miércoles, 2 de agosto de 2023

Buenos Aires: El terremoto de 1888

 

La madrugada que un terremoto hizo saltar de la cama a los porteños y un tsunami llegó a Uruguay

Al no tener montañas cerca, los porteños repiten que no puede haber sismos. Error. También puede ocurrir en lugares semi llanos. El 6 de junio de 1888, la “Falla del Río de la Plata” otorgó una leve muestra de su existencia a los rioplatenses


Plaza de Mayo

Los porteños -que hasta el gentilicio nos hemos apropiado indecorosamente, dado que en toda ciudad con puerto sus habitantes son porteños- entre las muchas cosas que nos jactamos es que nunca hubo terremotos en nuestra ciudad. Jamás. Repetimos como loritos: “…al no tener cerca montañas, la ciudad no tiene terremotos…”. Por supuesto, damos por hecho que en la provincia de Buenos Aires tampoco hay sismos, ni se pueden producir en el vecino Uruguay. Error.

Si bien los movimientos telúricos se dan mayoritariamente en lugares montañosos, también puede ocurrir en lugares semi llanos. De acá se desprende otro mito instalado y falso que nos refiere que la ciudad es totalmente plana, y no lo es en absoluto. La zona más elevada se encuentra en el barrio de Villa Devoto, ubicado en el oeste de la ciudad. El punto más alto de la ciudad es la esquina de avenida Francisco Beiró y avenida Chivilcoy, a 26,71 m. sobre el nivel del mar. Por ese motivo, en ese lugar se encuentra el imponente edificio del “depósito de gravitación de aguas de Villa Devoto”, que contiene 12 tanques de hierro de 6.000 m3 cada uno con una capacidad total de 72.300.000 litros.

El punto es que en la actual ciudad de Buenos Aires sí hubo terremotos. Y varios. Debajo del río color de león esconde la llamada “Falla del Río de la Plata”, que recorre la zona central del ancho río homónimo, y se interna en el Río Uruguay, que marca la frontera entre Uruguay y Argentina. Y el 6 de junio de 1888, la “falla” otorgó una leve muestra de su existencia a los rioplatenses.

Miguel Juárez Celman gobernaba la Argentina y el intendente de la Ciudad de Buenos Aires era Antonio F. Crespo. Vivían, en la urbe que se agigantaba, seiscientos mil habitantes aproximadamente. La ciudad muy lentamente dejaba de ser “la Gran aldea” para ir, poco a poco, convirtiéndose en una importante metrópoli. La recova de la Plaza de Mayo ya había caído en mayo de 1884. No existía aún la avenida de Mayo, y el Cabildo poseía su estructura original. Todavía se veían por las calles aguateros, escoberos, afiladores, y demás vendedores ambulantes de la época.


El Obelisco con su torre original que fue amputada en 1884, al crearse la Avenida de Mayo. Al mutilarse la parte izquierda del edificio, corría peligro de derrumbe

Las mujeres comenzaban a usar lo que se denominó el “polisón” (una suerte de armazón que se colocaba para abultar la zona trasera del vestido, debajo de la cintura) y los hombres cárdigan blanco y pantalones a rayas, todo de algodón. Las tiendas San Miguel (actual “Palacio San Miguel”, frente a la iglesia homónima) competían con sus vidrieras con la tienda fundada por el santiagueño Lorenzo Chaves y el inglés Alfredo Gath. La ciudad poseía un ritmo cuasi pueblerino, de siestas prolongadas y con muy poca gente por la calle. Lo más alto en ella eran los campanarios de las iglesias.

El martes 5 de junio fue muy frío, por demás. Y esa noche todos se fueron a dormir sin mayores novedades. Pero a las 00:20 del día miércoles 6 de junio se desató el caos en ambas orillas del Río de la Plata.

Es innegable que la Argentina y el Uruguay forman parte de un todo, somos hijos de una misma madre. Los porteños, los montevideanos y los habitantes de Colonia del Sacramento, lo primero que oyeron fueron las campanas de las iglesias sonando a deshora y de manera suave, y a los pocos segundos un sacudón los hizo saltar de sus camas, literalmente. Pero todavía no comprendían lo que ocurría. El piso se movía fuertemente. Un ruido sordo que provenía del subsuelo ensordecía a las personas. Era un terremoto.

El temblor se produjo a unos 30 kilómetros de profundidad del lecho del río. Con epicentro entre las ciudades de Colonia y Buenos Aires (34º36′0″ S, 57º 53′ 59″ O, a 30 km de profundidad), con una magnitud grado 5,5 de Richter y una duración de entre 45 y 58 segundos. Hubo réplicas a las 3.12 (la más fuerte y larga) y 5.10. Esta vez el epicentro se ubicó 15 kilómetros al Sur de Colonia del Sacramento y 41 kilómetros al este de Buenos Aires.


Río de la Plata (Archivo general de la Nación)

Con lo puesto, los vecinos salieron a los patios y a la calle. Vale recordar que prácticamente no había alumbrado público en las ciudades. Pero el sismo vino con otro regalo: un tsunami, el primero registrado en el Río de la Plata. Esto fue relatado por el diario La Lucha de Colonia, que expresó: “El vapor Saturno, que venía de la capital vecina (Buenos Aires) navegaba tranquilo por el centro del canal con más de 20 pies de agua cuando de pronto se detuvo como si tocara el fondo. El capitán hizo echar la sonda pero se encontró con que el barco, movido por una fuerza oculta, zarpaba por sí mismo de la varadura y seguía su camino”.

Desde Montevideo, que también sintió el sacudón, corresponsales del diario de “El municipio” de Rosario (Santa Fe) telegrafiaron lo siguiente: “Anoche a las 12:20 sintiese en ésta (ciudad) un fuerte temblor. Durante toda la fría madrugada numerosos grupos vagabundeaban por las calles temiendo se reprodujese nuevamente el fenómeno. Hubo un primer pulso no tan fuerte, luego un reposo y posteriormente un segundo y ya fuerte pulso que duró 58 segundos”


La Iglesia de la Piedad fue el único edificio de Buenos Aires que sufrió daños por el terremoto de 1888

Como comentamos anteriormente, la ciudad de Buenos Aires era pequeña. Pero el único registro de caída de mampostería que se tiene a mano ocurrió en el templo de Ntra. Sra. de la Piedad, ubicado en las actuales Paraná y Mitre. En dicho templo se estaban realizando refacciones y ampliaciones. El movimiento hizo que varios muros en construcción de dicho templo cayeran al piso. También sucedió una leve inclinación del campanario, que luego fue subsanada.

El diario uruguayo “La Tribuna Popular” publicó lo siguiente: “El maderamen de las casas crujía fuertemente, las lámparas se bamboleaban, los muebles se movían y los cuadros caían de las paredes. Se rompieron objetos de cristalería y se pudo ver porcelana saltando de los aparadores. Los habitantes han permanecido en vela parte de la noche, azorados a causa de un fortísimo temblor de tierra”.

Pero este no fue el primer sismo de la cuenca del Plata. El anterior se había producido el 9 de agosto de 1848 a las 18 horas y 35 minutos, con una duración aproximada de 5 segundos, acompañado de una serie de réplicas, la última el 11 de septiembre, con duraciones que oscilaron de entre 2 y 16 segundos, presumiendo que su epicentro pudo situarse en la cuenca de Punta del Este.


La costa de la ciudad de Buenos Aires en la época del terremoto. En primer plano las lavanderas. Detrás, la Aduana Taylor

Los movimientos telúricos siguieron ocurriendo en la cuenca del Río de la Plata. De ellos se tiene registro por la prensa, los libros y distintos observatorios sismológicos. En Uruguay ocurrieron el 27 de octubre de 1894, el 13 de junio de 1907 y el 17 de diciembre de 1920. El 26 de junio de 1988 a las 3:24 horas de la madrugada “ocurrió un evento que se dejó sentir en la zona de Punta del Este y Maldonado, causando cierto grado de alarma general”. La zona del epicentro se localizó en la costa este del Uruguay. El 10 de enero de 1990 a las 22:30 se produjo un sismo con una intensidad de 3 grados en la escala modificada de Mercalli. Afectó la localidad de La Paloma en el departamento de Durazno. A las 19:08 del 4 de octubre de 2014 el sismógrafo registró un movimiento en el departamento de Lavalleja, muchas personas lo percibieron y realizaron consultas a la policía. El 12 de enero de 2015 a las 17:22 se reportó un sismo y también un pequeño tsunami.

Los testimonios hablan de que mucha gente que estaba en la playa de Paso Carrasco notó que las aguas se retiraban y luego llegaba una masa de agua mayor a la común, aunque no produjera ninguna clase de daños. El 23 de marzo de 2016, a las 23.26 horas en la zona entre Punta de Lobos y Punta del Tigre, en la costa oeste de Montevideo se registró un evento muy localizado que se sintió desde el Cerro, al Este y hasta Santa Catalina. El 24 de noviembre de 2016 se registró un sismo cuyo epicentro se produjo cerca de la ciudad de Sauce (Canelones). Aunque el fenómeno impactó ayer a la población y despertó las consultas de cientos de personas. El 8 de mayo de 2021, se registró un terremoto en Montecoral, Departamento de Florida, en una zona que se sacudió hasta que los indicadores se clavaron en 4,4 en la escala, lo que significa que fue el segundo sismo más grande de la historia de la región desde aquel de 1888.

En esta orilla del río más ancho del mundo, también tuvimos nuestros episodios que todos recordamos, el 9 de agosto de 2016 ocurrió un evento de 3.9 grados en la escala de Richter, que fue sentido en la zona de Guaminí y también se produjo otro el 7 de noviembre de 2016, de magnitud 4.

El 30 de noviembre de 2018, a las 10:27 de la mañana, hubo un tercero, con epicentro a 32 km al sur de la ciudad y a 25 km de profundidad; y magnitud de 3,8 en la escala de Richter. Se sintió con fuerza en La Plata y la zona sur del Conurbano, que también repercutió en la Ciudad de Buenos Aires, informó el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES).

En noviembre de 2016, la facultad de ciencias de la universidad de la República de Uruguay, publicó un documento donde señala:

“El riesgo sísmico en la Cuenca del Plata no es nulo, como lo prueban registros históricos de sismos con intensidades bajas a moderadas. Merece destacarse el sismo ocurrido en 1888 que afectó a ambas costas del Río de La Plata, produjo daños de cierta significación y hasta un tsunami en las aguas del Río de La Plata. En esa época la población era escasa. La repetición de un sismo de estas características hoy día podría producir daños materiales y humanos de gran envergadura, si se considera el aumento exponencial de la población en ambas riberas, el enorme y variado cuadro de infraestructura y la falta de concientización pública… No obstante, la sismicidad de la Cuenca del Plata es virtualmente desconocida, en buena parte debido a la carencia de observatorios sismológicos en Uruguay (y en sus cercanías). Este desconocimiento implica que no puede evaluarse con precisión el riesgo sísmico real de la región así como la localización, extensión y actividad de las potenciales fallas activas. La instalación de la actual red de observatorios sismológicos en nuestro país permitirá comenzar a subsanar este déficit.”

Como hemos leído, a los porteños la madre naturaleza se encarga muy bien de movernos el piso, de vez en cuando, para que nos bajemos del caballo al cual nos hemos subido.


martes, 1 de agosto de 2023

La guerra y la evolución de la sanidad militar

The Walking Wounded: cómo la guerra y la atención médica avanzaron juntas a lo largo de los siglos





Por la bloguera invitada Helen Fraser para War History Online

No se puede negar que la guerra es responsable de un gran número de muertes y de una gran cantidad de heridas terribles. Históricamente, lo único que ha eliminado a más personas en menos tiempo que la guerra es la peste. Y es una cosa cerrada. Entonces es comprensible que la gente no tienda a asociar la guerra con la preservación de la vida.

Sin embargo, siendo la necesidad la madre de la invención, la guerra, tal vez paradójicamente, ha llevado a algunos de los mayores avances en medicina que el mundo jamás haya visto. Por lo tanto, si bien las guerras se han cobrado millones y millones de vidas humanas a lo largo de la historia, y han condenado aún más a una vida de dolor y sufrimiento, también (aunque quizás indirectamente) han salvado muchas vidas y curado a muchas personas. Aquí hay una breve exploración de las doctrinas extrañamente entrelazadas de la guerra y la medicina.

'En forma de lucha'

El antiguo griego Hipócrates, todavía reverenciado hoy como el 'padre de la medicina', dijo que "el que desee practicar la cirugía debe ir a la guerra". Tenía una buena razón para estas palabras.

Desde el comienzo de la guerra organizada, los líderes militares más astutos del mundo sabían que ganarían más batallas con tropas más en forma. Por lo tanto, los mejores comandantes militares emplearon médicos calificados para asegurarse de que sus tropas estuvieran libres de enfermedades y se recuperaran rápidamente de sus heridas. Esta fue una de las razones por las que los jóvenes pacíficos estaban ansiosos por unirse a las fuerzas de combate. En una era anterior a cosas como la atención médica universal y el seguro médico, los médicos civiles eran costosos (¡y sus métodos a menudo eran peores para usted que la enfermedad!).


Busto de Hipócrates visto en la decoración del Policlínico Stuyvesant, Manhattan, Ciudad de Nueva York. Tony Fischer –  CC BY 2.0

Cuando la vida era peligrosa y las enfermedades abundaban, el régimen saludable y la atención médica (relativamente) calificada disponible con una unidad militar en realidad les dio a muchos más posibilidades de supervivencia de las que podrían haber tenido como civiles. ¿Y los propios médicos? Bueno, se reconocía universalmente que los médicos antiguos eran mucho más hábiles que los médicos civiles. ¿Por qué? En parte porque la naturaleza militar de su empleo significaba que no podían intentar ganar dinero con charlatanerías (si un paciente moría, el médico con frecuencia no cobraba) y en parte porque el nivel rápido y concentrado de lesiones sufridas por las batallas les dio mucho de experiencia en lo que funcionó y lo que no, al menos en lo que respecta al cuidado de heridas. Además, la exposición a la carnicería de la batalla permitió una gran cantidad de conocimientos adquiridos horriblemente sobre la anatomía humana.

Anticipos de emergencia

 Florence Nightingale (centro) en un retrato de Jerry Barrett.

Históricamente, los avances más significativos en traumatología y medicina de urgencias han nacido de situaciones de combate. Éstas incluyen:

  • El torniquete, que limita el flujo de sangre a las extremidades heridas. Es casi seguro que esto fue inventado por los médicos del ejército romano, que deseaban realizar amputaciones sin arriesgar a que sus pacientes murieran desangrados.
  • La ligadura: un método para atar los extremos de las arterias cortadas para evitar que los pacientes mueran desangrados. Descubierto por Ambroise Pare en el sitio de Turín en 1537.
  • La ambulancia: inventada durante las Guerras Napoleónicas y avanzada durante la Guerra Civil Estadounidense y la Primera Guerra Mundial.
  • Los principios del control de gérmenes, el saneamiento hospitalario y la enfermería moderna, establecidos por Florence Nightingale durante la Guerra de Crimea.
  • Triaje: un método de evaluación rápida mediante el cual se prioriza a los pacientes de emergencia según la urgencia de su necesidad. Esto fue formalizado por el ejército francés durante la Primera Guerra Mundial.
  • Penicilina: si bien Alexander Fleming descubrió esta droga vital para el control de infecciones en tiempos de paz, fue solo durante la Segunda Guerra Mundial que salió de la oscuridad para tratar a los soldados enfermos y controlar las infecciones en los cuarteles.

Triunfos médicos modernos


El equipo médico militar moderno se prepara para trasladar una víctima simulada al helicóptero de evacuación durante un ejercicio de entrenamiento.
Medicina del Ejército – 
CC BY 2.0

Incluso hoy en día, la necesidad de la guerra continúa impulsando la tecnología médica. Los cirujanos que trabajan hoy en zonas de combate son mucho, mucho más capaces de salvar vidas a través de la cirugía que hace cinco años, a pesar de que las lesiones con las que se presentan no son menos graves.

Sus métodos son cada vez más rápidos, seguros y efectivos. En particular, la mayoría de los militares modernos hacen un uso eficiente de los escáneres de cuerpo completo y los ultrasonidos portátiles, lo que les permite localizar problemas internos con extrema rapidez y tomar decisiones quirúrgicas informadas en cuestión de segundos. Los escáneres de ultrasonido portátiles también permiten a los cirujanos identificar y anestesiar individualmente los nervios que transmiten el dolor, algo que tiene grandes implicaciones para el tratamiento del dolor crónico en todos los campos. Sin duda, la urgencia y la gran necesidad de curación en situaciones de combate seguirán impulsando nuestras tecnologías médicas mientras haya bajas de guerra.

Sin duda, la urgencia y la gran necesidad de curación en situaciones de combate seguirán impulsando nuestras tecnologías médicas mientras haya bajas de guerra.

Por Helen Fraser




lunes, 31 de julio de 2023

SGM: Las relaciones deterioradas de los altos mandos aliados al final de la guerra


El deterioro de las relaciones de los altos mandos aliados en el noroeste de Europa 1944-45

Introducción

En septiembre de 1944, estalló una gran discusión entre los comandantes aliados durante la campaña de Normandía. Este argumento se refería a la futura dirección estratégica de la campaña dada la escasez de logística, derivada de la imposibilidad de capturar los puertos de Bretaña a tiempo. 1Esto siguió a enfrentamientos anteriores en junio-julio en torno a la velocidad a la que se desarrollaba la campaña y el fracaso en agosto para destruir el ejército alemán en el río Sena. El enfoque principal de la mayoría de los relatos académicos ha atribuido estos desacuerdos a un choque de personalidades entre el mariscal de campo Montgomery y el teniente general Eisenhower y otros comandantes estadounidenses. Sin embargo, otros factores no han recibido tanta atención, porque eran una parte inherente de la estructura del comando aliado y, por lo tanto, menos susceptibles de cambio. Además, estos factores estructurales habrían seguido siendo influyentes, incluso si Montgomery hubiera sido reemplazado por el mariscal de campo Harold Alexander, y habrían seguido generando conflictos entre los aliados.

Este ensayo buscará examinar el más influyente de estos factores 'estructurales', en primer lugar, la cuestión conceptual no resuelta de cómo librar grandes guerras, remanente del fracaso del paradigma de Clausewitz al comienzo de la Primera Guerra Mundial. En segundo lugar, el papel de las diferentes estrategias británicas y estadounidenses y, en tercer lugar, la influencia de la estructura de mando a medida que evolucionó durante la Campaña de Normandía. Como en todos los escenarios multifactoriales, el desafío es sopesar cada factor en relación con los demás y con el todo. En este caso, la influencia de cada factor se medirá frente a tres puntos de decisión clave de la campaña. En primer lugar, tras la ruptura de la Operación Cobra , la decisión de capturar los puertos de Bretaña por un solo cuerpo en lugar de un ejército. 2En segundo lugar, la lucha a principios de agosto para cerrar el Falaise Gap 3 y, finalmente, el fracaso a finales de agosto para destruir a los ejércitos alemanes en el río Sena. 4 Si el Cuartel General Supremo de la Fuerza Expedicionaria Aliada (SHAEF) hubiera tenido éxito en cualquiera de estos puntos de decisión, la campaña habría cumplido el Plan Overlord de destruir el ejército alemán frente al Sena. El fracaso de los tres dejó al ejército alemán maltratado pero intacto, y a los aliados sin una base logística suficientemente fuerte para perseguirlos a través de Francia hasta el Rin.

La historiografía de este período ha sido hábilmente expuesta tanto por John Buckley en su libro 'Monty's Men' como por David French en 'Raising Churchill's Army', por lo que aquí solo se requiere una breve descripción general. 5 El período inmediatamente posterior a la guerra hasta la década de 1960 se llenó en gran medida con la publicación de las memorias personales de los principales protagonistas, lo que condujo a una amarga 'batalla de las memorias'. 6 El debate giraba esencialmente en torno a la calidad del generalato aliado y las habilidades de combate de su tropa. El período de 1950 a 1969 vio la publicación tanto de las Historias Oficiales Británicas como de los 'Libros Verdes' del Ejército de los EE. UU., los cuales buscaban establecer los eventos básicos a partir de la documentación existente. 7Otros autores, como d'Este, Lamb, van Creveld y Hastings en las décadas de 1970 y 1980 criticaron tanto al mando como a los soldados aliados, especialmente a los británicos y Montgomery. 8 Desde entonces, un giro revisionista ha restaurado en gran medida la reputación de los soldados aliados, en particular los británicos y canadienses, y ha revelado las limitaciones bajo las cuales lucharon. 9

El deterioro de las relaciones de alto mando aliado

En 1899, Ivan Stanislavovich Bloch asistió a la Conferencia de Paz de La Haya para distribuir copias de su libro '¿Es la guerra ahora imposible? Siendo un compendio de 'La guerra del futuro...'. 10Un banquero polaco, su estudio de la guerra había llegado a la conclusión de que el armamento moderno había avanzado hasta el punto de que la defensa tenía una ventaja considerable sobre cualquier ofensiva, que los ejércitos ahora eran tan grandes que era imposible derrotarlos en una sola batalla y que, en consecuencia, una guerra prolongada causaría estragos en las economías de las naciones a través de la interrupción de su comercio y comercio interconectados. En general, se considera que Bloch tuvo razón en general en su evaluación y, dado esto, la pregunta principal que enfrentaban los generales era cómo hacer que la guerra fuera decisiva rompiendo defensas fijas profundamente escalonadas. La complejidad de esta batalla revolucionaria condujo a una concentración en este tema en detrimento de la siguiente explotación y en una estrategia más amplia. Entonces, cuando los alemanes lograron un gran avance en marzo de 1918, la siguiente explotación fue lenta y solo cubrió 70 km hasta Amiens. De manera similar, el gran avance aliado en 1918 apenas cubrió 100 km y dejó la línea alemana prácticamente intacta.11 Teóricos de la posguerra como Basil Liddell Hart y JFC Fuller presentaron ideas centradas en las nuevas tecnologías de tanques, armas químicas y aeronaves como solución a estos problemas. Por ejemplo, el 'Plan 1919' de Fuller preveía un ataque masivo de tanques:

El objetivo del ataque era penetrar la zona de defensa enemiga y atacar directamente la infraestructura organizativa y de comunicaciones alemana. Con el colapso de la jerarquía de mando-control de la oposición, sus fuerzas de combate se volverían impotentes por el aislamiento, la falta de suministro y la severa pérdida de moral que afectaría a estas unidades aisladas. 12

Sin embargo, los escritores de doctrina estadounidenses en Fort Leavenworth y los británicos en Camberley se concentraron en producir doctrinas tácticas centradas en ataques frontales y destruir al enemigo en el lugar o atravesar su línea. 13 Lo que esto significó para Eisenhower y Montgomery fue que no tenían un marco conceptual de trabajo para pelear guerras con ejércitos masivos, y que el concepto de explotación después de un gran avance seguía sin estar claro. Falta de un nivel operativo comúnLa doctrina dificultaba la coordinación de los ejércitos aliados y la priorización de objetivos. Incluso los comandantes talentosos como Patton sufrieron esta falta de dirección, ya que fue muy criticado por pasar por alto demasiadas posiciones enemigas en la velocidad de su avance, sin poder destruir al enemigo al final de la operación, simplemente ocupando territorio. 14 Sin embargo, un sorprendente grupo de pensadores había logrado producir con éxito tal marco conceptual. 15

La escuela soviética de pensadores militares no puede considerarse como un cuerpo uniforme de oficiales, ya que algunos eran ex oficiales de estado mayor zaristas, "especialistas militares" en la jerga bolchevique, mientras que otros eran jóvenes oficiales bolcheviques completamente inmersos en el "materialismo dialéctico" del marxismo. Leninismo. No obstante, en 1936 habían producido tres conceptos clave que se expresaron en las Regulaciones de campo provisionales de 1936 ( Vremennyi Polevoy Ustav 1936 ). 16 El primero de ellos fue escrito por AA Svechin, en Strategy (1927), quien acuñó la frase "arte operativo" y concibió la idea de que las guerras se ganaban mediante un flujo continuo de operaciones vinculadas, aunque las veía más en términos de guerra de desgaste. 17El creador del concepto de 'batalla profunda' y uno de los principales contribuyentes al concepto de 'operaciones profundas' fue VK Triandafillov con su trabajo, The Character of Operations of the Contemporary Army (1929) y se le unió GS Isserson con su obra seminal, The Evolución del Arte Operacional (1932). 18Entonces, en un momento en que el país más pobre de Europa tenía solo 90 tanques en funcionamiento, sus pensadores militares habían concebido una serie de conceptos que podían ganar guerras a gran escala y aprovechar su poder militar mediante el uso del 'choque' de un enemigo. Las purgas y los recortes de personal de finales de la década de 1930 casi acabaron con esta ventaja, pero Isserson había entrenado a tantos oficiales superiores en tiempos de guerra como Malinovskii, Bagramian, Zakharov, Konev, Vatutin, Voronov, Vasilevskii y Antonov que comandaban a nivel del ejército, del frente y del STAVKA. que fueron capaces de modificar las teorías en la práctica operativa de la vida real. 19

La opinión de que este arte operacional confería una ventaja significativa a las fuerzas soviéticas y su ausencia, una desventaja para los aliados occidentales, está respaldada por una cantidad considerable de evidencia que comienza con el artículo seminal de Luttwak, quien afirmó: "Tampoco el carácter radicalmente diferente del Mundo War II es suficiente para establecer el nivel operativo en la conducción, planificación y análisis de la guerra anglosajona.' 20 No obstante, a nivel estratégico, los aliados tenían claros sus objetivos generales, la derrota de Alemania y Japón, aunque no estaban de acuerdo sobre la ruta para lograrlos.

Para junio de 1944, Estados Unidos tenía la voz dominante en la alianza, ya que proporcionaría dos de cada tres hombres y la mayor parte del material. Esto hizo que el presidente Roosevelt y su jefe de personal, el almirante Leahy, fueran los principales determinantes de la dirección estratégica general. 21 Bajo la presidencia, el Estado Mayor Conjunto (JCS) determinó la estrategia detallada y trabajó junto con otras agencias para determinar las prioridades económicas y las asignaciones. 22La figura dominante en este arreglo fue el Almirante Leahy en su papel de Jefe de Estado Mayor del Comandante en Jefe (es decir, Roosevelt) y Presidente del JCS. Phillips O'Brien ha argumentado que la posición de Leahy fue mucho más influyente incluso que la de Marshalls y el resto del Estado Mayor Conjunto y señala que Leahy se salió con la suya en todas las decisiones importantes sobre Marshall, incluido el tamaño del ejército, mientras Roosevelt estaba vivo. 23 Luego, el JCS emitió directivas amplias a los comandantes del teatro, como Eisenhower, quien determinó el método para cumplir con estos objetivos y tuvo una libertad de mando considerable. Sin embargo, el Teatro de Operaciones Europeo (ETO) fue tan clave que atrajo un nivel considerable de escrutinio e interferencia en las decisiones de nivel inferior. 24

Si bien en 1944 los estadounidenses eran la principal fuerza impulsora en la dirección estratégica, debían tener en cuenta la opinión y los deseos de su principal aliado, el Imperio Británico, así como de las demás Naciones Unidas. Más tarde, Churchill describiría la posición relativa de los EE. UU. como un "socio grande, fuerte y dominante". El sistema de dirección estratégica del Imperio Británico reflejaba el papel del Primer Ministro como responsable ante el Parlamento y jefe de los Dominios y colonias. Mientras Churchill era Primer Ministro, aumentó su nivel de participación en la toma de decisiones, al crear el puesto de Ministro de Defensa, y Churchill ocupó ambos cargos simultáneamente. 25Esto le permitió una voz mucho mayor en las operaciones diarias que bajo el modelo estadounidense y esto se adaptaba muy bien a Churchill, si no a la jerarquía militar. 26 La dirección estratégica estuvo a cargo del Comité de Jefes de Estado Mayor (COS), que comprendía el jefe de cada servicio, con el General de División Ismay como secretario y Jefe de Estado Mayor del Ministro de Defensa. Como jefes de su servicio, y en particular el Primer Lord del Mar que ocupaba un puesto tanto administrativo como operativo, el COS asumió un papel más directo controlando a los comandantes de nivel de teatro y emitiendo órdenes sobre circunstancias específicas.

Sin embargo, esto cambió en el transcurso de la guerra, ya que el Comité de Jefes de Estado Mayor Combinado (CCOS), compuesto por los Jefes de Estado Mayor británico y estadounidense, asumió este papel, representando las opiniones conjuntas de ambos aliados ante sus líderes políticos. Dado que el CCOS se reunió en el Edificio de Salud Pública en Washington DC, el COS británico estuvo representado por la Misión de Estado Mayor Conjunto bajo el Mariscal de Campo Sir John Dill, y se debió en gran parte a las habilidades diplomáticas de Dill que el sistema funcionó tan bien como lo hizo. 27 También fueron clave para el funcionamiento de este sistema las conferencias periódicas celebradas entre los aliados occidentales y más tarde la URSS, para discutir cuestiones de estrategia.

En la Conferencia de Casablanca en enero de 1943, Churchill insistió en su estrategia mediterránea, de un avance aliado desde la cabecera del mar Adriático hacia los Balcanes, cuyo objetivo era establecer una presencia aliada en la zona antes de que llegaran los soviéticos. 28 Este punto de vista está respaldado por la discusión de Churchill con Stalin en la cuarta Conferencia de Moscú, acordando "porcentajes" de influencia en Europa del Este. Tanto él como Sir Alan Brooke, el Jefe Británico del Estado Mayor Imperial (CIGS) continuaron presionando esta estrategia en la Conferencia de Teherán e incluso retrasaron el regreso de Roosevelt a los EE. UU. con la conferencia de El Cairo II para presionar aún más. 29Esta campaña continuó tanto antes como después del lanzamiento de Overlord, ya que Brooke intentó cancelar la invasión del sur de Francia, la Operación Anvil , para mantener los recursos para la Campaña italiana. 30 En el centro de este problema estaba la temprana decisión estadounidense de librar una "guerra rápida y decisiva" para reducir costos y mantener a bordo a la opinión pública estadounidense. Había poco gusto por un acuerdo europeo de posguerra en la línea del plan de 14 puntos del presidente Wilson de 1919.

En realidad, tanto el CCOS como el SHAEF eran los únicos niveles de mando que representaban las decisiones aliadas conjuntas, con estructuras nacionales por encima y ejércitos nacionales por debajo. Entonces, el CCOS no pudo superar estos desacuerdos estratégicos, ya que el JCS estadounidense descubrió que el COS británico continuaba con sus viejas costumbres y, aunque la conferencia de Teherán fijó la fecha de la Operación Overlord, los británicos pronto revirtieron su decisión y propusieron esperar y ver . política a la que se resistieron los estadounidenses. 31Esta visión divergente era conocida por todos los principales altos mandos aliados. Visto desde esta perspectiva, la defensa de Montgomery del concepto de "empuje único" encajaba con los objetivos estratégicos británicos de excluir a los soviéticos de la mayor parte de Europa posible, llegando primero a Berlín. En las comunicaciones diarias con Brooke, Montgomery podría promover su idea con el amplio apoyo de la COS.

En muchos sentidos, el Cuartel General Supremo de la Fuerza Expedicionaria Aliada se encontraba fuera de las estructuras de mando nacionales de ambos Aliados, y sus oficiales reflejaban los propios puntos de vista estratégicos y de nivel de teatro del SHAEF, en lugar de los más estrechos de los comandantes nacionales. 32 En virtud de la composición de sus fuerzas, tenía más en común con la práctica estadounidense, ya que Eisenhower emitió directivas en lugar de órdenes y dejó que los comandantes de los grupos de ejércitos tomaran sus propias decisiones. Además, SHAEF abarcaba una amplia gama de responsabilidades, incluida la presentación de informes a las administraciones nacionales, la administración civil de los territorios liberados y la propaganda. Esto llevó a que SHAEF fuera bastante grande, con 4.914 efectivos en julio de 1944 (3.476 estadounidenses y 1.438 británicos), aumentando a 16.312 efectivos en febrero de 1945 con el aumento de los deberes de ocupación.33

Sin embargo, no controlaba todo, ya que los Grupos de Ejércitos 12 y 6 eran fuerzas estadounidenses que venían con su propio sistema de suministro proporcionado por COMZ bajo el mando del General Lee (cuyo cuartel general contenía la asombrosa cantidad de 29.000 efectivos) y el Grupo de Ejércitos 21 británico/canadiense cuyo sistema de suministro fue proporcionado por el Royal Army Service Corps. 34Inicialmente, esto no presentó un problema ya que ambas organizaciones operaban en las playas, sin embargo, una vez que se capturaron los puertos, esto significó que el Grupo de Ejércitos 21 era independiente ya que controlaba los puertos del Canal, las rutas de suministro y la distribución a las tropas británicas / canadienses. COMZ operaba desde Cherburgo y más tarde desde los puertos de Bretaña más al oeste. Una de las razones por las que el puerto de Amberes más tarde se convirtió en un problema de este tipo fue simplemente porque el Grupo de Ejércitos 21 podía abastecerse con relativa facilidad desde los puertos del Canal, mientras que los Grupos de Ejércitos 12 y 6 estaban ubicados en una posición menos favorable. SHAEF tenía un Jefe de Estado Mayor Adjunto (Administración) en el Teniente General Sir Humfrey Gale, sin embargo, no comandaba ninguno de los servicios de suministro, actuando simplemente como coordinador y presidente de comités de suministro de alto nivel. Lo único que podía dirigir era el flujo de material hacia los puertos y podía obtener algo de influencia de esta manera. Esto contrastaba directamente con su tiempo en el Mediterráneo en el Cuartel General de las Fuerzas Aliadas (AFHQ) bajo Eisenhower, donde era directamente responsable del suministro y la administración.35

Otro ejemplo de cómo SHAEF se vio debilitado por las disputas entre aliados y entre servicios, es el caso del mariscal jefe del aire Sir Trafford Leigh-Mallory, quien fue designado para comandar todas las fuerzas aéreas aliadas, tanto los comandos de bombarderos estratégicos como las fuerzas aéreas tácticas. y la Defensa Aérea de Gran Bretaña (ADGB). Sin embargo, ninguno de los comandantes de bombarderos estratégicos serviría bajo un comandante táctico y Tedder no apoyó a Leigh-Mallory en su mando de las fuerzas aéreas tácticas, prefiriendo comandarlas directamente él mismo. 36 En realidad una vez Operación Overlordse completó hubo menos necesidad de coordinación entre las fuerzas aéreas estratégicas y tácticas y ADGB, por lo que Leigh-Mallory fue marginado y luego enviado a Birmania. No obstante, Tedder tenía deberes importantes como Comandante Supremo Adjunto, siendo enviado en una misión a Moscú y el comando podría haber trabajado con el oficial adecuado en el puesto como lo había hecho en el Mediterráneo. Un problema similar acosaba la operación de un 'comandante de fuerzas terrestres' general.

Para la Operación Overlord, Montgomery se desempeñó como 'comandante de las fuerzas terrestres' y comandante del 21 Grupo de Ejércitos para los desembarcos y la batalla de fuga. Sin embargo, no logró coordinar los Grupos de Ejércitos 21 y 12 en su intento de rodear a las fuerzas alemanas en agosto. Eisenhower asumió el cargo en septiembre, para establecer objetivos de nivel operativo y coordinar tres comandantes de grupos de ejércitos para cumplir con éxito esos objetivos, como la captura de Amberes. Sin embargo, ni el tamaño ni el alcance de las responsabilidades de SHAEF ayudarían a Eisenhower en el cumplimiento de estas tareas que se encontraron con la resistencia de los comandantes de los Grupos de Ejércitos 21 y 12. Uno puede especular cómo le habría ido a un Subcomandante Supremo SHAEF designado como 'comandante de las fuerzas terrestres' al proporcionar continuidad de mando y seguir el plan de nivel del teatro,

Cuando los Aliados desembarcaron en Normandía, su plan básico, elaborado por COSSAC y más tarde por SHAEF, era enfrentarse al OB Oeste de Alemania entre las playas y el río Sena y destruirlo en esta área geográfica. Este plan estaba condicionado por dos factores fijos, en primer lugar, la velocidad a la que los Aliados podían acumular sus fuerzas y, en segundo lugar, la capacidad de los Aliados para abastecerse en las playas abiertas. Los aliados tenían 37 divisiones en el Reino Unido y otras 40 divisiones en los EE. UU., alrededor de dos millones de hombres y una gran cantidad de equipos y suministros para llevar a Europa. Su capacidad para hacer esto estaría seriamente limitada hasta el D+23 del plan, cuando Cherburgo estaba operativo y el D+53 del plan cuando Brest entró en funcionamiento. Estaba previsto que estuviera en el río Sena para D+90 (5 de septiembre de

Sin embargo, no todo salió según lo planeado con un avance por etapas. En cambio, los alemanes se quedaron cerca de las playas hasta julio, cuando estalló la Operación Cobra de la cabeza de puente. Este repentino colapso alemán le presentó a Eisenhower tanto una oportunidad como un dilema, ya que, según el plan, el Tercer Ejército de los EE. UU. debería entrar en Bretaña para capturar Brest y los puertos de Bretaña. Sin embargo, ahora existía la oportunidad de que un rápido avance aliado permitiera rodear al 7. Armee defensor.frente al río Sena, pero si esto no tenía éxito, los aliados se quedarían sin los medios logísticos para continuar la campaña y tendrían que detenerse en el Sena. Eisenhower tomó la decisión el 7 de agosto (D + 61) de enviar solo el VIII Cuerpo de EE. UU. Fue enviado hacia el oeste 300 km para capturar Brest en lugar del Tercer Ejército. 37 El resultado fue que Brest no cayó hasta D+110 (25 de septiembre o 53 días de retraso), y esto condujo a una mala situación logística de los Aliados más adelante en la campaña.

Mirando esta decisión desde el punto de vista del 'arte operativo', esta fue sin duda la correcta y también cumplió con los criterios estratégicos aliados de derrotar al ejército alemán cerca de las playas. Sin embargo, lo que falló en este punto fue la estructura de mando. Montgomery era tanto Comandante de Tierra como Comandante del Grupo de Ejércitos 21, con Bradley como Comandante del Grupo de Ejércitos 12, y Eisenhower aún no había asumido su mando operativo. En un acuerdo entre ellos, tramaron este importante cambio de plan, pero la supervisión del mayor general Middleton fue laxa hasta el 5 de septiembre, cuando pasó a estar bajo el mando del 9º Ejército de EE. UU. 38 Ningún comandante superior supervisaba este plan, Montgomery estaba completamente ocupado con la Operación Totalizar y Bradley mantenía una comunicación mínima con él como su oficial superior.39

El hecho de no capturar Brest a tiempo no habría importado si los otros dos aspectos del plan se hubieran materializado. Sin embargo, el plan para rodear y destruir una gran parte del OB West alemán en Falaise Pocket en agosto también fracasó. Bradley envió solo a su XV Cuerpo más débil a Argentan para cerrar la brecha, envió a los otros dos al Sena y luego impidió que el comandante del cuerpo, el general de división Haslip y su superior en el Tercer Ejército, el general Patton, avanzaran más allá de la ciudad. El II Cuerpo Canadiense del teniente general Simmond se había visto empantanado en intensos combates durante tres días y, por lo tanto, no pudo cerrar la brecha desde el norte. 40Este fue un fracaso colosal del arte operativo, dos cuerpos que intentaban rodear a un ejército alemán de más de 100.000 hombres estaban condenados al fracaso. Sin embargo, Leavenworth no proporcionó una guía doctrinal sobre los cercos, sin comprender el nivel operativo 41 y las directivas de Eisenhower y Montgomery, junto con los problemas de los límites de los grupos de ejércitos, lo que oscureció aún más la situación. Esto también fue un fracaso de la estrategia aliada, ya que el ejército alemán escapó de la destrucción. La estructura de mando tampoco funcionaba según lo previsto, ya que Bradley no mantuvo informado a Montgomery, Montgomery se centró en las operaciones Totalize y Bluecoat, no en el nivel operativo y Eisenhower aún no estaba al mando. ¡Sin embargo, esta operación fue propuesta de Bradley! 42

La tragedia fue que los mismos errores se repitieron con menos excusa aún, en un segundo intento de destruir OB West el 26 de agosto a lo largo del río Sena. Las causas eran las mismas; falta de comprensión operativa, falta de integración de la estrategia aliada en el plan y una estructura de mando incapaz de entregar un plan concreto por encima del nivel de un grupo de ejércitos. Además, la situación empeoró con la decisión de Eisenhower del 19 de agosto de abandonar la pausa logística en el río Sena y continuar la persecución hacia el Rin, sabiendo que carecía de los recursos para alcanzarlo. 43

Conclusión

La guerra de coalición siempre ha presentado un conjunto único de desafíos, y ninguno más que durante la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, los aliados occidentales crearon una de las alianzas más integradas de la historia, especialmente cuando se compara con la posición de Foch como Comandante Supremo en la Primera Guerra Mundial. 44

A pesar de esto, los altos mandos de las fuerzas aliadas en Normandía tuvieron un serio desacuerdo sobre la estrategia (concepto de Frente Amplio de Eisenhower versus el Empuje Único de Montgomery, 45 ) y sobre la estructura de mando (la propuesta de Montgomery para un comandante de fuerzas terrestres 46 ) en septiembre de 1944. La génesis de este argumento radicaba en los fracasos de agosto para destruir al ejército alemán en Falaise, o en el Sena, o en prepararse para una larga persecución hasta el río Rin capturando un número suficiente de puertos en Bretaña y Normandía.

Los historiadores se han centrado en las coloridas personalidades involucradas como la razón principal detrás de estos importantes desacuerdos, sin embargo, investigaciones más modernas han demostrado que los factores estructurales de la falta de arte operativo, las estrategias aliadas divergentes y los problemas en la estructura del Comité de Jefes de Estado Mayor Combinado , SHAEF ya nivel de Grupo de Ejércitos fueron tan importantes, si no más. Si bien equilibrar la importancia de un factor frente a otro es problemático, no obstante, está claro que la falta de un concepto de nivel operativo y los problemas asociados de la estructura de mando jugaron al menos, si no más, un papel importante en el deterioro de las relaciones de alto mando aliado.

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1 John Buckley, Montys Men - the British Army and the Liberation of Europe. (London: Yale University Press, 2014), p.203.

2 Joachim Ludewig and David T Zabecki, Ruckzüg: The German Retreat from France, 1944 (Lexington, KY: University Press of Kentucky, 2012), p.98.

3 John A Adams, The Battle for Western Europe, 1944: An Operational Assessment (Bloomington, IN: Indiana University Press, 2010), pp.6.

4 Russell F. Weigley, Eisenhower’s Lieutenants: The Campaigns of France and Germany, 1944-45 (Bloomington, IN.: Indiana University Press, 1990), p.246.

5Buckley, Montys Men - the British Army and the Liberation of Europe., pp.7; David French, Raising Churchill’s Army: The British Army and the War against Germany 1919-1945. (Oxford: Oxford University, 2001), pp.2.

6 Bernard Law Montgomery Montgomery of Alamein, The Memoirs of Field-Marshal the Viscount Montgomery of Alamein. (London: Collins, 1958); Dwight D Eisenhower, Crusade in Europe. (New York, N.Y.: Doubleday, 1948).

7 ‘U.S. Army in World War II Series - U.S. Army Center of Military History’, accessed 8 December 2020, https://history.army.mil/html/bookshelves/collect/usaww2.html; ‘United Kingdom Official Histories’, HyperWar: a hypertext history of the Second World War, accessed 2 March 2021, https://ibiblio.org/hyperwar/UN/UK/.

8 Carlo D’Este, Decision in Normandy (New York, N.Y.: Dutton, 1983); Max Hastings, Overlord: D-Day and the Battle for Normandy (London: Michael Joseph, 1984); Martin Van Creveld, Fighting Power: German and US Army Performance, 1939-1945 (Westport, CT: Greenwood Press, 1982); Richard Lamb, Montgomery in Europe 1943-1945: Success or Failure? (London: Buchan & Enright, 1983).

9 S. Hart, Montgomery and ‘Colossal Cracks’ the 21st Army Group in Northwest Europe, 1944-45, Praeger Series in War Studies (Westport, CT: Praeger, 2000); John Alan English, The Canadian Army and the Normandy Campaign: A Study of Failure in High Command (Westport, CT: Greenwood Press, 1991); John Buckley, British Armour in the Normandy Campaign, 1944 (London: Frank Cass Publishers, 2004); Jeremy A Crang, The British Army and the People’s War, 1939-1945 (Manchester: Manchester University Press, 2000); Robert C Engen, Canadians under Fire: Infantry Effectiveness in the Second World War (Montréal, Québec: McGill-Queen’s Univ. Press, 2009).

10 Ivan Stanislavovich Bloch, Is War Now Impossible? Being an Abridgment of ‘The War of the Future ...’, trans. W. T. Stead (London: Richards, 1899), https://archive.org/stream/iswarnowimpossib00bloc#page/n3/mode/2up.

11 Richard W. Harrison, Architect of Soviet Victory in World War II: The Life and Theories of G.S. Isserson (Jefferson, N.C: McFarland & Co, 2010), p.107.

12 Albert Palazzo, ‘Plan1919—The Other One’, Journal of the Society for Army Historical Research 77, no. 309 (1999): p.41.

13 Charles J. Dick, From Victory to Stalemate: The Western Front, Summer 1944 Decisive and Indecisive Military Operations, Volume 1 (Lawrence, KS: University Press of Kansas, 2016), p.306; Adams, The Battle for Western Europe, Fall 1944, p.287 for General Denvers role.

14 Weigley, Eisenhower’s Lieutenants, p.244-5.

15 James J Schneider, The Structure of Strategic Revolution.: Total War and the Roots of the Soviet Warfare State. (Novato, CA: Presidio Press, 1994), pp.163.

16 ‘Provisional Field Regulations for the Red Army - VPU 1936’ (Defense Technical Information Center, 12 June 1986), JPRS, https://apps.dtic.mil/dtic/tr/fulltext/u2/a361873.pdf.

17 David R Stone, ‘Misreading Svechin: Attrition, Annihilation, and Historicism’, The Journal of Military History 76 (July 2012): p.676.

18 Harrison, Architect of Soviet Victory in World War II, p.91 & 96.

19 Harrison, pp.300.

20 Edward N. Luttwak, ‘The Operational Level of War’, International Security 5, no. 3 (1980): p.62, https://doi.org/10.2307/2538420; Shimon Naveh, In Pursuit of Military Excellence: The Evolution of Operational Theory (London,: Frank Cass Publishers, 1997), p.179.

21 David Rigby, Allied Master Strategists: The Combined Chiefs of Staff in World War II (Annapolis, MD: Naval Institute Press, 2012), p.159.

22 Rigby, p.47.

23 Phillips Payson O’Brien, The Second Most Powerful Man in the World: The Life of Admiral William D. Leahy, Roosevelt’s Chief of Staff. (New York, N.Y.: Dutton, 2020), p.203.

24 Rigby, Allied Master Strategists, p.122.

25 Forrest C. Pogue, The Supreme Command, United States Army in World War II European Theater of Operations, CMH Publication 7-1 (Washington DC: Office of the Chief of Military History Department of the Army, 1957), p.36, http://www.ibiblio.org/hyperwar/USA/USA-E-Supreme/.

26 Rigby, Allied Master Strategists, p.145.

27 Rigby, p.64.

28 O’Brien, Second Most Powerful Man, p.217; Rigby, Allied Master Strategists, p.123.

29 O’Brien, Second Most Powerful Man, p.263.

30 D. K. R. Crosswell, Beetle: The Life of General Walter Bedell Smith, Illustrated edition (Lexington, KY: University Press of Kentucky, 2010), pp.583.

31 Rigby, Allied Master Strategists, p.139.

32 Crosswell, Beetle, p.553 for the example of the British General Morgan ‘(Morgan)has hurt himself with Brooke by his square dealing with our people’.

33 Pogue, The Supreme Command, pp.533 Table 4 & 5; Crosswell, Beetle, p.568 For differences between Morgan’s and Bedell-Smith’s concepts.

34 Great Britain, War Office, and D. W Boileau, Supplies and Transport, vol. II, Red Books Official Histories (Great Britain: War Office, 1954), p.420; Roland G Ruppenthal, Logistical Support of the Armies Volume I: May 1941--September 1944, United States Army in World War II (Washington DC: Office of the Chief of Military History Department of the Army, 1953), p.201.

35 Crosswell, Beetle, pp.429.

36 Vincent Orange, Tedder: Quietly in Command (London: Routledge, 2004), p.271, Google-Books-ID: gWXPH8oy050C.

37 Ludewig and Zabecki, Ruckzüg, p.98.

38 Ludewig and Zabecki, p.352 n.30.

39 Weigley, Eisenhower’s Lieutenants, p.216.

40 Adams, The Battle for Western Europe, Fall 1944, p.7; John Buckley, The Normandy Campaign 1944 Sixty Years On, Military History and Policy Series 24 (London: Routledge, 2006), p.110.

41 Buckley, The Normandy Campaign 1944 Sixty Years On, p.30.

42 Dick, From Victory to Stalemate, p.165.

43 Adams, The Battle for Western Europe, Fall 1944, p.87.

44 Rigby, Allied Master Strategists, p.50; Crosswell, Beetle, p.568.

45 Dick, From Victory to Stalemate, p.223.

46 Dick, pp.201.





 





domingo, 30 de julio de 2023

Argentina gaucha: Baile y picnic en Santa Fé, 1910

 

Baile y pícnic en el monte de Zabala, entre Maciel y Gaboto, departamento de San Jerónimo, provincia de Santa Fe. Ca. 1910. Las foto pertenecía a Laurindo Caballero y Dolores Giménez. Autor sin identificar. Colección Thiago Haas.
Oscar Laurindo Caballero nació el 18 de junio de 1882, en el departamento de San Lorenzo, provincia de Santa Fe, y fue bautizado en el año 1884, en Colonia Jesús María, hoy localidad de Timbúes. Sus padres fueron, el santafesino José Gregorio Caballeros, y la nicoleña María Dorotea Armoa.
El 7 de noviembre de 1908, contrajo matrimonio en Coronda, departamento de San Jerónimo, con Dolores Giménez, nacida en dicha localidad, el 2 de enero de 1891, hija de los santafesinos, Saturnino Giménez y Dolores Arias. Fueron padres de tres hijos: Lola, Gloria y Aurelio.
Dolores Giménez, su hermana Leontina y su cuñada Victoria Caballero fueron las primeras maestras de Maciel.