lunes, 27 de marzo de 2017

Biografías: Võ Nguyên Giáp (Vietnam)

Võ Nguyên Giáp


El general Giáp en 2008.

General
Años de servicio 1926 - 1981
Lealtad Vietnam
Participó en Guerra de Indochina, Guerra de Vietnam y Conflicto Sino-Vietnamita
Nacimiento 25 de agosto de 1911 (100 años) en An Xa, Indochina

Võ Nguyên Giáp es un militar vietnamita nacido el 25 de agosto de 1911 en An Xa, provincia de Quảng Bình. Era hijo de un campesino que, aunque carecía de tierras, sabía leer y escribir y luchó toda su vida contra el régimen colonialista impuesto a su país.

Revolucionario
Comenzó su vida política en el movimiento estudiantil en 1926 e ingresó en organizaciones clandestinas por la independencia de Vietnam. Cuando estudiaba en la Universidad de Hanói en 1933 conoció a Dang Xuan Khu, que más adelante adoptaría el seudónimo de Trường Chinh, quien lo convenció de ingresar al Partido Comunista de Indochina, que más adelante se fraccionaría en tres partidos comunistas (uno camboyano, otro laosiano y el vietnamita).
En 1938 se casó con la tailandesa Dang Thi Quang. En 1939 publicó su primer libro, conjuntamente con Tru'ó'ng Chinh, titulado La cuestión campesina.

Guerrillero perseguido
En septiembre de 1939, tras la prohibición del Partido Comunista, Giáp se trasladó a China donde conoció a Ho Chi Minh con el que trabajó por la independencia de su país y al que siempre se mantuvo muy fiel y leal.[1]
La policía francesa detuvo a su esposa y a su cuñada utilizándolas como rehenes para presionar a Giáp y lograr que se entregara. La represión fue feroz: su cuñada fue guillotinada y su mujer condenada a cadena perpetua, muriendo en la prisión después de tres años a causa de las brutales torturas. Los verdugos galos también asesinaron a su hijo recién nacido, a su padre, a dos hermanas y a otros familiares.
Participó en la conferencia de Chingsi en mayo de 1941 en la cual se formó el Frente de Liberación de Vietnam cuyo nombre abreviado se pronuncia, en vietnamita, Viet Minh.[2]
A finales de ese año Giáp se trasladó a las montañas de Vietnam para crear los primeros grupos guerrilleros. Allí estableció una alianza con Chu Van Tan, dirigente del Tho, un grupo guerrillero de una minoría nacional de Vietnam del noreste. En las navidades de 1944 capturó un puesto militar francés, tras haber formado los primeros batallones de sus fuerzas armadas. A mediados de 1945 tenía ya unos 10.000 hombres bajo su mando y pudo pasar a la ofensiva contra los japoneses que habían invadido el país.

Giáp y Ho.

La lucha contra los franceses
Tras el triunfo de la insurrección general de agosto de 1945, y la proclamación en septiembre de la independencia de la República Democrática de Vietnam, Giáp quedó como comandante en jefe del ejército popular.
Comenzada de nuevo la guerra en diciembre de 1946 tras el bombardeo de Haiphon por la escuadra francesa, se replegó a China hasta que en octubre de 1950 ocupó la zona montañosa fronteriza, gracias a la posesión de una retaguardia segura tras el triunfo de Mao Zedong. A partir de entonces, la guerrilla se generalizó por Vietnam y Laos, aunque siempre consideró que sólo la formación de un auténtico ejército podría derrotar a las fuerzas coloniales.
Giáp dio varios pasos en esa dirección y el 25 de julio de 1948 lanzó un ataque contra los puestos de Phu Tong Hoa al sur de la Ruta Colonial 4. Los vietnamitas tomaron por sorpresa a los franceses y cargaron sobre ellos con su superioridad numérica llevándose a varios soldados franceses, entre ellos a su oficial superior. Pese a estas ventajas la artillería del Viet Minh fue destruida por los hombres a las órdenes de Francia. A continuación los ataques fueron primero contenidos, aunque esa misma noche los asiáticos habían perdido fuerza y el alférez Belarot, oficial al mando de las fuerzas francesas, ordenó un contraataque que terminó por desarticular la ofensiva vietnamita. Se ordenó retirada dejando más de 200 vietminhs muertos.[3]
Tras una derrota como esa, donde tenía muchas bazas para ganar y no lo logró, Giáp quedó consternado por la derrota y comenzó a planificar las siguientes acciones.[3]

Cao Bang
La primera gran victoria la logró en la Batalla de Cao Bang dentro de la Operación Hong-Phong [2]. El 18 de septiembre de 1950 lanza a unos 10 000 hombres contra Dong-Khá, defendida por 2000 soldados franceses y 3500 marroquíes que no ofrecieron demasiada resistencia. Al mes siguiente destruye la columna que descendía desde Cao Bang y la de refuerzo que había ascendido por la Ruta Colonial 4 para recuperar Dong-Khá y permitir una retirada segura. Los galos no consiguieron ni una cosa ni la otra, además tuvieron que abandonar Lang Son y destruir 1 300 toneladas de material y municiones.[4]
Pero Giáp no era todavía un buen táctico, ni siquiera un buen estratega y tuvo que cosechar aún serias derrotas, siendo la más dura de todas la sufrida en la Vinh Yen, donde la pericia del general Jean-Marie De Lattre de Tassigny y su mejor dominio de las nuevas armas, como el napalm, causaron una fuerte derrota, con la destrucción de varias de las unidades vietnamitas que le costó a Giáp meses recomponer.[5]
Sin embargo Giáp ha sido considerado en varias ocasiones como un hombre paciente6 y en diciembre de 1952 lo demostró al eludir el enfrentamiento contra las tropas coloniales lanzadas en la Operación Lorena y obligarlos a perseguir a su dos divisiones por terreno selvático donde le tendieron varias emboscadas. El material capturado por los franceses no significó una dura pérdida y pudo mantener al grueso de sus fuerzas a salvo.[4]

Điện Biên Phủ
A finales de 1953 Giáp aceptó el reto francés de una batalla definitiva en Điện Biên Phủ, en la que, tras 55 días de asedio y la toma del aeropuerto, la guarnición francesa cayó el 7 de mayo de 1954.[7]
Las autoridades francesas consideraban que Điện Biên Phủ era una fortaleza de primer orden capaz de resistir cualquier asalto, pero el éxito vietnamita radicó en el plan de Giáp de "un ataque y un avance más lentos, pero más seguros... atacar para vencer, no atacar sino cuando se tiene la certeza de la victoria". En vez de un ataque de envergadura en poco tiempo, los vienamitas ejecutaron entonces una campaña a mayor plazo, que comprendió una serie de ataques contra puntos fortificados que se sucedieron hasta la derrota total de los franceses y la captura de su Estado Mayor por los vietnamitas.[8]

Dos héroes. En 1957, el presidente vietnamita Ho Chi Minh (de blanco) encabeza una columna que pasa revista a una unidad armada. A su lado, Vo Nguyen Giap. - Fotografía Diario Clarín 




Điện Biên Phủ fue uno de los escasos episodios en que, en el período de los siglos XIX y XX que abarca desde el bloqueo francés del Río de la Plata hasta la victoria de los afganos sobre los ingleses en su retirada de Kabul, un pueblo agredido y con una economía agrícola relativamente primitiva lograba derrotar al ejército de una de las grandes potencias, sostenido por una industria bélica de alta tecnología.[9]

Võ Nguyên Giáp, fecha desconocida

Ministro de Defensa
Tras la Conferencia de Ginebra, que daría de nuevo la independencia a los cuatro estados de la antigua colonia, Vietnam quedó dividido y el sur siguió bajo la influencia de la antigua potencia colonial y la dependencia de la asistencia militar y conducción política de 30 000 asesores enviados por Estados Unidos. Giáp se convirtió en ministro de Defensa de Vietnam del Norte, donde comenzó una revolución socialista.
Desde su cargo transformó el Vietminh en las Fuerzas Armadas de la República Democrática de Vietnam y prosiguió los contactos con China, Corea del Norte y especialmente con la URSS para lograr el armamento y entrenamiento necesario para llevar a cabo la anexión de la República de Vietnam. Sobre todo con la ayuda de la URSS levantó una pequeña, pero efectiva Fuerza Aérea,[10] un fortísimo ejército de tierra (especializado en lucha guerrillera) y una pequeña Armada.
En 1959, dirigido por el Vietcong o Frente Nacional de Liberación de Vietnam del Sur, estalló un levantamiento simultáneo contra el gobierno pro-estadounidense de Vgo Dinh Diem, lo que se considera la Segunda Guerra de Indochina o guerra de Vietnam. Giáp comenzó a mandar suministros y fuerzas hacia el Sur en apoyo del Vietcong y entre los dos hicieron retroceder al ARNV hasta lograr abarcar extensas zonas rurales, movilizar a miles de personas y tomar el poder en muchas aldeas.
Los primeros asesores estadounidenses murieron en Vietnam cuando el 8 de julio de 1959 el Vietcong atacó una base militar en Bien Hoa al noreste de Saigón.[6] Los asesores enviados desde Estados Unidos confirmaron la impresión de que el ARVN no podía ganar aquella guerra por muchos medios y material que les enviasen y, antes o después, sería derrotado.
Por su parte Giáp y el Politburó de Hanoi propugnaron por llevar el peso de la guerra desde el Norte.[6]

Contra Estados Unidos
Estados Unidos envío miles de soldados pare reforzar a sus 60.000 asesores que ya servían en Vietnam del Sur, llegando a superar medio millón de efectivos en 1969. Los norteamericanos fueron desplegados principalmente en los alrededores de Saigón, en la base de Đà Nẵng, en la Zona Desmilitarizada y las Tierras Altas Centrales, a la vez que bombardeaban el Norte.
Giáp organizó la defensa del Norte y al mismo tiempo que dirigía las operaciones en el Sur contra el ejército sudvietnamita y norteamericano. Cuando los estadounidenses lograron cortar los suministros enviados por mar amplió la Ruta Ho Chi Minh.
Como en la lucha contra los franceses, el General probó el enfrentamiento directo con el Ejército de los Estados Unidos y también cosechó una seria derrota durante la Batalla del valle de Ia Drang.11 Sin embargo, supo aprender del error y desde entonces trató de rehuir el combate directo de grandes formaciones contra la potencia de fuego norteamericana, al mismo tiempo que acumuló hombres y armas durante dos años para lanzar una gran ofensiva.[6]
En 1968 realizó dos de sus acciones más controvertidas y según sus enemigos, dañinas para sus fuerzas. El Sitio de Khe Sanh y la Ofensiva del Tet, ambos supuestos fracasos. Sin embargo Giáp consiguió convertir la derrota militar de la Ofensiva en un éxito político, al demostrar a los norteamericanos que todas sus victorias y sus dos años de participación en el conflicto no habían debilitado a los comunistas, al tiempo mostrarles que se enfrentaban a una guerra interminable. Tanto es así, que unos meses después Giáp lanzó la llamada Ofensiva del Mini Tet.[6]
En 1972 Giáp organizó la llamada Ofensiva de Pascua con la esperanza del que el ARNV se desmoronara. Aunque en algunos casos así fue, en otros las tropas del Sur aguantaron como una roca, la presidencia de Saigón cambió a parte de la corrupta cúpula militar por oficiales competentes y los aviones y barcos de Estados Unidos detuvieron el avance en los momento más álgido. Por otra parte Giáp no supo utilizar los numerosos carros de combate para lograr un avance sistemático y terminó perdiéndolos ante el fuego enemigo. Tampoco pensó en concentrar sus fuerzas sobre un punto para partir Vietnam del Sur en dos, lo que le hubiera concedido un gran ventaja o incluso la victoria[6] anticipada.
Después de la aparente derrota militar, pese a lograr una clara mejora en la posición estratégica, la persona del ministro de Defensa pareció perder autoridad. Poco se sabe de las reacciones dentro del Politburó norvietnamita ni si la derrota de Pascua fue una causa o no; pero, después de 1972 la figura de Giáp comenzó a quedar eclipsada por la de su protegido, el general Van Tien Dung, quien comandó la Ofensiva de Primavera de 55 días de duración y la toma de Saigón el 30 de abril de 1975.

La invasión de Camboya
La invasión de la Kampuchea Democrática supuso la vuelta de Giáp a los primeros puestos de la escena política vietnamita y, a la larga, su caída en desgracia.
En 1978, menos de tres años después de tomar el poder los Khemeres Rojos, Giáp dirigió la invasión de Camboya. En menos de 20 días la totalidad del país era controlada por las fuerzas de Hanoi. El General nuevamente había llevado a sus hombres a la victoria; bien es verdad que la negligencia de los dirigentes camboyanos, encabezados por Pol Pot, más acostumbrados a exterminar a sus propios compatriotas que a luchar con ejércitos motivados, se lo puso muy fácil. La invasión se hizo por varios motivos: ciertamente la Kampuchea del Arka podía ser una pequeña amenaza, pero amenaza después de todo, para el recién unificado Vietnam; también se ha postulado el deseo del país asiático por controlar toda la península de Indochina.[6]

Incursión de China
El 17 de enero de 1979, 86.000 soldados chinos atacaron en tres frentes diferentes del norte vietnamita. Se dirigieron hacia las provincias de Cao Bang, Loa Cai y Lang, reforzados por carros de combate y más soldados hasta totalizar 200.000.[12] Los chinos lograron ocupar Lang Son el 5 de marzo, pero la resistencia vietnamita fue mucho mayor de lo esperado y las tropas chinas se retiraron tras sufrir más de 20 mil bajas, 6.954 muertos y 14.800 heridos.[13]

Sin cargos

En cualquier caso Giáp apostó fuerte por la lucha política prolongada. Esta lucha le supuso finalmente su caída en desgracia. Võ Nguyên Giáp fue expulsado del Ministerio de Defensa en 1980 y del politburó en 1981.[6]
Giáp también ha sobresalido como escritor, especialmente de temas militares y guerra de guerrillas.
En julio de 1992, le concedieron la orden de la Estrella del Oro, el honor más alto del Vietnam socialista.
En 2009 participó de las protestas contra los grandes proyectos mineros para la explotación de bauxita en Vietnam y sus efectos sociales y ambientales.[14]

Valoración
Si a Ho Chi Minh se le atribuye el mérito ideológico de sus victorias contra japoneses, franceses y estadounidenses; de Giáp es el mérito militar con ejemplos como:

  • La estrategia de guerra prolongada desplegada frente a un enemigo muy poderoso[15] (en forma similar a Mao).
  • La concepción y práctica de combinar el despliegue de las fuerzas políticas de masas con las fuerzas militares[16] y la transformación de unas en otras; así como de la combinación de fuerzas armadas locales y regionales, con el ejército; de las guerrillas y milicias locales, con las tropas regulares; de la guerra de guerrillas con las insurrecciones urbanas; de la guerra de movimientos y de posiciones, con insurrecciones generales (como la de agosto de 1945 contra los japones17 y las de la primavera de 1975 contra el gobierno Thieu, instalado por Estados Unidos[18]); de la guerra campesina con la política obrera; y de la guerra de liberación nacional, con la lucha social por la tierra[19] y el socialismo.
  • La organización del Viet Minh de una fuerza guerrillera a un ejército capaz de medirse con la famosa Legión Extranjera y tomar cualquier posición pese a fuertes bajas.[20]
  • La vuelta a la guerrilla cuando era necesario, reconvirtiendo al EVN en una fuerza casi irregular de la que se ha dicho que tratar de inmovilizar al Ejército de Vietnam del Norte era como intentar sacar sangre de una piedra.[6]
  • La motivación tan grande que lograba imprimirle a sus soldados, valga el ejemplo de los tatuajes en el pecho de muchos de ellos con la frase nací en el Norte para morir en el Sur.[6]
  • La adaptación de las células guerrilleras a 3 hombres que se apoyaban y se daban ánimos mutuamente.[21]
  • Su modo de vida, relativamente sencillo, que transmitía a sus oficiales y que hacía que los soldados aguantasen mejor las penalidades de la Ruta Ho Chi Minh o la vida en los túneles. Muy alejado de los ostentosos y corruptos modos de muchos oficiales survietnamitas.[6]
  • Giáp y su método de lucha, se convirtió en fuente de inspiración para muchos o todos los movimientos guerrilleros de los años 70 y 80 como el Frente Polisario en el Sáhara Occidental contra Marruecos,[22] aunque muy pocos de ellos han logrado los éxitos obtenidos por el general vietnamita.



Un genio de la logística
Sin duda es mérito del General el haber podido mover desmontadas por la selva, armar y suministrar munición a cientos de pesadas piezas de artillería, para convertir a la maravilla del ingenio militar francés en una ratonera, para sorpresa y asombro de todos.[2]
Además de lograr emplazar todas sus piezas de tal forma que no pudieron ser encontradas, convertir en inútil el empleo del napalm,[5] mantenerlas operativas pese a las lluvias monzónicas[7] y abatir muchos cazas cuando salieron a destruirlas.[23] Y todo eso sobre colinas, entre la selva y a miles de kilómetros de sus fuentes de suministros.

Un estratega mejorable
Varios errores y fallos indican que como estratega Giáp no era tan sobresaliente como lo era en el campo de la logística.

  • En la Batalla del delta del río Rojo no tuvo en cuenta la superioridad de medios, especialmente aéreos, con que contaban los franceses; en la guerra contemporánea se argumenta comúnmente que quien controla el cielo controla la tierra, y en este caso el comentario fue acertado.
  • En la Ofensiva de Pascua no supo cómo mover y utilizar los carros de combate de que disponía para romper el frente enemigo y permitir a la infantería avanzar, misión para la que fueron ideados los tanques.24 En Lon Son habían logrado tomar todas las posiciones de las Boinas Verdes, pero años después no supo emplearlos y perdió con ellos la posibilidad de una gran victoria, gran cantidad de aquellas armas y mucho hombres. Además se limitó a lanzar oleadas humanas una tras otra hasta quedarse sin hombres sin darse cuenta que esa estrategia solo conducía a la pérdida de vidas humanas frente a la potencia de fuego de los barcos y aviones estadounidenses.
  • La victoria de la Ofensiva de Primavera en 1975 es explicable sin embargo por los fundamentos de la estrategia del Ministro de Defensa Giáp: las fuerzas armadas regionales ligadas a sólidas organizaciones de masas se habían reforzado constantemente en campos y ciudades y estuvieron listas para unirse a las fuerzas regulares para la ofensiva militar y la insurrección,[25] que liquidaron definitivamente las tropas de Thieu y causaron la huida de todos los asesores y apoyos estadounidenses.

Un pésimo táctico
En el campo de batalla es donde Giáp contaba con menos aptitudes.
Muchas veces se limitaba a ordenar carga tras carga con poca consideración por el número de hombres que pudiera perder con tan simple táctica. Esta fue una de las razones que le causó la derrota en la Batalla de Phu Tong Hog.
Más claramente se vio el desinterés por la vida de sus hombres en la Batalla de Điện Biên Phủ, donde tuvo que pedir una tregua de varias horas a los franceses para retirar los cadáveres que cubrían las colinas de Beatriz. A punto estuvo de perder el control sobre sus hombres, que se sublevaban ante una muerte cierta o se entregaban a los franceses pese a ir ganando y saber lo que les pasaría si eran descubiertos por los suyos.[5] Aunque Giáp reconocería años después sentirse aliviado por no tener que enviar cargas masivas,[7] como querían sus aliados chinos, lo cierto es que hasta que no fue consciente del peligro en que actuaban sus hombres no comenzó a cavar zanjas con las que pudieran avanzar sin ser barridos por las ametralladoras coloniales.
Este punto, la utilización "inmisericorde" de sus hombre para derrotar a sus enemigos, es también fruto de controversia. Se le reconoce su paciencia y concienzuda preparación de casi todas las grandes actuaciones que realizaba; sin embargo en la Ofensiva del Tet perdió muchísimos hombres contra ejércitos netamente superiores, inferioridad de la que era consciente. Es más, aun conociendo que los estadounidenses contraatacarían con hombres y helicópteros, mando al Vietcong resistir en las posiciones tomadas, lo que resultó demoledor contra aquella fuerza, que quedó prácticamente aniquilada. Este punto abre la duda de si fue una imprudencia o error de Giáp, o una estratagema seguida para librarse de una fuerza independiente de su mando y con base en el Sur [6]
También sus enemigos le atribuyen a él o a la cúpula dirigente de Hanoi, a la que pertenecía, crímenes de lesa humanidad como las matanzas de Hué, que se llevaron a cabo durante la Ofensiva del Tet, que fueron claramente planificadas y pacientemente llevas a cabo contra los representantes de la autoridad survietnamita que habían asesinado a miles de simpatizantes del Vietcong.
Pese a esas características, el general Võ Nguyên Giáp es considerado un héroe en su país y en muchos países, porque logró derrotar en toda la línea al ejército más poderosos del mundo, modelo que trataron de imitar posteriormente muchos líderes guerrilleros de formación comunista en todo el Mundo, casi siempre sin éxito.

Notas y referencias

1. David Solar, Ocaso Francés en Indochina, nº 62 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, diciembre de 2003
2. Peter Batty, Visiones de la guerra. La batalla de Dien Bien Fu, editor Margaret Harris, Pamplona, IVS (Internacional Video Sistemas), D.L., 1990
3. Varios, La Ruta de la Muerte, fascículo 2 de Cuerpos de Elite, Editorial Delta, Barcelona, 1986, ISBN 84-7598-184-4
4. Varios, Crónica del siglo XX, Plaza & Janés Editores, Barcelona, 1986, ISBN 84-01-60298-X
5. David Solar, Dien Bien Phu, el Mundo en Vilo, nº 67 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, mayo de 2005
6. Varios, Nam, Crónica de la guerra de Vietnam, 1988, Editorial Planeta-De Agostini, Barcelona, ISBN 84-396-0755-6.
7. a b c Varios, Artilleros de Giáp, fascículo 90 de Cuerpos de Elite, Editorial Delta, Barcelona, 1986, ISBN 84-395-0337-7
8. General Giap 1971 Guerra del pueblo, ejército del pueblo. México D.F.: Serie popular Era, p.p. 170-176.
9. Anne de Courcy, El imperio humillado, nº 37 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, noviembre de 2001
10. Varios, Guía ilustrada de guerra aérea sobre Vietnam II - Tecnología militar, Ediciones Orby, Barcelona, 1986, ISBN 84-7634-712-X
11. Varios, 1º de Caballería: Vietnam, nº 9 de Cuerpos de Élite, Barcelona, Planeta de Agostini, 1986, ISBN 84-7598-185-2
12. ChinaDefense.com - The Political History of Sino-Vietnamese War of 1979, and the Chinese Concept of Active Defense
13. Work summary on counter strike (1979-1987); The rear services of Chinese Kunming Military Region.
14. Restrepo, Iván 2009 "La nueva gran batalla de Vo Nguyen Giap"; La Jornada, 13 de julio de 2009.
15. general Giap 1971 Op.cit. p.p.35, 55-57.
16. Giap, Vo Nguyen y Van Tieu Dung 1976 "Conjugar las fuerzas de las masas con las del ejército"; El arte de la guerra revolucionaria. Bogotá: Ediciones Futuro, p.p. 51-53.
17. General Giap 1971 Op. cit. p.p. 78-92.
18. Giap, V.G. y V.T. Dung 1976 Op.cit. p.p. 42
19. General Giap 1971 Op.cit. p.39
20. Varios, Irregulares, capítulo 12 de Soldados, BBC, Londres, 1984
21. On Guerrilla Warfare
22. David Solar, Sin Solución. Sáhara, 30 años de conflicto, nº 89 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, marzo de 2006
23. Varios, Aviación, capítulo 7 de Soldados, BBC, Londres, 1984
24. Varios, El carro de combate, capítulo 5 de Soldados, BBC, Londres, 1984
25. Giap V.G. y V.T. Dung 1976 Op.cit. p. 49.


Wikipedia

domingo, 26 de marzo de 2017

Conquista del desierto: La batalla de San Carlos (1872)

Batalla de San Carlos y el fin del raid de Calfucurá




 
Fortín San Carlos


El 8 de marzo de 1872 las fuerzas del Ejército Argentino dirigidas por el General Rivas y el Coronel Boerr derrotaron a más de 3. 500 indígenas mandados por el cacique chileno Juan Calfucurá marcando así el inicio del fin de un reinado de terror que por más de 20 años asoló las poblaciones de la campaña argentina. 

Introducción 
Desde la llegada de los españoles al actual territorio argentino las diversas tribus indígenas que lo habitaban ejercieron una fuerte resistencia al avance del hombre blanco, lo que motivó que continuamente se produjeran enfrentamientos entre las partes en conflicto. Producida la Revolución de Mayo, los primeros gobiernos patrios debieron realizar negociaciones con los naturales con el fin de evitar que éstos llevaran a cabo ataques contra las poblaciones de la frontera, a pesar de ello y aprovechando que las fuerzas militares debían ser empleadas en las guerras por la independencia, voroganos, ranqueles, pampas y araucanos continuamente asolaban las estancias y poblaciones del sur de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis y Mendoza. 

Con el fin de terminar con las depredaciones el gobernador bonaerense Martín Rodríguez efectuó dos campañas en 1823 y 1824 que no dieron los resultados esperados debido a la falta de tácticas adecuadas; mejor suerte tuvieron las realizadas por el coronel Rauch en 1826 y 1827 que junto con los tratados de paz firmados por el entonces coronel Juan Manuel de Rosas lograron mantener la frontera en relativa paz. En esos momentos el interés por lograr este propósito era mayor que nunca debido al peligro que se corría por estar desarrollándose la guerra contra el Brasil, no debe olvidarse que uno de los propósitos de la desastrosa incursión imperial a Carmen de Patagones había tenido como principal objetivo el establecimiento de una alianza con las tribus locales para abrir un segundo frente de batalla a nuestro país. 

En 1833, Juan Manuel de Rosas realizó la primera gran campaña para pacificar la frontera, logrando mediante una combinación de tratados de paz y acciones militares neutralizar a los salvajes y mantenerlos en relativa inacción hasta 1852. La frontera avanzó hasta el río Colorado. Con su caída el 3 de febrero del citado año, los indígenas reiniciaron los ataques asolando la campaña y dando inicio a una etapa durante la cual las fuerzas nacionales sufrieron continuas derrotas y la frontera fue devastada. A las malas tácticas y a la falta de medios se sumaron los continuos problemas internos y externos, las luchas entre liberales y federales, la guerra con el Paraguay y las tensiones con Chile y Brasil, que hábilmente fueron explotados por los indígenas en su favor. Esto fue posible por la presencia de un cacique chileno que fue capaz de utilizar todas estas circunstancias en su propio beneficio: Juan Calfucurá. 

Calfucurá y la confederación de tribus 
En 1835, una caravana de unos 200 indios araucanos llegados de Chile se presentó a comerciar, como era habitual al menos una vez al año, con la tribu vorogana de Salinas Grandes (actual provincia de La Pampa). En el momento en que debían iniciarse los festejos por la reunión, los araucanos atacaron a sus parientes y en medio de un infernal griterío degollaron a los caciques Rondeau, Melin, Venancio, Alún, Callvuquirque y a muchos capitanejos y ancianos. Por primera vez se escuchó en las pampas el nombre del cacique Juan Calfucurá que comandaba a los chilenos. Inmediatamente procedió a ejecutar a otros caciques de tribus vecinas y a buscar la alianza con las mismas una vez "decapitadas". Fue así como atrajo a voroganos, pampas, ranqueles y araucanos y en pocos años formó una enorme confederación con la que dominó rápidamente el sur de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba San Luis, Mendoza, y las actuales provincias de La Pampa, Neuquén y Río Negro teniendo como centro Salinas Grandes. Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas firmó una serie de pactos por los cuales, a cambio de vacas, yeguas, bebidas, azúcar, yerba y tabaco, se abstenía de atacar la frontera, con lo cual la misma pudo mantenerse en relativa seguridad, pero aunque los malones disminuyeron no cesaron completamente. Derrocado Rosas el 3 de febrero de 1852, Calfucurá (calfú azul, curá piedra) dio una muestra de la nueva etapa que comenzaba en la trágica historia de la lucha contra el indio al atacar al día siguiente Bahía Blanca con 5.000 guerreros. La línea de frontera retrocedió hasta la existente en 1826 y todo lo ganado en la campaña de 1833 se perdió. 

El 13 de febrero de 1855 arrasó el poblado de Azul con una fuerza de 5.000 lanceros asesinando a 300 personas, cautivando 150 familias y robando 60.000 cabezas de ganado pero esto sólo era el principio. En septiembre del mismo año el comandante Nicolás Otamendi murió junto a 125 de sus hombres en un combate contra los indígenas en la estancia de San Antonio de Iraola. Ocho días después Yanquetruz, subordinado del cacique chileno, al frente de 3.000 guerreros asoló Tandil. Mientras tanto, Calfucurá saqueó la población de Puntas de Arroyo Tapalqué. Ante tanta destrucción, Mitre organizó un ejército al que llamó "Ejército de Operaciones del Sur" que constaba de unos 3.000 hombres y 12 piezas de artillería poniendo al frente al General Manuel Hornos. El 29 de octubre las fuerzas nacionales fueron atraídas por Calfucurá hacia una zona llana y fangosa llamada San Jacinto ubicada entre las sierras de ese nombre y el Arroyo Tapalqué donde la caballería argentina casi no podía moverse. Las fuerzas de Hornos fueron atacadas desde todas direcciones y sufrieron una terrible derrota quedando muertos sobre el campo de batalla 18 jefes y oficiales y 250 soldados, además 280 resultaron heridos y se perdieron numerosas armas, pertrechos y municiones. Aprovechando la victoria, los naturales continuaron los malones sobre las ahora indefensas poblaciones de Cabo Corrientes, Azul, Tandil, Cruz de Guerra, Junín, Melincué, Olavarría, Alvear, Bragado y Bahía Blanca. El ganado robado era en parte utilizado por los indios para propio consumo pero en su gran mayoría se llevaba a Chile donde era vendido a los estancieros locales que luego a su vez lo comercializaban en Europa. 

A pesar del desastre, los coroneles Conesa, Granada y Paunero lograron infligir algunas derrotas a los indígenas. La separación de Buenos Aires de la Confederación Argentina y más tarde las guerras civiles y con el Paraguay aumentaron la vulnerabilidad de la frontera. Esto obligó al gobierno argentino a celebrar humillantes tratados de paz por los cuales a cambio de alimentos, mantas, ganado y vicios (yerba, tabaco, alcohol) Calfucurá no atacaría la frontera, aunque los malones continuaron. 

El 5 de marzo de 1872, rompiendo el tratado de paz firmado con el gobierno del entonces presidente D. F. Sarmiento, el cacique chileno al frente de 3.500 guerreros cayó sobre los partidos de Alvear, 25 de Mayo y 9 de Julio asesinando a 300 pobladores, cautivando a 500 y robando 200.000 cabezas de ganado. Para que el lector tenga una idea de la magnitud de las fuerzas empleadas en estas invasiones debe tener en cuenta, usándolo como punto de comparación, que el Ejército de los Andes apenas superó los 5.000 efectivos. Cuando el grueso de los salvajes se retiraban con el botín fueron interceptados por las tropas de Rivas y Boerr en las proximidades del fortín de San Carlos (actual Bolívar), generándose la batalla que nos ocupa tratar. 


EL FORTIN SAN CARLOS
El centro de la provincia de Buenos Aires estaba habitado por aborígenes. En 1850 se instaló el “Fortín San Carlos”, el primero de una línea de avanzada sobre los nativos.

El Fortín San Carlos junto a la Laguna Pichi Carhué alzó su mangrullo en la inmensidad de la pampa salvaje, anticipando sueños fundadores.
Un día caluroso y pesado, el 8 de marzo de 1872, se libró la batalla de San Carlos, una de las más importantes y encarnizadas, no sólo de la Conquista del Desierto, sino de la historia argentina. Calfucurá perdió esta vital batalla y su llama vital se extinguió el 3 de julio de 1873 en Chilihué. Desde ese momento, el fortín fue un punto de paso hacia la frontera que cada vez se internaba más empujando al indio.
Con el adelanto de la línea de fortines quedó entre los pueblos de Guaminí y 25 de Mayo, Olavarría y 9 de Julio, un gigantesco rombo de 270 kilómetros de largo por 170 de ancho, de tierras vacías.
En base a ello, se decidió fundar un pueblo aproximadamente en el centro del rombo, eligiéndose como punto poblador la ubicación del Fortín San Carlos.

Un decreto del gobernador de la Pcia. de Bs. As., Dr. Carlos Casares dio vida a una nueva población en la avanzada de la frontera hacia las Salinas Grandes. Fue el 26 de Octubre de 1877. Desde ese instante y a través de otras disposiciones gubernamentales se fue preparando la caravana fundadora que partió de la localidad de 25 de Mayo, pueblo en el cuál la oferta de tierras cercanas al Fortín San Carlos había tenido gran repercusión.

Tal es así que luego de la llegada del ingeniero geógrafo Rafael José Hernández, a quién se había otorgado el trazado de la nueva ciudad, bastaron sólo cuatro días para ultimar los preparativos de la partida que se concretó el 30 de Enero.

El 3 de Febrero llegaron al Fortín San Carlos y a su vera levantaron un campamento. Todo era improvisado para los futuros pobladores, quienes debieron cuerpearle a las penurias, mientras el Ing. Hernández reconocía los alrededores para estudiar la mejor ubicación del pueblo.
El mismo, realizando sus exploraciones, encontró mojones que le comunicaban que el fortín y sus inmediaciones se hallaban dentro de una propiedad privada.

Por esto, decidió apartarse de allí en busca de nuevos terrenos, y al cabo, tras consultar con los miembros de la Comisión, coincidieron de que el lugar más apropiado ( y en tierras fiscales ) se encontraba inmediatamente al sur de las lagunas Acollaradas.

El 2 de Marzo de 1878 comunicó esa decisión a las autoridades y desde entonces, en esta fecha se conmemora la fundación de la ciudad, que asoció para gloria nuestra, dos nombres: San Carlos y Bolívar. El primero ya en uso en la zona por una vieja tradición y el otro en homenaje al Libertador Simón Bolívar, militar de origen venezolano. 


Las fuerzas opuestas 

a) El Ejército Argentino 
La composición de las fuerzas nacionales que intervinieron en San Carlos presenta varias particularidades. En primer lugar la misma era bastante heterogénea, estando formadas por regulares, guardias nacionales, vecinos e indios amigos, curiosamente estos últimos integraron el grueso de las mismas. La razón para esta diversidad estuvo dada por el hecho de que la invasión no era esperada y Rivas debió echar mano rápidamente de cuanto efectivo tenía disponible para impedir que los naturales se retiraran impunemente tras los saqueos. Tras la apresurada convocatoria que motivó que varios de los contingentes pudieran concentrarse, como veremos más adelante, gracias a repetidas marchas forzadas, la fuerza nacional quedó conformada de la siguiente manera: 



 
· Batallón de Infantería de Línea Nº 5, con 95 hombres y una pieza de artillería al mando del Teniente Coronel Nicolás Levalle. 
· Batallón de Infantería de Línea Nº 2 con 170 hombres con el Sargento Mayor Pablo Asies al frente. 
· Regimiento Nº 5 de Caballería de Línea con 50 hombres a cargo del Mayor Echichury y Plaza. 
· Regimiento Nº 9 de Caballería de Línea con 50 hombres al mando del Teniente Coronel Pedro Palavecino. 
· Guardias Nacionales de 9 de Julio bajo el comando del Capitán Núñez con 150 hombres. 
· Guardias Nacionales de Costa Sud dirigidos por el Teniente Coronel Francisco Leyría con 170 hombres, 800 guerreros de la Tribu aliada del Cacique General Cipriano Catriel con 800 guerreros. 
· Tribu amiga del Cacique General Coliqueo con 140 guerreros. 
· A estos efectivos hay que sumar los del servicio sanitario de las fronteras oeste y sur dirigidos por los cirujanos Juan M. Franceschi y Eduardo Herter, respectivamente. 
· En total 1.525 hombres aproximadamente: 165 infantes de línea, 100 hombres de caballería, 320 Guardias Nacionales y 940 indios aliados. 

En cuanto al equipamiento de los mismos era variado. La Infantería llevaba las carabinas Merrol a fulminante y Rayada a fulminante, sable bayoneta y machetes. La Caballería estaba provista con carabinas rayada y lisa a fulminante, sables y lanzas. Los indios amigos portaban lanzas, cuchillos, boleadoras y algunas carabinas. 

Tanto la Infantería como la Caballería llevaban chaquetas de brin, pantalones del mismo material y kepís. El primer arma calzaba botas o pantorrilleras de cuero con botín y la segunda botas. La vestimenta de los Guardias Nacionales era provista por los medios de cada uno de sus integrantes por lo que era muy heterogénea. Los indios amigos tenían un vestuario rudimentario que variaba según las posibilidades y posición social del propietario del mismo. La calidad de las caballadas a disposición de las fuerzas nacionales era en general buena, pero la agotadora marcha hasta San Carlos hizo que los animales se fatigaran excesivamente teniendo este hecho especial influencia para el desarrollo de las operaciones finales de la batalla. 

b) Ejército de Calfucurá 
En total, el cacique chileno logró concentrar en San Carlos alrededor de 3.500 guerreros bajo su mando supremo. En el momento de la batalla los dividió en cuatro grupos, tres de ellos con 1.000 hombres cada uno al frente de los Caciques Renquecurá, Catricurá y Manuel Namuncurá y el cuarto con 500 con Mariano Rosas que actuó como reserva. Todos montaban a caballo siendo la calidad de los mismos excelente, como era común entre los indios. 

El armamento era bastante rudimentario, la lanza era el arma más usual, hecha en general con caña tacuara elegida por su flexibilidad, la punta de las mismas podía ser de piedra o metal. Otras armas de uso generalizado eran las boleadoras, utilizadas para enredar las patas del caballo del rival o para golpear al oponente con ellas en el combate cuerpo a cuerpo. También se utilizaban cuchillos de diversos materiales. 

La vestimenta dependía de las posibilidades del usuario aunque en general era pobre, andando semidesnudos cubriéndose con algunas pieles y una vincha para sujetarse la larga cabellera. Sobre el lomo de los caballos se ponía una manta o jerga para protegerlo. Como puede verse el equipamiento de los indígenas era sumamente liviano lo que les daba una gran agilidad sobre todo para escapar ya que en general evitaban el combate salvo que consideraran que eran superiores al enemigo. 

La aproximación a San Carlos 
Calfucurá concentró sus fuerzas en Salinas Grandes y se movió hacia 9 de Julio, recorriendo aproximadamente unos 300 kilómetros en 5 días, pasando el día 5 de marzo la línea defensiva por la zona ubicada entre los fortines Quemhuimn y San Carlos. Enseguida saqueó los partidos de 25 de Mayo, Alvear y 9 de Julio, tras lo cual retrocedió hacia el lugar por donde había penetrado la línea defensiva llevando consigo el botín consistente en ganado, cautivos y todo tipo de objetos producto del robo. 

El 5 de marzo a las 2 p.m. en 9 de Julio camino hacia Buenos Aires, el jefe de la frontera Oeste, Coronel Juan C. Boerr fue informado por el Capitán de Guardias Nacionales Núñez de la invasión de Calfucurá. Inmediatamente ordenó al citado Capitán la movilización de sus fuerzas, también giró órdenes para que el Cacique General Coliqueo ubicado en 9 de Julio se le incorporara por el lado de Quemhuimn y para que el Teniente Coronel Nicolás Levalle que estaba en el fuerte General Paz hiciera lo mismo. A la vez se pidió apoyo los jefes de la fronteras Norte de Buenos Aires y Sur de Santa Fe, Coronel Francisco Borges, y Sur, Costa Sur y Bahía Blanca General Ignacio Rivas. 

A las 2.30 p.m. de ese día, el Cnl. Boerr inició la marcha hacia la laguna del Curá con unos 100 Guardias Nacionales pero al enterarse de que los indios del cacique Raninqueo se habían plegado a los rebeldes modificó la dirección y se dirigió al fuerte General Paz buscando la incorporación de Levalle y Coliqueo. Allí llegó a las diez de la noche recibiendo la noticia de que los salvajes se encontraban en la laguna Verde en número aproximado a los 3.000. Al no llegar los refuerzos de la División Norte y ante el peligro de que los indios escaparan, el Cnel. Boerr decidió marchar hacia San Carlos con los Guardias Nacionales y los hombres de Coliqueo, ya incorporado, para cortar la retirada a Calfucurá. Partió el 6 de marzo a las 9 p.m. Al día siguiente, a las 9 a.m. llegó a San Carlos donde se le unió el Teniente Coronel Levalle con las fuerzas que había podido reunir procedentes de los fortines de la frontera Oeste. Durante el trayecto hacia el punto de reunión, Boerr debió enfrentar la dura resistencia ejercida por las avanzadas de Calfucurá. Mientras tanto el General Ignacio Rivas avanzaba a marcha forzada desde Azul para incorporársele con 390 soldados y 800 indios del Cacique Catriel. Rivas había partido desde Azul el 6 de marzo a las 2 a.m., llegando a San Carlos tras una marcha agotadora el día 8 a la madrugada, inmediatamente asumió el comando de las fuerzas nacionales. El Coronel Francisco Borges a la vez movilizó a sus hombres pero éstos llegarían recién a la tarde del día 8, cuando la batalla había concluido. 

El 8 de marzo a las 7 de mañana Rivas fue informado por el Sargento Mayor Santos Plaza, jefe de la descubierta, que la indiada de Calfucurá se movía. El comandante dispuso inmediatamente la partida de sus efectivos para interceptar a los salvajes. Las fuerzas nacionales quedaron organizadas en tres columnas de la siguiente manera: a la derecha el Cacique General Cipriano Catriel con 800 guerreros, en el centro el Mayor Asies con el Batallón Nº 2 de Infantería de Línea de 170 hombres junto con 50 del Regimiento Nº 9 de Caballería al mando del Teniente Coronel Palavecino. Finalmente el ala izquierda quedó conformada por el Batallón Nº 5 de Infantería de Línea al mando del Teniente Coronel Levalle con 100 plazas, 140 lanceros del Cacique General Coliqueo, 80 Guardias Nacionales de 9 de Julio y 70 vecinos protegidos por 50 hombres del Regimiento Nº 5 de Caballería de Línea, toda el ala era dirigida por el Coronel Boerr. La retaguardia fue cubierta por el teniente Coronel Leyría con 140 Guardias Nacionales y 40 indios amigos. Ante la proximidad del enemigo Rivas ordenó al Teniente Coronel Palavecino del Regimiento de Caballería Nº 9 que con sus tropas y 200 guerreros se constituyera en vanguardia de la división (ver gráfico fase I). Ante la inminente batalla, las fuerzas marchaban listas para enfrentarse a la indiada de Calfucurá en cuanto ésta se presentara, medida que resultó de lo más acertada.


 
Fase I: Avance de las fuerzas nacionales hacia San Carlos en los momentos previos a la batalla 

 
La batalla 
Palavecino que marchaba con la vanguardia a 3 kilómetros del cuerpo principal informó que los indígenas se aproximaban con fuerzas considerables por lo que Rivas ordenó al Coronel Ocampo que dirigía la columna del centro ubicarse con sus hombres a la izquierda de los de Palavecino. Entre tanto el Coronel Boerr ocupó la extrema izquierda y los guerreros de Catriel la derecha (ver gráfico fase II). 

 
Fase II: Movimiento final de las fuerzas nacionales previo a la batalla de San Carlos 



Calfucurá organizó su ejército en cuatro grupos: el Cacique Renquecurá con 1.000 guerreros formó el ala izquierda, Catricurá con otros tantos se ubicó en el centro (indios de Salinas y Pincén), Manuel Namuncurá con 1.000 más formó la derecha (araucanos) y finalmente Mariano Rosas con 500 ranquelinos quedó como reserva. 

Calfucurá arengó a sus tropas e hizo desmontar a parte de sus hombres con el fin de utilizar las mejores caballadas para atacar al ejército nacional por los flancos. A continuación el ala derecha y el centro del chileno cargaron contra las fuerzas argentinas que respondieron echando pie a tierra y disparando sus armas contra la indiada que a pesar de las bajas se aproximó produciéndose un durísimo combate cuerpo a cuerpo. La falta de entusiasmo de las cargas de la indiada del Cacique General Coliqueo en el ala izquierda de Boerr permitieron que el enemigo les arrebatara la caballada, ante lo crítico de la situación Rivas ordenó a la reserva del Teniente Coronel Leyría reforzar dicha ala (ver gráfico fase III). 

 
Fase III: Choque inicial de las fuerzas opuestas, movimiento de la reserva del Tte. Cnel. Leyría para apoyar el ala izquierda de las fuerzas nacionales. Ataques de Calfucurá sobre los flancos de Rivas 


En la derecha nacional Catriel hizo desmontar a la mitad de sus hombres, su indiada realizó las cargas sin decisión, fingiéndose vencidas. El valiente Cipriano solicitó a Rivas su escolta personal para colocarse a retaguardia de su propia indiada y fusilar a los que intentasen desertar con lo que permitió mantener firme este sector. Poniéndose él mismo al frente de sus hombres realizó una impetuosa carga contra la indiada de Renquecurá logrando rechazarla. A media hora de comenzado el combate el resultado del mismo era dudoso, las fuerzas de Calfucurá cargaban continuamente sobre los flancos nacionales siendo rechazados en todas las oportunidades; a medida que el tiempo pasaba los salvajes iban internando el ganado robado en el desierto por lo que Rivas decidió definir la batalla. A tal fin ordenó a Ocampo, Boerr, Coliqueo y Leyría que rompieran el cerco cargando contra el enemigo. 

El Batallón Nº 2 de Infantería de Línea abrió un intenso fuego contra la derecha enemiga a la vez que las fuerzas de Leyría, Coliqueo y Catriel dirigidas personalmente por el General Rivas realizaban una impresionante serie de cargas que rompieron las líneas enemigas comenzando el desbande de las fuerzas de Calfucurá. También Boerr con sus tropas reorganizadas se les unió contribuyendo con eficacia a la derrota de los salvajes. Rota la línea de batalla enemiga y desmoralizados los indios, Rivas comenzó la persecución que se extendió por unas 14 leguas completando de esta manera la completa dispersión del enemigo. La misma no pudo prolongarse más debido al cansancio de la propia caballada, el polvo, la falta de agua y el calor del día. 

 
Fase IV: Carga general de las fuerzas nacionales, desbandada del ejército de Calfucurá y persecución 


Las consecuencias de la batalla 
Al culminar la batalla quedaron sobre el campo 200 guerreros de Calfucurá muertos y numerosos heridos. Las fuerzas nacionales tuvieron 35 muertos y 20 heridos. El cacique chileno que por más de 20 años había asolado impunemente la campaña argentina había sido escarmentado y se retiraba a Salinas Grandes a curarse las heridas. La rapidez con la que reaccionaron Boerr y Rivas ante la invasión para cortar la retirada de los salvajes, la velocidad con que se efectuaron las marchas forzadas, el valor de las fuerzas nacionales e indios amigos y el coraje y acertadas tácticas de Rivas en el momento clave del combate permitieron la victoria que marcó el inicio del fin de la confederación de tribus creada por Calfucurá. El 4 de junio del año siguiente éste murió con casi 100 años de edad en Salinas Grandes, su testamento decía: "No entregar Carhué al huinca", lo que señalaba que aún quedaba una dura lucha por delante. Tras su muerte comenzó la disgregación de su confederación, el reinado de terror del cacique araucano tocaba sus horas finales y las campañas de Alsina y Roca terminarían para siempre con el peligro del malón afirmando la soberanía argentina en las tierras del sur. 


Bibliografía 

-Ramírez Juárez, Evaristo. Teniente Coronel: La Estupenda Conquista, segunda edición, Buenos Aires, Plus Ultra, 1968. 
-Piccinali, Héctor Juan. Coronel: Vida del Teniente General Nicolás Levalle, Buenos Aires, Círculo Militar, 1982. Biblioteca del Oficial, vol 708. 
-Prado, Manuel. Comandante: La Guerra al Malón, Buenos Aires, Xanadu, 1976. 
-Serres Güiraldes, Alfredo, M: La Estrategia del General Roca, Buenos Aires, Pleamar, 1979. 
-Walther, Juan Carlos: La Conquista del Desierto, cuarta edición, Buenos Aires, EUDEBA, 1980. 
-Zeballos, Estanislao. S: Callvucurá. Relmú. Painé, Buenos Aires, El Elefante Blanco, 1989. 
-Zeballos, Estanislao. S: La Conquista de las 15.000 leguas, Buenos Aires, Hyspamérica, 1986. 
-Zeballos, Estanislao. S: Viaje al País de los Araucanos, Buenos Aires, Solar, 1994.


Por Sebastián Miranda 


Fuente 1
Fuente 2

sábado, 25 de marzo de 2017

Lectura Militar: Sobreviviendo a un campo de prisioneros

Sobreviviendo a Andersonville: Los beneficios de las redes sociales en un campo de prisioneros de guerra  
Surviving Andersonville: The Benefits of Social Networks in POW Camps 
Por  Dora L. Costa del MIT y Matthew E. Kahn. 






El veinte y siete por ciento de los prisioneros del Ejército de la Unión capturado en julio de 1863 o más tarde murieron en cautiverio. En Andersonville la tasa de mortalidad puede haber sido tan alta como el 40 por ciento. ¿Cómo sobrevivir a los hombres como las condiciones terribles? El uso de dos conjuntos de datos independientes nos encontramos con que los amigos tuvieron un efecto positivo estadísticamente significativo sobre las probabilidades de supervivencia y que cuanto más los lazos entre amigos, medido por los identificadores como la etnia, el parentesco y la misma ciudad más grande es el impacto de los amigos de probabilidades de supervivencia.

Es un articulo cientifico publicado por la NBER de USA. Andersonville fue un campo de prisioneros en el Sur norteamericano durante la guerra Civil. Las probabilidades de morir en este campo eran las mas grandes de cualquier otro campo en la guerra: 40 %. Es decir, si entrabas habia una muy alta probabilidad de que te saquen con las patas para adelante.

Lo que encuentran los autores, usando una base de datos historica, es que la probabilidad de sobrevivir en este campo de prisioneros esta positivamente relacionado con la cantidad de amigos o conocidos a los que se puede acceder. Es decir, desarrollar redes sociales (amistades, relaciones) mejora la probabilidad de salir con vida de un campo de prisioneros. Ello es porque teniendo mas conocidos posibilita en acceder a mas alimentos, cuidados y remedios. 







La tabla 2 se publica de la composición de los prisioneros, el 7% eran de origen alemán y el 3% de origen británico (escocés, galés) mientras otro 7% era de origen irlandés.

Otro detalle de dicha tabla: el promedio de altura de los prisioneros fue de 1.8 metros... mucho mas altos que cualquier latinoamericano de aquella época.

El archivo esta escrito en PDF y tiene 252 K. Pueden descargar el archivo en 
 
http://papers.nber.org/papers/w11825.pdf  

viernes, 24 de marzo de 2017

Guerra Hispano-Norteamericana: La confusa entrada del USS Charleston a Guam (1/2)

1898: El español en Guam pensó que el ataque de USS Charleston disparó disparos de saludo y pidió a la pólvora para devolver el gesto

Jinny McCormick WHO


USS Charleston

COMPARTIR: FacebookTwitter
Manning una isla remota fortaleza, aparentemente sin ningún peligro inminente en el horizonte, debe haber hecho para un puesto bastante cómodo. Esa fue la situación en Guam hasta junio de 1898, durante el estallido de la guerra española y americana.

Guam había estado en manos de España desde la década de 1660. España se había comunicado con los funcionarios en la isla el 14 de abril de 1898, pero la guerra aún no había sido declarada. Cuando lo fue, las autoridades se olvidaron de comunicar las noticias a sus fuerzas en Guam.

Estados Unidos se apresuró a tomar medidas y decidió que la captura de varias islas del Pacífico le daría influencia en los próximos años. Guam, en particular, sería un gran carbón reabastecimiento pit-stop para los buques de guerra de los Estados Unidos.

Henry Glass, capitán del USS Charleston, fue fondeado en Honolulu cuando recibió órdenes de llevar su barco y algunos transportistas al Pacífico. Cuando estaban en marcha, recibió nuevas órdenes, que le indicaron que se dirigiera a Guam, que se apoderara del puerto, que destruyera todas las fortificaciones y que llevara a soldados y funcionarios del gobierno a prisión como prisioneros de guerra. Sus superiores le dijeron que la misión no le llevaría "más de uno o dos días". Esa estimación resultó ser correcta.


Fotografía de Charleston a la entrada del puerto de Agana, Guam, 20-21 de junio de 1898, cuando capturó la isla de los españoles.

Durante el viaje, el capitán Glass realizó simulacros con uno de los transportistas, la SS City of Peking, porque había oído un rumor en Honolulu de que había una cañonera española en el puerto de Guam. Sin embargo, cuando llegaron a la isla el 20 de junio, se sorprendieron al descubrir que no había mucho que hacer. El único barco anclado allí era un barco mercante japonés.

Recorrieron la isla hasta encontrar Fort Santa Cruz, que tampoco parecía ser animada. En parte porque no podía decir exactamente lo que estaba pasando en el fuerte y si estaba o no ocupado, Glass disparó 13 rondas con armas de 3 libras.

Cuando después de un tiempo no recibió represalias ni respuesta, el capitán dejó caer el ancla "tomando el control" del puerto desolado y aparentemente inusitado. La aparente falta de actividad de la isla estimuló al capitán Glass a enviar un oficial al buque japonés para averiguar lo que sabía de Guam y sus habitantes y el estatus de gobierno.

Cuando estaba enviando a este oficial, debió sorprenderse de ver un barco que volaba la bandera española en su camino hacia su propio barco. Cuatro hombres, entre ellos el teniente García Gutiérrez, comandante del puerto de la Marina española, y el doctor Romero, oficial de salud portuaria del Ejército español, abordaron el Charleston con la intención de mostrar amistad y dar la bienvenida a sus visitantes.

jueves, 23 de marzo de 2017

Antigüedad: El campo de concentración acadio

EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN MÁS ANTIGUO
JAVIER SANZ — Historias de la Historia


En algunos foros de militaria en internet suele discutirse acerca de quién inventó los campos de concentración. Es un tema peliagudo, pues implica un gran peso ideológico y político. A nadie le gusta reconocer que su abuelo fue un bestia. Por ello, los partidarios del nazismo intentan remitir la culpa de la invención a los ingleses, durante la Guerra de los Boers. Y como es natural, los británicos alegan que los españoles ya habíamos creado “campos de reconcentrados” en la Guerra de Cuba de 1898. De esta forma, tirándose la pelota unos a otros, nos vamos remontando poco a poco en la antigüedad, descubriendo que la idea del genocidio siempre ha estado en la mente del ser humano, al margen de etnias, religiones, economía o ideologías políticas.

Sargón de Akhad

Hace más o menos unos 4300 años, en Mesopotamia se creó el primer imperio del que tenemos noticias, el acadio. Aunque se forjó a sangre y fuego, Sargón de Akhad, su fundador, será recordado siglos después como un gobernante justo. En todo momento intentó buscar la reconciliación con los sometidos sumerios, respetando y asimilando su cultura, su religión, su idioma y procurando no imponer gobernantes no deseados. Pero su hijo y sucesor, Rimush, estaba hecho de otra pasta. Se piensa que Rimush intentó colocar como gobernadores a toda una camarilla de acadios, lo que enfadó al pueblo sumerio que acabó rebelándose contra el monarca. Dirigidas por gobernadores sumerios, las ciudades de Zabala, Adab, Umma, Kidingira, Ur y Lagash se levantaron en armas. Entre éstos, destacaba un antiguo enemigo de su padre: Meskigala de Adab, al que Sargón había perdonado la vida y mantenido en el cargo. El resultado de la guerra fue adverso para los sumerios, que fueron sometidos de nuevo. Y los datos ofrecidos por los textos de autobombo de Rimush son impresionantes: Adab y Zabala, 15.718 muertos, 14.576 prisioneros y deportados; Umma y Kidingira, 8.900 muertos, 3.450 prisioneros y 3.600 deportados; Lagash y Ur, 8.040 muertos, 5.460 prisioneros y 5.985 deportados. En otro texto adicional se mencionan tres batallas en las que la coalición sumeria sufre 11.322 muertos, 10.680 prisioneros y 14.100 deportados (en aquella época, una ciudad como Ur podía tener una población de 50.000 habitantes de media).

Se cree que llegaron a morir en batalla alrededor de 50.000 personas. Y en esos instantes, para tener las manos libres, Rimush crea el primer campo de concentración del que tenemos noticia, donde llegó a haber más de 35.000 seres humanos internados. No se sabe muy bien si era un campo de trabajos forzados o de exterminio a secas. “A-na ga-ra-si-im ish-kun” son las palabras con que en el texto de Rimush se define al campo, pero los sumeriólogos aún discuten el sentido de la traducción. En todo caso, miles de seres humanos fallecieron en ese lugar. Tras nueve años de reinado, Rimush murió en un golpe de estado al ser golpeado en la cabeza con un sello de piedra. No hemos cambiado gran cosa en 4000 años.