viernes, 24 de abril de 2015

Carlos III y un amor eterno

Carta de Carlos III a su madre, la Reina, tras la noche de bodas

Javier Sanz - Historias de la Historia


Los matrimonios de conveniencia entre la realeza fueron una constante entre las monarquías europeas. Se hacían las presentaciones de los futuros contrayentes vía retratos, mejorados por la mano de los pintores de cámara, y una vez casados interpretaban su papel político -para cuestiones del amor y la carne se buscaban su propios arreglos- . Pero el caso que hoy nos ocupa, el matrimonio entre Carlos III y Maria Amalia de Sajonia, fue un flechazo a primera vista.


Carlos III

Carlos, hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, sirvió a la política familiar de los Borbones para recuperar la influencia española en Italia como rey de Nápoles y Sicilia. En 1737, y siguiendo la política de alianzas, se casó con María Amalia de Sajonia, hija de Federico Augusto II, duque de Sajonia y de Lituania, y rey de Polonia.


María Amalia

Su encuentro fue un amor a primera vista y lo que debía ser la simple consumación del matrimonio se convirtió… mejor os dejo la carta que le envió a la reina madre tras los primeros días de matrimonio:

Nos acostamos a las nueve de la noche. Temblábamos los dos pero empezamos a besarnos y enseguida estuve listo y al cabo de un cuarto de hora la “rompí”. Desde entonces, lo hemos hecho dos veces por noche y siempre nos corremos al mismo tiempo porque el uno espera al otro.
Tras el fallecimiento de su hermanastro Fernando VI sin descendencia, Carlos sería coronado rey de España como Carlos III en 1759. Un año más tarde fallecería su esposa y nunca más se volvió a casar.

En 22 años de matrimonio, éste es el primer disgusto serio que me da Amalia.
Fuentes: Aprender del pasado – José Manuel Pina Piquer


jueves, 23 de abril de 2015

Uruguay: La masacre de Salsipuedes

SALSIPUEDES, UNA TRAICIÓN Y UNA MASACRE
 
JAVIER SANZ — Historias de la Historia


Venado, el cacique charrúa, le tendió amistosamente al general Rivera el cuchillo que éste le había pedido para picar su tabaco. Sin embargo, el militar reaccionó inesperadamente; se echó hacia atrás, fingiendo sorpresa, y en el mismo movimiento desenfundó su revólver y le disparó. Esa fue la señal que el resto de sus tropas, unos mil doscientos hombres, estaba aguardando para comenzar el ataque sobre los poco más de cuatrocientos indígenas charrúas –entre hombres, mujeres y niños– que se habían reunido en las riberas del arroyo Salsipuedes, era el 11 de abril de 1831.


Fructuoso Rivera

El General Fructuoso Rivera, primer presidente electo de la novel República Oriental del Uruguay, llevaba algunos meses planeando en secreto esa acción militar. Impulsado y presionado por los hacendados y terratenientes del noroeste del territorio, que denunciaban la presencia de los grupos seminómadas de indígenas en “sus” campos, Rivera decidió, a principios de 1831, poner punto final al “problema charrúa”. Y la suya sería una solución drástica y definitiva.

- Mirá, Don Frutos… ¡Tus soldados matando amigos!
A poco de comenzada la operación, otro de los caciques charrúas llamado Vaimaca Pirú, le increpó así a su viejo conocido, el General, por el inesperado ataque que su gente estaba sufriendo.

Aprovechándose de la larga relación de camaradería y respeto que mantenía con la nación charrúa, alimentada por cientos de campamentos y tolderías compartidos durante las luchas revolucionarias, Rivera convocó a todos los caciques charrúas para incorporarse a una nueva campaña militar que supuestamente comandaría contra el sur de Brasil, con el objetivo de recuperar ganado y repartirlo posteriormente entre quienes participaran de la expedición. Confiados, los caciques acudieron a su llamada, llevando consigo a sus guerreros, sus mujeres y sus niños, tal como era su costumbre, bien conocida por Rivera. En resumen, la nación charrúa entera respondía a la llamada de su viejo amigo, Don Frutos. El general Rivera, gran conocedor de la zona (baqueano), escogió el lugar de la emboscada con sumo cuidado. Sacó a los charrúas de la región de sierras y montes en las que se habían establecido y los citó en un lugar llano, que no ofrecía escondites naturales donde pudieran guarecerse. Así, recibió y agasajó a los charrúas en ese lugar con abundante comida y bebida, y dio la señal de atacar cuando estaban completamente desprevenidos.

Después de agotados todos los recursos de prudencia y humanidad, para atraer a la obediencia y a la vida tranquila y regular a las indómitas tribus charrúas […] Se decidió poner en ejecución el único medio que ya restaba, de sujetarlos por la fuerza […] Fueron en consecuencia atacados y destruidos, quedando en el campo más de 40 cadáveres enemigos y el resto con 300 y más almas en poder de la división de operaciones.
Ese fue el comunicado oficial que el presidente Rivera envió al presidente del Senado al día siguiente de la matanza. Sin embargo, las cifras reales fueron otras; entre los charrúas muertos en el lugar de la emboscada, los que lograron escapar y fueron asesinados durante los meses siguientes, y los que murieron tras ser hechos prisioneros durante la larga marcha de más de 400 kilómetros a pie hasta Montevideo… más de la mitad de la nación charrúa fue aniquilada como consecuencia de la acción militar de Rivera en Salsipuedes.

Sólo unos pocos lograron escapar y perderse en los campos, evitando la muerte y la captura. Los que llegaron a Montevideo fueron repartidos entre los habitantes de la capital como servidumbre, desmembrando las familias charrúas según la conveniencia de sus nuevos “amos”, perdieron rápidamente su identidad cultural, sus tradiciones y su forma de vida. Por lo tanto, la solución final ideada por el general Fructuoso Rivera para el “problema charrúa” fue realmente efectiva. En 1833, el viejo cacique Vaimaca Pirú, su curandero Senaqué, el guerrero Tacuabé y la india Guyunusa fueron vendidos a un empresario francés que los embarcó rumbo a París para exhibirlos como objetos exóticos. Los cuatro son conocidos como Los Últimos Charrúas.


Monumento a los últimos charrúas (Montevideo)

Durante más de 150 años, la historiografía oficial del Uruguay sostuvo que la etnia charrúa se había extinguido completamente. Sin embargo, en la década de 1990 se comenzaron a realizar estudios históricos y genéticos que comprobaron que un gran número de personas, sobre todo en las zonas Norte y Noreste del Uruguay y en las zonas limítrofes de Brasil y de Argentina, tienen ancestros charrúas en su árbol genealógico. Hoy en día, el 11 de abril es celebrado en Uruguay como el Día de la Nación Charrúa y se organiza una cabalgata hasta el lugar de la matanza donde se realiza un homenaje en honor a los caídos.

Colaboración de Pablo Petrides

miércoles, 22 de abril de 2015

GCE: En 1931 se proclamaba la República

“La gente se quiso como nunca aquel 14 de abril de 1931”
Tres testigos cuentan la jornada de la proclamación de la República en Madrid
RAFAEL FRAGUAS - El País



En la mañana de aquel martes 14 de abril de 1931, fecha de la proclamación de la Segunda República, la primavera acababa de llegar a Madrid: habían brotado las glicinias del palacio del marqués de Salamanca, en el paseo de Recoletos. Modistillas cantarinas, recién liberadas de sus talleres por patronos receptivos a la clase obrera en tal jornada, caminaban por la Gran Vía hacia la Puerta del Sol y las plazas de Cibeles y Antón Martín. Sobre los rizos de sus permanentes se veían muchos gorros frigios que costureras veteranas les habían enseñado a confeccionar en papel y, a veces, en seda. Trenzadas por los brazos, sus voces agudas envolvían de inocencia la mañana. Otras mujeres, entre las que figuraba la esposa de José Giral, futuro ministro de Marina, se afanaban por coser las banderas tricolores que adornarían horas después los balcones de los principales edificios de Madrid.

"Una modistilla me prendió a la solapa una banderita tricolor", recuerda Luis Rubio

Políticos y asociaciones reivindican los logros de la II República y apuestan por una tercera
A la misma hora, el estudiante Luis Rubio Chamorro, de 13 años, salía de su casa de la calle de Fúcar, cerca de Atocha, hacia el Instituto San Isidro, en la calle de Toledo. "Al llegar a la boca del metro de Antón Martín vi unas modistillas con cestitas llenas de banderas tricolores prendidas de alfileres", cuenta. "Una de ellas se me acercó y con una sonrisa me prendió una en la solapa. Desde aquel instante, yo fui ya un niño republicano", sonríe hoy Rubio a sus 88 años. "Seguí camino del instituto, pero fui a dar con un grupo de estudiantes. '¿Adónde vais?', les pregunté. 'A la plaza de Ópera: hemos oído que van a derribar la estatua de Isabel II y queremos verlo', me dijeron. Fui con ellos. Encaramados en la estatua, dos hombres habían cruzado sogas por la cintura de la efigie", explica. "Aunque no asistí, ya que marché a la Puerta del Sol, creo que la derribaron: fue la tercera víctima del día -incruenta, claro-, junto con la estatua de Felipe III, en la plaza Mayor, y la de la infanta María Teresa, en San Sebastián".


A la izquierda, Jaime Cruzado Mira. A la derecha, Emilio Álvarez.

Las Casas del Pueblo ugetistas habían repartido pasquines que anunciaban la inminente proclamación de la República. También distribuyeron desde primera hora entre los taxistas escarapelas tricolores y, sobre todo, banderas rojas, que los conductores colocaban atadas a las ventanillas de sus coches. A su paso por las calles, los madrileños y las madrileñas -"la calle se llenó de señoras", se leía al día siguiente en el diario Abc- les saludaban agitando sombreros con divertidos aspavientos, que, al poco, hallaban la respuesta de los cláxones, todo un clamor encauzado hacia Cibeles y la Puerta del Sol.

"Yo estaba allí", cuenta con orgullo Emilio Álvarez, que el próximo 16 de junio cumplirá 90 años. "Trabajaba de aprendiz en la imprenta Matesanz, de la calle del Humilladero; cobraba una peseta diaria. El 14 de abril de 1931 fue uno de los días más felices de mi vida", explica este impresor jubilado en 1981 en Gráficas Espejo. "Todo Madrid rebosaba alegría... Cantos, abrazos y besos", dice. ¿Besos? "Sí, la gente se miraba a los ojos, se cogía de las manos y se besaba alborozada... pero, sobre todo, se quería. Aquel 14 de abril", comenta emocionado, "la gente en Madrid se quiso como nunca". Y añade: "Fue un día irrepetible. Cuando llegué a mi casa, me puse a dar vivas a la República. Entonces, mi abuela, Josefa Álvarez, que, como muchas mujeres de entonces, era monárquica, me dijo algo tremendo que nunca olvidaré: 'No ha habido sangre... Pero la habrá". Una premonición que se hizo realidad cinco años después, cuando el general Francisco Franco se alzó en armas contra la entonces flamante República, levantamiento que desató la Guerra Civil.

Quizá con un temor similar al de la abuela de Emilio actuó el padre de su amigo Jaime Cruzado Mira, impresor del diario Ya, unos meses menor que él y amigo suyo casi desde entonces: "Aquel 14 de abril, mi padre, Andrés Cruzado, almeriense y gorrero de profesión, se presentó en los Escolapios de la calle de Mesón de Paredes, donde yo estudiaba. Muy serio, me dijo: 'Te llevo a casa y de allí no te mueves en todo el día'. Obedecí sin rechistar. Desde el balcón vi pasar gente muy alegre", dice resignado.

martes, 21 de abril de 2015

Medioevo: Himiko, una samurái que conquistó Corea

HIMIKO, LA SAMURÁI QUE CONQUISTÓ COREA

Javier Sanz - Historias de la Historia


La palabra “samurái” generalmente se utiliza para designar una gran variedad de guerreros del antiguo Japón Feudal. Tal era la fuerza de este sector de la población, que desde el siglo X hasta el siglo XII detentaron el poder. Sin embargo, “samurái” quiere decir literalmente “el que sirve” y durante siglos, eso fue lo que hicieron. Eran guerreros diestros en el arte de la lucha, y muchos de ellos contaban con hijas o hermanas que también eran entrenadas en este arte. Su función era la de proteger el hogar, el honor y la familia en tiempos de guerra, y para ello utilizaban principalmente la nagigata, un arma de asta que contiene una hoja curva en uno de sus extremos. Algunas de estas mujeres pasaron a los anales de la historia por sus hazañas y su fortaleza. Estas figuras eran conocidas como “Onna Bugeisha” (mujer samurái). Su número es escaso, pero tales eran sus proezas que muchas de ellas se convirtieron en leyenda.


Onna Bugeisha con naginata

Probablemente, de este reducido grupo la más famosa sea la Emperatriz Okinaga, conocida póstumamente como la Emperatriz Consorte Jingū e identificada comúnmente con la reina Himiko o Pimiko de las crónicas chinas. Fue la mujer del Emperador Chūai y tras su muerte en 209, ocupó el puesto de regente y líder hasta que su hijo accedió al trono en 269. Numerosas son las leyendas en torno a esta mujer. Las crónicas chinas la describen como una reina chamánica, ocupada en la brujería y que hechizaba a las gentes. Así mismo, estos textos relatan las relaciones tributarias que el reino de Cao Wei mantuvo con el reino de Himiko. Según la leyenda recogida en el Kojiki y el Nihonshoki., los dioses hablaron con la Emperatriz Okinaga para que liderara un ejército con el fin de invadir el reino del Oeste (identificado como el Reino de Silla en el suroeste de Corea). Siguiendo las indicaciones del oráculo, se dirigió a la bahía de Kashihi, en Kiushu, se desató el cabello y se bañó en el agua del mar. Inmediatamente, su pelo se dividió en dos partes iguales. Después, se lo recogió en dos moños, adoptando el aspecto de un guerrero. Tras este hecho, se dirigió a sus ministros dando órdenes para reunir un gran ejército que ella misma capitanearía adoptando el aspecto de un hombre.

Una vez reunido el ejército, la soberana se preparó para la batalla. Al estar embarazada y a punto de dar a luz, la soberana tomó unas piedras y las puso en la cintura de su vestido, con el fin de retrasar el parto. Sin duda, el truco de las piedras funcionó considerando que la campaña duró tres años, y la emperatriz no daría a luz hasta después de la misma. En el primer mes de invierno, la flota zarpó desde la isla de Tsushima, próxima a la de Kiushu, hacia el reino de Silla. Atemorizado ante la llegada de tal potencia naval y armamentística, el rey de Silla decidió preparar una bandera blanca y mostrarse ante los conquistadores con las manos atadas a la espalda como gesto de sumisión.


La emperatriz en Corea (pintura de 1880)

Los historiadores rechazan esta leyenda alegando que se trata de una invención para justificar el período interregno durante su regencia. Sin embargo, las fuentes japonesas sí que describen a una soberana íntimamente ligada a la diosa Amaterasu, que desempeñaba todas las funciones sacerdotales y con grandes dotes para la guerra. Aunque el nombre de Himiko o Pimiko no aparece en las fuentes niponas, la correspondencia en cronología y descripción de la misma en las fuentes chinas, parece establecer un claro paralelismo entre ambas figuras. Además, su traducción literal, “hija del sol”, la relacionan claramente con Amaterasu, de cuyo templo sería suma sacerdotisa, elevándola a la categoría de deidad.

La verdadera identidad de Himiko sigue siendo un misterio. En 2009, científicos japoneses descubrieron lo que parecía ser su tumba cerca de Nara. Sin embargo sus resultados no fueron concluyentes. De momento, nos toca fantasear con una de las grandes mujeres samurái. La mujer que conquistó Corea.

Colaboración Raquel Castañón de Okaerinasai

Fuentes: “Los mitos de Japón. Entre la historia y la leyenda”- Carlos Rubio, “Religiones de Japón” – Yusa Michiko

lunes, 20 de abril de 2015

SGM: Mapas de bombas que cayeron en Londres

Sitio web identifica el mapa de la ubicación de las bombas de los ataques nazis en Londres

Nada menos que 43.000 personas murieron durante los bombardeos
Kashmira GANDER - The Independent



Unos 75 años después de Londres se transformó por el Blitz, la mayoría de los londinenses probablemente rara vez consideran las bombas que cubrían la capital durante la Segunda Guerra Mundial.

La página web Bomb Site webpage está dando a los residentes de Londres para volver a conectar con la historia, con una definición en la que cada bomba cayó entre el 7 de octubre de 1940, y 06 de junio 1941.

Durante el período de ocho meses, aviones nazis cayeron hasta 30.000 bombas en Londres, matando a 43.000 civiles - con casi la mitad de los de Londres. El ataque se ralentizó cuando Hitler volvió su atención a la invasión de Rusia.

El mapa se puede buscar utilizando nombres de calles y barrios, con una línea de tiempo que muestra cuándo y dónde bombas cayeron en la primera noche de la guerra relámpago que ofrece una visión de la magnitud de la destrucción.

El sitio de bombas también está disponible como una aplicación para Android, es decir, los historiadores profesionales y aficionados por igual puede descubrir donde las bombas cayeron a través de GPS.

Compilado utilizando el Mapa Censo bomba recogida durante la Bomba Encuesta del Censo 1940 a 1945, el proyecto está siendo llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Portsmouth, el Archivo Nacional, y expertos en web y diseño.

Dr Kate Jones, el geógrafo de la Universidad de Portsmouth que ideó el proyecto, dijo a la BBC: "Cuando nos fijamos en estos mapas y ver la proliferación de bombas lanzadas sobre la capital, sirve para ilustrar el significado de la palabra Blitz, que proviene de la relámpago significado alemán.

"Parece sorprendente que Londres sobrevivió al ataque."

domingo, 19 de abril de 2015

USA: La Guerra de Secesión no terminó

La Guerra Civil no ha terminado
150 años después de Robert E. Lee se rindió en Appomattox, los estadounidenses siguen combatiendo en los grandes temas en el centro del conflicto.
David W. Blight - The Atlantic


Wikimedia Commons

En este 150 aniversario de la rendición en Appomattox, los estadounidenses marcan el final de la Guerra Civil. Las preguntas en el corazón de la guerra, sin embargo, siguen ocupando la nación, que en realidad nunca ha superado ese conflicto. Los grandes temas de la guerra no se resolvieron en esa mañana de abril en Appomattox. En este sentido, no sólo es la guerra civil no ha terminado; todavía se puede perder.
"Es fácil proclamar a todas las almas iguales ante los ojos de Dios", escribió James Baldwin en 1956 como el Movimiento de los Derechos Civiles se arraigó en América; "Es difícil hacer que los hombres iguales en la tierra a los ojos de los hombres." Filosófica y teológica, los reclamos de igualdad humana son tan viejos como las colinas. Pero las luchas reales de una auténtica igualdad de derechos naturales, de la igualdad ante la ley y de la igualdad de oportunidades son mucho más recientes en el tiempo histórico. Y una profunda sagrada y legal-quest como la igualdad no es un destino, un lugar en el horizonte, pero un largo proceso de molienda de la lucha humana,. En resumen, la igualdad es un proceso de cambio histórico. Es siempre vira contra los vientos alisios del individualismo, el interés, la acumulación de material y muy diversas nociones de la idea de la "libertad" del que toma impulso.
Estadounidenses a menudo comienzan las conversaciones sobre la igualdad con la invocación de Thomas Jefferson en él como uno de los cuatro primeros principios de la Declaración de la Independencia. Los estadounidenses les gusta ser "primero" con las ideas. Pero como Abraham Lincoln nos recordó, más de cuatro años de puntuación después, la nación fundada en una revolución contra la monarquía tuvo que luchar una segunda revolución contra sí misma con el fin de determinar si la "propuesta" de la "igualdad" tenía un futuro en cualquier república . Y esa segunda revolución -la Guerra Civil fue tan sangrienta, tan devastador, un "resultado tan fundamental y sorprendente", como Lincoln dijo, que desde entonces, los estadounidenses de todos los orígenes han anhelado para declarar, o al menos la sensación, su más profundo temas más y resueltos. Los estadounidenses pueden amar la historia épica de su Guerra Civil, pero sería, en general, prefieren sus causas y consecuencias de pesadilla al caer tranquilo, para descansar en paz.
Con el tiempo, la guerra civil se convirtió en el tema de gran idealización y el sentimentalismo en la memoria cultural. Para los soldados veteranos de ambos bandos, la reconciliación requiere tiempo y la presión de los imperativos políticos impuestos por la sociedad en general en ellos y en la memoria del conflicto. A raíz de esta guerra, los estadounidenses se enfrentaron a una profunda y casi imposible reto de lograr dos objetivos contradictorios profundamente-sanación y justicia. Curación tomó generaciones en muchas familias, si es que alguna vez llegó a todos. Justicia, se opusieron. No era la misma propuesta para los libertos y sus hijos como lo fue para los blancos del Sur, en la estela de sus militares, la derrota económica y psicológica. Y en Estados Unidos, por mucho que a veces asombra extranjeros, los derrotados en esta guerra civil, finalmente, llegó a controlar grandes elementos de significado del evento, legados, e implicaciones políticas, una realidad atormentado por la ironía y la impulsada por el racismo persistencia de la nación.
Gran parte de fracasos catastróficos de Estados Unidos con las relaciones raciales y los orígenes de la segregación Jim Crow que tuvieron buen agarre en todo el Sur en 1900 puede atribuirse a la falta de la nación para hacer frente a los legados interminables de emancipación. Las políticas amargamente disputados de reconstrucción del gobierno federal de finales de 1860, en el seno de los cuales se pararon la participación sin precedentes de los negros en la vida política del sur, y la contrarrevolución violenta por los antiguos estados confederados en la década de 1870, sentaron las bases para tales una debacle. En su síntesis moderna de la época, Eric Foner llamó a esta revolución y la contrarrevolución que provocó "un experimento masivo en la democracia interracial sin precedentes en la historia de este o de cualquier otro país que abolió la esclavitud en el siglo XIX". Desde tanto de la Reconstrucción, en términos políticos y en las relaciones laborales, se mantuvo esencialmente la guerra civil inacabada, firmes "finales" para el significado y las consecuencias de este evento se han mantenido esquivo.
* * *
Una guerra de fuego entre enormes ejércitos formales terminó de hecho en la primavera de 1865 después de cuatro años de devastación física, ambiental, social y humano. Militarmente, los Estados Unidos fue el claro vencedor; la guerra terminó en cuatro capitulaciones formales de los ejércitos confederados a comandantes de la Unión. El primero y más famoso fue en Appomattox Court House, Virginia, el 12 de abril de 1865, cuando el general Robert E. Lee se rindió 21.000 soldados muertos de hambre al general Ulysses S. Grant, en una escena inmortalizada en la memoria de América. Lee se había retirado hacia el oeste para luchar después de la caída de Petersburg y Richmond, Virginia, pero había sido cortada por una extraordinaria marcha decisiva del ejército de la Unión. Los términos, que también marcó la pauta para las entregas posteriores, eran extraordinariamente indulgente para una guerra larga y sangrienta como civil. Oficiales y soldados confederados, muchos de los cuales estaban vestidos de enfermo y sin raciones, simplemente se les permite "volver a casa", y se emitieron imprimen "paroles". Se requieren soldados de línea para apilar sus mosquetes y doblar sus banderas, ya que se los envíen a sus enemigos, unidad por unidad, en una inolvidable ceremonia de seis horas de popa, el honor militar tranquila. Pero los oficiales se les permitió mantener sus brazos laterales y sus caballos y mulas, con el fin de reanudar los cultivos agrícolas y plantas en su regreso a casa. El propio Lee fue por un tiempo sometido a una especie de arresto domiciliario después de su regreso a caballo a Richmond, la capital del sur devastada, aunque su confinamiento fue de corta duración y nunca fue juzgado por traición. Los términos de la rendición extraordinarias se llevaron a cabo con la gracia y la compasión por ambos generales en Appomattox. Fueron diseñados en parte para evitar la guerra de guerrillas, de acuerdo con las órdenes del presidente Lincoln a sus generales.
La misma palabra "Appomattox" se instalaría en la memoria de América Latina y el lenguaje como un marcador principal del tiempo histórico, como una memoria flash (la gente siempre recordaría dónde estaban cuando escucharon la noticia), como un divisor entre un mundo antes y un mundo después de "la guerra". Entre los antiguos esclavos que surgiría como "La Rendición", el comienzo de un nuevo calendario de tiempo. Mucho se había terminado y mucho se había iniciado en lo que uno de sus más grandes cronistas, Bruce Catton, llamado "el enorme silencio" en Appomattox en abril de 1865.
La guerra terminó con resultados revolucionarios y duraderas que se hacen eco hasta nuestros días.
Sin embargo Appomattox no fue el final de la guerra. Tres entregas más militares ocurrieron durante el próximo mes y medio. El 26 de abril, en una casa de campo llamado Bennett Place entre Greensboro y Raleigh, Carolina del Norte, el general confederado José E. Johnston entregó a Unión General William Tecumseh Sherman. Más al oeste, en Alabama, el 4 de mayo, el general confederado Richard Taylor se rindió a las tropas restantes al este del río Mississippi. Y, por último, el 26 de mayo, en Arkansas, el general Edmund Kirby Smith entregó el resto de un ejército confederado trans-Mississippi. Formalmente, las hostilidades habían terminado; el asunto de las armas y soldados agotados, de hecho los moribundos, parecía a su fin.
Pero estas rendiciones aparentemente concluyentes y limpias enmascaran la era posterior a la guerra difícil y conflictivo que seguiría. La guerra terminó con resultados revolucionarios y duraderas que se hacen eco hasta nuestros días, sobre todo en las dos grandes cuestiones de la igualdad racial y el federalismo. Una gran parte de la historia política, constitucional y social de Estados Unidos se puede leer a través de estos dos, probables desafíos eternos amplios.
La "Unión", y todo lo que ello significa para los norteños como una especie de escudo para la democracia liberal contra la oligarquía y la aristocracia, sobrevivió. Fue transformada a través de la sangre y vuelve a imaginar para las generaciones posteriores. La primera república americana, creado a partir de la revolución en el siglo 18, era en efecto destruido. Una nueva, segunda república tomó su lugar, dado un violento nacimiento en la emancipación de los cuatro millones de esclavos y la re-elaboración de la Constitución de Estados Unidos en el 13, 14, y 15 enmiendas. Aquellos Enmiendas interminable esclavitud legal para siempre, que santifican la ciudadanía por nacimiento y el establecimiento de "igual protección de la ley", y la creación de sufragio en el macho negro efecto re-hizo la Constitución de los Estados Unidos. Esta compuesto por una segunda revolución americana.
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El número de muertos, la gran sensación de pérdida humana experimentó en la guerra, del Norte y del Sur, entre los negros y los blancos, dejó un manto profundo e inquietante en la sociedad y la cultura para las generaciones venideras americano. El viejo conde, oficial de muertos de la guerra civil se basó en un siglo y medio fue de aproximadamente 620.000. Según una nueva investigación notable, hasta 750.000 soldados y marineros estadounidenses podrían haber muerto en el conflicto, la mayoría de las enfermedades. Aproximadamente 1,2 millones de personas resultaron heridas, incluyendo quizás 30-40.000 amputados del norte (no hay cifras equivalentes para los sureños) que lucharon con la vida y el sustento hasta bien entrado el siglo XIX. No hay recuento razonable de las muertes de civiles, ni de los números de los esclavos liberados que perecieron en la lucha por su propia emancipación. La investigación ahora sugiere que una cuarta parte de todos los hombres libres que hicieron al contrabando campos operados por las fuerzas de la Unión murió en el proceso. Sobre la base de la muerte militar contar solo, per cápita, si la Guerra Civil se luchó en los Estados Unidos hoy en día con sus diez veces mayor población, 7,5 millones de soldados morirían. Para la mayoría de los estadounidenses es decir una cifra impensable, pero era tal la equivalencia de sus parientes en la década de 1860. Cada vez que los estadounidenses se han visto obligados a enfrentar y comprender las experiencias de gran pérdida y el sufrimiento-las guerras mundiales, la Gran Depresión, los ataques del 9/11 han vuelto a la época de la Guerra Civil por piedras de toque de la comprensión.



La pintura de Don Troiani de la Primera Minnesota infantería en la batalla de Gettysburg (Wikimedia)

Cientos de miles de soldados de la Guerra Civil y marineros sobrevivieron, y se formaron grandes organizaciones de veteranos en el Norte y Sur. Ellos forjaron capítulos locales, órdenes fraternales de los hombres que a menudo se sentían diferencian de la vida civil, y en el Norte, al menos, que hicieron enormes demandas en un sistema federal de pensiones que no siempre fue tan generosos como los hombres de edad avanzada deseaban. Los veteranos eran una fuerza de presión importante para sus propios intereses, y que a menudo han sido objeto de honor público en reuniones y un sinfín de inauguraciones de monumentos. Por los años 1880 y 1890, la mayoría de los gobernadores de los estados y de los candidatos presidenciales bruñidas la condición de veterano de guerra tanto en el sur y el norte. Aunque se presenta como símbolos públicos de patriotismo, los valores tradicionales y la rectitud, muchos veteranos también sufrieron enormemente de sus viejas heridas y sufrimientos que padece durante la guerra. Hospitales y hogares de algunos veteranos existían, pero simplemente no era nada en el camino de la atención sanitaria prestada en público, ni hubo ningún reconocimiento formal de lo que hoy es ampliamente conocido como el síndrome de estrés postraumático para veteranos de guerra.
En las secuelas de la Guerra Civil, el alcoholismo, el desempleo, las enfermedades mentales y el suicidio eran problemas crónicos entre los viejos soldados que frecuentaban muchos salones y cárceles, así como los espacios públicos de las estaciones de tren y centros de las ciudades. Los veteranos con la "manga vacía" eran lugares muy comunes en la edad dorada Latina. Lo que el público no tan a menudo ver, sin embargo, fue la devastación social y psicológico en la vida de muchos de los veteranos, que los estudiosos han comenzado recientemente a explorar. Para muchos sobrevivientes de los campos de prisioneros mortales o en las que persisten las enfermedades y heridas con experiencia en las campañas de 1863 a 1865, la guerra realmente las poseía como un trauma "interminable".
Incluso los veteranos que lograron mantener sus cuerpos y ingenio intacto menudo fueron incapaces o no están dispuestos a escapar de la atracción de la guerra.
En una noche en 1888, "un misántropo esbelta, tabaco-escupir," sólo conocido como "Charley el barquero", en rodajas la garganta en el cobertizo del Hogar del Soldado de Milwaukee, rodeado de los fajos plateadas de papel de aluminio que había pasado incontables horas que dan forma a "balas de cañón." En el invierno de 1890, Emily Lippincott, que trabajaba como empleada doméstica a los soldados del Estado de Illinois y Marineros Inicio, describen su encuentro repetido con "un loco" que luchaba "sus batallas otra vez. "Él" combatió a los rebeldes durante todo el día, "dijo ella," desgarrar su cama y la ropa hasta que agotado. "El veterano de la Unión, Patrick Cleary, vivía de su hermano-en-ley de la granja en Hollandtown, Wisconsin. En 1871, sus familiares describieron le habla "de una manera incoherente, incoherente", a menudo de pie con una mirada en blanco, murmurando para sí sobre George McClellan, el general Grant, y un tal capitán Chase. William Cunningham, él mismo un veterano de guerra, y que también abordó en la misma granja, recordó haber sido despertado de su sueño por su agitada antiguo camarada. En el suelo detrás de un granero, Cleary había golpeado una hilera de estacas de madera para representar "un enemigo imaginario", y luz de la luna, perforaría un perro bull blanco y le mande a cobrar la apuesta y combatir a los supuestos rebeldes. "
Incluso los veteranos que lograron mantener sus cuerpos y ingenio intacto menudo fueron incapaces o no están dispuestos a escapar de la atracción de la guerra. Ellos crearon numerosas revistas, asistieron a las reuniones de correos, y escribió una tormenta de recuerdos e historias de regimiento en el que se forjaron una cultura de la memoria, de los detalles militares, de reconocimiento mutuo y de heroísmo, de la ayuda comunitaria. Veteranos de la Guerra Civil, dibujo y verter sobre sus innumerables mapas dibujados a mano, discutiendo acerca de las campañas de edad en las letras y en bocetos y discursos que pronunciaron el uno al otro, la recaudación de fondos para los monumentos a sus propias unidades, eran ellos mismos la primera guerra civil "aficionados, "una tradición transmitida ahora a través de por lo menos seis o siete generaciones de lectores, re-enactors y miembros de la mesa redonda de la guerra civil.
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La era de la reconstrucción, que se extiende desde 1865 hasta 1877, fue una larga referéndum sobre el significado y la memoria de los veredictos que se emiten en Appomattox. Diferentes visiones del futuro de Estados Unidos estaban en juego. Mucho antes de que terminara la guerra, Lincoln propuso un plan de reconstrucción que sería rápido y relativamente indulgente con los ex confederados, y que incluiría al menos los comienzos de los derechos de voto de los negros. Lincoln temido guerrilla recurrente y esperaba mantener la política de Reconstrucción firmemente bajo la autoridad presidencial. Por lo tanto, sus intentos de crear nuevos gobiernos de los estados del sur con tan sólo el 10 por ciento de sus ciudadanos "leales" que toman los juramentos a los Estados Unidos, la redacción de nuevas constituciones, y luego ganando readmisión de la Unión bajo el poder ejecutivo. Pero incluso antes de su muerte, Lincoln se enfrentó a una fuerte oposición de los "radicales" en su propio partido Republicano, liderado por Charles Sumner en el Senado y Thaddeus Stevens en la Cámara de Representantes. Los radicales modeladas una visión muy diferente de Reconstrucción más dura, más largo, y bajo el control del Congreso. Trataron a los ex estados confederados como "provincias conquistadas" legítimamente tomadas en la guerra; por lo tanto, ningún estado sería readmitido en la Unión sin ocupación militar federal, la mayoría de los votantes blancos que toman los juramentos de fidelidad y garantías mucho más amplios de los derechos civiles y políticos negros.
Ni Lincoln ni los radicales, sin embargo, llevaron a cabo juicios por traición de los ex-confederados a raíz de esta guerra civil, cuando millones de hecho habían cometido tales delitos por ninguna definición legal. Presidente confederado Jefferson Davis huyó hacia el sur después de la caída de Richmond a principios de abril de 1865, y después de una huida desesperada con un pequeño grupo de ayudantes y funcionarios del gabinete, fue capturado por las tropas de la Unión cerca Irwinsville, Georgia el 10 de mayo Davis fue encarcelado por dos años en la fortaleza Monroe, Virginia, pero nunca habían sido acusados ​​formalmente ni juzgados, y la presión política eventualmente llevó a la liberación de la líder de la Confederación en libertad bajo fianza, pagado en gran parte por los norteños ricos, en abril de 1867. Davis fue despojado de su ciudadanía y podría nunca de nuevo en sus funciones, pero vivió hasta 1889, un símbolo cada vez más pública de la causa confederada Lost. En un libro de memorias de casi 1.200 páginas, argumentó amargamente por la reivindicación de las doctrinas de los derechos de los estados, el derecho de secesión, y que el Sur nunca había luchado para preservar la esclavitud o la supremacía blanca. También interpretó ambos sistemas como totalmente justificado y natural. Muchos generales y oficiales de la Confederación de alto rango huyeron, a menudo temporalmente, al exilio al término de la guerra, a Canadá, México, Cuba, Inglaterra, Brasil y otros países. Henry Wirz, el comandante de la tristemente célebre prisión confederada en Andersonville, Georgia, fue arrestado, juzgado por crímenes de guerra, y con una considerable controversia de larga duración, ejecutado (el único Confederados de cualquier rango juzgado y ahorcado). Por otra parte, los miembros de la conspiración del asesinato de John Wilkes Booth, que causó la muerte de Lincoln y trató el asesinato del vicepresidente Andrew Johnson y otros funcionarios del gabinete, fueron capturados, juzgados y ejecutados con fanfarria pública. Pero estas ejecuciones fueron las raras excepciones que confirma la regla.
La política de reconstrucción se convirtió rápidamente en profundo conflicto. El sucesor de Lincoln, Andrew Johnson de Tennessee, se convirtió en enemigo de los radicales. Johnson era un viejo demócrata jacksoniano, y aunque un unionista de un estado se separaron durante la guerra, él era un derechista estados ardientes 'y un supremacista blanco. Durante vetos eventuales de Johnson y otros obstáculos, los republicanos pusieron en marcha la Oficina de Libertos, una agencia sin precedentes a cargo de proveer alimentos, los contratos de trabajo, escuelas y otras necesidades básicas para los ex esclavos y los refugiados blancos. Pasaron por la Enmienda 14 en 1866 y la Ley de Primera Reconstrucción en 1867, lo que requiere antiguos estados confederados a renunciar a sus actos de secesión, y los colocaron bajo el régimen militar temporal. Esta Ley Reconstrucción militares también disfranchised ciertas clases de sureños blancos, estableció el sufragio masculino negro y aprobación de la mayoría forzada de nuevas constituciones estatales (que tenían que incluir las disposiciones sobre protección de la igualdad de la Decimocuarta Enmienda) de readmisión a la Unión. Bajo este régimen constitucional, los once ex estados confederados, con un gran número de blancos sureños desafiante que se niegan a participar, formalmente volvieron a entrar en la Unión bajo la autoridad del Congreso para 1870.
En un nuevo libro, el historiador Gregorio Downs argumenta persuasivamente que un largo y persistente "ocupación" se ha producido durante al menos tres años, y tal vez hasta seis años después del fin de las hostilidades reales en la primavera de 1865. Downs también demuestra que, a pesar de una desmovilización masiva de tropas de la Unión se produjo en 1865-1866, el ejército de Estados Unidos ha sido demasiado descuidado como un jugador de una fuerza en la historia de la Reconstrucción. El Ejército, en un primer momento en cientos de puestos de avanzada en el campo, y, finalmente, en gran medida en las ciudades o fortalezas costeras, mantuvo los "ojos" del gobierno y de la presencia real y simbólica en un "ambicioso ocupación ideológica y espacialmente." A medida que las tropas federales retirado de la vista con el tiempo, grandes franjas de los antiguos estados confederados descendidos en el caos, la anarquía y la violencia, lo que requiere un uso sostenido de Constitucionales "poderes de guerra" para mantener cualquier orden. De hecho, como muestra Downs, una amenaza real, si inadecuada "ocupación" fue diseñado por el gobierno de Estados Unidos, casi sin precedente, con el fin de tratar de llevar el control de una región que cayó en "apatridia", ya que también se rebeló contra la derrota y todo que significaba. Downs quiere su trabajo para hablar con el presente, y de hecho lo que debería. Se insta a los libertarios de hoy a tomar nota, porque esa historia, como él dice, demuestra que "la libertad sólo es posible dentro del estado."
Pero a medida que la ocupación dio paso a un proceso político de reunión, especialmente en torno a las elecciones en el Sur, vigilante generalizada y la violencia organizada estallaron por toda la región. De hecho, la violencia dejó más irritante, legado trenzado de Reconstrucción. En 1866, las masacres sangrientas de los negros y la destrucción de comunidades de libertos sacudieron las ciudades de Memphis y Nueva Orleans. En la violencia política de reconstrucción, especialmente en los períodos 1868-1871 y nuevamente en 1875-1877, una contrarrevolución desdobló. Las organizaciones terroristas como el Ku Klux Klan y sus muchos imitadores sirvieron como armas paramilitares del Partido Democrático sur revivir. Su violencia revela las consecuencias de una lucha sin fin sobre la raza, el poder, la tierra, y enormemente diferentes visiones de las ideas de libertad y el federalismo. Durante mucho tiempo, los sureños blancos experimentaron un caso letal de la alienación y una sensación explosiva de queja, sin embargo míticos de los orígenes de esos agravios o horribles sus resultados. Dado que la mayoría de la zona rural del sur era unpoliced ​​por tropas de la Unión, a pesar de las acusaciones de colonial "ocupación" y "regla de bayoneta," sureños blancos desató una furia sangrienta contra los negros y los republicanos blancos nacidos de batallas perdidas, el dominio perdido, supuesta represión política, y la necesidad de "chivos expiatorios" en su desprecio por un orden racial al revés.



Un Weekly Ilustration de 868 de Harper de agente de la Oficina de un libertos tratando de mantener la paz entre los grupos armados de los blancos y los negros libertos. (Wikimedia)


El blanco contrarrevolución y sus usos de terror invirtieron la doctrina Clauswitzian: En América, también gran parte del proceso político de reconstrucción se convirtió en la guerra por otros medios. Por azotes, violaciones, la quema de casas, escuelas e iglesias, la interrupción violenta o intimidación de las reuniones del Partido Republicano local, y cientos de asesinatos y linchamientos en un período de menos de una década el Klan y sus secuaces (llama indistintamente "camisas rojas "o" jugadores de ligas blancas "y muchos otros nombres) trataron de recuperar la mayor cantidad de un status quo anterior a la guerra, ya que podría lograr. Sus víctimas eran maestros, estudiantes negros, políticos blancos y negros, y los números incontables de libertos y sus familias que han participado en la política o ganaron cierta autonomía económica. El historial de violencia Reconstrucción ha sido clínicamente detallada, pero es un pedazo de historia que la mayoría de los estadounidenses aún prefieren evitar.
Los negros se habían convertido en los votantes, los titulares de oficina, y los propietarios de tierras en Colfax en el distrito del Río Rojo de Luisiana en abril de 1873, cuando una turba de blancos masacraron quizás 100 libertos, muchos asesinados estilo ejecución. Al menos el 10 por ciento de los miembros negros de convenciones constitucionales en el Sur en 1867-1868 fueron víctimas de la violencia, incluidos siete que fueron asesinados. En el condado de Greene, Alabama en 1870, los atacantes mataron a cuatro e hirieron a cincuenta y cuatro; ese mismo año en el condado de Laurens, Carolina del Sur, después de los republicanos ganaron una elección local, unos 150 negros fueron expulsados ​​de sus hogares y trece asesinados. Sólo en Carolina del Sur, a partir de las elecciones de otoño de 1870 y abril de 1871, testimonio formal, grabó algunos treinta y ocho asesinatos y cientos de azotes y torturas. En Meridian, Mississippi, en 1871, los oradores negros locales fueron detenidos para la entrega de "discursos incendiarios". En una audiencia en la corte, el fuego estalló, y el juez republicano blanco y dos acusados ​​fueron asesinados. En un motín de un día que siguió en Meridian, al menos treinta negros fueron asesinados por las turbas.
Esta letanía de horror y sangre puede llegar a ser casi infinitas, y representa la única vez en la historia estadounidense cuando usos sostenidos de terror trabajaron con éxito para transformar los regímenes políticos. En unos sureños proceso llamado "Redención Sur", ocho de los estados 11 ex-confederados volvieron bajo la supremacía blanca, el control del partido demócrata por 1875. La final Carolina de tres del Sur, Florida y Louisiana-lograron ese objetivo en el ahumado llenas sala de compromiso político de 1877 que estableció las disputadas elecciones presidenciales de 1876 y siempre que el "fin" cronológico tradicional de Reconstrucción incluso como muchos de sus temas fueron dejados a las generaciones posteriores a cara. El antiguo esclavo y orador-intelectual afroamericano, Frederick Douglass, mantuvieron un firme partidario del Partido Republicano durante la Reconstrucción. Aunque elogió el partido y el presidente Ulysses S. Grant por sus esfuerzos por aplastar el Klan, Douglass pesar por la magnitud de la violencia impune en el sur contra los negros. Disgustado por lo que vio en la elección inminente de 1872 como el "grito engañoso que todas las cuestiones planteadas por la guerra ... ahora están resueltos", ha advertido de que "el demonio esclavo todavía cabalga el viento del sur, y respira el fuego y la ira. "El líder negro había interpretado durante mucho tiempo el Klan, los demócratas, y la supervivencia de la rebelión del sur como una fuerza política continua. Douglass resentía lo que llamó "este grito de paz! la paz! donde no hay paz ". En este sentido, en la planta en el sur, la guerra aún no había terminado.
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En su clásico, El legado de la Guerra Civil, el poeta del sur, novelista e historiador Robert Penn Warren afirmó que "en algún lugar de sus huesos", la mayoría de los estadounidenses poseían un almacén de las lecciones extraídas de ese conflicto. Lleno de "significación sibilina", que creía que la guerra llegó "de mil maneras en nuestro torrente sanguíneo y nuestro presente personal." Estos florituras sin duda representados propio fondo de Warren y su auto-definición histórica (nació en 1905 en el sur de Kentucky, nieto de un veterano confederado cuyas historias hecho la Guerra Civil el "mobiliario emocional" de la mente del niño y la fuente de su imaginación literaria para adultos). Pero eran apenas cierto para los sureños solo.
La época de la guerra civil siempre ha resonado como un asunto familiar para muchos estadounidenses, que se transmite de generación en generación.
Ya sea que la guerra aún tiene tal poder sobre la conciencia nacional en 150 como lo hizo en 100 es dudosa. Nadie puede crecer más en la rodilla de su Guerra Civil del abuelo veterano, aprender historias míticas profundamente del azul y el gris, o audición de tiempos de la esclavitud de un abuelo anteriormente esclavizados. Pero la época de la guerra civil siempre ha resonado como un asunto familiar para muchos estadounidenses, que se transmite de generación en generación: Un tercio de esta nación de inmigrantes de más de 300.000 millones puede todavía hoy, si lo desean, rastrear su ascendencia a alguien que experimentó el Civil La Guerra. El gran historiador narrativo de los años 1950 y 1960, Bruce Catton, el escritor que con su prosa inigualable, así como excelente investigación, probablemente obtuvo más lectores de este tema que nadie, demostró cuánto los de guerra definido historias familiares. Catton recibió miles de cartas de fans de sus legiones de lectores. Sus libros, que enfatizaban fuertemente el papel de los soldados comunes, ponen los lectores en contacto emocional con sus padres y madres, abuelos, tíos y tíos abuelos que habían luchado en o de otra manera soportado la guerra. Un lector "emocionado" de Florida dijo Catton le había ayudado a comprender la vida de sus "ocho grandes tíos ... cinco norte, tres del sur," que había conocido en su juventud. Otra Floridian agradeció Catton para finalmente ayudándole al fin de conocer el abuelo que nunca había conocido, "sexto Wisconsin, Hierro Brigada." Muchos lectores escribieron con impresionante reconocimiento que hallaron diarios o cartas de su padre o abuelo de los citados en los libros de Catton. Después de leer el clásico de Catton, Quietud en Appomattox (1954), una Clarence Foster, de Southampton, Nueva York, brotó con orgullo e informado Catton que la historia que contó desde los "Reminiscencias" de un Alonzo Foster fue la de su propio padre. Como Fomentar leer los libros de Catton, se sentó rodeado de recuerdos personales: "Papá ... tapa, con dos impactos de bala a través de él, la cantina que su camarada ... sacó de su propio hombro y colgado alrededor del cuello de papá cuando fue herido, el cinturón que llevaba y la bala que fue tomada de su mano en el hospital de campaña. "Muchos más este tipo de reacciones personales abundan en los documentos personales de Catton.
Catton golpeó un filón de más que la mera nostalgia familiar. Durante la temporada de un centésimo aniversario de la Guerra Civil, millones de estadounidenses todavía se sentía íntimamente conectados y elementalmente a la sangre y el sacrificio, los nombres de los lugares y las historias, la interminable búsqueda de identidades americanas arraigadas en la década de 1860. La guerra a favor o en contra de "Unión" podría ser tanto familiar como era nacional o regional. Las siguientes generaciones de estadounidenses nunca podrían realmente estar allí en América del Armagedón, pero Catton, como su trovador personal, podría llevarlos, a través de la conexión filial, en muy cerca el reconocimiento de la misma.
Pero en la década de 1960, aunque la tradición causa perdida todavía tenía un dominio absoluto sobre la memoria nacional de la Guerra Civil, el centenario coincidió con la revolución de los derechos civiles. La Guerra Civil y los derechos civiles han sido siempre entrelazados en la historia estadounidense y la mitología, pero en ese periodo turbulento y violento, los dos fenómenos eran como planetas en órbitas separadas en torno a diferentes soles. El 28 de agosto de 1963, en el Lincoln Memorial, un joven ministro Bautista trató de alterar esas órbitas mientras pronunciaba un discurso trascendente sobre el significado de la guerra civil inacabada. Lo que siempre será conocido como el "I Have a Dream Voz" también se debe contar como el discurso más importante del centenario de la guerra civil nunca entregado. Rey también, como Douglass, anunció a una audiencia mundial que la paz aún no había llegado plenamente a las guerras civiles internas de Estados Unidos. Al abrirse el discurso, el orador anunció el texto de su sermón, sugirió que el peso histórico del momento, y miró hacia adelante como él también tomó parecen un duro de nuevo a través de cien años;
Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de Emancipación. Este trascendental decreto significó como un faro de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero cien años después, el negro aún no es libre. Cien años después, la vida del negro es todavía lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación. Cien años después, el negro vive en una isla de la pobreza en un vasto océano de prosperidad material. Cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra a sí mismo exiliado en su propia tierra.

Nadie podía faltar el significado de "Five Score." Como Lincoln implícito en su breve discurso en el cementerio de Gettysburg, en noviembre de 1863, comenzando con "ochenta y siete," la Guerra Civil, cuyo resultado fue todavía muy lejos de determinar, requerido una nueva fundación, una re-definición de los Estados Unidos como una "nación". El rey estaba discutiendo exactamente lo mismo por su propia era como él pronunció el discurso de Gettysburg del siglo XX. La revolución de los derechos civiles anunció otra refundación, enraizada en esta ocasión con más detalle en el principio de la igualdad racial y humana. Rey no alcanzó su metáfora "sueño" hasta la decimocuarta minutos de un discurso de diecisiete minutos. Pero en esos momentos magníficos en la brisa caliente del verano a lo largo del centro de Washington DC, la retórica del rey derribó los tirones gravitacionales segregadas de los derechos de dos planetas entre civiles y de la Guerra Civil y los introdujo en la misma órbita. Como corresponde a su papel, sin embargo, como el líder de un movimiento de protesta radical, si no violenta, los argumentos de King eran apenas la corriente principal en la cultura política de la Guerra Fría Americana de 1963. Sin embargo, algunas de las barreras, por lo menos, en torno a esa corriente centenaria fueron de descomponerse.


Lo que siempre será conocido como el "I Have a Dream Voz" también se debe contar como el discurso más importante del centenario de la guerra civil nunca entregado. (Wikimedia)

Mucho ha cambiado en los cincuenta años desde la crisis de 1963, en la ley, en la educación, en la academia, en las relaciones raciales. Pero cualesquiera que sean los motores de la historia son en realidad, lo que parece evidente es que el legado de la guerra civil americana han tendido a desaparecer y reaparecer en una sucesión interminable de revoluciones y contrarrevoluciones. De hecho, la presidencia de Barack Obama podría ser visto como un nuevo capítulo robusto en esta historia. Un segmento importante de la sociedad estadounidense odia al Presidente y parece que no puede cumplir una familia negro que vive en la Casa Blanca.
La sociedad estadounidense parece abatida en un momento y, a continuación, en la siguiente fregadero de nuevo en la polarización sobre la raza y el origen étnico, el advenimiento del primer presidente negro de la nación, a través de los derechos de los inmigrantes, sobre la tolerancia religiosa y la ciudadanía por nacimiento, sobre la libertad reproductiva, sobre el uso de la ciencia básica para comprender el cambio climático, sobre el alcance y la protección de los derechos de voto, sobre los derechos civiles basada en la preferencia sexual, y sobre demandas interminables e incompatibles de la "libertad" sobre la posesión y uso de armas de fuego, la fiscalidad, protección del medio ambiente , o el derecho a un seguro de salud. Quizá, por encima de todo, Estados Unidos es una sociedad desgarrada por el conflicto sobre el federalismo, el debate interminable sobre la relación adecuada de federales al poder estatal, tal vez la más duradera un legado de lo que los estadounidenses muchas siglo XIX llamado la "guerra contra la secesión" o simplemente " la rebelión ". En resumen, a pesar de enormes cambios de corazón, la cabeza y la ley, los estadounidenses siguen luchando día a día para discernir y decretar que la sociedad de la igualdad que la Guerra Civil, al menos, hizo imaginable.
Sí, la Guerra Civil estaba enraizado en derechos de los estados, pero como cualquier otra doctrina constitucional, importancia recae en el tema a cuyo servicio se emplea. Los derechos de los Estados a favor o para hacer qué? ¿Para quién o contra quién? En 1860 y 1861, algunos sureños ejercerse "la soberanía del Estado" como un acto de revolución en el interés, como decían una y otra vez a sí mismos, de la preservación de un orden racial fundada en la esclavitud. Hoy en día, las reivindicaciones de derechos de los estados se hacen avanzar por muchos gobernadores, las legislaturas y los candidatos presidenciales en el lenguaje ubicuo de "gobierno limitado", o resistencia a la "gran gobierno". De vez en cuando, sin embargo, estas afirmaciones se expresa en la retórica de "secesión", o incluso "anulación" hecho tan infame durante la época de la Guerra Civil. Más a menudo, tales afirmaciones se han manifestado en un nuevo lenguaje orwelliano grabada en leyes para proteger el "derecho al trabajo", o la "libertad religiosa", o la "integridad de la votación."
Los estadounidenses siguen luchando día a día para discernir y aprobar que la sociedad de la igualdad que la Guerra Civil, al menos, hizo imaginable.
Aunque estos ecos contemporáneos de siglos anteriores no deben ser tratados como equivalencia directa entre el pasado y el presente, federalistas de extrema derecha, que dominan el movimiento llamado Tea Party, y que han encontrado una posición fuerte liderazgo en el seno del Partido Republicano y en el poder judicial federal, tiene mucho en común con los secesionistas de 1861. Ambos grupos son minorías distintas que se han apoderado de repente un grado excesivo de energía debido a las prácticas de distritos congresionales y el uso efectivo de las teorías de conspiración sobre la centralización y el estado "Leviatán". Uno actuaron en la revolución para crear y guardar una república de los dueños de esclavos; el otro parece decidido a hacer que el gobierno federal moderno casi obsoletos por cualquier motivo ajeno defensa nacional y la protección de los ciudadanos privados de tener que participar en un contrato social con sus conciudadanos en los programas fiscales apoyados como el Seguro Social, Medicare, público la educación, la protección del medio ambiente, o el alivio de desastres. Ambos grupos afirman que su manto de justicia en nombre de la "libertad", la privatización, la hiper-individualismo y la supremacía racial (una forma abierta, la otra forma encubierta). Tanto reclamar con vehemencia la autoridad de los "Fundadores", como si la Revolución Americana y la creación de la Constitución no tienen antecedentes. Hoy en día los derechistas de los estados y, a veces los nulificadores abrazan versiones del federalismo que podría una vez se han pensado todo pero enterradas en la masacre masiva de la Guerra Civil, o en los imperativos de la respuesta del New Deal a la Gran Depresión, o en el 1964 y 1965 Ley de Derechos Civiles, o en la batalla por la Agencia de Protección Ambiental. Pero la historia no termina; que sigue sucediendo. El ala radical del movimiento conservador en Estados Unidos, todavía en ascenso en el Congreso y dominante en la mayor parte del Sur, parece decidido a derogar parte de la legislación social del siglo XX, e incluso romper sus raíces constitucionales y sociales en las transformaciones de la década de 1860 . Mientras los estadounidenses aprenden preocupante, generación tras generación, muchos nunca han aceptado plenamente los veredictos de Appomattox.
En 1867, Edward A. Pollard, ex editor de la Confederación partidista y de la Richmond Examiner, publicó The Lost Cause: A New Southern History of the War of the Confederates, uno de los primeros de los miles de libros que han impugnado el significado de los resultados de la guerra civil. Pollard emitió una advertencia a todos los que alguna vez tratar de dar forma al significado y la memoria de la guerra o de las políticas de reconstrucción y sus legados. "Todo lo que queda del Sur", escribió Pollard, "es la guerra de las ideas". La guerra puede haber decidido "la restauración de la Unión y la escisión de la esclavitud", declaró, "pero la guerra no decidió igualdad Negro . "Las guerras de ideas, es de esperar siempre realizadas con la civilidad y sin armas, son la esencia del republicanismo y la democracia. Pero cada vez que un federalista como el senador Ted Cruz de Texas, se compromete a "pararse en principio" y "defender la libertad" con el fin de "restablecer el límite fundamental de soberanía dual", o se compromete a proteger el "autogobierno" a través de un "volver a nuestros principios fundadores de un gobierno limitado y el control local," su público debe estar alerta no sólo por la ambición política, no sólo por las posiciones políticas que avanzan las libertades de los poderosos contra los de los sin poder, sino por un esfuerzo para empujar el presente de nuevo en las causas perdidas del pasado.
La historia puede parecer tener sus momentos de calma cuando se ralentiza e incide menos en nuestras vidas; entonces somos golpeados con las crisis masivas, a menudo a nuestra total sorpresa, y la historia velocidades de hasta más allá de la comprensión humana. Es imposible captar un punto de inflexión en la historia hasta que ha sucedido, y la comprensión de que puede tomar una generación o más. Pero la historia nunca se detiene, y aunque es un antiguo sueño utópico humano a vivir por encima y más allá de ella, o para controlar ideológicamente su ritmo, sólo los tontos creen que pueden apagar sus engranajes. Pasado y presente siempre son totalmente interdependientes. Tal fue la afirmación del gran historiador Marc Bloch, asesinados en el Holocausto, de una "solidaridad de los siglos." "La incomprensión del presente", escribió Bloch, "es la consecuencia inevitable de la ignorancia del pasado. Pero un hombre puede llevar a sí mismo fuera tan infructuosamente en la búsqueda para entender el pasado, si es que es totalmente ignorante de la presente "Las guerras terminan en voz alta y en ruinas, ya veces en primavera, paisajes hermosos silenciosos como el campo de la rendición en Appomattox.; pero la historia sigue sucediendo. Haciendo "los hombres iguales en la tierra a los ojos de otros hombres", para utilizar de nuevo de Baldwin, es una propuesta a largo plazo, y para el caso, una definición del significado de América.

sábado, 18 de abril de 2015

SGM: Prisioneros americanos fueron diseccionados en Japón

Exhibición japonesa revela disecciones en vivo de prisioneros de guerra de Estados Unidos
Por Yaron Steinbuch - The New York Post



Prisioneros americanos y filipinos de guerra llevan heridos en un campo de prisioneros japonés durante la Segunda Guerra Mundial en abril de 1942.
Foto: AP


Una exposición en un nuevo museo de historia médica en Japón arroja luz sobre un capítulo infame en la historia de la escuela de medicina de la Universidad de Kyushu - las disecciones en vivo de prisioneros de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
El museo, que se inauguró el sábado en la ciudad de Fukuoka, detalla los logros de la escuela de medicina pre-eminente en el último siglo, el Telegraph, citando a la agencia Kyodo News.
Pero la exposición sobre la nota oscura y el tabú de la Segunda Guerra Mundial es cada vez más atención.
Los experimentos macabros se produjeron como consecuencia de un atentado dirigido por un Superfortress estadounidense B-29 que despegó de Guam en el Pacífico y fue derribado cerca de Fukuoka el 5 de mayo de 1945.
Sus 12 tripulantes rescatados, pero uno murió tras recibir un disparo en tiempo paracaidismo y otros dos fueron asesinados posteriormente por los residentes locales. El nueve restantes fueron puestos bajo custodia.
Capt. Marvin Watkins fue enviado para ser interrogado en Tokio y el resto fue transferido a la Universidad de la Universidad Imperial de Kyoto de Medicina, el predecesor de la institución actual.
En 1948, una audiencia del tribunal de crímenes de guerra de los aliados en Yokohama escuchó el testimonio que los médicos inyectan algunos prisioneros de guerra con el agua de mar como una prueba de si podría reemplazar solución salina estéril.
Los médicos le extirparon partes de los hígados de los otros cautivos para ver si sobrevivirían. En otro experimento macabro sobre la epilepsia, se retiró parte del cerebro de un prisionero de guerra.
Los restos de todos los miembros de la tripulación fueron conservados en formol hasta el final de la guerra, cuando la evidencia fue destruida.
Veintitrés personas fueron declaradas culpables de llevar a cabo la vivisección o el traslado ilícito de partes del cuerpo. Cinco fueron condenados a muerte, cuatro cadenas perpetuas recibidas y el resto tiene frases más cortas. Un médico se suicidó.
El general Douglas MacArthur, el gobernador militar de Japón, conmutó las condenas a muerte dos años más tarde y redujo la mayoría de las penas de prisión. En 1958, toda persona condenada en el caso había sido puesto en libertad.

viernes, 17 de abril de 2015

Otomanos: Las locuras por la sucesión del Sultanato

La carrera de la vida o la muerte: 300 metros contra un jardinero

Javier Sanz - Historias de la Historia


La ley del fratricidio impuesta por Mehmed II, sultán del Imperio Otomano, intentaba evitar las guerras civiles, como le había ocurrido a su abuelo Mehmed I, entre los posibles herederos al título de Sultán. Por esta ley, cuando era nombrado un nuevo Sultán, todos sus hermanos sobrevivientes eran estrangulados con una cuerda de seda. La mayor matanza tuvo lugar en la sucesión de Mehmed III, cuando 19 de sus hermanos fueron asesinados. Esta práctica fue abandonada en el siglo XVII por Ahmed I y sustituida por la prisión en la Kafes, “jaula”, un conjunto de habitaciones en el palacio de Topkapi (Estambul) donde los posibles sucesores al trono se mantenían bajo arresto y en constante vigilancia.

Mehmed II
Y si esto hacían con los miembros de su familia, qué no harían con sus enemigos… En tiempos de Selim, apodado el Severo, en un período de 8 años ordenó la muerte de siete visires y otras 30.000 ejecuciones menores. Así que, lo lógico por la alta demanda de trabajo, habría sido crear un cuerpo específico de verdugos, pero ya tenían uno que se dedicaba a “podar y arrancar las malas hierbas“… los bostanci (“jardineros”). Los bostanci, cuerpo compuesto por unos 5.000 hombres, tenían tres funciones: guardia personal del Sultán, verdugos y el mantenimiento de los jardines de palacio.

Bostanci
La sentencia se comunicaba al reo mediante un curioso ritual: el bostanci le entregaba un sorbete, si era blanco se le perdonaba la vida pero si era rojo se le ejecutaba rápidamente (normalmente decapitación). Si el reo era un funcionario de alto nivel (visir, eunuco…), debía ser tratado directamente por el Bostanci Basha (el jefe de los jardineros) y, además, aunque el sorbete fuese rojo todavía tenía una oportunidad para salvar la vida: la carrera de la vida o la muerte.

El condenado a muerte y el Bostanci Basha debían competir en una carrera de unos 300 metros, desde los jardines de palacio hasta la Puerta del Mercado de pescado, en la zona Sur del palacio de Topkapi. Si ganaba el condenado se le conmutada la muerte por el destierro. Si, por otro lado, ganaba el Bostanci-Basha, allí mismo era ejecutado y su cuerpo arrojado al mar.

El último hombre que salvó su vida, al ganar esta carrera de vida o muerte, fue el gran visir Hacı Salih Pasha en noviembre de 1822.