martes, 25 de junio de 2024

Guerra de independencia: La rendición de los últimos realistas

22 de enero de 1826

Se rendían los últimos realistas en Sudamérica






El 22 de enero de 1826, en El Callao (Perú) se rinde la Fortaleza del Real Felipe, último reducto de la resistencia española en Sudamérica. El Segundo sitio del Callao fue el asedio más prolongado ocurrido en la costa del Océano Pacífico durante las guerras de independencia hispanoamericana. El asedio lo tendieron las fuerzas independentistas combinadas gran colombianas y peruanas contra los soldados realistas que defendían la Fortaleza del Real Felipe del puerto del Callao, quienes se negaron a rendirse, y rechazaron acogerse a la capitulación de la Batalla de Ayacucho, aunque los defensores desconocían que por una cláusula secreta no estaban incluidos en dicha capitulación, por lo que sitiados habían quedado en entera responsabilidad de proceder según alcanzaran su honor y patriotismo. En el sitio, que dio comienzo antes de las campañas de Junín y Ayacucho, desde la recaptura de la fortaleza el 5 de febrero de 1824, se prolongó hasta su capitulación el 23 de enero de 1826, y se llegaron a disparar desde la fortaleza por los defensores 9.533 balas de cañón, 454 bombas, 908 granadas, y 34.713 tiros. Los sitiadores independentistas al mando del general venezolano Bartolomé Salom dispararon 20.327 balas de cañón, 317 bombas e incontables balas. A esto se suma el bloqueo naval de las flotas combinadas de Perú con la fragata Prueba, corbeta Limeña y los bergantines Congreso y Macedonia, Chile con la fragata O'Higgins y bergantín Moctezuma y Gran Colombia con la corbeta Pichincha y bergantín Chimborazo, comandadas en su conjunto, en diferentes momentos, por el contralmirante Martín Guisse (Perú), el almirante Manuel Blanco Encalada (Chile) y el almirante general Juan Illingworth Hunt (Gran Colombia). El asedio marítimo y terrestre del Callao continuó hasta enero de 1826, siendo finalmente derrotadas las fuerzas realistas. Aunque ni Rodil ni la guarnición planearon jamás una rendición, ya no había esperanza de refuerzos de España tras más de un año de inútil espera; la propia guarnición estaba alimentándose de ratas a falta de otra comida disponible, y con las municiones a punto de acabarse, por lo que empiezan las negociaciones con el general Salom el 11 de enero de 1826 y concluyen en la entrega de la fortaleza el 23 de ese mismo mes. La asombrosa resistencia del jefe realista mereció que Simón Bolívar dijera a Bartolomé Salom después del triunfo, cuando este último pedía fusilar a Rodil: “El heroísmo no es digno de castigo”.
La capitulación permitió la salida de los últimos sobrevivientes del Ejército Realista (sólo 400 soldados de los 2800 que existían al inicio) con todos los honores. La mayoría de civiles refugiados había ya fallecido y los restantes quedaron como sospechosos a las nuevas autoridades de la República y muchos en efecto también partieron a España. Rodil salvaba las banderas de los regimientos Real Infante y del Regimiento de Arequipa, las demás quedaban como trofeo de guerra del vencedor, poco después se embarcaba para España acompañado de un centenar de oficiales y soldados españoles que habían servido bajo su mando. Se eliminaba así el último baluarte del Imperio Español en América del Sur.

Por: Historia del Federalismo Rioplatense  
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