Triton, vapor de paletas del Río de la Plata
Fin del Siglo XIX -principio Siglo XX
Postales Navales
martes, 5 de enero de 2016
lunes, 4 de enero de 2016
Guerra Antisubversiva: El asalto a la imprenta montonera de La Plata
La trágica noche en que desapareció la nieta de Chicha Mariani
Clara Anahí Teruggi, la nieta de una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, fue secuestrada durante la dictadura cuando tenía tres meses de vida.
La residencia familiar, ubicada al 1134 de la calle 30, entre 55 y 56, de La Plata.
Clara Anahí Teruggi es la nieta de María Isabel "Chicha" Chorobik de Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo. La joven fue encontrada tras 39 años de búsqueda en localidad cordobesa de Marcos Juárez y se convirtió en el caso 120 de niños recuperados.
Hija de Daniel Mariani y Diana Teruggi, Clara fue secuestrada el 24 de noviembre de 1976 por un grupo parapolicial que atacó la residencia familiar, ubicada al 1134 de la calle 30, entre 55 y 56, de La Plata. Allí funcionaba una imprenta clandestina de la organización Montoneros, por lo que la vivienda fue bombardeada bajo las órdenes de Miguel Etchecolat
Cuando empezó el operativo alrededor de las 13.45 horas, en la vivienda se encontraban Diana con su hija y cuatro compañeros de militancia: Daniel Mendiburu Eliçabe (25 años), Roberto César Porfidio (31), Juan Carlos Peiris (28) y Alberto Oscar Bossio (34). El Ejército tiró bombas de fósforo para destruir la propiedad por cuatro horas, hasta que todos los ocupantes fallecieron, aunque milagrosamente la beba sobrevivió.
El padre de Clara, Daniel Mariani, se había marchado al reparto por lo que no fue víctima de esa masacre. Menos de un año más tarde, el 1 de agosto de 1977, fue asesinado por fuerzas de seguridad en el cruce de las calles 132 y 35 en La Plata.
El día del ataque Mariani tampoco no se encontraba en la casa y, aunque el represor Miguel Etchecolatz, condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad, aseguró que la menor de edad murió carbonizada durante la mascare, la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo no lo creyó y jamás dejó de buscarla.
Perfil
Clara Anahí Teruggi, la nieta de una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, fue secuestrada durante la dictadura cuando tenía tres meses de vida.
La residencia familiar, ubicada al 1134 de la calle 30, entre 55 y 56, de La Plata.
Clara Anahí Teruggi es la nieta de María Isabel "Chicha" Chorobik de Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo. La joven fue encontrada tras 39 años de búsqueda en localidad cordobesa de Marcos Juárez y se convirtió en el caso 120 de niños recuperados.
Hija de Daniel Mariani y Diana Teruggi, Clara fue secuestrada el 24 de noviembre de 1976 por un grupo parapolicial que atacó la residencia familiar, ubicada al 1134 de la calle 30, entre 55 y 56, de La Plata. Allí funcionaba una imprenta clandestina de la organización Montoneros, por lo que la vivienda fue bombardeada bajo las órdenes de Miguel Etchecolat
Cuando empezó el operativo alrededor de las 13.45 horas, en la vivienda se encontraban Diana con su hija y cuatro compañeros de militancia: Daniel Mendiburu Eliçabe (25 años), Roberto César Porfidio (31), Juan Carlos Peiris (28) y Alberto Oscar Bossio (34). El Ejército tiró bombas de fósforo para destruir la propiedad por cuatro horas, hasta que todos los ocupantes fallecieron, aunque milagrosamente la beba sobrevivió.
El padre de Clara, Daniel Mariani, se había marchado al reparto por lo que no fue víctima de esa masacre. Menos de un año más tarde, el 1 de agosto de 1977, fue asesinado por fuerzas de seguridad en el cruce de las calles 132 y 35 en La Plata.
El día del ataque Mariani tampoco no se encontraba en la casa y, aunque el represor Miguel Etchecolatz, condenado a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad, aseguró que la menor de edad murió carbonizada durante la mascare, la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo no lo creyó y jamás dejó de buscarla.
Perfil
domingo, 3 de enero de 2016
Chile: Conscriptos chilenos confiesan crímenes de la dictadura de Pinochet
Conscriptos chilenos rompen el silencio y cuentan las atrocidades de la dictadura
El régimen de Pinochet
Clarín
Empiezan a surgir casos de reclutas, confesando sus crímenes en medios de comunicación. Sería la llave que permita saber dónde están cientos de desaparecidos. Mirá lo que cuentan.
Un cartel contra el fallecido Augusto Pinochet yace en el piso tras una manifestación en Santiago, Chile./ AP
Un conscripto chileno confesó que ejecutó a 10 personas de un tiro en la cabeza y que luego dinamitó sus cuerpos para no dejar rastro de su existencia. Otro dijo que la patrulla militar a la que pertenecía roció con gasolina a dos adolescentes y los quemó vivos.
Ambas confesiones, hechas públicamente este año, tienen a los chilenos sorprendidos con los detalles de los crímenes cometidos durante la sangrienta dictadura (1973-1990) que cambió la historia de Chile. Grupos de derechos humanos y familiares de las víctimas creen que las confesiones indican la existencia de pacto de silencio entre los militares sobre muchas de las atrocidades cometidas durante el gobierno del general Augusto Pinochet, y que finalmente pueden salir a la luz pública.
Conscriptos chilenos rompen el silencio y cuentan las atrocidades de la dictadura./ AP
"Siento que por fin se está rompiendo porque los criminales ya no aguantan más'', dijo a The Associated Press, Verónica de Negri, madre del joven Rodrigo Rojas, que murió quemado vivo en 1986, cuando tenía 19 años. "Fíjate en el último, quienes realmente están rompiendo son todos hombres jóvenes que fueron obligados a cometer crímenes. Van a seguir cayendo, esto es como un dominó''.
Durante casi tres décadas, muchos de los autores de estas matanzas y masacres han gozado de impunidad. Pero después de que un ex soldado testificara sobre el asesinato de Rojas, en julio pasado, un juez acusó a siete ex militares del crimen en el que también resultó gravemente quemada Carmen Quintana, entonces adolescente.
Conscriptos chilenos rompen el silencio y cuentan las atrocidades de la dictadura./ AP
La última y sorpresiva confesión llegó a principios de diciembre: sucedió durante un programa de radio que, por lo general, se centra en anécdotas personales, algunas humorísticas, otras sobre asuntos del corazón y unas más de un talante más grave.
Al aire y haciéndose llamar simplemente ``Alberto'', un conscripto llamó y dijo que quería contarle a la audiencia su historia de amor. Pero, a renglón seguido, narró una historia mucho más oscura. Dijo que era veterano del Ejército y que se llevó a varias personas al desierto, les disparó en la cabeza y les voló los cuerpos a punta de dinamita.
``Yo participaba de una misión especial y llevábamos a varios de estos tipos a la pampa (el desierto), les pegábamos un balazo en la cabeza, dinamita, y `paf' no quedaba ni la sombra'', dijo quien luego fue identificado como el recluta Guillermo Reyes Rammsy, ahora de 62 años, al programa `Chacotero sentimental', de radio Corazón. ``Ni siquiera su sombra se quedó''.
Una manifestación con actores que simulan sesiones de tortura durante la dictadura, en Santiago, Chile. / AP
En su testimonio radial, que se extendió por 25 minutos, dijo que tras el golpe militar de 1973 se convirtió en francotirador y que cumplía órdenes superiores y admitió al menos 18 asesinatos.
También reconoció que aunque recibía órdenes, le quedó gustando eso de matar.
``Uno actuaba por maldad y después cachabas (entendías) que te gustaba y te volvías loco'', dijo. ``Luchabas contra ese sentimiento''.
Días después de revelar el secreto con el que vivió durante 42 años, Reyes fue detenido por orden del juez Mario Carroza, que sólo investiga crímenes de lesa humanidad, quien lo mantiene bajo arresto domiciliario. La AP intentó contactar a Reyes Rammsy pero no fue posible.
El psicólogo Giorgio Agostini dice que después de tanto tiempo hay ``personas que están con un sentimiento complicado de culpa, y quieran de alguna manera liberarse, y el hecho de hablarlo, y en este caso de hacerlo público, les provoque una liberación''.
Muchos conscriptos están dispuestos a contar las atrocidades en las que participaron cuando tenían unos 18 años y cómo el ejército chileno, que los reclutó obligatoriamente, se transformó en una fuerza de ocupación y exterminio al mando de Pinochet.
También podrían convertirse en la llave para abrir la puerta que permita saber dónde están cientos de desaparecidos, y darían los nombres de los oficiales que participaron u ordenaron los crímenes, dijo a la AP Fernando Mellado, líder de un grupo organizado de conscriptos.
Los familiares de las víctimas de la dictadura también esperan que otros reclutas hablen mientras que activistas de derechos humanos critican lo que consideran una inefectiva acción del gobierno de Michelle Bachelet en el esclarecimiento de las violaciones a los derechos humanos.
El gobierno respondió en diciembre con la creación de la Subsecretaría de Derechos Humanos, que entre sus tareas tendrá el establecer políticas públicas sobre las víctimas de la dictadura.
Pero la madre de Rojas, cuyo hijo murió incinerado, dijo que cuando descubrió en una estación del metro de Santiago un mural en homenaje a los jóvenes quemados, concluyó que el gobierno ``no quiere... no tiene la más mínima intención de hacer justicia''.
Otro camino alternativo está en manos de la justicia, que podría aceptar el ofrecimiento de los conscriptos de decir la verdad a cambio de sentencias cortas que puedan cumplirse en libertad, como las que han disfrutado centenares de militares.
"Hoy día hay gente que está dispuesta a hablar, pero cuál es el temor, justamente lo que le pasó a Guillermo Reyes'', dijo Medallo en referencia al conscripto que confesó en la radio.
``Si el Estado me libera de responsabilidad... yo creo que lo vamos a hacer (hablar) sin ningún problema, porque los responsables no somos nosotros'', añadió Mellado. Cuando el golpe de estado ocurrió ``éramos niños que fuimos brutalmente avasallados, para simplemente convertirnos en autómatas y hacer lo que se nos ordenaba''.
Pero los conscriptos, además, alegan que son víctimas de militares de alto rango.
``Al clase (cabo, sargentos, suboficiales) los dejaban a cargo de las dos o tres compañías (del regimiento de telecomunicaciones) el fin de semana... (militares de alto rango) se curaban, se mimetizaban, se pintaban las caras con corchos y asaltaban la cuadra'', dijo Medallo. ``Se metían por las ventanas, con pistola en mano, se iban donde los más chicos, les ponían las pistolas en la cabeza y los violaban''.
Las atrocidades relatadas por el líder de los soldados y uno de los pocos que logró recuperarse y estudiar una carrera universitaria, parecen ser infinitas.
Durante 13 años los conscriptos, organizados como grupo de hecho, tocaron sin éxito las puertas de los Ministerios de Defensa, del Interior, de parlamentarios y hasta de autoridades eclesiásticas, pidiendo contar la verdad para luego pedir la reparación a las violaciones a los derechos humanos de las que dicen que fueron víctimas mientras cumplían su servicio militar.
``Se nos negó toda posibilidad de reparación, nos dijeron que estaba prescrito'', dijo Mellado, quien precisó que a comienzos de 2014 se convirtieron en una corporación con existencia legal y demandaron por denegación de justicia al Estado de Chile ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. Hasta el momento representan a unos 10.000 ex conscriptos, y cada día inscriben a más personas.
A la Comisión le pidieron que investigue la muerte de unos 4.000 soldados y de un número similar que quedó inválido por ``desobedecer órdenes'' superiores, muchas de las cuales incluían, según Medallo, reprimir, matar y desaparecer a opositores izquierdistas.
De los 400.000 reclutas que sirvieron en 1973 y los años siguientes, muchos ahora son alcohólicos, drogadictos, se divorciaron o maltrataron a sus hijos y varios sobreviven en las calles, según Medallo. Pero no hay cifras oficiales sobre el tema.
``Todas las personas que hicimos la conscripción estamos tan dañados, tanto física como sicológicamente, por lo tanto yo no acepto que alguien me apunte con el dedo y me diga que soy un victimario'', agregó.
La dictadura dejó un saldo oficial de 40.018 víctimas, incluidos 3.095 izquierdistas asesinados y más de 1.200 desaparecidos. En 25 años de democracia el Servicio Médico Legal chileno apenas ha identificado los restos de 166 personas. Si el pacto de silencio se rompe, más de un millar de familias podrían saber qué pasó a sus parientes.
Una mujer lleva una flor durante una manifestación frente a la Moneda, en ocasión de un nuevo aniversario del golpe en Chile. / Archivo. AP
La analista política y socióloga Marta Lagos dijo a la AP que ``a Chile le haría muy bien darle impunidad a 20 conscriptos selectos a cambio de la información... si me entregan el mapa y los lugares, y los hechos, me la compró (aceptó) en un día. Juicio abreviado, pena remitida o las prescripciones''.
Los llamados pactos de silencio no existen, según las Fuerzas Armadas. ``Jamás en la institución, en mis 44 años, supe de pactos de silencio en ninguna materia'', dijo el ex Vicecomandante en Jefe del Ejército, el general retirado Guillermo Garín.
Garín, muy cercano a Pinochet, dijo que el general ``estaba ocupado en gobernar al país, no en temas de lucha antisubversiva y contra organismos clandestinos'', aseveró.
Dictador Augusto Pinochet./ AP
Sin embargo, según documentos desclasificados por la administración estadounidense, indican que Pinochet sí sabía de la muerte de Rojas y que ocultó el papel de los militares en su muerte.
Cables del Departamento de Estado, desclasificados en 1986, citan una fuente de la policía nacional de Chile quien dijo que un informe sobre el ataque le fue presentado a Pinochet, quien se negó a aceptarlo y rechazó el pedido de una investigación.
En cambio, Pinochet acusó a Rojas y Quintana de ser terroristas que planeaban usar la gasolina en contra de las barricadas militares y que accidentalmente la patearon y se quemaron.
El Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior informó que a primero de diciembre 1.373 antiguos y actuales oficiales del ejército enfrentaron juicio, de los que 344 fueron condenados de manera definitiva y sólo 163 recibieron una pena de presidio efectivo.
Los 181 restantes recibieron condenas alternativas, porque los jueces consideraron el tiempo transcurrido desde el crimen, y redujeron sus sentencias. Sólo 117 están encarcelados.
El magistrado Sergio Muñoz, coordinador de los jueces que llevan causas por violaciones de los derechos humanos, ha dicho a la AP que los tribunales han abierto procesos en el 100% de los casos relacionados con muertes y desaparecimientos.
A la fecha, hay 1.048 causas abiertas por 1.762 desaparecidos y ejecutados y aunque muchos procesos concluyen en condenas, en la inmensa mayoría los militares no dice qué hicieron con los asesinados.
Para las familias, se trata de una lucha contra el tiempo porque tanto ellos como los victimarios se encuentran en edad avanzada.
(Fuente: AP)
El régimen de Pinochet
Clarín
Empiezan a surgir casos de reclutas, confesando sus crímenes en medios de comunicación. Sería la llave que permita saber dónde están cientos de desaparecidos. Mirá lo que cuentan.
Un cartel contra el fallecido Augusto Pinochet yace en el piso tras una manifestación en Santiago, Chile./ AP
Un conscripto chileno confesó que ejecutó a 10 personas de un tiro en la cabeza y que luego dinamitó sus cuerpos para no dejar rastro de su existencia. Otro dijo que la patrulla militar a la que pertenecía roció con gasolina a dos adolescentes y los quemó vivos.
Ambas confesiones, hechas públicamente este año, tienen a los chilenos sorprendidos con los detalles de los crímenes cometidos durante la sangrienta dictadura (1973-1990) que cambió la historia de Chile. Grupos de derechos humanos y familiares de las víctimas creen que las confesiones indican la existencia de pacto de silencio entre los militares sobre muchas de las atrocidades cometidas durante el gobierno del general Augusto Pinochet, y que finalmente pueden salir a la luz pública.
Conscriptos chilenos rompen el silencio y cuentan las atrocidades de la dictadura./ AP
"Siento que por fin se está rompiendo porque los criminales ya no aguantan más'', dijo a The Associated Press, Verónica de Negri, madre del joven Rodrigo Rojas, que murió quemado vivo en 1986, cuando tenía 19 años. "Fíjate en el último, quienes realmente están rompiendo son todos hombres jóvenes que fueron obligados a cometer crímenes. Van a seguir cayendo, esto es como un dominó''.
Durante casi tres décadas, muchos de los autores de estas matanzas y masacres han gozado de impunidad. Pero después de que un ex soldado testificara sobre el asesinato de Rojas, en julio pasado, un juez acusó a siete ex militares del crimen en el que también resultó gravemente quemada Carmen Quintana, entonces adolescente.
Conscriptos chilenos rompen el silencio y cuentan las atrocidades de la dictadura./ AP
La última y sorpresiva confesión llegó a principios de diciembre: sucedió durante un programa de radio que, por lo general, se centra en anécdotas personales, algunas humorísticas, otras sobre asuntos del corazón y unas más de un talante más grave.
Al aire y haciéndose llamar simplemente ``Alberto'', un conscripto llamó y dijo que quería contarle a la audiencia su historia de amor. Pero, a renglón seguido, narró una historia mucho más oscura. Dijo que era veterano del Ejército y que se llevó a varias personas al desierto, les disparó en la cabeza y les voló los cuerpos a punta de dinamita.
``Yo participaba de una misión especial y llevábamos a varios de estos tipos a la pampa (el desierto), les pegábamos un balazo en la cabeza, dinamita, y `paf' no quedaba ni la sombra'', dijo quien luego fue identificado como el recluta Guillermo Reyes Rammsy, ahora de 62 años, al programa `Chacotero sentimental', de radio Corazón. ``Ni siquiera su sombra se quedó''.
Una manifestación con actores que simulan sesiones de tortura durante la dictadura, en Santiago, Chile. / AP
En su testimonio radial, que se extendió por 25 minutos, dijo que tras el golpe militar de 1973 se convirtió en francotirador y que cumplía órdenes superiores y admitió al menos 18 asesinatos.
También reconoció que aunque recibía órdenes, le quedó gustando eso de matar.
``Uno actuaba por maldad y después cachabas (entendías) que te gustaba y te volvías loco'', dijo. ``Luchabas contra ese sentimiento''.
Días después de revelar el secreto con el que vivió durante 42 años, Reyes fue detenido por orden del juez Mario Carroza, que sólo investiga crímenes de lesa humanidad, quien lo mantiene bajo arresto domiciliario. La AP intentó contactar a Reyes Rammsy pero no fue posible.
El psicólogo Giorgio Agostini dice que después de tanto tiempo hay ``personas que están con un sentimiento complicado de culpa, y quieran de alguna manera liberarse, y el hecho de hablarlo, y en este caso de hacerlo público, les provoque una liberación''.
Muchos conscriptos están dispuestos a contar las atrocidades en las que participaron cuando tenían unos 18 años y cómo el ejército chileno, que los reclutó obligatoriamente, se transformó en una fuerza de ocupación y exterminio al mando de Pinochet.
También podrían convertirse en la llave para abrir la puerta que permita saber dónde están cientos de desaparecidos, y darían los nombres de los oficiales que participaron u ordenaron los crímenes, dijo a la AP Fernando Mellado, líder de un grupo organizado de conscriptos.
Los familiares de las víctimas de la dictadura también esperan que otros reclutas hablen mientras que activistas de derechos humanos critican lo que consideran una inefectiva acción del gobierno de Michelle Bachelet en el esclarecimiento de las violaciones a los derechos humanos.
El gobierno respondió en diciembre con la creación de la Subsecretaría de Derechos Humanos, que entre sus tareas tendrá el establecer políticas públicas sobre las víctimas de la dictadura.
Pero la madre de Rojas, cuyo hijo murió incinerado, dijo que cuando descubrió en una estación del metro de Santiago un mural en homenaje a los jóvenes quemados, concluyó que el gobierno ``no quiere... no tiene la más mínima intención de hacer justicia''.
Otro camino alternativo está en manos de la justicia, que podría aceptar el ofrecimiento de los conscriptos de decir la verdad a cambio de sentencias cortas que puedan cumplirse en libertad, como las que han disfrutado centenares de militares.
"Hoy día hay gente que está dispuesta a hablar, pero cuál es el temor, justamente lo que le pasó a Guillermo Reyes'', dijo Medallo en referencia al conscripto que confesó en la radio.
``Si el Estado me libera de responsabilidad... yo creo que lo vamos a hacer (hablar) sin ningún problema, porque los responsables no somos nosotros'', añadió Mellado. Cuando el golpe de estado ocurrió ``éramos niños que fuimos brutalmente avasallados, para simplemente convertirnos en autómatas y hacer lo que se nos ordenaba''.
Pero los conscriptos, además, alegan que son víctimas de militares de alto rango.
``Al clase (cabo, sargentos, suboficiales) los dejaban a cargo de las dos o tres compañías (del regimiento de telecomunicaciones) el fin de semana... (militares de alto rango) se curaban, se mimetizaban, se pintaban las caras con corchos y asaltaban la cuadra'', dijo Medallo. ``Se metían por las ventanas, con pistola en mano, se iban donde los más chicos, les ponían las pistolas en la cabeza y los violaban''.
Las atrocidades relatadas por el líder de los soldados y uno de los pocos que logró recuperarse y estudiar una carrera universitaria, parecen ser infinitas.
Durante 13 años los conscriptos, organizados como grupo de hecho, tocaron sin éxito las puertas de los Ministerios de Defensa, del Interior, de parlamentarios y hasta de autoridades eclesiásticas, pidiendo contar la verdad para luego pedir la reparación a las violaciones a los derechos humanos de las que dicen que fueron víctimas mientras cumplían su servicio militar.
``Se nos negó toda posibilidad de reparación, nos dijeron que estaba prescrito'', dijo Mellado, quien precisó que a comienzos de 2014 se convirtieron en una corporación con existencia legal y demandaron por denegación de justicia al Estado de Chile ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA. Hasta el momento representan a unos 10.000 ex conscriptos, y cada día inscriben a más personas.
A la Comisión le pidieron que investigue la muerte de unos 4.000 soldados y de un número similar que quedó inválido por ``desobedecer órdenes'' superiores, muchas de las cuales incluían, según Medallo, reprimir, matar y desaparecer a opositores izquierdistas.
De los 400.000 reclutas que sirvieron en 1973 y los años siguientes, muchos ahora son alcohólicos, drogadictos, se divorciaron o maltrataron a sus hijos y varios sobreviven en las calles, según Medallo. Pero no hay cifras oficiales sobre el tema.
``Todas las personas que hicimos la conscripción estamos tan dañados, tanto física como sicológicamente, por lo tanto yo no acepto que alguien me apunte con el dedo y me diga que soy un victimario'', agregó.
La dictadura dejó un saldo oficial de 40.018 víctimas, incluidos 3.095 izquierdistas asesinados y más de 1.200 desaparecidos. En 25 años de democracia el Servicio Médico Legal chileno apenas ha identificado los restos de 166 personas. Si el pacto de silencio se rompe, más de un millar de familias podrían saber qué pasó a sus parientes.
Una mujer lleva una flor durante una manifestación frente a la Moneda, en ocasión de un nuevo aniversario del golpe en Chile. / Archivo. AP
La analista política y socióloga Marta Lagos dijo a la AP que ``a Chile le haría muy bien darle impunidad a 20 conscriptos selectos a cambio de la información... si me entregan el mapa y los lugares, y los hechos, me la compró (aceptó) en un día. Juicio abreviado, pena remitida o las prescripciones''.
Los llamados pactos de silencio no existen, según las Fuerzas Armadas. ``Jamás en la institución, en mis 44 años, supe de pactos de silencio en ninguna materia'', dijo el ex Vicecomandante en Jefe del Ejército, el general retirado Guillermo Garín.
Garín, muy cercano a Pinochet, dijo que el general ``estaba ocupado en gobernar al país, no en temas de lucha antisubversiva y contra organismos clandestinos'', aseveró.
Dictador Augusto Pinochet./ AP
Sin embargo, según documentos desclasificados por la administración estadounidense, indican que Pinochet sí sabía de la muerte de Rojas y que ocultó el papel de los militares en su muerte.
Cables del Departamento de Estado, desclasificados en 1986, citan una fuente de la policía nacional de Chile quien dijo que un informe sobre el ataque le fue presentado a Pinochet, quien se negó a aceptarlo y rechazó el pedido de una investigación.
En cambio, Pinochet acusó a Rojas y Quintana de ser terroristas que planeaban usar la gasolina en contra de las barricadas militares y que accidentalmente la patearon y se quemaron.
El Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior informó que a primero de diciembre 1.373 antiguos y actuales oficiales del ejército enfrentaron juicio, de los que 344 fueron condenados de manera definitiva y sólo 163 recibieron una pena de presidio efectivo.
Los 181 restantes recibieron condenas alternativas, porque los jueces consideraron el tiempo transcurrido desde el crimen, y redujeron sus sentencias. Sólo 117 están encarcelados.
El magistrado Sergio Muñoz, coordinador de los jueces que llevan causas por violaciones de los derechos humanos, ha dicho a la AP que los tribunales han abierto procesos en el 100% de los casos relacionados con muertes y desaparecimientos.
A la fecha, hay 1.048 causas abiertas por 1.762 desaparecidos y ejecutados y aunque muchos procesos concluyen en condenas, en la inmensa mayoría los militares no dice qué hicieron con los asesinados.
Para las familias, se trata de una lucha contra el tiempo porque tanto ellos como los victimarios se encuentran en edad avanzada.
(Fuente: AP)
sábado, 2 de enero de 2016
Libia: La vida de lujo y tortura del hijo de Khadafi
Las fotos del hijo de Muammar Khadafi que revelan torturas y una vida de lujo
Las imágenes de Hannibal, el hijo menor del dictador libio, revelaron la doble vida que llevaba la familia gobernante. Una familia con costumbres de realeza y su obsesión por los secuestros ilegales de sus opositores. IMÁGENES EXPLÍCITAS
Infobae
Hannibal Khadafi junto a su esposa Aline Skaf, ex modelo de lenceríaHannibal Khadafi junto a su esposa Aline Skaf, ex modelo de lencería Un iPad cuyo propietario era Hannibal Khadafi muestra los extremos de la doble vida de la familia del dictador libio. El menor de los hijos de Muammar Khadafi tenía en su poder miles de fotos de sus costumbres de lujo y exceso. La vida de Hannibal –tanto pública como privada– estuvo impregnada por denuncias de violencia doméstica, abusos, tortura y secuestros. Ese tipo de costumbres están retratadas en las cientos y cientos de imágenes que fueron descubiertas en las últimas horas.
El menor de los Khadafi fue sacado del país luego de la revuelta que terminó con el régimen de su padre en 2011. El pasado 11 de diciembre fue secuestrado en el límite entre el Líbano y Siria. Las imágenes fueron publicadas hoy por el diario inglés DailyMail. Actualmente, Hannibal está bajo custodia de las autoridades libanesas, en conexión con la desaparición en 1978 de un clérigo chiita en Libia.
Los retratos muestran no sólo los lujos que el hombre de 40 años compartía con sus familiares, sino también a cientos de prisioneros libios siendo torturados. En las imágenes puede verse cómo a algunos de ellos les suministran descargas eléctricas o los golpean con látigos y los patean mientras los mantienen con los ojos vendados.
La tablet de Apple propiedad de Khadafi fue secuestrada en momentos en que se producía la revuelta en Libia. La familia del hijo del dictador escapó a Argelia y luego pasó por Omán, donde buscó refugio político. El siguiente paso fue Damasco. El pasado 11 fue capturado por una milicia libanesa. Quieren que dé explicaciones sobre la desaparición de Moussa al Sadr.
En Génova, en una de las tantas vacaciones de lujo que Hannibal Khadafi ofrecía a su esposa, Aline Skaf
Hannibal Khadafi, hoy de 40 años, en uno de los yates de la familia
El menor de los hijos de Muammar Khadafi en un paracaídas junto a su esposa –a quien golpeaba–, Aline Skaf
En París, en una de las tantas noches románticas que el hijo del dictador le ofrendaba a su esposa, Aline Skaf
Con Aline Skaf, en una de las tantas mansiones que los Khadafi tenían para disfrutar, mientras el resto de Libia vivía en la pobreza
Hannibal Khadafi, en uno de sus yates por el Mediterráneo
Con sus hijos, navegando por el Mediterráneo
De paseo por el mar. Vacaciones para pocos
De shopping en Londres. A su esposa parecía tratarla como una reina, pero ella era víctima de violencia doméstica
Las imágenes que fueron recolectadas del iPad de Hannibal Khadafi muestran escenas de torturas en calabozos sin identificar
Aplican descargas eléctricas contra prisioneros. Se desconoce el destino de las víctimas
Golpes de todo tipo contra los prisioneros
Otras de las imágenes que aparecieron en la tableta electrónica de Hannibal Khadafi
Látigos y palos para torturar a los prisioneros secuestrados
Descargas eléctricas contra los prisioneros. Se desconoce por qué Hannibal Khadafi guardaba estas imágenes
Las imágenes de Hannibal, el hijo menor del dictador libio, revelaron la doble vida que llevaba la familia gobernante. Una familia con costumbres de realeza y su obsesión por los secuestros ilegales de sus opositores. IMÁGENES EXPLÍCITAS
Infobae
Hannibal Khadafi junto a su esposa Aline Skaf, ex modelo de lenceríaHannibal Khadafi junto a su esposa Aline Skaf, ex modelo de lencería Un iPad cuyo propietario era Hannibal Khadafi muestra los extremos de la doble vida de la familia del dictador libio. El menor de los hijos de Muammar Khadafi tenía en su poder miles de fotos de sus costumbres de lujo y exceso. La vida de Hannibal –tanto pública como privada– estuvo impregnada por denuncias de violencia doméstica, abusos, tortura y secuestros. Ese tipo de costumbres están retratadas en las cientos y cientos de imágenes que fueron descubiertas en las últimas horas.
El menor de los Khadafi fue sacado del país luego de la revuelta que terminó con el régimen de su padre en 2011. El pasado 11 de diciembre fue secuestrado en el límite entre el Líbano y Siria. Las imágenes fueron publicadas hoy por el diario inglés DailyMail. Actualmente, Hannibal está bajo custodia de las autoridades libanesas, en conexión con la desaparición en 1978 de un clérigo chiita en Libia.
Los retratos muestran no sólo los lujos que el hombre de 40 años compartía con sus familiares, sino también a cientos de prisioneros libios siendo torturados. En las imágenes puede verse cómo a algunos de ellos les suministran descargas eléctricas o los golpean con látigos y los patean mientras los mantienen con los ojos vendados.
La tablet de Apple propiedad de Khadafi fue secuestrada en momentos en que se producía la revuelta en Libia. La familia del hijo del dictador escapó a Argelia y luego pasó por Omán, donde buscó refugio político. El siguiente paso fue Damasco. El pasado 11 fue capturado por una milicia libanesa. Quieren que dé explicaciones sobre la desaparición de Moussa al Sadr.
En Génova, en una de las tantas vacaciones de lujo que Hannibal Khadafi ofrecía a su esposa, Aline Skaf
Hannibal Khadafi, hoy de 40 años, en uno de los yates de la familia
El menor de los hijos de Muammar Khadafi en un paracaídas junto a su esposa –a quien golpeaba–, Aline Skaf
En París, en una de las tantas noches románticas que el hijo del dictador le ofrendaba a su esposa, Aline Skaf
Con Aline Skaf, en una de las tantas mansiones que los Khadafi tenían para disfrutar, mientras el resto de Libia vivía en la pobreza
Hannibal Khadafi, en uno de sus yates por el Mediterráneo
Con sus hijos, navegando por el Mediterráneo
De paseo por el mar. Vacaciones para pocos
De shopping en Londres. A su esposa parecía tratarla como una reina, pero ella era víctima de violencia doméstica
Las imágenes que fueron recolectadas del iPad de Hannibal Khadafi muestran escenas de torturas en calabozos sin identificar
Aplican descargas eléctricas contra prisioneros. Se desconoce el destino de las víctimas
Golpes de todo tipo contra los prisioneros
Otras de las imágenes que aparecieron en la tableta electrónica de Hannibal Khadafi
Látigos y palos para torturar a los prisioneros secuestrados
Descargas eléctricas contra los prisioneros. Se desconoce por qué Hannibal Khadafi guardaba estas imágenes
viernes, 1 de enero de 2016
Conflictos americanos: Camarón y la Legión Extranjera en México
El combate de Camarón y la Legión Extranjera.
La invasión de Napoleón III a México.
Por: Juan Del Campo
El 17 de julio de 1861, el presidente mexicano Benito Juárez, líder del partido liberal, decretó una moratoria en el pago de la deuda externa de su país, suspendiéndola por un período de dos años, al cabo de los cuales se comprometió a reanudarla. Las razones de esta medida eran consecuencia de la cruenta guerra civil que había aquejado a aquel país entre 1857 y 1860 y que concluyó con la derrota de los conservadores y la elección de Juárez como presidente de la república. En octubre de ese año tres potencias europeas acreedoras, Gran Bretaña, Francia y España, se reunieron en Londres para asumir una posición conjunta con respecto a la decisión unilateral del gobierno mexicano. Estos países no aceptaron la moratoria y decidieron forzar el cumplimiento de las obligaciones financieras mexicanas. Además del pago en moneda pretendieron compensaciones en tierras y otras concesiones. De este modo conformaron una alianza y organizaron una expedición armada a ese país.
Hacia fines de diciembre de 1861 las primeras fuerzas europeas llegaron a Veracruz. Se trataba de un fuerte contingente español al mando del general Juan Prim. Posteriormente, en enero, arribaron los contingentes franceses y británicos al mando de Dubois de Saligny por parte de los primeros y de Sir Charles Wike por los segundos. El presidente Juárez ordenó no oponer resistencia para evitar que estallara una guerra y propuso negociaciones para buscar una salida a tan compleja situación, lo que fue aceptado por las naciones de la triple alianza. Las conversaciones se llevaron a cabo en el poblado de la Soledad cerca de Veracruz, dirigidas por el ministro Manuel Doblado en representación del gobierno mexicano y el general Juan Prim, como representante de la triple alianza. El 19 de febrero de 1862 se firmaron los tratados preliminares de La Soledad. Sus principales puntos establecían que las potencias aliadas no atentarían contra la independencia, la soberanía o la integridad del territorio mexicano, que las futuras negociaciones continuarían en Orizaba y que hasta entonces las fuerzas extranjeras ocuparían Córdoba, Orizaba y Tehuacán. En caso de la suspensión o rompimiento de las negociaciones las potencias aliadas dejarían las poblaciones ocupadas y se fortificarían cerca del puerto de Veracruz. Al ser ratificados por el presidente Juárez y por los comisionados de Inglaterra y España, los tratados de la Soledad adquirieron carácter oficial. Posteriormente México se comprometió a cancelar sus deudas mediante bonos de garantía, que fueron aceptados por los gobiernos de Londres y Madrid, más no así por el de París. Como consecuencia, los ejércitos español y británico se retiraron de México en abril de ese año, mientras que el destacamento francés permaneció en el país. Las señales eran claras. El emperador Napoleón III, quien gobernaba Francia desde 1848, había utilizado aquel problema de acreencias externas como el pretexto para expandir el área de influencia francesa en América del Norte. En otras palabras, el emperador francés pretendía crear en México un imperio que serviría de muralla contra el expansionismo estadounidense, en el entendido que sería una tarea fácil gracias a la guerra de secesión que se desarrollaba en Estados Unidos y que distraía su atención de acciones en el frente externo, tales como poder hacer valer la Doctrina Monroe.
A inicios de abril, el nuevo ministro peruano en Washington, Federico Barreda, propuso al Secretario de Estado norteamericano William H. Seward que Estados Unidos y todos los países de América Central y del Sur emitiesen una declaración en la cual afirmarían que jamás tolerarían el reconocimiento de una fuerza extranjera en el continente americano, en clara alusión a las pretensiones de Napoleón III. Sin embargo Seward se negó a aceptar la propuesta manifestando que tal declaración podría amenazar las relaciones de los Estados Unidos con las potencias europeas, lo que no convenía mientras estuviesen luchando contra la Confederación. El Perú propuso entonces convocar un Congreso panamericano, lo que tampoco fue aceptado por Washington.
El 25 de abril el general conde Charles Ferdinand de Lorencez, recientemente nombrado por Napoleón como comandante en jefe de las fuerzas francesas en México, escribió al mariscal Randon, ministro de guerra en París, una deplorable carta que no hacia más que reflejar el real propósito de la presencia militar francesa así como una actitud adversa hacia la nación mexicana:
“Somos tan superiores a los mexicanos por la raza, la organización, la disciplina, la moral y la elevación de los sentimientos, que ruego a su excelencia tenga la bondad de informar al emperador de que, a la cabeza de 6,000 soldados, ya soy el amo de México”.
Como tantos otros oficiales europeos de su época, el general galo había cometido un error de apreciación basado en presunciones destempladas. Unos días después de esa comunicación, en la mañana del cinco de mayo de 1862, la fuerza de Lorencez atacó la ciudad de Puebla como primer paso para tomar la capital mexicana. El presidente Juárez había actuado con prontitud para repeler a los invasores, nombrando al joven general Ignacio Zaragoza para defender la ciudad. Los franceses ejecutaron un ataque de artillería desde diferentes posiciones que no surtieron ningún efecto. Después de una hora y media habían gastado más de la mitad de sus municiones y Lorencez envió a su infantería con la orden de capturar el fuerte Guadalupe. Las gallardas tropas de Napoleón III fueron recibidas con un intenso fuego. Dos coroneles franceses fueron muertos cuando encabezaban el ataque de sus regimientos y pronto Lorencez observó horrorizado como los cadáveres de sus tropas iban apilándose frente a los muros del fuerte Guadalupe. Zaragoza ordenó entonces a su caballería que atacase a la infantería francesa desplegada frente al fuerte. Fue suficiente. A las 17:00 horas se escuchó el clarín de retirada del considerado mejor ejército del mundo, que sufrió casi 500 bajas. La supuesta superioridad que Lorencez atribuía a sus hombres había probado ser lo que realmente era, es decir, una falacia. Este triunfo sin embargo no marcaría el final de la aventura francesa. Por el contrario, el humillado general Lorencez solicitó a París refuerzos de 15 mil a 20 mil hombres y más armamento, explicando que sólo así lograría con buen éxito la campaña. Evidentemente que 6 mil soldados no eran suficientes para conquistar México.
En 1863, con la llegada de numerosos refuerzos y otro general, Elie Frederick Forey, se decidió atacar nuevamente Puebla. Para ello ahora los franceses contaban con 18,000 hombres de infantería, 1,400 de caballería, 2,150 artilleros, 450 zapadores y un cuerpo auxiliar de 2,300 individuos, además de 2,000 soldados mexicanos proporcionados por el general conservador Márquez. También disponían de 56 cañones y 2.4 millones de proyectiles.
Entre las nuevas tropas recibidas de Francia se encontraban tres batallones de la Legión Extranjera al mando del coronel Jeanningros, un eficiente veterano con más de 30 años de servicio, quien había participado en la batalla de Moulay-Ishmael en Argelia. Dos de sus batallones desembarcaron en Veracruz el 31 de marzo de 1863 y el tercero lo haría en los próximos días. Los mexicanos disponían de un ejército de 20 mil hombres en el norte al mando del propio presidente Juárez y otros 20 mil efectivos en el sur comandados por el general Porfirio Díaz. Estas tropas, apoyadas por guerrillas, ejecutaban constantes ataques a la línea de comunicaciones francesa entre Veracruz y las afueras de Puebla, en una extensión de mas de 240 kilómetros de longitud, por lo cual se requería un elevado numero de efectivos para proteger el envío de provisiones y comunicaciones.
En marzo de ese año, los soldados franceses y trece mil auxiliares mexicanos marcharon contra la heroica ciudad que separaba a Veracruz de la capital. Los legionarios franceses, para su decepción, recibieron tareas menores, como resguardar los convoyes en la sección oriental, donde abundaban enfermedades como la fiebre amarilla y el tifus. A este respecto, el comandante en jefe del ejercito francés, general Elie Frederic Forey había señalado que prefería que fuesen extranjeros y no franceses quienes tuvieran la responsabilidad de resguardar el área más insalubre, es decir la zona tropical entre Veracruz y Córdoba, donde reinaba la malaria.
Para los legionarios este desdén no era cosa nueva y lo asumieron con estoicismo y sin resentimiento. Desde que fue creada en 1831 por el rey Luis Felipe, buena parte de la opinión publica francesa consideraba a la Legión como una desgracia y se mostraba profundamente ofendida por el hecho que mercenarios foráneos fuesen empleados para pelear las batallas de Francia, pues todos sus cuadros, con excepción de los oficiales, no eran franceses sino ciudadanos de otros países enlistados bajo condiciones muy difíciles. Por esta misma razón el ejército regular francés tomó distancias de la Legión, no sin antes asegurarse que si había algún trabajo sucio que realizar, seria la Legión quien lo ejecutaría. Así, aislados de su familia, de sus hogares, de sus países y de la propia Europa, los legionarios pronto comprendieron que eran rechazados por la propia gente por la que luchaban. Como lógica reacción, hubo una retrospección interna y pronto se desarrolló un fiero esprit de corps, que mejor se reflejaba en la frase “Legio Patria Nostra” -La Legión es nuestra patria-. Así, era a la Legión a la que el soldado debía lealtad. No a Francia. Los hombres se enrolaban por una variedad de razones. Algunos eran simples mercenarios en busca de empleo; otros eran refugiados políticos; algunos buscaban escapar de sus esposas o sus deudas; otros, sin suerte en la vida, buscaban empezar de nuevo; el resto eran simples aventureros atraídos por la posibilidad de servir en tierras exóticas. Pero contrario a la creencia popular, la Legión no era un refugio para criminales ni se permitía a aquellos convictos por crímenes enlistarse en sus filas como una alternativa para cumplir con sus condenas. La Legión sirvió sus primeros años en Argelia y en 1835 se le destaco al servicio del gobierno de España durante las guerras carlistas. Pocos sobrevivieron a tan cruento conflicto, pero el concepto sobre la valía de este cuerpo quedó asentado. Durante la Guerra de Crimea regimientos de la Legión tomaron parte en las batallas de Alma y de Inkerman así como en el sitio de Sebastopol. En 1859, durante la guerra entre Francia y el imperio Austro-Húngaro, los legionarios combatieron en las batallas de Magenta y Solferino y esta ultima resulto tan sangrienta que una de sus consecuencias fue la creación de la Cruz Roja. Así, hasta entonces, la Legión había probado ser igual a cualquier cuerpo de infantería en el mundo, pero aun debía probar que era el mejor de todos. La oportunidad pronto se presentaría en México.
El 15 de abril un convoy compuesto por 64 carretas que llevaban varios cañones destinados a demoler las defensas de Puebla, municiones, provisiones y cofres de oro para pagar a las tropas, partió desde Veracruz. La inteligencia mexicana era buena y gracias a ella pronto tomaron conocimiento sobre la existencia de este convoy. El gobernador civil y militar del Estado de Veracruz, coronel Francisco de Paula Milán, ensambló una fuerza integrada por tres batallones de infantería de 400 hombres cada uno: El Veracruz, el Córdoba y el Jalapa, más 800 hombres de caballería -500 lanceros y 300 irregulares- para interceptar y capturar el valioso cargamento enemigo. A primera impresión parecía ser una tarea fácil, particularmente porque la caballería mexicana era eficiente y estaba armada con rifles de repetición Rémington y Winchester y modernos revólveres Colt, Paterson y Starr. Por su parte, mantener la seguridad de este convoy era de particular preocupación para los franceses, razón por la cual el 27 de abril el comandante en jefe de los legionarios, el coronel René Jeanningros, quien había establecido su cuartel general en Chiquihuite, decidió que la tercera compañía del primer regimiento de la Legión debía llevar a cabo la tarea de escoltarlo mientras recorriera el área bajo su responsabilidad. La mayoría de oficiales de dicha compañía se encontraban enfermos. Tres oficiales se ofrecieron como voluntarios, el capitán Jean Danjou, ayudante del Estado Mayor de la compañía, el teniente Napoleón Villain y el teniente segundo Maudet. Estos hombres conformaban un trío formidable. El capitán Danjou era un legionario con varios años de antigüedad que sirvió con distinción el Argelia, Crimea e Italia. En Crimea perdió una mano, que había reemplazado con una prótesis de madera. Villain y Maudet aparentemente eran de nacionalidad francesa, pero se enlistaron como belgas ya que, como se indicó, la legión prohibía que ciudadanos franceses se enrolaran como soldados. Estos hombres comenzaron como rasos, lucharon con eficacia y fueron promovidos al rango de oficiales en mérito a la conducta demostrada en la batalla de Magenta. La compañía a la que pertenecían estos oficiales estaba compuesta por un total de 120 soldados, pero en aquel momento sólo 62 hombres de nacionalidad polaca, italiana, alemana y española, estaban aptos para realizar la tarea.
El 29 de abril, cuatro semanas después de su llegada a México, las tropas bajo Danjou se prepararon para ejecutar esta acción de rutina y se integraron al convoy para proteger la siguiente fase de su recorrido. A medianoche la tercera compañía, provista de 60 cartuchos por hombre, partió de Chiquihuite en misión de avanzada, adelantándose al recorrido del convoy para comprobar que la ruta se encontraba despejada. A las 02:30 horas del día 30, alcanzaron una posta defensiva preparada por la Legión en el Paso del Macho y el comandante de la misma, el capitán Saussier, impresionado por el reducido número de la escolta, ofreció a Danjou un pelotón de refuerzo, lo que este rechazó, continuando la marcha, para lo cual dividió a su fuerza en dos secciones separadas por 200 metros de distancia, mientras que él, al centro, marcharía con las provisiones. Atrás venía un pequeño destacamento de retaguardia. Sin embargo Danjou carecía de avanzadas, pues la Legión no disponía de caballería.
Poco antes de las 06:00 horas, la tercera compañía cruzó por la aldea del Camarón, o Camerone, como la bautizaron los franceses, la misma que como todas las rancherías de la región, se encontraba media destruida por la guerra. La construcción principal, conocida como la Hacienda de la Trinidad, consistía de una pequeña vivienda con modestas edificaciones de adobe alrededor. A un kilómetro y medio del Camarón Danjou ordenó a sus tropas detenerse para tomar la ración de desayuno y como medida preventiva ordenó desplegar algunos centinelas. Unos minutos después vino la alarma. Los legionarios observaron que un fuerte contingente de caballería mexicana se acercaba hacia el lugar. De inmediato Danjou ordenó a sus hombres preparar sus rifles y conformar un rectángulo defensivo. Los legionarios sólo contaban con una ventaja natural en aquel campo abierto, cual era la profusa vegetación existente, que se convertía en una barrera natural contra la caballería adversaria. Cuando los mexicanos estuvieron a una corta distancia, los legionarios, al grito de ¡viva el emperador! abrieron fuego impidiendo su avance. Los mexicanos prefirieron no arriesgar una carga y ejecutarron una maniobra dirigida a rodearlos. Danjou entonces ordenó una retirada hacia el único lugar donde podrían organizar y mantener una defensa sostenida, no el Paso del Macho como algunos pretendían, sino a la hacienda del Camarón. En pequeños grupos, la caballería mexicana hostilizaba a la compañía de la Legión mientras esta se dirigía hacia su objetivo, haciendo de su repliegue un infierno. En dos ocasiones los legionarios se detuvieron y los hicieron retroceder con descargas. Finalmente Danjou y la mayoría de sus hombres lograron su cometido pero a costa de perder las raciones y las mulas con las municiones. Cuarenta y seis de ellos alcanzaron la casa hacienda, algunos heridos, pero otros dieciséis fueron interceptados y capturados por las fuerzas de Milán. Lo peor de todo es que los mexicanos lograron llegar al Camarón casi simultáneamente, con lo cual se establecieron en las partes altas y en uno de los establos ubicado en las esquinas.
Fin de la Primera Parte
La invasión de Napoleón III a México.
Por: Juan Del Campo
El 17 de julio de 1861, el presidente mexicano Benito Juárez, líder del partido liberal, decretó una moratoria en el pago de la deuda externa de su país, suspendiéndola por un período de dos años, al cabo de los cuales se comprometió a reanudarla. Las razones de esta medida eran consecuencia de la cruenta guerra civil que había aquejado a aquel país entre 1857 y 1860 y que concluyó con la derrota de los conservadores y la elección de Juárez como presidente de la república. En octubre de ese año tres potencias europeas acreedoras, Gran Bretaña, Francia y España, se reunieron en Londres para asumir una posición conjunta con respecto a la decisión unilateral del gobierno mexicano. Estos países no aceptaron la moratoria y decidieron forzar el cumplimiento de las obligaciones financieras mexicanas. Además del pago en moneda pretendieron compensaciones en tierras y otras concesiones. De este modo conformaron una alianza y organizaron una expedición armada a ese país.
Hacia fines de diciembre de 1861 las primeras fuerzas europeas llegaron a Veracruz. Se trataba de un fuerte contingente español al mando del general Juan Prim. Posteriormente, en enero, arribaron los contingentes franceses y británicos al mando de Dubois de Saligny por parte de los primeros y de Sir Charles Wike por los segundos. El presidente Juárez ordenó no oponer resistencia para evitar que estallara una guerra y propuso negociaciones para buscar una salida a tan compleja situación, lo que fue aceptado por las naciones de la triple alianza. Las conversaciones se llevaron a cabo en el poblado de la Soledad cerca de Veracruz, dirigidas por el ministro Manuel Doblado en representación del gobierno mexicano y el general Juan Prim, como representante de la triple alianza. El 19 de febrero de 1862 se firmaron los tratados preliminares de La Soledad. Sus principales puntos establecían que las potencias aliadas no atentarían contra la independencia, la soberanía o la integridad del territorio mexicano, que las futuras negociaciones continuarían en Orizaba y que hasta entonces las fuerzas extranjeras ocuparían Córdoba, Orizaba y Tehuacán. En caso de la suspensión o rompimiento de las negociaciones las potencias aliadas dejarían las poblaciones ocupadas y se fortificarían cerca del puerto de Veracruz. Al ser ratificados por el presidente Juárez y por los comisionados de Inglaterra y España, los tratados de la Soledad adquirieron carácter oficial. Posteriormente México se comprometió a cancelar sus deudas mediante bonos de garantía, que fueron aceptados por los gobiernos de Londres y Madrid, más no así por el de París. Como consecuencia, los ejércitos español y británico se retiraron de México en abril de ese año, mientras que el destacamento francés permaneció en el país. Las señales eran claras. El emperador Napoleón III, quien gobernaba Francia desde 1848, había utilizado aquel problema de acreencias externas como el pretexto para expandir el área de influencia francesa en América del Norte. En otras palabras, el emperador francés pretendía crear en México un imperio que serviría de muralla contra el expansionismo estadounidense, en el entendido que sería una tarea fácil gracias a la guerra de secesión que se desarrollaba en Estados Unidos y que distraía su atención de acciones en el frente externo, tales como poder hacer valer la Doctrina Monroe.
A inicios de abril, el nuevo ministro peruano en Washington, Federico Barreda, propuso al Secretario de Estado norteamericano William H. Seward que Estados Unidos y todos los países de América Central y del Sur emitiesen una declaración en la cual afirmarían que jamás tolerarían el reconocimiento de una fuerza extranjera en el continente americano, en clara alusión a las pretensiones de Napoleón III. Sin embargo Seward se negó a aceptar la propuesta manifestando que tal declaración podría amenazar las relaciones de los Estados Unidos con las potencias europeas, lo que no convenía mientras estuviesen luchando contra la Confederación. El Perú propuso entonces convocar un Congreso panamericano, lo que tampoco fue aceptado por Washington.
El 25 de abril el general conde Charles Ferdinand de Lorencez, recientemente nombrado por Napoleón como comandante en jefe de las fuerzas francesas en México, escribió al mariscal Randon, ministro de guerra en París, una deplorable carta que no hacia más que reflejar el real propósito de la presencia militar francesa así como una actitud adversa hacia la nación mexicana:
“Somos tan superiores a los mexicanos por la raza, la organización, la disciplina, la moral y la elevación de los sentimientos, que ruego a su excelencia tenga la bondad de informar al emperador de que, a la cabeza de 6,000 soldados, ya soy el amo de México”.
Como tantos otros oficiales europeos de su época, el general galo había cometido un error de apreciación basado en presunciones destempladas. Unos días después de esa comunicación, en la mañana del cinco de mayo de 1862, la fuerza de Lorencez atacó la ciudad de Puebla como primer paso para tomar la capital mexicana. El presidente Juárez había actuado con prontitud para repeler a los invasores, nombrando al joven general Ignacio Zaragoza para defender la ciudad. Los franceses ejecutaron un ataque de artillería desde diferentes posiciones que no surtieron ningún efecto. Después de una hora y media habían gastado más de la mitad de sus municiones y Lorencez envió a su infantería con la orden de capturar el fuerte Guadalupe. Las gallardas tropas de Napoleón III fueron recibidas con un intenso fuego. Dos coroneles franceses fueron muertos cuando encabezaban el ataque de sus regimientos y pronto Lorencez observó horrorizado como los cadáveres de sus tropas iban apilándose frente a los muros del fuerte Guadalupe. Zaragoza ordenó entonces a su caballería que atacase a la infantería francesa desplegada frente al fuerte. Fue suficiente. A las 17:00 horas se escuchó el clarín de retirada del considerado mejor ejército del mundo, que sufrió casi 500 bajas. La supuesta superioridad que Lorencez atribuía a sus hombres había probado ser lo que realmente era, es decir, una falacia. Este triunfo sin embargo no marcaría el final de la aventura francesa. Por el contrario, el humillado general Lorencez solicitó a París refuerzos de 15 mil a 20 mil hombres y más armamento, explicando que sólo así lograría con buen éxito la campaña. Evidentemente que 6 mil soldados no eran suficientes para conquistar México.
En 1863, con la llegada de numerosos refuerzos y otro general, Elie Frederick Forey, se decidió atacar nuevamente Puebla. Para ello ahora los franceses contaban con 18,000 hombres de infantería, 1,400 de caballería, 2,150 artilleros, 450 zapadores y un cuerpo auxiliar de 2,300 individuos, además de 2,000 soldados mexicanos proporcionados por el general conservador Márquez. También disponían de 56 cañones y 2.4 millones de proyectiles.
Entre las nuevas tropas recibidas de Francia se encontraban tres batallones de la Legión Extranjera al mando del coronel Jeanningros, un eficiente veterano con más de 30 años de servicio, quien había participado en la batalla de Moulay-Ishmael en Argelia. Dos de sus batallones desembarcaron en Veracruz el 31 de marzo de 1863 y el tercero lo haría en los próximos días. Los mexicanos disponían de un ejército de 20 mil hombres en el norte al mando del propio presidente Juárez y otros 20 mil efectivos en el sur comandados por el general Porfirio Díaz. Estas tropas, apoyadas por guerrillas, ejecutaban constantes ataques a la línea de comunicaciones francesa entre Veracruz y las afueras de Puebla, en una extensión de mas de 240 kilómetros de longitud, por lo cual se requería un elevado numero de efectivos para proteger el envío de provisiones y comunicaciones.
En marzo de ese año, los soldados franceses y trece mil auxiliares mexicanos marcharon contra la heroica ciudad que separaba a Veracruz de la capital. Los legionarios franceses, para su decepción, recibieron tareas menores, como resguardar los convoyes en la sección oriental, donde abundaban enfermedades como la fiebre amarilla y el tifus. A este respecto, el comandante en jefe del ejercito francés, general Elie Frederic Forey había señalado que prefería que fuesen extranjeros y no franceses quienes tuvieran la responsabilidad de resguardar el área más insalubre, es decir la zona tropical entre Veracruz y Córdoba, donde reinaba la malaria.
Para los legionarios este desdén no era cosa nueva y lo asumieron con estoicismo y sin resentimiento. Desde que fue creada en 1831 por el rey Luis Felipe, buena parte de la opinión publica francesa consideraba a la Legión como una desgracia y se mostraba profundamente ofendida por el hecho que mercenarios foráneos fuesen empleados para pelear las batallas de Francia, pues todos sus cuadros, con excepción de los oficiales, no eran franceses sino ciudadanos de otros países enlistados bajo condiciones muy difíciles. Por esta misma razón el ejército regular francés tomó distancias de la Legión, no sin antes asegurarse que si había algún trabajo sucio que realizar, seria la Legión quien lo ejecutaría. Así, aislados de su familia, de sus hogares, de sus países y de la propia Europa, los legionarios pronto comprendieron que eran rechazados por la propia gente por la que luchaban. Como lógica reacción, hubo una retrospección interna y pronto se desarrolló un fiero esprit de corps, que mejor se reflejaba en la frase “Legio Patria Nostra” -La Legión es nuestra patria-. Así, era a la Legión a la que el soldado debía lealtad. No a Francia. Los hombres se enrolaban por una variedad de razones. Algunos eran simples mercenarios en busca de empleo; otros eran refugiados políticos; algunos buscaban escapar de sus esposas o sus deudas; otros, sin suerte en la vida, buscaban empezar de nuevo; el resto eran simples aventureros atraídos por la posibilidad de servir en tierras exóticas. Pero contrario a la creencia popular, la Legión no era un refugio para criminales ni se permitía a aquellos convictos por crímenes enlistarse en sus filas como una alternativa para cumplir con sus condenas. La Legión sirvió sus primeros años en Argelia y en 1835 se le destaco al servicio del gobierno de España durante las guerras carlistas. Pocos sobrevivieron a tan cruento conflicto, pero el concepto sobre la valía de este cuerpo quedó asentado. Durante la Guerra de Crimea regimientos de la Legión tomaron parte en las batallas de Alma y de Inkerman así como en el sitio de Sebastopol. En 1859, durante la guerra entre Francia y el imperio Austro-Húngaro, los legionarios combatieron en las batallas de Magenta y Solferino y esta ultima resulto tan sangrienta que una de sus consecuencias fue la creación de la Cruz Roja. Así, hasta entonces, la Legión había probado ser igual a cualquier cuerpo de infantería en el mundo, pero aun debía probar que era el mejor de todos. La oportunidad pronto se presentaría en México.
El 15 de abril un convoy compuesto por 64 carretas que llevaban varios cañones destinados a demoler las defensas de Puebla, municiones, provisiones y cofres de oro para pagar a las tropas, partió desde Veracruz. La inteligencia mexicana era buena y gracias a ella pronto tomaron conocimiento sobre la existencia de este convoy. El gobernador civil y militar del Estado de Veracruz, coronel Francisco de Paula Milán, ensambló una fuerza integrada por tres batallones de infantería de 400 hombres cada uno: El Veracruz, el Córdoba y el Jalapa, más 800 hombres de caballería -500 lanceros y 300 irregulares- para interceptar y capturar el valioso cargamento enemigo. A primera impresión parecía ser una tarea fácil, particularmente porque la caballería mexicana era eficiente y estaba armada con rifles de repetición Rémington y Winchester y modernos revólveres Colt, Paterson y Starr. Por su parte, mantener la seguridad de este convoy era de particular preocupación para los franceses, razón por la cual el 27 de abril el comandante en jefe de los legionarios, el coronel René Jeanningros, quien había establecido su cuartel general en Chiquihuite, decidió que la tercera compañía del primer regimiento de la Legión debía llevar a cabo la tarea de escoltarlo mientras recorriera el área bajo su responsabilidad. La mayoría de oficiales de dicha compañía se encontraban enfermos. Tres oficiales se ofrecieron como voluntarios, el capitán Jean Danjou, ayudante del Estado Mayor de la compañía, el teniente Napoleón Villain y el teniente segundo Maudet. Estos hombres conformaban un trío formidable. El capitán Danjou era un legionario con varios años de antigüedad que sirvió con distinción el Argelia, Crimea e Italia. En Crimea perdió una mano, que había reemplazado con una prótesis de madera. Villain y Maudet aparentemente eran de nacionalidad francesa, pero se enlistaron como belgas ya que, como se indicó, la legión prohibía que ciudadanos franceses se enrolaran como soldados. Estos hombres comenzaron como rasos, lucharon con eficacia y fueron promovidos al rango de oficiales en mérito a la conducta demostrada en la batalla de Magenta. La compañía a la que pertenecían estos oficiales estaba compuesta por un total de 120 soldados, pero en aquel momento sólo 62 hombres de nacionalidad polaca, italiana, alemana y española, estaban aptos para realizar la tarea.
El 29 de abril, cuatro semanas después de su llegada a México, las tropas bajo Danjou se prepararon para ejecutar esta acción de rutina y se integraron al convoy para proteger la siguiente fase de su recorrido. A medianoche la tercera compañía, provista de 60 cartuchos por hombre, partió de Chiquihuite en misión de avanzada, adelantándose al recorrido del convoy para comprobar que la ruta se encontraba despejada. A las 02:30 horas del día 30, alcanzaron una posta defensiva preparada por la Legión en el Paso del Macho y el comandante de la misma, el capitán Saussier, impresionado por el reducido número de la escolta, ofreció a Danjou un pelotón de refuerzo, lo que este rechazó, continuando la marcha, para lo cual dividió a su fuerza en dos secciones separadas por 200 metros de distancia, mientras que él, al centro, marcharía con las provisiones. Atrás venía un pequeño destacamento de retaguardia. Sin embargo Danjou carecía de avanzadas, pues la Legión no disponía de caballería.
Poco antes de las 06:00 horas, la tercera compañía cruzó por la aldea del Camarón, o Camerone, como la bautizaron los franceses, la misma que como todas las rancherías de la región, se encontraba media destruida por la guerra. La construcción principal, conocida como la Hacienda de la Trinidad, consistía de una pequeña vivienda con modestas edificaciones de adobe alrededor. A un kilómetro y medio del Camarón Danjou ordenó a sus tropas detenerse para tomar la ración de desayuno y como medida preventiva ordenó desplegar algunos centinelas. Unos minutos después vino la alarma. Los legionarios observaron que un fuerte contingente de caballería mexicana se acercaba hacia el lugar. De inmediato Danjou ordenó a sus hombres preparar sus rifles y conformar un rectángulo defensivo. Los legionarios sólo contaban con una ventaja natural en aquel campo abierto, cual era la profusa vegetación existente, que se convertía en una barrera natural contra la caballería adversaria. Cuando los mexicanos estuvieron a una corta distancia, los legionarios, al grito de ¡viva el emperador! abrieron fuego impidiendo su avance. Los mexicanos prefirieron no arriesgar una carga y ejecutarron una maniobra dirigida a rodearlos. Danjou entonces ordenó una retirada hacia el único lugar donde podrían organizar y mantener una defensa sostenida, no el Paso del Macho como algunos pretendían, sino a la hacienda del Camarón. En pequeños grupos, la caballería mexicana hostilizaba a la compañía de la Legión mientras esta se dirigía hacia su objetivo, haciendo de su repliegue un infierno. En dos ocasiones los legionarios se detuvieron y los hicieron retroceder con descargas. Finalmente Danjou y la mayoría de sus hombres lograron su cometido pero a costa de perder las raciones y las mulas con las municiones. Cuarenta y seis de ellos alcanzaron la casa hacienda, algunos heridos, pero otros dieciséis fueron interceptados y capturados por las fuerzas de Milán. Lo peor de todo es que los mexicanos lograron llegar al Camarón casi simultáneamente, con lo cual se establecieron en las partes altas y en uno de los establos ubicado en las esquinas.
Fin de la Primera Parte
jueves, 31 de diciembre de 2015
Patagonia: Esquel y su historia
Historia de Esquel
Más de un siglo ha pasado desde la fundación de nuestra ciudad en el Valle 16 de Octubre.
Se considera como fecha de nacimiento de la ciudad el 25 de febrero de 1906, cuando Medardo Morelli realizó la primera transmisión telegráfica desde el centro de comunicaciones instalado allí durante una expedición para la extensión de la línea ferroviaria. A esta zona se la identificaba hasta entonces como Súnica y era una ramificación occidental de la Colonia 16 de Octubre, población galesa cuyo núcleo original estaba a unos 25 kilómetros al sur, en la actual ciudad de Trevelin. Antes el valle había sido zona de tránsito de Tehuelches y Mapuches, de los cuales descienden algunos pobladores de la región y el nombre de la ciudad. "Esquel" proviene de la palabra tehuelche ESGEL KAIK que de acuerdo a las traducciones puede significar "ABROJAL" o "TEMBLADERAL". Cualquiera de las dos acepciones puede ser cierta ya que en algunas épocas hay abrojos y el lugar donde se encuentra la ciudad era antiguamente una zona de mallín, que se caracteriza por ser un suelo inundado, pantanoso y cubierto por hierbas que al decir de los antiguos pobladores era el aspecto que presentaba el lugar. Esquel se desarrolló de forma sostenida y con la llegada del Viejo Expreso Patagónico en 1945, comenzó a desarrollarse su atractivo turístico que se consolidó con la inauguración del Centro de Deportes Invernales La Hoya en 1974. Descendientes de aborígenes y de inmigrantes galeses, españoles y lituanos, mantienen sus culturas vivas aportando a la diversidad en las tradiciones de la ciudad. El imponente paisaje muy bien preservado, le da a Esquel un atractivo especial para los amantes de la vida al aire libre y el deporte, pero también para toda la familia.
Desde hace 150 los colonos provenientes de Gales forman parte de la identidad de la Patagonia Central.
Los galeses llegaron a la zona en 1865, venían desde el Reino Unido donde eran perseguidos por practicar sus creencias y costumbres. Los primeros 153 inmigrantes galeses llegaron a las costas chubutenses a bordo del velero "Mimosa" en busca de un lugar que les permitiera practicar su cultura libremente. Fueron poblando parcelas alrededor del río Chubut y subsistían dedicándose principalmente a la agricultura y la ganadería. En 1884 el recientemente nombrado gobernador de Chubut, el Coronel Luis J. Fontana, entrenó a un grupo de 29 voluntarios para realizar una expedición en busca de lugares aptos para ser poblados. "La compañía de los rifleros de Chubut" fue el nombre de grupo encabezado por el galés John Murray Thomas. En la zona del Valle 16 de Octubre, ubicado a 25 kilómetros de lo que hoy es Esquel, decidieron finalmente instalarse, impactados por la belleza de los alrededores del río Corintos, muy similar a la de sus tierras nativas. A principios de 1900 la colonia galesa se consolidó en varias zonas rurales nucleadas por capillas, edificios donde esta población practicaba las creencias y costumbres que los mantenía unidos. El culto religioso tenía un lugar primordial en la vida de los galeses y las capillas se utilizaban como espacios de socialización por excelencia: también eran escuelas, allí practicaban los coros y se realizaban reuniones políticas e incluso comerciales. Para 1902 ya cultivaban cereales, criaban ganado y habían construido una capilla y una escuela en la zona, que estaba siendo disputada por el gobierno chileno. Por ello se realizó un plebiscito para consultar a los pobladores qué nacionalidad optaban y los galeses se manifestaron por Argentina, que les había dado protección luego del exilio. Hoy se preservan las dos capillas instaladas en la zona cordillerana, una en Esquel y otra en Trevelin, además de mantener vivas sus costumbres en la cotidianeidad del pueblo. Sus descendientes directos forman parte de nuestra cultura: se puede saborear su gastronomía en las casas de té y conocer sus primeros años en la zona en los diferentes museos y edificios históricos.
El valle en donde se asienta Esquel era utilizado por las poblaciones originarias de la zona principalmente como lugar de tránsito. Los Tehuelches (anteriormente llamados Puelches, "Gente del este"), y luego los Mapuches ("gente de la tierra"), fueron los que más tiempo habitaron la zona. Los registros más antiguos que existen sobre población humana en la Patagonia datan de 11 mil años y 4 mil desde que una cultura similar a la Tehuelche se asentó en el lugar. Parte de ellos dominó estas tierras hasta la llegada de los españoles. Los Tehuelches eran un pueblo nómade que basaba su economía en la caza y en la recolección de productos de la tierra, principalmente el guanaco, por la carne y el cuero que les servía para vestirse y para construir los toldos en los que vivían. Cazaban con arco y flecha o con boleadoras y se vestían con taparrabos, mocasines y quillangos de cuero (una especie de poncho). Entre sus características se puede destacar que eran monoteístas, creían en el dios "Kooch" y en la vida después de la muerte. Además enterraban a sus muertos en Chenques, sepulturas situadas sobre los puntos más elevados del terreno o en la cima de las montañas. Durante el siglo XVII, desde el otro lado de la cordillera ingresaron los Mapuches al territorio y lograron, luego de un largo proceso, desplazar a los Tehuelches. Los Mapuches eran cazadores de guanacos y choiques y utilizaban arco, flecha y boleadoras, pero también el lazo y la honda. Con la incorporación del caballo comenzaron a usar una larga lanza para la caza. Creían en el dios Ngenechén y también en un espíritu del mal llamado Hualichu. Con las invasiones inglesas (durante los años 1806 y 1807) algunos caciques Pampas y Tehuelches ofrecieron, sin respuesta del gobierno, a sus hombres y caballos para hacer frente a los ingleses. Después de la Revolución de Mayo de 1810 el gobierno retomó una política más ofensiva contra los pueblos originarios: se los enviaba como prisioneros a realizar pesadas tareas o quedaban reducidos en reservas. Los que lograron sobrevivir en ellas tuvieron que pasar por largas gestiones para lograr un título de propiedad colectiva que les permitiera subsistir en un sistema de propiedad distinto. La lengua Mapuche sigue viva en sus descendientes que, pese a las dificultades, conservan con ella parte de su cultura. En la actualidad en la provincia del Chubut hay diferentes comunidades y la más cercana a Esquel es la de Nahuel Pan, que queda a unos 18 kilómetros de la ciudad. Otras de ellas son la denominada Buenos Aires Chico, ubicada en la jurisdicción de El Maitén y Lago Rosario en la zona de Trevelin.
Esquel Turismo
Más de un siglo ha pasado desde la fundación de nuestra ciudad en el Valle 16 de Octubre.
Se considera como fecha de nacimiento de la ciudad el 25 de febrero de 1906, cuando Medardo Morelli realizó la primera transmisión telegráfica desde el centro de comunicaciones instalado allí durante una expedición para la extensión de la línea ferroviaria. A esta zona se la identificaba hasta entonces como Súnica y era una ramificación occidental de la Colonia 16 de Octubre, población galesa cuyo núcleo original estaba a unos 25 kilómetros al sur, en la actual ciudad de Trevelin. Antes el valle había sido zona de tránsito de Tehuelches y Mapuches, de los cuales descienden algunos pobladores de la región y el nombre de la ciudad. "Esquel" proviene de la palabra tehuelche ESGEL KAIK que de acuerdo a las traducciones puede significar "ABROJAL" o "TEMBLADERAL". Cualquiera de las dos acepciones puede ser cierta ya que en algunas épocas hay abrojos y el lugar donde se encuentra la ciudad era antiguamente una zona de mallín, que se caracteriza por ser un suelo inundado, pantanoso y cubierto por hierbas que al decir de los antiguos pobladores era el aspecto que presentaba el lugar. Esquel se desarrolló de forma sostenida y con la llegada del Viejo Expreso Patagónico en 1945, comenzó a desarrollarse su atractivo turístico que se consolidó con la inauguración del Centro de Deportes Invernales La Hoya en 1974. Descendientes de aborígenes y de inmigrantes galeses, españoles y lituanos, mantienen sus culturas vivas aportando a la diversidad en las tradiciones de la ciudad. El imponente paisaje muy bien preservado, le da a Esquel un atractivo especial para los amantes de la vida al aire libre y el deporte, pero también para toda la familia.
LOS GALESES
Desde hace 150 los colonos provenientes de Gales forman parte de la identidad de la Patagonia Central.Los galeses llegaron a la zona en 1865, venían desde el Reino Unido donde eran perseguidos por practicar sus creencias y costumbres. Los primeros 153 inmigrantes galeses llegaron a las costas chubutenses a bordo del velero "Mimosa" en busca de un lugar que les permitiera practicar su cultura libremente. Fueron poblando parcelas alrededor del río Chubut y subsistían dedicándose principalmente a la agricultura y la ganadería. En 1884 el recientemente nombrado gobernador de Chubut, el Coronel Luis J. Fontana, entrenó a un grupo de 29 voluntarios para realizar una expedición en busca de lugares aptos para ser poblados. "La compañía de los rifleros de Chubut" fue el nombre de grupo encabezado por el galés John Murray Thomas. En la zona del Valle 16 de Octubre, ubicado a 25 kilómetros de lo que hoy es Esquel, decidieron finalmente instalarse, impactados por la belleza de los alrededores del río Corintos, muy similar a la de sus tierras nativas. A principios de 1900 la colonia galesa se consolidó en varias zonas rurales nucleadas por capillas, edificios donde esta población practicaba las creencias y costumbres que los mantenía unidos. El culto religioso tenía un lugar primordial en la vida de los galeses y las capillas se utilizaban como espacios de socialización por excelencia: también eran escuelas, allí practicaban los coros y se realizaban reuniones políticas e incluso comerciales. Para 1902 ya cultivaban cereales, criaban ganado y habían construido una capilla y una escuela en la zona, que estaba siendo disputada por el gobierno chileno. Por ello se realizó un plebiscito para consultar a los pobladores qué nacionalidad optaban y los galeses se manifestaron por Argentina, que les había dado protección luego del exilio. Hoy se preservan las dos capillas instaladas en la zona cordillerana, una en Esquel y otra en Trevelin, además de mantener vivas sus costumbres en la cotidianeidad del pueblo. Sus descendientes directos forman parte de nuestra cultura: se puede saborear su gastronomía en las casas de té y conocer sus primeros años en la zona en los diferentes museos y edificios históricos.
NUESTROS PUEBLOS ORIGINARIOS –TEHUELCHES Y MAPUCHES–
Los registros más antiguos que existen sobre población humana en la Patagonia datan de 11 mil añosEl valle en donde se asienta Esquel era utilizado por las poblaciones originarias de la zona principalmente como lugar de tránsito. Los Tehuelches (anteriormente llamados Puelches, "Gente del este"), y luego los Mapuches ("gente de la tierra"), fueron los que más tiempo habitaron la zona. Los registros más antiguos que existen sobre población humana en la Patagonia datan de 11 mil años y 4 mil desde que una cultura similar a la Tehuelche se asentó en el lugar. Parte de ellos dominó estas tierras hasta la llegada de los españoles. Los Tehuelches eran un pueblo nómade que basaba su economía en la caza y en la recolección de productos de la tierra, principalmente el guanaco, por la carne y el cuero que les servía para vestirse y para construir los toldos en los que vivían. Cazaban con arco y flecha o con boleadoras y se vestían con taparrabos, mocasines y quillangos de cuero (una especie de poncho). Entre sus características se puede destacar que eran monoteístas, creían en el dios "Kooch" y en la vida después de la muerte. Además enterraban a sus muertos en Chenques, sepulturas situadas sobre los puntos más elevados del terreno o en la cima de las montañas. Durante el siglo XVII, desde el otro lado de la cordillera ingresaron los Mapuches al territorio y lograron, luego de un largo proceso, desplazar a los Tehuelches. Los Mapuches eran cazadores de guanacos y choiques y utilizaban arco, flecha y boleadoras, pero también el lazo y la honda. Con la incorporación del caballo comenzaron a usar una larga lanza para la caza. Creían en el dios Ngenechén y también en un espíritu del mal llamado Hualichu. Con las invasiones inglesas (durante los años 1806 y 1807) algunos caciques Pampas y Tehuelches ofrecieron, sin respuesta del gobierno, a sus hombres y caballos para hacer frente a los ingleses. Después de la Revolución de Mayo de 1810 el gobierno retomó una política más ofensiva contra los pueblos originarios: se los enviaba como prisioneros a realizar pesadas tareas o quedaban reducidos en reservas. Los que lograron sobrevivir en ellas tuvieron que pasar por largas gestiones para lograr un título de propiedad colectiva que les permitiera subsistir en un sistema de propiedad distinto. La lengua Mapuche sigue viva en sus descendientes que, pese a las dificultades, conservan con ella parte de su cultura. En la actualidad en la provincia del Chubut hay diferentes comunidades y la más cercana a Esquel es la de Nahuel Pan, que queda a unos 18 kilómetros de la ciudad. Otras de ellas son la denominada Buenos Aires Chico, ubicada en la jurisdicción de El Maitén y Lago Rosario en la zona de Trevelin.
Esquel Turismo
miércoles, 30 de diciembre de 2015
SS: El delator tatuaje sanguíneo
¿Por qué los miembros de las SS llevaban un tatuaje en el brazo?
Jaiver Sanz - Historias de la Historia
Las Waffen-SS fueron el cuerpo de combate de las SS (Schutzstaffel). Dirigidas por Heinrich Himmler, las Waffen-SS se crearon como unidad de protección del Partido Nazi para, más tarde, convertirse en fuerzas de combate durante la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de miembros de las Waffen-SS llevaban un pequeño tatuaje en la parte interior del brazo izquierdo con el tipo de sangre (A, B, AB y O). Así, se podría identificar rápidamente el tipo de sangre en caso de tener que hacer una transfusión a un soldado inconsciente o que no llevase su chapa identificativa (Erkennungsmarke).
Lo que en la batalla era una ventaja, acabo siendo un inconveniente cuando terminó la guerra. Los aliados utilizaron los tatuajes para localizar, y juzgar, a los miembros de la Wafen-SS. Algunos intentaron “borrar las huellas del delito” quemándose el tatuaje pero, al final, resultaba ser más evidente que una “confesión jurada”.
Jaiver Sanz - Historias de la Historia
Las Waffen-SS fueron el cuerpo de combate de las SS (Schutzstaffel). Dirigidas por Heinrich Himmler, las Waffen-SS se crearon como unidad de protección del Partido Nazi para, más tarde, convertirse en fuerzas de combate durante la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de miembros de las Waffen-SS llevaban un pequeño tatuaje en la parte interior del brazo izquierdo con el tipo de sangre (A, B, AB y O). Así, se podría identificar rápidamente el tipo de sangre en caso de tener que hacer una transfusión a un soldado inconsciente o que no llevase su chapa identificativa (Erkennungsmarke).
Lo que en la batalla era una ventaja, acabo siendo un inconveniente cuando terminó la guerra. Los aliados utilizaron los tatuajes para localizar, y juzgar, a los miembros de la Wafen-SS. Algunos intentaron “borrar las huellas del delito” quemándose el tatuaje pero, al final, resultaba ser más evidente que una “confesión jurada”.
martes, 29 de diciembre de 2015
Edad Media: Sobreviviendo al invierno
Sobrevivir invierno en la Edad Media
POR MEDIEVALISTS.NET
Pavel Sapozhnikov y su cabra, Glasha, sobrevivir a una dura rusa de estar en invierno como se hacía en el siglo IX. Foto cortesía de Alone in the Past.
En 2013, un grupo de recreación medieval se dispuso a ver lo que sería como para sobrevivir a un invierno ruso en la Edad Media. Seleccionaron uno de sus miembros, Pavel Sapozhnikov, vivir en una granja, con sólo herramientas del siglo noveno, ropa y refugio durante seis meses como parte de un proyecto titulado, solo en el pasado. Una vez al día, Pavel hablaría durante media hora en una cámara para contar su día, y compartir sus experiencias. El resto del tiempo, estaba completamente solo, con un mes de check-in para asegurar que aún estaba vivo. Su experimento proporcionó un primer vistazo lado de las luchas de personas enfrentan sobrevivir el invierno en la Edad Media.
También podemos recoger pedacitos de la información de los manuscritos, expedientes judiciales, y los rollos del forense sobre cómo la gente vivió y murió durante la época más dura del año. ¿Cómo la gente se queda caliente? ¿Qué es lo que comen? ¿Que hicieron? Sin calefacción interior, sin ventanas con doble acristalamiento, ningún Netflix, ni por la chaqueta, sin duda ninguno de los lujos de hoy en día consideramos "necesidades". El invierno fue un momento aterrador para muchas personas; si había una mala cosecha, podría morir de hambre, y siempre existía la posibilidad de contraer enfermedades que fácilmente podrían matar, como la neumonía. Añadir a eso, el inicio de la Pequeña Edad de Hielo desde 1300 hasta alrededor de 1870, y significó sobrevivir inviernos mucho más fríos. El invierno era el momento más peligroso en el año calendario medieval. Entonces, ¿cómo hacer frente a la gente medieval?
Pavel Sapozhnikov la cocción de alimentos, ya que se habría hecho en el siglo IX. Foto cortesía de Alone in the Past.
La Navidad es la fiesta más largo del año; había doce días a partir de la víspera de Navidad a la Epifanía (6 de enero) eran nadie trabajó en absoluto. El Señor a veces invitar a sus villanos para cenar en su salón para la comida de Navidad. En algunos casos, un campesino suerte se seleccionaría a pedir dos amigos a ir con él a comer y beber todo lo que querían, y todo lo que quería para la duración de dos velas encendidas (uno tras otro). Otros campesinos se les permitió llevarse todo lo que podían en sus telas.
A pesar de las festividades, los campesinos todavía tenían que pagar la renta adicional para agregar a la mesa del Señor, por lo general los huevos, gallinas y pan. También tenían otro trabajo por hacer a pesar de que no estaban trabajando en la casa; que tenían que cuidar de los animales, limar asperezas, herramientas y corrales. También hubo trabajos de reparación en general alrededor de la casa que tuvo que ser completado durante este breve descanso.
POR MEDIEVALISTS.NET
Pavel Sapozhnikov y su cabra, Glasha, sobrevivir a una dura rusa de estar en invierno como se hacía en el siglo IX. Foto cortesía de Alone in the Past.
En 2013, un grupo de recreación medieval se dispuso a ver lo que sería como para sobrevivir a un invierno ruso en la Edad Media. Seleccionaron uno de sus miembros, Pavel Sapozhnikov, vivir en una granja, con sólo herramientas del siglo noveno, ropa y refugio durante seis meses como parte de un proyecto titulado, solo en el pasado. Una vez al día, Pavel hablaría durante media hora en una cámara para contar su día, y compartir sus experiencias. El resto del tiempo, estaba completamente solo, con un mes de check-in para asegurar que aún estaba vivo. Su experimento proporcionó un primer vistazo lado de las luchas de personas enfrentan sobrevivir el invierno en la Edad Media.
También podemos recoger pedacitos de la información de los manuscritos, expedientes judiciales, y los rollos del forense sobre cómo la gente vivió y murió durante la época más dura del año. ¿Cómo la gente se queda caliente? ¿Qué es lo que comen? ¿Que hicieron? Sin calefacción interior, sin ventanas con doble acristalamiento, ningún Netflix, ni por la chaqueta, sin duda ninguno de los lujos de hoy en día consideramos "necesidades". El invierno fue un momento aterrador para muchas personas; si había una mala cosecha, podría morir de hambre, y siempre existía la posibilidad de contraer enfermedades que fácilmente podrían matar, como la neumonía. Añadir a eso, el inicio de la Pequeña Edad de Hielo desde 1300 hasta alrededor de 1870, y significó sobrevivir inviernos mucho más fríos. El invierno era el momento más peligroso en el año calendario medieval. Entonces, ¿cómo hacer frente a la gente medieval?
Pavel Sapozhnikov la cocción de alimentos, ya que se habría hecho en el siglo IX. Foto cortesía de Alone in the Past.
Comida
El Invierno empezaba justo después de San Miguel (29 de septiembre) y se prolongaba hasta la Candelaria (2 de febrero) cuando se hacía lo suficientemente caliente para que labrarse la tierra de nuevo. Eso es mucho tiempo, así que para los aldeanos, el otoño se gastó la preservación de la cosecha para los meses difíciles por delante. Para la persona promedio, potaje (un guiso compuesto por verduras y granos cocidos) era un alimento básico durante los fríos meses de invierno. Todo fue en el bote, incluidas las frutas si tenían alguna, ya que se consideraba poco saludable comer fruta cruda. Los alimentos que se encuentran comúnmente en la dieta de un aldeano incluirían las cebollas, guisantes, colewort (rúcula o rúcula), frijoles, lentejas, y hierbas, como perejil. Para proteínas, queso y huevos, y un poco de carne, cuando podrían conseguirlo, como el tocino grasa o carne de cerdo salado se añadirían al potaje. Para el bien de cosas por hacer, carnes, como el cordero y la paloma, junto con la mantequilla, los higos, queso, uvas, vino tinto se prescribe para contrarrestar los efectos "Phlegmy" de invierno.Ropa
¿Cómo las personas a mantenerse caliente en pleno invierno? Al igual que nosotros, ellos llevaban capas, bufandas, botas y guantes (no el tipo de cinco dedos que sabemos, pero unos más manopla como estilo). Casas eran a menudo humo de un fuego de la chimenea de piedra que fue ventilado por un agujero en el techo. Esto proporcionó el calor pero no del tipo que sería acostumbrados a para tales temperaturas frías. Calefacción interior no era exactamente grande, por lo que muchas personas llevaban sus prendas exteriores en el interior para mantener el calor. En otros lugares fríos y con corrientes de aire, como las iglesias, los aldeanos a menudo trajeron sus propios calentadores de mano a misa; esferas huecas de metal que sostenían las brasas. Lana era el tejido favorito para la ropa, pero era extremadamente picante así que la ropa se llevaba debajo. Sudoración reduciría la calidez de la lana, la gente por lo medievales a menudo eliminan capas cuando sudaban y luego los vuelven a aplicar cuando se enfrían.Juegos
El hecho de que sus posibilidades de invierno sobreviviente eran sombrías, y no se podía maratón un espectáculo durante catorce horas en Netflix, no significaba que no podía tener un poco de diversión. Medieval de la gente hicieron muchas de las cosas que hacemos: que jugaron en la nieve, disfrutaron de trineos, y patinaban sobre hielo (en trozos de madera pulida o huesos de la espinilla de caballos). Interior, los tiempos pasados eran más populares juegos como ajedrez y backgammon. Si usted fuera un noble, es posible disfrutar de la caza de jabalí. Estas actividades fueron un respiro bienvenido de romper la espalda de trabajo, y las noches frías de invierno.Vacaciones
"Casa de cada hombre, como también a sus iglesias parroquiales, se viste de gala con el acebo, hiedra, laurel, y todo lo que la temporada del año otorgada a ser verde" ~ de Londres del siglo 12, La vida en un pueblo medievalLa Navidad es la fiesta más largo del año; había doce días a partir de la víspera de Navidad a la Epifanía (6 de enero) eran nadie trabajó en absoluto. El Señor a veces invitar a sus villanos para cenar en su salón para la comida de Navidad. En algunos casos, un campesino suerte se seleccionaría a pedir dos amigos a ir con él a comer y beber todo lo que querían, y todo lo que quería para la duración de dos velas encendidas (uno tras otro). Otros campesinos se les permitió llevarse todo lo que podían en sus telas.
A pesar de las festividades, los campesinos todavía tenían que pagar la renta adicional para agregar a la mesa del Señor, por lo general los huevos, gallinas y pan. También tenían otro trabajo por hacer a pesar de que no estaban trabajando en la casa; que tenían que cuidar de los animales, limar asperezas, herramientas y corrales. También hubo trabajos de reparación en general alrededor de la casa que tuvo que ser completado durante este breve descanso.
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