jueves, 24 de mayo de 2018

Arqueología: Descubren el centro de entrenamiento de comandos de Achnacarry

Rol de comando: Descubriendo el centro de entrenamiento de élite de la SGM

BBC

Una excavación arqueológica, que durará varios meses, comenzará este fin de semana en un sitio de entrenamiento de comandos de la Segunda Guerra Mundial en las Tierras Altas.


El castillo de Achnacarry, la casa ancestral de los jefes del Clan Cameron, fue crucial para la campaña aliada contra las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial.

El castillo, a unos 24 kilómetros al noreste de Fort William, se utilizó para entrenar a los comandos de élite de Gran Bretaña y Estados Unidos, así como de Francia, los Países Bajos, Noruega, Checoslovaquia, Polonia y Bélgica desde 1942 hasta 1945.

Las excavaciones anteriores han descubierto munición real, incluidas balas para las armas alemanas capturadas.


Lochaber, una gran zona montañosa de las Tierras Altas de Escocia, proporcionó un duro campo de entrenamiento para los comandos aliados en la Segunda Guerra Mundial.


El Monumento conmemorativo cerca del puente Spean recuerda el papel de Lochaber en la producción de tropas de élite, y también recuerda a los hombres que emprendieron el entrenamiento en las montañas, bosques y la base del área de entrenamiento, Achnacarry Castle, antes de ver acción en la guerra.


Combatientes del Reino Unido, Francia, Holanda, Canadá y los EE. UU. se encontraban entre los combatientes aliados que se pusieron a prueba en el Centro de entrenamiento básico de Comandos.


Los terrenos de Achnacarry House son el foco de un proyecto de investigación que involucra a la Sociedad de Arqueología de Lochaber. La excavación comenzará este fin de semana.


Los instructores incluyeron al holandés Cpl Martien van Barneveld, la figura alta con una boina en la foto en una tormenta de nieve en el centro. Veterano de la Batalla de Arnhem, era conocido por sus reclutas holandeses como el Gran Hombre de Achnacarry.


Un curso para los Rangers de los EE. UU. se llevó a cabo en el sitio desde el 30 de junio de 1942 hasta el 1 de agosto de 1942. Estos guardaparques que tomaban un descanso durante el entrenamiento se preparaban para las operaciones en el norte de África.


Más de 25,000 hombres pasaron por Achnacarry desde que el comando se abrió en 1942 y hasta que cerró en 1946.



Además de las excavaciones arqueológicas, la sociedad y la Asociación de Veteranos del Comando han estado reuniendo fotografías de las familias y los Museos de la Guerra Imperial de la vida en Achnacarry.

miércoles, 23 de mayo de 2018

GCE: A 80 años de la caída de Catalunya

El día que Franco entró en Catalunya

La conquista de Lleida la convirtió en la primera capital catalana en manos del ejército franquista


El día que Franco entró en CatalunyaLa popular Calle Mayor de Lleida protegida con sacos terreros de las balas que el Ejército Popular disparaba desde el otro lado del río (Fons Porta / Servei Audiovisuals)

Pau Echauz, Lleida | La Vanguardia

El 27 de marzo de 1938, las tropas de legionarios y marroquíes comandados por el general Yagüe entraron por la mañana en Barbastro y Fraga y hacia el final del día tomaron Massalcoreig, la primera localidad catalana ocupada por el ejército franquista. Yagüe había roto las defensas republicanas y después de atravesar el Cinca tenía muy claro su próximo objetivo, conquistar Lleida para la España de Franco. Mañana, 3 de abril, se cumplen 80 años de aquella batalla que significó la irrupción por la fuerza de las armas de un nuevo régimen político. La caída de Lleida significó para el bando republicano la certeza de que la guerra no podía ganarse. Los franquistas pronto llegarían al mar por Vinaròs y aislarían Catalunya, desde el margen izquierdo del Segre por el oeste y del Ebro por el sur. Según los historiadores, Yagüe quería atravesar el Segre y avanzar hacia Barcelona, pero Franco se lo impidió. La guerra aún duraría otro año.

El mismo día 27 de marzo, los aviones italianos y alemanes bombardearon Lleida sin piedad, acción que repitieron el día 30 con el ánimo de debilitar la moral combativa. Buena parte de la población civil optó por abandonar la ciudad, y de estos, muchos se refugiaron en pueblos vecinos o en torres de la huerta. Lleida quedó desierta y con grandes columnas de humo y polvo, sin agua, ni luz, derruidos numerosos edificios oficiales y en la práctica, inhabitable en buena parte del centro histórico. Cuando las bombas dejaron de caer, llegó la 46ª División, comandada por Valentín González, conocido como El Campesino , al que se había encargado, junto a otros batallones, la defensa de Lleida.

Aviones italianos y alemanes habían bombardeado antes la ciudad intensamente

La resistencia republicana en los campos alrededor de la capital consiguió frenar el avance durante cinco días, a costa de numerosas bajas causadas por la artillería nacional, la aviación y también unidades de carros de combate. Yagüe concentró sus fuerzas por la carretera de Zaragoza y así el día 2 de abril conseguían tomar la colina de Gardeny al mismo tiempo que otras columnas se infiltraban por la carretera de Huesca.

Según el historiador Joan Sagués, autor de La Lleida vençuda i ocupada del 1938 (Pagès Editors), “los combates fueron muy intensos, calle por calle, casa por casa, y los republicanos ya estaban preparados para lo peor, así que incendiaron varias casas en el centro y con el Tabor Ifni Sahara y la 43 Bandera de la Legión pisándoles los talones pasaron al margen izquierdo del Segre y dinamitaron el Pont Vell, aunque hay otras versiones que aseguran que sólo dinamitaron el del Ferrocarril”.

La caída significó para el bando republicano la certeza de que la guerra no podía ganarse

La voladura se produjo una media hora después de que los soldados franquistas izaran la bandera rojigualda en la Seu Vella y se desplegaran por el centro urbano histórico. El río era la tierra de nadie que dividía el frente de guerra. Los republicanos pasaron de defender la ciudad a disparar sobre ella. La República había perdido Lleida, pero la ocupación franquista no trajo la paz, pues el frente todavía permanecería activo nueve meses más, hasta Navidad.

La tarde del domingo 3 de abril, el general Yagüe tomó posesión de la Comissaria de la Generalitat en Lleida, la actual Diputación, y tras izar la bandera en el balcón, dio un discurso a los escasos leridanos que habían salido de sus refugios. “Vengo en nombre del Caudillo a daros el pan, la paz y la justicia”.

La caída de Lleida fue considerada una “resistencia heroica” por la prensa republicana, mientras que los diarios de la zona nacional resaltaban que “Lérida volvió el ­domingo a ser de España”, según recoge Sagués en su libro. La es­trategia seguida por El Campesinofue criticada incluso por cama­radas comunistas, como José del Barrio, que, en sus memorias, le acusa de abandonar su puesto, ­escudándose en que se encontraba enfermo. Está confirmado que Valentín González marchó de Lleida mucho antes de la voladura del puente y que fue trasladado a Barcelona en ambulancia.


La fotografía, de autor desconocido, es el único documento gráfico de los combates entre republicanos y franquistas por las calles de Lleida (Arxiu fotogràfic/Ateneu Popular)

Las calles de Lleida se llenaron de soldados y al día siguiente de la ocupación, la población civil empezó a congeniar con los conquistadores. Detrás del Estado Mayor de Yagüe viajaba una numerosa comitiva de periodistas, españoles y extranjeros. Entre ellos cabe destacar el tándem formado por Víctor Ruiz Albéniz, que firmaba con el seudónimo de El Tebib Arrumi, abuelo del exalcalde de Madrid Alberto Ruiz Gallardón, y el fotógrafo José Demaría, más conocido como Campúa. La crónica de El Tebib Arrumi describe una ciudad “con muy poca gente” y destrozada por la “iracundia” del enemigo “sobre todas las iglesias y la magnífica catedral”. También explica que algunas zonas son peligrosas por los disparos republicanos desde el otro lado del río y se refiere a El Campesino, que “escapó ayer tarde a las seis, acreditándose como discípulo de Prieto a costa de tanta fuga como va practicando”.

A su vez, las fotos de Campúa muestran cadáveres por las calles, casas abiertas por las bombas y el encuentro entre la población que saluda brazo en alto, además de muchos soldados con guitarras y botellas de vino. Un compañero de fatigas de Ruiz Albéniz y Campúa siguiendo la campaña de Yagüe es el barman Perico Chicote, que se encarga de la intendencia de los periodistas y del propio general. Campúa lo fotografía paseando por una ciudad y bebiendo vino, celebrando la victoria.

Pese a la ocupación franquista, el frente aún seguiría activo nueve meses más

La normalización de la vida ciudadana y de los servicios públicos era muy difícil al estar la ciudad en primera línea de fuego y el retorno de los vecinos fue escalonado. Paralelamente se inició una dura represión que conllevó el uso de varios edificios religiosos y la propia Seu Vella como cárceles, el espacio previo al juicio sumarísimo y en su mayoría al pelotón de fusilamiento. Según Joan Sagués, “los nueve ­meses posteriores a la ocupación fueron de duros combates en todo el frente del Segre, como el de la masacre del Merengue, en la cabeza de puente de Balaguer, donde centenares de soldados de la denominada Quinta del Biberón cayeron muertos por las ametralladoras de una columna falangista”. Es muy posible que la caída de Lleida fuera uno de los hechos bélicos que llevaron a Màrius Torres a componer tal vez su poema más famoso, La ciutat llunyana, una reflexión íntima sobre la derrota y la destrucción de “la ciutat d’ideals que volíem bastir”, y como reconstruirla con la esperanza. “Ja no ens queda quasi cap més consol que creure i esperar la nova arquitectura amb què braços més lliures puguin ratllar el teu sòl”.

Con un trozo de Catalunya en sus manos, Franco firmó el día 5 de su puño y letra la derogación del Estatuto de Autonomía y tres días después fusilaba a Manuel Carrasco i Formiguera. Juan Negrín tuvo que formar un nuevo Gobierno con un programa de trece puntos para negociar la paz. “Resistir es vencer”.

martes, 22 de mayo de 2018

Guerra antisubversiva: La autoanmistía de los terroristas

La autoamnistía que nadie se atreve a repudiar

Jorge Fernández Díaz | LA NACION





"Lo curioso no es cómo se escribe la historia, sino cómo se borra", refería Manuel Alcántara. El viejo maestro del articulismo español aludía de algún modo a la amnesia personal y también a la colectiva, a esas operaciones de ocultamiento que nos prodiga el inconsciente o que nos imponen los hábiles memorialistas del sentido. En la Argentina se ha borrado la verdadera historia de los primeros e infaustos años 70, con sus abominables crímenes políticos y bajo la falsa idea de que recordarlos implicaría justificar la última dictadura. Mediante este chantaje eficaz, según el cual quienes objetan aquellas "ejecuciones revolucionarias" están a favor de "la teoría de los dos demonios" y necesariamente trabajan para los genocidas, resulta que los terroristas deben ser evocados como jóvenes inocentes, lúcidos y democráticos, y Perón debe ser despegado de la salvaje persecución de "izquierdistas" que ordenó desde el poder, de los atentados perpetrados por la Juventud Sindical que actuaba bajo su inspiración y de las organizaciones paraestatales de represión ilegal que montó su gobierno. Durante los últimos actos del 24 de Marzo, quienes jamás pidieron perdón por sus aberraciones, quienes practicaron como soldados el terrorismo en democracia y después se refugiaron como pacifistas en los organismos de derechos humanos, celebraron una nueva misa laica y declararon su autoamnistía. Borrón y cuenta nueva, compañeros; teníamos razón en la lucha armada y no vamos a andar pisándonos el poncho, ni a darle pasto a las fieras. Somos buenos, nosotros somos buenos, y la "contradicción fundamental" consiste ahora en olvidar los pecados y divergencias, y unirnos para combatir al partido del "antipueblo", reencarnación actual de aquel despotismo sangriento. El "Nunca más" se ha transformado así en un libraco inútil y sospechoso, y campea en nuestro país un nuevo pacto de impunidad para quienes no quieren dar cuenta de sus actos ya no solo ante los tribunales, ni siquiera ante el juicio de la Historia.

En un momento de esa ceremonia escalofriante, los oradores aseguraron defender "la política como herramienta de transformación de la realidad". Sin embargo, enumeraron enseguida facciones que son precisamente la negación del Estado de derecho y la consagración de la antipolítica, y lo hicieron con orgullo reivindicativo: Montoneros, FAP, FAL y ERP. Figura en esa antología patriótica el Partido Comunista, que no fue mencionado en la lista de los colaboracionistas del régimen militar, siendo que los soviéticos y su sucursal argentina establecieron una provechosa alianza comercial con Videla. También se soslayó que la cúpula montonera, creyendo que venía una especie de Lanusse y no el nefasto almirante Massera y sus pistoleros y torturadores, anhelaba el golpe castrense, alarmada e incómoda por la cacería que el propio peronismo ortodoxo había desatado contra ella. Y por supuesto, se ha omitido que los trostkistas revolucionarios tenían el mismo anhelo y pugnaban por apurar y agudizar las contradicciones; porque ya se sabe: cuanto peor, mejor.

Para entender la gravedad simbólica e institucional que implica rehabilitar de manera heroica y con adulteraciones grotescas aquellas aventuras a puro gatillo y trotyl, solo habría que imaginar qué ocurriría si en España se realizara hoy un acto celebratorio de la ETA o en Colombia se organizara una marcha para ensalzar la lucha de las FARC, cuyos dirigentes han tenido al menos la honestidad de pedirles disculpas a sus víctimas por los secuestros y masacres. Aquí nadie se arrepiente y a nadie le importa nada; cunden la cobardía, la hipocresía y la indiferencia entre la clase dirigente (cuando no directamente el analfabetismo histórico), y una parte relevante de la intelectualidad actúa por acción o por omisión como facilitadora de este peligroso fraude convertido en doctrina. Porque si bien es verdad que cuanto más se achica un grupo más se radicaliza, y que por lo tanto estos discursos son ignorados por su pequeñez sectaria, no es menos cierto que ese "relato" penetra en algunas aulas con fuerza pedagógica. Militantes de este gran camelo son invitados por centros de estudiantes para bajar línea en las escuelas, y docentes agremiados divulgan la historia amañada bajo la aquiescencia de directores y de progenitores acojonados por el clima general, o con la mirada complaciente de esos otros padres que integran el orgulloso "Progresismo 4x4" de los barrios más paquetes. No se trata únicamente de manipular la memoria, sino de transmitir la ocurrencia de que vivimos en la actualidad bajo un nuevo orden represor. Que como a Maldonado, a cualquiera lo pueden eliminar del mapa. Nadie explica el monumental montaje político que se armó con ese drama, y entonces se suceden anécdotas como las que sufrió recientemente un amigo; su nieta de seis años llegó temblando del colegio, su madre la abrazó y le preguntó por qué estaba angustiada, y la nena le dijo: "Tengo miedo de que me desaparezcan". Seis años.

No solo es necesario ocultar los homicidios setentistas y disfrazar a los guerrilleros de algo que nunca fueron (demócratas), sino que es preciso vincular el más tenebroso gobierno de facto con un simple gobierno constitucional. El pasado con el presente. Y esa jugada se puede observar en el documento del 24: su propósito fue demonizar a Macri y convertir a los presos comunes de la política en presos políticos de una nueva tiranía. Ellos no son entonces los grandes corruptos que le robaron al pueblo, sino abnegados militantes del campo popular que están siendo proscriptos. En ese texto se lamenta que no hayan ido a la cárcel los directores de los principales diarios, y se sigue acusando a los periodistas de las peores calamidades. Denuncian lo que callaban con Cristina (la penosa situación de las cárceles), mencionan razonablemente el asunto Chocobar (un error político del Presidente) y gritan "basta de matar", pero hacen la vista gorda con los pobres que asesinan en las calles esos mismos delincuentes prohijados por su abolicionismo jurídico. Y se mantienen, obviamente, solidarios con Venezuela, brillante laboratorio de su propio fracaso. Cualquiera, sin embargo, puede acordar con ellos en que la muerte de Nahuel Rafael es todavía una mancha y una duda, aunque parece que ya se olvidaron de las múltiples víctimas de violencia institucional ocurridas durante "la década ganada" -hechos aún impunes-, y naturalmente del escandaloso encubrimiento por la muerte del fiscal Nisman, cuyos principales sospechosos se encuentran dentro de su propia tropa.

La opinión que Graciela Fernández Meijide, en nombre de la ley y contra toda medida que implique comerse al caníbal aun en el extremo caso de Astiz (con cáncer y con pedido de prisión domiciliaria), mereció no solo insultos antes y después del acto, sino hasta la orden de hostigarla por parte de algunos exmontoneros. A este articulista, como también a cualquier miembro del Club Político Argentino, le repugnan los criminales de lesa humanidad (mantengo por Astiz la misma simpatía que por una cucaracha voladora), y desearía que los beneficios que los asisten a él o a cualquiera de sus socios sean lo más restrictivos posibles. Pero el ataque a Graciela fue una demostración más de que este colectivo que acaba de autoamnistiarse no tolera disidencias ni acepta el acuerdo democrático. No tienen por qué aceptarlo; en realidad nunca creyeron en él. Siempre fueron fascistas de izquierda. Pero fascistas al fin.

lunes, 21 de mayo de 2018

Roma: El poder de sus legiones

El inmenso poder de las legiones del ejército romano

Preparadas para conquistar y proteger el mayor imperio entonces conocido, las legiones de Roma fueron la fuerza de combate más eficaz del mundo antiguo.




Nacho Otero Muy interesante

Las legiones romanas (del latín legio, derivado de legere, recoger, juntar, seleccionar) eran la unidad militar de infantería característica de la antigua Roma. Una legión consistía en un cuerpo de infantería pesada formado por unos 4.200 hombres, según cuenta el historiador griego Polibio (siglos III-II a.C.). Pero andando el tiempo, la composición de una legión alcanzaría entre los 5.200 y los 6.000 soldados de infantería acompañados por unos 300 jinetes, llegando así a un total de entre 6.000 y 6.300 efectivos, según refiere el historiador romano Tito Livio (siglos I a.C.-I). Las legiones tenían asignado un nombre y un número; de este modo se han identificado históricamente cerca de cincuenta legiones, aunque nunca llegó a haber tantas en un mismo momento de la historia de Roma. El número usual era de 28 legiones con sus unidades auxiliares, y se reclutaban más según las necesidades estratégicas y territoriales en cada momento.

En la época de la monarquía primitiva romana, la legio englobaba al ejército en su totalidad, compuesto de ciudadanos reclutados para las armas. Formaba al estilo de la falange clásica de las polis griegas, una formación muy cerrada y consistente pero de escasa movilidad, en la que los soldados oponían un frente de picas al enemigo. Con el advenimiento de la República, la legio se subdividió en dos legiones separadas, cada una bajo el mando de uno de los dos cónsules. Más tarde, tras la reforma de Cayo Mario (157-86 a.C.), político y militar romano y tío de Julio César, se adoptó el sistema de cohortes, formadas por unos 480 hombres divididos en tres manípulos de 160 soldados, divididos a su vez en dos centurias. Durante el Imperio Romano, la legión estuvo comúnmente reforzada por tropas aliadas, las auxilia, compuestas por soldados que no eran ciudadanos romanos. Estas tropas auxiliares eran reclutadas entre mercenarios o pueblos cuya habilidad bélica era bien conocida, como los jinetes númidas o los honderos baleares.

Con el Imperio, la legión fue estandarizada y dotada de sus símbolos más reconocibles (los estandartes, el águila imperial), y alcanzaría su máximo poder y eficacia. Las legiones estuvieron comandadas desde entonces por un legatus (legado), que se convirtió en uno de los personajes más importantes del mundo romano. Usualmente, los legados eran elegidos entre senadores que rondasen los 30 años de edad y estaban en el cargo por tres años. Los subordinados inmediatos del legado eran seis tribunos militares, también elegidos para el puesto: cinco oficiales regulares y un noble en representación del Senado. Por debajo de estos había un grupo de oficiales con diversos cometidos: servicios médicos, ingenieros, cronistas y el praefecti castrorum (prefecto o comandante de campo), que antes debía haber servido como primus pilus o primer centurión. A continuación se hallaban los centuriones, que tenían como subordinado a un optio. Finalmente, en el lugar más bajo del escalafón estaba la masa de legionarios, los fieros legionarios de Roma, para los que era un motivo de orgullo servir –y morir, si era preciso– en las míticas legiones.

domingo, 20 de mayo de 2018

Ases de tanques: Michael Wittmann, el Barón Negro de Villers-Bocage


Michael Wittmann, el mortífero as de tanques alemán de la SGM

Nikola Budanovic | War History Online




Izquierda: la compañía de Wittmann, el 7 de junio de 1944, camino a Morgny. Wittmann está de pie en la torreta de Tiger. 


Entre el mito y la realidad se encuentra una figura de gran importancia en la historia de la guerra blindada. Michael Wittmann, el as panzer más exitoso de la Segunda Guerra Mundial y en la historia de la guerra, fue una persona carismática y sus logros en el campo de batalla a menudo fueron recibidos con elogios. Antes de convertirse en el famoso Ace, se desempeñó como soldado privado, se unió al ejército en 1934. Después de dos años de servicio en el que obtuvo el rango de suboficial, Wittmann se unió a las SS y más tarde solicitó la primera SS formada -Panzer-División Leibstandarte SS Adolf Hitler, donde adquirió su formación de conductor. Después de participar en la ocupación de Austria y los Sudetes, se convirtió en miembro del Partido Nazi.

1. Primeros años de acción

A pesar de que Wittmann mostró entusiasmo y ambición por ser un conductor de tanques, debido a su rango e inexperiencia (ya pesar de su talento), se le unió a una unidad de reconocimiento dentro de la 1.ª División SS-Panzer. Se le dio el comando de un vehículo blindado Sd.Kfz.232 (un pesado vehículo blindado de seis ruedas).


Sd.Kfz.232

Como el Liebstandarte SS se formó inicialmente como la unidad de guardaespaldas personal de Hitler, sus divisiones de tanques se consideraron de élite. La unidad comprendía varios ases de tanques futuros, como Hannes Philipsen y Helmut Wendorff. Wittmann se ganó su confianza y respeto, a pesar de que solo estaba operando como un conductor de vehículos de reconocimiento. Wittmann pasó por la campaña polaca como parte de la 17ª Compañía de Exploradores Blindados de la Liebstandarte SS. Después de Polonia, recibió entrenamiento adicional en Berlín y fue transferido a la SS-Sturm-Batterie (batería de armas de asalto - Sturmartillerie) de LSSAH, equipada con cañones de asalto Sturmgeschutz III. Fue a partir de este momento que Wittmann mostró su habilidad milagrosa que lo lanzaría a la leyenda.

2. El frente oriental: el camino a la gloria

Después de una exitosa campaña en los Balcanes, donde Wittmann demostró su valía manejando un Stug III (especialmente en Grecia), su división fue transferida para ayudar a las tropas alemanas en el frente oriental. Apenas un mes de la campaña, recibió la Cruz de Hierro de Segunda Clase por su excelente servicio contra los tanques enemigos. Wittmann fue herido, pero se negó a abandonar el campo de batalla, lo que le valió una insignia de herida. Su Cruz de Hierro se convirtió en Primera Clase después de noquear a 6 tanques soviéticos en un solo enfrentamiento. Avanzó en las filas y se le ofreció entrenamiento adicional, luego de lo cual finalmente se le presentó su arma preferida: el PzKpfw VI Tiger.

Regresó al campo de batalla en 1943, justo a tiempo para participar en la batalla de tanques más grande de la historia: la Batalla de Kursk, o como lo llamaron los alemanes, la Operación Ciudadela. Su recuento de muertes comenzó a aumentar. Wittmann destruyó 12 tanques soviéticos T-34 solo el primer día. En esta ocasión, rescató a Helmut Wendorff y su escuadrón que fueron inmovilizados por la armadura del Ejército Rojo. Esto fue el 5 de julio de 1943. La batalla que incluyó la sangrienta batalla por la ciudad de Kharkov terminó el 17 de julio y el puntaje de Wittmann incluyó 30 tanques y 28 cañones antitanque.



3. Un artillero genio

Michael Wittmann no fue el único que contribuyó al éxito y la superioridad de la armadura alemana: siempre estuvo rodeado por un equipo de primer nivel elegido a mano. A pesar de que cambió un número de miembros de la tripulación, pasó la mayor parte de la guerra acompañado por su artillero objetivo, Balthasar "Bobby" Woll. Woll era famoso en el ejército alemán, tanto como el mismo Wittmann.

La capacidad de Woll de disparar objetivos mientras el tanque se movía a gran velocidad fue sorprendente. Wittmann y Woll demostraron ser un gran equipo. Pasaron la mayor parte de su tiempo en el frente oriental, adquiriendo asesinatos a diario. Los dos eran amigos cercanos y Woll incluso sirvió como testigo de la boda de Wittmann. Balthasar Woll recibió la Cruz de la Cruz de Hierro de Caballero en 1944. Poco después, recibió el mando de un tanque propio. Fue gravemente herido en 1945, en Francia, cuando su escuadrón de tanques fue bombardeado por aviones aliados y diezmado. Woll estaba en un hospital cuando terminó la guerra. Después, se convirtió en electricista en Alemania Occidental. Él murió en 1996.


El Tiger S04 de Wittmannn y su tripulación. El segundo de la izquierda es Bobi Woll. 


4. Mientras tanto, de vuelta en el frente oriental ...

Cuando los contraataques soviéticos comenzaron a expulsar a los alemanes de Rusia, el único que parecía no verse afectado por este giro de los acontecimientos fue Michael Wittmann. Su recuento de muertes continuó creciendo. Recibió la Cruz de los Caballeros por neutralizar 88 tanques y tanques destructores. Además de esto, Wittmann destruyó varias armas antitanque y antiinfantería. Él controló el campo de batalla, sintiéndose más seguro y seguro de sí mismo después de cada victoria.


T-34 ardiendo. 

Wittmann se ganó el apodo de The Black Baron, como referencia de Manfred von Richthofen, que era conocido como el Barón Rojo. Este apodo no solo reflejaba su éxito en el campo de batalla, sino también la caballerosidad que practicaba. Hay una anécdota que dice que Wittmann noqueó a un T-34 soviético en una ocasión y que la tripulación enemiga estaba en llamas mientras salían del flamante casco del tanque. Wittmann detuvo su tanque y ordenó a sus hombres que ayudaran al equipo enemigo cubriéndolos con mantas para extinguir el fuego. Después de que todo terminó, los dos lados se separaron, ambos preservando su honor militar.

5. El ejército de un solo hombre en Villers-Bocage


Los restos de la primera columna de transporte de la Brigada de Fusileros y un cañón antitanque de 6 libras, en la carretera entre Villers-Bocage y el punto 213. 

Tal vez la victoria más famosa lograda por Michael Wittmann es la de Villers-Bocage. Estuvo destinado en Francia en 1944, como parte de la fuerza de defensa contra la invasión Aliada. En ese momento, se confió en Wittmann para proteger la ciudad de Villers-Bocage junto con otros cinco tanques Tiger aparte del suyo. Estaban apostados cerca de la ciudad en el punto con nombre clave Colina 213.

Los elementos líderes de la 7ma. División Blindada británica (las famosas Ratas del Desierto) estaban en movimiento con uno de sus objetivos era tomar Villers-Bocage. Wittmann no esperaba que los Aliados llegaran tan pronto. A pesar de que no fueron detectados en el momento en que los tanques británicos se acercaban a la ciudad, estaba claro que pronto serían descubiertos e invadidos. Los británicos tomaron Villers-Bocage sin luchar, pero a la mañana siguiente se desató el infierno. Mientras la mayor parte de la columna aliada continuaba hacia la Colina 213, Wittmann organizó un ataque sorpresa.



Solo, procedió a atacar la parte posterior de la columna mientras que los otros cuatro Tigres lucharon contra el frente británico. Wittmann causó pánico masivo al noquear a 8 tanques aliados y una serie de semiorugas y cañones antitanque. Luego cargó contra la ciudad de Villers-Bocage. El elemento de sorpresa alimentó aún más su blitzkrieg, ya que los Aliados no respondieron rápidamente mientras Wittmann neutralizaba sus tanques, sufriendo un daño mínimo.



Los relatos difieren en cuanto a lo que sucedió después. Los historiadores registran que, después de la destrucción de los tanques OP, Wittmann se batió a duelo brevemente sin éxito con un Sherman Firefly antes de retirarse. Luego, se informó que el Tiger continuó hacia el este hasta las afueras de la ciudad antes de ser desactivado por un arma antitanque. Sin embargo, el propio relato de Wittmann contradice esto; él declaró que su tanque fue desactivado por un arma antitanque en el centro de la ciudad. En menos de quince minutos, trece o catorce tanques, dos cañones antitanque y entre trece y quince vehículos de transporte habían sido destruidos por el Batallón Blindado Pesado 101 de las SS, la gran mayoría atribuida a Wittmann. (ver más sobre este combate en estas las entradas siguientes: entrada 1, entrada 2, entrada 3)

6. ¿Brillo estratégico o valentía imprudente?

A pesar de que Michael Wittmann se convirtió en un nombre muy conocido en Alemania después de Villiers-Bocage, gracias a la propaganda nazi que, en 1944, necesitaba desesperadamente héroes inspiradores, muchos historiadores han cuestionado las decisiones estratégicas de Wittmann. Algunos historiadores de finales del siglo XX elogiaron la emboscada de Wittmann en la colina 213 con palabras como: "uno de los enfrentamientos más sorprendentes en la historia de la guerra blindada" y "una de las acciones más devastadoras de la guerra".



Otros, como el comandante de tanque e historiador alemán Wolfgang Schneider, descartan la imagen ideal que se le otorgó a la figura de Michael Wittmann, considerando sus acciones imprudentes y apresuradas. Considera que Wittmann dejó irresponsablemente al resto de su escuadrón para enfrentar a los británicos que en ese momento ya estaban en posición defensiva. El historiador Steven Zaloga atribuyó muchas de sus victorias en el frente oriental a la excelente tecnología de la armadura y potencia de fuego alemanas, desacreditando así el estatus de culto de Wittmann. Él indica que Wittmann duró solo dos meses en el frente occidental porque los tanques aliados habían alcanzado los criterios necesarios para luchar contra los alemanes por igual.

7. Confusión sobre la muerte de Wittmann

Se ha sugerido una gran cantidad de teorías sobre la muerte de Wittmann. Una fuente declaró que los británicos le pusieron una recompensa después de la escaramuza Villers-Bocage, pero el ejército británico negó esta afirmación. Sin embargo, Wittmann murió en batalla el 8 de agosto de 1944, cuando su tanque Tiger (número 007) fue destruido durante una emboscada cerca de la ciudad francesa de Saint-Aignan-de-Cramesnil. Las SS quisieron describir su muerte como heroica al afirmar que murió en un ataque de la RAF de la que estaba indefenso, lo que enfatiza el carácter cobarde de los Aliados.


Este reclamo fue desestimado debido a la evidencia sustancial que demuestra que Wittmann fue víctima del artillero británico Joe Ekins del 1.º Northamptonshire Yeomanry, que estaba manejando el arma de un Sherman Firefly. Se sugirieron otras unidades, como la 1.ª División Acorazada Polaca, la 4.ª División Acorazada Canadiense, el 14.º Regimiento Royal Armored Corps, pero todas estas reclamaciones fueron desestimadas tras un examen exhaustivo realizado por un historiador, Brian Reid. La tripulación del tanque destruido fue enterrado en una tumba sin nombre. En 1983, la comisión alemana de tumbas de guerra localizó el sitio del entierro. Wittmann y su tripulación fueron enterrados juntos en el cementerio de guerra alemán de La Cambe, en la trama 47-fila 3-tumba 120, en Francia.

sábado, 19 de mayo de 2018

Entreguerra: Biuro Szyfrów, rompiendo las claves soviéticas y nazis

Biuro Szyfrów, los polacos que descifraron primero los códigos soviéticos y luego los alemanes

Jorge Álvarez | La Brújula Verde



Máquina Enigma / foto Shutterstock

Después de haberla visto en unas cuantas películas y novelas sobre la II Guerra Mundial, casi todo el mundo sabe que Enigma era el nombre de una máquina alemana que se usaba para cifrar y descifrar códigos de transmisión mediante un sistema electromecánico.

También es conocido que el funcionamiento de este aparato, que tenía sus equivalentes en Reino Unido y EEUU (la Typex y la SIGABA respectivamente), fue descubierto por los técnicos aliados.

Lo que ya no sabrán tantos es que un organismo polaco dedicado precisamente al criptoanálisis fue el que sentó las bases genéricas de la decodificación mucho antes de que estallara la guerra; hablamos del Biuro Szyfrów.

En realidad, sí hubo un guerra que motivara su actividad: la que enfrentó a Polonia con lo que en breve se llamaría URSS entre 1919 y 1921.

Los polacos del mariscal Józef Piłsudski, estaban lanzados en una expansión que pretendía recuperar los territorios tradicionales que poseía en el siglo XVIII mientras que los soviéticos trataban de recobrar los perdidos a causa del abandono del frente durante la I Guerra Mundial, cuando estalló la Revolución. Dado que el Tratado de Versalles había pasado de puntillas por esa cuestión. El conflicto se soluciónó tras la victoria de los primeros en la batalla de Varsovia, repartiéndose los susodichos territorios mediante el Tratado de Riga.


Soldados polacos en 1920/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

En el desarrollo de los acontecimientos jugó un papel importante la Sekcja Szyfrów, una agencia predecesora del Biuro Szyfrów creada por el teniente Józef Serafín Stanslicki en la primavera de 1919. Ayudado por un trío de prestigiosos matemáticos (Stefan Mazurkiewicz, Wacław Sierpiński y Stanisław Leśniewski), fue capaz de descifrar los códigos criptográficos empleados por el Ejército Rojo, que estaban algo anticuados porque el continuo estado bélico del país había impedido modernizar los de la época zarista. Por ello, las fuerzas armadas polacas estuvieron siempre informadas de los movimientos que planeaba el enemigo, pudiendo hacerle frente con ventaja.

Sorprende saber que los criptógrafos polacos descifraban, a veces en veinticuatro horas pero otras en el mismo día, no sólo los mensajes de mandos importantes como los generales Tukhachevsky, Sergieyev, Budionny o Gaya, sino incluso los del mismísimo Trotsky, permitiendo movilizar tropas con inusitada rapidez allá donde se necesitaran.

Al parecer, hasta se enteraron de una célebre discusión que mantuvieron radiotelegráficamente Tukhachevsky y Budionny. Lo cierto es que los técnicos especialistas iban por delante de sus adversarios en ambos bandos, ya que también los soviéticos interceptaron transmisiones enemigas, sólo que en mucha menor cantidad por la escasez de estaciones de radio que tenía Polonia y unos sistemas de seguridad más modernos.

En cualquier caso, el excelente trabajo de la Sekcja Szyfrów ayudó a que el ejército polaco abriera una brecha en el flanco izquierdo de las líneas soviéticas, permitiendo una entrada en cuña que les dio la victoria en Varsovia y, a la postre, obligó a la Unión Soviética a pactar un alto el fuego; así lo afirmaría años después el propio Piłsudski.

Fue un primer y glorioso paso antes de que en 1931 la agencia pasara a rebautizarse Biuro Szyfrów tras fusionarse la Referat Radiowywiadu (Oficina de Radio-Inteligencia) y la Referat Szyfrów Własnych (Oficina de Criptografía Polaca), dedicándose a elaborar códigos para su país y, sobre todo, descifrar los de otros, en una labor que incluía el rastreo y localización de estaciones móviles de radio de posibles agentes enemigos infiltrados en Polonia.


Palacio Saxon, primera sede del Biuro Szyfrów/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

A caballo entre 1927 y 1928 Polonia se había hecho con una máquina de cifrado de códigos alemana al interceptar un envío de correos que oficialmente contenía equipos de radio sin mayor trascendencia; pero las quejas de la embajada alemana exigiendo su devolución levantaron la liebre y los polacos abrieron el paquete, analizaron cuidadosamente el artefacto y luego lo volvieron a envolver con sumo cuidado entregándoselo a los germanos como si nunca se hubiera abierto.

Dado que la Enigma aún no se había fabricado probablemente era una precursora, pero permitió a los polacos familiarizarse con los códigos teutones y sus sistemas de cifrado. Cuando la máquina empezó a emitir los primeros mensajes por radio, los técnicos fueron capaces de descifrarlos. La guerra todavía estaba lejos así que la cosa no tuvo mayor trascendencia.

En 1930 Alemania ya disponía de un primer tipo de Enigma y los polacos, enterados por supuesto, empezaron a trabajar en una réplica. No fue fácil porque los alemanes fueron complicando progresivamente los mecanismos pero en Polonia empezaban a recelar de la agresividad del gobierno nazi que se había aúpado al poder en 1933 y redoblaron sus esfuerzos.

Para enero de 1938 el porcentaje de decodificaciones realizadas con éxito estaba en torno al 75%, que el propio Marian Rejewski, uno de los brillantes jóvenes matemáticos contratados para ello junto a Jerzy Różycki y Henryk Zygalski, consideraba que podían mejorar si contaran con más personal, aunque siempre quedaría un resto irresoluble a causa de la mala calidad de las transmisiones.

En 1937 la sede de la agencia se trasladó del cuartel del Estado Mayor -el palacio dieciochesco de Saxon- al bosque de Kabaty, donde se habían construido unas instalaciones ex profeso, en parte para mejorar las condiciones de trabajo del personal y en parte para dificultar el acceso de espías de la Abwehr alemana.


Marian Rejewski/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

El 1 de septiembre de 1939 estalló la II Guerra Mundial. El ataque de la Wehrmacht a Polonia no fue ninguna sorpresa para el Estado Mayor de ésta, adecuadamente advertido por el Biuro Szyfrów, aunque ello no bastó para detener la potente maquinaria bélica germana.

Por eso a finales de julio de ese año los polacos habían informado a los criptólogos de Francia y Reino Unido de sus avances, ofreciéndoles todo el material de que disponían e incluso una réplica de Enigma que habían fabricado. Muchos analistas consideran hoy que si los submarinos alemanes no lograron estrangular el tráfico marítimo británico fue gracias a los datos proporcionados por los polacos, que permitieron descifrar tempranamente las señales que los capitanes germanos enviaban desde el océano.

Cuando Polonia cayó, el Biuro Szyfrów destruyó sus archivos para evitar que cayeran en poder del enemigo; parte del personal fue evacuado a la zona sudeste del país, pero la invasión soviética el día 17 de septiembre obligó a trasladarlos a Rumanía para finalmente, en un rocambolesco periplo, llegar a Francia. Sin embargo, otros se quedaron y pese a ser detenidos por la Gestapo, ninguno reveló que sabían descifrar sus mensajes.

El famoso Alan Turing tuvo la oportunidad de intercambiar conocimientos con los criptólogos polacos en 1940; una colaboración que permitió a los aliados decodificar definitivamente todos los mensajes alemanes -que cambiaban los códigos cada poco intentando evitarlo- y, si bien Turing fue quien realizó el trabajo decisivo, un importante porcentaje se lo debió a sus colegas de Polonia. Así lo explicó luego Rejewski, recordando que los británicos tenían a diez mil personas trabajando en el asunto mientras que ellos sólo eran tres. El principal beneficio fue evitar la duplicación de esfuerzos y acelerar el proceso.


Alan Turing

Al ser tomada Francia, los polacos tuvieron que refugiarse en Argelia, de donde pasaron a Vichy. Desde allí facilitaron información de multitud de movimientos de las SS y la Gestapo; curiosamente, también analizaron los códigos soviéticos y los descifraron.

Más tarde, se vieron obligados a dejar suelo francés e intentaron llegar a España pero varios de ellos -incluido Różycki- murieron en 1942 en el naugragio del barco Lamoricière. Jerzy Rekewski y Henryk Zygalski atravesaron a pie los Pirineos, fueron atracados por su guía y dieron con los huesos en una prisión española antes de que la Cruz Roja los liberase al año siguiente. Al final pudieron alcanzar Gran Bretaña, donde se unieron al ejército polaco en el exilio.

Con el final de la guerra el Biuro Szyfrów se cerró, pues ya era innecesario. Rekewski regresó a Polonia donde vivió tres décadas más dedicado a otras cosas falleciendo en 1980, mientras Zygalski prefirió quedarse en Inglaterra hasta su muerte en 1978.

Varios de sus compañeros y sus jefes cayeron en manos de la Gestapo cuando intentaban huir a España, pero, al igual que los que habían permanecido en Polonia, ninguno confesó, por lo que los alemanes nunca supieron que su máquina Enigma era una valiosa fuente de información para los Aliados.


Fuentes: Enigma. How the poles broke the nazi code (Władysław Kozaczuk y Jerzy Straszak) / Alan Turing, Enigma and the breaking of german machine ciphers in World War II (Lee A. Gladwin) / Enigma. The battle for the code (Hugh Sebag-Montefiore) / Mathematics and War (Bernhelm Booß-Bavnbek y Jens Høyrup) / Wikipedia.

Libro recomendado: Enigma: How the German Machine Cipher Was Broken, and How It Was Read by the Allies in World War Two (Christopher Kasparek y Thomas Troy)

viernes, 18 de mayo de 2018

Guerra de Vietnam: La ofensiva de primavera de 1975 (1/2)

La ofensiva de primavera de 1975 en la Guerra de Vietnam




La ofensiva de primavera de 1975 (vietnamita: Chiến dịch Mùa Xuân 1975) u oficialmente conocida como Ofensiva general y levantamiento de la primavera de 1975 (vietnamita: Tổng Tiến công và Nổi dùy Mùa Xuân 1975) fue la última campaña norvietnamita en la Guerra de Vietnam que condujo a la capitulación de Vietnam del Sur. Después del éxito inicial de capturar Phước Long Province, la dirección de Vietnam del Norte aumentó el alcance de la ofensiva del Ejército Popular de Vietnam (PAVN) y capturó y mantuvo la ciudad clave central de Buôn Ma Thuột entre el 10 y el 18 de marzo. Estas operaciones estaban destinadas a ser preparatorio para lanzar una ofensiva general en 1976.

Tras el ataque a Ban Me Thout, los vietnamitas del sur se dieron cuenta de que ya no podían defender todo el país debido a los recortes del Congreso en la ayuda estadounidense [dudoso - discutir] [citación necesitada] y ordenaron una retirada estratégica de la mitad norte de Vietnam del Sur . La retirada de las Tierras Altas Centrales, sin embargo, fue una debacle ya que, bajo el fuego, los refugiados civiles huyeron con los soldados, en su mayoría a lo largo de una sola carretera que va desde las tierras altas hasta la costa. Esta situación se vio agravada por órdenes confusas, falta de mando y control, y un enemigo bien dirigido y agresivo, que condujo a la derrota completa y la destrucción del grueso de las fuerzas de Vietnam del Sur en las tierras altas centrales. Un colapso similar ocurrió en las provincias del norte.

Sorprendido por la rapidez del colapso de Vietnam del Sur, Vietnam del Norte transfirió la mayor parte de sus fuerzas del norte a más de 350 millas (560 km) al sur para capturar la capital de Vietnam del Sur a tiempo para celebrar el difunto presidente Ho Chi Minh. cumpleaños y termina la guerra. Las fuerzas vietnamitas del sur se reagruparon alrededor de la capital y condujeron una encomiable línea de defensa de los principales centros de transporte en Xuân Lộc y Phan Rang, pero la pérdida de voluntad política y militar para continuar la lucha se hizo cada vez más manifiesta. Bajo presión política, el presidente de Vietnam del Sur Nguyễn Văn Thiệu renunció el 21 de abril, con la esperanza de que un nuevo líder que fuera más receptivo a los norvietnamitas pudiera reabrir las negociaciones con ellos. Sin embargo, fue demasiado tarde. Con las puntas de lanza de PAVN ya entrando en Saigón, el gobierno vietnamita del sur, entonces bajo la dirección de Dương Văn Minh, capituló el 30 de abril de 1975.

Preliminares

Estrategias

La firma de los Acuerdos de Paz de París en enero de 1973 no puso fin a los combates en Vietnam del Sur, ya que ambas partes violaron el cese del fuego e intentaron controlar la mayor cantidad de territorio posible. La ocupación significa control de la población en cualquier negociación futura o esfuerzo de reunificación. [6] La lucha que estalló no fue pequeña en escala. La campaña trifásica de Vietnam del Norte "Tomando tierras y mordisqueando la población", por ejemplo, incluyó cuatro ataques del tamaño de una división para tomar posiciones estratégicamente ventajosas. [7] A la Comisión Internacional de Control y Supervisión (ICCS), establecida mediante un protocolo del acuerdo de París, se le asignó la tarea de supervisar la implementación de la cesación del fuego. [8] Los principios de consulta y unanimidad entre los miembros, sin embargo, condenaron cualquier esfuerzo para controlar la situación o detener las violaciones del alto el fuego, y el ICCS dejó de funcionar de manera significativa dentro de unos meses de su establecimiento. [9]

A fines de 1973, hubo un debate serio entre los líderes de Hanoi sobre la futura política militar cuando el Comité Central del Partido Laosiano se reunió para evaluar el progreso de sus esfuerzos en el sur. El general Văn Tiến Dũng, jefe de gabinete de la PAVN, y el ministro de Defensa, Võ Nguyên Giáp, instaron enérgicamente a la reanudación de las operaciones militares convencionales, advirtiendo de que el aumento de la pasividad afectaría la moral del ejército. El primer ministro Phạm Văn Đồng, sin embargo, temía que reanudar las operaciones drenaría los recursos vitales necesarios para la reconstrucción en el norte. [10]

El resultado final de este debate fue la Resolución 21, que pedía "ataques estratégicos" contra las fuerzas vietnamitas del sur para recuperar el territorio perdido por el ARVN desde la conclusión del acuerdo de paz y para probar la reacción tanto del ejército vietnamita del sur como del Gobierno estadounidense en Washington, DC [11] Los primeros golpes de la nueva política se dieron entre marzo y noviembre de 1974, cuando los comunistas atacaron las fuerzas del ARVN en la provincia de Quảng Đức y en Biên Hòa. Los líderes de Hanoi observaron de cerca y con ansiedad cómo las huelgas de los bombarderos estadounidenses B-52 Stratofortress no se materializaron. Durante estas operaciones, sin embargo, PAVN retomó la iniciativa militar, adquiriendo experiencia en operaciones combinadas de armas, agotando las fuerzas de ARVN, causando que gastaran grandes cantidades de municiones y ganando puntos de aproximación y puntos de desembarco para cualquier nueva ofensiva. [12]


La República de Vietnam, las zonas tácticas del Cuerpo

El presidente de Vietnam del Sur, Nguyễn Văn Thiệu, hizo pública su posición respecto del acuerdo de alto el fuego al proclamar los "Cuatro Nos": no hubo negociaciones con los comunistas; ninguna actividad política comunista al sur de la Zona Desmilitarizada (DMZ); ningún gobierno de coalición; y no se rindió territorio al gobierno revolucionario provisional (PRG) de Vietnam del Norte, políticas que prácticamente derogaron los Acuerdos de París. [13] Thiệu todavía creía en la promesa hecha por el presidente Richard Nixon de reintroducir el poder aéreo estadounidense al conflicto si se producía alguna violación grave del acuerdo. También se asumió que la ayuda financiera y militar de los EE. UU. Continuaría en los niveles anteriores.

Sin embargo, el 1 de julio de 1973, el Congreso de los EE. UU. Aprobó una legislación que prohíbe cualquier actividad de combate directo o indirecto de los EE. UU. Sobre o en Laos, Camboya y ambos Vietnams. El 7 de noviembre, el poder legislativo anuló el veto de Nixon a la Ley de poderes de Guerra. Durante 1972-1973, Vietnam del Sur recibió $ 2.2 mil millones en asistencia de los EE. UU. En 1973-1974, esa cifra se redujo a $ 965 millones, una reducción de más del 50 por ciento. [14] Las crecientes dificultades políticas de Nixon (especialmente el escándalo de Watergate) y el creciente antagonismo entre las ramas legislativa y ejecutiva respecto de las políticas de Vietnam, contribuyeron poco a atenuar las expectativas de los vietnamitas del sur. Algunos entre los líderes de Saigón fueron más realistas en su evaluación. Según el general de la fuerza aérea vietnamita Dong Van Khuyen: "Nuestros líderes continuaron creyendo en la intervención aérea de los Estados Unidos incluso después de que el Congreso de los Estados Unidos lo prohibió expresamente ... Se engañaron a sí mismos". [15] El impacto de la reducción de la ayuda se agravó el 9 de agosto , cuando Richard Nixon, el garante de la independencia de Vietnam del Sur, se vio obligado a renunciar. En octubre de 1973, comenzó el embargo petrolero árabe y el choque petrolero resultante de 1973-74 causó un ataque masivo de inflación que destruyó en gran medida la economía de Vietnam del Sur con un portavoz de Thiệu admitiendo en una entrevista de televisión que el gobierno estaba siendo "abrumado" por la inflación. [16] Una consecuencia de la inflación fue que el gobierno de Vietnam del Sur tenía cada vez más dificultades para pagar a sus soldados.

Aprovechando el período de recuperación de Vietnam del Norte en 1974, el presidente Thiệu tensó sus fuerzas lanzando ofensivas que retomaron la mayor parte del territorio capturado por las fuerzas de PAVN durante el acaparamiento de tierras de 1973 y 15% del área total controlada por los comunistas en el tiempo del alto el fuego. [17] En abril, Thiệu lanzó la Campaña Svay Rieng contra los bastiones comunistas en el este de Camboya. Esta resultó ser la última gran operación ofensiva lanzada por el ARVN. Si bien estas operaciones tuvieron éxito, el costo en términos de mano de obra y recursos fue alto. Hacia el final del año, los militares experimentaron escasez como resultado de la disminución de la ayuda estadounidense, mientras que las fuerzas comunistas continuaron ganando fuerza.

A fines de octubre, el Politburó de Vietnam del Norte decidió su estrategia para 1975 y 1976. En lo que se conoció como Resolución de 1975, los líderes del partido informaron que la guerra llegó a su "etapa final". El ejército debía consolidar sus logros, eliminar los puestos fronterizos de Vietnam del Sur y asegurar su corredor logístico, y continuar con la construcción de su fuerza en el sur. [18] Durante 1976 comenzaría la ofensiva general final. [19] El mes siguiente, los comandantes de campo de PAVN y sus oficiales políticos fueron llamados a Hanoi para evaluar la nueva estrategia. Primero se decidió que un ataque en las Tierras Altas Centrales de Vietnam del Sur tendría mayores posibilidades de éxito, pero este concepto fue desafiado por el Teniente General Trần Văn Trà, comandante militar de COSVN. Su personal ya trazó un plan para un ataque directo contra Saigón, y Tra propuso rápidamente que sus fuerzas lanzaran un ataque de "prueba" en Phước Long Province para ver qué tan bien lucharía el ARVN y si los EE. UU. Reaccionarían. [20] El plan de Tra ofrecía el potencial de obtener grandes ganancias con bajo riesgo. El primer secretario del partido, Lê Duẩn, aprobó el plan, pero advirtió a Tra que el fracaso no sería aceptable y le dijo: "Adelante, ataca ... [Pero] debes estar seguro de la victoria". [21]

Fuerzas opositoras

Después de la firma del Acuerdo de París, el gobierno de Vietnam del Sur envió la cuarta fuerza militar más grande del mundo como resultado de los programas American Enhance y Enhance Plus. La nación recibió nuevos aviones de combate y transporte, vehículos blindados, helicópteros, piezas de artillería y otros equipos valorados en $ 753 millones. [22] Saigón dio la bienvenida a los envíos de armas, pero la falta de capacitación suficiente y la dependencia de los Estados Unidos de piezas de repuesto, combustible y municiones causaron problemas de mantenimiento y logística. Las fuerzas vietnamitas del sur ciertamente superaron numéricamente al combinado del Frente Nacional / PAVN para la Liberación de Vietnam del Sur en el sur con aproximadamente un millón y medio de soldados en uniforme. [23] Pero casi 482,000 de este número pertenecían a las Fuerzas Regionales o Populares, organizaciones notorias por su falta de fiabilidad. [Cita requerida] Incluso el número menor era engañoso. Solo alrededor de 200,000 del total restante sirvieron como regulares en las armas de combate. El resto estaba en la "cola" administrativa y logística requerida para respaldarlos (por supuesto, una gran proporción de las fuerzas activas de PAVN y PLAF también se involucraron, en el Sendero de Ho Chi Minh, redes antiaéreas, administración, etc. como es verdad de cualquier ejército moderno). [24]

El ejército vietnamita del sur siempre tuvo problemas para mantener a los hombres en las filas, pero durante 1973-75, el problema alcanzó proporciones epidémicas. Durante 1974, por ejemplo, solo el 65 por ciento de la mano de obra autorizada estuvo presente para el servicio en cualquier momento. [25] El cuerpo de oficiales de la nación todavía sufría de la promoción y retención de generales debido a sus lealtades políticas, no a sus habilidades profesionales. La corrupción y la incompetencia entre los oficiales era endémica, y algunos "la planteaban casi como una forma de arte" [26].

Los recortes severos en la ayuda de los EE. UU. Afectaron directamente el desempeño militar. Las baterías de artillería previamente asignadas a 100 rondas por día se redujeron a disparar solo cuatro por día. Cada soldado ARVN estaba restringido a solo 85 balas por mes. Debido a la escasez de combustible y la falta de piezas de repuesto, las incursiones de helicópteros y aviones de carga survietnamitas se redujeron entre un 50 y un 70 por ciento. [27] Debido a la orden del presidente Thiệu de "no rendirse al territorio", el ejército se estiró al límite defendiendo el terreno inútil a lo largo de una frontera de 600 millas. Incluso la reserva estratégica del país, las Divisiones Aerotransportadas y Marítimas, estaban ocupadas en funciones defensivas estáticas. El ARVN, educado por los estadounidenses en la movilidad rápida y la aplicación de potencia de fuego masiva, estaban perdiendo la capacidad de entregar cualquiera de los dos. [28] La situación militar en la República se vio agravada por el colapso de la economía de Vietnam del Sur y la afluencia masiva de refugiados a las ciudades [29].

Durante el mismo período, los norvietnamitas se recuperaron de las pérdidas sufridas durante la ofensiva de Pascua de 1972 al reemplazar personal y modernizar sus equipos. La mejora de las armas se debió a una nueva afluencia de ayuda militar soviética y china. Durante 1973, Vietnam del Norte recibió 2,8 millones de toneladas métricas de bienes (por un valor de $ 330 millones) de los países del bloque comunista, un aumento del 50 por ciento con respecto al año anterior. En 1974, ese total aumentó a 3,5 millones de toneladas métricas ($ 400 millones) (según la CIA), mientras que la ayuda del Sur se redujo a solo $ 965 millones por año, frente a los $ 2,2 mil millones. [30]

Como resultado, el número de tubos de artillería en Vietnam del Sur aumentó a 430, incluyendo nuevas armas de 122 mm y 130 mm, mientras que se estimó que las fuerzas blindadas aumentaron a 655 tanques y vehículos blindados, incluido el nuevo BTR-152 construido en la Unión Soviética . A fines de 1974, el Estado Mayor de Vietnam del Norte había creado dos cuarteles para el cuerpo de ejército, que coincidían con la estructura de mando y control de Vietnam del Sur en las zonas tácticas I y II del Cuerpo. [31] La mayoría de los regimientos de infantería de Vietnam del Norte independientes en el sur también se combinaron en estructuras divisionales. Una Oficina de Agregados de Defensa de los EE. UU. (Establecida en 1973 para reemplazar a MACV, los 50 oficiales y hombres de DAO coordinaron toda la asistencia militar a Vietnam del Sur) concluyeron que el PAVN había aumentado su reserva estratégica de dos divisiones a siete, haciendo 70,000 tropas adicionales disponibles para aumentar los 200,000 combatientes y 100,000 tropas de apoyo ya en Vietnam del Sur. [32]

El alto mando del norte también reconoció la necesidad de mejorar su red logística para facilitar el transporte de suministros suficientes de alimentos, armas y municiones necesarios para las operaciones continuas a gran escala. En 1973, el 559. ° Grupo de Transporte, que controlaba el sendero Ho Chi Minh (Ruta de Transporte Estratégico Tr tong Sơn hacia los vietnamitas del norte) en el sudeste de Laos, recibió la orden de expandirse al este de las montañas Trường Sơn y directamente a Vietnam del Sur. La nueva ruta logística, el Corredor 613, corría dentro de Vietnam del sur desde la zona desmilitarizada hasta todo Loc Ninh. Además de crear la nueva extensión, la 559ª mejoró toda su red, construyendo carreteras de superficie dura para todo tipo de clima para acomodar el ejército mecanizado moderno que había sido reconstruido desde el Acuerdo de París. El trabajo requirió dos años para completarse, pero el tiempo requerido para el transporte de personal de Vietnam del Norte al asiento de batalla más al sur se redujo de cuatro meses a tres semanas. [33]

Una de las características más amenazadoras de la nueva acumulación vietnamita del norte fue la red de defensa aérea que se estableció en Vietnam del Sur, que en 1975 consistía en veintidós regimientos equipados con sistemas de cañones controlados por radar y formidable guía SA-2 y hombro misiles antiaéreos SA-7 Grail lanzados. [34] Dichos sistemas representaban un gran impedimento para la Fuerza Aérea de la República de Vietnam, ya que sus aviones no estaban equipados para hacer frente a tales amenazas. Como resultado, la interdicción aérea vietnamita del sur de la acumulación logística comunista se hizo casi imposible y los vuelos de reconocimiento se mantuvieron al mínimo. [35] Esta falta de recopilación activa de inteligencia hizo que la estimación de la fuerza e intenciones norvietnamitas fuera mucho más difícil.

Sin embargo, las deficiencias de las fuerzas blindadas y pesadas de artillería del PAVN, esenciales para los ataques en campamentos base fortificados de la ARVN y divisiones, pesaron mucho en las mentes de los planificadores del Estado Mayor General que elaboraron el plan presentado al Politburó en octubre de 1974. Mucha atención se centró en el papel que jugó la escasez de municiones de ARVN en el colapso de Vietnam del Sur, pero no se sabe si el PAVN sufrió una escasez similar. La ayuda militar soviética y china, especialmente en la categoría de "arma ofensiva" (armadura y artillería), disminuyó significativamente desde el cese al fuego de París. [36] Además, gran parte de la armadura y la artillería de PAVN estaban en malas condiciones, y las piezas de repuesto eran escasas. La mayoría de las unidades de artillería de PAVN, especialmente en el sur, todavía estaban equipadas con morteros ligeros, cañones sin retroceso o lanzacohetes de un solo tubo. En la zona de operaciones de COSVN (Oficina Central para Vietnam del Sur), que consiste en la mitad sur del país, siete divisiones de infantería (el 3d, 4º, 5º, 6º, 7º, 8º y 9º) y una sede central (4º Cuerpo) ) fueron apoyados por solo cinco batallones de artillería de campaña, dos de los cuales estaban equipados con armas capturadas fabricadas en los Estados Unidos para las cuales había poca munición y tres batallones blindados de baja resistencia. El 2º Cuerpo del PAVN, con tres regimientos de artillería pertenecientes a sus tres divisiones de infantería, una brigada de artillería de cuerpo, una brigada de tanques y un batallón blindado separado, podía desplegar un total total de 89 tanques y portaequipajes blindados y 87 piezas de artillería remolcadas cuando partió para atacar a Saigón en abril de 1975. [37]


Wikipedia

jueves, 17 de mayo de 2018

Nazismo: Bund Deutscher Mädel, las feminazis

La Liga de Muchachas Alemanas, las verdaderas feminazis

La rama femenina de las Juventudes Hitlerianas agrupaba a las jóvenes alemanas de entre 10 y 18 años afiliadas al Partido Nacionalsocialista (NSDAP). Algunas de ellas participaron en la defensa de Berlín, al final de la Segunda Guerra Mundial.

Muy Interesante




La Liga de Muchachas Alemanas (Bund Deutscher Mädel, BDM por sus siglas en alemán) era la rama femenina de las Juventudes Hitlerianas (Hitlerjugend, HJ). Fundada en 1930, tras la llegada de los nazis al poder –en 1933– ambas fueron las únicas organizaciones juveniles permitidas en la Alemania nacionalsocialista. A partir de diciembre de 1936, el ingreso en la Liga se volvió obligatorio. Pero sólo podían ser miembros de la BDM las ciudadanas alemanas de entre 10 y 18 años, étnicamente arias y sin enfermedades contagiosas.

Su primera líder e inspiradora fue Trude Mohr (1902–1989), funcionaria de Correos y militante del Partido nazi desde 1928; nombrada Reichsreferentin en 1934, reportaba directamente a Baldur von Schirach, líder de las HJ. El genuino ideario feminazi se desprende de sus discursos:

"Nuesto pueblo necesita una generación de chicas saludables en cuerpo y mente, seguras y decididas, orgullosas y confiadas, que asuman su lugar en la sociedad con equilibrio y discernimiento; libres de sentimentalismos y, precisamente por eso, poseedoras de una feminidad agudamente definida: ¡camaradas de un hombre, al que no ven como un ídolo, sino como un compañero! Portadoras de los valores del nacionalsocialismo, estas chicas los transmitirán a la próxima generación como baluarte espiritual de nuestro pueblo".

Tras su boda y embarazo en 1937, Mohr fue sucedida por Jutta Rüdiger, doctora en psicología de 27 años, hasta la disolución de la BDM al final de la Segunda Guerra Mundial.

Las jóvenes nazis de la Liga eran formadas para conocer y adoptar el folklore y las tradiciones populares alemanas, y aprendían a representar los roles tradicionales de la mujer en la nueva Alemania nacionalsocialista. Su adoctrinamiento incluía el ser enviadas a trabajar al campo en granjas de familias numerosas. Dotada de sus propios uniformes e insignias –falda azul, camisa y calcetines blancos–, la Liga fomentaba la rebeldía contra los padres y exigía fidelidad absoluta a su Führer, Adolf Hitler.

Durante los últimos meses de la guerra, algunas BDM tomaron parte activa en la defensa del territorio alemán invadido por los aliados. No existen datos fiables sobre el alcance de su participación en los combates de la batalla de Berlín, ya que no lucharon encuadradas en unidades ni de manera conjunta o coordinada, sino que las chicas más leales al régimen lo hicieron de forma voluntaria uniéndose a las HJ y a la Wehrmacht. Como otros miembros adultos del partido nazi, algunas jóvenes prefirieron suicidarse antes de ser hechas prisioneras por los soviéticos. Tras la guerra, la BDM fue disuelta y desde entonces ninguna organización guarda relación con la desaparecida Liga de Mujeres Alemanas.

De características similares, en 1934 se fundó en Madrid la Sección Femenina (SF), rama femenina del partido fascista Falange Española, creado por José Antonio Primo de Rivera. Constituida en 1934, la SF llegó a funcionar durante cuarenta años, siendo disuelta tras la muerte del General Franco.