miércoles, 26 de octubre de 2022

Guerra Antisubversiva: Anita González, la hija de una gran P...

Se hizo amiga de su hija y puso una bomba bajo su cama: Anita, la joven montonera que asesinó al jefe de Policía

Hace 46 años, Anita González, de sólo 20 años, cometió uno de los crímenes más escalofriantes de Montoneros. La sangre fría cuando contó los detalles de la voladura del general de Brigada Cesáreo Ángel Cardozo aún causa escozor: “Pongo el caño bajo la cama, me retiro y a los pocos pasos me doy cuenta que lo había puesto demasiado abajo. Vuelvo, lo coloco a la altura de la cabeza”


Por Ceferino Reato || Infobae


Ana María González, Anita, la montonera que mató al general de brigada Cesáreo Cardozo

Montoneros usó otra de sus bombas vietnamitas para matar al jefe de la Policía Federal, el general de brigada Cesáreo Ángel Cardozo, de cincuenta años, mientras dormía en el departamento familiar de la calle Zabala 1762, en el barrio de Belgrano, la madrugada del viernes 18 de junio de 1976, cuarenta y seis años atrás.

Eso fue dos semanas antes de la masacre en el comedor de la Policía Federal, el atentado más sangriento de los 70 con veintitrés muertos y ciento diez heridos.

La bomba estalló debajo de la cama de Cardozo: setecientos gramos de trotyl reforzados con decenas de postas de acero, que, accionados por un mecanismo de retardo de relojería, destruyeron el dormitorio matrimonial y cubrieron el techo con la sangre y las vísceras de la víctima, como aún recuerdan quienes vieron aquella escena.

A la 1 y 36 de la madrugada, Susana Rivas Espora debía estar durmiendo junto a su esposo, pero, por suerte para ella, se había quedado charlando en el living con su mamá, que había ido a visitarlos al departamento B del segundo piso de un edificio típico de Belgrano, donde vivían otros militares con sus familias.

El general de Brigada Cesáreo Cardozo, jefe de la Policía Federal en 1976, asesinado por Ana María González, de Montoneros

La mujer de Cardozo salvó su vida, aunque fue herida porque la onda expansiva y las bolas de acero afectaron a toda la vivienda. Por ejemplo, derrumbaron la pared divisoria del dormitorio principal con la habitación de la hija menor, de doce años, que sufrió lesiones leves.

No hubo que investigar demasiado para saber qué había pasado. La hija mayor del matrimonio Cardozo, María Graciela, de diecinueve años, comprendió de inmediato quién había enganchado la bomba al elástico de la cama de su papá.

—¡Nos traicionó! ¡Nos traicionó! —gritaba en estado de shock, según los primeros vecinos que se acercaron a consolarlos.

Chela Cardozo se refería a Anita, Ana María González, una compañera de estudios del segundo y último año de la Escuela Normal Número 10 “Juan Bautista Alberdi”, de quien se había hecho muy amiga en los últimos dos meses y medio.

Masacre en el comedor, el libro de Ceferino Reato que contiene la historia del crimen de Anita. Dos meses después del asesinato del Jefe de Policía, sucedió este otro atentado, el peor de la década del '70

Tan amigas eran que la tarde del día anterior, el jueves 17 de junio, habían estudiado juntas en el living del departamento con otras dos futuras maestras del Normal 10, como sigue siendo conocido ese tradicional colegio de Belgrano, ubicado a catorce cuadras de la vivienda del jefe de la Policía Federal.

Anita González, de veinte años, contó luego cómo fue el atentado que de repente, como en un pase de magia, la convirtió en uno de los rostros más conocidos y buscados del país.

“Voy primero al baño —explicó—, acciono el mecanismo; voy a la pieza de los padres, pongo el caño bajo la cama, me retiro y a los pocos pasos me doy cuenta que lo había puesto demasiado abajo. Vuelvo, lo coloco a la altura de la cabeza y entonces voy y le digo a María Graciela que me sentía muy mal, que me iba a ir a casa. Completo algunos dibujos, les pido que me los lleven al otro día, y me marcho”.

La excusa que había encontrado la joven montonera para levantarse brevemente de la mesa del living fue que tenía que hablar por teléfono en privado. Sus amigas no desconfiaron porque conocían sus frecuentes peleas con el novio y su delicada situación familiar, derivada seguramente de la separación de sus padres, como ella les contaba casi todos los días.

En una conferencia de prensa clandestina con medios internacionales organizada al mes siguiente, González detalló que en el departamento de Cardozo había dos aparatos de teléfono y que uno, el más reservado, estaba en el dormitorio de los padres. Y que ya había hecho la prueba de hablar desde allí.

El brutal crimen, en los medios de la época. A pesar de la censura de la dictadura, tuvo amplia difusión, lo que buscaba Montoneros con este tipo de acciones

Por eso, estaba segura de que esa excusa funcionaría nuevamente cuando, “a una hora más o menos razonable, en la que ya, probablemente, podrían volver el padre o la madre (eran las siete menos veinte de la tarde), pido permiso para hablar por teléfono”.

El corresponsal de la revista española Cambio 16, Francisco Cerecedo, describió a la joven montonera en su primera salida a la luz pública: “Hermosa, de dulce voz y sonriente, con medias blancas y anorak rojo de colegiala, es, desde hace un mes y medio, el enemigo público número uno de la policía argentina”.

En esa conferencia de prensa, González apareció al lado del comandante Horacio Mendizábal, Hernán, jefe del llamado Ejército Montonero, formado el año anterior, en 1975, en plena democracia peronista, durante el gobierno de Isabel Perón, la viuda del fundador de ese movimiento.

Para unos, Ana María González era el símbolo estridente de la locura terrorista que envenenaba a tantos jóvenes; para otros —los guerrilleros y sus simpatizantes— Anita era una heroína: se había metido en la casa del enemigo y lo había ajusticiado en nombre de las víctimas de Cardozo y de otros tantos como él.

Así quedó la ventana de la casa familiar de la familia Cardozo (Archivo Biblioteca Nacional)

Anita González explicó también cómo hizo para transportar la bomba el día en que, según habían acordado la semana anterior, las cuatro chicas que formaban uno de los grupos de estudios del segundo año del Normal 10 debían reunirse en la casa de la víctima para realizar un trabajo práctico.

“Ese día —contó— voy al colegio tarde, ya con el explosivo en mi cartera, y, como de costumbre, los guardaespaldas de María Graciela nos llevan a todas juntas a la casa en el Ford Falcon con sirena, sus metralletas y escopetas, custodiándonos el cañito”.

No era una bomba que llamara tanto la atención: un cilindro de unos quince centímetros de diámetro por tres centímetros y medio de altura, camuflada dentro de una caja de colonia marca Crandall para que pareciera un regalo para el Día del Padre —se celebraba el domingo siguiente, a los dos días— por las dudas alguien descubriera el paquete.

Los peritos de Bomberos lograron encontrar el pedazo de hierro que le permitió a Anita enganchar la bomba a la cama del general, así como también restos de una cuerda y de la esfera del reloj pulsera y de la pila de un voltio y medio utilizados en el armado de la bomba.

Anita, la guerrillera que a los 20 años contó con total sangre fría cómo se hizo amiga de la hija de Cardozo y lo asesinó

El asesinato de Cardozo cuando dormía en su vivienda familiar, la capacidad operativa de Montoneros y la sangre fría de Anita González, que a los 20 años había fingido amistad con la hija del general, su compañera del colegio, solamente para matarlo, provocaron una verdadera conmoción en la opinión pública.

Era una dictadura, había censura de prensa y los periodistas se arriesgaban a la “reclusión de hasta 10 años” para “aquél que difundiera, divulgare o propagara noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad” de los militares o policías, según el comunicado número 19 de la junta militar emitido el mismo día del golpe, el 24 de marzo de 1976.

Pero, la “Operación Cardozo” —como González denominó al atentado— atravesaba cualquier intento de censura; se contaba sola. Así lo explicó la propia autora al evaluar las razones del atentado: “Vimos como muy importante para el fortalecimiento de la moral de los compañeros una operación de este tipo. En ese momento veníamos sufriendo diversas pérdidas y, si bien nuestras acciones militares existían y eran eficientes, no trascendían mucho por el bloqueo de la prensa por parte del enemigo. Con una operación de este tipo no habría problemas de propaganda porque iba a trascender a la opinión pública irremediablemente. Y, por otro lado, el objetivo era claro: eliminar al jefe de la policía no tenía ningún tipo de vuelta”.

En la conferencia de prensa, Cerecedo, el periodista de Cambio 16, le preguntó sobre una de las aristas que había añadido un fuerte dramatismo a la operación: la amistad “entre la ejecutora del atentado y la hija de la víctima”.

La cúpula de Montoneros. A la izquierda, el comandante Mendizábal, que acompañó a Anita en la conferencia de prensa clandestina donde contó cómo mató a Cardozo

“Ana María González —escribió el corresponsal— se justifica, implacable: ´Me tocó uno de los peores sacrificios de un militante: convivir con el odiado enemigo. Durante un mes y medio tuve que frecuentar la casa de Cardozo como compañera de estudios de su hija, mientras él mismo dirigía el secuestro, tortura y asesinatos de decenas de compañeros. Debí compartir su mesa y soportar con una sonrisa sus comentarios cada vez que era asesinado un hombre del pueblo´”.

Cerecedo insistió: ¿cómo era el general Cardozo en la intimidad? La respuesta fue que, en realidad, no había tenido muchas posibilidades de hablar con él. “La relación era muy superficial”. Y agregó, por un lado, que “las veces que hablamos en la mesa, todos reunidos, se tocaban los temas de las torturas y los refinados métodos que tenían ahora, y afirmaba que los guerrilleros no tenían ninguna razón por la cual hacer esto y que simplemente lo hacían porque no tenían otra cosa que hacer con sus vidas, lo cual demostraba la solidez de los policías, que luchaban por mantener las instituciones, la familia y demás, con lo cual se justificaban sus métodos de tortura”.

En cuanto a la relación particular de Cardozo con ella, la joven guerrillera admitió que “era muy buena; me quería mucho; me regalaba entradas para ir al teatro… Por lo demás, no estaba mucho en casa y, cuando estaba, veía la televisión o dormía”.

*Periodista y escritor, extraído de su último libro Masacre en el comedor.


martes, 25 de octubre de 2022

G30A: Ejército de Wallenstein

Ejército de Wallenstein

Weapons and Warfare
 


Era típico de Fernando II que mientras estos 'mártires bohemios' eran llevados a la horca, los Habsburgo iban en peregrinación al gran santuario mariano de Mariazell en su Estiria natal específicamente para rezar por sus almas. En los años que siguieron, la oración y la espada se movieron en perfecto contrapunto para la causa de los Habsburgo. Si Fernando era la punta de lanza del renacimiento espiritual, Wallenstein organizaría en el campo de batalla el despertar militar correspondiente.


El soldado de fortuna bohemio Albrecht Wenzel Eusebius von Wallenstein (1583-1634) fue una de las principales figuras de la Guerra de los Treinta Años. Sus talentos administrativos y financieros lo convirtieron en uno de los hombres más ricos y poderosos de Europa.

Wallenstein se destacó de la nobleza recién formada alrededor de Ferdinand debido a sus habilidades logísticas, que desplegó con una experiencia inigualable a pesar de sus discapacidades físicas. Aquejado de gota que a menudo lo obligaba a ser transportado en literas, Wallenstein instruía incesantemente a sus subordinados para que organizaran sus asuntos hasta el último detalle. La agricultura prácticamente se colectivizó bajo su control para garantizar que cada cultivo y animal se nutriera de manera eficiente para abastecer a sus ejércitos. Un segundo matrimonio afortunado con la hija del conde Harrach, uno de los principales consejeros de Ferdinand, le proporcionó aún más apoyo en la corte. En abril de 1625, Ferdinand accedió a que Wallenstein reclutara 6.000 jinetes y casi 20.000 soldados de a pie. La fuerza de Wallenstein le dio libertad de maniobra al Emperador.

El conde Jean Tserclaes Tilly (1559-1632) fue un producto destacado de la formación de los jesuitas. Al ver el servicio por primera vez en España, el valón aprendió el arte de la guerra a la edad de 15 años, sirviendo bajo el mando del duque de Parma en su guerra contra los holandeses. En 1610, fue nombrado comandante de las fuerzas de la Liga Católica, establecida en 1609 como una alianza informal de principados católicos y estados menores. Al igual que Wallenstein, Tilly introdujo importantes reformas, especialmente a partir de su experiencia con la formidable infantería española. Apodado el "monje de la guerra", pronto demostró ser un organizador muy capaz de las tácticas de infantería, que fueron rápidamente adoptadas por las tropas de Fernando.



La infantería en esta etapa todavía estaba formada por piqueros y mosqueteros. Los piqueros vestían armadura y portaban una pica, que en ese momento tenía entre 15 y 18 pies de largo, hecha de fresno con una punta de metal afilada. Sus oficiales portaban picas más cortas con cintas de colores. Los mosqueteros eran una especie de infantería ligera con casco de metal ligero, sustituido posteriormente por un sombrero de fieltro. El pesado mosquete que llevaban necesitaba ser apoyado en un poste de madera con un tenedor de hierro para ser disparado. La 'munición' estaba contenida de diversas formas en una bandolera, un frasco de pólvora y una botella de latón de material combustible, el llamado Zundkraut, así como una bolsa de cuero que contenía pequeñas bolas de metal. También se llevó una pequeña botella de aceite para garantizar que la "alquimia" necesaria para disparar el arma funcionara sin problemas. Esto estaba lejos de ser sencillo.

Existían cuarenta y un comandos más para tratar con el mosquete en otros momentos. Como esto sugiere, la necesidad de aumentar la velocidad de disparo y simplificar las municiones fueron prioridades para todos los comandantes durante la Guerra de los Treinta Años. Estos problemas solo se resolverían con la llegada de los suecos, que entraron en la lucha contra los Habsburgo en 1630. Tenían una solución moderna para muchos de estos problemas: la introducción de pequeños cartuchos envueltos en papel.



La única unidad táctica en este momento era la compañía, que se desplegaba en una gran plaza formada habitualmente por entre 15 y 20 compañías. Esta formación tenía 50 hombres de profundidad con sus flancos protegidos por 10 filas de mosqueteros. A pesar de mucha práctica en marchar para formar formaciones tan elaboradas como la llamada 'Cruz de Borgoña' o 'Estrella de ocho puntas', se necesita poca imaginación para darse cuenta de que maniobrar en tales formaciones era prácticamente imposible. La idea de marchar con un solo golpe de tambor aún tenía que introducirse ampliamente y el movimiento cohesivo solo era posible mediante una fila extendida.

Donde Tilly demostró ser tan exitosa en la organización de tácticas de infantería, Wallenstein demostró no ser menos formidable en el manejo de la caballería. La caballería al igual que la infantería se dividía en pesada y ligera. La caballería pesada estaba formada por coraceros y lanceros, ambos con armadura hasta las botas. Además de su arma principal, los lanceros también estaban armados con una espada y dos pistolas, símbolos de su estatus privilegiado como guardaespaldas de los comandantes en el campo. Los coraceros llevaban el pesado sable recto o 'pallasch', que estaba diseñado tanto para cortar como para empujar.

Los 'carabineros' a caballo estaban organizados como caballería ligera ya que su única armadura era un casco de metal y un peto ligero. Equipados con un mosquete más corto y 18 cartuchos, estos jinetes también portaban pistolas y una espada corta. Los dragones también estaban equipados con un mosquete corto y, de hecho, originalmente eran mosqueteros a caballo. Como los cañones de sus mosquetes a menudo estaban decorados con un dragón, se los conoció como dragones. Desplegados como caballería de vanguardia, llevaban un hacha con la que, en teoría, podían derribar puertas y portones.

A estas agrupaciones convencionales, Wallenstein añadió nuevos elementos. Una parte importante de la vanguardia a caballo eran los 'ungrischen Hussaren', o húsares húngaros. Junto con los croatas, formaron los elementos irregulares del ejército que podían desplegarse para saquear y aterrorizar a sus oponentes, así como para realizar exploraciones y reconocimientos.

El origen del término 'húsar' hasta el día de hoy es fuente de debate. Lo más probable es que la palabra provenga del eslavo Gursar o Gusar. Otras teorías vinculan la palabra al alemán Herumstreifender o Corsaren; este último, con sus imágenes de piratería, tal vez esté más cerca de la verdad de lo que muchos húngaros querrían admitir. Famosos por no dar cuartel a sus enemigos, se convirtieron en el núcleo de lo que sería la mejor caballería ligera del mundo.

Al igual que con la infantería, la caballería se agrupaba en compañías. A menudo, estos se llamaban Cornetten y, por lo tanto, el título del oficial subalterno de cada una de esas compañías era 'Cornet'. Como estos se formaron en un cuadrado, surgió la costumbre de llamar a cuatro de estas compañías un 'escuadrón' del italiano quadra, que significa cuadrado. En teoría, cada regimiento de caballería constaba de diez compañías de cien jinetes cada una, pero en realidad ningún regimiento de caballería tenía más de 500 hombres.

El ejercicio de estas formaciones tenía como objetivo desordenar a la infantería cargando los últimos 60 pasos contra los piqueros o la caballería del enemigo. No se dispararía desde la silla de montar hasta que la caballería pudiera "ver lo blanco en los ojos del enemigo" ("Weiss im Aug des Feindt sehen thut"). Liderada por oficiales imperiales como Gottfried Pappenheim, famoso por sus numerosas heridas y su negativa a dejarse impresionar por los títulos, o el temible Johann Sporck, un hombre gigante con el pelo como el bronce, quizás el general de caballería más temido de su tiempo, el Imperial la caballería estaba entrenada en tácticas de choque que se basaban en la agresión y la sorpresa para desmoralizar a sus oponentes.

La artillería siguió siendo una estricta casta aparte. Cada unidad de artillería estaba en teoría organizada para tener 24 cañones de diferente calibre. Se agregaron morteros y otras armas a cada unidad. Cada arma tenía como equipo un teniente y once artilleros. Estos fueron apoyados por los llamados Schanzbauern o Pioneros, que estaban organizados en unidades de hasta 300 bajo un oficial con el rango de Capitán. La unidad tenía su propia bandera hecha de seda que mostraba como insignia una pala y sus hombres también eran hábiles carpinteros capaces de fortalecer puentes, no solo demolerlos.


Al servicio del emperador. Ejército de Wallenstein, 1625-1634
Colección Mi soldadito de plomo – TYW Imperialists

lunes, 24 de octubre de 2022

Guerra napoleónicas: Batalla de Dennewitz

Batalla de Dennewitz, (6 de septiembre de 1813)

Weapons and Warfare

 


La batalla de Dennewitz, 6 de septiembre de 1813, 1842 (óleo sobre lienzo) de Wetterling, Alexander (1796-1858)
óleo sobre lienzo
156×233
© Nationalmuseum, Estocolmo, Suecia
Sueco, sin derechos de autor

La batalla de Dennewitz, 6 de septiembre de 1813 - Alexander Wetterling





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La batalla de Dennewitz, librada durante la campaña de 1813 en Alemania, tuvo lugar justo al sur de Berlín, entre el ejército (francés) de Berlín, bajo el mando del mariscal Michel Ney, y el ejército (aliado) del norte, bajo el mando del príncipe heredero de Suecia. , anteriormente uno de los mariscales de Napoleón, Jean-Baptiste-Jules Bernadotte. Fue el segundo intento de Napoleón de apoderarse de Berlín durante esta campaña y fracasó tanto como el primer intento del mariscal Nicolas Oudinot, que terminó en la batalla de Grossbeeren.

El Ejército de Berlín estaba formado por el IV (bajo el mando del general Henri-Gatien Bertrand), el VII (bajo el mando del general Jean Reynier), el XII (Oudinot) Cuerpo y el III Cuerpo de Caballería (bajo el mando del general Jean-Toussaint Arrighi de Casanova), unos 58.000 hombres con 199 cañones. El Ejército del Norte estaba formado por el III (Friedrich Graf Bülow) y el IV (Friedrich Bogislav Graf Tauentzien) Cuerpo de Ejército Prusiano, el cuerpo Ruso del General Ferdinand Winzegorode y el Cuerpo Sueco del Barón Stedingk, alrededor de 120.000 hombres. De estos, alrededor de 43.000 prusianos participaron en la batalla, aunque los refuerzos estaban cerca, algunos de los cuales se comprometieron al final de la batalla.

El terreno consistía principalmente en campos abiertos que cubrían colinas suavemente onduladas con algunos pequeños bosques. Las orillas del arroyo Ahe que atravesaba Dennewitz y Jüterbog eran pantanosas y solo se podían cruzar en los puentes de Dennewitz, Rohrbeck y Jüterbog.

El 5 de septiembre, el ejército de Ney inició su marcha sobre Berlín, avanzando hacia Zahna y Jüterbog. Oudinot se puso en contacto con los puestos de avanzada aliados casi de inmediato y los hizo a un lado. Tauentzien retrocedió a Jüterbog. Al recibir noticias del movimiento francés, Bülow marchó para apoyar a Tauentzien.

A la mañana siguiente, Bertrand se enfrentó con la inestable milicia de Tauentzien en Dennewitz, ganando el cruce allí. La milicia prusiana retrasó a Bertrand el tiempo suficiente para que llegara Bülow. La caballería de Tauentzien cubrió la retirada de su infantería.

Esa tarde, Bülow se enfrentó a Bertrand, que ahora había cruzado el Ahe y se había desplegado, y Reynier, que se había detenido al sur del arroyo. El ataque fue seguido por el contraataque en lo que constituyó uno de los combates más amargos de la campaña de otoño. La artillería de Charles Antoine Morand del cuerpo de Bertrand rechazó el primer asalto prusiano realizado por la brigada del general Heinrich von Thümen. Una brigada al mando de Ludwig, príncipe de Hesse-Homburg, obligó a Morand a retirarse. Los sajones de Reynier entraron entonces en acción a lo largo de una línea desde Göhlsdorf hasta Dennewitz.

Sabiendo que los suecos y los rusos se estaban moviendo para ayudarlo, Bülow decidió hacer un esfuerzo más decidido antes de que llegaran más refuerzos franceses, enviando la brigada del general Karl von Borstell. Capturó Göhlsdorf, pero no pudo avanzar más contra Reynier.

Alrededor de las 3:30 p. m., llegó Oudinot. Inmediatamente atacó a Göhlsdorf y lo recuperó. Los hombres de Bülow estaban exhaustos, los refuerzos aún estaban lejos y su artillería no logró silenciar a la de Ney. La victoria estaba cerca cuando Ney ordenó a Oudinot de izquierda a derecha, lo que Oudinot hizo a pesar de las protestas de Reynier. Esto le dio a Bülow la oportunidad de contraatacar y recuperar Göhlsdorf. Los asaltos prusianos a Bertrand terminaron cuando se quedaron sin municiones, pero justo después de las 5:00 p. m., la artillería rusa fresca lo rompió con salvas de fuego de metralla. Finalmente, las tropas rusas y suecas hicieron retroceder a Reynier. El ejército de Ney fue devastado, perdiendo 22.000 hombres, 53 cañones, 412 carros y cuatro estandartes. Los prusianos perdieron alrededor de 10.000 hombres.

Orden de batalla Aliados

3 Korps: Friedrich Wilhelm Freiherr von Bülow 3.° Bde: Hesse-Homburg: 2.° batallón de granaderos E Prus, 3.° E Prus IR, 4.° Res IR, 3.° E Prus LW IR, 1.° Húsares. 4th Bde: Thuemen: 4th E Prus IR, 5th Res IR, Elbe IR, E Prus Jaegers, Pommern Kurassers. 5.° Bde: Borstell: 1.° Pommern IR, Pommern Gren bn, 2.° Res IR, 2.° Mark LW IR, Pommern Hussars. 6.° Bde: Krafft: Kolberg IR, 9.° Res IR, 1.° Mark LW IR, 1.° Pommern LW Caballería. Reserva de Caballería: Oppen Bde. Treskow: Dragones de Brandenburgo, Dragones de Koenigin, W Prus Uhlans. Bde. Malzahn: 2.° Pommern LW, 4.° Kurmark LW, 2.° Kurmark LW, 2.° W Prus Dragoons. Bde. Cosacos: Bychalov II Pulk, Illowaisky V Pulk. Artillería 3: 12 libras a pie (baterías Prus-2), 12 libras a pie (2 baterías rusas), 6 libras a caballo (baterías Prus-3), 6 libras a pie (baterías Prus-4). 4 cuerpos: Bogislav Friedrich Emanuel von Tauentzien: ligeramente comprometida. Cuerpo sueco: no comprometido.

Comandante del Imperio Francés: Mariscal Michel Ney

IV Cuerpo: General de División Henri Gatien Bertrand 12ª División (Francés): Charles Antoine Morand: 1ª Bde. Belair (Teniente inf), 2do Bde. Toussaint. 15ª División (italiana): Achille Fontanelli: 1ª Bde. San Andrés, 2º Bde. Moroni, 3er Bde. Martel. 38.ª División (Wurtemberg): Franquemont: 1.ª Bde. Stockmayer, 2do Bde. Spitzenberg. Caballería IV: 24 ° Lt Cav Bde. Jett: (Wurtemberg y polacos). Artillería IV: 12 libras a pie (2 baterías), 6 libras a caballo (3 baterías).

VII Cuerpo: General de División Jean Reynier 24ª División (Sajona): Lecoq: 1ª Bde. Brause (Guardias, Lt inf), 2do Bde. Mellentin (Granaderos). 25.ª División (sajona): Sahr: 1.ª Bde. Bosch (Granaderos, Lt inf), 2do Bde. Rissel. 32.a División (francés): Pierre François Joseph Durutte: 1.er Bde. Devaux (Teniente inf), 2do Bde. Jarry (Teniente inf), 3er Bde. Lindenau (Würzburg), 4º Bde. Zoltowski (polacos). Caballería VII: Sajón Bde. (Húsares, Lanceros). Artillería VII (sajona): 12 libras pie, 6 libras caballo (2 baterías). XII Cuerpo: Mariscal Nicolas Oudinot 13ª División (Francés): Michel Marie Pacthod: 1ª Bde. Bardet (Teniente inf), 2do Bde. Cacaullo. 14ª División (Francés): Guilleminot: 1ª Bde. Gruyer (Teniente inf), 2do Bde. Villeret. 29.a División (bávara): Clemens von Raglovich: 1.er Bde. Beckers, 2do Bde. La Trailla. 29º Teniente Cav Bde. (westfaliano y hessiano): Artillería Wolff XII (bávaro): pie de 12 libras (2 baterías). III Cuerpo de Caballería: General de División Jean-Toussaint Arrighi de Casanova 5º Tte Cav: Jean Thomas Guillaume Lorge: 12º Tte Cav Bde. Jacquinot, 13º Teniente Cav Bde. Esmerejón. 6º Teniente de Caballería: Fournier: 14º Teniente de Caballería Bde. Mouriez. 4º Cav Pesado: Jean-Marie Defrance: Bde. Avicia (dragones), Bde. Quinette (dragones). 8.º teniente de caballería (polacos): Kruckowiecky:

Referencias y lecturas adicionales Hofschröer, Peter. 1993. Leipzig 1813: La Batalla de las Naciones. Londres: águila pescadora. Leggiere, Michael V. 2002. Napoleón y Berlín: las guerras napoleónicas en Prusia, 1813. Norman: University of Oklahoma Press.

 

domingo, 23 de octubre de 2022

Guerra Antisubversiva: Bárbaro confirma la guerra civil peronista

Siete impactantes definiciones de Julio Bárbaro sobre Rucci, Mugica, De La Sota, la Triple A y los montoneros

“Ezeiza es un cuento chino”; “me reuní con los que mataron a Rucci y uno no está arrepentido”; “muchos muertos atribuidos a las 3A eran vendetta o eran de Montoneros”: son algunos de los conceptos vertidos por el político justicialista en el documental “King Perón”

Infobae





Entrevistado por Diego Recalde para el documental King Perón, Julio Bárbaro dio definiciones fuertes y novedosas sobre algunos temas, entre otros, una nueva versión sobre qué era la Triple A, además de revelar que se reunió con tres de los autores del atentado contra José Ignacio Rucci y que “uno de ellos no está arrepentido” de ese crimen.

Julio Bárbaro aclara que nunca adhirió a la opción de la violencia como método de lucha, aunque sí debió empuñar las armas alguna vez, en el marco de la lucha interna violenta que atravesó al peronismo en los 70, así como a vastos sectores de la sociedad. “Yo nunca quise matar”, dice Bárbaro. Sin embargo conoció a varios que sí tomaron esa decisión. Y de ello habló en esa película.

A continuación, las principales definiciones de Julio Bárbaro en el documental.

Los que mataron a Rucci

“Yo nunca quise matar”, sostiene Bárbaro. Y ante la pregunta de cómo se lleva en la conciencia el haberlo hecho, como muchos integrantes de las organizaciones armadas de la época, hace una revelación impactante: “Yo hace 12 años hice una reunión en mi quinta con tres de los que habían participado en el asesinato de (José Ignacio) Rucci, y uno de ellos no se arrepintió… no se arrepintió”.

Perón quiso a los montoneros en el velatorio del sindicalista

“Lastiri me dice ‘Perón quiere que usted invite a los Montoneros al velatorio de Rucci. A la media hora volví y le dije ‘dígale al General que lo mataron ellos”, evoca Bárbaro.

Como titular de la Cámara de Diputados, Raúl Lastiri ejercía la presidencia provisional de la Nación tras la renuncia de Héctor Cámpora. Recordemos que José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT, fue asesinado el 25 de septiembre de 1973, dos días después del triunfo de Perón, el 23 de septiembre, que por lo tanto ya era presidente electo pero aún no había asumido sus funciones.

Definiciones de Julio Bárbaro en el documental King Perón



José Manuel de la Sota

En referencia a la huella que la experiencia de los 70 dejó en muchos referentes, Bárbaro contó un diálogo que tuvo con el ex gobernador de Misiones, Ramón Puerta, al que le dijo: “Lo que vos no entendés es que varios nuestros se murieron porque no aceptaron haber soñado la revolución y terminar afanando. Los buenos estallaron. ¿Por qué se mató De la Sota? De la Sota se suicida… Porque no aguantaba haber largado a los 20 años para hacer un mundo nuevo y encontrarse con cien palos verdes en el bolsillo”.

José Manuel de la Sota, tres veces gobernador de Córdoba, murió en un accidente automovilístico en una ruta provincial el 15 de septiembre de 2018.

Luego de 18 años de exilio, Perón regresa a la Argentina, el 23 de noviembre de 1972. José Ignacio Rucci está a su lado (Domingo Zenteno)

Ezeiza

Bárbaro señaló que, “después del error de la violencia”, su generación deformó la memoria y apuntó especialmente a “las mentiras de (Horacio) Verbitsky sobre Ezeiza”. “Ezeiza es un cuento chino”, remató, en referencia a los enfrentamientos que tuvieron lugar en los bosques cercanos al aeropuerto el día que 3 millones de argentinos se movilizaron hacia Ezeiza para esperar a Perón. Ese episodio, que dejó un saldo de 13 muertos fue calificado por algunos como “masacre”, lo que otros historiadores descalifican como exageración.

Carlos Mugica

Matar a Rucci “es nada” comparado con “haber matado a (Carlos) Mugica”, dice Bárbaro, en referencia al cura villero que en los 70 estuvo cercano a Montoneros pero que tomó distancia públicamente de la organización cuando ésta empezó a cuestionar a Perón y no fue clara respecto al abandono de toda acción armada. Carlos Mugica fue asesinado el 11 de mayo de 1974 a la salida de una misa, en un episodio que algunos quieren atribuir a la Triple A y otros -como la propia hermana del sacerdote- a Montoneros.

El entrevistador se sorprende por los dichos de Bárbaro, y pregunta: “¿Para vos fue la orga (la organización Montoneros)?” Y él responde: “Yo no soy de los que opinan; yo soy de los que saben”.




¿Hubo una Triple A?

En cuanto a los crímenes atribuidos a una organización parapolicial o paraestatal, como postulan algunos, Bárbaro dice: “Las 3 A era la idea de que era sólo el Estado (el que mataba). El Estado éramos todos”. Y explica: “A mí me mataban a mi hijo ¿y qué hacíamos? ¿Los aplaudíamos a estos ratones de m… que se creían zurdos, revolucionarios, porque te mataban? Mataron a todos. Acá mataron a (Dirk) Kloosterman, mataron a (José) Alonso, mataron a (Rogelio) Coria, mataron a (Augusto) Vandor”, enumeró, en referencia a los sindicalistas asesinados por la guerrilla.

“Se cansaron de matar gente”, insistió. Y explicó que muchos de los crímenes que son atribuidos a la Triple A fueron en realidad represalias del sindicalismo por esos atentados de Montoneros. “¿Creés que había unas 3 A para responderle a esos miserables asesinos?. Yo iba al velatorio de los sindicalistas y los muchachos me decían ‘mañana nos bajamos a cinco zurdos’. ¿Qué 3 A?”, dijo. Y agregó que, después del velatorio de Rucci, “a la semana, en 10 días se voltearon 50 zurdos”.

Después se creó un relato, explicó: “Entonces viene un boludo y dice ‘están las 3 A, las 3... ¿qué 3 A? Si vos matás, te matan. Acá y en el mundo. Además porque no eran nenes de pecho. El sindicalismo peronista venía de hacer su propia guerra y su propia revolución. A ver si iban a venir unos pendejitos universitarios a tirar tiros y matar tres por día. ¿Qué 3 A?”

Crímenes falsamente atribuidos

Recalde le pregunta: “¿Vos decís que no había una organización paralela clara, un ejército que actuaba desde las sombras? El famoso somatén del que hablaba Perón. ¿Decís que no?”

“Éramos nosotros -responde Bárbaro-. Le dimos poder a la izquierda y la izquierda nos mata gente y nosotros matamos izquierda. ¿Qué matamos? ¿Mosquitos? ¡Es las 3 A, López Rega! Por ahí se habrá cargado a algunos, el resto es todo vendetta”.

Fue la lucha interna que adquirió ribetes de extrema violencia. La guerrilla resolvía sus diferencias con las armas y había represalias.

Y, como en el caso de Mugica, e inicialmente del propio Rucci, ya que los Montoneros, al ver el tremendo impacto político negativo de ese crimen, intentaron negar su autoría, varios atentados de la guerrilla también fueron falsamente atribuidos a la organización paramilitar Triple A: “Y en las 3A también figuran unos 40 a 50 asesinados por los montos”, dijo Bárbaro.

Advertencias contra el padre Carlos Mugica en un órgano de prensa de Montoneros



El documental

King Perón está calificado como una docu-media, pero los temas que aborda son más del orden de la tragedia y difícilmente hagan reír a nadie. El film fue estrenado hace un año, en 2021, aunque pasó más bien inadvertido. Los otros entrevistados -intercalados con sketches de dudoso gusto- son: Fernando Iglesias, Patricia Bullrich, Ariel Kocik y Guillermo Moreno.

El realizador, Diego Recalde, es músico y actor, fue guionista de Pettinato, de TVR, Videomatch y CQC, entre otros. También se presenta como investigador de la historia argentina.

El padre Carlos Mugica fue asesinado el 11 de mayo de 1974




sábado, 22 de octubre de 2022

China: La masacre de Tiananmen

A 33 años de la masacre de Tiananmen: minuto a minuto, cómo fue la matanza que el régimen chino pretende ocultar

En la madrugada del 4 de junio de 1989, tropas del Ejército Popular de Liberación entraron con tanques a la icónica explanada de Beijing y dispararon con rifles de asalto a la multitud que protestaba allí desde el 15 de abril para pedir reformas democráticas. Miles de estudiantes fueron asesinados
Infobae



Un hombre desafía a una columna de tanques un día después de la masacre de la plaza Tiananmén

Fue hace exactamente 33 años el último gran grito de libertad del pueblo chino ahogado de la manera más brutal. Y ahora, el régimen conducido por Xi Jinping pretende borrar los homenajes a sus víctimas. El movimiento de protesta surgió de forma espontánea el 15 de abril de 1989, tras la muerte de Hu Yaobang, un ex secretario general del Partido Comunista de China (PCC) que había intentado una serie de reformas que apuntaban a liberalizar el régimen. Culminó el 5 junio, con el heroico gesto del “hombre del tanque” como suspiro final, horas después de la masacre ejecutada contra la multitud reunida en la plaza Tiananmen.

Eran tiempos de cambio en China y en todo el mundo comunista, que se estaba desmoronando. Pero la esperada transición hacia alguna forma de democracia se había visto súbitamente interrumpida en la nación dos años antes, cuando el ala dura del régimen comandado entonces por Deng Xiaoping desplazó a Hu y puso en heló muchas de sus iniciativas más audaces.

La noticia del fallecimiento del dirigente de 73 años, de un paro cardíaco, llevó a miles de personas, especialmente estudiantes universitarios, a reunirse en la icónica plaza de Beijing para recordarlo. Rápidamente, lo que había empezado como un homenaje se convirtió en un reclamo de libertad y democracia.



(Infografía: Marcelo Regalado)

Cientos de miles de personas empezaron a movilizarse todos los días en el centro de la capital china, siempre en torno a Tiananmén, donde los jóvenes montaron un campamento. El movimiento pasó a otra etapa el 13 de mayo, con el comienzo de una huelga de hambre, con la que esperaba forzar al Gobierno a aceptar sus demandas.

El Comité Central del Partido Comunista estaba cada vez más nervioso, y sus dudas animaban a una sociedad civil más despierta que nunca. La imposibilidad de organizar en la plaza una ceremonia oficial para recibir a Mijaíl Gorbachov, el líder soviético, fue un punto de inflexión. Cinco días más tarde, el 20 de mayo, el régimen declaró el estado de sitio y envió a más de 200.000 soldados a Beijing.

Lejos de amedrentar a la población, la decisión causó indignación. Muchos más se sumaron, y se instalaron barricadas en distintas calles de la ciudad, para evitar el avance de las tropas. Hasta ese momento, los militares tenían órdenes de no disparar. Con el correr de los días, crecía la expectativa de los manifestantes, que el 30 de mayo erigieron en el centro de la plaza la Estatua de la Democracia, realizada por estudiantes de arte. Veían al régimen impotente.

Sin embargo, el Comité Central aprobó el 2 de junio una ofensiva para terminar, como fuera necesario, con la “contrarrevolución”. Fue la orden que llevaría a la infame masacre. Así se sucedieron los hechos.

Un grupo de jóvenes sobre un tanque cerca de la plaza Tiananmén

3 de junio: el comienzo

20:00: La televisión y la radio estatal comenzaron a advertir a la población de que debían quedarse en sus casas para liberar el paso de las tropas del Ejército de Liberación del Pueblo. Obviamente, el mensaje provocó el efecto contrario. Cientos de miles salieron a la calle y bloquearon con autobuses los principales accesos al centro de la ciudad.

22:00: El 38.º Batallón del Ejército comenzó a disparar al aire sobre la avenida Chang’an, en un intento por dispersar a quienes les cortaban el paso. Como la estrategia no funcionó, empezaron a tirar directamente a los manifestantes. Era la primera vez que disparaban con munición real desde el comienzo de las protestas. Allí se produjeron las primeras muertes.

La brutalidad de la represión iría en aumento. En las siguientes barricadas que detuvieron su paso, los jefes militares ni se preocuparon por realizar advertencias. Directamente ordenaban abrir fuego con rifles automáticos contra civiles desarmados.

Algunos jóvenes resistieron el avance de los blindados con piedras, palos y bombas molotov (AP Photo/ Jeff Widener, File)

22:30: Cuando llegaron al complejo de apartamentos de Muxidi, donde vivían muchos estudiantes, los uniformados ya estaban completamente fuera de control. Al toparse con trolebuses prendidos fuego, dispuestos por los manifestantes para que no pudieran llegar a la plaza, ubicada a unos cinco kilómetros por la avenida Chang’an, empezaron a disparar a mansalva.

La masacre quedaría chica frente a la que se produciría horas más tarde, pero se estima que 36 personas fueron asesinadas. Muchas estaban en los edificios aledaños, que se convirtieron en blanco de los uniformados, aunque muchos de sus vecinos ni siquiera participaban de las protestas.

Los tanques arrollaron a muchos de los manifestantes que trataron de resistir (AP)

4 de junio: la carnicería

00:30: La plaza Tiananmén estaba completamente a oscuras, hasta que una bengala iluminó el cielo y permitió divisar las primeras tropas. En pocos minutos, todos los flancos del epicentro de las protestas quedaron rodeados de tanques y vehículos blindados. Algunos jóvenes de los cientos de miles que aguardaban la llegada de los militares con la decisión de resistir empezaron a arrojar piedras y bombas molotov para frenar el avance de los soldados, que no dudaron en disparar a matar. Varios vehículos militares quedaron destruidos, pero la mayoría siguió avanzando.

01:30: Tras vencer la resistencia civil, los tanques entraron a la plaza por distintos rincones, aplastando a todos los que se les interponían. Los soldados empezaron a salir también del Gran Salón del Pueblo y del Museo Nacional, arrinconando al campamento. Las tropas establecieron luego un bloqueo, para evitar que otros grupos de manifestantes pudieran ingresar a asistir a los miles que habían quedado adentro.

“Los blindados abrieron fuego contra la multitud (…) antes de pasarles por encima”, escribió en un telegrama secreto enviado al día siguiente Alan Donald, embajador del Reino Unido en China. “Pasaron sobre los cuerpos varias veces, haciendo una especie de ‘papilla’, antes de que los restos fuesen recogidos por una excavadora. Restos incinerados y arrojados con un chorro de agua por las alcantarillas”, contó en el texto, que se hizo público recién en 2017.

“Cuatro estudiantes heridas que suplicaban por sus vidas recibieron golpes de bayoneta”, agregó el embajador. El desquicio de algunos soldados llegó al punto de ametrallar a las ambulancias militares que trataban de socorrer a los heridos, según el diplomático británico.

Un grupo de personas traslada a dos de los tantos heridos a un hospital (Foto: AP/ Jeff Widener, archivo)

04:00: Un tanque derribó la Estatua de la Democracia, un símbolo de que la protesta que había sacudido al país durante un mes y medio había sido pulverizada. Algunos líderes estudiantiles trataron de negociar con los jefes militares para que dejen salir a los sobrevivientes. La propuesta fue aceptada de palabra, aunque enfureció a los manifestantes más radicalizados, que querían seguir resistiendo.

04:30: Las negociaciones se interrumpieron. Algunos grupos de jóvenes marcharon por un corredor hacia el sureste de la plaza y lograron salir por allí, pero varios cayeron tras recibir disparos por la espalda. El Ejército Popular de Liberación había conseguido despejar la plaza a un costo humano incalculable.

06:00: La masacre continuó tras la salida del sol. Enterados del horror que había acontecido durante la madrugada, miles de personas se dirigieron a la plaza. Algunos gritaban “¡Huelga general!”, pero otros eran familiares de quienes estaban acampando, que querían saber qué había pasado con sus seres queridos. Las tropas respondieron disparándoles a todos, para asegurarse de que nadie se acercara al perímetro. Las ráfagas de balas continuaron durante todo el día, hasta que ya nadie más se atrevió a aproximarse. La Plaza Tiananmén permaneció dos semanas ocupada por los militares y cerrada al público.

Como el régimen chino jamás hizo una autocrítica de lo ocurrido, 31 años después, sigue siendo una incógnita el número exacto de víctimas. La información “oficial” que difundieron los periódicos estatales fue que 200 civiles murieron, pero la Cruz Roja china calculó 2.700 a partir de un relevamiento entre los hospitales. “La estimación mínima de los civiles muertos es de 10.000”, sostuvo por su parte el embajador Donald en su telegrama.

Una joven herida de bala agoniza en los alrededores de la plaza Tiananmén (AFP)

5 de junio: el hombre del tanque

Con la plaza despejada, Beijing nuevamente bajo su control y una ciudadanía aterrorizada, que nunca se recuperaría del todo del abuso sufrido, el Comité Central del Partido Comunista de China celebraba. Su dominio sobre el pueblo chino volvía a ser total.

No obstante, tendría que enfrentar un último acto de rebeldía, que se convertiría en un ícono increíblemente potente. Mientras empleados públicos levantaban los escombros y corrían los restos de las barricadas, un hombre de identidad desconocida, vestido con una camisa blanca y pantalón negro, y cargando dos bolsas del mercado en sus manos, se detuvo frente a una columna de tanques que avanzaba por la avenida Chang’an, a pocos metros de la plaza.

Inicialmente detuvo a los blindados mostrando la palma de su mano derecha, con la señal de “stop”. Luego, se trepó al frente del vehículo que encabezaba el convoy y trató de hablar con la tripulación, que debía mirarlo atónita. Después volvió al pavimento. Los tanques trataron de rodearlo, pero el hombre se fue moviendo para bloquearlos una y otra vez.

Algunas personas contemplan el saldo de destrucción la mañana posterior a la masacre (AFP)

La secuencia duró varios minutos, que fueron fotografiados y filmados por periodistas internacionales que la vieron desde la ventana de un hotel. Hasta que dos hombres se acercaron y se lo llevaron, permitiendo el paso de los blindados. Nunca más se volvió a saber de él, pero se transformó en una de las imágenes más reconocidas en el mundo de la resistencia civil ante la brutalidad de los regímenes autoritarios.

La revista Time lo incluyó en la lista de las 100 personalidades más importantes del siglo XX, identificándolo como “el rebelde desconocido”. La prensa británica le dio el nombre por el que se lo conoce hasta hoy, “el hombre del tanque”. Pero su verdadera identidad es un misterio.

The Sunday Express publicó ese mismo año que era un estudiante de 19 años llamado Wang Weilin y que había sido arrestado, pero nadie corroboró esa versión. Otros medios afirmaron que había sido enviado a un campo de trabajo y ejecutado. Pero el régimen nunca admitió siquiera saber quién era. En cualquier caso, el anonimato sirvió para agrandar aún más su figura, convirtiéndolo en un símbolo en estado puro.




viernes, 21 de octubre de 2022

SGM: El rol del petróleo en el conflicto

Petróleo en la Segunda Guerra Mundial

Weapons and Warfare

 



El petróleo se convirtió en un problema estratégico importante para Adolf Hitler y la Wehrmacht cuando Alemania perdió el acceso a las importaciones extranjeras a partir de 1939. El petróleo se tomó de las reservas en Polonia y de los pequeños campos polacos en Borislav-Drogobic; se tomaría de Noruega, Francia y las reservas de otros países ocupados en 1940. Mientras tanto, se importaba petróleo de la Unión Soviética en virtud de acuerdos de trueque relacionados con el Pacto nazi-soviético del 23 de agosto de 1939. Ese acuerdo condujo a la French para proponer bombardear los campos soviéticos en Bakú en el Mar Caspio durante la llamada Guerra Falsa (1939-1940), un proyecto debatido intensamente después de que Joseph Stalin lanzó la Guerra finlandesa-soviética en noviembre de 1939. Fue rechazado por los británicos como probable que conduzca a la guerra con la Unión Soviética sin cambiar el equilibrio de fuerzas frente a la Alemania nazi. Después de que BARBAROSSA cortara los envíos de trueque soviéticos a partir de mediados de 1941, la Wehrmacht se basó en las importaciones de Rumania y en la producción nacional y sintética alemana; esta última producía combustibles de menor grado a partir del carbón en plantas de hidrogenación. Durante la mayor parte de la guerra, Alemania dependió principalmente del petróleo extraído de los campos rumanos de Ploesti. Incluso a plena producción, los pozos rumanos suministraron menos de 6 millones de toneladas. Los británicos habían intentado sin éxito sabotear las obras y los oleoductos de Ploesti que conducían a Alemania durante el invierno de 1939-1940. La USAAF fracasó en su bombardeo inicial de Ploesti en 1942.

La producción total de petróleo alemán alcanzó los 5,7 millones de toneladas en 1941, de los cuales 4 millones de toneladas eran sintéticos. Los alemanes capturaron brevemente el pequeño campo petrolero soviético en Maikop, manteniéndolo desde agosto de 1942 hasta enero de 1943. Sin embargo, la mayoría de sus instalaciones y pozos fueron destruidos antes de que el Ejército Rojo se retirara. Los campos soviéticos más grandes en Grozny estaban 200 millas más allá de Maikop, mientras que los campos principales alrededor de Bakú estaban 300 millas más allá de Grozny. Sin embargo, el petróleo en esos lugares atrajo a Hitler cada vez más hacia el interior del Cáucaso. Los campos de Bakú nunca fueron capturados por la Wehrmacht, a pesar de que Hitler gastó muchas divisiones tratando de alcanzarlos. Una segunda reserva de petróleo soviética que se desarrolló en la década de 1930 existía mucho más allá del alcance alemán, al otro lado del río Volga, cerca de Ufa. La producción de petróleo soviética era de 33 millones de toneladas por año antes de la guerra. Eso cayó a 18 millones de toneladas en 1943, una cantidad todavía el doble del tonelaje disponible para Alemania. A medida que el Ejército Rojo avanzaba hacia el oeste en el verano y el otoño de 1944, invadió dos pequeñas fuentes de petróleo alemanas, una pequeña cantidad de pozos en el este de Polonia y la pizarra bituminosa de Estonia. La destrucción de los pozos y refinerías de Rumania en Ploesti por los bombardeos occidentales y luego la ocupación soviética el 30 de agosto de 1944 significó que el último suministro externo de Hitler fuera el campo de Nagykanizsa en Hungría. Por lo tanto, reforzó fuertemente en Hungría incluso cuando la Wehrmacht y las Waffen-SS estaban librando batallas desesperadas en Prusia Oriental y Pomerania. La lucha condenada al fracaso para mantener Hungría duró desde octubre de 1944 hasta marzo de 1945. un pequeño número de pozos en el este de Polonia y el esquisto bituminoso de Estonia. La destrucción de los pozos y refinerías de Rumania en Ploesti por los bombardeos occidentales y luego la ocupación soviética el 30 de agosto de 1944 significó que el último suministro externo de Hitler fuera el campo de Nagykanizsa en Hungría. Por lo tanto, reforzó fuertemente en Hungría incluso cuando la Wehrmacht y las Waffen-SS estaban librando batallas desesperadas en Prusia Oriental y Pomerania. La lucha condenada al fracaso para mantener Hungría duró desde octubre de 1944 hasta marzo de 1945.

El Medio Oriente apenas estaba desarrollando su capacidad petrolera antes de la Segunda Guerra Mundial. El primer pozo en el Medio Oriente se perforó en Irán en 1908, elevando de la noche a la mañana la importancia estratégica de esa región. El petróleo se extrajo por primera vez de Irak en 1927, Arabia Saudita en 1935 y Kuwait en 1938. Pero la producción era baja para los estándares mundiales y el transporte era difícil y fácil de interceptar. Aun así, la presencia de yacimientos petrolíferos y algo de producción en esas áreas influyeron en el pensamiento estratégico de Gran Bretaña. Contribuyó a que Londres estacionara al ejército indio y otras fuerzas de guarnición en el país, enviara equipos del Ejecutivo de Operaciones Especiales (SOE) y enviara una expedición armada para derrocar un régimen pro-alemán en Irak. Gran Bretaña también extrajo petróleo de Venezuela, que se enriqueció con sus exportaciones durante la guerra. No se descubrió petróleo en volumen en el oeste de Canadá hasta 1947. La producción menor alrededor de los Grandes Lagos ni siquiera satisfizo las pequeñas necesidades de Canadá en tiempos de guerra. Eso significaba que las fuerzas británicas y de la Commonwealth dependían del petróleo estadounidense. Al igual que la Unión Soviética, Estados Unidos tenía vastas reservas internas de petróleo. Los estadounidenses podían recurrir a más de 400.000 pozos de petróleo, que producían casi 700 veces más que los insignificantes 4.000 pozos de Japón. Tal abundancia permitió a Estados Unidos proporcionar a sus aliados con escasez de petróleo combustibles crudos y refinados. Sin embargo, Estados Unidos respondió tarde a la amenaza de los submarinos a su tráfico de petroleros en el Atlántico. La Marina de los EE. UU. tardó meses en aceptar, diseñar y desplegar un sistema de convoyes costeros y encontrar las escoltas para hacerlo funcionar. A más largo plazo, Estados Unidos resolvió el problema de los petroleros construyendo oleoductos desde sus yacimientos petrolíferos y refinerías de Oklahoma y Texas hasta las grandes ciudades y puertos del noreste. Otros oleoductos llevaban fuel oil y productos refinados a los grandes puertos de la costa oeste, para su transbordo al Pacífico.

Japón había comenzado la producción de petróleo sintético en 1937, pero un estudio militar secreto de agosto de 1941 concluyó que se necesitaba mucha más inversión y que, incluso entonces, la producción no se acercaría a las necesidades de Japón hasta 1943-1944. La Armada Imperial Japonesa ya había decidido que la falta de petróleo justificaba la guerra a fines de 1941, antes de que la Armada de los EE. UU. acumulara una fuerza abrumadora en el Pacífico bajo los nuevos proyectos de ley de asignaciones. La falta de petróleo y las sanciones a las exportaciones de petróleo a Japón impuestas por el presidente Franklin D. Roosevelt en 1941 fueron una de las razones principales por las que Tokio decidió seguir el camino nanshin: el camino hacia el sur conducía a las profundas reservas de petróleo de las Indias Orientales Holandesas. Sin embargo, el manejo inepto de Japón de su flota de petroleros durante la Guerra del Pacífico, en particular la falta de convoy, significaba que a fines de 1943 no podía llevar el petróleo de Indonesia a las islas de origen a pesar de que todavía controlaba los campos. El Ejército y la Armada complicaron los problemas al negarse a compartir las existencias de petróleo, sin siquiera informarse mutuamente sobre las reservas disponibles.

jueves, 20 de octubre de 2022

Imperio Asirio: La anexión del Levante

 El Levante: La Anexión Asiria