martes, 10 de julio de 2018

SGM: Argentinos luchando con la Royal Air Force


Las increíbles historias de los pilotos argentinos que pelearon en la Segunda Guerra Mundial 

En su nuevo libro "Volaron para vivir", el historiador Claudio Meunier regresa a la fascinante historia de los más de 500 pilotos argentinos que pelearon por los Aliados contra las potencias del Eje. Infobae publica un adelanto

El texto forma parte del próximo libro de Claudio Meunier, "Volaron para vivir"
 
Robin Houston, uno de los 500 pilotos argentinos que pelearon en la Segunda Guerra Mundial (Foto: Archivo de Claudio Meunier)

7 de diciembre de 1943. "Una buena noche para sacudirle las plumas a los japoneses", le dice el Flying Officer Robin Houston a su copiloto, mientras inicia la puesta en marcha del enorme bombardero cuatrimotor americano B-24 Liberator Mk III (BZ844), al que ha bautizado "El Rompeculos". Robin Houston es argentino, y vuela con el escuadrón 355, en el teatro de operaciones de Burma. Lleva consigo un enorme revolver personal Smith Wesson calibre 38, listo para usar en caso de ser derribado, no contra los japoneses sino para volarse la cabeza en caso de que intenten capturarlo. Es más saludable una muerte de un tiro en la boca que ser torturado implacablemente por los salvajes japoneses. También porta un pequeño salvoconducto. El papel contiene en diferentes dialectos de las tribus que pueblan la selva una frase que informa que será recompensado con dinero aquel que mantenga con vida al piloto y lo lleve ante las autoridades de las fuerzas aliadas. También cigarrillos, caramelos, frutas, café y comida para su mascota Minnie, un pequeño mono macaco que vive en su hombro, aferrado a su cuello durante los vuelos.

El B-24 está a punto de despegar, los cuatro motores rugen en la cabecera de pista. En la cabina reina el silencio. "Frenos fuera", informa el copiloto, la nariz del B 24 se levanta al comenzar la carrera de despegue. Minnie despreocupado, ha encontrado una ocupación, se introduce en el bolso de herramientas que se encuentra abierto y juega con ellas. El Rompeculos se eleva abandonando su base en Salbani, India. Vuela hacia la espesa alfombra verde que es la selva del sudoeste asiático. Esta es la segunda misión de combate que realiza Robin, y consiste en destruir la estación ferroviaria de Mandalay, en poder de los japoneses, y dejarla fuera de acción, lanzando 3000 kilos de bombas.
 
La vista de Robin Houston desde su avión (Foto: Archivo de Claudio Meunier)

La noche sobre Burma se presenta bastante aceptable, las nubes blanquecinas, separadas como un rebaño perdido, se mueven brillando con la luz de la luna. Robin guía el Rompeculos hacia el blanco. Desde decenas de kilómetros, puede observar las luces de Mandalay. A medida que la formación de bombarderos se acerca, la ciudad se cubre progresivamente de la más absoluta oscuridad. Es un desconcierto, los japoneses no entienden que tipo de bombardero tendrá el alcance para llegar a un blanco tan lejano. Los reflectores se encienden, elevándose hacia lo alto del firmamento. Buscan a los intrusos pero poco pueden hacer. El fuego antiaéreo parece realmente alguna mala broma, cero efectividad, además disperso por debajo de ellos.
-Compuerta de bombas abierta
-Compuerta de bombas abierta, skipper
-Muy bien
-Soltar bombas
-Bombas afuera
-Bombas afuera, skipper

Golpes secos seguidos de chasquidos se suceden anunciando el desprendimiento de las bombas. Houston apoya sus manos en el volante del avión, sin ese peso es lógico que el Rompeculos quiera elevarse de golpe.
-Compuerta de bombas cerrada
-Compuerta de bombas cerrada, skipper

El blanco se ilumina, la oscuridad es interrumpida por las bombas que explotan en latigazos de luz. A las bombas se suma un convoy al parecer cargado con municiones o combustible, que también explota. Al estar ausentes los cazas japoneses, es posible para los bombarderos volar alrededor del blanco, observando los resultados de su ataque y fotografiando. En el cielo todo parece etéreo e irreal, no llegan los sonidos de la guerra, ni siquiera el de la artillería antiaérea que explota mucho más abajo, solo se escucha el ronroneo de los motores americanos Pratt & Whitney R-1830 Twin Wasp. Así termina la segunda misión de Houston. La primera casi en desastre cuando lo enviaron a una misión sobre Francia mientras se encontraba en etapa de entrenamiento y volvió con su avión destrozado al ser alcanzado por el Flak en la costa enemiga.

Morir en la sopa

Un día antes de la Nochebuena de 1943 llegan tanques suplementarios, que comienzan a ser instalados en los B-24 Liberator. Nadie conoce aun el blanco, pero los tanques de combustible permiten adivinar una extensa misión detrás de las líneas enemigas y bien adentrados en ella. Caer allí significa la muerte segura en el mejor de los casos, y en el peor la tortura y la prisión a manos de los bestiales japoneses. Días más tarde, el rumor corre entre los oficiales y pilotos: el blanco al parecer es la infame línea ferroviaria de Bangkok, Siam, llevada adelante por la ingeniería japonesa pero con mano de obra de prisioneros del Commonwealth, hombres que mueren de a miles por el maltrato recibido durante la construcción.

Houston despega en el tórrido atardecer de su base en Salbani, poniendo rumbo a la ciudad de Bangkok. Integra una fuerza combinada de Liberator americanos y de la RAF. La autonomía del Rompeculos no es suficiente para tan extenso vuelo, le instalan una bomba de traspase de combustible y tanques de combustible repartidos dentro del fuselaje para llegar al blanco. Esto constituye un verdadero peligro. Los gases, recorren el avión, que cargado de bombas lo convierten en una bomba de alto poder en caso de que una chispa irrumpa por alguna parte del fuselaje. Minnie, aferrado con sus pequeñas manos al casco de Robin duerme apoyado sobre su cabeza. Atención a los cazas nocturnos, advierte Robin a sus artilleros, es muy común que aparezcan con sus luces de posición encendidas colándose entre los bombarderos, volando desvergonzadamente en el grupo sin que lo adviertan. Luego de un cambio rápido de velocidad atacan por única vez, generalmente es suficiente para derribar al avión, son pocos los aviones nocturnos y sus pilotos son muy buenos en el arte de combatir en la oscuridad.
 
 Foto: Archivo de Claudio Meunier)

El ingeniero de vuelo se encuentra bastante preocupado ayudando a bombear el combustible a los tanques en las alas manteniendo nivelado el peso del B-24. Cualquier ventanilla de que dispone el avión se encuentra abierta, disipando los gases del combustible que se acumulan dentro del fuselaje. El apuntador de bombas baja a su puesto en la trompa del Rompeculos, falta poco para llegar a Bangkok.

Cuando las luces de Bangkok comienzan a desaparecer, producto seguramente de la alarma antiaérea general. Minnie intuye algo peligroso, comienza a gritar y aúlla. Robin acaricia la mascota y le dice, "¡Espero que esta noche el avión no nos rompa el culo a nosotros!"

Una bola de fuego explota delante del Rompeculos, deflagraciones rojizas se multiplican de repente en el cielo, creando una alfombra de llamas, un paisaje irreal. Es la artillería antiaérea japonesa que abre fuego. Los destellos de las granadas, rojizos se vuelven parduzcos al extinguirse, explotan algunas granadas lumínicas, pero por debajo de los incursores. Robin deja en manos del apuntador de bombas el control del avión para la corrida de tiro.

La lluvia de metralla lanzada contra el Rompeculos alcanza el fuselaje, es un terrible tamborileo que abre pequeños agujeros por los cuales la luz penetra la oscuridad del fuselaje, parecen mil linternas encendidas iluminando a cada tripulante. Las esquirlas, muchas de ellas sin fuerza golpean como piedras de hielo abatiéndose sobre alguna casa con techo de chapa durante una tormenta veraniega. Los proyectiles que suben, perezosos, sobrepasando a los bombarderos detonan más arriba. Robin corrige el rumbo del avion a indica al apuntador de bombas que está listo para realizar la descarga del armamento. Un gran destello ilumina la cabina detrás de Robin seguido de un martillazo que lo desconcentra. Minnie aferrado al cuello de Houston grita, sus uñas le arañan el cuello y lo lastima. Minnie basta, basta, mono hijo de puta, me estás haciendo mierda; grita Robin. Minnie con su instinto de supervivencia altamente desarrollado sabe que la muerte los ronda alrededor del avión.

En la radio interna del avión, el artillero trasero grita alterado; `nos dieron ,nos dieron`. Robin observa el ala izquierda, el motor interno larga pequeñas llamas azuladas por los deflectores, el motor, se encuentra en problemas. El ingeniero de vuelo informa que los indicadores de presión de aceite y de nafta caen, no hay más opción, debe seguir el procedimiento de emergencia, cortar la potencia, cerrar el paso de combustible, lanzar el matafuego y detener la hélice en bandera. Robin escucha al apuntador de bombas diciendo; bombs gone (bombas fuera), el B-24 se eleva ganando altura liberado de las bombas. Robin retoma el control del avión dejando al ingeniero a cargo del motor averiado. El Rompeculos escapa del blanco y del fuego antiaéreo soltando una columna de humo blanco de su motor averiado.
 

Las bombas lanzadas por el Rompeculos explotan sobre el blanco, iluminando a la ciudad como si estuviera en un día soleado, una cámara fotográfica a bordo registra los momentos en que las bombas explotan. El B-24 sobrevive, las demás tripulaciones en diferentes aviones se llaman entre sí, comienzan el conteo a ver quien falta. Es una noche con suerte, parece que todos, vuelven. Bangkok en llamas puede ser vista desde el aire a distantes cien millas de distancia.

El raid continua y los problemas también, desde la base informan que en Salbani la lluvia es torrencial, el aeródromo se ha cerrado. Deben encontrar otro aeródromo alternativo y descender en el. La opción más segura es el aeródromo de Dohazari, otro aeródromo de la RAF. En las alturas, Robin, divisa la pista inmersa en una capa de niebla muy parecida a las de Gran Bretaña, utiliza a bordo la lámpara de señales para marcar la posición en el aire. Robin solicita que enciendan las luces de la pista. Una franja iluminada, aparece recortada entre la niebla. El ingeniero de vuelo le informa a Robin: `Jefe no tenemos más combustible`. El preciado líquido alcanza solo para atravesar la espesa niebla, encontrar la pista y aterrizar, es la única opción, tampoco existe la oportunidad de arrojarse en paracaídas debido a la baja altura. Robin prepara el descenso, baja el tren de aterrizaje, los flaps caen, el Rompeculos cruza unas montañas bajas apuntando el morro del bombardero hacia la pista. El navegador y Robin cometen un error en el que no han reparado. Verificar la altura con respecto al mar del aeródromo, que se encuentra por encima del nivel del mar. Al no corregir la altura del altímetro, la lectura sobre la altura es errónea, el indicador, cuando marca 600 metros de altitud, en realidad se encuentra a la mitad, 300 metros.
Robin perfora la niebla, es una sopa espesa, blanca, que parece no tener fin. No quiero morir en esta sopa; le dice Robin al copiloto mientras sigue con el descenso, las luces de la pista se extinguen, habrá que descender un poco más…..

Al salir por debajo del enorme banco de niebla, distingue fugazmente algo brillante delante suyo, es un arrozal, Robin alcanza a gritar; `dios mío`, tira el comando hacia atrás pero es demasiado tarde. Una tremenda explosión desgaja al Rompeculos en varias partes, la fuerza del golpe es tan brutal que le arranca el comando de sus manos, a pesar del arnés que lo amarra muy bien al asiento, su rostro golpea contra el tablero de instrumentos, el latigazo lo nockea. Minnie vuela dentro de la cabina gritando de terror. Robin despierta, siente calor en su rostro, algo viscoso rueda sobre sus mejillas, se toca con sus manos enfundadas en guantes y descubre que es sangre. No termina de entender que ocurre, pero su instinto de supervivencia le dice que debe escapar de ese montón de chapas aprisionadas y dobladas en el arrozal. Escapa de la cabina con su ropa cortada, tiene cortes en su piel, camina mareado, cae en el arrozal. Minnie encima de la cabina disfruta de unas bayas mirando hacia el bosque, añorando su libertad. Los tripulantes comienzan a salir, parecen un grupo de amigos saliendo de un bar nocturno en estado de ebriedad que se arrastran en las calles. Un motor se encuentra en llamas con su hélice girando a bajas revoluciones, pero que importa, el avion no tiene más combustible para unas pocas vueltas mas, alguien lanza una bengala para que los vayan a rescatar, el lugar es un caos. La tripulación completa sobrevive, hay un solo herido, el navegador que ha quedado en su puesto atrapado con ambas piernas quebradas.

Cinco argentinos para Wingate

Robin vuelve a las operaciones de bombardeo junto el escuadrón 355 luego de su accidente, su paso por la unidad se reduce a dos operaciones más. Un casual descubrimiento lo induce a solicitar su pase al escuadrón 194, ellos vuelan los bimotores de transporte C 47 Dakota. La unidad tiene un comandante cordobés, el Wing Commander Alec Pearson DFC, el segundo comandante también es argentino, el Squadron Leader Frankie Bell DFC y además cuentan con dos navegadores porteños, los Flight Lieutenant Kenneth Hale y Mickey Forrester. Su pase es aprobado y Robin es enviado a volar detrás de las líneas enemigas, arrojando suministros y tropas en paracaídas para los Chindits del famoso Order Wingate. Se siente a gusto, los comandos del C-47 Dakota son infinitamente más maniobrables que en el Liberator.

Durante la planificación de una misión, Robin toma contacto con un jefe Gurkha al cual debe lanzar con sus hombres detrás de las líneas japonesas. La reunión desemboca en una discusión con el oficial Gurkha que nunca ha saltado en paracaídas, desconoce la altura mínima para saltar. El Gurkha insiste en que Robin vuele rasante pegados al suelo y los tiren. Houston le informa que no va a volar por debajo de la altura mínima prevista para el salto. El oficial Gurkha, grita, insiste. Robin esboza una sonrisa y le dice, "¿Ustedes saben que van a saltar en paracaídas, no?" "¿Ah, es con paracaídas?"; contesta el Gurkha, y agrega: "Yo pensé que saltamos directo sobre la maleza".

Establos voladores

Debido a la escasez de caminos en Burma, al Ejército británico no le quedó otro recurso que apelar a las mulas para el transporte de cargas. Era el medio más adecuado para llevar pertrechos por senderos angostos y absolutamente irregulares como los que debían transitar aquellas fuerzas que operaban de manera no convencional. Pero llevar las mulas en los Dakota, hasta los sitios donde serían empleadas, esa era otra cosa. Lo común era cargar cuatro mulas y nueve hombres, o cinco mulas y cinco hombres. Cada animal tenía su propia personalidad que los diferenciaba entre sí. Se las hacía subir al compartimiento de carga y se les ataba las patas a unas primitivas jaulas de madera, pero generalmente se soltaban, empezaban a patear y sus cascos tenían la fuerza suficiente para agujerear los fuselajes o cuanto menos deformarlo. Robin transportó mulas para los tropas, debía asegurarse de que en los compartimientos de carga se las asegurara con gruesas varas de bambú a los costados, las que a su vez eran aferradas a los largueros laterales del fuselaje. A bordo, en más de una ocasión, los cuidadores se encerraban en el baño temiendo ser pisados o pateados por los animales. Cuando se cargaban las mulas en Halikandi, hacía demasiado calor para esperar sentado en la cabina hasta que finalizara el trabajo. Eso implicaba que los tripulantes, para llegar a su puesto, tenían que deslizarse por el lomo de ellas.
  Robin volvió a Buenos Aires luego de pelear en la Segunda Guerra (Foto: Archivo de Claudio Meunier)

Robin aprendió a cuidarse de las tremendas patadas que eran capaces de descargar y no pasar cerca de sus hocicos, las más ariscas, tenían la costumbre de morder a los tripulantes cuando trataban de alcanzar sus puestos. Las mulas podían ser más peligrosas aun, los pilotos tenían siempre a mano el revólver reglamentario a raíz de un grave incidente con una de ellas. Durante un vuelo se soltó una mula atada a una larga vara de bambú, camino hacia la cabina introduciendo su cabeza entre el piloto y copiloto. Ambos aviadores realizaron frustrados intentos para regresarla a su posición, el forcejeo fue en aumento causando un gran disturbio en el interior de la cabina. Cuando lograron echarla, la mula empezó a lanzar patadas por doquier, siendo el fuselaje y el mecánico sus principales objetivos, con el animal salido de control hubo que dispararle en su cabeza por razones de seguridad. Debido a esta clase de cargas se comprende porque los Dakota del 194 olían como establos. En beneficio de la higiene del lugar de trabajo, la tripulación con el comandante del vuelo a la cabeza tenían que barrer la cabina y compartimiento de carga después de cada salida. Esa era una tarea para la cual no habían recibido instrucción específica en ninguna escuela de vuelo de la RAF.

Vivir en la jungla


Robin, nacido en Buenos Aires el 19 noviembre de 1918, vivió en el barrio de Belgrano, asistió al English High School. De pequeño demostró tener un gran carácter, no dudaba en trabarse a golpes de puño cuando un amigo o compañero era presa de algún acto de maldad o injusticia. Era común para el agarrarse a trompadas en las calles, casi como una especie de justiciero ambulante. Su pasión por los deportes lo llevó a practicar lucha greco romana convirtiéndose en campeón argentino. El rugby ingresó en su vida, demostró ser un aguerrido rugbier del club Hindú. Incursionó por principios a favor de los movimientos aliados en el box callejero, como miembro de la agrupación democrática Acción Argentina: pertenecía a su fuerza de choque, que enfrentaba en las calles a las juventudes nazis constituidas alrededor de la Alianza Libertadora Nacionalista que pululaban por Buenos Aires. Participó en varias refriegas, terminó preso en tres ocasiones en la Comisaría 15 de calle Suipacha. La situación, lo cansa. Decide que la mejor manera de combatir no es la calle con sus puños, sino con un enorme bombardero americano de cuatro motores, defendido con ametralladoras y provisto de gran cantidad de bombas. Viajó en buque a Canadá y se enroló en su Fuerza Aérea, luego de salir primero entre los pilotos de su promoción, tuvo el derecho a elegir qué clase de avión quería volar, no lo dudó, vuelo en bombarderos. Entrenó en Gran Bretaña a bordo de bimotores Wellington incluyendo una misión. Al culminar el curso de piloto, fue seleccionado para viajar al sudoeste asiático y unirse a la RAF en su lucha contra los japoneses. Robin sobrevivió a la guerra, dejó atrás los días del combate y retornó a Buenos Aires.

Retomó sus hobbies, tocar clarinete y rodearse de animales domésticos, también de la compañía femenina. Con su hermano Douglas emprendieron dos negocios exitosos en Argentina, en los ferrocarriles y la industria del petróleo, nada menos que la perforación de mil pozos en el flanco sur de Comodoro Rivadavia, para la estatal YPF. Su interés con la aviación fue más breve, adquirió un Ryan Navion y luego un Sea Bee. Jubilado, vivió en la Recoleta, se dedico a los automóviles sport y el rugby siguió siendo otra de sus pasiones, fiel a sus clubes Hindú y Esgrima. Le gustaba mucho mirar tranquilamente la televisión y era fanático del humorista Tato Bores, con quien llegó a conocerse y entablar una fuerte amistad. Falleció en Buenos Aires mientras corría el año 2002. Hasta sus últimos días recordó a Minnie, el pequeño macaco voluntario que lo acompañó en sus peligrosos vuelos. A pesar de vivir en libertad permaneció con Robin como compañero de batalla. Al concluir el conflicto, Minnie junto a otros macacos, mascotas en el escuadron, sin razón de vivir más peligros, se juntaron y se perdieron en la selva de Burma, como Robin, que volvió a la tranquilidad de su antigua selva la ciudad de Buenos Aires, liberados ambos de los momentos más tensos que puede atravesar un ser vivo, la guerra.


lunes, 9 de julio de 2018

Argentina: Mathogos a Irán


Mathogos para Irán

De acuerdo al decreto presidencial secreto 1723 del 7 de junio de 1984 -firmado por el ministro de Defensa Raúl Borrás, el canciller Dante Caputo y el ministro de Economía Bernardo Grinspun- se puso en marcha la primera venta de armas a Irán durante el gobierno democrático, el llamado "Operativo Ezarim", que consistió en la venta al contado de muchos equipos de las FFAA. Entre ellos, se logró ubicar un paquete de 10 misiles antitanque (ATGM) hiloguiado Mathogo. ¿Qué habrá sido de ellos?

Debajo se aprecia una maqueta del misil para entrenamiento con el director del misil pintado con los colores de la República Islámica de Irán.


domingo, 8 de julio de 2018

Roma: Artilugios y tácticas de asedio romanos

Los maestros del mundo antiguo: el poder devastador de los asedios romanos

Andrew Knighton | War History Online




Tácticamente, el propósito de un sitio es casi siempre el mismo: tomar el control de una posición fuertemente defendida. Los motivos para lanzar uno son mucho más variados. Los maestros del asedio de los antiguos mundos, los romanos, sitiaron una amplia gama de objetivos estratégicos.

Captura de asentamientos clave

Los asedios de ciudades a menudo tuvieron lugar debido a la importancia estratégica de esos asentamientos. Podrían ser puertos clave, capitales de naciones enemigas, o ser de alguna otra forma vital para la sociedad, la economía y la política de una región.

Ningún sitio demuestra mejor esto que el largo Sitio de Cartago emprendido por Escipión en 149-146 a. Cartago fue el mayor oponente de Roma en el Mediterráneo. Ese mar proporcionó los principales medios de comercio, transporte y comunicaciones. Cualquier imperio político o comercial se mantendría unido por él.

Cuando Cartago se recuperó de los reveses anteriores, se convirtió una vez más en el mejor puerto del Mediterráneo. Una capital de la que los comerciantes y colonos se aventurarían: en todo un mundo que los romanos querían dominar. Entonces los romanos se propusieron destruir la capital cartaginesa económica y políticamente vital. Años de esfuerzo, montones de oro, impresionantes hazañas de ingeniería y la estricta disciplina de Escipión entraron en un asedio que finalmente arruinó al mayor rival de Roma.


Artefactos y obras de asedio romano 

Destruyendo la capacidad del enemigo para librar la guerra

Algunos asedios no se trataban tanto del lugar fortificado en sí. Se trata más de evitar que un enemigo haga la guerra. Al desmantelar tropas y suministros, impidiéndoles unirse al enemigo, o forzar a los ejércitos a rendirse, los romanos podrían evitar que sus enemigos hicieran campaña contra ellos.


Ruinas de Cartago Foto tomada en 1950.

Un ejemplo de esto se puede ver en uno de los asedios más famosos de la historia romana, el asedio de Alesia de César (52 aC). El jefe galo Vercingétorix reunió a la parte principal de su ejército en un fuerte de colina en una meseta, protegido por ríos y laderas empinadas. César hizo que sus hombres construyeran un elaborado anillo de obras de asedio alrededor del sitio, incluyendo paredes hacia adentro y hacia afuera, zanjas y trampas. Los galos dentro del fuerte no pudieron atacar a los romanos. Una vez que una fuerza de socorro fue derrotada, Vercingetórix se vio obligado a rendirse y la capacidad de los galos de luchar fue casi destruida.


Una sección reconstruida de las fortificaciones de inversión Alesia. Por Mariule - CC BY-SA 3.0

Rompiendo Concentraciones de Tropas

Una parte de destruir la capacidad de guerra de un enemigo fue dividir las concentraciones de tropas. Al expulsar a una fuerza de una posición fortificada, los romanos podrían evitar que permanezca unida de forma segura. Los hombres, desprotegidos por las paredes, eran más propensos a desertar. Sin una base estable de operaciones, era más difícil para las nuevas fuerzas encontrar y unirse a un ejército existente.

Esto se puede ver en el asedio del Monte Medulo (26 aC) y el asedio de Uxellodunum (50-51 aC). Este último siguió a la derrota de Vercingetorix en Alesia. Uxellodunum se había convertido en el centro restante de la resistencia galo bajo los líderes Drappes y Lucterius. El asedio de César, que usó túneles y rampas de asedio, rompió la concentración final de las tropas gala, evitando que los descontentos se unieran en su contra.


Vercingetorix arroja sus brazos a los pies de Julio César. Pintura de Lionel Royer.

Rompiendo la moral enemiga

Algunos asedios fueron sobre hacer un punto. Uno de estos fue el asedio de Avaricum (52 ​​aC), parte de la campaña de César de los gálatas.

A medida que avanzaba por la Galia, César hizo que sus tropas atacaran las ciudades por donde pasaban. Como el saqueo a lo largo de la historia, esto logró dos cosas. En primer lugar, proporcionó suministros para su ejército. En segundo lugar, sembró el miedo en la población opuesta. Al mostrar que la resistencia significaba sufrimiento, César esperaba sacudir la moral de sus enemigos.

Avaricum fue el ejemplo más simbólicamente importante de esto. Una ciudad próspera que jugó un papel vital en la economía regional, se resistió cuando César y sus hombres llegaron. No fue militarmente significativo: Vercingetórix trató de convencer a los habitantes de que se fueran en lugar de detenerlo. César puso sitio a la ciudad y dejó que sus tropas se desbocaran después de que cayera, señalando al resto de la Galia: la resistencia a Roma podría ser mortal para todos los involucrados.


Modelo de asedio de Avaricum

Protección de líneas de suministro

Una de las ciudades atacadas por César y sus tropas en el camino a Avaricum fue Vellaunodonum. Al igual que los otros asentamientos atacados de esta manera, lugares como Cenabum y Noviodunum, Vellaunodonum brindó la oportunidad de reunir suministros y de poner el temor de Roma en los galos. Pero también había un elemento de necesidad en este asedio.

Como César registró en su relato de las Guerras Gálicas, la ciudad de Senones de Vellaunodonum era una amenaza potencial para las líneas de suministro romanas. No podía quedarse invicto mientras avanzaba. Así que rodeó la ciudad, obligando a sus habitantes a rendirse después de solo tres días. Con sus líneas de comunicación y suministro aseguradas, César siguió su camino.


Un mapa de la Galia que muestra todas las tribus y ciudades mencionadas en las Guerras Gálicas. Por Feitscherg - CC BY-SA 3.0

Atrayendo al enemigo

Los asedios podrían ser útiles para atraer a las tropas enemigas y forzar a un oponente a luchar. Una fuerza que sufriera un asedio prolongado podría cargar a la destrucción cuando anteriormente se había mantenido a salvo detrás de sus muros. Otras tropas en la región circundante podrían marchar para tratar de aliviar el asedio, exponiéndose al ataque del ejército romano.

Esta fue una táctica que César utilizó varias veces durante la guerra civil, incluso en Thapsus (46 aC), Ategua (45 aC) y Dyrrachium (48 aC).

También fue utilizado con éxito por Sila en su derrota de los Marianos en 82 a. En esta ocasión, fue el asedio de Praeneste por parte del teniente Ofella de Sila quien marcó la diferencia. El objetivo de Ofella no era tomar la ciudad por la fuerza, por lo que construyó sus líneas de asedio lejos de las paredes. Como los habitantes se morían de hambre lentamente, varios marianos enviaron varias fuerzas de ayuda en el área. Estos fueron derrotados por el ejército de campo de Sila, lo que le permitió destruir a sus oponentes sin el costo sangriento de asaltar las fortificaciones.


Aparente busto de Sila en la Glyptothek de Munich

sábado, 7 de julio de 2018

Cultura: El apretón de manos para mostrar que no se empuñan armas

El apretón de manos, un tipo de saludo creado para mostrar que no se empuñan armas

Jorge Álvarez | La Brújula Verde




El apretón de manos de Joseph Addison y Richard Steele (Godfrey Kneller)/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons


Es uno de los gestos corporales más habituales de la etiqueta social en todo el mundo -quizá no lo bastante- y resulta tan expresivo que los diseñadores gráficos suelen recurrir a él para logotipos empresariales e institucionales como símbolo de acuerdo y concordia, al igual que hacen también los fotógrafos. El apretón de manos es un sencillo ritual que abre el camino al entendimiento entre personas -un camino que luego no siempre se recorre dentro de sus cauces-, pero su sencillez esconde aspectos mucho más amplios y complejos.

Suele atribuirse su origen al saludo entre caballeros durante la Edad Media, que lo harían con la mano contraria al costado donde llevaban la espada, de manera que la ocupaban impidiendo desenvainar y demostrando así que sus intenciones no eran violentas. Una explicación interesante pero errónea, al menos en lo cronológico, porque obvia el hecho de que el apretón de manos ya aparecía en numerosos testimonios de la Antigüedad, remontándose, como mínimo, a la Grecia del siglo V a.C. Los helenos lo llamaban dexiosis, término que hacía referencia a la palabra dexios, que significa derecha (la mano, se entiende).


La estela de Thrasea y Euandria/Imagen: Marcus Cyron en Wikimedia Commons

Lo muestra el registro arqueológico. La estela SK1708 que se conserva en el Museo de Pérgamo berlinés es un buen ejemplo, mostrando a dos hoplitas del año 500 a.C aproximadamente dándose la mano ante un sacerdote y hay muchas más similares en el siglo posterior, sobre todo en piezas diversas (estelas, cerámica…) de carácter funerario, por poner un caso del mismo museo, la de Thraseas y su esposa Euandria. También son bastante conocidos los relieves de Comagene, reino sirio-hitita de Asia Menor situado junto al río Éufrates y conquistado por Alejandro, en los que se ve al gobernante estrechando la manos a los dioses.



Ese gesto se repite en infinidad de obras por toda Anatolia y Grecia, a menudo para representar la apertura de relaciones diplomáticas entre ciudades. Roma lo heredó llamándolo dextrarum iunctio, si bien aplicándolo especialmente al ámbito funerario en lápidas, vasos y monedas. Pero en ese contexto son muy significativas las téseras, unas piezas o planchas hechas de materiales variados (madera, metal, marfil) y con inscripciones que se usaban como documentos oficiales; en la Península Ibérica abundaban las llamadas tesserae hospitalis o téseras de hospitalidad, una herencia indoeuropea consistente en una especie de contratos entre pueblos celtíberos, así como entre éstos y Roma, en los que cada parte se quedaba una mitad y que a veces añadían al texto la imagen de un apretón de manos o adoptaban esa forma.


La tessera hospitalis del siglo I a.C. que se conserva en el Museo Arqueológico de Madrid/Imagen: ISTur

Por tanto, si bien la datación medieval es claramente errónea, no tanto su significado: un gesto de paz y buena voluntad mediante una mano que está saludando agarrada a otra y, por tanto, no pueden empuñar un arma al mismo tiempo. Es lógico que se generalizara su uso como saludo junto a otras manifestaciones parecidas de afecto como abrazos o besos, pero también que se diversificara en diversas variantes según el lugar, la cultura y la situación.

Así, por ejemplo, en Rusia las mujeres no suelen dar la mano (y en Suiza hay que esperar a que tomen la iniciativa), en el mundo árabe (y en Extremo Oriente) los apretones son suaves porque lo contrario se considera grosería (no digamos ya sacudir las manos cuando están agarradas, al contrario que en occidente, donde eso subraya la efusión), en algunos se lleva la palma al corazón después y en Marruecos se acompañan de un beso en la mejilla. Los chinos también prefieren apretones débiles pero, a cambio, prolongados y los coreanos tienen que subrayar el apretón también con la mano izquierda.


Cartel de la Armada estadounidense, 1944/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Hay lugares en los que la costumbre al saludar es inclinarse; son los casos de Japón, que tiene varios grados de inclinación según las circunstancias, o la India. No obstante, el efecto de la globalización hace que en determinados ambientes -fundamentalmente política y negocios- haya arraigado el darse la mano. En parte de África los apretones de manos llevan aparejada una información extra: dos personas que se los den continuamente estarán dando a entender que mantienen una conversación bilateral; no hacerlo significa que otro puede sumarse a la charla. Siguiendo en el continente negro, los masái no estrechan sus manos sino que entrechocan sus palmas levemente y en Liberia sí lo hacen y con fuerza pero rematando el gesto con un recíproco choque de dedos.



La característica común en todas partes es que siempre es la mano derecha la que se alarga para el saludo, sin duda debido a que la mayoría de la gente es diestra (la zurdera es un fenotipo que sólo afecta a un pequeño porcentaje de la población mundial que no supera el 13% como máximo); otra cosa es que algunos grupos hayan institucionalizado el dar la mano izquierda como seña de identidad y muestra de confianza, caso de los Boy-Scouts. Claro que como derivación también ha surgido el chocar los nudillos con el puño cerrado, alqo que, por cierto, recomendaron las autoridades sanitarias canadienses en 2009 para limitar el contagio de la gripe A.


Scouts saludándose con la mano izquierda/Imagen: GeorgeLouis en Wikimedia Commons

El hecho de que las manos sean portadoras de muchos gérmenes ha llevado a otros sectores médicos también a abogar por limitar los apretones por motivos y situaciones similares, aunque parece difícil que lo consigan. Especialmente si se atiende a una de las interpretaciones más sorprendentes y atrevidas sobre el origen de estrecharse la mano: aquella que lo considera una forma de transferir señales químicas que proporcionarían cierta información básica sobre el otro. Dice un estudio del Weizmann Institute of Science (un organismo científico israelí) que por eso hay cierta tendencia a oler la mano tras estrechársela a alguien, algo que se ha ido perdiendo por la etiqueta social pero que algunas culturas mantienen (la isla polinesia de Tuvalu, Groenlandia, zonas de Mongolia…).

Actualmente dar la mano se ha convertido en un símbolo universal y, de hecho, el apretón más largo registrado se dio en 2011 en Nueva Zelanda, durando treinta y tres horas y tres minutos. Por supuesto, se trataba solamente de uno de esos intentos de figurar en el Libro Guinness de los Récords, en el que también consta que un ciudadano de la comarca inglesa de St. Albans estrechó diecinueve mil quinientas manos con la misma finalidad.


Las manos que se estrechan en el logo de UGT

Desde luego, hay formas peores de batir un récord; al fin y al cabo ese gesto, incorporado incluso a banderas, escudos y logotipos, representa una voluntad de respeto y afabilidad… a no ser que la persona que tienes enfrente sea Bob el Silencioso y tenga una cuenta pendiente contigo, en cuyo caso mejor no darle la mano.


Fuentes: El coleccionista de saludos (Juan Ramón Plana Pujol y Belén Boville Luca de Tena)/The riddles of human society (Conrad L. Kanagy y Donald B. Kraybill)/El lenguaje sin palabras. Cómo interpretar los gestos(Peter Collett)/El lenguaje del cuerpo. Cómo interpretar a los demás a través de sus gestos (Allan y Barbara Pease)/A social chemosignaling function for human handshaking (VVAA)/Dexiosis and Dextrarum Iunctio. The sacred handclasp in the Classical and Early christian world(Stephen D. Ricks)/Wikipedia

viernes, 6 de julio de 2018

SGM: Hitler murió definitivamente en 1945 según sus dientes

Hitler definitivamente murió en 1945 según un nuevo estudio de sus dientes




"Podemos detener todas las teorías de la conspiración sobre Hitler. Él no huyó a la Argentina en un submarino, no está en una base oculta en la Antártida o en el lado oscuro de la luna", dijo el profesor Philippe Charlier

Phys.org

Adolf Hitler definitivamente murió en 1945 en Berlín, de tomar cianuro y una bala, según investigadores franceses a los que se les dio acceso poco frecuente a los fragmentos de los dientes del dictador en Moscú.


"Los dientes son auténticos, no hay ninguna duda. Nuestro estudio prueba que Hitler murió en 1945", dijo el profesor Philippe Charlier a la AFP.

"Podemos detener todas las teorías de la conspiración sobre Hitler. Él no huyó a la Argentina en un submarino, no está en una base oculta en la Antártida o en el lado oscuro de la luna", dijo Charlier.

El estudio, que Charlier es coautor de otros cuatro investigadores, fue publicado el viernes en la revista científica European Journal of Internal Medicine.

El análisis de los dientes malos de Hitler y de numerosas dentaduras postizas encontró depósitos de sarro blanco y no rastros de fibra de carne: el dictador era vegetariano, dijo Charlier.

En marzo y julio de 2017, el servicio secreto de Rusia, el FSB y los archivos estatales rusos, autorizaron a un equipo de investigadores a examinar los huesos del dictador, por primera vez desde 1946, dijo.

El equipo francés pudo ver un fragmento de cráneo presentado como del Fuhrer, que mostraba un agujero en el lado izquierdo que con toda probabilidad fue causado por el paso de una bala.

Los científicos no estaban autorizados a tomar muestras de este fragmento.

Tal como está, la morfología del fragmento era "totalmente comparable" a las radiografías del cráneo de Hitler tomadas un año antes de su muerte, encontró la investigación.

Si este estudio confirma la opinión generalmente aceptada de que Hitler murió el 30 de abril de 1945 en su búnker de Berlín con su compañera Eva Braun, también arroja nueva luz sobre las causas exactas de la muerte, dijo Charlier.

"No sabíamos si había usado una ampolla de cianuro para suicidarse o si se trataba de una bala en la cabeza. Probablemente ambas cosas sean así", dijo.

El examen de los dientes no encontró rastros de polvo, lo que indica que no había un revólver en la boca, más probablemente el cuello o la frente.

Del mismo modo, los depósitos azulados que se ven en sus dientes postizos podrían indicar una "reacción química entre el cianuro y el metal de las dentaduras postizas", dijo el investigador.

Charlier, un especialista en antropología médica y legal, también participó en el análisis del corazón momificado de Richard Corazón de León.

jueves, 5 de julio de 2018

Cómo el Reino Unido se hizo de Nepal sin colonizarlo

Por qué los británicos nunca colonizaron Nepal

Después de conquistar India y luchar en dos guerras contra el ejército de Gorkhali, los británicos victoriosos no colonizaron lo que ahora es Nepal, por una buena razón
Por Tim I Gurung | Asia Times



Soldados Gurkha. Foto: Tim I Gurung

Cuando la Compañía Británica de las Indias Orientales, dirigida por Robert Clive, derrotó al Nawab de Bengala y sus aliados franceses en la guerra de Plassey en 1757, consolidó su posición en Bengala y posteriormente se expandió a toda la India durante los siguientes 100 años.

Al mismo tiempo, un ambicioso rey de Gorkha, un estado principesco a solo unas millas de las afueras del valle de Katmandú, también estaba en aumento y ocupado en la expansión de su reino. Su nombre era Prithvi Narayan Shah y más tarde se hizo conocido como el padre del Nepal moderno. Creó Nepal al conquistar todos los pequeños estados de los alrededores, incluidos los valles de Katmandú.

Para entonces, el subcontinente indio solo tenía dos potencias principales: la Honorable Compañía Británica de las Indias Orientales y el Ejército Gorkhali de Nepal. Las dos potencias finalmente se amarrarían los cuernos mientras cruzaban sus caminos y libraron una batalla decisiva conocida como la Guerra Anglo-Gorkha de 1814-16.

La derrota del lado de Gorkhali no solo detuvo su expansión en curso, sino que también recortó sus alas de una vez por todas. La guerra había paralizado a la nación perdedora y nunca recuperó su antigua gloria.

Sin embargo, la guerra de 1814-16 no fue la primera vez que las dos partes se enfrentaron; pelearon una breve guerra en 1767. El rey del valle de Katmandú y los británicos ya habían establecido una relación comercial y los británicos enviaron tropas para ayudar a los atribulados. rey del valle cuando fue atacado por el ejército de Gorkhali.

Los británicos, liderados por el capitán Kinloch, sufrieron una humillante derrota a manos de la fuerza de Gorkhali, perdiendo más de 1.000 hombres. Huyeron, dejando armas y municiones. El incidente se conoció como "La Expedición Kinloch".

En su apogeo, las fronteras de Nepal se extendieron a Kangra, incluyendo Simla y Dehradoon, al oeste del río Tista, incluyendo Darjeeling y Sikkim, al este. Después de su derrota anterior, los británicos evitaron la confrontación.

Pero el ejército de Gorkhali tenía sus propios problemas. Fue fundado en un plan mal pensado llamado sistema de Jagir, lo que significaba que el ejército era pagado a través de los impuestos recaudados de las tierras recién adquiridas. Como las tropas no recibían el pago del tesoro nacional, necesitaban conquistar más tierras para pagar a sus filas en expansión.

La avaricia también jugó un papel en la definición del curso de la historia. Cuando el ejército de Gorkhali atacó el estado del Protectorado británico de Oudh, los británicos no tuvieron más remedio que ir a la guerra.

Inicialmente, la guerra no fue bien para los británicos. Cuatro de los seis generales tuvieron que ser reprendidos y finalmente relevados del deber, uno murió y el último general restante, David Ochterlony, fue el último hombre de rango superior que quedó en pie.

Derrotado por el engaño

A pesar de ser superado en armas y superado en número, el ejército de Gorkhali luchó valientemente y se aferró. Sin embargo, finalmente fueron derrotados por el engaño y su propio sistema de reclutamiento. Los hombres que luchaban por el ejército de Gorkhali no eran todos de las colinas; eran hombres de diferentes tribus de las tierras recién conquistadas y sus lealtades no eran para los comandantes de Gorkhali, sino para sus líderes tribales.

Los británicos conocían la situación y la explotaron. Como resultado, los soldados desertaron en gran número, lo que obligó al ejército de Gorkhali a aceptar la derrota. La derrota en la Guerra Anglo-Gorkha fue el final del ejército de Gorkhali, y como dice el refrán, el resto es historia.

El 42nd Gurkha Light Infantry, luego conocido como el 6th Gurkha Rifles. 

Nepal no era más que un lugar remoto, infestado de mosquitos y misterioso para los británicos, dirigido por una tribu bestial, y no tenían estómago para domesticar a esa bestia. Aún así, tenían algunas expectativas para el lugar y trazaron un plan brillante sobre cómo lograrlos.

En primer lugar, necesitaban una ruta abierta al Tíbet a través de Katmandú para el comercio y era imperativo tener un régimen amistoso en Katmandú, que lograron una vez que Nepal fue sometido a las naciones de su influencia.

En segundo lugar, los británicos necesitaban a alguien en Katmandú para controlar regularmente al régimen de Nepal. Tener un residente británico en el corazón de Katmandú hizo ese trabajo a la perfección y el régimen de Nepal quedó bajo el grupo de naciones del Protectorado británico sin siquiera darse cuenta.

En tercer lugar y lo más importante, los británicos tenían que asegurarse de que nunca se le permitiría a Nepal formar una fuerza militar y volverse una nación poderosa nuevamente. Los británicos habían visto la valentía de estos hombres en la batalla y se tramó un plan para incorporarlos al ejército británico. La política de reclutarlos en el ejército indio británico fue, de hecho, un golpe maestro, y se hizo con tanto tacto que ni siquiera se ungió en el Tratado Segauli que los británicos y Nepal firmaran al final de la guerra. .

Tratado de Sugauli

Al firmar el Tratado de Sugauli, los británicos lograron lo que esperaban y no necesitaron nada más. La cuestión de colonizar Nepal nunca debió haber ocurrido, ya que habría complicado aún más la situación.

Además, la colonización conlleva responsabilidad. Los británicos tenían mano libre con los recursos de una nación entera sin tener que asumir ninguna responsabilidad. Y los británicos eran inteligentes: los recursos de la nación estaban a su disposición y ni siquiera tenían que pedirlo. La historia puede atestiguar que los gobernantes de Nepal hicieron todo lo posible para ayudar a que fuera aún más fácil para los británicos en su beneficio personal, y los motivos ulteriores del lado británico nunca fueron cuestionados.

Si los británicos hubieran colonizado Nepal, se habría convertido en miembro de la Commonwealth más adelante y los británicos habrían tenido que tratar a los Gurkhas en pie de igualdad como las fuerzas de otras naciones miembros.

Pero si puede obtener algo gratis, ¿por qué molestarse en pagarlo? Esa fue la razón principal por la que los británicos no colonizaron Nepal.

martes, 3 de julio de 2018

Argentina: Las relaciones con los países africanos durante la gestión Alfonsín

Las relaciones con los países africanos

Historia de las RREE de Argentina


Respecto de este ámbito de la agenda externa del gobierno radical, cabe reconocer que, si bien el continente africano no constituyó un área prioritaria del diseño de política exterior de la administración Alfonsín, se registró una preocupación por incrementar el acercamiento con los países del Africa Negra y el alejamiento del régimen racista sudafricano. Esta tendencia, que tuvo su máxima expresión en la ruptura de relaciones diplomáticas con el gobierno de Pretoria, constituyó un ejemplo del carácter "reactivo", que el gobierno radical adoptó, en algunos ámbitos de la política exterior, respecto de la dictadura militar. Esta percibió sus vínculos con el continente africano bajo la lente ideológica del conflicto Este-Oeste, estrechando vínculos con el régimen racista -pero anticomunista- de Sudáfrica contra los posibles embates de los países del Africa Negra, que, como en el caso de Angola, eran víctimas del avance del marxismo soviético-cubano. Por el contrario, la gestión radical, interesada en un mayor acercamiento con los países del Africa Negra y en "lavar" la imagen heredada del Proceso, reemplazó el eje de referencia Este-Oeste por el conflicto Norte-Sur (1).
    Tomando como base este cambio en los criterios ordenadores de la política exterior, el gobierno de Alfonsín adoptó una serie de medidas que mostraron un mayor interés por los países del Africa Negra, en virtud de tres intereses considerados prioritarios por la diplomacia radical:
  1. la defensa de los derechos humanos a través de una activa posición crítica hacia el régimen sudafricano; 
  2. la búsqueda de apoyo de los países del Africa Negra en función de la reivindicación de los derechos de soberanía argentinos en Malvinas; y 
  3. la firma de convenios de cooperación económica y técnica con los países africanos en el contexto de la cooperación Sur-Sur. Ejemplos de la implementación de esta nueva política fueron la creación de una embajada argentina en Zimbabwe (el 2 de octubre de 1986), el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Centroáfrica (el 15 de julio de 1986) y Seychelles (el 2 de octubre de 1986), y la firma de diversos acuerdos de cooperación con Argelia, Cabo Verde, Mozambique, Ghana y Angola (2). 
    El presidente Alfonsín comenzó a tomar contacto con la realidad de los problemas africanos a su regreso de una gira por Europa, cuando hizo escala en Argel el 26 de octubre de 1984, manteniendo una entrevista con el presidente de la República Argelina Democrática y Popular y secretario general del Frente de Liberación Nacional, Chadli Benjedid. Ambos acordaron formar una comisión mixta para ampliar la cooperación económica bilateral (3).
    Al año siguiente, a fines de mayo de 1985 llegó a la Argentina una delegación de la Comisión de Energías Nuevas de la República Argelina, encabezada por Hadj Slimane Cherif. Como fruto de esta visita, se firmaron una serie de acuerdos para la construcción en Argelia de un reactor nuclear de investigación y capacitación del tipo RA-6, similar al que funciona en el Centro Atómico de San Carlos de Bariloche; y para la cooperación bilateral en el campo de la producción y utilización de radioisótopos en medicina, industria y agricultura (4).
    En retribución a la visita que efectuara Alfonsín a Argel, entre el 8 y el 10 de octubre de 1986 visitó la Argentina el presidente argelino Benjedid. Esta constituía la primera visita de un jefe de estado árabe y africano desde el advenimiento del régimen democrático. El resultado más importante de la presencia de Benjedid fue la firma de un comunicado conjunto por los cancilleres argentino y argelino, Dante Caputo y Ahmed Taleb Ibrahimi, que destacaba el "ambiente de confianza y gran cordialidad" en el que se desarrollaron las conversaciones entre representantes de ambos gobiernos, y el respaldo de las autoridades de Argel a la descolonización y al reclamo de soberanía argentino sobre las islas Malvinas. El canciller argelino señaló la "similitud de puntos de vista en política exterior" alcanzada por los dos países, la "necesidad de un nuevo orden económico internacional" para solucionar el problema de la deuda externa; y el apoyo a las gestiones negociadoras del Grupo de Contadora (5).


El Grupo de Contadora fue conformado por Colombia, México, Panamá y Venezuela en 1983 para hacer frente a la crisis social en América Latina.

    Por otro lado, cabe destacar, en el caso de Angola, la firma, el 16 de abril de 1988, de un "acuerdo general de cooperación técnica, científica y cultural" entre los cancilleres de ambos países, Alfonso van Dunem y Dante Caputo. Inscripto en el marco de la cooperación Sur-Sur y de la intención de acercarse al Africa Negra que impulsaba el titular del Palacio San Martín, este convenio suponía un acuerdo-marco para los siguientes ocho años que definía como sectores prioritarios la agricultura, la minería y la salud (6).
    Respecto del Zaire, en la segunda quincena de febrero de 1987, tuvo la visita a la Argentina del presidente de dicho país, mariscal Mobutu Sese Seko, quien firmó con su colega argentino Raúl Alfonsín una declaración conjunta que destacaba:
  1. la necesidad de intensificar los esfuerzos mundiales para detener la carrera armamentista en general y lograr el desarme mundial;
  2. el mutuo rechazo a la presencia de armamentos nucleares en el Atlántico Sur;
  3. los esfuerzos tendientes a constituir el Medio Oriente y el Africa como zona libre de armas nucleares;
  4. la gravedad de la situación económica internacional, derivada de la caída de los precios de las materias primas, las dificultades vinculadas al problema de la deuda externa y la seria inestabilidad monetaria y financiera internacional;
  5. la necesidad de la cooperación de los países desarrollados para encontrar soluciones a las demandas de progreso de los países en desarrollo; y
  6. la necesidad de una vigorosa cooperación Sur-Sur -el presidente Alfonsín accedió al pedido de Mobutu de extender a 15 millones de dólares una línea de crédito entonces vigente por 5 millones; por su parte, el mandatario del Zaire proclamó el respaldo del gobierno de su país a la posición argentina por la cuestión de las islas Malvinas, gesto que Alfonsín agradeció (7)-.
En el caso de Ghana, las relaciones fueron más conflictivas. El 25 de febrero de 1986 fue firmada la resolución secreta número 235 por los ministros de Defensa, Germán López, y de Relaciones Exteriores, Dante Caputo. Esta resolución autorizaba a la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM) a exportar a la firma intermediaria Cohuay S.A. -dirigida por el capitán retirado de la Armada argentina Luis Cabut- el siguiente material, cuyo destino final era Ghana: 150 fusiles automáticos livianos (FAL) modelo IV calibre 7,62 por 61 mm. con el cargador del arma; 150 mil cartuchos de FAL; 100 granadas antitanque; 400 granadas de mano; 4 ametralladoras pesadas MAG y 12.000 cartuchos eslabonados para MAG. Estas armas y municiones fueron solicitadas por el ex funcionario ghanés Godfrey Osei, por entonces en el exilio, para intentar derrocar al gobierno socialista de Ghana liderado desde 1981 por el teniente Jerry Rawlings. Pero Osei no realizó la solicitud directamente al gobierno argentino: fue la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA) quien le recomendó la DGFM para proveerse de armamento barato y derrocar al gobierno socialista ghanés (8).
    Las armas y municiones argentinas fueron cargadas en el buque Nobistor de bandera panameña. Junto con las armas, también subieron al buque ocho mercenarios norteamericanos veteranos de la guerra de Vietnam, con pasaportes falsos, contratados por el ex funcionario ghanés Osei para atacar el palacio del presidente Rawlings y otros puntos clave de Accra, la capital ghanesa. Pero el barco nunca llegó a destino porque el capitán del Nobistor, Eduardo Gilardoni, al enterarse de que los mercenarios norteamericanos no iban a entregar las armas al gobierno de Ghana sino que iban a intentar derrocarlo, simuló un desperfecto y paró su embarcación en el puerto de Río de Janeiro, permitiendo que la policía brasileña asaltara el barco y redujera a los mercenarios norteamericanos y a la tripulación argentina. Cuando los resultados de este operativo se conocieron en Buenos Aires, el canciller Dante Caputo activó contactos diplomáticos con las autoridades ghanesas para evitar una crisis bilateral con un país miembro de No Alineados. Envió una carta en mayo de 1986 a su colega ghanés, Obede Asamoah, pidiendo disculpas por el operativo, y meses más tarde, en una reunión del Movimiento de No Alineados, se entrevistó con el propio presidente Rawlings (9).
    Pero mientras Caputo intentaba normalizar las relaciones diplomáticas con el gobierno socialista africano, el operativo Ghana aparejó otras dos complicaciones al gobierno radical, vinculadas al ámbito de las relaciones con Brasil. La primera estuvo relacionada con el fallo de la Justicia brasileña, que consideró como igualmente culpables al capitán del Nobistor Gilardoni y a los mercenarios norteamericanos, a los que condenó a cinco años de prisión bajo la acusación de haber participado de una maniobra consistente en anclar el buque frente al puerto de Río para intentar el ingreso ilegal de armas al Brasil. Luego de varios meses y pedidos del gobierno argentino, Gilardoni fue liberado. En cuanto a los mercenarios norteamericanos, cuatro de ellos lograron escapar con apoyo de la CIA y otros cuatro fueron extraditados a la Argentina, donde fueron acusados de contrabando, pero también la CIA los ayudó a salir del país. El segundo inconveniente fue que las armas argentinas, que no habían llegado a Ghana por la requisa de la policía brasileña, fueron a parar a manos de un grupo de paramilitares contratados por hacendados brasileños que mataban campesinos del grupo de los Sin Tierra (10).
    Finalmente, cabe mencionar que el 22 de mayo de 1986, el gobierno de Alfonsín decidió la ruptura de relaciones diplomáticas con Sudáfrica. De acuerdo con el Comunicado Nº 32 / 86 del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Argentina
(....) ante expresiones oficiales del gobierno sudamericano (...) que confirman la voluntad desestabilizadora e intervencionista de sus autoridades en perjuicio de las naciones vecinas (...) como consecuencia de un régimen institucionalizado de discriminación racial (...) que constituye una amenaza para la paz y la seguridad internacionales (...) el gobierno argentino ha adoptado la decisión de romper relaciones diplomáticas con la República Sudafricana, reiterando la permanente amistad con el pueblo sudafricano (11).
Como sostiene Gladys Lechini de Alvarez, esta decisión no constituyó un hecho aislado, sino que fue la culminación de una serie de comunicados de la Cancillería argentina, crecientemente críticos respecto del régimen de Pretoria (los comunicados del 9 y 10 de octubre de 1984; 9 y 24 de mayo de 1985; 26 de julio de 1985; 12 de agosto de 1985; 2 de abril de 1986; y 20 y 22 de mayo de 1986), donde, entre otras cosas, se solicitaba a las autoridades sudafricanas la liberación de Nelson Mandela y de todos los presos políticos por su militancia contra la discriminación racial, y se reiteraba la oposición del gobierno argentino a las agresiones sudafricanas a los países del África Austral. Asimismo, el 12 de agosto de 1985 se había llamado por consulta al encargado de negocios argentino en Pretoria, como "expresión de desagrado" de las autoridades del Palacio San Martín por la política de apartheid en Pretoria, lo cual constituyó un antecedente de la ruptura de relaciones con Sudáfrica (12).
    De igual modo, la ruptura de relaciones estuvo precedida por el respaldo argentino a un conjunto de resoluciones aprobadas en los organismos internacionales referentes a la condena del apartheid sudafricano -Asamblea General de Naciones Unidas, período ordinario de sesiones correspondiente a los años 1984, 1985 y 1986; Reunión del Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial, Ginebra, 1984; Reunión Extraordinaria del Comité Coordinador sobre Namibia del Movimiento de Países No Alineados, Nueva Delhi, 21 de abril de 1985; Conferencia Mundial de Sanciones contra Sudáfrica Racista, París, junio de 1986; Conferencia Internacional en pro de la independencia de Namibia, Viena, julio de 1986; y Seminario sobre los Derechos Humanos en Sudáfrica, organizado por el Comité contra el Apartheid, Camerún, 1986 (13)-.
    Por cierto, vale agregar que la ruptura de relaciones diplomáticas con las autoridades de Pretoria no apareció como una iniciativa aislada del gobierno radical, sino que contó con un importante respaldo parlamentario. Así, el 21 de agosto de 1985 el Senado sancionó como ley la Adhesión argentina a la Convención Internacional sobre Represión y Castigo del Crimen de Apartheid, que había sido suscripta durante el gobierno de Isabel Perón, el 6 de junio de 1975 y aprobada por la Cámara de Diputados. Este paso fue considerado por los legisladores argentinos como un gesto que reforzaba el deterioro de los vínculos con el régimen sudafricano y procuraba una mejor relación con el resto de los países africanos. A su vez, la Cámara de Diputados aprobó el 22 de agosto de 1985 un proyecto presentado el 14 del mismo mes por el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores en la Cámara Baja, el diputado radical Federico Storani, que proponía la "ruptura de todo tipo de relaciones diplomáticas y comerciales entre Argentina y Sudáfrica (14)".
    De acuerdo con Russell, esta decisión se justificó desde la posición ética del gobierno radical respecto de la cuestión de los derechos humanos, tanto en el plano interno como en el internacional. No obstante, tanto Russell como Lechini de Alvarez coinciden en que el factor que pesó más en la decisión de ruptura no fue tanto de orden ético sino de naturaleza política práctica: la necesidad de contar con el apoyo de los países del Africa Negra y de otros países del Tercer Mundo para la reivindicación argentina de la soberanía sobre las islas Malvinas. Así, la decisión del gobierno radical de romper relaciones diplomáticas habría sido una forma de sancionar el apartheid sudafricano, tener una mejor inserción en No Alineados y captar la buena voluntad de los países del Africa Negra en la cuestión Malvinas (15).
    Pero, mas allá de la intención del gobierno radical de combinar ética y pragmatismo en sus vínculos con Pretoria, las cifras del intercambio comercial bilateral demuestran que la ruptura de relaciones diplomáticas con Sudáfrica tuvo un escaso impacto en los vínculos comerciales entre ambos países, evidenciando la relativa autonomía de la esfera comercial -manejada por actores privados- respecto de la político-diplomática -conducida por actores estatales-. Por el lado de las exportaciones argentinas a Sudáfrica, éstas disminuyeron entre 1986 y 1987, aunque se recuperaron en 1988 y 1989. Por el lado de las importaciones argentinas de procedencia sudafricana, éstas se incrementaron después de la ruptura de relaciones diplomáticas, con una leve baja en 1988 (16).
    Finalmente, cabe destacar tres elementos importantes respecto de la ruptura de relaciones diplomáticas con Sudáfrica. En primer lugar, ésta fue una decisión que el canciller Caputo adoptó tras conversaciones de consulta con el presidente Alfonsín y sobre la base de la posición de condena al apartheid sudafricano tanto a nivel bilateral como multilateral, sin que mediaran agencias burocráticas o grupos de presión en el proceso de toma de decisiones (17).
    En segundo término, fue una de las pocas decisiones de política exterior del gobierno radical que contó con un respaldo firme del principal partido de oposición, el justicialismo. Testimonios de ello fueron la presentación, por parte del diputado justicialista Antonio Paleari el 10 de enero de 1984, de un proyecto de declaración -que no prosperó- para que la Cámara Baja solicitara al Ejecutivo la ruptura de relaciones con Sudáfrica "hasta tanto ese país no modifique el apartheid (18)"; la creación, en abril de 1984 y por parte del mismo Paleari, de la Comisión para la Desarrollo de las Relaciones Argentino-Africanas (CODERAAF), uno de cuyos objetivos fue la lucha contra la discriminación racial sudafricana y a favor de la independencia de Namibia (19); y las declaraciones efectuadas por el diputado justicialista José O. Bordón en septiembre de 1985, oportunidad en la que se debatió en la Cámara Baja el proyecto de ruptura de relaciones (20).
    En tercer lugar, el tema de la ruptura con Sudáfrica fue otro indicador de la existencia de serias divergencias entre el gobierno de Alfonsín y la cúpula militar, especialmente con los oficiales de la Marina, cuyos vínculos con el régimen de Pretoria habían sido especialmente estrechos durante los años del Proceso. De acuerdo con una entrevista que Lechini de Alvarez hizo a Alconada Sempé, cuando se produjo la ruptura de relaciones con Sudáfrica, la Marina no dudó en mostrar sus diferencias de enfoque ideológico con la Cancillería y emitió un informe comunicando que, a pesar de la ruptura de relaciones diplomáticas a nivel de gobierno, las Armadas argentina y sudafricana continuarían con las relaciones de cooperación. Los oficiales navales justificaban esta actitud en el hecho de que después de la guerra de las Malvinas, la Argentina había quedado imposibilitada de acceder a tecnología militar inglesa, y una buena relación con los sudafricanos era un paliativo a esa falencia (21). De acuerdo con información del diario Folha de Sao Paulo publicada por La Nación y citada por Lechini de Alvarez, oficiales de la Armada argentina visitaron Sudáfrica luego de la ruptura, en junio de 1986, y negociaron la venta de armas a las Fuerzas Armadas sudafricanas (27 cazas Mirage y 2 destructores), a través de intermediarios brasileños y con participación de Israel. Aunque la Cancillería y la Marina argentinas negaron las operaciones de venta de armas, la última no desmintió el viaje de oficiales a Pretoria (22).
    A partir de la ruptura de relaciones diplomáticas con el régimen de Pretoria, el gobierno de Alfonsín reforzó su posición militante anti-apartheid en los diversos foros multilaterales internacionales. Así, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU a partir de 1987, la Argentina patrocinó diversas resoluciones pidiendo amplias sanciones obligatorias contra el gobierno sudafricano. Sin embargo, el veto permanente de Estados Unidos y Gran Bretaña impidió que estas resoluciones se concretaran (23). Asimismo, la Argentina respaldó en la Asamblea General de Naciones Unidas un proyecto de resolución en el que se reclamaba que Sudáfrica fuera excluida del Tratado Antártico, y asistió como país "cooperante" a las conferencias consultivas de la SADCC (Southern Africa Development Coordination Conference). Vale también agregar que la posición militante de la diplomacia radical contra el apartheid sudafricano le permitió a la Argentina ser sede de un Seminario Internacional de apoyo a la inmediata independencia de Namibia y por la aplicación efectiva de sanciones contra Sudáfrica, organizado por las Naciones Unidas en Buenos Aires, entre el 20 y el 24 de abril de 1987 (24).

NOTAS

  1. Un claro testimonio de la posición de la Cancillería argentina respecto del "Africa Negra" y en contra del apartheid sudafricano fue el discurso del canciller Dante Caputo en nombre del latinoamericano Grupo de los Ocho ante la cumbre de la Organización de la Unidad Africana (OUA) que tuvo lugar a fines de mayo de 1988. En dicha ocasión, Caputo propuso intensificar el diálogo afro-latinoamericano para "resguardar nuestra capacidad de maniobra independiente frente a la competencia de poder" entre las superpotencias. En indirecta y crítica referencia al apartheid sudafricano, el canciller argentino señaló que "Nuestros pueblos, también en el presente, continúan compartiendo esa vieja y obstinada marcha del hombre hacia su libertad plena, hacia un destino de iguales oportunidades que en justicia tanto corresponde al individuo como a las sociedades nacionales, sin distinción alguna." Ver "Caputo en Africa. ‘Tenemos el mismo proyecto’ ", Página /12, 26 de mayo de 1988, p. 7.
  2. Para mayores detalles sobre este tema consultar el trabajo de Gladys Lechini de Alvarez, "Argentina-Africa: la crisis sudafricana", Cuadernos de Política Exterior Argentina, Serie Estudios, Nº 4, Promopea, Rosario, junio de 1988, pp. 23-26.
  3. Cronología relaciones internacionales de Argentina, marzo / diciembre de 1984, op. cit., p. 52.
  4. "Asistencia nuclear argentina a Argelia", Clarín, 28 de mayo de 1985, p. 15.
  5. "El presidente argelino inició su visita", Clarín, 9 de octubre de 1986, p. 19; y "Concluyó la visita del presidente de Argelia", Clarín, 11 de octubre de 1986, p. 11.
  6. "Firmaron un acuerdo de cooperación con Angola", Clarín, 17 de abril de 1988, p. 16.
  7. "Incrementarán vínculos económicos con el Zaire", Clarín, 20 de febrero de 1987, p. 11 y "Mobutu canceló visitas y adelantó su regreso", Clarín, 21 de febrero de 1987, p. 9.
  8. Ver detalles sobre la Operación Ghana en D. Santoro, op. cit., pp. 61-65.
  9. Ibid., pp. 65-67.
  10. Ibid., pp. 67-69; "El país. Novela sin final. Armas, mercenarios, un país africano, desenlace en alta mar, una fuga, la CIA... La historia del ‘Nobistor’ tiene intriga. Pero faltan respuestas", Somos, Nº 539, 21 de enero de 1987, pp. 16-18.
  11. Ver texto del comunicado 32 / 86 de la Cancillería argentina en los siguientes trabajos de Gladys Lechini de Alvarez, "Argentina-Africa: la crisis...", op. cit., p. 37, nota 29; y Las relaciones Argentina-Sudáfrica desde el Proceso hasta Menem, Rosario, CERIR, 1995, p. 57, nota 48.
  12. "Argentina rompe relaciones con Sudáfrica", Clarín, 23 de mayo de 1986, pp. 20-21; "La Argentina rompió relaciones con el gobierno sudafricano", La Nación, 23 de mayo de 1986, p. 1; "La ruptura con Sudáfrica", La Nación, 23 de mayo de 1986, p. 20; G. Lechini de Alvarez, "Argentina-Africa: la crisis...", op. cit., pp. 19 y 36-37, nota 29, y G. Lechini de Alvarez, "El apartheid y la política exterior sudafricana. Una percepción desde Argentina", Cuadernos de Política Exterior Argentina, Serie Estudios, Nº 6, Promopea, Rosario, octubre 1992, pp. 34-35.
  13. G. Lechini de Alvarez, "Argentina-Africa: la crisis...", op. cit., pp. 19 y 37-38, nota 30.
  14. Este proyecto de ruptura de relaciones con Sudáfrica del diputado Storani fue presentado luego de una conversación entre el canciller Caputo y el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Senadores, Adolfo Gass, como una estrategia política del radicalismo para adelantarse a un eventual proyecto de la banca justicialista en este tema. G. Lechini de Alvarez, "Argentina-Africa: la crisis...", op. cit., p. 20, y Las relaciones Argentina-Sudáfrica desde el Proceso..., op. cit., pp. 68-69.
  15. Ver respecto de las razones que llevaron a la ruptura de relaciones con Sudáfrica el editorial "Las razones del momento elegido", por Oscar Raúl Cardoso, Clarín, 23 de mayo de 1986, p. 20; y los trabajos de R. Russell, "Sistemas de creencias y política exterior argentina...", op. cit., p. 35; G. Lechini de Alvarez, "Argentina-Africa: la crisis...", op. cit., pp. 29-30, y G. Lechini de Alvarez, Las relaciones Argentina-Sudáfrica desde el Proceso..., op. cit., pp. 78-79.
  16. G. Lechini de Alvarez, "Argentina-Africa: la crisis...", op. cit., p. 30 y G. Lechini de Alvarez, Las relaciones Argentina-Sudáfrica desde el Proceso..., op. cit., pp. 80-81 y Anexo III, p. 127.
  17. No obstante la existencia de algunos antecedentes de pedido de ruptura en los movimientos anti-apartheid de la Argentina (como el Comité Argentino para la Independencia de Namibia y la Erradicación del Apartheid y el Comité Argentino contra el Apartheid en Sudáfrica), la decisión de ruptura fue adoptada por el canciller Caputo en conversaciones de consulta con el presidente Alfonsín. G. Lechini de Alvarez, "Argentina-Africa: la crisis...", op. cit., especialmente pp. 19 y 22.
  18. Referencia al proyecto de declaración del diputado justicialista Antonio Paleari, en G. Lechini de Alvarez, Las relaciones Argentina-Sudáfrica desde el Proceso..., op. cit., p. 68.
  19. G. Lechini de Alvarez, "Argentina-Africa: la crisis...", op. cit., p. 21. Vale señalar también que el diputado justicialista Paleari organizó entre el 20 y el 22 de agosto de 1985 el Simposio de Buenos Aires, con el fin de tratar la erradicación del apartheid y la independencia de Namibia. Este encuentro tuvo repercusión internacional, por ser el primero de esa naturaleza realizado en la Argentina, un país tradicionalmente percibido como prosudafricano. A dicho simposio concurrieron entre otros Adimba Toiva Ja Toivo, secretario General de la SWAPO (movimiento reconocido por Naciones Unidas como el único representante del pueblo namibiano), quien había sufrido 16 años de prisión en Sudáfrica y agradeció los esfuerzos del gobierno argentino por mejorar las relaciones con el Africa Negra. Asistieron también a este simposio anti-apartheid representantes ante la ONU del pueblo namibiano y sudafricano, además de funcionarios y académicos nacionales e internacionales. G. Lechini de Alvarez, "Argentina-Africa: la crisis...", op. cit., pp. 21 y 38, nota 34; G. Lechini de Alvarez, Las relaciones Argentina-Sudáfrica desde el Proceso..., op. cit., pp. 44 y 70.
  20. Declaraciones del diputado Bordón en G. Lechini de Alvarez, "Argentina-Africa: la crisis...", op. cit., p. 20, y en G. Lechini de Alvarez, Las relaciones Argentina-Sudáfrica desde el Proceso..., op. cit., p. 69.
  21. G. Lechini de Alvarez, Las relaciones Argentina-Sudáfrica desde el Proceso..., op. cit., p. 74.
  22. Ibid., pp. 74-75.
  23. Los proyectos de resolución contra el régimen sudafricano fueron los siguientes: 1) el del 20 de febrero de 1987, un proyecto co-patrocinado por Argentina, Congo, Emiratos Arabes Unidos (EAU), Ghana y Zambia, que pedía amplias sanciones contra Sudáfrica por la ocupación ilegal de Namibia, que fue vetado por Estados Unidos y Gran Bretaña; 2) un proyecto similar al anterior, del 7 de abril de 1987, que también fue vetado por Estados Unidos y Gran Bretaña; 3) el proyecto de resolución del 30 de octubre de 1987, co-patrocinado por Argentina, Congo, EAU, Ghana y Zambia, que condenaba a Sudáfrica por la ocupación ilegal de Namibia (pero no mencionaba la alternativa de aplicar sanciones). Este proyecto fue aprobado con la abstención de Estados Unidos; 4) el proyecto de 25 de noviembre de 1987, copatrocinado por Argentina, Congo, EAU, Ghana y Zambia, que condenaba a Sudáfrica por las agresiones a Angola y que fue aprobado por unanimidad en la ONU; y 5) el proyecto de resolución correspondiente al 7 de marzo de 1988, presentado por Argelia, Argentina, Nepal, Senegal, Yugoslavia y Zambia, que proponía sanciones obligatorias contra Sudáfrica por el empeoramiento de la situación, y que fue vetado por Gran Bretaña y Estados Unidas. Ver al respecto G. Lechini de Alvarez, "Argentina-Africa: la crisis...", op. cit., p. 40, nota 46, y G. Lechini de Alvarez, Las relaciones Argentina-Sudáfrica desde el Proceso..., op. cit., p. 71, nota 71.
  24. G. Lechini de Alvarez, Las relaciones Argentina-Sudáfrica desde el Proceso..., op. cit., pp. 71-72.
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