27 de abril del 711: comienza la conquista musulmana de la península ibérica
Grabado de la batalla de Guadalete en el libro 'Las glorias nacionales'. Fuente: Fondo Antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla (Flickr)
La península ibérica fue territorio romano, visigodo y musulmán en poco más de tres siglos. Los visigodos, descendientes de pueblos germánicos que habían acabado con el Imperio, adoptaron la fe cristiana e instauraron en el siglo V una monarquía feudal con elementos propios y de la administración romana, que tendría su capital en Toledo. En paralelo, desde el siglo VII, el califato de Damasco dirigido por la dinastía árabe Omeya se expandía por Oriente Próximo y el norte de África. Allí extendió el islam e incorporó pueblos como los bereberes o amaziges, hasta conformar otro de los imperios más grandes de la historia.
Como parte de esa expansión, la llegada musulmana a las costas de Tarifa en el 711 no suscitó muchas sospechas, pues ya habían intentado incursiones militares en la península desde hacía décadas. Aún se debate si esa invasión inicial fue orden del gobernador de Ifriqiya, actual Túnez, Musa ibn Nusair, o si fue una iniciativa de bereberes y cristianos del norte de África que los Omeyas aprovecharon. Con todo, la inestabilidad del Reino visigodo por las disputas en la sucesión al trono facilitó la conquista musulmana.
La conquista musulmana, de Gibraltar a Covadonga
A finales de abril del 711, una expedición de entre 7.000 y 12.000 hombres liderados por el general bereber Táriq ibn Ziyad se asentó en el peñón de Gibraltar. El gobernador cristiano de Ceuta, conocido como Julián, había decidido colaborarles y les proporcionó los barcos para cruzar el estrecho. Táriq aprovechó la ausencia del conde de la Bética, que estaba en una campaña en el norte con el rey visigodo, Rodrigo, para hacerse con la costa sur de la península. Según los cronistas árabes, fue entonces cuando Musa envió otros 5.000 hombres para avanzar en la conquista.
La batalla de Guadalete entre los ejércitos de Táriq y Rodrigo en julio fue determinante. Los musulmanes vencieron y el rey visigodo murió, lo que les permitió conquistar Toledo poco después. A partir de allí y durante los quince años siguientes, los musulmanes aprovecharon la división cristiana y avanzaron hacia el norte en distintas campañas, muchas veces sin resistencia. Llegaron a controlar el sur de la actual Francia, hasta que los cristianos les frenaron en la batalla de Poitiers en el 732. Sin embargo, no consiguieron dominar el norte peninsular, ya que rebeliones astures como la batalla de Covadonga, después mitificada, les expulsaron del territorio. El enclave cristiano dio lugar a futuros reinos que iniciarían la Reconquista.
Al Ándalus: ocho siglos de predominio musulmán en la península
Aun así, la conquista musulmana de la península ibérica duraría ocho siglos. Al Ándalus, como llamaban a todo el territorio, pasó por distintas etapas. Primero fue territorio omeya hasta que la dinastía Abasí tomó el control en el 756. Los dirigentes del régimen anterior se refugiaron en Al Ándalus, donde instauraron el Emirato de Córdoba, un reino independiente en lo político, pero no en lo religioso. En el 929, el emir Abderramán III dejó de reconocer la autoridad religiosa abasí y convirtió al Emirato en el Califato de Córdoba, que desarrollaría el mayor esplendor de Al Ándalus.
Sin embargo, las disputas políticas y guerras internas dividieron al Califato hasta derivar en el 1031 en los reinos de taifas, débiles y enfrentados entre sí. En esta etapa sufrieron la invasión de tribus guerreras del norte de África, los almorávides en el siglo XI y los almohades en el XIII, que reunificaron Al Ándalus. No obstante, no consiguieron frenar el avance de los cristianos, que acabaron con la unidad almohade en la batalla de las Navas de Tolosa del 1212. El último reino taifa que sobrevivió gracias al pago de tributos fue el Reino Nazarí de Granada, que los Reyes Católicos conquistaron en 1492.
Los siglos de predominio musulmán dejaron una profunda huella cultural en la península. Nuevos cultivos y métodos agrícolas, innovaciones
científicas y conocimientos en medicina y matemáticas hicieron de Al
Ándalus en un centro del saber. Además, la mezcla cultural propició expresiones artísticas y arquitectónicas como el arte mozárabe o el mudéjar, y daría forma al lenguaje, con muchas palabras del español enraizadas en el árabe.
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