jueves, 15 de mayo de 2014

Padre Mugica: ¿Hay alguna manera de limpiar al grupo terrorista Montoneros?

Verbitsky dice que quieren "ensuciar" a Montoneros

El periodista oficialista y exmilitante de la organización armada dijo que las versiones sobre la presunta participación de la guerrilla en el crimen del cura Carlos Mugica son "una operación para ensuciar". "Como si no hubiesen habido suficientes episodios reales de Montoneros para además tener que agregar otros”, dijo.



CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Horacio Verbitsky es periodista, influyente columnista dominical del diario oficialista Página12 y presidente de la ONG Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Pero, además, en su trayectoria cuenta con una militancia en la organización armada Montoneros durante la década del 70.

Con motivo de las versiones aparecidas durante el fin de semana que abren sospechas sobre la presunta participación de Montoneros en el asesinato del cura Carlos Mugica, Verbitsky fue entrevistado en el programa radial de Gustavo Sylvestre donde desmintió tajantemente que la organización haya estado involucrada en el crimen, del que se cumplieron 40 años.

“Hay una operación tratando de ensuciar, porque esos datos disponibles que están en el expediente judicial dicen claramente que fue Juan Carlos Almirón, un policía integrante de la Triple A, y custodio de López Rega”, dijo Verbitsky durante la entrevista en radio Del Plata.

“Almirón murió bajo detención por su participación en ese asesinato”, remarcó el periodista.

“Había conflictos políticos entre Mugica y Montonero, y también entre Mugica y López Rega, y en realidad con López Rega eran conflictos por negocios, porque para el plan de erradicación de las villas, Mugica proponía la autoconstrucción por parte de los trabajadores en cooperativas, y en cambio López Rega tenía un acuerdo con empresas constructoras, con Macri para hacer la urbanización de las villas, y Mugica molestaba mucho y los villeros estaban claramente alineados con él y eso para López Rega era intolerable”, consignó.

Más adelante, en Radio Del Plata, Verbitsky puntualizó que “hay una operación que empezó hace bastantes años, que consiste en identificar al Gobierno de Néstor y de Cristina Kirchner con Montoneros, y segundo atacar a ese gobierno por todos los flancos posibles incluyendo a su atribución a Montoneros, de una cantidad de cosas que Montoneros no hizo, como si no hubiesen habido suficientes episodios reales de Montoneros para además tener que agregar otros”.

miércoles, 14 de mayo de 2014

PGM: Una historia personal galesa


Una historia de la Primera Guerra Mundial en 100 Momentos: 'Después del primer día o dos, los cadáveres se hinchaba y apestaban... '



Robert Graves, de los Reales Fusileros Galeses, describe un episodio de horror y heroísmo en las trincheras

Desde la mañana del 24 de septiembre a la noche del 03 de octubre, tuve en las ocho horas de sueño. Me mantenía despierto y vivo por beber de una botella de whisky al día. Yo nunca había bebido antes, y tienen pocas veces bebido desde entonces; ciertamente me ayudó entonces. No teníamos mantas, abrigos, o láminas impermeables, ni tiempo ni material para construir nuevos refugios. La lluvia caía. Cada noche que salimos a buscar en la oscuridad de los otros batallones. Los alemanes continuaron indulgente y tuvimos algunas bajas.

Después del primer día o dos de los cadáveres se hincharon y apestaban. Vomité más de una vez mientras supervisando el transporte. Aquellos que no podíamos entrar desde la alambrada alemana siguió a hincharse hasta que la pared del estómago se derrumbó, ya sea naturalmente o cuando perforado por una bala ; un olor repugnante flotaría a través. El color de las caras muertas cambió de blanco a gris-amarillo, al rojo, al violeta, al verde, al negro, al baboso.

En la mañana del día 27 un grito surgió de la tierra de nadie. Un soldado herido del Middlesex había recuperado la conciencia después de dos días. Se quedó cerca de la alambrada alemana. Nuestros hombres lo escucharon y miraron el uno al otro. Tuvimos una lanza- corporales misericordiosos llamado Baxter. Él era el hombre a hervir un dixie especial para los centinelas de su sección cuando vinieron fuera de servicio. Tan pronto como se enteró de que el hombre Middlesex herido, corrió a lo largo de la zanja llamada a un voluntario que le ayudara a buscar a in Por supuesto, nadie iría ; que era la muerte para poner la cabeza por encima del parapeto. Cuando él llegó corriendo para preguntarme Me excusé por ser el único oficial de la compañía. Me gustaría salir con él al atardecer, le dije- no ahora. Así que se fue solo. Saltó rápidamente por encima del parapeto, luego paseando a través de la tierra de nadie, agitando un pañuelo ; los alemanes dispararon para asustarlo, pero como insistió que venga de cerca. Baxter continuó hacia ellos y, cuando llegó al hombre de Middlesex, se detuvo y apuntó a mostrar a los alemanes lo que él estaba. Luego se vistió las heridas del hombre, le dio un trago de ron y unas galletas que tenía con él, y prometió estar de vuelta de nuevo al caer la noche. Él regresó, con una camilla de partido único, y el hombre se recuperó. Le recomendé Baxter para la Cruz de la Victoria, siendo el único oficial que había sido testigo de la acción, pero las autoridades pensé que no vale más que una medalla de conducta distinguida.

The Independent

martes, 13 de mayo de 2014

Padre Mugica ¿muerto por quién?

La realidad arruina otro buen relato
El monumento al sacerdote renueva el debate sobre si fue asesinado por la Triple A o por Montoneros.



El padre Carlos Mugica, asesinado hace cuarenta años, figura como una de las víctimas en el monumento emplazado en la Costanera porteña en honor de las Víctimas del Terrorismo de Estado, pero, no existe, por el momento, ninguna prueba que indique que haya sido muerto por la ultraderecha peronista, como tantos han sostenido.

Una hipótesis políticamente correcta y tranquilizadora es que Mugica fue asesinado por la Triple A, la tenebrosa organización paraestatal encabezada, según se cree, por José López Rega, el entonces ministro de Bienestar Social y secretario privado del presidente, que era el general Juan Domingo Perón.

Lo dicen tantos historiadores y periodistas que se ha convertido casi en un lugar común. Su principal argumento a favor es la declaración judicial, el 13 de marzo de 1984, de Juan Carlos Juncos, un riojano que estaba preso en Neuquén por hurtos reiterados. Juncos le dijo al juez José Dibur que había sido el chofer de uno de los vehículos que participaron en los asesinatos no sólo de Mugica, sino también de José Ignacio Rucci y Rogelio Coria, entre otros, por orden de López Rega, de quien era custodia.

Como afirmo en mi libro Operación Traviata, las declaraciones de Juncos fueron rápidamente desmentidas por todas las personas que había nombrado, incluido uno de sus presuntos cómplices, que para la fecha del crimen de Rucci estaba preso en Montevideo. El 13 de junio de 1984, Juncos declaró nuevamente y se retractó: había inventado todo en base a recortes periodísticos para que lo trasladaran a Villa Devoto dado que su mamá estaba enferma.

El juez Fernando Archimbal concluyó el 6 de diciembre de 1984 que Juncos había sido “mendaz” y no había tenido vínculos con la Triple A. Y en febrero de 1988 Amelia Berraz de Vidal dictaminó que “la única intención de Juncos de vincularse al sumario consistió en lograr el traslado a un instituto de detención con sede en Capital Federal a causa de los problemas personales del nombrado. Es así como las primigenias versiones de Juncos carecen de credibilidad para mantenerlo vinculado al caso”.

Los dichos de Juncos fueron tomados como ciertos por todos los gobiernos desde 1998, cuando el presidente era Carlos Menem y la Subsecretaría de Derechos Humanos dictaminó, sobre la base de ese testimonio, que el padre Mugica había sido acribillado por la Triple A. Y por eso figura en el monumento porteño, ahora bajo la responsabilidad del jefe de Gobierno, Mauricio Macri.

Las declaraciones de Juncos también fueron asumidas como ciertas por algunos historiadores y periodistas, como Felipe Pigna en Lo pasado pensado y Eduardo Anguita y Martín Caparrós en La voluntad, volumen 3, pese a que para las fechas en que fueron escritos y publicados la Justicia ya había determinado que Juncos había sido “mendaz”. Como decía un periodista cínico, “que la realidad no te arruine un buen relato”.

La Triple A nunca admitió este asesinato; Ricardo Capelli, que acompañaba a Mugica cuando ocurrió el atentado y resultó herido, identificó luego como autor de los disparos al comisario Eduardo Almirón, uno de los principales secuaces de López Rega. Esos dichos de Capelli han sido desmentidos incluso por familiares de Mugica con el argumento de que si López Rega no quería que se supiera que él había ordenado el crimen, no iba a enviar a uno de sus hombres más conocidos y fáciles de identificar.

Lo cierto es que Mugica pudo haber sido muerto por la Triple A, pero también por Montoneros, dado que había roto ruidosamente con Mario Firmenich y su voluntad de enfrentar a Perón, que, recordemos, el 11 de mayo de 1974, era presidente. Como señala Juan Manuel Duarte, en su libro Entregado por nosotros, Mugica había confesado sus temores de ser asesinado por Montoneros a Antonio Cafiero y Jacobo Timerman, entre otros. Lo cierto es que aún no se sabe quién mató a Mugica.

*Editor ejecutivo de la revista Fortuna.
Su último libro es ¡Viva la sangre!

Perfil

domingo, 11 de mayo de 2014

El milagro de la estatua del Gral. San Martín

La resiliencia de la estatua del Libertador


Durante la Segunda Guerra Mundial, estando la ciudad bajo ocupación nazi, Boulogne-sur-Mer soportó 487 bombardeos aéreos aliados y una gran cantidad de ataques navales cuyo objetivo era destruir una base de submarinos alemana. Ante tales ataques, desparecieron barrios enteros de la ciudad, en especial del área costera.


Inauguración del monumento en 1909

La estatua permanece incólume luego de los bombardeos aliados

La base en cuestión estaba emplazada a unos doscientos metros de la estatua erigida en honor a José de San Martín (libertador argentino), y casi todo el lugar fue destruido, excepto la estatua. Numerosas bombas estallaron a uno y otro lado del monumento y solo algunas ligeras esquirlas tocaron su base. Fotos posteriores a la Liberación muestran las ruinas y, entre ellas, casi intacta la escultura a San Martín. Según testimonios de la época, para el pueblo boloñés, se trató de un milagro, y así lo llamaron: el milagro de la estatua de San Martín.

CESAR BUCCA
MOVIMINTO SANMARTINIANO NACIONAL


sábado, 10 de mayo de 2014

Biografía: Gral. José María Uriburu (Argentina)

Gral. José María Uriburu

José María Uriburu (n. Salta, 1 de noviembre de 1846 – Jujuy, 1 de marzo de 1909), militar argentino, que se destacó en la conquista de la región chaqueña. Fue también gobernador del Territorio Nacional de Formosa. Era primo de su predecesor en este cargo, Napoleón Uriburu.


Biografía

Estudió en su ciudad natal y se enroló en las milicias de su provincia en 1863. Al año siguiente formó parte de un contingente enviado a sofocar una revolución en la vecina provincia de Jujuy, pero fue tomado prisionero y estuvo a punto de ser fusilado. Participó en la Guerra del Paraguay, y combatió en peleó en las batallas de Tuyutí, Boquerón, Curupaytí y Lomas Valentinas. En 1871 participó en la luchas contra la rebelión del último caudillo federal, el entrerriano Ricardo López Jordán.

Desde 1874, con el grado de teniente coronel, prestó servicios en distintos destinos en la provincia de Salta. Al año siguiente combatió contra las montoneras santiagueñas de Taboada, que asolaban el sudeste de su provincia. Desde entonces fue uno de los jefes de la frontera sudeste, con los indios del Chaco, e hizo algunas expediciones menores entre los wichí; su principal misión era capturar familias, para forzar a los varones a entrar como peones en los ingenios azucareros y en las explotaciones forestales.

En 1880 enfrentó una revuelta, estallada en Salta en coordinación con la revolución porteña de Tejedor, y los venció en Mercedes.

En 1883 fue uno de los jefes que hizo las campañas sobre el Chaco, gran barrida que debilitó mucho a los tobas y mocovíes. De todos modos, la expedición de Uriburu estuvo centrada sobre los pacíficos wichíes, en todo el extremo oriental de Salta y el oeste de la actual provincia de Formosa. Hizo, además, exploraciones geográficas, poniendo nombres a varios puntos de la región y levantando mapas. En cierta medida, por estas exploraciones esa región – el actual departamento Rivadavia – pertenece actualmente a la provincia de Salta.

En 1893 fue nombrado Gobernador de Formosa, cargo que ejeció hasta 1897, luego fue nombrado nuevamente gobernador hasta 1901. Fue ascendido al grado de general en 1904, y puesto al mando de la 3ra. División del Ejército Argentino, con sede en Corrientes. Pasó a retiro dos años más tarde.



Gral. José María Uriburu montado en su caballo en 1898 aprox.

Bibliografía

Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino, 7 volúmenes, Ed. Elche, Bs. As., 1968-1985.
Solá, Miguel, Diccionario histórico biográfico de Salta Impr. de la Legislatura, Salta, 1964.


viernes, 9 de mayo de 2014

China intervino en Vietnam

China admite que envió tropas a luchar en Vietnam

China ha admitido por primera vez que envió más de 300.000 tropas de combate a Vietnam a luchar contra las fuerzas estadounidenses y sus aliados de Vietnam del Sur .

El semioficial China News Servicio , dijo el martes en un informe monitoreado en Hong Kong que China envió 320.000 soldados a Vietnam durante la década de 1960 . También gastó más de $ 20 mil millones para apoyar regulares del Ejército de Hanoi de Vietnam del Norte y a las unidades guerrilleras del Viet Cong. El informe de la agencia citó "La historia de la República Popular de China", publicado por la Editorial oficial Archivos del Estado, diciendo que más de 4.000 soldados chinos murieron en la guerra.

La lucha finalmente terminó cuando los tanques de las maltratadas y victoriosas tropas norvietnamitas hicieron su camino hacia los terrenos del Palacio Doc Lap  en Saigón el 30 de abril de 1975.

Durante la guerra de China negó reiteradamente las acusaciones de Estados Unidos de que sus soldados estaban operando en Vietnam.

Informes de inteligencia de Estados Unidos en el momento hablaron de las unidades de combate estadounidenses encontrando soldados vestidos con uniforme de combate chino y llevando insignias chinas.

Durante los 10 años de implicación americana niveles directos de tropas estadounidenses llegado a más de 500.000 . Las estimaciones de las unidades del Ejército del Norte vietnamita variaron , pero Hanoi mantuvieron durante toda la guerra de sus soldados fueron sólo como voluntarios para ayudar a la guerrilla Viet Cong sur .

Unidades de Corea del Sur , Australia y Nueva Zelanda lucharon junto a soldados de Estados Unidos y Vietnam del Sur, con el apoyo logístico de Tailandia y las Filipinas.

Ambos presidentes Lyndon Johnson y Richard Nixon fueron extremadamente cautelosos de permitir que aviones de EE.UU. para bombardear demasiado cerca de la frontera china con Vietnam del Norte por temor a la participación de los chinos en una escala más grande.

Pero los grupos de presión que buscan noticias sobre los estadounidenses que figuran como desaparecidos en acción en Indochina dicen que un pequeño puñado de pilotos de Estados Unidos rescató a más de territorio chino después de que sus aviones fueron alcanzados por fuego de tierra vietnamita.



Deseret

jueves, 8 de mayo de 2014

PGM: Vida de trinchera en Galipoli

Una historia de la Primera Guerra Mundial en 100 Momentos : "Yo nunca había visto a un hombre muerto... entonces vi 300 de una sola vez"

Leonard Thompson, un peón de granja de Suffolk, describe sus experiencias en los Dardanelos



LEONARD THOMPSON - The Independent

Llegamos a los Dardanelos y vimos las armas centelleantes y escuchamos el fuego de fusil. Ellos tiraron hacia nuestro barco, el River Clyde, hasta la orilla. Le habían cortado un agujero en él e hicieron un pequeño muelle, por lo que fueron capaces de caminar en línea recta de vez en cuando a la playa.

Nos sentamos allí - ¡en el Helesponto! - Esperar a que se haga la luz. Las primeras cosas que vimos eran grandes cañones turcos naufragados, lo segundo una gran carpa. No me hacen pensar de los militares sino de fiestas populares. Otras personas deben haber pensado así porque recuerdo lo que todos se apresuraron a la altura, al igual que los niños entrar en un circo, y luego encontramos todo ató los cordones. Nos deselanzamos y nos apresuramos Estaba lleno de cadáveres. Ingleses muertos, líneas y líneas de ellos, y con los ojos bien abiertos.

Todos dejamos de hablar. Nunca había visto a un hombre muerto antes y aquí yo estaba buscando a 200 y 300 de ellos. Fue nuestro primer miedo. Nadie había mencionado esto. Me quedé muy sorprendida. Pensé en Suffolk y parecía un lugar feliz por primera vez.

Más tarde ese día nos marchamos a través de campo abierto y llegamos a menos de un kilómetro y medio de la línea del frente. Fue increíble. ¡Estábamos allí - en la guerra!

El lugar que habíamos alcanzado fue llamado la "tierra muerta", ya que era el lugar donde el enemigo no pudiera verte. Nos tumbamos en pequeños agujeros cuadrados, mismo al lado de James Sears de la aldea. Él tenía unos 30 y era casado.

Esa tarde paseamos por el suelo muerto y preguntamos acerca de nuestros amigos que habían llegado un mes o así que hace. "¿Cómo está Ernie Taylor?" - "Ernie - Se ha ido." "¿Has visto a Albert Paternoster?" - "Albert - Se ha ido." Aprendimos que si 300 habían "ido", pero 700 fueron dejados, entonces, esto no era tan malo. Entonces sabíamos lo poco importante que nuestros nombres eran.

Yo estaba en centinela aquella noche. Un tipo llamado Scott me dijo que yo sólo debía exponer mi cabeza por un segundo, pero que en este momento tenía que ver lo más que pudiera. Cada tercer hombre a lo largo de la zanja era un centinela.

La noche siguiente tuvimos que pasar a la tercera línea de trincheras y nos enteramos de que los Gurkhas iban a hacer una incursión y que teníamos que apoyar su retaguardia. Pero cuando llegamos a la trinchera de comunicación nos pareció tan lleno de hombres muertos que apenas podíamos mover. Sus rostros eran bastante negros y que no podía distinguir a los turcos de los ingleses. No había la más terrible hedor y por un tiempo no había más que el ser vivo enfermo a los muertos.

Yo estuve de centinela de nuevo esa noche. Fue uno-dos-centinela, uno-dos-centinela a lo largo de la trinchera, como antes. Yo sabía que el próximo centinela bastante bien. Me acordé de él en Suffolk cantando a sus caballos mientras araba.

Ahora volvió a caer con un gran grito y una mirada de sorpresa - muerto. Es rápido, de todos modos, pensé.

El 4 de junio nos fuimos por encima. Tomamos trinchera de los turcos y la sostuvo. Se llamaba Hill 13. Al día siguiente nos sentimos aliviados y nos dijeron que descansar durante tres horas, pero no fue más de media hora antes de que el regimiento aliviar volvió corriendo. Los turcos habían regresado y retomado su trinchera.

El 6 de junio mi oficial favorito fue asesinado y un sin fin de nosotros masacrado, pero nos las arreglamos para conseguir el asimiento de la Colina 13 otra vez. Encontramos un gran embrollo, carnicería y los hombres sin fusiles al grito de "¡Alá! ¡Alá!" que es el nombre de Dios en el idioma turco. De los 60 hombres con los que había empezado la guerra de Harwich, sólo habían quedado tres.

Nos pusimos a trabajar para enterrar a la gente. Nosotros la pusimos en los lados de la zanja, sino fragmentos de ellas hacía cada vez descubierto y que sobresale, al igual que las personas en una cama mal hecha. Las manos eran los peores ; escaparían de la arena, que apunta, la mendicidad - incluso saludando ! Había uno que todos dimos cuando nos pasaron, diciendo: "Buenos días", con una voz elegante. Todo el mundo lo hizo. El fondo de la zanja era elástico como un colchón, porque de todos los órganos debajo. Por la noche, cuando el hedor era peor, empatamos crepé alrededor de nuestras bocas y narices. Esta crepe había sido dado a nosotros, porque se suponía que nos impida ser gaseados.

Las moscas entraron en las trincheras durante la noche y los alinearon completamente con una densidad que era como trapo en movimiento. Hemos matado a millones con palmadas nuestras espadas a lo largo de las paredes de la zanja, pero la noche siguiente sería igual de malo. Todos estábamos mal y no podíamos dejar de cagar porque habíamos cogido la disentería. Lloramos, no porque teníamos miedo pero porque estábamos tan sucia ".

© 1969 Ronald Blythe. Extraído de ' Akenfield ' por Ronald Blythe (Penguin, 9,99 libras; penguin.co.uk)