lunes, 19 de mayo de 2025
domingo, 18 de mayo de 2025
Argentina: La industrialización del Gral Savio
Manuel Savio, el general que impulsó la siderurgia y soñaba que Argentina tuviera una gran industria nacional
El
31 de julio es el día de la Siderurgia en homenaje al general Manuel
Savio, el precursor de la industria del hierro y el acero en nuestro
país. Radiografía de un innovador y visionario que soñaba con un país
económicamente independiente a través de su industrialización
Por Adrián Pignatelli || Infobae

Wenceslao Gallardo junto a Angel Canderle vivían en Jujuy. Cierto día decidieron ir a cazar a la selva de Zapla, en esa espesura donde Viltipoco, el líder quechua, había encabezado una guerra de resistencia contra el conquistador español durante el siglo XVI. Ambos no imaginaron que, casi sin querer, harían historia. A Canderle, que sabía de minerales, le llamó la atención el color rojizo del suelo, y como conocedor de los minerales que era, tuvo la ocurrencia de enviar muestras a la ciudad de Buenos Aires. Los resultados fueron concluyentes: habían hallado hematita, que en estado puro contiene el 69% de hierro. El mineral fue llamado “zaplita”. Corría el año 1939 y el descubrimiento provocaría un antes y un después en la industria nacional.
Lo siguiente fue un estudio geológico de las serranías de Zapla, y el yacimiento llamaría la atención de un militar quien consideraba que el país, sin dejar su actividad agrícola-ganadera, debía industrializarse. Era Manuel Nicolás Aristóbulo Savio.
Hijo y nieto de inmigrantes genoveses, había nacido en Buenos Aires el 15 de marzo de 1892. Eligió la carrera militar. En 1930, siendo teniente coronel, convenció al general Uriburu de crear una institución que pudiera formar a ingenieros militares a fin de prepararlos para el desarrollo de una industria del armamento, que no solo abarcaba las armas y municiones, sino además la construcción de aviones. Así nació la Escuela Superior Técnica, para algunos un complemento de la Escuela Superior de Guerra. Savio fue su primer director y profesor y rápidamente la transformó en un centro de estudio de los problemas técnicos de la industria pesada. Tenía motivos: fue el primero en alertar que, ante un conflicto armado, nuestro país no contaría con el armamento suficiente.
En el Ejército, Savio encarnó la vertiente industrialista cuyo puntapié había dado el general Enrique Mosconi, emblema de YPF.
Hierro en el norte
Savio fue un caso fuera de lo común. Estaba convencido de que debían aprovecharse los yacimientos ferríferos de la Sierra de Zapla. No solo se le ocurrió, sino que se puso al hombro el ambicioso proyecto de crear una industria siderúrgica nacional, usando minerales extraídos en el país. “A cualquier precio debe explotar sus yacimientos de hierro”, sostenía por 1942.

Altos Hornos Zapla nació el 23 de enero de 1943, fue la primera planta siderúrgica argentina y en su momento una de las más grandes de América del Sur.
Pasó a depender de la Dirección General de Fabricaciones Militares, organismo que fue también inspiración de Savio, dedicado a la producción de armamentos. Savio, siendo su director y negándose a cobrar su sueldo ya que sostenía que ya cobraba el de general, apoyó la formación de empresas mixtas que produjesen metales y químicos para la fabricación de armas, que hasta entonces debían importarse. La producción de armamentos era la principal preocupación del Ejército, en vistas de los conflictos que se daban tanto en América. Entre 1932 y 1935 se había librado la guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay; la guerra chino japonesa, la remilitarización de Renania, la guerra civil española y la expansión del nazismo, aún cuando no había declarado la guerra. Más aún, cuando estalló la segunda guerra, se debieron buscar caminos para proveerse de minerales e insumos que sería difícil importar.
Entre 1943 y el año siguiente se construyó el primer horno. El 11 de octubre de 1945, con la primera colada de arrabio, se comenzaba a producir acero en Argentina, hecho que pasó casi desapercibido por lo que ocurría en la ciudad de Buenos Aires con Perón detenido en Martín García, que provocaría la movilización del 17.

El responsable de esa primera colada fue el teniente primero Enrique Lutteral, quien contó que “con mis manos aferradas a un cucharón, recogí la colada. Después me senté en el pilón de una columna y me puse a llorar como un chico”.
Savio anunció que “allá en Jujuy, en un pueblito lejano, un chorro brillante de hierro nos ilumina el camino ancho de la Argentina. ¡Que su luz no se apague nunca!”.
Este hecho produjo el crecimiento de esta industria que atrajo a profesionales y a trabajadores, aún de países limítrofes, lo que provocó un crecimiento importante en la región. Palpalá, ubicada a unos trece kilómetros de San Salvador de Jujuy, creció en paralelo a la planta. En febrero de 1951 se inauguró el segundo horno.
Un plan siderúrgico
En 1946, en los comienzos del primer gobierno peronista, Savio presentó el Plan Siderúrgico Nacional, y la constitución de la Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina (SOMISA). No las tuvo sencillas: hubo ministros en el gabinete de Perón que se oponían al proyecto, pero luego de una reunión de dos horas con el primer mandatario y el gabinete, Perón lo abrazó y le ofreció su apoyo.
El proyecto entró al Congreso el 26 de julio de ese año y Savio no se contentó con los votos de los diputados oficiales, suficientes para lograr la aprobación. Se dedicó a convencer a la oposición y asistió religiosamente a las sesiones donde una comisión especial había analizado hasta la última coma el proyecto. Primero fue aprobado en el Senado –donde todos eran oficialistas- y en diputados por unanimidad el 21 de junio de 1947, luego de una maratónica sesión que terminó a las siete de la mañana del día siguiente. Para Savio, ese plan era el camino para que el país llegase a su independencia económica.
Para levantar Somisa, había elegido un lugar conocido como Punta Argerich, sobre el río Paraná, en el partido de Ramallo, cuyo plan fue aprobado un mes antes de su fallecimiento.
Savio fue el responsable que la siderurgia fuera manejada por el Ejército. Su empuje e ideas llevaron a presidentes tan distintos como Agustín P. Justo, Roberto Ortiz, Ramón Castillo, Edelmiro Farrel y Juan Perón lo apoyasen en sus iniciativas e ideas.
Impulsó la industria minera, especialmente la extracción de cobre, hierro, plomo, estaño, manganeso, wolframio, aluminio y berilio, en distintos puntos del país, y un programa de prospección geológica en la Antártida, así como la producción de caucho natural y sintético, cuando la gran guerra dificultó la provisión de este material.
Savio aprovechó el descubrimiento de azufre en la zona de Salta para crear una sociedad mixta que en 1943 empezó a producir ácido sulfúrico, sulfuro de carbono y otros derivados.
El ímpetu de este general llevó a la creación de una docena de fábricas, como la de Pólvora y Explosivos en Villa María o la de Campana, donde se producía tolueno sintético, que significó el inicio de la industria petroquímica en nuestro país.

Vista de una grúa en la planta que llevaba el nombre del militar, en San Nicolás (Archivo General de la Nación)
En plena actividad, ya como general de división, falleció de un ataque cardíaco el 31 de julio de 1948. Tenía 56 años. Nunca sabría por qué Perón no avanzó en el plan siderúrgico.
Hubo que esperar hasta que el presidente Arturo Frondizi en 1960 impulsara la producción en San Nicolás, donde años antes el militar había fundado la Escuela 30 que hoy lleva su nombre. Muchos compañeros de armas criticaron a Perón que cuando fue presidente no hizo o no quiso hacer nada por el desarrollo de esta industria, más aún cuando Brasil hacía tiempo que estaba produciendo.
Pobre Savio, si hoy visitase el lugar donde se levantó Altos Hornos Zapla se encontraría, llegando por la ruta provincial 56, con edificios abandonados y a empresas de turismo promocionándolo como un sitio ideal para el turismo de aventura, ya que ofrece la triste paradoja de explorar un complejo minero abandonado, allí donde se habían sentado las bases de una industria nacional.
sábado, 17 de mayo de 2025
Patagonia: Criollos y aonikenks
Criollos casados con aborígenes
Esta imagen estuvo en muestro archivo décadas, provocándonos preguntas antes de entender todo lo que implica la palabra criollo. Al fin pudimos encontrar su origen.
El paleontólogo John Bell Hatcher comenta que a fines del siglo XIX en los toldos conviven mujeres tehuelches con europeos de "inclasificable procedencia", entre quienes predominan los de sangre francesa, española y portuguesa. (Nótese que obvia apuntar austro húngaros e ingleses)
Imagen de la serie de fotos del libro de Mondelo "Tehuelches danza con fotos"
En el interior dice: Europeo "aindiado" con sus hijos.
* En el interior dice: europeo "aindiado" con sus hijos.
* Mujer Tehuelche (Aonikenk) con un niño criollo en brazos
Imagen Peter Adams.
1817
Compartía: Placido Puel
Foto: Peter Adams. Albúmina sobre cartón.
Fuente: Centro de Estudios del Hombre Austral. IP UMAG. Punta Arenas, Chile.
viernes, 16 de mayo de 2025
jueves, 15 de mayo de 2025
Biografía: Mayor Horacio Fernández Cutiellos, héroe de La Tablada
Horacio Fernández Cutiellos
Tenía 37 años, era Mayor de infantería, y el primer segundo jefe de su promoción.
Horacio se había levantado a las 6 de la mañana, según cuentan los soldados. Se vistió con ropas de combate, como todas las mañanas, se puso unas alpargatas y se fue a afeitar. Los primeros tiros y los gritos desde la guardia, lo ponen en alerta. Los terroristas entran derribando el portón con un camión con el que aplastan al primer solado de guardia. Atrás venía un Renault 12 desde donde fusilan al soldado Tadeo Taddia que estaba barriendo la galería del guardia, desarmado.
Horacio se pone a tirar contra los terroristas que entran al cuartel. El estaba en el edificio de la Plana Mayor, de frente a la guardia a unos 50 metros. Se parapeta sobre una puerta pesada de hierro y, para no comprometer al soldado que tenía de ayudante, le da un cajón con municiones y lo pone a cargar cargadores. Horacio tiraba, y el soldado cargaba y se tiraban los cargadores por el suelo.
Él combate desde las 6 y cuarto de la mañana, hasta casi las nueve, nueve y media de la mañana. Luego que los terroristas tomaron la guardia, donde hicieron estragos, y se van metiendo dentro del cuartel, Horacio se queda sin blanco. Ya habían pasado las 9 de la mañana.
Entonces sale a la galería y se pone detrás de una columna, y desde ahí, con mejor ángulo comienza a tirar nuevamente contra la guardia. Pero no ve que atrás del edificio de la Plana Mayor estaba uno de los jefes terroristas escondido. Era "Farfán", un ex miembro del ERP que había estado varios años preso en los 70, y después llegó a un alto cargo político combatiendo en Nicaragua.. Ya el combate se había generalizado.
Farfán (Roberto Sánchez) escucha el fuego, lo ve, y le tira por la espalda con un fusil. El tiro le entra por el omóplato y le sale por abajo del hombro. Ese tiro no lo mata, pero lo deja fuera de combate. Fue el único tiro que pudo tirarle, porque inmediatamente lo matan los soldados de la compañía de servicio que estaban en un balcón.
Horacio queda como en shock unos minutos, se recupera, y arrastrándose logra llegar nuevamente a la puerta de entrada a su oficina. Se detiene en marco de la puerta, y en ese momento, desde la guardia le tiran durante varios minutos sin parar. Horacio no obstante logra meterse en la oficina, y cuando ya estaba un metro adentro, recibe un tiro en la unión de las clavículas, arriba del esternón, que le atraviesa la tráquea, le rompe la médula espinal y le sale a la altura del hombro izquierdo. Y cae muerto.
Horacio murió como hubiese soñado. Había ido a misa la noche anterior y había comulgado. Y murió defendiendo a su Patria, de los enemigos de siempre.
Una hora después de empezado el combate, le dijo a su jefe por teléfono: "Yo voy a morir defendiendo el cuartel, ustedes recupérenlo". Y así fue.
Nadie recuerda que La Tablada, fue un intento de golpe del Movimiento Todos por la Patria, un rejunte de gente del ERP y Montoneros para voltear al gobierno de Alfonsín. Para tomar el poder. Se intenta contar lo de La Tablada como un hecho terrorista aislado, y eso es totalmente falso. Uno se siente discriminado más que con miedo, porque los héroes en este país terminan siendo siempre los terroristas, y no quienes los combatieron.
De hecho, la causa de La Tablada se vuelve a abrir, pero para enjuiciar a los militares que combatieron a los terroristas, que están todos indultados.
A pesar de que Horacio murió defendiendo al gobierno de Alfonsín…
A Horacio lo mataron en 1989, estaba terminando el gobierno de Alfonsín. Gorriarán y su grupo terrorista, intentó que Alfonsín cayera, y él dio la vida para que eso no ocurra.
miércoles, 14 de mayo de 2025
martes, 13 de mayo de 2025
Invasiones Inglesas: Batallón Buenos Ayres del Ejército de Galicia
La primera invasión inglesa a la ciudad de Buenos Aires en 1806 encontró muy poca oposición; las defensas porteñas fueron sobrepasadas rápidamente y apenas tres días después del desembarco, las tropas británicas hacían flamear su bandera triunfalmente. Dos meses más tarde, los criollos al mando de Santiago de Liñiers avanzaron hacia el viejo parque de artillería y derrotaron al destacamento rival. Desde allí siguieron combatiendo hacia la Plaza Mayor, de donde expulsan a los ingleses y logran recuperar el control de la ciudad.
Luego de la Reconquista, el Virreinato del Río de la Plata volvió a enviar tropas a la Banda Oriental del Uruguay para fortalecer las defensas en caso de otro ataque inglés, que sucedió rápidamente.
A principios de 1807, iniciando la Segunda Invasión, pero esta vez con mayor armamento, los británicos bombardearon Montevideo varios días y tomaron la ciudad. Los oficiales de mayor rango fueron capturados y ante la negativa a ser intercambiados por presos ingleses, los enviaron a Londres para ser encarcelados.
La guerra continuó en tierras argentinas, pero la resistencia del pueblo local hacia una nueva invasión y las milicias mejor organizadas lograron vencer al enemigo invasor. En este contexto es donde sobresale la actuación de la tropa del “Tercio de Gallegos”, un grupo de soldados voluntarios nacidos en Galicia que ejecutó las acciones más gloriosas de la batalla, como lo explica Manuel Mera en su excelente artículo “Galegos na defensa de Bos Aires”.
Tras la rendición definitiva del general Whitelocke ambos bandos acuerdan devolverse recíprocamente a sus prisioneros. Luego de varios meses en prisión, los oficiales rioplatenses capturados en Montevideo recuperaron su libertad. Pero en vez de devolverlos al sitio donde los secuestraron, fueron conducidos en buques desde Plymouth a diversos puertos de la península ibérica: Así comenzaba a gestarse un sorprendente “intercambio de favores”.
Las tropas liberadas habían quedado dispersas en distintas zonas del norte de España, principalmente en Galicia y Asturias. No tenían ni ropa; así consta en un comunicado firmado en Oviedo el 4 de febrero de 1808 que reza “Debido a la falta de fondos para adquirir vestuarios, se ha visto en la necesidad de tomar 18 camisas de los despojos que aún quedaban del Regimiento de Nobles, ya que es voluntad del Rey que se vistan estos soldados”.
Mientras esperaban el regreso a su patria, con mucho esfuerzo lograron reunirse todos en La Coruña, cuando el 2 de mayo de 1808 el pueblo se levanta contra Napoleón. Las provincias comienzan a gobernar en nombre del Rey y forman unidades militares propias para la Guerra de la Independencia. Es entonces cuando la Junta Gubernativa de Galicia crea el “Ejército de Galicia” y convoca a las tropas liberadas, ya que en ese momento hubiera sido imposible transportar un regimiento desde América debido al mencionado bloqueo.
Los casi mil soldados veteranos provenientes de nueve unidades del Virreinato del Río de la Plata que habían sido tomados prisioneros por el ejército británico durante la conquista de Montevideo, se unieron a la infantería del Ejército de Galicia recibiendo el nombre de “Batallón de Buenos Aires”. Si bien en el grupo había integrantes de Uruguay y Paraguay, el nombre del batallón abrazaba el recuerdo de la tierra de donde provenían la gran mayoría de ellos.
También llamados “Colorados de Buenos Aires”, por utilizar uniformes ingleses de guerras anteriores (tomados en 1782 al capturar una fragata que llevaba vestimenta para tres regimientos en Gibraltar), se incorporaron bajo las órdenes del General Blake, destacándose por su experiencia en momentos en que España tenía disponible muy pocos soldados, ya que la mayor parte del ejército formal permaneció en el exterior durante las guerras napoleónicas.
Los integrantes del Batallón Buenos Aires además fueron elegidos para formar diversas unidades de combate, principalmente en el Escuadrón de Dragones del General y el Regimiento de Infantería de Mondoñedo. También fueron incorporados al célebre Regimiento “El Inmemorial del Rey”: Desde el 8 de junio de 1808 hasta 1811, se enfrentaron a los ejércitos napoleónicos en más de una docena de batallas por todo el noroeste español.
En el asedio de Astorga se da una de las grandes paradojas de esta historia: Los integrantes del Batallón de Buenos Aires, que habían sido prisioneros de los ingleses, fueron los encargados de defender la retirada de sus ex captores, que enfermos y agotados huyeron a Inglaterra desde el puerto de La Coruña. Una de las tantas acciones heroicas que los llevó a recibir media docena de distinciones, entre ellas la de “Beneméritos de la Patria”.
Luego de muchas bajas e incorporados en otros regimientos, varios miembros del Batallón aún permanecían a fines de 1810 formando parte del Ejército de Galicia, asentados en las bases de Puebla de Trives, La Coruña y Ferrol, que incluyó una nueva campaña hacia las costas cantábricas. Un año después, por los procesos de independencia de las colonias, España desmovilizó el Batallón Buenos Aires definitivamente, siendo la primera y única tropa española de América que luchó en suelo europeo.
Poco más de 20 soldados lograron volver al Río de la Plata, donde varios de ellos volvieron a destacarse. A Argentina regresaron, entre los más reconocidos, José Rondeau y Antonio Balcarce, que llegaron a ocupar los máximos cargos nacionales; ambos fueron elegidos Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata con un año de diferencia. Y a Paraguay retornó Fulgencio Yegros, quien fue el primer presidente de su país.
Hombres de Argentina, Uruguay y Paraguay, unidos para enfrentar a un invasor pirata colonialista. (como lo fueron durante toda su historia).
lunes, 12 de mayo de 2025
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