martes, 9 de febrero de 2016

Nazismo: La última carta de Eichmann

Revelan la última carta de Adolf Eichmann
El nazi que fue capturado en la Argentina, escribió un texto dos días antes de ser ejecutado en Israel. Galería de imágenes.

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Dos días antes de ser ejecutado en la horca, Adolf Eichmann envió una carta al entonces presidente de Israel, Yitzhak Ben-Tzvi. | Foto: Cedoc

Hoy se conmemora en todo el mundo el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto al cumplirse 71 años de la liberación de Auschwitz y en Israel, se dieron a conocer por primera vez documentos relacionados con el juicio a Adolf Eichmann, entre ellos una carta en la que pide el indulto al entonces presidente de Israel, Yitzjak Ben Tzvi.

Dos días antes de ser ejecutado en la horca, Adolf Eichmann envió una carta al entonces presidente de Israel, Yitzhak Ben-Tzvi. Tras haber sido declarado culpable de 15 cargos, incluyendo crímenes contra el pueblo judío, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, el jerarca nazi rogó por su vida y pidió. Así lo revelan documentos, hasta ahora desconocidos, que fueron revelados hoy en la Casa Presidencial, al conmemorarse el Día Internacional del Holocausto.



Además de esta carta con el pedido de clemencia, también fueron expuestas cartas de la esposa y hermanos de Eichmann, la respuesta negativa del presidente y la nota en la que el fiscal Guideon Hausner anotó su famoso discurso, que comenzó diciendo que lo acompañaban “seis millones de demandantes”.

Los documentos originales son expuestos después que fueran digitalizados e ingresados en el archivo del Departamento Jurídico de la Casa Presidencial.

“En la evaluación de mi personalidad, los jueces cometieron un error decisivo, ya que no pueden ponerse en el lugar y las circunstancias en las que yo estaba durante los años de la guerra”, escribió Eichmann en su pedido de indulto. “El error proviene del hecho de que durante el juicio me presentaron varios documentos que, desconectados de las órdenes que recibía, ofrecen una imagen errónea. No es cierto que fui un funcionario de alto rango hasta el punto de que pudiera controlar en forma independiente la persecución de judíos. Nunca serví en un puesto de tan alto rango, con autoridad e independencia de criterio”, escribió Eichmann en su carta a Ben Tzvi.

El funcionario nazi escribió también que nunca dio “ninguna orden” en su propio nombre, sino que actuó por “obediencia debida”. “Si hubiera sido, como asumen los jueces, un fanático impulsor de la persecución de judíos, ello debió haberse reflejado en mi ascenso de rango y otros beneficios, pero no se me concedió ninguno. Se debe diferenciar entre los líderes responsables y las personas que, como yo, debimos servir como una herramienta en manos de los líderes. No fui un líder responsable, y por ello no me siento culpable. Sr. Presidente, le solicito que utilice su derecho a conceder el indulto y le ordene al tribunal que mi condena a muerte no sea ejecutada”, finalizó Eichmann.

También Vera Eichmann, esposa del criminal nazi, se dirigió al presidente Ben Tzvi pidiéndole el perdón para su marido. En un telegrama, Vera Eichmann escribió: “El destino de mi marido está en sus manos. Como esposa y madre de cuatro hijos le pido que le perdone la vida”.



Además, también fue expuesto el original del famoso discurso del fiscal Guideon Hausner, entonces asesor letrado del gobierno. Dado que Hausner había cambiado varias veces el contenido de su discurso, finalmente lo leyó de un papel donde lo había escrito a mano.  En una fotografía del original, que fue entregada por su hija, Tami Raveh, se puede leer: “En este lugar en el que me encuentro ante ustedes, jueces de Israel, frente a Adolf Eichmann, no estoy solo. Junto a mí se encuentran aquí seis millones de demandantes. Pero ellos no podrán presentarse, señalar con su dedo acusador hacia la cabina de vidrio y gritarle a quien está sentado allí Yo Acuso. Porque sus cenizas están en las colinas de Auschwitz y los campos de Treblinka y en sus tumbas esparcidas por toda Europa. Ellos claman, pero sus voces no se pueden escuchar. Por tanto, yo seré su voz y pronunciaré en sus nombres esta horrorosa acusación”.

Adolf Eichmann  arribó a la Argentina a principios de la década del 50´. Había logrado  una identidad falsa en Roma bajo el nombre de Ricardo Klement, gracias a la colaboración de la Cruz Roja Internacional y miembros de la iglesia católica . En nuestro país, en un principio, se alojó en un principio en un hotel de inmigrantes, hasta que pudo establecerse en una casa de la zona de Olivos, provincia de Buenos Aires. Luego, fue capturado por los servicios de inteligencia de Israel.

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