martes, 3 de marzo de 2020

Azerbaiyán: A 30 años de la invasión soviética

A 30 años del “Enero Negro” en Azerbaiyán, la última y olvidada invasión de la Unión Soviética 

Luego del quiebre con los países de Europa del este en 1989 y ya en proceso de franca desintegración, el imperio forjado en 1922 intentó frenar a los movimientos secesionistas en el Cáucaso con una brutal operación militar en la ciudad de Bakú, que dejó un saldo de cientos de muertos y heridos entre la población civil y tuvo precisamente el efecto contrario
Por Germán Padinger || Infobae
gpadinger@infobae.com


Azerbaiyanos observan un auto destruido durante la invasión soviética de Bakú (AFP)


A diferencia de lo ocurrido con sus satélites en Europa del Este, como Alemania Oriental, Hungría y Polonia, que en 1989 comenzaron a abandonar el mundo comunista mediante procesos pacíficos, la disolución de la Unión Soviética tardaría casi dos años más y sería violenta y caótica.

Una a una las “repúblicas socialistas soviéticas”, desde el Báltico hasta el Cáucaso, empezaron a buscar la independencia de Moscú a medida que el imperio soviético surgido en 1922 se desmoronaba, en gran parte producto del proceso de reforma y apertura lanzado en 1985 por el premier Mijail Gorbachov, pero también por sus contradicciones internas y la deserción de los aliados europeos.

“Aunque la debacle internacional de la URSS alentó el secesionismo en aquellas repúblicas con fuerte sentimiento nacionalista, especialmente en los países bálticos y en Georgia, la desintegración de la Unión no se debió a fuerzas nacionalistas”, considera el fallecido historiador británico Eric Hobsbawm en su libro “Historia del siglo XX”. “Fue obra, principalmente, de la desintegración de la autoridad central, que forzó a cada región a mirar por sí misma y salvar lo que pudiera de las ruinas de una economía que se deslizaba al caos”, agrega.

Mijail Gorbachov, último premier de la Unión Soviética y quien ordenó la invasión

Cuando fue el turno de Azerbaiyán, que llevaba una larga historia de 70 años de conflicto con la autoridad soviética, sus habitantes salieron a las calles para pedir la independencia movidos por una crisis territorial con Armenia y por la incapacidad de conectar con la población azerí en Irán, y Gorbachov, presionado en todos los frentes, pareció dar un giro en su postura aperturista: movilizó rápidamente a las tropas para contener la situación y dar un ejemplo para otras regiones separatistas, especialmente en las estratégicas regiones del Cáucaso y el Báltico.

El 19 de enero de 1990, fecha de la cual se cumple este domingo 30 años, Moscú envió 26.000 soldados del Ejército Rojo a Bakú, capital azerbaiyana, para aplastar el movimiento, dejando un saldo de cientos de muertos en un episodio que ha quedado marcado en la historia del país como el “Enero Negro”, el sangriento momento en el surgió una vez más la nación azerbaiyana.

La crisis estalló por un viejo conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, ambas repúblicas soviéticas en ese entonces, por el territorio de Nagorno-Karabakh, una zona montañosa al sur de Azerbaiyán habitada por una población étnicamente armenia.

Aún antes de sus respectivas independencias, los armenios ya estaban reclamando a Moscú la unificación con este territorio, iniciativa que era fuertemente rechazada por los azerbaiyanos. La animosidad entre ambos pueblos comenzó a empeorar en 1988, en parte atizada por el Frente Popular de Azerbaiyán, un movimiento político independentista opuesto a Moscú que veía en el enfrentamiento con Armenia una causa nacional, y en parte por el apoyo armenio a fuerzas separatistas en la región en disputa. Con el tiempo el conflicto derivó en violentos enfrentamientos entre ambos pueblos.

Tropas soviéticas a bordo de un vehículo acorazado en la región de Nagorno-Karabakh (RIA NOVOSTI / AFP)

Cuando el 9 enero de 1990 la autoridad central de la URSS, ya en franco proceso de retroceso, toleró una medida de la República Socialista Armenia para incluir a los habitantes de Nagorno-Karabakh en sus elecciones internas como paso previo para la absorción de la región, los azerbaiyanos salieron a las calles con un discurso “anti-armenio”, según un informe realizado por la organización de Derechos Humanos Human Rights Watch, y demandando la independencia de Moscú, que ya no podía asegurarles la integridad territorial.

La tensión también estaba en alza por un incidente ocurrido en diciembre de 1989 en la frontera entre Azerbaiyán e Irán, cuando azerbaiyanos derribaron una serie de barreras fronterizas para entablar contacto con habitantes iraníes étnicamente azeríes, que quedaron separados tras el Tratado de Turkmenchay celebrado entre Irán y Rusia en siglo XIX.

La lucha por la unificación de estos pueblos era parte también de las bases del Frente Popular, que demandaba la “abolición de todas las barreras políticas al desarrollo de vínculos culturales y económicos con Azerbaiyán del Sur”, de acuerdo a su programa.

Cuatro azerbaiyanos cruzan en balsa el río Aras, frontera con Irán, el 14 de enero de 1990 (INRA / AFP)

“Manifestantes azerbaiyanos desmantelaron prácticamente la totalidad de las instalaciones fronterizas a lo largo de la frontera de 590 kilómetros con Irán, mientras que un grupo de académicos enviaba una carta al Politburo y al Presidio de la Unión Soviética comparando la división creada por el tratado de Turkmenchay con la de Corea y Vietnam”, explican los investigadores azerbaiyanos Shamkhal Abilov e Ismayil Isayev en un artículo publicado en el volumen de 2017 “'Azerbaijani’ and Beyond : perspectives on the construction of national identity".

La crisis con los armenios y por la frontera con Irán aumentó el apoyo al Frente Popular, y las manifestaciones se convirtieron en una revuelta que llevó a la renuncia de las autoridades pro-soviéticas en Azerbaiyán, dejando el poder en manos del movimiento independentista, que de inmediato intentó organizar a la población frente a un posible conflicto con Armenia.

En ese momento, el gobierno del premier Gorbachov reaccionó. El 15 de enero declaró el estado de emergencia, y citando el objetivo oficial de proteger a la población armenia en Azerbaiyán de la creciente violencia que estaba viviendo, las tropas del ejército rojo asaltaron Bakú. Para muchos observadores sin embargo, la verdadera intención de Moscú era aplastar al Frente Popular y frenar la secesión.
  Tropas soviéticas en el aeropuerto de Kirovabad, hoy Ganja, en Azerbaiyán (AFP)

“Los soviéticos usaron el pretexto de la violencia para intervenir el 19 de enero, con el objetivo real de frenar el movimiento nacionalista y preservar el status quo”, señalan los académicos.

La brutalidad desatada tuvo, además, el efecto contrario.

“Si el conflicto por Nagorno-Karabakh con Armenia fue el factor primario para la movilización política, identitaria y popular de los azerbaiyanos pidiendo mayor autonomía dentro de la Unión Soviética a finales de la década de 1980, el ‘Enero Negro’ fue la motivación principal para buscar la independencia a comienzos de 1990”, agregan labilov e Isayev, graduados de las universidades de Qafqaz y Leipzig, respectivamente.

El 19 de enero Gorbachov ordenó la invasión de Azerbaiyán y en la noche del día siguiente 26.000 soldados de las fuerzas especiales, organizadas bajo el nombre en código “Alfa”, entraron en Bakú, la capital. Como suele suceder cuando las ejércitos, entrenados y formados para la guerra, son enviadas a controlar una revuelta civil, la brutalidad fue inimaginable.

Algunas de las víctimas del operativo (AFP)

En su reporte de la época, Human Rights Watch relató cómo las tropas soviéticas usaron sus tanques para aplastar a civiles indefensos y abrieron fuego contra hombres, mujeres y niños de todas las edades, documentando también el ataque indiscriminado contra hospitales, ambulancias y personal médico.

De acuerdo al balance más citado, al menos 133 personas murieron, 611 resultaron heridas y hubo 841 detenciones ilegales, aunque otras estimaciones hablan de hasta 300 muertos. Además, cinco personas desaparecieron y nunca más se supo de ellas.

Entre las víctimas había un niño de siete años, una muchacha de 16, un anciano de 80, y un joven médico acribillado en su ambulancia mientras intentaba ayudar a otras víctimas.

Finalmente, se estima que unas 200 casas y departamentos fueron destruidos, además de 80 autos, incluyendo numerosas ambulancias.

Tropas soviéticas descansando en un cuartel improvisado en Bakú, el 23 de enero de 1990 (AFP)

“El ‘Enero Negro’ fue una operación militar conducida deliberadamente contra la población de Azerbaiyán, y alcanzó su objetivo. Las milicias del Soviet Supremo de Azerbaiyán y otras instituciones políticas fueron desarmadas. (...) Se bloqueó a la televisión, se prohibió el ingreso de extranjeros a la ciudad y la llegada de la prensa occidental a cubrir los eventos”, señalan Iabilov e Isayev.

En un reporte del Washington Post fechado el 22 de enero de 1990, en el que cita a fotógrafos rusos que estuvieron en Baku, se hablaba de “soldados soviéticos disparando a cualquier cosa que se moviera”. Allí también se da cuenta de una serie de tiroteos entre tropas soviéticas del grupo “Alfa” y soldados de origen azerbaiyano amotinados contra Moscú.

Según reportes oficiales soviéticos, una veintena de soldados murieron durante el operativo. Aunque hasta el día de hoy persisten dudas si estos cayeron luchando contra los sectores amotinados o en episodios del llamado “fuego amigo".

En medio de la operación, Gorbachov apareció el 22 de enero en la televisión soviética y justificó su decisión de reprimir a los “nacionalistas militantes que se rehusaron a escuchar la voz de la razón” y que buscaban “tomar el poder por la fuerza”, según consignó la BBC. “Lamentablemente ha muerto gente, los hechos dieron un giro trágico en Bakú”, indicó el premier, para luego agregar que esperaba que la decisión de enviar al ejército fuera “entendida y apoyada por todos los ciudadanos”. Meses después recibiría el Premio Nobel de la Paz por su “rol de liderazgo en los procesos de paz que hoy caracterizan a importantes sectores de la comunidad internacional".
  Azerbaiyanos riden homenaje a sus muertos en Ganja, cerca de la frontera con Armenia (AFP)

La intervención en Baku restauró el poder de la República Socialista Soviética de Azerbaiyán, pero duraría poco. El apoyo a la independencia creció, los azerbaiyanos concluyeron en masa a los funerales de los muertos en la masacre y el Partido Comunista local experimentó el éxodo masivo de sus miembros. Al mismo tiempo, la violencia entre azeris y armenios empeoró, y en especial estos últimos sufrieron los “porgromos”, linchamientos masivos, en este caso motivado por razones étcnicas.

Con la disolución de la URSS aumentando en velocidad y la crisis llegando también a Moscú, Azerbaiyán alcanzaría finalmente la independencia el 18 de octubre de 1991. La Unión Soviética sería formalmente disuelta el 26 de diciembre de ese mismo año.

Pero como casi todas las otras repúblicas socialistas, el país comenzó entonces un largo y difícil período de consolidación por fuera de la URSS, marcado por el hambre y la escasez, y que incluyó también una guerra muy dura con Armenia, precisamente por la región de Nagorno-Karabakh, y que acabó finalmente en 1994.

lunes, 2 de marzo de 2020

El revisionismo le cayó a Hindenburg

Berlín despoja al hacedor de Hitler von Hindenburg de la ciudadanía honoraria

DW




La ciudad-estado de Berlín ha rescindido la ciudadanía honoraria de Paul von Hindenburg. En 1933, el presidente general de la era alemana de Weimar nombrado a Adolf Hitler como canciller, dándole poderes para su dictadura nazi de 12 años.

El soldado y estadista, el presidente Paul von Hindenburg, entrega el gobierno de Alemania al líder nazi Adolf Hitler

El alcalde de Berlín, Michael Müller, retiró el jueves formalmente a Paul von Hindenburg, quien al igual que Hitler se había convertido en ciudadano honorario en 1933, promulgando una renuncia decidida por la asamblea gobernada por el centro-izquierda de la capital el mes pasado.

Berlín eliminó el título del difunto Hitler en 1948, luego bajo ocupación aliada.

En los últimos años, numerosos organismos locales alemanes han dado de baja a Hindenburg, un ex general de la Primera Guerra Mundial que murió en 1934, incluidos Dortmund, Kiel, Colonia, Leipzig, Múnich y Stuttgart.

Müller, cuyos socialdemócratas gobiernan con los Verdes de la ciudad y el partido de izquierda poscomunista, actuó el jueves por una decisión tomada en su asamblea parlamentaria, el Senado de Berlín, el 30 de enero.

Hindenburg un 'perpetrador'

Durante esas deliberaciones, la parlamentaria de izquierda Regina Kittler declaró: "Hindenburg fue un perpetrador", diciendo que el ex mariscal de campo de la Primera Guerra Mundial contribuyó a la destrucción de la democracia en Alemania.

"Los tiempos en que vivimos requieren una defensa de la democracia", dijo Kittler.

Robbin Juhnke de los Demócratas Cristianos de la canciller Angela Merkel (CDU), quienes en la ciudad-estado de Berlín están en oposición, rechazó la exclusión de Hindenburg como reflejo de una perspectiva "ahistórica".

Dos veces, en fases anteriores de la República de Weimar de Alemania, creada en la posguerra en 1920, Hindenburg había sido elegido libremente por los votantes como su presidente (Reichspräsident), dijo Juhnke.

El ex general fue un futuro históricamente controvertido, pero era falso privarlo de la ciudadanía honoraria de Berlín, afirmó Juhnke.

Tormenta sobre la cabeza-arco en Turingia

Una escena el 5 de febrero en la cámara de la asamblea estatal de Turingia causó una tormenta, cuando la figura de la extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), Björn Höcke, pareció replicar a Hitler inclinándose mientras saludaba a Hindenburg el 21 de marzo de 1933, en Potsdam, solo tres días antes el incendio del Reichstag, luego utilizado por los nazis para librar a Alemania de las restricciones democráticas.

La cabeza de Höcke se inclinó ante el primer ministro de Turingia, Thomas Kemmerich, instalado brevemente por los votos de la AfD regional y la CDU, y recibió una condena, incluida una trampa "totalmente inaceptable" de Guy Verhofstadt, líder del grupo liberal en el Parlamento Europeo.
Björn Höcke AfD se inclina ante Thomas L Kemmerich


Höcke (R) se inclina ante Kemmerich

Caminos y plazas también renombrados

Las calles y plazas de "Hindenburg" también han sido renombradas en toda Alemania, incluida la Hausdorff Strasse (calle) de Bonn, que recuerda al profesor de matemáticas Felix Hausdorff de origen judío que eligió el suicidio en 1942 por la deportación nazi.

Otros lugares permanecen asociados con Hindenburg, incluida una calzada estuarina a la isla de Sylt, en el Mar del Norte, en el estado de Schleswig-Holstein. Hindenburg abrió esa conexión ferroviaria en junio de 1927.

Clave de Brunswick para el ascenso de Hitler

El ascenso de Hitler al poder bajo Hindenburg dependía del flimflam legal dentro del estado de Braunschweig (Brunswick) de la República de Weimar.

Desde 1925, Hitler, nacido en Austria, había sido un extranjero apátrida y se le negó repetidamente la ciudadanía dentro de Alemania.

Evitado en Baviera y luego en Turingia, el gobierno de los miembros nazis de Braunschweig finalmente le otorgó la ciudadanía en 1932, declarando a Hitler uno de sus funcionarios y su emisario en Berlín.

Solo unas semanas más tarde, Hitler perdió en las elecciones nacionales ante Hindenburg, que permaneció como presidente alemán, pero dejó que Hitler en enero de 1933 se convirtiera en canciller después de meses de disputas a raíz de las ganancias parlamentarias nazis.

domingo, 1 de marzo de 2020

Guerra polaco-soviética: El desempeño heroico de la caballería polaca

Crónica de guerra del caballo 1-th. "Recuerda a los caballeros polacos"

Revista Militar

Completamos el artículo anterior del ciclo en el momento en que la división de caballería 14-I capturó al Sr. Skvira (Crónica de guerra del caballo 1-th. Parte de 10. Ram rojo en los espacios abiertos de ucrania.). La operación del 1ro de Caballería en el frente polaco estaba ganando impulso.

Entre el 2 y 3 de Junio la división de caballería 6-I continuó sus difíciles batallas con el enemigo en el área de Pliskov-Zhivotov. Los trenes blindados rojos cruzaban la línea Oratovo-Lipovets y la línea Oratovo-Frontovo, disparando contra las posiciones del enemigo y sus pesadas baterías.

Después de una batalla continua de tres días con los polacos en la zona boscosa y pantanosa, a fines de junio 2, las unidades del Ejército de Caballería permanecieron en las siguientes posiciones: divisiones de caballería 4 y 14: Shaleevka, Vorobevka, Kapustina; División de Caballería 11 - Borshevka, Dzionkov, Excavada; División de Caballería 6 - Pimekov, art. Orastovo.



Frente Polaco (sección Kiev) a 25 Mayo 1920

Durante estos días de 3, el ejército avanzó ligeramente, principalmente en el área de Skvira-Pogrebische.

Todo el día de junio, 3 estuvo lloviendo, lo que arruinó gravemente las carreteras. En la mañana de junio, 4, los vecinos del Ejército de Caballería a la derecha e izquierda ocuparon la siguiente posición: grupo Yakir (45-División de Infantería) línea Rzhishchev (en la orilla del Dnieper) - Rokytno - Yezerno; el ejército rojo 14-I luchó obstinadamente en Chechelevka (al sur de la ciudad de Gaisin) - Ladyzhenko - Art. Rudnitsa - r. Kamenka. En relación con la actividad del enemigo en la región de Gaisinsky, se ordenó al Ejército de Caballería 1th que asignara al menos una brigada para ayudar al Ejército 14th a dominar el área de la ciudad. Gaisin - Bratslav (continuando el resto del ejército para llevar a cabo su principal tarea de dominar el cruce ferroviario Kazatinsky). Dada la situación actual en el frente del ejército, el comandante S. M. Budyonny en junio 3 da una nueva orden operacional para el ejército, apuntando a la salida del área de las conexiones ferroviarias Kazatin-Berdichev.




Para apoyar la operación desde el sur, a la sección Pliskov-Lipovets se le asignó la brigada 3 de la división de Caballería 11 con trenes blindados (a la misma brigada se le asignó la tarea de comunicación militar con la brigada de rifles 63 del ejército 14 en Gaisin) - para atraer la atención contra a esta área, acosándolo con maniobras activas y no permitiéndole actuar a lo largo de las líneas rojas.

Para el avance del frente polaco, el área entre la r. Berezanka y r. Nogal en el sitio Samgorodok - Nieve. Se pretendía que todo el ejército lanzara el ataque principal (con la excepción de la Brigada 3 de la División de Caballería 11), y el movimiento del ejército se construyó con salientes: el peso de ataque principal fue 14-I, 4-I y 11-I con divisiones de caballería de derecha a izquierda y salientes a la izquierda y la división de caballería 6-I (retaguardia del ejército) - hacia atrás. Para la explosión de la vía férrea en la sección Popnelnya - Brovki - Chernorudka, se asignaron unidades subversivas de las divisiones de caballería 14 th y 11 th (de la división 14 th en la estación de Popelnya y de la división 11 th en la estación Chernorudka). En la mañana de junio a Xnumx, se le ordenó destruir la línea ferroviaria en la sección mencionada anteriormente.



Frente polaco en el momento del gran avance del Ejército de Caballería de 1.

Después de la destrucción de la línea ferroviaria, las divisiones de caballería 4-I y 14-I tuvieron que prepararse para la derrota de la unión ferroviaria de Kazatinsky y la división de caballería 11-I, para el ataque a Berdichev. A la División de Caballería 6 se le asignó la tarea de proporcionar esta operación desde la parte posterior.

De la orden queda claro que el comandante de 1-th Horse decidió, por todos los medios, en junio de 6, tomar las conexiones ferroviarias Kazatin-Berdichev, privando al enemigo de las rutas de comunicación y la comunicación con el grupo de Odessa.



Ejército de Caballería 1-I en el momento del avance, 5 junio 1920

Construir un ejército para atravesar el frente polaco era bastante compacto. Las divisiones de caballería 14-I, 4-I y 11-I estaban concentradas en un puño fuerte, estaban en estrecha relación entre sí y en cualquier momento estaban listas para ayudarse entre sí. La División de Caballería 6 retrocedió un poco, sirviendo como reserva.

Pero la naturaleza ha retrasado la ejecución de esta orden: en la noche de junio 4, comenzó a llover con fuerza, que continuó cayendo en junio 4 y junio 5. Los caminos han ido mal.

Hasta la mañana de junio 5, el ejército se encontraba en el área ocupada, preparándose para el cumplimiento de la tarea responsable que se le confía. El oponente no mostró actividad. Partes del Ejército de Caballería permanecieron en su posición original y llevaron a cabo el reconocimiento. SM Budyonny y K. Ye. Voroshilov partió hacia el frente del ejército para liderar la batalla y el reconocimiento de la zona. Estaban en puntos de observación: estudiaban cuidadosamente el área y describían la ubicación del futuro avance.




En la madrugada del mes de junio, 5, el ejército comenzó a ejecutar una orden de combate. Las tareas inmediatas de las divisiones eran llegar a la sección de las líneas ferroviarias Popelnya-Chernorudka para cumplir la tarea principal de capturar Kazatin y Berdichev.

5 Junio ​​Las divisiones de caballería de 14-I, 4-I y 11-I entraron consistentemente en la batalla con las fuerzas polacas, reforzadas en la línea Snezhnoye - Ozerno-Samogrodok (donde se descubrió el regimiento de infantería 9-th de la división polaca 5-th). El enemigo opuso resistencia obstinada a la ofensiva, bombardeando las partes rojas con fuego de artillería de huracán.

El ejército de caballería derribó a las unidades de los polacos (en el área de Shaleevka, Vorobyevka, Molchanovka y N. Fastov) y avanzó con la batalla. Los polacos ofrecieron resistencia obstinada. Alrededor de junio 11, en junio 5, posiciones al este de Samgorodok, Ozerna y Snow Poles detuvieron el movimiento del Ejército de Caballería. En todo el frente del ejército se produjo una fuerte batalla. Los polacos abrieron un fuerte rifle, ametralladora y fuego de artillería. Según los recuerdos de los testigos presenciales: "La artillería vibra en la parte delantera, las ametralladoras constantemente se agrietan, los proyectiles explotan, se escuchan los gritos de" ¡Hurra! ".

Después de una feroz batalla en la segunda mitad de junio, 5, las unidades del Ejército de Caballería, después del final de una larga preparación de artillería, con vehículos blindados en el frente, gritaban "hurray" al ataque (en 14 horas 30 minutos).

La batería 2 de la División de Caballería 4, que acababa de recibir la Bandera Roja de la Comisión Electoral Central para la batalla de 25 el 9 de mayo, al estar en una posición al este de Ozerna, silenció las baterías polacas que se encontraban en la posición al oeste de Ozerna.

El Coronel polaco Kleberg describió el momento del ataque del Ejército de Caballería 1 cerca de Samgorodok Snezhnoye: “De todos los bosques, aldeas y pliegues de la zona, se muestran jinetes. En unos momentos, el horizonte, hasta donde alcanza la vista, se inunda con Budyonnovtsa, quien, en una nube gigante de polvo, con vehículos blindados anteriores, cubiertos de artillería, carros y tiradores montados, comienzan a moverse hacia los Polos. Un soldado polaco, observando sus ojos sobre una nube de polvo en los flancos, moviéndose rápidamente hacia el norte, debería haber sentido que estaba luchando en el centro de un anillo gigante que pronto se cerraría detrás de él ".

En las secciones de Samgorodok, Ozerna y Snezhnoye alrededor de las horas de 16 de junio en 5, el frente polaco se abrió paso - y todas las divisiones de 4 del Ejército de Caballería se apresuraron a través de este gran avance.

La caballería de los polacos - la Brigada de Caballería 3 Savitsky desde el frente y la División de Caballería 1 de Karnitsky desde el flanco - intentaron bloquear el movimiento del Ejército de Caballería de la región de Skvira. Ella insistió varias veces en el ataque, pero fue inútil: el ataque cada vez se defendió con grandes pérdidas para la caballería polaca.

Un equipo de caballería polaca, que intentó atacar partes de la División de Caballería 4 en las filas ecuestres, fue dispersado por el fuego de artillería de los Rojos.

El golpe de las tres divisiones (4-I, 14-I y 11-I) a la posición del enemigo en Ozern, los polacos fueron eliminados de las posiciones y se convirtieron en una estampida.

Por lo tanto, como resultado del ataque energético del Ejército de Caballería 1 en el frente de Samgorodok, Ozerna, el Frente de Nieve se rompió - y el enemigo corrió.

La División de Caballería 6, moviéndose en la reserva del ejército, no participó en esta batalla.

En la noche de junio de 6, el Ejército de Caballería 1-I, a pesar de la desesperada resistencia del enemigo, alcanzó la línea Ruzhin-Yagnyatin-Karapcheev (en el río Rostovitsa), capturando a los prisioneros de 200, armas 4, ametralladoras 20 y una gran cantidad de municiones. La guarnición de Lake en esta batalla fue completamente reducida.

Sobre el movimiento del Ejército de Caballería hacia la parte trasera de los polacos, Kleberg escribe: “Al igual que el agua se cierra, cubriendo la piedra que va hacia el fondo, el frente polaco se restaura en la parte trasera de la caballería roja. Pero a Budyonny le importa poco: logró su objetivo original, está en la retaguardia de las posiciones polacas y actualmente no ve frente a él ninguna parte del enemigo que pueda detenerlo. "Evita cualquier demora, evita cualquier batalla, luchando directamente hacia su objetivo principal: por un lado, a Zhitomir, el departamento principal del comandante del grupo del ejército ucraniano, por el otro, a las tropas polacas que cubren el área de Kiev".

Gracias a la misión de combate correctamente programada y bien ejecutada, el Ejército de Caballería 1-I se encontró en la retaguardia del enemigo, y esto requería que ella estuviera especialmente atenta al realizar el servicio de reconocimiento y guardia.




Debido al hecho de que en ambos flancos del avance el enemigo permaneció en el suelo, los puntos más amenazantes fueron, por un lado, el Arte. Kazatin y en el otro - Skvira y B. Church (donde había partes reservadas del enemigo).

En la madrugada de junio de 6, el ejército se dirigió hacia Berdichev, continuando con el cumplimiento de la misión de combate de dominar la línea ferroviaria en el sector de Popelnya - Chernorudka. En la madrugada de junio 6, el ferrocarril Kazatin-Kiev fue volado en dos lugares: en Popilnya y en Chernorudka.

La División de Caballería 14 del flanco derecho se movía en dos columnas, una (como parte de la brigada 2) en la estación. Población y otros (brigada 1-I y 3-I) en la estación. Brovki. En el art. La división de población se unió a la batalla con el tren blindado enemigo, que rápidamente se retiró a la estación. Brovka y más allá del art. Chernorudka, pero, al no llegar a la última, fue interceptada por partes de la división de caballería de 4.

El tren blindado polaco Dovbor Musnitsky, que cruzaba aquí, fue cortado y capturado; en st. Ferrocarril Brovki Kazatin - Berdichev también fue cortado. En st. La división de caballería de Chernorudka 4-I capturó el hospital de la división de infantería polaca de 13-th.

En la estación de Brovka, la división de caballería 14-I capturó todo un tren de comida y rifles.

Parte de la División de Infantería polaca 13 se retiró en dirección a Berdichev.

La división de caballería de 4-th para el mediodía 6-th de junio llegó a la madrugada. Ayer capturó aquí la enfermería de brigada de la división de infantería polaca de 13-th.

La División de Caballería 11, que se estaba moviendo a la izquierda de la División de Caballería 4, después de la batalla en Belilovka, hizo estallar la línea ferroviaria y los puentes, y en la tarde de junio 6 llegó a la región de Kameny-Pyatigorsk.

La División de Caballería 6, que se movía con un saliente a la izquierda y atrás en la reserva del ejército, llegó al área con. Ruzhin, líder de inteligencia mejorada hacia Kazatin.

Así, la siguiente etapa de la operación para entrar en el área de Kazatin-Berdichev fue llevada a cabo con éxito por el ejército: la línea ferroviaria Berdichev-Kiev en la sección de Kazatin-Fastov fue destruida, y el enemigo, bajo la influencia de un avance de caballería, comenzó a mostrar señales de confusión en su parte posterior e hizo incoherentes intentos de resistencia. , lanzando pequeñas unidades de infantería y caballería al área de avance del Ejército de Caballería 1.

Lo que temía era lo que sucedía: el Ejército de Caballería estaba en la retaguardia del Ejército polaco 3, y los polacos se vieron obligados a evacuar urgentemente Kiev.

Durante el 6 de junio, en la línea ferroviaria Kazatin-Popelnya, los polacos todavía intentaron resistir a las unidades soviéticas, pero fueron aplastados.

6 junio El ejército de caballería se abrió camino a tientas hacia la toma de Berdichev-Zhytomyr. Con el inicio de la oscuridad, sus formaciones se detuvieron: División de Caballería 14 - Brovki - Lebedintsy, División de Caballería 11 - Kameny - Pyatigorki, División de Caballería 4 - Vrachayshe - Chernorudka, División de Caballería 6 - Astilladora Las divisiones de caballería y 4 del oeste y sur alcanzaron Voitovitsy - Rutin.

La información sobre los vecinos de derecha e izquierda del Ejército de Caballería no la tenía. La comunicación con la sede trasera y la sede central fue periódica y muy frágil (radio y aviación).

Los polacos, que tenían el ejército de Budenny en la retaguardia, comenzaron a recolectar los restos de la División de Infantería 13 derrotada en el área de Pogrebitz, con el objetivo de golpear el flanco y la retaguardia de Budenny en dirección a Samgorodok. Otro destacamento de polacos se formó a partir de las unidades supervivientes de la División de Infantería 7 y la División de Caballería 1. Este destacamento debía atacar el flanco y la parte trasera del 1th Cavalry Army de la región de Skvira, en dirección también a Samgorodok.

Los polacos querían "exprimir" los flancos del ejército de caballería 1 en el área de Samgorodok. De hecho, el Ejército de Caballería en ese momento se mudó a Berdichev, y ambos destacamentos polacos, que operaban en Samgorodok y no tenían un Ejército de Caballería frente a ellos, se enfrentaron en el área de Snezhnoye - Samgorodok.

Los prisioneros polacos capturados en batallas mostraron que el cuartel general del ejército estaba en Zhytomyr. Bajo la influencia de un gran avance, los polacos, en estado de pánico, comenzaron, por un lado, a retirarse a Berdichev, y por otro lado, a evacuar apresuradamente la ciudad de Kiev. Al no tener información clara sobre el enemigo y no tener información sobre sus vecinos, pero al evaluar con seriedad la situación creada en el frente del ejército, el comandante Budyonny decidió tomar las conexiones ferroviarias de Zhitomir y Berdychiv durante 7-8 en junio, destruyendo las comunicaciones y los almacenes del enemigo.

La división de caballería 4 th se asignó a la incursión de Zhitomir, y la división de caballería 11 th se asignó a Berdichev. Las divisiones de caballería 6-I y 14-I tenían que permanecer en la parte posterior de la línea ferroviaria Kazatin-Fastov para garantizar las operaciones desde la parte trasera.

El ejército pasó la noche en 7 en las áreas ocupadas, preparándose para misiones de combate. El enemigo no se molestó.

sábado, 29 de febrero de 2020

URSS: Trotski crea el control y organización política del Ejército Rojo

La fórmula de Trotski para construir el Ejército que implantó la Revolución y derrotó a Hitler

Tras negociar una paz deshonrosa con Alemania, el líder del Comité Militar Revolucionario configuró una disciplinada estructura militar basada en el control de una amplia red de comisarios políticos
La Vanguardia


Trotski arengando a las tropas frente al Teatro Bolshói de Moscú, junto a Lenin y Lev Kámenev, en mayo de 1920 (Archivo)

Un Ejército en descomposición tras el derrocamiento del zar y el hundimiento del frente de Polonia ante la ofensiva alemana . Eso es lo que se encontró Lev Trotski cuando, con la confianza de Lenin, asumió el cargo de máximo representante de la política exterior del recién instaurado gobierno de los sóviets. La absoluta desorganización de las tropas movilizadas durante la Gran Guerra, la hambruna, un alarmante vacío de poder y una guerra civil en ciernes de duración y consecuencias inciertas aconsejaban a actuar con urgencia y un alto grado de pragmatismo, y pese a ser un recién llegado a las tesis bolcheviques Trotski consiguió imponer su tesis de rendirse y ceder ante Alemania aprovechando su necesidad de reforzar su frente occidental.

Él mismo negoció la retirada de Rusia de la Primera Guerra Mundial y firmó el 3 de marzo de 1918 la Paz de Brest-Litovsk, en la que Rusia renunciaba ni más ni menos que a Finlandia, Polonia, Estonia, Livonia, Curlandia, Lituania, Ucrania y Besarabia a favor del Imperio Alemán, Bulgaria y el Imperio Austrohúngaro. Asimismo, el Imperio Otomano se hacía con las regiones de Ardahan, Kars y Batumi. Una gran pérdida territorial que no dejaba de ser un mal menor al liberar a los sóviets de extensos territorios en los que habían conseguido consolidar la Revolución.

El comisario del Pueblo para la Defensa se encontró con un Ejército con una única división regular y lo dejó con más de cinco millones de efectivos

Ese mismo día, Trotski anunciaba su renuncia a sus responsabilidades de Exteriores para asumir apenas diez días después su nuevo cargo como comisario del Pueblo para la Defensa​ y presidente de la Junta Suprema de Defensa. Pese a no contar con ninguna experiencia militar supo sacar partido del prestigio que había conseguido durante la Revolución de Octubre de 1917 como líder del Comité Militar Revolucionario y se rodeó de una red de fieles comisarios bolcheviques que confirieron al nuevo Ejército Rojo una estructura organizativa con un marcado y disciplinado carácter político.


La labor no se preveía fácil. Trotski se encontró un Ejército con una única división regular, la de los fusileros letones, muchos de los cuales ni siquiera hablaban ruso y llevaban meses movilizados lejos de su hogar, entre un conflicto internacional y otro nacional que había mermado tanto sus fuerzas como su moral. A ellos se sumaban un puñado de oficiales del Ejécito Imperial fieles al nuevo régimen y varios miles de guardias rojos sin apenas formación ni disciplina militar.

Ante la necesidad de empezar de la nada, Trotski se dirigió el 17 de junio de 1918 a los comisarios militares con el discurso que se reproduce más adelante para instruirlos sobre la organización del nuevo Ejército que debían ayudar a formar para defender la Revolución, empezando por derrotar al Ejército Blanco comandado por los mencheviques. Un oponente que si bien también basaba su fuerza en tropas irregulares contó en todo momento con el apoyo militar del Imperio Británico, Francia, Estados Unidos y el Imperio Japonés.


La estructura planeada por Trotski -incluidas las coacciones y represalias de los comisarios- resultó un éxito y él mismo supervisó sus avances viajando a todos los frentes durante casi tres años en un tren blindado. Acabada la Guerra Civil Rusa con la victoria del Ejército Rojo, la consolidación del poder de los sóviets se basó en esa misma estructura de comisarios militares. La repentina muerte de Lenin y el enfrentamiento de Trotski con quien acabaría siendo su sucesor, Iósif Stalin, acabarían con su exilio forzado y su asesinato en México en 1940.

La derrota alemana en la Primera Guerra Mundial anuló el tratado de paz y en ese mismo 1940 la Unión Soviética no sólo había recuperado sus posesiones perdidas, sino que había ampliado sus dominios. Sólo Finlandia, que se mantuvo independiente, y Turquía, heredera del Imperio Otomano, conservaron los territorios negociados en Brest-Litovsk. El Ejército Rojo, por su parte, contaba antes de la proclamación del III Reich con más de cinco millones de efectivos que le permitieron afrontar con garantías una nueva guerra con Alemania que tuvo un signo muy distinto a la anterior.


El discurso

Camaradas, asistimos a un congreso de excepcional importancia. Los partidos representados en esta reunión tienen a sus espaldas un gran pasado revolucionario. Sin embargo, es en este momento cuando aprendemos y debemos aprender cómo construir nuestro propio ejército socialista revolucionario, que será justamente lo opuesto de aquellos regimientos ahora desmovilizados que se mantenían unidos por la voluntad de los amos y la disciplina obligatoria. Ante nosotros tenemos la tarea de crear un ejército organizado sobre el principio de la confianza entre camaradas y la disciplina del trabajo y el orden revolucionarios. Se trata de una tarea de una envergadura, una complejidad y una dificultad extraordinarias. La prensa burguesa habla mucho de que por fin hemos comprendido que para defender el país hace falta una fuerza armada. Eso es absurdo, claro está. Incluso antes de la Revolución de Octubre sabíamos que, mientras dure la lucha de clases entre los explotadores y el pueblo trabajador, todo Estado revolucionario debe ser lo bastante fuerte como para repeler con éxito el ataque imperialista. La Revolución Rusa no podía, como es lógico, conservar el antiguo ejército zarista, en cuyo seno existía una pesada disciplina de clase que había establecido unos fuertes vínculos de obligación entre el soldado y el comandante.

Todo Estado revolucionario debe ser lo bastante fuerte como para repeler con éxito el ataque imperialista

”Nos enfrentábamos a la compleja tarea de poner fin a la opresión de clase en el seno del ejército, destruyendo a conciencia las cadenas de clase y la antigua disciplina de la obligación, y de crear una nueva fuerza armada del Estado revolucionario, bajo la forma de un ejército obrero y campesino, que actuará en interés del proletariado y de los campesinos pobres. Sabemos que, tras la revolución, los restos del antiguo ejército no estaban en condiciones de oponer una resistencia activa al avance de las fuerzas contrarrevolucionarias. Sabemos que se organizaron improvisadamente unidades compuestas por la mejor parte de los trabajadores y campesinos, y recordamos a la perfección cómo esas heroicas unidades consiguieron aplastar el movimiento traidoramente organizado por todo tipo de militantes de las Centurias Negras. Sabemos cómo estos regimientos de guerrilleros voluntarios lucharon victoriosamente en el interior del país contra quienes querían erigirse en verdugos de la revolución. Sin embargo, cuando fue preciso pelear contra las fuerzas contrarrevolucionarias del exterior, nuestras tropas resultaron poco eficaces debido a su preparación técnica inadecuada.

”Comprobamos que se nos plantea a todos como cuestión de vida o muerte para la Revolución el problema de la creación inmediata de un ejército de fuerza equivalente, capaz de responder plenamente al espíritu revolucionario y al programa de los trabajadores y campesinos. Al tratar de llevar a cabo esta compleja tarea nos encontramos con grandes dificultades. En primer término, las dificultades en el campo del transporte y el traslado de suministros, dificultades surgidas de la guerra civil. La guerra civil es nuestro deber principal cuando lo que está en juego es la supresión de las hordas contrarrevolucionarias, pero el mismo hecho de que exista agrava las dificultades que se nos plantean en la urgente formación de un ejército revolucionario. Por otra parte, la tarea de organizar este ejército se ve entorpecida por un obstáculo de carácter puramente psicológico: todo el periodo de guerra precedente perjudicó de manera considerable la disciplina de trabajo, y entre la población ha surgido un elemento indeseable de trabajadores y campesinos desclasados.

El anarquismo primario, la actuación de los traficantes, el libertinaje son fenómenos que debemos combatir con todas nuestras fuerzas”

”No pretendo, en modo alguno, que esto se interprete como un reproche a los trabajadores revolucionarios ni al laborioso campesinado. Todos sabemos que la Revolución ha sido coronada por un heroísmo sin precedentes en la historia, del que las masas trabajadoras de Rusia han dado prueba, pero no puede ocultarse que en muchos casos el movimiento revolucionario debilitó durante un tiempo la capacidad de esas masas de realizar un trabajo sistemático y planificado. El anarquismo primario, la actuación de los traficantes, el libertinaje son fenómenos que debemos combatir con todas nuestras fuerzas y a los que deben oponerse lo mejor de los trabajadores y campesinos conscientes. Y una de las tareas fundamentales que compete a los comisarios políticos es la de hacer comprender a las masas trabajadoras, mediante la propaganda ideológica, la necesidad de un orden y una disciplina revolucionarios, que todos y cada uno deben llegar a dominar.
”Hemos destruido el antiguo aparato administrativo del ejército y es preciso crear un nuevo órgano. Los bienes militares de nuestro Estado están dispersos de manera caótica por todo el país y no se hallan debidamente inventariados: no sabemos con exactitud ni el número de cartuchos, de fusiles, de artillería ligera y pesada, de aeroplanos, de vehículos blindados. No hay orden alguno. En el ámbito de la organización de una administración militar debemos tener en cuenta nuestro decreto del 8 de abril. La Rusia europea ha sido dividida en siete regiones, y Siberia, en tres. Toda la red de comisariatos militares locales organizada a lo largo y a lo ancho del país está estrechamente ligada a las organizaciones soviéticas. Al poner en práctica este sistema conseguimos el centro alrededor del cual organizar la planificación del Ejército Rojo.

Hemos destruido el antiguo aparato administrativo del ejército y es preciso crear un nuevo órgano con un orden y una disciplina revolucionarios”

”Todos sabemos que, hasta ahora, ha reinado el caos en las distintas localidades y que esto, a su vez, ha provocado un tremendo desorden en el centro. Sabemos que muchos de los comisarios militares suelen manifestar su insatisfacción con la autoridad central y, en especial, con el Comisariato del Pueblo para la Guerra. Ha habido casos en que las sumas de dinero reclamadas para el mantenimiento del ejército no se enviaron a tiempo. Hemos recibido muchos telegramas urgentes en los que se nos reclamaba dinero, pero sin que se adjuntaran presupuestos de gastos. En ocasiones, ello nos ha puesto en una situación sumamente difícil; únicamente hemos podido ofrecer adelantos.

”El desorden ha aumentado, puesto que, con harta frecuencia, en las localidades no existía ningún órgano administrativo eficaz. Tomamos medidas urgentes para crear en dichas localidades los núcleos de los comisariatos, integrados por dos representantes de los soviets locales y un especialista militar. Esta junta local será la organización que podrá, en cualquier localidad dada, asegurar plenamente la formación planificada y el mantenimiento del ejército. Todo el mundo sabe que el Gobierno soviético considera como algo provisional el ejército que estamos construyendo sobre los principios del voluntariado.

”Como he dicho, nuestro programa siempre tuvo un lema: defender con todas nuestras fuerzas nuestro país de obreros revolucionarios, crisol del socialismo. El reclutamiento voluntario no es más que un compromiso provisional al que nos hemos visto obligados a recurrir en un momento crítico de derrumbe completo del antiguo ejército y de recrudecimiento de la guerra civil. Hemos hecho un llamamiento para la incorporación de voluntarios al Ejército Rojo con la esperanza de que respondieran las mejores fuerzas de las masas trabajadoras. ¿Se han visto cumplidas nuestras esperanzas? Es preciso decirlo: sólo se han cumplido en una tercera parte. Es innegable que en el Ejército Rojo hay muchos combatientes heroicos y abnegados, pero también hay muchos elementos indeseables, vándalos, interesados en medrar, desechos humanos.

La Revolución no ha producido, en el seno de las masas trabajadoras, combatientes con conocimientos del arte militar. Es éste el punto débil de todas las revoluciones”

”Sin duda, si diéramos instrucción militar a toda la clase obrera sin excepción, este elemento, comparativamente pequeño, no constituiría un serio peligro para nuestro ejército; pero en este momento, cuando nuestras tropas son tan exiguas, este elemento constituye una espina inevitable y molesta en la carne de nuestros regimientos revolucionarios. Nuestros comisarios militares tienen la responsabilidad de trabajar infatigablemente para elevar al grado de conciencia del ejército y erradicar sin ningún miramiento al elemento indeseable enquistado en él. Con el fin de iniciar el reclutamiento para defender la República Soviética no sólo es necesario tener en cuenta las armas, los fusiles, sino también los hombres.

”En la tarea de crear el ejército, debemos reclutar a las jóvenes generaciones, a la juventud que todavía no ha estado en la guerra, y que siempre se distingue por el fervor de su espíritu revolucionario y su muestra de entusiasmo. Debemos descubrir con cuántos hombres aptos para el servicio militar contamos, ordenar a fondo el registro de nuestras fuerzas y crear un sistema contable soviético distintivo. Esta tarea compleja compete ahora a los comisariatos militares en los volosts , los uiezds y las provincias y a las regiones que las unen. Pero allí surge el problema del aparato de mando. La experiencia ha demostrado que la falta de fuerzas técnicas tiene un efecto nefasto sobre la buena formación de ejércitos revolucionarios, porque la Revolución no ha producido, en el seno de las masas trabajadoras, combatientes con conocimientos del arte militar. Es éste el punto débil de todas las revoluciones, nos lo demuestra la historia de todas las insurrecciones anteriores. Si entre los trabajadores hubiese habido un número suficiente de camaradas especialistas militares, el problema se habría resuelto muy fácilmente, pero contamos con muy pocos hombres con formación militar.

Si el comisario constata que el dirigente militar constituye un peligro para la revolución, tiene derecho a ocuparse sin miramientos del contrarrevolucionario, incluso de hacerlo fusilar”

”Las obligaciones de los miembros del aparato de mando pueden clasificarse en dos tipos: la puramente técnica y la político-moral. Si estas dos cualidades coinciden en un solo hombre, estaremos ante el tipo ideal de jefe o comandante de nuestro ejército. Por desgracia, un hombre así resulta muy difícil de encontrar. Estoy seguro de que ninguno de vosotros dirá que nuestro ejército puede prescindir de comandantes especialistas. Ello no disminuye en modo alguno el papel del comisario.El comisario es el representante directo del poder soviético en el ejército, el defensor de los intereses de la clase trabajadora. Si no interviene en las operaciones militares, es únicamente porque se encuentra por encima del dirigente militar, vigila lo que hace, controla cada uno de sus pasos.
”El comisario es un trabajador político, un revolucionario. El dirigente militar responde con su propia cabeza por cuanto realiza, por el resultado de sus operaciones militares y demás. Si el comisario constata que el dirigente militar constituye un peligro para la revolución, tiene derecho a ocuparse sin miramientos del contrarrevolucionario, incluso de hacerlo fusilar.
”Existe otra tarea más que compete a nuestro ejército. Se trata de la lucha contra los traficantes y los ricos especuladores que ocultan el trigo a los pobres campesinos. Es preciso que enviemos nuestras unidades mejor organizadas a las regiones ricas en trigo, donde deben adoptarse medidas enérgicas para combatir a los kulaks mediante la agitación e incluso con la aplicación de medidas contundentes. Si se hunden en la desesperación, dejad que se aparten, mientras nosotros continuamos con nuestra tarea titánica. No debemos olvidar que durante muchos siglos el pueblo trabajador ha sido cruelmente explotado, y que para acabar por fin con el yugo de la esclavitud se necesitarán muchos años en los que aprendamos de la experiencia y de los errores que a menudo cometemos, pero que, conforme avancemos, serán cada vez más raros.
”En este congreso aprenderemos los unos de los otros, y estoy seguro de que al regresar a vuestras regiones continuaréis con vuestra labor creadora en interés de la revolución de los trabajadores. Y concluyo mi discurso proclamando: ¡Viva la República Soviética! ¡Viva el Ejército Rojo de obreros y campesinos!”

jueves, 27 de febrero de 2020

Guerras civiles húngaras (1526–1547)

Guerras civiles húngaras (1526–1547)

W&W



Batería de cañón otomano en el asedio de Esztergom 1543

Guerras entre los reclamantes rivales del trono húngaro, que termina en la división del país entre los imperios de los Habsburgo y los otomanos y el Principado dependiente de Transilvania. La muerte de Luis II en la batalla de Mohács (1526) dejó vacante el trono húngaro. La mayoría de los nobles eligieron al rey de Transilvania Vajda János Zápolyai en octubre de 1526; un número menor, junto con el canciller, apoyó al archiduque austríaco Ferdinand Habsburg, hermano del emperador Carlos V. Reforzado por mercenarios alemanes después de la conquista de Roma por Carlos (1527), Fernando expulsó rápidamente a Zápolyai del país.

En lugar de abdicar, Zápolyai pidió ayuda al Sultán Süleyman I. Süleyman reconoció a Zápolyai como el rey legítimo y dirigió un ejército a Hungría para restablecer su posición. El ejército otomano expulsó fácilmente a las fuerzas de Fernando del centro de Hungría, pero no logró capturar Viena (1529). La resistencia decidida de la ciudad de Köszeg (Gün) detuvo una segunda campaña de Süleyman contra la capital de Fernando en 1532.

En los años siguientes, mientras los ejércitos de los dos reyes competían por el control del país, los otomanos expandieron su base en Hungría al ocupar Eslavonia y colocar una guarnición cerca de Buda. Como se hizo evidente que los otomanos solían beneficiarse de la división continua del reino, Fernando y Zápolyai trabajaron para negociar un acuerdo. Por el Tratado de Várad (1538), Fernando reconoció el reclamo de Zápolyai y se comprometió a apoyarlo con las fuerzas imperiales; a cambio, Zápolyai nombró a Fernando su heredero al trono. Sin embargo, a la muerte de Zápolyai en 1540, su tesorero György Martinuzzi, obispo de Várad, se negó a cumplir el acuerdo y el hijo menor de Zápolyai eligió al Rey János II. Las fuerzas de Fernando eran demasiado pequeñas para ocupar el reino y fracasaron en dos intentos de capturar a Buda.

En agosto de 1541, Süleyman marchó a la capital, se declaró guardián de János y ocupó el castillo. Hizo de Buda el centro administrativo de un nuevo pashalik otomano y le dio a Transilvania y las tierras al este del río Tisza a János para que lo mantuviera como un principado dependiente.

Después de un intento fallido de Fernando de recuperar a Buda en 1542, Süleyman llevó a cabo otra campaña en Hungría, conquistando Siklós, Székesfehérvár, Esztergom y Szeged (1543). Incapaz de romper el control de Süleyman sobre el país, Ferdinand y Charles V, en el Tratado de Edirne (1547), finalmente extendió el reconocimiento de facto de la conquista otomana de Hungría al acordar pagarle a Süleyman un regalo anual de 30,000 florines de oro por la posesión de las partes norte y oeste de Hungría que aún están bajo el control de los Habsburgo.


Referencias y lectura adicional:

  • Perjes, Géza. The Fall of the Medieval Kingdom of Hungary:Mohács 1526-Buda 1541. Ed.Mario Fenyö. Boulder, CO: East European Monographs, 1989. 

miércoles, 26 de febrero de 2020

Revolución Americana: La batalla de Oriskany (2/2)

La batalla de Oriskany 

Parte II
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El sitio de la emboscada fue una excelente elección, y el despliegue de los tories e indios se adaptó igualmente bien al terreno. El lugar seleccionado estaba a unas seis millas al este de Fort Stanwix, donde el camino militar en el que marchaba la columna de Herkimer cruzó un profundo barranco de unos 700 pies de ancho y 50 pies de profundidad. Las lluvias de verano habían hecho que el barranco fuera transitable solo en la calzada del tronco. El bosque de hayas, abedules, arces y cicuta proporcionaba una sombra oscura para la espesa maleza que se encontraba a pocos metros del camino. Para completar la imagen, según Hoffman Nickerson, "cuando la mitad de la columna que avanza estaba abajo en el barranco [sería imposible] que la furgoneta o la parte trasera vieran lo que estaba pasando" (The Turning Point of the Revolución).



El despliegue de la fuerza de emboscada fue tan práctico como clásico. Su forma podría verse como la manga de una vaina de bayoneta invertida. La parte superior, el extremo cerrado, estaba a horcajadas sobre el camino en el lado oeste del barranco; allí las tropas conservadoras proporcionaron la fuerza de bloqueo cuyos fuegos de apertura aplastarían la cabeza de la columna de Herkimer y, por lo tanto, detendrían todo. Los indios estaban dispuestos a lo largo de los costados de la manga para atacar los flancos de la columna y, de igual importancia, para cerrarse alrededor del extremo de la retaguardia y así completar un cerco para que el fuego de todas las fuerzas de emboscada convergiera sobre sus atrapados. enemigo. Para abrir la acción, el extremo inferior de la manga se dejó abierto para permitir que la columna que avanza entrara y continuara hasta que su cabeza se detuviera abruptamente con la primera descarga.

Herkimer, Cox y toda la columna marcharon sin vacilar hacia la trampa. (Lo que puede haber sucedido con los elementos de seguridad que supuestamente protegen la columna sigue siendo un factor desconocido). Los tories e indios que yacían ocultos en la maleza escucharon a los milicianos del regimiento de Cox mientras tropezaban con la calzada y se elevaban por la ladera occidental del barranco. El calor de agosto crecía en intensidad bajo las ramas entrelazadas y las gruesas hojas de los árboles. Muchos de los granjeros soldados se cayeron de la columna para tomar una bebida apresurada del arroyo poco profundo mientras sumergían el agua fría en sus sombreros para salpicar sus rostros sonrojados.

Mientras las primeras carretas se acercaban a la calzada, Ebenezer Cox había cruzado el pequeño espolón que formaba el lado oeste del barranco y se dirigía hacia la depresión más profunda que había más allá. Cuando su caballo comenzó a subir la cuesta, escuchó los agudos sonidos de un silbato plateado que sonaba tres veces. Fueron los últimos sonidos que Cox escuchó. La descarga de los mosquetes Tory se estrelló contra la maleza, desgarrando la vanguardia de la milicia con efecto temeroso y arrojando a Cox de la silla, muerto antes de que cayera al suelo.

Unos metros detrás de Cox, Herkimer escuchó un rugido aún mayor de disparos a su espalda. ¿Podría ser que toda su columna ya fuera víctima de esta emboscada? Había dado media vuelta y comenzó a caminar hacia atrás cuando una bala derribó su caballo. Al mismo tiempo, Herkimer recibió una bala en la pierna y destrozó el hueso debajo de la rodilla. Los indios en el lado este de la emboscada se separaron, incapaces de resistir la esperanza de que se llevaran cueros cabelludos y que se sacrificaran bueyes. Avanzaron, gritando sus gritos de guerra, blandiendo hachas de guerra, lanzas y cuchillos de cuero caído sobre el vagón y la retaguardia. Su precipitada carrera se convirtió en un torrente de cuerpos pintados de guerra que se vertieron alrededor de los carros de bueyes y se dirigieron a la retaguardia aterrorizada. El mejor de los testigos oculares Tory, el coronel John Butler, vio no solo el ataque prematuro sino también sus resultados:

La calzada ya estaba irremediablemente ahogada con sus carros difíciles de manejar, cuando el entusiasmo de algunos indios borrachos precipitó el ataque y salvó a la retaguardia del destino que se apoderó del resto de la columna. La primera descarga deliberada que estalló sobre ellos desde una distancia de muy pocos metros fue terriblemente destructiva. Eufóricos ante la vista, y enloquecidos por el olor a sangre y pólvora, muchos de los indios se apresuraron a salir de sus coberteras para completar la victoria con lanza y hacha. La retaguardia se escapó rápidamente en un pánico salvaje.

A pesar de lo que escribió Butler, la retaguardia no se salvó. Excepto por algunas unidades como la del Capitán Gardenier, el regimiento del Coronel Visscher despegó a toda velocidad, perseguido por indios que gritaban. El vuelo se convirtió en una masacre. Más tarde, se encontraron esqueletos desde la boca de Oriskany Creek, a más de dos millas del campo de batalla.


Una mirada al barranco después de que el humo de las descargas iniciales se había asentado debe haber sido como un vistazo al infierno. Hombres no heridos habían caído al suelo como golpeados por las mismas ráfagas de fuego que habían matado o herido a los hombres a su alrededor. Sin embargo, después del primer choque, los milicianos se arrodillaron o arrojaron mosquetes sobre los cuerpos de los muertos para devolver el fuego. Al principio, solo podían disparar a los destellos de la maleza o incluso a los gritos de sus enemigos cuando se movían detrás de la cubierta. Pronto se formó una línea irregular, que se extendía desde la cabeza del vagón destrozado, a lo largo del camino cuesta arriba desde la calzada, y terminaba donde los hombres sobrevivientes de Cox abrazaban la tierra para formar una punta de lanza inadvertida frente a los Tories en el extremo oeste de la emboscada. .
No era un movimiento organizado; Fue solo la acción instintiva lo que hizo que estos estadounidenses fronterizos buscaran refugio y camaradería mientras intentaban defenderse. Se reunieron a lo largo del camino, y la línea eventualmente se convirtió en una serie de pequeños círculos de hombres que se refugiaron detrás de los árboles. Los pequeños círculos apretados se movieron gradualmente cuesta arriba hasta formar un semicírculo irregular en el terreno más alto entre los dos barrancos. Contraatacar era la única forma de sobrevivir. Retirarse al infierno del barranco significaría una muerte segura por mosquete o hacha de guerra.

La emboscada se estaba convirtiendo en una batalla campal. La presión sobre el cuerpo principal se alivió con la partida de la masa de indios, que tenían la intención de perseguir a la retaguardia. Los hombres de Herkimer pudieron retroceder luchando. Hay que admirar la dureza de la milicia fronteriza aparentemente indisciplinada para unirse por su cuenta hasta que sus oficiales puedan sacar el orden del caos.

Desde el principio, el liderazgo llegó desde la cima. Cuando Herkimer fue retirado de su caballo muerto, lo llevaron a terreno elevado. Allí ordenó que levantaran su silla y la pusieran contra un gran árbol de haya en algún lugar cerca del centro de su comando rodeado. Sentado en su silla de montar, con la pierna herida extendida frente a él, mantuvo el control. Para dar un ejemplo, sacó fríamente su pipa, la encendió y continuó resoplando mientras daba sus órdenes. Una de esas órdenes, que debía probar ser un factor decisivo, se refería a las tácticas individuales. Herkimer observó que un indio esperaría hasta que un estadounidense hubiera disparado, luego se lanzaría a matar con el hacha de guerra antes de que su víctima pudiera recargar su mosquete. Ordenó que los hombres se emparejaran detrás de los árboles para que uno estuviera listo para disparar mientras su compañero estaba recargando. La táctica simple valió la pena demostrablemente; los guiones de los indios disminuyeron notablemente.

Sin embargo, la disminución del fuego de los indios hizo poco al principio para reducir la ferocidad de la lucha cuerpo a cuerpo que se produjo cuando los enemigos se cerraron en combate personal. Las bayonetas y los mosquetes de discoteca cobraron su precio una y otra vez cuando los antiguos vecinos, Tories y Patriots, se encontraron cara a cara. En aproximadamente una hora, sin embargo, este combate mortal se detuvo abruptamente. A las 11:00 a.m. los truenos negros habían llegado a lo alto, y pronto retumbaron truenos y relámpagos que se extendieron por el bosque, seguidos de una lluvia torrencial. La lluvia impedía mantener el cebado lo suficientemente seco como para disparar, y las armas se callaron tan repentinamente como había comenzado el disparo.

La lluvia siguió golpeando durante otra hora. Herkimer y sus oficiales aprovecharon la tormenta de verano para estrechar su perímetro. Entonces apareció una extraña distracción. Una columna sólida de hombres con uniformes de colores extraños, a cierta distancia parecían llevar chaquetas de color gris y una extraña variedad de sombreros, avanzó por la carretera desde la dirección de Fort Stanwix, alineados como tropas regulares. Los hombres de Herkimer levantaron un grito harapiento: ¡deben ser un batallón de continentales haciendo una salida del fuerte!

A medida que la columna se acercaba, el Capitán Jacob Gardenier (cuya compañía del regimiento de la retaguardia de Visscher se había quedado para pelear con el cuerpo principal) miró por segunda vez y les gritó a sus hombres: "¡Son Tories, abren fuego!". los hombres lo escucharon, pero ninguno obedeció. Un miliciano incluso corrió hacia delante para saludar a un "amigo" en la primera fila e inmediatamente fue arrastrado a la formación y hecho prisionero. Gardenier saltó hacia adelante, con el espontón en la mano, para liderar una carga contra este nuevo enemigo. Y enemigos que eran en realidad: un destacamento de los Verdes Reales bajo el mando del mayor Stephen Watts, el joven cuñado de Sir John Johnson. Los conservadores habían puesto sus chaquetas verdes al revés en un truco casi exitoso para engañar a los milicianos para que mantuvieran el fuego.

Gardenier se zambulló en la formación Tory, empujando sobre él con su spontoon hasta que liberó al prisionero. Tres de sus enemigos más cercanos se recuperaron lo suficiente como para atacar a Gardenier con sus bayonetas, sujetándolo al suelo con una bayoneta en la pantorrilla de cada pierna. El tercer Tory empujó su bayoneta contra su pecho, pero el robusto Gardenier, un herrero, lo paró con su mano desnuda, tiró a su atacante sobre él y lo sostuvo como un escudo. Uno de los hombres de Gardenier intervino para ayudar a su capitán y logró despejar suficiente espacio para que él recuperara sus pies. Gardenier, ahora enloquecido por su furia de batalla, se levantó de un salto, agarró su spontoon y se lo arrojó al hombre que había estado sosteniendo. El herido Tory fue reconocido por algunos de la milicia como el teniente Angus MacDonald, uno de los despreciados montañeses que había servido como uno de los subordinados más cercanos de Sir John Johnson.

A pesar de las peleas mortales justo delante de ellos, los milicianos todavía dudaron, pero solo hasta que Gardenier, enfurecido, volvió a estar entre ellos, gritando su orden de disparar. Esta vez la milicia obedeció, y treinta de los Verdes Reales cayeron en la primera descarga. Entonces comenzó la lucha más salvaje de la batalla fronteriza más feroz de la guerra. El tono de ferocidad que aumentó en ambos lados ha sido mejor dicho por el novelista Walter D. Edmonds, quien vivió e investigó en el Valle Mohawk: “Los hombres dispararon y arrojaron sus mosquetes hacia abajo y se enfrentaron con las manos. Los flancos estadounidenses se volcaron, dejando a los indios donde estaban. El bosque se llenó repentinamente de hombres que se mecían juntos, aporreaban los cañones de los rifles, balanceaban hachas y gritaban como los propios indios. No hubo tiros. Incluso los gritos cesaron después de la primera unión de las líneas, y los hombres comenzaron a bajar ”(Tambores a lo largo del Mohawk).

Tal sed de sangre no podía sostenerse, y finalmente los hombres no heridos comenzaron a retroceder para reformar las líneas que habían dejado antes del baño de sangre. Dejaron entre ellos montones de muertos, algunos todavía agarrando hacha o mosquete, otros acostados boca arriba donde habían caído. Durante un tiempo hubo disparos intermitentes, pero parecía provenir principalmente de los mosquetes de los hombres blancos. Los indios habían caído extrañamente en silencio. La calma inquieta en el tiroteo fue interrumpida por nuevos sonidos, que al principio se pensó que era otra tormenta. Pero pronto se reconoció por lo que era: el estallido de un disparo de cañón, seguido de un segundo y un tercero. ¡Demooth había llegado al fuerte e iba a haber una salida!

Mientras tanto, los corredores indios habían comunicado a sus compañeros guerreros que sus campamentos habían sido atacados por los estadounidenses en el fuerte y estaban siendo saqueados. Era demasiado para los indios de Brant. Nunca habían tenido la intención, y nunca habían sido entrenados, de pelear una batalla campal. ¿Dónde estaban los británicos? Los iroqueses habían perdido muchos guerreros, ¿y para qué? No había muertos para ser saqueados o para llevar cuero cabelludo aquí bajo el fuego mortal de los mosquetes estadounidenses. Entonces, a pesar de las súplicas de Butler y sus oficiales, Brant tomó la decisión de regresar a los campamentos donde sus guerreros aún podrían recuperar algunas necesidades para sobrevivir. El grito triste "oonah, oonah" sonó de ida y vuelta a través del bosque, y los milicianos se dieron cuenta de que los indios se estaban retirando, desapareciendo silenciosamente a través de la maleza. Pronto fueron seguidos por los conservadores, que no necesitaban convencerlos de que sin sus aliados indios serían superados en número por los hombres de Herkimer, que todavía tenían sed de venganza.

Los bosques pronto fueron vaciados del enemigo, todos excepto tres iroqueses que, no tan fácilmente desanimados como sus hermanos, habían permanecido ocultos hasta que pudieron saquear y cuero cabelludo cuando los milicianos se fueron. Fueron descubiertos, y en una última carrera desesperada se dirigió hacia el propio Herkimer. Los tres fueron derribados cuando entraron, uno cayendo casi a los pies del general.

Todo había terminado, todo excepto el trágico conteo de los vivos, los muertos y los heridos. No había explicación para los desaparecidos. Los sobrevivientes exhaustos no tenían ni la fuerza ni el tiempo para buscarlos. Vinieron a recoger a Honnikol, que todavía estaba sentado de espaldas a su árbol, todavía fumando su pipa y amamantando su pierna herida con su vendaje de pañuelo rojo. Pero primero tuvieron que escuchar su decisión. No fue fácil, pero sí obvio: la milicia no estaba en condiciones de enfrentarse a los abrigos rojos del fuerte; había cincuenta heridos que llevar, y solo quedaban cien o más que podían marchar. Herkimer ordenó que la marcha comenzara de regreso a casa, y se envió un destacamento para que los barcos subieran al Mohawk y recogieran a los heridos en el vado más cercano.

Las pérdidas reales en ambos lados nunca se sumaron con precisión. Según una estimación razonable, de los 800 milicianos que salieron de Fort Dayton el 4 de agosto, "todos menos 150 de los hombres de Herkimer habían sido asesinados, heridos o capturados, contando a los de la retaguardia que huyeron" (Scott, Fort Stanwix y Oriskany). En cuanto a las pérdidas tory e indias, probablemente 150 habían caído.

La salida que Gansevoort había ordenado, un esfuerzo algo limitado, fue hecha por Willett con 250 hombres y una pieza de campo. Fueron ellos quienes atacaron los campamentos tory e indios y los saquearon sistemáticamente, llevándose veintiuna carretas cargadas de todo lo móvil: armas, municiones, mantas, ropa y todo tipo de suministros. Willett tuvo cuidado de despojar a los campamentos indios de todos los utensilios de cocina, paquetes y mantas, un acto que fue muy lejos y provocó un descontento entre los indios y sus amos británicos. Willett se retiró antes de que un contragolpe británico pudiera cortarlo del fuerte, haciendo que todos sus carros cargados atraviesen la puerta sin la pérdida de un solo hombre.
Tres días después, Willett realizó otra hazaña. Salió del fuerte a las 1:00 a.m. e hizo su camino peligroso y doloroso a través del pantano y el desierto hasta el general Schuyler en Stillwater. El general se puso al día sobre el asedio de Stanwix y los resultados de Oriskany. Como Schuyler creía que St. Leger estaba haciendo un asedio metódico del fuerte, seleccionó a Benedict Arnold para dirigir una expedición para aliviarlo. Arnold, un general mayor, se había ofrecido voluntariamente para hacer el trabajo, que normalmente habría ido a un general de brigada.

Arnold se fue con varios cientos de voluntarios de los regimientos de Nueva York y Massachusetts. Cuando salió de Fort Dayton, había recogido suficientes refuerzos para llevar su total a alrededor de 950. Dado que, según los informes, St. Leger tenía alrededor de 1.700, incluso el intrépido Arnold tuvo que detenerse y considerar las probabilidades. Mientras reflexionaba, a un subordinado se le ocurrió una estratagema que Arnold aprobó de todo corazón. Un alemán de Mohawk Valley llamado Hon Yost Schuyler fue respetado y honrado por los indios, aunque los blancos lo consideraron un poco ingenioso. En ese momento, Schuyler estaba condenado a muerte por intentar reclutar reclutas para los británicos, por lo que la oferta de perdón de Arnold fue atractiva. Hon Yost debía ir a los indios con St. Leger y difundir historias de Arnold avanzando para atacarlos con un ejército de miles.

Hon Yost era un bribón astuto cuando quería serlo. Levantó su abrigo y lo disparó varias veces. Luego, con un Oneida como su cómplice, entró en un campamento cerca de Stanwix, entrando solo al principio, para contar una maravillosa historia de su escape de Fort Dayton, exhibiendo los agujeros en su abrigo como evidencia. Los indios estaban consternados al saber de miles de estadounidenses liderados por Arnold, el nombre más temido en la frontera.

Hon Yost finalmente fue llevado ante St. Leger, en cuya presencia agregó a su historia al contar cómo había logrado escapar en su camino a la horca. Mientras tanto, el Oneida había pasado entre los campos para advertir a su hermano Iroquois de su peligro inminente: la fuerza de Arnold ahora había crecido a 3.000 hombres, todos juraron seguir a su legendario líder en una campaña de venganza y masacre.

Los indios de St. Leger, ya disgustados con Oriskany y sus consecuencias, se apresuraron a empacar las pocas pertenencias que les quedaban y se reunieron para una partida inmediata. Los esfuerzos de St. Leger y sus oficiales para aplacarlos y persuadirlos de quedarse fueron palabras perdidas en el viento. Cuando los indios se reunieron para irse, se volvieron más desordenados. Comenzaron a saquear las carpas de oficiales y soldados, llevándose ropa y pertenencias personales, y tomando alcohol y bebiéndolo en el acto. St. Leger denunció a los manifestantes como "más formidables que el enemigo".

Sin sus indios, St. Leger ahora tenía que ceder ante las presiones para irse, y toda su fuerza despegó hacia los barcos en Wood Creek, tomando solo lo que podían llevar a sus espaldas. Dejaron tiendas de campaña, así como la mayor parte de la artillería y las tiendas de St. Leger.

Arnold llegó a Fort Stanwix en la noche del 23 de agosto, saludado por los vítores de la guarnición y una salva de artillería. A la mañana siguiente envió un destacamento para perseguir a St. Leger. Sus elementos avanzados llegaron al lago Oneida a tiempo para ver desaparecer los botes enemigos por el lago. Arnold dejó Stanwix con una guarnición de 700 hombres y marchó con los otros 1,200 para unirse al ejército principal en Saratoga.

La pregunta de si Oriskany fue una victoria o una derrota para los Patriots no se puede responder mirando la vista estrecha que ofrece el campo de batalla. En cierto sentido, Oriskany fue una derrota, simplemente porque la batalla impidió que Herkimer cumpliera su misión de aliviar el Fuerte Stanwix. Aún más en serio, el condado de Tryon recibió un duro golpe porque sus asombrosas bajas dejaron al Valle de Mohawk prácticamente indefenso en términos de su propia milicia que lo protegía. En otro sentido, la batalla fue una victoria para Herkimer y su causa. Su milicia no solo había luchado para salir de una emboscada, sino que había vencido al enemigo en el campo de batalla, y al final de la batalla seguían siendo dueños del campo de batalla.

A la larga, las consecuencias de Oriskany hicieron posible el eventual alivio de Fort Stanwix el 23 de agosto. Además, la batalla fue un éxito estratégico, ya que St. Leger se había visto obligado a retirarse hasta su punto de partida en Canadá. Ahora no habría nadie para ponerse los uniformes de gala de los oficiales de St. Leger que se transportaban en el tren de equipaje de Burgoyne, y nadie saldría del oeste para unirse y reforzar a Burgoyne en su fatídico avance hacia el sur.

martes, 25 de febrero de 2020

Revolución Americana: La batalla de Oriskany (1/2)

Batalla de Oriskany 

Parte I
W&W





El general de brigada Nicholas Herkimer había visto a sus cuatro regimientos de milicias del condado de Tryon tomar lo que parecía un momento interminable para arrastrarse a una columna incómoda, preparatoria para mudarse de Fort Dayton, y el diminuto y moreno general de la milicia de Nueva York, de cuarenta y nueve años, se sentía irritable ese lunes por la mañana, 4 de agosto de 1777. Además, parecía como si él mismo fuera el único oficial consciente de la urgencia de trasladar esta fuerza de 800 hombres en ayuda de la pequeña guarnición estadounidense en Fort Stanwix, una buena marcha de dos días hacia el oeste. El enemigo, de hecho, ya podría estar asediándolo. Cuando el tren de carretas de bueyes chirriantes llegó a su lugar en la columna, Herkimer montó su viejo caballo blanco y cabalgó hacia la cabeza de la columna. Este oscuro general de la milicia de Nueva York estaba destinado a desempeñar un papel crítico en una operación que afectaría el resultado de la Revolución Americana en el teatro del norte.

La operación en la que estaba a punto de participar la milicia de Herkimer había sido iniciada por la ofensiva del mayor general John Burgoyne, lanzada fuera de Canadá a mediados de junio de ese año. El plan de Burgoyne se basó en una operación de dos puntas que fue diseñada para asegurar el control del río Hudson y dividir las colonias del norte al evitar el movimiento de tropas y suministros estadounidenses hacia el norte o el sur, al tiempo que garantizaba la futura libertad de movimiento británica hacia Nueva Inglaterra o , por el contrario, hacia las colonias del Atlántico Medio. Por lo tanto, el objetivo principal de Burgoyne era Albany, Nueva York, donde la columna principal de su ofensiva se dirigía a fines de junio. La otra columna, bajo el teniente coronel Barry St. Leger, debía pasar por el río San Lorenzo a Oswego, en el lago Ontario, y con la ayuda de indios iroqueses y tories, capturar Fort Stanwix y descender por el valle de Mohawk hasta Albany, donde se uniría con Burgoyne.

El 5 de julio, la fuerza principal de Burgoyne había capturado el Fuerte Ticonderoga, y para el 29 de julio los elementos de avance británicos habían alcanzado el Fuerte Eduardo y el Fuerte George. En este punto, sin embargo, la expedición de Barry St. Leger es el foco de nuestra atención.

La operación de St. Leger se conoce generalmente como un esfuerzo de distracción. Tenía la intención de ser más que eso; estaba destinado a fines políticos y militares. El valle del río Mohawk formó la característica del terreno central de lo que entonces era el condado de Tryon, cuya extensión se extendió casi desde Schenectady hacia el oeste y el noroeste hasta Canadá y el lago Ontario. Sus habitantes procedían de media docena de regiones de Europa occidental: ingleses, irlandeses, escoceses irlandeses, alemanes, holandeses holandeses y escoceses de las tierras altas.

El área era un hervidero de toryismo centrado en una fortaleza tory: el Johnson Hall de sir William Johnson. Sir William había adquirido vastas propiedades en el valle de Mohawk y sus alrededores, y su creciente influencia con los indios, particularmente los iroqueses, hizo que su nombre fuera familiar para los indios y los colonos tan lejanos como Ohio y Florida. Había muerto en vísperas de la Revolución en 1774, dejando a su yerno, el coronel Guy Johnson, como superintendente de asuntos indios, y a su hijo, Sir John Johnson, como su heredero y jefe titular de la familia.


Herkimer en la batalla de Oriskany. Pintura de Frederick Coffay Yohn, c. 1901


Guy Johnson había realizado bien su tarea heredada y había mantenido a muchos indios leales a la Corona. Pero poco después del Consejo de Oswego (1775), después de persuadir a la mayoría de las Seis Naciones para confirmar su alianza con los británicos, se había ido a Canadá, llevando consigo al jefe indio Joseph Brant. Sir John Johnson luego lo siguió. Fue el deseo de restaurar esta hegemonía tory, y vengarse de los colonos, lo que convenció a los conservadores de la región a unirse bajo John Johnson para servir con St. Leger.

St. Leger era un soldado con más de veinte años de servicio activo, cuyas cualidades de liderazgo se habían demostrado en la Guerra de Francia e India bajo Abercromby, Wolfe y Amherst. En 1777 tenía cuarenta años de edad, ocupando el grado permanente de teniente coronel en el pie 34. Tras su asignación de comandar esta expedición, fue nombrado general de brigada temporal.

Su fuerza expedicionaria era una variedad de asiduos británicos, jessianos de Hesse, artilleros reales, guardabosques tory, infantería ligera tory, irregulares canadienses (incluidos axmen) y alrededor de un millar de indios bajo Joseph Brant:




Destacamento de a pie 34 - 100 hombres
Destacamento de a pie 8 - 100 hombres
Destacamento, Jagers Hesse-Hanau - 100 hombres
Verdes reales de sir John Johnson - 133 hombres
Rangers leales del coronel John Butler - 127 hombres
Milicia canandiana (incluidos hacheros) - 535
Equipos de artillería para dos de seis libras, dos de tres libras y cuatro morteros.- 40 hombres
Los indios de Joseph Brant - 1,000 hombres
Número total y archivo - 2,135

La fuerza totalizó más de 2,000 hombres cuando finalmente se reunió en Oswego, la cita donde Brant se unió a St. Leger el 25 de julio. Al día siguiente comenzó su marcha hacia Fort Stanwix. Aunque el fuerte había sido construido para proteger los pasajes occidentales hacia y desde el Valle Mohawk, St. Leger creía que era una ruina desmoronada y fácilmente reducible.

Casi la mitad de la fuerza de St. Leger, 1,000 hombres de 2,135, eran indios bajo el liderazgo del jefe Joseph Brant. Brant podría ser una figura moldeada en un molde heroico o un monstruo en forma mitad humana, dependiendo del punto de vista de los indios y los británicos o del colono Patriot expuesto a la guerra fronteriza. Hijo de un guerrero Mohawk y una madre india, se hizo conocido como Brant cuando su madre se volvió a casar después de la muerte de su padre, pero para los iroqueses siempre fue Thayendanegea, su líder guerrero. Brant no era un salvaje ordinario. Después de servir con Sir William Johnson en su campaña de Lake George, estudió inglés en Lebanon, Connecticut, y más tarde llevó a guerreros iroqueses leales a los británicos en la rebelión de Pontiac. Como secretario de Guy Johnson, Brant había sido presentado en la corte de Londres y era tan socialmente celebrado que su retrato fue pintado por Romney. Después de su regreso a Estados Unidos, dirigió a los miembros de la tribu durante la victoria británico-canadiense sobre los estadounidenses en The Cedars en mayo de 1776. En julio de 1777 se unió a St. Leger en Oswego, listo para marchar con el líder británico en Fort Stanwix.

Fort Stanwix, erigido en 1758 durante la Guerra de Francia e India, estaba estratégicamente ubicado para comandar no solo el río Mohawk sino también los puertos que unen el río con las vías fluviales que desembocan en el lago Ontario. Mientras estuvo adecuadamente guarnecida, claramente dominaba el Valle Mohawk, pero en 1777 había sido abandonado por mucho tiempo. En abril de ese año fue ocupado una vez más por el coronel Peter Gansevoort de veintiocho años y sus 550 continentales de Nueva York. Aunque declaró que el fuerte era "indefendible e insostenible", Gansevoort puso a su regimiento a trabajar contra el tiempo para restaurar el fuerte. Él y su hábil segundo al mando, el teniente coronel Marinus Willett, empujaron a los hombres hasta que las obras pudieran resistir el ataque o el asedio, justo a tiempo para enfrentarse al ejército de avance de St. Leger.

Pero aunque Fort Stanwix se estaba preparando para la batalla, las noticias de Canadá, magnificadas por la constante amenaza de las redadas indias, provocaron "una parálisis general" entre la gente del valle. En esa atmósfera se volvieron hacia Nicholas Herkimer. En consecuencia, el 17 de julio de 1777 Herkimer distribuyó copias de una proclamación sonora que pedía "a todos los hombres, en estado de salud, de 16 a 60 años de edad, que reparen de inmediato, con armas y accesorios, en el lugar que se designará en mis órdenes". . ”Desde allí,“ marcharían para oponerse al enemigo con vigor, como verdaderos patriotas, por la defensa justa de su país ”. La proclamación produjo el efecto deseado. Los colonos patriotas confiaron en Honnikol, como sus vecinos alemanes de Flats llamaban a su vecino. Estaban listos para unirse a su llamada.

La fuerza de St. Leger se desplegó hábilmente en la marcha. Los indios de Brant se movieron como una fuerza de detección, cubriendo elementos avanzados del cuerpo principal, así como ambos flancos de la fuerza. El cuerpo principal estaba compuesto por el resto de las unidades Tory y los regulares británicos que marchaban en dos destacamentos paralelos. En general, la fuerza logró una velocidad de marcha de diez millas por día, lo que no es un logro medio en un terreno tan salvaje y agreste.

El 3 de agosto, St. Leger llegó a Fort Stanwix e intentó engañar a la guarnición para que se rindiera. Primero, reunió toda su fuerza para pasar una revisión, a una distancia segura, bajo los ojos de la guarnición, una exhibición tan colorida como arrogante. El escarlata de los regimientos 8º y 34º británico contrastaba con el azul de los regulares alemanes, seguidos por el verde de las unidades conservadoras. Los indios no uniformados, con pintura de guerra y gritando sus gritos de batalla, completaron la revisión. En lugar de ser sorprendidos por los salvajes feroces, a los soldados estadounidenses se les recordó con fuerza el destino que les correspondería si caían en manos de torturadores indios, sin mencionar lo que les sucedería a los colonos del valle donde estaba la guarnición del fuerte. proteger. Dos días después, St. Leger envió una amenaza por escrito a Gansevoort amenazando con graves consecuencias para su resistencia. Gansevoort devolvió el documento con su negativa a rendirse.

Pronto reconoció que las fortificaciones restauradas no podían ser tomadas por la tormenta, y St. Leger luego dispuso a su ejército para un asedio. Las fuerzas de asedio tomaron tres posiciones principales, formando aproximadamente los lados de un triángulo. Los regulares ocupaban la posición al norte del fuerte; Tories, canadienses e indios se extendían a lo largo del llamado Desembarco Inferior a posiciones al oeste del fuerte. Finalmente, los indios también fueron publicados en la orilla este del Mohawk frente al Desembarco Inferior.

Con el fuerte así rodeado por tres lados, la fuerza de St. Leger se ocupó limpiando un pasaje para sus suministros y bateaux de artillería e intercambiando disparos de francotiradores con la guarnición hasta el 4 y 5 de agosto.

En la tarde del quinto, St. Leger recibió un mensaje que debía cambiar sus planes para continuar el asedio. La hermana de Joseph Brant, Molly, que se había quedado atrás, había enviado a un corredor para informar a St. Leger que una columna estadounidense estaba en camino para relevar a Gansevoort. Para cuando St. Leger recibió el mensaje, los estadounidenses podrían estar a unas pocas millas de la fortaleza.

Habiendo salido de Fort Dayton en German Flats la mañana del 4 de agosto, la columna de Herkimer de 800 milicianos del condado de Tryon acampó esa noche cerca de Starring Creek, a unas doce millas al oeste. Al día siguiente, la columna de Herkimer cruzó hacia la orilla sur del Mohawk y luego se detuvo la noche del 5 al 6 de agosto para acampar a lo largo del camino hacia Fort Stanwix, en las cercanías de la actual Whitesboro. La cabeza de la columna estaba a unas ocho millas del fuerte, entre los arroyos Sauquoit y Oriskany.

En la marcha, el temperamento de los hombres de Herkimer había cambiado rápidamente de una resolución leve a una determinación sombría. Sus comandantes de regimiento, los coroneles Jacob Klock, Ebenezer Cox, Peter Bellinger y Richard Visscher, habían avivado estos incendios. Ahora, al anochecer del quinto, con sus fogatas haciendo islas de luz amarilla contra la negrura de las hemlocks y las hayas, estaban buscando una pelea.

Herkimer, a pesar de su reputación de temperamento flemático, estaba preocupado. Había demasiadas incógnitas para reflexionar. En particular, estaba preocupado por lo que Gansevoort y St. Leger sabían, y cuáles serían sus reacciones cuando recibieran la noticia de la fuerza y ​​el paradero de su columna. ¿Enviaría St. Leger una fuerza para interceptarlo? ¿Gansevoort lanzaría una salida contra St. Leger para distraer al comandante británico de interceptar la columna de socorro?

Herkimer envió al Capitán John Demooth y a varios hombres para encontrar el camino hacia el fuerte y decirle a Gansevoort que reconozca el mensaje de Demooth (y su voluntad de hacer una salida) al disparar tres disparos de cañón.

La preocupación de Herkimer se alivió un poco con la llegada de sesenta Oneidas amistosos bajo los jefes Honyerry y Cornelius, quienes acordaron emplear a sus guerreros como exploradores en la marcha hacia Fort Stanwix. Pero el peligro de una emboscada se mantuvo. El problema de Herkimer fue exacerbado por la precipitación de sus oficiales superiores. A la mañana siguiente, en un consejo de guerra, los cuatro comandantes del regimiento, con sus abrigos de color azul brillante y uniforme en contraste con el marrón de Herkimer, instaron a la acción inmediata. El coronel Ebenezer Cox, de hecho, fijó el tenor exigiendo abruptamente órdenes de marcha de Honnikol antes de que el pequeño brigadier tuviera tiempo de hacer una apertura formal del consejo. Herkimer respondió relatando su despacho del Capitán Demooth y sus hombres durante la noche, así como su solicitud de Gansevoort para que una salida sea reconocida por tres disparos de cañón. Todavía era temprano en la mañana y no había habido disparos de cañón. Después de todo, a Demooth se le debía dar un tiempo razonable para llegar al fuerte.

La explicación, aunque sensata, no fue suficiente para mantener callados a los coroneles. Aunque Herkimer, un veterano de la Guerra de Francia e India, probablemente le recordó al consejo la emboscada y derrota de Braddock hace menos de una generación, la discusión continuó durante casi una hora. Mientras tanto, una enorme multitud de milicianos abandonaron sus fuegos para cocinar el desayuno para aglomerarse y escuchar los fascinantes sonidos de la creciente discordia entre los superiores.

Los desafíos a la precaución de Herkimer eventualmente se convirtieron en burlas de deslealtad e incluso de cobardía. Aunque recordó intencionadamente que al menos un miembro de su familia marchaba con los tories de St. Leger, un golpe bajo, Herkimer logró sentarse en silencio, fumando su pipa y escuchando disparos de cañón que nunca llegaron.

Finalmente cedió. Golpeó su pipa y les recordó a sus acusadores que "quemándose, como ahora parecían [,] encontrarse con el enemigo. . . [correrían] en su primera aparición ”, y despidió al consejo montando su caballo y dando la orden de marchar. Sus palabras "se escucharon tan pronto como las tropas dieron un grito y se movieron o, más bien, se apresuraron hacia adelante".

Así comenzó la marcha, cuatro regimientos con picazón liderados, con la excepción de Herkimer, por hombres impetuosos que habían dejado de lado lo poco que sabían sobre la guerra forestal. Marcharon en doble columna, un archivo en cada rutina: Cox liderando, seguido por Jacob Klock, luego Peter Bellinger y finalmente Richard Visscher. Los Oneidas estaban en algún lugar al frente, fuera de contacto, al igual que la compañía de los guardabosques que se suponía que actuaban como exploradores y guardias de flanco.

Alrededor de las 9:00 a.m. El jefe de la columna, con Herkimer y Cox a la cabeza, se acercaba al ancho y profundo barranco creado por la pequeña corriente que se conocería como Battle Brook. Sin dudarlo, Cox bajó su caballo por el empinado lado este del barranco, cruzó la calzada de pana y subió por la pendiente más suave en el lado oeste.

Mientras los hombres de Herkimer todavía se preparaban para detenerse para la noche del 5 al 6 de agosto, St. Leger había recibido el oportuno mensaje de Molly Brant y había decidido tomar la acción que luego describió en su informe: "No me pareció prudente esperar ellos [los hombres de Herkimer], y por lo tanto me someto a ser atacado por una sally de la guarnición en la parte trasera, mientras que el refuerzo me empleó en el frente. Por lo tanto, decidí atacarlos en la marcha, ya sea abierta o encubiertamente, según las circunstancias lo permitan ".


Al final resultó que, las circunstancias ofrecieron una oportunidad ideal para una emboscada, la táctica más confiable que los oficiales provinciales de St. Leger podrían usar para emplear a los indios para obtener la mejor ventaja. Entonces St. Leger envió un destacamento de los Verdes Reales, los Rangers Tory y quizás la mitad de los indios (alrededor de 400) bajo Sir John Johnson. (Los clientes habituales británicos estaban notablemente desaparecidos). La fuerza total de la fuerza llegó a alrededor de 500.