sábado, 14 de octubre de 2017

PGM: Japón entra al conflicto

La intervención del Japón en la PGM


Rumores en las cancillerías. — Se confirma el ultimátum. Comentarios.—La colonia de Kiao-Chao.

A mediados de la segunda decena del mes de Agosto, un rumor con visos de fundamento comenzó a circular por las cancillerías europeas y a producir enorme efecto en la opinión tan pronto como trascendió a ésta.

Este rumor se refería a la comunicación por el Gobierno nipón al de Alemania de una nota-ultimátum. Grandes fueron los comentarios a que dio lugar esta noticia. Las imaginaciones se echaron a volar y hubo quien creyó tener poco menos que en el bolsillo la hasta entonces fantástica nota de Japón.

Las personas autorizadas en la materia emitieron su juicio, más o menos acertado, pero reconociendo la existencia del documento y aseverando que en él se exigía a Alemania lo siguiente:

Arrow Primero. Que el Gobierno alemán retirase inmediatamente de las aguas japonesas y chinas todos los buques de guerra que tenía en ella o los desarmara completamente, y

Arrow Segundo. Que Alemania evacuara en el plazo improrrogable de un mes los territorios que ocupaba en Kiao-Chao, los cuales serían entregados por el Gobierno japonés a China en determinadas condiciones.
Quienes así se expresaban sostenían que el Japón procedía de esta forma para salvaguardar los intereses que se tuvieron en cuenta al concertar la alianza anglo-japonesa.

Esta explicación del porqué del ultimátum fue aceptada enseguida como buena, creyéndose que el Japón, por virtud de su tratado con Albión, venía obligado a prestar ayuda a la nación inglesa en su terrible contienda con el imperio alemán.

Sin embargo, el texto literal del convenio anglo-japonés nada preveía respecto a casos como el de la conflagración europea.

En el tratado se consignó que sus artículos tenían por objeto:

Arrow a) La consolidación y el mantenimiento de la paz general en las regiones del Asia Oriental y de las Indias.

Arrow b) El mantenimiento de los intereses comunes de todas las potencias en China, asegurando la independencia y la integridad del imperio chino y el principio de la igualdad para el comercio y para la industria de todas las naciones en China; y

Arrow c) El mantenimiento de los derechos territoriales de las altas partes contratantes en las regiones del Asia Oriental y de las Indias y la defensa de sus intereses en las mencionadas regiones.

En el articulado del convenio, al precisar el mutuo auxilio que ambas potencias habrían de prestarse en caso necesario, se determinaba solo ese deber recíproco para cuando fueran agredidas o puestos en peligro los territorios, los derechos o los intereses expresamente mencionados.

De manera que, en realidad, el tratado anglo-japonés de 12 de agosto de 1905 estaba limitado a cuestiones que afectaban directamente al Asia Oriental, a las Indias o al imperio chino, y no rezaba una palabra respecto a mutua ayuda de las naciones contratantes en caso de guerra como el de la Conflagración Europea.

Un eminente diplomático británico, en los momentos en que más se discutía la intervención o no intervención de los japoneses en la cruenta lucha entablada, se expreso en esta forma al ser llamado a emitir su opinión por uno de los más importantes periódicos ingleses:

"Puede que en efecto exista ese famoso ultimátum de que se habla. Lo que si he de decir yo es que el Gobierno inglés ha hecho todo lo posible para conseguir que el Japón se abstenga de obrar en estos instantes.

Hay que tener en cuenta que la ayuda que pueda prestarnos el Japón en la presente guerra es muy cara; nuestras fuerzas navales, juntamente con las de los aliados, se bastan y se sobran para ejercer el dominio del mar. Además resultaría temerario y hasta humillante requerir el apoyo de un pueblo tan ambicioso y guerrero como el japonés.

,,Creo yo que ninguna nación europea, y menos una coalición formada por éstas, suficiente para defender la civilización y las normas jurídicas internacionales de Occidente, arrostraría la responsabilidad de hacer casi arbitro de una querella europea a un pueblo asiático.
„ Además, considerando la cuestión desde otro punto de vista, la intervención del Japón supondría una extraordinaria alarma en los Estados Unidos de Norteamérica, rival del Japón por efecto de encontrados intereses, rivalidad que constituye precisamente para los Estados Unidos uno de sus problemas capitales de política exterior.

,,El canal de Panamá se ha construido sin duda alguna para el caso de tener que solucionar este problema por medio de las armas.
,
,De la acometividad japonesa no se puede dudar; por consiguiente, el establecimiento de esta nación en las colonias alemanas de Asia, significaría la anexión de éstas al imperio nipón, y, lo que es más grave, una extraordinaria facilidad estratégica para emprender cualquier empresa guerrera contra América.

,,Esto probablemente no han de consentirlo los Estados Unidos y puede pesar en la balanza hasta el extremo de inclinar a Norte América a una alianza con Alemania, si las cosas se extremasen hasta llegar a la guerra.

,,Se ha dicho que los Estados Unidos están en el secreto de la acción japonesa y que asienten a ella; es posible, pero de todos modos lo indudable, lo evidente, es lo que he dicho al principio: que Inglaterra no puede haber influido en modo alguno en las resoluciones de Japón, porque no le ha convenido antes, ni le conviene ahora.


El día 16 de agosto fue conocida oficialmente la existencia del ultimátum dirigido por el Gobierno nipón al imperio de Alemania, por la publicación de un telegrama del gobernador de Kiao-Chao en que se decía: "Confirmo ultimátum. Cumpliré mi deber hasta lo último,,.

El 25 del propio mes se supo la noticia de la ruptura de relaciones. La intervención japonesa en la guerra era ya, pues, un hecho indudable.

La legación imperial del Japón en España hizo pública la nota, por medio de la prensa de la Corte, el mismo día en que se publicaba en Tokio

Decía así la declaración de guerra:

-Nos, por la gracia del cielo Emperador de Japón, sobre el trono ocupado desde fecha inmemorial por una misma dinastía, dirigimos a todos nuestros fieles y bravos súbditos la siguiente proclamación:

„ Declaramos la guerra a Alemania y ordenamos a nuestro ejército y a nuestra armada que, con todo su poderío, rompan hostilidades contra aquel imperio.

,,Ordenamos también a todas nuestras autoridades competentes que realicen cuantos esfuerzos sean necesarios para cumplir sus respectivos deberes encaminados al logro de ese objetivo nacional.

“Desde el comienzo de la guerra actual se han producido efectos calamitosos que nos conciernen en grave extremo. Nos, por nuestra parte, hemos abrigado esperanzas de sostener la paz en el Extremo Oriente mediante la observancia de una estricta neutralidad; pero la acción de Alemania ha obligado, al fin, a la Gran Bretaña, nuestra aliada, a romper las hostilidades contra aquel país. Y Alemania, en Kiao-Chao, su territorio arrendado en China, hace preparativos guerreros, mientras sus buques de guerra cruzan los mares del Asia Occidental y amenazan nuestro comercio, a la vez que el de nuestros aliados.

La paz del Extremo Oriente se halla, pues, en peligro.

De acuerdo con nuestro gobierno y el de s. M. Británica, luego de sinceras y categóricas notas cambiadas entre ambos, para adoptar cuantas medidas fueran precisas para la protección de los intereses generales que se mencionan en el convenio pactado por nuestra aliada con Nos, por nuestra parte, y deseosos de lograr ese fin por medios pacíficos, hubimos de ordenar a nuestro gobierno que dirigiese una sincera advertencia al Gobierno imperial de Alemania.

Con profundo pesar, y no obstante la ardiente devoción que la causa de la paz nos inspira, nos vemos en el caso de declarar la guerra en este período de nuestro reinado y cuando todavía lamentamos la pérdida de nuestra llorada madre.

,,Es nuestro más ferviente deseo que, merced a la lealtad y al valor de nuestros fieles súbditos, quede en breve plazo restaurada la paz y aumentada la gloria del imperio



La declaración de guerra del Japón sobrevino por efecto de no haber contestado el Gobierno alemán a la nota-ultimátum de aquél.

El embajador de los Estados Unidos en Berlín fue el encargado de comunicar al embajador de negocios del Japón en Alemania la orden del Gobierno nipón, según la cual debía retirarse en la madrugada del día 23, de no haber obtenido antes una contestación satisfactoria del Gobierno del Kaiser.

En el propio día 23 el Gobierno japonés ordenó al cónsul de Alemania en Mozkden y a los alemanes residentes en la Manchuria que salieran inmediatamente del país bajo pena de ser apresados. Por su parte los japoneses residentes en Kiao-Chao abandonaron la colonia alemana tan pronto como fue conocida de ellos la declaración de guerra.

La declaración de guerra produjo en Alemania extraordinaria indignación, sobre todo en Berlín. Todos los periódicos coincidieron en afirmar que la nueva jugarreta que les hacía Inglaterra serviría tan solo para aumentar el entusiasmo por la guerra y la confianza en la victoria.

En Austria, donde al día siguiente de la declaración de guerra le fueron entregados sus pasaportes al Ministro del Japón, también ocasionó gran efervescencia la posición que adoptaba el Mikado.

El Wiener Fremdenblatt declaró su creencia de que Inglaterra había reforzado de tal modo la posición del Japón en el Asia Oriental, que ella sería la primera en ver lesionados sus intereses para lo porvenir.

Las demás publicaciones dijeron que la solución definitiva había de hallarse en Europa y no en el Extremo Oriente.

El periódico holandés Correo de Rotterdam, comentando el mismo asunto, aseguró que Francia había auxiliado poderosamente a Inglaterra en la labor de excitar a la raza amarilla contra Alemania.

El sueco Sydvenska Dagbladet afirmó, desde el primer momento, que el ultimátum del Japón era de lo más descarado que se ha visto en la historia. "Tal cinismo—decía—es inaudito y propio únicamente de aves de rapiña. Había que preguntar a la Gran Bretaña si realmente puede mostrarse orgullosa de ir en semejante compañía-.

Donde cayó como una bomba la noticia de la declaración de guerra fue en los Estados Unidos de América. La protesta se manifestó inmediata contra Inglaterra, por considerarse que ésta, con su conducta, abría las puertas a un peligro del que Norte-América tocaría la primera las consecuencias. Esto no quiere decir que la opinión yanqui se colocase del lado de Alemania.

El World de Nueva York escribió a raíz del acontecimiento: "La intervención del Japón es inevitable porque a ello le obliga el tratado con Inglaterra. No obstante, el Japón trata de aprovecharse ahora de la impotencia de Alemania en Extremo Oriente y se prepara para cuando llegue el reparto del botín. Los Estados Unidos deben vigilar y obligar al Japón a no salirse de aquellos compromisos a que le obliga su tratado con la Gran Bretaña,,.

La prensa alemanísta de Norte-América arremetió duramente contra la actitud de los japoneses y propagó urbi et orbe que América debía despertar de su apatía antes de que fuese demasiado
tardío todo esfuerzo.

A pesar de todo este movimiento producido momentáneamente en la opinión americana, el buen criterio se impuso y puede decirse que se adscribió a su Presidente Mr. Wilson, el cual, al recibir la nueva del ultimátum, se limitó a contestar: "No he de discutir el fondo del asunto, pero creo que el Japón va a luchar de buena fe, no por aspirar a ventajas territoriales,,.

España acogió la declaración de guerra del Japón, con la siguiente declaración de neutralidad que se publicó en la Gaceta:

"Constando oficialmente el estado de guerra que existe, por desgracia, entre el imperio de Alemania y el del Japón, el Gobierno de S. M. se cree en el deber de ordenar la más estricta neutralidad a los súbditos españoles, con arreglo a las leyes vigentes y a los principios del derecho público internacional.

,,En su consecuencia, hace saber que los españoles residentes en España o en el extranjero que ejercieren cualquier acto hostil que pueda considerarse contrario a la más perfecta neutralidad, perderán el derecho a la protección del Gobierno de S. M. y sufrirán las consecuencias de las medidas que adopten los beligerantes, sin perjuicio de las penas en que incurrieren con arreglo a las leyes de España.

„ Serán igualmente castigados, conforme al artículo 150 del Código penal, los agentes nacionales o extranjeros que verificasen o promovieren en territorio español el reclutamiento de soldados para cualquiera de los ejércitos o escuadras beligerantes
,,.


Pocos días después de la declaración de guerra el Parlamento del Japón votaba la suma de 53.000,000 de yens, para atender a los gastos de la lucha, la cual se había iniciado ya el día 25 de Agosto.

En este día quedó establecido el bloqueo de Tsing-Tao por las escuadras japonesas, la primera al mando del almirante Barón Dewa, compuesta de dos dreadnougths, el Karashi y el Settan, y cuatro acorazados, y la segunda bajo las órdenes del vicealmirante Yoslumatu, formada por cuatro acorazados y varios cruceros y cazatorpederos.

Algunos días después las escuadras japonesas fueron reforzadas con una división inglesa, y tropas niponas ocuparon siete islas en las inmediaciones de Kiao-Chao, después de haber limpiado de minas los buques un gran espacio de mar.

El mismo día 25 de Agosto comenzó el bombardeo de las posesiones alemanas, en las cuales había sido leído a las tropas un despacho del Kaiser encargándoles que resistieran todo lo posible.

Tan pronto como se inició el bombardeo, los alemanes hicieron saltar con dinamita todos los edificios que podían ser utilizados por las escuadras enemigas como puntos de referencia, y arrasaron todos los pueblecillos chinos próximos a Tsing-Tao. Las fuerzas alemanas de la plaza alcanzaban la cifra de 3,000.

La escuadra alemana, que se hallaba en las costas de China, zarpó con rumbo al Norte tan pronto como se supo el establecimiento del bloqueo.







Hagamos ahora una somera descripción de la colonia de Kiao-Chao o Tsing-Tao, como la llaman los alemanes, para poner fin a este tema.

Kiao-Chao está situada en el mar Amarillo, frente a Corea, en la costa oriental de la provincia china de Shantug.

En 1897 llegaron a Kiao-Chao varios buques de guerra alemanes, de los que desembarcaron soldados y funcionarios alemanes, que en nombre del Emperador tomaron posesión de aquel territorio, no obstante las protestas de China. El Celeste Imperio hubo de ceder a la fuerza de las circunstancias y acabó por consentir en que la ciudad y el puerto ocupados quedasen bajo la soberanía de Alemania durante un período de noventa y nueve años. Así se estipuló en un convenio que se firmó entre China y Alemania y que lleva la fecha de 6 de Marzo de 1898.

Una vez legalizada la ocupación, el imperio alemán se apresuró a organizar ésta debidamente.

Al comenzar la guerra, la administración de la colonia dependía del Ministerio de la Marina teutón, ejerciendo el cargo de gobernador de la plaza un oficial de la armada. La colonia estaba dividida en treinta y tres municipios, alcanzando su población la cifra de 192,000 habitantes.

La raza blanca estaba representada por un núcleo de 4,470, de los cuales 3,806 eran alemanes, soldados y funcionarios civiles en su mayoría.

La guarnición estaba formada de 3,121 soldados de infantería de marina.

En Kiao-Chao residían las autoridades judiciales para los residentes europeos, radicando el tribunal de apelación en el consulado alemán de Shanghai.

Estos tribunales no entendían en los litigios de la población china, salvo en muy contados y determinados casos.

Entre la ciudad de Tsing-Tao, situada en la costa Norte de la bahía de Kíao-Chao y Chinanfu, capital de la provincia de Shan- ghai, se extiendía una línea férrea de doscientas sesenta millas de longitud.

Además de ocupar Kiao-Chao, Alemania se reservó una zona de influencia en la provincia de Shanghai, zona de una superficie de 2,150 millas cuadradas, con una población de 80,000 habitantes.

Al ceder esta zona de influencia, China renunció a su derecho de soberanía y fiscalización, traspasándolo al gobernador de Kiao- Chao.

La zona de influencia se extiendía también a un espacio de treinta y dos millas en el mar Amarillo.

Rodeaba el distrito y la bahía de Kiao-Chao una zona neutral de 2,500 millas cuadradas, con una población de 1.200,000 almas.

La situación de la colonia al comenzar la guerra europea era muy próspera.

En Kiao-Chao se producían con abundancia judías, nueces, batatas y otros frutos. Se explotaba la sericicultura; minas de carbón eran explotadas; había adquirido gran importancia la industria de la seda y se fabricaba cerveza y jabón. Se importaba principalmente algodón, telas, metales, azúcar y cerillas, y se exportaban trencillas de paja, seda, nueces y aceite de judías.

La importación llegó, en 1911, a 114.938,000 marcos y la exportación a 80.295,000.

Los alemanes habían construido excelentes defensas para organizar la resistencia en la colonia en el caso de un ataque inesperado.

viernes, 13 de octubre de 2017

SGM: Comandos en acción en St. Nazaire

8 hechos sobre la incursión más grande de todas: La incursión de St Nazaire

Andrew Knighton | War History Online


Izquierda: El Normandie Dock meses después de la incursión. El naufragio de HMS Campbeltown se puede ver dentro del dique seco. A la derecha: HMS Campbeltown acuñado en las puertas del muelle. Tenga en cuenta la posición expuesta del cañón delantero en Campbeltown y la posición del cañón antiaéreo alemán en el techo del edificio en la parte trasera.


El 28 de marzo de 1942, las fuerzas británicas lanzaron una de las operaciones más atrevidas de la Segunda Guerra Mundial. Ahora conocida como "La mayor incursión de todos", la Operación Chariot fue un ataque a los muelles de St Nazaire en la Francia ocupada por los alemanes. Fue una hazaña de astucia y audacia que ayudó a dar forma a la guerra en el mar.

1. El objetivo de la incursión de St Nazaire



Los muelles de St Nazaire, 1942. 

Situado en la costa oeste de Francia, la ciudad de St Nazaire fue el hogar de un dique seco que había sido el más grande del mundo cuando se construyó en 1932. Fue un activo estratégico importante para la flota alemana en la Segunda Guerra Mundial. El muelle seco podría ser utilizado para reparar grandes buques de guerra dañados en el Atlántico, donde tales gigantes como el Bismarck y el Tirpitz habían causado pena por la Marina Real.

Al retirar los muelles de St Nazaire, los británicos esperaban obligar a los grandes buques de guerra alemanes a tomar una ruta más larga para reparaciones en otros lugares del continente. Esto no sólo los dejaría fuera de acción por más tiempo, sino también obligarlos a pasar a través de los mares fuertemente defendidos alrededor de Gran Bretaña, donde la Marina Real y la Fuerza Aérea podría acabar con ellos.


2. La Fuerza de Ataque



Comandos británicos, 1942.


Las fuerzas para el ataque consistían en 265 comandos y 346 efectivos de la Marina Real.

Central en el plan era el HMS Campbeltown, un destructor de la Primera Guerra Mundial que se había obtenido de la marina americana en 1940. Despojado de gran parte de su equipo, fue equipado con armadura adicional en la proa, que se llenó con 4,5 toneladas de altos explosivos. Las chimeneas se cortaron para que parezca más a un barco alemán durante su aproximación.

Acompañaban a Campbeltown dos destructores y una flotilla de lanchas, algunos para proveer apoyo contra incendios y otros para transportar personal al final de la redada.

3. Los defensores alemanes



Cañón antiaéreo alemán de 20 mm. 

Los alemanes tenían alrededor de 5.000 soldados en el área de St Nazaire. 28 cañones, de calibre de 75mm a 280mm, protegían el puerto contra los ataques desde el mar, mientras que 43 cañones antiaéreos también podían ser girados contra blancos navales.

Un remolcador, un remolcador armado, y un dragaminas estaban todos permanentemente estacionados en los muelles. 14 otros buques de superficie estaban allí en la noche de la incursión. Los submarinos estaban estacionados fuera de St Nazaire, pero no se sabe cuántos estaban presentes esa noche.

El día anterior al asalto, Herbert Sohler, comandante de una de las flotillas de submarinos, dijo que "un ataque contra la base sería peligroso y altamente improbable".


4. Embistiendo los muelles



El Campbeltown después de la incursión.

En la noche del 27 de marzo de 1942 ocurrió lo improbable.

A las 23:30, bombarderos británicos comenzaron a atacar el puerto, dibujando reflectores alemanes y fuego antiaéreo. El comportamiento inusual de los bombarderos hizo que los alemanes sospecharan que algo andaba mal. A las 01:00 del 28 de marzo, los cañones dejaron de disparar y se apagaron los reflectores, en lugar de ayudar a los británicos a identificar dónde estaba el puerto en la oscuridad.

Fue muy tarde. Los ingleses ya habían entrado en el estuario del Loira. A las 01:22 los reflectores alemanes se encendieron de nuevo, esta vez iluminando el convoy británico minutos fuera de la costa.

Identificándose como barcos amistosos, los británicos ganaron algunos momentos más para acercarse, pero los alemanes vieron rápidamente el engaño. Cada arma en el muelle abrió fuego.

El Campbeltown perdió a dos timoneles cuando se acercó a la orilla, uno muerto y otro herido. A las 01:34 golpeó las puertas del muelle a una velocidad de 19 nudos, el impacto de su conducción de 33 pies sobre ellos.

Los explosivos, programados para disparar después de que el personal británico se hubiera escapado, se sentaron esperando en la proa.

5. Desembarco de Comandos



HMS Campbeltown siendo convertido para el raid. Hay dos líneas de placa de armadura a cada lado de la nave y los montajes de Oerlikon. Dos de sus embudos se han quitado, con los dos restantes cortados en un ángulo.

Los comandos salieron del Campbeltown y se extendieron a lo largo de los muelles. Equipos de asalto participaron en combates con los defensores alemanes, mientras que los equipos de demolición se dedicaron a destruir importantes equipos con explosivos. Los defensores alemanes les impidieron atacar todos sus objetivos, pero muchas instalaciones en los muelles fueron destruidas.

El teniente coronel Newman no había tenido que aterrizar como parte del ataque, pero fue uno de los primeros en desembarcar. Tomando el mando de las tropas, él organizó una defensa contra las fuerzas alemanas crecientes mientras que los equipos de la demolición hicieron su trabajo.

6. Cortada



Naufragio de un barco cañonero británico

Mientras tanto, se intercambiaba fuego entre la flotilla y las baterías alemanas. Muchos botes de motor fueron destruidos, y no todos los barcos de evacuación pudieron alcanzar los muelles. Habiendo arreglado los cargos en la Campbeltown, muchos de sus tripulantes fueron evacuados. Pero con 100 comandos todavía en tierra, Newman se dio cuenta de que ya no podían ser rescatados por mar.

Reuniendo a los supervivientes, se les dio tres órdenes:

  • Hacer todo lo posible para volver a Inglaterra;
  • No entregarse hasta que todas sus municiones estuvieran agotadas;
  • No entregarse en absoluto si podían ayudarlo.

7. La lucha



Comando prisioneros bajo escolta alemana.

Los comandantes varados cargaron a través de un puente del casco antiguo de St Nazaire a su nueva ciudad e intentaron luchar su espera a través de las calles estrechas. Pero estaban en gran número, con poca munición, y luego rodeados. Al fin, con toda la munición desaparecida, se rindieron.

Un puñado de hombres escapó. Estos cinco comandos se dirigieron al sur con la ayuda de civiles franceses. Finalmente llegando a la España neutral, volvieron de allí a Inglaterra.


8. Consecuencias



El Normandie Dock meses después de la incursión. El naufragio de HMS Campbeltown se puede ver dentro del dique seco.

Varias horas tensas siguieron a los combates. Los explosivos a bordo del Campbeltown estaban destinados a dispararse a las 04:30 pero no fue así, posiblemente debido a un problema con las espoletas. Un número creciente de soldados británicos en cautiverio en el cuartel general alemán esperó para ver si su trabajo iba a pagar.


Comandos británicos muertos durante la incursión


Alrededor del mediodía, un grupo de altos oficiales alemanes y civiles estaban inspeccionando la Campbeltown, sin darse cuenta del peligro que contenía. Sin previo aviso, el arco explotó, matándolos y a otros 320. El dique seco fue destruido y permaneció fuera de acción durante el resto de la guerra.

La incursión había sido un éxito, pero a un costo enorme. De los 622 hombres que participaron, 169 fueron muertos y 215 capturados. 89 decoraciones fueron otorgadas por el atrevido servicio de los hombres que participaron en la incursión.

jueves, 12 de octubre de 2017

Los araucanos NO SON un pueblo originario de Argentina

Los habitantes de la Patagonia, en épocas de Roca y Avellaneda

Luciana Sabina - @kalipolis
Los Andes




Durante su presidencia Nicolás Avellaneda prácticamente duplicó el territorio nacional y apaciguó la frontera a través de la denostada Conquista del Desierto, uno de los episodios más polémicos de nuestro pasado.

Para conocer esta etapa no ayuda el poco ético "relato histórico" que durante años se difundió en los medios de comunicación. Dejando de lado el contexto en el que actuaron Avellaneda y Roca. Veamos un poco al respecto.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, los aborígenes que habitaban la zona meridional de nuestro territorio ya no eran autóctonos: se trataba en su mayoría de mapuches, llegados de Chile, que desalojaron a los pueblos originales, incluso masacrándolos como sucedió con los vorogas. "El núcleo más poderoso y temible de estos indios -explica Ruiz Moreno- se constituyó cuando el Gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, facilitó el arribo y la radicación de un gran cacique para que, dominando a todos los demás, le permitiese tratar con uno solo y no con la diversidad de ellos. Los nativos originarios del suelo fueron aniquilados por los invasores 'chilenos' y así nació la peligrosa Confederación de Salinas Grandes, establecida en 1834".

El mismo Calfucurá -en carta al general Emilio Conesa- en abril de 1861 lo reconoció: "Le diré que yo no estoy en estas tierras por mi gusto, ni tampoco soy de aquí, sino que fui llamado por don Juan Manuel, porque estaba en Chile y soy chileno; y ahora hace como treinta años que estoy en estas tierras".

Dueños legítimos o no del sur, el principal motivo por el que las autoridades nacionales tomaron cartas en el asunto fueron los malones y el posterior comercio de lo robado en Chile. Llegaron a "vender" a las mujeres cautivas. El gobierno del país vecino estaba al tanto. En 1870 el diputado Guillermo Puelma expresó ante el Congreso chileno:

"En cuanto al comercio: veamos que el de los animales, que es el que más hacen los araucanos, proviene siempre de animales robados en la República Argentina. Es sabido que últimamente se han robado ahí 40.000 animales, más o menos, y que son llevados a la tierra; y nosotros, sabiendo que son robados, los compramos sin escrúpulo alguno, y después decimos que los ladrones son los indios. ¿Nosotros qué seremos?".

Alfredo Ebelot -ingeniero francés que trabajó en la frontera durante algunos años- dejó sus impresiones al respecto:

"País montañoso y agrícola, Chile produce poco ganado y consume mucho, gracias a los robos que efectúan los indígenas, de los cuales aprovecha solapadamente. Allí han sido conducidos los centenares de miles de bestias con cuernos que han ido desapareciendo de las llanuras argentinas desde hace veinte años. El sector de la pampa abandonado a los salvajes es recorrido incesantemente por compatriotas chilenos que van de tribu en tribu engrosando sus rebaños con poco gasto (…) Este comercio escandaloso ha contribuido mucho a perpetuar las incursiones".

Nuestro gobierno protestó formalmente al chileno, pero solo obtuvo respuestas evasivas. La situación era alarmante. Roca, con carta blanca de Avellaneda, tomó las riendas y luego la Patagonia, esa de la que hoy estamos tan orgullosos.

miércoles, 11 de octubre de 2017

USA: Cohetes en el bandera americana

¿Qué es el "resplandor rojo" en el Star Spangled Banner?

Una historia de tecnología de cohetes.
Por Tom McNamara | Popular Science


Suscríbete a Popular Science en YouTube.

En momentos de profundo pensamiento, ¿alguna vez se han preguntado qué son los cohetes en los "cohetes" fulgores rojos y las bombas estallando en el aire "en realidad son?
Por supuesto, las bombas eran bombas: balas de cañón. Pero, ¿qué eran los cohetes en 1814, cuando The Star Spangled Banner fue escrito? Como lo dice la leyenda, Francis Scott Key dio testimonio del asedio británico en Fort McHenry durante la Guerra de 1812. El poderoso Imperio Británico lanzó 600 a 700 cohetes-todos caían rotundamente cortos. Para entonces, los cohetes eran más o menos fuegos artificiales de hierro. No fiable y poco cambiado desde sus orígenes cientos de años antes. Es decir, los británicos no fueron los primeros en usar cohetes. Porque en la gran tradición del Imperio Británico, arrancaron el diseño de la India. Pero volvamos aún más lejos para descubrir sus orígenes.
Bombardeo de Fort McHenry por los británicos.


Bombardeo de Fort McHenry por los británicos.
Biblioteca del Congreso

Los primeros cohetes impulsados ​​por la pólvora fueron desarrollados en el siglo XIII, por la dinastía Song de China. Estas "flechas de fuego" eran tubos de bambú tapados en un extremo, llenos de pólvora y adheridos a palos largos como guía. La cosa es, mientras que estos cohetes probablemente parecían asustadizos a la invasión de hoardes mongoles, su efectividad como armas de destrucción no está bien documentada.
Las cosas cambiaron a finales de 1700, cuando el Reino de Mysore del sur de la India entró en guerra con la Compañía Británica de las Indias Orientales. Mysoreans llenó los tubos del hierro con combustibles, creando más empuje que las flechas ligeras del fuego del bambú de antaño. Estos nuevos cohetes podían viajar hasta mil yardas. Más importante aún, los misoreanos se dieron cuenta de que la guerra con cohetes era más efectiva cuando los lanzamientos ocurrían en masa. En una batalla, unos 2.000 cohetes chocaron simultáneamente. Y sin duda ensuciar algunos pantalones británicos. Pero, los británicos ganaron. Y confiscaron los cohetes de Mysorean.
Mientras tanto, en Inglaterra, el inventor William Congreve estaba luchando para que los cohetes volaran hasta 600 yardas. Sin embargo, no duden del ingenio imperialista. Una versión modificada del cohete Mysorean pronto fue doblada: el cohete de Congreve. Los británicos añadieron diferentes ponderaciones y materiales, duplicando o incluso triplicando su rango.
Así que ese es el cohete del himno nacional. También fue la base del cohete moderno, que en última instancia hizo cosas como llegar a la luna y lanzar telescopios de fantasía.

martes, 10 de octubre de 2017

Guerra Hispano-Norteamericana: La coima no aceptada que llevó a la guerra

El día que los políticos no aceptaron un soborno... y perdimos el Imperio Español de ultramar


Javier Sanz  | Historias de la Historia



A las 21:40 horas del 15 de febrero de 1898 una inesperada explosión vino a turbar el bullicio noctámbulo de La Habana. Una explosión en el acorazado estadounidense Maine lo hundía irremediablemente. Aquel episodio, “utilizado” por EEUU como excusa para intervenir en Cuba, cambió la historia de España y acabó por convertir a la “víctima” en la primera potencia militar del siglo XX. El 25 de abril de 1898 EEUU le declaraba oficialmente la guerra a España. Los planes estadounidenses se vieron favorecidos por la inestabilidad económica española, nuestra obsoleta flota, la debilidad del gobierno del liberal Práxedes Mateo Sagasta y los aires de independencia que soplaban cada vez con más intensidad en Cuba. El Tratado de París de 1898, firmado el 10 de diciembre, ponía fin a la guerra hispano-estadounidense… y al Imperio español de ultramar. España renunciaba a la soberanía sobre Cuba y cedía Filipinas, Guam y Puerto Rico a los EEUU por 20 millones de dólares.

¿Pero qué ocurrió aquel 15 de febrero en el puerto de La Habana (Cuba)? A las diez menos veinte de la noche el acorazado norteamericano Maine sufría una misteriosa explosión que provocó un terrible incendio en la zona de proa. A pesar de la rápida y masiva ayuda de españoles y cubanos, nada se pudo hacer. El barco se hundió y perdieron la vida doscientos sesenta y cuatro marineros y dos oficiales. A la mañana siguiente, al estar el barco en aguas bajo jurisdicción española, se inició una investigación por parte de las autoridades españolas para averiguar qué había ocurrido. Sorprendentemente, las autoridades estadounidenses no permitieron examinar los restos del navío al considerarlo territorio norteamericano. Así que, ante las únicas evidencias exteriores, en el agujero que la explosión provocó en el casco del barco las planchas de acero estaban dobladas hacia afuera, se determinó que la explosión se produjo en el interior y que, por tanto, debió de ser un accidente. Los estadounidenses tenían su propia teoría: el ataque con un obús o una mina. Los periódicos norteamericanos, cual creadores de opinión, se encargaron de difundir esta disparatada teoría y crear el caldo de cultivo ideal para la posterior declaración de guerra.



Pero hubo una carta anterior que delataba las intenciones de EEUU. España no atravesaba uno de sus mejores periodos de la historia ni económica ni militarmente, así que los Estados Unidos pensaron que con unas migajas bastaría para conseguir Cuba. Días antes del accidente provocado del Maine, Washington había enviado a una carta a Madrid:

El ejército norteamericano intervendrá en la isla si España no accede a vender Cuba a los Estados Unidos por trescientos millones de dólares. Para facilitar la operación, se ofrece además un millón de dólares para los negociadores que medien en dicho acuerdo.
Aunque parezca mentira por los muchos antecedentes de nuestros políticos, y quiero creer que por honestidad y orgullo patrio, los negociadores no aceptaron el soborno del millón de dólares y se rechazó la propuesta. Aunque el tono amenazante de la carta dejaba muy claras las intenciones del gobierno estadounidense, nunca reconocerán que la teoría del sabotaje español al Maine fue una patraña. Ya que, en el hipotético caso de hacerlo, dicho reconocimiento llevaría implícito que su propio gobierno fue el responsable de la muerte de 266 compatriotas.



Y es que si somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras, aquí se podría añadir que también somos esclavos de nuestras cartas.

lunes, 9 de octubre de 2017

PGM: El Mark IV británico




Los subsiguientes tanques ingleses Mark IV (modelo 4) 

El 19 de setiembre de 1916 –cuatro días después que los primeros tanques hayan entrado en acción- el comandante en jefe británico, Mariscal Sir Douglas Haig, emitió una orden de 1.000 tanques adicionales a ser fabricados inmediatamente. (Esta orden fue rescindida 3 semanas después por el Consejo del Ejército, pero inmediatamente vuelta a poner en vigencia por el Sr. Lloyd George, Ministro de Estado para la Guerra, que tenía más visión de futuro). Se habían revelado numerosas fallas en los tanques Mark 1 y se deseaba que haya mejoras de diseño para eliminar dichas fallas antes de entrar en la producción en masa de los 1.000 nuevos tanques. Mientras tanto se fabricarían unos 100 tanques con el mismo diseño a ser empleados solo como vehículos de entrenamiento.

Estos modelos “intermedios” fueron denominados Mark II y III respectivamente.



Los primeros de los tanques de nuevo diseño, el Mark IV (de nuevo principalmente fruto del trabajo del Mayor W.G. Wilson en equipo con Tritton de William Foster & Co) fueron entregados al ejército hacia finales de abril de 1917. Aunque superficialmente eran bastante parecidos al Mark 1 y se empleaba el mismo motor y la misma transmisión, incorporaban, sin embargo numerosas modificaciones sugeridas por la experiencia en batalla. El blindaje de protección fue mejorado –aunque el espesor de blindaje máximo de 12 mm permaneció igual, el empleo de chapas de este espesor fue extendido. El armamento fue cambiado del cañón largo de 6 libras (57 mm -40 calibres) que era propenso a dañarse cuando el tanque se empantanaba, a un cañón corto de 6 libras (57 mm -23 calibres de longitud). Fueron montados en troneras modificadas que podían girarse hacia adentro para ser transportados por ferrocarril –en el Mark 1 las troneras tenían que desmontarse, una tarea lenta y pesada-.

Las condiciones de la tripulación fueron mejoradas con la adición de mejores escotillas de salida, mejor configuración de visores y un mejorado sistema de ventilación y enfriamiento. El sistema de alimentación de combustible era ahora por un sistema de vacío, que eliminó la desventaja del sistema de gravedad anterior, que frecuentemente dejaba de operar cuando el tanque se empantanaba. La gasolina se llevaba en un depósito blindado en la parte trasera fuera del casco principal del Mark IV donde había menos riesgo de que se incendie.

El sistema de escape contaba con un silenciador –que no había en los diseños anteriores. Las ruedas de dirección de cola no fueron ya empleadas en el Mark IV.

Se siguió empleando el motor Daimler de 105 hp aunque se sabía que tenía insuficiente potencia, pero se lo mantuvo para simplificar la producción.

Otra modificación en el armamento, que aunque solicitada por el ejército, al final fue un retroceso, fue la introducción de las ametralladoras (en realidad fusiles ametralladoras) Lewis. Esta arma estaba prestando un servicio bueno y fiable con la infantería pero no tuvo éxito en los tanques debido a que su camisa de enfriamiento no podía ser protegida y era muy vulnerable al fuego de las armas portátiles y livianas, además el sistema de enfriamiento de la Lewis absorbía polvo en los ojos del tirador. La ventana de disparo de la Lewis era más fácil de penetrar por proyectiles que la original de la ametralladora Hotchkiss, por lo que en modelos posteriores se reemplazó las Lewis por las probada Hotchkiss.

La orden de producción de los Mark IV –se hicieron un poco mas de los 1.000 solicitados- fue de 1.015 unidades.

Fueron por primera vez empleados en acción en junio de 1917 y para noviembre formaban el grueso del Cuerpo de Tanques durante la batalla de Cambrai –recordada como la primera batalla realmente exitosa para los tanques. Algunos continuaron siendo empleados hasta el final de la guerra, aunque para entonces ya habían sido producidos modelos posteriores con mejor rendimiento mecánico y mayor capacidad de cruce de trincheras.

publico algunas imagens del modelo IV, un esquema de sus partes y fotografias del mismo en accion. La última es de un Mark IV destruído y capturado por los alemanes.




domingo, 8 de octubre de 2017

SGM: Das Boot y la vida real del U-96

El submarino que inspiró la película - U-Boat 96, y la película "Das Boot"


Gabe Christy | War History Online



La tripulación de la U-96 volvió a St. Nazaire en marzo de 1942. Los hombres estaban cansados, hambrientos, y empapados de sudor, sal y aceite. No había suficiente agua para lavarse a bordo. Por Bundesarchiv - CC BY-SA 3.0 de


En 1981, una película fue lanzada que todavía se cita como uno de los triunfos cinematográficos más grandes de Alemania. Siguió a las hazañas de U-96, un submarino alemán, basado de St. Nazaire, Francia, en la experiencia angustiante de la patrulla del U-Boot. La película es, por supuesto, Das Boot, y su increíble capacidad para capturar la aterradora y llena de suspenso vida de las tripulaciones de U-Boat ha cautivado a los espectadores durante décadas.

La película, junto con el libro del mismo nombre, se basó en una historia real, grabada por Lothar-Günther Buchheim. Se unió a la Kriegsmarine, la Marina alemana, en 1940, convirtiéndose eventualmente en un oficial de propaganda, esencialmente un corresponsal de guerra.

La película, según se quejó Buchheim, no era siempre una representación exacta de la vida del U-Boat. En lugar de ir escena por escena separando la película, he aquí algunas historias de U-Boat vida del hombre que sirvió en U-96.

Ataque de periscopio

Es un día tranquilo, pero brumoso en el Atlántico. El U-96 está navegando a lo largo, meneando en el mar agitado, el comandante y Buccheim se están sentando a almorzar, una breve pausa en el estrés diario de la vida U-boat.

De repente, una llamada baja desde el puente "Al comandante: ¡mástil fuera del arco del puerto!"

El comandante corre hacia el puente. Él y la multitud principal en la torre del puente, esforzándose a través de binoculares para encontrar a su enemigo.


Heinrich Lehmann-Willenbrock, Comandante de la U-96. Un líder valiente y experto que cuidaba profundamente a sus hombres

Están desconcertados. Parece ser un vapor solitario, sin escolta en el medio del océano. Ellos estiman distancia, dirección y velocidad, este último tratando de igualar. Sus motores diesel se tensan, empujando la nave a su más rápido y llenando la nave entera con un rugido sordo mientras que aran a través del mar agitado.

Satisfecho con sus lecturas, el comandante ordena un ataque. La llamada se apaga para despejar el puente, inundar los tanques, y bucear a la profundidad del periscopio. La tripulación ha estado esperando, esperando tensamente para escuchar la orden. Resuena hacia adelante y hacia atrás, cada hombre pasando por la línea. El barco salta a la vida. Los motores diesel están asegurados, los motores eléctricos zumban a la vida y luego el barco está tranquilo de nuevo.


Los motores eléctricos del U-barco del Tipo VII. Estos motores impulsados ​​por baterías permitieron que los buques se sumergieran por completo y funcionaran en silencio, evitando la detección aliada.

En la sala de control, el comandante y el jefe se ciernen sobre los operadores de hidroaviones, mirando los diales, las ruedas de mano y los indicadores. Los ventiladores se apagan, y la humedad se acumula en cada superficie, incluyendo a los hombres que ahora están empapados en sudor.

Se alcanza la profundidad del periscopio, El comandante mira a través del tubo delgado, con espejos y lupas. Un oficial de vigilancia está constantemente ajustando la guía del torpedo. Una vez más, todo el mundo está en silencio, esperando tensamente las órdenes del comandante.


La torre de comisarios y los emplazamientos de flak de un tipo U-barco VII. Sus periscopios son visibles a ambos lados de la torre principal. Esto permitió que su comandante viera sobre la superficie del agua, mientras que la mayor parte del casco permanecía escondido debajo.

"Tubos de 1 a 4, de pie para el disparo submarino. Inundación de tubos. ¡Abran las puertas del torpedo! "La llamada, de nuevo, se hace eco a través del barco. Esta vez una respuesta regresa. La orden había sido completada, todo despejado y listo para el ataque.


Los tubos de torpedo delanteros del U-Boat Tipo VII

La tripulación está observando silenciosamente a su líder moverse hacia adelante y hacia atrás con el periscopio. Él jura. El barco está zigzagueando, lo que lo convierte en un blanco difícil. Después de minutos de espera, finalmente, él tiene su oportunidad. La llamada se apaga.

"¡Tubo 1!" Una pausa, el dedo del oficial de vigilancia se cierne sobre el botón de disparo. "¡Fuego!"


El torpedo alemán G-7a fue el tipo más común utilizado por los submarinos alemanes durante la guerra. Es probable que lo que lanzaron en su comerciante sin escolta.

El torpedo de metal liso explota fuera del tubo, acelerando casi silenciosamente hacia el barco. El comandante llama para el Tubo 2. Ahora dos torpedos, paralelos, se están cargando hacia su objetivo. Inmediatamente el jefe inunda los tanques para compensar la pérdida de peso; cada kilogramo cuenta cuando se mantiene el buque sumergido con seguridad.

Aparecen para examinar el daño.

El vapor solitario había sido cortado en dos por los torpedos, cada mitad flotando lejos el uno del otro, la tripulación tratando de entrar en botes salvavidas. Durante las 2 horas siguientes, las dos mitades se hundió lentamente mientras la tripulación del U-Boat observaba.

Sobreviviendo a una carga de profundidad

Se informa de un sonido de hidrófono. Tornillos, motor de turbina, probablemente un destructor. El U-Boat se zambulle y se aleja.

Sobrevolando, con el oscuro cielo detrás de ellos, determinan que el destructor, un clase Wickes americano, está sentado cerca de un barco destruido, esperando a que el submarino regrese. Los motores diesel del U-Boat se ponen en marcha.


USS Wickes, la base para los destructores clase Wickes.

De repente el destructor se vuelve y se acerca al submarino. Se zambullen, manteniéndose aún bajo el agua.

El subfondo resurge después de una hora. El destructor está todavía por el naufragio, silueteado por las llamas del combustible ardiente. El submarino se queda inmóvil, mirando silenciosamente desde las sombras.

Después de 3 horas el el submarino ataca de nuevo, tratando de terminar lo que queda del vapor. El destructor los ve y vuelve a dirigirse directamente hacia ellos.


La carga de una carga de profundidad tipo tambor Mk VII , similar a lo que fue soltada por el destructor clase Wickes.

¡Alarma de inmersión! La nariz del submarino se balancea en las turbias profundidades del Atlántico. Se zambullen a 160 metros, luego se nivelan. Se oyen tres explosiones en la cabeza, luego las hélices del destructor. Toda la tripulación se sienta en silencio. De repente, los motores de la hélice se detienen. Están sentados casi inmediatamente por encima del submarino. Escuchando.

Más cargas de profundidad, esta vez más cerca. Las fichas de pintura caen desde el techo. Las bolsas de comida y las salchichas que cuelgan de la nave se sacuden y oscilan hacia adelante y hacia atrás mientras el buque oscila. El comandante ordena una acción evasiva. A medida que el sub-swerves, sube, cae, gira, y cambia la aceleración del destructor sigue barrido por encima. La tripulación se sienta pacientemente, cada explosión que los sacude y su nave aún más.

Los pings de sonar hacen eco a través de las olas. El destructor sabe exactamente dónde están.

Más cargos de profundidad. Todo se vuelve negro. Las luces han sido eliminadas. Se oye una llamada baja "fuga por encima del indicador de agua", y la sala de control entra en un silencioso pánico.

Una sección transversal de los reducidos cuarteles a bordo de los Submarinos Tipo VII, era una vida dura, y los hombres que la vivían tenían que ser duros.


Una sección transversal de los reducidos cuarteles a bordo de los Submarinos Tipo VII

El comandante calma a su tripulación con la simple palabra "¡Caballeros!"

Las fugas se estiran a través del barco, el comandante parece imperturbable, pero la tripulación se pone nerviosa. No pueden bombear el agua con el destructor encima. Las bombas ruidosas darían lejos su posición, y serían destruidas inmediatamente. Todas las luces no esenciales están apagadas, para ahorrar energía de la batería.

Se sientan en silencio y siguen esperando más cargas de profundidad o la terrible muerte aplastante de hundirse hasta el fondo. El agua sigue entrando a través de las fugas.

El comandante pide una carga al destructor. Ninguna respuesta.

Molesto, vuelve a pedir. Todavía no hay respuesta.

Se da cuenta de lo que significa. El soundman no le ignora; el destructor se ha detenido. No sonar pings, sin cargos de profundidad, sin ruido de la hélice. Sólo silencio. Los motores eléctricos del submarino lo empujan hacia adelante bajo el agua durante otra media hora. El comandante se apoya en el casco y se relaja. Ellos sobrevivieron.

Estas dos historias ayudan a dar una imagen más precisa de la vida U-Boat. Das Boot, mientras que una película fantástica y una gran pieza de drama, es sólo eso. Tuvieron que sacrificar una cierta exactitud para el efecto dramático. La película dura entre 150 y casi 300 minutos. Es casi imposible condensar la vida increíblemente larga, tensa y aterradora del combate U-Boat en una imagen.

La guerra de U-Boat fue una de las largas horas. Los tripulantes se sentaron y esperaron, en silencio, hasta que estuvieron seguros de que estaban a salvo, de su presa destruida o de su perseguidor.

Animo a todo el mundo a leer Das Boot, (El Barco) y U-Boot Krieg (U-Boat War) de Lother-Guenther Buccheim, en cuyas cuentas se basa la película Das Boot.

sábado, 7 de octubre de 2017

Guerra Antisubversiva: Santucho, la muerte de una rata

La huida a ninguna parte de Roberto Santucho

El 19/07/1976 un Grupo de Tareas del Ejército argentino, encabezado por el capitán Juan Carlos Leonetti, irrumpió en el departamento de la calle Venezuela 3149, de Villa Martelli. Leonetti había recibido el encargo del jefe de la inteligencia militar, general Carlos Alberto Martínez, de cazar a la dirección del PRT-ERP. Algunos dicen que él ignoraba que encontraría al líder del Ejército Revolucionario del Pueblo, Mario Roberto Santucho. Otros afirman lo contrario. Y que esto ocurriría a pesar que en el mismo inmueble estaba la custodia de Santucho, que encabezaba Enrique Haroldo Gorriarán Merlo.
Por Urgente 24




La huida a ninguna parte de Roberto SantuchoMario Roberto Santucho.
Mario Roberto Santucho fue un revolucionario marxista trotskyta, contador público nacional que no ejerció como tal, que nació el 12/08/1936, hijo de Francisco del Rosario Santucho y de Manuela del Carmen Juárez.

Su hermano integró del Partido Comunista, pero Mario Roberto, mientras estudiaba en la Universidad de Tucumán, militó en el Movimiento Independiente de Estudiantes de Ciencias Económicas (MIECE), fue electo representante del Consejo Académico, y cuando el MIECE ganó el Centro de Estudiantes, se convirtió en delegado estudiantil del Consejo Tripartito.

Santucho se casó con Ana María Villareal, y tuvieron 3 hijas: Ana, Gabriela y Marcela.

Cuando terminó sus estudios emprendió un viaje durante el cual fortaleció su perspectiva contestataria: Bolivia, Perú, USA, México y llegó a Cuba, donde Fidel Castro había asumido el poder, acompañado por un argentino de inquietudes similares a la de Santucho, Ernesto Guevara. En la Cuba revolucionaria, Santucho encontró una sociedad que coincidía con sus valores.

En tanto, en la Argentina, su hermano, Francisco René Santucho fundaba, el 09/07/1961, el Frente Revolucionario Indoamericano Popular (FRIP), de "concepción americanista antiimperialista".

Cuando Mario Roberto regresó a la Argentina, se puso a la cabeza del FRIP, y con su hermano comenzaron diálogos con Palabra Obrera, de tendencia troskista, liderado por Nahuel Moreno. De la fusión de ambas organizaciones nació el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), el 25/05/1965.

Y 3 años más tardes, llegará la división, expresada en sus publicaciones: "El Combatiente", con Santucho; y "La Verdad", con Nahuel Moreno.

Santucho fue detenido el 24/11/1969 en San Miguel de Tucumán y trasladado de la cárcel de Villa Quinteros a la de Villa Urquiza, cuando llevaba 8 meses detenido, él ingirió una pastilla que le provocó síntomas de enfermedad, fue llevado al Hospital Padilla, lo visitó su mujer, quien logró pasarle un arma que Santucho usó para escapar.

En 1970, un año después del 'Cordobazo', Santucho propuso la creación del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), al que incorporó a todos los integrantes del PRT, y algunos integrante de otras organizaciones.

En 1971 él fue detenido otra vez, y junto a Enrique Gorriaran Merlo, Marcos Osatinsky y Fernando Vaca Navaja, entre otros, protagonizó la fuga del penal de Rawson, en agosto de 1972. Quienes no pudieron subir en el avión que fue a Chile (por ejemplo, Santucho), fueron detenidos nuevamente (por ejemplo, Ana María), fueron fusilados el 22/08/1972. Sólo sobrevivieron Alberto Miguel Camps (muerto en 1977), María Antonia Berger (desaparecida en 1979) y Ricardo René Haidar (desaparecido en 1982).


En Cuba, luego de la fuga del Penal de Rawson y de la masacre de Trelew, Mario Roberto Santucho, Fernando Vaca Narvaja y Roberto Quieto hablaron por radio sobre la situación política argentina.

Santucho regresó al país en noviembre de 1972, para retomar la conducción del ERP-PRT. Y decidió combatir a los gobiernos constitucionales elegidos por la mayoría de los ciudadanos: tanto el de Héctor J. Cámpora (aunque en ese período ordenó una leve tregua) como el de Juan Domingo Perón.

Es más: el copamiento del cuartel de Azul, a principios de 1974, le permitió a Perón fundamentar la acción directa que emprendió la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), que creó por instrucciones suyas José López Rega.

Santucho tuvo una nueva pareja: Liliana Delfino, integrante del Comité Central del PRT, a cargo de la Propaganda Nacional. Fueron padres de Mario Antonio Santucho.

El objetivo del ERP fue iniciar la guerrilla rural en Tucumán (otra vez Santucho tuvo como referencia a Guevara). El gobierno constitucional ordenó el Operativo Independencia.

El ERP fue infiltrado y su situación tanto urbana como rural se complicó. La organización decidió transportar a Cuba a Santucho y a su lugarteniente Benito Urteaga, y así se llegó al lunes 19/07/1976.

A las 13:30 los militaron tocaron la puerta del 3149 de la calle Venezuela, Villa Martelli (Vicente López, Gran Buenos Aires).

Liliana Delfino entreabrió la puerta, pero el Grupo de Tareas encabezado por el capitán Juan Carlos Leonetti, entró violentamente. Adentro se encontraban Santucho, Urteaga, su hijo de 2 años, José, y Ana María Lanzillotto, embarazada de 6 meses.

En la balacera murieron Leonetti, Santucho y Urteaga. Sus cadáveres nunca fueron recuperados y, según el testimonio de Víctor Ibáñez, ex sargento de Ejército, fueron llevados a Campo de Mayo, a una fosa común. Liliana, Ana María y José fueron secuestrados. Liliana y Ana María fueron detenidas-desaparecidas. José fue devuelto a su familia 2 meses más tarde.


La familia Santucho en Santiago del Estero.

Facundo Aguirre escribió, en La Izquierda Diario, vocero del trotskymo argentino, una dura crítica a las decisiones de Santucho:

"(...) Frente al segundo Villazo, en marzo de 1975, cuando las bandas fascistas y la represión habían tomado de rehenes a los dirigentes de la UOM y sembraban terror en la población obrera de Villa Constitución, el PRT-ERP apostó todo a la carta militar, ajusticiando al jefe de la policía rosarina Telemaco Ojeda por fuera de toda consulta con los dirigentes de la huelga y las asambleas obreras.

Pero el punto más alto del divorcio entre la estrategia y política del PRT-ERP y la lucha de clases real se produce en las huelgas generales de Junio y Julio de 1975, primer huelga general contra el peronismo en la historia, que dieron lugar a las Coordinadoras Interfabriles, derrotaron al plan Rodrigo y echaron a López Rega del gobierno.

En dicha ocasión el PRT-ERP careció de política propia y Santucho fue completamente ajeno a esta gran acción del movimiento de masas, al punto tal que estuvo durante todo ese tiempo de crisis y convulsión de la base obrera, con el peronismo en el monte tucumano. A su regreso, cuando el gobierno de Isabel aún pendía de un hilo, se celebró la reunión del Comité Central, Vietnam Liberado, que votó como resolución proponer un frente democrático a los Montoneros, que impulsaban la reconstrucción del FREJULI con el Partido Autentico y el Partido Comunista que predicaba un gabinete cívico-militar con Isabel. (...)".

En esos días finales, Santucho estuvo negociando acuerdos con Montoneros.

Luis Mattini, quien sucedió a Santucho en la jefatura del ERP, explicó que un sector de la conducción querían que Santucho saliera del país de forma inmediata, pero el santiagueño decidió que dejaría el país el 20/07/1976, pues tenía una cita con Mario Firmenich, jefe de Montoneros, en la que abordaría la conformación de la Organización para la Liberación de Argentina (OLA), una entente que nuclearía a las organizaciones armadas que enfrentaban a la dictadura militar.

"Robi había prometido que iba a reunirse con Firmenich y creía que era una cita impostergable. El encuentro se realizaría el 19 y un día después saldría del país con destino a Cuba. La idea era dejar el país por Paraguay. Mientras tanto decidió irse a vivir al departamento del (Domingo) 'Gringo' Menna, en Villa Martelli", apunta Mattini.

Marcela Santucho, hija de 'Roby' escribió:

"(...) Esa misma noche Robi viajaría con destino a Roma, y luego seguiría a Cuba. El viaje fue decidido por el comité central y el buró político del PRT para resguardar la vida del comandante ante el salvaje golpe militar que comenzó a secuestrar de sus puestos de trabajo a dirigentes sindicales obreros, curas tercermundistas que trabajaban en las villas, abogados defensores de presos políticos y todos los simpatizantes que estaban en la legalidad.

Por eso se decidió preservar al Comandante y el Partido decidió que momentáneamente Santucho saliera del país y quedara en contacto permanente con Urteaga, quien dirigiría al PRT-ERP. La salida fue postergada hasta el 19 de julio porque Robi quería asistir a la reunión por la OLA con Firmenich, reunión que no se concretó. Fernando Gertel, el enlace del PRT comunicó esa mañana a la compañera de Robi, Liliana Delfino, que él estuvo en la cita a la hora indicada, pero que no vino nadie.

Horas más tarde, los militares llegaron al departamento del Gringo Menna, donde se encontraban el primero y segundo dirigente de la organización guevarista. Horas antes fueron secuestrados separadamente Menna y su compañeram Ana Lanzilloto, embarazada. El Gringo Menna llevaba un recibo con la dirección de su departamento, se supone que Leonetti siguió esa pista. Leonetti era un oficial que añoraba un buen cargo y que llegó a Capitán después de su muerte, cuando fue condecorado por asesinar al “enemigo público número uno”, Mario Roberto Santucho.

Durante mis investigaciones, leyendo testimonios, encontré el de Frida Rochocz que reconoció a Leonetti después que la secuestró… Frida estaba en su casa con su hermano, cuando hombres fuertemente armados irrumpieron en su casa. Uno de los milicos le gritaba furioso: “¿Vos sos la Alemana?”, y le pegaba para que hablara… Días después de secuestrada Frida fue liberada porque se dieron cuenta que no eran militantes y que no sabían nada. Cuando Frida trataba de calmarse de los días infernales que había pasado, el 19 de julio de 1976 compró el diario y se enteró de la muerte de Santucho.

La cuestión es que Frida, al ver la foto de Leonetti como uno de los muertos, reconoció al militar violento que la confundía con la Alemana, el apodo de la compañera de Santucho, Liliana Delfino. Es la prueba que Leonetti ya buscaba a Santucho. Desde la caída de la quinta de Moreno, Leonetti estaba tras los pasos de Robi, lo buscaba como una obsesión, a tal punto que cuando consiguieron la dirección de Villa Martelli, habló con Pascual Guerrieri, su jefe que le dijo por radio: “Vos espérame que ya vamos, porque a Santucho, lo queremos vivo”. Esto me lo dijeron testigos del juicio por lesa humanidad a Guerrieri, en Rosario en 2010.



1973. Mario Roberto Santucho, Benito Urteaga, Enrique Gorriarán Merlo y Carlos Molina.

Leonetti no le hizo caso a Guerrieri, quería la recompensa para él solo y sobre todo los laureles, le pareció que con cuatro ametralladoristas sería suficiente para reducir a los dos jefes guerrilleros que sabía estaban ahí con mujeres. El Gringo ya había sido secuestrado en una cita envenenada y llevado a Campo de Mayo, también había caído Gertel a eso de las 13 horas en un café. El portero del departamento de Villa Martelli nos contó que le apuntaron y amenazaron con un arma, para que subiera con ellos y tocara el timbre. El portero hizo caso. Cuando desde adentro preguntaron quién era, tuvo que responder que era el portero. La puerta se abrió, entraron los militares armados y el portero bajó apurado por el ascensor. Una terrible balacera estalló…

Según Ibañez, Leonetti, trató de reducirlos, los palpó de armas justo antes de que Robi le doblara el brazo y le arrebatara la pistola, lo que generó los disparos de dos militares, ya que los otros dos quedaron en la puerta del departamento. Minutos más tarde bajaron los cuatro militares con el cuerpo de Leonetti, y también se llevaron a Liliana Delfino. El portero me contó que se la veía muy nerviosa y asustada… hoy figura como desaparecida y además se dice que estaba embarazada, según testigos que la vieron en Campo de Mayo. Hasta ahora nadie de los que compararon su sangre con el banco de Abuelas de Plaza de Mayo, coincidió con la sangre de nuestra familia, pero esperamos que aquellos que tengan sospechas y ronden los 40 años, hagan el test para comparar los datos y resolver las centenas de casos que aún son buscados por familiares de desaparecidos.

Eugenio Méndez, periodista de ultra derecha, con información del ejército y de la SIDE, escribió sobre la muerte en combate de Santucho y nombra el apodo de uno de los ametralladoristas que acompañaban a Leonetti esa tarde: “Avispa loca”, al que entrevistó personalmente, pero cuando fue citado al juicio por la causa que llevamos adelante las hijas, se defendió con su derecho de “confidencialidad profesional”, negándose a informar el nombre del entrevistado. Su relato se asemeja al de Ibañez, quien en ese momento era cabo en Campo de Mayo:

"Desde mediados de los noventa, Ibañez se contacta con la familia Santucho para darle información sobre la llegada del cuerpo de Robi a Campo de Mayo… cuando yo vine de viaje al país, me contacté con Ibañez y me contó que vio en dicha guarnición militar a Menna y a Liliana Delfino con vida durante un tiempo. La segunda vez que vi a Ibañez fui con el hijo de Menna. Luego volví con el hermano de Urteaga y con mi abogado para pedirle a Ibañez su testimonio para la causa judicial para condenar a los responsables y para pedir los restos de Mario Roberto Santucho, exhibidos por sus enemigos como trofeo de guerra, y también como objeto de rituales nazis…"

Esta causa judicial en el juzgado de San Martin sigue pero de un modo demasiado lento, lleva casi dos décadas y decenas de folios con citaciones, testimonios, etc. Aún no pasó al juicio oral de los acusados y hasta ahora nadie fue condenado por el asesinato de Mario Roberto Santucho y de Benito Urteaga el 19 de julio de 1976… (...)".