miércoles, 10 de julio de 2013

Inteligencia: El Mossad secuestra a Eichmann en Argentina

El secuestro de Adolf Eichmann en Argentina

Todos sabían de su presencia en Argentina
El servicio secreto alemán sabía desde 1952 que Adolf Eichmann, un oficial de las SS nazis buscado por su responsabilidad en el el Holocausto judío, se había refugiado en Argentina tras la Segunda Guerra Mundial. Eichmann, teniente coronel de las SS, responsable de la logística para la deportación de los judíos, fue arrestado por los estadounidenses tras el fin de la guerra pero consiguió fugarse. 

Luego de vivir clandestinamente en Alemania durante varios años, en 1950 se refugió bajo una falsa identidad en Argentina, donde los servicios secretos israelíes lo encontraron y secuestraron en 1960. 

"Eichmann no se encuentra en Egipto, sino que vive bajo el nombre falso de Clemens en Argentina", se puede leer en un ficha del servicio de inteligencia alemán fechada en 1952 y que reprodujo parcialmente el diario alemán Bild en 2009. En esa época, Eichmann utilizaba el nombre de "Ricardo Klement", señala Bild, según el cual los servicios alemanes nada hicieron para arrestar al criminal de guerra. 

Según documentos de la CIA estadounidense desclasificados en 2006, al parecer los responsables alemanes esperaron hasta 1958 para informar a sus pares norteamericanos del lugar donde se ocultaba el ex oficial nazi. La Cancillería alemana, de la que dependen los servicios secretos, se oponía a hacer públicos los documentos relacionados con nazis en fuga, afirmando que eso podría perjudicar la política de Berlín en Medio Oriente, o la colaboración con los servicios de inteligencia extranjeros. 

Pero a fines de abril de 2010, la Corte Administrativa Federal de Leipzig, a la que había recurrido un periodista que trabajaba en Argentina y quería consultar 3.400 páginas de archivos del BND (servicio de inteligencia alemán) de los años 1950 y 1960 sobre Eichmann, juzgó que las razones presentadas hasta ahora había quedado superadas. 


Hace cuatro años se supo que la CIA también sabía que Adolf Eichmann estaba en Buenos Aires, y conocía tanto su nombre falso como su dirección. En una de las habituales piruetas de espionaje de aquellos años, jamás reveló esos datos para no poner en peligro la labor de otro ex dirigente nazi que entonces trabajaba para Washington en Alemania Oriental. Varias décadas después de la noticia del secuestro del temido oficial nazi, y ante la mirada miope de la Historia, justicia, política y conveniencia volvían a mezclarse, cosidas por un hilo invisible.


Adolf Eichmann, "El arquitecto del Holocausto", con su uniforme de las SS (izq.). A la derecha, fotografiado por sus captores antes de llevarlo a Israel. (AP y Archivo) 

Inexorable, la arena del tiempo fue pintando aquella noticia refulgente con el pajizo color de los recuerdos: hace cincuenta años, el secuestro en Buenos Aires del ex jerarca nazi Adolf Eichmann conmovió al país y al mundo, pasmado por la reaparición del "arquitecto del Holocausto" y la precisión de sus captores para trasladarlo en secreto hasta Jerusalem. La sorpresa cedió paso al estupor, y Argentina reclamó a Israel ante las Naciones Unidas por la violación de su soberanía. Mientras, Eichmann se encaminaba hacia el histórico juicio que, en 1962, cerraría el caso y su vida con el sobrio trámite de un patíbulo. 

Esa es la historia, esos los hechos. Pero en los entresijos del expediente judicial iniciado por la esposa de Eichmann para denunciar su desaparición, en los nerviosos documentos diplomáticos que gestionaban la crisis internacional, afloran sustanciosos detalles y peripecias que hasta hoy permanecían engullidos por una primicia que ya no lo es: funcionarios inútiles, burócratas a prueba de balas, jueces burlados sin disimulo por policías, diplomáticos y hasta por oscuros oficinistas, brillantes estadistas entregados al barro de la chicana; ellos son los actores de una crónica escrita con el hilo invisible con el que siempre se cosen los pedazos de la Historia. 



De jerarca de las SS a simple operario de Mercedes Benz
Adolf Eichmann nació en 1906 y se afilió al partido nazi en 1932. En 1935 se casó con "Vera" Liebel, y durante tres años se consagró al profundo estudio del judaísmo. En 1938 organizó la deportación de judíos desde Viena, y un año después lo hizo desde Praga. El 20 de enero de 1942 organizó la conferencia de Wannsse, en Berlín, en la que se decidió la "solución final" para los judíos. Entre sus órdenes habituales, el 24 de enero de 1944 firmó en Praga la de arrestar a "todos los judíos argentinos" que vivieran en los territorios ocupados por los nazis (ver facsímil).

Cuando terminó la guerra cayó prisionero, huyó a los bosques alemanes e
 ingresó al país en 1950 viajando desde Génova, gracias a una de las redes de salvoconducto tendidas por los nazis y sus protectores, con un pasaporte extendido por el Comité Internacional de la Cruz Roja a nombre de Ricardo Klement: un apelativo al que respondió hasta la noche del 11 de mayo de 1960. Vivió en Barracas, puso un taller mecánico en Palermo, se mudó a Tigre y luego se afincó en Tucumán, donde trabajó como hidrógrafo para la firma CAPRI. En 1952 se reencontró con su familia, y un año después se mudó a Buenos Aires. Vivió en La Lucila y en San Fernando, trabajó como mecánico en la fábrica de calefones Orbis y en la planta de camiones de Mercedes Benz. El 11 de mayo de 1960 fue secuestrado por un comando israelí. La captura ocurrió a las 20:05, después de que Klement-Eichmann bajara como siempre del colectivo 203 en la parada de la ruta 202 que quedaba a cien metros de la tapera de la calle Garibaldi, en San Fernando, en la que vivía con su familia. Lo ejecutaron en Jerusalem, el 31 de mayo de 1962. 
 
Entre cigarrillos y botellas de vino kosher lo convencieron de que escribiera y firmara una carta en la que asumía su identidad y aceptaba "voluntariamente" ser trasladado a Israel para someterse a la Justicia. Lo mantuvieron encadenado a una cama nueve días, hasta que la noche del 20 de mayo, drogado y disfrazado, lo llevaron al aeropuerto de Ezeiza. Entre empujones y chacotas, como a un mecánico borracho a quien deben sostener para que no se desplome, lo cargaron al avión de la línea israelí El-Al que Jerusalem había fletado a Buenos Aires dos días antes con la excusa de participar de los festejos del 150° aniversario de la Revolución de Mayo. Dos días después, el premier israelí Ben Gurion anunció al parlamento que el "arquitecto del Holocausto" había sido capturado por "un grupo de voluntarios judíos, algunos israelíes", y que iba a ser juzgado en Jerusalem. 




La penosa causa judicial y diplomática en Argentina 
La prehistoria de aquella operación es pródiga en anécdotas y episodios cautivadores: el fortuito flechazo en Buenos Aires del primogénito del nazi con la hija de un sobreviviente de la Shoah ciego pero con buena memoria para los apellidos, las primeras tareas de inteligencia, desde 1957; la selección de los veinte agentes que participarían de la operación, la decisión oficial de aguantar el seguro chubasco diplomático ante semejante operación para evitar el baldón sufrido apenas un año antes, cuando el pedido de extradición de Josef Mengele por parte de Alemania Federal terminó en la basura porque Argentina respondió que las acusaciones contra el sádico médico experimentador de Auschwitz eran de naturaleza política y que ya habían prescripto. 

Decenas de libros contaron y corrigieron todo eso una y otra vez. Pero bajo el aleteo de las polillas otra historia, más pequeña pero irremediablemente argentina, se escribía en los tribunales porteños. El expediente por el secuestro de Adolf Eichmann se inició el 12 de julio de 1960, cuando el desaparecido ya llevaba casi dos meses aparecido, ahora en una cárcel israelí. La esposa del nazi, Veronika "Vera" Catalina Liebel de Eichmann, protestaba por la captura de su marido, y subrayaba "el agravio inmerecido cometido contra la Soberanía Nacional". La causa se tramitó ante el juzgado penal federal 1, que entonces comandaba Leopoldo Insaurralde. Hoy lo hace María Servini de Cubría. 

El 2 de agosto, el juez le pide al jefe de la Policía Federal que individualice al autor o autores del secuestro, y que una vez hecho esto "los ponga a disposición de este juzgado en calidad de incomunicados." No parecía fácil, cuando todo el planeta sabía dónde estaba Eichmann y en manos de quién. El 9 de septiembre, con picardía, la policía le contesta a Insaurralde que "se resolvió efectuar una revisión de los recortes periodísticos que tratan sobre el particular, a los efectos de una mayor ilustración". La respuesta a lo que el juez pedía estaba en los diarios. 

Los equívocos recién comenzaban. El 29 de agosto, Vera Eichmann firmó una petición al juez: "ha llegado a mi conocimiento que don Otto Adolfo Eichmann será reintegrado a la embajada argentina en Tel Aviv de un momento a otro", especulaba. Tras unas pocas diligencias inútiles, el año se terminaba y el juez seguía perdido. El 16 de noviembre de 1961, el fiscal Francisco D'Albore se despierta: le reclama a Insaurralde que vía exhorto solicite la declaración del propio Eichmann y de cuatro israelíes que según las noticias parecían haber participado del secuestro. D'Albore también pide que la policía averigüe si en los registros oficiales figura la salida del país de Ricardo Klement, y exige que la Dirección de Aviación Civil informe sobre los vuelos de aviones israelíes en mayo, con el detalle de tripulantes y pasajeros. 

El juez mueve su primer dedo el 18 de diciembre -tres días después de que Eichmann fuera condenado a muerte-, para pedirle al entonces canciller Miguel Angel Cárcano que tramite el exhorto ante las autoridades judiciales de Israel "con carácter de muy urgente". Cancillería contesta que el juzgado debe traducir el escrito "al idioma israelí", "diligencia que no puede cumplir este ministerio por carecer de traductor capacitado para ello". Más contratiempos risibles: el 18 de enero de 1962 llega una nota desde la embajada argentina en Israel, que avisa que una de las personas solicitadas, un tal "Eriedman", en realidad se llama "Friedman". Y pregunta qué hacer entonces. Pasan las semanas. El 14 de marzo, Insaurralde le pregunta a Cancillería qué pasó con el famoso exhorto librado en diciembre. Nada. Vuelve a escribir el 16 de abril, ya a otro canciller: Arturo Frondizi había sido derrocado el 29 de marzo por un golpe militar. 

Aunque cueste creerlo, la policía contesta que no sabe si Ricardo Klement salió del país. El 3 de abril, la Dirección de Aviación Civil admite que no tiene más datos sobre el avión israelí. El 31 de mayo, Insaurralde escribe a Cancillería: "atento a las circunstancias que son de dominio público", solicita que "informe con la debida premura sobre el estado de tramitación del exhorto que se librara el 26 de diciembre pasado". Minutos después, Eichmann colgaba de una horca. 

Pero ese detalle no era suficiente para detener el Macondo judicial argentino. El 19 de junio, Migraciones contesta que "no ha sido posible localizar la lista de pasajeros" del avión de El- Al. Habría que preguntarle a la Dirección de Circulación Aérea y Aeródromos, que el 4 de septiembre avisa que ahí no saben nada, pues sólo hacen el parte meterológico y aceptan el plan de vuelo. El jefe de Migraciones en Ezeiza dice que ellos no hacen control de salida. Y la Policía cuenta que averiguó en el archivo de Migraciones, y que allí las planillas y fichas de viaje se mantienen durante un año y luego se destruyen. Adiós, Eichmann. 

Como un chiste tardío, el 29 de agosto Israel responde el famoso exhorto librado ocho meses antes. Luego de deshacerse en "los más atentos saludos", la cancillería "tiene el honor de comunicarle que las instituciones jurídicas competentes llegaron a la conclusión de que a su pesar no existe la posibilidad de acceder al exhorto". Enojado, el fiscal D'Albore escribe que en la respuesta israelí ni siquiera "se advierte el argumento legal que la cortesía y consideración internacional exigían". El 20 de diciembre, el doctor Insaurralde dicta sentencia: "se ha comprobado la conducción de Adolfo Eichmann fuera de los límites de Argentina", advierte con lucidez. Pero "han resultado estériles los esfuerzos del Tribunal tendientes a individualizar a quienes de una u otra manera tuvieron intervención en el episodio". ¿El resultado? "Sobreseer provisionalmente en el presente sumario". 

Pero la inteligencia del pobre juez no había sido mejor tratada que la del Gobierno argentino, que recibió el "caso Eichman" como un cachetazo. Embretado por la noticia que ya daba la vuelta al mundo, el 3 de junio de 1960 el gobierno de Israel le escribe a la Cancillería local que "ignoraba el hecho de que Adolf Eichmann hubiera llegado desde la Argentina", y que sólo ante un telegrama del embajador israelí en Buenos Aires, Arie Levavi, había investigado los pormenores del caso. ¿Cuáles eran? Los de una creativa historia de ciencia ficción: "un grupo de voluntarios judíos (entre ellos algunos israelíes)" habían rastreado, capturado y llevado a Jerusalem al ex jerarca nazi, quien "manifestó su conformidad de ir a Israel espontáneamente para ser procesado". Ante lo evidente, se aclaraba que "en caso de que el grupo de voluntarios haya violado la ley argentina o haya interferido en los fueros de la soberanía argentina, el Gobierno de Israel desea manifestar su pesar al respecto". 

El propio embajador Levavi, admitió tiempo después que la historia de los voluntarios sonaba como un "cuento de abuelas" intragable. El 7 de junio, Israel jugó a fondo, con una carta personal de Ben Gurion al presidente Arturo Frondizi. Después de recordarle que Eichmann fue "directamente responsable de las órdenes de Hitler para la 'solución final' del problema judío en Europa", y de admitir que "no desestima la seriedad de la violación formal de las leyes argentinas", el premier afirma que sin embargo "este evento no puede ser enjuiciado desde un ángulo puramente formal". 

La respuesta de la cancillería fue durísima: el 8 de junio responsabilizó a Israel por las acciones de los supuestos "voluntarios", denunció la falta de un "ofrecimiento de reparaciones" junto con los lamentos por el secuestro, y reclamó tanto "la restitución de Eichmann en el término de esta misma semana" como "la punición de los individuos culpables de la violación del territorio nacional". 

Pero todo siguió igual, y Argentina decidió llevar el caso ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Mientras las posiciones se espesaban cada vez más, y ante la impavidez israelí, las acusaciones argentinas pisaban el límite de lo diplomáticamente tolerable. El 22 de junio de 1960 la ONU condenó a Israel por haber violado la soberanía argentina. Frondizi podría mostrar algo en casa, aunque Eichmann siguiera donde estaba y ningún secuestrador rindiera cuentas ante nadie. Tras algunas negociaciones informales cuyo registro no se conoce, el 3 de agosto ambas cancillerías acordaron que Israel pidiera disculpas por el secuestro y Argentina echara del país al embajador Levavi tras declararlo persona no grata. El incómodo entuerto quedaba saldado, aunque el juez Insaurralde siguiera empapelando los despachos con exhortos y reclamos durante un año y medio más. 

El tiempo pasó, y el Mossad sólo reconoció que sus agentes fueron los verdaderos autores del secuestro de Eichmann en febrero de 2005.







Antes de ser ejecutado, gritó "¡Viva Argentina!"
El 1 de febrero de 1961 fueron formulados los 15 cargos por los que Adolf Eichmann fue juzgado en Jerusalem. El primero de ellos ya era suficiente para justificar la pena de muerte: lo hacía responsable, en asociación con otras personas, de la muerte de millones de judíos y de la ejecución del plan nazi para el exterminio de los judíos.

El juicio comenzó el 11 de abril de 1961, y durante los ocho meses que duró declararon como testigos una centena de ex prisioneros de los campos de exterminio nazis. Bajo la mirada mundial, el proceso cumplía con el objetivo trazado por su inspirador, el premier David Ben Gurion: ofrecer el testimonio definitivo sobre los horrores del Holocausto.



Intelectuales como Bertrand Russell, Elie Wiessel -sobreviviente de la Shoah que años después obtendría el premio Nobel de la Paz- y Hannah Arendt, autora del más agudo testimonio de aquel proceso, presenciaron las audiencias. Escuchando los argumentos del acusado para justificar su rol en la maquinaria nazi, Arendt concibió su popular definición sobre la "banalidad del mal": como lo había demostrado Eichmann, los más crueles asesinos no eran seres especialmente perversos, sino más bien grises burócratas ansiosos por ascender en sus empleos.

Entre el 11 y el 15 de diciembre de 1961, se leyó la sentencia: Eichmann era condenado a muerte.

La noche del 31 de mayo de 1962, el reo fue conducido a la horca. Arye Wallenstein, uno de los dos corresponsales extranjeros a quienes se les permitió asistir a la ejecución, contó que el jerarca nazi caminó erguido hacia el patíbulo, y que mientras el reverendo canadiense William Hull rezaba por él, pronunció sus últimas palabras: "Señores, pronto volveremos a reunirnos. Ese es el destino de todos los hombres. He vivido creyendo en Dios y muero creyendo en Dios. ¡Viva Alemania! ¡Viva Argentina! ¡Viva Austria! Esos son los países con los que tuve una relación más estrecha, y nunca los he olvidado. Tuve que obedecer la ley de la guerra y a mi bandera. Estoy preparado".

La trampa se abrió bajo sus pies dos minutos despúes de la medianoche. Israel cremó su cuerpo de inmediato, y tiró sus cenizas en el mar Mediterráneo. 

La crisis con Israel recién quedó sepultada en 1967
La noticia del secuestro de Eichmann fue un baldazo de agua fría para el gobierno de Frondizi ya que se trataba de una violación a la soberanía nacional por parte de un país amigo. En seguida, el canciller Diógenes Taborda le exigió una explicación al embajador israelí, Arieh Levavi.

“En caso de que Eichmann haya sido capturado en la Argentina, ello se contradice con las normas internacionales y forzará a la Argentina, pese a sus buenas relaciones con Israel, a presentar una protesta muy severa y los resultados serán impredecibles”, afirmó.

El clima se tensó más aún cuando Jerusalem respondió que no sabía que el jerarca nazi venía desde Buenos Aires ya que el Mossad no les había informado al respecto. En el Palacio San Martín, intensificaron la presión y les dieron ultimátum para que lo restituyeran antes del 10 de junio y castigaran a los culpables de la violación a la soberanía nacional.

Dos días más tarde, Ben-Gurión le escribió a Frondizi para poner paños fríos en el asunto. “Estoy seguro, señor presidente, que considerará estos argumentos con toda la ponderación moral. Usted mismo ha combatido contra una dictadura y ha revelado su enfoque sobre valores humanos, y yo espero que nos comprenda y acepte nuestra sincera expresión de pesar por el perjuicio a las leyes de su país, causado en virtud de una obligación moral interna, y que se sume a todos los amantes de la Justicia en el mundo, que ven en el enjuiciamiento de Eichmann en Israel un acto de Suprema justicia histórica, y que las relaciones amistosas entre Israel y su país no resulten perjudicadas”, concluía la carta.

Finalmente, el presidente decidió seguir los consejos de su asesor Mario Weinfeld y elevó el caso a la ONU, “donde debía perderse en algún archivo”. Pero no contaba con que el embajador Mario Amadeo convocaría a una sesión de urgencia al Consejo de Seguridad el 22 de junio para tratar el tema.

“El gobierno de la República Argentina acusa al Estado de Israel de violación de su soberanía con responsabilidad del gobierno de dicho Estado, por el traslado ilícito y clandestino de Adolf Eichmann a territorio israelí”, afirmó el diplomático en la reunión.

Finalmente, el Consejo votó una resolución inocua en la que se instaba a Israel a que indemnizara adecuadamente al país y a que mejoraran “las relaciones bilaterales, históricamente amistosas”.

Ese mismo día, el gobierno, presionado por los militares y el Palacio San Martín, declaró persona no grata a Levavi. Con el correr de las semanas, el tema fue quedando en el olvido y, para el 3 de agosto, funcionarios de ambas cancillerías se sentaron a conversar y emitieron un comunicado que incluía una disculpa de Israel por la violación a la soberanía argentina.

Para finales de año, los dos países ya habían nombrado a sus nuevos embajadores y todo volvió a la normalidad, sólo que Eichmann siguió en Jerusalem. Allí, fue juzgado y se lo condenó a morir en la horca por crímenes cometidos contra la Humanidad. La sentencia se cumplió el 1º de junio de 1962, cuando Frondizi ya había sido derrocado. 

Aunque los gobiernos de Argentina e Israel habían coagulado la polémica desatada por el secuestro de Eichmann en agosto de 1960, la cuestión seguía abierta ante las Naciones Unidas, cuyo Consejo de Seguridad mantenía en su temario el reclamo argentino. Para desactivarlo sin hacer mucho ruido, desde 1963 se hicieron consultas y gestiones entre embajadores y funcionarios, aunque sólo en 1965 la Cancillería ordenó al representante ante la ONU que retirase la "cuestión Eichmann" del temario. 

Pero la última foja de aquel expediente recién se firmó en septiembre de 1967, cuando a través de un telegrama secreto y cifrado la Cancillería autorizó al consejero de la embajada en Tel Aviv a ir a un banquete celebrado para homenajear al ex embajador israelí en Buenos Aires Ari Levavi. Era el mismo diplomático a quien en 1960 el gobierno de Arturo Frondizi había expulsado del país como protesta por la violación de la soberanía argentina con el secuestro de Adolf Eichmann. 

Fuentes
EL UNIVERSAL
Clarín 1  Clarín 2 Clarín 3
Perfil.com





lunes, 8 de julio de 2013

SGM: Exhibición de aviones capturados en Hyde Park, 1945

Exhibición de aviones capturado en Hyde Park, Septiembre de 1945


Me 163 B WNr. 191454 'Amarillo 11' 

Antes de la exposición RAE de aviones enemigos en Farnborough, en octubre y noviembre de 1945, la RAF organizó una exposición de aviones enemigos en el Hyde Park de Londres, del 16 hasta el 22 de septiembre de 1945. Los aviones procedían de no.6 MU RAF Brize Norton y comprendían un Me 163, un He 162, un Me (Bf) 108 Taifun, un Bf 110 G, un Fw 190, un Ju 88 G y un Fi 156. Lo más probable es que estos regresaron allí después, aunque el He 162 terminó yendo a Canadá. La mayor parte de las aeronaves en Brize Norton fueron desechados o puestos en la hoguera en 1946 o '47. Según Clive Barker, había más de 70 aviones enemigos en Brize Norton a finales de 1947 la mayoría estacionado afuera. Entre otros, había aproximadamente 20 Me163s y 20 Ju 52s. El mal invierno de 1946-47 cobró su peaje en la mayor parte de las aeronaves más grandes que o bien fueron derribadas o golpeadas por escombros. A finales de 1948 todos habían sido desmantelados y enterrados en fosas en el lugar junto con su trabajo regular de la eliminación de excedentes, Spitefuls Spitfires y Liberators.




La siguiente fotografía fue utilizada en la edición del 13 de septiembre 1945 de la revista 'Flight' para ilustrar el próximo evento





Falke Eins

sábado, 6 de julio de 2013

SGM: La dura vida del submarinista nazi

La dura vida en los submarinos nazis de la Segunda Guerra Mundial


La flota submarina alemana fue un arma de guerra tan impresionante como exigente para sus tripulantes. ABC


Tripulantes de un submarino nazi durante una incursión a la superficie


Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, el Tratado de Versalles prohibió a Alemania poseer submarinos, pero el régimen nazi burló esa limitación y entre 1935 y mayo de 1954 llegó a construir casi 1.200 buques que causaron enormes estragos en las flotas aliadas. Sin embargo, su fragilidad era tan enorme como duras las condiciones de vida en su interior. Prueba de ello es que al menos el 70 por ciento de sus tripulantes no sobrevivieron a la contienda.
Hoy en día es difícil imaginar cómo se vivía en esos sumergibles alemanes. Por ello, un interesante artículo publicado en la web «Jot Down», ganadora del Premio del Jurado en los Premios Bitácoras 2012, revela algunos de los aspectos más curiosos del día a día en un submarino nazi.
La tripulación de estos buques rondaba el medio centenar de personas y estaba compuesta de hombres muy jóvenes, que en gran parte se presentaban voluntarios, dado el prestigio y el halo romántico que rodeaba a los submarinistas. A pesar de ello, nada más embarcar, descubrían que su rutina sería una mezcla de aburrimiento y claustrofobia, aderezada con ocasionales momentos de absoluto terror.
Una vez iniciada la expedición, el submarino debía estar a pleno rendimiento y en alerta las 24 horas del día, así que la tripulación realizaba turnos de cuatro horas, por lo que todas las camas eran usadas alternativamente por dos personas, lo que se conocía como«cama caliente». Esto, unido a la falta de distinción entre el día y la noche dentro de la embarcación, acababa alterando los ritmos horarios de los submarinistas.
Para disminuir ese efecto se procuraba respetar las horas de las comidas. El problema era que, con el paso de los días, la dieta iba deteriorándose debido al agotamiento del almacén y la constante aparición de moho debido a la humedad. Por ello, productos como la fruta o el chocolate eran usados para recompensar el esfuerzo de la tripulación, mientras que el consumo de bebidas alcohólicas solía estar prohibido.
Al vivir en un espacio cerrado, solían utilizar una buena cantidad de agua de colonia llamada «Kolibri», con la que disimular un poco la intensa atmósfera del submarino que, en ocasiones podía pasar más de una semana sumergido. Estos buques contaban con tan solo un retrete para toda la tripulación y dentro del mismo había un cuaderno en el que debía escribirse el nombre de quien lo usaba. De esa manera cuando se atascaba se conocía al culpable, que debía encargarse de desatascarlo.
Para sobrellevar una vida tan monótona y claustrofóbica, era frecuenteponer música durante una hora al día. Además, estaba prohibidotener fotografías de mujeres desnudas y libros «subidos de tono», por lo que el entretenimiento en los ratos libres se limitaba a hablar con los compañeros, fumar, leer o jugar al ajedrez o a las damas.
Aunque, sin duda, los momentos más tensos eran aquellos en los que todos tenían que permanecer inmóviles y en silencio, con el submarino pegado al fondo del océano, intentando escapar del sónar de los barcos enemigos. Muchos no lo consiguieron y quedaron para siempre en lo más profundo del mar.

viernes, 5 de julio de 2013

SGM: Un explorador F-189 A-1

FW 189 A-1 A/B 5 Seerappen 

Un FW 189 A-1 "KC + JL" mostrando el emblema del aeropuerto de A/B 5 Seerappen




Storch Fi 156 serial  'RI+AR' asignado al RLM con un pasajero particular...




El señor Michael Meyer los vende por Ebay aquí

Falke Eins

miércoles, 3 de julio de 2013

PGM: Japón entra al conflicto

La intervención del Japón en la PGM

Rumores en las cancillerías. — Se confirma el ultimátum. Comentarios.—La colonia de Kiao-Chao.

A mediados de la segunda decena del mes de Agosto, un rumor con visos de fundamento comenzó a circular por las cancillerías europeas y a producir enorme efecto en la opinión tan pronto como trascendió a ésta.

Este rumor se refería a la comunicación por el Gobierno nipón al de Alemania de una nota-ultimátum. Grandes fueron los comentarios a que dio lugar esta noticia. Las imaginaciones se echaron a volar y hubo quien creyó tener poco menos que en el bolsillo la hasta entonces fantástica nota de Japón.

Las personas autorizadas en la materia emitieron su juicio, más o menos acertado, pero reconociendo la existencia del documento y aseverando que en él se exigía a Alemania lo siguiente:

Arrow Primero. Que el Gobierno alemán retirase inmediatamente de las aguas japonesas y chinas todos los buques de guerra que tenía en ella o los desarmara completamente, y

Arrow Segundo. Que Alemania evacuara en el plazo improrrogable de un mes los territorios que ocupaba en Kiao-Chao, los cuales serían entregados por el Gobierno japonés a China en determinadas condiciones.
Quienes así se expresaban sostenían que el Japón procedía de esta forma para salvaguardar los intereses que se tuvieron en cuenta al concertar la alianza anglo-japonesa.

Esta explicación del porqué del ultimátum fue aceptada enseguida como buena, creyéndose que el Japón, por virtud de su tratado con Albión, venía obligado a prestar ayuda a la nación inglesa en su terrible contienda con el imperio alemán.


Sin embargo, el texto literal del convenio anglo-japonés nada preveía respecto a casos como el de la conflagración europea.

En el tratado se consignó que sus artículos tenían por objeto:

Arrow a) La consolidación y el mantenimiento de la paz general en las regiones del Asia Oriental y de las Indias.

Arrow b) El mantenimiento de los intereses comunes de todas las potencias en China, asegurando la independencia y la integridad del imperio chino y el principio de la igualdad para el comercio y para la industria de todas las naciones en China; y

Arrow c) El mantenimiento de los derechos territoriales de las altas partes contratantes en las regiones del Asia Oriental y de las Indias y la defensa de sus intereses en las mencionadas regiones.

En el articulado del convenio, al precisar el mutuo auxilio que ambas potencias habrían de prestarse en caso necesario, se determinaba solo ese deber recíproco para cuando fueran agredidas o puestos en peligro los territorios, los derechos o los intereses expresamente mencionados.

De manera que, en realidad, el tratado anglo-japonés de 12 de agosto de 1905 estaba limitado a cuestiones que afectaban directamente al Asia Oriental, a las Indias o al imperio chino, y no rezaba una palabra respecto a mutua ayuda de las naciones contratantes en caso de guerra como el de la Conflagración Europea.

Un eminente diplomático británico, en los momentos en que más se discutía la intervención o no intervención de los japoneses en la cruenta lucha entablada, se expreso en esta forma al ser llamado a emitir su opinión por uno de los más importantes periódicos ingleses:

"Puede que en efecto exista ese famoso ultimátum de que se habla. Lo que si he de decir yo es que el Gobierno inglés ha hecho todo lo posible para conseguir que el Japón se abstenga de obrar en estos instantes.

Hay que tener en cuenta que la ayuda que pueda prestarnos el Japón en la presente guerra es muy cara; nuestras fuerzas navales, juntamente con las de los aliados, se bastan y se sobran para ejercer el dominio del mar. Además resultaría temerario y hasta humillante requerir el apoyo de un pueblo tan ambicioso y guerrero como el japonés.

,,Creo yo que ninguna nación europea, y menos una coalición formada por éstas, suficiente para defender la civilización y las normas jurídicas internacionales de Occidente, arrostraría la responsabilidad de hacer casi arbitro de una querella europea a un pueblo asiático.
„ Además, considerando la cuestión desde otro punto de vista, la intervención del Japón supondría una extraordinaria alarma en los Estados Unidos de Norteamérica, rival del Japón por efecto de encontrados intereses, rivalidad que constituye precisamente para los Estados Unidos uno de sus problemas capitales de política exterior.

,,El canal de Panamá se ha construido sin duda alguna para el caso de tener que solucionar este problema por medio de las armas.
,
,De la acometividad japonesa no se puede dudar; por consiguiente, el establecimiento de esta nación en las colonias alemanas de Asia, significaría la anexión de éstas al imperio nipón, y, lo que es más grave, una extraordinaria facilidad estratégica para emprender cualquier empresa guerrera contra América.

,,Esto probablemente no han de consentirlo los Estados Unidos y puede pesar en la balanza hasta el extremo de inclinar a Norte América a una alianza con Alemania, si las cosas se extremasen hasta llegar a la guerra.


,,Se ha dicho que los Estados Unidos están en el secreto de la acción japonesa y que asienten a ella; es posible, pero de todos modos lo indudable, lo evidente, es lo que he dicho al principio: que Inglaterra no puede haber influido en modo alguno en las resoluciones de Japón, porque no le ha convenido antes, ni le conviene ahora.


El día 16 de agosto fue conocida oficialmente la existencia del ultimátum dirigido por el Gobierno nipón al imperio de Alemania, por la publicación de un telegrama del gobernador de Kiao-Chao en que se decía: "Confirmo ultimátum. Cumpliré mi deber hasta lo último,,.

El 25 del propio mes se supo la noticia de la ruptura de relaciones. La intervención japonesa en la guerra era ya, pues, un hecho indudable.

La legación imperial del Japón en España hizo pública la nota, por medio de la prensa de la Corte, el mismo día en que se publicaba en Tokio

Decía así la declaración de guerra:

-Nos, por la gracia del cielo Emperador de Japón, sobre el trono ocupado desde fecha inmemorial por una misma dinastía, dirigimos a todos nuestros fieles y bravos súbditos la siguiente proclamación:

„ Declaramos la guerra a Alemania y ordenamos a nuestro ejército y a nuestra armada que, con todo su poderío, rompan hostilidades contra aquel imperio.

,,Ordenamos también a todas nuestras autoridades competentes que realicen cuantos esfuerzos sean necesarios para cumplir sus respectivos deberes encaminados al logro de ese objetivo nacional.

“Desde el comienzo de la guerra actual se han producido efectos calamitosos que nos conciernen en grave extremo. Nos, por nuestra parte, hemos abrigado esperanzas de sostener la paz en el Extremo Oriente mediante la observancia de una estricta neutralidad; pero la acción de Alemania ha obligado, al fin, a la Gran Bretaña, nuestra aliada, a romper las hostilidades contra aquel país. Y Alemania, en Kiao-Chao, su territorio arrendado en China, hace preparativos guerreros, mientras sus buques de guerra cruzan los mares del Asia Occidental y amenazan nuestro comercio, a la vez que el de nuestros aliados.


La paz del Extremo Oriente se halla, pues, en peligro.

De acuerdo con nuestro gobierno y el de s. M. Británica, luego de sinceras y categóricas notas cambiadas entre ambos, para adoptar cuantas medidas fueran precisas para la protección de los intereses generales que se mencionan en el convenio pactado por nuestra aliada con Nos, por nuestra parte, y deseosos de lograr ese fin por medios pacíficos, hubimos de ordenar a nuestro gobierno que dirigiese una sincera advertencia al Gobierno imperial de Alemania.

Con profundo pesar, y no obstante la ardiente devoción que la causa de la paz nos inspira, nos vemos en el caso de declarar la guerra en este período de nuestro reinado y cuando todavía lamentamos la pérdida de nuestra llorada madre.

,,Es nuestro más ferviente deseo que, merced a la lealtad y al valor de nuestros fieles súbditos, quede en breve plazo restaurada la paz y aumentada la gloria del imperio



La declaración de guerra del Japón sobrevino por efecto de no haber contestado el Gobierno alemán a la nota-ultimátum de aquél.

El embajador de los Estados Unidos en Berlín fue el encargado de comunicar al embajador de negocios del Japón en Alemania la orden del Gobierno nipón, según la cual debía retirarse en la madrugada del día 23, de no haber obtenido antes una contestación satisfactoria del Gobierno del Kaiser.

En el propio día 23 el Gobierno japonés ordenó al cónsul de Alemania en Mozkden y a los alemanes residentes en la Manchuria que salieran inmediatamente del país bajo pena de ser apresados. Por su parte los japoneses residentes en Kiao-Chao abandonaron la colonia alemana tan pronto como fue conocida de ellos la declaración de guerra.

La declaración de guerra produjo en Alemania extraordinaria indignación, sobre todo en Berlín. Todos los periódicos coincidieron en afirmar que la nueva jugarreta que les hacía Inglaterra serviría tan solo para aumentar el entusiasmo por la guerra y la confianza en la victoria.

En Austria, donde al día siguiente de la declaración de guerra le fueron entregados sus pasaportes al Ministro del Japón, también ocasionó gran efervescencia la posición que adoptaba el Mikado.

El Wiener Fremdenblatt declaró su creencia de que Inglaterra había reforzado de tal modo la posición del Japón en el Asia Oriental, que ella sería la primera en ver lesionados sus intereses para lo porvenir.

Las demás publicaciones dijeron que la solución definitiva había de hallarse en Europa y no en el Extremo Oriente.

El periódico holandés Correo de Rotterdam, comentando el mismo asunto, aseguró que Francia había auxiliado poderosamente a Inglaterra en la labor de excitar a la raza amarilla contra Alemania.

El sueco Sydvenska Dagbladet afirmó, desde el primer momento, que el ultimátum del Japón era de lo más descarado que se ha visto en la historia. "Tal cinismo—decía—es inaudito y propio únicamente de aves de rapiña. Había que preguntar a la Gran Bretaña si realmente puede mostrarse orgullosa de ir en semejante compañía-.

Donde cayó como una bomba la noticia de la declaración de guerra fue en los Estados Unidos de América. La protesta se manifestó inmediata contra Inglaterra, por considerarse que ésta, con su conducta, abría las puertas a un peligro del que Norte-América tocaría la primera las consecuencias. Esto no quiere decir que la opinión yanqui se colocase del lado de Alemania.

El World de Nueva York escribió a raíz del acontecimiento: "La intervención del Japón es inevitable porque a ello le obliga el tratado con Inglaterra. No obstante, el Japón trata de aprovecharse ahora de la impotencia de Alemania en Extremo Oriente y se prepara para cuando llegue el reparto del botín. Los Estados Unidos deben vigilar y obligar al Japón a no salirse de aquellos compromisos a que le obliga su tratado con la Gran Bretaña,,.

La prensa alemanísta de Norte-América arremetió duramente contra la actitud de los japoneses y propagó urbi et orbe que América debía despertar de su apatía antes de que fuese demasiado
tardío todo esfuerzo.

A pesar de todo este movimiento producido momentáneamente en la opinión americana, el buen criterio se impuso y puede decirse que se adscribió a su Presidente Mr. Wilson, el cual, al recibir la nueva del ultimátum, se limitó a contestar: "No he de discutir el fondo del asunto, pero creo que el Japón va a luchar de buena fe, no por aspirar a ventajas territoriales,,.

España acogió la declaración de guerra del Japón, con la siguiente declaración de neutralidad que se publicó en la Gaceta:

"Constando oficialmente el estado de guerra que existe, por desgracia, entre el imperio de Alemania y el del Japón, el Gobierno de S. M. se cree en el deber de ordenar la más estricta neutralidad a los súbditos españoles, con arreglo a las leyes vigentes y a los principios del derecho público internacional.

,,En su consecuencia, hace saber que los españoles residentes en España o en el extranjero que ejercieren cualquier acto hostil que pueda considerarse contrario a la más perfecta neutralidad, perderán el derecho a la protección del Gobierno de S. M. y sufrirán las consecuencias de las medidas que adopten los beligerantes, sin perjuicio de las penas en que incurrieren con arreglo a las leyes de España.

„ Serán igualmente castigados, conforme al artículo 150 del Código penal, los agentes nacionales o extranjeros que verificasen o promovieren en territorio español el reclutamiento de soldados para cualquiera de los ejércitos o escuadras beligerantes
,,.


Pocos días después de la declaración de guerra el Parlamento del Japón votaba la suma de 53.000,000 de yens, para atender a los gastos de la lucha, la cual se había iniciado ya el día 25 de Agosto.

En este día quedó establecido el bloqueo de Tsing-Tao por las escuadras japonesas, la primera al mando del almirante Barón Dewa, compuesta de dos dreadnougths, el Karashi y el Settan, y cuatro acorazados, y la segunda bajo las órdenes del vicealmirante Yoslumatu, formada por cuatro acorazados y varios cruceros y cazatorpederos.

Algunos días después las escuadras japonesas fueron reforzadas con una división inglesa, y tropas niponas ocuparon siete islas en las inmediaciones de Kiao-Chao, después de haber limpiado de minas los buques un gran espacio de mar.

El mismo día 25 de Agosto comenzó el bombardeo de las posesiones alemanas, en las cuales había sido leído a las tropas un despacho del Kaiser encargándoles que resistieran todo lo posible.

Tan pronto como se inició el bombardeo, los alemanes hicieron saltar con dinamita todos los edificios que podían ser utilizados por las escuadras enemigas como puntos de referencia, y arrasaron todos los pueblecillos chinos próximos a Tsing-Tao. Las fuerzas alemanas de la plaza alcanzaban la cifra de 3,000.

La escuadra alemana, que se hallaba en las costas de China, zarpó con rumbo al Norte tan pronto como se supo el establecimiento del bloqueo.


Hagamos ahora una somera descripción de la colonia de Kiao-Chao o Tsing-Tao, como la llaman los alemanes, para poner fin a este tema.

Kiao-Chao está situada en el mar Amarillo, frente a Corea, en la costa oriental de la provincia china de Shantug.

En 1897 llegaron a Kiao-Chao varios buques de guerra alemanes, de los que desembarcaron soldados y funcionarios alemanes, que en nombre del Emperador tomaron posesión de aquel territorio, no obstante las protestas de China. El Celeste Imperio hubo de ceder a la fuerza de las circunstancias y acabó por consentir en que la ciudad y el puerto ocupados quedasen bajo la soberanía de Alemania durante un período de noventa y nueve años. Así se estipuló en un convenio que se firmó entre China y Alemania y que lleva la fecha de 6 de Marzo de 1898.

Una vez legalizada la ocupación, el imperio alemán se apresuró a organizar ésta debidamente.

Al comenzar la guerra, la administración de la colonia dependía del Ministerio de la Marina teutón, ejerciendo el cargo de gobernador de la plaza un oficial de la armada. La colonia estaba dividida en treinta y tres municipios, alcanzando su población la cifra de 192,000 habitantes.

La raza blanca estaba representada por un núcleo de 4,470, de los cuales 3,806 eran alemanes, soldados y funcionarios civiles en su mayoría.

La guarnición estaba formada de 3,121 soldados de infantería de marina.

En Kiao-Chao residían las autoridades judiciales para los residentes europeos, radicando el tribunal de apelación en el consulado alemán de Shanghai.

Estos tribunales no entendían en los litigios de la población china, salvo en muy contados y determinados casos.

Entre la ciudad de Tsing-Tao, situada en la costa Norte de la bahía de Kíao-Chao y Chinanfu, capital de la provincia de Shan- ghai, se extiendía una línea férrea de doscientas sesenta millas de longitud.

Además de ocupar Kiao-Chao, Alemania se reservó una zona de influencia en la provincia de Shanghai, zona de una superficie de 2,150 millas cuadradas, con una población de 80,000 habitantes.

Al ceder esta zona de influencia, China renunció a su derecho de soberanía y fiscalización, traspasándolo al gobernador de Kiao- Chao.

La zona de influencia se extiendía también a un espacio de treinta y dos millas en el mar Amarillo.

Rodeaba el distrito y la bahía de Kiao-Chao una zona neutral de 2,500 millas cuadradas, con una población de 1.200,000 almas.


La situación de la colonia al comenzar la guerra europea era muy próspera.

En Kiao-Chao se producían con abundancia judías, nueces, batatas y otros frutos. Se explotaba la sericicultura; minas de carbón eran explotadas; había adquirido gran importancia la industria de la seda y se fabricaba cerveza y jabón. Se importaba principalmente algodón, telas, metales, azúcar y cerillas, y se exportaban trencillas de paja, seda, nueces y aceite de judías.

La importación llegó, en 1911, a 114.938,000 marcos y la exportación a 80.295,000.

Los alemanes habían construido excelentes defensas para organizar la resistencia en la colonia en el caso de un ataque inesperado.

Guerra ruso-turca de 1877: La guerra naval (1/2)

Guerra ruso-turca de 1877 
Parte 1/2

En un modo u otro, más por ''suicidio" que por otra cosa, la Armada Rusa se ha convertido en casi inexistente cuando la Guerra de Crimea terminó. 
F.T. Jane

Todas nuestras causas (objetivos) terminarán en un fiasco si nuestra flota es perdida. 
Pedro el Grande a Menshikov, 21 de Diciembre de 1716


Un objetivo ruso a largo plazo 
Los Balcanes estuvieron rara vez tranquilos en el siglo 19, debido a la llamada "cuestión de Oriente", una competencia entre las grandes potencias interesadas en el empeoramiento de la situación interna del "hombre enfermo de Europa", el Imperio Turco, y el destino de su dominio después de su probable colapso. 
La Guerra de Crimea fue un ejemplo del hecho de que cualquier conflicto en la zona no era una crisis limitada. Rusia fue el imperio que aspiraba a llegar a las cálidas aguas del Mediterráneo y la debilidad de Turquía mejoró sus posibilidades de alcanzar este objetivo de controlar el estrecho entre el Mar Egeo y el Mar Negro. Pero al mismo tiempo, Austria-Hungría tenía muchos intereses en los Balcanes, una zona parcialmente gobernada durante siglos por los turcos, y no quería que un avance ruso en los Balcanes. Inglaterra y Francia eran inversores importantes de Turquía y se sentían incómodos con cualquier cambio en el statu quo; después de 1869 que ambos tenían un interés en la protección de su comercio a través del Canal de Suez y una marina de guerra rusa en el Mediterráneo fue percibido como una amenaza fuerte. Además, no quería dividir posibles despojos del Imperio Otomano con Rusia. 
Después de la Guerra de Crimea, la peor situación para los planificadores navales rusos iba a enfrentar una alianza franco-británica. Pero en 1870, con la atención centrada en francés de la guerra Franco-Prusiana, Rusia tenía una nueva oportunidad para seguir sus objetivos tradicionales del sur, que tiene también un nuevo motivo de su interés tradicional en Constantinopla (una ciudad santa para la Rusia ortodoxa) y el creciente comercio de trigo a través del Estrecho. Así, denunció el Tratado de París, que había obligado a la conclusión de la guerra de Crimea que limitaba a sólo cinco barcos de patrulla que patrullaran el Mar Negro. Con el Congreso de Londres de 1871, Rusia se le permitió volver a tener una flota limitada al este del Bósforo. 
Otra área de penetración de la influencia rusa bajo la bandera del paneslavismo fueron los Balcanes, donde también enfrenta los intereses de Austria-Hungría. La oportunidad para la guerra contra Turquía surgió con el levantamiento de la población eslava en Bosnia, Serbia y Bulgaria, países bajo el dominio turco en los Balcanes, en julio de 1875. Reacción turca era fuerte y matanzas de cristianos, junto con el repudio de las deudas financieras frente a las potencias europeas, ayudó a los rusos paneslavistas apoyar el levantamiento. Rusia quiso intervenir, pero primero tenía que llegar a un acuerdo con las otras potencias europeas. Se llegó a acuerdos con Prusia primero y después con Austria-Hungría sobre una base de no intervención en el conflicto del lado de Turquía por Prusia y Austria-Hungría, una política que más tarde obtendría para este último la administración de Bosnia-Herzegovina. Pero las iniciativas de los imperios ruso y austrohúngaro instaron al sultán a modificar la administración de las provincias otomanas en los Balcanes que no fue visto favorablemente por el gobierno de Disraeli en Londres. Mientras tanto, los turcos estaban ganando la guerra contra los serbios y las masacres que siguieron sus victorias también horrorizaron a la opinión pública en Londres. Como resultado, una conferencia internacional fue propuesta por los británicos en Constantinopla, en diciembre de 1876. 
En noviembre, el ejército ruso movilizado seis cuerpos de ejército (VII a XII), se concentraron en el frente sur, a lo largo de la frontera rumana de influir en la próxima conferencia. 
En este punto la situación diplomática era favorable para Rusia, a pesar de muchos defectos de su ejército eran evidentes. La aplicación reciente de la conscripción se había traducido en la falta de hombres entrenados y oficiales. Sin embargo, cuando los turcos se negaron propuestas de las potencias en abril de 1877, la presión de los paneslavistas del zar hizo una declaración de guerra el 24 de abril de 1877. Rusia comenzó su larga marcha hacia el sur por sexta vez en el siglo. 



Una comparación de las Armadas enfrentadas 
A pesar de que la guerra ruso-turca se libró principalmente en terrenos en Bulgaria y en parte en el Cáucaso, las dimensiones navales tuvieron gran importancia. Después de la guerra de Crimea, Rusia se vio obligada a abandonar la militarización del Mar Negro y en especial el brazo naval, ya que no se le permitió fortalezas o buques de guerra en ese mar. La guerra de Crimea había demostrado que la armada rusa estaba mal preparada para la tarea de impugnar las armadas de las grandes potencias y que estaba plagado de problemas de gran organización. Sin embargo, la obligación del tratado fue la consecuencia de la importancia de una fuerza naval rusa en las aguas cerca de Constantinopla, que directamente podría atacar esa ciudad sin largas campañas terrestres en los Balcanes o en el Cáucaso, capturando así el corazón del Imperio Otomano. Después de esta derrota, el Almirantazgo ruso respondió con una nueva política para la marina de guerra, que afectaba no sólo a su política de construcción naval, sino también la actualización del nivel tecnológico de la marina de guerra y sobre todo en materia de educación del personal naval. En este proceso un papel clave desempeñado por el Almirante General Konstantin Nikolaevich. En los quince años después de la derrota, el Almirante General fue capaz de superar los problemas financieros y burocráticos, la introducción y la propulsión de vapor para los acorazados de la armada reorganizada. Después de haber tenido la oportunidad de viajar al extranjero y ver la organización de las armadas europeas, le impresionó como muchos otros oficiales navales rusas habían sido por los baterías acorazados de vapor franceses. Se informó, a su regreso, sus impresiones después de haber "acaba de ver con mis propios ojos las gigantescas flotas navales y métodos de nuestros antiguos enemigos". En 1858 se puso en conocimiento del zar del proyecto francés del acorazado la Gloire como una nueva arma para la guerra en el mar, y al año siguiente el ministerio ordenado ensayos con placas de blindaje. 
Particularmente interesante fue su cuidado para el cuerpo de cadetes, donde la educación se ha mejorado con la sustitución de los instructores no aptos. También supervisó el desarrollo de la revista naval Morskoi Sbornik, que alcanzó un buen nivel de calidad, fomentando el debate abierto sobre diversos asuntos navales y prestar atención a los acontecimientos en el extranjero, y que ayudó a explotar los recursos humanos de la nación. El nuevo curso Morskoi sbornik fue iniciado en 1853. La revista fue escrita para ser leída por el público, sin censura de ninguna forma (la presión sobre la prensa se incrementaría a mediados de los años 1860), y rechazar el hábito de silencio sobre la ineficacia y la corrupción de la organización naval. Como un ejemplo del pensamiento progresista en la revista, en 1860 R. Musselius, un oficial naval, publicó un artículo sobre el primer acorazado que prevé la competencia entre las armaduras y armas, y la gran mejora en los próximos años de armamentos navales. 
En los años que siguieron a la derrota de la guerra de Crimea, la marina estaba bajo restricción financiera, debido a la alarmante situación de la hacienda pública. Esto tiene que ser visto en la perspectiva de la sustitución de una marina de vela de madera con una potenciada a vapor y tripulación con marineros técnicamente competentes. No obstante el gasto naval comenzó a aumentar constantemente, de 18 millones de rublos después de la guerra de Crimea a 27 millones al comienzo de la guerra con Turquía. 
Con la ayuda de figuras tan importantes como el almirante G.I. Butakov, bien conocido por sus escritos tácticos, el almirante SI Likhacev, el creador de la flota del Pacífico, y el famoso Vicealmirante AA Popov, Konstantin logró elevar el nivel de la marina rusa a la condición de potencia mundial, con resultados que eran claramente visibles en la siguiente guerra contra el Imperio Otomano. 
Durante los años entre el final de la guerra de Crimea y 1870, la marina rusa presentó la mayor parte de una flota moderna y para ello Konstantin tenido que superar los numerosos problemas que enfrenta la construcción de Rusia, es la extrema escasez de trabajadores no especializados ( trabajo forzado fue empleado), y la corrupción y la ineficiencia de la de la administración pública, producto de la falta de financiación pública adecuada. 
El primer acorazado de navegación marítima ruso, la fragata Pervenetz, se retrasó hasta 1861 debido a la mala situación financiera de Rusia, y luego pedir a la Thames Iron Works en Londres. Fue terminado en 1864 y 3.277 toneladas de desplazamiento, alimentado por una caldera de potencia 1.067 construida por Maudslay y no exceder de nueve nudos. Su casco de hierro estaba protegida con 4,5 pulgadas de hierro forjado en su cinturón y batería. Su armamento se componía de 68 cañones de ánima lisa, y fue reemplazado más tarde con seis cañones 8", nueve de 6", y cuatro 9". 
Más tarde comenzaron a explotar la construcción naval de los astilleros privados en San Petersburgo con el fin de obtener la independencia de los proveedores extranjeros. Esto era importante porque la reconstrucción de una flota para mantener el ritmo con las potencias occidentales exigieron que la flota no estar limitada por la dependencia de las armas, maquinaria o placas en Gran Bretaña o Francia. Sin embargo, el Ministerio de Marina tuvo que llegar a acuerdos con empresas extranjeras, el primero es que con Carr & MacPherson para la construcción de un buque de guerra de 270 toneladas en el Báltico y luego con el constructor naval británico Mitchell por un astillero que se construiría en San Petersburgo. 

En los años siguientes dos acorazados con blindaje lateral el Sevastopol y Petropavlovsk, se transformaron de barcos de madera en el Báltico, protegido con 4,5 pulgadas de armadura y montaje 21 cañones de 9 toneladas cada uno. Estas naves desplazaban 6.210 toneladas y podía desarrollar 11 nudos, dos barcos gemelos a la Pervenetz se pusieron en quilla también en Netron Menya, en 1863 en el astillero de Mitchell, y Kreml en 1864, que fue construido en los astilleros de Neva por el Semjannikov y Poletika empresa inicio en 1863. De los muchos acorazados establecidas antes de la guerra sólo el PetropavlovskSevastopolKniaz PojarskiAlmirante GeneralPetr Veliki, y Edinburgski Gerzog estaban listos para el servicio marítimo, pero ninguno se emplearía en la guerra contra Turquía, permaneciendo en cambio, en el Báltico en su mayor parte. 
La influencia de la Guerra Civil estadounidense fue visible también en la política de monitor. Después de vicealmirante Stepan S. Lesovskii de regresar de Nueva York, diez monitores estilo Ericsson se construyeron en el Báltico, principalmente para contrarrestar un posible ataque franco-británico como la que ocurrió en el Báltico durante la guerra anterior. De estos monitores, dos fueron ordenados en los patios del Estado, dos fueron encargados a astilleros belgas, y las otras de un constructor privado. Los diez monitores de la clase Bronenosetz se pusieron todos en 1863 y terminado en 1866, pero ninguno en el Mar Negro. 
Un esfuerzo especial se hizo también para la producción de cañones por el mayor Obuchov, que desarrolló un proceso de fundición de armas, el establecimiento de una empresa privada que más tarde se convirtió en una empresa estatal. 



Monitor circular ruso Novgorod


Después de la construcción del Veliki Petr, Rusia abandonó la construcción de "encorazados" durante diez años, y en su lugar, comenzó en 1873 a construir cruceros acorazados como el Almirante General, seguida de la nave hermana Edinburgski Gerzog. Estas dos naves tenían un mayor radio de acción de muchos otros acorazados rusos , y fueron algo único para acorazados en que las baterías de cañones no estaban blindados, aunque sí llevan un cinturón blindado. 
Esto marcó un cambio en la política de construcción naval hacia cruceros acorazados que los rusos fueron los primeros en construir. Es interesante notar que esta política fue perseguido por el Gran Duque Konstantin (a la que el Almirante General fue dedicado) que sintió que había logrado una postura de defensa mínima en el Golfo de Finlandia con el núcleo existente de naves acorazadas. Más tarde se dirigió duras críticas a su férrea política de construcción y crucero por oficiales e incluso por el gran duque Alejandro Alexandrevich, con la suposición de que el dinero debe ser gastado en un crucero de la marina para la realización de un curso de la guerra. Hay que recordar, sin embargo, que nunca los conservadores rusos de la época de plena confianza Konstantin porque era un reformador. 
Tomado por sorpresa cuando comenzó la guerra, la marina rusa tenía 25.076 hombres, al ser más grande que su rival otomano, que tenía 23.000 habitantes, pero su flota fue dispersada por todo el mundo. Más de la mitad, 137 de sus 223 barcos, estaban en el Báltico y los otros, entre el Atlántico y el Pacífico, mientras que la pequeña escuadra del Mediterráneo era incapaz de obligar a forzar los estrechos y así permaneció inactivo. El Petropavlovsk permaneció en el puerto italiano de La Spezia durante toda la guerra. Los únicos otros acorazados rusos estaban disponibles en el Báltico. Los 27 barcos estacionados en el Lejano Oriente fueron el resultado del nuevo enfoque de Rusia para el teatro del Pacífico, donde se consideró necesario para obtener el control de los tres accesos al mar de Japón. La estrella no estaba a favor de este punto de vista estratégico, en un punto convincente sus marineros a abandonar la isla de Tsushima, donde se había colocado una estación naval en la iniciativa Gran Duque Konstantin. 

En resumen la política naval rusa, sufrió la desventaja de tener barcos tan dispersos que no podían apoyarse unos a otros en un corto período de tiempo, pero por otro lado una presencia naval había fortalecido todos los teatros donde el imperio ruso tenía intereses. La estrategia naval rusa fue a retirar la pequeña escuadra del Mediterráneo con el fin de evitar tener que hacer frente a la armada británica, en caso de complicaciones con Gran Bretaña, y la redistribución de los buques en todo el mundo por un posible guerre de course. Es interesante que tanto Gran Bretaña y Rusia realizaron compras de emergencia de los buques de guerra en preparación para una posible guerra. Gran Bretaña compró, entre otros buques, un gran acorazado que se completaba para el Imperio otomano, mientras que Rusia compraría en los almacenes de los Estados Unidos cuatro cruceros "Clipper" impulsados a vapor de estilo como el CSS Alabama para entrar en servicio. 

En el Mar Negro los rusos tenían dos acorazados más, el Novgorod y el Vicealmirante Popov, monitores circulares con un radio de 101 y 120 metros respectivamente, los cuales fueron impulsados ​​por seis impulsodres de cuatro palas, pero ambos fueron fracasos interesantes en la construcción naval, ya que no estaban realmente en condiciones para ser utilizados sólo para defensa de puerto debido a su baja velocidad y su tendencia a girar poco naturalmente en un cruce real. Ellos estaban destinados a la protección de la desembocadura del Dniéper y el estrecho Kertch. Durante los ensayos de uno de ellos fue impulsado desde el río Dniéper hasta el mar, donde comenzó a girar de forma continua. Desafortunadamente para el Almirante General Konstantin, fueron uno de los temas favoritos de crítica de sus adversarios. 

Las defensas costeras se han reforzado no sólo en el Mar Negro, sino también en el área de Kronstadt y Sveaborg, cuyos planteamientos fueron también minados defensivamente ante el estallido de la guerra. Algunos barcos pequeños fueron enviados al teatro de operaciones del Mar Negro en transporte ferroviario, y diecinueve buques mercantes de vapor fueron comprados para las operaciones navales. Los rusos lo tenían 29 buques de guerra impulsados a vapor, pero 20 eran viejos y sólo servían para operaciones costeras. 

Rusia abrió una Escuela de Minas en 1875 y estudió de cerca los resultados de la Guerra Civil Americana con las minas (en ese entonces llamados torpedos). Rusia también estaba equipado con buques para la colocación de minas. 

Los rusos también adoptaron buques más grandes de vapor para el transporte de torpedos lanzados armados. Gran parte del mérito de esto se debe dar al teniente Stepan Makarov Osipovich, por su determinación para prepararse para el empleo de los torpederos. Un escritor naval y protegido del Vice-Almirante Popov, que más tarde fue conocido por su trágico final en la guerra ruso-japonesa. Su propuesta de preparar un vapor para el transporte de lanchas torpederas se prefirió a un capitán teniente NM Baranov, que abogaba por el armamento de vapores mercantes con artillería pesada y el refuerzo de sus cubiertas para contrarrestar los acorazados turcos. Makarov fue puesto al mando del vapor mercante de la armada Gran Duque Konstantin, un barco de 1.480 toneladas equipado con cuatro juegos de pescantes para bajar las lanchas torpederas cerca del objetivo poco antes de la acción y luego izarlas después de la acción. Hasta ese momento los barcos, muy pequeños, que pesan alrededor de 6 toneladas, fueron transportados por el buque de apoyo, ya que tenían la capacidad de navegación marítima pobres. Esto permitió a los equipos para entrar en la batalla y descansados y en mejores condiciones físicas para dar un mejor rendimiento. Makarov también ha desarrollado un sistema para entregar directamente el agua caliente del Gran Duque Konstantin a las calderas de los barcos, lo que permitía que se lanzarán casi listos para la acción. Por último, el buque de apoyo de quemaba carbón de Gales para reducir el humo y las posibilidades de que los turcos los detectaran. Makarov era consciente de que este tipo de acciones se adaptaba bien a los marineros rusos con su gusto por una guerra de guerrillas, su capacidad de improvisación y su iniciativa personal. Los barcos de arrastre torpedos en balsas o mandado a palos, y no al principio hacer uso de "torpedos automóvil". 

Los torpedos de botalón fueron utilizados con éxito en la guerra civil americana y otras marinas aprendieron la lección, introduciendo entre sus naves pequeñas embarcaciones capaces de llevar una carga explosiva contra el lado de un barco enemigo. Desde finales de 1866, Robert Whitehead comenzó a proponer primero a la marina de guerra Austro-Húngaro, y luego de muchos navíos europeos, el uso de sus torpedos. En 1876 se trataba de un arma bastante fiable desarrollaba 18 nudos y alcanzar unas 600 yardas con una carga explosiva de 12 kilos. El arma necesitaba un medio de entrega, lo que sería una pequeña embarcación rápida, especialmente equipada. En 1877 Gran Bretaña encargó el Lightning, su primer barco torpedero, construido por la firma británica Thornycroft, desplazando 27 toneladas y alcanzando 18 nudos. Puesta en marcha del proyecto en 1873, Thornycroft también suministra las armadas noruegas y francesas con barcos similares a partir de 1875. 

Antes de los Whitehead, las torpederos habían sido equipados con botalones (varas largas con un carga explosiva en la punta), como los suministrados por la firma británica Yarrow, a las armadas de Argentina y EE.UU., que desarrollo sólo ocho nudos y medio, o el primero suministrado por Thornycroft a la marina noruega. El primer barco torpedo de botalón noruego , que se considera que es el primer verdadero torpedero, fue una conversión hecha por Thornycroft del Miranda en el Rap. El Rap era un fina embarcación de 15 toneladas y 57 pies de largo que apenas desarrollaba más de 14 nudos y armado con dos torpedos de botalón. Otras marinas de guerra, entre ellos Dinamarca, Suecia, Austria-Hungría y Rusia, ordenaron ejemplares de esta embarcación. 

El armamento de torpedos de botalón consistió en una carga explosiva montados en palos largos, lo que podría poner en contacto con el barco enemigo posiblemente sin ser castigado en el proceso. Otros países, entre ellos Gran Bretaña, Perú y Suecia, hicieron uso de esta arma, desarrolladas por primera vez en la Guerra Civil Americana, y ahora se iban a utilizar en combate de nuevo en la guerra contra los turcos. 

Fin de la primera parte.

Fuente

Ironclads at War. The Origin and Development of the Armored Warship, 1854-1891
Jack Greene 
Alessandro Massignani
COMBINED PUBLISHING 
Pennsylvania