viernes, 18 de diciembre de 2020

Independencia: ¿Por qué las colonias españolas se separaron y la portuguesa se mantuvo unida?

Por qué la América española se dividió en muchos países mientras que Brasil quedó en uno solo

Derechos de autor de la imagen BBC/Kako Abraham
Image caption La América española se dividió en 19 Estados mientras que la portuguesa solo en uno, Brasil.

Cuando Cristóbal Colón tocó tierra tras su travesía del Atlántico, en 1492, no imaginaba todavía que cambiaría el curso de la historia para siempre.

Tampoco pensaría que de allí a pocos años desencadenaría una lucha entre las dos mayores potencias económicas y militares de la época, España y Portugal, por hacerse con las riquezas de ese territorio aún desconocido para los europeos.

Dos años después, los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, y el de Portugal, Juan II, llegaron a un compromiso y firmaron en Tordesillas (entonces Reino de Castilla) un pacto para repartirse las tierras "descubiertas y por descubrir" fuera de Europa.

Derechos de autor de la imagen BBC/Cecilia Tombesi
Image caption El Tratado de Tordesillas estableció en 1494 el reparto de las zonas de navegación y conquista del océano Atlántico y del Nuevo Mundo entre las coronas españolas y portuguesas.

Más de 500 años después, el mapa latinoamericano sigue exhibiendo la herencia cultural de esa lucha: desde los cañones del río Bravo hasta las frías laderas de la Tierra del Fuego, los idiomas más hablados son el español y el portugués.

Pero, mientras el castellano se habla en 19 Estados distintos, el portugués sigue siendo la lengua oficial de uno solo, Brasil.

¿Por qué la América española se fracturó en tantos países mientras que la América portuguesa quedó sustancialmente igual que en la época de la colonización?

Hay varias razones que explican este acontecimiento y los historiadores no siempre coinciden.

 
El Tratado de Tordesillas fue el resultado de un proceso de un año repleto de incertidumbre.

Diferencia en la administración de las colonias

Una de las causas tiene que ver con la distancia geográfica entre las ciudades de las antiguas colonias y la forma en que eran administradas por sus respectivas metrópolis.

Según el historiador mexicano Alfredo Ávila Rueda de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque la América portuguesa - el actual Brasil- tenía unas dimensiones continentales, la mayor parte de la población se concentraba en las ciudades costeras y la distancia entre ellas eran menores que las que había en la América española.

Ésta estaba formada por cuatro grandes virreinatos: Nueva España, Perú, Río de la Plata y Nueva Granada. Cada uno de ellos respondía a la Monarquía Hispánica, era administrado localmente y tenía pocos vínculos con los otros.

Además se crearon varias capitanías, como las de Venezuela, Guatemala, Chile y Quito, que tenían gobiernos independientes de los virreinatos.

"La administración española se estableció alrededor de dos centros principales: México y Lima. Eso no sucedió en Brasil, donde la administración era mucho más centralizada", explica el historiador mexicano.

 
 
Militar liberal y líder político venezolano, Simón Bolívar fue uno de los primeros en luchar por la descolonización de la América española.

Españoles nacidos en España vs. españoles nacidos en las colonias

Otra diferencia, según el historiador brasileño José Murilo de Carvalho, está relacionada con la formación de las elites en los dos imperios coloniales.

"En Brasil, la élite era mucho más homogénea ideológicamente que la española", explica Carvalho, y esto se debió a que el país luso nunca permitió la creación de universidades en su colonia. Hasta los colegios de enseñanza superior se crearon sólo después de la llegada de la corte en Brasil, en 1808.

Por lo tanto, los brasileños que querían tener educación universitaria tenían que viajar a Portugal.

"Ante la petición de crear una escuela de Medicina en Minas Gerais, en el siglo XVIII, la respuesta de la Corte fue: 'ahora piden una facultad de Medicina, en poco tiempo van a pedir una facultad de Derecho y luego van a querer la independencia'", ejemplifica el historiador brasileño.

El reparto de poder en las élites en los imperios era bastante distinta.

Una vez formados - 1.242 estudiantes brasileños pasaron por la Universidad portuguesa de Coimbra entre 1772 y 1872- esos ex alumnos volvían a Brasil y ocupaban cargos importantes en la administración de la colonia, lo que, en opinión de Carvalho, favoreció un sentimiento de unidad en la colonia, garantizó la obediencia a la corte real y generó confianza en las virtudes del poder centralizado.

Por el contrario, durante el mismo período, 150 mil estudiantes se formaron en las academias de la América española. En las colonias había al menos 23 universidades, tres de ellas sólo en México.

Por esta razón, argumenta el historiador, los movimientos de independencia en la América española comenzaron a ganar fuerza, en el siglo XIX, sobre todo en los lugares donde había universidades y prácticamente todos los lugares donde había una universidad acabaron dando origen a un país diferente.

El historiador Ávila Rueda, sin embargo, rechaza esta última hipótesis. "Estas universidades eran en su mayoría reaccionarias, aliadas de la Corona española", asevera.

"La Universidad de México, por ejemplo, era reaccionaria a tal punto que, en 1830 -tras la independencia- el gobierno mexicano decidió cerrarla porque creía que no sería posible reformarla", añade.

 
El argentino José de San Martín es también conocido como El Libertador de Argentina, Chile y Perú.

El catedrático mexicano asegura que la circulación de periódicos, libros y folletos en la América española - que, en cambio, no estaba permitida en la América portuguesa (la prohibición se levantó solo en 1808, con la llegada de la corte portuguesa a Brasil)- tuvo un papel mucho más relevante en la construcción de las identidades regionales que las universidades.

Al mismo tiempo, en la América española las elites locales nacidas en las colonias, los así llamados "criollos" (grandes propietarios de tierras, arrendatarios de minas, comerciantes y ganaderos) eran despreciados por los nacidos en España, los Peninsulares.

Sin embargo, hasta 1700, cuando España era gobernada por la dinastía de los Habsburgo, las colonias tuvieron bastante autonomía. Pero todo cambió con las reformas borbónicas llevadas a cabo por el rey Carlos III.

En aquel momento España necesitaba aumentar la extracción de riqueza de sus colonias para financiar sus guerras y mantener su imperio.

Para lograrlo, la Corona decidió expandir los privilegios de los Peninsulares, que pasaron a ocupar los cargos administrativos anteriormente destinados a los criollos.

Paralelamente, las reformas realizadas por la Iglesia Católica redujeron los papeles y los privilegios del clero más bajo, que también estaba formado en su mayoría por criollos.

Napoleón invade Portugal y la familia real portuguesa huye a Brasil

La familia real portuguesa huyó hacia Brasil después de la invasión de las tropas de Napoleón Bonaparte.

Según los historiadores, tal vez la razón más importante para explicar el mantenimiento de la unidad de Brasil fue la huida de la familia real portuguesa.

En 1808, después de que el ejército de Napoleón Bonaparte invadiera Portugal, el príncipe regente João huyó a Río de Janeiro y trasladó consigo toda la corte y el aparato gubernamental: archivos, bibliotecas reales, la tesorería y hasta 15 mil personas.

Río de Janeiro se convirtió entonces en la sede político-administrativa del imperio luso y la presencia del rey en territorio brasileño sirvió como fuente de legitimidad para que la colonia se mantuviera unida.

"Si João no hubiera huido a Brasil, el país se habría dividido en cinco o seis estados distintos y las zonas económicamente más próspera, como Pernambuco y Río de Janeiro, habrían logrado su independencia", señala Carvalho.

Vacío de poder en España

El levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid, duramente reprimido por las tropas napoleónicas, dio el pistoletazo de salida para la guerra de independencia española.

En España, la invasión del general francés obligó al rey Carlos IV y a su hijo, Fernando VII, a abdicar en favor del hermano de Napoleón, José, que más tarde se convertiría en José I de España.

Esto generó un vacío de poder.

Varias juntas administrativas de las colonias se negaron a recibir órdenes de Napoleón y se mostraron fieles a su autonomía y a Fernando VII.

Sin embargo, cuando el monarca español recobró su trono, intentó usar la fuerza para restablecer la sumisión de las colonias.

Pero la mayor experiencia de autogobierno madurada por los criollos, la política discriminatoria hacia ellos por parte de la Corona Española y los ideales iluministas popularizados por las revoluciones americana y francesa atizaron las rebeliones y, entre 1809 a 1826, se libraron a lo largo del continente las sangrientas guerras de independencia.

 
El cambio de monarca en el trono español fomentó los movimientos de independencia en las colonias.

Por otro lado, cuando Napoleón fue derrotado, João VI creó el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve y mantuvo la capital en Río de Janeiro hasta que la corte exigió su regreso a Lisboa, en 1820, y la aceptación de una constitución liberal.

João VI dejó la administración de Brasil en manos de su hijo Pedro. Éste declaró la independencia del país en 1822 y estableció una monarquía constitucional con él como monarca.

¿Temor a una revuelta de esclavos?

Las preocupaciones económicas y sociales también contribuyeron fuertemente a asegurar la unidad de Brasil.

Según el historiador estadounidense Richard Graham, profesor emérito de la Universidad de Texas y considerado uno de los mayores expertos en historia de América Latina en Estados Unidos, los terratenientes y los hombres más ricos de las ciudades acabaron aceptando la autoridad central por dos razones: la amenaza de desorden social y la legitimidad del poder monárquico.

Aunque Brasil logró su independencia sin tener que recurrir a la fuerza militar, los líderes de la región buscaban una mayor libertad de la capital, Río de Janeiro, dice Graham.

Pero, con el tiempo, percibieron que el autogobierno regional o la independencia podrían debilitar su autoridad tanto sobre los esclavos como sobre las clases inferiores en general. Es decir, temían el desorden social.

Según datos de The Trans-Atlantic Slave Trade Database -un proyecto internacional de catalogación de datos sobre el tráfico de esclavos al que participa, entre otros, la Universidad de Harvard- entre 1500 y 1875, la América española recibió 1,3 millones de esclavos traídos de África.

En el mismo período, solo en Brasil desembarcaron casi 5 millones. Ningún otro lugar del mundo recibió tantos esclavos.

 
Las posibles revueltas de esclavos fue una de las razones por mantener la unidad territorial de Brasil.

"La clase dominante temía que los esclavos pudieran aprovecharse de sus divisiones internas para rebelarse" como ya había pasado en Haití, añade.

En la América española, por otro lado, "las élites aprendieron que podían gobernar muy bien con una población inquieta", explica el historiador estadounidense.

"Todos los países hispanoamericanos tomaron medidas que pretendían acabar con la esclavitud. Muchos mestizos (y en algunos casos, como el de Venezuela, los mulatos) tenían el mando de las fuerzas militares y eran a menudo recompensados con posesión de tierras tomadas de los leales a la corona", afirma Graham.

El fin de los virreinatos y el surgimiento de países

Pero ¿por qué las fronteras de los países recién independizados en la América española no se mantuvieron iguales a las de los cuatro virreinatos?

Es decir, ¿por qué hubo tanta fragmentación?

"En la época colonial, el concepto de frontera era distinto al de los Estados modernos", explica el historiador Ávila Rueda. "Por aquel entonces regía un sistema de jurisdicciones que a veces se sobreponían unas a otras".

Para entenderlo mejor, Ávila Rueda cita el caso del virreinato de Nueva España, un territorio que comprendía parte de Estados Unidos, México y Centroamérica.

 
El primer país de Latinoamérica en conseguir la independencia fue Colombia, mientras que él último fue Cuba.

"Creemos que el virreinato de Nueva España se mantuvo como un país unido, que corresponde al México actual. Pero nos olvidamos que después de la independencia surgió el imperio mexicano, que incluía la actual América Central. Posteriormente, con la disolución del imperio mexicano, se establecieron la federación mexicana y la federación centroamericana, que más tarde se desintegraría en otros países", relata Ávila Rueda.

De la misma manera "hubo un proceso de fragmentación en toda la América española", añade. "Algunas de estas provincias formaron confederaciones para tener mayor fuerza militar y defenderse de otros enemigos, y otras fueron unidas a la fuerza, como hizo Simón Bolívar".

Graham coincide con la tesis de Ávila Rueda. "Si te independizas de España, ¿por qué querrás quedar sometido a los mandos y desmanes de, por ejemplo, Buenos Aires? Las fronteras actuales de los países de América Latina tardaron en consolidarse y fueron en muchos casos el resultado de disputas internas que acontecieron después de la independencia", explica.

 
Pedro I declaró la Independencia de Brasil en las orillas del río Ipiranga.

El sueño bolivariano

Pero es importante recordar que también en la América española hubo planes de unificación que no prosperaron.

En 1822 Simón Bolívar y José de San Martín, dos de las figuras más importantes de la descolonización, se reunieron en la ciudad de Guayaquil, en Ecuador, para discutir el futuro de la América Española.

Bolívar era partidario de la unidad de las ex colonias (él fue quien forzó la unificación de Colombia y Venezuela) y la formación de una federación de repúblicas.

San Martín, en cambio, defendía la restauración de la monarquía bajo la forma de gobiernos liderados por príncipes europeos.

La idea de Bolívar volvió a ser discutida en el Congreso de Panamá, en 1826, pero acabó rechazada.

¿Y si España hubiera transferido la corte a las Américas como hizo Portugal?

El historiador estadounidense William Spence Robertson cita en uno de sus artículos la frase pronunciada en 1821 por un observador español: "México no aceptaría las leyes sancionadas en Lima, ni Lima aceptaría las leyes sancionadas en México".

"La pregunta principal es dónde habría elegido establecerse el monarca. No creo que México habría permanecido leal a un rey establecido en Lima y no en Madrid", afirma Graham.

"Pero es cierto que si Fernando VII se hubiera trasladado la corte a las Américas, hoy habría menos divisiones de las que en realidad ocurrieron", añade.

Porque, según Graham, los reyes garantizan la legitimidad del poder.

Agustín de Iturbide fue declarado emperador de México con el nombre de Agustín I, después de la independencia de España.

Rebeliones en Brasil

Pero el proceso de unificación territorial en Brasil tampoco fue totalmente pacífico.

Hubo movimientos de carácter independentistas en Minas Gerais (1789), en Bahía (1798) y en Pernambuco (1817), aunque esas revueltas fueron fomentadas más por un sentimiento de autonomía que por el deseo de ruptura entre la colonia y la metrópoli.

Según Ávila Rueda, "considerado que en la América portuguesa no hubo una guerra de independencia, sino una continuidad con el traslado de la corte, el gobierno de Río de Janeiro tenía más fuerza para reprimir estas rebeliones."

"En cambio, el gobierno de México no tenía fuerza suficiente para evitar el desmembramiento de Centroamérica, así como tampoco el gobierno de Buenos Aires en relación a Uruguay o Paraguay", concluye.

Con la colaboración de Angelo Attanasio, de BBC Mundo.

Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Querétaro, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad mexicana entre el 6 y el 9 de septiembre de 2018.


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    jueves, 17 de diciembre de 2020

    Biografía: Teniente General Vicente Rojo Lluch (República Española)

    Teniente General Vicente Rojo Lluch

     



    Vicente Rojo Lluch (Fuente la Higuera, Valencia; 8 de octubre de 1894-Madrid, 14 de octubre de 1966) fue un militar español, jefe de Estado Mayor del Ejército Popular de la República durante la guerra civil española. Es conocido por su destacada participación en la defensa de Madrid, así como en el planeamiento de la batalla del Ebro, (ocupando ya el puesto de General del Estado Mayor), la batalla de Brunete, y finalmente el Plan P.​ A pesar de estar en el bando republicano, él mismo se definió como católico, apostólico y romano.2​3​ Al finalizar la Guerra estuvo exiliado en diversos países: Francia, Argentina y Bolivia. En 1957 regresó a España donde fue juzgado por "auxilio a la rebelión" y perdió su empleo militar. Fue autor de diversos libros relativos a la narración histórica de la guerra civil española, así como del entorno social que rodeó al conflicto. Ejerció el profesorado tanto durante su carrera militar en España como en el exilio.

     

    Biografía

    El propio Vicente Rojo escribió sobre su vida algunas notas de carácter autobiográfico, que no fueron publicadas (y que por razones desconocidas evita el periodo de Guerra 1936-1939).4​ A pesar de ello una de las biografías más completas es la que escribe su propio nieto José Andrés Rojo.5​ Existen diversos documentos que con la denominación: Los papeles del general Rojo, ubicados en el Archivo Histórico Militar (como donación de él mismo a los archivos del Estado) narran algunas ideas y proyectos de este militar español.6​ De las cuatro hermanas, la mayor de ellas (denominada Pitusa y que se llama Teresa Rojo Almazán) escribió anotaciones acerca de la historia de la familia, incluyendo detalles sobre su vida. Todo ello conforma el cuerpo de información bibliográfica acerca de la vida de Vicente Rojo.

    Infancia y entorno familiar

    Busto de Vicente Rojo en su pueblo natal, Fuente la Higuera.

    Vicente nace el 8 de octubre en el pequeño pueblo valenciano de Fuente de la Higuera. Su padre, Isaac Rojo González había fallecido tres meses antes de su nacimiento, dejando a su mujer, Dolores Lluch Doménech una pensión algo limitada para el mantenimiento económico de la vida de la familia.5​ Al nacer es el sexto hijo de la familia. Desde joven aprende y convive al amparo de su madre. El padre de Vicente fue un militar que sirvió en el Ejército de Ultramar en La Habana desde 1876, anteriormente había combatido como soldado de reemplazo contra los carlistas en Cataluña. En Cuba fue ascendido por antigüedad, y tras media docena de años de servicio regresó a España muy enfermo, fue ascendido finalmente a teniente 1ª por méritos de guerra.7​ Finalmente Isaac se establece en el pueblo valenciano de Fuente de la Higuera y muere a causa de sus dolencias, meses antes de conocer a su hijo Vicente. La humildad del origen de Vicente Rojo le marcó desde la adolescencia, combinándose con una cada vez mayor relación con el mundo castrense.5​ De los seis hermanos sólo dos fueron varones: Vicente y Francisco. Ambos hermanos crecieron en un ambiente católico y la amistad con él fue siempre estrecha y cordial.

    Formación militar

    Su madre murió cuando Vicente tenía trece años de edad, y él no tuvo opción, fue asignado de inmediato a la institución en representación de internado denominada los Huérfanos de Infantería. Se puede decir que Rojo no eligió la carrera militar, ingresó en esta institución en calidad de huérfano de militar. Agravado por la situación económica de su familia en el año 1911, ingresa en la Academia de Infantería de Toledo. Una enfermedad en el ojo izquierdo retrasa sus estudios, tras tres años de convalecencia aprende a disimular el problema de su reducción de visibilidad. Vicente pudo pasar estos primeros años gracias a las aportaciones económicas solidarias de sus hermanos mayores. En esta su primera estancia en el Alcázar de Toledo estudiando hizo grandes amistades con algunos de sus compañeros. Su coronel José Villalba Riquelme lo recordaría como un aplicado alumno, del que finaliza sus estudios en el año 1914 con el grado de subteniente, habiendo obtenido el número dos en una promoción de 390 cadetes alumnos de la academia. Franco había acabado años antes, en 1911, los estudios en la misma academia.8

    Su primer destino se realiza en Barcelona, en junio de 1914 siendo asignado al Regimiento Vergara 57. Era una época complicada de conflictos sociales en las calles barcelonesas. Estuvo conviviendo en la misma casa con su hermano Fernando Rojo, tres años mayor que él. Su hermano trabajaba en la Catalana de Gas y Electricidad y logró mantener su empleo hasta después de la Guerra Civil. Al igual que Vicente se había educado en un orfanato militar de Toledo (María Cristina), sólo que al final no eligió la carrera militar. Este periodo barcelonés de Vicente fortaleció el vínculo de ambos hermanos. Durante esta época tuvo que enfrentarse como represor a las huelgas catalanas, y por otra parte tenía que oír las versiones de su hermano (que se encontraba en el otro bando). Fernando durante la Guerra se afilió a la UGT, aunque esta actitud era normal durante la guerra por motivos de supervivencia. La penuria económica y el bajo sueldo de Vicente en Barcelona (que correspondía a 35 duros) le obligan a solicitar el destino de Marruecos a la campaña africana de España. El destino de Marruecos era prometedor, el rey Alfonso XIII había concedido ventajas de ascenso en el escalafón a los militares destinados allí.9​ Es muy probable que Vicente quisiera probar suerte.

    Campaña africana

    El 10 de enero de 1915 se incorpora al Regimiento de Infantería de Córdoba nº 10, este destino se encuentra en la mitad de camino entre las posiciones de Ceuta y Melilla en el protectorado español de Marruecos. Este era un lugar en que los militares españoles ambiciosos lograban en un corto periodo de tiempo posiciones altas en el escalafón.1​ Tras pasar un periodo de aclimatación en Córdoba el 18 de febrero se incorpora al Batallón de Cazadores Arapiles nº 9, estacionado en Tetuán. Su bautismo de fuego lo tuvo en la ciudad de Laucién, y fue una escaramuza. El 29 de junio de 1916 tuvo lugar una importante operación en la cabila de Anyera, el Batallón de Cazadores de Arapiles tuvo participación en dicha operación.10​ Durante este periodo tuvo que realizar diversas operaciones militares, alternó posiciones avanzadas con las de retaguardia, a finales de 1916 fue condecorado con Cruz Roja al Mérito Militar. En junio de 1918 ascendió a Capitán. Participó en la misión de Alcazarseguir en el norte de Marruecos.

    En este ambiente militar, Rojo participó en numerosas Juntas de Defensa, dichas juntas eran una especie de tribunales de justicia encargadas de imponer moralidad.9​ La aventura africana no parece lograr en Rojo las satisfacciones deseadas, y tras solicitar cambio de destino el 12 de julio de 1919 se incorpora al Regimiento de Infantería Vergara número 57 ubicado en Barcelona. En sus periodos de permiso que disfrutó en Ceuta conoció a Teresa Fernández, ambos contraen matrimonio en Madrid el 13 de marzo de 1920. Tras casarse es destinado al Batallón de Cazadores de Montaña Alfonso XII número 1 ubicado en Vich, en 1922 tiene su segundo hijo y logra ser destinado como profesor en la Academia de Infantería de Toledo, algo que llevaba deseando desde varios años. La Academia de Infantería era una institución de enseñanza para los oficiales de la época.

    Profesor en la Academia de Infantería

    Al conseguir el traslado, Vicente Rojo y su mujer se establecen en la ciudad de Toledo en 1922, ya como capitán. En la Academia de Infantería ocupa diversos puestos docentes y de administración. Ocupará este puesto de profesor durante cerca de una década. Como profesor se encarga de diversas materias dentro del currículo ofrecido por la Academia, tal como: medios de transporte, táctica, logística, higiene y alimentación, topografía, armamento y material, etc. Participó igualmente en las prácticas que se realizaban en el Campamento de los Alijares. Fue uno de los redactores de los planes de estudio de las asignaturas de Táctica, Armamento y Tiro para la nueva etapa de la Academia de Zaragoza. Es en este periodo en la Academia cuando colabora en la fundación y dirección de la Colección Bibliográfica Militar, colección sobre temas militares que alcanzó amplia difusión en España y en el extranjero, junto con el también capitán Emilio Alamán Ortega. Esta colaboración se extendió desde el año 1928 hasta 1936, y se tradujeron casi un centenar de títulos, llegando a alcanzar tiradas de cerca de doscientos mil ejemplares. El repertorio ideológico de las obras era de amplio espectro. El propio Vicente Rojo publica estudios como "Orientación y datos", "Los ejercicios sobre el plano", etc.

    Durante su estancia en la Escuela se dio la circunstancia curiosa de que se propuso a los alumnos de su promoción que desarrollaran un supuesto táctico que consistía en el paso del río Ebro para establecerse en la ruta Reus-Granadella, operación muy similar a la que unos años después, durante la guerra civil, habría de llevar a la práctica en la célebre batalla del Ebro en el tramo comprendido entre Mequinenza y Amposta. En otra faceta de su biografía, su preocupación e implicación por la formación de los jóvenes condujo, igualmente, a que por estas fechas (1931-1933) fuese nombrado Comisario General de Instrucción de los Exploradores de España («boy scouts españoles»). Durante su estancia en la academia fueron ocurriendo sucesos en la vida política como el 14 de abril el advenimiento de la Segunda República.

    En agosto de 1932, abandona la Academia para ingresar en la Escuela Superior de Guerra en Madrid con el objetivo de realizar el curso de Estado Mayor, diploma que obtendría en 1936 (al poco de haber ascendido a comandante). Su mujer está embarazada del sexto hijo. Al poco de abandonar la Academia su antiguo jefe en la época de Marruecos, Sanjurjo se subleva contra la República en la ciudad Sevilla en lo que se denominó La Sanjurjada. Durante una breve temporada se convirtió en jefe de Estado Mayor de la 16ª Brigada de Infantería de León, este nuevo cargo le permitió comprobar la realidad del ejército antes de la Guerra Civil. De la misma forma pudo comprobar como en los ambientes militares se estaba fraguando el futuro conflicto, y de vez en cuando le convocaban a reuniones en las que se pretendía que se afiliase a una posible revuelta.11

    Estallido de la Guerra Civil

    Ascendido a comandante el 25 de febrero de 1936, al estallar la guerra civil, en julio de 1936, se mantuvo leal al gobierno de la República, y fue uno de los militares profesionales que participó en la reorganización de las fuerzas republicanas durante los instantes posteriores al golpe de Estado. La intención recelosa del gobierno de Giral fue la de desmantelar el ejército, finalmente en agosto de este mismo año se reactivan los escalafones militares. No es de suponer que se cuestionase la lealtad de Vicente Rojo ya que desde los primeros instantes fue trasladado a las oficinas del Estado Mayor del Ministerio al mando de Hernández Saravia. Debido a las operaciones de acoso a la Capital desde el norte, el 24 de julio partía a Somosierra para incorporarse a una columna que estaba bajo las órdenes de Enrique Jurado, estuvo destinado hasta el 28 de agosto en Lozoyuela, tras este primer punto de contacto regresó al Estado Mayor.12​El primer contacto con los milicianos fue muy bien entendido y fue considerado a partir de ese primer destino.2​ Durante esos meses de gran actividad tuvieron que reorganizar un nuevo ejército capaz de enfrentarse con las tropas sublevadas que avanzaban por Extremadura hacia la capital, en ese intento se creó la Inspección General de Milicias con el objeto de controlar los batallones de voluntarios. El 18 de agosto llegan las noticias de la toma de Badajoz y de las brutales represiones posteriores por parte del teniente coronel Yagüe.

    Una de las primeras misiones asignadas a Vicente Rojo (en compañía de un miliciano al que denomina simplemente M. en sus papeles6​) fue la de pactar una rendición al asediado Alcázar de Toledo el 9 de septiembre de 1936, esta misión (propuesta por Largo Caballero) fue ciertamente dura para él, ya que suponía volver a la academia en la que estuvo destinado como profesor durante casi una década. El 8 de septiembre la Junta de Defensa de Toledo (ubicado en la casa de Correos) redacta el mensaje que debe aceptar Moscardó. Rojo sabe de antemano que Moscardó no aceptará las condiciones. Ese 9 de septiembre a las diez de la mañana entra por Puerta de los Carros con los ojos vendados a entrevistarse con Moscardó. Muchos de sus viejos camaradas se encontraban en su interior (entre ellos su antiguo colaborador Emilio Alamán Ortega). La recepción en el Alcázar por el general Moscardó fue fría y protocolaria, escuchó las condiciones y posteriormente permitió que Rojo saludara a sus antiguos colegas. Solicitó la entrada al recinto de un sacerdote para que pudiera hacer sus servicios religiosos en el Interior del Alcázar. Regresó a Madrid e informó en persona a Largo Caballero de lo sucedido.13

    En octubre de 1936 fue ascendido a teniente coronel siendo designado Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa,14​ mandadas por el general Miaja, jefe de la Junta de Defensa de Madrid, creada para defender la capital a toda costa después del traslado del gobierno de la República a Valencia. En este puesto preparó un eficaz plan de protección de la ciudad, que evitó su caída. A partir de entonces, su fama como organizador no hizo sino aumentar. Su trabajo se fundamentó en organizar las milicias y que pudieran ofrecer un frente disciplinado ante el avance franquista. Evitar la improvisación y promover en la medida de lo posible la organización en el frente.15

    El 18 de octubre se crean las seis primeras Brigadas Mixtas. El avance de las tropas sublevadas hacia Madrid parecía imparable tras la toma de Toledo por el ejército franquista el 28 de septiembre, tras este incidente en la primera semana de octubre se producen las primeras escaramuzas en Illescas. Vicente Rojo fue designado para detener el avance en esa localidad. El general José Asensio Torrado fue designado para planificar esta operación. Los combates comenzaron el día 20 de octubre y duraron hasta el 24 del mismo mes. Durante el acercamiento Rojo pudo comprobar el caos de la defensa republicana,16​ intentó mejorar las comunicaciones en la localidad de Seseña con el objeto de establecer la logística. Pronto pudo comprobar que las baterías artilleras eran de calibres muy dispares (del 7.5 y 6.5) y que no estaban bien abastecidas, en la mayoría de los casos las recibidas eran del 6.5. Espontáneos brotes de pánico en los frentes, mala preparación de los milicianos, etc. Rojo se da cuenta al estar en la línea de fuego que había muchas cosas que mejorar, es en esta época cuando conoce a Juan Modesto Guilloto el que será su estrecho colaborador. El día 2 de noviembre se le nombra responsable de la sección de Organización y Movilización en el Estado Mayor.

    Defensa de Madrid

    La marcha del gobierno republicano a Valencia se produce el 6 de noviembre de 1936 pero antes dejan al general Pozas que se haga cargo del Ejército del Centro, y la Junta de Defensa de Madrid al general Miaja, la consigna era: la defensa de Madrid a toda costa. Vicente Rojo, que se encontraba bajo las órdenes de Miaja, se hace cargo de la situación desde el primer instante. El perímetro a defender comprendía entre unos 32 a 35 kilómetros. La defensa de Madrid comienza cuando las tropas del general Varela avanzan hasta rebasar la Casa de Campo el día 7 de noviembre. Algunos autores describen la situación: "Si el General Miaja era la voz de mando, Rojo era la cabeza pensante y la voluntad organizadora".17​ Cuando el día 8 las tropas sublevadas avanzan por la Casa de Campo la defensa ya está organizada.15​ Un contraataque de la 3.ª Brigada hacia Húmera sorprende el flanco izquierdo de las tropas de Varela que tienen que luchar en un terreno boscoso, en el centro se encuentra estancado el frente. En el flanco derecho se producen escaramuzas en Carabanchel, y el día 9 de noviembre hay combate casa a casa. Se luchaba cuerpo a cuerpo, en algunos casos era difícil remunicionar ciertas zonas. El mismo día 8 Rojo abandona el frente para solicitar a Miaja refuerzos en el frente de Moncloa, éste se niega por reservarlos para una ofensiva en el Jarama. Solicitó permiso para convencer en persona a la primera Brigada de las Brigadas Internacionales que se encontraban destacados en Ciempozuelos donde recibió la misma negativa. A partir del 10 y hasta el 14 el Estado Mayor reconsideró su negativa inicial y empezaron a llegar los refuerzos: dos Brigadas Internacionales (XI y XII) y tres mixtas (la , y ).

    En estos días la familia de Vicente Rojo es evacuada de la casa cercana al frente (Guzmán el Bueno) a la casa del director de cine Luis Buñuel (Menéndez Pelayo). Poco tiempo tuvo para estar con su familia, mientras vivía en el Estado Mayor acompañado de sus tenientes coroneles más allegados. Sobre la tensión vivida durante esos primeros días de noviembre Rojo escribe en su Anecdotario 103 puntos de los que tan sólo pudo describir los títulos. En ellos refleja los problemas habidos con la Junta de Defensa, con los milicianos comunistas, con la Embajada de Finlandia, las peticiones de munición a Valencia, etc. El 13 de noviembre Barrón toma el Cerro Garabitas de la casa de Campo. El día 15 Rojo prepara una contraofensiva para recuperar Garabitas y fracasa al coincidir con una violenta ofensiva sublevada que provocó pánico entre las unidades republicanas. Las tropas franquistas abren brecha y entran en la Ciudad Universitaria hasta el Hospital Clínico y allí la Brigada 3 al mando de Jesús Martínez de Aragón detuvo el ataque. Ese mismo día una comitiva de Miaja y Rojo a inspeccionar el frente a la altura de la Cárcel Modelo y se vieron involucrados en mitad del fragor.17​ El día 23 de noviembre tras una visita de Francisco Franco desde Leganés decide detener la ofensiva. El frente queda parado en el Clínico.18​ El general Miaja decide frenar la situación caótica existentes en las sacas de presos y los paseos, las checas.19​ Uno de los héroes de este primer enfrentamiento fue Manfred Zalmanovich Stern (conocido como general Emil Kléber) y su personalidad era radicalmente diferente a la de Vicente Rojo. Este denunció ante Miaja lo que se vino a denominar como caso Kléber. En dicho informe de nueve puntos señala las discrepancias que hubo entre ambos. Kléber fue relevado de sus funciones en la defensa de Madrid en enero de 1937. Sin embargo la relación de Rojo con el general ruso Vladimir Gorev fue cordial en todo momento.

    El 29 de noviembre de 1936 se abre otra ofensiva con fuerte apoyo de aviación en la denominada la primera batalla de la carretera de La Coruña, esta ofensiva está dirigida por García-Escámez. La resistencia organizada por Rojo logró sus frutos paralizando el frente de nuevo. Se comienza el día trece de diciembre la que será la segunda batalla de la carretera de La Coruña, esta ofensiva muestra una maniobra muy preparada, es de mayor alcance que la anterior y se ve frenada por la niebla, que le imposibilita utilizar su mayor poder aéreo y artillero, y por la obsesión de tomar Boadilla, en donde los republicanos muestran su buena preparación para la defensa. El 14 de enero de 1937 cuando se van extinguiendo los combates en la carretera de La Coruña el general Pozas intenta aconsejar a Largo Caballero de la necesidad de realizar una maniobra de doble envolvimiento a lo largo del Jarama contra las tropas enemigas con el objeto de romper su línea de comunicaciones. Rojo sostenía que el ataque simultáneo de Brunete hubiera sido vital debido a lo poco protegido que se encontraba la zona. El 6 de febrero el ejército sublevado comienza la ofensiva en un frente que va desde Perales hasta Ciempozuelos. El avance resultó imparable hasta que el día 14 consolida el Pingarrón, lugar en el que se centró la serie de ataques y contraataques hasta que el 23 el general Miaja dio por finalizada la batalla quedando todo en un punto de equilibrio. Tras esta ofensiva se esperaba que otra viniese, hasta que el 8 de marzo se produce un avance en Guadalajara de tropas motorizadas italianas (Corpo Truppe Volontarie) en apoyo de Franco. La ofensiva llega hasta Brihuega el día 10 de marzo. Ese día y en ese lugar en el que se estanca por la resistencia del ejército republicano y las Brigadas Internacionales, contribuyendo el mal tiempo a frenar el avance del gran material bélico que transportaban. Para el día 18 se planificó un fuerte contra ataque y se recuperó Brihuega.

    Con un prestigio acrecentado, en marzo de 1937 fue nombrado coronel y en mayo,20​ tras la formación del gobierno Negrín, Jefe del Estado Mayor Central de las Fuerzas Armadas y Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra.21​ Desde este nuevo empleo se encargó de dirigir la expansión del Ejército Popular, y creó el denominado Ejército de Maniobra, que debía servir de avanzadilla ofensiva del Ejército Republicano. En marzo de 1937 se comenzaba las ofensivas por el Norte y el primer objetivo de las tropas sublevadas fue Bilbao. Rojo propone un cambio de estrategia y recomienda pasar a la ofensiva y uno de los objetivos iniciales era lograr el cerro Garabitas desde el que se castigaba Madrid. Se movilizaron varias divisiones y diversos carros de combate (T-26 soviéticos) así como aviación y artillería y el 10 de abril comenzó la ofensiva, la ejecución se hizo acorde con los planes pero la lucha encarnizada causó tantas bajas que algunos comandantes se retiraron (entre ellos Líster) y el día 14 la operación se suspensión con un balance de 1500 soldados republicanos muertos y las tropas franquistas mantuvieron sus posiciones iniciales anteriores a la operación. La primera ofensiva del Estado Mayor de Rojo había sido un fracaso. El 23 de abril se disuelve la Junta de Defensa de Madrid y tras su ascenso a coronel se le destina Valencia, al Estado Mayor Central. En una reunión de Estado Mayor propuso una ofensiva que cumpliera cuatro puntos: descongestionar Bilbao, reducir el saliente de Teruel y crear una amenaza sobre Zaragoza, alejar al enemigo del Manzanares y cortar por Extremadura las comunicaciones en eje Norte-Sur. El primero de los puntos no pudo lograrse debido a que el 19 de junio Bilbao cayó, los otros sufrieron demoras.

    A pesar de todo el 6 de julio de 1937 se puso en marcha la ofensiva de Brunete, la instrucción para su ejecución fue aprobada por Indalecio Prieto, pero llevaba siendo propuesta varios meses antes por Rojo como maniobra para detener el avance por el norte. El avance planificado, a pesar de su claro avance, sufrió diversos percances. El efecto sorpresa funcionó y la campaña hacia Santander de las tropas franquistas fue detenida. La Legión Cóndor apareció por los cielos y acosó a las tropas de Rojo. Al séptimo día de la batalla, se detuvo la ofensiva. Hubo problemas con el abastecimiento de municiones y el ritmo de consumo de municiones artilleras alertó a los altos estamentos del ejército. Madrid en aquella época había dejado de ser un objetivo militar para Franco. El 14 de agosto Rojo anuncia su plan de acción político-militar en el que anuncia tener informaciones sobre el estado de descomposición de algunas posiciones de retaguardia enemiga y era necesario explotar su descontento. Otros intentos de coronel Rojo desde Valencia por detener el avance de las fuerzas franquistas a Santander con una maniobra de distracción. 

     

    La ofensiva en Aragón

    Vicente Rojo empieza a valorar en agosto de 1937 que el frente de Aragón es ideal para presentar frente y avanzar.22​ Visita en persona la zona para reconocer el terreno en el cerca del sector de Zuera donde pensaba iniciar el ataque. Desde aquella visita colaboró con el Gobierno en extinguir al Consejo de Aragón y la denominada Columna de Hierro.23​ Desde el comienzo del alzamiento la mayoría de las milicias anarquistas se dirigieron a Aragón. Un decreto del 11 de agosto de 1937 impuso la disolución del Consejo de Aragón. Se encargó a Líster con la 11.ª División la ocupación de Aragón y vigilancia de tal decreto.24​ En agosto se reagruparon fuerzas militares de otras zonas con el objeto de iniciar la ofensiva. El 24 de agosto se inició el ataque hacia Zaragoza y lo que luego se acabó convirtiendo en la Batalla de Belchite. Rojo dio la orden de avanzar a las unidades hacia Zaragoza sin preocuparse de dejar los flancos descubiertos. Los inicios de la operación fueron según el plan desarrollado, pero a medida que se tomaban posiciones las columnas se ralentizaban debido a la confianza lograda por su éxito, el transporte por la llanura era penoso debido a la falta de caminos en buen estado. A falta de una treintena de kilómetros el frente quedó detenido. Se tomó Belchite el día 7 pero Zaragoza quedó lejos. Franco inició el avance a Santander el 18 y la ciudad se rindió el 26 de agosto de 1937. En octubre las tropas sublevadas acabaron con las últimas resistencias en Asturias, Gijón y Avilés cayeron el 21 de octubre. A finales del mes de octubre Indalecio Prieto daba por perdida la Cornisa Cantábrica y las provincias vascas.

    El 12 de septiembre Rojo deniega los trámites de la concesión de la Placa Laureada de Madrid (máxima condecoración del Ejército Republicano, equivalente a la Cruz Laureada de San Fernando). Tiene la convicción de que ese agradecimiento desencadenaría comentarios y comidillas. Finalmente se le concedió el 11 de marzo de 1938.25​ Ascendido a general en octubre de 1937 es ya uno de los militares más prestigiosos de la República.26​ El 1 de noviembre se entrevista con Azaña en Barcelona y le comunica que es de esperar un ataque en diez o quince días. Le comunica que es de esperar un ataque muy virulento sobre Madrid y que evite la salida de tropas, mientras se descargarían ofensivas en el norte del Ebro. El objeto de tales acciones es la de cortar comunicaciones con Cataluña. Le mencionó la falta de camiones y munición. Pero lo más grave era el ambiente de derrotismo que empezaba surgir entre el ejército. Le aconsejó atacar por Extremadura profundizando hasta alcanzar la línea Almendralejo-Zafra-Llerena hacia Badajoz. A esta propuesta se la denominó Plan P, este plan tendría diversos retrasos. Contaba con el visto bueno de Negrín y además tenía fecha de ejecución para el día 14 de noviembre. Finalmente el Consejo de Gobierno vota en contra del denominado Plan P, algo que contraría a Rojo y a Azaña (que había viajado a Madrid para pasar revista a las fuerzas asaltantes una mañana nublada del 13 de noviembre).27​ El bombardeo de un acorazado nazi fue apoyado por Rojo, dando lugar a lo que se denomina incidente del Deutschland. Tras todo ello Rojo concibe la Batalla de Teruel que comenzó el 15 de diciembre con un ataque republicano que tuvo éxito los primeros días y hubo grandes avances hacia la ciudad de Teruel, algo que hizo retrasar el quinto ataque a Madrid por parte de los sublevados. Algunos autores mencionan que Rojo entró el 22 de diciembre en Teruel sin escolta cabalgando a caballo.5​ Días después tras inmensas ofensivas por uno y otro bando, en un ambiente de frío terrible, las tropas republicanas ceden al ataque y el 31 de diciembre abandonan Teruel. Finalmente a comienzos de enero se rinden los últimos reductos y el Plan P de Rojo queda postergado. Una contraofensiva diseñada por Rojo recupera Teruel con gran coste de bajas republicanas, a mediados de enero cuando se creía que la defensa de Teruel era posible con cierto grado de éxito, el general Aranda realiza un ataque inesperado que provoca la sorpresa de las tropas republicanas, a comienzos de febrero la presión era tan grande que poco a poco se iba cediendo posición. Finalmente el 22 de febrero las tropas republicanas se replegaron a posiciones de inicio de la ofensiva de Teruel. Esta operación afectó a Vicente Rojo hasta el punto de ofrecer su puesto a Negrín con el expreso deseo de ser substituido. Negrín, no sólo rechaza tal ofrecimiento, sino que alaba a Rojo, algo que sorprende al general que finalmente accede a continuar la lucha.

    La operación más ambiciosa que llevó a cabo Rojo ocurre a lo largo de 1938 y fue la ofensiva del Ebro, que dio lugar a la larga batalla del Ebro desarrollada desde el 25 de julio al 16 de noviembre de 1938, y en la cual la República se jugó su prestigio internacional, su capacidad de resistencia y la posibilidad de poder dar un giro favorable al curso de la guerra.6​ Los primeros avances planificados por Rojo fueron exitosos. Tras un primer avance sorpresivo a las fuerzas franquistas, pronto el frente se estabilizó. Los aviones franquistas bombardeaban Barcelona en marzo. Tras la ofensiva de Aragón, que no lograron detener finalmente las tropas republicanas dirigidas por el general Rojo, las tropas de Franco logran tocar el Mediterráneo cortando el 15 de abril, por primera vez, la comunicación de Barcelona con Madrid y Valencia, comienza de esta forma la ofensiva de Cataluña. Se incluyó de nuevo el plan P de Rojo, pero la gravedad de los acontecimientos negó de nuevo su ejecución. Los primeros días de abril caen Lérida y Gandesa. Rojo en Barcelona con su familia planifica las operaciones militares, pero las tropas sublevadas gobernadas por Franco, cambian de parecer y se dirigen a Valencia por la costa. Castellón cae el 14 de junio y Valencia sufrirá numerosos bombardeos aéreos de la aviación fascista hasta el 30 de marzo de 1939, momento en el que consiguen tomar la ciudad. A pesar de la organización de las tropas republicanas el 15 de enero de 1939 cayó Tarragona. El 18 de enero, por insistencia de Negrín, el general Rojo habló por la radio por primera vez en toda la guerra.28​ Ese discurso, cargado de esperanza, impresiona a Antonio Machado que escribe al día siguiente una carta a Vicente Rojo. El 26 de enero Barcelona cae y Rojo menciona que la ciudad poseía los mismos medios materiales y humanos que Madrid en el año 1936, mencionando que Barcelona "se perdió simple y llanamente por no haber voluntad de resistencia".29​ Ya desde el 15 se produjeron desbandadas de población hacia la frontera pirenaica con Francia, la caída de Barcelona agravó la situación. A pesar de aconsejar el general Rojo a Negrín la terminación de la Guerra, Negrín alegó que renunciar, supondría una lucha entre los que querían seguir y los que abandonaban.

    Tras la caída de Barcelona, el ejército republicano se concentró el 1 de febrero delante del río Tordera con el objeto de cubrir las regiones de Vich y Seo de Urgel. Se encargó al general Saravia que acaba siendo depuesto de la misión por consejo especial de Rojo. A Rojo lo único que le importaba es que el ejército republicano pasase ordenadamente la frontera con Francia.30​ El 9 de febrero las tropas franquistas alcanzan la frontera de Le Perthus finalizando el paso a la frontera desde el lado español. El general es uno de los últimos de abandonar la frontera y cruzar al lado francés. Las autoridades francesas desarmaban a los soldados, y a aquellos que no poseen referencias les obligaban a confinarse en campos de concentración.

    Periodo de exilio

    Tras la caída de Cataluña en febrero de 1939, Rojo se trasladó a Francia, a la pequeña ciudad de Vernet-les-Bains donde se reunió con su familia. Teresa, su mujer, da a luz la más pequeñas de las hijas el 29 de septiembre de 1938 y su padrino será Juan Negrín. En esta época Rojo muestra su amistad con el político. La familia estaba junta, con excepción de uno de los hijos que desde el comienzo de la contienda se encontraba en la zona sublevada. Rojo pronto comprueba la situación penosa de los refugiados españoles en la zona francesa, ubicados en campos de concentración. Esta situación indignó a Rojo que en su intento de actuar escribe cartas "categóricas" a Negrín reclamando una solución.

    Periodo argentino

    Con el tiempo Rojo y su familia deciden salir de Francia y mediante el Servicio de Emigración de los Republicanos Españoles (SERE) que le abona el pasaje para trasladarse a Buenos Aires (Argentina). El 11 de agosto de 1939 parte para la ciudad de Buenos Aires en el buque Alcántara, coincide en él con José Ortega y Gasset, el viaje duró dieciocho días. La familia no tenía casa allí, lo que les esperaba era desconocido. La intención inicial era la de aceptar aquello como provisional, pero la situación política de Europa era cada vez peor. Encontraron finalmente casa en el barrio de Floresta (en la calle Ramón Falcón 4115). El gobierno argentino era reacio a la acogida de españoles procedentes del conflicto y les obligó a buscar trabajo. El comienzo de la segunda guerra mundial permitió a Vicente Rojo la posibilidad de ofrecer sus opiniones militares en Crítica (periódico fundado por el empresario Natalio Botana). En ese diario Vicente Rojo llegó a escribir más de medio millar de artículos, todos ellos cubrían desde la historia, opinión de los combates, ataques, alianzas, etc. Su colaboración comenzó el 4 de septiembre de 1939 y finalizó el 22 de enero de 1943. A fines de 1939 publica ¡Alerta los pueblos! y recibe críticas elogiosas por ello.

    Rojo desarrolló durante este periodo una actividad de conferencias que le permitieron viajar a lo largo del país. Estas conferencias suponían un ingreso importante para su economía familiar. En ellas hablaba de la Guerra Civil, del establecimiento del ejército popular, de los conflictos armados que se desarrollaban bajo la segunda guerra mundial, etcétera. En agosto de 1941 la familia Rojo recibe la noticia de la aceptación del visado del hijo Francisco para ir a la Argentina, con él la familia ya está al completo. El 1 de abril de 1941 Vicente Rojo inaugura una revista denominada Pensamiento Español, este proyecto editorial tiene por objeto hacer patente las opiniones de los republicanos en el exilio, así como la de favorecer la conciliación de los españoles. Esta aventura se ve respaldada por el político catalán Manuel Serra y el gallego Ramón Rey Baltar. En la revista escribieron numerosos escritores españoles del exilio. Durante este periodo es cuando escribe el libro España heroica22​ Es de destacar las iniciativas de ayudar a los refugiados españoles desde Argentina vía los servicios sociales del SERE y el JARE. Uno de los incidentes más amargos de Rojo fue cuando a la llegada a Buenos Aires de su amigo y colaborador de la Colección Bibliográfica Militar, Emilio Alamán, éste le negó el saludo. A pesar de todo, en Londres, Negrín da un discurso en 1942 alabando la heroica actitud del jefe del Estado Mayor, sin escatimar elogios.

    La llegada de José Antonio Aguirre (expresidente del Gobierno Vasco durante la República) en abril de 1941 para dar una conferencia en el Centro Republicano de la capital argentina, provoca una editorial en el Pensamiento Español escrita por Vicente Rojo y titulada La unidad española y los nacionalismos que levantó disputas entre los fundadores. Desató una guerra de editoriales con otra publicación denominada Euzco Deya que defendía posiciones separatistas. Finalmente en una carta publicada por el Pensamiento Español en 1942 los dos generales: Vicente Rojo y Enrique Jurado, deciden abandonar para no perjudicar la publicación, ya que entienden que los ataques son contra ellos.

    Periodo en Bolivia

    En 1942 el gobierno de Bolivia le ofreció la posibilidad de que organizara y dirigiera la cátedra de Historia Militar y Arte de la Guerra en su Escuela de Estado Mayor (Escuela de Comando y Estado Mayor), tarea ésta que desarrolló entre 1943 y 1945, siéndole reconocido su empleo de general del Ejército español y condecorado con el máximo galardón. Se establece con su familia en Cochabamba (en el barrio Muyurina) y comenzó a dar clases a los oficiales del ejército boliviano en 1943. El asombro que dejó Bolivia en el general queda reflejado en una obra que publica en 1965 y que titula Caminar (ilustrado con dibujos de su hijo José Andrés), en este libro describe rutas por las que estuvo de este país. El contrato promovido por el general Peñaranda y mediante el que se llevó a Vicente Rojo a Bolivia era inicialmente de una duración de cinco años, luego se prolongaría. Los hijos mayores se matricularon en la Universidad y los menores al colegio. Vicente Rojo viajaba a menudo con el ejército, atendía a los visitantes ilustres que se acercaban a Cochabamba (uno de ellos es el poeta zamorano León Felipe). En su vida cotidiana escribía, comía salteñas los fines de semana tras salir de misa, acudía a eventos sociales, etc.

    Lo curioso es que durante ese periodo Rojo estuviera alejado de la inestabilidad política de Bolivia. En sus escritos no hace mención siquiera de los acontecimientos de 1952 en Bolivia. Algunos de sus hijos comenzaban a casarse. Ángel, uno de sus hijos que siguió los pasos de su padre se ve pronto mezclado en los incidentes de Bolivia. Rojo se entera en Bolivia de los Pactos de Madrid en los que España comienza relaciones con Estados Unidos, él está abiertamente en contra. En ese año de 1952 una de las hijas de Rojo estudiaba en Madrid, el regreso de la chica fue extraño. En 1953 su esposa, Teresa, es la que cruza el océano para ir a España a ver su familia. Una vez más regresó en 1954 para el entierro de su madre. Estos viajes de su familia hacen pensar a Rojo sobre la posibilidad de regresar. Redacta un texto en sus papeles que denomina síntesis, en el pone las razones para regresar. Entre ellas cabe destacar su deseo de morir en España.

    El 31 de octubre de 1954 Rojo solicita su regreso al embajador de España en La Paz. Su enfermedad le acosaba y ya en 1955 deja de realizar su trabajo docente a causa de ello. Inició las gestiones para su regreso, junto con la de su familia. En enero de 1956 agiliza los trámites mediante la ayuda de uno de sus hijos. Los trámites para su regreso fueron pasando por diversos trances, el gobierno republicano en el exilio no lo vio bien inicialmente. La idea persistente de regresar causó alguna discrepancia de opiniones entre sus hijos, era ya octubre de 1956. A comienzos de 1957 tras una entrevista con Agustín Muñoz Grandes de uno de sus enviados se comenzó a tramitar los papeles por primera vez. Comienzan las condecoraciones de despedida en Bolivia: Comendador de la Orden del Cóndor de los Andes31​, Medalla de Oro de las Fuerzas Armadas Bolivianas. En marzo de 1957 parte la familia Rojo de Cochabamba a Buenos Aires en tren.

    Regreso a España

    En febrero de 1957 regresó a España, gracias a las gestiones de un jesuita que conoció durante su estancia en Bolivia y avalado también por el obispo de Cochabamba, antiguo capellán castrense a las órdenes de Rojo. Desembarcó en Barcelona y se dirigió a Madrid. Nada más llegar a Rojo se le abre un expediente informativo a cargo del coronel Enrique Eymar Fernández, se le comunica que es un procedimiento rutinario con los que llegan del exilio. Vicente se traslada a Sagunto y allí se entera que el procedimiento de expediente informativo acaba elevándose a Causa Criminal. El 16 de julio de 1957 se le citó para ser procesado por «rebelión militar».32​ Vicente Rojo, amparándose en el artículo 554, recurrió. Con ello se iniciaron los trámites. La situación pareció a Rojo muy ofensiva, tras cuarenta y seis años de servicio sin incidentes, ahora era sentenciado por una causa que le dejaba perplejo. Durante el procedimiento tuvo que acudir cada siete días ante el juez para probar que permanecía en Madrid (Raymond Carr le invitó a Londres y recibió como respuesta escueta: "de ninguna manera"). El día del proceso, eligió un abogado militar de turno, evitando que un amigo le defendiera. En la calificación provisional se le quería procesar a treinta años. El juicio tuvo lugar el 5 de diciembre de 1957. Finalmente sería juzgado por "auxilio a la rebelión", en su calidad de excomandante del Ejército, por el hecho de no haberse rebelado contra el gobierno legítimo de la República.

    Al parecer su regreso del exilio no había gustado a ciertos sectores militares, entre ellos al propio Franco que escribiría de su puño y letra en su expediente "negar el pan y la sal" (el pan y sal es considerado como un saludo).33​ El 18 de enero de 1958 recibe en su domicilio de Ríos Rosas, 48 la sentencia de cadena perpetua, interdicción civil e inhabilitación absoluta. Con la sentencia se acompaña el indulto para la pena de cadena perpetua, no así a las condenas accesorias de interdicción civil e inhabilitación absoluta, dicho indulto fue condicional a cualquier reincidencia. Rojo comenta: "Se me ha reducido a la muerte civil".34​ Durante estos iniciales días en Madrid visitó a unos pocos amigos, algunos familiares. Fuera de este entorno, el clima estaba enrarecido, los conocidos evitaban el contacto con él. El doctor Gregorio Marañón le visitaba como amigo y doctor, aunque poco a poco las visitas eran cada vez más profesionales. Su mujer Teresa veía cómo amigas suyas de antes de la guerra cruzaban la acera evitando el saludo. Desde la sentencia de inhabilitación un policía le seguía los pasos, vigilándolo. Su vida se reducía a quedar en alguna cafetería con conocidos, pasar alguna tarde con familiares y pasear. En esta época redactó una novela titulada «?» (signo de interrogación) y que dejó inconclusa entre sus papeles.

    Es en esta época cuando decide ser útil escribiendo su «Historia de la guerra de España» (que dedica a su mujer: Teresa), para ello solicita en una carta fechada el 20 de enero de 1961, y dirigida a su hijo que vivía en Bolivia, que le envíe por conocidos de confianza diferentes materiales de su archivo personal. El libro ya está redactado y maduro a comienzos del año 1962, el problema era su comercialización: resultaba intrínsecamente problemático un libro publicado por el General Rojo en pleno franquismo. La urgencia económica hace que ofrezca los derechos de «Así fue la defensa de Madrid» al editor y poeta Carlos Barral, éste al final aconseja a Vicente Rojo que se ponga en contacto con Alberto Mondadori, que finalmente adquiere los derechos universales del libro. Empieza a trabajar en otras publicaciones que quedarán incompletas como su «Anecdotario». Los últimos años de su vida fue escribiendo una libreta de anotaciones que él mismo denominó «Platillos voladores», en sus escrituras refleja ideas, aforismos, vivencias, opiniones, etc.

    Vicente Rojo padecía de un enfisema pulmonar y ello le acarreaba serios problemas de salud debido a su tabaquismo. Su adicción al tabaco le impidió dejar de fumar, y permaneció en su hábito hasta sus últimos días. Finalmente falleció en la casa de su suegro en Ríos Rosas, 48 a las siete de la madrugada del 15 de junio de 1966. En su testamento legaba lo poco que poseía a su esposa y cedía su «Autobiografía» a sus herederos. Las agencias de prensa dieron de forma muy escueta la noticia, los diarios ABC y Ya recordaron su grado de general y únicamente el diario El Alcázar, órgano de los excombatientes franquistas, destacó el prestigio de que gozaba entre los militares por su capacidad profesional.3​ Las necrológicas en los distintos periódicos de provincias se fueron sumando. El entierro se celebró el día después, sus restos fueron trasladados al Cementerio de San Justo.

    Obra

    Cabe destacar dentro de su primera etapa como formador de la Academia de Toledo, antes de la Guerra Civil, que plasmó sus conocimientos militares en algunos libros de la serie Colección Bibliográfica Militar, serie que realizó en colaboración con Emilio Alamán. Su actividad como periodista fue desarrollada en el exilio de Argentina escribiendo para La Crítica, siendo el fundador del El pensamiento Español. Su esfuerzo por explicar la historia de España que desencadenó en la Guerra Civil fue reflejada en algunas de sus obras.

    Guerra Civil

    Escribió varios libros, donde se recogen sus experiencias militares en la guerra civil española, de esta forma publicó:

    • «¡Alerta los pueblos!» (1939) - Se trata de un estudio político-militar del periodo final de la Guerra Civil.
    • «¡España heroica!» (1942) - Con subtítulo de "Diez Bocetos de la guerra civil española".
    • «Así fue la defensa de Madrid» (1967)

    Algunos libros incompletos, que forman parte del Archivo Personal de General y forman parte de los innumerables artículos periodísticos escritos durante el exilio, son:

    • En el Archivo Histórico Nacional se ha descubierto un manuscrito titulado «Historia de la guerra de España» en casi cerca de 600 folios. Descubierto por Jorge Martínez Reverte mientras elaboraba la documentación de su libro «El arte de matar».
    • En el año 2006, uno de sus nietos, el periodista de El País José Andrés Rojo, publicó una completa biografía titulada Vicente Rojo. Retrato de un general republicano (Tusquets Editores).

    Arte militar

    Entre los libros que escribió Vicente Rojo sobre el arte militar

    • «Lecciones de historia de la guerra» - Cochabamba (1943)
    • «Lecciones de logística» - Cochabamba (1947)
    • «Lecciones de Comando y Estado Mayor» - Cochabamba (1948)
    • «Doctrina militar para Bolivia»- Cochabamba (1954)
    • «Elementos del Arte de la Guerra»- Cochabamba
    • «Estrategia, táctica y conducción de grandes unidades»- Buenos Aires (1947)

    Diversos

    • «Andares»- Madrid (1965) - (ilustrado con dibujos de su hijo José Andrés), en este libro describe rutas por las que estuvo en Bolivia.
    • «Tríptico sobre España»- Madrid (1953) -
      • «Con el pensamiento en España»- Madrid (1946) -
      • «Estampas» - Madrid (1946) -
      • «Momento español» - Madrid (1946) - Nunca publicado, es una crítica al franquismo y a la política de la república
    • «Platillos voladores» - Madrid 1962 - Libro de memorias (no publicado).
    • «?» (sin título) - Madrid 1961 - Novela con el signo de interrogación que dejó inconclusa.

    Homenajes

    • "Historia postal de Sagunto 1936-1939". Exposición filatélica promovida por Emilio Llueca Úbeda en homenaje al general Vicente Rojo Lluch en su primer centenario (1894-1994). Colegio Público Cronista Chabret. 20,21 y 22 de abril de 1995.
    • Aparición como personaje en el largometraje Raza, que tiene lugar casi al final de la película.35​ La breve escena se centra en el 22 de octubre de 1937, el día posterior a que cesara la resistencia del Frente Norte (Asturias). Y pronuncia una frase: "Estamos dando una prueba bien triste de la falta de armonía habitual, verdadera causa de los reveses sufridos hasta ahora".
    • Sin novedad en el Alcázar cuyo director es Augusto Genina, describe la visita que éste realizó como parlamentario.
    • En mayo de 2013 el general republicano Vicente Rojo es homenajeado en su pueblo, Fuente la Higuera, por unanimidad celebrando una misa por todas las víctimas de la guerra.36

     

    miércoles, 16 de diciembre de 2020

    Guerra Sueca-Polaca: Batalla de Kirchholm (1605)

    Batalla de Kirchholm de 1605

    Weapons and Warfare


    La batalla de Kircholm, una de las principales batallas de la guerra polaco-sueca, se libró el 27 de septiembre de 1605 (o el 17 según el calendario antiguo que se usaba entonces en los países protestantes). Los húsares lanzaron una carga devastadora contra el enemigo que puso fin a la batalla con la victoria decisiva de las fuerzas polaco-lituanas. Es recordado y celebrado hasta el día de hoy como uno de los mayores triunfos de los Húsares polacos. ¡La batalla se decidió en 20 minutos!

    En vísperas de la batalla, las fuerzas suecas y las de la Commonwealth se reunieron cerca de la ciudad de Kircholm (que está a unos 18 km al SE de la actual Riga, Letonia). Las fuerzas suecas bajo el mando de Carlos IX contaban con 10.800 hombres y 11 cañones, y fueron reforzadas por varios miles de mercenarios alemanes y holandeses, así como por unos pocos cientos de escoceses, superando en gran medida a las fuerzas de la Commonwealth. 

    El ejército polaco-lituano, dirigido por el Gran Hetman Jan Karol Chodkiewicz, estaba formado aproximadamente por 1.300 infantes, es decir, 1.040 piqueros y 260 mosqueteros, además de 2.600 de caballería, y solo 5 cañones. Por cierto, la Corona polaca se negó a financiar su ejército, ya que los fondos se obtuvieron de la fortuna personal de Chodkiewicz.

    Incluso con la superioridad numérica, los suecos se encontraban en grave desventaja. Sus tropas estaban menos entrenadas (aunque armadas con pistolas y carabinas), tenían una raza de caballos más pobre y estaban cansadas después de haber marchado durante toda la noche bajo lluvias torrenciales. Por otro lado, las fuerzas polaco-lituanas estaban bien descansadas, confiando en que su caballería estaba magníficamente entrenada y fuertemente armada con lanzas. La mayoría procedían del Gran Ducado de Lituania y unos 200 de la Corona de Polonia, el resto de los cuales eran mercenarios o aliados personales cercanos de Chodkiewicz. Entre estas fuerzas también se encontraba un pequeño número de tártaros y caballos cosacos polaco-lituanos utilizados principalmente para el reconocimiento.

    Los soldados suecos se desplegaron en una formación de tablero de ajedrez en la que la infantería se reunió en 7 u 8 bloques ampliamente espaciados, con campos de fuego que se cruzaban, mientras que los flancos estaban cubiertos por la caballería sueca y alemana, y los cañones colocados por delante de la caballería. En contraste, las fuerzas polaco-lituanas se desplegaron en el formato tradicional: el ala izquierda, comandada por Dabrowa, era significativamente más fuerte, mientras que el ala derecha bajo el liderazgo de Pawel Jan Sapieha consistía en un número menor de húsares mientras que en el centro estaban 300 húsares liderados por Chodkiewicz, así como una poderosa formación de reiters enviados por el duque de Courland.

    A pesar de la desventaja de 1: 3 de las fuerzas de Chodkiewicz, usó una finta para atraer a las fuerzas suecas de su alta posición. Pensando que las fuerzas de la Commonwealth se estaban retirando, el ejército sueco recibió la orden de atacar y comenzó a perseguirlos, extendiendo sus formaciones a medida que avanzaban. Esto es precisamente lo que Chodkiewicz había planeado y en el momento preciso, la infantería de la Commonwealth lanzó un ataque en toda regla contra el enemigo que se acercaba. En este punto, los húsares asumieron formaciones de batalla y cargaron contra el flanco izquierdo sueco. Al mismo tiempo, unos 300 húsares polaco-lituanos cargaron contra la infantería sueca en el centro para evitar que interfirieran con su acción de caballería en ambos flancos. Chodkiewicz luego ordenó a su ala izquierda y a todas las reservas que atacaran el flanco derecho opuesto del enemigo.

    En adelante, el rey sueco abandonó el sitio de Riga, renunció a su control del norte de Letonia y Estonia, hizo una retirada completa y navegó de regreso a Suecia a través del Mar Báltico. Independientemente, el Commonwealth no fue capaz de explotar su victoria al máximo debido a los limitados recursos financieros disponibles. No había suficiente dinero para suministros militares y para gastos imprevistos como comida y forraje para sus caballos, ni para reemplazar los muchos caballos muertos en batalla. Como resultado, su campaña militar flaqueó. En 1611 se firmó una tregua, pero en 1617 la guerra estalló de nuevo y cuatro años más tarde Gustavus Adolphus, el nuevo rey sueco, logró retomar la ciudad de Riga después de un breve asedio.

    Primera guerra polaco-sueca de Livonia, (1600-1611)

    Durante mucho tiempo un área de discordia entre Suecia, Polonia y Rusia, el Báltico se convirtió en el lugar de la lucha una vez más cuando Suecia invadió y ocupó la mayor parte de Estonia y Livonia en 1600. Fueron detenidos por los polacos en la ciudad fortaleza de Riga, donde Herman Jan Karol Chodkiewicz (1560-1621) lanzó un contraataque, expulsando a los suecos de la mayor parte de Livonia con victorias en Dorpat (Tartu) y Revel (Tallin), pero sin asegurar el control total sobre la región en disputa.

    Luego, en 1604, Carlos IX (1550-1611), el ambicioso rey sueco recién declarado, desembarcó un nuevo ejército de 14.000 en Estonia y marchó sobre Riga para probar fortuna contra Chodkiewicz. Los dos ejércitos se encontraron en la batalla de Kirchholm, donde los polacos reunieron sólo a unos 3.500 hombres, aunque 2.500 de ellos eran jinetes de la caballería pesada de Polonia, aclamada como la mejor de Europa. Montaron una carga salvaje e imprudente que arrastró a los suecos del campo y a ellos mismos para siempre a la historia polaca. No solo ganaron la batalla, estuvieron muy cerca de capturar al rey guerrero de Suecia, y los cronistas polacos pronto estarían afirmando que los cuerpos de unos 9.000 soldados suecos cubrían el campo de batalla abandonado. Después, la guerra fracasó y continuó solo en combates esporádicos hasta que terminó con una tregua en 1611.

    Fuerzas polaco-lituanas

    El desarrollo constitucional polaco-lituano se detuvo. No se corrigió la posición extrema libertaria de la nobleza. El gran Rokosz de 1606-9 terminó en un punto muerto. El Rey no pudo hacer nada para ampliar sus poderes. El problema de la sucesión no se resolvió. Aunque Zamoyski no pudo limitar la sucesión a ciertos candidatos nombrados, también lo hicieron todos los intentos posteriores de organizarlo vivente rege. Las elecciones de 1632 y 1648 fueron inmemorables. A los grandes funcionarios del estado se les concedió un mandato vitalicio. Las finanzas permanecieron firmemente en el ámbito de la nobleza.

    Se hicieron algunos cambios en la organización militar. Aunque el uso tradicional de la caballería en masa trajo cierto éxito, particularmente en Kirchholm en 1605 y en Klushino en 1610, el prestigio del ejemplo sueco condujo a importantes modificaciones diseñadas para aumentar la potencia de fuego del ejército. En 1618, el impuesto kwarta se duplicó para apoyar la mejora de la artillería, que en 1637 se organizó en un Cuerpo de Artillería separado con su propio General. El ejército se dividió en dos formaciones separadas. Uno, el llamado "Contingente Nacional", incluía regimientos de húsares, cosacos y tártaros, y provenía de séquitos privados y de los nobles "camaradas de armas". El otro, el Contingente Extranjero, incluía los regimientos de infantería, dragones y rajtares, y era reclutado libremente "por tambor", es decir, por coroneles que pagaban y equipaban a los propios hombres. El tamaño general de la infantería aumentó mucho, los regimientos tradicionales "al estilo húngaro" armados con mosquetes y alabardas se complementaron con regimientos "alemanes" nuevos y más grandes de mosqueteros y piqueros. En tiempos de paz, el ejército permanente formado por la Guardia Real, los cosacos registrados y los kwarciane contaba con unos 12.000 hombres. En tiempos de guerra, podría cuadriplicarse sin dificultad. Se trabajó mucho en las fortalezas, especialmente en Zamosc en el estilo italiano, en Danzig, Brody y Wisnicz en el estilo holandés, y en Kudak en el Dnieper por el ingeniero francés Beauplan. Floreció una escuela de escritura teórica, asociada con los nombres dell'Aqua, Freytag y Siemienowicz. En Stanistaw Zolkiewski (1547-1620), Crown-Hetman desde 1613, Jan Karol Chodkiewicz (1560-1621), Lituano Hetman desde 1605 y Stanislaw Koniecpolski (1593-1646), Field Hetman of the Crown desde 1618 y Grand Hetman desde 1632 y Stefan Czarniecki (1599-1665), la República vio su generación más brillante de comandantes de campo. La Flota Real, que nunca tuvo mucha importancia, fue liquidada en 1641. 

     

    Lectura adicional: 

    • Norman Davies, God’s Playground: A History of Poland, 2 vols. (Nueva York: Columbia University Press, 1982); 
    • O. Halecki (con material adicional de A. Polonsky y Thaddeus V. Grommada), A History of Poland, nueva ed. (Nueva York: Dorset Press, 1992); 
    • W. F. Reddaway, et al., Eds., The Cambridge History of Poland, 2 vols. (reimpresión, Cambridge, Reino Unido: Cambridge University Press, 1971).