martes, 24 de agosto de 2021

Rusia: Putin quiere re-escribir la historia rusoviética en favor del comunismo

Putin insiste en tener el control de la Historia: una nueva “comisión de la verdad” inquieta a los intelectuales

En el marco de una política de control del pasado que lleva adelante desde hace más de diez años, el gobierno ruso creó por decreto un nuevo organismo que se ocupará de monitorear textos y eventos, en lo que llaman “defensa de los intereses nacionales”. Infobae consultó a historiadores y expertos
El gobierno de Vladimir Putin (aquí en el último aniversario de la victoria aliada) ha convertido la historia en un campo de batalla de la política actual. (Mikhail METZEL/SPUTNIK/AFP)

Si se le pregunta por Iósif Stalin a un historiador oficialista ruso, responderá que es el hombre que salvó al mundo del nazismo, conductor del Ejército Ruso en la Gran Guerra Patriótica, honrado con un busto en la Avenida de los Dirigentes en Moscú y un monumento en Yalta, en la península de Crimea anexada a Rusia en 2014.

Pero ¿y los muertos del gulag? ¿Y los de la hambruna ucraniana? El historiador repreguntará si acaso hay alguna gran potencia en el mundo que no haya padecido acontecimientos trágicos y errores políticos. Ante el nombre de Mijail Gorbachov vacilará, como quien rebusca en la memoria un dato sin importancia, y comentará que el colapso de la Unión Soviética fue un hecho antinatural y ahistórico.

La historia oficial en Rusia, que acaso aspire a ser hegemónica, según sugiere el anuncio de una nueva Comisión Interministerial para la Interpretación de la Historia, pone el foco en los hechos positivos, que trazan una línea de logros desde el zarismo, pasando por la URSS hasta la estabilidad de las dos décadas de Vladimir Putin. El resto es interpretación intencionada, como el mismo presidente escribió en 2020, para el aniversario 75 del triunfo de los Aliados:

El revisionismo histórico, cuyas manifestaciones observamos ahora en Occidente, y principalmente en lo que respecta al tema de la Segunda Guerra Mundial y su resultado, es peligroso porque distorsiona de forma burda y cínica la comprensión de los principios del desarrollo pacífico.

La Batalla de Stalingrado, uno de los episodios claves de la derrota del nazismo. (waralbum.ru)
La Batalla de Stalingrado, uno de los episodios claves de la derrota del nazismo. (waralbum.ru)

“La mitología histórica de Putin es más compleja de lo que parece”, previene a Infobae Nikolay Koposov, autor de Memory Laws, Memory Wars: The Politics of the Past in Europe and Russia (Leyes sobre la memoria, guerras sobre la memoria: la política del pasado en Europa y Rusia), actualmente profesor en Emory College. “Es bastante inclusiva en el sentido en que los hechos trágicos no necesariamente se minimizan. El Kremlin acepta el hecho de que la historia ha sido contradictoria, sólo silencia, excluye o rebaja algunos eventos que socavan su mitología sobre la guerra”.

En esa sutileza, precisamente, se ha abierto espacio una red que incluye la marcha anual Regimiento Inmortal, nombre que desde 2012 lleva la celebración del día de la victoria de 1945; organizaciones como la Fundación sobre la Historia de la Patria o la Sociedad Histórico-Militar Rusa (RVIO); una política de monumentos y muestras como El Nuremberg soviético o La guerra y los mitos; museos y parques temáticos como Rusia: mi historia o Patriota; superproducciones de cine como Sobibor, sobre el campo de concentración nazi y el levantamiento que lideró el militar soviético Alexander Pechersky; libros y programas de radio y de televisión. Y, ahora, la comisión interministerial.

¿Por qué hacer blanco en la Historia?

El foco de la nueva Comisión estará puesto en la educación histórica en un aspecto amplio, no sólo la currícula escolar, “a los efectos de asegurar un enfoque planificado y activo de lo que atañe a la defensa de los intereses nacionales de la Federación Rusa” que se relacionen “con la preservación de la memoria histórica y la divulgación en el ámbito de la historia”. El decreto que la fundó el 30 de julio le atribuye el derecho a enviar representantes a cualquier seminario, conferencia o actividad donde se hable de historia, y a solicitar datos a los organismos de seguridad.

Trailer en español de "Sobibor", la película rusa de Konstantin Khabensky, basada en el levantamiento que lideró el militar soviético Alexander Pechersky en el campo de concentración nazi

“Siempre ha sido posible enviar a los representantes del gobierno a participar en cualquier evento vinculado a la historia: son abiertos al público”, señaló Koposov. “No creo que los estudios académicos sean el objetivo principal, aunque no quedan excluidos. Internet, en cambio, lo es cada vez más”.

A Claudio Ingerflom, historiador argentino especialista en historia eslava de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y autor de El Zar soy yo: la impostura permanente, de Iván el Terrible a Vladímir Putin, lo sorprendió que el decreto revelara que para Putin “la comunidad cultural, educativa y académica rusa está tan comprometida en falsificar la historia y atentar contra los intereses de la nación que hace falta organizar un comité con las organizaciones de la seguridad del Estado que tenga derecho de contratar historiadores para elaborar respuestas contra ese peligro”.

Se otorga, destacó, una enorme importancia a lo ideológico. “Todos los poderes buscan un lazo que funcione como base social. Pero el neoliberalismo está destruyendo ese lazo social: las solidaridades horizontales se destruyen a nivel ideológico y a nivel material”, siguió Ingerflom. En la historia rusa, el zarismo lo centró en el poder designado por Dios, con la religión ortodoxa a su lado; los bolcheviques, en la creación del Paraíso en la Tierra.

“Hoy, como desapareció la idea de la emancipación y ni la situación mundial ni las características de la economía rusa permiten el bienestar de la mayoría de la población como lazo social, me parece que el gobierno se refugia una vez más en la religión, en el nacionalismo, en el pasado”, agregó.

Contra las narrativas anti-rusas

En 2018 Vladimir Putin conmemoró la Batalla de Stalingrado con una visita a la muestra "Rusia: Mi Historia" en Volgogrado. (AFP/Sputnik /Alexei Druzhinin)

“La comisión es menos un gran cambio que un síntoma de algo que ha estado sucediendo desde hace un tiempo”, dijo a Infobae Anna Anurunyan, investigadora del Wilson Center y autora de The Putin Mystique (La mística de Putin). “Desde 2009 la atmósfera ha cambiado de una manera dramática, por no decir 180 grados”. Desarrolló:

La dirigencia rusa argumenta que se tiende a disminuir el papel del país en la Segunda Guerra Mundial y es en extremo sensible a estas supuestas “narrativas anti-rusas”. Desde su perspectiva, son parte de lo que llama la “guerra híbrida” contra Rusia, que emplea el poder blando sobre la población para preparar alguna clase de revolución o cambio de régimen. Por verlo como una ofensiva occidental encabezada por los Estados Unidos, la dirigencia es en extremo sensible, casi paranoica, ante cualquier clase de intento de revisionismo, principalmente sobre la guerra pero también se puede remontar hasta Iván el Terrible.

La noticia del nuevo organismo evoca la cita de Alexander Herzen, escritor del siglo XIX muerto en el exilio, que Anton Weiss-Wendt incluyó en su investigación sobre la manipulación de la historia desde el Kremlin: “El gobierno ruso, como una Providencia al revés, se ocupa del pasado, no del futuro”.

Por verlo como una ofensiva occidental encabezada por los Estados Unidos, la dirigencia es en extremo sensible, casi paranoica, ante cualquier clase de intento de revisionismo. (Anna Anurunyan)

Weiss-Wendt, autor de Putin’s Russia and the Falsification of History (La Rusia de Putin y la falsificación de la historia), explicó: “No digo nada nuevo si señalo que, de todas las victorias supuestas a lo largo de la historia rusa, el régimen de Putin sólo puede atribuirse una, que se reconoce universalmente: la contribución soviética a la derrota de la Alemania nazi”. Se estima que hubo 27 millones de muertos, la mayor cantidad por país.

El parque temático "Rusia: Mi HIstoria" está en varias ciudades del país (en la foto, la sede de Moscú).

Precisamente para cuidar ese capital, que no es solamente simbólico, se ha creado este organismo que, además de historiadores y funcionarios, cuenta con representantes de las agencias de seguridad e inteligencia. En opinión de este académico del Centro Noruego sobre el Holocausto y experto en los países del Este, la política sobre la historia que ha mostrado el Kremlin desde 2009, cuando se creó una comisión similar a esta, tiene un origen singular. Lo explicó así:

Todo se reduciría a un único evento histórico que el régimen ha luchado con uñas y dientes para enterrar: los protocolos secretos del pacto Molotov-Ribbentrop de agosto de 1939, que dividieron Europa del Este entre Stalin y Hitler y sirvieron como base para la división de Europa en la posguerra, en las esferas de influencia del comunismo y de Occidente. Este es el talón de Aquiles de Rusia y de Putin que hace que la interpretación heroica de la Segunda Guerra Mundial, y por ende del mito fundacional de Rusia, se desmorone.

Koposov acordó con este razonamiento: “El Kremlin sólo minimiza aquellos hechos que carcomen su mitología sobre la guerra. Por ejemplo, su complicidad en el propio estallido de la guerra, algunos (no todos) de los crímenes que cometió el ejército soviético y el hecho de que la liberación de Europa del Este fue, al mismo tiempo, su ocupación”.

Se podría pensar que es una cuestión de orgullo patriótico o de ideología; puede que lo sea, pero también se juegan miles de millones.

Sigue el dinero

Lituania, Letonia y Estonia sufrieron en la guerra, reconoce Rusia, pero la intervención de la Unión Soviética los salvó de la aniquilación bajo los nazis y los incorporó a una nación que se convirtió en potencia: hasta la independencia en 1991, los gobiernos soviéticos industrializaron las zonas.

El pacto Ribbentrop Molotov, en 1939, incluyó en sus puntos secretos la división de Europa del Este entre Stalin y Hitler. (Bundesarchiv)

Los países bálticos, en cambio, creen que fueron víctimas de una ocupación que provocó muerte, atraso y destrozos ecológicos; una comisión gubernamental de Lituania estimó el daño en USD 30.000 millones. También Polonia reclama reparaciones por la masacre de Katyn —casi 22.000 vidas— que realizó el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD) de Lavrenti Beria.

Según fuentes oficiales rusas, en 2018 los reclamos de ocho países del Este de Europa rondaban los USD 425.000 millones; Weiss-Wendt mencionó que Lituania —que tuvo 130.000 deportados entre 1941 y 1953— llegó a hablar de USD 834.000 millones.

La lógica política se desenrolla hasta el presente: “Al criticar a Stalin y al estalinismo, se proyecta una sombra sobre todo el período soviético. Y puesto que Rusia es el Estado sucesor de la URSS, cualquier crítica al pasado soviético es efectivamente la crítica al régimen actual. La noción de Estado sucesor implica, entre otras cosas, una esfera de influencia continua y, al mismo tiempo, la negación de cualquier acto incorrecto al poner a todos estos países bajo el control soviético en primer lugar”, asegura el historiador noruego.

El Kremlin sólo minimiza aquellos hechos que carcomen su mitología sobre la guerra. Por ejemplo, su complicidad en el propio estallido de la guerra, algunos (no todos) de los crímenes que cometió el ejército soviético y el hecho de que la liberación de Europa del Este fue, al mismo tiempo, su ocupación”. (Nicolay Koposov)

Desde esta perspectiva, los pueblos bálticos razonablemente rechazaron a Hitler y se incorporaron por su propia voluntad a la URSS en 1940; la división de Polonia entre Stalin y Hitler en 1939 no tuvo nada que ver con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en cuestión de un mes; la masacre de Katyn no se diferenció del maltrato polaco a los prisioneros rusos soviéticos durante la guerra civil.

Cómo usar el nazismo contra las protestas pro-democracia

El razonamiento incluso se puede extender a la protestas pro-democracia de una década atrás, cuando se anunció que Putin buscaría un tercer mandato. La protección de la historia, que ahora requiere de una comisión interministerial, necesitó antes de un marco legal. Así se crearon o se enmendaron segmentos del código penal para condenar “la glorificación del nazismo y la profanación de símbolos de la gloria militar rusa” (artículo 354.1), “la exhibición y diseminación de símbolos nazis” (artículo 20.3) y “la incitación al odio étnico, racial y/o religioso” (artículo 282), entre otros. Todos ellos han servido para procesar a los opositores a Putin.

La preocupación por la historia se agudizó desde la protestas pro-democracia de una década atrás, contra el tercer mandato de Putin. (Reuters)

“Desde el punto de vista del régimen, la disidencia política se nutre de los intentos de ‘reescribir la historia’, en particular al negar el papel principal de la URSS en la liberación de Europa del fascismo/nazismo, lo cual invalida las incorporaciones territoriales soviéticas en 1939-40, y las posteriores a 1945″, analizó Weiss-Wendt.

Un mes antes del anuncio de la comisión, destacó el académico, se enmendó una ley de 1995 titulada de Conmemoración de la Victoria del Pueblo Soviético en la Gran Guerra Patriótica de 1941-1945. Su artículo 6.1, promulgado el 1 de julio, prohíbe “la negación del papel decisivo del pueblo soviético en la derrota de la Alemania Nazi y la misión humanitaria de la URSS en la liberación de los países europeos”, como también “equiparar los objetivos y las decisiones del liderazgo soviético con aquellos de la Alemania nazi”.

Koposov apuntó a un detalle sobre ese texto: muchas veces se lo simplifica como la asimilación del fascismo y el comunismo, pero nunca apuntó a eso. “Prohíbe la comparación de los objetivos del gobierno soviético durante la guerra, y en parte, implícitamente, los medios que usó para obtenerlos, con aquellos del nazismo. En otras palabras: protege el mito soviético-ruso de la guerra pero no protege la memoria del comunismo. A Putin el comunismo no le gusta en lo más mínimo”.

Sería difícil encontrar un historiador que favoreciera la asimilación de dos procesos tan diferentes. “El signo de igualdad entre nazismo y stalinismo es el resultado de políticas que intentan desprestigiar cualquier proyecto emancipador equiparándolo al nazismo, o es el resultado de la ignorancia y la significación de los hechos”, arriesgó Ingerflom.

El presidente ruso Vladimir Putin en otro homenaje a los soldados de la Segunda Guerra Mundial: la URSS fue el país con más muertos, estimados en 27 millones. (AFP/Sputnik/Alexei Druzhinin)

Sin embargo, el punto parece ser otro, subrayó Ingerflom: “No hay que legislar en estos asuntos. Hay que dejar curso libre al debate. Legislar sienta un precedente, a partir del cual luego se podría prohibir cualquier tipo de discusión”.

“No hay que legislar en estos asuntos. Hay que dejar curso libre al debate. Legislar sienta un precedente, a partir del cual luego se podría prohibir cualquier tipo de discusión” (Claudio Ingerflom)

Por ahora, esta es la discusión que se acalla, principalmente en internet: “Casi todos los casos en los que se ha aplicado el artículo 354.1 han sido contra bloggers. Y de las 40 veces aproximadamente que se usó entre 2015 y 2021, se hizo contra aquellos que acusaron a la URSS de complicidad en el inicio de la Segunda Guerra Mundial”, dijo Koposov.

La Primavera Árabe y la guerra híbrida

En la Rusia de Putin, observó Weiss-Wendt, “debilitar la historia ha sido un proceso tanto gradual como exponencial”. Incluso la población podría prestarle menos atención a lo que parece una manipulación de la historia desde la mirada de un observador externo. “Tras haber quebrado las libertades dentro de Rusia, el régimen se siente cada vez menos escrupuloso en lo que respecta a sus métodos. La careta se cayó cuando sin pudor alguno el régimen decidió eviscerar efectivamente la Constitución, en 2020, y aplastar cualquier fuente de oposición política hasta este mismo momento”, destacó.

Un punto importante en ese proceso se vio hace 10 años. Las manifestaciones de 2011 sucedieron simultáneamente a la Primavera Árabe, y el equipo del entonces primer ministro Putin tomó nota de un hecho: “Alguien en el Departamento de Estado, acaso la propia Hillary Clinton, hizo un comentario de apoyo a los manifestantes”, recordó Anurunyan.

La coincidencia en el tiempo de las manifestaciones de 2011 y la Primavera Árabe alumbraron el concepto de "guerra híbrida" en Rusia. (AFP)

La interpretación del entonces ex e inminente presidente -Putin era primer ministro, el presidente era Dmitri Medvedev- fue, poco más o menos, que ese aval era más de lo mismo: “Los Estados Unidos y sus aliados interferían en los países árabes del lado de los manifestantes, contra los regímenes en el poder. Al Kremlin le preocupó que Occidente pudiera aprovechar protestas similares a los fines de cambiar el régimen”.

Poco después surgió una expresión que sería clave, citó la periodista: la guerra híbrida, que define a todas aquellas formas de intervención no militares, entre ellas económicas, informativas, tecnológicas y humanitarias. Valeri Gerasimov, el general que hoy ocupa la jefatura del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas rusas, publicó en un medio militar el ensayo “El valor de la ciencia en la anticipación”, en el que sostenía:

Las “reglas de la guerra” han cambiado. El valor de los medios no-militares para lograr los fines políticos y estratégicos no sólo se ha incrementado, sino que en algunos casos excede la efectividad de las armas.

Y advertía:

En el Norte de África se han empleado las tecnologías de la información para influir sobre el Estado y la población. Debemos perfeccionar nuestras actividades en el espacio informativo, incluyendo la defensa de nuestros propios objetivos.

El concepto salió de los círculos militares y se fortaleció en 2014, ilustró Anurunyan, cuando los dirigentes rusos vieron en Ucrania “un golpe organizado por Occidente”. Completó: “Para ellos las naciones occidentales traicionaron sus promesas a Rusia y sacaron por la fuerza al aliado del Kremlin, Viktor Yanukovych. En ese momento se convencieron realmente de que sí, la guerra híbrida estaba pasando y Rusia estaba en peligro de caer víctima de esas prácticas”.

El texto del general Valeri Gerasimov: “El valor de la ciencia en la anticipación”.

La “falsificación de la historia”

La tentación de establecer una verdad histórica, en singular, no es patrimonio de Rusia, recordó Ingerflom. “En Occidente se intentó muchas veces. Pero choca contra una tradición construida en los combates por la libertad de opinión, que conquistaron la constitución de una esfera pública independiente del estado. Es una tradición que el poder no regaló, que se conquistó en las luchas populares de los últimos dos siglos, a partir de la Revolución Francesa, y que concluyó con el reconocimiento de una identidad propia de la investigación científica”.

Es una tradición que no existe en Rusia, ni existió en la URSS, destacó el historiador argentino: ”El zarismo condenaba cómodamente a los intelectuales que emitían opiniones y escribían contra los valores del despotismo autocrático”.

Al criticar a Stalin y al estalinismo, se proyecta una sombra sobre todo el período soviético. Y puesto que Rusia es el Estado sucesor de la URSS, cualquier crítica al pasado soviético es efectivamente la crítica al régimen actual. (Weis-Wendt)

Dio el ejemplo de Lenin, quien reunió a cientos de intelectuales que no acordaban con la política del gobierno soviético y los mandó al extranjero. “En su momento pareció muy represivo, pero si lo miramos desde ahora fue una medida muy clemente, porque lo que hizo Stalin menos de 10 años después fue avasallar el Instituto del Profesorado Rojo, un logro de la Revolución Rusa, y desterrar, torturar o fusilar a decenas y decenas de historiadores, en particular a aquellos que se dedicaban a la historia del populismo ruso, el movimiento revolucionario y el movimiento obrero”.

Stalin también hizo algo que hoy recupera una extraña vigencia. Al contar por qué eligió el título de su libro, Weiss-Wendt recordó que, cuando el 21 de enero de 1948 el Departamento de Estado publicó la colección de documentos “Relaciones nazi-soviéticas de 1939 a 1941”, la Oficina Soviética de Información respondió velozmente, el 9 de febrero, con un texto que Stalin en persona editó y tituló “Falsificadores de la historia”.

Allí se hablaba de “enemigos de la democracia” que “le tenían un miedo mortal a la verdad histórica”. Para que no quedaran dudas sobre sus destinatarios, fue traducido al inglés para su distribución diplomática.

Stalin creó la expresión "falsificadores de la historia" al titular así un documento de 1948 en respuesta al Departamento de Estado. (Historia/Shutterstock)

“El panfleto de 1948 no es una revelación”, escribió el académico noruego. “Lo que distinguió a esta publicación de muchas otras es que constituía un ejemplo de construcción de la historia, representaba la opinión personal de Stalin, estaba dirigida específicamente a Occidente y formaba parte del discurso emergente de la Guerra Fría”. A 70 años, agregó, esa expresión resurgió como “uno de los latiguillos utilizados por el régimen de Putin”.

El kitsch soviético

En esas décadas no hubo únicamente situaciones como el proceso contra los historiadores, por el cual un grupo de investigadores de la Universidad de Moscú fue enviado a Siberia en tiempos de Nikita Jrushchov o la persecución al Instituto de Historia bajo su sucesor, Leonid Brezhnev, dos episodios que citó Ingerflom. Hubo también elementos positivos pero, cuando la línea oficial de la historia se derrumbó con la URSS a finales de los ochenta y comienzos de los noventa, no fue posible verlos.

“No sólo se volvió aceptable cuestionar la narrativa soviética sino que se hizo casi necesario”, apuntó Arununyan. “Para asimilar la represión de Stalin. La necesidad de enfrentar este trauma histórico enorme significó que los medios, el gobierno y las élites tuvieran una perspectiva negativa de la historia. Hubo una tendencia a obsesionarse, lo cual fue una reacción natural dado que había sido encubierto durante tanto tiempo”.

El gobierno de Putin, agregó, ha sido muy cuidadoso al conmemorar de varias maneras a las víctimas del stalinismo; sin embargo, “también ha insistido en que no es todo tenebroso y que hay que respetar esa historia”. Es poco realista esperar que un pueblo entero piense en su pasado colectivo como un tren fantasma constante: “No es así como los seres humanos procesamos el trauma. La manera saludable de procesar el trauma es aceptarlo como parte de un todo. Ver a la URSS no sólo como una instancia de terror sino también como el primer hombre en el espacio, como infraestructura. Hay que mirarlo más objetivamente”.

Desde 2012 se llamó "Regimiento Inmortal" a las manifestaciones de recuerdo del 9 de mayo. (REUTERS/Maxim Shemetov)

Mientras no se encubra el pasado, no se reescriban los documentos o se borre gente de la foto, “no tiene nada de malo celebrar la historia”, agregó la periodista rusa, que dijo un ejemplo del modo en que eso sucede sin tener relación alguna con la propaganda oficial: “En Moscú hay una gran cantidad de kitsch soviético: supermercados de la era soviética, cafeterías, restaurantes, tiendas que han reabierto rediseñados. Para mí es algo maravilloso”.

Una política de la historia dictada desde el poder, en cambio, le parece otra cosa. “Gradualmente el intento de mirada objetiva se fue moviendo en la dirección opuesta, apretando los tornillos a los esfuerzos por revisar el pasado, a darle una lavada de cara que se concentre en lo positivo”.

Koposov no se cuenta entre la gran cantidad de gente (entre ellos, expertos) que creen que movimientos como el que impulsa Regimiento Inmortal sean de base. “Lo dudo”, dijo. “Puede ser que mucha gente haya interiorizado el discurso del Kremlin, pero eso no hace que sea su discurso. Sólo significa que han tragado sin reparos lo que ven en la televisión”. Las actividades y productos culturales “han preparado el terreno para la comisión”.

La gente joven, en particular los Centennials rusos, “no han conocido otro gobierno, ni otra interpretación avanzada de la historia, más que la de Putin”, agregó Weiss-Wendt. Sin embargo, personalmente cree que la sacralización del papel soviético en la guerra “se ha convertido en un culto yermo que no interesa a las generaciones más jóvenes”.

Una comisión orwelliana con un director muy polémico

Los rusos que nacieron desde que Vladimir Putin está en el poder, los Centennials, no conocieron otra interpretación de la historia que la del actual gobierno.

La nueva Comisión Interministerial para la Interpretación de la Historia parece reeditar la Comisión para Luchar contra los Intentos de Falsificación de la Historia en Detrimento de los Intereses de Rusia, que el presidente Dmitri Medvedev creó 2009, cuando Putin era primer ministro. El historiador Nikolai Svanidze, uno de los miembros, dijo a Radio Free Europe (RFE/RL) que el grupo no hizo gran cosa —de hecho fue disuelto en 2012— pero que el nuevo “es completamente diferente”.

Ya no participan nombres del Consejo de la Federación y de la Duma (parlamento) y en cambio se ha incluido a “representantes de las fuerzas de seguridad, que sin dudas cambiarán el modo de funcionamiento de la comisión”. Entre ellos se destacan el Servicio Federal de Seguridad (FSB, sucesor del KGB), el ministerio del Interior, el Consejo de Seguridad, el Comité de Investigación, la Oficina del Fiscal General y el Servicio de Inteligencia Exterior (SVR).

Pero aunque salieron activos promotores de la “agenda mnemónica”, como el parlamentario Konstantin Zatulin y la historiadora anti-globalización Natalya Narochnitskaya, y se sumaron representantes de la Sociedad de Historia Rusa y de la RVIO, que no existían en 2009, “la continuidad es mucho más evidente que la ruptura”, aseguró Koposov.

“La composición refleja a la vez la creciente influencia de las agencias de seguridad y una tendencia general a una regulación más estricta de todos los aspectos de la vida pública”, diagnosticó Weiss-Wendt. “No me sorprende. Basta con mirar a los cinco años del Programa de Educación Patriótica para ver que el gobierno cada vez más pone organismos de peso a cargo de programas sobre la historia. Putin percibe la historia como parte de la gestión política, que como tal necesita ‘defensa’. Es otra manifestación de la mentalidad de asedio que cultivó el régimen de Stalin”.

En 2019 el presidente Vladimir Putin visitó una muestra de arte sobre la Segunda Guerra Mundial junto el entonces ministro de Cultura, Vladimir Medinsky. (REUTERS/Shamil Zhumatov)

Si bien el experto noruego esperaba “la creación de un Instituto de Política Histórica más que una comisión”, reconoce que, a diferencia de la primera comisión, que “no contaba con el respaldo de una norma”, la actual lo tiene: un decreto presidencial. “Más que la fugaz comisión de 2009, estos esfuerzos de ejercer control sobre la construcción de la Historia se retrotraen para mí a una mesa redonda de varios organismos gubernamentales que sucedió en diciembre de 2012, poco después de las protestas pro democracia de 2011-2012″. Allí se establecieron líneas que hoy se ven en acción.

La comisión está a cargo del ex ministro de Cultura, Vladimir Medinsky, hoy asesor presidencial y también funcionario de la Sociedad Histórico-Militar, una figura polémica desde que en 2017 el consejo de académicos de Rusia recomendó que se le retirara el doctorado.

Lo había recibido en 2011 por una disertación en Historia, pero cinco años más tarde el filólogo Iván Babitsky presentó una queja, avalada por dos historiadores, ante el Ministerio de Educación: la tesis era “un panfleto de propaganda”, con enormes tramos “simplemente poco académicos” y otros “directamente absurdos”. Se encontraron páginas sospechosamente parecidas a las de trabajos ajenos, lo cual hizo que se revisaran sus tesis anteriores: se hallaron otros posibles plagios.

Sin embargo, a pesar del pedido de la Comisión Superior de Certificación (VAK), el organismo oficial que podía quitarle el doctorado decidió que se lo confirmaba. El autor de la popular serie de libros Mitos sobre Rusia, hijo de uno de los liquidadores que acudieron a ayudar tras el desastre de Chernóbil, no perdió el favor del poder y, tras un período de asesoría presidencial, ahora resultó elegido para dirigir la nueva comisión.

¿Cómo y dónde se “interpretará” la Historia?

En 2017 el consejo de académicos de Rusia criticó duramente la tesis de Vladimir Medinsky y pidió que se le retirase el doctorado. (Pavel Golovkin/REUTERS)

“Ya hemos visto a gente perseguida por decir algo inadecuado, y puede que veamos más, pero principalmente creo que se trata de centralizar y simplificar estas narrativas en los libros de texto y los medios”, opinó Anurunyan. “Y asegurar que los ministerios tengan acceso a estas áreas donde se diseminan las narrativas históricas”. La comisión ofrecería “una especie de supervisión simbólica para otorgar al gobierno más capacidad de hacer lo que, esencialmente, ya ha estado haciendo”.

Weiss-Wendt fue menos optimista: “Implica el control gubernamental de las libertades académicas en general y de las interpretaciones históricas (por lo general vinculadas a las causas y las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial) en particular. Hemos regresado efectivamente a la práctica soviética de una interpretación única y pre aprobada de la historia, aunque esta vez en lo que respecta a ciertos períodos de la historia rusa o ciertos aspectos de la historia soviética”.

Es esta una “reacción excesiva ante lo que la dirigencia rusa percibe como un cuestionamiento occidental al papel de Rusia, que se proyecta como un ataque”, continuó la periodista rusa, “los historiadores rusos sufren, porque se los ve como una quinta columna si están en desacuerdo con las líneas oficiales”.

Juegan en desventaja: “La actividad de la comisión es ‘contrapropaganda’”, citó Ingerflom el decreto que la creó. “Pero la investigación científica académica y la propaganda son dos nociones de campos totalmente diferentes”.

El historiador argentino encontró allí “otra huella soviética, una concepción positivista de la historia”. El decreto, por ejemplo, subraya el respeto por los hechos. “Pero los hechos existen por la significación que se les atribuye. El hincapié en los hechos, como si hablasen por sí mismos, como si fueran sujetos, es común al positivismo”.

La clave, entonces, es quién elabora esa significación: “¿La comunidad científica? ¿O la comisión formada por los detentores del poder político y de las instituciones de los organismos de seguridad? Por eso el decreto se refiere a un abordaje único y a una verdad en singular”.


lunes, 23 de agosto de 2021

GCE: El Corpo Truppe Volontarie Italiano

El Corpo Truppe Volontarie Italiano

W&W




El tipo de caza del Cuerpo Aéreo Nacionalista más importante fue el Fiat CR. 32 italiano, de los cuales siete escuadrones estaban en servicio en agosto de 1938. Estas dos máquinas son `3-60 ′ y` 3-62 ′ (número de tipo - número de avión individual), que sirvieron con la Escuadrilla 2-E-3 durante la campaña de Brunete. en el verano de 1937. Al final de las hostilidades, 20 pilotos nacionalistas habían obtenido cinco o más victorias aéreas; los tres máximos fueron Joaquín García Morato (40 remates), Julio Salvador Díaz Benzumea (25) y Manuel Vázquez Sagistazabal (21½), todos los cuales obtuvieron la gran mayoría de sus victorias volando en el CR. 32.

Con mucho, el apoyo extranjero más importante recibido por los nacionalistas provino de la Italia fascista; esto sumaría unos 78.000 hombres, unos 750 aviones y 150 vehículos blindados. A diferencia de las fuerzas armadas alemanas, los italianos tenían experiencia de combate reciente desde su invasión de Abisinia (Etiopía) en octubre de 1935-mayo de 1936. El 12 de diciembre de 1936, tras el fracaso de los intentos de Franco de capturar Madrid, Mussolini decidió enviar unidades terrestres italianas completas. a España, y los primeros 3.000 hombres de la Missione Militare en España llegaron el 23 de diciembre. A finales de enero de 1937, unos 44.000 italianos estaban en España, en su mayoría miembros de la milicia militarizada del Partido Fascista "Camisa Negra" (Milizia Volontaria per la Sicurezza Nationale, MVSN). El 17 de febrero, la fuerza expedicionaria pasó a llamarse Corpo Truppe Volontarie, CTV; comandado por el general Mario Roatta, en marzo contaba con más de 50.000 hombres.

La CTV inicialmente constaba de cuatro pequeñas divisiones. La 4a División de Infantería Voluntarii Littorio (Voluntarios Lictor) estaba compuesta por voluntarios del Ejército organizados como en una formación regular del Ejército Real, que tenía dos regimientos de infantería cada uno de tres batallones, un batallón de artillería con tres baterías, más un mortero y un batallón de ingenieros. Las otras tres divisiones y un grupo de brigada de infantería independiente pertenecían al MVSN: divisiones de infantería designadas 1a 'Dio lo Vuole' ('Dios lo quiere'), 2a 'Fiamme Nere' ('Llamas negras') y 3a 'Penne Nere' ( Plumas Negras), más el Grupo independiente XXIII de Marzo (23 de marzo). Un regimiento MVSN (legión) tenía solo dos batallones (cohortes) cada uno de 670 hombres. La CTV también contaba con un batallón de carros blindados y tanquetas ligeras, y un cuerpo de artillería de diez regimientos de campaña y cuatro baterías AA. Estaba motorizado en todas partes, pero la artillería estaba obsoleta. En febrero de 1937, la armadura ligera se fusionó con algo de infantería motorizada y artillería en un Raggruppamento Reparti Specializzati ("Grupo de Unidades Especializadas", RRS).

A principios de febrero de 1937, la 1ª Div. MVSN participó en el exitoso ataque nacionalista a Málaga. En marzo, ante la complaciente insistencia de Mussolini, la CTV fue enviada a otra ofensiva cerca de Madrid, en Guadalajara; esto falló, sin embargo, con grandes pérdidas entre las divisiones MVSN. La 3ª División "Plumas Negras" fue absorbida por la 2ª División "Llamas Negras" en abril; El general Roatta fue reemplazado por el general Ettore Bastico y, a partir de entonces, la CTV no llevaría a cabo operaciones independientes del alto mando nacionalista.

Muchos italianos sirvieron a partir de entonces en formaciones mixtas italo-españolas de Flechas (Flechas), proporcionando los oficiales y el personal técnico, mientras que la mayoría de las bases eran españolas. De abril a agosto de 1937, la primera de estas brigadas mixtas, denominada Flechas Azules, salió al campo en Extremadura. El segundo, Flechas Negras, luchó en el País Vasco en el frente de Bizkaia, apoyado por los grupos de Artillería 23 de marzo y 11. Allí, en agosto, la CTV participó con éxito en la ofensiva contra Santander; luego fueron trasladados al frente de Aragón.

En septiembre de 1937, el Grupo `23 de marzo 'fue redesignado como una división, y en octubre se fusionó, con la primera división' God Wills It 'y la segunda división' Black Flames ', en una nueva división consolidada` XIII di Marzo - Fiamme Nere 'División MVSN. En octubre de 1938, con la repatriación de mucho personal vencido, esta formación a su vez se fusionaría con la Div 'Littorio', dejando a la CTV con una única formación consolidada Ejército / Camisa Negra designada Div de Asalto 'Littorio', de dos regimientos de infantería con unidades de apoyo. Este luchó en Cataluña desde el 23 de diciembre de 1938 hasta el 8 de febrero de 1939.

En marzo de 1938, la brigada italoespañola de las Flechas Negras se había comprometido con la ofensiva de Aragón hacia la costa mediterránea, y en noviembre se había ampliado a la categoría de división. La brigada mixta 'Flechas Azules' sirvió de núcleo para otras dos divisiones mixtas italoespañolas denominadas 'Flechas Azules' y 'Flechas Verdes', que en 1939 también participaron en la ofensiva final en Cataluña, junto con el italiano 'Littorio'. División de asalto.

En total, unos 78.500 voluntarios italianos prestaron servicio en España, con un coste de 3.819 muertos y unos 12.000 heridos.

Intervención

En el verano de 1936, muchos generales españoles se rebelaron contra el gobierno republicano del país. Pidieron apoyo militar a Italia y Alemania. A Mussolini no le gustó mucho la idea, pero la vio como una oportunidad para superar a Francia. Desde el punto de vista italiano, Francia parecía tener una habilidad peculiar para actuar de una manera que provocó la ira de otros países. En esos años, los italianos no solo vieron las actitudes francesas como hostiles hacia Italia, sino que también el primer ministro Leon Blum cometió dos errores políticos, que alienaron aún más a Italia. El primero fue un pacto francoespañol. España permitió que las tropas francesas transitaran por territorio español para llegar al norte de África en caso de guerra contra Italia. El segundo fue su anuncio de enviar armas, artillería y hombres para apoyar a la República Española.


Los primeros blindados extranjeros en entrar en servicio con los nacionalistas fueron cinco tankettes CV 3/35 italianos, que llegaron al puerto de Vigo el 26 de agosto de 1936 acompañados de diez tripulantes italianos para servir como instructores. Este sería el tipo de AFV más numeroso empleado por el cuerpo italiano en España, pero, armado con dos ametralladoras de 8 mm y con un grosor máximo de armadura de 15 mm, resultó bastante inadecuado cuando se enfrentó al T-26 provisto por la República soviética. tanques con cañones de 45 mm.

A Mussolini no le importaban los asuntos españoles, pero si la intervención francesa convertía a España en una especie de protectorado francés, o aliado estratégico, Italia podría encontrar las dos salidas del Mediterráneo cerradas a la navegación italiana. Suez era propiedad de una empresa franco-británica. El Estrecho de Gibraltar era transitable porque España era dueña del lado africano, a pesar de la posesión británica de Gibraltar. ¿Qué pasaría si Francia controlara indirectamente ese lado como Gran Bretaña controlaba el europeo? Esto podría representar una amenaza para los intereses estratégicos de Mussolini. El ministro de Asuntos Exteriores italiano, Galeazzo Ciano, convenció a Mussolini de comprometer la Regio Esercito para la operación OMS-Oltre Mare Spagna (España de ultramar).

La Misión Militar Italiana llegó primero a España para coordinarse con el General Francisco Franco. Luego, la Regia Aeronáutica le envió un escuadrón de doce bombarderos. El 4 de agosto de 1936, aviones italianos atacaron y barrieron a la leal flota republicana española fuera del Estrecho de Gibraltar. Luego, aviones italianos y alemanes recién llegados transportaron tropas coloniales españolas desde África a España. El apoyo militar italiano aumentó gradualmente. Se enviaron a Franco técnicos, tanques y especialistas como voluntarios. Carecía de armas modernas y las usaba no para entrenar a sus tropas, sino directamente en combate. Los tanques ligeros italianos jugaron un papel fundamental en el aplastamiento del frente enemigo en Navalcarnero, el 21 de octubre. Tres días después, los asesores militares italianos tuvieron que luchar en Borox. Los tanques ligeros italianos se enfrentaron a los tanques de fabricación rusa por primera vez y ganaron. Así como los nacionalistas españoles y Falange (el partido español de derecha conservadora) recibieron el apoyo de Italia y Alemania, la República, que estaba dominada por socialistas, comunistas y anarquistas, recibió una ayuda sustancial de la Unión Soviética.

Las fuerzas blindadas italianas actuaron como vanguardia de los nacionalistas españoles y llegaron a la Universidad de Madrid durante la tenaz batalla por la capital. El Estado Mayor italiano se dio cuenta de que ya no se trataba de entrenar a los españoles y, con la dirección de Mussolini, aumentó su participación militar al comprometer a cuarenta mil hombres más. "¿Quién lo pidió?" Franco preguntó secamente al teniente coronel Emilio Faldella, jefe de la Misión Militar Italiana, aunque él no las rechazó.

El CTV-Corpo Truppe Volontarie (Cuerpo de Tropas Voluntarias) -llegó a España. Estaba compuesto por cuatro divisiones ligeras apoyadas por un gran contingente de artillería pesada, la Artiglieria Legionaria (Artillería del Legionario), y un componente aéreo, la Aviazione Legionaria.

Se han escrito miles de páginas para demostrar que la CTV era cualquier cosa menos voluntarios y que la participación de Italia en la Guerra Civil española fue impopular; están en gran parte equivocados. Si bien es cierto que los primeros tres mil hombres enviados a España en diciembre solicitaron originalmente ir a Etiopía como obreros civiles, también es cierto que, según documentos de archivo, mucha gente pidió ser voluntario para España. El Archivo del Ejército contiene muchos informes al respecto. Por ejemplo, el Distrito Militar de L'Aquila recibió cientos y cientos de solicitudes. El Distrito Militar de Campobasso recibió repentinamente a más de mil voluntarios.

¿Por qué tanta participación en esta guerra civil? Hubo dos razones centrales. El primero fue la propaganda. Las noticias de España, más o menos reforzadas por la propaganda estatal, mostraban una situación terrible en España. El horror de la guerra librada contra el clero, con monjes y sacerdotes torturados y fusilados, monjas violadas, iglesias destruidas y sacrilegio cometidos, todo jugado para el público italiano. Para un país católico como Italia, estos horrores fueron suficientes para alentar una especie de "cruzada", como los nacionalistas llamaban a la guerra. La segunda razón fue el dinero. Cada voluntario recibió un bono de alistamiento de 300 liras, un salario diario de 20 liras y un salario diario adicional de 3 pesetas del gobierno nacionalista español. Era mucho dinero para las clases bajas, especialmente en un período de alto desempleo, incluso si el gobierno fascista no lo admitía.

El general Mario Roatta comandaba la CTV, bajo el nombre de Mancini, porque oficialmente Italia no estaba involucrada. Lucharon con éxito en Málaga y Motril en febrero de 1937.

Del lado republicano, venían muchos voluntarios de todas partes para luchar contra el fascismo. George Orwell de Inglaterra, Ernest Hemingway de Estados Unidos y, dicho sea de paso, también muchos italianos que componían un batallón. Los italianos estaban presentes en ambos lados, pero a Franco no le gustó. Cuando pensó que las sugerencias estratégicas de Roma se estaban volviendo demasiado intrusivas, trató de reducir su presencia, pero los acontecimientos lo convencieron de lo contrario. El 15 de febrero de 1937 pidió a la CTV que lanzara una ofensiva sobre Guadalajara en el plazo de un mes. Sin embargo, tres días después, tras un contraataque republicano victorioso, Franco pidió a Roatta una intervención inmediata. Fue el punto de inflexión.


Miembros italianos del Corpo Truppe Volontarie que ayudaron a las fuerzas de Franco durante la guerra. Llevan bandoleras de tropas montadas y la mayoría está armada con la carabina Carcano M1891 con una bayoneta plegable fijada de forma permanente.

El 8 de marzo de 1937, las tropas italianas atacaron a lo largo de la Carretera de Francia, la ruta del sur a Madrid, Zaragoza y Francia. La nieve y el hielo cayeron sobre las tropas que avanzaban, y el mal tiempo sobre los aeródromos nacionalistas impidió cualquier apoyo aéreo para la ofensiva italiana. En el lado republicano, el buen tiempo no impidió que los aviones republicanos proporcionaran cobertura aérea. Además, cuando los republicanos contraatacaron, los nacionalistas no apoyaron a los italianos. A pesar de estas circunstancias, la CTV inicialmente avanzó 22 millas, perdió 12 y luego retuvo las 10 millas restantes. Pero no lograron alcanzar sus objetivos y la batalla debía considerarse una pérdida. Después de esto, Franco no aceptó los consejos estratégicos italianos.

La propaganda republicana explotó esta victoria: No pasara`n-¡No pasarán! Mussolini estaba tan enojado por esta propaganda que decidió dedicar mayores fuerzas a la guerra. Las tropas italianas aumentaron en calidad y cantidad y Mussolini finalmente admitió su participación oficial el 20 de octubre de 1937. Su admisión también puso fin a la grotesca “piratería” en el Mediterráneo. Desde los primeros días de la guerra civil, los buques mercantes que se dirigían a España habían sido hundidos por "misteriosos" submarinos. La Regia Marina, no admitió responsabilidad, pero fue bien conocida. Después de una iniciativa de la Liga de Naciones, la Regia Marina junto con la Kriegsmarine alemana, la Royal Navy británica y la Marine Nationale francesa participaron en el control antipiratería en el Mediterráneo y a lo largo de las costas españolas.

Los servicios secretos italianos y alemanes en el Mar Negro y los Dardanelos observaron barcos soviéticos que transportaban suministros y artillería a España. Los submarinos italianos actuaron en consecuencia y los "piratas" hundieron los barcos. Pero fue gracias a las operaciones contra la piratería que la Royal Navy pudo descifrar los códigos secretos de la Regia Marina. Esto se convertiría en un problema para la marina italiana en unos años.

En tierra, las fuerzas italianas lucharon en todos los frentes españoles. El Legionnaire Air Force, como se llamaba en España a la Regia Aeronautica, perdió 175 pilotos en combate. Se utilizaron tropas en el norte; y el apoyo de la Artillería Legionaria jugaron un papel fundamental en la campaña en el norte. Las tropas italianas participaron en la toma de Bilbao, y la siguiente batalla de Brunete se ganó con el papel decisivo de la Aviazione Legionaria: destruyó 100 aviones enemigos y su apoyo aéreo cercano detuvo los contraataques enemigos. Las tropas italianas atacaron posteriormente y, el 26 de agosto, se apoderaron de Santander. Cuando los tanques italianos llegaron al centro de la ciudad, los partidarios nacionalistas los aclamaron gritando: “¡Han pasado! ¡Han pasado! ”- ¡pasaron! Después de esa batalla, el general Ettore Bastico fue llamado a Roma. De hecho, Franco protestó porque Bastico permitió que muchos militares y oficiales republicanos civiles locales buscaran refugio en barcos británicos. No era la primera vez que los italianos actuaban de manera diferente a los españoles. Las tropas italianas consideraban a los republicanos como prisioneros de guerra. Los nacionalistas no lo hicieron. En los primeros días de la guerra, sus tribunales militares condenaron a muerte a los prisioneros. Una primera protesta formal italiana tuvo poco impacto. Cuando el cuartel general italiano volvió a protestar, los nacionalistas respondieron que tenían más cuidado con quién era condenado a muerte: ¡absolvieron hasta el 30 por ciento del total!

Otras operaciones resultaron decisivas para la guerra en el norte de España. Las tropas de Franco se vieron en apuros cerca de Huesca en diciembre y fueron salvadas por el Legionario de Artillería y el Ejército del Aire. En marzo, las tropas italianas lucharon en Cataluña. Tomaron Huesca y marcharon hasta la desembocadura del Ebro. Cuando llegaron al mar, habían perdido 3.000 hombres, tomado 10.000 prisioneros y capturó tres ciudades y cincuenta pueblos. La República española ahora estaba partida en dos.

La guerra terminó el 1 de abril de 1939. El apoyo italiano había sido claramente decisivo. Mussolini entregó a Franco todos los vehículos y armas pesadas que utiliza la CTV. Lo hizo porque era más barato dejarlos en lugar de enviarlos de regreso a Italia, pero como era la primavera de 1939, era el peor momento posible para darle un regalo así a alguien. Italia echaría mucho de menos el equipo pesado

domingo, 22 de agosto de 2021

Nazismo: La muerte de Heydrich y la degradación de Rowehl

"Opera House": la muerte de Heydrich y la degradación de Rowehl

W&W




En la década de 1930, Theodor Rowehl era un Flugkäpitan en la aerolínea Hansa-Luftbild. Este fue un innovador en los nuevos métodos de fotografía aérea, así como en el uso comercial de la fotogrametría. Su predecesora, Aero Lloyd Luftbild GmbH, fue fundada en 1923 como una sucursal de la aerolínea de transporte "Deutsche Aero Lloyd". Luego se fusionó con la aerolínea de transporte "Junkers Luftverkehr AG", dando lugar a la formación de la aerolínea Deutsche Lufthansa. Después de eso, Aero Lloyd Luftbild GmbH pasó a llamarse Hansa-Luftbild. Su director fue Wilhelm Gessner, que ocupó el cargo hasta su muerte en 1945.

Después de enterarse de que Polonia estaba construyendo nuevas defensas en la frontera con Alemania, Rowehl realizó varios vuelos sobre la zona fronteriza. No se sabe exactamente quién le ordenó realizar esta tarea. En la década de 1920, las grandes empresas alemanas, como Siemens, crearon sus propios servicios de inteligencia. El industrial y "rey de los periódicos" Alfred Hugenberg financió "Alemanes para el servicio en el extranjero" y algunas empresas siderúrgicas: la organización "Nunzia". Todos ellos se dedicaban principalmente al espionaje industrial en el extranjero, pero tenían conexiones secretas con la Abwehr. Es posible suponer que Hansa-Luftbild estaba relacionada de alguna manera con "Nunzia".

Fotos de las fortificaciones polacas tomadas por Rowehl "milagrosamente" llegaron a la cabeza de la Abwehr Oberst von Bredow. Apreció las posibilidades de la fotografía aérea y se dio cuenta de que era el método más avanzado de inteligencia técnica. Von Bredow contrató a Rowehl para trabajar en su organización.

Oficialmente, Rowehl seguía siendo piloto de Hansa-Luftbild, pero en realidad trabajaba para la inteligencia militar alemana. La Abwehr financió la continuación de los vuelos de reconocimiento sobre territorio polaco. Rowehl recibió un avión Ju W34be / b3e, número D-1119, que estaba especialmente equipado para vuelos a gran altitud y equipado con un motor británico Bristol Jupiter VII. En este avión, el 26 de mayo de 1929, el piloto de pruebas Wilhelm Neuenhofen (más tarde famoso por el primer vuelo del prototipo Ju 87V1 el 17 de septiembre de 1935) se elevó a una altura de 12.739 m (41.795 pies), estableciendo un récord mundial de altitud. Fue registrado oficialmente por la Federación Internacional de Aviación. Ahora, este avión récord se iba a utilizar para misiones secretas.

Pronto Rowehl se unió a varios otros pilotos de Hansa-Luftbild. Un aumento sospechosamente agudo en el número de incidentes, cuando los pilotos alemanes generalmente eficientes "se perdieron" y "accidentalmente" se encontraron en el espacio aéreo polaco, hizo que la contrainteligencia polaca sospechara que estos aviones "civiles" estaban realmente involucrados en espionaje. Pero no tenían pruebas.

Después de la llegada al poder de los nazis, que soñaban con vengarse de la derrota en la Gran Guerra de 1914-1918, la labor de la inteligencia alemana recibió un nuevo impulso. Ya a finales de 1933, Theodor Rowehl había regresado oficialmente al servicio militar y había sido nombrado jefe del departamento de fotografía de la sede de Luftkries VI (6º Distrito Aéreo). Su oficina estaba en Kiel. La aerolínea aparentemente "civil" Hansa-Luftbild comenzó a expandir sus áreas de operación. Aviones de reconocimiento con librea civil comenzaron a volar sobre Checoslovaquia, Francia y Bélgica. En 1934, Rowehl realizó varios vuelos sobre la Unión Soviética, fotografiando las bases navales de Kronstadt, Leningrado, Pskov y Minsk. Esta información permitió a los alemanes obtener información precisa sobre la composición de la flota rusa en el Báltico y la implementación del programa de construcción de nuevos barcos y submarinos.

En el otoño de 1934 hubo un enfrentamiento entre el jefe de la Reichswehr, el general Werner von Blomberg y el jefe de la Abwehr Konrad Patzig. Blomberg se enteró de las misiones secretas de reconocimiento aéreo y acusó a Patzig de "provocar la guerra" y amenazar las "intenciones pacíficas" del Führer. Patzig estaba en malos términos con la policía secreta de los nazis (Geheime Staatpolizei - Gestapo), y parece que la Gestapo proporcionó información a Blomberg sobre el trabajo "provocador" de la Abwehr. Patzig fue despedido y el 2 de enero de 1935 Wilhelm Canaris fue nombrado jefe de la Abwehr.

Canaris estaba muy interesado en la continuación de las misiones secretas y decidió contar con el apoyo del ministro de Aviación del Reich, Hermann Göring. El jefe de la Abwehr mostró al narcisista y vanidoso compañero de Hitler los resultados de los vuelos de Hansa-Luftbild (fotos de fortificaciones en Francia, Polonia y Rusia). A Göring le gustó esta oportunidad de convertirse en un proveedor de inteligencia estratégica para el Führer. El 1 de marzo de 1935, Alemania anunció la creación de la fuerza aérea: la Luftwaffe. El mismo día, Theodor Rowehl se inscribió en él con el rango de Hauptmann. Göring le ordenó personalmente que creara el primer escuadrón para misiones secretas: Fliegerstaffel z.b.V. Se formó en el aeródromo de Staaken cerca de Berlín. El escuadrón estaba compuesto por cinco aviones con tripulaciones de Deutsche Lufthansa. El comandante adjunto del escuadrón era un navegante experimentado, Siegfried Knemeyer, a quien Rowehl había designado personalmente. Fliegerstaffel z.b.V. recibió sus órdenes del 5º Departamento del Estado Mayor de la Luftwaffe y de la Abwehr-I. Las fotos tomadas durante las misiones fueron estudiadas primero por representantes de la inteligencia militar, luego fueron enviadas al cuartel general de inteligencia de la Luftwaffe en Zossen.

Se llevaron a cabo misiones secretas al amparo de Deutsche Lufthansa. Disfrazados de aviones de pasajeros, los aviones Fliegerstaffel z.b.V se desviaron "accidentalmente" de sus rutas y llevaron a cabo sus misiones secretas. En 1936-7, el escuadrón recibió tres pasajeros He 111. Fueron el prototipo He 111V2 W. Nr. 715 "D-ALIX" "Rostock", He 111V4 W. Nr. 1968 "D-AHAO" "Dresde" y He 111C-03 W. Nr. 1830 ‘D-AXAV’ ‘Köln’. Vestían la librea de Deutsche Lufthansa y llevaban cámaras ocultas a bordo. En 1937, la Abwehr llevó a cabo una misión secreta sobre Gran Bretaña. Durante la mayor parte de este tiempo, solo hubo un incidente grave que podría haber dado lugar a la divulgación del programa. Él 111V2 W. Nr. 715 "D-ALIX" se estrelló en territorio soviético durante un vuelo al Cáucaso. Los rusos estudiaron los restos y adivinaron el verdadero propósito del avión, pero no protestaron demasiado.

Durante la crisis de los Sudetes, los alemanes utilizaron por primera vez la información obtenida durante las misiones secretas. Había 3,3 millones de alemanes étnicos en la región de los Sudetes de Checoslovaquia que se quejaron de acoso y discriminación por parte del gobierno checo. En febrero de 1938, el Führer pronunció un discurso en el Reichstag, durante el cual pidió al mundo "que preste atención a las terribles condiciones de vida de nuestros hermanos alemanes en Checoslovaquia". Engañados por el canciller alemán, el primer ministro británico Neville Chamberlain y el presidente francés Edward Daladier hicieron concesiones. Ingenuamente esperaban que los territorios checos "pacificaran" a Alemania y ayudaran a evitar una nueva guerra en Europa. En una reunión de Hitler, Mussolini, Daladier y Chamberlain en Munich el 29 de septiembre se llegó a un acuerdo sobre el desmembramiento del territorio de Checoslovaquia. La noche del 30 de septiembre, los británicos y franceses obligaron al presidente checoslovaco, Edvard Beneš, a aceptar un ultimátum alemán.

Al día siguiente, se firmó el texto del acuerdo de Munich. Entre el 1 y el 10 de octubre de 1938, los Sudetes fueron transferidos a Alemania. La Wehrmacht ya tenía un plan para invadir Checoslovaquia. A disposición del personal alemán se encontraban mapas detallados de las fortificaciones fronterizas checas, aeródromos, puentes y fábricas de armamento.

El liderazgo de la Luftwaffe y Abwehr elogió las actividades de Rowehl. En noviembre de 1938 fue ascendido a Oberstleutnant. En enero de 1939, el Oberbefehlshaber der Luftwaffe (Comandante en Jefe de la Luftwaffe) formó Aufklaerergruppe Oberbefehlshaber der Luftwaffe (Aufkl.Gr.Ob.d.L.), Que se conocía informalmente como "Grupo Rowehl". Tenía su base en el aeropuerto Werder, cerca de Potsdam.

Inicialmente, el grupo estaba formado por dos escuadrones, equipados con He 111, Do 17 y Bf 110. Entre ellos se encontraban siete máquinas especialmente construidas para el Grupo Rowehl. Cuatro Do 17R (R-l - R-4) fueron versiones mejoradas del Do 17M, y tres Do 17S (SYS 3) fueron versiones mejoradas del Do 17Z, todas equipadas con motores DB 601. Durante 1939 Aufkl.Gr.Ob.d.L. probó prototipos de varios aviones, que se suponía que se utilizarían para el reconocimiento aéreo. Entre ellos había varios Do 215 y un Do 217A-0.

En agosto de 1939 se formó en el aeropuerto de Oranienburg la Versuchsstelle fur Hohenfluge (VfH - Estación experimental para vuelos de gran altitud), que también estaba subordinada al Oberstleutnant Rowehl. Se contrató personal de la aerolínea estatal Hansa-Luftbild. Esta empresa pasó a formar parte de la Luftwaffe, pero al mismo tiempo siguió siendo formalmente una empresa civil.

El VfH estaba compuesto por tres empleados. Solo el primero se dedicó directamente a la investigación de vuelos a gran altitud y reconocimiento aéreo. El 2º realizó pruebas exhaustivas en aviones extranjeros, mientras que el 3º se encargó de vuelos secretos para insertar agentes, solos o en grupo, en otros países.

A lo largo de 1942, el Aufkl.Gr.Ob.d.L. cumplió con éxito las misiones que le fueron asignadas. Sus aviones se dedicaron al reconocimiento aéreo estratégico para el ejército, la Luftwaffe y la Abwehr simultáneamente. Paralelamente, el Grupo Rowehl participó en misiones para la entrega en territorio enemigo de agentes y su reabastecimiento. Pero, a pesar de estos éxitos, a finales de 1942 empezaron a acumularse nubes oscuras sobre el Oberstleutnant Rowehl y su unidad.

Las razones de esto tenían su origen en la rivalidad de larga data entre la Abwehr y el SD, que gradualmente se convirtió en una confrontación abierta. Desde su ascenso al poder en 1933, Hitler tenía planes de crear un único servicio secreto, que estaría completamente dedicado a él y a las ideas del nacionalsocialismo, además de estar totalmente controlado por los nazis. La Abwehr no cumplió con estos requisitos. En primer lugar, era una estructura de la Reichswehr y, por lo tanto, muchos oficiales superiores no ocultaban su desprecio por los nazis, creyendo que eran advenedizos, que por casualidad estaban "en la cima". Por esta razón, el Führer, dejando la Abwehr a los militares, comenzó a crear sus propios servicios de inteligencia. El 26 de abril de 1933 se formó la policía estatal secreta, la Gestapo (de 1936 a 1945 estuvo encabezada por Heinrich Müller). En marzo de 1934, se formó el SD y se nombró a Reinhard Heydrich, de 32 años, para dirigirlo. El 27 de septiembre de 1939, se formó la Reichssicherheitshauptamt (RHSA - Dirección General de Seguridad del Estado), que se convirtió en uno de los doce departamentos principales de las SS subordinados al Reichsführer-SS Heinrich Himmler. El jefe de la RSHA era el infame Heydrich. Constaba de seis departamentos, incluida la cuarta oficina, la Gestapo, y la sexta oficina, el servicio de inteligencia exterior del SD, que desde el 22 de junio de 1941 estaba dirigido por Walter Schellenberg.

Desde el principio, las relaciones entre Heydrich y Canaris fueron hostiles, debido a la propia naturaleza de sus servicios. Los "Diez Mandamientos" antes mencionados, el acuerdo sobre la división de esferas de influencia entre la Abwehr y el SD, solo le dieron a su rivalidad un aspecto civilizado temporalmente. Exteriormente, el SS-Gruppenführer y el Almirante mantuvieron las mejores relaciones. Eran vecinos, vivían en la misma calle y sus casas de campo también estaban cerca. Con sus esposas, asistían regularmente a las fiestas del otro. Pero Heydrich nunca dejó de pensar en cómo lidiar con Canaris y la Abwehr, y de someterlos al SD. Para ello, era necesario socavar su credibilidad ante Hitler, sembrando dudas sobre la veracidad de la información producida por la Abwehr y la lealtad política de Canaris y sus empleados.

La primera oportunidad de Heydrich para hacer esto llegó a principios de 1940. En la mañana del 10 de enero, un avión Bf 108 despegó del aeródromo de Loddenheide cerca de Münster. A bordo iban el piloto Major Honmans (comandante del aeródromo de Loddenheide) y su pasajero Major Helmuth Reinberger, oficial de comunicaciones de Luftflotte 2. El avión se dirigía a Colonia, pero en la niebla Honmans se perdió e hizo un aterrizaje de emergencia en Bélgica, cerca de la ciudad de Mechelen-aan-de-Maas, ubicada a 2 km de la frontera alemana. Esto parecería ser un incidente menor, pero en el maletín de Reinberger había documentos ultrasecretos: planes para un ataque sorpresa contra Bélgica y Holanda. El mayor logró quemar algunos de ellos, pero entre los fragmentos sobrevivientes de tres documentos estaban las instrucciones para Luftflotte 2 con detalles de la ubicación de las tropas belgas en Amberes y Lieja. Los belgas informaron del contenido de los documentos capturados al estado mayor británico, francés y holandés. Cuando Hitler supo esto, se puso furioso. Ante la sospecha de que el incidente fue una traición deliberada, exigió una investigación exhaustiva. Fue una gran oportunidad para Heydrich, porque la Abwehr era responsable de garantizar la protección de los secretos de estado, los documentos de especial importancia y las personas que tenían acceso a ellos. Como resultado, Canaris tuvo que hacer un gran esfuerzo para convencer al Führer de que se trataba simplemente de negligencia por parte de dos oficiales de la Luftwaffe.

Cabe señalar que tales sospechas no eran infundadas. En el otoño de 1939, el SD ya estaba armando un caso contra la Abwehr. Las acciones del Dr. Josef Müller, un ex abogado de Munich, despertaron considerables sospechas en la SD. En octubre de 1939 llegó al Vaticano para encontrarse con el Papa Pío XII, con una carta de recomendación del cardenal Michael Faulhaber de Munich. Müller era amigo del Oberst Hans Oster, un oficial superior de la Abwehr, y disfrutaba de la plena confianza de Canaris. Mientras estaba en el Vaticano, se puso en contacto con el embajador británico ante el papado y, a través de él, con la inteligencia británica. La primera tarea de Müller fue explorar la posibilidad de paz con el Reino Unido. Toda la información sobre las actividades del mensajero de Canaris recopilada por SD se combinó en un dossier llamado "Capilla Negra". Pero Heydrich no tenía pruebas suficientes para actuar abiertamente contra el jefe de la Abwehr.

A principios de abril de 1940, el mismo Oster, conocido por su activa participación en la oposición antinazi, le contó a su amigo el mayor Gijsbertus Jacob Sas, agregado militar adjunto de la embajada holandesa de los Países Bajos en Berlín, información secreta de gran importancia. Se trataba de la finalización de los preparativos para la Operación "Weserubung", la invasión de Dinamarca y Noruega. Pasó esta información a un diplomático noruego, que por alguna razón no se la dio a su gobierno. Un mes después, a través del Vaticano, los belgas recibieron información sobre el inminente ataque a Bélgica y Holanda. Después de eso, los holandeses movilizaron su ejército y la Fuerza Expedicionaria Británica y las unidades francesas se trasladaron a la frontera con Bélgica. Una vez más, los agentes de Heydrich supieron de estas filtraciones de información estratégica crítica. En la tarde del 9 de mayo, el servicio de escucha de SD grabó una conversación telefónica entre el Mayor Sas y La Haya, durante la cual dijo: "el Cirujano decidió hacer la operación a las cuatro de la mañana". Pero el comando holandés, aparentemente, no creyó esta advertencia de inmediato. Esa noche, los agentes de la SD interceptaron otra llamada, esta vez de La Haya a Berlín. Confirmando la información transmitida, el Mayor Sas dijo que provenía de una fuente absolutamente confiable.

Después del comienzo de la invasión de Bélgica y Holanda, el jefe de la Gestapo Müller y el jefe de inteligencia extranjera Schellenberg fueron llamados a la oficina del jefe de la RSHA. Heydrich les dijo:

El Führer y el Reichsführer-SS me han encargado que investigue uno de los casos de traición más atroces en la historia de Alemania. Hace algún tiempo, dos mensajes de radio fueron interceptados por el enviado belga al Vaticano a su gobierno; contenían la fecha exacta de nuestro ataque en Occidente. Esto sucedió treinta y seis horas antes de que el Führer lo anunciara oficialmente. El Führer está consternado. Exige, independientemente de los medios, que se encuentre al traidor.

Heydrich quería una investigación exhaustiva bajo los auspicios del SD, pero aún tenía que observar los "Diez Mandamientos", por lo que la investigación la llevó a cabo la contrainteligencia militar: Abwehr-III. Como resultado, Canaris, que sabía perfectamente bien cómo se filtraba la información, pudo ocultar los rastros que conducían a su oficina, pero solo con gran dificultad. De modo que Heydrich tuvo que esperar el momento oportuno y seguir reuniendo concienzudamente su expediente sobre Abwehr.

Pronto, Heydrich tuvo otra oportunidad de destruir la Abwehr. En la noche del 27 al 28 de febrero de 1942, un grupo de comandos británicos atacó la estación de radar alemana en Cabo Antifer, cerca de Le Havre, que estaba equipada con el último radar FuG5 "Würzburg". El personal de la estación, dirigido por Hauptmann Ferdinand Alexander von Preussen, fue expulsado. Los comandos sacaron las partes más importantes y fotografiaron el resto, y luego regresaron sanos y salvos a Inglaterra. Como quería Heydrich, la investigación posterior reveló serias fallas en el ocultamiento y protección de sitios importantes, cuya responsabilidad recaía en Abwehr-III. Además, se culpó a la Abwehr de no proporcionar ninguna advertencia sobre la inminente incursión. Hitler estaba furioso. Exigió que Canaris proporcionara un informe completo sobre las actividades de inteligencia contra los británicos, así como información sobre cuánto habían avanzado en la creación y uso del radar. Como ya se describió anteriormente, casi todos los agentes de la Abwehr entregados a Inglaterra pronto cayeron en manos del MI5 y se convirtieron en agentes dobles. Por lo tanto, no había prácticamente nada de qué jactarse, y la información disponible era extremadamente poco confiable. Como resultado, el Almirante ignoró la orden del Führer, tratando de distraerlo con argumentos evasivos. Walter Schellenberg escribió en sus memorias: "Este comportamiento finalmente lo separó de Hitler, y desde ese momento se decidió el destino de Canaris". Hitler autorizó a Heydrich a lanzar una ofensiva concentrada contra la Abwehr, algo con lo que había soñado durante mucho tiempo. El SD ​​abordó el caso con celo, y todo apuntaba a que la carrera de Canaris terminaría en 1942.

Pero el destino le dio al Almirante un respiro de un año y medio. Temprano en la mañana del 27 de mayo de 1942, el jefe de la RSHA y diputado Reichsprotektor de Bohemia y Moravia Obergruppenführer SS Heydrich condujo como de costumbre desde su casa de campo a su oficina en el antiguo Castillo Real en el centro de Praga. A la entrada de la capital checa, dos hombres con monos saltaron frente a su Mercedes descapotable. Estos fueron Josef Gabčik y Jan Kubiš, entrenados en Inglaterra y luego se lanzaron en paracaídas hacia la República Checa. Uno de ellos disparó contra Heydrich y su conductor, el otro arrojó una bomba debajo del auto. Heydrich logró disparar contra uno de los atacantes, pero resultó gravemente herido por los fragmentos de la bomba. A pesar de la cirugía urgente y los esfuerzos de los médicos, murió en un hospital de Praga el 4 de junio. Uno solo puede preguntarse si el atentado contra Heydrich fue inspirado de alguna manera por el astuto Canaris, que constantemente siente su aliento en la nuca.

El "caso de Heydrich" fue continuado por su sucesor como jefe de RSHA Obergruppenführer Ernst Kaltenbrunner. A fines de 1942, todos los empleados de Abwehr y todos los que estaban asociados con ella estaban en la mira del SD. Todos estos eventos no pudieron pasar por alto al Oberstleutnant Rowehl. Durante doce años, comenzando en 1930, sus propias actividades, y luego las actividades de su escuadrón y grupo, estuvieron estrechamente asociadas con la Abwehr. Rowehl informó personalmente a Canaris sobre los resultados de los vuelos de reconocimiento y la entrega de agentes. Así como la autoridad de la inteligencia militar y su jefe cayeron drásticamente a los ojos de Hitler, también lo hizo Rowehl. Tenía muchos enemigos envidiosos en el Reichsluftfahrtministerium (RLM - Ministerio del Aire del Estado), quienes dijeron que en tiempo de guerra había no se necesitaba un grupo de élite de inteligencia de aviación de largo alcance, y sus misiones podrían ser realizadas por unidades de reconocimiento convencionales. En la situación actual, Canaris ya no pudo proteger al grupo Rowehl.

Al final, el 27 de enero de 1943 Aufkl.Gr.Ob.d.L. se disolvió oficialmente. Su antiguo 1º, 2º y 3º Staffelen pasó a formar parte del recién formado Aufkl.Gr.100. No tenía un estatus "especial" y operaba a la par con el resto de los grupos de reconocimiento de largo alcance de la Luftwaffe (Aufkl. Gruppen). Uno de los mejores pilotos del grupo Rowehl, el mayor Siegfried Knemeyer, fue nombrado comandante del grupo de reconocimiento de entrenamiento de combate bajo el mando del comandante en jefe de la Luftwaffe (Aufkl.Lehr.Gr.Ob.d.L.). Continuó pilotando todos los aviones nuevos, probando su idoneidad como exploradores. El 29 de agosto de 1943, Knemeyer recibió la Cruz de Caballero. Luego ocupó el cargo de Jefe de Departamento en la dirección técnica del RLM. Como experto autorizado, Knemeyer influyó en el desarrollo de varios aviones, incluidos el He 177, Me-262 y Ar 234.

sábado, 21 de agosto de 2021

Albania y las trece invasiones otomanas rechazadas

Albania y los otomanos

Weapons and Warfare




Un muro conmemorativo dedicado a George Kastrioti (1405-1468), también conocido como Skanderbeg, el héroe nacional del pueblo albanés, que rechazó 13 invasiones otomanas entre 1444 y 1466.

Albania es un país del sureste de Europa en la parte occidental de la península balcánica en el estrecho de Otranto, la entrada sur del mar Adriático. La actual Albania limita con Grecia al sur, Macedonia al este, el mar Adriático al oeste y Montenegro y Kosovo al norte. Se cree que los albaneses son descendientes de los antiguos ilirios, que vivieron originalmente en Europa central y emigraron al sur al territorio de la actual Albania alrededor del año 2000 a. C.

Debido a su ubicación estratégica, Albania ha sido utilizada como puente terrestre por ejércitos e imperios conquistadores cuyas ambiciones llegaron más lejos. En el siglo II a. C., Albania fue conquistada por los romanos. A partir de finales del siglo IV d.C., el Imperio Bizantino se apoderó del territorio de la actual Albania. En los siglos siguientes, el país fue invadido por visigodos, hunos, búlgaros y eslavos.

En la segunda mitad del siglo XIV, cuando el sultán Murad I (r. 1362-1389) comenzó a expandir sus posesiones territoriales en la península balcánica, Albania se convirtió en un objetivo de la expansión otomana. Una coalición de estados cristianos bajo el liderazgo del príncipe Lazzar de Serbia luchó contra los otomanos, pero finalmente fue derrotada en Kosovo Polje (Llanura de los mirlos) cerca de Pristina en la actual Kosovo en 1389. Murad I murió en el campo de batalla, pero su hijo y Su sucesor, Bayezid I (r. 1389–1402), continuó las políticas expansionistas de su padre, empujando los límites del sultanato otomano hasta las fronteras de Albania. Los príncipes albaneses se vieron obligados a someterse, pagar tributo y demostrar su lealtad al sultán otomano enviando a sus hijos como rehenes a su corte en Edirne (Adrianópolis). Gjon (John) Kastrioti, el gobernante de Emathia en el centro de Albania, fue uno de estos príncipes; envió a su hijo, Gjergj (George) Kastrioti (1405-1468), a la corte del sultán otomano en Edirne.

Después de su llegada a la corte otomana, Kastrioti se convirtió al Islam y recibió una educación otomana tradicional. También participó en las campañas militares otomanas contra serbios y húngaros, mostrando un coraje y una valentía incomparables en el campo de batalla, lo que le valió el nombre de Iskander o Skander (Alejandro), en honor a Alejandro Magno, y el rango de bey (de ahí Iskender Bey o Skanderbeg). ). Cuando los ejércitos del sultán otomano Murad II (1421-1444, 1446-1451) fueron derrotados por el general húngaro János (John) Hunyadi (1407-1456) en Nish, en la actual Serbia sudoriental, en noviembre de 1443, Skanderbeg abandonó el servicio otomano. y regresó a casa en Albania. Una vez allí, renunció al Islam y volvió a abrazar el cristianismo.

En 1444 Skanderbeg creó una liga de príncipes albaneses, que derrotó repetidamente a los otomanos. Los ejércitos otomanos fueron derrotados dos veces en 1450, luego nuevamente en la batalla de Mokrea en 1453, y nuevamente en 1456. En septiembre de 1457, Skanderbeg obtuvo una impresionante victoria sobre los otomanos al oeste del monte Tomoritsa, que siguió con la conquista de Satti ( Shati) en el noroeste de Albania actual en 1459. Skanderbeg y el sultán otomano, Mehmed II, acordaron una tregua en 1461, pero esta resultó ser de corta duración. En 1462, Skanderbeg estaba de regreso en el campo de batalla, luchando con dos campañas exitosas contra los otomanos en Dibra en la actual Macedonia occidental, seguidas de una exitosa invasión de Macedonia. Una vez más se negoció un tratado de paz en abril de 1463. El conflicto se reanudó en 1464, y Skanderbeg infligió dos derrotas a los otomanos en Dibra, seguido de otra victoria más cerca de Tirana (actual capital de Albania) en 1465. Para sorpresa de los otomanos, en 1466 en Kroya (Kruja) en el centro-norte de Albania, Skanderbeg atacó y derrotó a un gran ejército otomano dirigido por Mehmed II, el conquistador de Constantinopla (Pitcher: 88). En 1467 repitió esta hazaña, primero derrotando a un ejército otomano dirigido por el comandante albanés Ballaban cerca de Kroya, luego repeliendo la segunda gran campaña de Mehmed para pacificar Albania (Pitcher: 88).

Teniendo en cuenta este extraordinario conjunto de logros y victorias, no es sorprendente que Skanderbeg fuera y siga siendo hasta el día de hoy el héroe nacional indiscutible del pueblo albanés y una leyenda en la historia europea. En sus batallas con los otomanos, Skanderbeg recibió ayuda del papado, Nápoles y Venecia. Formó una alianza formal con Venecia en 1463. Skanderbeg murió en enero de 1468. Después de la muerte de Skanderbeg, la resistencia albanesa continuó durante otra década. En 1477, el comandante otomano Gedik Ahmed Pasha sitió Kroya, el lugar de nacimiento de Skanderbeg. La ciudad se rindió a los otomanos en junio de 1478. Scutari (Shkodër) en el noroeste de Albania se rindió a Mehmed en 1479. En 1501, los otomanos habían pacificado gran parte del territorio de la Albania actual. Albania siguió siendo parte del Imperio Otomano hasta 1912, cuando el país declaró su independencia.

Cuando el Imperio Otomano comenzó a desintegrarse en el siglo XIX, los albaneses, que habían permanecido leales al sultán, comenzaron a organizar su propio movimiento nacional como un medio para proteger a sus comunidades de las invasiones de sus vecinos griegos y eslavos. En la primera parte del siglo XIX, Albania se había dividido entre dos pāshālik, que disfrutaban de una autonomía considerable. Ali Pasha de Janina y la familia Bușati (Bushati) de Shkodër habían dominado la política albanesa durante décadas. En 1820, el sultán otomano Mahmud II, que estaba decidido a imponer la autoridad del gobierno central sobre las provincias distantes del imperio, destituyó a Ali Pasha y atacó su territorio. Irónicamente, la represión de Ali Pasha, quien fue asesinado por agentes otomanos en 1822, permitió a los nacionalistas griegos organizar su revolución contra el Imperio Otomano. Tras la caída de Ali Pasha, el gobierno otomano se volvió contra el jefe de la familia Bușati, Mustafa Pasha. Después de su derrota a manos de las fuerzas otomanas, Mustafa Pasha aceptó su destino y se estableció en Estambul, donde vivió el resto de su vida (Jelavich: 362).

El establecimiento del dominio otomano directo sobre Albania permitió al gobierno introducir una serie de reformas. El principal objetivo de estas reformas era eliminar la clase intermediaria de notables y reemplazarla con una nueva organización administrativa dirigida por funcionarios enviados desde Estambul. El gobierno otomano también tenía la intención de poner bajo su control a los terratenientes locales que habían convertido los viejos tiempos en propiedades privadas y crear un sistema de recaudación de impuestos más eficiente, lo que aumentaría los ingresos estatales. El gobierno central también deseaba establecer un nuevo sistema de reclutamiento, que proporcionaría tropas para una nueva fuerza militar. Al implementar esta ambiciosa agenda, el sultán abolió los timārs en 1832 y creó dos eyālets de Janina y Rumelia, que se reorganizaron en los tres vilāyets de Janina, Shkodër y Bitola en 1865 (Jelavich: 362–363). Las reformas introducidas por el gobierno central en Estambul se opusieron con vehemencia por parte de los notables que preferían ser gobernados por sus propios beys locales. Pero fue la incapacidad del estado otomano para proteger a las comunidades albanesas de Grecia, Serbia y Montenegro lo que obligó a los albaneses a armarse y organizar su propio movimiento nacional independiente.

La derrota otomana a manos de los rusos en 1878 y el Tratado de San Stefano, que recompensaba a Serbia, Montenegro y Bulgaria con áreas pobladas por albaneses, marcaron el comienzo de una transformación en la relación entre Albania y el gobierno central de Estambul. Hasta 1878, el gobierno otomano, que veía a la mayoría de los albaneses como miembros de la comunidad musulmana, no los trataba como un grupo nacional separado. Los musulmanes albaneses, que asistían a la escuela, estudiaban árabe, el idioma del sagrado Corán, y turco, el idioma del gobierno y el ejército. Los cristianos albaneses, por otro lado, eran vistos como miembros de la comunidad cristiana ortodoxa, que estudiaban griego como el idioma principal de su comunidad religiosa (Shaw: 2: 199–200).

En respuesta a la firma del Tratado de San Stefano, un grupo de destacados líderes albaneses organizó un comité secreto en Estambul y pidió una reunión más grande en Prizren en junio de 1878. La reunión de Prizren reunió a musulmanes y cristianos albaneses, que acordaron crea la Liga de Prizren. La liga tenía autoridad para recaudar impuestos y formar un ejército (Shaw: 2: 199; Jelavich: 363–364). También envió un llamamiento a las potencias europeas participantes en el Congreso de Berlín, que fue ignorado (Jelavich: 364).

Con Serbia y Montenegro emergiendo como estados independientes, el gobierno otomano se vio obligado a negociar la delimitación de sus nuevas fronteras con los dos países. Dado que varias ciudades y distritos, como Bar, Podgorica y Plav, que fueron entregados a Montenegro tenían importantes poblaciones albanesas, la Liga de Prizren se volvió hacia la resistencia. El gobierno otomano se vio atrapado en un dilema. Tenía que acatar los términos del Congreso de Berlín, pero también estaba decidido a beneficiarse de la resistencia albanesa y utilizarla como un medio para reducir sus pérdidas territoriales (Jelavich: 364–365).

Con armas del gobierno otomano, los albaneses resistieron la ocupación, lo que obligó a las potencias europeas a reconocer el poder del movimiento nacionalista emergente. Al darse cuenta de la intensidad de los sentimientos nacionales albaneses y del potencial de estallido de conflictos étnicos, las potencias europeas cambiaron su posición y acordaron permitir que Plav y Gusinje permanecieran dentro del Imperio Otomano. En cambio, ofrecieron un puerto, a saber, Ulcingi (Dulcigno), a Montenegro (Jelavich: 365). Pero la resistencia albanesa no se limitó a las ciudades y distritos que fueron entregados a Montenegro. También hubo una fuerte oposición a la entrega de cualquier territorio albanés, como Epiro, a Grecia.

En 1881 la resistencia albanesa contra la ocupación griega de Epiro obligó a las potencias europeas a acordar que, aparte de Tesalia, los griegos solo recibirían el distrito de Arta en Epiro. A pesar de los éxitos de la resistencia albanesa y del apoyo que disfrutaba del gobierno otomano, el sultán seguía obligado por las disposiciones del acuerdo de entregar Ulcinji a Montenegro incluso si eso significaba aplastar a la Liga albanesa. Se envió un ejército otomano para capturar Prizren, que cayó en abril de 1881 (Jelavich: 366). Otra fuerza otomana derrotó a la resistencia albanesa en Ulcinji antes de que la ciudad fuera entregada a Montenegro. A pesar de su supresión, la Liga de Prizren había logrado mucho. Las potencias europeas habían reconocido que las tierras albanesas no podían dividirse entre sus aliados balcánicos sin una formidable resistencia de la población local (Jelavich: 366).

El dominio otomano en Albania terminó poco después del estallido de la Primera Guerra de los Balcanes en octubre de 1912. El 8 de octubre de 1912, Montenegro, miembro de la Liga Balcánica, declaró la guerra al Imperio Otomano. Los otros miembros de la Liga Balcánica, Grecia, Serbia y Bulgaria, hicieron lo mismo 10 días después. Los búlgaros se apoderaron rápidamente de Tracia y derrotaron a los otomanos en las batallas de Kirklareli / Kirkkilise (del 22 al 24 de octubre) y Lüleburgaz (del 22 de octubre al 2 de noviembre). Los serbios también obtuvieron una impresionante victoria en la batalla de Kumanovo (23-24 de octubre) en Kosovo Vilayet en la actual Macedonia del norte. Los griegos capturaron Salónica el 8 de noviembre. Al oeste, los serbios capturaron Bitola en la actual Macedonia del sudoeste y unieron fuerzas con los montenegrinos, que sitiaron Shkodër en el noroeste de Albania. Los serbios eventualmente tomarían Durrës en la costa occidental de Albania.

Sin un plan coordinado y en ausencia de un comando unificado, los otomanos se vieron obligados a retirarse o tomar posiciones defensivas. Los principales centros urbanos del imperio en Europa (Edirne, Janina y Shkodër) estaban rodeados por ejércitos de la Liga Balcánica. El 3 de diciembre, el gobierno otomano estaba dispuesto a concluir un armisticio. Mientras las discusiones se prolongaban en Londres, Bulgaria exigió la ciudad de Edirne. Esto fue demasiado para un grupo de jóvenes oficiales en Estambul, que dieron un golpe militar el 23 de enero de 1913. El ex comandante del ejército, Mahmud Şevket (Shevket) Pasha, asumió los cargos de gran visir y ministro de guerra. Cuando la noticia del golpe de Estambul llegó a Londres, los estados balcánicos reanudaron sus campañas militares. Las fuerzas búlgaras capturaron Edirne el 28 de marzo y los serbios entraron en Shkodër el 22 de abril. El 30 de mayo, el gobierno otomano se vio obligado a firmar el Tratado de Londres, que resultó en la pérdida de gran parte de su territorio en Europa.

En lugar de preocuparse por la desintegración del estado otomano en los Balcanes, los nacionalistas albaneses estaban cada vez más preocupados porque Serbia, Grecia y Montenegro socavaban la integridad territorial de Albania al invadir y ocupar ciudades y pueblos de población albanesa. Fue en estas circunstancias que el líder albanés, Ismail Kemal Bey Vlora (1844-1919), conocido en albanés como Ismail Qemali, regresó a Albania con el apoyo y la bendición del Imperio austrohúngaro para convocar una asamblea nacional, que declaró albanés independencia el 28 de noviembre de 1912, en la ciudad costera de Vlora (Vlorë) en el sur de Albania.

Otras lecturas

  • Jelavich, Barbara. History of the Balkans: Eighteenth and Nineteenth Centuries. Vol 1. Cambridge, UK: Cambridge University Press, 1983.
  • Jelavich, Charles, and Barbara Jelavich. The Establishment of the Balkan National States, 1804–1920. Seattle: University of Washington Press, 1977.
  • McCarthy, Justin. The Ottoman Turks: An Introductory History to 1923. London and New York: Wesley Longman Limited, 1997.
  • Pitcher, Donald Edgar. An Historical Geography of the Ottoman Empire. Leiden: E. J. Brill, 1972.
  • Quataert, Donald. The Ottoman Empire, 1700–1922. Cambridge, UK: Cambridge University Press, 2005.
  • Shaw, Stanford J. History of the Ottoman Empire and Modern Turkey. 2 vols. Cambridge, UK: Cambridge University Press, 1976.
  • Sugar, Peter. Southeastern Europe under Ottoman Rule, 1354–1805. Seattle: University of Washington Press, 1977.
  • Zürcher, Erik-Jan. Turkey: A Modern History. London: I. B. Tauris, 2004.