lunes, 1 de septiembre de 2014

Guerra contra la Subversión: El decreto de purificación anticomunista del peronismo

Texto completo del “Documento Reservado” del 1º de Octubre de 1973



El incumplimiento de esta Orden Reservada del General J.D.Perón, después del asesinato de José Ignacio Rucci, es el principal  motivo de lo que hoy padecemos. Si nuestra generación no lo hizo, por error, omisión o conveniencia, es hora que las nuevas generaciones comiencen a "peronizar" nuevamente a nuestro Pueblo y a exterminar a los "falsos" peronistas de nuestras filas. Al Pueblo lo que es del Pueblo, a los traidores y a los enemigos ¡¡¡Ni Justicia !!!
Consejo Superior Peronista

1° de octubre de 1973

I. Situación

1. El asesinato de nuestro compañero José Ignacio Rucci y la forma alevosa de su realización marca el punto más alto de una escalada de agresiones al Movimiento Nacional Peronista, que han venido cumpliendo los grupos marxistas terroristas y subversivos en forma sistemática y que importa una verdadera guerra desencadenada contra nuestra organización y contra nuestros dirigentes.
Esta guerra se ha manifestado de diversas maneras;  por ejemplo:

a. Campaña de desprestigio de los dirigentes del Movimiento buscando ridiculizarlos mediante slogans, estribillos o insultos, atribuyéndoles defectos personales e imputándoles "traición" al general Perón o a la doctrina.

b. Infiltración de esos grupos marxistas en los cuadros del Movimiento con doble objetivo: desvirtuar los principios doctrinarios del justicialismo, presentando posiciones aparentemente más radicalizadas y llevar a la acción tumultuosa y agresiva a nuestros adherentes (especialmente sectores juveniles) colocándose así nuestros enemigos al frente del movimiento de masas que por sí solo no pueden concitar, tal que resulten orientando según sus conveniencias.

c. Amenazas, atentados y agresiones destinadas a crear un clima de miedo o desconfianza en  nuestros cuadros, y a intimidar a la población en general.

d. Asesinato de dirigentes peronistas.

2. El estado de guerra así planteado se dirige en el fondo contra el país, ya que si bien aparenta afectar a nuestro Movimiento, tiende a impedir la  constitución y actuación del gobierno que presidirá el general Perón por decisión mayoritaria del pueblo argentino.
El crimen cometido contra el compañero Rucci, particularmente por el modo y la oportunidad en que fue consumado, indica que se trata de destrozar al Movimiento Nacional Peronista y a sus dirigentes, creando al mismo tiempo una situación de caos social, que haga posible la frustración del gobierno del Pueblo.

3. Ese estado de guerra que se nos impone, no puede ser eludido, y nos obliga no solamente a asumir nuestra defensa, sino también a atacar el enemigo en todos los frentes y con la mayor decisión. En ello va la vida del Movimiento y sus posibilidades de futuro, además de que en ello va la vida de sus dirigentes.

II. Directivas
1. Movilización:
El Movimiento Nacional Justicialista entra en estado de movilización de todos sus elementos humanos y materiales para afrontar esta guerra. Quien rehúya su colaboración para esta lucha, queda separado del Movimiento.

2. Reafirmación doctrinaria:
Debe realizarse una intensa campaña para difundir y reafirmar los principios doctrinarios del Movimiento, esclareciendo sus diferencias fundamentalmente con el marxismo. En esta campaña no se admitirá intromisión alguna de elementos pro marxistas, con pretexto de polémica u otro similar, y se les excluirá de toda reunión y del acceso a todos los medios de difusión del Movimiento.

3. Información:
Se debe hacer saber a los dirigentes de todos los niveles y a la masa peronista la posición que toma el Movimiento en relación a los grupos marxistas, explicando las circunstancias determinantes y llevando a su convicción la necesidad de participar en forma activa en la lucha contra nuestros enemigos.

4. Definiciones:
Los grupos o sectores que en cada lugar actúan invocando adhesión al peronismo y al general Perón, deberán definirse públicamente en esta situación de guerra contra los grupos marxistas y deberán participar activamente en las acciones que se planifiquen para llevar adelante esta lucha. Asimismo, deberán acatar estas directivas.

5. Unidad:
Para esta lucha es fundamental consolidar la unidad del Movimiento. Para ello:

a. Las orientaciones y directivas que emanen del general Perón en el orden partidario o en función de gobierno, serán acatadas, difundidas y sostenidas sin vacilaciones ni discusiones de ninguna clase, y ello como auténtica expresión de la verticalidad que aceptamos los peronistas.

b. Nadie podrá plantear cuestiones personales, o disensiones de grupos o sectores, que afecten o entorpezcan la lucha contra el marxismo.

c. En cada rama del Movimiento se actuará con estricta disciplina, para cumplir los programas o planes de acción que se elaboren por las direcciones superiores correspondientes.

d. No se admitirá comentario, estribillo, publicación o cualquier otro medio de difusión que afecte a cualquiera de nuestros dirigentes. Quien lo utilice o quien los reproduzca o tolere, será considerado enemigo del Movimiento y quedará expulsado del mismo. La defensa de todos comienza en la defensa de cada uno.

e. No se admitirá que ningún grupo utilice expresiones destinadas a menoscabar a otros grupos peronistas, o a exaltar el propio grupo en desmedro de los demás.

f. Las cuestiones que se susciten en el orden partidario se plantearán por vía reservada a la autoridad superior del Movimiento que corresponda en cada rama. Ninguna cuestión interna se considerará más importante que la lucha emprendida ahora.
g. Las objeciones a actos de gobierno producidas por los peronistas que ejercen funciones públicas se harán también por vía reservada, al funcionario peronista de mayor jerarquía que corresponda, con comunicación a la autoridad superior del Movimiento en cada rama.

h. Debe excluirse de los locales partidarios a todos aquellos que se manifiesten de cualquier modo vinculados al marxismo, a sus posiciones políticas o a sus actos.

i. En las manifestaciones o actos públicos los peronistas impedirán por todos los medios que las fracciones vinculadas al marxismo tomen participación.

j. Se prestará apoyo solidario a todo compañero o grupo que pueda ser afectado a raíz de actos de lucha cumplidos en razón de esta campaña que se inicia.

6. Inteligencia:
En todos los distritos se organizará un sistema de inteligencia, al servicio de esta lucha, el que estará vinculado con el organismo central que se creará.

7. Propaganda:
Se impedirá toda propaganda de los grupos marxistas máxime cuando se presenten como si fueran peronistas, para confundir. Se impedirá la difusión por todos los medios.

8. Participación popular:
Se esclarecerá ante la población de cada lugar cuál es la posición del Movimiento y las motivaciones y sentido de esta lucha; todo ello para suscitar el apoyo y la participación de todos en la misma.

9. Medios de lucha:
Se utilizará todos los que se consideren eficientes, en cada lugar y oportunidad. La necesidad de los medios que se propongan, será apreciada por los dirigentes de cada distrito.

10. Acción de gobierno:
La actuación de los compañeros peronistas en los gobiernos nacionales o provinciales o municipales, sin perjuicio de sus funciones específicas, deben ajustarse a los propósitos y desenvolvimiento de esta lucha, ya que a ellos compete la principal responsabilidad de resguardar la paz social. En tal sentido:
a. Deberán impulsar de inmediato el cumplimiento de medidas tendientes a dar vigencia a los principios del justicialismo.
b. Deberá actuar en permanente comunicación con los sectores populares y velando por la solución de los problemas.
c. Deberán participar en la lucha iniciada, haciendo actuar todos los elementos de que dispone el Estado para impedir los planes del enemigo y para reprimirlo con todo rigor.
d. Deberán prestar la mayor colaboración a los organismos del Movimiento movilizados en esta lucha.

11. Sanciones:
La defección de esta lucha, la falta de colaboración para la misma, la participación de cualquier clase en actos favorables al enemigo y aun la tolerancia con ellos, así como la falta de ejecución de estas directivas, se considerará falta gravísima, que dará lugar a la expulsión del Movimiento, con todas sus consecuencias.

Teniente General Juan Domingo Perón

Recopilado por: Gabriel Martin



domingo, 31 de agosto de 2014

Prat: Un alcahuete convertido en héroe

Arturo Prat, agente secreto en Buenos Aires

En medio de las tensiones bélicas surgidas entre Chile y Argentina en 1878 sobre la posesión de la Patagonia, surge la figura de Arturo Prat: un joven capitán de fragata que es enviado a Buenos Aires y Montevideo a realizar labores de espionaje.


¿Cuál fue la verdadera participación del posterior héroe en este episodio en que el peligro de un enfrentamiento era inminente?


Esta, es una de las interrogantes que se responden en un trabajo de investigación de 2 historiadores, y que se plasma en el libro “Prat, agente secreto en Buenos Aires”.

Por primera vez dos historiadores, uno chileno y otro argentino, se unen para dilucidar un momento de gran tensión en la historia de estos dos países… la guerra que estuvo a punto de estallar por la posesión de la Patagonia.


El historiador argentino, y uno de los autores de “Prat: agente secreto en Buenos Aires”, Diego Lascano, explicó cuál era el panorama político que estaban viviendo los dos países.

Fue a fines de 1878 cuando el Gobierno chileno, a cargo del Presidente Aníbal Pinto, designó a Arturo Prat para viajar de agente encubierto e investigar las instalaciones militares y los buques de guerra en Buenos Aires.

Ocultando su condición de marino, Prat viaja al otro lado de la cordillera donde prepara sus incursiones y se entrevista con personajes de la elite, para obtener información sobre las intenciones argentinas.

Lascano destacó que Prat era la persona ideal para enviar a Buenos Aires, ya que era un joven capitán de fragata con una trayectoria intachable, abogado, con mucho criterio, conocimiento geopolítico, con claridad y máxima discreción.

Tres meses desempeñó su difícil y arriesgada misión, entregando informes regulares a las autoridades chilenas sobre movimiento de buques, percepción de la ciudadanía argentina, posición de los altos funcionarios, de la prensa y de los organismos influyentes, en circunstancias que las respectivas flotas, compuestas de unas pocas naves, se movilizaban hacia la zona sur.

Arturo Prat, un capitán de fragata reputado dentro de la Armada, que ostentaba además su título de abogado y una personalidad bastante responsable y moderada, parecía ser el hombre ideal para auscultar el panorama en la agitada Buenos Aires.

Agente secreto, pero no espía, pues viajó con su nombre sin ocultar su nacionalidad, pero sin revelar que era oficial de marina, presentándose como abogado. Y además se dedicó a un trabajo de inteligencia y de análisis, sin utilizar ningún medio ilícito, que es lo que hace hoy cualquier diplomático en el mundo.


IMPARCIALIDAD Y RIGOR

Algunos pueden pensar que esta misión, que concluyó sólo cinco meses antes de que diera su vida por la patria en la rada de Iquique, transformándose en el principal héroe de la Armada Nacional y venerado por todo el país, pudiera empañar su figura. Pero este trabajo, difícil y acatado con disciplina y lealtad, más bien lo engrandece.


Así lo estiman los autores del libro Prat. Agente secreto en Buenos Aires. 1878: la guerra que no fue, del periodista e investigador histórico porteño, Piero Castagneto y del investigador argentino y docente universitario, Diego Lascano.


Una feliz coincidencia reunió a estos dos investigadores para afrontar un trabajo conjunto, que ha garantizado la más absoluta imparcialidad y el rigor histórico de los hechos, a través de cartas documentos, libros, trabajos y de la prensa de la época.


TACTO, CRITERIO Y RESERVA

¿Por qué este capitán de fragata recibe este difícil encargo del propio Presidente de la República? Al decir de un autor, citado en el libro, Canis Venatici, porque demostraba “poseer tres cualidades difíciles de hallar simultáneamente en una persona: tacto, criterio y reserva”.

En las instrucciones recibidas de parte del ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Fierro, se le indica que su presencia será Montevideo “mas podrá trasladarse a Buenos Aires por el tiempo y las ocasiones que su presencia sea allá necesaria para el cumplimiento de la misión que se encomiende”.

Don Arturo se embarca en este puerto en el vapor inglés “Valparaíso”, que recala en Montevideo el 18 de noviembre.

Desembarcó como un civil. Nadie sospechó que era oficial de la Armada de Chile, ni menos que era agente secreto. Seis meses antes de morir en la Guerra del Pacífico, filtró los secretos argentinos para evitar una guerra en la Patagonia y propuso a La Moneda destituir a los cónsules en Montevideo y Buenos Aires. Un libro reciente profundiza en uno de los capítulos más desconocidos de la vida de Prat.

Cuando Arturo Prat Chacón llegó a Buenos Aires por primera vez, no lo hizo en calidad de marino. No llevaba el uniforme y nadie le rindió honores. El 28 de noviembre de 1878, quien al año siguiente se convertiría en “el héroe de Iquique” pisó suelo argentino con una sola misión: espiar los movimientos militares de Argentina.

Su primer informe lo remite el 25 de noviembre. Puntualiza en parte que “aquí (en Montevideo), lo mismo que en la República Argentina, nadie duda que ella vendrá (la guerra), no sólo como una medida necesaria de política interna, sino, también, como único medio, a falta de títulos, de enseñorearse de ese desierto llamado la Patagonia, que con sus depósitos de guano y salitre, a que dan quizás desmesurada importancia, tienta la codicia de los argentinos”.

IMPORTANTES ANTECEDENTES

El 28 de noviembre, Prat emprende su primera visita a Buenos Aires. Instalado en el Hotel de la Paz, toma un vaporcito para visitar el monitor argentino “Los Andes”.

Los autores reflexionan: “Una vez a bordo, conversa incluso con algunos de sus oficiales, llevando adelante una maniobra riesgosa, sobre todo, si no oculta su condición de chileno. Por otra parte, que un buque de guerra argentino se encuentre abierto a las visitas civiles en un momento de tensión con un país vecino, trasluce cierta ingenuidad, propia de una época en la que aún no existen sistemas de espionaje elaborados. Candor al que, por cierto, Chile tampoco está ajeno”.

Posteriormente visitará el monitor “El Plata”, y en un informe al almirante Williams Rebolledo le proporciona interesantes detalles de las características de este buque, que es ampliado con un segundo informe dirigido al ministro de Relaciones Exteriores.

En esa carta, entrega antecedentes sobre el Ejército argentino, con 7 mil hombres de línea, poder de fuego, mandos y conocimiento del terreno.

EL PACTO FIERRO SARRATEA

El pacto de paz firmado en Santiago el 6 de diciembre de 1878, entre el ministro de Relaciones Exteriores chileno Alejandro Fierro y el representante argentino ante La Moneda Mariano Sarratea, fue muy bien recibido en la nación vecina. En el libro se cita parte del comentario del influyente diario “La Nación”, alegrándose anticipadamente por la futura libre navegación del Estrecho de Magallanes y asegurando que en “en lo sucesivo Chile no enviará ningún buque de guerra a las costas del Atlántico, y la República Argentina, por su parte, no lo hará en aguas del estrecho”.

Prat, entre tanto, desconfiaba de las buenas intenciones trasandinas, pensando que sólo se trataba de ganar tiempo. La prensa chilena en general rechaza el acuerdo. El Mercurio de Valparaíso condena el pacto por ser “una humillación para el país”.

Entre tanto, los buques argentinos se mantenían a la entrada del patagónico Río Santa Cruz, y los chilenos en Lota, lo que significaba un peligro de ataque a Punta Arenas, que se encontraba sin defensa naval.

En el ámbito privado, Prat se muestra confiando en que en una guerra Chile sería ampliamente victorioso. Los autores sostienen que junto con el irreductible ex canciller Adolfo Ibáñez Gutiérrez, pasa a integrar las filas de la minoría de chilenos que no ve la Patagonia con indiferencia y considera que vale la pena defenderla, incluso, con las armas, siendo un costo relativamente bajo a pagar.

El Congreso chileno estaba receloso a ratificar el acuerdo, mientras se mantuviera la flota argentina en el río Santa Cruz. El Gobierno chileno decide enviar, en paralelo con los informes de Prat, al teniente coronel Diego Dublé Almeyda a la zona del río Santa Cruz.

“El Mercurio” afirma que el pacto Fierro-Sarratea debe “ser quemado, y arrojadas al viento sus cenizas” y que la escuadra chilena debe partir “para espantar esas cuatro cáscaras”.


1879, AÑO CLAVE

La crisis con Bolivia, que decidió gravar el salitre, se hacía cada vez más fuerte, por lo que el Gobierno decidió enviar al norte al acorazado “Blanco Encalada”.

En Montevideo, Arturo Prat envía su último informe el 18 de enero de 1879, y el 4 de febrero, emprende el viaje de regreso a bordo del mismo vapor “Valparaíso”. Cuando recalan en Coronel, se entera que se ha producido la toma de posesión del puerto de Antofagasta.

Ya en Valparaíso, Prat fue destinado como ayudante del Intendente de Valparaíso y comandante general de Marina Eulogio Altamirano. El 29 de marzo es enviado al norte como secretario de Rafael Sotomayor Baeza, delegado del Gobierno ante el Ejército de Chile en el Norte.

El 2 de abril Chile declara la guerra al Perú y es Prat quien notifica en tierra, sin ninguna escolta, el bloqueo del puerto de Iquique, a las autoridades peruanas. De regreso a Valparaíso, es destinado como comandante de la “Covadonga” y zarpa al norte quedando desde el 10 de mayo junto con la “Esmeralda” en el bloqueo. Al día siguiente, recibe el mando de este último buque, con el que diez días después pasará a la historia como el héroe naval más importante de Chile.

La imprecisión en los tratados de fronteras de la Patagonia que rigen en 1878 genera fuertes diferencias entre Chile y Argentina. Por lo tanto, las relaciones entre estos países ganan en tensión y desconfianza mutua día a día.

El Gobierno de Chile resuelve que es imperativo indagar en las intenciones del país fronterizo. Es entonces cuando Arturo Prat, en la plenitud de su carrera, es encomendado a una misión tan importante como desconocida hasta la actualidad: cumplir el rol de agente secreto en Buenos Aires.

El futuro héroe es por entonces un joven con la experiencia de un veterano de guerra y posee un amplio apetito intelectual. Además, cuenta con las virtudes esenciales para tan delicada tarea: buen tacto, criterio, reserva y un fuerte deseo de servir a su patria.

Es así como, ocultando su condición de marino pero no su verdadera identidad, viaja a Montevideo, donde prepara sus arriesgadas incursiones a Buenos Aires. Una vez allí, estudia las instalaciones militares e investiga sus buques de guerra y su potencial bélico. También se entrevista con encumbrados personajes de la vida social, política y militar de Argentina, a fin de obtener información estratégica para Chile.

En este libro se reúne por primera vez documentación inédita de este significativo episodio en la vida Prat. Asimismo, las citas de la prensa de la época dan testimonio del ambiente reinante en ambos países ante un posible enfrentamiento bélico. Se incluyen, además, las cartas escritas a su esposa, Carmela Carvajal de Prat, en esos días de soledad y peligro que revelan la dimensión humana y amorosa del héroe nacional.

Sin embargo, el estudio comparado de las flotas argentina y chilena y la reconstrucción hipotética de cómo se hubiera desarrollado una guerra naval entre ambos países son los que ayudan a comprender la real dimensión del cometido de Prat.

Ciento treinta años después de aquellos eventos, un historiador chileno y uno argentino se unen para dilucidar uno de los momentos de mayor tensión en la historia de estas naciones: la guerra que estuvo a punto de estallar sin que se diera el paso decisivo y fatal.

ARTURO PRAT, PERFECTAMENTE VESTIDO DE CIVIL, ERA UN AGENTE SECRETO.

Veintiún días antes de su llegada a la capital argentina, el presidente Aníbal Pinto, le había enviado un telegrama ordenándole trasladarse a la brevedad desde Valparaíso a Santiago. Así lo hizo. El gobernante lo recibió en La Moneda y Prat escuchó atentamente las instrucciones: recolectar la mayor cantidad de información sobre la marina y el ejército argentino, tal como el número de buques, tripulación y armamento militar y, al mismo tiempo, verificar si Argentina tenía propósitos hostiles hacia Chile debido a las tensiones bélicas entre ambos países por la posesión de la Patagonia.

Así, se inició uno de los pasajes más desconocidos de la vida de Prat, que ha sido documentado por historiadores como Gonzalo Vial. Los autores Piero Castagneto y Diego M. Lascano entregan detalles inéditos de este episodio en su libro Prat. Agente secreto en Buenos Aires. 1878: la guerra que no fue, de Piero Castagneto y Diego Lascano, publicado en septiembre último. Los investigadores, uno chileno y el otro argentino, analizan a través de cartas y documentos de la época la vida de Prat como “espía”.

MONTEVIDEO, CENTRO DE OPERACIONES

Tacto. Criterio. Reserva. Ésas eran las tres cualidades que poseía Prat y que pesaron a la hora de asignarle la misión. Además, influyó el hecho de que el joven fuera el primer oficial naval en obtener el título de abogado. Es así como, ocultando su condición de marino, pero no su verdadero nombre, viaja en el vapor Valparaíso a Montevideo. La ciudad sería centro de operaciones para preparar sus arriesgadas incursiones a Buenos Aires.

El 18 de noviembre llegó a alojar al Hotel Oriental de Montevideo. Sin conocer a nadie, comenzó su tarea leyendo los periódicos locales (desconocidos en Chile) para fijar los primeros “puntos de referencia” y comenzar a construir una red de contactos. Una semana más tarde envió el primer informe a sus superiores en Santiago. Aunque aún no llegaba a Buenos Aires, ya tenía una visión del ambiente que se respiraba en la capital argentina: “En cuanto a la opinión dominante en el pueblo argentino (…) parece exacto que apoyan la guerra”. Y agrega: “En la República Argentina nadie duda que ella vendrá como único medio, a falta de títulos, de enseñorearse de ese desierto llamado la Patagonia…”.

En este mismo informe es drástico respecto de los representantes diplomáticos de Chile en la región. En su última reunión en La Moneda también le habían encargado espiarlos. Prat no tuvo dudas: propuso remover a José María Castellanos, cónsul en Montevideo, por ser de nacionalidad uruguaya con relaciones familiares en Argentina, y al cónsul en Buenos Aires Mariano Baudrix, por su avanzada edad y mal estado de salud.

La soledad del marino se interrumpió cuando conoce a sus primeros contactos en Montevideo, que más tarde lo ayudaron a obtener valiosa información. Las primeras relaciones las hizo gracias a un compañero de viaje, “el súbdito británico J. Hamilton”, empleado de la casa comercial Weird, Scout & Cía. Más tarde, algunas de sus amistades fueron personalidades de importancia, como Federico Nin, jefe del Partido Blanco uruguayo, y el senador de la provincia de Buenos Aires, Gregorio Torres. También se hizo amigo de Francisco Javier Hurtado Barrios, ex empleado de la legación chilena en la capital argentina, quien fue su guía en los recorridos por la cuidad y su contacto con personajes influyentes de la política local.

ENTRADA EN BUENOS AIRES

La noche del 28 de noviembre, Prat se embarcó rumbo a Buenos Aires para realizar observaciones más cercanas de la flota argentina. Una vez instalado en el Hotel de la Paz, decidió visitar el monitor Los Andes. El buque de guerra argentino estaba abierto a las visitas civiles, por lo que Prat, incluso, conversó con algunos de sus oficiales como si fuese turista. De su primera visita a Buenos Aires, Prat dio su testimonio en un informe enviado al contraalmirante Williams Rebolledo, en el que entregó información general sobre las naves argentinas.

En su segunda carta fue más preciso sobre el poderío naval argentino. Se la escribió al ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Fierro. Y entregó datos técnicos de las naves de guerra. Tras una larga descripción, concluye: “Estos datos, aunque deficientes, dejan ver que el poder marítimo de la República Argentina es notablemente inferior al de Chile”, afirmaba Prat. Y añadía: “En cuanto a su ejército, que alcanza a 7 mil hombres de línea, se me asegura que adolece de grandes defectos en su organización”.

El 6 de diciembre de 1878 se suscribió en Santiago el pacto Fierro-Sarratea -firmado por los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países-, que acordó, entre otras cosas, el nombramiento de un tribunal mixto para resolver los límites pendientes. La difusión del pacto tardó en Chile y Prat se enteró estando en Montevideo. Le escribió una carta a su esposa Carmela Carvajal: “Ayer tarde circuló un boletín anunciando que la paz se había firmado (como si estuviéramos en guerra) y que la cuestión se había arreglado definitivamente, como si los Presidentes o ministros pudieran hacer algo definitivo prescindiendo del Congreso”.

EL ENCUENTRO CASUAL DE PRAT Y EL PRESIDENTE ARGENTINO

Su segundo viaje a Buenos Aires lo realizó el 23 de diciembre junto al chileno Francisco Javier Hurtado Barrios. A esas alturas ya se movía con soltura en los salones de la élite bonaerense. Incluso ocurrió un episodio inesperado. Prat se encontró con el Presidente argentino, Nicolás Avellaneda, luego de que un conocido de ambos, el senador Gregorio Torres, los presentó a la salida de la Casa Rosada. Avellaneda se comportó muy gentil con Prat.

De vuelta en Montevideo envió su último informe (el 18 de enero de 1879) al canciller Alejandro Fierro. A los ojos de Prat, un conflicto armado con Argentina era cuestión de tiempo. Pero su misión se ve bruscamente interrumpida: el 28 de enero, Prat recibió órdenes del gobierno chileno para volver al país. Cuando parecía que los conflictos con Argentina amainaban, Prat se llevó otra sorpresa. Al llegar a Lota, la primera parada de su barco, le informaron que Chile estaba en guerra contra Bolivia y Perú. Prontamente se le daría el mando de la cañonera Covadonga y de la Esmeralda. Hasta que llegó el 21 de mayo, y su nombre pasó a la historia.

Cuando el almirante peruano Miguel Grau hizo el gesto de devolver las pertenencias de Prat a su esposa, entre ellas apareció una vieja libreta que el marino llevaba en su último combate. En ella aún se conservaban anotaciones y claves de su misión como agente secreto.

DE PUÑO Y LETRA DE ARTURO PRAT

Alrededor de cinco informes envió Arturo Prat a sus superiores en Santiago dando cuenta de la situación en Argentina. En su primer informe escrito en noviembre de 1878 desde Montevideo, dice lo siguiente: “En cuanto a los hijos de este país, que en general tienen pocas afecciones por los argentinos, serán extraviados en sus juicios por la prensa que, asalariada por éstos, se limita a transcribir cuanto puede desprestigiar a nuestro país y a nuestra causa, y siempre que tocan estos puntos lo hacen en un sentido desfavorable hacia Chile”. De su primera visita a Buenos Aires, Prat da testimonio en una correspondencia al contraalmirante Williams Rebolledo: “La semana pasada estuve en Buenos Aires y visité el Plata, que se encontraba en el puerto. Siendo conocidas de Ud. y de nuestros oficiales las condiciones de esas naves, sólo agregaré que son de doble hélice…”. En el tercer informe al gobierno, Prat expresa su escepticismo respecto del Pacto Fierro-Sarratea: “Entre tanto, es un hecho que (…) las cosas permanecerán en statu quo hasta que se reúnan, creo que en mayo del año entrante, las cámaras argentinas, donde, sin ser pesimista, puede predecirse que serán rechazados los tratados”. El 18 de enero de 1879 manda el último informe al canciller Alejandro Fierro: “Si en mayo el tratado fuera rechazado por el Congreso argentino, ya tendrían estudiada la pampa y un cuerpo de ejército al pie de los Andes, ya sea dispuesto a invadir o a rechazar una invasión.”

Romeryah

sábado, 30 de agosto de 2014

La armada chilena al Beagle

La flota chilena hacia el estrecho en 1978

Zarpada de la flota chilena desde el mar de Drake. Iban armados de "poderosos" cruceros de la SGM, destructores, fragatas y de un curioso camuflaje y con un solo submarino deficiente que ya había sido detectado. La flota argentina detuvo su derrotero antes de destruir por completo a la flota chilena. Frente a un portaaviones, 3 submarinos funcionando completamente y una aviación naval completa operando embarcada y desde tierra, el destino de esta flotilla era el fondo de los canales fueguinos.




viernes, 29 de agosto de 2014

"La Argentina" de Bouchard en las Filipinas

El esquema de la venganza


El asesinato de Sommers y 15 hombres, ya indefensos en el agua, tras fracasar en el intento de abordaje a un bergantín español, sirvió para plantear un verdadero ajuste de cuentas que terminaría con la muerte o la con huída de toda la tripulación española a día siguiente. El gráfico es una aproximación (bastante cercana) al relato de la jornada hecho por Bouchard. Se podría resumir de la siguiente manera:
Después del fracaso en al abordaje al bergantín español que logró entrar a Santa Cruz(2), Bouchard se dirigió a un pequeño puerto ubicado 6 leguas al sur, de seguro Masinloc. Allí un bote al mando de Greyssac entró al puerto en la noche y capturó una pequeña goleta española(3). Esta goleta navegó hacia Santa Cruz con 35 hombres y finalmente pudo abordar y tomar al bergantín español dentro del puerto sin dejar sobrevivientes. Luego, "La Argentina", la goleta infiltrada y el bergantín apresado(4) se reúnen en algún punto cercano para continuar con su misión.




El Corsario del Plata

miércoles, 27 de agosto de 2014

PGM: Hombres biónicos


Los Hombres Biónicos de la Primera Guerra Mundial


La Primera Guerra Mundial mutiló soldados y civiles a una escala hasta entonces desconocida por el mundo. De allí que los mayores avances tecnológicos en materia de prótesis humanas hayan surgido a raíz de una de las mayores tragedias de la civilización.
Puede decirse que prácticamente todas las prótesis que actualmente reemplazan la pérdida de cualquier parte humana poseen sus raíces en los avances proporcionados por las terribles mutilaciones que generaron los combates de la Primera Guerra Mundial.
Mientras que en las guerras anteriores los hombres morían por gangrena e infecciones, la Primera Guerra Mundial contó con suficiente tecnología para que los soldados pudieran sobrevivir a las cirugías y amputaciones, lo que a la postre generó una verdadera camada de "hombres biónicos".



Los países que intervinieron en el conflicto bélico se vieron seriamente preocupados por el futuro de los lisiados y entonces recurrieron al diseño de varias prótesis para poder rehabilitarlos y reincorporarlos a la fuerza laboral, lo que, a su vez, generó una verdadera industria de fabricación en masa.
En los Estados Unidos se fundó el Laboratorio de Extremidades Artificiales, que funcionó en las instalaciones del Hospital General Walter Reed. En colaboración con la Escuela de Medicina del Ejército, tenía el objetivo de dar a cada soldado amputado una "extremidad moderna" que le permitiera una reincorporación laboral.



Lo mismo sucedió en Alemania, en donde ortopedistas, ingenieros y científicos mancomunaron sus esfuerzos para inventar más de 300 nuevas clases de brazos, piernas y otras prótesis que permitieron a las personas amputadas pararse, caminar y tomar objetos sin ayuda de otra persona. Así mismo, ojos de vidrio y prótesis faciales dieron la posibilidad de una presencia digna a la hora de interactuar en público.



Muchas de estas prótesis eran literalmente una fusión del hombre con la máquina: un hombre amputado llegaba hasta su puesto de trabajo en una fábrica y enganchaba la prótesis a una determinada parte de la máquina que operaba. Durante horas trabajaba entonces como un eslabón más en la cadena cinética funcional.

Fuente: CNN

History Channel

martes, 26 de agosto de 2014

El accidente de la FAA en Panamá en 1965

La historia del avión argentino que se perdió en 1965




Desapareció luego de despegar de Panamá; Hay quienes aseguraron haber visto indígenas con prendas militares con la inscripción "Fuerza Aérea Argentina"; A 49 años, se hará una nueva incursión a una zona inexplorada. Duelo permanente, esperanzas que nunca se apagan, ilusiones contra toda lógica. Eso es lo que siguen viviendo los familiares de un avión argentino que, como el de Malaysia Airlines, se "tragó" el mar... o la tierra hace casi medio siglo y que todavía es buscado.

Es el TC-48 de la Fuerza Aérea Argentina, que el 3 de noviembre de 1965 desapareció luego de despegar de Panamá con nueve jóvenes oficiales y 59 cadetes recién graduados a bordo y que jamás fue encontrado. Hasta el caso del accidente de LAPA en 1999, fue el episodio más trágico de la aviación argentina.

"He pensado mucho en el tema del avión de Malaysia Airlines y en la angustia de esos familiares. La incertidumbre que se genera es peor a la de la muerte misma, porque no hay forma de hacer un duelo", reflexiona Cecilia, hija del piloto del avión desaparecido, capitán Esteban Viberti.

Cecilia, que en aquel momento tenía nueve años, nunca creyó en el informe oficial de la Fuerza Aérea Argentina presentado un año después de la desaparición, en el que se aseguraba categóricamente que la nave había caído al mar. Como prueba se mostraron entonces una serie de elementos pertenecientes al avión y a sus pasajeros.

Pero la realidad es que esos objetos fueron hallados en la costa, muy cerca de la desembocadura de un río costarricense, por lo que podrían haber llegado allí tanto desde el mar como desde tierra adentro.

Los familiares se apoyan también en el relato de quienes, por aquellos años, aseguraron haber visto indígenas que lucían prendas militares con la inscripción "Fuerza Aérea Argentina".

Pese a que ya han transcurrido 49 años, para los familiares la búsqueda no cesa. "En abril, se hará en Costa Rica una nueva incursión a una zona totalmente inexplorada donde confluyen muchas pistas y testimonios", comenta Cecilia Viberti, que sigue confiando en hallar los restos del DC-4 que piloteaba su padre.

Para Mercedes Carrilero, de 93 años, madre del cadete Adalberto "Manchito" Carrilero, que entonces tenía 22 años, la eterna espera de su hijo tiene ribetes dramáticos. Nunca aceptó mudarse de la casa familiar de Quilmes con la esperanza de que "si «Manchito» volviera", sabría dónde encontrarla.

Para el hermano de "Manchito", Julio Carrilero, lo más duro de una situación de este tipo "es no tener ningún tipo de información". "En el caso del avión malasio, por lo menos, el gobierno va revelando datos a medida que van surgiendo", dijo.

El brigadier (R) Gustavo Piuma Justo es uno de los pocos testigos que relata los hechos en primera persona. "Lo último que recuerdo del TC-48 es verlo desde la ventanilla de mi avión. Lo vi cómo tomaba posición en la cabecera de pista de la base Howard, de Panamá, listo para despegar."

En 1965, con 21 años, Piuma Justo era uno de los cadetes de la Promoción 31 de la Escuela de Aviación de Córdoba, que realizaba su viaje de graduados por diferentes países de América. Su suerte fue que, junto a la otra mitad de la promoción, le tocó viajar en el TC-43, que salió antes del fatídico vuelo.

"Cuando ocurrió la emergencia, nuestros aviones estaban volando en medio de una tormenta. En un momento, el director de la Escuela de Aviación, que estaba al lado mío, se levantó y fue a hablar con el piloto, quien le informó que el TC-48 estaba reportando «fuego a bordo». Ésa fue la última información que tuvimos. Después aterrizamos en El Salvador. Era una tarde despejada, y en vano nos quedábamos mirando al cielo con la esperanza de ver recortarse la silueta del DC-4."

De regreso a la Argentina, Piuma Justo tuvo la dura tarea de devolver a los padres de sus dos compañeros de pensión las pertenencias de sus hijos. "Es durísimo -recuerda-. Frente a la pregunta de: «¿Y dónde está mi hijo?», no supe qué responder."

La vida tenía preparada para Piuma Justo otros desafíos. En 1982, durante la Guerra de Malvinas, su avión Mirage fue alcanzado por un misil inglés y se eyectó. Al caer tuvo graves fracturas. Luego, un año más tarde, como oficial de las Naciones Unidas, fue destinado a la guerra del Líbano y allí sufrió una hemorragia cerebral.

Hoy, a punto de cumplir 70, Piuma Justo pide mayor comprensión hacia los familiares de los pasajeros del avión malasio y de las víctimas de este tipo de casos en general. "Están en una situación sumamente frágil. No hay que retacearles información. Saber qué pasó es una necesidad muy humana", dice.

Un misterio de casi medio siglo
Dos vuelos
En octubre de 1965 partieron de Mendoza dos aviones DC-4 con los graduados de la Promoción 31 de la Escuela de Aviación Militar, en viaje de instrucción; el destino final era EE.UU., con escala en varios países.

Fuego a bordo
Tras despegar de Panamá con 68 personas a bordo, el TC-48 reportó un incendio en la cabina; allí se produjo su última comunicación. Hasta hoy, todos los pasajeros están desaparecidos.

Informe final
Un año después, la Fuerza Aérea Argentina brindó su informe final, en el que reveló que el avión había caído al mar, aunque las pruebas no eran convincentes.

Búsqueda
Los familiares, que aún siguen con la búsqueda, sostienen que el avión cayó a tierra en Costa Rica; allí, testigos vieron a indígenas con objetos y ropa de la Fuerza Aérea Argentina.



Fuente:
Imass 21/3/2014

lunes, 25 de agosto de 2014

Un baqueano de Lavalle en 1878

FOTOS VIEJAS
Atencion Pedro Patricio Barret

Serviliano Maidana, baqueano del General Lavalle durante la campaña revolucionaria de 1839. Foto tomada en Saladillo en 1878.