sábado, 23 de abril de 2022

Austria-Hungría: La reforma constitucional de los Habsburgo

Imperio de los Habsburgo – Reforma Constitucional

Weapons and Warfare

 
 


El líder húngaro conde Gyula Andrássy (1823-1890) en 1870

De 1860 a 1867, la reforma constitucional ocupó un lugar destacado en la agenda política. El gobierno neoabsolutista dio paso a una participación política más amplia, un animado debate público y la protección de los derechos individuales. El aspecto más difícil fue la posición de Hungría dentro del marco del imperio. La oposición húngara bajo líderes como Ferenc Deák y el Conde Gyula Andrássy negoció el Ausgleich, o Compromiso, de 1867, que transformó las posesiones de los Habsburgo en Austria-Hungría. De 1867 a 1918, la llamada Monarquía Dual simbolizó una unión del Reino de Hungría y Austria sobre los demás reinos y tierras de los Habsburgo; ambas partes compartían la persona del monarca, el rey de Hungría y el emperador de Austria,y el acuerdo de sucesión establecido en la Pragmática Sanción de 1713-1723 fue la base constitucional de Austria-Hungría. Según la Ley XII de 1867, aprobada por la dieta húngara, Hungría también aceptaba una política exterior común y una defensa común. Las cuestiones monetarias y de comercio exterior también deberán resolverse en común. Después de 1868, un ejército y una armada austrohúngaros comunes formaron las fuerzas de combate de la monarquía de los Habsburgo, pero también habría fuerzas de defensa para Hungría y Austria. Los ministros comunes de asuntos exteriores, guerra y finanzas y los primeros ministros de Austria y Hungría deliberarían sobre cuestiones de interés común. Las delegaciones de los parlamentos de Viena y Budapest discutirían periódicamente la política común de ministros.Las contribuciones de Hungría y Austria al presupuesto de los ministerios comunes pueden negociarse cada 10 años. Entre los ministros comunes destacaba el ministro de Asuntos Exteriores como ministro de la Casa Imperial y Real. Presidió la sesión del consejo ministerial común si el monarca no estaba presente en el consejo. La alta política era tradicionalmente el aspecto más prestigioso de la política del gobierno, y la decisión de hacer la guerra o hacer la paz se preferiría prerrogativa del monarca. En la Monarquía Dual, donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca. Presidió la sesión del consejo ministerial común si el monarca no estaba presente en el consejo.La alta política era tradicionalmente el aspecto más prestigioso de la política del gobierno, y la decisión de hacer la guerra o hacer la paz se preferiría prerrogativa del monarca. En la Monarquía Dual, donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca. Presidió la sesión del consejo ministerial común si el monarca no estaba presente en el consejo. La alta política era tradicionalmente el aspecto más prestigioso de la política del gobierno, y la decisión de hacer la guerra o hacer la paz se preferiría prerrogativa del monarca. En la Monarquía Dual, donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca.y la decision de hacer la guerra o hacer la paz se consideraron prerrogativa del monarca. En la Monarquía Dual, donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca. Presidió la sesión del consejo ministerial común si el monarca no estaba presente en el consejo. La alta política era tradicionalmente el aspecto más prestigioso de la política del gobierno, y la decisión de hacer la guerra o hacer la paz se preferiría prerrogativa del monarca. En la Monarquía Dual, donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca.y la decision de hacer la guerra o hacer la paz se consideraron prerrogativa del monarca. En la Monarquía Dual, donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca. Presidió la sesión del consejo ministerial común si el monarca no estaba presente en el consejo. La alta política era tradicionalmente el aspecto más prestigioso de la política del gobierno, y la decisión de hacer la guerra o hacer la paz se preferiría prerrogativa del monarca. En la Monarquía Dual, donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca.donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca. Presidió la sesión del consejo ministerial común si el monarca no estaba presente en el consejo. La alta política era tradicionalmente el aspecto más prestigioso de la política del gobierno, y la decisión de hacer la guerra o hacer la paz se preferiría prerrogativa del monarca. En la Monarquía Dual, donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca.donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca. Presidió la sesión del consejo ministerial común si el monarca no estaba presente en el consejo. La alta política era tradicionalmente el aspecto más prestigioso de la política del gobierno, y la decisión de hacer la guerra o hacer la paz se preferiría prerrogativa del monarca. En la Monarquía Dual, donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca.La alta política era tradicionalmente el aspecto más prestigioso de la política del gobierno, y la decisión de hacer la guerra o hacer la paz se preferiría prerrogativa del monarca. En la Monarquía Dual, donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca.La alta política era tradicionalmente el aspecto más prestigioso de la política del gobierno, y la decisión de hacer la guerra o hacer la paz se preferiría prerrogativa del monarca. En la Monarquía Dual, donde no había un primer ministro o canciller común, el ministro de Relaciones Exteriores se desempeñaba como el asesor político más importante del monarca.

En los asuntos internos, el emperador y el rey tenían que depender de los jefes de gobierno de Viena y Budapest. Los primeros ministros de Austria y Hungría fueron nombrados y destituidos por el monarca, quien tenía que aprobar cualquier legislación, pero los primeros ministros, sin embargo, necesitaban el respaldo de una mayoría parlamentaria para aprobar sus presupuestos y proyectos de ley en las asambleas legislativas. La legislación de emergencia ofreció la oportunidad de eludir los parlamentos rebeldes, especialmente en Austria, pero solo por períodos breves. En Hungría, el apoyo al primer ministro en la dieta era casi indispensable. La composición de los parlamentos de Viena y Budapest difería significativamente. La diversidad étnica de Austria se reflejó adecuadamente en el parlamento, al menos en comparación con la dieta húngara étnicamente homogénea. magiares,el segmento de la población de habla húngara, estaba sobrerrepresentado como consecuencia de las leyes electorales restrictivas que excluían a los ciudadanos húngaros menos ricos y en su mayoría no magiares. En Austria, el electorado se amplió gradualmente y el sufragio universal masculino se introdujo en 1907. La corona apoyó esta democratización con la esperanza de que los partidos nacionalistas con sus partidarios de clase media perdieran influencia. Las tierras de la corona austriaca tenían sus propios parlamentos y reglas electorales; la administración de las tierras de la corona estaba encabezada por un gobernador, elegido por el emperador y generalmente perteneciente a la alta nobleza. En el marco del Reino de Hungría, el Reino de Croacia-Eslavonia disfrutaba de un alto grado de autonomía, mientras que el resto del reino húngaro tenía una estructura más centralizada que Austria.estaban sobrerrepresentados como consecuencia de leyes electorales restrictivas que excluían a los ciudadanos húngaros menos pudientes y en su mayoría no magiares. En Austria, el electorado se amplió gradualmente y el sufragio universal masculino se introdujo en 1907. La corona apoyó esta democratización con la esperanza de que los partidos nacionalistas con sus partidarios de clase media perdieran influencia. Las tierras de la corona austriaca tenían sus propios parlamentos y reglas electorales; la administración de las tierras de la corona estaba encabezada por un gobernador, elegido por el emperador y generalmente perteneciente a la alta nobleza. En el marco del Reino de Hungría, el Reino de Croacia-Eslavonia disfrutaba de un alto grado de autonomía, mientras que el resto del reino húngaro tenía una estructura más centralizada que Austria.estaban sobrerrepresentados como consecuencia de leyes electorales restrictivas que excluían a los ciudadanos húngaros menos pudientes y en su mayoría no magiares. En Austria, el electorado se amplió gradualmente y el sufragio universal masculino se introdujo en 1907. La corona apoyó esta democratización con la esperanza de que los partidos nacionalistas con sus partidarios de clase media perdieran influencia. Las tierras de la corona austriaca tenían sus propios parlamentos y reglas electorales; la administración de las tierras de la corona estaba encabezada por un gobernador, elegido por el emperador y generalmente perteneciente a la alta nobleza. En el marco del Reino de Hungría, el Reino de Croacia-Eslavonia disfrutaba de un alto grado de autonomía, mientras que el resto del reino húngaro tenía una estructura más centralizada que Austria.

En la agenda interna se destacó el dualismo y la cuestión de la nacionalidad. Los políticos húngaros debatieron acaloradamente si el acuerdo de 1867 fue suficiente para asegurar la independencia húngara. Con la dieta en Budapest dominada por la pequeña élite de terratenientes y burgueses de habla húngara, las divisiones sociales o nacionales en el parlamento eran menos significativas que la división entre los partidarios del Ausgleich y los seguidores de la independencia casi total. Los liberales, bajo el liderazgo de Kálmán Tisza, aceptaron el Compromiso de 1867 como la base legal del lugar de Hungría en la monarquía de los Habsburgo y controlaron la política húngara hasta 1890. Durante la década siguiente, el éxito económico y la creciente autoconfianza de la clase media magiar impulsaron un aumento significativo del nacionalismo magiar.El Partido de la Independencia siguió la tradición de los revolucionarios de 1848-1849 y presionó al gobierno húngaro para que aspirara a la independencia de Hungría. En 1903, el conflicto entre Hungría y la corona se intensificó, cuando Francis Joseph mantuvo el statu quo del ejército común frente a los intentos de establecer el húngaro como idioma de mando. Una coalición formada en torno al Partido de la Independencia se vio obligada a ceder ante Francis Joseph cuando el rey amenazó con presentar un proyecto de ley de sufragio general en el parlamento en 1905. En los últimos años antes de la Primera Guerra Mundial, István Tisza, el líder de los moderados húngaros, logró frenar a la oposición dentro de la dieta y se convirtió en el político más influyente en la política austrohúngara. A fines de la década de 1880,Tisza se convirtió en el primer primer ministro húngaro dispuesto a cofinanciar una acumulación militar masiva. Sin embargo, la estabilidad en Hungría y una mejor cooperación entre Viena y Budapest solo podrían lograrse aceptando el dominio magiar en Hungría y la asertividad húngara en las negociaciones austrohúngaras. Para Francis Ferdinand, sobrino y aparente heredero de Francis Joseph, esto era un anatema. Creía que la fuerte posición de Hungría dentro de la Monarquía Dual bloquearía cualquier solución sensata a los problemas de nacionalidad y eventualmente derribaría el Imperio de los Habsburgo. Sin embargo, él y sus seguidores intentaron en vano hacer retroceder la influencia política de la élite húngara, por lo que cuando estalló la guerra en 1914, el dualismo seguía siendo una de las características decisivas del sistema político del Imperio de los Habsburgo.Sin embargo, la estabilidad en Hungría y una mejor cooperación entre Viena y Budapest solo podrían lograrse aceptando el dominio magiar en Hungría y la asertividad húngara en las negociaciones austrohúngaras. Para Francis Ferdinand, sobrino y aparente heredero de Francis Joseph, esto era un anatema. Creía que la fuerte posición de Hungría dentro de la Monarquía Dual bloquearía cualquier solución sensata a los problemas de nacionalidad y eventualmente derribaría el Imperio de los Habsburgo. Sin embargo, él y sus seguidores intentaron en vano hacer retroceder la influencia política de la élite húngara, por lo que cuando estalló la guerra en 1914, el dualismo seguía siendo una de las características decisivas del sistema político del Imperio de los Habsburgo.Sin embargo, la estabilidad en Hungría y una mejor cooperación entre Viena y Budapest solo podrían lograrse aceptando el dominio magiar en Hungría y la asertividad húngara en las negociaciones austrohúngaras. Para Francis Ferdinand, sobrino y aparente heredero de Francis Joseph, esto era un anatema. Creía que la fuerte posición de Hungría dentro de la Monarquía Dual bloquearía cualquier solución sensata a los problemas de nacionalidad y eventualmente derribaría el Imperio de los Habsburgo. Sin embargo, él y sus seguidores intentaron en vano hacer retroceder la influencia política de la élite húngara, por lo que cuando estalló la guerra en 1914, el dualismo seguía siendo una de las características decisivas del sistema político del Imperio de los Habsburgo.Sobrino y heredero aparente de Francis Joseph, esto era un anatema. Creía que la fuerte posición de Hungría dentro de la Monarquía Dual bloquearía cualquier solución sensata a los problemas de nacionalidad y eventualmente derribaría el Imperio de los Habsburgo. Sin embargo, él y sus seguidores intentaron en vano hacer retroceder la influencia política de la élite húngara, por lo que cuando estalló la guerra en 1914, el dualismo seguía siendo una de las características decisivas del sistema político del Imperio de los Habsburgo.Sobrino y heredero aparente de Francis Joseph, esto era un anatema. Creía que la fuerte posición de Hungría dentro de la Monarquía Dual bloquearía cualquier solución sensata a los problemas de nacionalidad y eventualmente derribaría el Imperio de los Habsburgo. Sin embargo, él y sus seguidores intentaron en vano hacer retroceder la influencia política de la élite húngara, por lo que cuando estalló la guerra en 1914, el dualismo seguía siendo una de las características decisivas del sistema político del Imperio de los Habsburgo.el dualismo seguía siendo uno de los rasgos decisivos del sistema político del Imperio de los Habsburgo.el dualismo seguía siendo uno de los rasgos decisivos del sistema político del Imperio de los Habsburgo.

LECTURAS ADICIONALES:

Bérenger, Jean. Una historia del Imperio de los Habsburgo, 1780–1918. Londres: Longman, 1997; Bridge, Francis R. La monarquía de los Habsburgo entre las grandes potencias, 1815–1918. Nueva York: St. Martin's, 1990; Cornualles, Mark, ed. Los últimos años de Austria-Hungría: un experimento multinacional en la Europa de principios del siglo XX. Exeter: Prensa de la Universidad de Exeter, 2002; Evans, Richard JW La creación de la monarquía de los Habsburgo 1550–1700: una interpretación. Oxford: Clarendon Press, 1984; Ingrao, Carlos. La monarquía de los Habsburgo, 1618–1815. Cambridge: Prensa de la Universidad de Cambridge, 1994; Kann, Robert A. A History of the Habsburg Empire, 1526– 1918. Berkeley: University of California Press, 1974; Kann, Robert A. El imperio multinacional: nacionalismo y reforma nacional en la monarquía de los Habsburgo, 1848–1918. 2 vols. Nueva York: Octagon Books, 1964; Macartney, CaliforniaEl Imperio de los Habsburgo, 1790–1918. Londres: Weidenfeld & Nicolson, 1968; Mason, John W. La disolución del Imperio austrohúngaro, 1867–1918. Londres y Nueva York: Longman 1985; Mayo, Arthur J. La monarquía de los Habsburgo, 1867–1914. Cambridge, MA: Prensa de la Universidad de Harvard, 1951; Sked, Alan. La decadencia y caída del Imperio de los Habsburgo, 1815–1918. Londres: Longman, 1989; Taylor, AJP La monarquía de los Habsburgo, 1809–1918. Chicago: Prensa de la Universidad de Chicago, 1976.La monarquía de los Habsburgo, 1809–1918. Chicago: Prensa de la Universidad de Chicago, 1976.La monarquía de los Habsburgo, 1809–1918. Chicago: Prensa de la Universidad de Chicago, 1976.

jueves, 21 de abril de 2022

Argentina: Cuando el presidente Justo cayó de un avión

El presidente argentino que cayó desde un avión

Diario de Cuyo




El presidente argentino Agustín P. Justo había decidido viajar a Tucumán para asistir a la celebración del "Tratado de Amistad, Comercio y Navegación" firmado hacía 76 años (19 de noviembre de 1857). Con tal motivo, se dirigió a Córdoba, donde la empresa alemana "Junkers", le había enviado un avión "Junkers 10 Junior", doble alas y plazas descubiertas. Era piloteada por J. Stunde, uno de los más experimentados pilotos de la empresa. Ubicado el presidente en el asiento trasero, puesto el paracaídas y sujeto al cinturón de seguridad, el avión levantó vuelo y partió con destino al aeropuerto de Tucumán. El avión estaba equipado con muy pocos instrumentos, como era habitual en esos tiempos (corría el año 1933), el piloto siguió la ruta a lo largo del trazado de las vías del ferrocarril para no desorientarse. El clima fue favorable, pero a los pocos minutos, las turbulencias obligaron al piloto el máximo esfuerzo para mantenerlo seguro durante el vuelo. Aterrizando en Tucumán a horario, el avión se desplazó, desaceleró y se detuvo junto a una gran alfombra roja, donde era esperado por una banda militar, gran despliegue de soldados y público.
Desde su asiento delantero el piloto giró su cabeza hacia atrás para disculparse ante su ilustre pasajero por las condiciones poco favorables del vuelo, y atónito, además de asombrado, lo mismo que todos los presentes... el presidente no estaba.
Es que durante el trayecto, una fuerte sacudida debido a las turbulencias, el tornillo que sujetaba el cinturón de seguridad se había roto, por lo cual el primer mandatario fue expulsado del avión cayendo al vacío. El paracaídas se abrió, porque una de sus correas estaba sujeta a la cabina, pudiendo tocar tierra sano y salvo cerca de las vías del ferrocarril.
No pasó mucho tiempo advirtiendo que a lo lejos se acercaba un tren, que detuvo su marcha ante las desesperadas señales del presidente.
Tras convencer al maquinista, este, desconfiado, lo llevó hasta Tucumán, donde ya se temía lo peor y se había sometido a interrogatorio al piloto.
El Dr. Rolf Schumacher, embajador de la República Federal de Alemania hace varios años, quien ha comentado este hecho, escribe que la política, la economía y la cultura implica historias y sucesos en los que tanto los individuos como el azar y la suerte fueron factores decisivos, algunos de ellos bien documentados y otros menos, como el relato de este episodio ocurrido en 1933.

martes, 19 de abril de 2022

Chile: Perón apoya a Pinochet en su golpe de 1973

El acta secreta que revela el apoyo de Perón a Pinochet luego del golpe en Chile

Sucedió horas después del triunfo de Juan Domingo Perón el 23 de septiembre de 1973, a 12 días del derrocamiento de Salvador Allende. Un enviado viajó a Santiago para dar “ayuda material y respaldo” a la Junta Militar trasandina. Para el líder justicialista, significaba cerrar “la única válvula de escape para la guerrilla argentina”. Además, las duras condiciones en que vivían los exiliados en nuestra embajada
Lucía Hiriart de Pinochet, su esposo, Juan Perón y María Estela Martínez de Perón.

Nada se hizo de una manera intempestiva ni sonora. Como suelen tomarse las grandes decisiones de Estado, el movimiento diplomático argentino se realizó tras un viaje secreto de un “Enviado Especial” a Santiago de Chile para dar su apoyo “material y el respaldo argentino a la Junta Militar”. Así consta en el Acta Secreta N° 8 del 24 se Septiembre de 1973, a las 10,45 horas, durante una reunión secreta de la junta de comandantes que gobernaba Chile tras el derrocamiento del presidente de la Unidad Popular, Salvador Allende Gossens. La junta chilena estaba integrada por el general Augusto Pinochet Ugarte; el almirante José Toribio Merino; el brigadier Gustavo Leigh y el comandante César Mendoza. El 12 de septiembre, al día siguiente del golpe, la Junta Militar chilena informaba al gobierno de Raúl Lastiri que Chile tenía un nuevo gobierno. El reconocimiento argentino demoró una semana en concretarse y cuando finalmente ocurrió, fue hecho “formalmente” a través de una comunicación del Palacio San Martín del día 19 de septiembre.

Cinco días más tarde del restablecimiento, el lunes 24, en toda la Argentina, gran parte de su población todavía festejaba la victoria electoral del teniente general Juan Domingo Perón, que lo conduciría a su tercera presidencia constitucional. Y al día siguiente (martes 25 de septiembre), el presidente electo, recibiría el primer mensaje concreto y fatal de parte de Montoneros, el sector radicalizado de ultraizquierda que se decía peronista en su Movimiento: el asesinato de José Ignacio Rucci, el Secretario General de la Confederación General del Trabajo (CGT). Fue en esas horas que Perón diría ante los restos del dirigente sindical metalúrgico “me cortaron las piernas”. El Acta N° 8, contiene en cuatro páginas todos los temas tratados ese día entre la mañana y las 19, 15 horas. En su amplio contenido hay algunos ítems que llaman la atención y que fueron tratados entre los miembros de la junta con la participación individual de cada uno de los miembros del gabinete presidencial. El encargado de las relaciones exteriores era el vicealmirante Ismael Huerta Díaz. Entre las primeras cuestiones a tratar estuvo la próxima designación de la periodista Carmen Puelva que sería nombrada Agregada Cultural y de Prensa en la embajada de Chile en los EEUU. Era la persona que debería hacerle frente a los ataques de la prensa norteamericana. Era considerada una obstinada opositora al gobierno de la Unidad Popular y luego de trabajar en Washington sería destinada en París, Francia.

El punto 6° se refiere a la presentación de credenciales del embajador de Uruguay, el jueves 27 a las 11,30 horas “en la Escuela Militar, recibiéndolo sólo el Presidente de la Junta”. En el 9° se afirma que “el Ministro de Minería informa que ha recibido muchos ofrecimientos de inversión de capitales, incluida la Anaconda”, la poderosa mina de cobre que había sido nacionalizada por Allende.

El punto 12° informa sobre materias que el Ministro Secretario General de Gobierno, general Pedro Ewing Hodar, debió considerar. Entre otras los funerales del poeta Pablo Neruda y dice textualmente: “Se acuerda hacerse representar por un Edecán y respetar integralmente lo que señala el Reglamento de Servicio de Guarnición”. A renglón seguido se habla de la disolución de los partidos políticos y a continuación se dice: “Presencia de un representante oficial de Perón en Chile que trae ayuda material y el respaldo argentino a la Junta.”

Acta N° 8 de la junta militar chilena después del golpe a Salvador Allende

El Acta no agrega el nombre del enviado argentino. Sería errado imaginar que Perón había delegado la misión en un civil, más bien habría que pensar en un militar y, ahí, se debe tener en cuenta a Carlos Dalla Tea, jefe de Inteligencia del Estado Mayor del Ejército. Perón lo había tratado mucho mientras era Agregado Militar en Madrid. Como sostenían los periódicos de la época, el presidente electo argentino consideraba al Chile de la Unidad Popular como una suerte de “santuario” del terrorismo argentino. La prensa extranjera se mostraba muy activa respecto del “cambio de rumbo” de la política local liderada ya por Perón desde el día que retorno a la Argentina y el desplazamiento de Héctor J. Cámpora. El diario ABC de Madrid señalaba que “mientras Allende pretende implantar en Chile un régimen marxista Perón ha dicho una vez mas que no quiere nada con el marxismo”, mientras Il Messaggero de Roma entendía que el jefe del justicialismo “tiene la intención de terminar con el ERP y con los grupos guerrilleros afiliados al justicialismo”. En la intimidad, Perón le dijo a Pedro Cossio, uno de sus médicos, que “con lo que ha pasado en Chile desde ese lado estamos protegidos”. El testimonio es coincidente con las declaraciones que formuló a “Il Giornalle D’Italia” (septiembre de 1973). En las mismas Perón destacó que la caída de Salvador Allende había cerrado “la única válvula de escape para la guerrilla argentina” y aseguró estar menos preocupado por el problema “de lo que la mayoría de los argentinos creen.” También afirmó al mismo medio italiano “los responsables de los acontecimientos en Chile fueron los guerrilleros y no los militares.” “O Globo” de Río de Janeiro saludaba el nuevo horizonte que se abría para los argentinos. Ya en las semanas previas al golpe del 11 de septiembre de 1973, el “Acuerdo de la Cámara de Diputados”, una iniciativa del diputado democristiano Luis Pareto con la firma de más de ochenta diputados nacionales y democratacristianos, la oposición allanó con sus argumentos el camino para el derrocamiento de Allende, al sostener que “el Presidente ha quebrantado gravemente la Constitución”.

Como consta en el punto 13° la Junta analizó “la posibilidad de reemplazo del Cardenal”. Estaban hablando del Arzobispo de Santiago cardenal Raúl Silva Henríquez, que días antes se había negado a realizar un Te Deum de Acción de Gracias en la Escuela Militar porque consideraba que debía realizarse en la Catedral. Finalmente se llevo a cabo en la Iglesia de la Gratitud Nacional, con la presencia de los expresidentes González Videla, Alessandri y Frei Montalva. Durante la misma Silva Henríquez rezó por Chile y los caídos de ambos bandos y pidió que “no haya entre nosotros ni vencedores ni vencidos”. El Cardenal se destacaría por su defensa de los Derechos Humanos y fundaría la Vicaría de la Solidaridad. En los hechos, el Vaticano no removió a Silva Henríquez.

En el Acta no figuran dos hechos relevantes de esas horas. Gracias a la intermediación del embajador de Francisco Franco, Enrique Pérez-Hernández, un grupo de ciudadanos españoles fue autorizado a salir de Chile. Uno de los beneficiados por el salvoconducto era el valenciano Joan Garcés, asesor de Allende, con acceso permanente en La Moneda, lo mismo que el agente del Departamento América, “Luis Fernández Oña, Ministro Consejero de la Embajada de Cuba en ésta, casado con Beatriz Allende, de quien corrían comentarios que apuntaban a señalarlo como el creador del Grupo de Amigos del Presidente (GAP) del ex Jefe de Estado y principal ideólogo de las escuelas de adiestramiento en la técnica de la guerrilla que había esparcidas en diversos puntos de Chile”. El diplomático argentino se refería a Beatriz, “Tati”, que además colaboró en la formación del Ejército de Liberación Nacional (ELN) del Partido Socialista chileno, que participó en la guerrilla de Ernesto Guevara y de los hermanos Peredo en Bolivia. Así consta en la Nota “R” 592 de la Embajada de la Argentina en Chile, donde se analizan los “ataques del nuevo gobierno a extremistas y a ciertos extranjeros”. González Oña y Beatriz Allende son los padres de la militante socialista Maya Fernández, la futura Ministro de Defensa del presidente Gabriel Boric.

Párrafo del acta donde se consigna la presencia de un enviado de Perón a Pinochet

El documento de la Junta Militar tampoco cuenta que el mismo 24, el embajador estadounidense Nataniel Davis se entrevisto con Huerta y le entrego una nota verbal en la que expresaba el interés de mantener relaciones con la Junta Militar y que lo haría formalmente dos días más tarde después del Reino Unido. El acta tampoco menciona que ya en esos momentos la embajada americana buscaba a Charles Horman y Frank Teruggi, dos ciudadanos desaparecidos.

Mientras los medios de comunicación oficialistas y no tan próximos a la Junta Militar se solazaban con información provista por fuentes gubernamentales referidas al modus vivendi y otras intimidades del presidente Salvador Allende (un episodio que a los argentinos los retrotrajo a 1955, cuando la “Libertadora” exhibió públicamente los vestidos, joyas y zapatos de Eva Perón), las embajadas acreditadas en Santiago se poblaban de asilados. Había de todo. Desde gente muy comprometida con la ultraizquierda; ex funcionarios y muchos que no participaron en hechos delictivos pero que se sentían perseguidos. No había tiempo para meditar el grado de responsabilidad por lo sucedido con el gobierno de la Unidad Popular. Todos estaban en la misma bolsa. Eran horas de escape frente a lo que se veía o escuchaba. Muchos asilados entraron a la residencia de la Embajada Argentina en Vicuña Mackenna por la puerta, otros lo hicieron saltando el muro y unos pocos -en un acto de real coraje- fueron llevados a su interior en los autos de sus amigos diplomáticos argentinos. A alguno que otro, estos gestos le costó la carrera.

El mismo 24 de septiembre, con la firma del jefe del Departamento América Latina, Francisco “Tito” Pullit (el trabajo había sido escrito por el funcionario José María Otegui), se informaba por Memorándum “Secreto” Nº 222 a la Dirección General de Consejería Legal de la cancillería que “con motivo del golpe militar del 11 del corriente en Chile, solicitaron asilo en nuestra Representación Diplomática en Santiago ciudadanos de varios países latinoamericanos”.

“El criterio político adoptado -sostenía Pullit- fue su concesión sin distinción de nacionalidad. En tal sentido se cursó la pertinente instrucción a nuestra Embajada indicando que el asilo, sin calificarlo, estaba otorgado. Posteriormente, se adoptó la decisión de consentir la permanencia en territorio nacional de todos los chilenos asilados que lo peticionen, no así del resto de los ciudadanos latinoamericanos, a quienes se les otorgaría facilidades de tránsito hacia los países por los cuales opten como destino final.”

La firma de Augusto Pinochet Ugarte en el acta

“Vicuña Mackenna (la residencia argentina en Santiago de Chile) ya no tiene lugar para el medio millar de asilados. Se duerme de a turnos en cualquier espacio de la residencia porque los colchones y sillones no alcanzan. La comida escasea, existen problemas con la provisión de agua, los baños no dan abasto. Hay varias mujeres embarazadas, tres de ellas a punto de dar a luz. El encargado de atenderlos, consejero Albino Gómez (que ya había pasado por esta experiencia cuando el “tanquetazo” de junio de 1973) debe realizar verdaderos prodigios para darles a todos una solución. El grupo de asilados es heterogéneo.”

“En muchos casos se trata de familias extranjeras que, ante el clima de xenofobia levantado en Chile en los primeros días del golpe, buscaron resguardo. El criterio de que constituyen - en bloque - un grupo extremista con el cual es preferible evitar contactos parece ser sustentado, también, según versiones no confirmadas pero que parece necesario consignar, por algunas autoridades de la Embajada”, se informaba en la página 3 de La Opinión del 29 de septiembre. Años más tarde, Pinochet afirmaría que a Chile “llegaban extranjeros subversivos, miles de cubanos, también montoneros, tupamaros. Aquí se daban cita todos los guerrilleros de América Latina como también activistas soviéticos y de otros países europeos” (Augusto Pinochet: Diálogos con su historia, María Eugenia Oyarzún).

Para el Comandante en Jefe de la Armada, almirante José Toribio Merino, “lo realmente criminal es que los militares carabineros, y algunos marinos que fueron asesinados fueron victimados por guerrillas y francotiradores extranjeros, la mayoría de los cuales como hemos comprobado, son argentinos, uruguayos o cubanos”, así fue informado al Palacio San Martín por la nota “Reservada” Nº 592, del 20 de setiembre de 1973.

En definitiva, bajo el subtítulo “probable evolución”, la Inteligencia Militar argentina estimaba que: “Chile dejaría de constituir un foco de irradiación del comunismo en América. Sin embargo, la persecución desatada contra los comunistas chilenos y de otras nacionalidades permite prever la afluencia de dirigentes marxistas hacia otros países, especialmente a los vecinos. Si bien el gobierno de Allende concitaba expectativa internacional por constituir una experiencia muy particular sobre la instauración del socialismo por vía democrática, interrumpido el proceso, la observación se centraría sobre el gobierno militar y los logros que pueda obtener un procedimiento marcadamente distinto al anterior”. Los militares argentinos advertían que podía desatarse “una verdadera puja por atraer a Chile hacia las áreas de influencia de los distintos estados hegemónicos”, tanto en los planos económico como ideológico: “En tal sentido, incidirá la decisión de Brasil al reconocer en forma inmediata al gobierno surgido del golpe de estado”.




domingo, 17 de abril de 2022

España Imperial: La Flota de Indias, infalible contra piratas

 

«La Historia se manipula con demasiada frecuencia por la política, las frustraciones y el resentimiento»

El dos veces ganador del Premio Nacional de Historia acaba de publicar el libro 'Las flotas de Indias' (La Esfera de los libros) sobre un sistema que resultó infalible contra los piratas

César Cervera ||

Frente a los depredadores alemanes y sus emboscadas nocturnas, los líderes británicos se vieron obligados, tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial, a desempolvar métodos navales que en el pasado habían desdeñado. Los británicos estudiaron a fondo y hasta adaptaron el sistema de convoyes puesto en marcha por Felipe II, en otro tiempo su más mortal enemigo, para conseguir que la Flota de Indias no fuera alcanzada por los piratas. «Recurrir a los convoyes de buques mercantes protegidos por navíos de guerra fue la solución anglosajona al cruce del Atlántico durante la guerra para paliar los efectos de los submarinos alemanes. El caso español un precedente clarísimo y eficaz. Por eso no se olvidó», recuerda Enrique Martínez Ruiz, dos veces ganador del Premio Nacional de Historia, que acaba de publicar 'Las flotas de Indias' (La Esfera de los libros).

Portada del libro.

Este monumental libro analiza los entresijos del sistema de la Flota de Indias, que estuvo vigente durante casi dos siglos y medio en los que demostró su efectividad y se elevó como uno de los grandes hitos logísticos de su tiempo. El trayecto, que se efectuaba dos veces al año, tenía como punto de partida Sanlúcar de Barrameda, donde la flota realizaba las últimas inspecciones, y desde allí partía hacia La Gomera, en las islas Canarias. Tras la aguada (recoger agua en tierra), la escuadra conformada por unas 30 barcos navegaba entre veinte y treinta días, en función de las condiciones climáticas, hasta las islas Dominica o Martinica (Centroamérica) donde se reponían los suministros. Desde allí cada barco se repartía hacia su puerto de destino. Luego, tocaba hacer el trayecto inverso.

El objetivo era que ningún barco se desviara de su rumbo y que las grandes remesas de plata y oro cruzaran intactas el Atlántico. Para ello fue necesario una estructura «única en el mundo» y si se quiere «revolucionaria», solo al alcance de una potencia de la envergadura de España. «Cuando hablamos de las Flotas de Indias tenemos que pensar no solo en la organización naval de los viajes de ida y vuelta, sino también en la infraestructura que organizaba, desarrollaba, mantenía y protegía el funcionamiento de las flotas. Una organización compleja, que exigía infraestructura comercial, construcción de naves, redes logísticas de aprovisionamiento, puertos adecuados para las escalas, armadas protectoras de los galeones y ciudades y fortificaciones para rechazar los ataques enemigos», apunta Martínez Ruiz.

–Aparte de las cuestiones tácticas y estratégicas, se necesitaba una constante reinvención tecnológica. ¿Cómo fue capaz España, que se suele tildar de decadente, de mantener un ritmo tecnológico así durante el reinado de los Austrias?

–Estamos ante otro de los infundios que con frecuencia se lanza sobre la ciencia española, de la que se destaca su atraso debido, sobre todo, a un dogmatismo intolerante y a un inmovilismo persistente. Se desconsidera que un despliegue territorial como el de la Monarquía Hispánica solo se puede mantener con los recursos y los medios adecuados y la ciencia y la tecnología son dos de ellos. Por lo pronto, la construcción naval española era de lo más avanzado en Europa en la era de los descubrimientos. Los tratados españoles de navegación tuvieron amplia difusión en Europa, la producción cartográfica era puntera en su tiempo e institucionalmente, la Casa de la Contratación es más que un centro de contratación comercial: organiza y controla las flotas, recibe y procesa la información que dan los pilotos a su regreso de los viajes, tiene una 'escuela de pilotos'; cartógrafos, cosmógrafos, etc. que trabajan en ella. Es un centro polivalente, clave en la navegación y solo comprable a la Casa da India portuguesa, los dos centros más avanzados en la navegación y el comercio durante mucho tiempo en Europa.

«España se esforzó en mantener el comercio con América y Filipinas en régimen de monopolio, una estructura que no perjudicó el comercio mundial»

–Uno de los mitos clásicos es que la piratería británica fue el azote de los barcos españoles, ¿fueron las flotas de Indias una estrategia eficaz contra estos ataques?

–La piratería no solo fue inglesa, también fue francesa y holandesa, aunque los piratas ingleses, los «perros de la reina», tal vez, fueran los más famosos, con personajes como Drake y Hawkins. Si tenemos en cuenta que solo fue capturada una Flota, en Matanzas (Cuba, 1628) por una flota holandesa muy superior, tendremos que admitir que fue una estrategia eficaz, pues la piratería lo más que podía hacer era capturar algún barco aislado y ataques sorpresa a poblaciones costeras. Respecto a su actividad, un viejo y admirado maestro dijo que la piratería significó para la Monarquía Hispánica lo que los mosquitos en la piel de un elefante. Desde mi punto de vista, fueron sus ataques a ciudades más duros y trágicos que a las Flotas o a la navegación española en general.

–La literatura ha terminado por romantizar los ataques piratas como la reacción lógica (liberal) y necesaria contra el monopolio español en América. ¿Impuso España una estructura monopolística perjudicial para el comercio mundial?

–A los piratas, como a los corsarios y filibusteros les rodea una leyenda mítica, que le confiere un aura heroica a muchos personajes, que se presentan como símbolos de la resistencia al poderoso, valentía y abnegación, olvidando sus rasgos negativos y el rechazo que provocaron de manera generaliza hasta desaparecer en las primeras décadas del siglo XVIII. En ese tiempo, España se esforzó en mantener el comercio con América y Filipinas en régimen de monopolio, una estructura que no perjudicó el comercio mundial, pues siguió existiendo y desarrollándose; en todo caso, sería perjudicial para los intereses de las otras potencias, celosas del protagonismo español en este sentido.

Fotografía de Martínez Ruiz.

–¿Era tan profunda la dependencia económica desarrollada por la Monarquía católica por esas remesas de oro y plata americanos?

–Evidentemente, la Corona necesitó los metales americanos para mantener su aparato administrativo, diplomático y militar, pues sus posesiones estaban repartidas por las cuatro partes del mundo entonces conocidas y las necesidades defensivas era grandes. Todo ello suponía un costo elevado, que hizo quebrar la Hacienda real en varias ocasiones, sucediéndose las bancarrotas. Por eso se ha dicho y repetido que España dilapidó esa fortuna en el mantenimiento de unas guerras inútiles, que la condujeron a su ruina.

–¿Por qué España no aprovechó su dominio comercial para desarrollar una marina mercante poderosa?

–Yo sí creo que desarrolló una marina mercante poderosa y cualquiera que lea este libro pienso que llegará a la misma conclusión. Se mantiene un nexo comercial durante más de dos siglos gracias a las Flotas de Indias y al Galeón de Manila, que comunicaba Manila (Filipinas) con Acapulco (México), continuaba por tierra hasta Veracruz (México) y seguía por mar hasta La Habana (Cuba), a donde llegaban los galeones de Tierra Firme desde Cartagena de Indias (Colombia) para continuar hasta Sevilla, en España. Eso exigía no solo unos recursos navales considerables, sino también disponer de unas armadas protectoras y a todo ello hay que añadir el despliegue en el Mediterráneo. Sí creo que España tuvo una marina mercante poderosa, pero tuvo que competir con otros despliegues navales tan considerables como el británico y el holandés y en el enfrentamiento, estos no tenían que proteger un dispositivo territorial tan extenso ni unas relaciones comerciales navales tan considerables como la española, que puede competir con ellos hasta el siglo XVIII.

–Hablar del comercio de metales desde América resulta peligroso en estos tiempos de corrección política. ¿Dónde han quedado los tiempos de celebrar el encuentro cultural y el intercambio?

–La Historia se manipula con demasiada frecuencia por la política, las frustraciones y el resentimiento, como si de esa forma se pudiera cambiar el pasado, convirtiendo el discurso histórico en una especie de engaña-bobos. Estamos en uno de esos periodos, en el que la negación o el silencio se impone para no herir sensibilidades de otros, sin importar que resulte herida la nuestra.