miércoles, 27 de agosto de 2014

PGM: Hombres biónicos


Los Hombres Biónicos de la Primera Guerra Mundial


La Primera Guerra Mundial mutiló soldados y civiles a una escala hasta entonces desconocida por el mundo. De allí que los mayores avances tecnológicos en materia de prótesis humanas hayan surgido a raíz de una de las mayores tragedias de la civilización.
Puede decirse que prácticamente todas las prótesis que actualmente reemplazan la pérdida de cualquier parte humana poseen sus raíces en los avances proporcionados por las terribles mutilaciones que generaron los combates de la Primera Guerra Mundial.
Mientras que en las guerras anteriores los hombres morían por gangrena e infecciones, la Primera Guerra Mundial contó con suficiente tecnología para que los soldados pudieran sobrevivir a las cirugías y amputaciones, lo que a la postre generó una verdadera camada de "hombres biónicos".



Los países que intervinieron en el conflicto bélico se vieron seriamente preocupados por el futuro de los lisiados y entonces recurrieron al diseño de varias prótesis para poder rehabilitarlos y reincorporarlos a la fuerza laboral, lo que, a su vez, generó una verdadera industria de fabricación en masa.
En los Estados Unidos se fundó el Laboratorio de Extremidades Artificiales, que funcionó en las instalaciones del Hospital General Walter Reed. En colaboración con la Escuela de Medicina del Ejército, tenía el objetivo de dar a cada soldado amputado una "extremidad moderna" que le permitiera una reincorporación laboral.



Lo mismo sucedió en Alemania, en donde ortopedistas, ingenieros y científicos mancomunaron sus esfuerzos para inventar más de 300 nuevas clases de brazos, piernas y otras prótesis que permitieron a las personas amputadas pararse, caminar y tomar objetos sin ayuda de otra persona. Así mismo, ojos de vidrio y prótesis faciales dieron la posibilidad de una presencia digna a la hora de interactuar en público.



Muchas de estas prótesis eran literalmente una fusión del hombre con la máquina: un hombre amputado llegaba hasta su puesto de trabajo en una fábrica y enganchaba la prótesis a una determinada parte de la máquina que operaba. Durante horas trabajaba entonces como un eslabón más en la cadena cinética funcional.

Fuente: CNN

History Channel

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