martes, 30 de octubre de 2018

Guerra antisubversiva: La noche de los jóvenes terroristas sin lápices


La mentira de “la noche de los lápices”
Publicado por Nicolás Márquez
Prensa Republicana





Una deliberada mentira disparada en los años 80´ y luego potenciada por la propaganda obrante durante el prolongado latrocinio kirchnerista, consistió en tomar como referencia el ficcionario filme popularmente conocido como “La Noche de los Lápices”, aquel bodrio maniqueo y falaz obligatoriamente impuesto en la enseñanza escolar oficial, como si dicha película encarnase una verdad revelada en vez ser lo que verdaderamente es: una historieta audiovisual plagada de caricaturizaciones ideológicas y manifiestas patrañas historiográficas.

Resulta que el promocionado filme nos cuenta una historia (que los farsantes que la apañan pretenden hacer pasar por verídica) en la cual un simpático grupete de amigotes bregaban por una enternecedora rebaja en el boleto estudiantil, y las máximas picardías de estos inquietos jovenzuelos no eran otras que tararear las melodías del dúo hippie “Sui Géneris”, jugar de vez en cuando al “ring-raje” y soñar con un “mundo más igualitario para todos y todas”.

Acto seguido, aparecen en escena unos militares malos que se enojaron porque sí, “secuestraron” a los inquietos estudiantes por el simple hecho de “pensar distinto” y los mataron por mero morbo y placer. Punto final del largometraje.


Graffiti arquetípico para consumo masivo de incautos e idiotas útiles.

La película tiene como basamento el libro “La Noche de los Lápices” escrito por la inefable María Seoane (ex integrante de la organización homicida ERP) y Héctor Nuñez

, quienes a su vez se basan en el relato de Pablo Díaz, quien presumía ser el único sobreviviente del grupo de seis estudiantes involucrados.

El libro citado fue terminado el 7 de junio de 1986, es decir 9 años y 10 meses después de los presuntos hechos. Lo allí narrado fue la base que se tomó para producir la difundidísima película homónima.

No nos detendremos aquí a analizar la mala calidad del rodaje puesto que no es el propósito de esta notícula, sino que una vez más, cometeremos el sacrilegio de cuestionar la veracidad de la versión dada en la película, atendiendo, entre otras cosas, al lastimoso perfil del personaje central del filme en la vida real, el mencionado Pablo Díaz.

En efecto, ni el filantrópico Pablo Díaz era un ingenuo muchacho de barrio, ni fue el único sobreviviente, ni tampoco luchaban por el boleto estudiantil (esto fue tan sólo la excusa oficial), sino que el accionar de Díaz y sus secuaces desde siempre estuvo dirigido a promover no la militancia boletera sino la criminalidad terrorista de la que fueron parte.

Efectivamente, el propio Díaz en sus años mozos (cuando protagonizó los hechos que le dieron cárcel primero y celebridad después), él ya integraba con destaque la tristemente célebre JG (Juventud Guevarista), brazo estudiantil de la organización infanticida ERP, la cual se encargaba de promover su actividad criminal en los institutos educativos de los cuales se extrajeron renovadas camadas terroristas. Y fue en esa militancia castro-guevarista confesada por el propio interesado y documentada en el mismísimo libro “Los Últimos Guevaristas”[1] (escrito por el delincuente Julio Santucho, hermano de Mario Santucho, ex Comandante en Jefe del ERP), que el casi veinteañero Díaz (un poco grande para estudiante secundario) resultó detenido entre 1976 y 1980.

Pero Díaz no se quedó solamente en los años 70´ en su malsana pretensión subversiva: ya en 1989, siendo ya no tan joven e irreflexivo, Pablo Alejandro Díaz hizo conocer su filiación al grupo terrorista MTP (Movimiento Todos por la Patria), prolongación del ERP comandada por el homicida confeso Enrique Gorriarán Merlo, el cual en enero de ese año asesinara a diez soldados y mutilara a otros sesenta durante el histórico y aberrante ataque terrorista al Regimiento de La Tablada durante el gobierno de Raúl Alfonsín.


Pablo Díaz: de boletero a terrorista.

Pero obviamente Díaz no fue el único bonachón que participó de los sucesos “inofensivamente” retratados en la película. El 15 de septiembre de 1998, en el órgano de prensa de la guerrilla derrotada, es decir en el pasquín Página 12 (diario fundado con dinero ilegal proveído por el propio Gorriarán Merlo según confesión de su propio fundador, es decir de Jorge Lanata), se efectuó una nota reporteando a la dama Emilce Moler, otra de las protagonistas y que fuera detenida en La Plata el 17 de septiembre no por clamar por el cacareado boleto estudiantil sino por militar en la organización terrorista Montoneros. Allí se informa que ella y Gustavo Calloti (otro elemento subversivo que también vive y que está radicado en Francia), conjuntamente con otra joven radicada en La Plata (y van cuatro los aparecidos) conformaban una célula con los siguientes objetivos:

EM: “Teníamos un proyecto político, en relación con los desaparecidos de los secundarios de La Plata. No fue exclusivamente la lucha por el boleto, eso era un objetivo superfluo que fue utilizado buscando reivindicar la militancia (…) No creo que a mí me detuvieran por el boleto. La lucha fue en el año 75, además no secuestraron a miles de estudiantes que participaban en ella. Detuvieron a un grupo que participaba en una agrupación política. Todos los chicos que están desaparecidos pertenecían a la UES (brazo estudiantil de Montoneros), es decir que había a un proyecto político al fin”.

Pero la confesión más despampanante de todas, probablemente la haya dado Jorge Falcone (oficial Montonero y hombre de confianza del asesino Mario Firmenich), es decir el hermano de María Claudia Falcone (la otra protagonista de la película en donde la susodicha es mostrada como mártir), ya que en nota concedida y transcripta para el libro “Montoneros, Soldados de Menem?, Soldados de Duhalde?” de Viviana Gorbatto, éste expresa:

“–Mi hermana no era una chica ingenua que peleaba por el boleto estudiantil. Ella era toda una militante convencida. Ni mi hermana ni yo militábamos por moda. Nuestra casa fue una escuela de lucha”.

–¿Tu hermana y vos eran montoneros convencidos?

–(Falcone) Sí. Nadie nos usó ni nadie nos pagó. No fuimos perejiles como dice la película de Héctor Olivera (…) fuimos a la conquista de la vida o la muerte (…). En el departamento donde cayó mi hermana se guardaba el arsenal de la UES de La Plata. Mi hermana no cayó por el boleto secundario, sino por una patria justa, libre y soberana. La gente que tenía la conducción de un colegio secundario no se chupaba el dedo. Tenía práctica política y militar”




Jorge Falcone, el ex Montonero que obró de sepulturero de la bochornosa estafa fílmica “la noche de los lápices”

Y como si tamaña confesión fuese insuficiente, el ex oficial Montonero Falcone añade: “Cuando se dio la película, yo fui llevado en andas con Pablo Díaz, el sobreviviente, del cine al obelisco. Allí dije que mi hermana estaba en la clandestinidad con documento trucho, que respondía a una orgánica revolucionaria. Eso puso a todos nerviosos. No querían escuchar esas cosas. Mi hermana no era una Caperucita Roja a la que se tragó el lobo (…) era una militante revolucionaria”

-¿Qué cargo tenía tu hermana dentro de la organización?

-Era miliciana (…) La gente que tenía conducción en un colegio secundario no se chupaba el dedo. Tenía práctica política y militar (…) participamos en una serie de actos relámpagos que sirvieron de cerco en agosto del 75´ para el hundimiento de la Fragata Misiliística Santísima Trinidad”[2] remata Jorge Falcone, quien además por entonces era esposo de Susana Estela Carlotto, es decir de la ex guerrillera e hija de la mentirosa compulsiva Estela Carlotto, actual CEO de la firma empresarial Abuelas de Plaza de Mayo.



Estela Carlotto: como nonna fue una excelente empresaria y como madre fue un fracaso: sus hijos salieron o delincuentes montoneros o ñoquis estatalizados.

Visto y considerando que la mentira de la “Noche de los lápices” es refutada por los propios protagonistas

, vale complementar lo expuestos con las posteriores declaraciones del ex Montonero Martín Caparrós, quien sobre el particular sostuvo: “Creo que hubo una construcción inicial que fue esta idea de las víctimas impolutas. El desaparecido como víctima angelical que es la idea que sintetiza La noche de los lápices. La noche de los lápices es la mayor falacia que se ha producido en la historia argentina contemporánea. Falacia que se va a reproducir cuándo, ¿mañana, pasado?, ¿cuándo es el día de la noche de los lápices?…Pero La noche de los lápices es un mamarracho, quiero decir es como la quintaesencia de esta idea de ¡ay!, esos pobres chicos estudiantes secundarios que querían el boleto estudiantil, los agarraron los militares que eran tan malos y los mataron a todos. Esos chicos que querían el boleto estudiantil, además de querer el boleto estudiantil, eran militantes de unas organizaciones, unas agrupaciones que apoyaban a unas organizaciones que estaban a favor de la lucha armada y de todo eso” y haciendo un análisis global de la guerra revolucionaria en la que él participó en calidad de protagonista Montonero se pregunta: “¿Si ganábamos nosotros, las cosas hubieran sido mejores?” “¿nos hubiera gustado vivir en un país donde hubiéramos ganado” y concluye “Yo dudo de que hubiese durado mucho tiempo en un país gobernador por Montoneros”[3].


El ex montonero Martín Caparrós: de vez en cuando incurre en la buena costumbre de contar la verdad.

¿Hace falta agregar más datos y testimonios para proseguir demostrando y confirmando tanto en este como en otros episodios de la historia reciente cómo la mentira oficial se ha impuesto por la fuerza de la repetición propagandística y no como consecuencia de los hechos historiográficos objetivamente comprobados?.

Desde hace años que el que suscribe ha tomado un intransigente compromiso con la verdad, pero no porque nos consideremos los dueños de la verdad sino porque somos esclavos de la verdad. Y a ella nos remitimos y es a ella a quien nos subordinamos, le guste o no al endemoniado catecismo oficial, que esperamos comience a revertirse en estos nuevos tiempos que soplan en la República Argentina.

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Citas referenciadas:


[1] LOS ULTIMOS GUEVARISTASLA GUERRILLA MARXISTA EN LAARGENTINA. Autor: Santucho Julio. Editorial: JAVIER VERGARA

[2] Montoneros. Soldados de Menem. ¿Soldados de Duhalde?. Por Viviana Gorbatto. Ed. Sudamericana. 1999. Pág. 96, 97, 98.

[3] Montoneros. Soldados de Menem. ¿Soldados de Duhalde?. Por Viviana Gorbatto. Ed. Sudamericana. 1999. Pág. 327.

lunes, 29 de octubre de 2018

Fuerzas Especiales: Comandos napoleónicos

La prueba de una "operación comando" en tiempos de Napoleón, el general Barón de Marbot 

La bonita ciudad de Molk, que se encuentra a orillas del Danubio, está dominada por una roca enorme en forma de promontorio, en la parte superior de las cuales se encuentra un monasterio benedictino, que se considera el más hermoso y más rico de la Cristiandad. Los apartamentos del monasterio, el ojo descubre en gran medida de la corriente y las dos orillas del Danubio. El emperador y varios comisarios, entre los cuales estaba el mariscal Lannes, se estableció en el monasterio, y nuestro estado mayor se quedó con el sacerdote de la ciudad. 


Cayó mucha agua durante la semana, y la lluvia, que no había cesado durante veinticuatro horas, continuó siendo, como el Danubio y sus afluentes estaban abrumados. Por la noche, mis amigos y yo, encantada de ser inmune a este mal momento, cenado alegremente con el sacerdote, jovial, que hizo los honores de una gran comida, cuando el ADC servicio con el mariscal Lannes me ha advertido de que esta maravilla, y que tengo que ir inmediatamente al convento. Yo estaba tan donde yo estaba, yo estaba muy molesto por tener que dejar una buena cena y un buen hogar para ir mojarse de nuevo, pero tenía que obedecer! ... 

Todos los pasillos y todas las habitaciones inferiores del monasterio estaban llenos de granaderos y cazadores de la guardia, que los monjes hacían vino olvidar las fatigas de los días anteriores. A su llegada a los salones, me di cuenta que fue llamado por algún motivo grave, por lo general, los eunucos, los ayudantes, todos me decían: "El emperador ha enviado para ti!" Algunos agregó: "Es probable que para usted con su jefe de escuadrón de la patente." Pero yo no creía en nada, porque no tenía importancia, no basta con la regla hasta que me mandó llamar a esta hora de superar negado a sí mismo cita! Que se introdujo en una galería enorme y magnífica, cuyo balcón tiene vista al Danubio. Me pareció que el emperador en la cena con varios mariscales y el abad del monasterio, que tiene el título de obispo. Al verme, el Emperador sale de la mesa y cerca del balcón, seguido por Lannes, que le he oído decir en voz baja: "La ejecución de este proyecto es casi imposible, innecesariamente enviar los valientes oficial a una muerte casi segura - Será, Señor, estoy seguro, cumplir con el mariscal, él se irá, además, siempre podemos hacer que la propuesta ". 

Entonces me llevas de la mano, Marshall se abre la ventana del balcón con vistas al Danubio, en la distancia, la anchura inmensa, se triplicó en ese momento por una inundación muy alto, era casi un kilómetro y medio! ... Uno de los de viento más impetuoso sacudió el río, escuchamos el rugido olas. Fue una lluvia torrencial, y la noche era muy oscura, podía ver el otro lado sigue siendo una enorme línea de fogatas. Napoleón, el mariscal Lannes y yo estábamos solos en el balcón, el mariscal dijo: "Ese es el otro lado del río, un campamento de Austria, pero el emperador desea con mucha fuerza si el cuerpo del general Hiller, en parte, o si todavía está de este lado. tendría que estar seguro, un hombre de corazón que tienen el coraje de cruzar el Danubio, que se vaya a cualquier soldado enemigo, y yo le dije al Emperador ¿Iría usted! " Napoleón dijo: "Tenga en cuenta que esto no es una orden que te doy, es un deseo que expresó, reconozco que la empresa no podría ser más peligroso, pero puede negarse, sin temor de desagradar a mí. Ir y reflexionar un momento en la habitación de al lado, y volver a decirnos abiertamente su decisión. " 

Confieso que al escuchar la propuesta del mariscal Lannes, un sudor frío inundó todo mi cuerpo! Pero en el mismo momento, un sentimiento que no puedo definir, y en la que el amor a la gloria y mi país se mezclaban tal vez con noble orgullo, que exalta el último grado de mi ardor, pienso: ¿Cómo ! el emperador por un ejército de 150.000 guerreros dedicados, y 25.000 hombres de su guardia, todos elegidos de entre los más valientes y está rodeado de ayudantes, celadores de, y, sin embargo, cuando s "Es un traslado que se requiere inteligencia e intrepidez tanto, ese soy yo, yo! que el emperador y los valientes Lannes elegir! "Yo, señor!-Exclamé sin dudarlo. Voy a ir! ... Y si perezco, que a mi madre a su Majestad!" El emperador tomó mi oído como una señal de satisfacción, y el mariscal me dio la mano, exclamando: "¡Yo tenía razón al decirle a su Majestad que iba a ir ... Eso sí que es * un soldado valiente! ... " 

Mi expedición se decidió, por consiguiente, se hizo necesario pensar juntos la manera de ejecutarlo. El emperador envió al general Bertrand, su ayudante, Dorsenne General, la Guardia de Granaderos y el Comandante de los barrios imperiales grandes, y les ordenó que se puso a mi disposición todo lo que creo que necesita. A petición mía, un piquete de infantería fue para el alcalde de la ciudad, el síndico de los barqueros y cinco de sus mejores regatistas. Un cabo y cinco granaderos a pie de la vieja guardia, todos hablando alemán, y de entre los más valientes, aunque todavía no decorada, fueron convocados también, y voluntariamente su consentimiento para que me acompañara. El primer emperador presentar a los seis soldados, y que les prometió que a su regreso que iban a recibir de inmediato la cruz, estos valientes hombres respondieron con un "¡Viva el Emperador!" y se fue a preparar. Los barqueros de cinco años, cuando el intérprete les explicó que era para conducir un barco sobre el Danubio, se postraron sobre sus rodillas y lloró. El administrador dijo que sería disparar a todos a la vez de enviarlos a una muerte segura, la expedición era absolutamente imposible, no sólo por la fuerza del agua que se devuelva la nave, sino también por los afluentes Danubio que condujo a esta cantidad una gran cantidad de árboles recién talados en las montañas cercanas, los árboles que no pudo evitar en la oscuridad sería gran éxito y el barco. Por otra parte, cómo acercarse a la orilla opuesta, en medio de los sauces se moriría de la embarcación, y una inundación que no sabemos la medida? ... El administrador llegó a la conclusión de que la operación era físicamente imposible. 

En vano el emperador, para seducir, dijo que se extendía ante cada 6.000 francos de oro, esta oferta no podía persuadir, y, sin embargo, dijeron, nosotros somos pobres marineros, todos los padres, lo que garantizar nuestra fortuna de oro y el de nuestros hijos, nuestra negativa se debe demostrar la imposibilidad de cruzar el río ahora mismo! ... Ya he dicho, la guerra, la necesidad de salvar las vidas de muchos hombres, sacrificando uno de los pocos, hace, en ciertas circunstancias, los líderes del ejército despiadado. El emperador era tan inflexible. Los granaderos recibieron la orden de tomar esta pobre gente en contra de su voluntad, y bajamos a la ciudad. 

El cabo que me dieron era un hombre muy inteligente y lo llevé a mi intérprete y lo cargó en el camino, para decirle al administrador de los marineros que desde que se vio obligado a venir con nosotros, él estaba en su propio interés, que designará el mejor barco y la lista de todos los objetos que se necesitan llenar. Obedece a la lamentable, en el ejercicio de la desesperación más terrible. Así que tuvimos un excelente barco y tomó otras cosas que le dio a nuestra conveniencia. Teníamos dos anclas, pero ya que parecía casi imposible para nosotros para usarlo, me hizo tomar los cables y puntadas al final de cada uno de ellos un pedazo de lona, ​​que estaba envuelto en una gran piedra. Que había visto en el sur de Francia para detener el lanzamiento de los pescadores sus barcos en los sauces en tierra preparada de esta manera las cadenas, que, girando en torno a estos árboles, sirvió como ancla y detuvo el coche. Me cubrí la cabeza con una gorra, los granaderos tomaron sus gorras de policía, como cualquier otro pelo hubiera sido muy embarazoso. Nos dieron la comida, cuerdas, hachas, sierras, escaleras, todo lo que había sugerido la previsión de tomar. 

Nuestros preparativos están completos, yo le daría la señal de partida, cuando los barqueros cinco me rogó llorando para ser utilizado en casa de mis soldados y les conceda la gracia de ir, por última vez tal vez, aceptar su mujeres y sus hijos! ... ¿Qué le produce dolor, pero esta escena no podría debilitar, el valor de los ya tan débil infeliz, me negué. "Bueno, dijo el administrador, ya que sólo tienen unos pocos momentos de vida, nos dan cinco minutos para recomendar a nuestras almas a Dios, y nosotros hacemos lo mismo, ya que también se pierda! ..." Ellos se postraron, todos los granaderos y les imitaron, que parecía deleitarse con esta buena gente. La oración terminó, me hizo distribuir a cada uno de ellos un vaso de excelente vino de los monjes, y el barco fue empujado fuera! ... 

Le recomendé a los granaderos se ejecutan en silencio todos los requisitos del fiduciario en el timón. La corriente era demasiado rápido para que pudiera directamente al otro lado de la orilla opuesta Molk, así que volvimos a la navegación a lo largo de la orilla del río por más de una legua, y aunque el viento y las olas barco fissent salto Este viaje fue sin incidentes. Pero cuando se trataba de conseguir finalmente lejos de la tierra, para comenzar la travesía de los remos, el mástil de ser derribado, en vez de venir a mentir en la longitud de la embarcación, cayó a un lado, y la vela, inmersión en agua, siempre una resistencia al flujo grande, que nos hizo ver lo mucho que nos estaban a punto de ser abrumado! ... El jefe de la orden de cortar los cables y colocar el mástil en el río, pero los marineros, perdió la cabeza y empezó a orar sin movimiento! ... Entonces el cabo, sacando su espada, dijo: "Uno puede rezar mientras se trabaja! Si no obedecen en el acto, te mato! ..." 

Estos pobres diablos tienen que elegir entre una muerte y una muerte positivo incierta, tomó ejes, ayudó a los granaderos, el polo fue cortado y rápidamente puso en marcha más tarde ... Ya era hora, pues apenas nos habíamos librado de esta carga peligrosa, hemos experimentado una conmoción terrible: uno de los muchos árboles que conlleva el Danubio había golpeado el barco ... frémîmes todos nosotros! ... Afortunadamente, la chapa no estaba roto aún, pero el barco que resisten el impacto que podría recibir otros árboles que no nos perciben y cuyo vecindario fue reportado por algunas olas rompiendo mayores? Varios nos tocó, sin lugar a accidentes graves, pero la corriente nos empuja con fuerza, y los remos ganar poco en él, para que podamos tener los medios necesarios para cruzar el río, un momento temí que sí entraînât allá del campo enemigo, que se habría perdido mi expedición. Finalmente, a fuerza de remo, llegamos a las tres cuartas partes del camino, cuando, a pesar de la oscuridad, vi una masa enorme y negro en el agua, y de repente un ruido fuerte se escucha, se llega a las ramas cara, y el barco se detiene! ... El jefe le preguntó, respondió que estamos en una isla cubierta de sauces y álamos, cuyas inundaciones casi ha alcanzado la parte superior ... Tuvo que recurrir a los ejes a tientas para abrir un pasaje a través de estas ramas se sucedieron, y tan pronto como cruzamos ese obstáculo, nos encontramos con una corriente mucho menos enojados que en el medio del río y finalmente llegó a la orilla izquierda , a través del campo austriaco. La orilla estaba llena de árboles muy frondosos que el agua, avanzando por encima de la cúpula de la costa, probablemente realizadas en el enfoque de muy difícil, pero al mismo tiempo, se opuso a lo que se podía ver el campamento nuestro barco. Las hogueras iluminaron la costa, mientras que nos deja en la oscuridad como ramas de sauce estaban planeando sobre nosotros. Dejé el barco a lo largo del borde, mirando a los ojos de un buen lugar para aterrizar. De repente veo una rampa en la margen practicado por los enemigos, por lo que los hombres y los caballos podrían llegar a su campamento en el agua. El cabo primero hábil después entre los sauces una de las piedras que había preparado, la cuerda se enrolla alrededor de uno de estos árboles, y la embarcación se detiene frente a la tierra, para uno o ambos pies de la rampa. Creo que era medianoche. Los austriacos, que están separados de los franceses por la inmensidad de la crecida del Danubio, se encontraban en tan gran seguridad, con excepción del centinela, mientras dormía en el campamento. 

Se acostumbra a la guerra, independientemente de la distancia de los cañones enemigos y centinelas siempre debe mirar hacia él. Una batería colocada delante del campamento se convirtió por lo tanto, hacia el río, y los centinelas se paseaban por la orilla, donde los árboles no podían ver el borde extremo, mientras que el barco podía ver a través de las ramas de alta parte de los campamentos. 

Hasta ese momento mi misión era más feliz que yo podría haber esperado, pero que el resultado fue completo, tuvo que sacar a un preso, y esa operación, realizada a cincuenta pasos de miles de enemigos, que un solo grito se despertaba, parecía muy difícil! ... Sin embargo, era necesario actuar ... Por tanto, ordeno a los cinco marineros que se encuentran en la parte inferior de la embarcación e informó de que dos granaderos realizará el seguimiento y sin piedad matar al que se habla una palabra o voy a tratar de ponerse de pie otra granada en la punta del barco alrededor de el banco, y poner la espada en la mano, me aterrizó, seguido por los granaderos y dos corporales. Quería unos pocos metros cuando el barco tocó tierra, y por lo tanto, nos vimos obligados a caminar en el agua, pero finalmente estamos en la rampa ... Nos reunimos y me estaba preparando para correr en el centinela menos distante de nosotros, para desarmar, hacer arcadas y arrastre en el barco, cuando un ruido metálico y una pequeña voz en un susurro llegó a mis oídos ... Un hombre que llevaba una lata de lata grande de zumbido vino a sacar agua. Descendemos rápidamente hacia el río, para ocultar bajo el dosel de ramas que cubren el barco, y tan pronto como el austríaco se inclinó para llenar la cantimplora, mi cabo, y dos granaderos para apoderarse de la garganta, lo puso en la boca un pañuelo lleno de arena húmeda, y poniendo su espada al máximo su cuerpo, amenazando con matarlo si hacía cualquier resistencia o trata de llorar! ... El hombre, sorprendido, obedeció y se orienta a la embarcación, izamos en los brazos de la granada colocados en este punto, y le hizo tumbarse boca abajo junto a los marineros. A pesar de que ha eliminado este de Austria, su traje me hizo reconocer que esto no era un soldado real, pero un oficial de soldado a casa. 

Prefiero tomar un luchador, porque yo hubiera tenido la información más positiva, sin embargo, si no otra cosa, me contentaría con esta captura, cuando veo la parte superior de la rampa de dos soldados, cada uno con el fin de un palo en medio de la cual colgaba un caldero. Estos hombres son sólo unos pocos pasos, era imposible volver a embarcarse sin ser visto. Así que me hizo una seña a mis granaderos para ocultar de nuevo, y cuando estos dos austriacos se inclinó para llenar su tanque, fuertes brazos, apretándolos desde detrás de la cabeza se hundió en el agua, debido a que estos soldados con su espadas, tenía miedo de que resistiría voulussent, tenía que aturdido. Luego, cuando nos quedamos en una sola, su boca estaba cubierta por un pañuelo lleno de arena y hojas de espadas colocadas en el pecho le obligaron a seguirnos! Ellos fueron incorporados sucesivamente como había sido el siervo, y yo subimos a bordo, seguido por el cabo y dos granaderos. 

Hasta entonces, todo ha ido muy bien. Levantados los marineros se reincorporan a sus remos, y me ordenaron el cabo para separar el extremo de la cuerda que fija a la orilla, pero estaba tan mojado, y la amplia circulación de la embarcación que se mantiene, a pesar de la violencia actual, así que había apretado el nudo, se hizo imposible de deshacer. Nos vimos obligados a cortar la cuerda, que nos llevó dos o tres minutos. Sin embargo, los esfuerzos que se han impreso un gran movimiento en el extremo del cable que se enrolla alrededor de una sauce, las ramas de este árbol saludó a los que estaban alrededor. El resultado fue un toque lo suficientemente alto como para atraer la atención del centinela. Este enfoque del hombre, no ve el barco, pero al ver el bullicio y el ruido de las ramas crecen, grita: "¿Wer da" (¿Quién anda ahí?) No hay respuesta! ... Nueva sumatoria del centinela enemigo ... Todavía guardar silencio, continuar con nuestro trabajo ... Yo era un terror mortal, ya que, después de haber desafiado tantos peligros, habría sido muy cruel con un error en el puerto! ... Por último, finalmente, se corta el cordón y el barco empujado fuera! ... Pero tan pronto como se encuentra fuera de la bóveda que forman los sauces por encima de nosotros, iluminados por el resplandor de los fuegos de campamento, que es visto por el centinela de Austria a gritar '¡A las armas! y nos disparen! ... Nadie se alcanza, pero este ruido, todas las tropas de la subida del campamento precipitadamente, y los artilleros, cuyas piezas formados a orillas del Danubio se han cargado todo, me hace el honor de disparar el arma en mi barco!. .. Mi corazón salta de alegría al oír el sonido de la explosión, que iba a ser oído por el emperador y el mariscal Lannes! ... Mis ojos se volvieron hacia el convento de Molk, que, a pesar de la distancia, que había dejado de ver los muchos en cruz. Probablemente eran todas abiertas a la vez, pero la luz parecía aumentar de forma pronunciada: era uno de la enorme ventana del balcón, que, gracias a sus dimensiones, como las de un portal la iglesia, proyectada fuera de una gran luz sobre el río. Era evidente que había que abrirla al escuchar el rugido de los cañones, por lo que me digo: "El emperador y los comisarios son sin duda en aquel balcón, sé que vienen en la margen izquierda en el campo enemigo y hacer deseos para mi regreso! " Este emocionante ya la vez pensé que mi valor, me hizo ninguna atención a la pelota, de lo contrario muy poco peligroso, ya que la rápida corriente nos llevó a tal velocidad que los artilleros enemigos con precisión podría apuntar a un objeto también se movió, y él tendría que ser muy desafortunado para ellos atteignissent nuestro barco, es cierto que una sola bala podría romperse y nos sumergen en el abismo, pero todos se fueron a perderse en el Danubio. Pronto me encontré fuera del alcance de los enemigos y puede abrigar la esperanza de que mi compañía tendría un final feliz. Sin embargo, todos los peligros que no fueron superados, sin embargo, porque tuvimos que cruzar el río, viajando siempre los registros de abeto, y se lanzaron varias veces sumergidas las islas, donde las ramas de los álamos nos detuvimos mucho tiempo. Nos las arreglamos para conseguir finalmente más cerca de la orilla derecha, más de dos leguas más abajo de Molk. Aquí un nuevo temor se apoderó de mí. Vi los fuegos de campamento, y nada me dio la certeza de que pertenecía a un regimiento francés, porque el enemigo eran las tropas de ambos lados, y yo sabía que, a la derecha, la parte delantera- protección del mariscal Lannes fue una corta distancia de Molk, en frente de un cuerpo de Austria situado en St. Pölten. 

Nuestro ejército, probablemente debería avanzar en la madrugada, pero ella ya ocupaba este lugar, y las luces vi que estaban rodeados por amigos o enemigos? Yo estaba preocupado de que el actual no han conducido yo también baja, pero me sacó de mi perplejidad por el sonido de las trompetas de muchos, que hizo sonar la alarma de la caballería francesa. Así que cualquier incertidumbre cesar, hicimos remaron hacia la playa, donde la aurora nos ha hecho ver a un pueblo. No estábamos muy lejos, cuando un disparo de mosquete se escuchó, y una bala pasó silbando junto a nuestros oídos! ... Era evidente que el correo francés que tomó un barco al enemigo. No me esperaba este caso, y no sabía cómo se las arreglan para hacernos reconocer cuando tuve la feliz idea de crecer a mis seis granaderos con frecuencia por el grito de "¡Viva el emperador Napoleón! 

Esto no significa sin duda suficiente para demostrar que eran franceses, pero, sin embargo, llama la atención de los funcionarios, que, rodeado de muchos soldados, no podía temer a nuestro pocos y que probablemente impediría que dispararon contra nosotros, antes de si estábamos en francés o austriaco. De hecho, unos minutos más tarde, fui recibido en tierra por el coronel Gautrin y los Húsares del 9 º pertenecientes al cuerpo de Lannes Mariscal. Si hubiéramos conseguido un kilómetro más abajo, se cae en las posiciones del enemigo! ... El coronel de húsares me prestó un caballo y me dan más carros, en el que puse los granaderos, los marineros y de los prisioneros, a continuación, la pequeña caravana siguió Molk. Durante este viaje, el cabo con el, por mi orden, pidió a los tres austríacos, con mucho gusto se enteró de que el campamento donde llegué a eliminarlos pertenecía al cuerpo del general Hiller, una de las cuales el emperador estaba tan ansioso por conocer la posición. 

Por lo tanto, cualquier duda, el general Hiller había unido el Príncipe Carlos en el otro lado del Danubio, que ya no podía haber ninguna duda de la batalla en el camino que nos ocupa, y Napoleón hizo antes de que la caballería , situado en frente de St. Pölten, con seguridad podría llevar a sus tropas en Viena, que sólo había tres pequeños pasos. La información obtenida, lancé mi caballo al galope, para llevarlos tan pronto como sea posible para el emperador. 

Ya era pleno día cuando llegué a la puerta del monasterio. He encontrado los alrededores obstruidos por todo el mundo en el pequeño pueblo de Molk, entre los que se podía oír los gritos de mujeres, niños, padres y amigos de los marineros secuestrados el día anterior. Estaba rodeado de inmediato por esta buena gente, me tranquilicé las graves preocupaciones al decirles en alemán muy malo ", su familia y sus amigos viven, y verás en un minuto! "Un gran grito de alegría a continuación, una vez resucitado de entre la multitud, el oficial francés encargado de mantener las puertas apareció, y cuando me vio corrió, ya que había recibido la el orden, evitar que los ayudantes de servicio para informar al Emperador de mi llegada. En un instante, todo estaba en el palacio estaba en pie, los buenos mariscal Lannes vino a mí, me abrazó calurosamente y me llevó en el acto con el Emperador, exclamando: "¡Aquí está Señor, yo sabía que lo haría! ... trae tres prisioneros del cuerpo del general Hiller! ... " Napoleón recibió a mí, no podría ser mejor, ya pesar de que estaba mojado y embarrado por todos lados, él puso su mano sobre mi hombro, por no hablar de su más grande prueba de la satisfacción, el pellizco de la oreja. Os dejo juzgar cuánto me pidió! ... El Emperador quiso saber en detalle todo lo que había sucedido durante mi peligrosa empresa, y cuando hube terminado mi historia, Su Majestad dijo: "Estoy muy contento con usted, el líder del escuadrón Marbot ... " 

Estas palabras equivalentes a una patente, me sentí abrumada de alegría! ... Un camarero que anunció ahora que el Emperador estaba servida, tenía la intención de esperar en la galería, cuando resucitó de la mesa, cuando Napoleón, señalándome el comedor, me dijo: ". Va a almorzar conmigo" Yo era aún más halagado por este honor, que nunca se había hecho a un funcionario de mi rango. Durante el almuerzo, me enteré de que el emperador y de los alguaciles no estaban mintiendo, y el oír retumbar el cañón en la orilla opuesta, que fueron trasladados todos a la terraza! El emperador me hizo repetir lo que me sorprendió a los tres prisioneros, y se ríe un montón de miedo y el asombro que debió de sentir. 

Llegamos finalmente anunciar que los coches habían llegado, pero no podía penetrar muy fácilmente en el convento, mientras la multitud de personas Mulk se apresuró a ver a los marineros. Napoleón, la búsqueda de este celo muy natural, la orden de abrir las puertas y que todo el mundo en el patio. Poco después, los granaderos, los marineros y los prisioneros fueron llevados a la galería. El emperador, que tiene con él a su intérprete, en un primer momento se cuestionó a los tres soldados austriacos, y se enteró con satisfacción de que no sólo el cuerpo del general Hiller, pero el príncipe Carlos y su ejército estaban en la orilla izquierda, Príncipe Berthier ordenaron que les diera la orden a todas las tropas para poner en marcha sobre el terreno de los St. Poelten, donde se iba a seguir. Luego, al acercarse el cabo valiente y cinco soldados de su guardia, puso la cruz de la Legión de Honor en el pecho, fueron llamados Caballeros del Imperio, dando a cada una dotación de 1.200 francos. 

¡Todos estos viejos bigotes lloraron de alegría! Llegó el turno de los marineros, a quienes el emperador mandó a decir que los peligros que habían encontrado eran mucho más grandes de los que habían inicialmente pensado y que era justo que ello aumentara su recompensa y, en consecuencia en lugar de 6.000 francos prometieron que iban a recibir 12.000 cada uno, que se emitieron a la vez, en oro. Nada podría expresar la alegría de esta buena gente, se besaron las manos del emperador y de todos los presentes y exclamaron: "¡Somos ricos ...!" Napoleón, viendo su alegría se estaba riendo así que pregunte al administrador, a un precio, que se iniciaría un viaje similar a la noche siguiente, pero el hombre respondió que, milagrosamente escapado de la muerte había considerado la posibilidad cierta, que "no emprender esa carrera en los mismos peligros, incluso el arzobispo Abad de Molk le daría el monasterio y las grandes propiedades que dependen de ellos. Los marineros se retiraron, bendiciendo la generosidad del emperador de los franceses, y los granaderos, deseosos de mostrar sus condecoraciones a los ojos de sus compañeros, se fueron tomando sus tres prisioneros, cuando Napoleón se dio cuenta de que una doméstica austriaca estaba llorando! Le hizo tranquilizar de la suerte que le esperaba; ese pobre muchacho, dijo, entre sollozos que él sabía que los franceses trataban a sus prisioneros, así, pero, que él en un cinturón que contenía casi toda la fortuna de su capitán, tenía miedo de que este funcionario ¡lo acusara de haberle abandonado! ¡Este pensamiento se rompió el corazón! El emperador tocado por la desesperación del hombre honrado, le dijo que estaba libre, y que en dos días, tan pronto como sea posible antes de Viena, cuando pasarían a los puestos de avanzada, él podría ir con su amo. Entonces Napoleón, teniendo en un rollo de 1.000 francos, lo puso en manos de la criada, diciendo: "Debemos honrar la virtud donde quiera que se note!" Finalmente, el emperador dio un poco de oro a cada uno de los otros dos presos, y ordenó que deberían dejarlos en los puestos de avanzada de Austria, "para hacerles olvidar el terror que les había causado, y que no me digan que los soldados, incluso los enemigos, había hablado con el emperador francés sin recibir algún beneficio. " 

El general barón de Marbot 

Theatrum Belli

domingo, 28 de octubre de 2018

JDP: Los bombardeos de la Marina que no pudieron matar al tirano Perón

Los protagonistas del bombardeo del 55 cuentan por qué no pudieron matar a Perón

Ataque a Casa Rosada revela testimonios inéditos del militar que pensó el bombardeo que intentó matar al ex Presidente el 16 de junio de 1955. Cómo se planeó y por qué falló.



Ataque. Imágenes de la Casa de Gobierno tras los bombardeos del 55.


Clarin


El plan era una locura: asesinar al presidente. Matar a Juan Domingo Perón. Con una estrategia poco sutil, copiada del ataque japonés a Pearl Harbor y pensada por un ex oficial de la SS de Hitler, la idea de bombardear la casa de Gobierno rondaba por la cabeza del entonces Capitán de la Marina. Estaba todo tan bien pensado que luego de las 12:40 las agencias de noticias deberían estar informando el magnicidio. Pero algo salió mal.

Aunque suene a thriller, esto sucedió el 16 de junio de 1955, cuando una facción rebelde de las fuerzas armadas intentó asesinar a Juan Domingo Perón. Y Ataque a Casa Rosada cuenta cuál fue la trama secreta del atentado presidencial más grande que tuvo la Argentina. La investigación, escrita por el historiador , profesor y además piloto civil Horacio Rivara, recoge testimonios inéditos de los propios protagonistas que dejaron una plaza destrozada, 150 muertos y más de 700 heridos.

“Por las actas de los juicios realizados por el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas surge que gran parte de la operación fue delatada por la empleada doméstica del teniente de Navío Carlos Massera, piloto naval y conspirador -hermano de Emilio Eduardo-, quien no estaba tan convencido”, revela. Es que la empleada había sido colocada en ese puesto por el Coronel Osinde, jefe de Inteligencia de Perón, según la meticulosa investigación de Rivara.

El ataque fue copiado de Pearl Harbor y pensado por un ex oficial de la SS de Hitler

Para el autor, el bombardeo fue el huevo de la serpiente: “La proscripción, la guerrilla, la triple A y la guerra de Malvinas pueden ser rastreadas hasta su punto de origen, el 16 de junio a las 12:40 horas”, sentencia. A pocos días de cumplirse 60 años del bombardeo, Rivara repasa los hechos contados en su libro: cómo se pensó y se llevó a cabo el violento ataque que fue el preludio de la dictadura de Aramburu y Lonardi.

- ¿Cómo fue, a nivel táctico, el ataque pensado para matar a Perón con los bombardeos?

- El ataque había sido diseñado para realizarse un miércoles, durante la reunión de Gabinete de ministros. De esa manera, el gobierno quedaría acéfalo, y las Fuerzas Armadas también, ya que a la reunión concurrirían los ministros militares de Ejército, Marina y Fuerza Aérea. El plan de ataque consistía en que hacia las 8 despegarían de Punta Indio, en la desembocadura del Río de la Plata, los pequeños bombarderos en picado Texan, cargando bombas de 50 kilos y los Bimotores beechcraft Kansan, con bombas de 110 kilos. Si Perón estaba vivo, lo tomarían prisionero y esperarían que la flota de mar (que no aprobaba el ataque) y algún cuerpo del Ejército, se les uniera.

- ¿Con qué logística contaba el Capitán de la Marina Jorge Bassi, ideólogo del ataque?

- La Fuerza Aérea tenía, gracias al apoyo de Perón, los aviones más modernos del mundo y la ayuda de técnicos y pilotos alemanes traídos al país tras la derrota de Hitler. La Marina, de pésima relación con el líder, solo contaba con aviones de rezago norteamericanos de la II Guerra, diseñados para entrenamiento y exploración más que para ser de ataque. Sin embargo eran fuertes y confiables, y podían lograr su misión siempre y cuando no fueran atacados por los poderosos jets Glosters. A los marinos les habían prometido que la base de Morón, asiento de estos formidables aviones, sería rebelde. Pero parte de los pilotos de Gloster permaneció leal. Ernesto Adradas, piloto de Jet leal, derribó a un Texan Naval rebelde sobre el Río de la Plata. Los marinos no tenían forma de saber si los Gloster que se acercaban eran amigos que venían a ayudar o enemigos que venían a derribarlos. Por eso los llamaban panqueques, porque creían que se daban vuelta en el aire.




La fachada de la Casa del Pueblo, sede del Partido Socialista tras el atentado del 15 de abril. (Archivo General de la Nación)

- ¿Qué motivo llevó a este plan de matar al presidente?

- El objetivo del bombardeo estuvo a cargo de Bassi, copiando la estrategia de ataque Japonés al puerto norteamericano a Peal Harbor. Era matar a Perón y a todo su gabinete. Si bien había maneras más fáciles de cometer ese magnicidio (Perón salía todo los días exactamente a las 5.45 AM de la Residencia Presidencial manejando su propio auto Cadillac, sin blindaje, acompañado por otro auto con custodios) se buscaba hacerlo de una manera tan espectacular que quitara la voluntad de lucha a sus millones de seguidores. Al copiar Pearl Harbor, Bassi copió y repitió sus errores. Los Portaaviones Norteamericanos no estaban allí porque el secreto se había filtrado, y lo mismo pasó con Perón, y el ataque sorpresa generó incluso más voluntad de lucha.

- ¿Quién fue Otto Skorzeny, cuál fue su relación con Hitler y cómo llegó a la Argentina? ¿Por qué era “el hombre que no conocía la palabra imposible”?

- Terminada la Segunda Guerra Mundial, las potencias aliadas buscaron hacerse de Científicos Alemanes. Allen Dulles, un agente norteamericano, luego fundador de la CIA, creó con el Vaticano una vía de escape llamada Camino de las Ratas, que comenzaba en un monasterio en Austria, pasaba por Roma y terminaba en Buenos Aires. A través de este camino 6.000 científicos, pilotos y Criminales de Guerra llegaron al país. Dulles reclutó a un joven y brillante italiano, Licio Gelli, como nexo con Perón y el Vaticano. Otto Skorzeny era un oficial de la SS, de la especialidad Comando, a quien Hitler encargaba las misiones más imposibles, como el rescate de Mussolini, preso en el Monte Gran Sasso y el secuestro del hijo del presidente de Hungría. Tras la guerra, si bien fue absuelto de la acusación de crímenes de guerra, huyó a la Argentina y, junto al Piloto de Stuka Hans Rudel, se hicieron muy amigos de Perón.

- ¿Cómo fue convenciendo Jorge Bassi, líder de la operación, al resto de los pilotos de su plan?

- La tarea de ir convenciendo a pilotos de unirse al plan era para Bassi como caminar por un campo minado. Cualquier piloto podía denunciarlo ante las autoridades. Generalmente esperaba a que el designado haga un comentario contrario al Gobierno, y recién ahí se lo tanteaba con cuidado. Pero Bassi no puedo interesar a los almirantes y capitanes con mando de barcos, y muchos le dijeron que si les volvía con algo así, le pegarían un tiro. Hasta se lo planteó al General Lonardi, que se opuso por considerar el ataque una locura.

La triple A y la guerra de Malvinas pueden ser rastreadas hasta su punto de origen: el 16 de junio a las 12:40 horas, día del bombardeo


- ¿Cómo se llevó a cabo el ataque el 16 de junio de 1955 y por qué falló?

- Los aviones despegaron de Punta Indio en medio de una tormenta, con techos bajos y con problemas de comunicaciones entre ellos y la base rebelde por culpa de la niebla. Estuvieron dos horas dando vueltas sobre el río sin poder captar la orden de ataque cuando llegaron a Buenos Aires. Mientras, los pilotos de los Gloster de Morón trataban de tomar la base teniendo en contra a los jefes y a más de 1000 suboficiales, muchos de ellos armados y solo apoyados por algunos conscriptos rebeldes. Por ello los primeros cuatro aviones en despegar fueron leales y atacaron a los aviones rebeldes de la marina. Y Perón había sido avisado por cuatro vías diferentes del ataque inminente y se refugió en el Edificio Libertador, sede del ejército, a solo 150 metros de la Casa Rosada.


- ¿Y cómo fue el momento del bombardeo?- 

Los pilotos, por culpa de la nubes, atacaron a muy baja altura, lo que hizo que muchas bombas no llegaran a explotar. Arruinado el elemento sorpresa, varios cañones antiaéreos esperaban a los aviones. Los Kansas realizaron maniobras para evitar el fuego defensivo, lo que hizo que muchas bombas cayeran sobre Paseo Colón, en especial una que hizo volar por los aires un trolebús repleto de pasajeros. Aterrizados en Ezeiza, tomada por la marina, se decidió un nuevo ataque conjunto con la fuerza aérea, que ya dominaba Morón, y los aviones que venían de Bahía Blanca. Mientras tanto, la CGT había llamado a los obreros a la Plaza a defender al Gobierno,y estos, ayudados por la Alianza Libertadora Nacionalista de Guillermo Patricio Kelly se batían a duelo con los infantes de marina y los comandos civiles antiperonistas. En lo peor de la batalla se efectuó el tercer ataque aéreo: el más terrible en cuanto a número de víctimas. Al caer la noche los rebeldes perdieron el control de las bases de Ezeiza y Morón y huyeron, con sus aviones gravemente dañados, a Uruguay, donde el presidente Battle les dió asilo.

- Según tu interpretación, ¿qué lugar ocupa este ataque en la historia de la Argentina del siglo XX?

- El ataque fue la mayor tragedia argentina del siglo XX, con todas las características de una guerra civil, que se reanudó 3 meses después. Fue producto de divisiones absolutamente artificiales y fomentadas tanto desde el gobierno como desde la oposición. Ninguno de los problemas que llevaron a los enfrentamientos era irresoluble, y todos escalaron sin que nadie atinara a ponerle freno. El bombardeo, y las represalias de las horas siguientes, desde la quema de las Iglesias hasta la desaparición del Dr. Ingalinella, comunista opositor a Perón , rompió en pedazos la ya lastimada columna vertebral de la democracia. Los fusilamientos de José León Suárez, la proscripción, la guerrilla (dicho sea de paso, muchos hijos y sobrinos de los pilotos atacantes terminaron militando en Montoneros), la triple A y la guerra de Malvinas pueden ser rastreadas hasta su punto de origen, el 16 de junio a las 12:40 horas.

viernes, 26 de octubre de 2018

San Martín y sus pasatiempos

Los pasatiempos desconocidos de José de San Martín

Jorge Fernández Díaz dio inicio a Pensándolo bien leyendo un artículo de Diego Sarcona que revela diversos matices desconocidos de la personalidad de José de San Martín.

Jorge Fernández Díaz




¿Pudo un puñado de pinceles, algunas partituras y una guitarra formar parte de las pertenencias que acompañaron al general San Martín en sus campañas y luego en su retiro de la vida pública?

¿O acaso su inclinación artística, como otros aspectos de los menos explorados de su vida, se eclipsó ante la estereotipada faceta de guerrero que casi con exclusividad tienen de su figura la inmensa mayoría de los argentinos?

Un amigo me dijo una vez con exagerada ironía que lo peor que había hecho José Hernández había sido escribir el Martín Fierro porque esa magnífica obra eclipsaba el resto de su gran labor literaria y parlamentaria.

En el caso de San Martín, es incuestionable que existen sobradas razones para recordarlo como uno de los mayores estrategas de la historia militar reciente, a la altura del chino Sun Tzu o del general norteamericano Robert Lee, por sus logros y proezas militares que testimonian esta afirmación.

La distancia y el tiempo que le llevó unir Buenos Aires y el convento San Lorenzo, previo al enfrentamiento con los realistas, es considerada por historiadores especializados como la marcha forzada de caballería más rápida en la historia militar mundial; estratégicamente, este combate aplicado en Maipú, emulando el canae de Anibal Barca o el avance obliquo del tebano Epaminondas, son estudiados en academias militares como la de West Point, en los Estados Unidos, en la que además existe un gran retrato suyo en una de los salones principales, o la francesa de Saint-Cyr, sin olvidar, por supuesto, que su máxima obra táctica y estratégica, la Campaña de los Andes -que incluye el desembarco en las costas peruanas- no tiene comparación con ninguna otra en el globo, superando ampliamente a las campañas de Napoleón Bonaparte y Aníbal en los Alpes.

El reconocimiento de estas aptitudes en Europa fue tal, que los revolucionarios belgas le ofrecieron infructuosamente el mando para dirigir el movimiento que los escindió de los Países Bajos, y su opinión fue determinante en el parlamento francés y en el Foreign Office británico para ordenar detener y replegar las fuerzas invasoras de esas potencias en ocasión del bloqueo y violación de nuestra soberanía durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas.

Son éstas algunas de las razones por las cuales es considerado el militar más destacado de las revoluciones hispanoamericanas, por encima de George Washington o Simón Bolívar. En definitiva no cualquiera ha lucido su busto hasta en la oficina oval de la Casa blanca.

Pero subyaciendo al guerrero encontramos en una personalidad tan interesante como en muchos aspectos inescrutable; su inclinación hacia estas “expresiones del alma” como decía Marc Chagall, quizá hasta un vehículo para la exteriorización de las emociones de una humanidad por naturaleza reservada.

¿Cómo comenzó a construirse y materializarse este lazo que unió a nuestro Libertador con la sensibilidad que encierra la tarea artística y nos descubre esta faceta desconocida de su vida?

Sus primeras nociones en el dibujo y la pintura las adquirió seguramente en la península, en momentos de su educación temprana y es por esto que lo encontramos diseñando los escudos para la tropa en Arjonilla.

En íntima confesión a su amigo Tomás Guido, sin complejo alguno, le escribía que, si le faltara empleo en el Ejército, bien podía ganarse lando acuarelas y paisajes de abanico; y esto es por demás significativo ya que en vida pintala España de finales del siglo XVIII no eran bien vistas las artes manuales.

A su llegada a América en 1812, San Martín diseñó y bocetó personalmente el uniforme completo del recién creado Escuadrón de Granaderos a Caballo, y en la función pública, siendo gobernador de Cuyo, la bandera de los Andes. Más tarde, como Protector del Perú, la bandera y el escudo de la nueva Nación.

Pero esa inquietud artística no se limitaba a la pintura o el dibujo; sorprenderá seguramente imaginar a un joven San Martín punteando una guitarra siendo poco conocido que en el marco de su formación en la Península, y según el autor español Agustín de Herrán Matorras, tomó lecciones de guitarra del compositor Fernando Sors y otras de canto.

Este pasatiempo fue retomado en su retiro europeo. Es indudable que le gustaba la música y esto se explica no sólo por la asiduidad con que asistía a conciertos una vez instalado en Francia, después de 1830 -así lo testimonia William Miller en sus “Memorias”- sino también por el hecho de que, de entre los libros que llevó consigo por América y posteriormente donó a la Biblioteca de Lima -que lamentablemente un incendio destruyó años des, encontramos varios volúmenes de un “Diccionario de la Música”.

Como gobernador de Cuyo exigió que en escuelas y actos públicos se entonaran las estrofas del Himno Nacional Argentino y, como jefe militar, hizo lo mismo con las tropas de su mando.

Mitre, avalado en el relato por un testigo, nos cuenta que en vísperas de la batalla de Chacabuco y luego de desmontar y prepararse para descansar, encendió un cigarrillo y mandó a las charangas de los batallones que tocasen nuestra canción patria cuyos ecos habrían de resonar muy pronto en todos los ámbitos de las naciones liberadas.

También nos cuenta Vicente Pérez Rosales que en todas las tertulias sociales se cantaba el himno, pero menciona en particular la que tuvo lugar en casa de la familia Solar y Rosales, que se clausuró con esas notas pero con un intérprete de lujo.

Nos dice: “… todos se pusieron de pie. Hízose introducir en el comedor dos negros con sus trompas, y al son viril y majestuoso de estos instrumentos, hízose oír la voz de bajo, áspera, pero afinada y entera, del héroe…”.

En lo que se refiere a la función militar, San Martín puso especial atención en la formación de bandas de música en los regimientos.

En Chile, bajo su auspicio e iniciativa se fundó la Academia de Música, escuela que generaría dos bandas musicales que eran superiores a la única que tenía el ejército realista en el batallón Chiloé.

El musicólogo chileno José Zapiola considera que en Chacabuco, además del campo de batalla, el triunfo patriota se extendió en el terreno musical, ya que “si bien un combate no se gana con corcheas y semifusas, sépase lo que ellas colaboran en levantar el ánimo de los que generan la victoria”.

Su gusto por la música -y el baile- trajo otras consecuencias inimaginadas y poco valoradas ya que no solamente llevó liberación en sus campañas.

Al cruzar los Andes introdujo en Chile el “Cielito”, el “Pericón”, la “Sajuriana” y el “Cuando” (especie de minué con un “allegro” al final), de manera que además de victorias y esperanzas de libertad, nuestras tropas llevaron nuestras costumbres y cultura en su camino por la independencia. En particular el “Cielito” fue proyección musical de nuestras raíces en Chile, Perú y Bolivia donde se lo oyó y bailó, convirtiéndose en una bandera musical que animaba fogones de campaña.

También sabemos que era muy bueno en la danza de salón, donde armonizaba con elegancia su paso al ritmo de la música. Esta habilidad debió haberla adquirido en la Península ya que llegado a Buenos Aires en 1812 pronto fue motivo de comentarios en las tertulias que ofrecían las familias más importantes de la capital.

Fue en una de éstas, la de los Escalada, donde conoció a Remedios. En relación a esto nos dice en sus memorias Mary Graham, amiga del almirante Thomas Cochrane, que “en un salón de baile hay pocos que lo aventajen…”.

En el Perú y con el título de Protector, convocó a concurso a compositores de música para una marcha nacional peruana y ocupando el sitial de la presidencia dio orden a la orquesta de que iniciara la ejecución de las obras presentadas y cuando le tocó el turno a la del maestro José Bernardo Alcedo, el Libertador se incorporó y, según nos cuenta el escritor peruano Ricardo Palma, exclamó: “He aquí el Himno Nacional del Perú”, sosteniendo “que el entusiasmo patriótico se alimenta, entre otras cosas, con la adopción de una marcha nacional por el influjo que la música y la poesía ejercen sobre las almas sensibles”.

A partir de 1830, en el exilio europeo, la música y el arte estarán continuamente presentes en su vida. Ya radicado en Francia, conoció al compositor italiano Gioacchino Rossini, que era muy cercano a Alejandro Aguado, benefactor de San Martín.

Ambos fueron los primeros privilegiados en presenciar el estreno de la conocida obra “Guillermo Tell” que el músico les obsequió en agradecimiento a su amistad.

Mientras su vista se lo permitió, se dedicó profusamente al dibujo y a la producción de acuarelas, preferentemente marinas, en un taller que compartía con su amigo Aguado.

De ese inimaginado atelier, y para sorpresa de muchos, salieron dos obras que ilustran paisajes del Paraná y tienen el máximo prócer de la argentinidad como autor.

Hoy, entre obras de Leonardo, Rembrandt o Delacroix, aunque no a la vista de las más de ocho millones de personas que lo visitan anualmente, descansan en el archivo del prestigioso Museo del Louvre.

El autor es abogado e investigador histórico y publicó el artículo en Infobae.

jueves, 25 de octubre de 2018

Libro: La mujer marcada para morir

La mujer marcada

Cómo una familia indígena Osage se convirtió en el objetivo principal de uno de los crímenes más siniestros en la historia de Estados Unidos

Por David Grann | The New Yorker


A principios del siglo XX, los miembros de la Nación Osage se convirtieron en las personas más ricas per cápita del mundo, después de que se descubriera el petróleo bajo su reserva, en Oklahoma. Luego comenzaron a ser misteriosamente asesinados. En 1923, después de que el número de muertos llegara a más de dos docenas, el caso fue ocupado por la Oficina de Investigación, que entonces era una rama oscura del Departamento de Justicia, que más tarde fue rebautizada Oficina Federal de Investigaciones. El caso fue una de las primeras investigaciones importantes de homicidios de F.B.I. Después de que J. Edgar Hoover fuera nombrado director de la oficina, en 1924, envió un equipo de agentes encubiertos, incluido un agente nativo americano, a la reserva de Osage.

David Grann, un escritor de la revista, ha pasado casi media década investigando esta historia sumergida y siniestra. En su nuevo libro, "Killers of the Flower Moon: The Osage Murders and the Birth ofthe F.B.I.", publicado por Doubleday en abril, muestra que la amplitud de los asesinatos fue mucho mayor que la que el Bureau haya expuesto. Este extracto exclusivo, el primer capítulo del libro, presenta a la mujer Osage y su familia que se convirtieron en los principales objetivos de la conspiración.

En abril, millones de pequeñas flores se extendieron por las colinas de blackjack y vastas praderas en el territorio Osage de Oklahoma. Hay Johnny-jump-ups y bellezas de primavera y pequeños bluets. El escritor de Osage John Joseph Mathews observó que la galaxia de pétalos hace que parezca como si los "dioses hubieran dejado confeti". En mayo, cuando los coyotes aúllan bajo una luna inquietantemente grande, las plantas más altas, como las arañas vasculares y Susans de ojos negros, comienzan arrastrarse sobre las flores más pequeñas, robando su luz y agua. Los cuellos de las flores más pequeñas se rompen y sus pétalos se alejan, y en poco tiempo se entierran bajo tierra. Esta es la razón por la cual los indios Osage se refieren a mayo como el tiempo de la luna que mata las flores.

El 24 de mayo de 1921, Mollie Burkhart, residente de la ciudad de Grey Horse, Oklahoma, asentada en Osage, comenzó a temer que algo le hubiera sucedido a una de sus tres hermanas, Anna Brown. Treinta y cuatro, y menos de un año mayor que Mollie, Anna había desaparecido tres días antes. A menudo se había ido de "juergas", como su familia los llamaba despectivamente: bailar y beber con amigos hasta el amanecer. Pero esta vez una noche había pasado, y luego otra, y Anna no había aparecido en el porche delantero de Mollie como solía hacerlo, con su largo cabello negro ligeramente deshilachado y sus ojos oscuros brillando como vidrio. Cuando Anna entró, le gustaba quitarse los zapatos, y Mollie perdió el sonido reconfortante de su movimiento, sin prisas, a través de la casa. En cambio, hubo un silencio tan quieto como las llanuras.

Mollie ya había perdido a su hermana Minnie casi tres años antes. Su muerte había llegado con una velocidad espantosa, y aunque los médicos la habían atribuido a una "enfermedad peculiar y devastadora", Mollie albergaba dudas: Minnie solo tenía veintisiete años y siempre había tenido una salud perfecta.

Al igual que sus padres, Mollie y sus hermanas tenían sus nombres inscritos en el Osage Roll, lo que significaba que estaban entre los miembros registrados de la tribu. También significaba que poseían una fortuna. A principios de los años setenta, los Osage habían sido expulsados ​​de sus tierras en Kansas hacia una reserva rocosa, presumiblemente inútil, en el noreste de Oklahoma, solo para descubrir, décadas después, que esta tierra estaba asentada sobre algunos de los yacimientos de petróleo más grandes de los Estados Unidos. Estados. Para obtener ese petróleo, los prospectores tenían que pagar el Osage en forma de arrendamientos y regalías. A principios del siglo XX, cada persona en el rol tribal comenzó a recibir un cheque trimestral. La cantidad inicialmente era de solo unos pocos dólares, pero con el tiempo, a medida que se extraía más petróleo, los dividendos crecían en cientos, luego en miles de dólares. Y prácticamente cada año los pagos aumentaban, como los arroyos de las praderas que se unían para formar el Cimarron amplio y fangoso, hasta que los miembros de la tribu acumulaban colectivamente millones y millones de dólares. (Solo en 1923, la tribu recibió más de treinta millones de dólares, el equivalente actual de más de cuatrocientos millones de dólares). Los Osage eran considerados las personas más ricas per cápita del mundo. "¡He aquí!", Exclamaba el semanario neoyorquino Outlook_ _. "El indio, en lugar de morir de hambre. . . disfruta de un ingreso estable que vuelve a los banqueros verdes de envidia ".

El público se había quedado paralizado por la prosperidad de la tribu, que contradecía las imágenes de los indios americanos que podían remontarse al brutal primer contacto con los blancos, el pecado original del que nació el país. Los reporteros tentaron a sus lectores con historias sobre el "plutocrático Osage" y los "millonarios rojos", con sus mansiones de ladrillo y terracota, y sus anillos de diamantes, abrigos de pieles y autos con chofer. Un escritor se maravilló de las chicas de Osage que asistían a los mejores internados y vestían suntuosas ropas francesas, como si "une très jolie demoiselle_ de los bulevares de París se hubiera extraviado inadvertidamente en esta pequeña ciudad reservada".

Al mismo tiempo, los reporteros se aprovecharon de cualquier señal del estilo de vida tradicional Osage, que parecía despertar en la mente del público visiones de indios "salvajes". Un artículo señaló un "círculo de automóviles caros que rodeaban una fogata abierta, donde los dueños bronceados y con cobijas brillantes cocinan carne en el estilo primitivo". Otro documentó una fiesta de Osage llegando a una ceremonia para sus bailes en un avión privado: una escena que "supera la capacidad de los ficcionistas para retratar". Resumiendo la actitud del público hacia el Osage, el Washington Star_ dijo: "Ese lamento, 'Lo el pobre indio', podría ser revisado apropiadamente a 'Ho, el rico rojo' piel. '"

Gray Horse era uno de los asentamientos más antiguos de la reserva. Estos puestos avanzados -incluyendo Fairfax, un pueblo vecino más grande de casi mil quinientas personas, y Pawhuska, la capital de Osage, con una población de más de seis mil habitantes- parecían visiones enfebrecidas. Las calles clamaban con vaqueros, buscadores de fortuna, contrabandistas, adivinos, curanderos, forajidos, alguaciles de los EE.UU., financistas de Nueva York y magnates petroleros. Los automóviles se desplazaban a lo largo de senderos de caballos pavimentados, el olor del combustible abrumaba el olor de las praderas. Los jurados de cuervos miraban desde los cables del teléfono. Había restaurantes, anunciados como cafés, así como teatros de ópera y de polo.

Aunque Mollie no gastó tan generosamente como lo hicieron algunos de sus vecinos, ella había construido una hermosa casa de madera en Gray Horse cerca de la antigua cabaña de pollas amarradas, esteras tejidas y cortezas de su familia. Ella era dueña de varios autos y tenía un equipo de sirvientes, los langostas de los indios, ya que muchos colonos se burlaban de estos trabajadores migrantes. Los sirvientes a menudo eran negros o mexicanos, y en los primeros años de 1920 un visitante de la reserva expresaba desprecio ante la visión de "incluso blancos" realizando "todas las tareas domésticas de la casa a la que Osage no se rebajará".

Mollie fue una de las últimas personas en ver a Anna antes de desaparecer. Ese día, 21 de mayo, Mollie se había levantado cerca del amanecer, un hábito arraigado desde cuando su padre solía rezar todas las mañanas al sol. Estaba acostumbrada al coro de las alondras y los playeros y las gallinas de las praderas, ahora cubiertos con el pock-pocking_ de taladros que golpeaban la tierra. A diferencia de muchos de sus amigos, que evitaron la ropa de Osage, Mollie le envolvió una manta india alrededor de los hombros. Tampoco peinó su cabello con una aleta, sino que dejó que su pelo largo y negro le cayera sobre la espalda, revelando su rostro llamativo, con sus pómulos altos y sus grandes ojos marrones.


Mollie Burkhart.

Su esposo, Ernest Burkhart, se levantó con ella. Un hombre blanco de veintiocho años, tenía la belleza de un extra en un espectáculo fotográfico occidental: cabello castaño corto, ojos azul pizarra, barbilla cuadrada. Solo su nariz perturbaba el retrato; parecía que hubiera tomado un puñetazo de bar o dos. Habiendo crecido en Texas, hijo de un pobre agricultor de algodón, había quedado encantado con los relatos de Osage Hills, ese vestigio de la frontera estadounidense en la que se decía que vaqueros e indios todavía vagabundeaban. En 1912, a la edad de diecinueve años, había empacado una maleta, como Huck Finn, encendiéndose para el Territorio, y se fue a vivir con su tío, un ganadero dominante llamado William K. Hale, en Fairfax. "No era el tipo de persona que te pedía que hicieras algo, te lo dijo", dijo una vez Ernest acerca de Hale, quien se convirtió en su padre sustituto. Aunque Ernest principalmente hacía recados para Hale, a veces trabajaba como conductor de librea, y así fue como conoció a Mollie y la llevó en camioneta por la ciudad.

Ernest tenía una tendencia a beber aguardiente de moho y jugar al póquer indio con hombres de mala reputación, pero bajo su aspereza parecía haber ternura y un rastro de inseguridad, y Mollie se enamoró de él. Nacido como hablante de Osage, Mollie había aprendido algo de inglés en la escuela; sin embargo, Ernest estudió su lengua materna hasta que pudo hablar con ella en ella. Ella sufría de diabetes y la cuidaba cuando le dolían las articulaciones y le ardía el estómago por el hambre. Después de escuchar que otro hombre tenía afecto por ella, murmuró que no podría vivir sin ella.



Ernest Burkhart. 

No fue fácil para ellos casarse. Los amigos groseros de Ernest lo ridiculizaron por ser un "hombre squaw". Y aunque las tres hermanas de Mollie se habían casado con hombres blancos, ella sentía la responsabilidad de tener un matrimonio Osage arreglado, como lo habían hecho sus padres. Aún así, Mollie, cuya familia practicaba una mezcla de Osage y creencias católicas, no podía entender por qué Dios le permitiría encontrar el amor, solo para luego quitárselo. Entonces, en 1917, ella y Ernest intercambiaron anillos, jurando amarse hasta la eternidad.

Para 1921, tenían una hija, Elizabeth, que tenía dos años, y un hijo, James, que tenía ocho meses y era apodado Cowboy. Mollie también atendía a su anciana madre, Lizzie, que se había mudado a la casa después de la muerte del padre de Mollie. Debido a la diabetes de Mollie, Lizzie una vez temió que ella muriera joven, y suplicó a sus otros hijos que cuidaran de ella. En verdad, Mollie fue quien los cuidó a todos.

El 21 de mayo se suponía que sería un día delicioso para Mollie. A ella le gustaba entretener a los invitados y estaba organizando un pequeño almuerzo. Después de vestirse, ella alimentó a los niños. El vaquero a menudo tenía terribles dolores de oído, y le soplaba en los oídos hasta que dejaba de llorar. Mollie mantuvo su hogar en un orden meticuloso, y ella dio instrucciones a sus sirvientes mientras la casa se movía, todos bulliciosos, excepto Lizzie, que se había enfermado y se había quedado en la cama. Mollie le pidió a Ernest que llamara a Anna para ver si ella había ido a ayudar a Lizzie a cambio. Anna, como la niña más grande de la familia, tenía un estatus especial en los ojos de su madre, y aunque Mollie se hizo cargo de Lizzie, Anna, a pesar de su tempestuosidad, fue a la que su madre mima.

Cuando Ernest le dijo a Anna que su madre la necesitaba, ella prometió tomar un taxi directamente allí, y ella llegó poco después, vestida con zapatos rojos brillantes, una falda y una manta india a juego; en su mano había un bolso de cocodrilo. Antes de entrar, ella se peinó apresuradamente el pelo al viento y se enjabonó la cara. Mollie notó, sin embargo, que su forma de andar era inestable, sus palabras arrastradas. Anna estaba borracha.

Mollie no pudo ocultar su disgusto. Algunos de los invitados ya habían llegado. Entre ellos se encontraban dos de los hermanos de Ernest, Bryan y Horace Burkhart, quienes, atraídos por el oro negro, se habían mudado al condado de Osage, a menudo ayudando a Hale en su rancho. Una de las tías de Ernest, que vomitaba nociones racistas sobre los indios, también estaba de visita, y lo último que Mollie necesitaba era que Anna agitara la vieja cabra.



Mollie (derecha) con sus hermanas Anna (centro) y Minnie.


Anna se quitó los zapatos y comenzó a hacer una escena. Sacó un frasco de su bolso y lo abrió, liberando el olor acre del whisky de contrabando. Insistiendo en que necesitaba drenar el matraz antes de que las autoridades la atraparan -era un año de prohibición nacional-, ofreció a los invitados un trago de lo que ella llamaba la mejor mula blanca.

Mollie sabía que Anna había estado muy preocupada últimamente. Recientemente se había divorciado de su esposo, un colono llamado Oda Brown, dueño de un negocio de librea. Desde entonces, había pasado más y más tiempo en los tumultuosos boomtowns de la reserva, que habían surgido para albergar y entretener a los trabajadores del petróleo, ciudades como Whizbang, donde, según se decía, la gente pasaba todo el día zumbando y golpeando toda la noche. "Todas las fuerzas de la disipación y el mal se encuentran aquí", informó un funcionario del gobierno de los EE. UU. "Apostar, beber, adulterminar, mentir, robar, asesinar". Anna se había quedado hechizada por los lugares en los extremos oscuros de las calles: los establecimientos que parecían adecuados en el exterior pero que contenían habitaciones ocultas llenas de brillantes botellas de alcohol lunar. Uno de los sirvientes de Anna más tarde les dijo a las autoridades que Anna era una persona que bebía mucho whisky y tenía "muy poca moral con hombres blancos".

En la casa de Mollie, Anna comenzó a coquetear con el hermano menor de Ernest, Bryan, con quien a veces salía. Era más melancólico que Ernest y tenía unos ojos inescrutables de motas amarillas y cabello ralo que llevaba peinado hacia atrás. Un legislador que lo conoció lo describió como un pequeño peón. Cuando Bryan le preguntó a uno de los sirvientes en el almuerzo si iría a bailar con él esa noche, Anna dijo que si él engañaba con otra mujer, ella lo mataría.

Mientras tanto, la tía de Ernest estaba murmurando, lo suficientemente fuerte para que todos lo oyeran, lo mortificada que estaba porque su sobrino se había casado con una piel roja. Para Mollie fue fácil devolver el golpe sutilmente porque uno de los sirvientes que atendía a la tía era blanco, un claro recordatorio del orden social de la ciudad.

Anna continuó criando a Caín. Luchó con los invitados, luchó con su madre, luchó con Mollie. "Ella estaba bebiendo y discutiendo", dijo más tarde un funcionario a las autoridades. "No podía entender su lenguaje, pero estaban peleándose". El sirviente agregó: "Pasaron un momento horrible con Anna, y tuve miedo".

Esa noche, Mollie planeó cuidar a su madre, mientras que Ernest llevó a los invitados a Fairfax, cinco millas al noroeste, para encontrarse con Hale y ver "Bringing Up Father", _un musical de gira sobre un pobre inmigrante irlandés que gana un millón- sorteos en dólares y lucha para asimilarse en la alta sociedad. Bryan, que se había puesto un sombrero de vaquero, sus ojos felinos mirando por debajo del borde, se ofreció a dejar a Anna en su casa.

Antes de irse, Mollie lavó la ropa de Anna, le dio algo de comer, y se aseguró de que se había vuelto lo suficientemente sobrio como para que Mollie pudiera ver a su hermana como siempre, brillante y encantadora. Se entretuvieron juntos, compartiendo un momento de calma y reconciliación. Entonces Anna dijo adiós, un relleno de oro brillando a través de su sonrisa.

Con cada noche que pasaba, Mollie se ponía más ansiosa. Bryan insistió en que se había llevado a Anna directamente a casa y la había dejado antes de dirigirse al espectáculo. Después de la tercera noche, Mollie, en su manera tranquila pero enérgica, presionó a todos a la acción. Ella despachó a Ernest para controlar la casa de Anna. Ernest sacudió el pomo de la puerta de entrada, estaba cerrada. Desde la ventana, las habitaciones interiores parecían oscuras y desiertas.

Ernest estaba solo allí en el calor. Unos días antes, una lluvia fría había sacudido la tierra, pero luego los rayos del sol cayeron sin piedad a través de los árboles de blackjack. En esta época del año, el calor empañaba las praderas e hizo crujir la hierba alta bajo los pies. En la distancia, a través de la luz brillante, uno podía ver los esqueletos de las torres de perforación.

La criada de Anna, que vivía al lado, salió, y Ernest le preguntó: "¿Sabes dónde está Anna?"

Antes de la ducha, dijo la criada, se había detenido junto a la casa de Anna para cerrar cualquier ventana abierta. "Pensé que la lluvia llegaría", explicó. Pero la puerta estaba cerrada con llave, y no había señales de Anna. Ella se fue.

Las noticias de su ausencia recorrieron los barrios en expansión, viajando de pórtico a porche, de tienda en tienda. Alimentando la inquietud había informes de que otro Osage, Charles Whitehorn, había desaparecido una semana antes que Anna. Genial e ingenioso, Whitehorn, de treinta años, estaba casado con una mujer que era parte blanca, parte cheyenne. Un periódico local señaló que era "popular entre los blancos y los miembros de su propia tribu". El 14 de mayo, había dejado su hogar, en la parte suroeste de la reserva, para Pawhuska. Él nunca regresó.

Aún así, había razones para que Mollie no entrara en pánico. Era concebible que Anna se hubiera escabullido después de que Bryan la dejara y se dirigiera a Oklahoma City o al otro lado de la frontera con la incandescente Kansas City. Tal vez estaba bailando en uno de esos clubes de jazz que le gustaba visitar, ajeno al caos que había dejado a su paso. E incluso si Anna había tenido problemas, sabía cómo protegerse: a menudo llevaba una pequeña pistola en su bolso de cocodrilo. Pronto regresará a casa, le aseguró Ernest a Mollie.

Una semana después de que Anna desapareció, un trabajador petrolero estaba en una colina a una milla al norte del centro de Pawhuska cuando notó algo sobresaliendo de la maleza cerca de la base de una torre de perforación. El trabajador se acercó. Era un cadáver podrido; entre los ojos había dos agujeros de bala. La víctima había recibido un disparo, estilo de ejecución.
Hacía calor, estaba mojado y fuerte en la ladera. Los taladros sacudieron la tierra mientras atravesaban el sedimento de piedra caliza; Las grúas giraban sus grandes garras de un lado a otro. Otras personas se reunieron alrededor del cuerpo, que estaba tan descompuesto que era imposible de identificar. Uno de los bolsillos tenía una carta. Alguien lo sacó, enderezó el papel y lo leyó. La carta estaba dirigida a Whitehorn, y así es como ellos supieron por primera vez que era él.

Por la misma época, un hombre cazaba ardillas cerca de Three Mile Creek, cerca de Fairfax, con su hijo adolescente y un amigo. Mientras los dos hombres tomaban un trago de agua de un arroyo, el niño vio una ardilla y apretó el gatillo. Hubo un estallido de calor y luz, y el niño vio como la ardilla era golpeada y comenzaba a caer sin vida sobre el borde de un barranco. Lo persiguió, descendió por una empinada ladera boscosa hasta una quebrada donde el aire era más espeso y donde podía oír el murmullo del arroyo. Encontró la ardilla y la recogió. Luego gritó: "¡Oh, papá!". Para cuando su padre lo alcanzó, el niño se había arrastrado sobre una roca. Hizo un gesto hacia el borde cubierto de musgo del arroyo y dijo: "Una persona muerta".

Allí estaba el cuerpo hinchado y en descomposición de lo que parecía ser una mujer india americana: estaba boca arriba, con el cabello recogido en el barro y los ojos vacíos mirando al cielo. Los gusanos estaban comiendo en el cadáver.

Los hombres y el muchacho salieron corriendo del barranco y corrieron en su carreta tirada por caballos a través de la pradera, con el polvo arremolinándose a su alrededor. Cuando llegaron a la calle principal de Fairfax, no pudieron encontrar ningún representante de la ley, por lo que se detuvieron en Big Hill Trading Company, una gran tienda general que también tenía un negocio de compromiso. Le dijeron al propietario, Scott Mathis, lo que había sucedido, y él alertó a su empresario de pompas fúnebres, que se fue con varios hombres al arroyo. Allí hicieron rodar el cuerpo sobre un asiento de carro y, con una cuerda, lo arrastraron hasta la parte superior del barranco, luego lo colocaron dentro de una caja de madera, a la sombra de un árbol de blackjack. Cuando el empresario de pompas fúnebres cubrió el cadáver hinchado con sal y hielo, comenzó a encogerse como si se estuviera escapando la última parte de la vida. El empresario de pompas fúnebres intentó determinar si la mujer era Anna Brown, a quien conocía. "El cuerpo estaba descompuesto e hinchado casi hasta el punto de estallar y muy maloliente", recordó más tarde, y agregó: "Era tan negro como un negro". Él y los otros hombres no podían identificarse. Pero Mathis, quien se ocupó de los asuntos financieros de Anna, se puso en contacto con Mollie y condujo una sombría procesión hacia el arroyo que incluía a Ernest, Bryan, la hermana de Mollie, Rita, y el esposo de Rita, Bill Smith. Muchos que sabían que Anna los seguía, junto con la morbosamente curiosa. Kelsie Morrison, uno de los traficantes de drogas y traficantes de drogas más notorios del condado, vino con su esposa Osage.

Mollie y Rita llegaron y se acercaron al cuerpo. El hedor era abrumador. Buitres en círculos obscenamente en el cielo. Para Mollie y Rita era difícil discernir si la cara era de Anna, no quedaba prácticamente nada de ella, pero reconocieron su manta india y la ropa que Mollie le había lavado. Entonces, el esposo de Rita, Bill, tomó un palo y abrió la boca, y pudieron ver los empastes de oro de Anna. "Eso es bastante seguro, Anna", dijo Bill.

Rita comenzó a llorar, y su esposo la llevó lejos. Finalmente, Mollie pronunció la palabra "sí", era Anna. Mollie era la única en la familia que siempre mantenía la compostura, y ahora se retiraba del arroyo con Ernest, dejando atrás el primer indicio de la oscuridad que amenazaba con destruir no solo a su familia sino a su tribu.