jueves, 2 de marzo de 2017

Historia Argentina: El asesino de Urquiza

El apuñalador de Urquiza

Revisionistas



Nicomedes Coronel

A menudo la crónica histórica argentina ha preferido apelar a la explicación simplista de ciertos hechos que, como el asesinato del general Justo José de Urquiza en 1870, han tenido honda repercusión e insospechadas ramificaciones hasta bastante después de sucedidos.

Cuando se comenta sobre el deceso de Urquiza en su posada predilecta –Palacio San José-, aquella simpleza se vuelve la respuesta más cómoda y, por lo mismo, más errada. Dicen sus cultores: “El que mató a Urquiza fue el general Ricardo López Jordán hijo“. Otros agregan: “López Jordán entró en la estancia del entrerriano y él mismo lo ultimó”. Y sigue el equívoco tan reiterativo como obsesivo que, entre borrascas de inexactitudes, nubla la verdad de nuestra historia, la vida de ilustres desconocidos que jamás verán la póstuma reivindicación.

Ahondando en el tema de la muerte de Urquiza, algunas personas con mayor grado de ilustración parecieran comprender que tuvo por protagonistas al sargento mayor de milicias Simón Luengo (1), que fue, precisamente, quien comandó la partida que lo fue a buscar, y a Ambrosio Luna, responsable de accionar el arma de fuego sobre la humanidad del entrerriano y ante la presencia de sus hijas.

Pero no fueron solamente Luengo y Luna los que mataron al general Urquiza, pues, a continuación de los disparos, otro personaje, el mayor Nicomedes Coronel, aligerando su filoso puñal, le asestó al moribundo unas cuantas puñaladas que acabaron con su vida. Y salta la pregunta: ¿Quién era Nicomedes Coronel?

Pecaría yo también de simplista si lo refrendo apenas como “el que apuñaló a Urquiza”. Este rasgo sería digno de una pobreza historiográfica que, lejos de reivindicar su existencia, lo catapultaría, sin pausa, hacia el abismo de los infiernos y la desdicha. Aclarado lo anterior, metámonos en su desconocida biografía.

Nicomedes Coronel, al que también se lo conoció como Nico Coronel, había nacido en la República Oriental del Uruguay, siendo sus padres don Juan Francisco Coronel Muniz (1809-1858) y doña Dionisia Cavero (1810-1898). Se desconoce el año exacto de su natalicio.

Un tío de Nicomedes, de nombre Dionisio Coronel, fungió como caudillo y jefe político del Partido Blanco del brigadier general Manuel Oribe, trabando lucha contra Fructuoso Rivera en 1844 cerca de la localidad uruguaya de Melo. Años más tarde, por 1860, era tal su prestigio que el presidente Bernardo Prudencio Berro (2) lo designa Comandante Militar de Cerro Largo. Se aprecia en este familiar de Nicomedes Coronel, entonces, una fuerte raigambre de cuño federal que, en alguna medida, exaltó su joven espíritu y acendró su carácter cuando adulto.

Revistó don Nicomedes Coronel durante algún tiempo como Comisario de Policía en el pueblo de Aceguá, Uruguay, el cual se sitúa en el límite con Brasil. Allí va a cometer, junto a una gavilla, un doble crimen que tomó notoria relevancia por la investidura de los occisos: las víctimas fueron, el Teniente Alcalde de Aceguá, don Juan Campón (3), y un hacendado de la zona llamado Leonardo Pereyra da Silva.

Mayordomo de Urquiza


Por este episodio, Coronel y sus compañeros cayeron detenidos y fueron trasladados prisioneros a la cárcel de Melo. Tiempo después lograron fugar y, al menos Nicomedes Coronel, cruzó el río Uruguay para instalarse en la Confederación Argentina. Este momento podemos ubicarlo en el año 1861, que es cuando un amigo de Coronel, el general Lucas Moreno (4), lo recomienda a Urquiza para su protección.

El autor Manuel Macchi presenta este momento, diciendo que tal pedido se debió a que Urquiza era una suerte de “protector de los desvalidos” y que Nicomedes Coronel, apremiado por la persecución que recaía en su contra por los crímenes de Aceguá, bien podía ser ayudado por el hombre político más importante de la Provincia de Entre Ríos.

En una carta que el general Moreno le dirigió a Urquiza el 23 de febrero de 1861, le mandó decir lo siguiente:

“Me permito recomendar a V. E. el ciudadano D. Nicomedes Coronel que se halla en Entre Ríos y que pertenece a una familia de mi amistad. Él es un joven laborioso y honrado y anhela tener una colocación para trabajar. A. V. E. protector de los hombres laboriosos y desgraciados es a quien pido amparo para mi recomendado”.

Urquiza, sin perder tiempo, le da un empleo a Nicomedes Coronel como capataz, administrador o mayordomo en la Estancia “San Pedro”, que era propiedad suya, la cual quedaba distante seis leguas del famoso Palacio San José. Aquí, Coronel va a vivir por casi una década junto a su esposa (5) y seis hijos, algunos de los cuales fueron ahijados de Urquiza. Cada tanto, Coronel solía pasearse por San José para ir a conversar con Urquiza, granjeándose una insospechada amistad si tenemos en cuenta el desenlace de 1870.

No obstante, nuestro biografiado también va a emplearse en otra estancia, denominada “Santa Cándida”, extensión que también pertenecía al general Justo José de Urquiza, y que evocaba el nombre de su madre. Quedaba en las afueras de Concepción del Uruguay, uno de los epicentros políticos y educativos del Entre Ríos de entonces.

Durante un envío de hacienda que hizo desde la Estancia “Rincón del Calá” (6) hasta la Estancia “Santa Cándida”, don Nicomedes Coronel fue visto por el escritor Martiniano Leguizamón quien, para ese tiempo, era un niño y frecuentaba el primero de los establecimientos en razón de que era un dominio de su padre, el coronel Martiniano Leguizamón. Ya de grande, el literato anotó unas interesantes impresiones que le causó el semblante de Coronel:

“Lo veo patente y si supiera dibujar ensayaría trazar su imborrable perfil sin que le faltara un solo detalle. Tenía ese rostro pálido y macilento con que suelen representar a los nazarenos; el bigote fino, la barba negra, rala y larga, y la cabellera enrulada que, echada hacia atrás, caía sin gracia rozándole los hombros. Los ojos pequeños, renegridos, como dos piedras duras miraban desde el fondo de las cuencas hondas con ese brillo frío del ojo de la víbora, causando inquietud”.

Y referido a la vestimenta usada por el sargento mayor Coronel, esto decía:

“Vestía una blusa oscura, amplia bombacha de merino y un chambergo de felpa con el ala volcada hacia adelante, como para ocultar la mirada recelosa. Llevaba altas botas granaderas, calzadas con espuelas de plata, y en la mano un pesado arreador de larga azotera trenzada. Ceñía a la cintura un tirador tachonado con monedas de plata y rosetas de oro, del que sobresalía atravesado sobre los riñones, la empuñadura del facón”.

Tan pintoresca descripción, no hace más que advertir la agreste galanura de un paisano de pura cepa. Nicomedes Coronel no solamente era un gaucho auténtico del litoral, sino que, además, sabía leer, redactaba con corrección y era poseedor de una excelsa caligrafía. No era, pues, un criollo cualquiera.

Para concluir con este apartado, agregamos que Coronel visitó con alguna frecuencia la nombrada estancia del padre de Martiniano Leguizamón, como lo prueba una estadía de varios días que hizo en mayo de 1869. Esa vez, lo acompañaba el paisano Ambrosio Luna, también protagonista del asesinato contra Urquiza un año más tarde. (7)

Motivos de una decisión


Como todo buen criollo, don Nicomedes Coronel advertía la injerencia extranjera que asolaba al país casi dos décadas después de la derrota de Rosas en Caseros. Aquél se sentía un ser extraño en su propia tierra, un desplazado –o próximo a serlo- por la novedad del “progreso”, del “mundo libre” o del liberalismo humillante.

Dicho lo anterior, podemos inferir que Coronel tuvo motivos más que suficientes para introducir en las carnes del habitante de San José el puñal que llevaba entre sus ropas.

Así, por ejemplo, el nobel Nicomedes Coronel, como su tío Dionisio, fervorosos adherentes del blanco Bernardo Berro, apoyaron su ascenso al poder en Uruguay el 1º de marzo de 1860, terminando con siete años de gobiernos colorados o riveristas. Ese acontecimiento de 1860, sin embargo, no fue bien visto por Urquiza, motivo suficiente para generarse la bronca y el desprecio de “los emigrados blancos y los mismos partidarios de la revuelta (de los blancos de Berro)”, agrega Macchi.

En este sentido, Coronel era simpatizante del Partido Blanco fundado por Oribe porque en su familia había guerreros de esa causa, y porque su amigo, el general Lucas Moreno, el mismo que lo acercó a Urquiza en 1861, también había combatido en las filas blancas hasta la capitulación del Defensor de las Leyes en octubre de 1851.

Otro motivo, tiene que ver con su desconfianza hacia los extranjeros. Nicomedes Coronel advirtió, en octubre de 1866, que su propiedad estaba siendo invadida por un inglés que acababa de adquirir unos campos lindantes. “Yo temo mucho –escribió Coronel- a los extranjeros por la poderosa razón que nos están tragando insensiblemente”.

Hubo quienes advirtieron en 1868, que los campos que administraba Coronel se encontraban algo abandonados, sin el esmero que él mismo le dedicaba para mantenerlos cuidados y prestos para el normal desarrollo de las actividades rurales. Además, Nico Coronel ya tenía bajo su cuidado las estancias “San Pedro”, “Santa Cándida” y, como última expansión, la finca “Santa Rosa”.

Una persona de nombre Juan P. Solano le había hecho saber al propio Urquiza la desatención que Coronel dispensaba a sus campos. Al enterarse Coronel, éste salió a desmentirlo en reiteradas cartas que envió a conocidos y amigos. El 30 de mayo de 1868, escribió a uno de ellos, Mariano Aráoz de La Madrid, a quien le expuso que “si Solano está acostumbrado a andar con intrigas, conmigo no ha de ser, esto le aseguro como amigo que soy de Ud”. Y el 10 de febrero de 1869, Nicomedes Coronel le escribió a Urquiza que él no estaba implicado “con los hombres que quieren ofender su persona”.

Las cinco puñaladas


Teniendo en cuenta la confianza que Urquiza le tenía a Coronel, nada hacía suponer la participación de éste en los hechos ocurridos en el Palacio San José en 1870. Sin embargo, todos los que participaron del suceso tenían, al igual que Nicomedes Coronel, profundas convicciones o recelos en contra del general entrerriano como responsable de buena parte de las desgracias que entonces vivía el país y, por qué no, la región. (8)

Los ultimadores de Urquiza se concentraron el 9 de abril de 1870 en la Ea. “San Pedro”, y, como bien nos lo dice Fermín Chávez, allí Coronel tenía “a sus órdenes unos veinte hombres, algunos de ellos peones de don Justo”. A ellos se les sumaría una partida de hombres provenientes de la estancia que en Arroyo Grande poseía el general Ricardo López Jordán hijo, al mando del sargento mayor Vera (9) y el capitán Mosqueira.

Reunida una partida de 50 hombres, el coronel Simón Luengo ordenó a las 14 horas del 11 de abril de 1870 enfilar hacia el Palacio San José. López Jordán quería que a Urquiza se lo capturara vivo y, de acuerdo al testimonio posterior que brindó el capitán José María Mosqueira en el juicio que se le siguió, que lo llevaran ante su presencia.

Hay que decir que en San José existió una pequeña guarnición que resguardaba la seguridad de Urquiza y su familia a 1700 metros del palacio, a cuyos servicios estuvo destinado el subteniente Julio Argentino Roca entre 1858 y 1859. Fue esa guarnición la que detuvo, momentáneamente, la irrupción de las fuerzas del sargento mayor Robustiano Vera, que tenía la misión de entretener a quienes iban a capturar al entrerriano con Simón Luengo y Nicomedes Coronel.

Dentro del Palacio San José, tampoco se cumplía lo planificado, esto es, capturar a Justo José de Urquiza por sorpresa, pues advertido por el tiroteo que se había desatado en las afueras logró tomó un arma y, mientras huía hacia el interior de las habitaciones, efectuó algunos disparos. Uno de ellos dio en el cuerpo de Ambrosio Luna. Los demás continuaban avanzando hacia el objetivo.

En la hecatombe, un tiro de Ambrosio Luna le da a Urquiza en el lado izquierdo de su rostro, tumbándolo, herido, en el suelo. Lo abrazaba su hija Dolores. Entonces, lejos de seguir la regla máxima de aquella justa, como era la de capturar con vida a Urquiza, Nicomedes Coronel, sin piedad y vengando algunas injusticias acumuladas por durante varios años, desnuda su puñal y se lo hunde en el pecho a Urquiza en cinco oportunidades, causándole la muerte. De modo inobjetable, Coronel pasaría a la eternidad como el autor material del crimen.

Entre el 12 y 13 de abril de 1870, el médico de Policía, Esteban del Castillo, había indicado que al examinar el cuerpo del occiso vio que las cuatro o cinco heridas que el mismo tenía “habían sido producidas por un instrumento agudo y cortante” y que eran profundas, por cuanto “sondeándolas con el dedo no tocaba su profundidad en algunas”. A su vez, no hubo dudas de que el deceso de Urquiza fue producto de las puñaladas que le hizo Nicomedes Coronel, dado que, una autopsia realizada en octubre de 1951 sobre el cadáver, reveló que “la referida herida de bala no le produjo la muerte, sino las lesiones de arma blanca posteriores”.

Dolores Urquiza Costa, una de las hijas mayores de Justo José, declararía que uno de la partida –no sabía si Mosqueira, Simón Luengo o Álvarez- le dijo mientras herían de muerte a su padre: “Con ustedes no es la guerra sino con el tirano y sus hijos varones”. Y una vez consumado el asesinato, escuchó que los conjurados gritaron: “Ya murió el tirano vendido a los porteños. ¡Viva López Jordán!”.

La posteridad


La única persona que fue capturada después del asesinato de Urquiza, fue el capitán Mosqueira; los demás lograron darse a la fuga. Así aconteció con Nicomedes Coronel, quien regresó a la República Oriental del Uruguay, presumiblemente ayudado por algunos viejos partidarios blancos.

En suelo oriental, Coronel decidió unirse a las filas del caudillo blanco Timoteo Aparicio cuando, en 1870, se preparaba para lanzar la “Revolución de las Lanzas” contra los miembros del Partido Colorado que, desde 1865 y hasta 1868, habían perseguido a los del Partido Blanco o Nacional con saña particular.

No obstante, Nicomedes Coronel ya se había ganado una mala fama por haber dado muerte a Justo José de Urquiza, el cual, dada su característica dualidad, conservaba amistades de años con algunos militares blancos a quienes había dado cobijo en esos años de dictadura colorada.

Por eso mismo, el coronel Ángel Muniz expulsó de las tropas revolucionarias a Nicomedes Coronel en ese mismo año de 1870, o sea, le negó su participación junto a Timoteo Aparicio.

De este modo, Coronel vivió el final de su carrera militar en el Plata, y sabiéndose perseguido y vituperado por propios y ajenos, decidió exiliarse en la zona de Río Grande do Sul, Brasil. Y fue allí, en la localidad de Saõ Gabriel, donde halló la muerte en noviembre de 1894 (10) de forma natural.

Para terminar con esta nota biográfica, diremos que en 1872 la señora Justa Urquiza, que había casado con el general Luis María Campos, al quedar como heredera de la Estancia “San Pedro”, lo primero que hace al tomar posesión de la misma es demoler la casa que habitó Nicomedes Coronel con su familia. En su lugar, hizo levantar una construcción de cuatro piezas o habitaciones que Justa Urquiza disfrutó hasta el final de sus días.

Referencias


(1) Luengo fue, nos dice el cronista Rodolfo Barraco Mármol, un agricultor que cultivaba “sabrosísimas manzanas” en una quinta que poseía en Córdoba capital a comienzos de la década de 1860. Desde la provincia mediterránea apoyó la causa federal y alcanzó la jerarquía de lugarteniente del caudillo riojano Ángel Vicente “Chacho” Peñaloza, a cuyas órdenes se alzó en armas en 1863. Unos años antes, por 1859, su nombre salía en las hojas del diario La Voz del Pueblo, órgano que pertenecía a los federales “rusos” de Córdoba, o sea, a los que eran como Luengo.
(2) Como miembro del Partido Blanco o Nacional, Bernardo Berro resultó un activísimo colaborador de Oribe, sirviéndole como ministro de Gobierno e integrante del Tribunal Supremo del Gobierno del Cerrito (1845-1851).
(3) En abril de 1857, Juan Campón fue una de las personalidades encargadas de trazar los límites territoriales entre el Imperio del Brasil y la República Oriental del Uruguay en el punto extremo de Aceguá.
(4) El general Moreno (1821-1878) también era de nacionalidad uruguaya y miembro del Partido Blanco. Se vinculó a Justo José de Urquiza en 1838, cuando éste le dio protección a Moreno tras el golpe de Estado de Rivera contra Manuel Oribe. En 1848 ganó enorme prestigio como militar cuando recuperó la ciudad de Colonia, que desde 1845 estaba en manos de fuerzas riveristas (Gobierno de la Defensa).
(5) La señora esposa de Nico Coronel fue su prima Elmira Coronel. Contrajeron nupcias el 8 de abril de 1860 en Río Branco, Cerro Largo, Uruguay. Los padres de Elmira se llamaban José Pío Coronel Muniz y María de las Mercedes Cordero.
(6) Quedaba a pocos kilómetros de Rosario del Tala y cerca del arroyo Calá, en la Provincia de Entre Ríos, de allí su nombre.
(7) Luna era capataz y esquilador en la Ea. “San Juan”, que estaba próxima a la Ea. “San Pedro” donde trabajaba Coronel.
(8) Los que fueron de la partida que entraron a caballo en San José, eran, entre otros: Pedro Aramburu (criador de ovejas); Facundo Teco (marcador de ganado); y, el capitán Juan Pirán (pulpero en el distrito de Gená que sabía leer y escribir con corrección).
(9) El sargento mayor Robustiano Vera entró en contacto con Urquiza en 1860. Era representante en el periódico “El Eco de Corrientes”, donde hizo algunos aportes don José Hernández. Una particularidad: Vera ofició como tropero, tarea a través de la cual entró en contacto con López Jordán en su finca de Arroyo Grande.
(10) Según otra fuente, Nicomedes Coronel murió en San Juan Bautista, Brasil, en 1890.

Por Gabriel O. Turone

Bibliografía:


-Brun Almirati, Amilcar. “Cronología departamental comparada de Treinta y Tres. 1737-1903”, 2003.
-Chávez, Fermín. “Vida del Chacho”, Ediciones Theoría, 1974.
-Leguizamón, Martiniano. “Rasgos de la vida de Urquiza”, Buenos Aires, 1920.
-Macchi, Manuel E. “Urquiza, última etapa”, Editorial Castellvi, Santa Fe, 1974.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Terrorismo: Montoneros reclutaba niños de 13 años

Montoneros me reclutó a los 13 años. Yo también soy una víctima
Marcelo Vagni - Infobae



Un adolescente Marcelo Vagni

Fui invitado, hace unos días, al programa Intratables para intentar participar de un debate sobre los años 70. Pretendía aportar al mismo desde mi experiencia personal, por haber sido secuestrado en 1977, a los 15 años, por mi militancia secundaria (primero dentro de la UES, Montoneros, y luego en la Juventud Guevarista, expresión juvenil del PRT-ERP). Por otra parte, durante treinta años, entre 1984 y 2014 inclusive, he sido convocado en numerosas oportunidades por la Justicia para declarar en calidad de testigo en varias causas por delitos de lesa humanidad desde mi vivencia personal de ex desaparecido y ex preso político.

Digo bien, "intentar participar de un debate", porque mi intención y la de la producción del programa de TV quedaron sólo en eso, en un deseo, un intento. Sucede que, mientras hablaba, fui interrumpido agresivamente y descalificado por Miguel Bonasso, también presente en el estudio. "Contanos para quién trabajás…", inquirió primero. "Con vigilantes no discuto", me acusó luego en el aire.

Hasta esas interrupciones sólo había alcanzado a decir que, visto a la distancia y con la serenidad que permiten los años, sentía que mi reclutamiento a los 13 años de edad, las actividades que se me ordenaba llevar a cabo (a mí como a tantos jóvenes de mi edad), la actitud que se me convenció debía adoptar a partir del golpe de Estado de marzo de 1976 ("Se impone al pueblo argentino…afrontar con heroísmo los sacrificios necesarios y librar…la victoriosa guerra revolucionaria de nuestra segunda y definitiva Independencia", El Combatiente, 31 de marzo de 1976), nos puso tanto a mí como a muchos más en una situación de riesgo de vida de la que sólo tomé conciencia dentro de un calabozo oscuro, orinado, muy lastimado, seguro de que iba a morir, y pensando en mi mamá y mi papá antes que en la guerra revolucionaria.

Dije textualmente en el programa: "Soy una víctima de la represión militar pero antes de eso fui una víctima de la guerrilla que me reclutó a los 13 años, para convertirme a los 14 en un miliciano de la guerra revolucionaria".

Respecto de aquella historia trágica de los años 70, estoy convencido de otra cosa: que a los efectos de nuestros objetivos y planes (los de la guerrilla) no importaba que estuviésemos viviendo en democracia, bajo un gobierno que -pese a sus características por todos conocidas-, había sido elegido por una enorme mayoría en 1973. Tanto la organización de la que yo participaba como la organización Montoneros (de la que Bonasso era un importante dirigente, un "jefe") llevamos adelante acciones contra los gobiernos de Perón e Isabel, desconociendo la voluntad popular y asumiendo que esa voluntad la expresábamos nosotros mismos, como "vanguardia lúcida", como "destacamento de avanzada". No nos preparaban entonces para las próximas elecciones. Nos preparaban para los próximos combates revolucionarios.

Por eso la interrupción con gritos e insultos de Bonasso la interpreté claramente como un: "No cuentes, no digas nada, nadie se tiene que enterar de eso".

Tal actitud sólo confirma mi idea de que se pretende manipular esa porción de nuestra historia contando lo que no pasó. Y no contando lo que efectivamente sucedió. Yo había llegado a Intratables por propia voluntad, a expresar mi rechazo a un proyecto de ley que impulsa la diputada Nilda Garré, que busca poner una mordaza legal a un debate que viene siendo contado de manera falsa y tendenciosa. Para hablar en contra de este intento de imponer una mentira de prepo. Una cosa que, por la dinámica del programa y debido a la interrupción de Bonasso, ni siquiera llegué a esbozar.

Bonasso, visiblemente enojado, expresó que mi discurso reavivaba la teoría de los dos demonios. Ni siquiera conozco en profundidad esa teoría. Ni intento emparentar nada con nada. Sí acuerdo con denominar "demoníaca" -si se quiere- a la salvaje e ilegal represión que viví al igual que miles de argentinos (aunque no todos, ya que hubo excepciones, como Firmenich y Bonasso por ejemplo).

Pero yo no estoy hablando de la dictadura. Estoy hablando de nuestro accionar -del entonces adulto Bonasso y del mío propio, que era casi un niño- en los años previos al Golpe de Estado. ¿Qué palabra podríamos encontrar para denominar ese accionar, con su secuela de muertos y el enorme daño que le provocó al país? ¿Si no fue "demoníaco", qué fue? ¿Angelical? ¿Justo? ¿Necesario?

Conmigo no, Bonasso. Simplemente porque yo estoy hablando de mi experiencia personal: yo la viví. Vos también la viviste: fuiste uno de los jefes de una organización que no dejó gobernar a Perón, que lo atacó sistemáticamente, y sólo porque pensaban que el proyecto que debía imponerse en la Argentina no era el de Perón (que acababa de ganar las elecciones con más del 60% de los votos) sino el de ustedes. Por eso le advirtieron que no iban a dejarlo gobernar y asesinaron a Rucci sólo dos días después de su triunfo electoral. Y lo siguieron enfrentando hasta que los echó. Y pasaron a la clandestinidad en plena democracia e intensificaron el accionar armado.

En aquellos años, sólo algunos, como usted Bonasso, tuvieron la ventaja de la clandestinidad y acceso a mecanismos para eludir o enfrentar la represión. Los miles de jóvenes que creían en ustedes, en las facultades, en las escuelas, en las fábricas y en los barrios, tuvieron que seguir ocupando sus lugares, "escrachados" y "quemados", claramente identificados por la represión. Una mayoría de nosotros siguió haciéndolo, valiente o inconsciente del riesgo, hasta que la Triple A o la dictadura los secuestró y los asesinó.

Conmigo no, Bonasso. Hubiera sido más digno que me interrumpieras para reconocer aquellos tremendos errores, o para contarles a los jóvenes de hoy que hay que vivir en democracia y cuidar de ella, y que te equivocaste cuando la atacaste. Hubiera sido genial que dijeras que para imponer ideas hay que convencer a los demás, no asesinarlos ni secuestrarlos. Y decirles a los peronistas que cuando Perón ya no enfrentaba ni al Almirante Rojas, ni a Aramburu, ni a Lanusse… aparecieron ustedes –los jóvenes de vanguardia- y se constituyeron en su principal enemigo en sus últimos años.

Aquellos últimos años en los que justamente Perón se abrazaba con Balbín y nos decía que "para un argentino no debe haber nada mejor que otro argentino".

Me vi obligado a responderte de este modo Miguel Bonasso, por escrito, porque durante el programa no me dejaste hablar ni decir estas cosas. Vos tenés una enorme posibilidad de contribuir a la verdad histórica no ocultando datos, no falseando hechos, sin engañar a las nuevas generaciones, que tienen derecho a saber qué sucedió realmente en la Argentina de aquellos años. Y, además, pidiendo perdón por todo el daño y sufrimiento causados.

martes, 28 de febrero de 2017

SGM: Los hijos de Alá de las Waffen SS

La División de Montaña 13 "Handschar" de las Waffen-SS




La División de Montaña 13 de la Waffen-SS Handschar (Bosnia, Handzar) fue una de las 38 divisiones de las Waffen-SS durante la Segunda Guerra Mundial. Se compone casi enteramente de musulmanes bosnios, y luego anexionada por el Estado Independiente de Croacia. La división Handzar fue nombrado en referencia a la cimitarra turca, común en la región.



La división Handschar estaba compuesta por musulmanes bosnios (musulmanes bosnios que ahora impulsan la independencia de Bosnia y Herzegovina y las guerras de Yugoslavia), en parte reclutados entre las filas de las milicias separatistas musulmanes a pesar de la renuencia del Estado Independiente de Croacia 's Ante Pavelic y los croatas católicos.

La formación de una división SS musulmana es de extrañar en vista de la
 estricta discriminación racial, física y psicológica de las Waffen-SS. En julio de 1942, Heinrich Himmler ya estaba preocupado por la disminución de estos criterios para su inclusión en las Waffen-SS. Sin embargo, la realidad de la guerra había cambiado. La derrota de Rommel en El Alamein, la invasión del norte de África y de la rendición del Sexto Ejército en Stalingrado de Friedrich Paulus llevó a un cambio en la composición de las divisiones Waffen-SS en febrero de 1943 con la aprobación de Adolf Hitler. Para justificar esta decisión que contradice la teoría que él defendió, Heinrich Himmler afirmó que los musulmanes bosnios fueron originalmente arios para los godos

El 
uniforme de la división Handschar tiene dos características:

* El uso de los Fez musulmanes, con el cráneo, emblema tradicional de la SS;
* En el cuello, estos son reemplazados por una cimitarra y una 
runa esvástica .

Las insignias de cuello

El sombrero


A diferencia de otras divisiones de las SS, que no eran especialmente religiosos, la 
división Handschar se enmarcaba en los imanes y los soldados regularmente realizaban las oraciones musulmanas.



Historia
Después de la caída de Sarajevo, el 16 de abril de 1941, el Estado Independiente de Croacia (Hrvatska Nezavisna države, NDH) se estableció por parte de los territorios de la actual Croacia, Bosnia y Herzegovina y Serbia (Srem). Ante Pavelic, líder de la Ustasha, se había instalado en su cabeza.

El 6 de julio de 1941, Mile Budak, Ministro de Cultura y Educación del nuevo Estado proclamó que los musulmanes eran parte integral de la NDH cuando los croatas se convirtieron al Islam. Una mezquita fue construida por orden de Pavelic.

Al mismo tiempo, los musulmanes de Bosnia proclaman tres fatawa denunciando las medidas adoptadas por la Ustasha contra los serbios y los judios en Sarajevo en octubre de 1941 en Mostar en 1941, en Banja Luka y 12 de noviembre de 1941.

Desde finales de 1942, el Reichsführer de las SS Heinrich Himmler 
propuso a Hitler formar una división SS musulmana en Bosnia y Herzegovina, a instigación suya, el Gran Mufti de Jerusalén, Haj Amin el-Husseini. Es sólo el 10 de febrero de 1943 que Hitler se pondrá de acuerdo sobre la constitución de la formación de la Waffen-SS. El 13 de febrero Himmler ordenó la SS-Gruppenführer Artur Phleps, entonces comandante de la División Prinz Eugen, que llevara a cabo el reclutamiento de la nueva unidad de las SS. A pesar de la renuencia de las autoridades croatas, Phleps finalmente llega a su aprobación con la condición de que los números se toman en la Ustasha, el partido de Pavelic, y que la nueva división lleva el nombre de "SS-División Ustascha Kroatien" o división "Bosnia-Herzegovinians". La campaña de reclutamiento se inició en Bosnia central a través de las redes islamistas de JMO y JMM, dos componentes de la política de los musulmanes bosnios.

Muy pronto, esta unidad tuvo los atributos distintivos de montaña: cimitarra curva y los uniformes de cuello con esvástica en lugar de la runa S, el uso de fez, 
etc. En abril de 1943, el Gran Mufti de Jerusalén fue el lugar para animar a los (connacionales) musulmanes para unirse a la Waffen-SS. Alrededor de 10.000 voluntarios aparecieron pero el reclutamiento se estancó, frente a la obstrucción de Pavelic. De hecho, acusó a los alemanes de tomar los reclutas que necesitaba para su propio ejército. Se suponía que este riesgo la unidad especial de las ideas separatistas entre los musulmanes de Bosnia y socavarían la unidad del Estado Independiente de Croacia. Por último, es las unidades de los musulmanes (nacionales) ustashi se vieron afectados en las filas de la nueva unidad de las Waffen SS ...

La organización de la nueva División de Montaña de la Waffen-SS fue asignado a la SS-Standartenführer Herbert von 
Obwurzer. La supervisión debe ser proporcionada por oficiales musulmanes (nacionales), pero, en su defecto, será proporcionada por la Yugoslav Volksdeutsche (Banat) de la División "Prinz Eugen", que agregaron agentes musulmanes (nacionalidad) formados en las escuelas de las SS, Sennheim (Cernay de Alsacia) y Bad Tölz, en Baviera.

Dada la falta de tacto de Obwurzer para con sus voluntarios, es destituido de su cargo como comandante de la división. Fue reemplazado por el SS-Oberführer Sauberzweig el 1 de agosto de 1943.

El representante de Himmler en el Estado Independiente de Croacia, el SS-Gruppenführer und der Polizei Konstantin Generaleutnant Kammerhofer es responsable último para recuperar el control y el reclutamiento. El Reichsführer-SS le concede un mes para reclutar 26.000 hombres para la formación de la división, con más de 2 millones de marcos para impulsar dicho reclutamiento. El Kammerhofer Pavelic finalmente fue convencido, y él estuvo de acuerdo en el reclutamiento de musulmanes. Sin embargo, el número de voluntarios es aún insuficiente y se recurre al servicio militar obligatorio (
restaurado por el gobierno croata), pero no el reclutamiento forzado vale la plena aclarar, como lo demuestran los archivos militares alemanes (BA / MA, RS 03/13) . Los albaneses del norte se incorporaron, y 2.800 croatas católicos, que no dejaron de causar tensiones dentro de la fuerza de trabajo. Es necesario especificar el número máximo de soldados en el Handschar será de 21.065 hombres (a finales de 1943).



Formación
Dados los riesgos de deserciones y, especialmente, la hostilidad de las poblaciones locales, se decidió que el entrenamiento se llevara a cabo en Francia en seis departamentos (Puy-de-Dôme, Cantal, Alto Loira, Aveyron, Lozère y Correze) en el Macizo Central , regiones que recordaban el relieve yugoslavo. El entrenamiento se llevaría a cabo durante el mes de julio. La división de PC se encuentra en el Puy y depósito de Mende.

Fue durante este período de instrucción que aparecieron la fricción entre los oficiales de la división de los musulmanes y los Volksdeutsche voluntarios. Se los nombraba con el apodo de "Mujos" y sufrían el acoso y la humillación de sus oficiales. La dura disciplina de los voluntarios de las SS, no parecía apropiado para los jóvenes bosnios. Himmler reaccionó y eso es en lo que envió una carta al 
Kammerhofer Phleps y en la que insiste en que los musulmanes "deben ser capaces de cumplir con los preceptos de su religión" y que los autores de chistes contra los musulmanes sean castigados: una verdadera excepción en un cuerpo fuertemente influenciado por el misticismo Germano-pagano nazi.

Los musulmanes en la unidad pueden seguir los preceptos del Islam, la 
primera siendo la proscripción de carne de cerdo y el alcohol, el reemplazo de los alimentos deben ser asignados a ellos (por orden de Himmler). Los imperativos de la oración religiosa cinco veces al día mirando a La Meca, con la presencia de líderes religiosos: un mullah (profesor de la ley coránica) en regimientos y un imán (líder religioso) por batallón. El 6 de agosto de 1943, Hitler promulgó las siguientes:
"Debemos asegurarnos de que todos los miembros musulmanes de las Waffen-SS y la policía el derecho indiscutible, en virtud de su religión, de no comer carne de cerdo y no beber bebidas alcohólicas. Se les garantizará la igualdad de los menús. (...) No quiero que la estupidez y la estrechez de miras de algunos individuos aislados, uno de los voluntarios heroicos tuvo que sufrir molestias y consideran que sus derechos privados se les aseguró. (...) Yo ordeno que todas las violaciones de estas disposiciones es castigada sin vacilación y nosotros lo sabíamos."

Desde la perspectiva de su equipo, la sexta División de Montaña SS Nord recibió la orden de comando de las SS Oficina Principal (SS-Führungshauptamt - SS-FHA) a dotar parte de su equipo y personal para constitución de la División de Montaña 13 de la Handschar Waffen SS, sino también para el 9ª División Panzer SS Hohenstaufen y 10ª División Panzer SS Frundsberg para disgusto del 20mo Ejército con la 6ª División de Montaña SS Nord que era una con integrantes de los países escandinavos.




El regreso de Serbia
A finales de septiembre de 1943, las primeras unidades empezaron a salir de Francia, los otros siguieron en octubre. Ellos fueron a Neuhammer en Silesia, para completar su formación. Heinrich Himmler intervino personalmente para impedir el envío de la división en Bosnia a pesar de la orden del OKW. Esto permite que la división para continuar su formación por varios meses más.

En diciembre, la división fue enviada a Austria, que apostados allí hasta su regreso a los Balcanes en febrero de 1944.

Febrero de 1944: La división estacionada en el centro de Bosnia. Se adjunta a la 2. Panzer Armée (el Grupo de Ejércitos F), su puesto de comando se encuentra en el norte de Bosnia, en Brcko. Los musulmanes bosnios se dedican a las operaciones contra los partisanos de Tito en el área de Vinkovci (40 kilómetros al norte de Brčko). La división se sujeta al V. Gebirgs SS Korps.

Las operaciones llevadas a cabo contra los musulmanes partidarios de la SS continuaron hasta septiembre de 1944, particularmente en la región de Mostar-Sarajevo y el Sanjak de Novi Pazar. Las tropas de las SS se habían distinguido en las operaciones de combate contra los partisanos comunistas y las operaciones de represalia contra civiles serbios, por lo que cientos de miles de muertos entre ellos.

Sauberzweig iba a ser llamado a la orden del cuerpo futuro de los musulmanes de las SS de montaña, mientras el comando de la Handschar estaba a cargo del SS-Standartenführer Desiderius 
Hampel en junio de 1944. El Handschar regresa durante el mismo periodo bajo el control de V. SS Geb. Korps, para unirse a finales de septiembre-principios de octubre la novena entrada. Der Waffen SS Korps Gebirgs con la nueva división de "croata" musulmán Kama. A partir de octubre de 1944, el comando de las SS decide separarse de sus voluntarios musulmanes como una unidad constituida.





El fin
En octubre de 1944: el Ejército Rojo entra en Serbia. Las deserciones en el personal croata musulmán habían aumentado, y muchos soldados desertaron para encontrar y proteger a sus familias en Bosnia y Croacia. Un acuerdo de amnistía parcial de Tito con los musulmanes voluntarios requiriendo que se unan a las filas de noviembre, el Ejército Popular de Liberación comunista yugoslavo.

El 11 de octubre, los voluntarios se reorganizan y los musulmanes dispersos en varias unidades de las Waffen-SS (SS Voluntarios de la 7 ª División 
de Montaña Prinz Eugen), y el motín del 17 de octubre de 1944 (que afectan también el Kama). En la víspera de la liberación de Belgrado el día 20, marca el fin oficial de la división SS musulmana Handschar formada como una división.






Uniformes


Fuente

lunes, 27 de febrero de 2017

Conquista del desierto: Batalla de las barrancas del Neuquén

Batalla de las Barrancas del Neuquén
Revisionistas



Río Neuquén


Esta batalla se libró el 28 de junio de 1879 en las barrancas de la margen septentrional del Río Neuquén, paraje llamado hoy “Vanguardia”, nombre que tomó del antiguo fortín que allí se construyera poco después.  Por un lado combatieron las tropas al mando del teniente de baqueanos (de la Compañía de Voluntarios, llamados “choiqueros”) Isaac Torres, y 16 soldados de la 4ª División, y por el otro los indios del cacique Marillán.  El Parte Oficial dice lo siguiente: “El teniente que suscribe – Campamento el Mangrullo, junio 30 de 1879 – Al señor comandante en jefe de la 4ª División del Ejército, teniente coronel don Napoleón Uriburu. – Tengo el honor de dirigirme a usted poniendo en su conocimiento que con la comisión de 16 hombres con que usted se sirvió despacharme el 27 del corriente, después de haber marchado en dirección de Auca-Mahuida casi todo el día, supe por prisioneros hechos por el mayor Illescas, que un pequeño grupo de seis indios, con algunos animales de arreo, debían caer al Neuquén abajo procedentes de La Pampa y como a cinco o seis leguas de este campamento.  Marché toda la noche en su busca y a la diana de 28 di con ellos en el valle del río, pero no en número de seis como se me había informado, porque después de cargarlos sobre sus fogones, de día ya, se replegaron y formaron en las barrancas del río, en número de 90 de lanza, todos bien armados.

El desorden en que se puso la chusma y considerando que ésta se me escaparía si no andaba activo con ella, me obligó a juntarla, dejando que los indios se reunieran y así pude tomar ciento y tantas mujeres y criaturas, con una gran caballada, vacas y ovejas.

Entre los prisioneros hechos en la primera carga había quedado un viejo, y con éste mandé decir al cacique Marillán que mandaba los indios, y que con ellos formados me esperaba a una cuadra de distancia, que entregase las armas, bajo la formal garantía de sus vidas.  Contestó a esta intimación que dudaba de mi palabra, y que antes quería pelear, a lo que le repliqué que descendiera al bajo, pero sin hacerles un tiro aún, pues me suponía que quisiera entrar por tratados.  Un grito unánime de guerra fue su segunda contestación, y sin repararme mucho de la chusma prisionera y animales tomados, esperé, pie a tierra, haciendo fuego nutrido, la carga que rápidamente me traían a pie y a caballo, dirigida por el expresado Marillán.  Sin embargo, de ser ésta muy violenta y excelentes los caballos en que venían montados, antes de llegar hasta chocar cayeron como 16 indios; pero los restantes nos rodearon por todas partes, trabándose un combate reñido a arma blanca.  Muchos indios arrojaban al suelo las lanzas y luchaban brazo a brazo por arrancar a nuestros soldados las carabinas o fusiles; otros sacaban cuchillos y así duró un rato la pelea hasta desalojarlos y ponerlos en fuga, dejando ellos 14 muertos en el sitio, 5 prisioneros de lanza y 106 de chusma, con más de 80 caballos, 33 cabezas vacunas y 30 ovejas, teniendo por nuestra parte que lamentar la baja de 3 soldados heridos de lanza y cuchillo.

Los indios llevaban muchos heridos, pues dejaron en el camino un reguero de sangre.

Terminado el combate me regresaba y en seguida de marchar encontré al comandante Aguilar con una fuerza, parte de la cual se encargó de conducir los prisioneros y ganados al campamento, acampando esa noche allí todos juntos.  Ayer, 29, a la mañana, perseguimos a los indios nuevamente, el comandante Aguilar con la fracción de gente que tenía vacante, y yo con los trece hombres, los cuales todavía tomaron 5 indios de lanza prisioneros y 12 de chusma con 58 caballos y mulas.

Cada uno de los 16 individuos que componían la comisión que me ha cabido el honor de mandar en esta ocasión, se ha hecho digno de recomendación, pues todos ellos a la par han competido en valor y serenidad.  Dios guarde a V. S. – Isaac Torres”.

En este combate resulta por demás destacable el comportamiento que le cupo a la reducida tropa del bravo teniente de choiqueros, a quien veremos actuar en muchísimas ocasiones, tanto en esta campaña como en las posteriores.  Todos estuvieron a la altura de las circunstancias y dejaron bien alto el prestigio de esta tropa que, mal vestida, a veces mal montada y falta de abastecimientos, en pleno invierno neuquino (temperaturas de 8 y 10 grados bajo cero en ese invierno) supieron realizar el plan trazado por los altos mandos militares, llevando a cabo la construcción de los fortines que en aquella ocasión avanzaron la línea de frontera con el indio hasta la margen septentrional de los ríos Neuquén y Negro.

Fuente

Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.
Portal www.revisionistas.com.ar
Raone, Juan Mario – Fortines del desierto – Biblioteca del Suboficial Nº 143.

domingo, 26 de febrero de 2017

SGM: Midway, el punto de quiebre (1/2)

Midway: El punto de inflexión en el Pacífico

Andrew Knighton - War History Online
Parte 1 | Parte 2


Pintura que representa un avión torpedero Douglas TBD-1 Devastator de la US Navy que hace un ataque contra un portaaviones japonés en la batalla de Midway, el 4 de junio de 1942. (Museo nacional de la marina de guerra de los EEUU de la aviación naval / Wikipedia)


La Batalla de Midway (3 al 7 de junio de 1942) fue el encuentro más decisivo en el teatro del Pacífico de la Segunda Guerra Mundial. Un enfrentamiento entre las marinas americanas y japonesas, vio a los estadounidenses venganza por los barcos perdidos en Pearl Harbor y cambiar la marea de la guerra. Después de Midway, la expansión japonesa terminó y los estadounidenses comenzaron la campaña de salto de islas que haría retroceder a las fuerzas japonesas hasta sus islas.

El Plan Japonés

En junio de 1942, el almirante Yamamoto, comandante de la armada japonesa, se concentró en empujar la flota estadounidense. Mientras que indeciso, la batalla del mar coral había detenido el avance japonés en el puerto Moresby, haciendo a los americanos un obstáculo verdadero a la extensión.

Además de esto, la flota estadounidense había golpeado el continente japonés el 18 de abril, con la incursión de Doolittle. Aunque los bombarderos que hicieron este ataque no pudieron regresar a sus barcos, demostraron el alcance de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos a través de los transportistas navales.

Yamamoto decidió ampliar el perímetro exterior de la flota tomando Midway Island. Esto proporcionaría un punto de parada para nuevos ataques a Pearl Harbor, y si Pearl Harbor pudiera ser tomado entonces los Estados Unidos serían expulsados ​​del Pacífico occidental. Esto era algo más que mera expansión: se trataba de dispersar lo que quedaba de la flota enemiga.

Para lograr esto, Yamamoto dividió su flota en dos, con transportes de tropas y una flota de transportistas que se acercaban desde diferentes direcciones.


La respuesta americana



SBD 8-B-11 en USS Hornet

El almirante Nimitz, a cargo de la flota estadounidense, tenía algún concepto de lo que estaba enfrentando. Los agentes de inteligencia habían roto los códigos japoneses, por lo que pudo leer algunas de las órdenes de sus oponentes. Reunió a sus fuerzas para defender Midway.

Los barcos que reunió se dividieron en dos grupos de portadores. Uno, bajo el Almirante Spruance, contenía dos portaaviones: el Hornet y el Enterprise. El otro, bajo el Contraalmirante Fletcher, tenía en su corazón un solo portador - el Yorktown. Muy dañada en la Batalla del Mar de Coral, la Yorktown había recibido 48 horas de reparaciones frenéticas para hacerla digna de batalla.

Llegada a Midway


Atolón de Midway

El 3 de junio, un barco volador estadounidense descubrió la fuerza invasora japonesa a 700 millas de la costa oeste de Midway. Los bombarderos de la Fortaleza Voladora fueron enviados, pero cuando llegaron a la flota japonesa, se les agotó el combustible. Con el fuego antiaéreo disparando a su alrededor, arrojaron apresuradamente sus bombas, golpeando sólo, el agua abierta.

Temprano la mañana siguiente, llegaron malas noticias. Otro barco volador había visto la segunda flota japonesa, la que estaba centrada alrededor de portaaviones, cientos de millas más cerca que la fuerza de invasión.

Los aviones de la base estadounidense en Midway se enfrentaron con los de la flota japonesa, cuando las dos partes trataron de bombardearse. Los cazas ágiles de Zero dieron a japoneses la ventaja, y los americanos sufrieron pesadas pérdidas en las primeras peleas de perros.

sábado, 25 de febrero de 2017

SGM: La torpe ofensiva francesa en el Sarre

Cuando el ejército francés invadió Alemania en 1939 para apoyar a Polonia, todos no fueron según lo planificado

Andrew Knighton - War History Online


Soldado francés en la aldea alemana de Lauterbach en Sarre.


Alemania no fue el primer país en ir a la ofensiva en el frente occidental de la Segunda Guerra Mundial. Ese primer ataque vino de Francia, que lanzó una breve e ineficaz invasión de Alemania en septiembre de 1939. Este

Ese primer ataque vino de Francia, que lanzó una breve e ineficaz invasión de Alemania en septiembre de 1939. Este ataque, destinado a ayudar a los polacos lejanos, se convirtió en una derrota embarazosa y un presagio de lo que seguiría cuando Alemania invadió Francia.

El objetivo de la operación Sarre



Mapa que muestra las posiciones del territorio alemán en manos de las tropas francesas durante la ofensiva del Sarre. Autor de la foto.

Después de la Primera Guerra Mundial, Francia y Polonia tenían razones para temer la futura agresión militar alemana. Desde que Prusia unió a los fracturados estados alemanes bajo su liderazgo en la década de 1860, los líderes alemanes habían utilizado la acción militar contra sus vecinos al este y al oeste, tanto como rutas de engrandecimiento territorial como para mantener unida a Alemania. Alemania era una nación con una reputación de beligerancia, cuyas tropas habían marchado por ambos países en la Primera Guerra Mundial.


Para contrarrestar esta beligerancia alemana, los gobiernos francés y polaco acordaron un tratado militar en 1921, obligándolos a apoyarse mutuamente en cualquier guerra contra Alemania. Fue en la parte posterior de este tratado que, dos días después de la invasión alemana de Polonia el 1 de septiembre de 1939, Francia declaró la guerra a Alemania.

En ese momento, la declaración de guerra era un acto en gran parte simbólico. Al igual que Gran Bretaña, que había declarado la guerra el mismo día, Francia estaba demasiado lejos de Polonia para ofrecer una ayuda real para hacer retroceder a los invasores.

Pero se ofrecía una posibilidad. Una invasión de Alemania occidental por las tropas francesas podría alejar a los soldados del ataque a Polonia. A falta de eso, al menos daría a Francia un punto de partida en la guerra que inevitablemente se le ocurrirá.


La ofensiva del Saar

Lo que siguió fue la Operación Sarre, una invasión de la región alemana del Sarre. Desafortunadamente para los franceses, las restricciones que los vinculaban a este plan también asegurarían su fracaso.

Los franceses no querían violar la neutralidad de Bélgica al llevar a las fuerzas armadas a través de su territorio. Como resultado, sólo podrían atacar a Alemania en un frente limitado. Este frente se había definido 125 años antes, durante el proceso de paz después de las guerras napoleónicas, cuando el resto de Europa se preocupaba de contener la agresión francesa. Daba a los alemanes la ventaja del terreno defensivo.



Artillería alemana en la línea Siegfried. 

Sin embargo, los franceses habían hecho una promesa a Polonia, y ellos estuvieron a la altura. El 7 de septiembre invadieron el Sarre con una fuerza limitada, que debía ser seguida de una invasión a gran escala unas semanas más tarde. Cuarenta divisiones fueron enviadas, con 4.700 artillería y 2.400 tanques.

Frente a ellos había 22 divisiones y menos de 100 piezas de artillería del 1er ejército alemán.

Los puestos avanzados



Septiembre de 1939: tanques R-35 franceses (5to CBC) en el bosque de Warndt, durante la corta ofensiva en Sarre.

Los franceses avanzaron cinco millas hacia Alemania, tomando algunas ciudades y aldeas. Los alemanes habían evacuado este territorio, retrocediendo a las defensas preparadas de la Línea Siegfried. Dejaron atrás campos de minas y casas atrapadas para retrasar y dañar el avance de los franceses. Los franceses no estaban preparados, carecían de detectores de minas.

Parte del problema era el plan de movilización francés. Habían estado esperando enfrentar un ataque de Alemania y estaban preparados para esto. Pero a pesar de su compromiso con los polacos, carecían de un plan adecuado para llevar la guerra a Alemania.

viernes, 24 de febrero de 2017

SGM: Baedeker, el bombardeo nocturno durante la Batalla de Inglaterra

Golpeando donde duele: Luftwaffe destruye ciudades inglesas históricas en el Blitz Baedeker

David Herold - War History Online



A medida que los combates crecieron entre las fuerzas británicas y alemanas en medio de la Segunda Guerra Mundial, y las incursiones y bombardeos durante la noche se estaban poniendo fuera de control, la cultura y la historia de algunas de las mejores ciudades de Europa realmente tomó la mayor paliza.

Las obras maestras arquitectónicas fueron expuestas a un constante aluvión de fuerza militar, dejando una ola de destrucción a su paso. Los sitios históricos y los monumentos fueron demolidos o destruidos, y algunas de las reliquias más antiguas de tiempos pasados ​​se habían desmoronado bajo los devastadores efectos de la guerra.

Un ejemplo de estos ataques son las incursiones alemanas Baedeker, también conocido como "Baedeker Blitz". El término Baedeker era una referencia a las guías de viaje populares de la época, señalando su intención de destruir el turismo, las artes y la cultura - por no mencionar Civiles primero, en un esfuerzo por debilitar a los británicos en el corazón de sus ciudades más queridas.

Esta táctica indiscriminada fue puesta en marcha por la Luftwaffe alemana, en represalia por el bombardeo constante de la Royal Air Force (RAF) contra algunas de las ciudades más históricas de Alemania de antemano. El acto de venganza de la Luftwaffe por esa fuerza excesiva provocó el caos, de modo que al final, cada país y su pueblo fueron forzados a experimentar el máximo dolor y devastación de los bombardeos mortales imaginables.


Exeter, Inglaterra durante las incursiones Baedeker

Cómo ambos lados aumentaron su guerra

A principios del año 1942, tanto las campañas de bombardeo alemanas como británicas habían llegado a un punto muerto. Los ataques nocturnos de la ofensiva alemana se habían ralentizado desde mayo de 1941, después de haber llevado a cabo varios ataques de blitz en suelo inglés durante meses. Como la guerra continuó cambiando de marcha con el tiempo, la Luftwaffe decidió en este momento que sus recursos serían los más adecuados para tratar de planificar una invasión de la Unión Soviética.

Mientras tanto, en este momento, los movimientos ofensivos iniciales de la RAF no estaban obteniendo el efecto deseado, y necesitaban una revisión de su estrategia para ganar realmente la tracción que buscaban. Por lo tanto, los británicos optaron por dejar de lado hasta que un plan mayor podría ser ideado para hacer más progreso para su lado. Así pues, vienen la Navidad 1941, ambos lados habían renunciado más o menos a repensar sus motivos.

Y esta vez, para reorganizarse y recuperarse realmente le dio a la RAF el tiempo que necesitaban para planear una huelga maestra. En marzo de 1942, la ofensiva británica bombardeó la ciudad de Lubeck, cambiando el juego por ambos lados por completo.

Para la RAF, este cargo en los alemanes demostró que sus nuevas tácticas valían la pena. Los bombarderos recién diseñados como Halifax, Sterling y Manchester resultaron muy útiles para crear un cambio en la dinámica militar. Y junto con el nuevo liderazgo y la navegación mejorada, esto dio a la RAF el borde que esperaban en la realización de un movimiento debilitante en la Luftwaffe.


Avión de bombardero de Halifax

Lo más importante, sus planes de bombardeo en el área habían cambiado. Más áreas civiles y culturales fueron golpeadas primero, en contraposición a edificios gubernamentales y estaciones de servicios públicos que antes habían hecho menos impacto.

La reacción de la dirección alemana a este nuevo asalto dirigido fue de choque y cólera absoluta, lo que dio lugar al inicio de las redadas Baedeker.

La Luftwaffe hace su movimiento


Guía de Gran Bretaña de Baedeker para 1937 -By Ww2censor / CC BY-SA 2.5

Desde finales de abril de 1942 hasta finales de mayo, las incursiones ofensivas de la Luftwaffe se llevaron a cabo constantemente, en todo el vasto campo de Inglaterra. Se afirmó que cada incursión implicaría el uso de unos 30-40 aviones, pero este número en realidad aumentó a casi 70 en cada uno de los últimos asaltos. Cada nuevo bombardeo en una nueva ciudad duraría entre 60-90 minutos cada uno, con unas pocas horas entre cada ataque, para llevar realmente a casa cuan intencional estaba la Luftwaffe en hacer sufrir a la RAF y civiles británicos por sus acciones anteriores contra ellos.

Las incursiones comenzaron en Exeter los 23-24 de abril, tomando los primeros golpes de la misión. Durante el período de un mes de ataque, los alemanes acabarían bombardeando a Bath, Norwich, York y Cowes. La Luftwaffe incluso regresaría a cada una de estas ciudades una o dos veces más, listos para aniquilar cualquier cosa que pudieran haber perdido la primera vez. En poco tiempo, también bombardearon el puerto de Hull, un gran centro militar en Inglaterra que golpeó bastante a la RAF.


Casas destruidas en York después de una incursión Baedeker

Después de alcanzar su último objetivo, la ciudad de Canterbury, a finales de mayo, el número de muertos y la inmensa destrucción de estas ciudades inglesas fue enorme. Después de las incursiones Baedeker, más de 1.600 civiles fueron asesinados, casi 1.800 resultaron heridos, y cerca de 50.000 hogares fueron completamente borrados por la fuerza y ​​el poder de la fuerza agresiva de la Luftwaffe.

Afortunadamente, muchas de las catedrales más antiguas en Norwich, Exeter y Canterbury se salvaron de daño, ahorrando una historia arquitectónica de la destrucción de la guerra. Pero no se puede negar que el bombardeo alemán de los principales centros culturales causó un duro golpe al país inglés ya su gente, tanto física como emocionalmente.

Las secuelas de un asalto brutal

A pesar de las incursiones Baedeker en general refiriéndose a los principales ataques a las cinco ciudades mencionadas durante este juicio de un mes de duración, la Luftwaffe difícilmente detuvo la batalla allí. Durante los dos años siguientes a los bombardeos iniciales, la ofensiva alemana siguió sitiando a cualquier centro "Baedeker" de valor cultural que valiera algo para el pueblo inglés.

Sin embargo, debido a las represalias de la RAF después de estas incursiones también, las bajas alemanas comenzaron a acumularse demasiado, dejando a la Luftwaffe con menos aviones y recursos para manejar los mismos tipos de asaltos masivos dirigidos que comenzaron con ese abril. Ambas partes llevaron a cabo más de la misma guerra durante los próximos días, y el recuento de cuerpos sólo continuó aumentando.

En 1944, sin embargo, las incursiones baedeker ralentizado a un arrastre antes de ser finalmente poner fin a todo. Los alemanes habían perdido la mayoría de sus recursos, y la RAF sólo continuó fortaleciéndose. La Luftwaffe decidió que había fallas y comenzaron a ver pérdidas más grandes que cualquier ganancia fructífera y que poner fin a los bombardeos sería su mejor jugada. En este punto, tomaron la decisión de poner sus esfuerzos en otra parte, poniendo fin al terror de constantes bombardeos y redadas contra los civiles de Inglaterra.

Sin embargo, las secuelas sólo comenzaban, y cada país se vio obligado a tratar de reunir la fuerza para reconstruir durante los años venideros.

jueves, 23 de febrero de 2017

SGM: La sobreviviente de Auschwitz que rescató el arte de su hermano

La sobreviviente de Auschwitz que rescató las pinturas secretas de su hermano muerto
Eva Schloss, íntima amiga de Anna Frank, se enteró de su existencia justo antes de que los separaran. Tras salir con vida del brutal campo de exterminio fue a buscarlas y las encontró. Serán exhibidas en Londres
Infobae

Eva Schloss (izquierda), su hermano Heinz y Kitty, una amiga de la familia

Tenía 15 años cuando los nazis la descubrieron en su escondite en Ámsterdam, Holanda. En mayo de 1944, Eva Geiringer Schloss fue trasladada junto a su familia a Auschwitz-Birkenau, el campo de exterminio más temido.

Durante los tres interminables días que duró el viaje en el tren abarrotado en el que los llevaban, su hermano Heinz se abrió como nunca antes lo había hecho. Y entre varios secretos, le contó que había pintado mucho los meses previos a la captura, y que sus cuadros habían quedado escondidos en el ático en el que se ocultaban.

Fue la última conversación que tuvo con él. Ni bien llegaron a destino, los dos hombres fueron separados de las dos mujeres. Se dieron un fuerte abrazo y nunca volvieron a verse. Él y su padre murieron poco tiempo después. Pero ella y su madre, Elfriede, lograron sobrevivir.


Eva Schloss 

El calvario de la familia Geiringer había comenzado en 1938, cuando tuvieron que escapar de Austria ante la entrada de los nazis. Su padre consiguió trabajo en Ámsterdam y se mudaron. La vida les dio entonces una pequeña tregua antes de que el horror se instalara definitivamente.

Allí conoció a Anna Frank, que también había recalado en la ciudad huyendo del nazismo. Se hicieron muy amigas. "Era mucho más madura que yo", contó Eva en una entrevista con The Guardian. Las dos familias estuvieron escondidas juntas por un tiempo cuando las tropas de Hitler entraron en Holanda.

Eva y Elfriede consiguieron unos papeles falsos que les permitían andar por la calle. Pero Heinz y su padre no podían salir del ático en el que se escondían. En ese tiempo de encierro, el joven desarrolló un gusto por el arte. Empezó a escribir poesía y a pintar. En sus cuadros se veía todo lo que no podía tener: paisajes bucólicos soleados, una pareja jugando al tenis, botes navegando el mar.


Uno de los cuadros de Heinz Geiringer

Cuando su escondite dejó de ser seguro, se vieron forzados a mudarse. Una enfermera holandesa les ofreció refugio. Al día siguiente los detuvo la Gestapo. La mujer era una colaboracionista que entregó a más de 200 judíos.

De eso se enteraría al regresar a la ciudad junto a su madre, una vez que terminó la guerra. Otto Frank, padre de Anna, que había muerto en Auschwitz al igual que el resto de su familia, comenzó a frecuentarlas. En 1952 se casó con Elfriede y se convirtió en su padrastro.

En uno de sus tantos encuentros, el hombre les contó acerca del diario oculto de su hija que acababa de encontrar. Entonces Eva recordó las pinturas de su hermano. Con muchas dudas fue hasta el viejo ático y las encontró. Fue como volver a sentir a Heinz junto a ella una vez más.

Este 27 de enero muchas de sus obras serán exhibidas en el Museo Judío de Londres. Eva, que hoy tiene 87 años, dará una charla contando su historia y la de su hermano artista.