Una Cruz para no olvidar
Por Rómulo Rubatto Suárez
Cuando por culposo olvido o aparente ignorancia se pretende sepultar los testimonios de nuestra historia, quienes lo intentan cometen un delito de lesa Patria. Por que atentar contra la tradición y la identidad nacional es únicamente eso, delinquir contra la Patria misma.
Nosotros, los que por suerte vivimos con el pasado presente en la memoria, nos rebelamos cuando esto sucede, por que aun sentimos en los oídos el estruendo de los cañones de la COVADONGA bombardeando ciudades inermes...
-el traqueteo de la fusilería de esa misma nave masacrando a los náufragos de la INDEPENDENCIA...
el silencio impotente del soldado herido, rematado por los autores del inhumano "Repase" en Tacna y Arica...
-el quejido angustioso de mujeres violadas mientras crepitaban sus casas incendiadas en Chorrillos...
-el rechazo de los defensores de Lima al contubernio ruin, del alcalde y sus "hermanos" con el invasor, para entregar Lima, concertado en la tenida de Lurín..
-o el significado de una Cruz de madera que cruje aún ante el ruido de las descargas de los fusiles invasores ejecutando patriotas en la Plazuela de "La Salud", cerca, a tan sólo quinientos metros de la Universidad de San Marcos, convertida por Pedro Lagos en Cuartel de su División, según se acota en un epígrafe a la "Narración Histórica de la Guerra de Chile contra el Perú y Bolivia" de Mariano Felipe Paz Soldán Tercer Tomo página 103, Editorial Milla Batres 1979.
La Plazuela de la Salud era y es, un triángulo rectángulo de tierra descuidada, situado en la novena cuadra de la avenida Wilson, intersección de las calles "Callejón Largo de la Recoleta" con "La Salud", que desembocan en la "La Colmena", arterias que hoy responden, en el catastro ciudadano, a nombres que me resisto a mencionar con respeto.
El arrinconado y venido a menos parquesito a que nos referimos no se resigna a desaparecer, se debate en una injusta agonía, sirviendo al lumpem urbano como letrina de ebrios madrugadores, mercado de drogas al menudeo, cuartel de pirañas y prostíbulo vespertino, sin que las autoridades municipales hagan algo por impedirlo. Seguramente nuestras autoridades ediles ignoran o quieren ignorar lo que la tradición oral había hecho conocer a los vecinos de Lima.
Contaban nuestros mayores que donde se levanta el edificio de la "Fenix Peruana" frente a la Plazuela de "La Salud", hoy "Plaza Elguera", existía una enorme pared medianera con las casas de la calle "Mono pinta", última cuadra del jirón "Cailloma", pared que fue convertida en cadalso regular por Patricio Lynch Zaldívar, desde los primeros días de la ocupación.
Coherente con esta información, otro epígrafe a la obra de Mariano Felipe Paz Soldán antes citada, dice en la página 108 del mismo Tomo: "...Lynch impuso un Tribunal Militar de Justicia, que llegó al escarnio de condenar a muerte a inocentes peruanos que defendían su honra o por que reclamaban por los robos chilenos de sus pertenencias..." , el mismo autor califica a los miembros de estos Tribunales como " ...un conjunto de tigres, disfrazados de jueces...".
Durante años escuchamos diferentes versiones de estos hechos, coincidentes todas de una u otra forma: don Carlos Suárez Rodríguez contaba estos episodios tal como los hemos descrito añadiendo que, durante muchos años acompañó a su padre el General Belisario Suárez Vargas a rendir homenaje a los peruanos asesinados en ese lugar, signado por una pequeña Cruz de madera, colocada allí por las viudas de esos mártires. Nosotros acompañamos alguna vez a don Carlos en esta Romería.
La señorita limeña, Margarita Callirgos Merino de 84 años de edad a la fecha, recuerda haber escuchado decir a su padre, Sergio Elicer Callirgos Rendón, pequeño vecino de Lima en los años de la ocupación, que cuando niño vio, en una plazuela a las afueras de Lima, sin duda la de La Salud, una multitud expectante; se acercó al grupo y aprovechando su corta estatura, se deslizó entre las piernas del gentío hasta llegar a la primera fila, desde allí observó como un hombre, parado frente a un pelotón de soldados, gritaba "...muero por mi Patria y por no delatar a un amigo...", cayendo después herido de muerte.
En la recopilación de "Curiosidades Limeñas" publicado en 1974, don Ernesto Ascher F. rescata el caso que nos ocupa y es, hasta donde tenemos conocimiento, el primero en hacerlo público; don Ernesto, acucioso investigador, muestra la fotografía que reproducimos y sitúa la Plaza de La Salud a las afueras de Lima, basado de seguro en los escritos de don José Gálvez editados en 1945 bajo el título de "Calles de Lima y meses de año" , afirma además que en ese lugar existía una "casa de citas" convertida en centro de operaciones de los peruanos que se resistían a la ocupación enemiga.
Desgraciadamente todas estas informaciones adolecían de fuente documental, vale decir que este capítulo de nuestra historia estaba, hasta hoy, en la categoría de "tradición oral". Por lo tanto, para los historiadores académicos, el episodio no pasaba de ser una anécdota poco probable. Lo cierto es que, pese a ello, la pequeña Cruz de madera que hasta hoy existe, fue colocada en el paredón de fusilamiento poco después de 1884, que los limeños rendían en ese lugar homenaje a sus mártires y por último, que cuando el progreso arquitectónico de "esta Lima que se va", ordenó derrumbar el inopinado patíbulo y construir en esa área un moderno edificio, los constructores respetaron la burda y conmovedora Cruz, símbolo de la Resistencia de nuestro pueblo, anatema a la crueldad del invasor, que permanece en su lugar, no con igual entorno pero incólume, enorme en su pequeñez, haciendo las veces de emblema de un Santo Oficio Patriótico que no olvida, que no puede ni debe olvidar.
Buscamos incansablemente la comprobación de estos testimonios producto de la tradición oral y un texto apropiado para retratar con exactitud aquellos sucesos, difícil tarea, Patricio Lynch Zaldívar, ejecutor de estas acciones, nos dio la solución para ambos problemas; el cobrador de los "cupos de guerra" en el Norte del Perú, el director de los saqueos e incendio de los pueblos y haciendas ribereñas de la costa peruana, dice así en sus "Primeras Memorias", publicadas en Lima en 1882, Tomo I página 251:
"... En la mañana del veinte de Julio fueron asaltados en la plazuela de la "Salud" dos soldados del Regimiento de Artillería, resultando uno de ellos muerto i el otro herido. Puesto el hecho en conocimiento de varios chilenos que se encontraban próximos al lugar indicado, fueron aprehendidos muchos vecinos y transeúntes que podían dar noticias del crimen. Después de tomadas las declaraciones, resultaron complicados cinco individuos, de los cuales los de mayor grado de culpabilidad no pudieron ser habidos. De los tres restantes se sorteó uno i fué pasado por las armas el día veinticinco en la misma plazuela de la <>... " (sic.)
Probado está que allí se fusiló a un patriota. Probado está que se le condenó en base a testimonios obviamente parciales. Es evidente que las características del lugar y su cercanía al Cuartel de las tropas de ocupación, hacían de él un ámbito apropiado para cadalso, Todo esto queda claramente establecido por el mismo Lynch que en sus "Memorias", reclama la autoría del hecho y lo hace de oficial y público conocimiento.
Pero no es del caso filosofar sobre la validez de las fuentes de la historia; reclamamos el homenaje del recuerdo, para aquellos escogidos a los que la Patria les otorgó la gracia de morir por Ella. rrs.
Nota WAR BOOK:
Actualmente, la Cruz fue retirada cuando se instaló en ese edificio Aero Continente, que esperemos tome cartas en el asunto ahora que tanto apela al Nacionalismo.
Warbook (c) 18/03/2003