejó una ignorancia total del verdadero equilibrio de poder en el mundo. Su oportunista declaración de guerra, mientras que la legación extranjera estaba bajo el asedio de los Boxers, pronto fue igualada por una movilización militar en su contra por todas las principales potencias mundiales. Veinte mil soldados tomados de varios países, incluido Japón, marcharon a Pekín para aliviar el asedio y saquear la ciudad.



Entre el contingente británico se encontraba un soldado del norte de la India, Gadhadar Singh, que simpatizaba con la causa antioccidental de los boxeadores, aunque creía que sus malas tácticas habían "cubierto a todo su país y su política en polvo". Su primera visión de China fue el paisaje cerca de Pekín, de chinos hambrientos con cuerpos esqueléticos en aldeas abandonadas o destruidas, sobre cuyos edificios destruidos ondeaban las banderas de los despobladores de China: Francia, Rusia y Japón. Las aguas del río se habían convertido en un "cóctel de sangre, carne, huesos y grasa". Singh culpó particularmente a los soldados rusos y franceses por los asesinatos en masa, los incendios provocados y las violaciones infligidas a los chinos. Algunos de los soldados torturaron a sus víctimas simplemente por diversión. "Todos estos deportistas", señaló Singh, "pertenecían a lo que se llamaban" naciones civilizadas "."

"Incluso los corazones de piedra", escribió Singh, "se habrían derretido y sentir compasión". "No fue necesario que mi corazón se conmoviera por la compasión", agregó, "porque había venido a luchar contra los chinos". Pero ... sentí una emoción que nació no por deber sino en la mente. "Tratando de comprender su simpatía por los chinos, Singh se dio cuenta de que era chino, como muchos indios, y por lo tanto" vecinos y compañeros residentes de Asia'.

No muchos soldados experimentaron un respeto tan tierno por los chinos. Despachando una fuerza punitiva alemana a China en 1900, el Kaiser los exhortó a ser tan brutales con la "cultura pagana" como Atila el Huno, para que "¡ningún chino vuelva a atreverse a mirar a un alemán!" Pierre Loti fue testigo de la devastación causada por las tropas occidentales en la ciudad capital: 'Pequeños ladrillos grises: este es el único material con el que se construyó Beijing; una ciudad de casas pequeñas y bajas decoradas con un encaje de madera dorada; una ciudad de la que solo queda una masa de escombros curiosos, después de que el fuego y la cáscara se han derrumbado sus materiales endebles ".

Reviviendo su escape de la capital sitiada por los bárbaros en 1860, la emperatriz viuda huyó de Beijing disfrazada con el traje azul de un campesino. Sus representantes firmaron otro acuerdo con las potencias occidentales que, entre otras sanciones, impuso una indemnización casi el doble del tamaño de los ingresos anuales del gobierno. Prometieron construir monumentos a los misioneros cristianos asesinados por los boxeadores y, aunque aceptaron restricciones en el tamaño de sus militares, tuvieron que tolerar una mayor presencia militar extranjera en suelo chino.



Castigado por este giro de los acontecimientos, incluso la emperatriz viuda ahora contemplaba algunas reformas radicales. Comenzó lentamente, pero cuando murió en 1908, había dado los pasos necesarios para garantizar la construcción de un estado moderno. Poco después de la derrota de Rusia en Rusia en 1905, Japón abolió los exámenes tradicionales para el servicio civil que había servido como la columna vertebral del estado imperial durante más de un milenio. En su lugar, la corte Qing estableció escuelas modernas con un plan de estudios occidental y envió a estudiantes chinos al extranjero, a Europa y los Estados Unidos, así como a Japón. La noticia, que llegó al entonces feroz nacionalista Aurobindo Ghose (1872–1950) en la lejana India, le provocó elogios de un vecino aparentemente creciente:

China se ha estado educando, entrenando y armándose a una velocidad que el mundo exterior tiene una concepción muy escasa. Ella envió una Comisión de Observación a Occidente y decidió desarrollar un gobierno constitucional en los próximos diez años. Ella ha impulsado el trabajo de revolucionar su sistema de educación.

Miles de jóvenes chinos fueron introducidos por primera vez en ciencias modernas, ingeniería, medicina, derecho, economía, educación y habilidades militares. En su interior de la provincia de Hunan, Mao Zedong (1893–1976), de dieciséis años, fue uno de los primeros estudiantes en una escuela que impartió lo que se llamó el "Nuevo Conocimiento". El adolescente Mao leyó sobre las revoluciones estadounidense y francesa, Rousseau y Washington, y aprendió sobre la magnitud de la degradación de China en manos de Occidente a través de un profesor que había estudiado en Japón. Décadas más tarde, recordó al escritor estadounidense Edgar Snow que

Comencé a tener cierta conciencia política, especialmente después de leer un folleto que hablaba del desmembramiento de China. Recuerdo incluso ahora que este folleto se abrió con la frase: '¡Ay, China será subyugada!' Contó la ocupación de Japón por Corea y Taiwán, la pérdida de la soberanía en Indochina, Birmania y otros lugares. Después de leer esto, me sentí deprimido por el futuro de mi país y comencé a darme cuenta de que era el deber de la gente ayudar a salvarlo.

Entre otras reformas, el ejército se modernizó. Pronto surgió una nueva élite profesional de hombres del ejército, particularmente bajo Yuan Shikai (1859–1916), un general en el antiguo ejército Qing. La academia militar establecida por Yuan al sur de Beijing formó inicialmente, entre otros, al futuro líder nacionalista, y al rival de Mao, Chiang Kai-shek (1888–1975). Una glamorosa cepa militarista apareció en la vida urbana china que hasta ahora había conferido prestigio a los caballeros confucianos vestidos de seda con un don para la poesía y la caligrafía. Las organizaciones voluntarias dedicadas a modernizar y fortalecer a China surgieron tanto en China como en la diáspora china.

Las reformas también tuvieron consecuencias no obvias para los reformistas de Qing. Los estudiantes que se habían politizado profundamente por su estadía en Japón volvieron a formar alianzas duraderas contra Qing con graduados afines de las nuevas escuelas y academias militares. Muchos de estos eran nacionalistas radicales en el estilo darwinista social europeo, tomando prestado de los ejemplos de Alemania y Japón para postular una "esencia nacional" Han contra el manchus alienígena.

Para los nacionalistas radicales, el gobierno manchú o "extranjero" sobre China constituía un mal mayor que los imperialistas occidentales. El más famoso de ellos, un estudiante de dieciocho años de Sichuan llamado Zou Rong, publicó un tratado titulado 'El Ejército Revolucionario' en 1903, que denunció los hábitos de la esclavitud mental de los chinos Han y defendió la redención a través de una sangrienta extirpación del Manchus. . Anticipando las opiniones de Frantz Fanon sobre la calidad emancipatoria de la violencia revolucionaria, Zou escribió que
La revolución es una regla universal de la evolución. La revolución es un principio universal del mundo. La revolución es la esencia de la lucha por la supervivencia o la destrucción en un momento de transición. La revolución se somete al cielo y responde a las necesidades de los hombres. La revolución rechaza lo corrupto y conserva lo bueno. La revolución es el avance de la barbarie a la civilización. La revolución convierte a los esclavos en amos.

En el mismo año, Zhang Taiyan, el erudito clásico y colega cercano de Zou Rong, escribió una carta abierta a Kang Youwei ridiculizándolo por su continuo apoyo al emperador manchú, un desgraciado desgraciado que no puede ni mucho menos decir la diferencia. entre un frijol y un fideo '. También se burló de Kang por expresar el temor de que la revolución en China conduciría a sangrientos terribles, dictaduras e invasiones extranjeras: "¿Se puede lograr un sistema constitucional", preguntó, "alguna vez sin un derramamiento de sangre?" Zhang afirmó que la violencia en la causa de la raza La venganza étnica fue tan justificada moralmente como la revolución de los derechos humanos: "En cuanto a aquellos pueblos que, siguiendo el modelo del diabólico [presidente estadounidense] McKinley, se involucraron en el expansionismo con el pretexto de ayudar a otros, debemos convertirlo en un principio para matar". A ellos sin perdón.

Zhang también atacó los elogios de Kang Youwei por la literatura y la filosofía de la India. "Los indios", escribió, "en general no les importa si su territorio nacional está perdido o si su raza disminuye ... La determinación china es más fuerte que la india, y podemos prever que los logros chinos ciertamente superarán los de los indios". Zhang fue Encarcelado por sus comentarios sobre el emperador. En la cárcel, donde se embarcó en un estudio del budismo que cambió su vida, escribió más misivas:

Con nuestra gente y nuestra cultura en sus lugares apropiados, debo tratar de irradiar su esplendor. Mi voluntad aún no ha alcanzado su fin. Todavía estoy encadenado por el estado enemigo. Otros me seguirán para renovar la llama dorada. Si la antigüedad de nuestra nación y el registro histórico de nuestro pueblo llegaran a su fin en mis manos, y la continuación de la amplia y magnífica beca de China sea eliminada, este será mi crimen.

Desde Hawai, Liang Qichao siguió la noticia de la mayor humillación de China hasta el momento, y la última de sus antiguas creencias comenzó a morir. En una carta a Kang, denunció "la mentalidad servil" del pueblo chino. En este mundo sombrío en el que se encuentra China, donde "la batalla es la madre de todos los progresos", Confucio ya no podría ser la única guía. La monarquía constitucional tampoco podría ser el sistema correcto para un pueblo que necesitaba desesperadamente ser educado y movilizado en torno a un Estado-nación fuerte.

El status quo era intolerable, ya que un sistema autocrático que se autoperpetuaba trataba a los chinos como esclavos, haciéndolos indiferentes al bien público. En su famosa serie de ensayos, "Discursos sobre la nueva gente", Liang argumentó que nada menos que una destrucción total del régimen de Manchú podría salvar a China. "He pensado y he pensado otra vez", escribió, "sobre el sistema popularmente aceptado en China hoy en día; casi no hay un solo aspecto que no deba ser destruido y barrido, raíz y rama. Invocando nuevamente el darwinismo social, advirtió Liang, "cuando una raza no puede cumplir las exigencias de los tiempos, no puede soportar". La libertad era una necesidad absoluta para China, escribió, invocando las famosas palabras de Patrick Henry, "Dame la libertad o dame la muerte".

Liang se estaba acercando a una ruptura con Kang Youwei, quien todavía creía que una monarquía sabia y paternalista podría lanzar a China a la modernidad. Kang había tratado de avivar una revuelta armada durante el Boxer Rising. El fracaso lo obligó a buscar refugio en Penang, donde se peleó con Sun Yat-sen; luego se mudó a la India en diciembre de 1901. Pasó un año en la localidad del Himalaya de Darjeeling, durante la cual terminó su tratado llamado Libro de la Gran Comunidad, que ofrecía una visión utópica de una armonía posnacionalista. Como muchos pensadores chinos de su época, Kang resultó ser menos nacionalista que utopista internacionalista. Tal como él lo vio, una comunidad moral universal del futuro trascendería todas las distinciones de raza, etnia e idioma, e incluso disolvería a la familia, una visión que resucitaría en China bajo Mao Zedong.

miércoles, 6 de marzo de 2019

España: El renacimiento cultural de los Tercios

La segunda vida de los tercios

Proliferan libros, conferencias, recreaciones al aire libre y perfiles en redes sociales dedicados a alimentar un creciente interés por la historia de las unidades militares españolas




Recreación de los Tercios de Flandes, en el desfile de las Fuerzas Armadas de 2017 en Madrid. Kiko Huesca Efe


Vicente G. Olaya | El País


Los 1.800 soldados del tercio se levantaron el 5 de septiembre de 1634 con las primeras luces. Se vistieron con sus mejores ropas, de los más vivos colores, se ataron un lazo o una banda roja al brazo, se pusieron morriones o chambergos de plumas blancas y empuñaron las armas que les correspondían: picas, mosquetes, arcabuces, ballestas o espadas. Horas después, sobre la colina de Allbuch (Nördlingen, Alemania), el mariscal de campo Martín de Idiáquez tomó la decisión de no retroceder a pesar de las brutales cargas de los regimientos suecos. “Seis horas enteras sin perder pie, acometidos dieciséis veces, con furia y tesón no creíble; tanto, que decían los alemanes que los españoles peleaban como diablos y no como hombres”, relatan las crónicas de la época. Tras dos días de lucha, el ejército protestante se derrumbó.

Historias como esta alimentan un renovado interés por la peripecia del ejército que dominó Europa durante al menos 110 años, y cuyas hazañas (y derrotas) llenan conferencias y recreaciones a cielo abierto, levantan pasiones en las redes sociales, inspiran nuevos títulos y hasta la apertura de librerías especializadas en una unidad creada en 1536 y cuya presencia fue sinónimo de victoria hasta 1643.


Rafael Rodrigo, doctor en Historia y coordinador del Foro de Historia Militar Gran Capitán, explica que los seguidores de su asociación han pasado en pocos años de 3.000 a 30.000. “Las conferencias son multitudinarias. Convocas actos sin demasiada publicidad y se presentan 300 personas de toda España”. Rodrigo cree que las causas están relacionadas con las “recreaciones pictóricas de Augusto Ferrer-Dalmau, las novelas de Arturo Pérez-Reverte [Alatriste] y series televisivas como El Ministerio del Tiempo”. “Hay quien conecta este fenómeno con la política. Yo creo que no. Interesa a gente de todo tipo e ideología, pero puede que la existencia de movimientos independentistas haya incrementado el interés”, agrega.

Los tercios eran el ejército que los Austrias españoles usaban para dominar el mundo, un arma de guerra imposible de derrotar y que no se correspondía con ninguna anterior dentro del arte militar. Hunden sus raíces entre el final del siglo XV y el principio del XVI. Existen especialistas que los relacionan con las tropas de los Reyes Católicos y con las coronelías de Gonzalo Fernández de Córdoba. De todas formas, lo más aceptado por los historiadores es que no fue hasta las llamadas Ordenanzas de Génova de 1536 cuando por primera vez aparecen en un texto escrito.

Estaban formados, en el papel, por 3.000 hombres e, inicialmente, fueron cuatro tercios: Nápoles, Sicilia, Lombardía y Niza (también llamado Málaga). Carecían de denominación militar oficial y sus nombres procedían del lugar de nacimiento del maestre de campo que las comandaba. La presión bélica que sufría España en el continente hizo que su número aumentase y tuviesen que diferenciarse los antiguos (tercios viejos) de los de nueva creación (tercios nuevos). Todos, viejos y nuevos, mezclaban en sus filas soldados de experiencia y bisoños. Y todos disponían del mismo material militar.

José Alberto Rodrigo, uno de los cuatro socios de la librería Tercios Viejos (María Panés 4, Madrid), admite que la apertura de su negocio está relacionada con este incremento del interés por los tercios. “Hay una afición enorme, lo que hace que cada vez se publiquen más libros relacionados con este tema. De Pavía a Rocroi,de Julio Albi de la Cuesta, va ya por su quinta edición. Nosotros, por ejemplo, damos charlas en nuestro local y los llenos son absolutos. Cuando se convoca una recreación histórica, como la que se hizo en Riaza [Segovia] en mayo, el éxito está asegurado”.

Cada tercio estaba formado por 10 unidades o compañías que incluían tres tipos de soldados: piqueros, arcabuceros y rodeleros. Cada maestre de campo, el máximo responsable del tercio, contaba con una decena de capitanes, de los que dependían sargentos, alféreces, sargentos mayores, capellanes (jesuitas), barberos… Los soldados, si no confiaban en su capitán, podían cambiar de compañía sin ningún problema. Los asuntos internos nunca se resolvían a golpes. Solo había una solución ante cualquier insubordinación: la espada.

El historiador militar Agustín Rodríguez cree que el resurgimiento del interés por los tercios procede de países anglosajones donde es habitual estudiar y recrear batallas. “Hemos perdido esa vergüenza, y la pasión por nuestra historia ha dejado de ser particular. Poca gente sabe que Cervantes, Lope de Vega o Calderón estuvieron en los tercios. Lo están descubriendo ahora. Eran como nuestros mosqueteros particulares”.

Los tercios españoles solo podían ser comandados por soldados que hablasen castellano, catalán, portugués o sardo. Cualquier otro tenía vedado su ascenso, por eso los italianos que chapurreaban español se hacían pasar por valencianos para intentar su promoción. “Era algo así como que los ejércitos del Rey que dominaban Europa solo los podía dirigir un español”, indica Rafael Rodrigo.

El ingreso se llevaba a cabo mediante el llamado documento de firma, que incluía un anticipo de la paga (el resto de abonos se hacían de rogar) y no conllevaba ningún juramento. El contrato era de por vida y solo se podía abandonar con una dispensa del virrey o del maestre.

Se mantuvieron invictos hasta Rocroi (1643), aunque siguieron peleando hasta 1659 con la Paz de los Pirineos. Su última gran victoria fue en Valenciennes (Francia) en 1656. Felipe V los eliminó para crear los regimientos, de origen francés, y que perviven desde entonces, aunque los tercios han vuelto ahora.

Pérez-Reverte: “Europa se formó luchando contra Paco o Manolo”

El escritor Arturo Pérez-Reverte, al que todos identifican como uno de los pilares de este fenómeno, se queja de que haya quien relacione la historia de los tercios con el franquismo. “Es verdad que el Régimen lo utilizó, pero no tiene nada que ver. Nuestra historia está escrita por desesperados y muertos de hambre que dominaron el mundo. Los tercios eran los marines del XVI, y hay avidez por conocer nuestro pasado”, señala. “Los planes de estudios de los que se ha eliminado esta parte de nuestra historia nos han dejado huérfanos y hay un gran deseo por aprender algo fascinante”.

Pérez-Reverte admite que en 1996, cuando publicó la primera novela de Alatriste, abrió un camino, porque “los tercios estaban olvidados. Nadie hablaba de ellos. Nadie se atrevía a contarlo. Rescaté su recuerdo contando la parte oscura de aquellos hombres”.

Cree que la pintura de Augusto Ferrer-Dalmau El último tercio, en la que se describe la derrota en Rocroi, “de soledad y abandono, con una infantería destrozada”, fue un hito porque recreó la “imagen física” de aquellos ejércitos. “Europa se formó luchando contra aquellos hombres que se llamaban Paco o Manolo”.

El escritor destaca el libro De Pavía a Rocroi, de Julio Albi, para entender el interés por este arma. “Yo creé un personaje. Albi lo convirtió en historia. No se puede entender nada sin leerlo”.