jueves, 31 de mayo de 2018

Virreinato del Río de la Plata: Cisneros luego de la Revolución de Mayo

¿Qué pasó con el virrey Cisneros luego de la Revolución de Mayo?









Don Baltasar Hidalgo de Cisneros y la Torre Cejas y Jofre vivió en el fuerte de Buenos Aires hasta el 24 de mayo, junto con su espléndida mujer, doña Inés Gaztambide y Ponce. Pero en cuanto fue desplazado, alquiló una casa en la actual calle Bolívar 553, entre Venezuela y México. Tenía con qué pagarlo, ya que continuó cobrando sus haberes, de acuerdo con lo resuelto por la Junta. Pero su estadía en la Buenos Aires revolucionaria iba a ser corta.
Cerró mucho su núcleo de amistades. Solía reunirse con Antonio Caspe, Francisco Anzoátegui, Manuel Villota, Manuel de Reyes y Manuel de Velazco, integrantes de la Real Audiencia, el más alto Tribunal de Justicia de Buenos Aires. Esta situación planteó cierta tirantez con el gobierno que recién había asumido. Entre el 7 y el 9 de junio tomó estado público un cruce de notas entre la Real Audiencia y la Primera Junta. Los magistrados le hacían ligeros planteos a la Junta que encendieron la chispa. Las repercusiones por esas notas fueron inmediatas.
Cerca de la medianoche del 10 de junio, cinco hombres con sus rostros cubiertos con pañuelos, protegidos a la distancia por un pelotón de cuatro soldados y un oficial, destrozaron los ventanales del hogar del fiscal del crimen Antonio Caspe, cuando el hombre se regresaba a su casa. Le dispararon y lo golpearon con sables, ocasionándole tres heridas en la cabeza. El fiscal quedó tendido en el piso. Su familia pensó que había muerto. Pero vivía. Según expresó en un informe la víctima, su mujer se desmayó del susto.
A sólo tres semanas de asumir la Primera Junta, ya se topaba con una acción que ponía en juego la capacidad de controlar los hechos y las personas.
A pesar de que se dijo que la agresión estuvo relacionada con el cruce de notas entre la Audiencia y la Junta, algunos atribuyeron la brutalidad a otro hecho. El lunes 28 de mayo, Caspe se había presentado en el fuerte para jurar obediencia al nuevo gobierno, junto con el resto de los integrantes de la Real Audiencia, del Consulado, del Cabildo y de otros organismos. El fiscal llamó la atención por haber acudido al acto con un escarbadientes en la boca. No fue el único imprudente. Otro de los tribunos, Manuel de Reyes, "hizo ostentación de limpieza de uñas durante la ceremonia", según un informe que publicó el nuevo gobierno.
Nadie demostró mucho ánimo de investigar el atentado del 10 de junio. Sobre todo porque Caspe prefirió no hacer la denuncia. de todos modos, no pasó desapercibido el hecho de que a los violentos los había cubierto un piquete de soldados amparados en la negra noche. Fuera de los ámbitos oficiales, se señaló a Feliciano Chiclana (futuro triunviro) como el oficial que cubría a los embozados. El damnificado y sus compañeros de tribunal mencionaron a Domingo French y Antonio Beruti como partícipes. Entre los enemigos de la revolución, el violento episodio se denominó "solfa Berutina".
En el gobierno existía preocupación porque este tipo de acciones se le iba de las manos y los desprestigiaba. Saavedra, Paso, Moreno y compañía se reunieron para debatir qué hacer. Apelaron a la Gaceta (el diario oficial) para dar su visión de los hechos. Pero eso no fue todo.
El 22 de junio de 1810 por la noche, dos soldados llegaron hasta la casa de Cisneros y le pidieron que se dirigiera al fuerte porque los integrantes de la Junta de Gobierno querían tratar asuntos referidos a la situación en España. El ex virrey comunicó que en breve asistiría. Le respondieron que lo aguardarían para acompañarlo. Con uno de sus mejores trajes se presentó ante las nuevas autoridades. Lo mismo ocurrió con los ministros de la Real Audiencia, cuyo peso institucional es equiparable al de nuestra Corte Suprema de Justicia.
Una vez que estuvieron todos en el una sala del fuerte, aparecieron Matheu y Castelli. El último, sin preámbulos no palabras suaves, les dijo que estaban todos detenidos. Mientras le informaba al grupo su condición de reo por intriga y su extradición a las islas Canarias, un piquete de soldados comandados por Juan Ramón Balcarce ingresó a apresarlos. Los subieron a dos carruajes rodeados de húsares. Balcarce viajó en el estribo del coche en el que viajaba Cisneros. Se dirigieron al muelle, donde los embarcaron. Caspe llevaba vendas en su cabeza. Las heridas aún estaban abiertas.
Inés Gaztambide de Cisneros se enteró por un criado de que a su marido lo habían embarcado. Al día siguiente le escribió una esquela a Saavedra en la que le decía: "La precipitación con que se llevaron anoche a mi marido no dio lugar a que le pusiese en el baúl más que tres o cuatro camisas. Si es que hay aún oportunidad para remitirle un baúl con lo preciso, he de merecerle a Vuestra Excelencia me lo avise y me franquee proporción para remitírselo. Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años. Buenos Aires, 22 de junio de 1810. Inés Gaztambide de Cisneros".
No recibió respuesta -al menos oficial- y vivió días de zozobra porque no le informaban con claridad qué había ocurrido con su marido ni adónde estaban llevándolo. Oyó, como todos, la clásica salva de quince cañonazos que solía despedir al barco en donde viajaba un virrey que partía.
La última virreina del Río de la Plata no tardaría en abandonar Buenos Aires. El único mueble que cargó fue la cama matrimonial. El resto lo dejó en manos de José Santos de Inchaurregui, amigo de la familia, para que los vendiera.
¿Qué dejó Cisneros al partir? Un coche grande que le había regalado el Cabildo de Buenos Aires cuando se hizo cargo del virreinato, y otro más pequeño. Cuatro docenas de sillas (eran de tres juegos distintos). Un costoso sillón con espaldar, dos sofás, dos mesas de sala, un ropero, un armario de comedor de caoba (al que le faltaban las llaves), fuentes de loza para baño, dos catres de cuero, dos esteras, varios cueros de alpaca, zorro y zorrino, seis globos de cristal para velas (dos estaban deteriorados), un farol roto, más el pardo Mariano, esclavo del virrey, que compró por trescientos pesos Pedro Antonio Cerviño.
Los Hidalgo de Cisneros se reencontraron en Cádiz. Sus años finales los pasaron en Cartagena, la ciudad natal del exiliado. Allí murió don Baltasar en junio de 1826, cuando se apagaban los últimos fuegos de las Guerras por la Independencia en América del Sur.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Guerra antisubversiva: No habrá resarcimiento por la muerte del terrorista Santucho

Rechazan un resarcimiento por la muerte de Mario Santucho





 La jueza Sarmiento solo avaló una indemnización por el ocultamiento del cuerpo del líder guerrillero Fuente: Archivo

La Nación

La jueza en lo contencioso administrativo federal María José Sarmiento rechazó la pretensión de las hijas del líder y fundador del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Mario Santucho, de recibir una indemnización de 10 millones de pesos para cada una por el secuestro, la tortura y el homicidio de su padre.

En el mismo fallo, el Estado fue condenado a indemnizar con 750.000 pesos más intereses a las tres hijas de Santucho por "daño moral" porque el Ejército nunca les entregó el cuerpo de su padre. La magistrada distinguió el secuestro y muerte del guerrillero de la no entrega de su cuerpo. Dijo que la oportunidad para demandar al Estado por los daños materiales, psicológicos y morales que le produjeron el secuestro, las torturas y la muerte de Santucho ya había pasado.

También indicó que las hijas de Santucho estaban habilitadas para iniciar este reclamo con el advenimiento de la democracia.

Así las cosas, dispuso que el Estado pague a Ana Cristina Santucho, Marcela Eva Santucho y Gabriela Inés Santucho la suma de 250.000 pesos a cada una más los intereses.

Y además repartió las costas del juicio: dijo que ellas deben pagar un 60% de los gastos y el Estado debe pagar un 40%.

Santucho fundó el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), del que surgió su brazo armado, el ERP. Esta organización cometió atentados, crímenes y secuestros durante los años 70, entre ellos el intento de copamiento del cuartel del Ejército en Azul, en enero de 1974.

Un grupo de tareas integrado por militares y policías, el 19 de junio de 1976, descubrió a Santucho en un departamento de Villa Martelli, en Florida, y entró a los tiros. Estaba comandado por el capitán Juan Carlos Lonetti. Allí se encontraban Santucho con su mujer, Liliana Delfino; Benito Urteaga y su hijo de tres años, Domingo Menna, y su esposa, Ana Lanzilotto de Menna, embarazada de seis meses. Los militares y policías mataron en el lugar a Urteaga, hirieron a Santucho y detuvieron a los demás.

Santucho fue llevado a Campo de Mayo -cuya jefatura ejercía Santiago Omar Riveros-, donde funcionaba un campo clandestino de detención. Allí lo torturaron y murió en el Hospital Militar.

La jueza dijo que las hijas de Santucho debieron haber reclamado una reparación civil en concepto de daños materiales, psicológicos y morales por el secuestro, tortura y posterior homicidio de su padre "a partir del momento en que el derecho pudo ser ejercitado, de modo que, teniendo en cuenta que la democracia quedó instaurada en el año 1983 y que luego se declaró la ausencia con presunción de fallecimiento por sentencia de fecha 9 de septiembre de 1996, hasta la fecha de interposición de la presente demanda ha transcurrido en exceso el plazo de prescripción". Por eso, entendió que ya perdieron la oportunidad.

Dijo la jueza que no se trata de un delito continuo, porque de hecho no es una desaparición forzada, sino que se informó de la muerte y la Justicia estableció un momento de deceso.

Sin embargo, la jueza entendió que las hijas nunca pudieron disponer del cadáver de su padre. El fallecido exdictador Jorge Rafael Videla declaró ante la Justicia que él mismo "decidió como comandante de las fuerzas que era conveniente que no se conociera el lugar de destino de los restos del señor Santucho en función de la expectativa que podía generar que se conociera el lugar de depósito de los restos". Dijo que fue Riveros quien tomó la decisión.

Por ello, la Justicia entendió que las hijas de Santucho debían ser indemnizadas.

martes, 29 de mayo de 2018

PGM: Alberto I de Bélgica, un rey en las trincheras

Alberto I, rey de Bélgica: luchó en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial, y su reina se convirtió en enfermera

William Mclaughlin | War History Online




Bélgica no tuvo la mejor suerte en ninguna de las dos guerras mundiales, pero tuvieron la suerte en la Primera Guerra Mundial de tener un rey que no tuvo problemas para cumplir con su deber militar y liderar a sus tropas en el duro conflicto. Su familia también siguió su ejemplo, sirviendo lo mejor que pudieron donde pudieron.

El Rey Alberto tomó el trono en 1909, solo unos años antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial. Durante sus primeros años, el Rey Alberto y su esposa Elisabeth fueron muy populares por ser vistos como una familia buena, moral y feliz. Albert era un alpinista ávido y conocido como un gobernante benévolo. Su esposa, Elisabeth, creció mirando y ayudando a sus padres. Su padre era oftalmólogo y su madre asistió como enfermera.

Antes de que la guerra azotara a Bélgica, Albert se negó a permitir que los alemanes marcharan por su territorio. Cuando los alemanes eventualmente invadieron Bélgica, solo un día después, los belgas fueron duramente golpeados y abrumados. A pesar de la fuerza abrumadora, los belgas ofrecieron una resistencia sobresaliente, dejando a los alemanes luchar contra ciudades infestadas de francotiradores y una población desafiante. La negativa a dejar pasar a los alemanes, además de la resistencia desproporcionada, provocó que los alemanes cometieran varias atrocidades de guerra en Bélgica por pura frustración, matando a prisioneros y civiles, y los belgas también mataron presos alemanes.


Foto de compromiso de Albert y Elisabeth. Wikipedia / Dominio público

Durante todo esto, el Rey Alberto tomó el mando personal de sus tropas, dirigiéndose a las líneas del frente e inspeccionando las defensas. El rey dirigió la defensa en el asedio de Amberes, la ciudad más fortificada de Bélgica. Si bien algunas de las piezas de artillería más grandes que el mundo haya visto alguna vez, los alemanes bombardearon la ciudad y los fuertes circundantes. A pesar de esto, los belgas lideraron varias salidas al sur contra los alemanes.



Una caricatura política que muestra a los pequeños belgas defendiéndose valientemente ante los alemanes.

Estos ataques alteraron severamente los planes de los alemanes para atacar a Francia y concentraron más de los refuerzos en Bélgica. Finalmente, los aliados tuvieron que retirarse, pero se mantuvieron lo suficiente como para hacer un segundo frente en el río Yser, dejando la última franja occidental más alejada de Bélgica.

En la Batalla de Yser, los belgas hicieron una heroica lucha defensiva por el territorio que les quedaba, liderados por su Rey. El río Yser y las ciudades a lo largo de él estaban bien defendidas a costa de las altas bajas belgas. Durante semanas de ataques sostenidos, los belgas y los franceses decidieron inundar partes del río para crear una barrera más intransitable.


Aunque no dispararon deliberadamente contra Albert, se arriesgó a los bombardeos y al fuego de artillería durante toda la guerra. Wikipedia / Dominio público

Después de que los alemanes simplemente no pudieron descifrar la última parte de Bélgica, se instalaron en una guerra de trincheras y crearon lo que se conocería como el Frente Yser. El rey Alberto envió al gobierno belga a trabajar en el exilio con Charles de Broqueville, en una ciudad francesa, mientras permanecía en el frente durante los años restantes de la guerra.

No sabemos demasiado sobre el historial de combate específico de Albert, pero él con bastante frecuencia visitaba a las tropas a lo largo de la línea y organizaba defensas. Se dijo que los alemanes no le dispararon porque era, con mucho, el oficial de más alto rango en el campo y sería simplemente incorrecto. Además, Albert era un pariente del Kaiser alemán Wilhelm, por lo que muchos alemanes pensaron que podrían ser castigados si le dispararon al Rey Alberto.


La Reina Elisabeth no se quedó de brazos cruzados durante la guerra. Ella organizó una unidad de enfermería y se desempeñó como enfermera. Ella era de ascendencia alemana, pero las tropas y la gente la amaban porque a menudo visitaba las tropas cerca del frente y era vista como ferozmente patriótica por Bélgica. Incluso el hijo de la pareja fue honrado. El príncipe Leopold tenía solo 14 años al comienzo de la guerra, pero recibió permiso de su padre y se desempeñó como soldado privado durante la guerra.


Albert inspeccionando las trincheras. Wikipedia / Dominio público

Debido al duro dominio alemán en la Bélgica ocupada, Albert trabajó duro para asegurar una paz separada, pero justa. Sus esfuerzos fracasaron, pero nuevamente lideraría a sus tropas para recuperar la Bélgica ocupada al final de la guerra.

Después de la guerra, Albert fue instrumental en la implementación del sufragio universal masculino. Él fue vocal en no dar a Alemania términos duros en la paz, una postura sabia e impresionantemente objetiva considerando lo que su país sufrió en manos alemanas. Después de esto, Albert se centró en la reconstrucción de Bélgica y la única colonia belga del Congo, donde creó el Parque Nacional de Virunga. Aún así, un ávido alpinista cuando se acercaba a los sesenta años, Albert murió en un trágico accidente de escalada. Era un líder extraordinariamente querido y muy respetado en todo el mundo como uno de los mayores monarcas del mundo moderno.

SGM: El colaboracionismo saca la cola de paja en Europa

Cómo lidian con su pasado los países europeos que tuvieron colaboradores del régimen nazi

Con su polémica ley aprobada hace pocos días, Polonia dio uno de los pasos más osados para borrar de la historia la ayuda que muchos de sus ciudadanos brindaron a los invasores alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Otras naciones, en cambio, tomaron un rumbo distinto para no olvidar su pasado más negro

Por Germán Padinger || Infobae
gpadinger@infobae.com



Polonia está en el centro de la polémica, pero no es un caso aislado

La reciente disputa entre Polonia e Israel por una ley que prohíbe menciones a la responsabilidad polaca en el Holocausto ha vuelto a interpelar a nuestros tiempos con el recuerdo y la interpretación de una de las páginas más oscuras de la historia europea y mundial.

Ni Polonia ni Israel pretenden, por supuesto, ir en contra de la idea de que fue la Alemania nazi la principal, y quizás única, responsable del genocidio de judíos y muchas otras minorías durante los años de la Segunda Guerra Mundial, entre 1939 y 1945.

Pero sí están chocando por el reconocimiento del rol activo de los individuos, de diferentes nacionalidades y credos, en diferentes actos violentos perpetrados por los nazis.

Así, el gobierno nacionalista y conservador polaco intenta callar con penas de prisión a quienes citen este colaboracionismo para hablar de una responsabilidad polaca, y en su férrea defensa han incluso traído a la discusión el caso de colaboradores judíos dentro de los ghettos y campos de concentración.


Colaboradores judíos dentro del ghetto de Varsovia

El miércoles el periódico israelí Times of Israel se involucró en el debate promoviendo el argumento de que si bien hubo colaboradores entre polacos y judíos de toda nacionalidad, los primeros lo hacían para buscar un beneficio de las autoridades alemanas o bien por antisemitismo, mientras que los segundos, prisioneros llamados a administrar prisiones y mantener el orden, lo hacían bajo una constante amenaza de muerte.

Lo cierto es que hubo colaboracionismo, en mayor o menor medida, en todos los países europeos conquistados por Alemania durante la guerra y era inevitable. También lo hubo en los países ocupados por Japón e Italia, aliados que conformaban el llamado "Eje".

Ya sea por búsqueda de beneficio, por supervivencia o por simple obediencia, el fenómeno existió e incluso hemos podidos observar ejemplos contemporáneos en las ciudades sirias e iraquíes conquistadas por el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) en 2014.

Pero quizás el debate actual en torno al holocausto esté relacionado a cómo cada una de las naciones reprimidas por los nazis lidió con el fenómeno de los colaboradores y qué responsabilidad aceptó durante la posguerra.


El primer ministro polaco Mateusz Morawiecki, que alimentó la polémica igualando a colaboradores polacos y judíos (AFP)

Estos son algunos de los casos de colaboracionismo más emblemáticos de la guerra, y cómo fueron tratados cuando los invasores finalmente fueron expulsados.

Francia

El ejército francés se derrumbó en junio de 1940 tras un mes y medio de durísimos combates contra los alemanes. Poco antes había ocurrido algo similar con sus aliados en la Fuerza Expedicionaria Británica, que logró ser evacuada en Dunquerque.

En consecuencia inició una larga ocupación del país que duraría hasta 1944.

Pero a pesar de que el movimiento de resistencia ante los invasores cobró una enorme notoriedad durante y luego de la guerra, Francia se convirtió también en un emblema del colaboracionismo porque sólo la mitad norte del país fue ocupada por los alemanes.


Voluntarios franceses peleando en Rusia en 1941 en las filas del ejército alemán

La mitad sur fue "devuelta" a un gobierno francés con capital en Vichy, al mando del general Philippe Pétain, pero a las órdenes de Berlín.

En la Francia de Vichy la policía rutinariamente hallaba y deportaba judíos, gitanos romani, homosexuales y otros "indeseables" a los campos de concentración y de exterminio en Polonia. Además de proveer trabajadores, inteligencia y hasta asistencia militar principalmente en las colonias francesas en África, así como voluntarios para la 33° división SS de infantería "Carlomagno".

Tras la invasión de las tropas aliadas en Normandía en junio de 1944 y la posterior entrada en París, y del sur del país mediante la operación Dragoon en agosto, la Francia liberada se lanzó a un caería brutal de colaboracionistas.

Los hombres eran ejecutados en juicios sumarios, con estimaciones que llegan a los varios miles, y las mujeres recibían cortes de pelo al ras para ser luego fácilmente reconocidas y humilladas.


Tropas aliadas se preparan para desembarcar en Argel, capital argelina defendida por las tropas de la Francia de Vichy, colaboradora de Alemania (Getty)

Cuando se restauró el orden, iniciaron entonces los juicios contra cerca de 127.000 personas, que incluyeron unas 1.500 sentencias a muerte, según señala el historiador francés Claude Liauzu en su obra de 1999 "La sociedad francesa frente al racismo: de la Revolución hasta nuestros días". Hubo además 56.000 ciudadanos "degradados" al perder sus derechos civiles.

El extenso alcance del colaboracionismo en Vichy y las brutales represalias son un recuerdo difícil de abandonar en el país, donde el historiador Henry Rousso habla incluso de un "Síndrome de Vichy".

Pero más allá de la ola de ejecuciones ilegales y legales a colaboradores, sin embargo, Francia tardó en establecer una postura oficial con respecto a su rol en el Holocausto, e incluso por muchos años cargó la culpa entera sobre el gobierno de Vichy, extinto.

Pero en 1995 el entonces presidente Jacques Chirac admitió la responsabilidad del estado francés por la deportación de 76.000 judíos. "Estas horas oscuras son un insulto contra nuestro pasado y tradiciones. La locura criminal de los ocupadores fue secundada por los franceses, por el Estado francés", explicó, según recuerda la BBC.


El presidente francés Emmanuel Macron volvió a reconocer el año pasado la responsabilidad de su país en el Holocausto (Reuters)

La postura fue retomada por el actual presidente Emmanuel Macron en 2017. "Fueron definitivamente los franceses quienes organizaron esto, ningún alemán participó", dijo el mandatario en un acto de recuerdo en el  Vélodrome d'Hiver, el velódromo parisino donde fueron reunidos 13.000 judíos antes de su deportación.

"Es conveniente ver al régimen de Vichy como surgido de la nada, y vuelto a la nada. Es conveniente, pero falso. No podemos construir orgullo basado en mentiras", argumentó, de acuerdo al periódico El País.

Bélgica y Holanda

Bélgica y Holanda cayeron bajo dominio alemán en 1940, poco antes de la derrota de Francia.

En el primero la colaboración sucedió principalmente en la región de Flandes, donde antes de la guerra ya existían partidos fascistas cercanos a los nazis, como el Vlaams Nationaal Verbond y el Partido Rexista.


Un acto del partido belga Vlaams Nationaal Verbond en 1941

Los miembros de estas fuerzas crecieron en número y poder bajo la ocupación alemana, accediendo a las órdenes de Berlín. Además, unos 15.000 belgas marcharon a las filas de las Waffen SS para luchar en Rusia.

Se estima que entre 29.000 y 65.000 judíos fueron deportados a los campos de concentración, la mayoría de los cuales murió allí, de acuerdo al Yad Vashem, institución del Estado de Israel dedicada a la memoria del Holocausto.

En Bélgica no existe una declaración de responsabilidad como la realizada en Francia, pero en 1995 se aprobó una ley que penaliza la negación del Holocausto, una legislación que, al igual que la promovida en estos tiempos por Polonia, tiene su cuota de polémica.

En tanto en 2007 se publicó un largo y detallado informe final sobre el colaboracionismo en el país, titulado "La Bélgica dócil", que tuvo un alto impacto al mostrar el alcance de la ayuda local ofrecida a las fuerzas ocupadoras.


En la posguerra a muchas mujeres acusadas de colaborar o mantener relaciones con alemanes se les cortó el cabello para que fueran identificadas y humilladas

En especial se cita el momento en 1940 cuando el gobierno belga accedió a crear un registro de judíos que luego proporcionó a los alemanes y fue instrumental en las redadas previas a la deportación.

En Holanda existía una variante local del partido Nacional Socialista de los Trabajadores, nombre oficial del nazismo, que aumentó su poder tras la derrota militar del país.

Durante la ocupación el país estuvo gobernado por una administración civil poblada por alemanes, que a su vez controlaban a los empleados públicos holandeses.

En los primeros años este gobierno mixto realizó un registro de judíos y sus bienes, y aplicó la prohibición para ellos de participar de la administración pública y otras ocupaciones.


Cartel de reclutamiento a las Waffen SS destinado a los holandeses

En 1942 comenzaron las deportaciones a Auschwitz y Sobibor, y según estimaciones citadas por el Museo del Holocausto en Estados Unidos, 107.000 judíos holandeses fueron enviados a estos dos campos de exterminio. Sólo 5.200 sobrevivieron.

Además de esta colaboración con el gobierno, numerosos holandeses se enlistaron también en la 11° divisón SS "Nordland" y en la famosa 5° división SS "Wiking", para luchar contra la Unión Soviética.

En la posguerra Holanda evitó cualquier tipo de referencia a sus colaboradores, enfatizando en cambio los numerosos casos de ayuda a los judíos y su activa resistencia.

Pero el desproporcionado número de muertos entre la población judía del país y los asuntos inconclusos con respecto a la propiedad confiscada por las autoridades mantuvo el tema en agenda.

La situación comenzó a cambiar en 2005, cuando la compañía nacional de ferrocarriles Nederlandse Spoorwegen pidió perdón por su rol en el traslado de los judíos a los campos de exterminio. Ese mismo año el primer ministro Jan Peter Balkenende había condenado la complicidad holandesa en el Holocausto, según reportó Haaretz, aunque aún no hubo una pedido de disculpas formal.

Ucrania y los países oprimidos por la URSS

En los años previos a la guerra el descontento de los ucranianos con la Unión Soviética a la que pertenecían, y especialmente frente a Rusia, su república más importante, había llegado a niveles muy altos.

Especialmente el recuerdo del Holodomor, la hambruna provocada por políticas deficientes en las que se cree que murieron millones de personas, las purgas políticas ordenadas desde Moscú y la colectivización de las fértiles tierras ucranianas, habían potenciado los sentimientos independentistas.

Cuando los alemanes entraron triunfantes en 1941 en el territorio, persiguiendo al ejército rojo, muchos lo vieron casi como una liberación y los nazis fomentaron que los ucranianos obtuvieran puestos políticos en la nueva administración, en reemplazo de judíos y rusos desplazados.


Durante los rápidos avances de 1941, muchos ucranianos vieron a los alemanes como “liberadores”

Basada en un antisemitismo preexistente entre los ucranianos, a la colaboración con los esfuerzos bélicos alemanes (al que se sumaron como soldados voluntarios) se sumó la ayuda prestada para llevar a cabo el Holocausto mediante el despliegue de policías especiales en todo el territorio, que como Polonia albergó también campos de exterminio.

Ucrania logró separarse definitivamente del control de Rusia en 1991 con la caída de la Unión Soviética, y desde entonces no ha condenado oficialmente las instancias de colaboración.

Por el contrario, en 2014 aprobó dos leyes de censura. La primera, con el número 2558, prohíbe la propagación de símbolos tanto del nazismo como de la URSS.

Una segunda norma, la 2538-1, celebra los diferentes grupos de partisanos y milicias ucranianas que combatieron esta ocupación, y criminaliza a quienes cuestionan su legado en la lucha por la independencia, a pesar de que algunas perpetraron masacres.


Estonios, lituanos, latvios, bielorrusos y ucranianos colaboraron con los nazis, buscando en el proceso liberarse de la presión ejercida por la Unión Soviética

En Bielorrusia los nazis recibieron el apoyo de los políticos que fomentaban el movimiento independentista, y a cambio de tomar las riendas del país éstos participaron activamente en la búsqueda y exterminio de judíos.

Algo similar ocurrió con los países del báltico Estonia, Lituania y Letonia, los cuales, ansiosos de liberarse de la URSS, no dudaron en implementar las políticas raciales de los alemanes y gestionaron diversas masacres contra los judíos y los romani, a cambio de lograr una administración independiente de su territorio.

Tampoco hubo reconocimiento de responsabilidad en estos países, que se defienden alegando que no eran estados independientes al momento de los crímenes.

En el caso de Letonia y Lituania, aprobaron en 2010 y 2014 leyes similares a la de Ucrania, que penalizan con prisión a quienes niegan los crímenes de genocidio y cuya responsabilidad la norma claramente restringe sólo a la Alemania Nazi y la URSS.


Tras la caída de la Unión Soviética, las repúblicas que se independizaron cargaron todas las culpas sobre ésta (Archivo)

Polonia

A diferencia de Vichy y los estados bálticos, no hubo gobierno polaco durante la ocupación y el país entero estuvo administrado por los alemanes entre 1939 y 1945.

Además, debido al hecho de que Polonia fue derrotada militarmente pero nunca se rindió, algunos miembros de su ejército pasaron a la clandestinidad y forjaron el movimiento de resistencia más grande de Europa.

Por esta razón los alemanes no confiaban en los polacos y no les daban cargos administrativos de alto nivel, excepto a los descendientes de alemanes cuyas familias habían quedado en el país luego de los cambios en las fronteras que produjo la Primera Guerra Mundial.

En esta situación particular se han basado los sucesivos gobiernos polacos de pos guerra para evitar el rótulo de "colaboracionismo", aún más en lo referido a la implementación del Holocausto.


La estación de llegada a Auschwitz, en Polonia (Reuters)

Sin embargo, también hubo numerosas instancias de ayuda a los nazis de parte de polacos, según ha documentado el Museo del Holocausto en Estados Unidos.

Potenciado por el antisemitismo, presente en toda Europa en los años anteriores a la guerra, hubo instancias de polacos que informaban a los nazis de la ubicación de sus vecinos judíos a cambio de beneficios.

Una investigación privada del historiado Jan Grabowski, por ejemplo, vincula la muerte de hasta 200.000 judíos a la cacería activa o información proporcionada por sus vecinos polacos.

Hubo, además, un extenso trabajo en conjunto durante la ocupación entre las fuerzas policiales polacas y los trabajadores en el sistema de ferrocarriles con las tropas de ocupación alemanas para ordenar y trasladar a los "indeseables" a los campos de exterminio.


Otra faceta: el militar polaco y miembro de la resistencia Witold Pilecki, quien arriesgó su vida para entrar en Auschwitz

Además, dos famosas masacres de judíos realizadas por polacos en Jedwabne y Kielce, en 1941 y 1946, continúan siendo un recuerdo amargo para muchos.

Auschwitz-Birkenau, Treblinka, Belzec y Sobibor son algunos de los campos de exterminio que fueron instalados en Polonia por los alemanes y en donde murieron millones de personas, y que han trazado una vinculación casi instantánea entre el país y el Holocausto. De hecho la ley impulsada por el gobierno polaco busca también prohibir el uso de la expresión "campo de exterminio polaco", ya que además de su ubicación geográfica el término puede dar lugar a dudas sobre quién operaba esas instalaciones.

Muchos polacos resienten esta asociación, considerando que, al menos a nivel estatal, su país colaboró menos que Francia, Holanda o Estonia, pero que aún así se los considera como partícipes del Holocausto.

Pero lo cierto es que los gobiernos polacos no han reconocido ninguna responsabilidad ni han ahondado en investigaciones sobre el alcance del colaboracionismo en el país, debate que ahora planean cerrar con una ley.

lunes, 28 de mayo de 2018

Guerra de Crimea: Un gato y una tortuga en el conflicto

EL GATO Y LA TORTUGA QUE PARTICIPARON EN LA GUERRA DE CRIMEA

Javier Sanz— Historias de la Historia


La guerra de Crimea (1853-1856) enfrentó a la Rusia zarista de Nicolás I contra el Imperio Otomano del súltán Abdul-Mejid I apoyado por Francia y el Imperio británico. La pretensiones expansionistas de Rusia hacia Oriente, camufladas en cuestiones de índole religioso, desencadenaron en una guerra cruenta que muchas recordaréis por la película La carga de la brigada ligera (1936). Por el propio carácter y la especie de los dos protagonistas de esta historia, un gato y una tortuga, uno lo hizo activamente y la otra… estaba por allí.



En 1854 un contingente de tropas británicas, francesas y otomanas sitiaron la ciudad de Sebastopol, donde los rusos se habían hecho fuertes. Sabiéndose inferiores a la flota británica, los rusos cerraron la entrada al puerto hundiendo varios de sus barcos y desmontaron toda la artillería naval para situarla en lo alto de las murallas de la ciudad. Los rusos sabían que si Sebastopol caía, la guerra, como así ocurrió, estaría perdida. Los aliados sitiaron la ciudad, impidieron que los sitiados recibiesen suministros ni refuerzos de ningún tipo y comenzaron un intenso bombardeo para rendir Sebastopol. Tras un año de asedio, los rusos se rendían.



Aunque los rusos abandonaron la ciudad, las tropas de la alianza revisaron casa por casa en busca de enemigos… y de comida, ya que sus provisiones también escaseaban. Con la orden de encontrar comida, el capitán británico William Gair, al mando del 6º Regimiento de Dragoon Guards, recorría la ciudad cuando, al entrar en un edificio en ruinas, encontraron un gato atigrado sobre un montón de escombros, cual Rey León. Se acercaron al gato y éste se mostró muy cariñoso, así que decidieron llevárselo como mascota. Regresaron al campamento con el gato, al que llamaron Tom, pero… sin comida. Mientras Gair pensaba qué hacer para solucionar el problema de la comida, se dio cuenta de que el gato estaba muy gordito para haber sufrido un asedio de un año. Pensó que para él habría sido fácil sobrevivir con las muchas ratas que había, pero también que las ratas habrían sido las primeras en dar buena cuenta de los graneros o lugares donde hubiese comida. Así que, un día decidieron seguir a Tom cuando salía del campamento a cazar. Volvió al mismo edificio donde lo habían encontrado y se metió por un agujero pequeño que parecía dar a un sótano. Gair ordenó quitar los escombros y consiguieron abrir un hueco mayor por el que consiguieron entrar. Era un almacén de comida. Aunque la había inservible o roída por las ratas, buena parte todavía se podía aprovechar. En posteriores días, y gracias a Tom, consiguieron encontrar otros muchos depósitos de suministros que les proporcionaron una tabla de salvación para las hambrientas tropas.

Finalmente, y cuando regresaron a casa, decidieron que Tom debía acompañarlos. Se lo había ganado. Aunque tuvieron que ocultarlo, consiguieron llevarlo a Inglaterra donde vivió en la casa del capitán William Gair. Hoy en día se puede contemplar su cuerpo disecado en el Museo Nacional del Ejército de Londres.



Nuestro siguiente protagonista se llamaba Timothy. Tras pasar sus primeros días en el mar en un barco portugués se “enroló” en un buque de la Royal Navy británica al mando del capitán John Everard Courtenay en 1854. Pasó por varios navíos de la Royal Navy y participó en la guerra de Crimea a bordo del HMS Queen en el sitio de Sebastopol. En 1892, tras casi 40 años al servicio de la Marina británica, se licenció y fue acogido por la familia Courtenay, condes de Devon. No era de mucho hablar y mucho menos de contar batallitas. Así que, su vida transcurrió tranquila y placentera en el castillo de Powderham, residencia del conde de Devon, hasta que falleció en 2004. Lógicamente, al morir con más de 160 años era el último superviviente de la guerra de Crimea. Timothy, a pesar del nombre, era una hembra… de tortuga mediterránea.



Cuando llevaba varios años viviendo plácidamente en el jardín del castillo decidieron que se aparease… ¡sorpresa! Era hembra. Pero después de tanto tiempo llamándola Timothy prefirieron no cambiarle el nombre y le colgaron un chapa con “My name is Timothy“. Está enterrada en el cementerio familiar.

domingo, 27 de mayo de 2018

Arqueología: Encuentran restos de tres buques en una calle de Virginia

El asombroso hallazgo de tres barcos del siglo XVIII enterrados en una calle de Virginia

Por Patricia Sullivan | Infobae



(The Washington Post / Katherine Frey)

Alexandria (Virginia) – A casi cinco metros del suelo, entre barro y arena, uno puede extender la mano y tocar los restos de un barco, o tres, que datan de 1798 y que se hundieron mientras ayudaban a crear nuevas tierras en el próspero puerto comercial de esta ciudad.

La madera húmeda se secó por última vez cuando el residente local George Washington acababa de retirarse de la presidencia para ir a Mount Vernon, en una época anterior a la invención de la instalación de tuberías interiores, la iluminación de gas o la locomotora de vapor.

El principal arqueólogo de la ciudad dijo que a los barcos recientemente descubiertos conforman "uno de los sitios arqueológicamente más importantes de Virginia", en especial en un entorno urbano. Fueron hallados hace unas semanas por un equipo en una casa adosada y en un proyecto de condominio en Robinson Landing, a lo largo del río Potomac.

El barco más grande y mejor conservado fue descubierto el 29 de marzo en Alexandria (Virginia). Permanece parcialmente enterrado, pero parece tener unos 7,60 metros de ancho y 14 metros de largo.


(The Washington Post / Katherine Frey)

Los otros dos barcos, que se encuentran a lo largo del lado este del sitio de construcción y no son visibles desde la calle, se encontraron el 9 y el 16 de marzo.

En enero de 2016 se desenterró un cuarto barco histórico, a una cuadra al norte a lo largo del paseo marítimo, mientras se construía el nuevo Hotel Indigo.

Los especialistas también han desenterrado alrededor de 100.000 artefactos: la base de un molino harinero, monedas extranjeras de Irlanda, Inglaterra, Francia y España, piezas de cerámica, botellas y huesos de animales.

"Sabíamos que encontraríamos algo, pero tres (buques) es mucho", dijo Dan Baicy, director de campo de la exploración.

Los barcos eran probablemente mercantes comunes, según los arqueólogos, aunque sus astas reforzadas (piezas de madera curvadas que forman la parte inferior del bastidor de un barco) podrían significar que llevaban carga pesada o equipo militar.

Se usaron en el paseo marítimo, junto a los muelles de mamparo, para contener el suelo y convertir la cala original llamada Point Lumley en tierra que albergara almacenes, molinos y otros edificios comerciales.

Los barcos se mantienen húmedos porque cada momento que están expuestos al aire seco causa deterioro, según cuenta Eleanor Breen, arqueóloga de la ciudad en funciones. La madera está empapada y cubierta por la noche. Una vez documentada la ubicación original, las maderas serán llevadas a un almacén cercano, donde permanecerán bajo el agua hasta que los funcionarios de la ciudad decidan qué hacer con ellas.

Alexandria todavía recauda dinero para la conservación del barco del Hotel Indigo, que los residentes pudieron ver a medida que fue descubierto.

Carole Cloyd, que ha vivido cerca del lugar desde 1998, hizo una pausa en su caminata diaria con su esposo, un oficial retirado de la Fuerza Aérea, para decir que estaban encantados con los descubrimientos.

"Los hemos visto desenterrar, tapar, desenterrar, y tapar", decía mirando las costillas del barco. "Es increíble, es historia en ciernes", manifestaba.

sábado, 26 de mayo de 2018

Guerra Fría: Operación Washtub (USA)

Operación Washtub (Estados Unidos)

Wikipedia





La operación Washtub fue una operación secreta de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y la Oficina Federal de Investigación durante la Guerra Fría para garantizar que hubiera espías en el entonces territorio de Alaska si la Unión Soviética invadía el territorio. [1]

Los planes se redactaron en 1950 y se pusieron en marcha a principios de la década de 1950. Se reclutó a un total de 89 agentes y se les pagó un estipendio de $ 3,000 por capacitación y estar disponibles para el servicio encubierto después de la invasión de Alaska por parte de la Unión Soviética.

Además, depósitos de comida, equipo de clima invernal y radios fueron colocados para ser usados ​​por los agentes después de una invasión. Los agentes se habrían utilizado para reunir información de inteligencia e informar sobre las actividades del enemigo invasor. Además, algunos agentes tendrían la tarea de evacuar a las tripulaciones militares varadas en territorio soviético. El plan permaneció en vigencia hasta 1959, el mismo año en que Alaska se convirtió en estado.

Los detalles del plan se hicieron públicos en 2014 como resultado de una solicitud de la Ley de Libertad de Información (FOIA) por parte de Government Attic, un sitio web especializado en la publicación de documentos.


viernes, 25 de mayo de 2018

San Martín como ejemplo de liderazgo para las empresas en la actualidad

San Martín: un ejemplo de liderazgo para las organizaciones actuales

Los principios y valores del prócer argentino puede ser utilizados por los líderes de empresas para mejorar su performance.





Por Carlos Biscay - CEO de e-ABC Learning
Apertura

La falta de líderes positivos es una problemática recurrente que sufren muchas organizaciones y que se agudiza año tras año, comprometiendo las posibilidades de crecimiento y progreso de empresas, instituciones educativas, e incluso países.

El liderazgo es una competencia clave para cualquier organización que pretenda desarrollar competitividad y alcanzar sus objetivos, ya que permite consolidar los valores de una organización, definir su rumbo, generar pautas de comportamiento, impulsar metodologías de trabajo, impregnar un espíritu de colaboración, y fomentar la motivación, participación e integración de sus miembros, en pos de evolucionar y alcanzar la prosperidad.

Sin embargo, la enorme importancia de desarrollar liderazgos sólidos es equivalente y directamente proporcional a la falta de líderes que padece el mundo en la actualidad.

El informe ‘Workplace Learning Report 2017’ de Linkedin Learning Solutions, refería que uno de los principales los principales objetivos de la estrategia de L&D de las empresas es precisamente desarrollar gerentes y líderes; siendo una de las habilidades más importantes para entrenar le liderazgo/gestión de personas (52 por ciento).

En este contexto, la vigencia de los valores y principios sanmartinianos, y el impacto positivo que provoca el desarrollo de este tipo de liderazgos en la gestión de instituciones educativas, empresas y entidades gubernamentales, adquiere mayor importancia y trascendencia.

Como señala Juan Marcelo Calabria, autor del libro ‘San Martín Modelo de Líder Americano’ y Miembro Correspondiente de Número por Mendoza de la Academia Nacional Sanmartiniana, José de San Martín era un hombre visionario, dedicado íntegramente a una misión sin ambiciones, sin sueños de deidad ni oropeles de gloria.

Si hacemos el ejercicio de trasladar estas características a un modelo de liderazgo, sin duda podremos pensar en organizaciones más sólidas y pujantes, con un fuerte compromiso en el bienestar de sus miembros y un claro beneficio en relación a sus aportes de valor hacia la sociedad.

“Sin duda San Martín representa un esquema de líder exitoso, producto del esfuerzo, el método, la disciplina interna y, por sobre todas las cosas, capaz de adoptar decisiones coherentes, construidas a través del análisis responsable de los factores económicos, culturales, políticos y sociales de la región; lo que lo llevó a ser un gobernante probo, un líder necesario para su tiempo y un compatriota admirado por propios y extraños”, manifiesta Juan Marcelo Calabria, orador principal del webinar gratuito ‘San Martín Modelo de Líder’, que se realizará el próximo 5 de abril, y cuyo objetivo será poner de relieve los aspectos más relevantes de la vida de este prócer argentino, como modelo de líder a seguir, con motivo de la conmemoración del Bicentenario de la Batalla de Maipú -como coronación de la empresa más ambiciosa de un hombre que hizo realidad sus sueños y la independencia de los países latinoamericanos-.

En efecto, su gran contracción al trabajo, su valentía, esmero, dedicación, sentido del deber, amplitud de miras, y su juicio crítico, entre un gran número de capacidades que supo conjugar a la perfección, convirtieron a San Martín en uno de los grandes líderes de su tiempo. Un modelo de liderazgo que si es adoptado por empresas, instituciones educativas y gobiernos, derivará en beneficio de las organizaciones que lo implementen y sus miembros.

El general José de San Martín es un verdadero guía para todos aquellos que tengan vocación de liderazgo, ya sea en el ámbito educativo, corporativo o en la vida pública.

Incorporar sus principios y valores a la gestión diaria de una organización es vital para poder crecer con equilibrio, valorando el esfuerzo y la honestidad, recociendo la necesidad de capacitarse para poder desempeñarse con eficiencia, y priorizando el bienestar de quienes nos rodean por encima de los intereses personales.

El liderazgo es algo que no abunda en el mundo, pero podemos desarrollarlo, y la impronta de José de San Martín sin duda es un faro que puede iluminarnos para alcanzar ese objetivo.